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Cómo volver ecologista la cadena de suministro: es lo correcto,

y también es redituable

La gran preocupación mundial por el cambio climático ha generado una creciente presión sobre las empresas y sobre los
gobiernos para reducir los impactos negativos generados por los gases contaminantes, fortaleciendo la conciencia
ambiental de los consumidores.
El inventario de las emisiones de los gases que producen el efecto invernadero, comúnmente conocido como Huella de
Carbono, es el primer paso para establecer planes de acción con el fin de minimizar el impacto ambiental generado por las
actividades productivas de una empresa y su cadena de suministro.
Esto quiere decir que las compañías pueden enfrentar y responder eficazmente a las exigencias presentes y futuras,
obteniendo ventajas competitivas en un mercado globalizado marcado por la conciencia “verde”.
La medición de la Huella de Carbono representa un gran desafío para los mercados emergentes, entre los cuales se
encuentra Latinoamérica, ya que esta medición se utiliza en todo el mundo como herramienta estratégica para la
identificación y manejo de las emisiones de carbono en la cadena de suministro. Sin embargo, las metodologías actuales
han sido desarrolladas por las entidades que operan desde los países desarrollados y, por lo tanto, no están vinculadas a la
realidad de estos mercados. El proyecto Huella de Carbono que desarrolla el Centro Latinoamericano de Innovación en
Logística (CLI), busca definir y aplicar una metodología que permita cuantificar las emisiones de carbono en las redes de
valor, y que al mismo tiempo se adapte a la realidad de los mercados emergentes, entre los que se encuentra el
colombiano. Todo ello con el fin de lograr una identificación de estrategias diferenciadoras y la posibilidad de acceder a
mercados financieros verdes.
Entre los beneficios que obtiene una empresa al medir su Huella de Carbono se encuentra la reducción de costos, ventajas
competitivas y responsabilidad social corporativa.
Un inventario de emisiones involucra muchos aspectos de los procesos de manufactura de un negocio: uso de energía e
infraestructura de transporte. Esto implica reconocer oportunidades para mejorar su eficiencia reduciendo el consumo de
energía y la emisión de contaminantes, lo que se traduce en potenciales ahorros en costos. Actualmente, las compañías
que desarrollan e implementan estrategias ambientales tienen la oportunidad de ganar una ventaja competitiva y al mismo
tiempo ayudan a identificar riesgos y generar nuevas oportunidades de mercado. Asimismo, la medición de la Huella de
Carbono brinda (a las compañías) credibilidad ambiental con beneficio a corto y largo plazos, que pueda ser contabilizado
en el balance general; por ejemplo, a través de beneficios tributarios del gobierno, además de mejorar la imagen pública
de la empresa.
Lograr que los canales de una empresa sean ecológicos suele requerir de un gran compromiso, ingenuidad e inversión. Sin
embargo, aunque es difícil, los canales de suministro actuales se están volviendo cada vez más ecológicos.
Las empresas tienen muchas razones para reducir el impacto ambiental de sus cadenas de suministro. Por un lado, en el
futuro no tan distante, si las empresas no actúan voluntariamente de forma ecológica, un conjunto de “leyes ecológicas” y
regulaciones de sustentabilidad de todo el mundo las obligarán a hacerlo. Por otro lado, muchos clientes grandes, desde
HP y Walmart, hasta el gobierno federal, lo están demandando. “La sustentabilidad ambiental se está volviendo con
rapidez un elemento crítico al seleccionar proveedores y al evaluar el desempeño”, afirma un experto en canales. Los
gerentes de la cadena de suministro “deben empezar a pensar de manera ecológica, y deben hacerlo con rapidez o pondrán
en riesgo las relaciones con sus principales clientes”. Quizás más importante que tener que hacerlo, el diseñar cadenas de
suministro con mayor responsabilidad ambiental es simplemente lo correcto. Es otra forma en que las empresas pueden
contribuir a salvar nuestro mundo para las futuras generaciones.
Sin embargo, todo esto es muy estimulante.
En realidad, las empresas tienen una razón más inmediata y práctica para hacer que sus cadenas de suministro sean más
ecológicas. No sólo los canales verdes son buenos para el mundo, sino que también son buenos para los resultados de la
compañía. Las empresas vuelven ecológicas sus cadenas de suministro mediante una mayor eficiencia, y esto significa
menores costos y mayores utilidades. La reducción de costos en la responsabilidad ambiental es una ventaja práctica. Las
principales actividades logísticas que dejan la mayor huella ambiental (como la transportación, el almacenamiento y el
empaque) son también las que absorben los mayores costos de logística, sobre todo en una época de escasos recursos y
energías cada vez más costosas.
Aunque podría requerir de una gran inversión, no cuesta mucho crear canales ecológicos. A la larga, suele costar menos.
Los siguientes son algunos ejemplos de cómo la creación de cadenas de suministro más ecológicas benefician tanto al
ambiente como a la compañía: SC Johnson, fabricante de bienes de consumo empacados, hizo un cambio aparentemente
sencillo pero inteligente (y redituable) en la forma en que empaca sus camiones. Con el viejo sistema, una carga de sus
productos Ziploc llenaba la caja de un tráiler antes de llegar a su límite de peso máximo. En contraste, una carga del
limpiador para vidrio Windex alcanza el peso máximo antes de que el tráiler se llene. Al mezclar los dos productos de
manera estratégica, SC Johnson descubrió que podía enviar la misma cantidad de productos con 2 098 menos viajes,
quemando 168 000 menos galones de combustible diésel, y eliminando 1 882 toneladas de gases invernadero.
Según el director de temas ambientales de la compañía, “tal vez parezca sencilla la tarea de cargar un camión, pero
asegurarse de que esté completamente lleno es una ciencia. El hecho de alcanzar de manera consistente el peso máximo de
un tráiler nos brindó la enorme oportunidad de reducir nuestro consumo de energía, reducir nuestras emisiones de gas
invernadero y [además] ahorrar dinero”.
Es probable que Walmart tenga el canal ecológico más grande del mundo. Entre muchas otras iniciativas (vea Marketing
Real 20.1), el gigante minorista ahora está instalando motores y neumáticos más eficientes, sistemas de conducción
híbridos, y otros adelantos tecnológicos en su flotilla de 7 000 camiones, con la finalidad de reducir las emisiones de
dióxido de carbono y de incrementar la eficiencia en un 25% hacia el año 2012. Walmart también está presionando a su
gran grupo de proveedores para que realicen acciones más ecológicas. Por ejemplo, recientemente estableció la meta de
reducir el empaque de los proveedores en un
5%. Dado el tamaño de Walmart, incluso los cambios pequeños tienen un impacto sustancial. Por ejemplo, convenció a
P&G para que produjera papel de baño Charmin en rollos más compactos y más fáciles de transportar: un paquete de seis
megarollos Charmin contiene la misma cantidad de papel que un paquete regular de 24 rollos. Sólo este cambio ahorra
89.5 rollos de cartón y 360 000 libras de envoltura plástica al año. Además, permite que Walmart transporte 42% más
unidades en sus camiones, ahorrando alrededor de 54 000 galones de combustible. De manera más general, Walmart
estima que la iniciativa de reducción de empaques de proveedores permitirá el ahorro de 3 400 millones de dólares, y
evitará que se emitan 667 000 toneladas métricas de dióxido de carbono, que equivalen a sacar de circulación a 213 000
camiones.
Aunque ahora es más necesario que nunca, y puede producir mucho dinero. Según un experto en cadenas de suministro,
se trata de un área difícil, “pero si uno la ve desde la perspectiva exclusiva de las ganancias y las pérdidas, también es
redituable”.
Otro experto concluye que “ahora es más fácil que nunca construir una cadena de suministro ecológica sin tener que
recurrir a los números rojos, mientras se ahorra mucho dinero en el proceso”.

Fuentes: Las citas, los ejemplos y otra información se obtuvieron de Bill Mongeluzzo, “Supply Chain Expert Sees
Profits in Sustainability”, Journal of Commerce, 11 de marzo de 2010; Connie Robbins Gentry, “Green Means Go”,
Chain Store Age, marzo de 2009, p. 47; Dan R. Robinson y Shannon Wilcox, “The Greening of the Supply Chain”,
Logistics Management, octubre de 2008; William Hoffman, “Supplying Sustainability”, Traffic World, 7 de abril de
2008; “Supply Chain Standard: Going Green without Going into Red”, Logistics Manager, marzo de 2009, p. 22;
y “Supply Chain Standard: Take the Green Route Out of the Road”, Logistics Manager, mayo de 2009, p. 28.

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