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GRADO EN DERECHO
ÍNDICE.
1
Resumen. Abstract.
I. Introducción.
V. Conclusiones.
VI. Bibliografía.
VII. Jurisprudencia.
RESUMEN.
2
El presente trabajo tiene como finalidad el estudio de la custodia compartida
y la repercusión que tiene la misma en torno a la vivienda familiar.
En concreto, vamos a analizar las diferentes alternativas que nos ofrece la
jurisprudencia para atribuir el uso de la vivienda familiar a los hijos, a alguno
de los cónyuges, o a ninguno de ellos.
Estudiaremos los conflictos que pueden surgir de cada medida y las
soluciones a las que suelen recurrir los tribunales.
ABSTRACT.
The purpose of this paper is to study shared custody and its impact on family
home
Specifically, we will analyze the different alternatives offered by the
jurisprudence to attribute the use of the family home to the children, to one of
the spouses, or to none of them.
We will study the conflicts that can arise from each measure and the
solutions that are usually used by the courts.
3
I. INTRODUCCIÓN.
Uno de los problemas de mayor dificultad con el que nos encontramos ante
un supuesto de crisis matrimonial (nulidad, separación o divorcio) es el de
determinar cuál de los progenitores va a seguir habitando en la vivienda
familiar.
En este trabajo, por tanto, vamos a partir de conceptos como son la guardia
y custodia de los hijos y la vivienda familiar para llegar al estudio de las
diferentes alternativas a las que están acudiendo nuestros tribunales para
poner solución a estos conflictos.
4
incide en la titularidad de la patria potestad, sí afecta al ejercicio de la
misma.1
1
PÉREZ CONESA, CARMEN: La custodia compartida, Thomson Reuters Aranzadi,
Navarra, 2016, pág. 15.
2
GUILLARTE MARTÍN-CALERO, C: “La custodia compartida alternativa. Un estudio
doctrinal y jurisprudencial”, Revista para el Análisis del Derecho InDret, Núm.2, 2008, pág.
4.
5
estaba excluida la posibilidad de que los progenitores pactaran este sistema
en el convenio regulador. También podía darse el supuesto de que el
régimen de custodia compartida lo estableciera la autoridad judicial, bien
porque lo solicitara alguno de los progenitores, o bien porque ésta
considerase que esta opción era la más ventajosa para el interés superior
del menor. 3
A pesar de esto, las sentencias judiciales que terminaron optando por el
régimen de custodia compartida fueron muy escasas, ya que, casi de
manera sistemática, la custodia de los hijos menores se solía atribuir a las
madres.
Aun así, las decisiones judiciales se fueron adaptando a la realidad social,
ampliándose el régimen de visitas, ya que se considera que lo importante es
que el menor se relacione con ambos progenitores.
3
GETE-ALONSO Y GALERA, MARÍA DEL CARMEN y SOLÉ RESINA, JUDITH, Custodia
compartida. Derechos de los hijos y de los padres, Thomson Reuters Aranzadi, Navarra,
2015, pág. 95.
6
Hasta la reforma introducida por la Ley 15/2005, la redacción del art.92 CC
no contemplaba la posibilidad de que ambos progenitores ostentaran la
guarda y custodia, aunque tampoco se prohibía.
4
ROMERO COLOMA, AURELIA MARÍA, La guarda y custodia compartida: una medida
familiar igualitaria, Reus, Madrid, 2011, pág.73.
7
Aunque en los últimos años los tribunales han sido más proclives a la
implantación de la custodia compartida, no se ha producido un incremento
significativo (en 2013, solamente en el 17’9% de los supuestos de
separación y divorcio fue establecida dicha medida).
Se presentó un Anteproyecto de Ley de Corresponsabilidad parental, que
finalmente no vio la luz. Sin embargo, cinco de las Comunidades Autónomas
(Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra y País Vasco) han
aprobado leyes que regulan la custodia compartida como modelo de guarda
y custodia. Esto supone una discriminación para el resto de Comunidades
Autónomas, regidas por derecho común, que encuentran más dificultades a
la hora de implantar esta modalidad de custodia.
Por tanto, dada la ausencia de regulación estatal, los tribunales han ido
definiendo un modelo de custodia compartida por vía jurisprudencial. 5
5
GÓMEZ MEGÍAS, ANA MARÍA, “La doctrina del TS sobre guarda y custodia compartida:
sentencias clave”, La Ley. Derecho de Familia: Revista jurídica sobre familia y menores,
Núm. 11, 2016.
8
En vista a esto, la fijación de la custodia compartida puede obedecer a dos
causas distintas:
- Fijación convencional del modelo: se parte de la presunción de que
los padres son los más adecuados para determinar el régimen que
más conviene a sus hijos. Los padres son los que concretan el interés
superior del menor, adoptando uno u otro modelo en el convenio
regulador, no pudiendo la autoridad judicial denegar el mismo,
excepto si resulta dañoso para los hijos y no por considerar que de
otra forma se protegería mejor su interés, es decir, no puede motivar
la denegación en una abstracta consideración.
- Fijación judicial del modelo: cuando existe controversia entre los
padres sobre qué modelo de custodia procede adoptar, la autoridad
judicial será la encargada de comprobar si existen los presupuestos
legales y los condicionantes de orden fáctico exigidos para la fijación
de uno y otro. 6
6
GUILARTE MARTÍN-CALERO, CRISTINA, “Criterios de atribución de la custodia
compartida”, Indret: Revista para el Análisis del Derecho, Núm. 3, 2010.
9
de concreción de lo que se constituya el interés superior del menor en cada
caso debe ser minuciosa y atenta.
La importancia de esa concreción se explica en función de que el menor es
el elemento personal más débil y desastido de todos los intervinientes en los
procesos de separación o divorcio, así como el más vulnerable ante los
efectos emocionales negativos derivados de la separación de los padres. 7
7
LÓPEZ ROMERO, PEDRO MANUEL, ALONSO ESPINOSA, FRANCISCO JOSÉ:
“Custodia compartida e interés superior del menor”, Diario La Ley, Núm. 8556, 2015.
8
PEDIR A TUTOR CITA, ES SU ARTÍCULO “EL SISTEMA DE PROTECCIÓN DE LA
INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL.
10
a) La protección del derecho a la vida, supervivencia y desarrollo
del menor y la satisfacción de sus necesidades básicas, tanto
materiales, físicas y educativas como emocionales y afectivas.
b) La consideración de los deseos, sentimientos y opiniones del
menor, así como su derecho a participar progresivamente, en
función de su edad, madurez, desarrollo y evolución personal,
en el proceso de determinación de su interés superior.
c) La conveniencia de que su vida y desarrollo tenga lugar en un
entorno familiar adecuado y libre de violencia. Se priorizará la
permanencia en su familia de origen y se preservará el
mantenimiento de sus relaciones familiares, siempre que sea
posible y positivo para el menor. En caso de acordarse una
medida de protección, se priorizará el acogimiento familiar
frente al residencial. Cuando el menor hubiera sido separado
de su núcleo familiar, se valorarán las posibilidades y
conveniencia de su retorno, teniendo en cuenta la evolución de
la familia desde que se adoptó la medida protectora y primando
siempre el interés y las necesidades del menor sobre las de la
familia.
d) La preservación de la identidad, cultura, religión, convicciones,
orientación e identidad sexual o idioma del menor, así como la
no discriminación del mismo por éstas o cualesquiera otras
condiciones, incluida la discapacidad, garantizando el
desarrollo armónico de su personalidad”. (Art.2.2 LOPJM).
11
Entendemos pues, que en caso de conflicto con otro interés legítimo, el que
deberá primar será el interés superior del menor, sin perjuicio de que se
intente la compaginación de ambos intereses legítimos.
Hay que tener en cuenta que cuando hablamos de interés superior del
menor nos encontramos ante un concepto jurídico indeterminado, por lo que
el Juez dispone de discrecionalidad a la hora de establecer el contenido del
mismo en cada caso concreto.
En este sentido es importante destacar la STS de 17 de septiembre de 1996
(nº resolución 713/1996), que determina que el interés del menor es un
“principio inspirador de todo lo relacionado con él, que vincula al juzgador, a
todos los poderes públicos e, incluso, a los padres y ciudadanos, con
reconocimiento pleno de la titularidad de derechos en los menores de edad y
de una capacidad progresiva para ejercerlos, de manera que han de
adoptarse aquellas medidas que sean más adecuadas a la edad del sujeto,
para ir construyendo progresivamente el control acerca de su situación
personal y proyección de futuro, evitando siempre que el menor pueda ser
manipulado, buscando, por el contrario, su formación integral y su
integración familiar y social”.
Para poner en relación el concepto de interés superior del menor con el uso
de la vivienda familiar, debemos acudir al art.96 CC en relación con el
art.103.2 CC, donde encontramos un criterio que prima: el interés más
necesitado de protección. En el caso de que el matrimonio tenga hijos, dicho
interés les corresponde a ellos, ya que estos tienen preferencia en las
cuestiones relacionadas con la crisis matrimonial.
12
a su interés, no al interés de sus progenitores, pues el sistema está
concebido en el artículo 92 como una forma de protección del interés de los
menores cuando sus progenitores no conviven (…)”.
De este extracto jurisprudencial podemos destacar la idea de que no
siempre la custodia compartida es lo mejor para el interés del menor, sino
que será necesario probar y justificar la conveniencia de dicho modelo. Así,
la STS de 15 de octubre de 2014 (nº resolución 515/2015) establece:
“Obligación de los padres es no solo interesar este sistema de guarda, bajo
el principio de contradicción, sino concretar la forma y contenido de su
ejercicio a través de un plan contradictorio ajustado a las necesidades y
disponibilidad de las partes implicadas que integre con hechos y pruebas los
distintos criterios y las ventajas que va a tener para los hijos una vez
producida la crisis de la pareja, lo que no tiene que ver únicamente con la
permanencia o no de los hijos en un domicilio estable, sino con otros
aspectos referidos a la toma de decisiones sobre su educación, salud,
educación y cuidado; deberes referentes a la guarda y custodia, periodos de
convivencia con cada progenitor, relación y comunicación con ellos y
régimen de relaciones con sus hermanos, abuelos u otros parientes y
personas allegadas, algunas de ellas más próximas al cuidado de los hijos
que los propios progenitores; todo ello sobre la base debidamente
acreditada de lo que con reiteración ha destacado esta Sala sobre la
práctica anterior de los progenitores en sus relaciones con el menor y sus
aptitudes personales; los deseos manifestados por los menores
competentes; el número de hijos: el cumplimiento por parte de los
progenitores de sus deberes en relación con los hijos y el respeto mutuo en
sus relaciones personales, con la precisión -STS 22 de julio de 2011- de que
las relaciones entre los cónyuges por sí solas no son relevantes ni
irrelevantes para determinar la guarda y custodia compartida. Solo se
convierten en relevantes cuando afecten, perjudicándolo, el interés del
menor”. Los criterios recientemente mencionados fueron establecidos por la
sentencia de 29 de abril de 2013 del TS.
13
“No procederá la guarda conjunta cuando cualquiera de los padres
esté incurso en un proceso penal iniciado por atentar contra la vida, la
integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e
indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con
ambos. Tampoco procederá cuando el Juez advierta, de las
alegaciones de las partes y las pruebas practicadas, la existencia de
indicios fundados de violencia doméstica”. (Art.92.7 CC).
9
DOMÍNGUEZ OLIVEROS, INMACULADA: ¿Custodia compartida preferente o interés del
menor? Marco normativo y praxis judicial., Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, pág. 64.
14
inconstitucional el inciso “favorable” por oponerse a lo establecido en los
artículos 117.3 y 24 de la Constitución Española. Esto es así porque se
entiende que el “derecho de veto” otorgado al Ministerio Fiscal infringe
medidas de la potestad jurisdiccional, quedando la voluntad del Juez
condicionada al otorgamiento, o no, de dicho informe favorable 10.
Por tanto, entendemos que, siempre que lo solicite una de las partes, el Juez
podrá otorgar la custodia compartida siempre que considere que esta
medida es la que más se adecua al interés superior del menor.
Por tanto, ante la ausencia de definición por parte del CC, el concepto de
vivienda familiar ha sido definido por la jurisprudencia.
15
existen hijos es también auxilio indispensable para el amparo y educación
de éstos”.
12
PLANES MORENO, M.D., La vivienda familiar en los procesos de familia: una visión
judicial, Colex, 2009, pág. 942.
13
BAENA RUIZ, EDUARDO, La vivienda familiar, Cuadernos de Derecho Judicial, nº1,
CGPJ, 1992, pág. 4.
16
siempre y cuando se demuestre que su atribución va a facilitar la vida del
solicitante e, indirectamente, la de los hijos menores. 14
En cambio, si ninguno de los cónyuges solicita la atribución del uso de este
espacio, la doctrina es unánime al considerar que estos espacios se
atribuirán en mismo régimen que el uso de la vivienda familiar.
14
MORENO VELASCO, VÍCTOR, “Atribución del uso de inmuebles distintos de la vivienda
habitual en procedimientos relativos a crisis matrimoniales o de parejas de hecho”, Diario La
Ley, núm. 7105, 2009, pág. 1.
17
En cuanto a la atribución del uso de la vivienda familiar, hay que tener en
cuenta que, si las partes llegan a un acuerdo, la voluntad de éstos será la
que prime a la hora de la atribución, siempre y cuando dicha voluntad quede
plasmada en el convenio regulador y que éste sea homologado por el Juez,
que lo hará, salvo que resulte dañoso para los hijos o gravemente prejudicial
para uno de los cónyuges.
Solamente en defecto de dicho acuerdo se procederá a aplicar
analógicamente lo establecido en el párrafo segundo del art.96 CC, es decir,
será el Juez el que sentencie lo que determine conveniente.
El interés del menor exige que éste habite en una vivienda adecuada a sus
necesidades, y la doctrina es unánime al considerar que la vivienda que
mejor cumple esos requisitos es la que ha venido siendo vivienda familiar.
Una de las ventajas que presenta este sistema es la estabilidad del menor,
no dependiendo su ubicación de que le toque ejercer la custodia a uno u otro
progenitor, evitando así la figura conocida como “el niño maleta”. Esta opción
permite al niño llevar un ritmo de vida más rutinario, dándole la posibilidad de
conservar amigos, asistir a actividades extraescolares, etc. 15
15
ORDÁS ALONSO, MARTA, La atribución del uso de la vivienda familiar y la ponderación
de las circunstancias concurrentes, Wolters Kluwer, 2018, pág. 220.
18
Por tanto, presenta la evidente ventaja de que elimina uno de los problemas
más frecuentes relacionados con esta situación: la posible desestabilización
que podría sufrir el menor provocada por el continuo traslado de un domicilio
a otro.
19
porque en un domicilio genera más conflicto generalmente, no es como para
largo plazo, lo cual, compartimos para el presente caso dada la deficiente
comunicación y colaboración entre ambos progenitores indicada”.
20
En este sistema se atribuye el uso de la vivienda familiar a uno de los
progenitores, en detrimento del otro, que tendrá otra vivienda, ya sea a título
de propiedad o en alquiler. Así, el cónyuge al que no le corresponda el uso
de la vivienda familiar deberá procurarse una vivienda para convivir con los
hijos cuando sea él quien ejerza la custodia.
De esta forma, los padres tendrán cada uno un domicilio fijo, y serán los
hijos los que se desplacen a la vivienda de cada progenitor durante el tiempo
en que éstos ejerzan la guarda y custodia. Por esta razón, a este sistema
también se le denomina “rotatorio”.
16
ORDÁS ALONSO, MARTA: La atribución del uso de la vivienda familiar y la ponderación
de las circunstancias concurrentes, cit., pág. 225.
21
sobre el inmueble, no tanto en cuanto a su uso, como fundamentalmente en
lo relativo a su disposición. La disyuntiva parece clara, ante la colisión entre
uno y otro derecho, ha de primar el interés de los menores”.
17
ORDÁS ALONSO, MARTA: La atribución del uso de la vivienda familiar y la ponderación
de las circunstancias concurrentes, cit., pág. 226
22
Ante esta alternativa es importante destacar la posibilidad de temporalizar la
atribución de la vivienda familiar, es decir, que el derecho de uso sobre dicha
vivienda venga caracterizado por su provisionalidad y temporalidad.
En este sentido encontramos la STS 2104/2018, nº resolución 343/2018, de
7 de junio de 2018, en la que la madre recurre la sentencia de la AP en la
que se estimaba la petición del padre de mantener el uso compartido de la
vivienda familiar hasta que la sociedad de gananciales fuera liquidada, pues
en primera instancia se había acordado que la duración de la medida se
alargaría hasta la mayoría de edad del hijo menor, dilatando la situación
durante un período de 14 años. Para la estimación de la petición del padre la
AP se apoyó en el siguiente motivo: “La solución que preconiza el recurrente
es la más adecuada a las circunstancias familiares pues la adoptada en la
resolución apelada de temporalizar el uso hasta el momento de la mayoría
de edad de todos los hijos va a provocar tensas situaciones y dificultades en
la convivencia por el largo tiempo que resta hasta que el hijo más pequeño
alcance la mayoría de edad, pues faltan 14 años para que llegue dicho
momento”.
Por tanto, en este caso, el TS estima que una situación de atribución a
ambos progenitores de la vivienda familiar tan extendida podría resultar
contraproducente para el interés superior del menor, y procede a una
limitación más acotada en el tiempo.
23
que la madre concilie sus intereses laborales y familiares a la hora de
atender los cuidados de ellos”.
En este supuesto el Tribunal considera que en un período de 3 años la
madre habrá tenido tiempo suficiente para procurar adaptarse a la nueva
situación familiar, dejando así de ser la vivienda propiedad del padre
considerada como “vivienda familiar”.
Pero hay que tener en cuenta un aspecto muy importante, y es que, para
que el Tribunal pueda adoptar esta medida, es necesario que compruebe
que los hijos van a disponer de una vivienda digna, ya que, si acordara la no
atribución a ninguno de los cónyuges y uno de ellos no tuviera acceso a una
vivienda en la que ejercer la guardia y custodia, se estaría vulnerando el
18
VERDERA IZQUIERDO, BEATRIZ: Estudio de los últimos postulados referentes a la
atribución del uso de la vivienda familiar. La “necesidad de vivienda”., InDret, 1, 2016, págs.
38-39.
24
artículo 96 CC, causando indefensión a los menores y al progenitor
custodio19.
19
GONZÁLEZ COLOMA, GEMA: Estudio práctico y jurisprudencial del uso de la vivienda
familiar, Dykinson, Madrid, 2019, págs. 134-135.
25
custodia compartida, el hijo queda en compañía de ambos cónyuges, no
constando que la madre precise de una protección especial, dado que la
misma según manifiesta ella es secretaria de dirección en un Hospital y
según el padre es profesora del colegio del menor y convive en la que era
residencia familiar con su actual pareja. Es decir, la vivienda que fue familiar
queda sin adscripción expresa dado que ambos padres tienen la custodia y
no consta que la madre necesite una especial protección, así que quedará
sometido el inmueble al correspondiente proceso de liquidación, en su caso,
por lo que esta Sala fija un plazo prudencial a la demandada para
desalojarlo de seis meses”.
En este supuesto el tiempo que otorga el Tribunal es menor, ya que no se
esta protegiendo una situación de vulnerabilidad de la madre, pues se ha
constatado que la misma no existe, sino que se le otorga este plazo de 6
meses para que pueda procurarse otra vivienda, dejando la que hasta el
momento era la vivienda familiar desalojada para proceder a su liquidación.
26
Pueden ser muchas las circunstancias que se considere que han variado
notoriamente, como la capacidad económica del cónyuge al que fue
atribuido el uso de la vivienda familiar, el cumplimiento de la mayoría de
edad de los hijos, etc.
Pero en este concreto apartado nos vamos a referir a un supuesto que ha
tenido bastante incidencia en la jurisprudencia actual: la convivencia de una
pareja en la vivienda familiar.
20
BERROCAL LANZAROT, ANA ISABEL, “Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, nº 774,
2019, pág. 2015.
27
ruptura matrimonial, más allá del tiempo necesario para liquidar la sociedad
legal de gananciales existentes entre ambos progenitores.
El interés de los hijos no puede desvincularse absolutamente del de sus
padres, cuando es posible conciliarlos. El interés en abstracto o
simplemente especulativo no es suficiente y la misma decisión adoptada en
su día por los progenitores para poner fin al matrimonio, la deben tener
ahora para actuar en beneficio e interés de sus hijos respecto de la vivienda,
una vez que se ha extinguido la medida inicial de uso, y que en el caso se
ve favorecida por el carácter ganancial del inmueble y por la posibilidad real
de poder seguir ocupándolo si la madre adquiere la mitad o se produce su
venta y adquiere otra vivienda”.
28
V. CONCLUSIONES.
Si bien es cierto, esta primera opinión debe ser matizada, puesto que en
caso de que los progenitores tengan una relación hostil, no considero que
esta medida sea la adecuada, ya que los mismos tienen que encargarse en
común del mantenimiento de la vivienda, cuidado del hijo y demás, y si lo
29
hacen manteniendo discusiones esto al final será contraproducente para los
hijos.
En el supuesto de una mala relación entre los padres, la alternativa ideal
sería la atribución de la vivienda familiar a uno de los progenitores,
normalmente al más necesitado de protección, con una limitación temporal.
VI. BIBLIOGRAFÍA.
GÓMEZ MEGÍAS, ANA MARÍA, “La doctrina del TS sobre guarda y custodia
compartida: sentencias clave”, La Ley. Derecho de Familia: Revista jurídica sobre
familia y menores, nº 11, 2016.
30
GONZÁLEZ COLOMA, GEMA: Estudio práctico y jurisprudencial del uso de la
vivienda familiar, Dynkinson, Madrid, 2019.
VII. JURISPRUDENCIA.
31
- SAP Bilbao, de 4 de mayo de 2016, Sección 4ª (nº resolución
955/2016).
- SAP Madrid, de 29 de marzo de 2017, Sección 22ª (nº resolución
291/2017).
- SAP Álava, de 19 de mayo de 2017, Sección 1ª (nº resolución
250/2017).
- STS, de 22 de septiembre de 2017 (nº resolución 517/2017).
- STS, de 9 de mayo de 2018 (nº resolución 268/2018).
- STS, de 7 de junio de 2018 (nº resolución 343/2018).
- STS, de 20 de noviembre de 2018 (nº resolución 641/2018).
- STS 1363/2019 , de 5 de abril de 2019 (nº resolución 215/2019).
- STS 3489/2019, de 29 de octubre de 2019 (nº resolución 568/2019).
- STS 61/2020, de 16 de enero de 2020 (nº resolución 15/2020).
32