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Los fármacos se eliminan del organismo sin cambios mediante procesos de excreción, o se
transforman en metabolitos activos. Los órganos excretores (riñones, hígado, pulmones, etc)
eliminan compuestos polares con mayor eficacia que sustancias de gran liposolubilidad. Por
tal razón, los medicamentos liposolubles no se eliminan de manera fácil hasta que se
metabolizan a compuestos más polares.
Las características lipofílicas que facilitan el paso de los medicamentos por las membranas
biológicas y el acceso ulterior al sitio de acción obstaculizan su eliminación del organismo.
Casi todos los agentes terapéuticos son productos lipofílicos, que son filtrados por el
glomérulo y se resorben en gran medida y se devuelven a la circulación general durante su
paso por los túbulos renales. Resulta esencial que los fármacos lipofílicos que son difícil de
excretar se metabolicen en productos más hidrófilos para la eliminación y terminación de su
actividad biológica. En general, las reacciones que metabolizan fármacos generan metabolitos
inactivos más polares que se excretan fácilmente del cuerpo. La biotransformación de
fármacos ocurre principalmente en el hígado e involucra reacciones de fase 1 (oxidación,
reducción o reacciones hidrolíticas y las actividades de los CYP) y las reacciones de fase 2
(conjugaciones del producto de la fase 1 con una segunda molécula) y algunas otras
reacciones. Otros órganos con capacidad significativa para metabolizar fármacos incluyen el
tracto GI, los riñones y los pulmones. Las enzimas que metabolizan fármacos, especialmente
los CYP, son inducibles por algunos fármacos e inhibidas por fármacos y sustratos
competidores.
Bibliografía:
• Brunton Laurence L., Lazo John S., Parker Keith L. “Goodman & Gilman. Las bases
farmacológicas de la Terapéutica”. Decimotercera Edición. McGraw Hill. 2019.