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TEMA 2 - Infantil

Psicopatología y Evaluación en la Infancia y la Adolescencia (Universidad de


Salamanca)

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PSICOPATOLOGÍA Y EVALUACIÓN EN LA INFANCIA


Prof. María Cristina Caballo Escribano
Curso 2019 – 2020

TEMA 2 - AGRESIVIDAD Y PROBLEMAS DE COMPORTAMIENTO ANTISOCIAL


EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

1. INTRODUCCIÓN

Los niños muchas veces tienen rabietas y arrebatos que suelen desaparecer a partir de los tres
años. A los dos años son muy frecuentes. Son conductas que en principio tienen un carácter
evolutivo, puesto que son comunes en los niños y son relativamente infrecuentes y porque se
dan a edades concretas. Por ello se considera que estas conductas son evolutivas.
Ahora bien, cuando son muy frecuentes, intensas y permanecen en el tiempo pueden ser
problemas del comportamiento y generan situaciones problemáticas.

2. CONCEPTO Y DEFINICIONES

Conductas desobedientes: Terquedad y resistencia a las instrucciones y falta de disposición para


llegar a un compromiso o ceder o negociar con los adultos o iguales. Alguno, además de
desobedecer se oponen.
Conductas oposicionistas y desafiantes: Son aquellas conductas que ponen a prueba de forma
deliberada los límites del adulto o del igual. Ejemplos de estas conductas son: ignorar a los
demás, enfrentarse a ellos, discutir, no aceptar la culpa, ser agresivos/hostiles…
Agresividad: Todas aquellas conductas intencionales cuyo objetivo es causar daño físico o
psicológico (pegar, burlas, ofensas, insultos…). Los niños expresan su agresividad físicamente y
las niñas verbalmente.
Puede ser de diferentes formas.
 Según la modalidad, física o verbal.
 Según la relación interpersonal, la agresión puede ser directa (en forma de amenaza,
ataque o rechazo) o indirecta (divulgar cotilleo o destruir la propiedad de alguien). Los
niños suelen presentar tanto agresión directa como indirecta, pero algunas veces pueden
presentar agresión contenida, que consiste en gesticulaciones, gritos, etc.
 Según el grado de actividad implicada, puede ser activa (amenaza o cotilleo) o pasiva
(impedir que otro consiga su objetivo, o negativismo).
Agresión instrumental y agresión emocional u hostil.
o En función del principal objetivo a alcanzar: la instrumental pretende conseguir
aprobación social; mientras que la agresión emocional pretende dañar a alguien
o algo.

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o La agresión emocional se inicia por cualquier estímulo que provoca enfado;


mientras que la agresión instrumental no tiene porqué existir enfado y se inicia
por el deseo de lograr el objeto que tiene la víctima.
Agresión proactiva y reactiva. Ésta última sería una acción defensiva a una amenaza percibida e
iría acompañada de muestras de ira; mientras que la proactiva se refiere a actos agresivos con un
fin instrumental como conseguir algo o dominar a otros.

3. ¿CUÁNDO SON UN PROBLEMA CLÍNICO?

Los criterios que hay que tener en cuenta son:


Desviación respecto al desarrollo normal:
 Se dan varias conductas agresivas.
 De forma persistente.
 Son muy intensas.
 Se dan en distintos contextos.
 No son adecuadas a su edad.
La conducta agresiva suele alcanzar su nivel máximo hacia los dos años, a partir de los cuales
tiende a disminuir hasta alcanzar niveles más moderados. Hacia los cuatro años disminuye la
destructibilidad y los intentos de humillar a otros; a los cinco emplean menos el negativismo, la
rebelión o las acciones físicas de rechazo. El comportamiento agresivo más frecuente en el niño
pequeño es el instrumental. De los 2 a los 5 años se observa un decremento de ésta, al tiempo
que se incrementa la agresión emocional. Entre los 6 y los 8 se observa menos proporción de
agresión total.
En condiciones óptimas, estos comportamientos agresivos remiten con la edad. Sin embargo, se
convierten en problema si persisten, más todavía si no remiten en la primera infancia puesto que
se harán más duraderas que las que aparecen a edades posteriores. Además, la probabilidad de
cambio disminuye con el tiempo.
La estabilidad de la conducta agresiva puede llevar a una serie de dificultades en el normal
desarrollo de un niño, como rechazo de los iguales, mal ajuste escolar, problemas de
aprendizaje, ansiedad o depresión en la edad adulta, etc. En definitiva, cuando provocan un
deterioro significativo en el funcionamiento cotidiano en casa o en la escuela o se consideran
inmanejables por las personas significativas del entorno.
En numerosas investigaciones se ha encontrado que los niños son más agresivos que las niñas.
Mientras los niños suelen expresar su agresión físicamente, las niñas lo hacen verbalmente. Un
tipo de agresión que apenas se ve en los niños que sí en las niñas es la agresión relacional,
conductas que tienden a dañar las amistades de otra persona o deterior su sensación de formar
parte de un grupo de amigos.
A veces los niños agresivos presentan comorbilidad, siendo el más frecuente desorden de déficit
de atención con hiperactividad.

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4. TRASTORNO NEGATIVISTA DESAFIANTE

Patrón recurrente de comportamiento negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a las


figuras de autoridad. Se suele considerar precursor del trastorno disocial.
Cuando el niño no presenta un nivel de agresión y de conducta antisocial que no es muy severo
como para ajustarse al criterio de trastornos de conducta disocial, normalmente es diagnosticado
con éste.
Se considera que las conductas del niño entran dentro del criterio para ser diagnosticado con
trastorno negativista desafiante si se dan estas conductas cuatro o más veces en un mínimo de
seis veces, según el DSM y antes de los 18 años:
 Se encoleriza/pataletas.
 Discutir con adultos.
 Desafiar o rehusar acatar de forma activa las peticiones o reglas de los adultos.
 Hacer cosas que molestan a otros deliberadamente.
 Culpar a los demás por errores o conducta inadecuada.
 Ser muy susceptible o fácilmente irritable.
 Colérico y resentido
 Rencoroso y vengativo.

5. TRASTORNO DISOCIAL

Patrón repetitivo frecuente y persistente de comportamientos que violan los derechos de otras
personas o las normas sociales adecuadas a la edad. Se caracterizan por ser niños impulsivos,
que necesitan una recompensa inmediata y toleran mal el aburrimiento. No se tolera el
aburrimiento y el aburrimiento es bueno. A veces desarrolla nuestra capacidad creativa y
nuestra creatividad. No es viable que estemos siempre teniendo tantas emociones.
Se manifiestan en la presencia de tres o más de las siguientes conductas en cada criterio.
 Agresiones a personas y animales
 Molesta, amenaza, intimida.
 Inicia peleas físicas
 Ha usado un arma que puede causar daño
 Destrucción de la propiedad
 Provocar incendios
 Destruir propiedad ajena
 Fraudulencia, engaño y robo
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 Ha entrado a la fuerza en casa, edificio, o coche de otro


 Miente a menudo para obtener cosas, favores o evitar obligaciones.
 Ha robado cosas de valor sin enfrentarse a la víctima.
 Violaciones graves de las normas
 A menudo pasa la noche fuera de casa a pesar de las prohibiciones de los padres(13
años)
 Se ha escapado de casa por la noche al menos dos veces o sin volver durante un largo
periodo.
 A menudo falta al colegio.

Hay dos tipos de trastorno disocial:


Infantil: antes de los 10 años: si uno de los criterios se da por lo menos antes de los 10 años, lo
que tiene un gran riesgo de continuidad. Además se la conducta se da en gran diversidad de
contextos, si la frecuencia, intensidad y diversidad es alta (más de 6 conductas de las antes
nombradas) y las características de la familia como padres con conducta antisocial… pueden ser
factores de riesgo.
Adolescente: después de los 10 años.
Si después de los 18 años se mantiene este trastorno, se puede diagnosticar un trastorno
antisocial.
Existe más riesgo de continuidad si:
 Edad de inicio temprana (antes de los 10 años). Se ha encontrado fuerte conexión entre
agresividad física y verbal e inestabilidad emocional en chicos de 10 a 15 años, así
como fuertes conexiones entre agresión y depresión.
 Amplitud de la conducta (casa y escuela).
 Frecuencia, intensidad y diversidad (más de 6).
 Características familiares (padres con conducta antisocial).

6. TEORÍAS EXPLICATIVAS Y FACTORES IMPLICADOS

Teorías activas.
Sólo explican la agresividad. Ponen el origen de la agresión en los impulsos internos, el ser
humano es agresivo por naturaleza. Así pues, la agresión es innata por cuanto viene con el
individuo en el momento del nacimiento y es consustancial con la especie humana. Aportan una
visión poco optimista en cuanto a la modificación.

Teorías reactivas.
Ponen el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al individuo y perciben la
agresión como reacción de emergencia frente a estímulos ambientales. Las teorías reactivas
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tienen implícita la idea de que las conductas agresivas pueden desaparecer del mismo modo que
aparecen. Dentro de estas teorías se pueden encontrar otras.

Teoría del impulso.


Arte de la hipótesis agresión frustración. Cuando una situación genera en el sujeto una
frustración, éste reacciona con un comportamiento agresivo. Si bien es cierto que reaccionamos
con agresividad a la frustración, otras personas reaccionan de manera diferente. Por esto, la
teoría del impulso es muy controvertida.
Teorías del aprendizaje social.
Afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la
conducta de modelos agresivos. Considera la frustración como facilitadora, pero no como
condición necesaria, de la agresión. La frustración produce un estado general de activación
emocional que puede conducir a una variedad de respuestas, según los tipos de reacciones que
se hayan aprendido. Es una teoría interaccionista porque considera la influencia de factores
estructurales y ambientales sobre el comportamiento.
Se recurre a las siguientes variables para explicar el aprendizaje de comportamientos agresivos:
 Modelado: aumentos de la agresión después de la exposición a modelos agresivos.
 Reforzamientos: vicario, directo, positivo, negativo.
 Factores situacionales.
 Factores cognoscitivos.
 Control erróneo de conductas problemáticas (estilos parentales educativos).
La mayoría de las veces en las que el niño emite una conducta agresiva lo hace en reacción a
una situación conflictiva: problemas de relación social con los iguales o con adultos a la hora de
satisfacer sus deseos, problemas con los adultos por no cumplir las normas, etc. Sea cual sea el
conflicto, éste crea una serie de emociones negativas a las que posteriormente responderá, si
bien es cierto que no todos los niños responden igual.

El hecho de que los padres presenten algún tipo de psicopatología se relaciona con que el niño
la pueda padecer.

Los niños necesitan límites. Los padres pueden ser amigos pero primero tienen que ser padres:

 Ineficaces: relacionado con conductas


 Demasiado punitivos o relajados: igualmente se relaciona con conductas negativas
 Padres incoherentes. Ej. El niño comete una conducta negativa y un día se la premian y
otro se le castiga.
 Coerción leve y continuada

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7. FACTORES IMPLICADOS EN EL COMPORTAMIENTO AGRESIVO

Factores biológicos

- Factores genéticos (Ej.: temperamento). En estudios con gemelos monocigóticos con


mucha carga genética hay similitud en las tendencias agresivas
- Temperamentales. Las demandas constantes a un niño con difícil temperamento suelen
llevar a reacciones más intensas por parte de éste. Por ejemplo, niños con
temperamentos hiperactivos, no tan fácil calmarlos, con dificultad para las relaciones
sociales…
- Acontecimientos perinatales (Ej.: bajo peso al nacer).
- Estado de nutrición y salud. Puede generar en el niño una menor tolerancia a la
frustración y, por tanto, incrementar conductas agresivas.
- Neurobiológicos. Falta de responsabilidad del sistema nervioso autónomo a los
estímulos de castigo, la acción de ciertas sustancias bioquímicas, como la testosterona,
y la presencia de síntomas comúnmente asociados a la hiperactividad.
Es verdad que el hombre está dotado de mecanismos neurofisiológicos que le permiten actuar
agresivamente, pero la activación de estos mecanismos depende y está sujeta al control cortical.
Así, la intensidad de la conducta agresiva, las formas en las que aparece y en las situaciones en
las que se da están determinadas en gran parte por la experiencia social. Los factores biológicos
no son determinantes.

Factores socioculturales

Estos son los responsables de crear un modelo a seguir y los responsables de proporcionar los
refuerzos para que se mantengan unas conductas u otras.
Características de los padres pueden ser muy influyentes sobre todo si tienen un trastorno
disocial ya que los niños se fijan en ellos, psicopatología de los padres…
Estilos de disciplina es muy importante porque el modo en que los padres intentan controlar
esas conductas agresivas están muy relacionadas con los dos trastornos mencionados.
 Ineficaces.
 Demasiado punitivos o relajados. Punitivos (castigar siempre las conductas
inapropiadas, sobre todo si se hace de manera física) y relajados (mas relacionado con
el disocial y es cuando no se castiga ninguna conducta inadecuada)
 Incoherentes. (a veces se castigan conductas agresivas pero otras veces se premian)
 Coerción leve y continuada. (muy relacionado con el negativista desafiante que
posteriormente puede pasar a ser disocial, y es cuando los padres intentan controlar de
manera continuada lo que hacen los niños) por ejemplo, ir nombrando un castigo pro
una conducta inadecuada pero que finalmente no se cumplan. Parece que esta coerción
activa el Sn autónomo de la madre/padre e hijo, lo cual desemboca en el trastorno
negativista desafiante.

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Estructura y patrones de relación familiar, que se pueden relacionar con ciertos trastornos.
Antes se relacionaban con padres divorciados, que tenían muchos problemas antes de llegar al
divorcio; pero es más importante la relación con los padres que el hecho que la familia este
desestructurada. Era más influyente el mal rollo entre los padres antes del divorcio que el propio
divorcio.
Recursos de apoyo, por ejemplo si la familia no dispone de recursos surge el estrés, lo que se
relaciona con la aparición de conductas agresivas.
Escuela y grupos de iguales. juegan un papel importante en el modelado, por la admiración, la
popularidad…
Otros: TV.

Factores cognitivos y conductuales

Factores personales van a tener mucho que ver con si finalmente ponemos en marcha o no
conductas agresivas. Por ejemplo:
- Creencias sobre sí mismos.
- No es lo mismo que me considere una persona capaz, competente, que sepa de lo que
soy capaz o no, que me vea eficaz y conozca mis límites y aun así me valore… que si
ocurre todo lo contrario, que genere mucha frustración. Por eso tenemos que valorar
muy bien su autoconcepto, autoestima y autoeficacia.
- Percepción y atribuciones. las situaciones o contexto es muy importante, por ejemplo
las atribuciones que hago yo sobre las situaciones que nos encontramos no es lo mismo
si pensamos que es a propósito o no, el locus de control, es decir que piense que las
cosas de penden de mi (interno) o del entorno (externo), las expectativas que tenemos
de cada situación.
- Capacidades personales. Las capacidades personales que vemos en nosotros mismos: la
autorregulación emocional y la propia capacidad para tranquilizarse que permite el
control de la conducta agresiva y la puesta en marcha de otras conductas. También las
habilidades sociales, de resolución de problemas….

Según lo que se presente en cada niño, debemos intervenir en un punto u otro, es decir la ayuda
real dependerá de nuestro buen análisis.
En el trastorno disocial a nivel cognitivo y conductual, parecen tener un patrón muy marcado de
impulsividad (que tienen los niños hiperactivos que pueden ser un poco más propensos a este
trastorno), la necesidad de recompensa a corto plazo, la búsqueda de emociones, baja tolerancia
al aburrimiento…

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8. EVALUACIÓN

a) Diagnóstico

La evaluación tiene como objetivo permitir al psicólogo realizar un buen diagnostico


diferencial. Además, ha de hacer posible la identificación de factores personales y ambientales
(de riesgo, de mantenimiento, de protección) que pueden ser útiles a la hora de esclarecer la
causa del trastorno. Por tanto, las preguntas que hay que hacer para elaborar un diagnóstico son
del siguiente tipo:
 ¿Qué conductas presenta exactamente el niño?
 ¿Con qué frecuencia se producen?
 ¿Cuánto tiempo lleva presentando estas conductas?
 ¿En qué contextos diferentes se producen?
 ¿Qué intensidad tienen estas conductas?
 ¿Se puede considerar que forma parte del desarrollo normal?
 ¿Provocan malestar significativo e interfieren en el funcionamiento?
 ¿Los padres saben manejar este problema?
Dada la naturaleza externalizante de la agresividad infantil, es uno de los problemas
conductuales más fácil de identificar. No sólo se evalúa su emisión sino que se evalúan otros
parámetros como su severidad, cronicidad y omnipresencia. Otros aspectos a evaluar se
relacionan con problemas de comorbilidad, riesgo y protección.
Cuando se trabaja con niños agresivos se hace imprescindible evaluar la existencia o no de
síntomas de TDA/H. Es muy importante considerar diagnósticos alternativos y comorbilidad,
así como factores ideográficos que pueden proteger o poner en riesgo a un niño. Una vez que
tenemos un diagnóstico de problema de agresividad, pasamos a evaluarlo asumiendo la
interacción entre las respuestas del individuo y las situaciones de estímulo.

b) Pronóstico

También ha de hacerse un pronóstico para determinar la urgencia de la intervención, puesto que


en ocasiones en que el problema es grave y no se interviene a tiempo, puede consolidarse y
llegar a formar parte de la vida adulta del sujeto.
Cuando la conducta tiene lugar en varios contextos diferentes puede ser un indicador de la
consistencia del problema. Así, el pronóstico sería peor y la intervención más urgente. Al
momento de realizar el pronóstico habría que plantearse:
 Edad de aparición de los síntomas: puede constituir un factor de riesgo o de
continuidad.
 Valorar si se presenta en varios contextos: porque puede ser más grave y tener riesgo
de continuidad temporal.
 Si se dan varios tipos de conductas: en el caso de que tengan lugar varias conductas,
esto puede ser un indicador de la gravedad del problema.

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 Indagar sobre las características de la familia: si se considera que son un ejemplo de


comportamiento agresivo...
 Características de los ambientes en que se encuentra.
 Repercusión en el desarrollo y aprendizaje.

c) Planificación y valoración del tratamiento

Definición topográfica: consiste en registrar las conductas concretas que realiza el niño durante
una situación específica. Además, se ha de tener en cuenta la duración, la frecuencia y la
intensidad.
Descripción funcional: es una recogida de información relacionada con los factores ambientales
y personales que pueden contribuir al desarrollo y mantenimiento de las conductas
problemáticas.

E  estímulos del contexto / O  del niño / R  Respuesta /C  Consecuencias contingentes

Por una parte, hay que considerar los estímulos antecedentes remotos (E1), que son los aspectos
de la familia y el entorno más próximo del niño, es decir, las condiciones familiares, educativas,
sociales, de crianza y ambientales.
Posteriormente, habría que analizar los antecedentes remotos del niño (O1) a nivel biológico,
comportamental y del desarrollo. Se valora, por ejemplo, si ha tenido alguna enfermedad,
acontecimiento que le ha podido producir algún tipo de daño cerebral, etc.
Un niño que tiene determinadas características al final tiene un repertorio de conducta básico
(RBC), que tiene que ver en que haya adquirido o no determinadas habilidades, capacidades:
cómo tiende a percibir sus amenazas, habilidades o capacidades de tipoconductual, de
comunicación para expresar sentimientos, pedir cosas, etc. Todo esto va a influir en cómo se
enfrenta a determinadas situaciones. Son formas de comportamiento que vienen desde hace
tiempo y que son bastante estables.
Después pasaríamos a analizar las características biológicas y personales que tiene el niño en
este momento. Enfermedades, falta de capacidades, etc. (O2) actual.
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Al final todo lo anterior influye en la respuesta que el niño dé, en el comportamiento


problemático (R).
También es necesario saber muy bien en qué situación estaba el niño: dónde, con quién, etc.
(E2).
T, además, tenemos que ir más allá. Tenemos que analizar, no sólo la situación concreta, sino
que también tenemos que saber la manera en la que el niño ha interpretado la situación (O3).
Una vez que el niño realiza la conducta, hay que seguir estudiando el contexto que sigue a la
conducta. Para ello, es necesario conceptualizar el comportamiento con una ecuación:
E-O-R-C.
 E son los estímulos antecedentes de la conducta (pueden implicar un conflicto con otra
persona, la interpretación que el niño haga de una situación dada, etc.) Este conflicto
produce en el niño un estado emocional al que debe responder.
 son las características biológicas y comportamentales del niño: características físicas,
habilidades sociales de autorregulación, cognitivas, etc. Con las que el niño cuenta
para resolver emociones negativas.
 R es la respuesta que emite el niño en función de los componentes anteriores. En este
caso sería una respuesta agresiva.
 C son las consecuencias que siguen a dicha conducta agresiva.
Identificamos los antecedentes buscando respuesta a preguntas tales como: ¿en qué momento
del día ocurre la conducta agresiva?, ¿ante quién la emite?, ¿qué tipo de conflicto ha surgido
inmediatamente antes?, ¿sabe el niño con toda seguridad que conseguirá lo que quiere antes de
emitir dicha conducta?
Identificamos las consecuencias dando respuesta a preguntas como: ¿cómo responden el
profesor o los padres a la conducta agresiva? ¿Cómo reaccionan los otros compañeros?
Por último, al evaluar el elemento “O”, evaluamos si el niño tiene habilidades cognitivas y
conductuales necesarias para responder a las situaciones conflictivas que se le presentan, cómo
interpreta la situación, qué tipo de mediación verbal utiliza en una situación conflictiva, etc.
También es necesario indagar acerca del estado emocional o grado de activación fisiológica ante
situaciones conflictivas, y su habilidad para modular conductas y cogniciones bajo esa
condición emocional. Finalmente, se evalúan las condiciones biológicas.

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d) Diagnóstico y descripción de la conducta. IMPORTANTE

Entrevistas diagnósticas: Para hacer un diagnóstico se emplea la técnica del embudo. Esto es,
primero se plantean cuestiones que aporten mucha información general acerca de diferentes
aspectos. A medida que va avanzando la entrevista, el tipo de preguntas se hace más específico,
con lo que la información será más precisa en lo referente a la conducta problemática.
 DICA: Pregunta por todos y cada uno de los trastornos del DSM-III. Ente las áreas
diagnósticas que se evalúan referidas a los trastornos de conducta relacionados con
manifestaciones agresivas, están el trastorno negativista desafiante y el trastorno
disocial.
No es buena para hacer un análisis funcional. Para ello hay que utilizar las entrevistas
conductuales.
Entrevistas conductuales: No permiten hace un diagnóstico pero sí identificar y obtener
información sobre las conductas siguiendo la ecuación E-O-R-C. Para ello podemos utilizar
tanto técnicas directas (observación natural, observación análoga y autorregistro) como técnicas
indirectas (entrevistas, cuestionarios contestados por padres y profesores y autoinformes).
La entrevista proporciona información que permite formular hipótesis sobre las variables que
controla la conducta y seleccionar estrategias de evaluación adicionales. La entrevista con
adultos es el primer paso en el proceso de evaluación y su finalidad es proporcionar información
y motivar, recoger información y elaborar un plan de acción.
Se empiezan formulando preguntas generales y abiertas acerca del problema (¿Qué problema
tiene su hijo en ese momento? O describir incidente agresivo del niño). También se hacen
preguntas en cuanto a la frecuencia, duración e intensidad de la conducta. A lo largo de la
entrevista, se buscan variables ambientales que puedan estar controlando la conducta, como qué
pasa antes y después de que el niño emita una conducta agresiva.
También se puede recoger información acerca de variables fisiológicas y sobre cómo le gustaría
al adulto que se comportara el niño en esa situación y en qué ocasiones conflictivas no
reacciona agresivamente.
La entrevista con adultos nos permite obtener información relacionada con la cronicidad,
alcance y omnipresencia de la conducta agresiva. La entrevista con los niños suele llevarse a
cabo después de realizar la de los adultos. Los objetivos son también informar, motivar, recoger
información (cómo el niño percibe la situación, el tipo de reforzadores que prefiere, etc.) y
elaborar un plan de acción.

Escalas generales: son dimensionales. Se obtienen puntuaciones T. (buscar en el tema 3.)


 Cuestionario de Conducta Infantil, CBCL de Achenbach.
 Escala de Problemas de Conducta, EPC de 3-16 años
 Cuestionario de capacidades y dificultades, SDQ.
 Sistema multidimensional para la evaluación de la conducta de Reynolds. BASC. (3-18
años)

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Escalas generales.
Padres y maestros:
 Clínica: hiperactividad, agresión, problemas de conducta, depresión, somatización,
ansiedad, p. de aprendizaje, p. de atención…
 Adaptativas: adaptabilidad, compañerismo, HHSS…
Niño:
 Clínica: Colegio, depresión, somatización, búsqueda de sensaciones, inadecuación,
ansiedad, estrés social…
 Adaptativa: autoconfianza, autoestima, relaciones con los padres y con los demás.
Tras emplear estas escalas generales, se ha de contrastar la información obtenida a partir de
ellas con otras técnicas que proporcionen información más específica. Para ello se emplean
otras escalas.

Escalas específicas:
Padres y maestros.
 Batería de socialización BAS (I, II): Contiene un conjunto de escalas diseñadas para
evaluar dimensiones de la conducta social. BAS-1 está dirigida a profesores, BAS-2, a
padres y BAS-3, a niños.
 Inventario de conducta infantil de Eyberg: Permite evaluar conducta internalizada y
externalizada de manera específica.

Autoinformes.
La persona da información sobre sí misma. Tiene varios formatos, como entrevistas o
cuestionarios. Se diferencia del autorregistro en que ésta es un técnica de observación: es el niño
el que observa su propia conducta.
 Cuestionario de agresividad física y verbal (AFV)
 Cuestionario de conductas antisociales delictivas
 Escala de asertividad.
 Cuestionario de conductas antisociales en la infancia y la adolescencia. (CASIA)
 Batería de socialización BAS III (niño): Perfil de conducta social.
o Consideración con los demás.
o Autocontrol de las relaciones sociales (acatando no- reglas)
o Retraimiento social.
o Ansiedad social-timidez.
o Liderazgo.
o Escala de sinceridad.

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 Escala de conducta antisocial (ASB) y cuestionario de conducta antisocial (CCA).


 Cuestionario de conducta antisocial (CCA): dimensiones.
o Agresividad: conductas de agresividad física o verbal con los demás.
o Aislamiento: necesidad no adaptativa de estar solo, huyendo de implicaciones
que requieren
o estar con los demás.
o Ansiedad-retraimiento: reacciones fisiológicas de dificultad para relacionarse
con los demás.

Observación sistemática en ambiente natural.


La información que puedan proporcionar padres y profesores es en diferido, por esta razón, es
necesario reunir datos objetivos extraídos mediante la observación. El método de la observación
natural puede ser:
 No estandarizada: es la observación en el método natural sin ningún tipo de pauta.
 Estandarizadas

Sistema de observación de la conducta agresiva SOCA: Es un sistema continuo de observación


directa que permite evaluar la frecuencia, gravedad y topografía de las conductas agresivas que
ocurren en momentos específicos, según 7 categorías de conducta agresiva: molestar, discutir,
amenazar, golpear, comenzar peleas, pelea cuerpo a cuerpo y daño a la propiedad. Está muy
estructurado, nos dice qué es lo que hay que observar. Sería buena la intervención de dos
observadores.
Sistema de evaluación de interacciones familiares SOC-III: Mide problemas de agresión y
relación en niños de 3 a 12 años a lo largo de numerosas categorías mutuamente excluyentes.

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Observación análoga.
Cuando no es posible realizar una observación natural se lleva a cabo la observación análoga:
Mediante este procedimiento podemos evaluar las habilidades sociales del niño. Suele hacer
mediante “rol playing” o juego de roles. Su utilidad es limitada por cuanto los resultados están
relacionados con la conducta agresiva que se produce fuera del ambiente real.
Sistema de codificación en la interacción de la diada padres-hijos (DPICS): En ésta se plantea
a los padres y niño un juego, entonces observamos variables que aparecen en ese sistema: si los
padres dan órdenes, si el niño obedece, si le corrigen, etc. Está muy estandarizado.

Autorregistros.
Este procedimiento de evaluación cada vez se utiliza con mayor frecuencia dado que permite
obtener datos acerca de la duración, frecuencia, intensidad y latencia, antecedentes y
consecuentes y conductas encubiertas. Es necesario entrenar al niño antes de que se lleve a
cabo, y el entrenamiento varía en función del desarrollo cognitivo del niño y la edad. es el niño
quien nos proporciona la información acerca de lo que vive, cómo lo percibe, qué siente…
mediante el registro de sus propias conductas. (no recomendado antes de los 10 años).
Otros elementos de interacción implicados en nuestras hipótesis.
 Clima
 Cuestionarios sociométricos en el aula.
 Habilidades sociales
 Habilidades de resolución de problemas interpersonales
 Habilidades de comunicación

9. INTERVENCIÓN

Va ligada siempre a la evaluación que hayamos hecho.

La intervención se realiza para contextualizar la evaluación. El diagnóstico no es suficiente


para determinar la intervención porque no dice nada sobre los factores que contribuyen a la
conducta en ese momento. Se necesita basar la intervención en la evaluación. Además es
necesario estar actualizados sobre los tratamientos actuales. Existen diferentes técnicas:

 Farmacológica-Psicológica: este tipo de intervenciones se utilizan solo en casos muy


graves (el paciente se pone en peligro a sí mismo o a las personas de su alrededor). El
tratamiento farmacológico siempre va acompañado de intervención psicológica. La
mayoría de veces que se aplican fármacos, no son necesarios. Trastornos del desarrollo,
control de contingencias... Cuando supone que el niño pueda hacer daño a otros o a sí
mismo. Los resuelve a corto plazo pero es necesaria la combinación con terapia
psicológica.

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 Psicológica-Conductual: es la intervención más común. Las conductuales son las que


han mostrado mayor eficacia. Siempre presenta mayor eficacia en los niños, si
hablamos de adolescentes suelen ser más resistentes a estas intervenciones. Aparecen
técnicas cognitivo-conductual. Se da una mayor eficacia en niños que en adolescentes.
Las técnicas de modificación de conducta en padres/profesores son eficaces. Al final, la
conducta del niño depende de la de los adultos.

Técnicas cognitivo-conductuales

a) Eliminar las conductas perturbadoras


 Procedimientos de control de estímulos o antecedentes
 Procedimientos de control de consecuencias
o Extinción: eliminar contingencias reforzantes que están manteniendo conductas
en el niño. Este procedimiento no puede utilizarse con conductas muy graves.
o Castigo: tiempo fuera (de refuerzo positivo), coste de respuesta (el niño pierde
algo que ha ganado previamente), sobrecorrección (implica que el niño corrija
su conducta, por ejemplo, haciéndole pagar algo que ha roto, tiene que ser
contigente a la respuesta, es decir, inmediatamente después).

Hay que identificar las conductas concretas, identificando los estímulos discriminativos. De
esta forma será más fácil aplicar la intervención adecuada.

b) Incrementar las conductas prosociales


 Reforzamiento diferencial de conductas adecuadas:
o Reforzadores primarios: golosinas o juguetes que quieran.
o Economía de fichas: el niño debe saber qué conductas serán recompensadas y
castigadas, cuáles serán los premios, por qué puede intercambiar las fichas... Se
dan fichas para evitar otro tipo de premios como chocolatinas con las que
podemos crear un hábito negativo. Las fichas se cambian por reforzadores
reales. El niño tiene que saber cuántas fichas necesita para conseguir su premio.
¿Qué pasa con los adolescentes, tienen dinero, más libertades…? No puedo
darle premios fuera del sistema, si, por ejemplo, le damos una paga, se lo tiene
que ganar. El refuerzo tiene que ser contingente, inmediato después a la
conducta adecuada.

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o Contratos: más serios. Se utiliza con adolescentes y se da un compromiso por


parte de los padres y de los hijos. Se utiliza con adolescentes. Ambas partes se
comprometen. Se debe describir también qué es lo que pasa si sucede una
conducta negativa. Si se refuerza una conducta unas veces sí y otras no se repite
la conducta. Si no estamos seguros de reforzarla es mejor no hacerlo.

Lo ideal sería que el niño desarrollase motivación, aparte de guiarse por estas técnicas. El
niño llegaría a esta motivación al cabo del tiempo, mediante la satisfacción (al principio se lava
los dientes por refuerzos externos y después por la satisfacción de tenerlos limpios).

c) Enseñanza de estrategias cognitivas y habilidades necesarias para un comportamiento


social adecuado

 Relajación – Que aprenda a pensar sus grupos musculares y a relajarlos y en


concentrarse en cómo se contrae y cómo se estira y la diferencia de sensaciones.
Pensar-relajar. Con esto el niño puede relajarse cuando nota que se está poniendo tenso.

 Reestructuración cognitiva. Algunos niños interpretan muchas situaciones como


amenazantes. Para saberlo hay que hacer una buena evaluación que nos haga ver qué es
lo que piensa el niño. Vamos a cambiar el modo de percibir las situaciones del niño.
Identifico qué es lo que piensa en una situación concreta y lo ayudo a que se dé cuenta
de que no es así y a verlo de otra manera. Enseñarle a conducirse de otra manera en esas
situaciones. Es muy difícil quitar estos pensamientos que ya son implícitos,
automáticos. Hay controversia. Ahora mismo hay otras técnicas más actuales que dicen
que la clave está en darse cuenta de cómo interpreto las cosas y no dejar que guíe mis
conductas.

 Resolución de problemas. Cuantas más soluciones contemple y evalúe, mejor


resolución de problemas tendré. Se enseña al niño a pensar en las consecuencias de las
posibilidades de actuación.

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 Auto-Instrucciones. Cursos de auto-instrucciones para que el niño genere la guía de


lenguaje interno que haga que no actúa de forma impulsiva para que pueda controlarse.
¿Qué me está pasando? Voy a tranquilizarme…

 Autocontrol. Técnica tortuga Cuando el niño empieza a notar que se siente amenazado o
incómodo le decimos: qué hace una tortuga cuando se siente así? Se mete en su
caparazón. Cuando el niño se enfada se le dice “tortuga” y reaccionan escondiendo la
cabeza con los brazos. Si lo hace se le refuerza positivamente.
 Habilidades sociales Dragones, ratones, seres humanos. Símil que enseña que hay que
hacerse respetar respetando a los demás.

Técnicas de enseñanza de habilidades

Relajación.
Es totalmente incompatible con la ira, por eso es muy importante enseñar técnicas de relajación
en determinadas situaciones. Debe haber una práctica previa a la situación de la que tenga que
emplearla.

Reestructuración cognitiva.
Es posible que el niño esté percibiendo, por ejemplo, como amenazante una situación que no lo
es. Por eso es muy importante que identifique que es lo que piensa en cada momento y cambie
su forma de percibir. Cambiar la forma de percibir las situaciones.
Resolución de problemas.
Trata de solucionar el déficit del niño en cuanto a habilidades para solucionar los problemas
interpersonales. Ésta implica varias fases que van desde una interpretación adecuada de la
situación, identificación del problema hasta la creación de todas las alternativas posibles de
solución y la valoración de cada una de estas. Una vez elegida la alternativa, se valora el éxito o
el fracaso. Cuantas más alternativas tenga, más probabilidad de que se resuelva mejor el
problema.
Autoinstrucciones.
Mediante la autoinstrucción el individuo impulsa, dirige, mantiene o se prohíbe una conducta.
Por eso es importante enseñarle a producir verbalizaciones que dirijan su comportamiento. Se
ha observado que este entrenamiento disminuye la conducta agresiva al tiempo que aumentar la
conducta prosocial. Ejemplos de preguntas: ¿Cuál es mi problema?, ¿qué es lo que debo hacer?
Y valorar lo que está haciendo y autocorregirse o autoreforzarse. Todo ello mediante modelado,
guía externa en voz alta, autoinstrucciones en voz alta, en voz baja y encubiertas.
Técnicas de autocontrol.
Se emplean para controlar la impulsividad. Son importantes porque son técnicas donde ellos
mismos ponen el control, mientras que en las anteriores, son los padres quienes van marcando el
ritmo. Muchas veces el comportamiento agresivo se debe a una emoción determinada ante una
situación conflictiva. Por eso es necesario entrenar en habilidades dirigidas a controlar dicha
emoción mediante relajación, respiración o la técnica de la tortuga.

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a. Técnica de la tortuga: el niño se meta en sí mismo, se rodee con los brazos


(caparazón) y piense en la situación, qué es lo que ha interpretado, piense
consecuencias, alternativas, que se calme, etc.

Entrenamiento en HH.SS.
Se intenta entrenar al niño, mediante instrucciones, modelado, ensayo de conducta, biofeedback
y reforzamiento, a interactuar de forma más efectiva con los demás en cierto tipo de situaciones.
Dependiendo del tipo de habilidad que se considere que el niño debe adquirir, se entrenan una
serie de conductas u otras: Que transmitan lo que quieren, comuniquen sentimientos,
pensamientos, etc. De forma adecuada. Entrenamiento en asertividad: programa para manifestar
adecuadamente los sentimientos (Ratones, dragos y seres humanos auténticos).

Todas estas habilidades se enseñan con estas técnicas cognitivo conductuales:


 Debemos de instruirle. Decir por qué es importante disponer de esa estrategia y decirle
cómo llevarla adecuadamente a cabo, en qué situaciones…
 Modelado: es importante que disponga de modelos positivos de esa habilidad. Por eso
son en grupo (con iguales). Técnicas sociométricas: conocer qué niños tienen amigos,
etc. Para el modelado elegimos personas de la misma edad y socialmente competentes.
 Ensayo conductual: tiene que ensayar en un entorno protegido.
 Role-playing. Situaciones de rol con juegos.
 Feedback de lo que ha hecho bien y lo que podría mejorar.
 Reforzar lo que ha hecho bien.

10. OBJETIVOS DE LAS SESIONES


1. Promover interacciones positivas, saludables y satisfactorias entre padres-hijos.
2. Enseñar a los padres estrategias educativas: se les enseña de forma sencilla y aplicada a la
vida cotidiana y se les explica cómo su comportamiento puede influir en la conducta del
niño. Se les instruye en un estilo parental diferente (no coercitivo) y cómo hacer peticiones
de forma positiva para anticipar conflictos. (escuela de padres).
 Resolver situaciones conflictivas.
 Eliminar conductas inapropiadas.
 Promover conductas prosociales.
 Ayudar a sus hijos a adquirir habilidades.
Énfasis en:
 Manejo y control de consecuencias.
 Estilo educativo basado en el refuerzo positivo.
 Enseñarle a administrar recompensas, dar órdenes de forma positiva.

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 Práctica de habilidades en el contexto familiar.


 Anticipar y saber resolver problemas.

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