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alquiler de posesiones
SI PIERDE LA EMOCIÓN DE POSEER DVDS, MÚSICA Y BOLSAS
DE MANO: “CÓMPRELOS, DISFRÚTELOS Y VÉNDALOS”
POR NICKWINFIELD
Karl Marx pensaba que la propiedad privada debía abolirse antes de que la sociedad se
perfeccionara a sí misma. Sin embargo, nunca vio los palos de golf de reventa de Mark Rosa.
Un profesor de preparatoria, de 45 años, originario de Antlers, Oklahoma, acostumbraba
comprar palos nuevos cada 10 años. Gracias a un programa desarrollado por Callaway Golf
Co., ahora se actualiza prácticamente cada año. El señor Rosa compra su nuevo equipo en
línea, y Callaway se lo envía por correo. Él manda los viejos palos en la misma caja, y
generalmente obtiene un precio de intercambio de aproximadamente $300 por un juego
que originalmente cuesta $500.
“Juego con un hombre, en el club local, que tiene 70 años y aún usa un juego de palos de
golf de los años cincuenta”, comenta el señor Rosa. “Hay personas como yo, la nueva
generación, que intercambian productos por nueva tecnología, buscando la vanguardia”.
En todo el mercado de consumo, la gente que antes compraba cosas para conservarlas ahora
está rentando, revendiendo o actualizando de manera inmediata. A estos compradores no
les importa que las cosas sean realmente suyas, sino obtener lo mejor y más reciente.
Mientras antes sólo podían hacer este tipo de compras en áreas como el arrendamiento de
automóviles, en la actualidad también pueden probar bolsas de mano, aparatos electrónicos,
películas y música.
El modelo más conocido es el de Netflix Inc. Desde sus inicios en 1999, la empresa de Los
Gatos, California, ha registrado más de 3.5 millones de suscriptores que generalmente pagan
$18 al mes para rentar películas en DVD que les envían por correo. Los usuarios las regresan
en sobres con el porte pagado.
En años recientes, empresas como Jiggerbug y GameFly han adoptado el método de Netflix
para audiolibros y videojuegos.
RealNetworks Inc. alquila el acceso a música en línea. El negocio de mayor crecimiento de
Encyclopaedia Britannica Inc. no son los libros ni los CD-ROMs, sino el acceso en línea a su
enciclopedia por una cuota. Los clientes “ya no piensan en la posesión de este tipo de
productos de manera perpetua”, comenta Patti Ginnis, ejecutiva de marketing de Britannica.
La tecnología crea y satisface este deseo. Los productos de moda ahora se están volviendo
obsoletos a una velocidad vertiginosa. Al mismo tiempo, Internet ha creado un mercado
enorme y eficiente para pedir bienes nuevos y venderlos con rapidez en sitios como eBay.
Paul Archambault, programador de computadoras de Waterford, NY, compra y vende en
eBay de la misma forma que otras personas sacan libros de una biblioteca. Una mañana, a
las 3 AM, cuando iba de camino al aeropuerto de Albany, el señor Archambault entró a un
Wal-Mart y pagó casi $200 por una consola de videojuegos Nintendo DS y dos juegos para
entretenerse en un viaje a Des Moines, Iowa.
Mientras esperaba para abordar su vuelo, el señor Archambault fotografió el aparato, que
estaba aún dentro de la caja, y envió las imágenes a una subasta de eBay desde su
computadora portátil, a través de la conexión inalámbrica del aeropuerto.
En su anuncio mencionaba que planeaba utilizar el juego únicamente durante el fin de
semana. La subasta cerró un día después de su regreso y alcanzó un precio un poco mayor a
los $200 que pagó. “Me gusta tener lo último y lo mejor”, explicó.
Hace varios años, eBay Inc., de San José, California, empezó a enviar correos electrónicos a
sus usuarios sugiriendo un precio de reventa para los artículos que acababan de adquirir.
Según Michael Dearing, vicepresidente y gerente general de mercancía de eBay, hubo una
gran respuesta por parte de personas que deseaban revender teléfonos celulares, iPods,
computadoras personales y equipo deportivo. “El tiempo durante el cual (esos artículos) son
considerados buenos, atractivos y de vanguardia cada vez se vuelve más corto”, comentó
Dearing. Para animar a estos nuevos arrendadores virtuales, eBay ha empezado a utilizar la
frase “cómprelo, disfrútelo y véndalo”.
David Wasmund, gerente en Sterling Heights, Michigan, recientemente vendió un iPod en
eBay para comprar otro modelo más nuevo. Utilizó la misma táctica para revender teléfonos
celulares y dice que, si se deshace del producto antes de un año, el precio de reventa
generalmente está entre un 25 y 30 por ciento más bajo de lo que pagó. “Incluso sé que si
compro algo que no me gusta, puedo arrepentirme y ponerlo en venta” en eBay.
Matt Morgan ha dejado de comprar música. Él trabaja como reclutador en San Francisco, y
renta música a través del servicio Rhapsody de RealNetwork por $10 al mes, lo que le permite
tener un acceso ilimitado a más de un millón de canciones.
El gancho consiste en que si deja de pagar no podrá escuchar la música. El señor Morgan dice
que “no puede recordar la última vez que fue a una tienda a comprar un CD”.
Nicole Mazzola Ferrer, que trabaja como gerente de proyectos para una empresa de
tecnología en Kirkland, Washington, paga $50 al mes por rentar bolsas de mano a un servicio
de Internet llamado Bag Borrow or Steal. Ella alquila, una por una, bolsas que cuestan hasta
$500 en las tiendas. La señora Mazzola Ferrer utiliza la bolsa desde unos cuantos días hasta
un mes antes de devolverla por correo a cambio de otra bolsa cuando aquella deja de ser
novedosa o surge una ocasión especial.
Hay un problema: algunas mujeres podrían rehusarse a rentar bolsas usadas. Adam Dell,
capitalista de una empresa de Nueva York, quien invirtió en Big Bag Borrow or Steal, dice que
todas las bolsas de la empresa se entregan en excelentes condiciones, después de
inspeccionarlas y limpiarlas. Dell compara el proceso con los programas certificados de
vehículos con dueños anteriores.
A la señora Mazzola Ferrer no le importa traer una bolsa usada, pues calcula que antes
gastaba más de $100 al mes en la compra de bolsas de las que se “aburría” con rapidez. Al
rentarlas puede lucir bolsas más bonitas de las que podía pagar.
Además, “mi esposo aprecia que la mitad del armario no esté llena de bolsas de mano”,
asegura.
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