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1) Título: La influencia historiográfica de la Escuela de Annales en

los historiadores peruanos del S. XX (1970-1989)

2) Planteamiento del problema:

2.1) Antecedentes historiográficos

En el desarrollo de las diferentes tendencias historiográficas en el Occidente


en el siglo XX donde aparecen historiografías como la New Economy
History (Inglaterra), la historiografía progresista norteamericana (EE.UU) y el
marxismo (Alemania), sobresale la llamada historiografía de la Escuela de
los Annales (Francia). Sus antecedentes se remontan a la fundación de la
Universidad de Estrasburgo la cual se crea para “afrancesar” a los territorios
de Alsacia y Lorena recuperados de Alemania y Suiza por el Tratado de
Versalles de 1919 a término de la Primera Guerra Mundial; Bloch y Febvre
fundan la Revista de Annales.

Debido a la necesidad de renovar todo proceso científico y de investigación


se prestó atención -al nivel europeo- a las nuevas metodologías que se
planteaban, en este caso durante el IX Congreso de Historia en París de
1950 La Revista de Annales comienza su apogeo bajo la dirección de
Fernand Braudel en la cual se plantea la nueva dimensión histórica que
contenía la larga y corta duración, coyuntura y estructura. Sin embargo en la
Tercera Generación con la dirección de Le Goff y Le Roy Ladurie es donde
se consolida la metodología e interdisciplinariedad de otras ciencias con la
historia. La preocupación por ampliar las fronteras de la historia a temas
verdaderamente novedosos como el cuerpo, los olores y los perfumes,
mientras que otros retornan a la historia política o incluso a los
acontecimientos. Además, incluye a las historiadoras e incluso se abre más
a las corrientes intelectuales procedentes del extranjero como el positivismo,
el marxismo.
Hernández en “Tendencias historiográficas actuales. Escribir historia hoy”
(2004) menciona que los analistas franceses se destacaron por una
obsesión metódica al buscar plantear preguntas de una forma novedosa,
problematizar diversos temas. Buscaron realizar una Nueva Historia con un
manejo de fuentes e interpretación muy diferentes, innovan la investigación
histórica. Rechazan una historia hecha solo con documentos. Batallan
contra la Historia de los acontecimientos y antiobjetivista. Se desenvuelven
en el desarrollo de una Historia Económica e Historia Social para
posteriormente con un desarrollo de la Historia de las Mentalidades que se
acercaba a una aproximación macro estructural de un análisis más
complejo.

En América Latina, México, Aguirre Rojas en “El largo siglo XX de la


historiografía latinoamericana contemporánea: 1870-¿2025? Puntos de
partida para su reconstrucción” (2003) en la que aclara que aún no existe
una historia global de la historiografía de América Latina del siglo XX debido
a la falta de identidad propia ante las demás historiografías internacionales.
También la necesidad de asimilarse ante los demás países en vías de
desarrollo. Sin embargo, no evita el uso de hipótesis para este problema
respecto a la periodización de la historiografía latinoamericana del siglo XX
y las dinámicas de historias regionales y nacionales. Y resalta la facultad de
la historiografía latinoamericana de tomarse a sí misma como medio para el
desarrollo histórico. Esto se ve imposibilitado debido a que Latinoamérica a
lo largo del tiempo ha sido influenciado por diversas historiografías y
culturas del continente europeo y los mismos países latinoamericanos lo
que ha generado “una civilización profunda y estructuralmente mestiza”
como lo dijo Braudel acerca de América Latina. Sin embargo, al mismo
tiempo es beneficioso debido a que es una historiografía sin fronteras, sin
prejuicios y que asimila todo, pero se comienza a independizar de dichas
historiografías para plantear una propia. Este proceso se divide en 5 fases:
(1870-1910) Entre la influencia francesa y el carácter ilustrado erudito de la
historiografía: El medio de producción capitalista en América Latina que
consiste en la industrialización, urbanización y modernización de los
territorios, este es el final del siglo XIX y comienzo del siglo XX que termina
con la hegemonía europea de América Latina; (1910-1945) La transición
historiográfica, entre la multiplicación de influencias culturales y los
esfuerzos de modernización: Transición y reorganización de las presencias
extranjeras en América Latina y hegemonía de Estados Unidos pero no
descartando el plano cultural; (1945-1968) La profesionalización de la
disciplina histórica, entre el auge económico y los debates de la teoría de la
dependencia: Crecimiento de movimientos sociales y profesionalización
universitaria de la historia; los ecos de 1968 en la historiografía
latinoamericana y las coyunturas de 1968-1994; y (1994 hasta la actualidad)
donde se da el retiro de la historia decimonónica positivista y difusión de las
historiografías de los Annales y los marxismos del siglo XX, esto conlleva a
un profundo cambio estructural de las historiografías de América Latina.
Una búsqueda de dialogo multicultural ahora igualitario entre las
historiografías nacionales.

Acevedo en “Escuelas y concepciones en la producción historiográfica de


Colombia y América” (2001) da a conocer el hecho de que los antiguos
temas de algunas corrientes historiográficas antiguas están resurgiendo
para un nuevo estudio de acuerdo a la época. Coloca a la Escuela de los
Annales como la mayor influencia que ha tenido la historia en general y que
ha generado reestructuraciones en el marco de la historia. Da un recuento
de las acciones de Annales frente al “positivismo” el cual rechaza al
representarla como la historia tradicional. Pero adquiere algunos elementos
traídos de vuelta por Annales, además de nuevos objetos de estudio de la
historia traídos por otros tipos de historiografías como la del Materialismo
Histórico, la New Economic History y la antropología cultural; pero se resalta
dos temas, los cuales fueron traídos de vuelta pero con un enfoque distinto:
la historia política, la que, al principio fue marginada por la Escuela de
Annales en especial la primera y segunda generación al conceptualizarla
como una historia de batallas, muertes, soberanos. Sin embargo, la tercera
generación la trae de vuelta con un enfoque que estaba interrelacionado
con diferentes influencias historiográficas y que planteaba un problema que
surge de este tipo de historia: la nación, la cual es tema de investigación
principalmente en América Latina y la historia del acontecimiento, que
igualmente es criticada que la anterior, a esta historia se le juzgo por ser
superficial al tener hechos aislados que carecían de algún contexto
histórico. Sin embargo, esto cambio al reinventarse los métodos de la
historia en la que ya no se podía tomar a la ligera un acontecimiento puesto
que esto es “historia inmediata”. Como una aclaración, el autor señala la
existencia de diferentes tipos de fuentes de investigación: oral, prensa,
bibliográficas, las cuales permiten desarrollar diversos tipo de investigación.
Esto, aplicando la interdisciplinariedad entre la historia, la antropología y la
sociología es para el análisis de los movimientos sociales en Colombia y sus
efectos posteriores y su importancia para la historiografía colombiana la cual
demanda teorías, métodos y una comprensión por parte de la historia.

Regalado como en “Historiografía Occidental. Un tránsito por los predios de


Clío” (2010) donde Menciona las etapas de la historiografía a través del
tiempo: la historiografía de la antigüedad, la cual tiene como características
más importantes a un constante desarrollo manifestado por un gran número
de historiadores y un gran logro en el uso de las fuentes como los métodos
inquisitivo, de autoridad y consulta documental. Lo que la orienta es el
deseo de conocer y explicar el pasado humano para ello se centrara en una
perspectiva etnocéntrica; la historiografía medieval que se concibe el
devenir histórico sobre la base de la verdad revelada y el proceso de la
redención a través de Cristo, el cual se colocó en el centro de la historia
humana y es un constituyente para ordenar los acontecimientos. Este tipo
de historiografía estaba marcado por intereses religiosos y morales dando
cabida a lo fabuloso y legendario lo cual carecía de lógica; la historiografía
moderna que posee una tendencia secularizante con un interés por lo
nacional y que se va configurando la metodología de trabajo documental y
organización de archivos; las luces del siglo XVIII en la que destaca la
corriente del romanticismo la cual refleja el curso progresivo de la
humanidad además de que se constituye el paradigma de la modernidad en
que existe la validez de la noción de una realidad que debe ser aprehendida
y la valoración de la idea de la libertad; el siglo XIX y la construcción de la
historia científica, donde la historiografía se desenvuelve buscando que la
historia adquiera el carácter de una disciplina independiente con eso se
desea dejar la filosofía de la historia, además, se replantea la función de la
historia. Se consolidará como una historiografía de tradición moderna
afirmando la objetividad, universalidad y unidireccionalidad del pasado
humano buscando visiones globales a través de estas; con la historiografía
científica decimonónica se persigue el perfeccionamiento de los métodos y
técnicas practicadas por los historiadores para una definición de la
metodología histórica; en la historiografía del siglo XX es marcada por el
dialogo interdisciplinar de la disciplina histórica, la discusión de la
reaccionalidad empieza a manifestarse en el campo de la disciplina histórica
lo que abrirá nuevas perspectivas para su desenvolvimiento; y finalmente,
hacia el nuevo milenio, donde destaca como la nueva historiografía se irá
desarrollando siendo relacionada con la materia del sujeto y la del método.
Destaca al analizar la corriente historiográfica de Annales de forma similar
que Burke y define el término de historiografía y el quehacer del historiador
en el contexto latinoamericano, el cual rechazó un mal inculcado positivismo
y un obsoleto marxismo centrándose en el descubrimiento de paradigmas
históricos y el análisis de los hechos donde se aproxima al desarrollo de la
disciplina histórica desde el periodo griego hasta la actualidad y en la cual,
la forma de interpretar el pasado se verá afectada.

Esta historiografía de Annales marcó un gran cambio en el proceder de la


historia según sostiene Burke en “La revolución historiográfica francesa. La
Escuela de los Annales 1929-1989” (1990) ha transitado por tres
generaciones en la que la Primera, dirigida por Febvre y Bloch iniciaba en
1929 después de una época de cambios donde existe una necesidad de
nuevas metodologías de la historia y otras ciencias debido a la Primera
Guerra Mundial, la Segunda al mando de Fernand Braudel se desarrolla la
historia económica y social aplicándose la larga duración la cual reflejada en
la obra El Mediterráneo y Felipe II se extiende en Europa a través del IX
Congreso de Historia realizado en París en 1950 desarrollando y
proponiendo nuevos campos de investigación, la Tercera con Le Goff y Le
Roy Ladurie se consolida la interdisciplinariedad con las ciencias sociales y
con ello aumentan los campos de investigación.

Así es como en los años 60 el surgimiento de nuevos historiadores como


Duby, Le Roy Ladurie, Le Goff y Certeau transitan de la historia económica
y social a las mentalidades, Dossé en “La historia en migajas. De Annales a
la Nueva historia” (2006) sostiene que las ideas principales de cada
generación fueron:

 El planteamiento de problemas e hipótesis para la mejora de


metodologías en el desarrollo de la historia e incentivar la
interdisciplinariedad.
 La expansión e influencia exterior que consecuentemente amplía los
campos de investigación en especial hacia el aspecto social y
económico.
 Desarrollo de la interdisciplinariedad y heterogeneidad en la que las
ciencias sociales son usadas para el desarrollo de la historia
apareciendo la historia de las mentalidades, la etnohistoria y la
antropología histórica.

Además de estas tres generaciones, Lepetit en el artículo “Los Annales,


hoy” (1995) plantea el desarrollo de una Cuarta generación que comienza a
inicio de los años 90 en la que La Escuela de los Annales sufre una
fragmentación y decide centrarse en la difusión del movimiento y aportar de
nuevas investigaciones de acuerdo al contexto mundial.

Posterior a los años 90 también se da el comienzo del neoliberalismo y


posmodernismo, los cuales marcan un cambio a finales del siglo XX en
cuanto al marco global. El neoliberalismo trata de un modelo económico que
se enmarca dentro de las doctrinas del liberalismo económico a su vez
dentro del sistema capitalista. Quienes defienden al neoliberalismo,
llamados neoliberales, muestran su claro apoyo a la liberalización en
materia de economía, lo cual implica que los mercados sean totalmente
abiertos, fomentando de este modo el libre comercio, a partir de una
desregulación de los mercados. Además, el neoliberalismo tiene otra
característica fundamental que es la privatización, por la idea de que la
administración privada es más eficiente y adecuada que la administración
pública y el posmodernismo es una postura de pensamiento que se separa
del modernismo, colocándose como posterior a él. Como posición mental
tiene un rasgo central en el rechazo de la verdad objetiva, de lo que se
desprende su apoyo a las ideas del relativismo: nada es cierto, nada es
falso, todo es relativo, diferente por su inclinación a pensar que todo lo que
parece real es en verdad inventado y que lo que vale es la diversidad, la
variedad, sin que puedan existir distinciones claras que separen a las ideas,
la cual esta última afecta a la historiografía de dos modos: niega la
posibilidad de construir grandes relatos, es decir, niega el empirismo
histórico como base de sus paradigmas y niega la posibilidad de reconstruir
el pasado ya que los documentos no son pruebas reales de lo sucedido sino
discurso y representaciones. Estas teorías generaron el interés por estudiar
la historia cultural de las minorías y los sujetos subalternos, la cultura
material.

En el Perú, para algunos las publicaciones de la Comisión del


Sesquicentenario de la Independencia del Perú a partir de 1971 a 1975 es
un punto de quiebre entre la historiografía tradicional y lo que Paulo Drinot
llama la Nueva Historia en “Historiografía, identidad historiográfica y
conciencia histórica en el Perú” (2000).

El Gobierno de turno (fin del gobierno de Velasco Alvarado y comienzo de


Morales Bermúdez) habría auspiciado las publicaciones de grandes
volúmenes conteniendo fuentes novedosas además de auspiciar la
celebración de actos académicos en conmemoración al Centenario. Bajo
este contexto el libro de Heraclio Bonilla “Guano y Burguesía en el Perú”
(1974) publicado por el Instituto de Estudios Peruanos vino a cambiar la
perspectiva de lo que tenían los historiadores sobre la Independencia del
Perú la cual se menciona con énfasis debido a la necesidad de una
construcción de identidad nacional fortalecida debido a los estragos de la
Guerra contra Chile.

Bajo el contexto internacional, con La Revolución de Mayo del 68, la cual


generó grandes cambios del tipo sociocultural en gran parte del mundo, en
especial para esta investigación. Fue un conjunto de protestas compuestas
por movimientos de estudiantes y obreros que se manifestaron
principalmente durante Mayo y Junio de 1968. Esto influye también en los
Annales, el Mayo del 68 abre una coyuntura, como se dijo anteriormente,
del tipo intelectual que desplaza a la Historia Económica y da paso al
desarrollo de la Historia de las Mentalidades que se centró en temas como
la Historia de la Muerte, de la familia, del niño, de la vida privada, etc.

Con este contexto se encuentra Macera que viaja a Francia y después de


unos años regresa a Perú con su tesis de bachillerato “La imagen francesa
del Perú” (1962), busca rastrear la representación que los franceses se
hicieron del Perú a lo largo de los siglos, desde el siglo XVI hasta el XIX y
comparte sus experiencias y aplica las enseñanzas que aprendió.

En su libro “Trabajos de Historia. Tomo I” (1977) en la que se dan


reflexiones acerca de la historiografía y de las ciencias sociales en Perú por
medio de un contexto de los historiadores que critican diversos puntos de la
historia como Raúl Porras Barrenechea (fuentes históricas peruanas), Jorge
Llosa (la cultura peruana en el siglo XX), Jorge Muelle (cincuenta años de
arqueología en el Perú), Cesar Pacheco (La historiografía peruana
contemporánea), Luis Valcárcel (memorias) y Bruno Podesta (las ciencias
sociales en el Perú): mediante estos autores, señala después de dar un
panorama sobre la situación actual de la historia en el Perú, que los
historiadores peruanos se internacionalizaron no del todo en sus temas,
pero si en sus técnicas y métodos. Al mismo tiempo mejoraron y
aumentaron los servicios editoriales en español no limitándose en las
barreras idiomáticas o culturales.

Ya a inicios de los años 70 Macera logra reunir a un grupo de jóvenes de


diferentes universidades. Por otro lado, la influencia de la Escuela de
Annales ya es muy destacada en la historiografía además de que debido a
las traducciones al español de algunos libros de historiadores
pertenecientes a la Escuela de Annales motiva a jóvenes estudiantes a
viajar a Francia. Así es como algunos historiadores como Burga, Flores
Galindo, Germán Peralta entre otros realizan sus estudios de postgrado
bajo la orientación de dicha Escuela, tal es así que existe una influencia en
sus obras de los integrantes de la Tercera generación de Annales.

Con Burga en “Los Annales y la historiografía peruana (1950-1990): mitos y


realidades” (1995) menciona primero las características que volvieron a
Annales una corriente apta para ser aplicada en los historiadores peruanos.
Dicha corriente no fue dependiente de partidos políticos, se centró en el
análisis de temas concretos y empíricos de la historia. El autor lo divide en 4
períodos: Bloch-Febvre (1956-1968), Febvre (1946-1956), Braudel (1956-
1968) y Le Goff, Le Roy, Ferro (1968-1989). Algo que señala el autor es el
hecho de que mientras la influencia de Annales disminuye en Francia esta
aumentaría de manera mundial. Menciona primero la influencia clásica
francesa en el Perú que se centra en 4 personajes: Paul Rivet, Marcel
Bataillon, Alfred Metraux y Francois Chevalier. El contacto con la cultura
francesa es lejano en esta división. Luego relata la influencia de Annales
(máxima corriente historiográfica en Francia) en el Perú, los que fueron
influenciados llamados Generación de la Ruptura de los años 50, fueron
influenciados por dos corrientes: de la Universidad católica de Lima y la del
pensamiento católico conservador. Después menciona la llegada del
marxismo francés junto con una mayor influencia de Annales (tercera
generación). Se reconoce a Pablo Macera como un historiador de la
Escuela de Annales. Por último, señala que la influencia fue transmitida a
través de mecanismos burocráticos debido a las condiciones políticas,
intelectuales y sociales. También aclara que el oficio de historiar en el Perú
a fines del siglo XX en una época de crisis donde la historia no tenía
objetivos y analiza las orientaciones historiográficas en el tema andino,
menciona la corriente de la Escuela de Annales y algunos de sus
compañeros, antes estudiantes, que viajan a Francia para enriquecer sus
conocimientos y aplicar la distintas metodologías que se encontraban en un
centro cultural como Francia, donde se adquiere una cultura moderna y
heterodoxa con muchas novedades en varios campos, lo que conlleva a
desarrollar sus tesis sobre temas peruanos. Este sería el primer balance de
la importancia de Annales en los trabajos de los historiadores peruanos.

2.2) Identificación del problema


Internacionalmente, la década de 1960 vivió una serie de cambios a nivel
mundial que llevaron al cuestionamiento del sistema de dominación europeo
y, sobre todo, estadounidense sobre los territorios coloniales o
recientemente independizados de África, Asia y América Latina. El triunfo de
la Revolución Cubana y el auge de movimientos izquierdistas en
Latinoamérica, y especialmente la guerra de Vietnam generaron un amplio
movimiento de solidaridad en la mayoría de Europa y Estados Unidos que
canalizaron la oposición al imperialismo. En Francia estos movimientos
tienen su génesis durante la guerra de Indochina y de Argelia, que
provocaron una fuerte polarización en la sociedad francesa desde principios
de la década de 1960 además de la situación económica en que se
encontraban.

El Mayo del 68 Francés se integra en los importantes acontecimientos


ocurridos a lo largo del año 1968, que acapara la atención mundial, aunque
fracasó, transformó la sociedad francesa y las sociedades occidentales,
como el reconocimiento de los derechos de la mujer, la liberalización de las
costumbres, la democratización de las relaciones sociales y generacionales,
destrucción del autoritarismo en la enseñanza, cristalizaron en la sociedad
provocando cambios culturales.

En el contexto nacional, en octubre de 1968, las fuerzas armadas tomaron


el gobierno del Estado y propusieron hacerse cargo de un ambicioso
proyecto de transformación integral del Perú. El proceso histórico que tuvo
lugar en Perú entre 1968 y 1975 durante el gobierno militar de Velasco
Alvarado que estuvo al mando del país tras un golpe militar abrió varios
temas de investigación referente a lo andino y en el cual la historia agraria
surge como una de las corrientes más importantes.

Con la celebración del Sesquicentenario de la Independencia Peruana en


1971, se iniciaron las publicaciones de numerosos textos sobre este
proceso histórico. El gobierno militar de turno, nombró una comisión
especial para recopilar y publicar una inmensa colección documental sobre
la emancipación perteneciendo a la historia tradicional siendo de un modo
conservador. Se pone especial atención en los próceres e ideólogos, y en la
toma de conciencia colectiva de todos los peruanos por la separación
definitiva de España. Los representantes más importantes de la historia
tradicional son José Agustín de la Puente Candamo, Víctor Andrés
Belaunde y Raúl Porras Barrenechea. Algunas obras como los tomos
referidos a “Las conspiraciones y rebeliones en el siglo XIX”, “El Perú en las
Cortes de Cádiz”, “Archivo Riva Agüero” y “Memorias, diarios y crónicas”
demuestran un punto de quiebre entre la historiografía tradicional y lo que
Drinot llama la Nueva Historia.

Con la edición del Instituto de Estudios Peruanos, “La independencia en el


Perú: Las palabras y los hechos” de Bonilla y Spalding cuya finalidad, fue
poner al descubierto lo que la historia oficial con tanto ahínco quería ocultar;
que la “independencia fue concedida más que obtenida” consolidó la ruptura
antes mencionada como la confrontación de dos maneras de comprender e
interpretar la época de la independencia; una forma tradicional (historia
oficial) y una nueva historia (historia crítica). Esta última es expresada
especialmente por John Lynch, Pablo Macera y Alberto Flores Galindo que
desarrollan ideas y planteamientos semejantes entre sí.

Pablo Macera en los años 60 (en el apogeo de la Revolución del 68) viaja a
Francia a realizar estudios e investigaciones, ya a su regreso había
culminado una tesis, trajo nuevas ideas, libros de diferente índole al tema
peruano y las enseñanzas en los seminarios de distintos miembros de
Annales, convirtiéndose en el puente entre la historiografía tradicional y la
de Annales en el Perú que incentivó a los dos ya mencionados historiadores
(Manuel Burga y Germán Peralta) a viajar a Francia y plasmar la
metodología de Annales en obras referentes a Perú que generó una
evolución en la historiografía peruana del siglo XX, según Flores Galindo es
el primero en formular una Historia de las Mentalidades. En su viaje por
Francia se interesa por la Historia Económica, realizando una serie de
investigaciones, pocas publicadas, contribuyendo a una transformación
social y destacar fuentes innovadoras para futuras investigaciones.

2.3) Preguntas de investigación:

2.3.1) Pregunta general


¿Qué influencia tuvo la historiografía de Annales en los historiadores
peruanos como Manuel Burga, y Germán Peralta?

2.3.2) Preguntas específicas:

¿Cuál fue el desarrollo de la profesión de los historiadores peruanos entre


1960-1970?

¿Cómo influyó la historiografía de la escuela de Annales en la historiografía


peruana?

¿De qué manera los historiadores Manuel Burga y Germán Peralta


proyectaron la metodología de Annales en sus obras sobre temas
peruanos?

3) Justificación:

En esta investigación se explicará el impacto de la historiografía de Annales


en los historiadores peruanos Burga y Peralta, que viajaron a Francia
debido a la carencia de actualizaciones metodológicas en Perú, mediante
un análisis contrastando sus obras las cuales fueron asesoradas por
historiadores de los Annales de la Segunda y Tercera generación con las
obras francesas pertenecientes a los historiadores de Annales durante el
siglo XX cuyo contexto predomina la búsqueda de nuevos enfoques de
estudio como Interdisciplinariedad, Larga duración y Nueva Historia
Económica Francesa. Además se analizará la influencia de Annales en la
historiografía del Perú del siglo XX y su desarrollo a contribuir en diferentes
temas de índole peruano aportando al desarrollo del país.

4) Marco Teórico

4.1) Base Teórica

4.1.1) Historiografía de la Escuela o Movimiento de Annales


4.1.1.1) Historia de la historiografía

La ciencia histórica nace en Alemania en el tránsito del siglo XVIII al


XIX. El historicismo es la cuna de la historia académica del siglo XIX y
de toda una tradición de crítica de las fuentes históricas. Uno de sus
principales representantes, Von Ranke, entendía la Historia como un
discurso fuertemente unitario en el que la política desempeñaba un
papel fundamental en torno al cual se desarrollaba el discurso
histórico. Era una Historia nacida al calor de la lucha por la unidad
alemana y justificadora del Estado-Nación propio de la ideología
nacionalista y liberal de los años centrales del siglo XIX. En ella, las
ideas políticas y los principios morales de los protagonistas
individuales (los reyes, los jefes de Estado o los grandes personajes)
dejaban de lado la historia de las colectividades, la historia económica
o la historia social. Esta historiografía estaba claramente influida por
la tendencia positivista. Los historiadores emergieron como una clase
profesional, lo que les llevó a desarrollar su disciplina como ciencia.

La influencia alemana hizo que se extendiese por Europa una visión


de la historia reducida a la mera reconstrucción de acontecimientos,
basada en el estudio de los documentos. Frente a esta forma de
hacer historia, surgieron a finales del siglo XIX, al margen de los
círculos académicos, nuevas alternativas historiográficas: las teorías
de Marx y de algunos sectores de la historiografía dominante: El
pensamiento marxista suponía una subversión profunda de la
historiografía. Incidía en la historia del movimiento obrero y en
ciencias sociales, como la Economía y la Sociología. Así mismo, entre
los historiadores académicos surgió el cultivo de la historia económica
y social, al centrarse en el estudio de las relaciones entre el Estado
-eje del análisis historicista-, la sociedad y la economía.
Los primeros cambios se produjeron en los Estados Unidos y en
Francia:

En EE. UU., surgió la idea de la que la Historia era una ciencia social
más y, por lo tanto, tenía que contribuir al descubrimiento de las leyes
del desarrollo humano. Así nació la historia científica, llamada “New
History”, como una rama de las ciencias sociales. No obstante, fue en
Francia donde nació la historia social. Hacia 1900, en torno a Berr,
nació una nueva clase de historia apoyada por las nuevas ciencias
sociales humanas, según la terminología francesa: geografía,
economía y sociología. Esta nueva historia se enfrentó con la historia
académica y de la confrontación salieron beneficiados los que han
sido considerados padres de la historia social: Febvre y Bloch,
fundadores en 1929 de la revista Annales d`histoire économique et
sociale.

La transición de la historiografía positivista o historicista-metódica no


se produjo hasta el período de entreguerras. La primera alternativa
fue la formada en torno a la revista Annales, de la que se hablará más
adelante.

4.1.1.2) Concepto de historiografía

Regresando al concepto de la historiografía, esta ha variado mucho


de acuerdo al progreso que se ha dado en los estudios de índole
históricos.

Según Regalado (2010) es un subgénero dentro de la disciplina


histórica que estudia lo que es producido en el campo de la historia y
a ella misma a través del tiempo. Por ejemplo las formas de escritura
en las distintas épocas donde se ha tenido que seleccionar distintos
momentos para caracterizar una época y comprenderla. El desarrollo
de la historiografía implica dos áreas: en el plano teórico analiza la
narración histórica y su composición con apoyo de la filosofía de la
historia y la teoría de la historia, sus causas y efectos, y en lo
práctico, evalúa como se expone la narración y su grado de
trascendencia en los lectores.

Para Macera (1977) es necesario contribuir a la sociedad con un


conocimiento histórico que renueve los anteriores lo que implicaría un
mejor conocimiento por su calidad, amplitud y contenido, es decir, que
la historiografía debe ser renovada constantemente ya que depende
del desarrollo del contexto y responde a las necesidades de una
sociedad. Por lo que, la historiografía es esencial para la elaboración
de cualquier trabajo, investigación de índole histórica para desarrollar
un análisis del tema o hechos que sean seleccionados bajo un criterio
conocedor de métodos e instrumentos de la época que logren.

Otros autores como Mendiola “De la historia a la historiografía” (1995)


define a la historiografía como un estudio de la representación que se
realiza en la sociedad acerca de las relaciones entre pasado,
presente y futuro, un acto reflexivo que se preocupa por descifrar los
efectos del pasado en el presente y viceversa, dirigida hacia el
pasado, ofreciendo el conocimiento de cada uno de los modos en que
la historia ha sido hecha como el paradigma de la práctica histórica.
Además de que se relaciona con la teoría de la historia con el fin de
legitimar su proceder en el quehacer histórico y orienta la
investigación histórica gracias a la reconstrucción de su historia. Por
medio de la historiografía, la historia puede diferenciarse de las otras
disciplinas y mantener su identidad a pesar de los cambios. Vincula a
la historia con su pasado (historia de la historia), la investigación
histórica con el futuro y la construcción de identidades colectivas con
el presente del contexto.
En conclusión, entender la historiografía como un conjunto de
elementos en los cuales los historiadores desarrollan una serie de
conocimientos científicos respondiendo a las necesidades del
contexto en el que se sitúa y refinar el conocimiento de los cambios
de la disciplina de la historia en el tiempo y en el espacio, sirve para
contextualizar un discurso histórico o un texto con precisión y para
conocer los instrumentos que usa el historiador para elaborar sus
investigaciones. Una construcción teórica y metodológica que de
acuerdo a determinados soportes permite desarrollar un discurso
coherente acerca del contexto del pasado. Una práctica científico-
social que necesita de fundamentaciones particulares y definiciones
sobre el conocimiento que puede aportar.

La historiografía no queda limitada al campo de la historia, por el


contrario, la historia es el suplemento de la historiografía, que solo
parece retrospectivamente como el suplemento de esta y a la vez es
un suplemento critico el cual identifica las fallas de la historia; tiene
lugar antes de la historia como su condición de posibilidad, es decir,
que todo efecto histórico resulta ser un efecto historiográfico en la que
se ocupa de la historicidad. El acto historiográfico es orientado por la
historicidad, la cual se refiere al conjunto de circunstancias que a lo
largo del tiempo constituyen el entramado de relaciones en las cuales
se inserta y cobra sentido algo, es el complejo de condiciones que
hacen que algo sea lo que es: puede ser un proceso, un concepto o
la propia vida.

La historiografía, esta se ocupa de la grafía histórica, del carácter


escrito de la historia, carácter que es su simultánea condición de
posibilidad e imposibilidad, independientemente de que se trate de
una historia efectivamente escrita en el sentido ordinario del término.
El campo de análisis de la historiografía es la impropiedad histórica
de la historia, ella misma no tiene un objeto propio de estudio: la
historicidad que la impulsa es impropia.

La misma filosofía, teoría y metodología de los historiadores son


asuntos pertinentes al estudio de la Historiografía con el énfasis
puesto en la forma en que esos asuntos influyen en el producto
historiográfico. Asimismo, la Historiografía faculta al historiógrafo
para determinación la historicidad del texto histórico, a la vez que lo
ubica en un contexto. Esa contextualización establece, entre otras
cosas, los antecedentes, las motivaciones, las tradiciones culturales,
que representa. Pero también se ocupa del contexto del autor, sobre
todo su formación, su ideología, sus antecedentes filosóficos, el lugar
social desde el cual habla o escribe. Reconoce que el imaginario del
pasado siempre cambia y que cada época inventa su pasado y lo
ajusta a su presente. El principio de que el presente determina el
pasado, se equipara a la idea más convencional de que el pasado
determina el presente. De ese modo, el papel del historiador como
productor de textos se realza.

4.1.1.3) Annales

En esa perspectiva, en el desarrollo de la historiografía occidental


destaca Francia, con el llamado movimiento o escuela de los Annales,
el cual, según Iggers (1998) básicamente, el concepto de ciencia y la
práctica de los historiadores de los Annales son complejos,
comparten las ideas de un método y del conocimiento científico de las
corrientes socio-históricas. También modifican el concepto de tiempo,
que deja de ser considerado como un movimiento unidimensional del
pasado hacia el futuro y al tiempo que continúan los esfuerzos socio
científicos de la ciencia histórica en el siglo XX, van más allá de la
historia social moderna y persiguen una historia cultural que pone en
cuestión muchas de las premisas de la historiografía social moderna.
Estos historiadores no se consideran una escuela, más bien
comparten una actitud de búsqueda de nuevos métodos y enfoques
de investigación, si bien la exposición de sus trabajos excluye
siempre las formas tradicionales de la historia política y cultural
narrativa. Del mismo modo se busca que la praxis prevalezca siempre
sobre la teoría. Con todo los Annales se han convertido en una
escuela institucionalizada y muy influida por sus fundadores: Febvre y
Bloch.

Iggers menciona que aunque los fundamentos de los Annales se


asentaron antes de la fundación de la revista en 1929, ésta no
representaba ninguna doctrina, en sus orígenes se creó con el
nombre de Annales de Historia económica y social y después de 1946
para resaltar su carácter interdisciplinario, pasó a llamarse Annales.
Economías. Sociedades. Civilizaciones. Los Annales integraban las
disciplinas parciales en las ciencias del hombre, renunciaron a
formular una teoría de la historia o de la historiografía, tan solo se
propuso ofrecer un foro interdisciplinario a las nuevas corrientes y
enfoques. En las grandes obras los historiadores de los Annales
lograron unir la cientificidad rigurosa con una buena exposición
narrativa, lo que les abrió a un amplio público lector.

Iggers afirma que en 1946 los Annales se institucionalizan


integrándose en la Ecole Pratique des Hautes Études, fundada en
1868 para la formación de investigadores. Esta institucionalización
favoreció la investigación interdisciplinaria y el proceso de largas
cadenas de datos por medios informáticos así como la aparición de
trabajos muy especializados. En las obras de los historiadores de los
Annales el Estado y la economía se integran en una consideración
global de la sociedad y los hombres individuales rara vez aparecen en
estos trabajos; se niega el concepto idealista de la personalidad, del
individuo, fundamental para la concepción burguesa culta del siglo
XIX. También se rompe con la idea historicista tradicional acerca del
desarrollo de la historia, se rompe con el concepto de un tiempo de
progresión lineal, se aprecian tiempos muy diversos: larga duración,
el tiempo lento de las estructuras sociales y económicas o coyunturas
y el tiempo rápido de los acontecimientos políticos. Junto con el
concepto de tiempo se pierde también la confianza en el progreso
ilimitado y la fe en la supremacía de la moderna cultura occidental
burguesa en la historia y el concepto de nación se disuelve, de modo
que la historiografía de los Annales es regional o bien supranacional.

Existe una continuidad entre las concepciones de historia y los


métodos de Febvre y Bloch y de los historiadores posteriores de los
Annales, pero a lo largo del siglo, los Annales reflejan los cambios
más relevantes del pensamiento histórico del siglo XX. En los trabajos
posteriores a la II Guerra Mundial se percibe una tensión entre un
concepto de ciencia fuertemente empírico, en algunos aspectos
positivistas, y otro estructuralista que pone en duda ese positivismo.
Braudel resalta los fundamentos materiales de la historia, en los que
incluye los factores climáticos, geográficos, tecnológicos, biológicos, y
los condicionados por el mercado, que a su vez son configurados por
los hombres; y en la historia económica de Francia se interesa por las
grandes coyunturas cíclicas que son necesarias para comprender la
estabilidad histórica y el cambio histórico. Sus discípulos dieron el
paso siguiente, la historia económica y social cuantitativa.

Junto a los aspectos materialistas de la historiografía de los Annales


en los años 1960 y primeros de los 1970, se desarrolla la Historia de
las Mentalidades que señala la existencia de elementos psicológicos
más difusos que las ideas y que se diferencian de éstas en que son
propiedad de una colectividad, no de un solo individuo ni resultan del
pensamiento de un grupo de individuos. En los años 70 la Historia de
las Mentalidades se asocia con una historia serial en la que se
procesan largas secuencias de datos electrónicamente.

Los trabajos de los historiadores de los Annales parecen descuidar la


historia posterior a 1789 y se centran en el estudio de las épocas pre
modernas, ello se debe a que las concepciones y los métodos de
estos historiadores se pueden aplicar mejor a las sociedades
relativamente estables que no a aquellas sujetas a continuos y
drásticos cambios.

Burke (1990) relata que la Escuela de Annales en su Primera


Generación se encuentra en una época fundacional y un llamado a la
interdisciplinariedad, al dialogo con las ciencias sociales y el uso de
sus metodologías para el aumento y desarrollo de fuentes que
promovían una variedad de investigación. Hace mención de un triple
combate a favor de una historia totalitaria además de estar a favor de
un quehacer histórico en planteamientos de problemas e hipótesis. El
IX Congreso de Historia en Paris promueve la expansión de las
propuestas francesas y bajo la que se denomina la Segunda
Generación se establece el desarrollo de los tiempos históricos, la
larga, media y corta duración. Con un desarrollo de la Historia Social
y Económica en conjunto y el constante aumento de una variedad de
fuentes. Finalmente la Tercera Generación se caracteriza por el
estudio de la Historia de la Mentalidades en el que distintos objetos
de estudios aparecen y conllevan a una heterogeneidad y
consecuentemente a un policentrismo. Sin embargo, las prácticas
instrumentales de los campos logran enriquecer la historia.

La Escuela de Annales para Dossé (2006) se caracteriza por plantear


preguntas en un intento de promover métodos para una elaboración
de investigaciones y la formación de un nuevo modo de hacer
historia. El manejo de diferentes tipos de fuentes y su interpretación
también distingue a Annales con una interacción con las ciencias
sociales y sus procedimientos. Posee una plasticidad y movilidad
debido a que niega las teorías de la historia tradicional y apuesta por
el desarrollo de una historia total. Algo resaltante de la obra es la
mención del contexto en el que se crea Annales, el autor relata que
se erige sobre una situación de postguerra en el plano mundial y en
las ciencias sociales, el crack de 1929 denota una situación donde
entra en crisis el capitalismo que pone en duda la idea del progreso
de la humanidad y la reestructuración de las bases de lo económico y
social bajo este escenario social, Annales se adapta cuantificando las
variables económicas. Otro proceso de importancia es el trauma de la
Primera Guerra Mundial que significo el fracaso de la historia-batalla y
la búsqueda de la ruptura del eurocentrismo esto aclara la
incertidumbres de los medios intelectuales.

Los primeros Annales necesitan de contenidos y objetos de estudios


nuevos por lo que combaten con la heurística clásica propia de la
historiografía decimonónica. Con Febvre y Bloch a la cabeza niegan
el discurso, análisis político y promueve el campo de la historia hacia
otros horizontes con el aprendizaje de métodos e hipótesis de otras
ciencias sociales reagrupando estas ciencias en torno a la historia.
Sus ejes de investigación son el estudio demográfico, económico y
social asimismo se da la elaboración de un estudio de la mentalidad
que se desarrollara con amplitud en la denominada Tercera
Generación. La Segunda Generación se desarrolla bajo un panorama
de reconstrucción europea y evolución el mundo contemporáneo que
necesita nuevas categorías de análisis. Privilegia el estudio
económico en la historia y permanece con el proyecto de una historia
global, lo importante de Braudel es la capacidad de observación,
clasificación y comparación; junto con Levi-Strauss, Braudel elabora
las temporalidades de la historia en respuesta de una modificación de
una historia historizante, ofrece la ventaja de un estudio más
elaborado de los fenómenos sociales. La Tercera Generación se
especializa en la Historia de las Mentalidades que se desarrolló en
tiempo casi inmóvil, la Revolución del 68 influye en la recuperación de
los temas de protesta que requieren de una interrogación del pasado,
la historia antropológica también contribuye al desarrollo de los
estudios de la mentalidad que fundamenta el pensamiento colectivo
de una época o grupo social superando la ideología. Posteriormente
aparece la Historia Cultural que trae consigo una nueva capacidad de
cambio debido a que con el proyecto de una historia total y las
constantes innovaciones de métodos de otras ciencias sociales, los
Annales llegan a un policentrismo y heterogeneidad de los estudios
históricos.

La trascendencia de la Escuela de Annales renueva el discurso


histórico privilegiando los fenómenos económicos y sociales antes
abandonados integrando elementos para el estudio del pasado y el
presente.

Hernández (2004) resalta a Annales por su obsesión metódica al


plantear problemas de manera original y el manejo diverso de
distintas fuentes. Los primeros Annales buscan nuevos métodos más
complicados para un desarrollo amplio de la historia. Diversas
ciencias sociales como la sociología, antropología, lingüística,
económica, geografía, psicología, entre otras modifican el discurso
histórico y se interrelacionan con la historia. Con Febvre y Bloch se
propone una recomposición del campo historiográfico cuyo ideal es
una historia total bajo una construcción práctica para desarrollar una
teoría historiográfica propia donde la historia se organiza en un plano
de auge y expansión. La segunda etapa, la Historia Económica facilita
la división del proceso histórico en tiempos y la perspectiva de un
pensamiento cuantitativo junto con el estructuralismo y
cuantitativismo. Y el tercer período con una aproximación
macroestructural de la historiografía se desarrolla el estudio de las
mentalidades como los sentimientos, emociones, creencias,
representaciones, edades, etc. Hace mención también del declive de
este estudio en la década de 1980 y da paso a una nueva Historia
Cultural que a su vez generó debates acerca de un replanteamiento
de la historia.

Liliana Regalado (2010) menciona que la Escuela de Annales se sitúa


en un siglo XX caracterizado por un tránsito del desarrollo del
pensamiento histórico, la teoría y la práctica historiográfica que en sus
inicios seguirá ligada a la Historia tradicional. Los historiadores de
Annales influenciados por el impacto de la Primera Guerra Mundial
cuestionan la Historia-batalla, sus bases en Durkheim, Berr y Vidal, el
alejamiento de la filosofía, el positivismo, la crítica hacia el
narrativismo. La primera generación es de gran importancia debido a
que pudo expresar con brevedad el proceso de transición
abandonado por el modelo decimonónico para dar paso a una nueva
forma de hacer historia; apuntan a una historia totalizante con Febvre
y Bloch a la cabeza pero cuando pasa a manos de Braudel se percibe
una relación con el Marxismo y una renovación que lleva a la historia
problema, a una historia sometida a continuos cambios en el tiempo y
espacio. Esta segunda generación comienza a estudiar otros
territorios como Asia, África y América, valorizando la demografía.
Existe un desarrollo sistemático de las investigaciones históricas y un
trabajo en común entre las disciplinas sociales. Regalado hace
mención que la tercera generación destaca el desarrollo de la Historia
de las Mentalidades que era el desarrollo de un trabajo histórico del
pensamiento, cosmovisión y subjetividad con un énfasis en las
colectividades para una mayor comprensión de los procesos
históricos. Influencias como una geografía mas especializada, la
Historia política en diferente perspectiva, la parición y difusión de la
Historia cuantitativa y serial junto con el enriquecimiento de la
antropología histórica. Una cuarta generación se centra en el debate
metodológico enfatizando la interdisciplinariedad y el papel de los
personajes en los temas de estudio. En general, los historiadores de
esta escuela se abren a métodos de las ciencias sociales y
consideran todo tipo de fuentes válidas para las preguntas e hipótesis
que un historiador pueda plantearse.

4.1.1.4) ¿Movimiento o Escuela?

Resaltando las denominaciones con las que se conoce a Annales, ha


habido hasta la actualidad contradicciones. Para Burke (1990) se deja
a criterio la denominación acerca de Annales, puesto que en la
mayoría de los lugares donde se ha recepcionado su influencia es
conocida como Escuela.

Con Aguirre Rojas (1999) llamar “escuela” a Annales implicaría una


metodología determinada que orientase a un desarrollo determinado.
Sin embargo, los representantes de los Annales aclaran que no son
una “escuela” es decir, una doctrina definida sino que tienen en
común buscar nuevos métodos y enfoques de investigación. Pero
Annales e convirtió en una especie de escuela científica o
institucionalizada después de la II Guerra Mundial.

A pesar de su institucionalización realizada durante la Segunda


Generación incorporándose a un sector de la Universidad de
Estrasburgo, obteniendo un espacio estable para poder infundir la
Revista y obtener un intercambio de métodos entre otras ciencias
sociales, se determina a Annales como movimiento, ya que según
Carlos Aguirre (1999) Annales no ha sido un proyecto intelectual
único sino que se ha constituido de varias vertientes, desde la primera
generación cuyos máximos representantes fueron Febvre y Bloch,
hasta la tercera generación con Le Roy Ladurie, entre otros; además
Annales ha carecido de un proyecto intelectual y de una línea
continua respecto a lo teórico y metodológico.

4.1.2) Historiadores peruanos

Durante los años 60, según Macera (1977) un problema que se


hallaba en la universidades peruanas era el llamado “procerismo” el
cual interpreta como una autoridad muy competente puede
transformarse en una imagen pública que ocupe importantes cargos y
se le conceda el grado de “una estatua de yeso”. Menciona esto para
una aproximación a lo que puede llegar una contraparte del
historiador, ya que debe dedicarse a la investigación y análisis. Esto
refleja la falta de metodologías innovadoras y carencia de gobierno al
no proveer la investigación lo que conllevaría para algunos
estudiantes peruanos de Historia a viajar en busca de mejores
expectativas. El contexto social y político en el que se desenvuelve la
generación del 60 en el Perú está marcado por una serie de
transformaciones especialmente el impacto del castrismo (1959) en el
que generó en el Perú un fuerte incremento de la lucha comunista
armada ya que Cuba se convirtió en el génesis de la expansión
comunista para Latinoamérica; la teoría foquista que consiste en que
los “focos” debían tomar como base social al campesinado y que un
pequeño foco que iniciara acciones típicas de la guerra de guerrillas
podría lograr con rapidez que la revolución se extendiera, obteniendo
así el levantamiento de las masas y el derrocamiento del régimen; la
doctrina cepaliana que denomina a los países desarrollados como
países de centro y a los países en desarrollo desde el punto de
vista tecnológico y productivo con objetivos económicos como
elevar la productividad e inversión; y la intervención militar en las
universidades y en la política de país.

Macera intenta clasificar a los historiadores de la época y a los que


les sirvió de guía a lo largo de su carrera como historiador por medio
de generaciones en la que se determina el desarrollo historiográfico
de acuerdo a lo acontecido de forma global. Respecto a los
historiadores, Macera toma en cuenta no solo a los investigadores
que producen conocimientos científicos, sino también a los que
contribuyen a la formación de la conciencia histórica de manera
involuntaria, ya que sin ellos no podría asimilarse los conocimientos.

Respecto al contexto en el que se hallaba el historiador peruano, se


encontraba en un período de diferenciación entre las universidades al
nivel social el cual influenciaría de manera económica y social a los
estudiantes (Crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial).

La historiografía se halla entre la historia social, agraria, etnohistoria y


arqueología a principios de los años 60, burocratizada no se creía
posible una renovación de la historiografía peruana y causa que los
historiadores peruanos se internacionalicen en sus técnicas y
métodos por medio de becas al extranjero. Concluye que hay una
evolución respecto a la composición de historiadores peruanos que
en la primera mitad del siglo XX que reemplazó la oligarquía por las
clases urbanas. Aquí es donde comienza una serie de cambios en las
que la historiografía peruana será realizada con influencias
metodológicas, ideológicas y funcionales. Existe entonces en el siglo
XX una crisis general del sistema económico social peruano en la que
hay una radicalización profesional y una masificación cultural.

Flores Galindo (1988) afirma que toda historiografía es propia de las


necesidades de su época, de la sociedad que la escribe, en tanto en
el Perú la conexión entre historia y política es profunda. Uno de los
motivos de ello es que no existe una especialización en el trabajo del
historiador, este cumple las diferentes funciones que puede cumplir
(investigar, enseñar o exponer) ello demuestra no solo los escasos
ingresos de los que disponen, sino también la demanda que hay de
ellos. Centra su trabajo en la historiografía del Perú, la historia hecha
en el país; y toma aquellos casos de historiadores foráneos que
hayan influido en esta historiografía. Sitúa la fecha de nacimiento de
la historiografía moderna en 1910, momento en el que José Riva
Agüero publicó su obra “La historia en el Perú”; la cual considera un
balance de lo que hasta ese entonces se había escrito y sobre todo
una primera síntesis interpretativa de la historia peruana. Elaboró un
paradigma que luego sería reiterado y prolongado en la obra de otros
historiadores. Reconoce la debilidad de la nación peruana
denominándola como una empresa poco exitosa, muestra de ello será
el fracaso de la guerra contra Chile y resalta la debilidad a la larga y
antigua ausencia de una clase dirigente, capaz de estas a la altura de
los acontecimientos.

Para Flores Galindo se inicia así un período en el que la historiografía


estaría marcada por el afán de pensar en otras posibilidades
encerradas en el pasado. Así nace la idea del Perú como un país de
las oportunidades perdidas, olvidándose prácticamente un gran
pasado, o recordando, con vistas al futuro, como utópico. Se generó
así un pasado desalentador, y Riva Agüero le dio a la Historia la tarea
de construir la nación peruana afirmando que la patria es una
creación histórica: una nación que no era más que la síntesis de las
tradiciones culturales existentes en el país, a cargo de una clase
dirigente capaz, este concepto terminará siendo hispanista y
tradicionalista (con Porras Barrenechea, Bartolomé Herrera, Lohman
y Del Busto).

Esta historiografía, según Flores Galindo, estará muy ligada a la


Escuela de estudios Hispanoamericanos de Sevilla, bajo cuyo modelo
se establecerá el instituto Riva Agüero. Lo cual facilita también el
intercambio entre alumnos y profesores. Todo ello bajo el marco de
un catolicismo conservador y como principales instrumentos la
Revista Histórica y la Academia de la Historia. La historia que se
elaboró fue llevada a las universidades y de estas a las escuelas. Se
difundió y obtuvo papel de oficial. Sin embargo, surgieron también
oposiciones: en la década del 20 surgen los indigenistas, quienes
emprenden el estudio del pasado prehispánico, en especial de los
incas, con un tono que iba más allá del hasta rozar el ensayo y la
reivindicación social. Encontramos personalidades como: Valcárcel,
Tello y Romero.

Para Flores Galindo, estos poseían una visión del Perú diferente,
desprendida del concepto de nación y más bien de dos o más
naciones; un país dual. Cuando la vida intelectual es hegemonizada
por la derecha, el indigenismo se repliega al ámbito académico,
siendo su principal núcleo la Universidad de San Marcos y se da los
inicios de la etnohistoria peruana. Otros historiadores de esta
corriente trabajarán en provincias. El indigenismo se alejará del
Marxismo y luego, y con eso de alejarán de esta bibliografía. Sin
embargo, como se da en otros lugares, en Perú también hubo
historiadores que permanecieron al margen de las corrientes
existentes. El caso más celebre es el de Basadre nacido a principios
del siglo, 1903. Se interesó por temas de la República, elaboró así su
principal obra, el ensayo Perú: Problema y posibilidad. Se interesó por
la teoría de la Historia y las discusiones metodológicas.

Con esta coyuntura, el cambio vino desde afuera. Fueron tres los
investigadores norteamericanos: Rowe, Murra y Zuleima, los que
renovarían los conocimientos sobre los Incas y el resto del mundo
andino, despojando a estos pueblos de los contenidos ideológicos
que les habían sumado; introdujeron la antropología económica y
generaron o re-descubrieron varios conceptos olvidados. Luego de
esto la Academia de Historia comenzó a decaer, casi de deja de
publicar la Revista Histórica y se despoblaron los seminarios de
Instituto Riva Agüero. Todo ello estuvo relacionado con el cambio de
régimen que se dio con la entrada de Velasco. Con él terminaría el
oligárquico y sus intelectuales perderían soporte social.

El vacío que quedo fue cubierto por otra historiografía marcada por el
marxismo, quien comienza a publicar ágilmente, respaldado por en la
existencia de una significativa demanda. Dos serán los temas que
investigaran: historia económica y estudio de los movimientos
sociales de diferentes actores. Pocos eran historiadores, pero todos
tributarios del marxismo; y la mayoría provincianos residentes en
Lima.

Posteriormente, lo división existente entre los historiografía sobre


historia económica y la otra sobre historia social, se hará más
profunda. La primera estará ligada a círculos más académicos, con
resonancias y apoyo en el extranjero; mientras que la segunda se
dará sobre todo en provincias interesado en un público inmediato:
universitarios y clases sociales relegadas.

El Instituto de estudios Peruanos, cobrará protagonismo. Los


primeros poco a poco harán una historia despolitizada, utilizarán la
computación y búsqueda de financiamiento externo; mientras los
segundo se estancarán en el trabajo artesanal y se encasillarán el en
marxismo, dando origen a la llamada “idea crítica”: los males del Perú
se inician con la conquista. Esta idea en muchos casos llegó hasta la
escuela mediante los maestros y sustituyendo en muchos casos a la
versión tradicionalista. Ello es relevante puesto que se dio en un
momento en el que el número de escolares de multiplica
constantemente, llegando a zonas rurales. Así mismo sucede en el
caso de universitarios, proliferando en muchos casos el desempleo.
Varios historiadores provenían de familias humildes y partieron de la
investigación de sus raíces: Manuel Burga y Heraclio Bonilla.

Un sector del marxismo académico, se terminó fundiendo con la


etnohistoria e historiografía que se hacía en el exterior del Perú. Se
da una renovación temática, pero no por ello conceptual. Aun se veía
la influencia de Riva Agüero, con la preocupación por la nación y el
lamentar las oportunidades perdidas. Muestra de ello es la obra de
Cotler “Clase, Estado y Nación en el Perú” (1978) y la de Bonilla “La
independencia en el Perú” (1972). Libros, que evidencian el
desconocimiento de los autores sobre sus antecesores y la influencia
de Riva Agüero. Es importante como en esta época existe un total
desinterés por la historiografía.

Flores Galindo concluye esta primera parte haciendo notar que en el


Perú, las discusiones que se dan entre historiadores se deben a que
estos superponen problemas historiográficos y problemas personales.
Que al hacer Historia; la política y sus tendencias están inmersas, los
problemas intelectuales no son resueltos e incluso se linda con el
terreno de las pasiones personales. Afirma que en muchas ocasiones
la búsqueda de la imagen del Perú se confunde con la búsqueda de
una identidad personal. Hay una tendencia generalizada a pensar en
larga duración; a buscar las causas en un pasado remoto (como
expiación) y a adoptar con ello un aura profética.

En este mismo contexto, se desarrollaba “La Nueva Historia” que,


según Drinot (2000) tal como la “Nouvelle Histoire” francesa de 1930,
la “Nueva historia” peruana se basó en una crítica a la historia
tradicional y proponía una historia científica y políticamente relevante
que pudiera romper los muros de la disciplina e incorporar las
perspectivas que ofrecían otras ciencias sociales, influenciada por
una mezcla ecléctica de perspectivas teóricas importadas, como eran
la nueva historia social inglesa, el marxismo althusseriano, la escuela
de los Annales y la teoría de la dependencia. Al mismo tiempo,
encontraron en José Carlos Mariátegui un marco conceptual original y
en gran parte autóctono según el cual interpretar la historia y
sociedad peruana. Por cierto, la Nueva Historia también se nutrió de
una tradición académica histórica sólida, representada por Basadre y
Macera, y rechazaba abiertamente la historiografía conservadora e
hispanista. En cuanto a Los practicantes de la Nueva Historia eran
producto y reflejo de una sociedad en pleno cambio y la mayoría de
estos historiadores combinaban sus investigaciones académicas con
una militancia política activa.

El objetivo de la nueva historia no era tanto contribuir a la


historiografía peruana sino cambiar la conciencia histórica nacional:
reescribir la historia peruana de tal manera que surjan a la luz los
sistemas de dominación oligarcas que, de la Conquista en adelante,
habían mantenido a los peruanos en cadenas, y rescatar tradiciones
de resistencia que apuntaban al potencial revolucionario de los
grupos subordinados. El deber revolucionario del historiador militante
parece haber sido dar a los peruanos mitos formativos alternativos y
ejemplos históricos de comportamiento revolucionario.
Lo que caracterizó a la “Nueva historia” fue su variada y dinámica
producción historiográfica, la que suscitó varios importantes debates,
según eso, es posible discernir dos movimientos en la revolución de
la Nueva Historia: el primero, fue una reacción frente la historiografía
tradicional, conservadora e hispanista, que tenía un claro tinte de
denuncia: su meta era subvertir esa vieja historiografía al sacar a la
luz los sistemas de dominación que las elites coloniales y nacionales
habían construido. Según esta perspectiva, la conciencia histórica
que producía estos sistemas ayudaba a sostenerlos; el segundo
movimiento, fue una reacción frente a sus simplificaciones y su
incapacidad para reconocer el papel de los subordinados en la
conformación, desde abajo, de la historia peruana; según Chocano y
Flores Galindo, si bien se buscó subvertir la historiografía tradicional,
hasta mitad de la década de 1980, la “Nueva historia” compartía con
su rival una visión común “ucrónica‟ de la historia peruana. Según
esta visión, la historia peruana era una historia de fracaso. En
respuesta a una historia de fracaso nacional, Flores Galindo hizo un
llamado a una historia distinta, que sacaría a la luz la forma en que
los problemas del país, en cuanto a Chocano, argumentó a favor de
una historia que rescataba las voces y tradiciones de los pobres y
oprimidos, una historia no-unitaria que reconociera la diversidad
cultural que caracterizaba al Perú. Esta nueva perspectiva se nutrió
de desarrollos dentro del marxismo, en particular los aportes de E. P.
Thompson sobre la economía moral y la creciente influencia de
nociones gramscianas de hegemonía; además, los historiadores
comenzaron a incorporar las metodologías de la antropología y el
psicoanálisis, al modificar sus enfoques desde el objeto, las
estructuras y los procesos económicos hacia el sujeto, la cultura y la
identidad. Tanto historiadores peruanos como extranjeros habían
comenzado a producir una historia verdaderamente distinta; una
historia que buscaba mostrar “las muchas caras del Perú”, tal como
había esperado Flores Galindo. El trabajo de dichos historiadores
reflejaba la transición de un intento de historia total basado en un
análisis estructural a una historia de las mentalidades.

Según Flores Galindo (1988), es así que aparece Macera, quien entre
el 1975 y 1985, ha venido pronunciándose sobre los acontecimientos
nacionales, ofreciendo interpretaciones históricas sobre lo que sucede
y sucederá. Todo ello fue reunido en su obra: Las furias y las penas.
El, como Basadre, trabajo de manera independiente. Discípulo de
Porras, interesado en el tema de los precursores. Es el primero en
formular una historia de las mentalidades. Se interesó por diferentes
épocas de estudio. En su viaje por Francia se interesa por la historia
económica, realizando una serie de investigaciones, pocas
publicadas. Tiene muchos discípulos entre los que se encuentras:
Kapsoli, Burga y el mismo Flores Galindo. Para Flores Galindo, la
obra de Macera revela la complejidad de la labor del historiador en el
Perú. Porque la mayoría del actuar del hombre sobre este territorio
es desconocido por la ausencia de fuentes escritas. Es llevar a cabo
una disciplina basada en documentos en un país donde estos son
excepcionales. La gran multiculturalidad, los cambios de idioma, etc.
complejizan a un más el panorama. Los problemas sociales del país,
también complican esta labor. Finalmente lo difícil de desentrañar de
lo andino, el posee una visión tan cerrada del país, casi inalcanzable,
son otros problemas a enfrentar. Afirma que de 1920 a 1986 se ha
pasado de la búsqueda de un alma nacional, que era en realidad “un
espejo” en el que se reflejan los deseos particulares de ciertos
intelectuales, al descubrimiento de los otros: el rostro múltiple de un
país conformado por varias tradiciones culturales. Se comenzó a
construir otra imagen del país, borrosa e imprecisa, pero con
constantes aportes. Se ha dejado la obsesión por el pasado, por mirar
hacia el futuro, y a usar la historia como un instrumento para edificar
cosas nuevas.

Flores Galindo concluye su trabajo afirmando que la ciencia histórica,


no se dará plenamente hasta que se soluciones los problemas
sociales que una aquejan al país, hasta que se mejore la calidad de
vida de los nacionales (estudiantes) y se logre estabilidad.

Retomando a Drinot (2000) menciona que a pesar de su influencia y


éxito, en la década de 1980 los estudiosos de la “Nueva historia” se
enfrentaron a una serie de desafíos que afectaron su dominación de
la producción historiográfica. Por un lado, una crisis económica aguda
comenzó a erosionar sus escasos ingresos universitarios. Muchos
abandonaron sus puestos de trabajo o se vieron obligados a
combinar sus intereses académicos con trabajo en otras áreas.
Algunos se sumaron a los flujos migratorios hacia el Norte. Otros se
reinventaron como consultores para ONG locales. Al mismo tiempo, y
no menos importante, la guerra interna entre Sendero Luminoso y el
Estado peruano hizo de la investigación histórica una actividad
peligrosa. A algunos historiadores de izquierda se les acusó de
simpatizar con, o de ser parte de la “subversión”. Muchos
historiadores extranjeros, con cierta justificación, dejaron de venir al
Perú. Para los historiadores peruanos, las dificultades creadas por la
guerra se sumaron a las dificultades que enfrentaban producto de la
crisis económica, por último, también tuvo que enfrentar el colapso
del mundo bipolar y su impacto sobre la izquierda peruana. En este
sentido, la crisis de la “Nueva historia” no fue principalmente una
crisis de una forma de hacer historia sino del papel que los nuevos
historiadores se habían asignado y de los sectores sociales que, una
vez conscientes, llevarían a cabo la transformación de la sociedad
peruana.
En este caso, los historiadores que vivieron este contexto descrito por
Macera y Flores Galindo son Burga y Germán Peralta, los cuales
viajan a Francia para actualizar sus técnicas y métodos para elaborar
temas de índole peruanos dentro de un contexto francés en el que el
impacto del Maoísmo mediante la creación de movimientos maoístas
que estaban, en la mayoría de los casos, formados
principalmente por las oleadas del radicalismo estudiantil durante
los años 60 y 70; la influencia de la Guerra Fría que tuvo como
consecuencia la creación de guerrillas las cuales querían
implantar el sistema que ellos consideraban mejor en sus países
y que generaría la Revolución cubana; la influencia de Mayo del 68 en
el que el gobierno francés reconoció la necesidad de emprender
una política de reformas profundas para hacer frente al malestar
social, económico, político y laboral existente en el país, es de gran
importancia debido a que influye e cambios políticos, sociales,
económicos e intelectuales. Genera una nueva coyuntura intelectual
que dará paso al desarrollo de diversas investigaciones y deja de
lado las visiones tradicionalistas que imperaban en los ciencias
sociales. Se replantean temas como la Iglesia, el lenguaje, la ciencia,
la realidad del problema nacional y el tema ecológico. Sus
antecedentes tienen implicaciones económicas, graves deterioros en
el sector económico reflejado en la crisis industrial y por consiguiente
en el sector laboral aumentan en los años 60. En lo político se
cuestiona el sistema de dominación europeo y estadounidense sobre
las antiguas colonias. Además del descontento hacia el General De
Gaulle cuyo gobierno reprochaban de ilegítimo y por el impacto de
este movimiento convoca a elecciones y posteriormente se generan
reformas políticas para calmar el malestar social; y la Revolución
argelina que refleja la descolonización de Francia y la independencia
de Argelia mediante un enfrentamiento armado en el que los militares
argelinos que habían colaborado en liberar Francia, se vieron
indignados por el trato que los franceses daban a los ciudadanos
nativos. Tras la guerra de Indochina, fueron bastantes los soldados
argelinos que empezaron a considerar que era el momento de
obtener la independencia de Francia y significó la expulsión de
minorías como judíos y colonos europeos de origen francés, italiano y
español y la creación de un Estado socialista e islámico, con el Frente
como la única organización política legal. La economía estaría
controlada por el Estado.

4.2) Definición de Términos

4.2.1) Historia Total

Este término es uno de los objetivos que plantea Annales en la


Primera Generación. Puede atribuirse a Pierre Vilar, que lo define
como la articulación de las estructuras con los acontecimientos, ya
que el objeto de la ciencia histórica es la dinámica de las sociedades
humanas. No es únicamente la de los hombres poderosos ni la de las
batallas decisivas. Es también la historia de las masas, de las clases
y de la lucha de clases, y del pensamiento de cada época.

4.2.2) Interdisciplinariedad

Este término se llega a consolidar en la Tercera Generación de Annales.


Involucra grupos de investigadores, estudiantes y maestros en la
búsqueda de un fin común, en este caso, las ciencias sociales se
conectan entre si aportando sus métodos, teorías e instrumentos de
investigación para un estudio más completo de las ciencias sociales.

4.2.3) Policentrismo

Es la dispersión, en este caso, de la historia en diversas ramas


implicadas con otras ciencias sociales. Dicho término implica un
debate acerca de su realidad, ya que durante la tercera Generación
hay una ruptura en la cual al tener contacto con otras ciencias
sociales, la historia obtiene varias ramas que comparte con dichas
ciencias lo que causa que algunos miembros se sitúen en otros
planos, aumentando los temas de investigación y contradiciendo el
objetivo de historia total que se planteó en la Primera Generación.

4.2.4) Larga duración

Corresponde a las estructuras las cuales dominan los problemas de


Larga duración, estas estructuras con una realidad que el tiempo
tarda enormemente en desgastar y en transformar. Este estudio lleva
a una amplitud de ciclos, interciclos y crisis estructurales que traen
consigo permanencias de sistemas o civilizaciones económicas.
Implica un cambio en la forma de plantear un problema, un nuevo
enfoque de la concepción de lo social que trasciende en cuestiones
para una Historia Total.

4.2.5) Nueva Historia Económica Francesa

Fernand Braudel refuerza la Historia Económica de Francia, toma a la


Historia Económica como historia global cambiando a una nueva
perspectiva metodológica con la que fue asumida. Esto conlleva a la
redefinición de sus dimensiones tradicionales, propuso el cambio de
la historia cuantitativa a la historia serial y extiende el ejercicio de la
Historia Económica Comparada que consistió en contrastar estudios
económicos de distintas partes del mundo con ello, los Annales
alcanzan el más alto desarrollo en la Historia Económica de esa
época. Depende también del sistema político y social en el que se
desarrolle.

5) Objetivos

5.1) Objetivo central:

 Explicar la influencia que tuvo la historiografía de la Escuela de los


Annales en los historiadores peruanos Manuel Burga y Germán
Peralta
5.2) Objetivos específicos:

 Analizar como los historiadores peruanos se desenvuelven en el


contexto de los años 60 y 70 y que motiva a los historiadores
seleccionados a viajar a Francia donde se desarrollan cambios en los
años 60.

 Conocer como influyó la relación entre los historiadores franceses y


peruanos según los casos estudiados

 Analizar la influencia de las categorías: Larga duración, Historia


Económica e Interdisciplinariedad de la historiografía de la escuela de
Annales en las obras de los historiadores peruanos Manuel Burga y
Germán Peralta a través de un análisis comparativo con obras de los
Annales y determinar la influencia de esta historiografía francesa a
través de estos elementos.

6) Hipótesis

a) General

La historiografía de la Escuela de Annales influenció en el desarrollo de


la historiografía peruana del siglo XX a través de los trabajos de historia
de Manuel Burga y German Peralta los cuales estudiaron en Francia en
L’ Ecole des Hautes y fueron asesorados por historiadores integrantes de
Annales caracterizada por Larga duración, Nueva Historia Económica
Francesa e Interdisciplinariedad que influencio en la historiografía
peruana en la mitad del siglo XX, expresamente en los trabajos de los
historiadores Manuel Burga y Germán Peralta, en ambos casos sus
investigaciones "De la Encomienda a la hacienda capitalista. El Valle de
Jequetepeque del siglo XVI al XX" y "Los mecanismos del comercio
negrero" (1990) fueron resultado de la orientación de historiadores como
Ruggiero Romano y Fernand Braudel, influenciados por los
acontecimientos ocurridos en el contexto francés referentes al estudio de
las dinámicas agrarias y a los nuevos enfoques historiográficos
marcados por la Revolución del 68 y diversos acontecimientos socio-
económicos que colocaron un fuerte interés en las sociedades
latinoamericanas y en el Perú con un contexto de cambios políticos y
sociales muy importantes como la Reforma Agraria, Revolución
educativa, el Gobierno militar, el concepto de campesinos que generan el
viaje de historiadores peruanos debido a la necesidad de nuevos
enfoques y métodos históricos innovadores.

b) Especificas
 Los historiadores peruanos se desenvuelven en un contexto que
carecía de estudios profundos en el desarrollo de los años 60 y 70 de
cambios políticos y sociales muy importantes como la Reforma
Agraria, Revolución educativa, el Gobierno militar, el concepto de
campesinos, etc.
 Los historiadores peruanos seleccionados viajan a Francia que se
encuentre en un panorama de procesos socio-políticos que ocurren
en Europa y Asia, la Revolución China, Revolución de Argelia que
genera interés en estudios agrarios y en Latinoamérica por parte de
los historiadores de la Escuela de Annales.
 Asesorados por historiadores integrantes de Annales caracterizada
por Larga duración, Nueva Historia Económica Francesa e
Interdisciplinariedad, los trabajos de los historiadores Manuel Burga y
Germán Peralta, "De la Encomienda a la hacienda capitalista. El
Valle de Jequetepeque del siglo XVI al XX" y "Los mecanismos del
comercio negrero" (1990) respectivamente fueron resultado de la
orientación de historiadores como Ruggiero Romano y Fernand
Braudel.

c) Variables
Variable independiente:
La historiografía peruana del siglo XX (1970-1989)
Variable dependiente:
La historiografía de la Escuela de Annales
Variable interviniente:
Los historiadores peruanos Manuel Burga y Germán Peralta

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