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C. gloeosporioides causa enfermedad en follaje, flores y frutos. Puede ser un patógeno vigoroso
de tejidos jóvenes en desarrollo causando tizones de hojas y flores. En tejidos maduros su
desarrollo puede estar más limitado, generalmente permaneciendo quiescente o existiendo
como endofito hasta que cambios fisiológicos o daños estimulen una fase agresiva del mismo.
Estas diferencias en su característica epidemiológica permiten al hongo causar una serie de
enfermedades, a veces en el mismo cultivo. La especie es un saprófito común y un invasor
oportunista de material vegetal muerto o dañado. Puede ser aislado frecuentemente de tejido
aparentemente sano de muchos cultivos tropicales y existe tanto como endofito como
constituyente de la microflora de la superficie de la planta.
Taxonomía:
Reino: fungi
Subdivisión 4: deuteromicotina
Clase I: coelomicetes
Orden: melanconiales
Género: colletotrichum
Especie: gloesporoide
Morfología:
Síntomas y signos:
Invade todos los órganos de la planta y especialmente cuando los mismos han sido
heridos o debilitados. Se observan manchas irregulares sobre hojas, comenzando desde el
borde, extendiéndose hacia el interior. Sobre éstas manchas aparecen luego puntos oscuros,
negros. En las ramitas la enfermedad se inicia afectando las puntas de los brotes de la copa,
que terminan por secarse, de allí se extiende a las ramas, luego la corteza toma un color
grisáceo, cubriéndose de pequeñas pústulas. Afecta también a las flores, observándose
manchas necróticas en los pétalos, con la consecuente abscisión del fruto formado y
disminución de la producción.
su dispersión puede ser por aire o salpicaduras de lluvia; al dispersarse los conidios se
adhieren al hospedero por medio de una capa mucilaginosa compuesta de polisacáridos
y glucoproteínas presente en el acérvulo, la cual se ha observado en el tubo germinativo
y el apresorio de C. gloeosporioides cuando infecta. En Candida albicans, las
manoproteínas son las responsables de la hidrofobicidad en la superficie celular y
controlan la adhesión de este patógeno al hospedero.
Señalización y germinación de los conidios. Una vez que el conidio de C. gloeosporioides
se encuentra en la superficie, éste responde a las ceras epiculares del hospedante y al
etileno, coincidiendo con la maduración del fruto; para tal efecto la señal del hospedante
es el incremento en la producción de etileno en concentraciones internas cercanas a 0.2
μL L–1, requiriendo el contacto del conidio con la superficie por un período de 2 h,
necesarias para inducir la germinación y formación del apresorio. los procesos
morfogenéticos o de diferenciación celular como la germinación de las esporas, pueden
dividirse en cuatro etapas generales:
a. Recepción del estímulo
b. transducción de la señal al núcleo
c. cambio en la expresión génica
d. cambio en el fenotipo
Dentro de la transducción de la señal, la vía de las proteínas cinasas activadas por
mitógenos (MAPK) constituye una de las rutas de señalización más conservadas en los
organismos eucariotes; involucra tres proteínas modificadas por fosforilación (cinasas)
que actúan en orden secuencial: La MAPK, MAPK cinasa (MEK) y MEK cinasa (MEKK),
las cuales desempeñan una función importante en la detección de señales
extracelulares, transduciéndolas al núcleo para controlar la expresión de los genes.
Formación del apresorio. Como se mencionó, en respuesta al etileno y la capa cerosa
de la superficie del palto, los conidios al germinar producen un tubo germinativo que se
hincha en el ápice para formar una estructura denominada apresorio, el cual se adhiere
firmemente a la superficie de la planta. El apresorio maduro es una estructura asimétrica,
polarizada, con un domo superior melanizado y una región basal plana que contiene un
poro complejo. Al separar cromatográficamente las ceras epiculares, se han identificado
fracciones de alcoholes alifáticos de cadena larga (de 30 a 32 carbonos) como inductores
de la formación de apresorio. Sin embargo, las ceras de plantas tales como Senecio
odoris, que tienen un contenido alto de alcoholes alifáticos, inhiben la formación del
apresorio, desconociéndose al componente responsable de dicho efecto
En C. gloeosporioides se postula que la penetración de la hifa en la cutícula y células
epidérmicas del hospedero, involucra la fuerza mecánica a través de la alta presión de
turgencia, así como la acción enzimática mediante la secreción de "enzimas
degradadoras de la pared celular".
bibliografia