¨La Organización sólo existe cuando dos o más personas se juntan para cooperar entre sí
y alcanzar objetivos comunes, que no pueden lograrse mediante iniciativa individual.
Ella es entendida como un sistema que conforma un todo, compuesto por partes ordenadas, se asemeja a un organismo individual en los siguientes aspectos esenciales: En el crecimiento; en el hecho de volverse más compleja a medida que crece; En el hecho de que, al volverse más compleja, sus partes exigen una creciente interdependencia mutua; Porque su vida tiene inmensa extensión comparada con la vida de sus unidades que la componen; Porque en ambos casos hay una paulatina integración acompañada de una creciente heterogeneidad. ¨ La definición más general que puede darse de organización es la que son grupos humanos que pretenden el logro de unos objetivos y por ello las organizaciones son en sí mismas un fenómeno cultural, que varía según el estado de desarrollo socio político de una sociedad. (Chiavenato, I. 1999, pp. 36). Al tener esta conciencia un impacto de tan alta connotación y con un carácter transversal fuertemente marcado sobre las organizaciones, se requiere de la reconversión de todas las actividades y de las prácticas organizacionales. De aquí la necesidad porque todo proceso de cambio sea cuidadosamente elegido, planeado e implementado, tal como lo manifiesta el modelo de los tres pasos del psicólogo alemán Kurt Lewin8 (Acosta, 2011, p.17). De esta elección junto con el modelo administrativo que se implemente, resultará la cultura organizacional. La relación entre la cultura y el funcionamiento de las organizaciones sociales ha sido un tema recurrente en las ciencias sociales por cerca de 50 años. Sociólogos, antropólogos sociales y psicólogos sociales, han presentado frecuentemente la cultura y la ideología como características integrales de las organizaciones sociales. Algunos autores se centraron en la cultura como uno de los aspectos críticos para la adaptación de las organizaciones sociales, y entendieron la cultura como un sistema de ¨patrones de comportamiento socialmente transmitidos que sirven para relacionar las comunidades humanas con sus valores ecológicos¨. Esta perspectiva también se ha visto reflejada en los trabajos de algunos etnógrafos y psicólogos. Asimismo, algunos investigadores organizacionales se han ocupado de la relación entre cultura y la organización pero rara vez han desarrollado teorías explícitas de cultura organizacional o presentadas evidencias de soporte. Se han visto progresos en áreas de investigación relacionadas como la Socialización y el Cambio pero con pocas excepciones se ha prestado muy poca atención al tema de Cultura Organizacional. La reconfiguración de la economía y de la sociedad obliga a que las organizaciones estén cambiando permanentemente para dar respuesta a nuevas demandas del entorno. Investigaciones demuestran que el 70% de los esfuerzos de cambio fracasan (Hoogendoorn et al., 2007; Self & Schraeder, 2009; Erwin & Garman, 2010; Jansson, 2013), por lo que se considera importante generar una ruta que sirva de orientación a directivos, para enfrentar un proceso de cambio de manera exitosa. Este trabajo presenta un modelo de gestión del cambio aplicable a organizaciones e instituciones del campo de la educación física, como instituciones educativas, clubes, ligas, centros de acondicionamiento físico, entre otras. La etapa de preparación actúa como facilitadora del cambio, buscando que la organización y sus empleados estén dispuestos para asumir nuevos comportamientos organizacionales. Los facilitadores citados –comunicación, participación y capacitación– hacen parte de la preparación para el cambio, además de un adecuado diagnóstico organizacional como punto de partida (Armenakis & Harris, 2009). En los tres CASOS, a través de estrategias como la participación, la comunicación y el diagnóstico, hubo una preparación para el cambio, con lo cual podría plantearse, de acuerdo con Lewis (2006) y Erwin y Garman (2010), que los receptores tendrían que estar dispuestos; sin embargo, el caso TRES fue un proceso con muchas resistencias que no lograron reducirse, por lo cual el cambio, aunque se hizo, presentó muchas dificultades, posiblemente porque hubo errores en esos procesos de comunicación, participación y diagnóstico, por tanto, sí es cierto que estos elementos actúan como facilitadores, sin embargo, está en dependencia la capacidad de los líderes para gestionarlas adecuadamente.
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