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Las canciones para escuchar, cantar, compartir y jugar con las manos, con el cuerpo, en

diferentes espacios, son parte de nuestra Literatura.


Las poesías en la antigua Grecia se recitaban acompañadas de un instrumento musical
llamado lira. Por ello, los recitados y poemas cantados se denominaron "lírica" que hace
referencia a la poesía y define el género. La poesía, a pesar de ser un texto independiente
de la música siempre es relevante en su sonoridad. Las canciones son,en algunos casos,
poemas cantados.
La música, como otras expresiones artísticas forman parte de la tradición de todos los
pueblos. En nuestros recorridos recuperados en la Clase 1, que constituyen nuestra
Textoteca, ustedes recordaron muchas canciones de infancias.
Vamos a compartir estos fragmentos de una Clase del INFoD, en la que se ponen en valor
nuestras canciones y textos conocidos, los que pasan a estar "disponibles" para los
momentos en que estamos con niñes.

Relato de una
experiencia
En un curso de formación
docente, a partir de un
fragmento de un texto leído en
clase (La nieta del Señor Linh,
de Philippe Claudel), las
cursantes son invitadas a
compartir el recuerdo de
alguna escena de lectura o
palabra compartida (juegos,
versos) en su infancia. Marisa
trae el recuerdo de una canción
que le cantaba su padre a su
hermano y a ella, cuenta que
siempre le cantaba la misma.
Marisa canta esa canción que
no sabe de quién o de dónde
es, dice que seguramente de
Chile ya que su padre es de allí.
La clase siguiente trae escrita la
canción de dos maneras:
Caballito blanco llévame de
aquí /llévame a mi pueblo
donde yo nací/ tengo, tengo,
tengo, tú no tienes nada /
tengo tres ovejas en una
cabaña/ una me da leche, otra
me da lana /otra mantequilla
para la semana. (Versión grupo
Mazapán)
Caballito blanco llévame de
aquí /llévame a mi tierra donde
yo nací /tengo, tengo, tengo, tú
no tienes nada/ tengo tres
cabritas en una cabaña/ una
me da leche, otra me da
lana /otra me da queso para la
semana. (Versión "mi papá")(*)
[...]
"Cuando una persona descubre sus variados textos internos (que nos dan noción de hogar,
de familia, de comunidad), abre un amplio campo alternativo donde se empiezan a valorizar
las disponibilidades poéticas o narrativas, o disponibilidades para leer, para escuchar, para
tener ritmo, etc. Se toma conciencia de que en definitiva el sonido de la vida está antes que
el de la palabra y que las formas poéticas no son puramente técnicas y racionales, que
surgen en la mesa del escritor. Vienen de las costumbres y del sentido que éstas tienen en
cada lugar. Vienen de mecer, del latir del corazón, del dolor, de los sofocones de los juegos,
de la risa, del miedo, de la tonada de la región, entre tantas otras cosas. Lentamente toda
esta materia se va plasmando por medio de la palabra, en manifestaciones poéticas, en
narraciones. Basta con recorrer el bagaje de poemas, historias, canciones, ritmos, recuerdos
vinculados con las palabras que cada persona conserva para descubrir la punta del ovillo del
imaginario compartido de una familia, de una región, de un país.
Advertir la existencia de este imaginario nos ubica en una situación de mayor disponibilidad
en relación con lo que podemos compartir con los niños y las niñas, y nos permite también
instalar una mirada crítica en relación a la cultura oficial y su sistema de relaciones, a los
discursos autorizados que difunden los medios de comunicación o editoriales, que nos dicen
qué es “lo correcto” para compartir con los más pequeños; discursos que instalan una
manera, una estética, ciertos contenidos.
[…] Encontrar las ocasiones en la rutina cotidiana de la sala para compartir alguna rima de
sorteo (Pisa pisuela, color de ciruela…), un cuento de nunca acabar (Esta es la historia del
gato que tenía la panza de trapo y la patita al revés, ¿Te lo cuento otra vez?), una retahíla (A
la una sale la luna, a las dos, sale el sol, a las tres…), una canción (A ram sam sam, a ram
sam sam... Los pollitos dicen…) harán que los y las niños/as disfruten de las mismas, esperen
por ellas, las reconozcan, aprecien la palabra que juega.
María Emilia López habla también de protoliteratura o literatura de ocasión, una literatura
oral y rítmica, una literatura imbricada en la melodía de la voz, su tono, su ritmo, en ese
gesto con el que el niño/a pequeño comienza a construir sentidos. Hablamos de ocasión
pero también y sobre todo de disponibilidad para jugar con las palabras. Hablamos de
encontrar pero en el marco de la institución educativa y de un/a mediador/a especializado/a
como lo es un educador/a, también decimos pensar, planificar para que efectivamente
ocurra. Y registrar para organizar la tarea, para que se pueda pensar en itinerarios, para
que cualquier educador/a que esté en una sala, pueda saber el repertorio de textos y
canciones que esos niños/as han transitado, por ejemplo.
(*) Fragmento de experiencia y cita del: Instituto Nacional de Formación Docente (2017). Clase 2: Las palabras.
Módulo: La enseñanza de las prácticas del lenguaje en los primeros años. Especialización docente de Nivel
Superior en Educación Maternal. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.

Pensemos y anotemos canciones para jugar:


Retomando el tema de "caballitos" deben conocer canciones para jugar, como la siguiente:
Tengo yo, tengo yo
un caballo todo blanco,

tengo yo, tengo yo


un caballo blanco.
Yo lo llevo por el río
en el monte hace frío,
correrá, correrá
mi caballo blanco.

Otra canción con "caballo":


Yo tengo un caballo verde
que hace piruetas
se sabe lavar los dientes
va en bicicleta.
Tiene un callo en la barriga
de andar echao´
cuando yo lo llevo al río

se lava la cara y sale colorado } Bis


Yo le enseñé a hablar, y sabe recitar
y juega al ajedrez
y baila chamamé
y es tan inteligente que hasta usa lentes para estudiar.
Su novia es una rubia muy coquetona,
se pinta los labios rojos y es percherona
y cuando lo ve al caballo le dice así:
'me dan ganas de comerte porque te pareces mucho al perejil,
me dan ganas de comerte porque te pareces mucho al perejil'.
Yo le enseñé a hablar, y sabe recitar
y juega al ajedrez
y baila chamamé
y es tan inteligente que hasta usa lentes para estudiar.

¿Conocen canciones para jugar al caballito?


Acá tenemos un "Ayuda memoria" con un "popurri" (un poco de todo) de canciones.
Canciones para jugar con palabras, con sonidos, con los dedos, para hacer palmas...

Más canciones para jugar:


Canción :Vamos a contar mentiras"
Ahora que vamos despacio
vamos a contar mentiras, tralalá (se repite)
Por el mar corren las liebres,
por el monte las sardinas, tralalá,
Salí de mi campamento,
con hambre de seis semanas, tralalá.
Me encontré con un ciruelo
cargadito de manzanas, tralalá.
(Sigue...)

Para jugar con todo el cuerpo:


-Si tú tienes muchas ganas...
-La canción del hocky pocky.
-Cómo deben ser los árboles...

¿Cuál otra conocen para jugar con todo el cuerpo?


Para jugar con las manos:
Deben conocer varios de estos juegos. Recuerden anotarlos!!

Por último, haré mención a algunas RONDAS.


Las Rondas son juegos que se han transmitido de generación en generación y que
permiten cierta autonomía de los grupos de niñes cuando han aprendido el juego. Como
devienen de tradiciones antiguas, muchas de ellas tiene contenido patriarcal que no
responde a las perspectivas de género. Muchas docentes deciden no enseñarlas. Otras,
cambian sus letras. Otras deciden enseñarlas igual porque fundamentan que la
perspectiva de género y la enseñanza de ESI permiten una construcción crítica por fuera
de canciones y juegos tradicionales.
Las más conocidas son:
Estaba la paloma blanca
La Farolera
Arroz con leche
Martín Pescador
Buenos días su señoría
Sobre el puente de Avignón
Antón, Antón, Antón Pirulero
Se me ha perdido una niña
Juguemos en el bosque

Veamos un video en el que les niñes juegan a esta última ronda:

¡A buscar y a anotar canciones para jugar!

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