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Es una cavidad corporal situada entre la cara inferior del tórax y la cara superior de la pelvis y

las extremidades inferiores separada de la caja torácica por el diafragma. La cavidad


abdominal está dividida en dos partes: una recubierta interiormente por una membrana de tipo
seroso, llamada peritoneo, que forma una cavidad denominada cavidad peritoneal que
contiene a los órganos del sistema digestivo; la otra se denomina cavidad retroperitoneal y
alberga a los riñones y glándulas suprarrenales.

Topografía

Con el fin de realizar la proyección exterior de las vísceras abdominales


y sus zonas, la escuela francesa o latina ha ideado la división de la la pared exterior del vientre en
nueve zonas a expensas
de un trazado constituido de la forma siguiente:

Por delante se trazan dos líneas verticales ascendentes


que partan del extremo externo de las ramas horizontales
del pubis y lleguen hasta los extremos anteriores de las
costillas X. Se cruzan otras dos líneas horizontales, la
superior, que una la costilla X derecha con su homónima
izquierda, y la línea horizontal inferior, que se extienda
de una a la otra espina iliaca anterosuperior. Se obtiene
así un tablero, un tanto irregular, que contiene en su área
los rebordes costales, el apéndice xifoides y las porciones
bajas laterales de las parrillas costales. Este tablero
presenta las nueve zonas de proyección visceral abdominal
más importantes
En la porción superior y al centro, tenemos el epigastrio;
a los lados, los hipocondrios derecho e izquierdo, a estos
últimos corresponden en su porción externa, casi totalmente,
las partes duras (últimas costillas); pero profundamente,
las porciones laterales altas de la cavidad abdominal.
En la porción media, al centro, tenemos el mesogastrio o
región umbilical y a los lados, los vacíos o flancos derecho
e izquierdo.
En la porción inferior tenemos, al centro, el hipogastrio y a los lados, las fosas iliacas derecha
e izquierda.
La escuela anglosajona simplifica la anatomía clínica
del abdomen utilizando solamente cuatro grandes zonas,
formadas por verdaderos cuadrantes (fig. 5.3), a expensas
del trazado de dos líneas convencionales: una vertical
media y otra horizontal, que se cruzan exactamente
en el ombligo.
1. Epigastrio. Lóbulo izquierdo del hígado; una porción
de la cara anterior del estómago con parte del cuerpo,
el antro y el píloro; epiplón gastrohepático con la arteria
hepática, la vena porta y los conductos cístico y
colédoco; hiatos de Winslow; segunda y tercera porciones
del duodeno; páncreas; arteria mesentérica superior;
plexo solar y columna vertebral con la aorta, la
vena cava y el conducto torácico.
2. Hipocondrio derecho. Lóbulo derecho del hígado; fondo
de la vesícula biliar; parte del colon transverso y
ángulo hepático; extremidad superior del riñón derecho
y cápsula suprarrenal.
3. Hipocondrio izquierdo. Lóbulo izquierdo del hígado;
tuberosidad mayor gástrica; cardias; epiplón
gastrosplénico; bazo; extremidad superior del riñón izquierdo
y cápsula suprarrenal; pequeña porción del colon
descendente y ángulo esplénico; asas del yeyuno y
cola del páncreas.
4. Mesogastrio o zona umbilical. Epiplón mayor; porción
baja gástrica; colon transverso; asas del intestino delgado;
mesenterio; cava y aorta.
5. Vacío o flanco izquierdo. Parte del intestino delgado y
colon izquierdo.
6. Vacío derecho. Parte del intestino delgado y colon derecho.
7. Hipogastrio. Epiplón mayor; parte del intestino delgado;
vejiga y uréter, así como el útero en la mujer.
8. Fosa iliaca izquierda. Sigmoides; porción baja del
colon descendente; asas delgadas; genitales en la mujer;
vasos iliacos y psoas.
9. Fosa iliaca derecha. Ciego y apéndice; asas delgadas;
psoas; genitales en la mujer; uréter; vasos iliacos.
En la región posterior, tenemos: regiones lumbares (internas
o renales) que contemplan los riñones derecho e
izquierdo, la pelvis renal y el comienzo de los uréteres.

La metodología a seguir en el examen del abdomen es la siguiente:


inspección, auscultación, palpación y percusión. Se advierte que la
auscultación debe preceder a la palpación y percusión, porque en caso
contrario se modifican los hallazgos auscultatorios y se puede perder la
colaboración del paciente.
INSPECCIÓN DEL ABDOMEN
Conformación y volumen del abdomen
La conformación del abdomen varía de acuerdo al tipo constitucional del
individuo y de su estado nutricional. Es excavado en elleptosómico y en el
caquéctico y, abultado en el pícnico y en el obeso.
El abdomen debe ser dividido convencionalmente en regiones
topográficas, trazando imaginariamente dos líneas verticales que bajan desde
la parte media del reborde costal de cada lado a un punto equidistante entre
la espina ilíaca anterosuperior y la sínfisis del pubis (arcada crural); y dos
líneas horizontales que van, la primera, de uno a otro lado del reborde costal
(décima costilla) y la otra de una a otra cresta ilíaca. Queda así el abdomen
dividido en nueve regiones que son: dos hipocondrios (izquierdo y derecho)
separados por el epigastrio; dos flancos (izquierdo y derecho) separados
por la región umbilical o mesogastrio; y dos fosas ilíacas (izquierda y derecha)
separadas por el hipogastrio.
El abdomen voluminoso se observa como consecuencia de una colección
de liquido en la cavidad peritoneal "abdomen batracoide de la ascitis" (del
griego bátrachos, rana; e idos, aspecto), por su semejanza con el de los
batracios; "abdomen en alforja" de los obesos y abdomen prominente en los
casos de tumores de la cavidad abdominal. Sin embargo, los tumores
abdominales, al acompaftarse de ascitis, pueden estar disimulados por el
liquido. El abdomen prominente también puede ser debido a tumores de la
pared abdominal (abscesos, hernias y eventraciones) o anormalidades en la
cavidad abdominal propiamente dicha como ocurre en la distensión de las
asas intestinales por gases (meteorismo), los tumores intrabdominales y las
visceromegalias. El ombligo protruido y desplegado orienta a distensión ó
ascitis; mientras que en la obesidad es hondo y estrecho. La simple inspección
del abdomen no pennite establecer la diferencia de la naturaleza del contenido
abdominal, por ello es necesario valerse de la palpación y la percusión.

Circulación venosa colateral


Aunque las venas abdominales superficiales pueden verse en personas
delgadas, blancas o ancianos, por lo general, cuando están notablemente
dilatadas y sinuosas son consecuencia de la obstrucción de la circulación
venosa de retomo de las venas porta o la cava inferior. En la hipertensión
portal, generalmente debida a una cirrosis hepática, las venas pueden
evidenciarse alrededor del ombligo "cabeza de medusa" como consecuencia
del reflujo a través de las venas colaterales dentro del ligamento falcifonne;
en estos casos, el flujo sanguíneo se dirige hacia afuera, arriba y abajo del
ombligo. En la obstrucción de la cava inferior la circulación se dirige todo el
tiempo desde la región inguinal hacia arriba con predominio de las dilataciones
venosas en la raíz del muslo y en los flancos. (Fig. 42, 43A, 43B).

Alteraciones de la piel
Cualquier entidad dennatológica puede afectar la piel del abdomen. Debe
señalarse la existencia y localización topográfica de cicatrices quirúrgicas,
postraumáticas y queloides. En las mujeres multíparas, en pacientes con
ascitis y en los obesos se observan con frecuencia estrías nacaradas que
denotan la ruptura de fibras elásticas de la piel del abdomen. En el
hipercortisolismo (como en la enfennedad de Cushing) las estrías son de
color rojo-violáceo.
Vello pubiano
Es importante anotar la cantidad y distribución. En los varones es de
distribución romboidal con cierta tendencia a prolongarse hacia el ombligo.
En el sexo femenino es característica su fonna triangular. La disminución o
pérdida del vello pubiano es un elemento importante en el diagnóstico de los
estados de hipogonadismo.
Puertas herniarias
Las más importantes están localizadas en las regiones inguinal, crural,
umbilical y epigástrica. Las hernias abdominales poseen un saco revestido
por el peritoneo que se proyecta a través de un defecto o debilidad de la
pared del abdomen. Dentro del saco herniario puede existir epiplón, intestino
delgado o grueso y/o vejiga.
Movimientos abdominales
Pueden verse los siguientes tipos: respiratorios, circulatorios, intestinales
y fetales. Los movimientos respiratorios están disminuidos en la peritonitis
y las pulsaciones vasculares se observan en el aneurisma de la aorta
abdominal. El hiperperistaltismo gástrico debido a la obstrucción pilórica es
visible en el epigastrio y, el intestinal que ocurre en la etapa inicial de la
obstrucción del tubo digestivo, se observa en el resto del abdomen.
AUSCULTACIÓN DEL ABDOMEN
Para auscultar el abdomen es conveniente usar la membrana del
estetoscopio, evitar que esté demasiado fria y dejarla en los diferentes sitios
del abdomen un tiempo prudencial. La auscultación se limita al estudio de
los ruidos hidroaereos intestinales y a la auscultación de soplos vasculares. Los soplos ocasionados
por aneurismas de la aorta se oyen en el epigastrio y mesogastrio y, por
estenosis de las arterias renales, debajo del reborde costal. Los ruidos
hidroaéreos pueden estar aumentados en la gastroenteritis y obstrucción
intestinal en su comienzo, disminuidos (íleo en evolución) o abolidos (íleo
paralítico) en la peritonitis o en el postoperatorio. Para confirmar la abolición
de los ruidos intestinales deben auscultarse por lo menos dos minutos. Los
frotes se oyen en los tumores hepáticos e infarto esplénico.

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