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APRENDER HACIENDO

Hoy en día se habla mucho sobre mejorar la educación, por ello es que existen
multitud de teorías de la enseñanza y el aprendizaje, que buscan proponer algo
distinto, algo que, si funcione, aunque sabemos que ese no es el caso de
todas, no logran ir más allá de lo ordinario.
Pero si hablamos de alguna propuesta que si ha dado resultados, de la cual se
a dicho mucho y en la cual incidiremos en este trabajo, es “la pertinencia de la
propuesta aprender haciendo en la educación básica”. Para ello, nos
basaremos en las ideas de John Dewey, quien fue uno de los pioneros de esta
propuesta y aportó grandemente a la Educación.
Para empezar, debemos mencionar a la “Teoría de la experiencia”, en donde
Dewey, señala que existe una estrecha relación entre la educación y la
experiencia personal, afirmando que toda auténtica educación se da por la
experiencia, aunque cabe destacar que toda experiencia no es educativa.
Para que la experiencia sea educativa debe estar enlazada con las
experiencias posteriores, es decir, deben estar conectadas entre sí.
Por lo tanto, la educación debe favorecer el diseño de experiencias reales para
los alumnos, que le puedan ayudar y favorecer más adelante, no solo para las
actividades que se puedan realizar en la escuela, sino también en la vida diaria.
Por ello plantea también como método de enseñanza más adecuado el de
resolución de problemas, en donde cada una de las experiencias que los
profesores puedan proponer a los alumnos, estos supongan a la vez la
resolución de problemas prácticos. Esto quedaría resumido, al decir, que el
alumno aprende por experiencia, mediante la educación por acción (learning by
doing), es decir, “Aprender haciendo”
La propuesta “Aprender haciendo” permite enfocar la educación desde lo
práctico, desde la misma actividad, lo cual aumenta la posibilidad de que el
alumno verdaderamente llegue a un aprendizaje.
Pero tampoco significa dejar de lado lo teórico, es por eso que Dewey propone
a los docentes que construyan un entorno en el que las actividades inmediatas
del alumno los lleve a enfrentarse con situaciones problemáticas para cuya
resolución necesiten conocimientos teóricos y prácticos de la ciencia, de la
historia y del arte para efectos de resolver dichas situaciones.
Por otro lado, Dewey proponía una educación progresiva, centrada en el
interés del niño, en la libertad, iniciativa y espontaneidad. Esto le permitió
establecer dos principios para la experiencia:
La continuidad y la interacción, estos principios nos dicen que toda experiencia
recoge algo de la que ha pasado antes y modifica en algún modo la cualidad de
la que viene después. Esto se refiere, a que las experiencias siempre deben
estar relacionadas, de lo contrario el aprendizaje será cortado, ya que el niño
no podrá emplear lo que ya obtuvo para después y terminará olvidando lo que
había aprendido en un principio. Es importante que el docente sepa tener claro
hacia donde quiere direccionar al alumno, que experiencias son las que ayudan
al alumno a encaminarse al conocimiento y también debe aprender a modificar
los ambientes físicos y sociales en donde el alumno recoge sus experiencias.
Otra de las cosas que resaltan de el “Aprender haciendo”, es el interés, dando
énfasis en que la enseñanza solo podría llamar la atención de los alumnos si
apuesta por el despliegue de intereses reales, y estos mismos a su vez pueden
ir variando, ya que el interés va de acuerdo a la actividad.
Esto significa que se considerará los intereses personales del alumno, por lo
cual se sentirá motivado, disfrutará aprender y le resultará más sencillo. Lo cual
no significa que deje de esforzarse, por que el aprendizaje requiere de un
esfuerzo, lo que sucede en este caso, es que el alumno se esforzará por si
mismo, le pondrá más empeño, debido a esa motivación que ha recibido.
Dewey resalta que es más importante lo que el alumno haga, que lo que haga
el profesor. Por ello también se ve ese papel de facilitador del docente,
preocupado por cada actividad y experiencia que el alumno va a vivir, esto
requiere también un gran compromiso para poder ver resultados eficientes.
Este tipo de educación se preocupa por que lo que el alumno aprenda le sea
útil a lo largo de toda su vida y no solo para culminar el año académico o la
escuela.
Pero cabe decir que ese papel facilitador del docente no se queda allí, va
mucho más allá. Para esto podemos citar uno de sus libros “Democracia y
educación” la cual es su obra más representativa, y donde plantea una
educación, que no sólo se centra en los niños (en el bagaje que traen ellos al
llegar a la escuela), ni en la tradicionalista (centrada en los programas), sino
también la enfocada en los maestros, los formadores de estos niños. 
Dewey pensaba en el maestro como una pieza fundamental, para educar a los
niños hacia la democracia, y en este sentido la escuela debe convertirse en
“una institución que sea un lugar de vida para el niño, en la que éste sea un
miembro de la sociedad, tenga conciencia de su pertenencia y a la que
contribuya”.
Como hemos visto, el pensamiento de Dewey es lo que se quiere en la
actualidad y aunque esas ideas son de más de 100 años atrás su relevancia es
muy notoria.
Además, nos describe claramente, la pertinencia de la propuesta aprender
haciendo, que en la actualidad nos ayudaría muchísimo debido a que se resalta
tanto ese papel activo del alumno, dispuesto a aprender y también hallando en
sus errores una manera de reflexionar para seguir mejorando, enfocado a
poder resolver problemas, planteándose una serie de hipótesis y soluciones.
También destaca esa tarea super importante del docente como formador y
facilitador de la ayuda y medios necesarios para que el alumno lleve a cabo las
actividades y experiencias convenientes, teniendo claro siempre lo que se
quiere lograr.
Para concluir, tomaré unas palabras de nuestro autor: “Cuando el niño llega al
aula ya es intensamente activo y el cometido de la educación consiste en tomar
a su cargo esta actividad y orientarla”.

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