Está en la página 1de 2

Control de lectura 1

“Chocolates Helena”

Las tejas son el dulce tradicional del Departamento de Ica, situado a unos 300 kms al Sur de
Lima, en Perú. Este postre ancestral originalmente estaba hecho a base de limón, higo, naranja
o toronja, cocidos en agua y azúcar, rellenos con manjar blanco (especie de dulce de leche) y
pecanas, recubiertos con un baño muy delicado de azúcar y agua. La presentación tradicional
es en un papel blanco enrollado en los extremos cortados en flecos.

Años después aparecieron las “chocotejas” que son como las tejas pero bañadas en chocolate,
creación de la iqueña Elena Soler de Panizo, amante de los dulces y madre de siete hijos.

Cuenta la historia que en Ica, por el año 1974, doña Elena Soler de Panizo, una joven y dinámica
ama de casa de clase media, tenía mucha habilidad en la repostería y se pasaba las tardes en su
cocina preparando sus deliciosos toffees (caramelos blandos de leche) con pecanas en un perol
para los cumpleaños de sus hijos.. Todo aquel que probaba el pequeño manjar repetía la misma
frase: “Oye Elena, esto es una maravilla, ¿por qué no los vendes?”. Poco tiempo después, el
esposo, administrador de carrera le dio a la afición de su esposa una perspectiva empresarial y
los “chocolates de Elena” se dieron a conocer por todos los iqueños que gustaban de los dulces.
La gente recorría toda la ciudad para tocarle la puerta a doña Elena y comprarle una bolsita de
toffees. Ella los vendía personalmente y llevaba sus cuentas en un pequeño cuaderno. Sus hijos
fueron sus primeros empleados, que envolvían con entusiasmo cada teja.

Poco a poco la receta fue perfeccionándose y doña Elena decidió tomar un riesgo importante:
vender sus dulces en la capital. Su primer gran cliente fue Sears (ahora Saga Fala bella), ya que
le pareció el lugar más apropiado para ofrecer su producto, era un espacio que tenía productos
exclusivos y se adecuaba muy bien a las características de lo que ella vendía.

Meses después, la demanda de los toffees hizo indispensable la compra de envases especiales
con sello de seguridad. “Como la cosa iba bien”, cuenta Jorge Panizo, gerente general de Helena
Ventas e hijo de doña Elena, “mi padre decidió construir una cocina especial para repostería en
un área del jardín de la casa. Fue un regalo para ella”. Por entonces sólo eran los toffees, pero
sentían que la pequeña empresa necesitaba ofrecer otras cosas, entonces apareció el Pecanroll,
una especie de toffee suave con pecanas envuelto en chocolate que al principio se ofrecía
envuelto en un papel celofán sobre una base de cartón y luego ya en la caja distintiva.
“Chocolates Helena” con la H como logo, empezó a surgir como una marca
Control de lectura 1

conocida en todo Lima. Después aparecieron los bombones –“se llegó a más de cincuenta tipos
de bombones– y luego la idea de poner una tienda. La explosión del éxito vino cuando comenzó
a hacer las tejas y “chocotejas” que le aseguró a la empresa su principal acierto: convertir un
producto de la región en un dulce que se consumiera de forma masiva.

“Chocolates Helena” tiene casi 34 años en el mercado, y es una de las firmas peruanas que más
ha crecido en los últimos años. El talento personal se convirtió en una empresa.

En la actualidad Jorge Panizo, es el Gerente General de la empresa, Fernando Panizo se encarga


de vender en diferentes minimarkets de Miami las chocotejas peruanas. Este producto peruano
hoy llega también a Venezuela y Colombia.

Mientras hace suyo todo el mercado nacional y planea llegar a otros países, Helena Soler de
Panizo repite una idea: “El que ahora intenta puede equivocarse, pero el que se queda esperando
está siempre equivocado”.

Como bien sabemos, todo éxito tiene sus ventajas y desventajas. Una de éstas se dio como
consecuencia del crecimiento de la empresa, cuando cambiaron el clásico y delicado baño de
azúcar y agua por un glasé repostero de masa elástica, seguramente para que soporte el clima,
almacenamiento, traslado y distribución del producto, pero que le termina cambiando el sabor
a la teja original. Asimismo, al haberse vuelto un producto tan comercial a nivel internacional,
la frescura del relleno es una cuestión de suerte., como puede llegar a sus manos recién hecha,
o luego de varios meses de producida y, claro, no es lo mismo.

A estas desventajas, se suma que han ido apareciendo muchas marcas nuevas, bastante buenas
algunas, y otras que hasta pretenden registrar la marca Chocoteja como producto boliviano y
chileno.

También podría gustarte