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INTERVENCIÓN NUTRICIA

Cuando se comienza con la realimentación con pacientes con AN es fundamental


una valoración previa lo más completa y precisa posible, valorando su estado
nutricional fundamentalmente a partir de parámetros bioquímicos (hemograma,
glucemia, proteínas viscerales, somáticas, hormonas), asegurando una estabilidad
hemodinámica y controlando los niveles de electrolitos y minerales, mediante una
analítica completa, en función de los resultados y condiciones particulares que
presente, el equipo médico valorará qué tipo de nutrición oral, enteral o parenteral
es la más adecuada a la situación sobre todo en función de la cooperación del
paciente.
Como consecuencia de la adaptación al ayuno se ha señalado que estos
pacientes presentan un estado hipermetabólico. El gasto energético en reposo se
puede calcular mediante ecuaciones predictivas tipo Harris-Benedict, siendo más
adecuado medirlo a través de calorimetría indirecta, pues la fórmula de Harris-
Benedict puede infravalorar las necesidades respecto de la calorimetría en
pacientes desnutridos con AN, sobreestiman el gasto energético en estos
pacientes con el riesgo de inducir un síndrome de realimentación si se les
administra excesivas calorías.
El cálculo teórico de los requerimientos de energía dependerá del grado de
desnutrición. En enfermos con desnutrición grave, y aunque no existe un
consenso definido en las guías, se aconseja calcular 25-30 kcal/kg/día, sin
sobrepasar las 1.000 kcal diarias al inicio.
En otras guías se recomienda comenzar con 30-40 kcal/kg/día (aproximadamente
1.000-1.600 kcal/día). En el contexto ambulatorio debería iniciarse con una ingesta
en torno a 20 kcal/kg/día. En el curso de 7 días, habría de aumentarse en 500
kcal cada día (3.500 kcal/semana para conseguir un aumento de medio kilogramo)
El reparto calórico de los macronutrientes en pacientes con AN es igual que la
población sana: 50-55% de hidratos de carbono, 12-15% proteínas y 30- 35%
grasas.
Calorimetría indirecta
 El método para la medida del GER es la calorimetría indirecta y se obtiene
con el sujeto en decúbito y en ayunas
 Según las recomendaciones de la Asociación Americana de Psiquiatría en
el tratamiento nutricional deberá aportar 30-40 kcal /kg /día e irse
aumentando durante con la hospitalización hasta 40-60 kcal kcal /kg /día
Se recomienda una distribución calórica equilibrada controlando la ingesta de
glúcidos, dando prioridad a los lípidos 50% y aportando aproximadamente entre
1,2-1,5 g de proteínas por kg de peso corporal. Según las distintas guías europeas
el peso que debe ganarse a la semana son los siguientes.
RECOMENDACIONES ALIMENTARIAS
Se deben respetar las 5 comidas al día: tres tiempos más dos colaciones. La
alimentación tiene que basarse en alimentos que le gusten al paciente y que sean
nutritivos. El consumo de proteínas de alto valor bio lógico (de origen animal)
puede asegurar una recuperación más rápida. Además, la principal fuente de
hidratos de carbono procederá de los complejos, tales como la patata, el arroz,
pan, pasta; y simples, como jugo de frutas y verduras, Por último, la dieta debe
incluir alimentos ricos en los ácidos grasos omega-3 y omega-6.
La primera etapa del ingreso la rehidratación deberá ser cuidadosa cubriendo las
necesidades basales; dado que los pacientes con AN suelen presentar una
disminución de los niveles corporales totales de K, P, Mg y biotina, a pesar de
niveles plasmáticos normales, durante la realimentación pueden producirse
cuadros severos de hipopotasemia, hipofosfatemia e hipomagnesemia que
pueden facilitar la aparición de arritmias, crisis convulsiva, coma y producir la
muerte que deben ser monitorizados de forma periódica sobre todo en la primeras
dos semanas de la realimentación.
PROPUESTA DE MONITOREO
 Modificación de los hábitos alimentarios del paciente: se precisa una
“reeducación” del paciente en sus hábitos alimentarios. Para ello, se inicia
con una dieta relativamente baja en calorías (1000 – 1500 calorías/día) y se
va incrementando progresivamente hasta lograr respetando siempre el
espacio personal para no presionarle, pero no permitiendo que coma a
solas y vigilando que haga las 5 comidas diarias fundamentalmente.

 Control regular del peso: se deben detectar aumentos semanales de 250-


500 gramos al pesar a la persona desnuda o en ropa interior (evita la tara
del peso de la ropa y posibles engaños del paciente).

 No intervenir en la elección ni preparación de comidas

 Comer en compañía

 Definir quién servirá la comida y qué cantidad

 Alguna consideración especial sobre algún tipo de alimento

 Cantidad y tipo de líquidos a ingerir a lo largo del día

 No acudir al baño hasta 1 hora después de las comidas

 Pactar los tiempos de reposo en el día

 Pactar su capacidad para realizar su actividad habitual (escolar o laboral)

 Concretar la actividad física o deporte a realizar, marcando el tiempo


adecuado

 Rapidez extrema en la pérdida de peso.

 Tendencia a la hipotensión, pudiéndose asociar bradicardia por debajo de


50 latidos/minuto.

 Presencia de hipotermia mantenida.

 Hipopotasemia inferior a 2,5 mEq/l.

 Cambios en el estado de conciencia, presentando apatía y gran postración.


Bibliografía
Aguilar Vivas, V. (6 de Julio de 2016). Universidad de Alcalá. Obtenido de Universidad de Alcalá:
https://ebuah.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/26480/TFG_Alonso_Lopez_2016.p
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Díaz Calleja, N. (2016). Universidad Pablo de Olavide. Obtenido de Universidad Pablo de Olavide:
http://www.tcasevilla.com/archivos/sindrome_de_realimentacion1.pdf

Gómez Candela, C. (2018). Nutrición Hospitalaria. Obtenido de Nutrición Hospitalaria:


file:///C:/Users/jesuseduardo/Downloads/MA-01561-01%20(2).pdf

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