Está en la página 1de 9

GAETANO MOSCA

“LA CLASE POLÍTICA”

Capítulo II
“La clase política”
En todas las sociedades han existido gobernantes y gobernados. Siempre hay un jefe en la cima de
la jerarquía. A veces éste no coincide con quien legalmente tendría que disponer del poder
supremo.

Las presiones provenientes del descontento de las masas pueden ejercer influencia sobre la
dirección de la clase política. El jefe de Estado necesita una clase dirigente que lo apoye. Aunque la
masa destrone a la clase dirigente surgía una nueva clase dirigente de su amo.

Existe cierta superficialidad en la clasificación de la monarquía absoluta (Rusia y Turquía), la


monarquía constitucional (Gran Bretaña e Italia) y la república (Estados Unidos y Francia).

La fuerza de la minoría es irresistible frente a cada individuo de la mayoría. Las minorías están
constituidas por individuos que se distinguen de la masa. Deben poseer requisitos (verdaderos o
aparentes) que sea altamente aparecido en la sociedad en que viven. Por ejemplo, en las
sociedades primitivas prima el valor militar. Es el caso de Polonia, cuyas clases dirigentes mutaron
con el tiempo de clase guerrera a completamente dominante. La clase militar corresponde a la
clase política y dominante. Pero, previamente, la organización social debe permitir una fuerza
pública más eficaz que la fuerza privada. Tienen como resultado transformar el tipo de
organización política que llamaremos el “Estado feudal”, en otro tipo, esencialmente diferente,
que denominaremos “Estado burocrático”. Una vez consumada dicha transformación ocurrirá que
así como el poder político produjo la riqueza, ahora la riqueza producirá el poder. En una sociedad,
ya bastante madura, en la que la fuerza individual está imitada por la colectiva, si bien los
poderosos son por lo general los ricos, por otra parte basta ser rico para convertirse en poderoso.

La democracia en Estados Unidos los ricos no quieren postularse a cargos públicos y los pobres no
desean elegirlos. Pero eso no impide que un rico ejerza influencia a través del dinero. Los medios
de influencia los consiguen más fácilmente los ricos.

Las castas hereditarias tienen al nacimiento como única forma de ingreso. Todas las clases
políticas tienen la tendencia a volverse hereditarias (de hecho o de derecho).

Con respecto a los exámenes a los puestos públicos, ni aún ahí desaparecen las “ventajas de
posiciones adquiridas”.
La monopolización del poder político por derecho es percibida por un estado de hecho. La clase
dominante necesita legitimar su poder en un principio moral.

Mosca descree en el darwinismo de la superioridad de las razas en la dominación política. Las


aptitudes de dominación no son necesariamente hereditarias.

Endósmosis y exósmosis: la lucha de la humanidad civilizada se traduce entre la tendencia a


permanecer de la clase dominante y la tendencia al relevo por parte de algunas fracciones de las
clases bajas. Puede existir una declinación de las clases dominantes:
a) Ya no pueden ejercer las cualidades por las que llegaron al poder.
b) Esas cualidades pierden importancia social.

En las sociedades envejecidas suele haber un poder perpetuado e inmovilidad generalizada. Lo


que puede llegar a romper con la inmovilidad es el comercio con los extranjeros, descubrimientos
y guerras. La costumbre es una fuerza conservadora.

Capítulo III
“Nociones preliminares”
Hay una necesidad de legitimidad en las sociedades contemporáneas. La “fórmula política” es la
base jurídica y moral sobre la que se apoya el poder de la clase política en todas las sociedades.
Puede haber diferentes fórmulas políticas según el grado de civilización. Esto no implica de que
sean necesariamente verdades científicas. Hay una necesidad en la naturaleza social del hombre
de gobernar y ser gobernado.

La humanidad está dividida en grupos sociales. La fórmula política debe fundarse sobre las
creencias y sentimientos más fuertes. Aun antes de que ellas surgiesen, un tipo social, a pesar de
su tendencia a la unidad, se podía dividir en diversos organismos políticos. Con las llamadas
religiones universales, este hecho se hizo más general y menos evitable y pudo comenzar el
fenómeno que en Europa fue definido simple y llanamente como la lucha entre el Estado y la
Iglesia. La tendencia del tipo social permanece, pero obstaculizada. El tipo político se legitima en la
religión predominante y la religión busca adueñarse del poder político. Por ejemplo, los países
musulmanes religión y política se encuentran muy unidas. En China, por ejemplo, el budismo es
practicado por las clases bajas y las clases altas son confucionistas. Por eso el organismo político
que tenga población adicta a una religión universal debe tener una base jurídica y moral propia en
la que se apoye su clase política. Lo que es realmente necesario cuando existe un antagonismo
más o menos larvado entre una doctrina o religión que aspira a la universalidad y los sentimientos
y tradiciones que sostienen el particularismo de un Estado, es que estos últimos sean
efectivamente muy fuertes, que estén ligados a poderosos intereses materiales y que una fracción
importante de la clase dirigente esté intensamente identificada con ellos y los propague y los
mantenga entre las masas. Los sentimientos particularistas del estado deben estar ligados a
intereses materiales y su clase dirigente debe estar identificada con ellas (y debe contagiar a la
masa con esos sentimientos).

El Estado feudal es un organismo política en el que todas las funciones directivas de una sociedad
(economía, jurídica, administrativas y militares) son ejercidas acumulativamente por los mismos
individuos. El Estado se compone de pequeños agregados sociales, cada uno de los cuales cuenta
con todos los organismos necesarios para bastarse a sí mismo.

El Estado burocrático es como concepto el poder central retira por vía de impuestos una parte de
la riqueza social para mantener la organización militar y algunas funciones civiles. Una sociedad
será burocrática en la medida en que existan funcionarios que desempeñen oficios públicos y
reciban un salario por ello.

Existe aquí mayor especialización de las funciones. Al elemento militar se le sustraen las tareas
judiciales y administrativas. En el Estado burocrático la disciplina de todos los grados de la
jerarquía están más asegurados. En el Estado feudal, en cambio, se necesita una mayor unidad
moral. Por ello es que el Estado burocrático tiene mayor autonomía. La organización burocrática
no necesariamente es centralizada. Un organismo burocrático es aquél que tiene las funciones
militares y de otros servicios públicos ejercidas por empleados asalariados. Es probable que solo a
través del estado burocrático las clases dirigentes puedan modificar las condiciones internas de
una sociedad tener acción eficaz más allá de confines. Pero no es posible encontrar ninguna gran
sociedad en la historia en la que todas las actividades estén completamente burocratizadas. El
régimen burocrático ofrece seguridad para la vida humana y para la propiedad. El Estado
burocrático permite el desarrollo de riqueza, pero también existe el problema que genera la
voracidad fiscal de algunos Estados burocráticos que puede producir la declinación de esos
Estados.

Capítulo IV
“Relaciones entre la clase política y el tipo social”
Todo tipo social tiene tendencia a reunirse en un único organismo político. Al expandirse, todo
organismo político casi siempre tiende a la expansión del propio tipo social. Suelen ser utilizadas la
propaganda religiosa y cultural avanzada como medios de asimilación de poblaciones sometidas.
Pero a menudo sobrevive un tipo social diferente, al menos durante algunos siglos, a pesar de que
sobre el pueblo que lo ha adoptado pesa la hegemonía o el dominio de un pueblo conquistador.

Si existe mezcla de tipos sociales, la clase política debe estar constituida casi exclusivamente por
los dominadores. El caso de la India bajo dominación inglesa muestra los peligros que se corre de
no seguir estas premisas. Otro caso es el de la romanización de los galos -cuando en las clases
dirigentes se encuentran dominados-, ya que las aristocracias asimiladas generalmente no eran
herederas de una gran civilización.

La coexistencia en un único organismo político de más de un tipo social, se puede encontrar, de


modo más o menos larvado, también en países que presentan aparentemente una gran unidad
social. Eso ocurre todas las veces que la fórmula política sobre la cual se basa la clase dirigente de
una sociedad dada no es accesible a las clases más bajas, o bien cuando el conjunto de creencia y
principios morales y filosóficos del cual se compone dicha fórmula no ha penetrado bastante
todavía en los estratos más numerosos y menos elevados de una sociedad. Lo mismo ocurre existe
una diferencia notable de costumbres, de cultura y de hábitos entre la clase dirigente y la
gobernada.

Cuando un rápido movimiento de ideas agita a las clases más altas o a algunos centros
intelectuales más activos, que por lo común se encuentran en las grandes ciudades, es fácil que las
clases más bajas y las regiones más remotas de un Estado permanezcan retrasadas y entonces
tiendan a constituirse diferentes tipos sociales en dicha sociedad.

El diferente grado de cultura intelectual y la diversidad de lenguas, hábitos y costumbres


familiares, tienen también su importancia: no siempre ha existido la distinción entre clases. Esas
diferencias comenzaron a existir en Europa a partir del siglo XVIII, paradójicamente esto se dio a la
par del nacimiento de las ideas democráticas. En las sociedades burocratizadas la diferencia de
educación entre las distintas clases es más acentuada. Esto se dio con el alejamiento de los nobles
del campesinado, por ejemplo, el caso del afrancesamiento de la nobleza polaca.

El interés no debe ser medido exclusivamente en términos materiales. La discordia entre clases
sociales pueden no tener tanto que ver con lo material sino con la pertenencia a ambientes
diferentes. Los dirigidos siguen a los dirigentes cuando ambos están impregnados en las mismas
creencias. Por ejemplo, las plebes suelen ser fieles colaboradoras de las clases elevadas en su
lucha contra los extranjeros, cuando el enemigo pertenece a un tipo social tan diferente como
para inspirar igual repugnancia a ricos y a pobres. Por ello, si bien la socialdemocracia es
indiferente al concepto de nación, no dudaría en brindar cooperación a las clases dirigentes si el
tipo social del enemigo fuese muy diferente al europeo.

Es peligroso que existan demasiadas diferencias intelectuales entre las clases sociales. Entre esos
peligros está el que nazca una clase dirigente en el seno de la plebe. Puede llegar a constituirse así
un Estado dentro del Estado. La conversión de una fracción de la clase dirigente a otra fórmula
política puede tener razón en la búsqueda del apoyo a las clases inferiores. O puede que las clases
dirigentes resistan con el apoyo de las clases inferiores, así ocurrió en España después de 1822 y
hasta 1830. Pero el efecto más peligroso que puede producir la diferencia de tipo social entre las
varias clases sociales y el aislamiento recíproco entre ellas, que necesariamente la acompaña, pero
el aparato burocrático puede suplir la carencia de energía individual. Por ello las clases
dominantes deben permanecer abiertas para recibir los elementos renovadores de las clases
inferiores.
Capítulo V
“La protección jurídica”
El sentido moral es el conjunto de sentimientos a partir del cual los individuos despliegan sus
facultades en relación al límite impuesto por el desagrado que podrían experimentar otros.

Existe una discusión acerca del progreso o estancamiento del sentido moral: mientras que Buckle
piensa que existe un estancamiento, hay otros, los llamados “evolucionistas”, que piensan que el
sentido moral puede y debe progresar continuamente.

La realidad es que existe un proceso de creación de órganos que hacen que la moral general frene
la inmoralidad individual. La opinión pública, la religión, la ley y la organización social funcionan
como diques contra el individualismo inmoral. El juez es el instrumento del sentido moral de
todos, cuanto más haya avanzado la organización política de una sociedad, mayor será la disciplina
moral. Los mecanismos sociales que regulan esta disciplina del sentido moral constituyen la
“protección jurídica”.

Mosca descree en que los “defectos de las razas” sean explicativos de la decadencia de una clase
política, pero si cree que el grado de civilización puede tener algún tipo de relación. En verdad, se
puede afirmar que las costumbres contribuyen grandemente a determinar el grado máximo de
perfección o imperfección de la protección jurídica que un pueblo es capaz de poseer
establemente. Las costumbres morales se modifican mucho más lentamente que las intelectuales;
pero aunque con lentitud, se modifica también, y pueden ir cambiando tanto en sentido positivo
como negativo.

La preponderancia absoluta de una sola fuerza política, el predominio de un concepto simple en la


organización del Estado, la aplicación severamente lógica de un solo principio inspirador de todo el
derecho público, son los elementos necesarios para cualquier género de despotismo; tanto para el
que se funda en el derecho divino como para el que presume tener su base en la soberanía
popular. Cuando los que están en la cima de la clase gobernante son los intérpretes exclusivos de
la voluntad de Dios o del pueblo, y ejercen la soberanía en nombre de estas entidades en
sociedades profundamente impregnadas de creencias religiosas o de fanatismo democrático.

Una clase gobernante que se puede permitir todo en nombre de un soberano, que puede hacerlo
todo, experimenta una verdadera degeneración moral. La degeneración común a los hombres
cuyos actos están exentos del freno y del control que les impone la opinión y la conciencia de sus
semejantes.

Según Mosca, aún en el gobierno absolutista europeo había ciertas limitaciones al soberano.

Crítica a Montesquieu: se olvida que un órgano político, para ser eficaz y limitar la acción de otro,
debe representar a una fuerza política. En otras palabras, debe ser la organización de una
autoridad y una influencia social que en la sociedad represente algo frente a la otra que viene a
encarnarse en el órgano político que se debe controlar.

La separación entre el poder laico y el eclesiástico tiene origen en la necesidad de que el principio
sobre el que se ejerce la autoridad temporal no tenga nada de sagrado. La relación entre los
pueblos cristianos y el Estado laico es posible ya que en el Evangelio no contiene muchas máximas
aplicables a la política. La Iglesia católica no pudo monopolizar el poder ya que el celibato impidió
la creación de dinastías. Otra razón es que la misión eclesiástica es poco conciliable con el uso de
las armas. En el Islam estos impedimentos no están presentes. La Iglesia tuvo que admitir la
existencia de un soberano laico. Después de la separación de la autoridad laica y la eclesiástica, los
coeficientes más poderosos que determinan sí una protección jurídica será más o menos
avanzada, consisten en la manera como está distribuida la riqueza en una sociedad y en el modo
como está organizada su fuerza militar.

En el estado feudal, el monopolio de la riqueza -consiste en la posesión de la tierra- y la


supremacía militar se encuentran comúnmente atribuidas a la clase dominante. Pero este estado
de cosas, aun presentando muchísimos inconvenientes, no produce jamás los efectos que
ocasionaría en una organización social más perfeccionada. El jefe de un Estado feudal podrá inferir
una injuria a cualquiera de sus señores, pero no podrá jamás ser el dueño absoluto de sus
feudatarios, porque éstos disponen de una parte de la fuerza pública, y por lo tanto están en
condiciones de ejercer de hecho ese derecho de resistencia que en los Estados burocráticos,
cuando está sancionado, sólo aparece establecido en las constituciones y los libros de derecho
público, pero sin que lleguen a tener ningún efecto práctico.

El despotismo surge cuando la clase que posee el monopolio de la riqueza y de las armas y
manifiesta su poder por medio de una burocracia centralizadora y de un ejército. Mosca atribuye,
en parte, la decadencia del Parlamento a la distribución de empleos públicos a la que tiene acceso
el Ejecutivo. Si todos los instrumentos de la producción se encuentran en manos del gobierno, los
funcionarios que deberían dirigir y distribuir la producción serían los árbitros de la fortuna y del
bienestar de todos. Se formaría entonces la más poderosa y extendida de todas las oligarquías.
Para Mosca el comunismo, por estas razones, forzosamente devendrá en un despotismo
monstruoso.

Para evitar estos inconvenientes es necesario que exista una clase económica independiente de
los que ejercen el poder supremo. Es ineludible aquí la referencia a los farmers. La insuficiencia de
esta clase produce problemas en el sistema parlamentario.

Con el crecimiento de la civilización aumenta el número de las influencias morales y materiales


susceptibles de convertirse en fuerzas políticas.

La organización requiere de dos coeficientes:


a) época
b) tradición
En el momento en que Mosca escribe, la fuerza que aspira a romper el equilibrio es la
socialdemocracia. Y esto se debe a que los problemas que trae aparejada la riqueza mobiliaria
cuando está poderosamente organizada.

La organización sobre un principio absoluto trae problemas, ya que dificulta la participación en la


vida pública de todas las influencias sociales, y más dificultoso aún el control que unas puedan
ejercer sobre otras.

Capítulo VI
“Orígenes de la doctrina de la clase política y causas que
obstaculizaron su difusión”
La idea de que existe una minoría organizada es antigua, ya en Maquiavelo y Saint-Simon es
posible encontrarla. También es posible encontrarla en Comte y en Marx. En ellos perdura la
necesidad de una minoría organizada que, a despecho de las apariencias y de los principios sobre
los que se apoya legalmente el Estado, conserva la dirección real y efectiva de éste. En algunos de
estos autores se da una erosión de la concepción optimista de la naturaleza humana.

La democracia tiene una fuerza conservadora, ya que todas las fracciones de la clase dirigente
deben inclinarse ante el sufragio universal. Ello impide que la doctrina de la clase política se
convierta en una fuerza activa.

Mosca plantea diferencias sobre la clasificación de gobiernos de Aristóteles y Montesquieu. La


idea de que una minoría siempre invalida los antiguos criterios, pero no aporta nuevos.

Capítulo IX
“Principios y tendencias diversas que se afirman en la
formación y organización de la clase política”
Para Platón la monarquía y la democracia son las formas fundamentales de gobierno.

Tipos de organización política:


a) Autocracia: la autoridad es transmitida de lo alto de la escala política hacia los funcionarios
inferiores.
b) Liberal: la autoridad es transmitida de abajo hacia arriba.
En los regímenes autocráticos la ley tiene carácter inmutable y sagrado, o es voluntad del
autócrata (autonomía). En cambio, cuando los gobernantes están sujetos a elección y a la ley es
emanada de la voluntad general (heteronomía).

Las tendencias que operan al interior de los organismos políticos son:


a) Democrática: tendencia que propende a renovar la clase dirigente con elementos provenientes
de las clases dirigidas.
b) Aristocrática: tendencia que procura la estabilidad de la dirección social y el poder político en
los descendientes de la clase dirigente.

El régimen autocrático, naturalmente, presupone la existencia de un autócrata. El autócrata puede


ser hereditario, en cuyo caso se tiene una combinación del principio autocrático con la tendencia
aristocrática. O puede que el autócrata sea electivo, y entonces la combinación será con la
tendencia democrática. No hay que olvidar, sin embargo, que los autócratas de por vida siempre
tienden a transformarse en hereditarios. La herencia tiene como ventaja el brindar estabilidad.
Pero, si el autócrata hereditario no cuenta con los atributos necesarios como para liderar un gran
Estado, se puede corregir con el establecimiento de una dualidad de poder. Aunque cabe decir
también de que hay ejemplos de autócratas hereditarios que supieron dirigir bien sus Estados.
Para ello un líder debe tener dos cualidades: a) gran capacidad física e intelectual; b) fuerte
voluntad de dominio.

Siempre hay grupos que monopolizan la dirección del Estado, en las autocracias aristocráticas es la
nobleza. Pero hay soberanos que han puesto personas provenientes de las clases dirigidas en
cargos directivos. El segundo estrato (las clases medias) es importante para el funcionamiento del
Estado, ya que llenan los cargos de la burocracia.

Para que una autocracia inicie la burocratización de un Estado importante es necesario que la
organización política sea ya tan sólida como para poder extraer regularmente una parte de los
ingresos de los particulares, destinarla a otorgar una retribución a los funcionarios públicos y a
mantener una fuerza armada permanente.

En la burocracia abierta legalmente el grueso del personal se recluta de la clase media, por eso la
importancia de tener una clase media educada. El principio liberal es más brillante pero más
breve, en él la ley se basa en el consenso de la mayoría de los ciudadanos. Existe una delegación
del poder legislativo en asambleas. El Estado liberal reconoce límites a su poder en relación a sus
ciudadanos. El principio liberal funciona mejor cuando el cuerpo electoral cuenta con un
numeroso segundo estrato, es decir, con una cuantiosa clase media.

La tendencia democrática opera de modo constante en todas las sociedades. Estas renovaciones
pueden darse de forma violenta por invasión extranjera. También pueden darse por convulsiones
internas (por ejemplo, la Revolución Francesa y la Revolución Rusa).
Mosca dice que en los regímenes colectivistas también habrá diferencias por nacimiento. Para
abolir el privilegio de nacimiento sería necesario abolir la institución de la familia. La igualdad en
la lucha por ingresar a la clase dirigente agudizaría esa lucha.

El mayor enemigo de la aristocracia de nacimiento es el ocio. A veces puede ser un ocio


beneficioso, a veces es perjudicial.

Las clases elevadas y asimiladas a las de los antiguos dominadores deben serlo en determinadas
proporciones y con criterios tales que adquieran las mejores cualidades. Las clases dirigentes no
son económicamente improductivas, al mantener el orden social garantizan el desarrollo del
trabajo productivo.

La solidez de las instituciones políticas depende de una oportuna fusión y moderación de los
principios. Por eso Mosca brega por la doctrina aristotélica del justo medio. Mosca habla de
“condiciones atmosféricas” epocal y por ello recomienda seguir la regla contraria a la que adoptan
los arribistas de cada época.

También podría gustarte