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LA VISION INSTITUCIONAL DEL AFROCOLOMBIANO, DISONANCIAS Y

REALIDADES.

RAMON ANDRES ELIAS PEÑARANDA MRAD

Los años 90 significo un paso importante en el reconocimiento étnico de las comunidades


negras en Colombia desde la instituciones, a contrario de los 80, que fue una década de
protestas y movimientos sociales retratado en fuertes agitaciones sociales como la marcha
de Choco en 1987 y la de Tumaco en 1988, puesto que todas esas movilizaciones estaban
impulsadas por causas obreras, civiles y políticas, en cambio la primera organización que se
puede asociar a inicialmente el cambio de dinámicas étnicas fue los comités cristianos de
Atrato, que surgieron al inicio de los años 80, en el que planteaban la singularidad y unas
lógicas en la forma de producción y organizarse los campesinos negros, ya a mediados de
los años 80 la asociación campesina de Atrato (ACIA). La institucionalización étnica
presentada en la década posterior se debe en parte a que en este se marcaron y establecieron
hitos importantes como la constitución de 1991 y posteriormente a raíz de este, se
desarrollo la ley 70 de 1993.

La constitución fue productos de diversas movilizaciones, de diferente origen ideológicos y


sociales, en el cual reclamaban una renovación a la ya desgastada institucionalidad en
Colombia, además de exigir mayor autonomía departamental, y una representación mas
extendida y diversa de Colombia en los espacios públicos y políticos, a partir de esto,
previamente para dar forma a todas esas exigencias se conformó la Asamblea Nacional
Constituyente (ANC), en la cual marco una ventana de oportunidad para la etnización de la
comunidad negra según Restrepo, el primero momento para esto fue anterior a la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC), en la cual se discute no solo quien debe ser el candidato,
sino que derechos debe ser contemplados en la nueva constitución para las comunidades
negras, tales discusiones fueron a nivel nacional y genero la creación Coordinadora de
Comunidades Negras -en la cual servia como articulador o como su nombre lo indica, de
tener la función de coordinar diversas comunidades desde diferentes regiones del país,
teniendo una posterior importancia en movilizaciones por la ley 70 de 1993- El segundo
momento es cuando ya entra en vigor la ANC, en la cual, tal etapa se caracterizo por no
tener ningún representante de alguna comunidad afrocolombiana, por lo cual, las
intenciones constitucionales de la comunidad se trataban de ser reflejados por medio de
alianzas con comunidades indígenas presentes en la ANC, además de ejercicios de presión,
culminando todo esto con el Articulo Transitorio 55 (AT 55), casi al finalizar la asamblea,
marcando el inicio de la tercera etapa, en la cual es el funcionamiento de la Comisión
Especial para las Comunidades Negras (CECN), contemplado por el mismo AT 55, en la
cual se ideó con el objetivo de poder desarrollar en ley tal articulo transitorio, por medio de
la cooperación de comunidades negras, representantes institucionales y académicos,
teniendo la finalidad de establecer la idea de la etnicidad negra en Colombia y sus
consecuentes derechos políticos, culturales, territoriales y económicos, es necesario señalar,
que la formalización de estos derechos y reconocimientos no nacen por el simple impulso
constitucional-hay que reiterar en resaltar que no hubo un interlocutor de dichas
comunidades en la ANC- sino mas bien como señalan en la cartilla digital “Cátedra de
Estudios Afrocolombianos Aportes para maestros”, las consecuencias se deben mas bien a:
“un conjunto de factores que se interrelacionan entre sí. Entre los más determinantes
podrían mencionarse cuatro: uno, el auge creciente en los foros internacionales y las
políticas multilaterales agenciadas por organismos como las Naciones Unidas y la
Organización Internacional del Trabajo, de declaraciones y mecanismos legislativos
tendientes a la eliminación de la discriminación racial y la protección de los derechos de las
minorías étnicas, así como su concreción en las legislaciones nacionales, particularmente en
los países de América Latina.”

Los resultados en la ANC logro posicionar a las comunidades negras desde un marco de
referencia étnico y cultural, aunque desafortunadamente hubo lo que se cataloga, una
asimetría étnica, esto debido al fuerte discurso indigenista y la nula participación de
afrocolombianos. Este impulso del discurso indígena se debe en causa a los fuertes
movimientos de indígenas del Cauca en los años 80, además de que justo para esos años
rondaba la conmemoración del “descubrimientos de América”, lo que sirvió de influjo de
diversas manifestación de concientización, lo que significo además un importante capital
simbólico , finalmente también es necesario resaltar que el remarcado indigenismo de
ciertos académicos, que hicieron pasar por alto el debate del afrocolombiano como étnico, a
pesar de que las necesidades de las comunidades afrocolombianas estaba a la sombra, del
de las indígenas, este no fue impedimento para que se presentara alianzas con
representantes de dichas comunidades para que movilizaran sus exigencias hacia el ANC,
esta alianza se debe en gran manera porque comparten la condición de comunidades
diversas que refuerza el discurso de Colombia como un país pluriétnico, además de esto,
ambos tenían en común que sufrían de exclusión y marginalización social, y otro factor de
unión entre estas es que tenían proyectos territoriales, étnicos y sociales, que se encontraba
excluido en un discurso de proyecto nación mestiza, por lo tanto su alianza resultaba
natural. Otra alianza forjada fue con los representantes del partido AD-M19 y UP, en el que
se destacaba el académico Fals Borda, además de algunos constituyentes liberales, que
veían en estas comunidades una afinidad a su discurso de autonomía regional, todo esto dio
como resultado el Articulo Transitorio 55, en el que dotaba una definición étnica,
consolidado en un proceso político, por lo cual además, también la/el afrocolombiana/o era
posicionado como un “nuevo” sujeto político.
Posteriormente en 1993 surge la ley 70, también conocida como la ley de las negritudes,
siendo un hito en la visibilizarían institucional y política de la comunidad afrocolombiana,
en la cual permitió una generalización de la conciencia negra, entendido a su vez, la
etnicidad como troncos familiares, en el cual poseen ascendencia africana- americana, en el
cual se moldea una forma propia de historia, de relación con el territorio, con normas
internas y con una forma propia de organización productiva y social, siendo esto
presupuesto para una conciencia identitaria, esto siendo en contraposición al planteamiento
sobre lo étnico, para el gobierno y a la institucionalidad, pues no tiene una definición clara,
trayendo en principio una titulación a tierras baldías y no la debida adjudicación.

Un efecto peculiar ocurrido en la ley 70, es que se “indigeniza” al afrocolombiano, pues se


restringe solo al que esta ubicado el litoral pacifico, desconociendo que esta presente en el
resto de dicha región, al igual al negro andino y el que está en condición de desplazamiento
y se pone en entredicho de grupo étnico como identidad nacional, adicionalmente a esto, tal
visión institucional concentra y homogeniza a las comunidades negras.

Es necesario destacar que la ley 70 no tiene el único objetivo el de “otorgar” tierras a titulo
colectivo, sino, además, permite la aparición de espacios claves para la participación de los
integrantes de las comunidades negras, repercutiendo en el desarrollo de nuevos
movimientos sociales afrocolombianos, además de que se abrieron espacios de
representación institucionales para la participación y debates sobre modelos de desarrollo y
de planeación, aunque con el remanente de que el gobierno es el que elige de una terna que
forman las comunidades. Adicionalmente se tienen en las correspondientes tierras
colectivas en que se ubican, participación en las Corporaciones Autónomas regionales
(CAR). Otros espacios en que permiten tener posibilidades al menos en aspectos formales,
de decisión políticas es la consulta previa, aunque en la realidad es un informe sobre los
proyectos que se van a realizar en el territorio.

Ahora bien, el articulo 67 de la ley 70, da forma a la circunscripción especial para el pueblo
Afrocolombiano, en el que da la posibilidad a dos representantes, aunque en la realidad
muchas veces están constreñidas bajo esquemas “politiqueros” que no representan los
intereses o las necesidades de la población negra, incluso se han dado casos que dichos
representantes no pertenecen a tal comunidad, y esto también es un problema porque
aunque se han hecho decretos que intenten desarrollar lo establecido , la necesidad de
visibilizar las vivencias de la comunidades negras, los contextos propios en que viven, la
dificultad y el aporte que pueden dar al debate nacional se ven truncados a los ya
nombrados esquemas que rodean dichas curules, por lo tanto, cuestiones como la violencia
que perpetran grupos al margen de la ley, o de presiones de grande agro empresarios- que
en casos están aliados- amenazan e intimidan para hacerse parte de las extensiones de
tierras colectivas, llevando muchas veces a consecuencias como el asesinato, la
desaparición o desplazamiento forzado, pues dado a la naturaleza de los territorios,
declarados inembargables, inalienables e imprescriptibles, teniendo además como
consecuencia, no solo la perdida material o patrimonial de la comunidad, sino también
cultural y organizacional, pues además muchos de los factores productivos de externos a
dichas comunidades se basan en la proliferación del pasto y la tala de árboles, degradando
el medio húmedo tan característico y necesario en ambientes de litoral, colateralmente
ocasionado fuertes impactos ecológicos.

Finalmente es necesario resaltar las pretensiones de instalar modelos educativos basados en


etnoeducación y la instalación de una catedra de estudios afrocolombianos (CEA), con el
objetivo de poder dar razones y de entender la diversidad cultural, además de permitir tener
una “perspectiva afrocolombiana”, en donde la sociedad en general puede darse cuenta de
experiencias y vivencias de estas comunidades, además de que posibilita el dialogo, el
entendimiento y la contribución de debate, lamentablemente, aunque exista el sostén
jurídico para que se pueda ser impartida (decreto 1122 de 1998), la poca iniciativa política,
e incluso pedagógica, obstruye su cristalización.

En conclusión, aunque los diferentes intentos de reconocer formalmente las condiciones


étnicas de las comunidades afrocolombianas, en reconocer sus derechos, y de permitir el
desarrollo de sus formas de organizarse, permitiendo además de ser objetivo de políticas
publicas y sociales, aun hay muchas “cuentas por saldar” en la búsqueda de condiciones de
equidad y dignidad que deben que vivir los pueblos negros, no solo en la búsqueda material
para su pervivencia y desarrollo, sino además de combatir aquellas estructuras que instalan
discursos que segregan y jerarquizan, impidiendo el disfrute de sus derechos, además de
cohibir relaciones sociales, emocionales y afectivas, adicionalmente también es necesario
resaltar el debate de la etnizacion limitado en un espacio y en una forma de organizarse,
sino mas bien, tal vez, en reconocer la diversidad en la experiencia de ser afrocolombiana o
afrocolombiano, en que el reconocimiento legal no sea una camisa de fuerza a reconocer
formas determinadas y validas de vivir, para ser reconocido en cierto grupo, por último, de
manera propositiva, no solo hay que pensar en que tal colectividad, solo puede ser
destinataria de políticas publicas o sociales (en que igualmente es importante), sino
también, pueden ser actores de transformación política e institucional.

Citas:

Axel Rojas, editor., Cátedra de Estudios Afrocolombianos Aportes para maestros


(Universidad del Cauca, 2008)
Wabgou, Rodriguez, Cassiani y Ospina. Movimiento Social Afrocolombiano, Negro,
Raizal y palenquero: El largo camino hacia espacios comunes y alianza estratégicas para la
incidencia política en Colombia. Universidad Nacional de Colombia, 2012.

Daniel Ruiz Serna. Etnicidad, Estados y Organizaciones de comunidades negras en el bajo


Atrato.

Ana Maria Valencia Mosquera, Políticas Públicas para Población Negra, Raizal y
Palenquera, Tesis, Universidad Jorge Tadeo Lozano, 2010.

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