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Caminando hacía la práctica.

Por: Gildardo H. Garcés.

Y es que como dicen por ahí, la practica hace al maestro, así como todo

estudiante de la licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Matemáticas, a partir

de mi sexto-séptimo semestre, empiezo el corrido, o más el camino de conocer el campo

de acción, donde me desenvolveré como docente. En un principio el camino se tornó

complicado , ya que, no encontraba una institución educativa para realizar mi proceso

de practica pedagógica, las instituciones que me quedaban cerca ya tenían practicantes,

entonces me tocó girar la mirada a otras posibilidades y fue allí donde por cosas de la

vida m encontré a la institución educativa San Luis Gonzaga, un colegio de carácter

oficial que se encuentra ubicado en el municipio de Copacabana Antioquia, más

exactamente a 17,5 kilómetros de mi zona de residencia, me doy cuenta que el camino

de la práctica pedagógica no solo iba hacer complicado en cuanto a lo que ella misma

demandaba sino que exigiría un gran desplazamiento y quizá un cansancio en el viaje

que debía recorrer, y es que para poder llegar desde mi casa al centro practica debía

tomar tres transportes (Metro-plus, metro, buses de Copacabana).

El observador.

Una vez ya ubicado en la institución educativa, comienzo mi papel de

observador, es decir, de conocer el contexto, las practicas que en la institución se vivían,

y por otro lado, la manera en como el docente (mi primer docente cooperador)

direccionaba sus clases. Comienzo identificando que la población que allí asistía eran

estudiantes de un nivel socioeconómico de estrato 1,2, donde la humildad era la

característica principal que sobresalía de cada uno de ellos, eran estudiantes (o son) que

agradecían de una manera muy particular las acciones que se les brindaban en la
institución. Digo muy particular y me atrevo hacer la comparación ya que, antes de

realizar mis practicas pedagógicas me encontraba trabajando como docente de una

institución educativa ubicada en laureles, la cual era totalmente opuesta a mi centro de

práctica, allí los estudiantes de estrato 5, 6 solo pensaban en terminar la jornada escolar

para ir a manejar sus ostentosos automóviles, mientras que los chicos de mi practica no

veían la hora de que tocaran el timbre para dirigirse al restaurante escolar, salían con

alegría y una sonrisa en la cara que creo era imposible, que los estudiantes de laureles

con sus automóviles pudieran conseguir, acá en este punto es donde reconozco la

pluralidad de contextos con los que puede encontrar en esta bella profesión.

En cuanto a las practicas que el docente cooperador llevaba en el aula, en

principio compartía su metodología ya que, maneja un autoritarismo donde no había

lugar a la duda, al dialogo, creí en ese momento que era la mejor alternativa para que los

estudiantes estuvieran disciplinados y pudieran “recibir” el conocimiento que el docente

les deposita. Pero mi interior me decía que quizá habían alternativas diferentes para

poder llevar al aula ciertos contenidos matemáticos, y es que es muy curioso tener esa

sensación de afinidad con la metodología del docente, cuando lo que pretendía en mi

trabajo era que los estudiantes pudieran construir su propio conocimiento, a través de la

exploración, donde el error era parte fundamental del proceso de aprendizaje.

El practicante.

Creo que uno de los miedos más grandes que tenemos nosotros los docentes es

enfrentarnos con las realidades que se viven a diario en las instituciones educativas, y es

que aunque uno sea, grande, bajito, peli-negro, como sea, va sentir miedo ese primer día

donde se enfrenta, en el mejor de los casos con 40 estudiantes apilados uno tras otro,

esperar ando que el nuevo docente diga algo. Quizá en este primer día el susto o el

miedo no fue tan grande ya que, lo había enfrentado en la institución educativa donde
trabajaba, llegué entonces con un carácter que hacía que los estudiantes sintieran miedo,

y es que venía muy prevenido a que nada se me saliera de las manos, a que la

metodología que implementaba mi anterior docente cooperador siguiera en marcha.

Aclaro que en esta práctica, se me asigna un nuevo cooperador por dificultades que se

tuvieron.

Me doy cuenta, con el paso de las clases que la metodología que llevo al aula ,

no me está sirviendo para que los estudiante aprendan o medio aprendan un concepto

sino que lo que hace es que la clase sea una de esas donde nadie se para, nadie ríe, nadie

comparte, es decir, una clase muerta, a partir de las miradas tan dicientes de mis

estudiantes opto (en la mitad de esta práctica) por replantear lo que estoy haciendo y

comienzo a darles un papel más protagonista en este camino que estamos recorriendo, a

partir de esto los estudiantes no solo se sentían a gusto en las clases sino que tuvieron un

mejor desempeño académico, lo cual me permitió comprender, que las prácticas

autoritarias no se pueden implementar si lo que se quiere es un ambiente de clases

donde todos se sientan cómodos.

Considero que es pertinente hacer un paréntesis en este punto , ya que en este

camino que seguí hacia mi práctica, me acompañaron tres docentes cooperadores, el

primero como ya les había mencionado con unas prácticas autoritarias en la clase, que

quisieron ser impuestas en mí, y la objeción a estas hicieron que se me cambiara de

cooperador, en esta segunda practica comienzo con un docente cooperador diferente al

anterior, en todos los sentidos, era una persona más sociable con una mirada diferente a

lo que es enseñar, pero no sé que pasó en el camino que estábamos recorriendo, pues

este nuevo compañero se apartó y tomo otro rumbo(los trasladaron) así en la tercera

práctica, se me asigna otro viajero que terminaría conmigo mi proceso de práctica.


El viajero experto.

Sin duda alguna, en los últimos trayectos para terminar el camino de la practica

pedagógica, ya me considero un trotamundos experto, ya que ese miedo que se traía de

perderme en el camino, de que tantos males aparecieran en él, se habían borrado de mi

mente, ya solo pensaba en llegar al aula, y no solo enseñar algún concepto matemático o

implementar las actividades que previamente había diseñado, sino que pensaba también

en mis estudiantes, en sacarles una sonrisa, en permitirles un espacio de reflexión, un

espacio que no solo me enriqueció como docente sino que brindó la posibilidad de que

los estudiantes conocieran a un viajero que emprendió un camino desconocido todos los

problemas, y factores que se ven implicados en la profesión de ser docente.

Lo que aporto la práctica a mi vida profesional.

Sin lugar a dudas el proceso de práctica me permitió conocer cuál es el contexto

en el que actualmente vive la educación, en particular la educación matemática en las

diferentes instituciones educativas.

A partir de todas las situaciones vividas en el camino que emprendí hacia mi

práctica evidencié que las clases de matemáticas se caracterizaban por la trasmisión de

forma unidireccional del conocimiento por parte del profesor hacia el estudiante,

generando esto que los estudiantes tengan un rol pasivo en los procesos de formación;

con esto resolvían mecánicamente las operaciones básicas, sin dejar evidencia de haber

realizado el ejercicio de organización, análisis e interpretación de la información

presente en el planteamiento y resolución de una situación problema. Además que no se

veía el salón de clases como un espacio de socialización, donde compartición de ideas y

de argumentos, un espacio donde se generara el debate y el dialogo. Por lo anterior fue

que comencé a entender que es necesario llevar en el maletín del viajero diferentes
metodologías de enseñanza aprendizaje que transformen las 4 paredes donde se imparte

un “conocimiento”, aunque debería decir mejor, un lugar donde se posibilite la

construcción del mismo. Así, empaqué conmigo, una secuencia de actividades que se

diseñó a través de la metodología del Aprendizaje Basado en Problemas la cual centro

su atención en la construcción del conocimiento, utilizando, la formulación adecuada de

problemas y el trabajo en equipo, permitiendo que el estudiante desarrollara un

pensamiento crítico, la capacidad para resolver problemas del mundo real, proponer

soluciones y analizar situaciones de manera cooperativo para llegar a un aprendizaje

significativo.

Los resultados que obtuve con la implementación de la secuencia de

actividades fueron maravillosos, ya que se logró mejorar el desarrollo de habilidades en

los estudiantes en cuanto la resolución de problemas, procesos de investigación, lectura

y evaluación de información estadística, entre otros. Además de que, se generaron

diferentes debates, espacios de socialización y compartimiento de ideas que enriquecían

la formación de cada uno de ellos.

Es así como termina una excelente experiencia como profesor, feliz con los

resultados obtenidos y con muchas ganas de seguir aprendiendo y orgulloso de mi

profesión.

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