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Seguridad vial: para un transporte más sostenible

}Hola, soy Amado Crotte.

Para comprender la importancia de la seguridad vial en el entorno urbano,

primero necesitamos conocer tres conceptos:

Uno; ¿Cúal es la diferencia entre transporte urbano y transporte interurbano?

Dos; ¿quiénes son los usuarios vulnerables?

Y tres; ¿qué son las intervenciones sostenibles de bajo costo y alto impacto?

Comencemos por el primer concepto:

El transporte urbano es aquel que permite trasladarnos dentro de una misma ciudad.

Por ejemplo, por medio de una red de autobuses urbanos, metros

o sistemas de Autobuses de Transito Rápido o BRTs (Bus Rapid Transit, por sus siglas en inglés).

Por otro lado, el transporte interurbano es aquel que permite movernos de una ciudad a otra

y entre pequeñas poblaciones.

Por ejemplo, a través de trenes de pasajeros

o sistemas de autobuses interurbanos.

Cada uno de estos tipos de transporte tiene sus propias características

ya que brindan distintos tipos de servicios y consecuentemente suelen atender a poblaciones


diferentes.

En particular, el transporte urbano suele enfocarse en brindar rápidas conexiones

a distancias no necesariamente apartadas

por lo que requiere de un mayor número de paradas o estaciones

y situarse dónde la demanda sea mucho mayor.

El segundo concepto:

En un medio urbano existe un gran grupo de usuarios de las vías que son conocidos como
usuarios vulnerables.

Esto se trata de aquellos usuarios que por su manera de trasladarse

o por sus características físicas, y la falta de sistemas de protección,

tienen un mayor riesgo de lesionarse o incluso fallecer

en caso de estar involucrados en un siniestro de tránsito.

Dentro de este grupo encontramos a peatones, en especial niños, adultos mayores

y personas con movilidad reducida, así como a ciclistas y motociclistas.


En nuestra región, los usuarios vulnerables representan la mitad de los fallecidos a causa de
lesiones de tránsito.

Debido al riesgo que corremos cuando somos peatones, ciclistas o motociclistas,

y a las alarmantes cifras de muertos y lesionados,

es necesario diseñar e implementar intervenciones que permitan

reducir el riesgo de exposición y con ello evitar más tragedias.

Y por último hablemos del tercer concepto:

Las intervenciones sostenibles de bajo costo y alto impacto

representan una de las alternativas más eficientes para mejorar la seguridad vial

creando espacios que privilegien a los usuarios vulnerables y los separe de los usuarios
motorizados.

Este tipo de intervenciones ayudan a crear consciencia de la importancia de distribuir de forma


más equitativa el espacio público.

Éstas suelen estar enfocadas en promover el uso del transporte no motorizado,

dando así la prioridad a peatones, ciclistas sobre los automóviles.

Y se caracterizan por lograr reducir el riesgo de los usuarios más vulnerables

realizando cambios de bajo costo y alto impacto.

Por ejemplo, en Ciudad de México, hay zonas como "la Roma",

donde se han hecho más anchas las aceras

y se han instalado grandes macetas en intersecciones viales y esquinas estratégicas,

logrando así brindar espacios más amigables y seguros para los peatones.

No te olvides que para lograr un transporte sostenible y seguro en el entorno urbano

necesitamos diseñar intervenciones eficientes que tomen en cuenta a los usuarios más
vulnerables

y que logren ser sostenibles respecto al tiempo y los recursos disponibles.

Desarrollo urbano: hacia una movilidad


sustentable en las ciudades latinoamericanas y
caribeñas
y aquí es donde crecí en la ciudad de

panamá y no sabes cuánto ha cambiado en


los últimos 20 años el transporte

público ha mejorado mucho pero aún así

la batalla contra la congestión es

difícil de ganar el caso de panamá no es

único en las últimas décadas las

ciudades de américa latina y el caribe

han atravesado la mayor ola de

crecimiento urbano de su historia de

hecho somos la segunda región más

urbanizada del mundo y el 80% de nuestra

población vive hoy en ciudades la

realidad es que hoy millones de

latinoamericanos tenemos que luchar para

llegar a la casa o el trabajo de manera

eficiente económica y seguro

la congestión nos cuesta entre un 2 y un


4 por ciento del producto interior bruto

por las pérdidas de tiempo o

productividad la región tiene 170 autos

por cada 1000 habitantes y se espera que

esto aumente hasta los 500 como en los

países desarrollados

los ciudadanos queremos ganarle la

batalla a los carros

y recuperar el espacio público y apostar

por un desarrollo sostenible que

promueva la igualdad de género por eso

la movilidad se ha convertido en una

prioridad en la agenda pública

imagina si nuestras ciudades estructuran

más sus sistemas de movilidad


invirtiendo por ejemplo en nuevos modos

de transporte público como buses de

tránsito rápido trenes eléctricos o

bicisendas

un buen sistema de transporte público es

uno de los pilares fundamentales para

atacar la desigualdad social conecta a

personas y oportunidades privilegiando a

aquellos con menores niveles de renta

aportando también a la reducción de las

emisiones de gases de efecto invernadero

algunas ciudades ya están apostando por

este modelo urbano y de movilidad

centrada en las personas

[Música]

[Música]
cuando pienso en el futuro imagina una

ciudad con una planificación urbana y de

transporte más sostenible más verde y

con menos congestión

[Música]

pero el momento de empezar a construir

ese futuro es ahora porque todo

dependerá de las decisiones que tomemos

hoy y tú cómo te imaginas la movilidad

del futuro

[Música]

Los planes subnacionales de seguridad vial

Hola, soy Laura Ballesteros.

Me gustaría compartir con ustedes mi experiencia sobre la ley de movilidad de la ciudad,

la cual se basa en la construcción de una nueva política pública

orientada a un nuevo modelo normativo de planeación y de presupuesto a nuestras ciudades.

En la ciudad de México compartimos el reconocimiento a la movilidad


como un factor fundamental de desarrollo en las ciudades

buscando así mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Durante décadas, los vehículos han sido el centro de todas las acciones políticas y públicas

relacionadas con la movilidad y el transporte,

lo que ha significado para todos nosotros una mayor asignación presupuestal,

casi el 73 % del presupuesto de infraestructura

dirigido a los servicios que benefician el tránsito de vehículos motorizados privados,

los cuales, además, han sido un símbolo de progreso y estatus social mal entendido.

Esto finalmente ha provocado una sobresaturación del espacio vial,

espacio público con mayor congestión, un deterioro de la calidad de vida,

a la salud de las personas y a la productividad de las ciudades.

A pesar de esto, de los 21.9 millones de viajes que se realizan al día en la Zona Metropolitana
del Valle de México,

casi el 70% se lleva a cabo en infraestructura de transporte público y no de vehículos


particulares.

Esta situación demostraba que la orientación de la política pública era muy poco equitativa,

poco justa y no congruente con las necesidades de la población,

además de ser un causante de efectos negativos sobre el desarrollo urbano, la competitividad,


y a contribuir al cambio climático.

Ante esta situación, en la Ciudad de México comenzamos a realizar cambios e implementar


nuevas estrategias.

Por ejemplo, en el 2005 se crea el sistema Metrobús

y en el 2010 el sistema de bicicletas públicas Ecobici.

Dos de nuestros programas favoritos.

Sin embargo, los esfuerzos no tenían la unidad ni la congruencia de política pública necesaria

para superar la magnitud de los desafíos a los que nos enfrentábamos.

Eran políticas piloto, sin fuerza presupuestal.

Con el fin de mejorar esta situación, la Ciudad de México construyó espacios especializados

para mejorar la política pública de movilidad, a través de una nueva ley.

Esta ley es la ley del peatón

y reconoce a las personas como objeto de la acción pública,

poniendo mayor prioridad a los usuarios vulnerables de las calles,


fijando a la seguridad vial como agenda estratégica y, por supuesto, al transporte público como
el eje rector.

Su elaboración se llevó a cabo de la mano de un Consejo Técnico

que incluía organizaciones de la sociedad civil e instituciones expertas en la materia.

Construimos la ley juntos.

Para crearla se tomaron en cuenta 2 elementos fundamentales:

Número uno; se estableció el Derecho a la movilidad,

entendido como el derecho a realizar desplazamientos de individuos y bienes

mediante distintos modos de transporte reconocidos ya en la Ley.

El derecho a un sistema de movilidad que se ajuste a los principios y a una nueva jerarquía
establecida

en las necesidades y en el pleno desarrollo de todas las personas.

Número dos; se orientó la política pública según el nivel de vulnerabilidad, eso es lo justo,

esta nueva ley tiene distintos modos de transporte y su contribución a la productividad es


fundamental.

Además, se le da prioridad al espacio vial y al ejercicio presupuestal.

Esta jerarquía de movilidad pone en primer lugar a los peatones,

en segundo lugar a los ciclistas; tercero, los usuarios de transporte público;

en cuarto lugar, los prestadores de servicio, de transporte de carga y distribución de


mercancías,

y, finalmente a la base, los usuarios de vehículos privados.

Es la famosa nueva pirámide de la movilidad, la pirámide invertida.

Entre los principales retos a los que nos hemos enfrentado desde entonces, son:

Mantener dentro de la agenda este tema como algo prioritario desde la administración
pública.

En el caso de la ciudad de México, lo enfrentamos a través de elementos jurídicos y normativos

que aseguran que la política de movilidad cuente con las directrices y objetivos ya definidos.

Crear una atmósfera política adecuada, que genere posibilidades de diálogo y consenso

y que permita transformaciones a pesar de las resistencias.

En este caso fue posible gracias a una fuerte alianza con organizaciones no gubernamentales,

instituciones especializadas en la materia y, por supuesto, la sociedad civil.

A pesar de haber logrado cambios importantes, aún necesitamos continuar con el


fortalecimiento institucional y la participación de todos.
Esto ayudará a que el nuevo modelo de movilidad se traduzca en acciones concretas

como mejoras en la infraestructura y la calidad en los servicios de transporte público.

Las políticas de movilidad y seguridad vial requieren de la participación de todos los sectores y
de un constante diálogo;

y de la colaboración y el compromiso de todos los que están incluidos.

Hoy la ley ya lo mandata.

Recuerda que la construcción de una nueva política pública

pasa por la revisión de marcos normativos de nuestras ciudades,

la creación de áreas especializadas de gobierno

y la asignación presupuestal.

El objetivo final es mover personas de forma segura y no exclusivamente vehículos como se ha


hecho en los últimos años.

Salvar vidas en las calles no debe estar sujeto a tiempos políticos,

sino a un compromiso permanente y constante, por eso la importancia de crear instituciones.

¡Se parte de esta nueva revolución peatonal!

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