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Las Nociones Sintácticas Básicas Del Griego - Castello PDF
Las Nociones Sintácticas Básicas Del Griego - Castello PDF
1. SUJETO
1
Eugenio Coseriu, Principios de semántica estructural, versión española de Marcos Martínez
Hernández revisada por el autor, Madrid, Gredos 1991 (2da. reimpresión a partir de la 2ª. ed.,
1981), pp. 14-15.
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El sujeto es la función sintáctica cuyo núcleo es la entidad previa a toda determinación,
conocida en parte sólo por el enunciador, pero que debe ser definida cuando es transmitida
al interlocutor. En efecto, ya sea el núcleo aislado,
una mañana
representa una unidad estructural que no puede tener un sentido completo porque carece de
las determinaciones que aporta para su comprensión el predicado, cuya presencia es
indispensable para que la expresión se constituya en un juicio, y pueda ser sometida a la
prueba de verdad.2 En definitiva, esta entidad no es todavía una totalidad de habla con
significación y unidad melódica, es decir, no es todavía una oración.
2. EL PREDICADO:
verbo
sujeto p r e d i c a d o
2
"El ciervo-cabrío significa algo, pero no es verdadero ni falso, a menos que se añada el ser o el no
ser", Aristóteles, De Interpretatione, I 16a 9 (para un tratamiento en detalle de esta obra, cf. C. W.
A. Whitaker, Aristotle’s “De Interpretatione”, Oxford, Clarendon Press 1966). Destaquemos que
para los fines de esta introducción a las nociones básicas de la sintaxis tratamos solo con oraciones
con verbo en indicativo.
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Decimos, ‘El problema más grave de este gobierno son los jubilados’, y no, ‘…es los jubilados’,
porque la lengua privilegia en este caso la entidad con mayor grado de especificidad –es decir, ‘los
jubilados’- (cf. Ángela di Tullio, Manual de gramática del español, Bs. As., Edicial 1997, p.82).
1
Por el verbo se reconoce que esta afirmación es simultánea con el acto de elocución del
enunciador (tiempo presente), que es un hecho efectivamente dado (modo indicativo), e
incluso por el carácter relacionante de la forma verbal se posibilita la inserción de los
complementos ‘sobre la ciudad’ (de lugar, responde a la pregunta "¿dónde?") y ‘en esta
primavera’ (de tiempo, responde a la pregunta "¿cuándo?"). Recién ahora se está en
condiciones de someter a prueba de verdad esta aseveración.
Hay un grupo de verbos, cuyo ejemplo paradigmático es el verbo ‘ser’ (‘estar’, ‘parecer’,
etc.), que presenta la característica de que su estructura semántica se ha diluido
notoriamente, hasta el límite de desempeñar la función de mero verbo “cópula” entre el
sujeto y las determinaciones del predicado.
De esta desemantización, observable en la gran mayoría de los usos del verbo ser, se
desprende,
1) que al poseer una estructura semántica “transparente”, no corre por su cuenta la
selección del sujeto oracional, de manera que no guarda restricción alguna para
asociarse con cualquier entidad que ocupe esa función, sea un sujeto animado,
inanimado, etc: ‘la piedra es dura’, ‘el perro es fiel’, ‘Juan es escritor’ (cosa que no
ocurre con los verbos cuyos rasgos semánticos imponen restricciones a la selección de
sujeto, *‘la piedra piensa’, * ‘el perro escribe’, * ‘el hombre ladra’);
2) que el aporte de ser al evento presentado por la oración consiste en enmarcarla dentro
de las determinaciones comunes de la deixis verbal, es decir, las categorías de persona,
número, tiempo, modo, aspecto y voz;
3) que la selección del sujeto oracional, en consecuencia, es realizada por un elemento del
predicado: si,
a. ‘la piedra es dura’
es una oración aceptable, pero no,
b. * ‘la piedra es inteligente
la restricción que se observa en b) para el uso del sujeto ‘la piedra’ no puede provenir
de ser –porque en a) fue perfectamente compatible-, sino de inteligente, que no admite
sujeto inanimado: ese elemento que en el predicado de un verbo copulativo controla la
asignación de sujeto será el predicativo.
Hasta tal punto ello es así, que muchas veces en nuestra lengua podemos incluso
sobreentenderlo, y es apenas perceptible la diferencia entre una oración con verbo
copulativo elidido y otra que lo posee expreso, por ejemplo,
4
linda la mañana
4
Seguimos trabajando con el mismo sujeto en 3a. persona gramatical (‘la mañana’ –sin el atributo,
para sintetizar–). Oportunamente (véase al final “Nota”) abordaremos el fenómeno de las formas en
primera y segunda persona, siempre antropológicas, y la noción de sujeto desinencial.
2
linda es la mañana
La naturaleza misma del tipo de predicado con verbo ‘ser’ trae aparejada la presencia de la
función sintáctica de predicativo.5
Por la semántica particular de cada uno de estos verbos –que se ofrecen, obvio está, como
tipos insertos en una clase que los engloba– se generan distintas complementos: ‘avanzar’
(‘despuntar’) podría enrolarse en la clase que comprende también a ‘ir’, ‘caminar’, etc., con
su natural selección de complementos adverbiales de diverso tipo: lugar, tiempo, modo,
etc.). El caso de ‘iluminar’, en cambio –dentro del paradigma de ‘ver’, ‘mirar’, etc.–, es
distinto. El complemento requerido no puede estar ausente (a lo sumo está implícito), y la
selección adquiere un grado de necesidad que en gramática se conoce como transitividad,
en la idea de que la acción, iniciada por un sujeto agente, pasa a través del verbo
(“transita”) para alcanzar finalmente al objeto: se trata entonces de los verbos transitivos y
de las categorías sintácticas asociadas de objeto directo (‘los campos’ en nuestro ejemplo)
y de objeto indirecto.
Para formas como ‘despuntar’, ‘ir’, ‘caminar’, se reserva la clasificación de verbos
intransitivos.6
5
Que no es exclusiva, sin embargo, de este tipo de predicados. Véase más adelante.
6
Obsérvese cómo en el tratamiento de las funciones sintácticas básicas la recurrencia a
definiciones "semánticas" es ineludible: extrajimos la siguiente cita del cuadernillo "Nociones
sintácticas básicas", de la cátedra de Gramática, carrera de Letras, de la Facultad de FFyL de la
UBA, editado en abril de 1999. Los párrafos están enmarcados en el subtítulo "3. La estructura de la
predicación" , y bien vale la pena la –algo extensa– transcripción (p. 5 –in fine– y 6):
El núcleo de un sintagma, como dijimos anteriormente, es el elemento que determina la
naturaleza categorial de todo el sintagma, y el que selecciona las categorías que
aparecen detrás de él (Bosque, 1990:76). Existen dos clases de selección: la selección
categorial y la selección semántica o léxica. Los núcleos verbales seleccionan
("requieren") determinados constituyentes sintácticos, que además de su papel o función
3
COMPLEMENTOS DEL PREDICADO
El objeto directo es la entidad que limita la significación de un verbo transitivo: ‘ver algo’ o
‘a alguien’ , ‘comer’ o ‘sentir algo’. Este objeto queda siempre, de una u otra manera,
modificado por la acción verbal. Sufre los efectos de la transitividad que sobre él recae.
Los límites de la noción que se acaba de formular son amplios: en ‘como una manzana’, el
objeto directo ‘una manzana’ experimenta una obvia modificación, pero también en ‘veo
una pared’ la mirada "se dirige" de algún modo a la pared. Ella es, de todas formas, el
límite del movimiento verbal.7
4
Desde el punto de vista de los “papeles temáticos”, el objeto directo es tema, es decir, “el
objeto efectuado, afectado o trasladado, o cuya existencia o posición se predica” (Véase,
Giammateo-Albano, ¿Cómo se clasifican las palabras?, Littera Ediciones 2006, p. 44)
Las ocurrencias más llanas de esta noción sintáctica son solidarias con aquellas en que
aparece el objeto directo. Efectivamente, el objeto indirecto es la función sintáctica
representada por la entidad que es el límite final de la transitividad verbal cuyo primer hito,
precisamente, lo constituyó el objeto directo
La acción enunciada por ‘dar’ recae en primer término en ‘unas monedas’ (o.dir.),
posteriormente en ‘les – a los barqueros’, que marca el "interés", la finalidad, de alguna
manera, por la que se ejecutó la acción. De allí que siempre nos encontremos con una
persona o cosa personificada en la referencia de esta noción sintáctica. Verbos de
transitividad completa, entonces, son, por ejemplo, además de ‘dar’, ‘preguntar algo a
alguien’, ‘traer algo a alguien’, ‘mandar algo a alguien’, etc.8
2.5. Predicativo
8
Lo que se ha dicho dista mucho de cerrar el problema del "objeto indirecto" cuando se aplica a
verbos que no admiten el objeto directo: por ejemplo, ‘gustar’, en ‘me gusta el mar’, donde ‘me’ no
puede resolverse por un objeto directo, ya que el verbo no es transitivo, pero tampoco por uno
indirecto, por la misma razón; es el caso de las formas pronominales ‘le’, ‘les’ –propias del "objeto
indirecto"– cuando se hallan en dependencia, por ejemplo, de una oración con verbo copulativo –
por su esencia intransitivos– ‘le soy fiel’, o bien seleccionadas por verbos inacusativos, del tipo “a
María le gusta el mar’ o ‘al cielo le faltan nubes’. Será necesario introducir entonces la noción de
"complemento de interés" para estos casos –para evitar la recurrencia a otro sistema lingüístico,
dado que “dativo de interés” es la categoría gramatical propia del presente fenómeno-.
5
intransitivos9, esta función sintáctica apuntará simultáneamente a una doble referencialidad:
además de la relación con el verbo mentará también a una función nominal de la oración:
por lo general, sujeto y objeto directo. En
linda es la mañana
predica-
cativo
‘linda’ es, evidentemente, una calificación del sujeto –obsérvese la concordancia en género
y número de este adjetivo con el sustantivo ‘mañana’ –, pero no hubiese sido posible sin el
‘es’ –explícito en este caso- que la introduce. Es decir, la dependencia del predicativo con
el verbo copulativo está en el hecho de que lo supone siempre, el fenómeno de la
predicación no es una determinación del núcleo anterior a la aparición del verbo en
cuestión, ya que en ese caso la enunciación no llegaría a plasmarse en oración: en ‘la linda
mañana’, con ‘linda’ en posición atributiva, no hay sentido gramatical completo
(recuérdese lo dicho en el punto 1.). El predicativo guarda con su núcleo una relación
esencial, intrínseca, de lo cual resulta que esa entidad señalada no puede ser intercambiada
por otra: ‘yo soy Juan’, ‘vos sos el culpable’ , pero en cambio ‘una manzana’ –objeto
directo- o ‘por la calle’ –circunstancial- en ‘yo como una manzana’ o ‘vos vas por la calle’
, están en la esfera de la relación contingente, dado que puedo intercambiarlo por ‘vos
comés una manzana’ o ‘yo voy por la calle’ (pero no * ‘vos sos Juan’, o * ‘yo soy el
culpable’).
Desde esta perspectiva parece innecesaria la insistencia en la distinción entre predicativo
sujetivo10 y predicativo objetivo. La índole de la entidad nominal relacionada con el
predicativo marcará la especificidad del mismo. Si hablamos de predicativo “sujetivo" en la
siguiente oración (con ‘es’ expreso o implícito),
predicativo
sujetivo sujeto
9
En otra parte de la bibliografía citada en nota 6 (p.7, in fine), la autora se refiere a la distinción
entre "complementos" y "adjuntos": "Desde el punto de vista semántico, por lo general los
complementos corresponden a los participantes del acontecimiento (los llamados argumentos). Los
adjuntos señalan circunstancias (tiempo, modo, lugar, cantidad) que precisan el acontecimiento.
10
Decimos "sujetivo" por su referencia al sujeto –plano sintáctico–. "Subjetivo", en cambio, nos
parece dar lugar a ambigüedades, dado que con este término hacemos mención a la incidencia –que
es de suma importancia– de la "subjetividad" del hablante en la lengua (cf., por ejemplo, el célebre
artículo de E. Benveniste, "De la subjectivité dans le langage", en Problémes de linguistique
générale, Paris, Gallimard 1966, pp. 258-266 ,vol. 1 (hay traducción castellana, México, Siglo XXI,
varias ediciones a partir de la primera en 1971).
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es porque se impone la necesaria relación con el sujeto oracional; pero bastará que la
referencia sea al objeto directo para que estemos en presencia del predicativo “objetivo"
predicativo objeto
verbo objetivo directo
p r e d i c a d o
Nótese cómo desde la consideración aislada de la relación entre ‘linda’ y ‘la mañana’ no se
ha producido ninguna variación. Es el sustantivo, en la totalidad de la oración, el que ha
experimentado el desplazamiento a una nueva función sintáctica (de sujeto a objeto
directo).
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En este caso la desinencia originaria latina ('-tis') es prácticamente irreconocible debido a los
cambios fonéticos ('amatis' > ' amades' > 'amáes' > 'amáis').
12
Se prefiere por razones didácticas las formas tradicionales 'tú'/ 'vosotros' en lugar de, por ejemplo,
el 'ustedes' de nuestro rioplatense, ya que en este caso habría necesidad de una explicación
adicional: la de cómo un pronombre asociado a una tercera persona verbal ('ustedes aman') se ha
especializado en la designación de una segunda persona, es decir, en el ámbito del interlocutor
pluralizado ('vosotros').
7
Si resumimos lo dicho, tenemos
v e r b o
p r e d i c a d o
V.
sujeto predicado
b) Si las 1a. y 2a. personas, tanto singular como plural, son antropológicas (siempre señalan
al emisor o receptor de la comunicación humana), es decir
yo (amo) tú (amas)
emisor receptor
8
yo, que es la subjetividad sobre la que se asienta la elocución, y el tú, que solo puede ser
pensado en una situación establecida a partir del yo.13
Por lo tanto, en el ámbito de la tercera persona verbal, dado que no hay identificación
alguna con el emisor o el receptor, no se podrá pensar en un sujeto desinencial, sino que el
sujeto de la oración será un sustantivo en concordancia de número (singular o plural) con el
verbo o, en caso de estar ausente, corresponderá la denominación de "sujeto tácito", porque,
efectivamente, está "callada" la identidad del mismo.14
v = predicado s u j e t o
verbo verbo
p r e d i c a d o
13
Es decir que solo un logicismo gramatical, una forzada simetría puede llevar a considerar las
"personas" verbales como equivalentes: la oposición lingüística y el principio sobre el que reposa
son válidos para el "yo" y el "tú", no para la "tercera persona" (véase E. Benveniste, "Structure des
relations de personne dans le verbe", op. cit. en nota 11, p. 225-236, vol. 1).
14
Denominación que, a menudo, se aplica para la primera y segunda personas, que, como llevamos
dicho, en absoluto están "tácitas", sino claramente expresas en la desinencia.
9
EJERCITACIÓN GENERAL
1. En el azul de la sierra blanquean aún en estos días de junio unas manchitas de nieve.
2. En aquel instante oímos pasos.
3. A la dulce languidez anterior ha sucedido un indecible enardecimiento.
4. Ha cesado casi por completo la lucha.
5. Alegran el ambiente las sonrisas infantiles.
6. Solamente el viejo estaba sentado en la piedra.
7. Se desprendía de toda su persona una honda simpatía.
8. Por las pestañas de la vírgenes pasan vuelos de agonía.
9. Socarrón, perspicaz, sonoro, a la casa aturde el loro.
10. En numerosas ocasiones la leyenda vence a la historia.
11. Asolaba la ciudad la maledicencia popular.
12. Aquella noche llovió copiosamente.
13. De lo ceniciento de la niebla emergen en el campo los finos álamos verdes.
14. Por el juego de luces, más grande parecía la casa.
15. Sucedió en un lugar remoto un hecho extraordinario.
16. A mi padre solo le quedó su modesta carpintería.
17. Especialmente terminó por separarla de sus amigos su carácter autoritario y egoísta.
18. En el silencio profundo gozamos de la armonía maravillosa del verde sobre la piedra
dorada.
19. A mí no me atemorizan los peligros posibles.
20. A la dama la espera un automóvil en la lejana carretera.
21. Durante dos horas tronó y relampagueó sin cesar.
22. No importa todo esto, dicho en tono humorístico, ligero.
23. Desde el principio del cántico brilló la luz con más fulgores.
24. En la oquedad sin bóveda resonó mi grito.
25. Ni el más pequeño ruido o rumor turba nuestra tierra.
26. En un rincón el fuego desatado en la popa aviva una hoguera violenta.
27. Al filo del mediodía el sol derrama abiertamente su luz.
28. Sobre los rosales cae la tarde lentamente.
29. Al atardecer moría el sol de la ciudad.
30. Por aquel tiempo las hadas habían repartido sus dones a los mortales.
II. Señalar el sujeto y predicado de las siguientes oraciones, y los complementos que
hayan sido estudiados:
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1. En un rincón, el fuego desatado en la popa aviva una hoguera violenta.
2. El grito desgarrador de Isabel nos anunciaba el coronamiento de la tragedia.
3. Sus vivos ojos eran cubiertos alguna vez por sus párpados irritados.
4. Los habares mandan al pueblo mensajes de fragancia.
5. Yo nunca les diré mi verdad.
6. Tus tíos hablan del tiempo y de las cosechas.
7. La luna pierde poco a poco el fulgor de su mirada.
8. Las gallaretas rozaban perezosas con sus alas el agua.
9. La luna viene con nosotros, grande, redonda.
10. Me llevaré los llantos de las fuentes, las hojas amarillas y los mustios pétalos.
11. Los fantasmas son las palabras de la eternidad.
12. La tinta fresca, esa sangre de los libros, impregnaba aún mis páginas con su aroma.
13. Todo indicaba en este señor un matiz de misterio, de cosa extraña.
14. Tenía dos consejeros áulicos, una alondra y un asno.
15. Por aquellos días Orfeo huyó a los bosques.
16. Ya no le quedan en la cajita de oro pastillas al poeta.
17. El camino sin curvas resplandecía.
18. Una viejecita menuda guarda el castillo y pone aceite en sus lámparas.
19. Los cuadros superponían sus marcos esculpidos hasta el cielo raso.
20. Una india más delicada, más sutil que las blancas, caminaba lentamente.
21. Tú, como un mago, conviertes la roca en simulacro.
22. La tragedia no ha separado en su sueño eternal al marido y a la mujer.
23. Larga tradición de señorío ha dado a los habitantes de esta tierra traza elegante y
reposada.
24. Lo vimos entusiasmado.
25. Te interesas por todo.
26. El ambiente de la casa es denso. Han llegado los sones de lejanas campanas.
27. Un poco más lejos, el mar es de un azul intenso.
28. La lejanía, en la línea del horizonte, es de un rosa tenue, pálido.
29. Los resultados no responden adecuadamente a sus tentativas insistentes.
30. Sesenta ojos fijos en él brillan en la inmensa habitación, fulgentes como luciérnagas.
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