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El transporte hidráulico
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de Minas. Dirección General de Industria y Energía, Gobierno de Canarias. View project
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1. Introducción
El agua en las Islas Canarias se transporta mediante acequias, tajeas, canales y tube-
rías, parte de las cuales constituyen un valioso patrimonio cultural ni protegido ni
usado como activo económico si tenemos en cuenta que en Madeira, las mencio-
nadas levadas, forman parte de los itinerarios de turismo cultural y ecológico más
encantadores de la Macaronesia, lo que muy bien se podía hacer en muchas de las
históricas acequias y canales sobre todo de La Palma, Tenerife y Gran Canaria.
Pero las conducciones actuales del agua en cantidades significativas se hacen a tra-
vés de canales, que son vías artificiales, en las que el agua circula sin presión, es de-
cir en contacto continuo con la atmósfera. Inicialmente los canales se construyeron,
entre finales del siglo XIX y principios del XX para el transporte del agua desde los
nacientes a los centros de consumo. En ellos, el agua se desplaza por gravedad sin
consumo energético esto implica que el diseño de las pendientes debe ser lo más
eficiente posible. Y con la particularidad de que los más kilométricos son de tras-
vase de las zonas húmedas de barlovento hacia el árido sotavento donde primero
cultivos de exportación, sobre todo de tomates, y luego los polos de desarrollo tu-
rístico demandaron mucho caudal.
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Hidrología y recursos hídricos en las islas y terrenos volcánicos
Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
2.
La primera gran obra hidráulica que acometen, a poco de conquistarse las Islas, los
colonizadores europeos, es el trasvase de aguas de la Mina de Tejeda (Gran Cana-
ria), una canalización y túnel que capta el agua de un histórico naciente situado en
la cabecera de la cuenca de Tejeda y lo desvía a la vertiente norte por un largo túnel
que asoma al municipio de San Mateo. Se proyecta en 1501, cuando los Reyes Cató-
licos conceden al Cabildo de la Isla la gracia de disponer como bienes de propios
las aguas de aquel caudaloso manantial que brotaba en la cabecera de la cuenca de
Tejeda. Para ello fue necesario un costoso trasvase hacia la vertiente de barlovento
y llegada a la ciudad, en diferentes tramos. La canalización del manantial hasta el
túnel, una acequia de unos 1.846 m, fue excavada en la roca con algunos tramos
de mampostería ordinaria. El túnel es una perforación en la roca de unos 289 m de
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largo por donde las aguas alcanzaban la otra vertiente, con una sección rectangular,
algo irregular y muy estrecha, que parece dar razón al planteamiento de que se fue
realizada con mano de obra esclava infantil. Se hizo desde direcciones opuestas,
con un ligero error de unos centímetros que determinó un escalón de desnivel en
la mitad del trayecto en dirección a su salida y finalizado en 1526. Y la acequia ba-
rranco abajo, sin grandes obras de fábrica que llevaba el agua hasta la ciudad de Las
Palmas, a lo largo de unos 44 km. en cuyo trayecto, desde la misma salida del túnel
hasta El Batán, se fueron instalando unos 20 molinos de agua, uno de los aprovecha-
mientos energéticos más interesantes de Canarias.
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Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
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El transporte hidráulico
El sistema de transporte hidráulico cambia en el siglo XX, cuando se trazan las gran-
des redes de canales, las que en un medio insular como el canario deben salvar una
orografía, en algunos casos muy abrupta, que puede provocar que se deban utilizar
soluciones de ingeniería que en ocasiones son muy complejas y costosas como los
sifones. En los sifones el líquido tiene un recorrido similar a una U y puede salvar
importantes desniveles cuando no son solucionables mediante acueducto (altura
elevada). De todas formas en Canarias en la mayoría de los casos, por economía, la
ejecución de canales se diseñó para intentar salvar los barrancos siguiendo las cur-
vas de nivel del terreno y respetando la pendiente de la traza del canal, no obstante
existen grandes sifones a lo largo de la geografía del archipiélago, Adeje, Guímar,
los Silos…
t Aliviaderos.
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Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
Figura 11.3; Canal con escalones en Teguise, Lanzarote (Santamarta JC, 2010)
Los canales tienen unas características geométricas tales como, la sección transver-
sal, la pendiente longitudinal, definida como el cociente entre el desnivel del fondo
y la longitud que hay entre estos dos puntos de distinto nivel, a nivel constructivo
están realizados de varios materiales, desde madera de pino de tea (La Palma), mam-
postería, piedra tosca, hormigón incluso excavado en roca o en el terreno.
En relación al transporte de aguas, las galerías otorgan una ventaja en este sentido,
al estar en zonas elevadas de la isla, en general no se necesita bombear el agua para
su transporte a las zonas de consumo que suelen estar en la costa; de idéntica forma
los depósitos reguladores están en zonas estratégicas con cierta altura piezométrica
para poder abastecer a los núcleos poblacionales que, en las islas, salvo algunos
casos se encuentran en zonas costeras o de menor altitud. Lo cual supone un cierto
ahorro en el consumo energético.
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El transporte hidráulico
Las canalizaciones y los trasvases de las zonas productoras hacia las zonas consumi-
doras han generado un desarrollo importante y fundamental en las islas Canarias,
notorio es el caso del Canal del Sur en la isla de Tenerife después de la Guerra Civil
española. No hace mucho tiempo, antes del desarrollo turístico de la zona Sur de
Tenerife, esta parte de la isla estaba muy condicionada por una precipitación muy
escasa y una agricultura de subsistencia, con ausencia de explotaciones de agua
subterránea de importancia, lo que llevó a plantear un canal de las zonas produc-
toras de Arico y Fasnia hacia el suroeste insular, esto hizo desarrollarse de manera
notable esta área olvidada en el más amplio sentido, agrícola, población y turismo
(Rodríguez, W., 1995).
No menos importantes son los canales que se trazan en la primera mitad del siglo
XX, en las islas de Tenerife y Gran Canaria tanto para el trasvase de agua de una par-
te a otra de cada isla como desde las grandes presas hasta las zonas de cultivo de la
costa cuyas plantaciones de plataneras y tomateros demandaron una gran cantidad
de agua. Estas grandes obras hidráulicas, hoy históricas, se trazaron con gran difi-
cultad plegándose al terreno montañoso, salvando obstáculos con largos túneles y
trabajosas arcadas, capaces de transportar entre 100 y 1000 L/s. En la construcción
de los primeros se empleó mampostería ordinaria con el aglomerante canario de
la cal hidráulica y luego con alguna mezcla de cemento portland de importación
además de piedras, cantos o sillares en su caso de materiales volcánicos extraídos
de canteras de tobas y de diversos depósitos de nubes ardientes de nuestras islas
sobre todo de los mantos pumíticos del Sur de Tenerife o de los célebres depósitos
de la Montaña de Gáldar en el norte de Gran Canaria de cuyas canteras encontra-
mos estos cantos en canales antiguo; aunque más tarde se generalizó el empleó del
hormigón y en algunos casos mampostería hormigonada.
Figura 11.3; Compuerta en un canal del Sur de Tenerife. (Santamarta JC, 2007)
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Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
En Gran Canaria es otra de las islas con gran densidad de grandes canales que con-
ducen el agua de las presas del interior a las zonas bajas tanto de cultivo como de
urbanizaciones, en gran parte de sus recorridos mediante túneles kilométricos. Un
inventario realizado en 1972 dibujaba un total de 152,7 kilómetros de canales y 534
km de grandes tuberías (González G., 2010) cuando aún faltaban la finalización de
otras redes. Por destacar alguno lo hacemos con el Canal de La Lumbre o Canal de
Soria que llega desde el interior (Soria) hasta Maspalomas a lo largo de 25 km. No
menos importante en su momento como conducción de aguas y hoy como bienes
patrimoniales es la red de tuberías de cemento en esta isla, siendo las primeras fabri-
cadas por un histórico empresario, ingeniero agrícola inglés y técnico en tecnología
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El transporte hidráulico
3.
caudales
En el origen de nuestra historia del agua, cuando según avanzaban los primeros
siglos de la colonización europea, cuando los caudales que desde la cumbre llega-
ban a los cultivos de la costa se fueron privatizando o en su caso fraccionando por
efecto hereditario, se precisó primero de un órgano de gestión administrativa y a su
vez de propiedad: la heredad, que llevaba intrínseca una serie de elementos físicos y
estrategias de gestión; y, segundo un sistema de distribución física del agua cuando
había que derivar a un lado y a otro fracciones de la gruesa de la acequia principal.
La distribución del agua a través de las acequias de cada heredad estuvo, como ya
estudiamos, desde un principio controlada a través de rigurosos turnos, las dulas,
cuya cantidad proporcional a cada partícipe varía según el volumen principal o
gruesa de agua que la heredad disponía en cada momento, para lo que dispone de
un oficial repartidor con diversas denominaciones por islas o comarcas (vigilante,
canalero, acequiero, ranchero…). La gruesa de agua se va fraccionando a lo largo
de las canalizaciones hasta la cantidad asignada a cada partícipe. Para desde su naci-
miento o madre del agua discurre por la acequia matriz o acequia real. Para la dis-
tribución adecuada a cada participe se conformó, en cada heredad, un sistema de
medida de temporal (día, hora y minuto) que según su caudal o zonas geográficas
tenía y tiene aún diversas denominaciones: azada, cuarta, surco, paja, hilo de agua,
pipa, etc. En Gran Canaria subsiste la azada, medida de volumen en unas zonas (el
acumulado a lo largo de 12 horas por un caudal) o de fluidez, variable según zonas,
entre los 9-10 litros por segundo. En Tenerife y las islas occidentales se ha manteni-
do la unidad de la pipa (480 litros).
Para repartir con estas medidas se necesitó una arquitectura que hiciera de llave. Se
había introducido desde Madeira, desde los primeros años de la Colonización una
curiosa obra de madera o de obra de fábrica en su caso: un medidor/distribuidor
denominado, caja de agua, arquilla, tronera, cantonera... Estos medidores llevaban
en un principio unas pocas tornas o troneras, con una pequeña compuerta de ma-
dera, de huecos milimétricamente precisos para calcular bien el caudal a desviar.
Pero según pasa el tiempo, la mayor complicación de las desviaciones por los frac-
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Las cantoneras o pesadores de agua más comunes que hemos heredado como le-
gado patrimonial hidráulico constan de dos o más estanques de pequeñas dimen-
siones, intercomunicados por el fondo, aunque en los más variados diseños arqui-
tectónicos. En estos caudalógrafos, el primer recipiente recibe el agua de la acequia
por el fondo o por la superficie del mismo y para que esta se estabilice y rebose ya
remansa por cada una de las bocas o troneras, el agua pasa por uno o por varios
recipientes comunicados por el fondo de los mismos. Las bocas o troneras están en
función de las necesidades de reparto del agua de cada lugar y de acuerdo con las
medidas de fluidez que son distintas en cada zona.
En unas cantoneras sus troneras llevan unas regletas graduadas marcan la medida
de salida del agua. Esto requiere una gran precisión milimétrica y experiencia de
construcción pues para medir la salida del agua estas obras del ingenio tecnológico
popular responden con precisión los principios de la Hidrodinámica (González Ro-
dríguez,1991 y 2006).Por ello las troneras son de diferentes dimensiones y la altura
del agua no se puede medir por la tronera de salida sino por otra tapada además
de muchas más estrategias que los acequieros conocían a la perfección. Para una
salida de agua de 10 litros por segundo (azada antigua del Norte de Gran Canaria)
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por una tronera, ésta debía tener una abertura de sección cuadrangular con una
planta de 25 x 25 cm y alcanzar el agua desalojada, mansamente, una altura de 9 cm.
Para fracciones de azada las medidas disminuyen en la proporcionalidad adecuada
para la obra de fábrica de la tronera menor (1/2= 12,5 x 25 cm y 1/4 = 6,25 x 25 cm).
Las cantoneras más antiguas están asociadas a los heredamientos y se ubican en el
curso de las acequias reales mientras que las modernas son de las comunidades de
regantes y muchas se ubican no solo para distribuir las aguas de pozos, grandes
estanques y canales sino también a la entrada de presas y maretas para medir los
caudales de entrada.
Pero, como ya indicamos hoy, las modernas llaves de distribución, en las nuevas
redes de tubos de plástico que sustituyen a la infraestructura tradicional, han puesto
en desuso tanto a las acequias como las cantoneras, con grave peligro de desapari-
ción. Como bienes patrimoniales requieren en primer lugar un catalogamiento en
cartas etnográficas municipales. En Gran Canaria se han catalogado oficialmente
en las cartas etnográficas, tanto a cielo abierto como dentro de las denominadas
casillas de agua, un total cercano al medio millar, aunque la cifra real es superior;
casi todas en desuso y en peligro de desaparición y en algunos municipios se han
realizado esfuerzos de protección y difusión cultural y didáctica en las escuelas e
institutos.
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Hidrología y recursos hídricos en las islas y terrenos volcánicos
Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
Figura 11.6; Dos modelos de cantoneras de Gran Canaria, con sus correspondientes partes. Com-
posición de Amanhuy Suárez (2011)
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El transporte hidráulico
Tipología de conducciones
Las tuberías también han sido ejecutadas con diversos materiales, aunque relativa-
mente desde hace poco se utilizan las de materiales plásticos, salvo para grandes
bombeos que se utiliza generalmente las de fundición dúctil. El plástico se utiliza
principalmente por el ahorro en los costes de instalación, ya que se trataba de ma-
teriales más baratos, y su utilización también supone una mayor seguridad en las
instalaciones y durabilidad a largo plazo, fácil instalación y rápida, además se puede
disponer de numerosas formas y elementos auxiliares.
También el uso de las tuberías plásticas supone otra ventaja en el sentido de que en
Canarias existen algunas hidroquímicas muy agresivas en ciertos tipos de agua, un
caso singular son los precipitados de carbonatos que hacen reducir la sección de las
conducciones, reduciendo su eficiencia y función.
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Métodos, técnicas y experiencias en las Islas Canarias
t Tuberías de plástico
· Saneamientos.
- Polietileno (PE).
· Acometidas.
· Transporte de aguas.
· Saneamiento
t Fundición.
- Dúctil
- Gris
t Acero.
t Hormigón.
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El transporte hidráulico
Como se ha comentado, las conducciones en las islas son muy extensas, relativa-
mente antiguas, dispuestas en localizaciones de difícil acceso; las redes de trans-
porte también, son muy difíciles de controlar y mantener de una manera eficiente,
por lo que se generan problemas en la gestión de la red. En las islas occidentales;
existen una serie de problemas en las infraestructuras del transporte que se pueden
sintetizar en los siguientes;
t Evaporación.
t Complejidad de acceso a los canales que transcurren por las zonas altas de
las islas.
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Las zonas con menos pérdidas son; La Laguna (17%), Guía de Isora (19%) y Santa
Cruz de Tenerife (21%) (PHI de Tenerife). En las islas no capitalinas no se tienen re-
ferencias de pérdidas tan importantes, aunque sí que las hay, como por ejemplo en
la isla de La Gomera, particularmente en su capital, San Sebastián, donde se daba la
circunstancia que las pérdidas en las redes eran mayores en los periodos nocturnos
que en los diurnos debido al incremento de la presión en las líneas, actualmente se
ha mejorado notablemente esta circunstancia.
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