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Los Almogávares

¡Desperta Ferras! (¡Despierta el Hierro!)

- Grito de batalla de los almogávares

Antecedentes generales
Los almogávares son un tipo especial de unidad mercenaria de Iberia, empleada en gran número en la
facción cristiana durante la Reconquista y posteriormente. Reconocidos por su intrépida ferocidad, son
hombres tanto de la frontera como soldados, y no están atados a ninguna tierra ni señor. Vagan en
busca de aventuras, vendiendo sus servicios como mercenarios o participando en sus propias redadas en
territorio musulmán. Son a menudo empleados por ciudades, nobles, clero o reyes.

Los almogávares se originaron en el Pirineo aragonés como bandas de pastores que resistían la incursión
musulmana. Prosperando como asaltantes y milicia pagada, la cultura almogávar se extendió
rápidamente en toda Iberia. Su estilo de vida despreocupado es atractivo para los marginados por la
sociedad y sus filas están abiertas a todos, incluidos los aragoneses, catalanes, castellanos. Incluso
aceptan vascos, mozárabes (cristianos arabizados), mudéjares (moros cristianizados) y esclavos
fugitivos de tierras musulmanas. Todo lo que requieren es sumisión a su código.

Almogávar proviene del árabe al-mogàuar, que significa "asaltante" o "Devastador". Aunque se trata de
una descripción fiel, también son conocidos por la caridad y la generosidad. Por ejemplo, después de
asaltar una rica propiedad musulmana, pueden dar una parte del botín a los pobres. A pesar de su
apariencia tosca, los almogávares viven según un código de honor y disciplina militar. Si son bien
tratados y respetados, son leales y obedientes. Pero si sufren abuso o maltrato (o no se les paga), se sabe
que buscan venganza o simplemente toman lo que se les debe por la fuerza.

Una banda típica de Almogávares consiste en alrededor de una docena de hombres, guiados por un
Adalil (sargento) y dirigido por un Almogaten (capitán). Los líderes son elegidos de las filas según sus
méritos. La familiaridad y la lealtad personal crean un vínculo estrecho y cohesivo.

Los almogávares son una forma de infantería de élite, considerada igual o mejor que la caballería ligera
mora, y son empleados en escaramuzas o asaltos completos. Prefieren las armaduras ligeras, por lo
general usan pieles de oveja y sandalias de cuero duro con un casco. Su arma principal es la Azcona,
una lanza corta y ligera que se puede usar como lanza o jabalina, y llevan una espada corta para los
combates cuerpo a cuerpo. Los Almogávares prefieren la movilidad y la marcha ligera con pocos
suministros, aprovisionándose buscando comida y realizando asaltos. Esto les permite hacer incursiones
en el territorio enemigo a mayor velocidad y a una mayor distancia que la caballería. Los líderes a veces
montan a caballo, pero prefieren pelear a pie.

En combate, los Almogávares utilizan tácticas innovadores y no convencionales. Contra la caballería,


lanzan sus lanzas a los caballos del enemigo, y una vez sin caballo, los jinetes son presa fácil para esta
experta infantería. En la rara ocasión que un almogávar pelea a caballo, apuntalan su lanza en el
estribo, con el objetivo de golpear la montura del enemigo. Explotan la ventaja del terreno al máximo,
incluso preparando el campo de batalla mojando el suelo o esparciendo piedras afiladas. El sigilo y la
sorpresa son otras de sus tácticas favoritas, y a menudo atacan por la noche o preparar emboscadas.
También se sabe que los almogávares emplean el miedo y la sorpresa para asustar a un enemigo y
debilitar su moral. Frente a un enemigo antes de la batalla, golpean sus armas contra las rocas para
crear chispas mientras aúllan un cántico para "Despertar al Hierro".

Desperta Ferro
¡Desperta ferro, la espada junto al labio!
¡Desperta ferro, la espada cara al sol!
Soy almogávar y soy doncel de España,
es mí camino la senda del honor.

Como el acero se forja nuestra estirpe


fuego en el alma y sol en el Mirar,
va mantenida mi idea con coraje,
marca mi paso mi afán de caminar.

¡Desperta ferro!, se oye en mi campamento


¡Desperta ferro!, es mi grito y señal.
Soy almogávar, me gusta lo difícil,
mi senda pasa siempre por la Polar.

Nuestras escuadras salidas con la aurora


alzan sus brazos tendidos hacía el sol.
¡Desperta España, de tres siglos de muerte!
¡Desperta España, a flor de mi canción!

¡Desperta ferro!, la espada junto al labio.


¡Desperta forro!, la espada cara al sol.
Soy almogávar, y soy doncel de España,
es mi camino la senda del honor.

Soy almogávar y soy doncel de España,


es mi camino la senda del honor.

La Compañía Negra
La compañía negra es un comando variopinto que mantiene sus contratos entre las tierras de Toledo y
los Pirineos. Aunque antaño estuvo formado por veteranos, actualmente solo Aníbal y el Sanguijuela
se pueden considerar como tal. La continuidad de la compañía ha sido mantenida a lo largo del tiempo
gracias a ellos dos y a una política de incorporar a “extraños talentos” que únicamente Aníbal parece
identificar o incluso entender.
Otras compañías ven a la Compañía Negra como una pequeña colección de esperpentos y rara vez se
mezclan con ellos. Aníbal prefiere los contratos más locales a jugársela con la nobleza o la Iglesia en
grandes campañas, aunque en algunas ocasiones les ha “hecho ciertos arreglos”. Lo cierto es que pese a
sus rarezas la compañía se mantiene más o menos unida gracias a los lazos concretos entre sus miembros
y probablemente a que todos son conscientes de algo, nadie más daría nada por ellos.
Es una unidad joven que acepta encargos que otros no cogerían, así que por ahora la compañía sigue
engrasando su maquinaria y currando para otros, sean cuales sean las circunstancias.
Aníbal
Aníbal es un hombre alto, curtido en fibra y confiado que siempre se ha visto a sí mismo como el
responsable de la unidad. Lo cierto es que si termina liderando al grupo es únicamente porque es franco,
directo con la acción y probablemente el único que quiera ese papel después de ir juntándolos a unos y
a otros llevándolos de allá para acá. Nadie sabe que ve Aníbal en cada uno de los miembros de la
Compañía, pero los defiende a todos por igual y si alguno de la banda tuviese problemas, probablemente
Aníbal sería el primero en trazar algún plan para salvar la situación. Aníbal no es especialmente
inteligente, ni listo, ni tiene una gran presencia, pero es un líder que sabe decir lo que toca cuando toca
y probablemente en la batalla con eso basta.

Joan, el “Sanguijuela”
Joan es quizás el miembro más favorecido de la unidad. Si un miembro no les debe ya su vida a sus
ágiles dedos, sabe que bien podría hacerlo en un futuro cercano. Aun así, Joan no está muy convencido
de su valía. La parte más humana de su oficio no es su fuerte y a menudo se pone en lo peor cuando
toca administrar un tratamiento de primeros auxilios. Y aunque sabe combatir, en alguna ocasión se ha
quedado paralizado en batalla, con lo que sus compañeros han tenido que sacarle las castañas del fuego.
Así que Joan cree que muchos en el grupo no terminan de fiarse de que les pueda cubrir si la situación
lo requiere. Esto hace que Joan tenga un humor de perros o se muestre deprimido, o ambas cosas a partes
iguales.

David, la “Avispa”
David es el primer miembro de la banda que reclutó Aníbal. Es aterrador tanto en su apariencia como
en su determinación. Sufre muchas dificultades de comunicación ya que es mudéjar (es un moro que
vive en tierras cristianas), sólo habla árabe y además tiene una cicatriz horrenda que le marca la cara
de lado a lado y provoca que los que se le crucen lo rechacen rápidamente. Todo esto tiene como
consecuencia que no lo aprecien ni en tierras cristianas ni en tierras árabes. Por suerte a los almogávares
solo les preocupa su destreza y en esto David es todavía más aterrador. Su obsesión por su destreza con
la azcona raya la locura, así que entre unas y otras parece que pasa más tiempo hablándole en árabe a
su arma que a cualquier ser vivo. Nadie sabe por qué David dejó su tierra natal allá por Antequera y
David no suele responder a quien se lo pregunte.

André, el “Fénix”
Con una sonrisa irresistible y algunos cuentos de batallas en tierras lejanas, André se gana siempre el
corazón de las muchachas. Como suele relatar sus padres no solían apreciar sus actitudes y André
siempre quería pasar a la siguiente experiencia, así que dejó su casa muy joven y se hizo al camino.
André es un culo de mal asiento y siempre busca hacer algo más cuando todavía no ha terminado lo que
tiene entre manos. Así que a lo largo de los años ha sido carretero, aprendiz de herrero, mesero, trovador,
monaguillo y decenas más de ocupaciones por aquí y por allá. Lo único constante es su inconstancia.
Su verborrea, su capacidad de adaptarse y sus veloces pies lo han salvado más de una vez. Pero en más
de una ocasión no ha podido evitar los problemas por sí mismo y así terminó en la compañía. Eso no ha
evitado que en más de una ocasión haya intentado dejarlos tirados. Momentos en los que el resto le han
tenido que “rescatar” y recordarle a quien le debe qué.
Alonso Aznar
Los problemas siempre parecen encontrar en su camino a Alonso. Siempre que la banda tiene problemas,
Alonso parece ser el centro de la polémica. Los demás lo toleran por el código almogávar y porque es
eficaz en la táctica de batalla, aunque en ocasiones desdeñan su presencia debido a su condescendencia
y lo pedante que es. Alonso ambiciona recuperar su posición social algún día, técnicamente es caballero
armado como muchas veces se le llena la boca de recordar, aunque nadie de la Compañía conoce
realmente si pertenece a alguna de las grandes familias o si lo más seguro se trata de un caballero
errante. Sea lo que sea, Alonso se cuida mucho de ir pregonando sus orígenes en presencia de otros de
que puedan tener esa categoría. Nunca ha trascendido la razón de su caída en desgracia, pero está claro
que no quiere que se conozca ni llamar la atención de sus “iguales”. Teniendo en cuenta su propensión
a los problemas recuperar su posición social parece una tarea muy distante.

Lorenzo
Cuando el reino de Aragón envió tropas para ayudar a su vecino del norte durante la Cruzada
Albigense, el padre de Lorenzo era parte de la leva campesina, poco más que idealista pueblerino
buscando un destino mejor para sí y los suyos. Fue carne de vanguardia, muriendo en las primeras
escaramuzas, sin apenas sacar estrenar su arma y enterrado sin pena, ni gloria. Lorenzo culpa, quizás
erróneamente, al Conde de Toulouse por la muerte de su padre, pero sobre todo al sistema que rige el
mundo que conoce. Lorenzo suele rechazar de plano cualquier trabajo a favor de la nobleza y tendrá
grandes dificultades para acatar órdenes de alguien con autoridad de este tipo, eso sí directamente no
entra en un estado de furia ciega sin mediar palabra si algún “noble de mierda” lo mira de forma poco
adecuada. Si alguna vez la banda se viese en problemas contra alguno de sus empleadores,
probablemente Lorenzo encabezase la revuelta.

Joan, el “Brazos”
Dotado con unos enormes brazos, Joan se ganó el apodo de "el Brazos" desde bien joven. Es un hombre
agradable y jovial, pero está constantemente obsesionado con poner a prueba su propia fuerza, aunque
esto pueda suponer problemas a su unidad. El problema principal de Joan es que esto suele suponer
buscar una buena pelea allá donde pose su mirada sobre un “rival digno”, momento en el que para Joan
no existe más mundo que tumbarlo. Ni que decir tiene que es incapaz de rechazar un reto, siempre se
pone a la vanguardia de la unidad y si algún compañero está en riesgo se tira al peligro para sacarlo de
problemas.

Basilio, el “Principito”
A lo largo de su infancia, la madre y las tías de Basilio lo llamaban " Principito." De alguna manera en
su mente medro la fantasía hasta que actualmente cree que es el hijo perdido del rey y que su padre
vendrá a reclamarle algún día. Hasta entonces, hace todo lo posible por aprender las artes necesarias
para gobernar bajo la apariencia de un simple mercenario y ser merecedor de su posición. Es justo y
humilde por naturaleza y se rige siempre por el código de caballería, aunque no lo sea. Por desgracia,
las pocas veces que ha tratado de acercarse a la nobleza, han quedado patentes sus humildes orígenes.
Aunque a veces su actitud canse y les meta en fregados de donde no vayan a sacar nada en limpio, el
resto de la unidad casi al completo le tienen en estima. Se podría decir que es la brújula moral de la
unidad, aunque nadie le haya pedido esa labor.

Xisca, la “Fiera”
Xisca es de pocas, si no la única mujer que se puede encontrar uno en las compañías libres de los reinos
cristianos. Eso de por sí ya sería raro si no fuese por sus orígenes. La Compañía cree que Xisca se ha
criado sola en los montes de Aragón, o al menos durante gran parte de su vida. Es inusualmente esquiva
y pasa la mayor parte de su tiempo con animales en lugar de personas. Los encuentra más pacíficos,
relajantes y predecibles. La excepción es Fénix, con el que suele tener “más que decir”, lo cual no es
mucho porque las capacidades de conversación de Xisca son más bien básicas, comete muchos errores y
es capaz de hablar de muy pocos temas, aunque tampoco es que tenga grandes intereses. Xisca es salvaje
y una incondicional de la batalla, por lo que es una adición bienvenida a la banda.

Jaume, el “Risitas”
Jaume es un hombre sencillo, agradable y despreocupado. Nunca se queja sobre su suerte y siempre
encuentra una forma agradable para pasar el tiempo. Su risa es contagiosa y a menudo deja al grupo
riendo sin saber particularmente por qué. Si bien, es cierto, que depender de Juame es arriesgado ya que
no es capaz de desenvolverse completamente por sí mismo. Además, en ciertas ocasiones la euforia
desborda a Jaume y su comportamiento llega a ser completamente opuesto a lo que la situación requiere,
metiendo en problemas a todo el grupo e inquietando a los que se encuentran a su alrededor. Aún así,
lo cierto es que Jaume desprenden un aura extraña Siempre parece más de lo que se ve y tiene cierto
instinto para la gente.

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