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TREJOS MARIN Conceptos Basicos Del Pensamiento Griego Sobre El Tiempo
TREJOS MARIN Conceptos Basicos Del Pensamiento Griego Sobre El Tiempo
Susana Trejos-Marín
I. Introducción
1. La idea del eterno retorno es una constante del pensamiento griego (2). Un
universo circular, que gira sobre sí mismo con un movimiento también circular, que
es el movimiento perfecto porque es el más parecido al reposo, que es el estado
"natural" y realmente perfecto de las cosas. El tiempo es asimilado a este
movimiento circular, y por consiguiente, es considerado como una sucesión
espacializada. Este tiempo circular se repite a sí mismo perennemente, por lo que la
noción cíclica del tiempo impide que en él se dé lo verdaderamente nuevo, lo
irrepetible. La idea pitagórica del ciclo universal de todas las cosas ilustra bien esta
posición:
3. La idea del eterno retorno está vinculada también con el sentido de los límites y la
vocación de finitud y racionalidad propias del espíritu griego.
En los apartados siguientes analizaremos más en detalle las ideas esbozadas hasta
aquí, y las estudiaremos en el pensamiento de cuatro filósofos griegos, a saber:
Parménides, Heráclito, Platón y Aristóteles. Este pequeño análisis tendrá como idea
eje el tratamiento que ellos dan al problema del tiempo.
II. Heráclito (floreció alrededor del 504-500 a.C.)
III. Parménides
Parménides trata de excluir del Ser toda temporalidad y de hacerlo eterro. Pero al
afirmar que el Ser "ni fue ni será, sino que es ahora", concibe esa eternidad como
un presente permanente, y como el presente es "parte" del tiempo, la eternidad
queda así temporalizada. El ser es eterno en cuanto excluye todo cambio y toda
sucesión (8,27-28), porque es completo, nada le falta, y por tanto no puede tener
futuro (8,32-33). Parménides parece concebir la eternidad del Ser como lo que está
totalmente fuera del tiempo y de la sucesión; pero más que concebirla fuera del
tiempo, la concibe como inmutable presente. Este eterno presente niega todo límite
temporal, su duración no tiene ni principio ni final, es infinita, y por ser infinita vemos
que en Parménides la trascendencia del tiempo no es tan fuerte como para que no
se tenga que recurrrir a él para considerar la eternidad, en cuanto, como hemos
visto, el tiempo significa infinitud e indefinición y la eternidad significa finitud y
completitud. Según la concepción parmenídea, en la eternidad hay sucesión, puesto
que su presente es posible gracias a que se da a lo largo de todo el tiempo, es
incompleta en cuanto requiere del transcurrir para ser siempre presente, "ya que es
ahora, toda al mismo tiempo", igual que el ahora, es decir, igual que el instante. El
ser "es ahora". ¿Será el presente de esta eternidad parmenídea tan frágil como el
instante? La eternidad como aquello que trasciende el tiempo se presenta solo
como negación del pasado y del futuro, como permanencia en el presente del ser
que es, lo cual, como ya hemos señalado, lo refiere nuevamente al tiempo.
"El Ser "es un permanecer idéntico en lo idéntico, por lo que excluye el pasado en
cuanto destrucción y el futuro en cuanto nacimiento, pero no excluye el antes y el
después de la permanencia constante de su realidad. Así, la afirmación de la
extemporalidad es la afirmación de la infinitud del permanecer en la infinitud
temporal". (6)
Según Platón, hay tres géneros del ser (Timeo 49a-53d), a los cuales corresponden
tres tipos o categorías de conocimiento: el que tiene una forma inmutable, que solo
el entendimiento puede contemplar. El que es engendrado, que está siempre en
movimiento y nace en un lugar determinado para en seguida desaparecer, accesible
a la opinión unida a la sensación, y el lugar, que es aquello donde lo engendrado es
engendrado, perceptible gracias a una especie de razonamiento híbrido. El espacio
es intermediario entre el mundo inteligible y el sensible," ... introduce lo múltiple con
relación al mundo inteligible y en (él) interfieren, en cierta manera, las Ideas", lo que
Platón expresa matemáticamente como la "dyada indefinida de lo grande y de lo
pequeño" (8).
En el Timeo Platón se interesa por establecer una relación entre ambos. El mundo
temporal es copia de la eternidad; por tanto, en cuanto copia, es. El Demiurgo, al
tratar de hacer su obra lo más semejante posible a su modelo, topó con la dificultad
de que lo único realmente eterno era el modelo. El tiempo, como imitación de la
eternidad del modelo, surge de la imposibilidad del Demiurgo de hacer perfecto el
cosmos. El tiempo manifiesta esta limitación.
El pasado y el futuro son especies del tiempo que son generadas y que no podemos
aplicar a la eternidad. De ésta no podemos decir que "existía" ni que "existirá". El
paso del futuro al pasado evidencia cambios, y la eternidad es inmutable, inmóvil,
inengendrada, y no está sujeta a ninguno de los accidentes que implica el devenir.
De la eternidad solo se predica el presente, y del tiempo solo se predican
propiamente el pasado y el futuro (cf. Timeo 37e-39a).
6. El instante
A. El plano físico
1. El movimiento
Niega que el tiempo sea el movimiento del todo o universo, o que sea la esfera
misma del universo. El tiempo no es ni el movimiento ni el cambio, que para el caso
son lo mismo. El movimiento de cada ser está solo en la cosa que cambia o donde
se encuentra, mientras que el tiempo está en todas partes de la misma manera,
aunque el cambio sea más rápido o más lento, pues la lentitud y la rapidez son
definidas por el tiempo: "el tiempo no es el movimiento ni existe sin el movimiento"
(Fis. 218b).
2. El infinito
En conclusión, el infinito no se puede dar de una manera actual, sino que existe solo
como accidente.
b) Por otra parte, la negación de la existencia del infinito, provoca una serie de
consecuencias inaceptables, tales como la finitud del tiempo y del número, la
indivisibilidad de los cuerpos, y la discontinuidad del movimiento y del tiempo. Un
tiempo con principio y fin, lineal, anula la perennidad del movimiento del universo, al
par que todo cuerpo debe ser en potencia divisible al infinito. El infinito existe,
entonces, en su segundo sentido, "como aquello cuyo evolución no tiene
término'(Física 234a), como lo es el tiempo.
3. El instante
Desde que inicia el estudio del tiempo, Aristóteles lo vincula con el problema del
instante (en griego: el "ahora"), y esto en virtud de su relación con el movimiento. El
instante no es una parte del tiempo, porque el instante no tiene extensión, y la parte
es una medida del todo. Se pregunta si el instante que divide el pasado del futuro es
siempre el mismo o es siempre nuevo, y esta pregunta lo lleva irremediablemente a
una antinomia: o bien el instante se está convirtiendo constantemente en otro
diferente, o permanece siempre el mismo. Si partimos del supuesto de que ningún
intervalo del tiempo puede coexistir con otro y que lo que ya ha pasado debe haber
sido destruido, tampoco los instantes podrán coexistir y el que precede habrá de ser
destruido. Pero no puede ser destruido en sí mismo, porque entonces no existiría, y
tampoco puede ser destruido en otro, porque no pueden coexistir. Por esto la
sucesión de los instantes es imposible, no se pueden alinear como si fueran una
sucesión de puntos. Por otra parte, si el instante fuera el mismo, coexistirían el
pasado, el presente y el futuro, y entonces no existiría el tiempo, ya que el tiempo es
tiempo precisamente porque pasa (Física 218 a). ¿Cómo puede hacerse pasado
aquello cuya esencia es ser presente?
Puesto que el tiempo es medida del movimiento, es también medida del reposo, ya
que "todo reposo está en el tiempo" (ib. 221), pues el tiempo es número del
movimiento y en el número del movimiento puede existir también lo que está en
reposo, ya que solo puede estar en reposo lo que tiene posibilidad de movimiento.
El movimiento solo abarca las cosas que están en movimiento o reposo y solo mide
la cantidad de movimiento y de reposo de las mismas, y no la cantidad o magnitud
del cuerpo en movimiento o en reposo. Así, pues, "el tiempo es medida del reposo y
del movimiento", por lo que el acto puro no está ni en movimiento ni en reposo sino
que trasciende estas categorías. Asimismo, el no-ser no estará en el tiempo a
menos que llegue a ser (ib).
Vemos aquí que la eternidad puede ser entendida en dos sentidos: como el acto
puro, el primer motor inmóvil que actúa siempre del mismo modo, que se concibe
como tal por la necesidad que tiene el cosmos de él, y como la esfera de las
estrellas fijas o primer cielo.
7. Tiempo y eternidad
"Hay, por consiguiente, en el cosmos, la eternidad del ser y la eternidad del devenir;
pero, por la inescindibilidad que los liga recíprocamente en el cosmos, también el
ser de este cae en el tiempo y su eternidad es infinitud temporal". (17)
Su esfuerzo por fundar la infinitud del tiempo y la eternidad del mundo sobre la
eternidad divina, manifiesta que la infinitud del tiempo es superior a la limitación en
la duración, y la infinita rotación del cielo es superior a todo otro movimiento.
B. El plano psíquico
A modo de conclusión
Heráclito se refiere a la eternidad con nociones tales como "ayer", "hoy" y "mañana".
En él la eternidad se presenta como infinita duración del tiempo. La eternidad es la
perpetua cadena de los ciclos cósmicos. Parménides temporaliza la eternidad al
hacerla presente permanente. La concibe como inmutable presente, presente que
es posible gracias a que se da a lo largo de todo el tiempo, es decir, requiere del
transcurrir para ser siempre presente. Platón da por un hecho que el mundo es
engendrado y que ha tenido origen. El movimiento del cosmos es
fundamentalmente el del Alma, que incluye también el movimiento del tiempo,
regido por el Número, por lo que el tiempo tiene un fundamento espacial. Es, solo
en cuanto es imagen del Modelo. Es "eterno", por ser imitación de la eternidad. De
la eternidad solo se puede decir que es, como en Parménides. Por lo que la eterna
presencialidad tiende a convertirse en perenne duración presente, que implica una
referencia a la sucesión temporal. La participación de lo eterno en lo temporal se
hace en el instante. El instante permite el ingreso en el tiempo, por lo que él mismo
no es tiempo.
Vemos así que el pensar filosófico griego intenta distinguir el tiempo de la eternidad.
El tiempo es concebido como infinito, ya sea real o potencialmente, según los
diferentes pensadores. El tiempo es concebido como perenne, y la eternidad, como
perpetua duración.
Hemos visto también cómo la idea del eterno retorno está a la base de las
consideraciones griegas sobre el tiempo. La noción cíclica del tiempo impide que en
él se dé lo nuevo, lo irrepetible. Está presente en los diferentes pensadores la idea
de necesidad y de destino. La idea del eterno retorno está vinculada también con el
sentido de los límites y la vocación de finitud y de racionalidad propias del espíritu
griego. El eterno retorno hace que el movimiento básico sea el circular, que es el
movimiento más semejante al reposo, y hace que este movimiento distienda un
tiempo cíclico, que es el más parecido a la inmutabilidad.
Gottfried, Martin. General Metaphysics, Great Britain, George Allar and Unwid Ltd.,
1968.
Jaeger, Werner. Paideia, los ideales de la cultura griega. México, Fondo de Cultura
Económica, 1957.
Kirk, J.A., y Raven, J.E. Los filósofos presocráticos, Madrid, Editorial Gredos, 1974.
Rey, Abel. La madurez del pensamiento científico en Grecia. México, UTEHA, Col.
La evolución de la humanidad, t. 168.
(1) La riqueza del pensamiento griego revela no solo la riqueza propia, sino la
enorme influencia que recibieron de otras culturas. "En sus comienzos, la historia de
la filosofía griega se encuentra frente al muy discutido problema de los orígenes,
que se refiere particularmente a las relaciones de la ciencia y de la filosofía
helénicas, con la precedente sabiduría oriental. Las grandes civilizaciones orientales
(es decir, sumeria y caldea o asirio-babilónica, irania, egipcia, fenicia, etc.), con las
cuales la civilización prehelénica (egea o cretominoica) había estado ya en
relaciones directas o indirectas, han ejercido influencias reconocida por todos,
también en la cultura helénica, en los distintos campos de la técnica y del arte, de
los mitos y de las ideas religiosas" Rodolfo Mondolfo, El pensamiento antiguo
(Buenos Aires: Losada, 1964) vol. I, p.ll. Así por ejemplo, Herodoto señala que los
griegos aprendieron de los caldeos el uso del cuadrante solar, el gnomon y las doce
partes del día. (II, 109). "El punto de partida de los pensadores naturalistas del s. VI
era el problema del origen, la physis, que dio su nombre a la totalidad del
movimiento espiritual y a la forma de la especulación a que dio lugar (...) Su interés
fundamental era, en verdad, lo que en nuestro lenguaje ordinario denominamos
metafísica." Werner Jaeger, Paideia, los ideales de la cultura griega. (México, Fondo
de Cultura Económica, 1957) pp. 154-155.
(4) J.A. Kirk y J.E. Rayen, Los filósofos presocráticos, (Madrid, Gredos, 1974), p.408
(5) Rodolfo Mondolfo, Heráclito (México, Siglo XXI Editores S.A., 1966) p. 250.
(7) Pièrre Duhem, Les Systemes du Monde (tomo I, París, Editorial Hermann, sin
fecha).
(8) Abel Rey, La madurez del pensamiento científico en Grecia (México, UTEHA,
Col. La evolución de la humanidad, t. 168) p.164.
(14) Martin Gottfried, General Metaphysics (Great Britain, George Allar and Unwid
Ltd., 1968) p.166.