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Aparato psíquico.

Proceso primario, proceso secundario

Silvia Tubert

I 1 )

• • , :...
El modelo
..
El concepto de aparato psíquico forma parte de la metapsicología freudiana, es decir, de las
hipótesis teóri~as que constituyen el fundamento del psicoanálisis. Se trata de urí modelo
conceptual que reconoce la existencia de diferentes sistemas o instancias psíquicas e inten-
ta dar cuenta del "trabajo" que realizan, en función de su capacidad para transmitir y trans-
formar la energía psíquica. . ' ·
Freud compara el "instrumento puesto al servicio de las funciones anímicas" con 'u n
aparato óptico -microscopio, telescopio, cámára fotográfica-, de modo que la localidad psí-
quica corresponde a un lugar situado en el interior de este aparato, en el que surge uno de
los grados preliminares de la imagen; tal lugar es un punto virtual, es decir, no coincide con
ningún elemento concreto del instrumento. La metáfora espacial, insiste, no representa un
intento de localización anatómica de las funciones mentales, sino que constituye una "repre-
s~ntación auxiliar" para comprender el funcionamiento psíquico en toda su complejidad,
~1vidiéndolo en diversos sistemas o partes -exteriores unas a otras- cada una de las cuales
tiene un modo de funcionamiento especial. ·
El ordenamiento espacial de los sistemas es, en cierto modo, una forma de representar
plás_ticamente la hipótesis de que exist~ cierto ~rden _temporal en l~s proc~os psíq~ico~: es
decir, que la energía que hace posible el func1onam1ento de este aparato {la exc1tac1on~
recorre los sistemas conform~ a una sucesión determinada (Freud, 1981: 672).

Antecedentes del modelo del aparato psíquico

Es interesante observar que este modelo tiene un doble origen: uno, referido a la clínica, se
encuentra en Estudios sobre la histeria; el otro, de carácter metapsicológico, en Proyecto de

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138 Parte I: Las primeras elaboraciones

. / ' 1
neuróiouos El pnmero
· se sitúa en el plano de la representación
b -la pala-
una pstcoiogta para d l lano de la energía psíquica. Arn os, representación
bra, los recuerdos-; el ~egu7 o,
ó'

e; e :de referirse al placer, el displacer y la angustia, que


y energía, son dosalmo os a ternaal1vopensamiento (David-Ménard, 2000: 88).
· nen tanto cuerpo como . .
conc1er J·
En sus Estuatos so re
b la h . t ·a Freud describe lo inconsciente como una orgamzación
is en , d . "
· d entre los distintos grupos e representac10nes: [...] el
en capas que supone cierto or en . d hall' d .
·al í ·
maten ps qmco pa g , tó eno que aparentemente ha sido olvida
. . 1 o, no an
. .ó ose a d1sposi-
· d l Yc • d
c1ón e o m esempenan ~ do papel alguno en la memona m en a asoc1aci n, se encuentra
. ,
· b d.
sm em argo, ispues ro y en perfecto orden". Por esta razón,
. en el .curso del proceso
. " ps1co-
analítico, las asociaciones entre las ideas siguen determmados cammos o sec~encias: Cada
una de las representaciones patógenas tiene con las d~más y con .otras no patogenas, con fre-
cuencia recordadas, enlaces diversos, que se establecieron a su nempo y que quedaron con-
servados en la memoria'' (Freud, 1981: 157).
De este modo, las representaciones están ordenadas en "archivos" en torno a un núcleo
patógeno, es decir, un nódulo compuesto por un conj~nto de recuerdos de .carácter trau-
mático, ya sea de acontecimientos o de procesos psíqmcos. Pero el ordenamiento de estos
recuerdos no es sólo cronológico, sino que responde también a una lógica, puesto que aque-
llos se disponen según una triple estratificación.
La primera de ellas registra asociaciones en función de temas, cada uno de los cuales res-
ponde a un orden cronológico lineal, como si se tratara de un "inventario de recuerdos".
La seglinda es una estratificación concéntrica de los temas en torno al núcleo patógeno:
se trata de capas que presentan un mismo grado de resistencia, que aumenta a medida que
uno se acerca al nódulo; es decir, zonas de un mis~o grado de alejamiento de la concien-
cia. Los estratos periféricos contienen recuerdos de fos diversos temas que el sujeto es capaz
de evocar con facilidad, puesto que han tenido siempre acceso a la conciencia. A medi-
da que avanza en dirección al nódulo, al sujeto le resulta más difícil reconocer los recuerdos
que emergen en el curso de la cura, y puede llegar a la renegación incluso en el momento
en que los reproduce. ·
. A diferencia de los dos anteriores,' de carácter morfológico, el tercer tipo de ordena-
miento, que Freud considera el más importante, es dinámico: se trata de asociaciones que
resp?nden al contenido ideativo, anudadas por medio de los hilos lógicos que llegan hasta
el nodulo trazand0 ' 'al · 1 · ·
' vias espec1 es, irregu ares y con numerosos cambios de dirección, simi-
lares a los saltos del caballo en el tablero del ajedrez.
La metáfora espacial incluye ta b', 1 · . ·
m ten a a conciencia: toda esa masa de representacio-
nes no puede tener acceso a la " t h " d 1 · · d
. "
por una grieta o desfiladero" que
es rec ez e a conciencia del Yo sino que se va filtran
d · , ' d
°
1 ·al ó ll no e1a pasar mas que un recuerdo por vez, de mo o que

.:l P~oyecto
e maten pat geno ega a aquella fragmentado .
tetna )sicología para neurólogos, publicado en 1950, no llevaba título algu-
no. reu ósle re ~.r ªs a é en sus cartas como "los cuadernÓs"' "la psicología" o "la psicología
para neur ogos . e trata de un proy t 0 d · · ·
{ · · l d . ec re ucc1omsta, que intentaba explicar las funct0-
~esl~¿~~~1~c uyen º,la ps1~opatologfa, en términos de un "aparato neuronal", es decir,
a anatom1a y fisiología del sistema nervioso. Pero poco después abandon6

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APARATO J•SfQUIC~. Pnocnso l'IUMAl<IO, fjl(()(;IJSO SIX tJNDAIUO 139

mpleto este propósito, al que consideraba fallido, afirmando que "codos Jos intentos
Pº~~~cebir Jas ideas como almacc~adas en las células nerviosas y las cxcítacío11es como
~;uiendo el curso de las fibras nerv10sas han fracasado por cornplc:co" (Prcud, 1981 : 209 _
210).

EJ aparato pslquico: percepción y memoria

Aunque desechó la terminologla neurofisiológica, Freud retomó algunas de las ideas esbo-
zadas en el Proyecto, para reformularlas en términos propiamente psicoanalfricos en el capí-
culo VII de La interpretación de los sueños. En este conrexro, intenta resolver el enigma de
por qué lo inconsciente sólo puede proporcionar durante eJ reposo Ja fuerza impulsora para
la realizaci6n de deseos, y considera que su esquema del aparato psfquico permitirá esclare-
cer la naturaleza del desear.
Para desarrollar sus hipótesis toma como modclo la concepción neurofisiológica del
"arco reflejo". El sistema nervioso tiene un extremo sensorial (las terminaciones nerviosas
de los 6rganos de los sentidos) por donde recibe las excitaciones o cantidades de energía ori-
ginadas en los estímulos, y un extremo motor por donde se descarga la encrgfa recibida
mediante un movimiento corporal de respuesta. Entre ambos se sitúan los centros nervio-
sos de Ja médula espinal o del cerebro, encargados de recibir la energfa y transformarla en
unaaccí6n, con el consiguiente efecto de reducir la tensión generada por el cstfmulo.
. El aparato psfquico funciona, en sus orígenes, como un aparato reflejo, lo que no sig-
n.1fica, como ha quedado dicho, que se atribuya a los sistemas que lo integran una localiza-
ción anatómica, sino que la circulación de la energía sigue un orden determinado que defi-
ne el lugar de esos sistemas, es decir, que tiene una dirección. Toda la actividad psíquica
parre.de est(mu los, ya sean externos 0 internos, y termina · en mervac1ones
· · · Jo que
momees,
per~ae adscribir también a este aparato ficticio un extremo sensorial que recibe las per-
cepciones Yotro extremo · que contro1a el pasaje · a 1a acc1'ón. .
Freud introduce una nueva diferenciación en el extremo sensorial, pues las percepcio-
lanesfunhan. id0 deJando
· unas marcas en el psiquismo, las hue11as mn émicas, · que hacen pos1'ble
te¡ ción de la memoria. Pero resulta difícil concebir un sistema capaz de retener fielmen-
ne as modificaciones de sus elementos v. al mismo tiempo, conservar la capacidad perma-
nte de ,, · ·
buir acoger nuevas percepciones o experiencias, de modo que se torna necesario at~1-
su fuestas · dos fiunciones
· a dos sistemas distintos. El sistema
· p (percep t'ivo) carece de memoria
. '
alas nc1onarniento quedaría obstaculizado si restos de asociaciones anteriores se opusieran
nuevas
Las h percepciones.
los eIel'henuellas mnémi'cas, en cam b'io, son el producto de modificaciones permanentes ·de
·• 1 tos d l · · sto que 1as percepcio-
nes se e e aparato anlmico y configuran redes asociauvas, pue . . . .
tie,., ncuentran enJ d l . fiunción de su coincidencia ongmana en el
"'Po D aza as en a memona en d J • 'ó l ·
taci6n ~ e modo que los sistemas mnémicos constituyen la base e a ~oc1a~1 n: l a ~xc1-
ropagada por los elementos p se extenderá, siguiendo Ja menor res1stenc1a, a as ue-

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140 Parte/: Las primeras elaboraciones

. h uedado asociadas en la experiencia no sólo en función de la simul-


llas r:i;:;i~ ; : b : ae otros criterios como, por ejemplo, la analogía (recuérdese lo que
tanei ª 'smob E J· b la histeria acerca de los archivos de representaciones).
Freud afirma a en stuatos so re ' al í
' E', blo maravilloso Freud establece una an og a entre esta dualidad
En su breve texto t e ' fi ·
. í ·cas y la estructura de un memorando que o rece una superficie recep-
de 1as funciones ps qut .
tora -una lámina de celuloide- siempre dispuesta a acog~r n~evasdanotacion~s que se pue-
den borrar fácilmente separando dicha lámina de la capa 1nfenor, e c~ra o resina, en la que
"stradas en cambio las huellas permanentes de las anotaciones hechas. Pero la
quedan reg1 ' ' d 1 d l' ·
lámina de celuloide se acompaña de un papel encerado muy e ga o Y trans ucido. Cuan-
do se escribe con un punzón en el bloc, la escritura se graba sobre la lámina de cera por
mediación de la hoja que la recubre, adhiriendo a la.primera, en los puntos en los que se
ejerce presión, la cara interna del papel encerado, de modo que los trazos se hacen visibles
en la superficie de celuloide. Cuando se separa l,a capa sup~rior, no sólo el celuloide sino
también el papel encerado se desprende de la lámina de cera, de modo que lo escrito se hace
invisible, aunque la huella pen:µanente ha quedado registrada en la cera. Dada la fragilidad
del papel encerado, que se rasgaría si se escribiera sobre él directamente, Freud considera
que la capa de ce_luloide es una cubierta protectora, de modo que este instrumento resuel-
ve, como el aparato psíquico, el problema de reunir dos facultades distintas.
En,efecto, la capa que acoge lo~ estÍmulo~. es un sistem~ gue no conserva una huella per-·
manente de ellos, y los fundamentos de la memoria nacen en otro sistema vecino. La cubier-
ta formada ~,º~ el ce.l~loide y el papel encerado es comp~rable al sistema receptor de los estí-
m~los Ys':1 dispositivo protector contra las excitaciones", en tanto la lámina de cera es
análog~ al sistem~ ~~consciente situado detrás de él, y la aparición y desaparición de lo escri-
;~ ~Í)~vale a la ~ctt~1dad de la c<:mciencia en relac.ión a las percepciones (Freud, 1981: 2808-
A diferencia del sistema p cuya fi "ó · .
d 'd d 1 al"d d . ' unci n consiste en aportar a la conciencia la diversi-
a e as cu 1 a es sensibles las huellas é · · .
mente.pueden h .' mn micas son inconscientes. Aunque eventual-
acerse conscientes son capaces de d 1 d e d
inconsciente Freud añade " ~ ll . d esp egar to os sus erectos en esta o
· que aque o que enomin , b l
huellas mnémicas de nuest . . · , ~mos nuestro caracter reposa so re as
· ras impres10nes y prec· ll . . h
actuado más intensamente b ' isamente aque as impres10nes que an
1
que no se hacen conscientes casi n (F
so re nosotros o sea las d
,, d '
. .. d
e nuestra pnmera JUVentu , son as
Los sistemas 'Py Hm se vincul~~ca reu '1981: 674). .
· . . entonces con las n · d . .
ciente y conciencia. El preconscient , . oc10nes e inconsciente, precons-
e esta situado en el d
que sus procesos de excitación pueden d d" extremo motor el aparato, puesto
cumplan determinadas condiciones acce .er 1.rectamente a la conciencia siempre que se
., . . , como cierta mtensid d . d" . . d 1
c10n; asimismo, controla el acceso al m . . a Ycierta 1stnbución e a aten-
El . . ov1m1ento volunt .
. . st~tema inconsciente se encuentra detrás del ~no.
c1enc1a smo a través del preconsciente l . anterior, pues no comunica con la con-
una serie de transformaciones La , q~e e. tmpone al proceso de excitación como se verá,
. · conciencia en pri . . '
~ue se P1antea entonces el problema d ' ncipio, va asociada al sistema P, aun-
t1enen cualidad sensorial o la tienen: que,dcu~ddo los recuerdos s·e hacen conscientes, no
uy re uc1 a en c ., . .
' omparacion con las percepc10nes·

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t\IJAUA'IU l'~fOt/l( 'U J'
. • • l<O<:B!~(J l'l<IMJ\l<IO, l'l<<JC:l\110 11HCllW>MHO 141

'• Proet§OprimarJo y J1to~eso secu11tfario


.. ,
·,
Laplanche y Po11Wlíti indícH11 . que ht dítwtí11cí(m critrc J''''
, CC(1"0 prim:mo
· · y ~CC Ull{fMIO• puc;..
de cntt:n, dtrtJt como Hpruocrn cx11rc~íó11 tc/.Jrt'c·t <lcl <.1c~cu br11n1c:nw
· · efe 1O!> pro c<:~os
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, , .c1cntéfl, ' el estudio
·•·Jgn cicc:to, , de IonMuto111•-1,... rJcLiróti'c<>S y eJ ana. "'I'HH8
· (e
J J0 8 suc fí1os
h1c1<:ron potJto e ~<:cotJoc;<:r un ttfW de fuucíonarnícnto mental muy diferente de lo8 pro-
CC§O§ de pcnMu!uento. ohscrvadotJ por la f'!'lÍCologfa tradicional. ENa opotikíón entre dos
modoo de funcwn?mrcnro, mc11tal es la que Prcu<l rcgintra en 1m <lifcrcncíación dd apa-
rato p§frJUIOO en d1verson twacmas que, además, no ct:tán dados a priori, sino <¡ue son el
'"I rcaulta<lo de una hfororía,
Inconncícnte Y prcconccíentc pueden étltcn<lcrsc entonces como rc<lcR <le huellas mné-
I
.1 mícMqu? ce ?íforeudan, <lc:c<lc d purtto de vista topográfico, por su posición con respecto
I '
a Ja conc1cnc1a y, dct:de el punto de visea dínámico·ccon6mico, según sus modos de fun-
donamícnw, procc o primado y proceso secundario, rcspcctívamcntc.
E~ro íntrodue<: también uua perspectiva genética, puesto que el psiquismo no opera des-
de d momento del nacimiento tal como lo hace en la vida adulta, sino que sufre una serie
de tra:nsformadonctJ. De hecho, los términos "primario" y "secundario" tienen una conno-
tacíón temporal; sí uno alude a la forma primitiva de funcionamiento ps(quíco, el otro con-
·'11•/
·
~ístc en una modíflcadón que hace posible un nuevo tipo de operación.
J>ero esto no significa que el primero desaparezca, sino que puede irrumpir en las
.,,.,. diversas formadoncn del ínconodcntc; primario no quiere decir s6Jo originario, sino que
índíca también que este proceso es de mayor importancia y tiene una capacidad fun-
.'
·' cional má1'f amplía, Pred ,amente debido a Ja aparicí6n más tardía del proceso secunda-
rio "continúa conHtituido el nódulo de nuestro ser por impulsos optativos inconscien-
te.~, íncocrcíblcs e frrnprchcnsíhlc5 para los preconsdentes, cuya misión queda limitada
.. ~ de una vez para nícm,pre a indicar a Jos impulsos optadvos proccde~tes de lo ínco~s­
/
.··" dcnrc Jos caminos más adecuadotl' (Frcud, 1981; 710-711). Por la misma razón, el sis-
/ ,; tema prccon .dente no tendrá nunca acceso a un~ gran par.te de Jos recuerd~s .{los más
.... ~' temprano,), que quedan al margen de su influencia y constituyen la precondic1ón de la
11
,• rcprcsí6n. .
En t,fl(j orfgcne ,, picnna Frcud, el apara.to tiende~ m.antenerse li~re~de es~ímulos, fun-
donando como un aparato reflejo que deriva Jas cxcm1c1ones sensoriales hac~a Ja descarga
-
tnou,ra. •
J•rcud po<Jtula Ja noción · de encrg(a com o ,,qudlo que da cuenta de ciertos efectos
0
.. . r • dd deseo sexual en lo que respecta adsu
, ''l:rcrva<lo!¡ en Ja cHmca, como Jas trantJ1ormac1ones
'/
t, • • /, J ducdón de s{nromas que se acompafia e1
"ºJCW, tu i fin " nu fo cntc de cx.c1tac1'-m, o a pro ·
t 1np<,f>rcdm ic11w de otrac¡ actívídade 1 del 8Ujcw. J 'l · . d 1 · '
A · · r. • ronundan obre a natura1eza u urna e as magm-
,,{ C/JflJO Ja!f CICfJ CIM 1(fll Ct'li1 no e p ' maciones

. . . ·~ estu di'"'n si'no que Se contentan
tudc~ cuyít, varrncw11c·1, ec1uiv~lenci. Y tran;for t bl el psicoanálisis aluden a aquello .
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142 Parte I: Las primeras elaboraciones

El aparato psíquico y el deseo

Ese funcionamiento, sencillo en su origen, se verá pert~rbado po~ las "ineludibles condi-
.
c10nes 1 ..J_" , que habrán de impulsar su transformación. Los. primeros
d e a viua ·, estímulos,
. corres.
. las grandes necesidades vitales, provocan una excitacion que se tiende a der'
pond ientes a " d"fi ·, l-
var hacia la motricidad; esta expresión emocional ?º.es más qu~ un~ mo i i~~ion interna".
El nm . ~o hambriento grita y patalea, sin lograr ehmmar la excita~ión, percibida subjetiva-
l 1 . .ó ' ' "
mente como una tensión desagradable o disp acer: a excitaci n sigue asi u~a v1a. progresi-
va (del extremo perceptivo al motriz), pero la descarga no conduce a la satisfacción sino al
fracaso, puesto que la tensión persiste. . . .,
El ser humano nace en un estado de inmadurez biológica; en comparacion con la mayo-
ría de los animales, su vida intrauterina es más breve y pasa por un perí~do más prolonga-
do de desamparo o indefensión (Hilflosigkeit. falta de ayu~a) ante los pe~1gro~ ~xternos. Por
esta razón tendrá más peso la influencia del mundo exterior (el 9rden simbohco tomará el
relevo del orden biológico) y se establecerá una dependencia intensa y prolongada con res-
pecto al otro {la madre o sustituto materno), cuyo valor para la vida del lactante aumenta
en forma proporcional a su carencia. .
La "omnipotencia, de la madre es un ,fact~r decisivo para la.organización del sujeto psí-
quico, que no se produce de una manera espontáne~ o autónoma, sino que habrá de cons-
tituirse en esa relación con el otro, lo que da lugar al anhelo de ser amado que acompaña al
ser humano a lo largo de toda su existencia. Esa existencia se sostiene, entonces, en la rela-
ción de alteridad: en ocasión de los primeros cuidados, los trazos del Otro inscriben en el
infante marcas del placer, del displacer y un "mapa' erógeno" que configuran los primeros
elementos de una identidad subjetiva. Pero si la carencia infantil hace posible la instaura-
ción de la alteridad en el ser humano, se convertirá entonces en la fuente de todos los moti-
vos morales.
El bebé es incapaz de realizar la acción espedfica, es decir, la actividad necesaria para
lograr la resolución de la tensión interna créada por la necesidad. Si bien su organismo está
?otado ?e ~gunos r_eflejos incondicionados innatos (succión, deglución, por ejemplo), es
1mprescmd1ble una intervención adecuada del primer Otro: la madre le aporta el alimento
proporcionándole.así una "experiencia de satisfacción" que suprime la excitación interna e
mcluye la perce~ctó~ del objeto adecuado para lograrla. ·· .
En esa experiencia se asocia la huella mnémica del objeto (pecho nutricio, pero t~bién
el ~ontacto corporal Ydemás percepciones sensoriales que acompañan al acto de la al_unen-
tación ~ue son, ªsu v~z.' ~ehículo del deseo de la madre, puesto que el hijo está incluido en
s~ propia economía hbidmal) con la huella mnémica de la excitación emanada de la nec:
sidad. Cuando , lresurja
. esta última
. ' entonces' un impulso psiqmco,
, . que F reud llama "deseo 5'
ª
se propagar~ ª_Primera, ten~endo a reconstituir la experiencia de satisfacción. Los rasgo_
~el Otro se mscnben cuando este proporciona un placer en ocasión de satisfacer una nece
s1dad.
1. La r.eap~icdión d.e la p~rcepció~ (la reaparición del objet~ tal como se lo ha percibiddo e~
. a experiencia e sati_sfacción) es la realización del deseo, "y la carga psíquica completa e

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A''" HATO l't,l<Jr "' "'· l'ICO<' , '
.l.HO I IHMAUI< >, l'IH><'l:tln NHf:IJNIM Ul'1 143

Pcrccpcíón, por Ja excit:lcíón emanada 1 I· ,


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dicha rea 11zacwn rrcuc"', 1981 • 6H9) 1
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, . <JUICO,
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quíco, en cJ que Ja excitación recorre cJ cam.
el modo de fon . . , ..
cwirnmict1w primmvo del aparato p~f·
intento de suscitar Ja percepción asc>ci·a,f ..• llJOI <JLJle conduce del deseo a la :1lucinadún; el
1idad es Jo que Frcud Hama tendencia • •a ¡... con
"'d e .rJaccr
.• f exn,.cruncnt•mo
, -·· a' 6at1§raa:r
'e ' a nea:--
. · · del nlacer ti'"n'I'" ' ~ 1 1 ent" au <e perccr,ción"• i:.'71 proceso primario, • •
reuído por el prmc1p10 1
,,. .. ' ' "' "' a a go que Re perciba ce · Jé • J . •
_,, m~i' < nuco a a ~~em:n·
1
da de sadsfacci6n. Puesto que Ja energr{a "circula J'I
. . . d • ' >rcmcntc , pucue tomar con facd1dad el
cammo regresJVo,
La J' 'ó 1 · que con ucc
. a que cJ deseo cuJmi'nc en una aJucmac1 • 'ó
n.
rea izaci · n ª ucmatona del d~seo se puede apreciar también en Ja vida onfrica del
adulto,
·6 aunque
t d 1 no es
este proceso , pnvativo de Jos sucfío•· ¡,, la rnemor1a · voJuntarla, · Ja re·f) c.
x1 .ºY~ ros aspectos . .e pensamiento corresponden a un retroceso, dentro dd aparato p&l·
qu1co,. desde cualqmcr acto complejo de representación al material bruto de Jas huellas
mném1cas en Ia,s que se haJJa ba~ado", Sjn embargo, durante la vígHía eRta regresión no va
~ás allá de las J~ág~ncs mném1cas y no Hega a reavivar las imágenes pcrccptívM convfr·
t1énd0Jas en. alucmac1oncs, taJ como sucede en Jos sucfíos y también en Ja,. psicosis.
Pero, cv1?cnt~mcnte, ~íngun~ aJudnad6n puede satisfacer Ja necesidad, de modo que
esta forma primaria de fimcmnam1ento psíquico está condenada al fracaso. Como dice Freud,
"!a ~marga experíend~ ~e Ja vida ha debido m.odificar esta actividad mental primitiva, con·
VJCt1éndola en una actividad mental secundana más adecuada aJ fin", puesto que la identi-
dad de percepción, establecida por un camino regresivo en el interior del aparato, no con·
duce a Ja satisfacción y Ja necesidad persiste.
Se dcsarrolJa as{, paulatinamente, un nuevo modo de funcionamiento, el proceso secun·
dacio, que caracteriza al sistema preconsciente. Este proceso necesita liberarse de Ja presi6n
del principio del placer y atenerse al principio de reaHdad, que Je impone no iniciar Ja acd6n
eficaz (Ja succi6n, por ejemplo, en el caso del hambre) hasta tanto no se haya confirmado
que el objeto está presente en eJ campo perceptivo y que no se trata de una mera alucina-
d6n, En consecuencia, el proceso secundario se basa en Ja inhibición de Ja libre circulací6n
de Ja energía, que queda sustituida por Ja "energla ligada": Jas cargas se mantienen en repo-
so y s61o se utHízan en pequeñas cantidades que circulan por los caminos asociativos traza-
dos por Ja memoria, en fund6n de Ja experiencia y del examen de Ja realidad y ya no en fun-
d6n de Ja mera evítad6n dcJ displacer. . .
Es decir, para aprovechar más adecuadamente Ja energía psfq~1ca es necesario detener
Ja rcgreRión, "de manera que no vaya más allá de Ja hueJJ~ ~ném1ca y ~ueda. buscar, par-
tiendo de cJJa otros caminos que Ja conduzcan al establec1m1ento de Ja 1dent1dad deseada
en eJ mundo ;xteríor". Lo que se buscará ahora ya no es Ja identidad de percepcí6n, sino Ja
"'d
1 cnt1'dad de pensamiento . ,,. . . .
En . é · _torna necesario reaHzar un examen de Ja realidad, modificar Ja ten-
otros t rrnmos, se , 'bJ · ·J
denCJa ·~ ot1gmar1a
· · · a J.a descarga i'nm,.di'ata""
por el camino más corto pos1 e, para sust1tmr a
· , .
por un i odeo que haga pos•· 'bJ Ja r"'ali'zac1'6n del deseo. De este modo, el deseo, la umea fuer-
e · ...

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'quico es también la fuente del pens
. uestro aparato psi ' 1 a-
za capaz de incitar al trab ªJº a n 1 í ociativas establecidas entre as representacio-
. t esa en as v as as · · · ·
miento: un rodeo que se m er . son el residuo de las experiencias vividas, sin
nes en función de las huellas mnémicas que
dej~rse engañar por su intensi?ad. d al desarrollo del sistema preconsciente, que domi-
Esta operación se hac: posibl~merce l la para los fines recordados. Su complicada acti-
na la motricidad voluntaria Y~ue e emdp ear ue la experiencia ha demostrado necesario para
.d d al " presenta smo un ro eo q . .,
vi a ment . no. re d El de pensar no es otra cosa que la sust1tuc1on del deseo
llegar a la realización de eseos. acto . .
alucinatorio" (Freud, 1981: 690). · d " ól
d í el sueño sea una realización de eseos, puesto que s o un deseo
Se ~o~prealn te asbaJ·qou: nuestro aparato anímico" (Freud, 1981: 690). El sueño, al reali-
puede mc1tar ra · · · · · d
bre ve caminó regresivo muestra el func1onam1ento pnmano el apa-
zar sus d eseos por u n ' . . ·at d 1 ºd
· , · que dominaba en la vigilia en los momentos in1ci es e a v1 a y ahora que-
rato ps1qmco, . , · · e ·1
da eonfinado en la vida nocturna: "El soñar es una parte de la vida an1mica 1nrant1 superada".
Esto se explica por la intervención qe la censura y porque el estado de re~oso se acompaña
de una modificación de las intensidades psíqui~ (recuérdese el desplazamiento como trans-
~utación de los valores psíquicos o energías que invisten· a las representaciones). Freud habla
de regresión porque la representación queda transformada·en el su'eño en aquella imagen ·
sensorial en la que se había originado. · · ~
Pero como el síntoma neurótico, los lapsus y actos fallidos, el sueño no es simplemente la
apresión de un deseo inconsciente, sino que para su formación tiene que concurrir también
un de5eo preconsciente (generalmente una reacción contra el primero, como, por ejemplo, un
autócastigo), de modo que está doblemente determinado y resulta de una transacción entre
"d~s realiza.cio~es de des~os,, ~ontrarias y procedentes ca~a u~a de un sistema psíquico distin-
to, ~ue comciden en una misma expresión (Freud, 1981: 691). "
' \ 1 • • ' • ~ • •• ~ ! . '
I ' • • • j 1 '
"

. prim~ios y" _sec~darios·· de


1
Caracterización 'de
· los procesos . seo
, y' .pensamiento
1
• •

Estos modos de funcionamiento psíquic . d fi fu . ' . .


oponen, desarrollados F d L. ~ se e ine~ en nc1on de una serie de rasgos que los
. , por reu en a tnterpretacuJn de 1
en Los dosprincinios delfa · .
- • • d. '
. ws sueno,s y sistematiza os mas tar e
d
r nctonamtento mental An d ¡ ·· al
principio del placer es deci·r " · d l · . te to o, ?S procesos primarios obedecen
' ' tlen en a a consec · ' d 1 ·
retrae de aquellos actos susceptibl d d ~cion e P acer, y .la actividad psíquica se
El placer se define sólo en té es . e engen r~r displacer (represión)" (Freud, 1981: 1638).
, . .
cer. E n term1nos generales ent ·
' rminos negativos com0 ¡· .
fu . ' .' . d dº 1
e im1nac1on o ausencia e 1sp a-
. ' onces, e1 ncion ·
d ad de evitar el displacer y procurar el lacer anu<7~to mental está regulado por la fin ~-
al'
nos económicos. Con el tiempo n b p 'entendid~s, como se ha indicado, en térm1-
.
de1P1acer y 1a imposibilidad de ' o
·
o stante,
l .
Freud h b 'd b ª . .
ra e su rayar el carácter cuahtanvo
. . eqmparar e d1splac 1 1
cer con su d1sm1nución en la m dºd er con e aumento de la tensión y el P a-
l. ' e 1 a en que las 1 .
p eJas; así, por ejemplo, existen ten~i 1 re ac1ones e_n tre ellos se tornan más com-
ones P acenteras. · .

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APARATO Pstou1c o . PROCESO PRIMARIO, PROCESO SECUNDARIO 145

Aunq~e al co?1ienzo lo denominó "principio del displacer", por cuanto su motivación


es la de evmu el disp!,ªc~r a~t~ial Y no la de procurar un placer futuro, Freud suele hablar en
diferen~es textos .d~ prmcipio del placer". Su empleo de este concepto, no obstante, pre-
sen~ cierta a~bigüedad: en algunos ~asas lo identifica con el principio de "inercia" (ten-
dencia a reducir absolutamente la tensión), en cuyo caso no cuestiona nunca su carácter fun-
damental y último; en otros lo asimila al principio de "constancia" (tendencia a mantener
un nivel constante de tensión), en cuyo caso se plantea la existencia de principios o fuerzas
pulsionales que van más allá del principio del placer, como sucede en el caso de la pulsión
de muerte, noción que Freud introdujo más tardíamente en la teoría.
Se ha indicado que las necesidades vitales perturban, en el comienzo de la vida, el esta-
do de rep~so ysíquico Y que, ante la irrupción de displacer, el aparato psíquico primitivo
tiende a ehmmarlo representándose lo deseado en una alucinación, tal como sucede en las
imágenes oníricas. El fracaso de este intento impulsó al aparato psíquico a representar, en
cambio, las circunstancias reales del mundo exterior y a intentar modificarlas. El "principio
de realidad" consiste, precisamente, en la tendencia a representar, en lugar de lo deseado, ·lo
real, aunque sea desagradable. . . . ,
Por eso, aunque el principio de realidad se opone, desde el punto de vista lógico, al prin-
cipio del placer-displacer, en última instancia tiende a la consecución del placer y a la reali-
zación del deseo, pero de modo eficaz y no meramente imaginario. De modo que el prin-
cipio de realidad es una modificación del principio del placer, que requiere suspender la
reacción motriz y soportar durante un lapso la tensión, lo que introduce un intervalo, un
tiempo en el cual se desarrollan los procesos de pensamiento, juicio de realidad, memoria.y
discernimiento.
El pensamiento, ent9nces, tiene una función económica en el aparato, en tanto forma
parte de los procesos de placer y displacer -nunca es independiente de ellos- y puede enten-
derse como una cantidad de energía que modula.el exceso de energías que afluyen al apara-
to. Por eso, representación y energía son dos modos de acceder a unos procesos que articu- .
lan el cuerpo erógeno y el pensamiento, anulando toda concepción dualista de los mismos.
Las representaciones -esto distingue al psicoanálisis de los enfoques psicológicos y cogniti-
vistas- no son neutras, sino que conciernen al placer, al displacer y a la angustia; el pensa-
miento se origina en la tendencia a comparar lo percibido con el objeto que se desea -o no-
recuperar. Asimismo, en razón de sus orígenes, el pensamiento no representa una garantía
contra la alucinación 0 el delirio (David-Ménard, 2000: 96). . ·
La introducción del principio de realidad genera u?a serie de ~ransforma~iones en el
aparato. En la medida en que la realidad extern.a adquiere mayo~ 1mportanci~, a~menta ·
también la de los órganos sensoriales vuelto~ hacia el mu~do exterior, y la conciencia en~a­
zada a ellos comienza a aprehender las cualidades sensoriales y no sólo las de placer y dis-
placer, que eran las únicas que contaban previamente. Esto conduce, a su vez, al desarro-
llo de la atención, que sale al encuentro de las percepciones, y l~ memoria, que registra los
resultados de su actividad. La comparación de las. repr~senta:1o~es actuales con las hue-
llas mnémicas dejadas por la experiencia hace posible discermr si aquéllas son verdaderas
o falsas.

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146 Parte 1: Las primeras elaboraciones

. d sti"nada a liberar los aumentos de excitación es sustituida po


La d escarga motriz e . ld 11 d l r 1a
"acci. nefiicaz,, , cuyo aplazamºiento, a su vez, hace posible e esarro. o e pensamiento • Ur-
6 5
"d . d l resentación Esto requiere una transformación, que establece una n
g1 o a partir e a rep · . . l . Ue-
. .
va oposic16n en re t procesos primarios y secundarios: .mientras en
. l os primeros la energía se
desplazaba libremente (ya sea hacia la descarga motnz o hacia e . extremo perceptivo, pro-
vocando la alucinación), en los segundos la energía se encuentra ligada, lo que se logra mer-
elevación del nivel de todo el proceso de carga. Ya no se busca la reducción total de
ced a la . d d" l
la tensión sino que se intenta impedir que aumente.excesivam~nte ge?eran o isp acer, pero
también que disminuya demasiado, lo que impedtría el funcionamiento psíquico (princi-
pio de constancia).
Sin embargo, el proceso primario no es sustituido completamente por el secunda-
rio, sino que sigue dominando en una actividad, el fantasear, que queda así disociado
del resto, regido por el principio del placer y, por lo tanto, expuesto a la intervención
de la represión. Los dos términos que se enfrentan en el conflicto psíquico, el Yo y la
pulsión sexual, se corresponden entonces con el dominio de los procesos secundarios
(preconscientes) y primarios (inconscientes). Más tarde, al introducir el concepto de ·
narcisismo, Freud modifica esta hipótesis puesto que reconoce la existencia de procesos
inconscientes en el Yo. Esto le llevará a formular su segundo modelo del aparato psí-
quico (Ello, Yo y Superyó).
El análisis de los sueños y el estudio de la formación de síntomas le permitieron a
Freud enunciar los mecanismos y leyes propios de los procesos primarios inconscientes,
que no se caracterizan por una ausencia de sentido, como sostenía la psicología de la
conciencia, sino por un permanente deslizamiento del sentido. Tales mecanismos, bási-
camente, son el "desplazamiento" (se puede atribuir a una representación anodina el .
valor psíquico -es decir, la significación- de otra) y la "condensación" (una representa-
ción puede asumir las significaciones procedentes de todas las cadenas asociativas que
confluyen en ella). . · ·.
Estos procesos se ponen de manifiesto también en otras circunstancias psíquicas, como
s~cede en el ~o de ~a esquizo~renia. Aunque el proceso primario opera con "repr~~enta·
ciones .de cosa ' esenc1~mente visuales, que derivan de los objetos, y el secundario con repre-
sentacion~ de p~abra , fundamentalmente acústicas; que derivan de las palabras, en el caso
~e la esqmzof~ema las palabras están sometidas al proceso primario,1el mismo que, en el sue-
no, forma las imágenes oníricas a partir de los pensamientos latentes, generalmente de índo-
le verbal. ..
. ~sto ~uiere decir que las palabras quedan condensadas y transfieren sus cargas ~sus
sigmficac1one~) unas.ª otras por medio del desplazamiento (Freud, 1981: 2079). Mien·
tras en la esqm~ofrema el proc~so primario se aplica a las palabras en las que se ha expre~
s~do el pensamiento preconsc1ente, la elaboración del sueño incide sobre las representa
c10nes de cosa, a las que se han reconducido las palabr s· b en el sueño la
í í · (l . . . . as. 1n em argo, de
energ a ps qmca a s1gm61cac1ón) ctrcula libremente entre representaciones de cosa Yd
palabra, en tanto que en la esquizofrenia se ha cortado la relación entre ambas (freu '
1981: 2087).

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APARATO PS(QUICO PRO 1 •
· CIJSO l'HIMAHIO, l'HOCIJSO Sl1ClJNDARIO 147

El proceso primario más allá del principio del placer

La introducción ~e la ~oción de "pulsión <le muerte.. .genera una modificación en la teoría


del aparato psíq.uico: si lo que define ª toda pulsión es la tendencia a retornar a un estado
anterior, la pulsión de mu.ere~ responde al principio ele inercia, es decir, a la tendencia a la
descarga absoluta ~e la ex~1tación de acuerdo con el proceso primario, lo que llevaría al orga-
. mo, en última instancia, a volver al estado inorgánico.
· d e 1a l'b'd
nis La función i i 0 ·m.tegrad ª.en 1a "pulsión de vida", ahora, consiste en ligar esa pul-
sión de muerte par~ ~acerl~ mofen~iva, lo que la sitúa bajo el dominio del proceso secun-
dario. Para ello, la dmge hacia los objetos del mundo exterior (pulsión de destrucción, volun-
tad de poder), la pone al servicio de la función sexual (sadismo) o la liga libidinalmente
dentro del propio aparato ps.íquico (masoquismo originario, erógeno). El principio del pla-
cer tiene, entonces, dos versiones: como principio de inercia tiende a la reducción total de
la tensión; como principio de constancia, a mantenerla en un nivel relativamente estable.
La pulsión de muerte conceptualiza, de este modo, la tendencia "demoníaca" a la búsque-
da ciega del placer, condenada al fracaso, propia de los procesos desligados o primarios
(Freud, 1981: 2540).
Finalmente, al elaborar su segunda concepción tópica del aparato psíquico (Ello, Yo,
Superyó), Freud atribuye al Ello el proceso primario: "Nuestra teoría llega a la conclusión
de que en el Ello inconsciente la energía se encuentra en estado de libre movilidad, y que al
Ello le importa, más que cualquier otra cosa, la posibilidad de descargar sus magnitudes de
excitación'' (Freud, 1981: 3393). Sin embargo, es necesario subrayar que, si bien el Ello fun-
ciona de acuerdo con el proceso primario, este último no es exclusivo del Ello, sino que
impera también en las otras instancias, en la medida en que parte de su funcionamiento es
.inconsciente.
.

Bibliografla

David-Ménard, M .: Tout le plaisir est pour moi. París, H~chet~e, ~000.


Freud, S.: Estudios sobre la histeria (1895a). O. C., Madnd, Biblioteca Nueva, 1981.
-Proyecto de una psicología para neurólogos (1895b). O. C.
- La interpretación de los sueños (1900). O. C.
- Lo inconsciente ( 1915a). O. C.
-Adición metapsicológica a la teoría de los sueños (1915b). O. C.
-Más a/Id del principio del placer (1920). O. C.
- Compendio del psicoanálisis (1938). O. C. . ·
Lacan , J... Les quatre concepts fion damen t.aux ª'Je fapsvchana/vse
:.t :.t
(Séminazre XI). París, Semi,
1973.
laplanche, J. y Pontalis, J. B.: Diccionario de psicoanálisis, 2.ª e~. Barcelo?a, Labor, 1981.
'fubert, s... s·zgmund rreu
r:. r:. da
d. run mentos de teorlapsicoanalltzca. Madnd, EDAF, 2001.

L
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Principio del placer. J1rincipio de realidad

j1J1I André1 lvfújica

C/;~~ú!.eradc~ par Frwá romo io~ dtrv príndpír~ dd foncionamíenro méntal~, µ¡n f<ñ f'<h
w!adrA fundamental~ ron Jm qtu: ort71ní'7.:t w cnnapd/Jn <ld apt1r~ro ~(quía;, l~cln pre--
~~ ~ d ínícío t:n ~u pé1l~amítnw y«; lo~ put<l~ con~í-derar príndpírn en unw que
cr;~~ruyen un punw de partida, /, ~rrír dt dl1ñ (l.; organí7..a d rmnm <k ví~ca eronúmiro
~ 1t r~púC61rrgi~ cott~íd~ado por él como Ja tn~ rmfa «JJídi y a Ja v~ el r.crrirorio m<fa
rl'.cum cft: ~u teari~ A~í <ldine Frcud e~tm príndpím en J926~

Dt:U!~ d punw de vh~ econámíco, d ~íann~lhi~ admíte qm:: fa~ rcpres.cntaciooes.


~YfU~~ de fr~ ímtíntrn ~fin arf'l'di~ am dttermín~ub-,~ antídi~ ~ enértefa (ace;cw)
y <{t!é d ~~lii,W SXfrJUÍCO tÍene fa térld-tncfa dé CVÍtar UKÍ<:; estancamíenw de ~W t'11ét'1

rfa~, rmntení~J lo ,.-m,~ fnja. que~ ~íbJe Ja ~uma wul de La~ acíracícmc::;¡ a la~ cua--
fa,~~ S(Jfm::tídr1, El wr;1_, de f(A pr<~~r.. ~íquían ~ '~6'Jlado amomátícamenre par d
;>~ÍriÚP"ÍO dd p~cu·dhpfaur, dé manera 1<11 que en una u <Jtra formad díspfacer a,parea
't.tu6p:e <1íncufadr, um un ~urnent11 y d pf:.ca u.1n una dí~mínud0n de Ja C".ccítad6n, En
d CUrVJ dd á~~rr<Aft1, tf prÍmÍtÍVú prÍnCÍpÍo dd pf<iar C".CperÍmenta una rnooíficací6n
4~::-úmda rv,rf~ U>n.ddt-raó(,n CIJn d rnuncffJ C".CterÍM (prÍnCÍpÍfJ de reaJí<fadJ, rntdían1

~ kt a~J d ap:m lW ~frJUÍCt> ~prendt: a díferír f~ ~atí~facdone~ pfacentcr3;1. y a Wportar


r¿ •.~ÍY;:Íamente f~~ ~macfon~ dkplacentera~ (freu<l, J974~ VJJJ, 2906),

, H éh;>fa~ ~ pre-IÍn ~,) placer, por Jo que en alguna~ parte~ de ~u obra Frcud lo JJama
f:r.;df/J et~ dhpfoccr o príndpio dd plaar·díspfaccr. El principio de realidad forma par~
~ C/,:J d ptíndpio dd pfacer (no se lo~ puede considerar por separado, Jo importante C$ tu
'~ttrmd/,~ J, lo rr 1xHfka y <hrrÍgt: ha,dendo que fa satí,facd6n no se bu~ue por Jo~ camíl
f'.IA. r. .{~ cr.:vA, ~itu~ qué tcrl¿? en cuenta Ja realidad y ~usque fatíjfaccio~~ que comid.c~cn
~ ~· ~.<!rJ t:ztt;:rÍI»:, ~fafaa::ínn~~ rni~ if-gura~, Aunque srmplé_lj cn ! U ddimc1.6n, 101 do1 prm-
U?..t~ ~,:J d n(u.ko de wdo d de~arrollo ¡xíroanaHtico, a Ja v~ que Ja arl!ta m~ dura de
~: t."h"ri:i..

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Parte /:Las primeras elaboraczone.s
150

El punto de partida
· buido por los postulados de la escuel .
. ífi d la época está im . · a Ps1c
El pensamiento c1ent 1co : l h h s psíquicos de 1dént1ca natura1eza a los pr 0•
ons1dera os ec o . El h b oceso
biológica alemana, que c d 'bl s a leyes matemáncas. om re es consid s
'bl d dida y re uc1 e d erad0
físicos, suscept1 es e me . do en conexión con el mun o exterior y¡
. o un sistema cerra ' as cua
como una máquma, com . d d lazamientos de masas de energía. Se basa en ¡ ·
. í . el refle•o e 1os esp . 1 , . a sen.
hdades ps qmcas son ) d do poca importancia a as caractensticas del ob·
. l rgías que aporta, an . Jeto
sac1ón y en as ene . de ser libre sino que nene que estar organizadas , ·
La . l .ón energéuca no pue ' . egun
circu ac1 . . . ue la regulen Aquí aparece el placer como pnmer principio regu
d
eterm
inados prmc1p1os q
d
· . 1d' 1
pción exclusivamente física: e isp aceres consecuencia de 1
·
lador dentro e una conce . d' a
' .6 d la energía dentro del aparato y el placer se consigue me 1ante la descarga
acumu1ac1 n e · · d 1 fl ·
del exceso d e exc1tac1 · 'ón. El modelo básico lo da el funcionamiento e arco , . re eJo' en el
que ante un aumento de excitación se responde con una. descarga automauca, . ., que evacua
· mente el exceso de excitación, haciendo volver el sistema a la pos1c1on de equilibrio.
mo tnz b · " 1
Entre los. autores que elaboraron su esquema del "hom re máq~ina ' e que tuvo una
influencia más temprana y decisiva en Freud fue Fechner. Éste enuncia en su obra dos prin-
cipios: el "principio de estabilidad" y el ''principio del placer de la acción". El principio de
estabilidad dirige el aparato psíquico con la finalidad de mantener la cantidad de excitación
en el nivel más bajo, o por lo menos constante. El principio del placer de la acción propugna
que los actos humanos se determinan por el placer. o displacer sentidos en el momento en
el interior del aparato, según leyes físicas que actúan de forma inconsciente y automática.
Los principios freudianos (constancia, inercia, placer, realidad, nirvana) tienen como base
. . \
estas teonzac1ones. \
Cuando Freud tiene su encuentro con la histeria va a explicar el síntoma histérico dentro
de este m~co teórico. ~í, considera que el síntoma· histérico es producido por un exceso de
acumulac1on de energ1a dentro del aparato: los síntomas histéricos son la expresión del des-
pl~iento, dentro de la esfera psíquica inconsciente, de un excedente de excitación, de una
canttdad sobrante de energía mental, que atenta contra la estabilidad del sistema.
En la Comunicación prelimz'nar, obra rea1·izada en coa 1 boración · con Breuer Freud comie· n·
za a plantear
. sus .propias teonas ' d'istanc1an · d e su colaborador y de sus 'antecesores. La
· ' d ose
constancia se obtiene med' 1d d 1 · 'ó
d 1 d ª
tante escarga e a energía ya existente y mediante la ev1taci n
e o que pue a aumentar la cantid d d · ·, l Apa·
rece aquí la no ·, d d e
c1on e erensa en el ma
ª e excitacion, por la defensa contra el estímu o.
d 1 . . .
reo e pnnc1p10 de constancia.

El Proyecto de una psicología para neurólogos :..

En 1895 Freud escribe el Proyecto de una sic , · . 0


rnás
representativo de su pensamient d dp ologza para neurólogos, obra que conuene l la·
.
boraciones o y on e se encu . . de sus e
futuras. Realiza . entran ant1c1padas gran parte ha
un mgen te esfuerz0 . . . que
para exp11car los descubrimientos

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PRINCIPIO DEL PL\CER. PRINCIPIO DE REALIDAD 151

•..!.ldo en romo ~tl síntoma


ft'l11... ri histérico y los mecin'tsn·
• · de1sue fi10, segun
tos • d esquema ener-
~rico dd que par~. El aran de dar un:t explicación del síntoma histérico y dd sueño en este
~1arco de referencia le ":' a llevar a arncular un complejo entr:tmado teórico.
"Estr~1cmrar una psicología q~e ~ea una ciencia natuml; es decir, representar los proce-
~ psíquicos como estados cuant1tat1vamente determinados de partículas materiales espe-
cifiC!lbles, dando así ª esos pr~cesos un car.kter concreto e inequívoco,, (Freud, 1972:
I, 211). tste es su punto de parnda .co?cretado en dos ideas cardinales: la idea de que d apa-
r.tto psíqui~ funoona ~or los mo':~1entos de cantidades de energía y que esta energía cir-
cula por d sistema nervioso, .consntmdo por las redes neuronales y sus intercone.xiones.
Dentro de este planteamiento acorde con otros autores, va a introducir un cambio sor-
prendente,.ª~ con~}dera.r u~ princ~pio ~e~ulador del sistema muy distinto a otros y absolu-
tamente ongmal, el prmc1p10 de meroa , muy diferente al principio de constancia, ya que
conduce a una descarga total de la cantidad de energía, tendencia al nivel cero, sin d man-
tenimiento de ningún remanente de cantidad en el sistema y contrario a toda estabilidad.
Todo parece indicar que se ve obligado a introducir este principio, tan contrario al man-
tenimiento de la vida (principio al que vudve años después como principio de nirvana en
rdaci6n con la pulsión de muene) para C.\.'Plicar d funcionamiento dd sueño, donde ha des-
cubierto un funcionamiento regido por la libre circulación de cargas y de sentido.
Si todo el aparato funcionara según d principio de inercia, con una evacuación total de
la energía, quedaría inerme, en una situación incompatible con las exigencias vitales. Se hace
necesario realizar una complejización del aparato, hasta conseguir un sistema que, mante-
niendo d principio de inercia (como explicación dd sueño), sea compatible con la vida y
C.'\l'lique también el funcionamiento dd hombre normal.
A parcir de aquí, se ve en la necesidad de introducir las siguientes complicaciones:

- La presencia de un segundo principio, principio de constancia, que se oponga al prin-


cipio de inercia y lo corrija, a fin de que el aparato conserve un remanente de ener-
gía para poder realizar las funciones vitales.
- Tiene que aislar dos procesos diferentes de funcionamiento, que se correspondan a
los dos principios {inercia y constancia): el proceso primario y d proceso s~dario.
- La interrelación entre los dos principios y los dos procesos le lleva a la necesidad de
incluir la conciencia.
- No puede mantener ya d psiquismo como ~ ap~to c~ra~o, meramente flsic? y
cuantitativo, sino que se ve obligado a introduor la as1stenoa aJena, un concepto dife-
rente, de otro orden, que plantea problemas éti~os. . .
- Para d funcionamiento coherente dd aparato nene que mtroduar conceptos como
d de información e inhibición, que desbordan los esquemas de P~~a. .
- El estatuto del objeto, que no era contemplado en d esquema meca.ruco, va a adqw-
rir aquí una importancia capital.

· · · de meraa
El pnnap10 · · funoona
· sm· problema · los estímulos. aremos: segun' el mode-
· para .
lo del arco reflejo
. el sistema
. al ·
neuron pnmano · descarga las canadades de energía directa-

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, ·uln rn~I l CW n c1111 fi111d 1\11 prl11111 rl11 cl1·lw clt· n liudt, ~, ¡,.
mente hn In los slstcmns "'"~ . i·l<ll<•o,..,1 y ··on1eci·vuclo11 1u¡11dlo11 111«1odo11 d1· .i,.•..1 •llV.'
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que medlnnte In t rsc1t1 tii'' t'NC ~ ·v,111
t 1 d ,l1spl1t ér consll)ttlt nlt'. I'
r¡ ' col1 11' .. ,, r..¡,, ·lt\111\ loNcict(mulo~ ~onuhlcoH cm op,rno ' lo~ q111· 11r11v'1
F ¡lro l emn np.11't4cc " " ·- l I 1 f' · 1.1. ¡ (1 •·i,,.,,
• • 11 ' )' <I \1\ luu,11· n lnNu1·1111dc11 lltCtS ( 11( CN lNIO og ('¡t/j 1:1111li1t• l't• •
del interior< e org.uusmo º ' t• , 11 1 . . , .. ' ~111ra
'ó I' 1 l)
c1 n, sextrn '" íH • ( "'
A 1''' .. ¡ J'1111cio11nmlcnto cfol pr111clplo' e: I' accr Hr. co111plqr1.a: d i1111·11 .
I . r1 11~
l 'll 'trnc1 · " "llos como hncé con loNtNdtnu o 11 cxh.:rno.~ , i1<p1I 110f1111d 1111" 1
mo no se pue<e s s " ' . . ¡· l · "~
c.
n1gn · . ' .."'stt)S· ..~·sdmulos CéSllll t'tnlCíl mcn te mct wn te < elt·r111111ada1¡ (.:oiuli«i 1·
como mecni,·isn\<) 1
• • •
1

ncs ue exigen de occioncs que deuen reoliznrsc c1~ el mundo c~Lcnor y 111odif 1cad11.
t~tns '\tcciones cspcdficas" sc originan por rntc:nsas canttJadeN de c11cr·gla c111c 1ir11c11
que ver con el Not des Lebem, el apremio de 11\ vida. P~r d n~remi~J de la vida c~ .t1i ~1 crn:i ncu.
ronnl se ve obliglldo n nbandonar su primitiva tc:nd~ncm a la mercia Y :t e<!n.1plc11z:mc, ¡1prc 11•
dicndo a tolerar la acumulacitSn de una cierta c;mtt<.fod de energía (pr111c.: rp10 de co11s1and~).
necesaria parn poder cumplir las demandas dc la :tcción específica, i111posihlc de realizar ,¡
el aparato no dispone de ningt'm monto de energía.
El aparato tiene que defenderse de los acl'1mulos de: energía (proceNo primario) y, ala
vez, tiene que asegurarse la reserva de una cantidad de energfa necesaria para la rcalízací{Jn
de la acción específica, organizada segl'm d proceso secundario. Todas las funciones del sí~
tema neuronal deben estar sometidas al concepto de función primaria y función secunda·
ria, regidas por el principio de inercia y el principio de constancia, rcspcctivamentc, yambos
principios obedecen al principio del placer, que tiene por meta la evitación del displacer.
Freud diferencia aquí la estructura y la función. La estructura del sistema neuronal se
rige en su conjunto por el principio de inercia, que tiende a apartar la cantidad <lelas ncu·
ronas, mientras que su función sirve al propósito de descargar dicha cantidad siguiendoel
principio del placer.
Se ve c~mo F~eud parte de. una idea del principio del placer puramente físico-anatómí·
ca, pero la mclus16n de la clímca humana.llevará a un desdoblamiento del sistema en dos
pri~cipios que rigen ~l func~onamiento del sistema. Estos dos principios aparecen intc.rrc·
lac1onados en su func1onam1ento segl'm mecanismos que va a tener que elaborar supon1en·
do nuevas complejizaciones.
. El p~imer pr~blema de articulación entre los dos sistemas conduce a la necesidad de
mtr~duc1r .Ja func1?n de la conciencia. en el aparato. Hasta aquí todos los procesos eran.auc~
mát1cos· e drnconsc1entes,
J •
pero la realtzac1'ón de 1a acc1'ó n espcc(l".llca reqmere • de unas infor
mac1ones e a real.1dad Y,un regist~o de ésta que incluya la función de la conciencia, una
teoría de la memoria y la introducción de la l'd d d l e
p d • cua 1 a e os renómenos. a
" . un amental es el ~nálisis de I~ vivencia de satisfacción, vivencia mítica, necesaria Pª'.
~x~l~c.1r e~ pu.ntlo <le P?rt1da del funcionamiento del aparato. El análisis de esta vivencia supo~ª
r mtro uc1r a noción de información y el estatuto d l b' ás allá de que
· · d · e ·
v1venc1a e sat1sracc1ón, desde el punto de · é.e o Jeto porque
' . m í lo se hace
'é . vista encrg tlco haga cesar el cst mu ' a
tam b1·n necesario que alguna información . d ' éste ce11g
se mtro uzca en el aparato, para que

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PRINCIPIO DEL PLACER PRI
• NCIPIO DE REALIDAD 153

. de la experiencia utilizable en un futuro Es 1·nd· bl


gistro · 1spensa e aquí 1 • d ·
un re eaí~cro temporal, de algo que quede registrado en una mem . Ll a ilntr.o u~16n
de un ~ d e otra índo1e, d e algo específica
. r ter introduce ractores ona.
h amar a. v1venc1a
. ya
Ífldica qu · , mente umano, difícil de sub-
·r en una teoría que se organiza segun postulados exclusivamente mecá .
stJJlll .6 d 1 1 ( . nicos.
La replec1 n e as neuro~as nuc e~res excttación endógena) provocará una tendencia
urgente a la d~carga (urge?cta del~ vida), qu: en un principio producirá una alteraci6n
. cerna (expres16n de emociones, grtto, llanto, mervación vascular) Este tipo d d
in ....nran la tensi6n, al persistir activa la fuente del estímulo que s.ólo p d e escargas
no~.. . da l , , ue e agotarse por
una intervenc16n que suspe~ e estm~ulo en la fuente mediante una alteración en el mun-
do exterior (aporte de un objeto), q~e s1end? una acción. específica (no cualquiera) sólo pue-
de ser alcanzada a tr~vés de determmadas vias. Dada la mdefensión y desamparo inicial del
ser humano, esta acción sólo pu~de ser desarrollada por medio de la "asistencia ajena", cuan-
do el niño logra llamar la atención de una persona experimentada.
"Esta vía de descarga adquiere así la importantísima función secundaria de la com-
prensión (comunicación con el prójimo), y la indefensión original del ser humano se con-
vierte así en la fuente primordial de todas las motivaciones morales" (Freud, 1972: 1, 229).
Este análisis de la vivencia de satisfacción introduce dos cosas importantes: en primer lugar,
la idea de la demanda y de la presencia del símbolo como estructurador de la realidad (com-
prensión y comunicación con el prójimo) y, por otro lado, el registro del objeto más allá de
las cantidades sensibles de excitación.
La vivencia de satisfacción produce la catecrización de una o varias neuronas en el pallium
que corresponden a la percepción del objeto. En otros puntos del pallium se registra la des-
carga y entre ambas neuronas se produce una facilitación. Facilitación entre dos imágenes
mnemónicas: la del objeto deseado y la del movimiento reflejo y las neuronas que han sido
catectizadas durante el estado de urgencia. Cuando se establece un nuevo estado de urgen-
cia del deseo, la catexia pasa también a los dos recuerdos, reactivándolos. La elevación de la
actividad desiderativa reactiva es, en primer lugar, la que corresponde a la percepción del
objeto, llevando a la "alucinación". Si ésta lleva a la realización del acto reflejo, su conse-
cuencia ineludible será la defraudación.
. Además de la experiencia de satisfacción, la otra vivencia fundamental para la constitu-
ción del aparato es la vivencia del dolor, con la que Freud va a enlazar el proceso de~ de~e~­
sa. La recatectización de la imagen mnemónica del objeto hostil produce una se~cton suru-
lar ~dolor-displacer, de la que el aparato se defiende, privando a las repr~entaci.ones ~e la
cantidad
. de energ1a
, que catect1za
. el recuerd o. En torno ª las dos vivencias . ' la v1venc1a
fl ·de
sdat15facci6n y a la vivencia de dolor se va a organizar el aparato, jerarqmzando os UJOS 1
e ca .da ,
nti d por medio de facilitaciones y barreras de contacto. did ,
co Esto lleva a la introducción del concepto de !ch -Yo-, que tiene que se~ en~:n ° ~~~
rnl o sujeto. Mediante estas dos vivencias se va estableciendo una ~rgan1dzacl1on que l I-
cu ta los . . . d satisfacción o o or, una orga-
niza . Pasajes de cantidad según las vivencias pnmeras e y¡ . de por fuerza a
c16n d . Aunque este o nen
liberar e neuronas. que tienen una cat~a co~s,tante. , rinci io de inercia y el pro-
ctso ~de sus catex1as por la vía de la sausfaccton (segun .e~ f d pivencias de dolor y de
Primario), sólo lo puede hacer determinando la repencton e v

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l lirCU11Clorlo, dond~ Ju 1:11t:rv.fo "" ,
1 Id proce~'
1 lnhlhl~h\n. prop n' ~ " ln11 hudlu~ m1h:nuc:1~. ~
i • , , '" i1l

¡\f( l0~1 proc~so~ <,~r sv llt\"• ~,, trnnrn Y ~t! d ~"·~u·mw la prímcrn, la f'(!hJ>ll ·~1:1 :111 , ¡ •
1 11
llbr~,'~'~l
• sll'I\ ",
<I<','!'ll'1'1 uado11r~ '" prllg1·0 pn rn vc1lli"11cÍlm ~le In j nrngt n mn ·rnlm ·a l11;~1 ;;''"Í•
llll'1 s
In n•cure • ,, ,
¡.

, , 1¡11c·
, I' rjudicl•1lc:11, In dc:t1carp;1:11uc111a1ona ~i ·111111 • I·
í'

l lmch\n t•1HMJ\ru111 la o11·n C'R


" a tlxc 'tolor Amhn~ son hlológlcrunlc!IHIO c.n<lc:•nnre de dít1 placcr lo cN c11a11dc, 1''111 '1
pr(u uce ' ' ~ 1 líl cnrrx íl ' t~tn • 1 <: tn
,., ,1uc su11onQ un 1rnu< t-I íl Paríl <¡uc C:tilO no flC pro< 111..ca Cfl prcd~,, .,
t~,)" xclrnclóu 1nrcrn • J 1· 1 1 1 . ri.
mnrchl\ ll\ dcf<'n~íl por'"'"<' l lj lucln:ulo y el de: a rc:a " :u ' <;:1p;1z < t realizar 1
' lr 1 Ión curre e o , ero íl • , , ,1 1 , ,, , ~
bkcer """ < l1erl"l\Cne . 11 1cr de un cri terio vc:n1< o' e o1r,1 p.urc; paríl p1xl
líl ncon éxito. Hny que ' ~por ,1 r
""ch\n e. p<'c e . 1~ 11 In rcprcNelHílCÍÓn, la "ea.
dbtln~ulr entre In percepc ' 1Y .i't Ntemn <JUC rtoí11tre deme11101> de la rc:ilíd:id Cl>•n<
S ls11 de In conclenc n, como" · ' 0 , , 1 • 1.1. • ' 1
e prec , 1 .ó y recuerdo Ln cxpenenc1a JIO ''BJCa eur>dí:ad a"º iní.
criterio parn dlfer~nc nr percelpc111 ':leoado el 11i~no de realidad, La ínhíhidón por pan<: dd
clnr In descnr~n m1cntrns no 1ny.. o' o ,
•le In cnrcxia que nermite reconocer a o 1 rt~l ,
Yo 11cvn " unn mo<1ernC' ~ • • t' 'órl ,. . , 'd , eNe J7. .comoº''
J)tto . . ..
al no coincidir los sisnos de percepciém con lafl catexHlS des1 erat1vM, ,J~ arne11gad<> 1nicm
In descnrsn mlemrns los signos de realidad no hayan confirmado la totalidad del complcj0,
sino pnrte del mismo.
Aqul es preciso renliznr un análisis del "registro clel objeto", El complejo perceptivo 6C
puede descomponer en dos porciones: "I!l lenguaje establecerá máR tarde, para denomírm
este proce!io de :rnálisis, el término juicio, descubriendo al mismo tiempo la semejanza que
realmente exisre, por un lado, entre el núcleo del Yo y la porción constante del complejo
pcrceprual y, por el otro, entre las cntexias cambiantes del pallium y Ja porción comtante
del complejo perceptual: ademá,; el lenguaje calificará la neurona a como Ja oosa, y la neu·
rona b, co~~ ~". a7tividad o atrí.buto; en suma, romo su predicado" (Freud, 1972: J, 237).
A~l. el Jll1c10 .r.e torna posible por la inhibición ejercida por el Yo, inhibición provo-
1

cada por la cle;~e~eJanza e?tr~ la catcxia desiderativa de un recuerdo y una catcxía perceptí·
va que le sea s1m1lar. La comc1dencía de estas catcxías habrá d · señal bio-
lógica para n l fl l . . 1d · · e convertirse en una
repro. J • .' ,.e ner m a a act1v1~ a de pensamiento e iniciar la descarga. El pensamiento
eucuvo - proceso secundario b 1 .d 'd 1~
carga siempre <)lle ap"a;ezc" 1' . - dusca ~ 1 . cnt1 ad de pensamiento y el derecho a a
· " e signo e rea i<lad, 1
Supongamos que d objeto pres. el • ·ao,
que sea, en efecto, un ~cmejantc, En
cado ramhién por el he h0 1
:ita0
por. la percepción sea similar a~ propio su) lí·
C.'llSO, el tntcrá teórico que se Je dedica queda cxp
ol · . . . e <e que un 01>1•cto • , prírnet
)jtro #.1l1~fac1tntc '111 prírn 01, J scmc:Jantc fue, al mumo t1empo, su "'
· ' · donde crl .,Jeto .10,,tíl Y tam b'
sea· en füN N<:mcJanrcs L
· len •
su única fuerza aux1·1·1ar. D· e ahí~qV"
1972: I, 239), 1
e str •urnano aprende por primera vez a (rc)conoccrse (fr
El corn11le'JO'j e1semejante se d' , f
~um constant~ que persiste cohercn'~~ en dios porciones, una de las cuales es una e5tr~
er comprendida por rn d' d mo a cosa (d D, ~ . 1 trap~
mación sobre el r .. e io e la actividad de J a1 , tng,, mientras que a o 'nfot'
f> opio cuerpo del 3ujcto, ª
mcmona, es decir, reducida a una 1

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PRINCIPIO DEL PLACER. PRINCIPIO DE REALIDAD 155

Son muc?as Y complejas las elab~racio?es que Freud realiza en esta obra para poder dar
una ardcula.c1ón coherente del funcion~~J~nto ~el aparato. Partiendo de una concepción
energética s1~ple, se ve lle~ad? ~ subdivid~r el sistema en dos formas de funcionamiento
( rocesos) regidos por dos prmctptos energéucos. En su articulación lógica existen, sin embar-
p puntos indispensables para la construcción del edificio conceptual que escapan a tales
go, . . . 1 al
principios: la as1stenc1a a1ena y a natur eza del objeto.

Los dos principios delfancionamiento mental

En Los dos principios delfancionamiento mental ( 1911), Freud vuelve a la articulación entre
principio del yl~c~r Y principio d~ realidad como principios rectores del funcionamiento
mental. El prmc1p10 del placer deja de tener el carácter global, como tendencia que rige el
funcionamiento del aparato, y pasa a sustituir al principio de inercia que rige el funciona-
miento primario. El principio de realidad, que se utiliza aquí por primera vez, pasa a repre-
sentar la guía del proceso secundario, con su función organizada de ligazón de la energía en
contacto con el sistema perceptivo.
Anteriormente, los dos principios se explicaban según un modelo físico-mecánico en el
que la evolución biológica, para adaptarse a su función, había introducido dos regímenes
de funcionamiento: el proceso primario y el proceso secundario. Sin abandonar las tesis pre-
cedentes, se introduce un modelo más globalista y evolucionista. Ya no se trata de un siste-
ma basado en el arco reflejo, en el que el principio de realidad controlaría la descarga de la
acción, sino de una actividad inventiva, evolutiva, que requiere de un correcto conocimiento
de la realidad y de una tensión costosa.
Freud pretende otorgar a la "fantasía'' un lugar en su metapsicología. Desde tiempo antes,
la fantasía va adquiriendo protagonismo en la economía libidinal y es necesario ubicarla y
articularla en torno a los dos principios. Los neuróticos se refugian en la enfermedad a fin
de obtener gracias a ella los placeres que la vida les niega; la fantasía compensa las insufi-
ciencias de la vida real aportando una satisfacción fantasmática sustitutoria.
El mundo de la fantasía tiene una estrecha relación con el narcisismo, que Freud empie-
za a investigar en esta época. El Yo puede constituirse en objeto libidinal y ser un destino de
la pulsión, siendo el fantasma su lugar habitual de satisfacción.
La descarga motora, que durante el régimen del principio de la realidad había servi-
do para descargar de los incrementos de estímulo el aparato psíquico, y había cumplido
esta misión por medio de inervaciones transmitidas al interior ~el cu~rpo (mímica, expre-
sión de los afectos), quedó encargada ahora de una nueva función, sie~do empleada para
la modificación adecuada de la realidad y transformándose así en acción (Freud, 1972:
V, 1939).

é s.¡ anteriormente el proceso primario tendía a la ~ucinación del objeto, a~uí se ~one el
nfas1s en las descargas energéticas internas (autoerousmo), lo que, durante cierto ttempo,

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· es
156 Parte/: Las primeras elaboracion
. lfica y la satisfacción de sus necesidades
. e la acción espec
el lactante puede realizar, ya qu
dependen totalmente de la madre. . . uno autoerótico que no tiene en cuenta la
. d funcionamiento, . d d 11
Se perfilan así d os tipos e al' na transformación apropia a e e a median-
. cuenta y re iza u . . d
realidad, y otro que }a uen~ en . .ón yoica realiza una evolución esde modos de
. . d 1 acción La orgamzaci
te el aprend izaJe e a · . . . del placer hacia otros reg1'dos por e1 principio
.
. . 'dos por e1principio l .
funcionamiento regi . de la educación ya que e sistema queda fijado
de realidad. Evolu~ión ~ostos~ y ~~e pr~~s:ustituye con gra~ trabajo.
a las forma~ de satis~ccidón pr~mi~t~a, dq realidad queda disociada una cierta actividad men-
1
Con la instauración e principio e
. al'd d fu ·
1 . 'd d e
ún el principio del placer: es a acttvt a rantasmá-
tal ue aJena a la re i a , nc10na seg 1 .., d'
. q ' · · · 1 'uegos infantiles para continuar luego con os ensuenos mrnos,
nea que ya se micia en os J .
buscando satisfacciones que eluden los objetos reales. . .
. í tima relación entre las pulsiones sexuales y la fantasía; la acción contmua-
Existe una n al . . .
da del autoerotismo permite que la satisfacción con los objetos sexu. es 1m.ag1nanos sea más
fácil para las pulsiones sexuales. El principio del placer rige el func1onam1ento de la fanta-
sía inconsciente y trata la realidad imaginada como real. Más que de un aparato al que la
evolución biológica ha dotado de dos regímenes de funcionamiento mental, se trata de dos
maneras jerarquizadas de actividad vital de un ser, organismo y sujeto, que partiendo de un
estado de inadaptación inicial, realiza un duro aprendizaje de adaptación a la realidad, guar-
dando siempre la nostalgia de una autosuficiencia prehistórica.
Según este enfoque -más evolucionista-, puede entenderse que el desarrollo humano
consiste en una progresiva adaptación e integración del principio del placer en el principio
de realidad, un abandono del proceso primario para pasar a un dominio del proceso secun-
dari~, e? ~na persp.ectiva ad~pt~cionista. Sólo que la sustitución del principio del placer por
el prmci~io de reali~ad no si~mfica una exclusión del principio del placer, sino tan sólo un
afian~iento del mismo, haciendo que la satisfacción sea más segura, aunque para ello haya
q~e r~~izar algunos rodeos. Bien mirado, el principio del placer va contra el placer y es el
prmcipio de realidad el que salvaguarda el placer.

Más allá del principio del placer .

En 1920 se publica Más allá del · . . d ¡ la. "


que el curso de los procesos aní P_rznczpzo e P cer: Eh la teoría psicoanalítica suponemos
cer [...] postulado fundamental micos es regulado .automáticamente
· por e1pnncip10
· · · d e1p1a-
nicos" (Freud, 1974: VII, 2SO?(ue aparece rebatido por el examen de varios materiales dí-
EI análisis de cada material por sep d0
Y sobre todo la experiencia que se b . ara nl 0 le parece concluyente, pero la proliferación
o tiene en a cura alí . 1 11 .
procesos psíquicos que escapan 1f¡ . • an tica e evan a admitir que existen
. a unc1onamiento d l · . . d
entender e1prmcipio del placer com . . . e pnnc1p10 el placer. Aquí hay que
0
el aparato. prmcipio general que rige el funcionamiento de todo

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PRINCIPIO DEL PLACER. PRINCIPIO DE REALIDAD 157

En el más allá
. ..
del principio del placer aparece la "
l . . .
l ·ó l . . ,,
compu si n a a repetición , como
1
más pnmiuva, e ementa e mstmttva que el principi·o d l l .
una ley l ., e p acer a1que sustituye.
EJCiste en el hombre una co~pu s1on ~,la repetición que se ubica por encima del princi-
. del placer, una tendencia bruta al eterno retorno de lo mi·smo,, , que escapa al prm-
p10 .
. io del placer.
c1p Freud intenta buscar una le~ metapsicológica que dé cuenta de la relación entre el
principio del placer _Y l~ com.pulsión ª l~ repetición y, al no encontrarla, recurre a la hipó-
tesis de una memoria biol~g1:ª'. qu~ c~1~ca de especulación. Al final del texto va a volver
al interjuego de los ~?s principios, ~nc~dtendo en la importancia de la ligazón de la ener-
gía y la tr~sformacmn de la energia ~lb.re en en~rg~a .ligada, ligazón como acto prepara-
torio que introduce Y asegura el domm10 del pnnc1p10 del placer. La vida psíquica con-
siste en ligar, cifrar esas energías, pero tiene un límite que se manifiesta en la compulsión
a la repetición.

El principio del placer será entonces una tendencia que estará al servicio de una fun-
ción encargada de despojar de excitaciones al aparato anímico, mantener en él constante
la excitación o conservarlo lo más bajo posible. No podemos decidirnos seguramente por
ninguna de estas tres opiniones, pero observamos que la función así determinada toma-
ría par~e en la aspiración más general de todo lo animado, la de retornar a la quietud .del
mundo inorgánico (Freud, 1974: VII, 2540).

Los problemas planteados en el Proyecto siguen ahí sin resolverse, no es posible una
reabsorción del principio del placer por el principio de realidad; el principio de inercia,
llamado aquí "principio del nirvana" como tendencia ciega del aparato a la descarga, sigue
actuando siempre. El ciframiento y la elaboración tienen un límite, la compulsión a la
repetición.
A estos temas volverá en el artículo titulado El problema económico del masoquismo, ya
que el masoquismo aparece como contrario al principio del placer. El que el dolor y el dis-
placer constituyan un fin en sí mismos supone la paralización del principio del placer. Admi-
t,e ~ue puede haber tensiones placenteras, y que placer y displac~r no pueden ser referidos
un1camente a las disminuciones 0 aumentos de la tensión del estimulo, aunque tengan una
estrecha relación con este factor. Tiene que haber algo de naturaleza cualitativa que influya
en el proceso, el ritmo, el orden temporal, pero que están por descubrir. . . .
El principio de nirvana expresa la tendencia del instinto de m~er~e, el p~m~i~to del p_la-
c~r .representa la expresión de la libido, y la modificación de e~te ult.imo prmcipio, el ~n~­
c~p10 de realidad, corresponde a la influencia del mundo exterior. Nm~no de estos prmc1-
p1os queda anulado por los demás, y generalmente coexisten, aunque difieran en sus fines.
d .De aqui' en ad e1ante 1as rererencias
e · a los dos principios son escasas y, Freud se. muestra
. .
ubuativo en sus p1anteam1entos,
· ·1 d
osci an o entre mantener la supremacia
. del prmcipio del
l
lPacero adm·c· i tr que h ay h ech os que escapan a e'l y que son exclusivamente gobernados por
a .Pulsión de muerte. Es un problema no resuelto • el cómo y cuándo se puede superar el
Princip·10 d l
e placer y si esto es posible.

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.. l boraciones
158 Parte 1: Las prrmeras e a

Conclusiones . . . .
lado que le permite mscnbu en un .
. . d l l er es un postu b 'd sisteni
Para Freud, el principio. e Plóac· s el fu neto . namiento del hom re cons1 erado col"h a
·••O u
coherente, de formulac10nes g1c.aí, . permitiéndole avanzar en sus conclusiones e ir dna
valor heur soco, . d d , es.
máquina. Tiene un gran l { psicoanalítica. Parnen o e esta teona general
d toda a teor a . . d 1 , tras
cubriendo y construyen o . b d tras descubnr los mecanismos e sueño, se v ll
ros1s y so re to o alí . e e.
su encuentro con la neu . la teoría psicoan nea.
'ó d na teoría propia, J • , .1
vado a la creac1 n e u á . tá en el Proyecto ae una pszcowgia para neurólo
El punto nuclear d~ esteltr nfislto esve forzado a introducir una doble dinámica en~Ios,
d explicar e sue o, se d . d os
donde Freu , para . d s principios que regulan os tipos e procesos rnen
{ .cos y a compagmar o . 1fu . . ta.
procesos an m1 l . . . del placer el proceso primario y e nc10nam1emo incons
les. por un lado '1 ed prmc1p10 ' . l
1 . . . de realidad en conexión con a conc1enc1a, funcionand
· · ·
ciente; por otro a o, e prmc1p10 ' . . . F d d d o
·o Entre estos dos pnnctpios es, para reu ' on e se constituve
según el proceso secUndarl · . . . r
la realidad psíquica, entre alucmac1ón y pensa~1uento.. . . .
·
Para arncu al rlos dos principios se ve obligado a mtroductr. la noción
. . . ) de cualidad ya
definir las funciones psíquicas (atención, memoria, pens:imi~n~o, JUICIO ... que fi~almeme
serán fenómenos de inhibición, para corregir la tendencia onginal del aparato hacia la alu-
cinación. Mediante esta corrección, el aparato tenderá a la identidad de pensamiento y que
tiene un límite en la compulsión a la repetición.
Principio del placer y principio de realidad seguirán siendo su principal referencia mera-
psicológica y a ellos volverá a la hora de buscar la referencia donde situar las nuevas incor-
poraciones teóricas: el fantasma y el narcisismo. Luego, el rumbo que tomó la cura, centra-
da en el análisis de las resistencias, conducirá a Freud a escribir Más allá del principio dtl
placer, donde vuelve a tratar los problemas ya presentes en el Proyecto, con la difícil coná-
liación entre la tendencia a la descarga total, a la estabilidad o a la constancia. La constata·
ción ~~la existencia.de fenómenos clínicos que escapan al principio del placer llevará ala
repetición como límue entre inconsciente y pulsión.
Entre los au~or~ pos~eriores, es Lacan quien más se ha percatado de la importancia capi-
tal de los dos prmcip1os, Intentando salir ·de los atolladeros del pensamiento freudiano. Alo
largo
· d de 1 as veces, d esd e diererentes puntos de vista
l su obra'.trata repet'd · la opos1c10n · · ' pnn° · ·.
p10 e p1acer · · d al'd d '
Lo d ll -prmc~p10 e re t a ' casi siempre en el marco de la relectura del Proyecto.
s esarro os lacamanos en torno I d · · · · · d un·
tos: el orden · ból'
s1m ico y e1estatuto del objeto
ª
os os prmc1pios mc1den principalmente en os P
El orden simbólico precede al · : deb'do
a la prematuración human . ~UfiJeto, que o~ligadamente tiene que constituirse en él; d \A.
. a, e1s1gm cante paras1ta al . d . . . . .. d pjit
cer y prmcipio de realidad . , orgarusmo esde el rmao. Pnnap10
. se s1ruan en torno l 1 . , d ·...... :11canre,
relación que tiene un dobl e l
e erecto, e de abol' al .
ª ª re ac10n el sujeto con la cadena s11'1~
d eante.
Por otro lado, elabora u { ~ SUJeto y a la vez consagrarlo como es ,
diana) inventa el obJ.eto a arnt~ ulteor.óa prlop~a del objeto, a partir de das Ding (la Co~. ?"~
al' ' ic ac1 n óg1 • CIOO
ca entre mconsciente y pulsión. La repeo . ~.di
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PRINCIPIO DEL PLACER. PRINCIPIO DE REALIDAD 159

Mediante el conocimiento del universo simbólico, sustentado en la lingüística estruc-


tural y su teoría del objeto a, puede desarrollar el punto de detenimiento al que Freud lle-
ga en la articulación de los dos principios, consiguiendo una articulación lógica entre incons-
ciente y pulsión, entre principio del placer y repetición, sin recurrir al más allá de una memoria
biológica.

Bibliografla

Bercherie, P.: Génesis de los conceptos freudianos. Buenos Aires, Paidós, 1988.
Lacan, J.: El seminario. Libros 2, 5 y 7. Buenos Aires, Paidós, 1983, 1999, 1988.
Laplanche, J. y Pontalis, J. B.: Diccionario de psicoandlisis. Barcelona, Labor, 1971.
Pereña, F.: El hombre sin argumento. Madrid, Síntesis, 2002.

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