Está en la página 1de 1

TPA – Prácticos

Cristian Saffre

Texto: L. Pareyson, “Conversaciones de Estética”.

Resumen:
Cuando Observamos una obra, no hay que creer que la contemplación
sea un estado de pasividad. Si bien pareciese que se encuentre en un estado
de quietud absoluta, internamente se producen muchos procesos activos de
interpretación y observación, que ayudan a la visión general de la obra. En la
contemplación, el ojo no se encuentra inmóvil, él identifica la forma, decodifica
la imagen, la recorre y la conoce en la ley de congruencia que la unifica
creando una totalidad indivisible y una estructura perfecta. Se entiende a la
contemplación como un “goce”.
Luego de la contemplación viene la alegría del conocimiento, que se
refiere a la visión de la forma, ya sea natural, artificial, artística o no artística.
“El placer estético presupone siempre una actividad interpretativa, y que
todo esfuerzo de conocimiento tiene siempre un fin estético”.
Se trata de separar la coincidencia del ser y debe ser, ósea, al momento
de captar la obra, contrastar lo que esta hecho y lo que se quería hacer.
Varios artistas opinan que “la obra preexiste a sí misma y que solo la
virtud de esa preexistencia logra ser la ley que gobierna su propia creación y la
medida de su propia perfección”.
Sin embargo muchos teóricos de arte han dicho que esta preexistencia
es imposible, puesto que en el arte “invención y realización son simultáneas”.
Pareyson admite que la obra existe antes que el artista la plasme, sin
embargo existe como un prevenir, una idea, un plan que lo prepara. En pocas
palabras, la idea en nuestra mente nunca va a salir idéntica cuando la
plasmemos, por lo tanto se la considera mas como un plan o un “modelo de
obra” que como obra preexistente a sí misma.
En el experimento de realizar la obra, ni todo esta muy claro ni todo esta
muy oscuro, aunque tengamos la idea no todo esta muy claro como para
garantizarnos el éxito de la obra que habíamos pensado, ni tampoco esta todo
ligado al azar. Es una mezcla de ambos extremos que hacen que no podamos
garantizar de antemano el resultado de nuestra labor. Es una aventura de la
cual partimos de una idea previa, “”idealizada” de lo que queremos hacer, y que
luego, por diversos factores se va corrigiendo, modificando, llevándonos a un
resultado que no podríamos haber predicho con exactitud, y que solo podemos
llegar a él una vez finalizado el experimento.
La obra es a la vez la “ley” y el resultado de su aplicación, forma formata
y forma formans al mismo tiempo, presente tanto en los presentimientos del
artista como en el producto de su trabajo. Es la forma ideada, pensada,
planeada y es la forma resultante, aquella que vemos cuando terminamos
nuestro trabajo.

También podría gustarte