Teoría de La Argumentación Jurídica MODU 3 LEC 2 TEORIA DE LA ARGUMENTACION JURIDICA PDF

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Teoría de la argumentación jurídica

Teoría de la argumentación jurídica

Referencias
LECCIÓN 1 de 2

Teoría de la argumentación jurídica

Derecho y argumentación

Como ya vimos en el módulo anterior, encontramos tres contextos de argumentación: el de la producción de normas, el de la aplicación de las mismas y el de la dogmática
jurídica.

Es notable que la mayoría de las teorías esbozadas al respecto no han focalizado su interés en el primero de ellos, quizá por considerarlo más de índole político que jurídico. Sí
se concentraron en el segundo, que lleva adelante la resolución de los casos jurídicos. Con respecto al tercero podemos decir que juega un papel muy importante, ya que su
actividad principal consiste en producir argumentos para la resolución de casos individuales o genéricos, reales o ficticios.

Argumentar configura la actividad central de los juristas, muchas veces ha sido visualizada como modelo, ante ello Toulmin expuso que “la lógica entera debía considerarse
como jurisprudencia generalizada” (Toulmin, 1958: 7).

¿Qué significa argumentar?

Como ya estudiamos, un argumento es un encadenamiento de proposiciones, ubicadas de tal forma que de unas de ellas (premisas) se sigue la otra que configura la conclusión.
Si observamos la sentencia del Tribunal la podríamos ubicar en forma silogística o deductiva:

Otra forma:
Las premisas son razones que sirven de justificación a la conclusión. Un argumento no conforma sólo una cadena de proposiciones sino más bien una acción que efectuamos a
través del lenguaje. Ya estudiamos que el mismo tenía diferentes usos, el de tipo argumentativo significa que las emisiones lingüísticas no consiguen sus propósitos
directamente dado que además debemos producir razones adicionales; a favor de lo que decimos, mostrar cuáles son importantes, y por qué, desechar otras que llevarían a una
conclusión diferente. No es una tarea para nada fácil como se infiere.

Todo esto nos hace pensar y realizarnos muchos interrogantes como plantea Atienza: ¿es posible que un rol tan complejo se resuelva simplemente con un silogismo? Sumado a
si ¿es el método de la lógica el que debe seguir el jurista para resolver los problemas que le atañen a su orbita?

Lógica formal y argumentación

Si realizáramos un sondeo al respecto de los interrogantes, tal vez la mayoría respondería negativamente a ellos. Existen distintos posicionamientos referidos al silogismo
judicial (también analizado en el módulo anterior) hay quienes creen que la decisión del juez no esta basada en la lógica sino más bien en sus impulsos, a la vez determinados
por una serie de factores políticos-económicos-sociales, etc. Otros sitúan el eje en la tópica y no en la lógica, aquella es una técnica para inventar premisas y no para mostrar
cuando es justificado el paso de las premisas a la conclusión.

Estas consideraciones terminan siendo erradas porque se pretende contraponer la lógica y la argumentación jurídica. Sin distinguir, por un lado lo que significa explicar y

justificar, y por otro lo que se denomina justificación interna y externa1.

[1] Temática expuesta también en el módulo 2.

Sin extendernos demasiado podemos decir que la lógica deductiva es suficiente para justificar casos rutinarios, pero en los difíciles (de los que particularmente se ocupa la
teoría de la argumentación jurídica) en ellos el establecimiento de alguna de las premisas resulta una cuestión problemática. Es útil presentar argumentos adicionales a favor de
las premisas, para mostrar su carácter más o menos fundado, aquí actúa la justificación externa.

Cómo se argumenta frente a un caso difícil

Para lograr esto es importante tener en cuenta:

Identificar cuál es el problema a resolver; existen cuatro tipos de problemas jurídicos:


1 Problemas de relevancia: cuando se duda acerca de cuál es la norma aplicable a cada caso.

2 Problemas de interpretación: si el interrogante es cómo se entenderá la norma aplicable al caso. Por ej. que significa el derecho a la vida.

3 Problemas de prueba: se duda acerca de si un determinado hecho tuvo lugar. Ej.: si fue voluntaria o no la decisión de los presos al declarar la huelga de
hambre.

4 Problemas de calificación: cuando no es certero si un hecho cae o no bajo el campo de aplicación de determinado concepto contenido en la norma. Ej.: si
la alimentación forzada puede calificarse como trato inhumano degradante.

Luego que determinamos la clase de problema que tenemos deberemos, por ej. si se trata de uno de interpretación, ver si éste surge por una insuficiencia de información (la
norma aplicable no cubre el caso discutido) o por un exceso de la misma (la norma es pasible de entenderse de varias maneras incompatibles entre sí).

Seguidamente necesitaremos construir una hipótesis para solucionarlo, a través de nuevas premisas. Luego habrá que justificarlas buscando argumentos en favor de la
interpretación. Por último deberemos pasar de las premisas a la conclusión, es decir justificar internamente la misma.

¿Puede equivocarse el Tribunal Constitucional?

La Teoría de la Argumentación Jurídica cumple una función de reconstrucción racional, ya que brinda un entramado conceptual para que analicemos los procesos de
argumentación y de justificación de decisiones. No tiene sólo un fin analítico-descriptivo, sino también prescriptivo, porque muestra también cómo deben argumentar los
juristas, cuando un argumento es correcto y cuando no, etc.

Cabe diferenciar que mientras en ciencias como la Filosofía por ej. las discusiones pueden extenderse indefinidamente, en el Derecho está limitada ya que existen instituciones
que le adjudican un final a la discusión, como la labor de los órganos de última instancia.

Esto se asienta en la base que dichas instituciones buscan resolver los conflictos, su objetivo no es de tipo cognoscitivo sino más bien práctico, lo cual no significa que la
decisión sea infalible ni correcta. A propósito de ello, señala el teórico estudiado, que con respecto a la huelga de los GRAPO, la decisión fue definitiva pero equivocada; no
quiere decir que el tribunal cometió un error de tipo lógico, porque si se aceptan las premisas de las que el parte su decisión estará justificada. Lo que sucede es que las premisas
no parecen estar bien fundamentadas, falla la justificación externa.

Como ya vimos, la justificación que emitió este órgano fue:

Con respecto a 1) esta visión no tiene en cuenta que entre una libertad negativa y un derecho-deber (es aquel cuyo ejercicio es obligatorio como la educación) existen clases
intermedias en la que se podrían incluir al derecho a la vida.
En cuanto a 2) si el ejercicio de un derecho implica un freno a alguna política pública, esto no puede ser una razón para limitar tal facultad, además habría que limitar también la
libertad de expresión, de manifestación, etc.

El último de los postulados cae, al considerar que las personas privadas de la libertad tienen los mismos derechos que alguien libre, siempre que éstos sean compatibles con el
cumplimiento de la pena.

¿Existe siempre una respuesta correcta? Los límites de la racionalidad práctica

Con todo lo que hemos revisado, podemos observar que ante un mismo problema tenemos más de una respuesta que busca ser la adecuada. Si apelamos a la comunidad jurídica
la misma se encuentra dividida, es decir que no podemos estar seguros de la opinión de la mayoría se haya configurado de manera plenamente racional. Y es probable que
necesitemos apelar a alguna instancia ideal como la comunidad ideal de diálogo de Habermas.

Entonces, como dice Atienza:

“La respuesta correcta sería aquella a la que llegaría un ser racional o el conjunto de todos los seres racionales, o los seres humanos si respetasen las reglas del discurso
racional” (Atienza: 2000,136).

Si quisiéramos indagar acerca de que es la racionalidad práctica en la toma de decisiones jurídicas es necesario que nos acotemos a los siguientes principios:

Principio de universalidad o justicia formal: que establece que los casos iguales deben tratarse de la misma manera.

Principio de consistencia: las decisiones deben basarse en premisas que no se contradigan con las normas vigentes.

Principio de coherencia: las normas deben subsumirse bajo principios generales aceptables que configuren una forma de vida satisfactoria.

Estos requisitos ponen límites al momento de la toma de decisión pero son insuficientes ya que su cumplimiento no determina una única respuesta. La razón práctica no puede
llevar a cabo juicios absolutos sobre fines últimos; solo juicios con pretensión de validez objetiva, en cambio, en la racionalidad ética la dimensión crítica predomina sobre la
constructiva.

Concluyendo, si la razón no nos puede asesorar en cuanto a que decisión tomar en un caso difícil, necesitaremos contar con alguna otra herramienta. Aquí entran en juego las
emociones, otras cualidades que podríamos enumerar:

Buen juicio

Perspicacia

Perspicacia

Sentido de justicia

Humanidad

Valentía, etc.
Por lo tanto una teoría de la razón práctica debería ser complementada por una correlativa de las pasiones.

Para profundizar los conceptos estudiados, te propongo la siguiente lectura obligatoria "Un concepto normativo de coherencia".

Un concepto normativo de coherencia.pdf


255.8 KB

Fuente: Günther, Klaus. (1995). Un concepto normativo de coherencia para una teoría de la argumentación jurídica. Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho.

Síntesis conceptual

A finales de 1989, presos de los Grupos Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) declararon huelga de hambre para poder conseguir mejoras en su
situación carcelaria. Se pronunciaron jueces y Audiencias provinciales y evaluaron si cabía o no autorizar la alimentación forzada.

Arribaron a conclusiones diferentes:

1. Es posible a alimentar a los presos por la fuerza, aún cuando ellos manifiesten su negativa a hacerlo.

2. Sólo se puede cuando la persona esté inconsciente.

3. No se admiten este tipo de medidas.

Las soluciones judiciales:

Derecho a vivir y obligación de mantener la vida

Hubo tres líneas de argumentación:

La primera considera el carácter sagrado de la vida tenida, como un bien del que no es posible disponer libremente e implica la obligación de conservarla;
nadie es dueño absoluto de su propia vida, dado que no la crea sino la recibe. Es un derecho fundamental que se ubica sobre los demás, ya que estos no
existirán sin él.

La segunda también postula la prioridad del derecho a la vida frente a los demás, basa su justificación en términos positivos. Cualquier recluso tiene
derecho a la huelga de hambre, pero si su vida corre peligro se debe intervenir para evitar la muerte del mismo, sino se cometería el delito de omisión del
deber de socorro o auxilio al suicidio en comisión por omisión.

La tercera tiene que ver con considerar a la huelga de hambre como un abuso de un derecho fundamental. No es un acto lícito porque intenta presionar,
por eso es legítimo imponer su alimentación obligatoria.

Derecho a vivir y autonomía del individuo


Debido a la situación especial en la que los presos se encuentran es necesario velar por la salud de los internos cuando pierden la conciencia, más allá que
hubiesen manifestado su negativa al consumo de alimentos llegada esta situación.

Por qué es equivocada la primera solución

La creencia que no podemos disponer de la vida porque no la hemos creado sino recibido es una falacia.

Atienza compara al primer caso (postura partidaria de la alimentación forzada) con el derecho a la educación en donde el titular tiene derecho a ser
educado pero no a no serlo.

En el segundo caso (posición en contra de la alimentación forzada) el derecho a la vida sería análogo al libre acceso a la cultura, que tengamos ese
derecho supone que somos libres de acceder a él o no. Para él es la opinión más acertada.

El tercero que ve como lícita la alimentación forzada de los presos, es un planteamiento original pero que no posee un sustento sólido. Parte de una
errónea idea del derecho subjetivo en general y del derecho a la vida en particular.

Cómo las soluciones a medias no suelen servir como solución

El autor cree errada la visión que expone la obligación de alimentar a los presos por la fuerza en estados de inconsciencia, porque si se aceptara esto se
debería alimentar por la fuerza también a los huelguistas que no estén recluidos en prisión.

Si negamos que una persona pueda tomar decisiones para los casos de pérdida de consciencia habría que rechazar el testamento vital.

Supone una medida paternalista injustificada.

Es una concepción discutible de los derechos fundamentales, ya que si alguien tiene un derecho fundamental, contra el mismo no es posible hacer
prevalecer consideraciones de interés general o conveniencia pública.

Derecho a vivir y a morir

La posición de Atienza, al respecto de esta problemática, es la de no autorizar a alimentar por la fuerza a los presos, más allá de su estado de
inconsciencia, si su decisión de prolongar el reclamo hasta las últimas consecuencias fue tomada libremente.

Tenemos derecho a vivir o morir y los demás (en este caso el Estado) tienen deberes negativos y positivos en orden de garantizarnos la vida.

El derecho a la vida de los presos sólo podría limitarse si su ejercicio afectase a otros derechos fundamentales de otros o trajera consecuencias extremas.

La posición del Tribunal Constitucional

La posición que adoptó fue la primera de las soluciones.

Al aparecer el conflicto entre la vida y el valor de la autonomía persona, el tribunal se inclina a favor de la primera.

La relación especial de sujeción, en que se encuentran los presos permite imponer limitaciones a los derechos fundamentales.
Derecho y argumentación

Argumentar configura la actividad central de los juristas.

Tres contextos de argumentación: el de la producción de normas, el de la aplicación de las mismas y el de la dogmática jurídica.

La mayoría de las teorías no se han focalizado en el primero de ellos, quizá por considerarlo más de índole político que jurídico. Si se concentraron en el
segundo que lleva adelante la resolución de los casos jurídicos. el tercero juega un papel muy importante.

¿Qué significa argumentar?

Un argumento es un encadenamiento de proposiciones, ubicadas de tal forma que de unas de ellas (premisas) se sigue la otra que configura la conclusión.

Las premisas son razones que sirven de justificación a la conclusión. Un argumento no conforma sólo una cadena de proposiciones sino más bien una
acción que efectuamos a través del lenguaje.

¿Es posible que un rol tan complejo se resuelva simplemente con un silogismo?

Lógica formal y argumentación

Los distintos posicionamientos referidos al silogismo judicial suelen ser erróneos porque pretenden contraponer la lógica y la argumentación jurídica. Sin
distinguir, por un lado lo que significa explicar y justificar, y por otro lo que se denomina justificación interna y externa.

La lógica deductiva es suficiente para justificar casos rutinarios, pero no en los difíciles (de los que particularmente se ocupa la Teoría de la
Argumentación Jurídica) en ellos el establecimiento de alguna de las premisas resulta una cuestión problemática.

Cómo se argumenta frente a un caso difícil

Identificar cuál es el problema a resolver:

Problemas de relevancia.

Problemas de interpretación.

Problemas de prueba.

Problemas de calificación.

Construir una hipótesis para solucionarlo, a través de nuevas premisas.

Justificarlas buscando argumentos en favor de la interpretación.


Pasar de las premisas a la conclusión, es decir justificar internamente la misma.

¿Puede equivocarse el Tribunal Constitucional?

Existen instituciones que le adjudican un final a la discusión, como la labor de los órganos de última instancia. No significa que la decisión sea infalible ni
correcta.

Atienza considera con respecto a la huelga de los GRAPO, que la decisión fue definitiva pero equivocada. No quiere decir que el tribunal cometió un error
de tipo lógico, porque si se aceptan las premisas de las que el parte su decisión estará justificada. Lo que sucede es que las premisas no parecen estar bien
fundamentadas, falla la justificación externa.

La justificación que emitió este órgano fue:

La no disponibilidad del derecho a la vida.

La calificación de la protesta como actividad que persigue fines ilícitos.

Sujeción especial del preso con respecto a la institución penitenciaria.

Ninguno de los tres argumentos reviste un carácter sólido.

¿Existe siempre una respuesta correcta? Los límites de la racionalidad práctica

Ante un mismo problema tenemos más de una respuesta que busca ser la adecuada. No podemos estar seguros, que la opinión de la mayoría, se haya
configurado de manera plenamente racional.

Principios de la racionalidad práctica en la toma de decisiones jurídicas:

Principio de universalidad o justicia formal.

Principio de consistencia.

Principio de coherencia.

Ellos ponen límites al momento de la toma de decisión pero son insuficientes, no determinan una única respuesta

Necesitaremos contar con alguna otra herramienta, como son las emociones.
LECCIÓN 2 de 2

Referencias

Copi, I. (1994). Introducción a la lógica (1ª Ed). Buenos Aires: Eudeba.

Günther, Klaus. (1995). Un concepto normativo de coherencia para una teoría de la argumentación jurídica. Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho.

Redondo, M. C. (1996). La noción de razón para la acción en el análisis jurídico. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales.

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