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Taller de San Agustín

Gabriela Gomez

Laura Fernández

Richard Peña

Julieth Posada

Diana Ruiz

Universidad del Sinú

Facultad de Ciencias Económicas y Contables, Universidad del Sinú

Ética y Convivencia

22 de septiembre del 2020

Cartagena-Colombia

Taller de San Agustín

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1. ¿Cuál es la percepción del Santo doctor de Hipona frente al libre albedrío?

Para San Agustín de Hipona el libre albedrio es aquella voluntad u opción que se le
dio al hombre de poder actuar bien o mal según ellos quieran, es decir que sí Dios
le hubiera dado a este la única opción de poder actuar bien, entonces no sería a
voluntad propia sino porque le toca, asimismo, las personas que quisieran ejercer

mal no podrían hacerlo y no se les seria castigado, y para san Agustín las personas
realizan el mal porque existe una ausencia del bien, es decir, de Dios, lo que
significa que simplemente permanecerían haciendo el bien por obligación y no de
corazón, como cuando una persona no quiere estar en un lugar y le toca, no por
voluntad propia sino porque no le queda más opción que esa

2. ¿En qué medida el creer es ético en San Agustín?

Para Claramente el Creer es fundamental en todo pensamiento, ya que para poder

comprender la existencia de todo o las razones y el por qué, de algo, hay que primero
creer; para San Agustín el creer es totalmente Ético hasta el punto en el que él Dice, el
mal es la ausencia del bien, es decir la ausencia de Dios, entonces cuando una
persona que carece de bien te refute o te cuestione sobre el por qué creer en algo que
no se ha comprobado que existe, tu simplemente recuerda lo que él dice, “En esto
consiste la vida eterna: en conocer al único y verdadero Dios y al que envió a vosotros,
Jesús Cristo”. Y dice además a los que ya creían: “Buscad y encontraréis”. Ya que no
se puede decir que se ha encontrado lo que se cree, sin conocerlo aún; y nadie alcanza
la aptitud de conocer a Dios si antes no ha creído lo que después debe conocer. Por
ello, obedeciendo los preceptos del Señor, persistamos en la investigación. Si, en
efecto, buscamos por invitación suya, Él mismo nos mostrará también las cosas que
encontremos, en la medida en que pueden ser encontradas en esta vida por hombres
como nosotros.