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Los doce sentidos

Carlo Muñoz G.

RESUMEN
El presente texto nace como un conjunto de ideas explicativas respecto a la teoría de
Rudolf Steiner y la teoría de los 12 sentidos, enmarcados en sus estudios de la antroposofía.
Esta teoría busca dar cuenta la forma en que el ser humano se relaciona con el mundo y la
vida sensorial, detallando que el espectro de cinco sentidos que comúnmente conocemos, se
expande frente a otras relaciones a 12 respectivamente. El texto sistematiza estos elementos
bajo tres divisiones importantes aunadas en el “percibir” y que corresponden a: la
interioridad propia, la del otro y la del mundo. De esta manera, Steiner logra agrupar,
analizar y concluir la forma en que se comportan nuestros sentidos frente a determinados
estímulos, cómo ha evolucionado el estudio para contribuir a diferentes disciplinas y la
crítica a la mono-estimulación que automatiza al sujeto moderno. Por este motivo, no basta
solamente con la definición de cada uno de los aspectos, también es necesario conocer la
forma en que se relacionan ya que la participación de ellos es comunitaria y desarrollable.
Ergo, el texto hace hincapié en la importancia por cultivar y ser conscientes de estos doce
sentidos, proyectando una pedagogía basada en ello.

TESIS
Rudolf Steiner, trabajando desde la disciplina de la antroposofía, dispone una serie
de descripciones que lo llevan a concluir que, en la vida sensorial, es decir, aquella vida que
se construye mediante los sentidos, estaría edificada mediante doce formas se habitan en
constante relación entre sí. Un sentido, según el autor, es una función que le permite al “yo”
percibir su interioridad y exterioridad y, por lo tanto, sería pertinente diferenciar tres tipos
de espacios donde un sentido puede actuar. Cabe señalar que, dentro de estas
clasificaciones, se entiende que el sentido es una acción que es previa a la comprensión,
sucedida en un escenario donde el sujeto intenta representar un fenómeno. Por eso, dentro
de esta clasificación, el primero, corresponde al propio cuerpo, relacionado directamente
con nuestra propia interioridad y donde se desenvuelven los sentidos del taco, la vida, el
movimiento y el equilibrio. El segundo, corresponde a los objetos que nos ponen en
contacto con el mundo exterior y que son para nosotros, una vivencia tanto interna como
externa, relacionando sentidos como el olfato, el gusto, la vista y el calor (o ausencia de
este). Finalmente, el tercero, corresponden a los que participan en la percepción que
concebimos del otro y, por lo tanto, funcionan como mediadores entre lo interior y lo
exterior, quedando para ello los sentidos del sonido (lo no lingüístico), la palabra ajena (lo
lingüístico), el pensamiento ajeno, y la autopercepción.
Una vez realizada esta clasificación, otro aspecto central del texto es la crítica hacia
su uso, el comportamiento que ocurre en nosotros frente a estos doce sentidos y las
conclusiones proyectivas que nos genera el texto. Frente a ello, me parece central
mencionar la mono-estimulación como un fenómeno que automatiza al sujeto, inhibiendo el
uso de sus demás sentidos o los que menos se ejercitan en la cotidianidad. La vida
saludable demanda el constante desarrollo de todos los sentidos y en esto, el texto es claro.
No podemos construir sociedad ni sujetos sanos con su entorno sin considerar todas estas
variables.

REFLEXIONES
No solo desde mi percepción, sino, además, compartiendo el texto con algunos de
mis compañeros, he podido ordenar algunas reflexiones que han sido muy interesantes para
mi vida. La primera está centrada en la relación que existe entre los doce sentidos y la vida
sensorial. Me parece fundamental reconocer que no todo lo que percibimos es un constructo
tradicional y tangible, la teoría de los doce sentidos no llama a romper, primeramente, un
esquema tradicional, disponer el conocimiento para albergar una nueva noción sobre el
“sentir”. Avanzar hacia una comprensión que interrelaciona los sentidos, derrumba los
purismos sobre los gustos en el arte y eso me parece formidable. Considero que el
tradicionalismo estoico que ha caracterizado nuestra sociedad y algunas áreas del arte, se
han ido rompiendo de a poco, permitiendo la apertura a nuevas sensaciones y por lo tanto,
experiencias, perspectivas y diálogos. Ya vimos en otros textos de otras asignaturas, lo
importante que es la experiencia en el arte del teatro, la experiencia como registro de vida,
como una huella. Siento que avanzamos por buen camino cuando nos entregan textos de
esta naturaleza que, en el fondo, nos invitan a repensarnos como seres humanos, a entender
que todavía nos quedan mundos enteros y complejos por percibir, por eso mis preguntas
proyectivas avanzan hacia esa dirección. ¿Existirán estímulos que tal vez, escapen a esos 12
sentidos, existirá una vista, un gusto, un olor, un yo que, a pesar de todo, se resiste a la
teoría de Steiner y nos plantee más adelante, una nueva sincronía para entender las cosas?
Lo que me transmite el texto, en definitiva, es que la sensación y el hecho de percibir es un
fenómeno tan complejo y cuya primera pared a derribar es la simpleza con la que se mira;
es un hecho que trasciende la ciencia, la filosofía y la religión. Por eso, no dudo que la
teoría de Steiner esté en constante observación, no sabemos en qué momento, podría llegar
un nuevo estímulo que abra en nosotros, nuevos sentidos.

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