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Universidad Cesmag

Facultad de psicología

Ensayo

Ergie Selena González Atehortua


Laura Isabel Riascos Olaya
Melody Yurani Ortiz Iturri

Segundo A

Pasto, Nariño septiembre de 2020


INTRODUCCION

Nuestro cerebro se involucra en desarrollar y procurar las necesidades más básicas y los
deseos más oscuros, por ello es interesante conocer y entender que hace nuestro cerebro
ante eventos específicos y los dichos marcos de conductas desde los cuales actuamos.
El entorno que nos rodea influye en el cerebro y conducta por ejemplo el ambiente
modula el desarrollo de diferentes habilidades de esta forma la adquisición del lenguaje
puede variar en un niño que proviene de un entorno rural y de otro que proviene de un
entorno urbano ya que estos dos espacios son muy diferentes la zona rural está llena de
diversidades única en naturaleza donde un niño de la zona rural por sus costumbres
convivencias con lo que los rodea, que tiene que ver más con la agricultura y la ganadería
son muy diferentes a la de la zona urbana.

En los ambientes enriquecidos está demostrado científicamente que se establece un


mayor número de condiciones simpáticas en individuos que se encuentran en entornos
enriquecidos libres de violencias siendo muy sanos y muy sociales nuestras conductas
fortalecerán nuestras habilidades a diario y pues permite mayor aprendizaje y estimulan
nuestros sentidos por tanto demuestra que nuestro cerebro puede experimentar cambios
debido al ambiente en que nos desenvolvemos y por tanto influir en las futuras conductas
en definitiva todo esto nos indica que existe una relación compleja e independiente entre
celebró y conducta.

Existe una relación muy compleja y mutua en el cerebro y el comportamiento humano.


nuestro cerebro recibe información e influencias externas e internas que nos permiten
activar los comportamientos apropiados en cualquier momento, nuestro comportamiento
tiene ciertas consecuencias ambientales que pueden ser positivas y negativas para
nosotros, algunas consecuencias nos hacen aprender y reducir la probabilidad de que este
comportamiento vuelva a ocurrir en algún futuro. Este aprendizaje termina produciendo
algunos cambios cerebrales. Dicho esto, nuestro cerebro es un órgano adaptable y
cambiante que va evolucionando a lo largo de nuestra vida y se ajusta a las diferentes
particularidades de cada entorno. así la relación cerebro y conducta se ve modulada por
diferentes aspectos como: El ambiente: el entorno que nos rodea influye en el cerebro y la
conducta.

La filogenia: Herencia de la especie.

La genética: Como y cuando se van a ir desarrollando las distintas partes de nuestro


cerebro según la herencia familiar.

La ontogenia: Nuestro desarrollo como individuo y a lo aprendido a lo largo de la vida.

Hablo del tema del cerebro en general, porque lo nombrado anteriormente pienso que es
algo muy importante que tiene que ver con el tema a tratar del ser humano en la aviación.
En este campo de aviación pienso que cada una de las personas en el rol que se
desempeñe tiene que ser siempre coherente con lo que piensa y hace, a veces nos
dejamos afectar por aspectos externos a el trabajo algo que debemos saber manejar y
controlar a la hora de entrar al ámbito laboral, no dejarnos afectar por ningún factor
externo negativo, como se dice coloquialmente estar focus en nuestras actividades a
desarrollar. Muchas personas responderán: percibir, pensar, razonar o aprender tY es
cierto que el cerebro desarrolla dichas tareas, no obstante, todas ellas sirven como base
de una función final: dirigir la conducta. Por ejemplo, a través de nuestra percepción
podemos saber qué ocurre en nuestro entorno y así desencadenar conductas más útiles y
adaptativas. Por otro lado, existen factores del entorno que pueden modificar el
desarrollo del sistema nervioso. Un ejemplo es la desnutrición temprana. Ya que este esté
afecta la inteligencia y la capacidad de aprender debidamente sufre un retraso en sus
movimientos porque en su crecimiento fetal la madre no tuvo buena alimentación.

Las funciones ejecutivas son aquellas que nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un
fin y comprenden la atención, planificación, secuenciación y reorientación sobre nuestros
actos. Además, los lóbulos frontales tienen importantes conexiones con el resto del
cerebro. Para agilizar nuestra conducta y fortalecer nuestras habilidades con el medio en
que permanecemos.

también podemos formarnos en el ambiente social como puede ser en la familia, escuela
y amigos todo ello constituye diversos ambientes en los cuales imperan costumbres ideas
y creencias y muchos tipos de tratamientos que influyen en el ser humano desde que
viene al mundo. podemos decir que los niños que viven en un hogar armonioso y
comprensivo en el cual ellos se sienten queridos y adecuadamente tratados ellos
evolucionan de forma normal y son seres muy dispuestos y serenos para las relaciones con
los demás.

La conducta humana ha sido una gran curiosidad para el hombre y pues ha avanzado y se
ha visto que el cerebro tiene que ver con el comportamiento del individuo, así como los
agentes externos que nos afectan en el diario vivir.

Esta es la forma como el hombre responde y se desenvuelve en el medio físico o natural


comprende todos los objetos y fenómenos que son producidos por el mismo estos
factores influyen en la conducta del hombre en su vida social en sus ocupaciones
alimentación y costumbres.
CONCLUSION

Concluido este trabajo podemos ver cómo cerebro y conducta influye en diferentes
campos de nuestra vida cotidiana y como las diferentes bases psicológicas ayudan a
comprender nuestra conducta humana ya sea en un ambiente social o en el entorno en el
que nos rodea.
REFERENCIAS

Carlson, N.R. (2006). Fisiología de la conducta 8ª Ed. Madrid: Pearson. pp: 2-3.

– Matute, E. y Roselli, M. (2010). Neuropsicología infantil: historia, conceptos y objetivos.


En S. Viveros Fuentes. (Ed.), Neuropsicología del Desarrollo Infantil (pp. 3). México: El
manual moderno.

– Tamayo, J. (2009). La relación cerebro-conducta ¿hacia una nueva dualidad? Revista


Internacional de Psicología y Terapia Psicológica, 9(2), 285-293.

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