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DEMANDA DE DINERO O DE TRANSACCION

La demanda de dinero explica los motivos por los que los individuos deciden guardar
una parte de su riqueza en forma de dinero, renunciando a la rentabilidad que
podrían obtener si colocaran tales recursos en otros activos. Cuando el dinero es un
bien sin un valor intrínseco en sí mismo, puede parecer paradójico que exista una
demanda de dinero en vez de, en todo caso, de los bienes que se pueden adquirir
con ese dinero.1 Para entender la demanda de dinero, es preciso recordar que
la liquidez de un activo es la facilidad con que puede convertirse en el medio de
cambio de la economía. La definición de dinero es precisamente la de medio de
cambio de la economía, por lo que es por definición el activo más líquido que puede
existir, la demanda de dinero es por tanto demanda de liquidez frente a otros
activos.

La demanda de dinero en el pensamiento


económico neoclásico
Para el pensamiento económico neoclásico, las razones para demandar dinero son dos:

1. Atender a las necesidades ordinarias sin incurrir en dificultades por falta de


numerario.
2. Hacer frente a circunstancias imprevistas.
En esta corriente de pensamiento, los motivos para demandar dinero no están ligados al
tipo de interés existentes y están únicamente asociados a la conveniencia del sujeto
económico.
Teoría cuantitativa clásica

Fue formulada por primera vez por David Hume, que formuló una identidad
fundamental: M x V = P x T donde:

 M: es la masa monetaria
 V: la velocidad de circulación del dinero
 P: el nivel de precios de la economía
 T: la cantidad de transacciones realizadas en una economía en un determinado
período.

La velocidad de circulación del dinero se define precisamente como el resultado de PT/M,


con lo que la ecuación de Fisher se convierte en una identidad. Sin embargo, esta teoría
propugna que a medio y a corto plazo, V tiende a ser una constante, con lo que, dada una
determinada cantidad de transacciones en la economía, existe una relación directa entre la
masa monetaria y el nivel de precios, es decir que M = k x P, donde k es una constante a
corto plazo, que definimos como T/V. Por lo tanto, existe una relación directa entre
la inflación y el incremento de la masa monetaria.

Friedman y otros monetaristas reescribieron dicha teoría haciendo una importante


distinción entre los efectos a corto y a largo plazo de las variaciones del dinero. Afirman
que, a largo plazo, el dinero es neutral. Las variaciones de la cantidad de dinero, después
de haber actuado a través de la economía, no producen efectos reales y sólo alteran los
precios. Sugieren, por tanto, un incremento constante y reducido de la masa monetaria
que no produzca inflación.

Formulación de la escuela de Cambridge

También llamada formulación de las disponibilidades, en cuanto pone el acento en el saldo


líquido que cada individuo quiere tener. La diferencia fundamental con el punto de vista de
Fisher es que mientras este analiza el dinero como un flujo, la escuela de Cambridge lo
hace como un fondo. Otra diferencia fundamental es que la teoría cuantitativa pone el
acento en la oferta de dinero, aunque también tenga en cuenta la demanda a través de T,
mientras que la formulación de la escuela de Cambridge pone el acento en la demanda de
dinero.
La ecuación, fue formulada por Pigou de la siguiente forma: M/P = k.R, o lo que es lo
mismo,
M = k x R x P , donde:

 P es el nivel de precios,
 M la masa monetaria,
 R, los recursos totales de la economía (la riqueza total de la economía)
 k, la proporción de los recursos totales de la economía que los sujetos económicos
desean mantener en forma de dinero.

Sustituyendo k por 1/V y R por T, tendríamos la misma ecuación que la teoría cuantitativa
del dinero, pero la equiparación entre T y R es imposible porque son cosas totalmente
distintas: T expresa el número de transacciones que se realizan en una economía y R la
riqueza total de la economía. Arthur Pigou hablaba en términos de una economía con un
único bien, el trigo. Keynes reformuló esta teoría, generalizándola para una economía con
multitud de bienes, sustituyendo R por Y convirtiendo la ecuación en M = k x P x Y

Demanda de dinero en el pensamiento keynesiano


Keynes clasificaba en tres los motivos por los que los sujetos económicos desean
mantener saldos líquidos:

1. Motivo transacción: abarca la liquidez necesaria para poder hacer frente a las
transacciones cotidianas. Las personas necesitan conservar una cierta cantidad
de dinero para realizar las transacciones ordinarias. Como norma general, el saldo
monetario medio que una persona debe mantener para fines de transacción,
disminuye al aumentar la frecuencia de sus ingresos. También se puede afirmar
que el saldo monetario que los ciudadanos, en conjunto, desean mantener con
fines transacción depende directamente del nivel de renta. No parece ser muy
sensible a los tipos de interés.
2. Motivo precaución: para hacer a contingencias imprevistas. Keynes pensaba que
no dependía del tipo de interés, aunque posteriormente algunos discípulos suyos
como Harrod han puesto en cuestión esta afirmación.
3. Motivo especulación: el inversor que espera que el tipo de interés suba a corto
plazo y por tanto, disminuya la cotización de los bonos, preferirá mantener sus
ahorros en forma de dinero a la espera que se produzca efectivamente ese
aumento del tipo de interés. Siempre que el interés esperado sea mayor que el
vigente, los inversores mantendrán sus ahorros en forma de dinero, por lo que la
demanda de dinero por motivo especulación estará inversamente relacionado con
el tipo de interés. Cuanto mayor sea este, menos probable será que el inversor
espere que el tipo de interés vaya a subir en el futuro. Este motivo de demanda de
dinero fue una completa innovación de Keynes que no era contemplado por los
clásicos, que negaban por tanto cualquier relación de la demanda de dinero con
los tipos de interés.
Existe un interés crítico por debajo del cual ningún inversor espera que el tipo de interés
vaya a bajar, sino que por el contrario espera que en todo caso va a subir, por lo que todos
los inversores deciden mantener sus ahorros en forma de dinero a la espera que el tipo de
interés vuelva a subir. En esa situación, por más dinero que se emita, no hará descender
el tipo de interés, puesto que los inversores mantendrán el nuevo dinero en forma líquida,
a la espera que vuelva a subir el tipo de interés: se entra en una situación que se ha
denominado "trampa de la liquidez" en la que por más dinero que se inyecte a la
economía, el tipo de interés no puede bajar.
Combinando todos los factores estudiados se llega a la conclusión de que la demanda de
dinero es un función que básicamente depende de dos factores, la renta monetaria y
los tipos de interés.

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