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El mundo vegetal en la Edad Media
4 ESCOBAR ISLA, José Manuel y DÍAZ, Antonio María. “Hortus Conclusus. El jardín cerrado en la cultura europea”. En:
Cuadernos de Investigación Urbanística, nº 3, 1993, Instituto Juan de Herrera, Madrid
5 “Hortus conclusus: mística del jardín medieval (y IV)”. En: Agnosis, otro conocimiento es posible. Documento de internet:
http://agnosis2.blogspot.com/2014/04/el-jardin-medieval-iv.html [última consulta 20/09/2018]
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La imagen del huerto cerrado, así como la Además, las flores que se nos presentan en
de la fuente sellada aluden a la virginidad de este jardín son símbolos de la Virgen, en parti-
María y también de la ausencia de pecado en cular la rosa y el lirio, tanto por su belleza como
su ser. El seno de la Virgen sólo fue acariciado por su fragancia y su potencial de fertilidad.
por la gracia de Dios, de modo que ningún hom- María es también llamada Rosa Mística en las
bre manchara su pureza. Pero es que además, el Letanías Lauretanas y, en el Cantar de los Canta-
pecado tampoco rozó su persona. Si Eva, la pri- res, la amada es comparada reiteradamente con
6 GÓMEZ ANUARBE, Manuel. “Jardines de la cruz”. En: GARCÍA DE CORTÁZAR. José Ángel. Monasterios Románicos y
producción artística, Fundación Santa María la Real, Aguilar de Campoo, 2003. Pág. 242
7 PEINADO GUZMÁN, José Antonio. “Simbología de las Letanías Lauretanas y su casuística en el Arzobispado de Granada”. En:
PEINADO GUZMÁN, José Antonio y RODRÍGUEZ MIRANDA, María del Amor. Lecciones barrocas: aunando miradas, Asocia-
ción para la investigación de la Historia del Arte y el Patrimonio Cultural “Hurtado Izquierdo”, Córdoba, 2015, pág. 178
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el lirio8. Tanto éste como las azucenas suelen azucenas y las margaritas, el lirio simbolizaba
referirse al ser virginal y su concepción inma- la castidad, la violeta la humildad, la manzana
culada. El lirio a veces se presenta entre cardos, estaba relacionada con el pecado original. Uno
símbolo del mal, y por tanto crea la metáfora de de los cuadros más famosos y llamativos con
la pureza de María en un mundo inundado por este tema es el del Jardín del Paraíso del pin-
el pecado. En general, todas las flores blancas tor anónimo del siglo XV, a quien se llama der
aluden a la belleza espiritual de la Virgen. Meister des Paradiesgärtleins: Maestro del Paraí-
so de Fráncfort o Maestro del Jardín del Paraíso,
Las representaciones góticas, por tanto, de maestro vinculado a Praga y relacionado con los
esta iconografía muestran a la Virgen normal- Van Eyck (Fig. 3). Se nos presenta a María en el
mente con el Niño y, a veces, acompañado de huerto cerrado como una delicada mujer, leyen-
santos o de ángeles. Está encerrada en su jardín, do en este caso, sentada en un jardín cerrado.
hortus conclusus o jardín cerrado que es símbolo Está rodeada de santos. Santa Dorotea está detrás
de su virginidad y las plantas se representan de cogiendo cerezas; Santa Bárbara coge agua de
manera realista. Todas se reconocen fácilmente: un pozo; Santa Catalina sostiene un salterio, en
la rosa era la flor de la Virgen al igual que las el que Jesús Niño pulsa las cuerdas. A los pies
Fig. 3: Jardín del Paraíso, Maestro del Jardín del Paraíso, Museo Städel, Fráncfort del Meno, Alemania. Hacia 1410
8 Ego flos campi, et lilium convallium. Sicut lilium inter spinas, sic amica mea inter filias. [Ct. 2, 1-2.]
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1.3. Microcosmos-macrocosmos.
Orden y caos
9 Entre ellas se han reconocido: aguileña común, verónica, fragaria, alchemilla, bellis perennis, alhelí del campo, hierba
doncella, trébol, lirios, leucojum vernum, convallaria majalis, malva, margarita, dianthus, paeonia officinalis, rosa, hierba
centella, iris, mostaza, ortiga roja, violeta, plantago, crisantemo, aster, hypericum, matthiola
10 Alción, carbonero, pinzón real, oropéndola, pinzón, petirrojo, pico picapinos, ampelis europeo, jilguero, mito, herrerillo
común, abubilla
11 “Hortus conclusus: mística del jardín medieval (I)”. En: Agnosis, otro conocimiento es posible. Documento de internet:
http://agnosis2.blogspot.com/2014/03/el-jardin-medieval-i.html [última consulta 20/09/2018]
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12 “Hortus conclusus: mística del jardín medieval (III)”. En: Agnosis, otro conocimiento es posible. Documento de internet:
http://agnosis2.blogspot.com/2014/04/el-jardin-medieval-iii.html [última consulta 20/09/2018]
13 De nuevo haciendo una clara referencia a Platón y su teoría de las ideas
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El jardín equivale entonces a una ‘terra mí- las huertas, normalmente. La panda sur, la más
nima’, una tierra en miniatura, un microcosmos, alejada de la iglesia, era la Panda del Refectorio,
elegido y apartado -consagrado- por el hombre solía estar el calefactorio, lugar caldeado donde
para Dios. Por ello, tal espacio debe quedar se- podían ir los monjes de vez en cuando para des-
parado y protegido del caos exterior por una cansar y entrar en calor. A su lado, el refectorio,
frontera a la vez física, psíquica y espiritual, es que era el comedor y, colindante con él, la coci-
decir, en los tres planos de la existencia. De esta na, lo más alejado posible de la iglesia para ale-
manera, el jardín se constituye psicológicamente jar el fuego del edificio más noble. Por último, la
como un espacio de meditación y contempla- panda oeste era la panda de legos o de la cilla
ción, es decir un lugar para el encuentro y la y tenía el callejón, también de legos, y la cilla
comunicación del hombre con Dios, tal y como con la bodega, con la puerta de las carretas (de
fue el Paraíso del Génesis. Y el paradigma de mayores dimensiones). Las celdas de los mon-
este jardín, entendido como ‘espacio de encuen- jes o el gran dormitorio común (depende de la
tro’ sagrado en el cual se restaura el contacto época y de las distintas órdenes) estaban en el
entre el hombre y Dios que existió antes de la piso superior, las de los legos y conversos en-
caída, era el claustro de los monasterios14. cima de la Cilla y las otras encima del capítulo,
para tener acceso rápido a la iglesia. Alrededor,
se encontraban otras dependencias y lugares en
2. EL JARDÍN REAL el terreno monacal, como el cementerio hacia el
este; las huertas hacia el sudeste con las letrinas
2.1. Los monasterios aprovechando el margen de los ríos o canales;
los establos, lagares, molinos y talleres hacia el
Como sabemos, los monasterios tienen un sur; y lo mas alejado de la vida monacal, al oes-
esquema base de planta que se suele repetir te, la portería, la hospedería y la enfermería.
de manera análoga en todas las construcciones.
En general, aunque la iglesia es la construcción Como se puede ver, por tanto, el claustro
más importante y solemne del monasterio, el ejerce como alma, como centro del monasterio
claustro es el centro de los mismos. Como es desde el que irradian todas las construcciones
sabido, iglesia y claustro son adyacentes según del mismo, alejándose subordinadamente de
el orden ideal pensado por los monjes medie- él en relación a su dependencia e importan-
vales y desde el claustro siempre había uno o cia. Los monjes concibieron la planta de sus
varios accesos directos a la iglesia del monaste- monasterios a base de la idea de circulación
rio. Alrededor del claustro se ordenaban todas en torno al claustro, centro de comunicación
las actividades de los monjes: en su perímetro de todas las dependencias; la comunidad mo-
se encontraba la farmacia, la biblioteca, el re- nástica desfila silenciosamente seis veces al
fectorio, los dormitorios. Cada panda tiene una día por las galerías del claustro a lo largo de
galería o corredor cubierto limitado por arcadas. cada ciclo diario: maitines, laudes-eucaristía,
De esta manera la panda norte del claustro era desayuno, almuerzo, vísperas, cena, lectu-
la llamada Panda de la Iglesia o Mandatum con ra-completas. Además, en verano, la comuni-
la puerta hacia la cabecera para monjes y a los dad se reúne al atardecer en el claustro para
pies para novicios. La panda este era la Panda escuchar la lectura de la Regla de San Benito.
del Capitulo y tenía la biblioteca con el scripto- Y en ocasiones solemnes acoge procesiones,
rium, cuando eran de grandes dimensiones, o el como las de la Hermandad o de Corpus Chris-
armariolum, un pequeño armario para los más ti. A este uso comunitario, habría que añadir
pequeños, con libros litúrgicos. También estaba los ratos de meditación, oración o contempla-
la sala capitular para celebrar los capítulos de ción individual que los monjes pasan en el
la regla y el locutorio, donde el prior dictaba claustro, sentados o andando lentamente, en
el trabajo diario; desde aquí se tenía acceso a diversos momentos del día o de la noche, es-
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pecialmente antes o durante el amanecer15. En Aun con todo, es difícil establecer qué plan-
él, los monjes cultivaban esencialmente plan- tas exactamente nos podríamos encontrar en
tas y árboles para fines alimentarios y medi- un claustro medieval. Se sabe que estaban di-
cinales. Aunque la había, menos importante vididos en parterres, en torno a un centro don-
era la función decorativa del jardín y de sus de podía establecerse la fuente con lavamanos
plantas y flores. o el pozo. A su alrededor se dispondrían las
plantas, seguramente de tipo aromático y me-
Se puede analizar como desde los orígines dicinal y, en menor medida, decorativas. Por
del monacato en sí mismo aparece la dispo- lo general eran especies arbóreas, arbustivas
sición del claustro y las diferentes partes del y herbáceas que evocaban el paraíso, algu-
monasterio. La regla de San Benito hace refe- nos árboles, a veces frutales, y flores como las
rencia a la disposición del monasterio: “Debe rosas y los lirios que evocaban a la virgen y
estar establecido de manera que, si es posible, todo su simbolismo. Se sabe que los claustros
todo lo necesario se encuentre dentro del re- catalanes, barceloneses sobre todo, tenían li-
cinto, el agua, el molino, el jardín y los dife- moneros y naranjos (documentados desde el
rentes oficios con el fin de evitar que los mon- siglo XII)18. En cualquier caso, los jardines de
jes vayan a perderse en el mundo exterior”16. los claustros actuales poco tienen que ver con
El monasterio, de esta forma, debía tener lo su disposición original. Los cuatro parterres
necesario para vivir de manera aislada e in- simétricos cubiertos de césped, con un poco
dependiente. Se sabe como, en algunos casos, de suerte con alguna flor, y caminos de arena
modificaron las condiciones del entorno para o grava gris, es propio de la organización neo-
conseguir adaptarlo a sus necesidades y así clásica y posterior. Igualmente, la presencia
poder abastecer de agua al cenobio, por ejem- de cipreses es algo propio del siglo XX y que
plo. Incluso se realizaba una separación en poco, o más bien nada, tiene que ver con el
los tipos de agua: de mar (cuando lo había) claustro medieval19.
para los viveros y piscifactorías, el agua de
manantial para la bebida y el baño y el agua Afortunadamente, la idea cuaternaria sí
de río para jardines y molinos17 (Fig. 6). que debió estar presente en la disposición
original de algunos de los claustros medieva-
les, presentes en el plano del monasterio de
Este espacio encerrado por muros, lugar Saint Gall (s. IX) y en algunas excavaciones
de meditación y recogimiento, se convirtió arqueológicas de claustros europeos. La idea
en un vergel en el que los caminos confluían de cuatro partes estaría vinculada a la estabi-
hacia una fuente central, la fuente de la vida, lidad, el orden y ritmo de la creación: cuatro
símbolo de la vida terrestre y celeste. Ade- elementos, cuatro estaciones, cuatro edades
más, en muchos monasterios medievales, una humanas, cuatro humores… y cuatro ríos del
parte del claustro se destinó a jardín medi- paraíso que parten del centro del claustro, de
cinal, el llamado herbularius o jardín de los la fuente o pozo simbolizando al propio Cris-
simples (Fig. 6). to, el Agua de la Vida (Fig. 6).
15 MALLARACH, Josep M. “El jardín del claustro mayor del monasterio de Poblet en la antigua frontera andalusí: sentido y
significado de la intervención realizada ” 2012 , http://medomed.org/wpcontent/uploads/2012/12/Poblet_2013 pdf [Últi-
ma consulta: 20/09/2018]
16 Regla, C. 66.6
17 LÓPEZ LÓPEZ, Jorge Manuel. Sistemas hidráulicos en los monasterios cistercienses de la Corona de Aragón: arquitectura
y sostenibilidad. Tesis doctoral de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante, 20125
18 ADROER I TASIS, Anna Maria. “Jardins medievals i renaixentistes”. En: CLARAMUNT RODRÍGUEZ, SALVADOR. El món
urbà a la Corona d’Aragó del 1137 als decrets de Nova Planta: XVII Congrés d’Història de la Corona d’Aragó, BARCELO-
NA, 2000. Págs. 483-492
19 El famoso ciprés de Silos es de 1882 en realidad
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20 DALMAU MERA, Virgilio. Arquitectura y paisajismo: Jardines a través del tiempo. 2014. Documento de internet : https://
es.scribd.com/doc/242740586/Arquitectura-y-paisajismo-Jardines-a-traves-del-tiempo [Última consulta 20/09/2018]
21 ESCOBAR ISLA, José Manuel y DÍAZ, Antonio María. “Hortus Conclusus…”. Ob. cit., pág. 21
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Los fármacos medievales usaron todo tipo dicando sus propiedades curativas o dietéticas,
de productos en su composición: plantas, ar- recetas y formas de aprovecharlo23. Obviamente,
boles, animales acuáticos y terrestres, minera- los conocimientos farmacológicos de las plantas
les, piedras preciosas, metales, etc. La farmacia aromáticas y curativas quedaban dentro del mo-
medieval empleaba cualquier sustancia como nasterio. Como se ve, se da bastante importan-
medicamento, pero la mayoría de los remedios cia a las plantas medicinales y a las aromáticas,
procedían del reino vegetal. Los vegetales pre- pero casi nada a las decorativas que, en caso
sentaban una gran diversidad en todos los as- de monasterios mayores, quedaban relegadas a
pectos. De las diferentes plantas podían usarse los claustros.
todas las partes, de las raíces a los frutos, pa-
sando por el tronco, las ramas, las hojas, las
bayas, las yemas, las flores; todo tenía capaci- 2.1.2. El claustro como espacio de
dades terapéuticas distintas22. Obviamente, los unión con Dios
monasterios como centros hospitalarios que en
su mayoría también fueron (aunque no fuera Como decíamos, el jardín del monasterio era
más que para atender a sus propios enfermos) el lugar de la unión del hombre con Dios, con
debían tener una importante sección de plan- todo su significado trascendental. Para los mon-
tas medicinales. bien en sus huertos, bien en jes, eran lugares de trabajo físico (huertos, par-
sus claustros. terres, etc.) o espiritual (los propios claustros)
y no lugares de ocio o recreo. El claustro era
Con el tiempo, se va elaborando una ciencia un espacio para la meditación y la contempla-
compleja nacida a partir de los principios bá- ción, espacio en el que los monjes desarrolla-
sicos de la medicina griega y las aportaciones ban buena parte de su trabajo interior. Por ello,
de la cultura árabe y que tomaba la naturaleza el claustro del monasterio debía ser una imagen
como punto de partida de su acción. Asimismo, -en el sentido platónico- del alma del monje
la ocupación tradicional de los monjes de cu- contemplativo, del hombre dedicado a la ora-
rar a los enfermos, hacia que se interesaran por ción. El objetivo del contemplativo no es otro
todo este saber. En las bibliotecas monásticas se que re-ordenar su alma, restituir en ella su esta-
guardaban libros antiguos (griegos y romanos) do primordial anterior a la caída, dicho de otro
que se leían para conocer los remedios contra modo, limpiarla de la escoria sobrante, al objeto
las enfermedades, obras de Aristóteles, Hipócra- de hacerla digna de presentarse ante Dios.
tes, Dioscórides, Galeno o Plinio. Este saber se
trasmitió gracias a varios libros y tratados que En sí mismo, como indicábamos antes, el
fueron continuamente copiados, traducidos a claustro es un hortus conclusus, una zona verde
diferentes idiomas y comentados durante siglos. de pequeñas dimensiones, circundada por mu-
Asimismo, se fueron escribiendo diferentes tra- ros, dividido por parterres normalmente en cua-
tados de saber farmacológico, en su mayoría, tro partes y con la presencia esencial del agua.
obras influenciadas por las griegas y las árabes, No es casual que el centro del claustro-jardín es-
con aportaciones propias del mundo medieval. tuviera ocupado preferiblemente por una fuente
Uno de los más importantes libros de plantas es -elemento agua- significando con ello el paso
el Libro de simples medicinas o los Nueve libros de la manifestación informal a la existencia for-
de las sutilidades de las diversas naturalezas de mal, lo cual es el sentido de la fuente central del
las criaturas, escrito por Hildegarda de Bingen, Paraíso, de la cual surgían cuatro ríos, cada uno
abadesa de varios monasterios benedictinos en en una dirección.
el siglo XII. En su obra se describen 502 ele-
mentos de la naturaleza ordenadas por grupos: El claustro del monasterio no sólo invitaba
plantas, arboles, piedras, animales y metales, in- por su quietud y armonía a la contemplación,
22 “Plantas, remedios y boticarios. El Jardín Medieval del Monasterio de Pedralbes” Documento de internet: http://monestir-
pedralbes.bcn.cat/sites/default/files/FARMACIOLA%20Castellà_0.pdf [Última consulta 20/09/2018] Pág. 2
23 “Plantas, remedios y boticarios…” Ob. Cit. Pág. 3
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sino que era una metáfora viva de la actividad canto de los pájaros y con el ruido del agua de
contemplativa misma, podríamos decir que era la fuente o arroyo; el gusto, por el sabor de las
contemplación hecha forma. El claustro es metá- frutas y las verduras; el olfato, por el aroma de
fora en piedra del estado de firmeza, de pureza las flores; el tacto, por las flores y hojas sedosas
y de apertura a lo superior, que debe alcanzar y picantes (como la ortiga o el cardo); la vis-
el alma humana. Una función mucho más prác- ta, por la delicadeza de tonos de los colores25.
tica de lo que pudiera parecer a la mirada mo- Incluso, en algunos jardines de palacios reales
derna, pues la contemplación y la meditación surgió la costumbre de alojar animales como pa-
constituyen una parte fundamental del trabajo tos, cisnes o pavos reales, convirtiéndose algu-
del monje24. nas veces en pequeños zoológicos que podían
albergar animales más exóticos, como leones y
leopardos, como en el Jardín de la Reina del
2.2. El jardín cortés Palacio Real Menor de Barcelona26.
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El mundo vegetal en la Edad Media
Jardines de Hesdin, creados por Roberto II de similares en su traza a los atrios y peristilos de la
Artois a finales del siglo XIII a orillas del Ternoi- casa romana, a los que se les dio el nombre de
se entre Arrás y el mar, en el que se combinaba claustros. Aunque formalmente su apariencia no
el parque con el jardín de placer cerca del cas- se distanciaba mucho de sus predecesores clási-
tillo. Fueron destruidos por las tropas inglesas cos, su inspiración y significado eran totalmente
durante la guerra de los Cien Años, adquiriendo diferentes, ya que en su concepto original no
nuevo auge después con los Duques de Borgo- influía ningún componente estético, ornamen-
ña, como muestra el cuadro Bodas en los Jardi- tal o placentero en el sentido mundano, rela-
nes de Hesdin. cionándose éste exclusivamente con mandatos
religiosos y simbólicos relacionados con la idea
Como apuntábamos antes, los jardines corte- del Paraíso30.
sanos aparecen como espacio recurrente en la
literatura medieval. Simplemente por nombrar Los claustros, apropiándose la forma anterior
algunos, en la obra Erec y Enid (1135-1183) de y queriendo reflejar el jardín edénico cuatriparti-
Chrétien de Troyes hay un jardín inexpugnable to, van a adoptar la forma cuadrada, expresando
en una de las pruebas que deben afrontar sus además el cuadrado divino, el número sagrado.
protagonistas; en el romance de Floire et Blan- Incluso, la división interior en cuatro partes re-
cheflor (1160) aparecen tres jardines, haciendo fleja la idea de cruz, remitiendo a la simbología
que el espacio conductor del romance sea el cristiana por excelencia de la muerte de Cristo.
mundo vegetal; finalmente, el más destacado En la descripción del monasterio de Jumiéges
de los ejemplos es Le roman de la rose porque (655), en Francia, que se hace en los capítulos
precisamente tiene como protagonista un jardín, VIII y IX de la vida de San Filiberto, es donde
uno más realista en la primera parte, donde el se encuentra por primera vez la tipología arqui-
amante, Guillaume, se enamora de la Rosa y tectónica de claustro, con una hilera de arcadas
uno más conceptual en la segunda parte, asen- ricamente trabajadas en piedra31.
tando las bases del amor cortés. A partir de la
llegada del Humanismo, aunque el jardín sigue Es lógico pensar que estos primeros claus-
estando presente en la literatura, se abandona tros recogían la tradición clásica en todo su ser
todo el simbolismo que había conllevado du- y, por tanto, utilizarían capiteles y decoraciones
rante la Edad Media29. semejantes a las anteriores. Si bien hubo tres
ordenes clásicos, el más utilizado en estos prin-
cipios medievales fue el corintio y su continua-
3. EL JARDÍN PÉTREO ción con estilizaciones de estas grandes hojas
de acanto. Por tanto, desde los inicios de las
Como decíamos anteriormente, el claustro propias construcciones cristianas, se da en si
de los monasterios se convierte, por tanto, en misma la presencia del jardín pétreo, esto es, de
simbolismo del orden divino y de la naturaleza la decoración vegetal de la arquitectura.
dominada del jardín. El claustro, además, es in-
nato al monasterio y tiene un origen tan remoto Además, desde estos principios, el claustro
como el de los propios cenobios. se va a configurar como una arquitectura os-
mótica por la transparencia total de lo interno
En origen, los edificios religiosos se emplaza- a lo externo y de lo externo a lo interno, sien-
ban en torno a uno o varios patios porticados, do estructuralmente símbolos del jardín ideal,
29 SEGUÍ COLLAR, Virginia. Jardines medievales I: Occidente. 2007. Documento de internet: https://alenar.wordpress.
com/2007/10/27/jardines-medievales-i-occidente-por-virginia-segui-collar/ [Última consulta: 20/09/2018]
30 INSAUSTI MACHINANDIARENA, Pilar de y VIGIL DE INSAUSTI, Adolfo. “Mito y naturaleza. Del Paraíso al Jardín medie-
val”. En: Arché. Publicación del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV. Nº 4 y 5, 2010, pág. 229
31 AÑÓN FELIÚ, Carmen. “El claustro: jardín místico-litúrgico”. En: El lenguaje oculto del jardín: jardín y metáfora. Madrid,
Editorial Complutense, 1996, pág. 13
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perfecto32. Dado este carácter transparente -de junto con las arcadas y la disposición de los
ver y dejar ver- se crea también un efecto de parterres), armónica (proporcionada entre los
continuidad con lo que se ve, es decir, con el miembros de una obra y según la armonía de
mundo vegetal. Por ese motivo, lo más adecua- sus partes) y decorativa (que vendría del latín
do es continuar con la presencia de un mundo decor, conveniencia en los estilos, conveniencia
vegetal en su decoración, es llevar al mundo en el aspecto).
pétreo el mundo vegetal. Por ello, la presencia
de capiteles vegetales, cada vez más comple- Quizá esta es la parte más compleja de ana-
jos y enrevesados, es una forma natural y lógi- lizar dentro de la Venustas de un edificio. La
ca de entender la decoración arquitectónica de idea de decor se refería al aspecto corregido,
este espacio. La presencia del mundo animal, final, de una obra y solía aludir, en el mundo
que llegará a continuación, vendrá como con- clásico, a los órdenes -dórico, jónico y corin-
secuencia de presentar la lucha del bien y del tio-, la magnificencia y la decoración adecuada
mal, con otro simbolismo y otras características; a cada construcción. Para el mundo cristiano, la
al igual que la figuración que también es de na- belleza y la gracia de un edificio está ineludible-
cimiento temprano. mente unida a su utilidad o funcionalidad. Las
manifestaciones artísticas cristianas reflejan una
La presencia de decoración, además de estar inclusión de la iconografía dentro del marco ar-
recogida por la propia tradición arquitectónica quitectónico, una plástica adecuada al edificio,
de la antigüedad clásica, está avalada por los a su funcionalidad, tanto en el arte figurativo
padres de la Iglesia quienes hablaron y discu- como en el de características geométricas o ve-
tieron del tema. Uno de los elementos más des- getales. Son elementos complementarios, pero
tacados (y discutidos) fue la idea de Venustas a la vez necesarios, constituyentes de la obra
de San Agustín, recogido por San Isidoro. En arquitectónica. Ninguna obra de arte debe estar
sus escritos (Etimologías, libro XV, capítulos: II exenta de venustas. Aunque las concepciones
De aedificis publicis, III De habitaculis y V De estéticas puedan evolucionar, aunque los me-
aedificis sacris) se explican los postulados roma- dios cambien, siempre permanece inmutable
nos que se aplican en la arquitectura visigoda y esa necesidad de mantener la venustas, de que
que la belleza de un edificio debe radicar en su los edificios guarden ese equilibrio entre su fun-
decoración. Era el término, Venustas, que defi- ción y su forma, o mejor aún, entre aquella y la
nía de forma más clara la belleza -el encanto, la impresión que produce en el espectador34.
gracia- que toda obra arquitectónica debe tener.
Cualquier edificio debe provocar esa sensación
agradable ante el espectador. El propio Vitrubio 3.1. La decoración arquitectónica en
en su tratado nos dice que las obras arquitectó- el Románico
nicas deben tener tres características primordia-
les: firmitas, utilitas y venustas, es decir, solidez, Desde la planta de la abadía de Saint Gall y
utilidad y belleza33. La realización de las obras
los escritos de San Benito (seguramente con el
monásticas y, en especial, del claustro con arre-
glo a estas ideas hacen que se marque como un primer monasterio de Montecasino -535- como
espacio esencialmente útil, solido -marcando su ejemplo práctico), como hemos visto, ya se hace
aislamiento con respecto al resto del mundo- y presente la necesidad de claustro en la vida re-
bello. Y, de nuevo continuando con los clási- ligiosa monástica.
cos, tanto paganos como cristianos, una obra
bella debe ser simétrica (el cuadrado propio del Con la llegada del románico, estas tipologías
claustro marca esa simetría de forma perfecta, se van a difundir a través de los monasterios clu-
32 Ibídem, pág. 18
33 VELÁZQUEZ, Isabel. “Aedificiorum Venustas: la recepción de un término clásico en Isidoro de Sevilla (Etym., XIX 11)”. En:
Antigüedad y cristianismo: Monografías históricas sobre la Antigüedad tardía, Nº 14, Universidad de Murcia, 1997, pág. 237
34 Ibídem. Págs. 235, 239 y 243
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35 Podemos encontrar referencia al simbolismo de los números en cualquier libro o página web sobre iconografía (como
https://www.arteguias.com/simbolo.htm de donde se ha sacado parte de la información expuesta) pero queremos des-
tacar los siguientes autores: CALZADA TOLEDANO, Juan José. Escultura Gótica monumental en la provincia de Burgos.
Iconografía 1400-1530. Burgos, Diputación de Burgos, 2006 y en QUIÑONES COSTA, Ana María. La decoración vegetal
en el Arte Español de la Alta Edad Media: su simbolismo. Tesis inédita de la Universidad Complutense de Madrid, 1992
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36 QUIÑONES COSTA, Ana María. La decoración vegetal en el Arte Español de la Alta Edad Media: su simbolismo. Tesis inédita
de la Universidad Complutense de Madrid, 1992, pág. 79
37 Ibídem, pág. 81
38 Ibídem, pág. 97
39 Ibídem, pág. 127
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El mundo vegetal en la Edad Media
La hiedra tiene un fuerte carácter funerario do original. En muchos casos aparecen pájaros
(en Egipto se la conoce como la planta de Osi- picoteando estos frutos, normalmente con sus
ris), de inmortalidad o de resurrección (vincu- patas atrapadas entre el vegetal, en este caso
lado con Dionisio como dios de la vegetación) sería un significado del fiel cayendo en el pla-
y, por tanto, de eternidad, en el caso cristiano, cer momentáneo de la comida dulce sin darse
vinculado a Dios40. cuenta de que es atrapado por el pecado. Por su
contra, las frutas como las granadas, los racimos
La palma, o su estilización románica, la pal- de uvas (además de su simbolismo eucarístico),
meta, estaría haciendo referencia a uno de los las espigas de trigo, las piñas o cualquier fruto
árboles del paraíso, el árbol que aparece donde compuesto por unidades menores, está aludien-
hay agua, el árbol de la fertilidad. Sin embargo, do a la iglesia como conjunto de individuos que
también desde antiguo -aparece en el poema de unidos se hace fuerte. Por extensión, las frutas
Gilgamesh con este significado- sería también redondas como naranjas o melocotones, a veces
un símbolo de victoria por su resistencia y elas- manzanas incluso, apuntarían a la extensión de
ticidad, adquiriendo la idea del triunfo, la victo- la iglesia por todo el orbe, la creación divina,
ria, del mártir sobre la muerte, prefiguración de por tanto. Por eso, en muchos casos, aparece la
la Resurrección de Cristo y, por tanto, símbolo Virgen o el Niño sosteniendo este tipo de frutos,
de inmortalidad del alma41. haciendo alusión a estas ideas.
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El mundo vegetal en la Edad Media
El Císter nació como una reforma de la regla pintura, los adornos y las dimensiones excesi-
benedictina. San Roberto de Molesmes, en 1098, vas de las iglesias de los cluniacenses44:
antiguo abad de un rico monasterio benedic-
tino, fundó el cenobio de Citeaux (Císter) en Ceterum in claustris, coram legentibus fratri-
las cercanías de Lyon, aunque los verdaderos bus, quid facit illa ridicula monstruositas, mira
impulsores de la orden fueron Esteban Harding, quaedam deformis formositas ac formosa defor-
tercer abad de Citeaux, autor de la Carta carita- mitas? Quid ibi immundae simiae? Quid Feri
tis (c. 1120) y, sobre todo, el propio San Bernar- leones? Quid monstruosi centauri? Quid semi-
do (1091-1153). homines? Quid maculosae tigrides? Quid milites
pugnantes? Quid venatores tubicinantes? Videas
La Carta caritatis fue un código común a sub uno capite multa corpora, et rursus in uno
todas las abadías cistercienses, estableciendo el corpore capita multa. Cernitur hinc in qua-
modo de dependencia entre ellas y las costum- drupede cauda serpentis, illinc in pisce caput
bres que se debían de llevar en cada uno de los quadrupedis, Ibi bestia praefert equum, capram
cenobios. Incidía, por tanto, en el factor de la trahens retro dimidiam; hic cornutum animal
uniformidad. El horario, la disciplina, los servi- equum gestat posterius. Tam multa denique,
cios religiosos, los libros de lectura, el tipo de tamque mira diversarum formarum apparet
edificio, el régimen de comidas, etc., debían ser ubique varietas, ut magis legere libeat in mar-
idénticos en todas las casas de la orden para moribus, quam in codicibus, totumque diem oc-
evitar cualquier tentación de relajamiento43. cupare singula ista mirando, quam in lege Dei
meditando. Proh Deo! si non pudet ineptiarum,
El desarrollo del Císter se extiende desde el cur vel non piget expensarum?45
monasterio de Claraval, donde San Bernardo
fue abad, y desde donde se fundaron mas aba- Desde ese momento, los cistercienses desa-
días-madre que, a su vez, fundaron otras mu- rrollaron un arte sobrio y a menudo monocromo.
chas en toda Europa. A mediados del siglo XIII, Para Bernardo, la estética y la arquitectura debían
en su momento de máxima expansión, la orden reflejar el ascetismo y la pobreza absoluta hasta
contaba con cerca de 700 abadías masculinas y un desposeimiento total que practicaban a diario y
otras tantas femeninas. que constituía el espíritu del Císter. Precisamente,
el origen de la orden estaba en la denuncia de la
El arte cisterciense está en concordancia suntuosidad de Cluny y, por oposición a ella, la
con su espiritualidad. Bernardo de Claraval re- adopción de la sencillez y la sobriedad en todos
comendó la sencillez en todas las expresiones los aspectos de la vida monástica, consiguiendo
del arte en la Apologia ad Guillelmun, una unos espacios limpios y originales. Pero no hay
fuerte crítica a lo que él consideraba los exce- que confundir austeridad del Císter con simpleza,
sos de la orden de Cluny. En este escrito, San ya que cuando aparecen los motivos geométricos
Bernardo reprendió duramente la escultura, la y vegetales que adornan los capiteles de los claus-
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El mundo vegetal en la Edad Media
tros, por ejemplo, son de enorme calidad plásti- Obviamente, fueron las nuevas técnicas (ar-
ca y muchísima originalidad, viéndose tras ellos a cos apuntados, bóvedas de crucería, etc.) las que
buenos y experimentados maestros (Fig. 8). hicieron que los muros fueran innecesarios y pu-
dieran configurarse grandes ventanales. Aunque
sus elementos ya existían con anterioridad, es-
taban dispersos y fueron utilizados sin el nuevo
sentido gótico. El interior de las iglesias se llenó
de luz, y la luz conformará el nuevo espacio góti-
co. Por eso las catedrales van a ser cada vez más
altas, iglesias que se elevan al cielo.
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El mundo vegetal en la Edad Media
sin nada de escultura monumental, con la luz Gregorio de Valladolid, realizada por Gil de Si-
tamizada de las vidrieras de colores y los po- loé en 1499 (Fig. 9), un gran retablo con dos
cos retablos de pintura y escultura, además de cuerpos, con machones laterales y decoración
imágenes en bulto redondo, que adornarían sus escultórica vegetal, geométrica y figurada. La
muros. En el tardogótico, la decoración mural iconografía de la portada ha sido ya suficien-
llegará a casi todas las partes, en muchos casos temente analizada con anterioridad por lo que
complementando las propias estructuras arqui- aquí únicamente queremos hacer hincapié en
tectónicas. La decoración monumental tardogó- algunos de sus motivos46.
tica presenta fuertes claroscuros, altorrelieve,
tracería calada, trabajos al trepano y horadados,
etc. ocupando espacios mucho mayores que an-
teriormente y, en muchos casos, la figuración se
encuentra entre las cardinas y el follaje vegetal.
Es lo que se ha denominado como decoración
marginal, poniéndola en relación con la que se
efectuaba en los márgenes de las miniaturas y
donde, en realidad, estaba el grueso de la fanta-
sía y de la inventiva de dichos libros.
46 Entre otros muchos: PEREDA ESPESO, Felipe, “La morada del salvaje: La fachada selvática del colegio de San Gregorio
y sus contextos”. En: ALONSO RUIZ, Begoña. (Coord.), Los últimos arquitectos del Gótico, Santander, 2010, págs. 149-
218. OLIVARES MARTÍNEZ, Diana: Alonso de Burgos y la arquitectura castellana en el siglo XV, Ediciones La Ergástula,
Madrid, 2013. Y GADEA, Sira, “El Colegio de San Gregorio de Valladolid, hoy Museo Nacional de Escultura”. En: Viajar
con el Arte. 2013. Documento de Internet: http://viajarconelarte.blogspot.com/2013/12/el-colegio-desan-gregorio-de.html
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El mundo vegetal en la Edad Media
Fig. 10: Sepulcro arcosolio del infante Alfonso. Gil de Siloé. Cartuja de Miraflores, Burgos, 1492
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El mundo vegetal en la Edad Media
Teniendo presente el mundo vegetal, y del con la boca abierta. También estará representa-
mismo autor que el anterior, Gil de Siloé, uno do el juicio de las almas por San Miguel con la
de los arcosolios más llamativos e importantes balanza, acompañado por ángeles o animales
es el del Infante Alonso en la Cartuja de Mira- psicopompos que elevan las almas al cielo. En
flores (Fig. 10). Es un arcosolio muy profundo, ocasiones, podemos ver las imágenes de pro-
totalmente decorado, con la presencia de cai- fetas y ángeles portadores de las Arma Christi,
reles rodeando su arco con formas de tipo ve- de nuevo testimoniando la redención de Cristo.
getal. En este caso, se trata de crear un espacio Incluso es bastante común que se encuentren
semi-ensombrecido donde semi-ocultar la figura uvas y vides entre la decoración vegetal de ca-
del Infante (mucho más de lo que está en la ac- piteles e impostas, con un claro simbolismo
tualidad) mediante un telón de vegetación que eucarístico, en contraposición a las hojas de
haría las veces de celosía natural (al igual que cardo que suelen ser una referencia al pecado.
los jardines se ocultaban de la mirada exterior Es decir, la representación de un primer plano
mediante muros). terrenal y vegetal, donde está presente la lucha
del bien y del mal. Por encima, las bóvedas
De la misma manera que anteriormente, los son la representación del cielo y por tanto, la
claustros góticos son los receptores de una gran meta que el fiel quiere alcanzar, a veces con la
parte de la decoración vegetal. En ellos se pue- presencia de rosetas en las claves que estarían
den encontrar complejos programas iconográfi- haciendo alusión al perdón de los pecados, a
cos, en muchas ocasiones relacionados con la la resurrección y a la vida eterna. Es decir, un
muerte y la redención del pecado, en los que plano supra terrenal en las bóvedas, represen-
el jardín se relacionaría con la idea de paraíso tando el cielo eterno, por encima48.
perdido, como podemos ver en el claustro de
San Salvador de Oña.
En fin, la temática vegetal de la escultura,
Y finalmente, la propia simbología de la además de tener de por sí el valor de su belleza,
iglesia estaría aludiendo a ese afán de recrear tiene fuertes elementos simbólicos y, a través de
el paraíso (del que el hombre había sido expul- ellos, la Iglesia hablaba a sus fieles49. Además,
sado) en el interior de las iglesias, una forma la presencia de jardines en la arquitectura no es
de microcosmos pétreo donde cada parte ten- solo algo casual y decorativo, sino que esconde
dría su significado en relación al macrocosmos, una simbología catequística y dogmática que,
el mundo, de creación divina. Este simbolismo junto con su entorno arquitectónico, las plantas
se representa con la presencia de los fieles en y sus significados y la propia e inherente idea
la parte baja, terrenal, con los capiteles que de jardín llevaron a formar unos complejos pro-
nos indican los vicios y sus consecuencias y gramas iconográficos que servían para ensalzar
las virtudes y sus benevolencias, en pequeñas la unión con Dios mediante la contemplación y
escenas escondidas entre vegetal. Podemos ver la meditación en el caso de los monasterios ro-
representaciones de los pecados capitales, de mánicos y que, después, es abierto al resto de la
las Vírgenes Necias y las Vírgenes Prudentes, e, población como compleja iconografía religiosa
incluso, del Leviatán, casi siempre un monstro en los templos.
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