Reporte de lectura unidad I concepto eónico y cósmico del tiempo
El concepto eónico es un cuasi-tiempo que es el fundamento de los demás conceptos
relacionados con el tiempo, entonces el concepto eónico, tienen como nota característica, el no-cambio y el no movimiento, el concepto eónico deriva de otros conceptos de tiempo eminente, que son el fundamento de cualquier otro tiempo, estamos hablando de la eternidad, del “siempre”, del presente; αἰὼν propiamente puede significar el “siempre”, o “fuente de vitalidad”, “fuerza de vida”, es el concepto de “vida”, “tiempo determinado”, es decir la existencia individual, que se relaciona con el destino, es la vida en su fuerza de expansión, la vida en la persistencia, pues la vida de los hombres es frágil y está amenazada, de cabo a cabo. Podemos extender o enriquecer suficientemente el concepto, y decir vida sin fin o eternidad como se mencionó. Platón decía que el tiempo es la imagen móvil de lo eterno. Aristóteles hace lo mismo con el concepto de “edad”, enriqueciéndolo como “edad del cielo entero”, por lo tanto, eternidad. La tradición del concepto αἰὼν, o sus fundamentos, o el inicio del concepto es: “tiempo inmortal divino, sin principio ni fin”, “totalidad del tiempo”, y aun “modelo del tiempo”. El concepto eónico hace referencia a cierta realidad, y una de sus determinaciones más importantes, es que cualquier otra realidad, denotada por el término tiempo, en cualesquiera otros conceptos, se relaciona filialmente, es la relación entre lo eterno y el tiempo, entre el ser y el devenir. El concepto de eternidad en un conjunto interminable, su elemento es el tiempo como término. Entonces tenemos el tiempo eterno, y el tiempo determinado de la existencia, y este pertenece a aquel como término. El universo se mueve y vive, haciendo una representación de la realidad, es decir la eternidad, desde luego que el universo es una semejanza de la eternidad, por lo tanto, el mundo es un reflejo de lo eterno, y el mundo ideal es perpetuo, pero en la eternidad no hay movimiento, el tiempo es el enriquecimiento de lo perpetuo, es una imagen móvil de la eternidad, la representación de la eternidad que los hombres experimentamos, de la que somos conscientes es de la imagen eterna moviéndose según los números o el número, o sea el tiempo: “es”, “era”, “será” (algo o todo). La generación procede en el tiempo. La generación y el tiempo representan movimientos. Lo eterno es idéntico e inmutable, no va al futuro ni regresa al pasado, la eternidad no se genera, la eternidad no es lo mismo que la generación. La generación en este nivel no es tan importante; los que se mueven en lo sensible surgen cuando el tiempo imita la eternidad y gira según el número, la lógica puede ser anterior al número, o a las matemáticas, o al tiempo. Enriqueciendo el concepto de lo eterno, podemos decir que es un tiempo primero, con prioridad, preeminencia o superioridad, como condición de posibilidad del universo. No existe el tiempo, si no es caracterizado por lo eterno o la eternidad. El tiempo es corruptible, una imagen móvil, desarrollo, etapa ulterior, etc. La eternidad es una realidad anterior a todo, es una concepción general, primer referente que permita hablar de un tiempo único, que deriva del primer y único referente. El alma es la capacidad que los hombres tenemos para movernos a nosotros mismos, como lo tiene el universo, por lo tanto, los astros en torno a la Tierra. El mundo visible es un reflejo de la eternidad, que logra un equilibrio gracias a su estructura perfecta de un organismo viviente. El mundo posee movimientos regulares de perfección matemática, igualmente como la eternidad. Esto puede ser observado en el cielo, por ejemplo, se tiene que observar la rotación de los astros. Para Platón el tiempo es esa realidad que describe un tiempo cósmico. Es el mundo de las ideas de Platón con su tiempo vital (αἰὼν) y el mundo visible con su temporalidad, es una imagen del de las ideas, que es sin límites, con un orden matemático racional, carece de cambio, movimiento y de fin; el tiempo cósmico imita al eónico o a la eternidad platónica, bajo la forma del movimiento. El tiempo eónico es pura duración, es una totalidad que nada le falta, las ideas de Platón serán desarrolladas después por Plotino, que hace derivar el tiempo cósmico del tiempo eónico, y la eternidad es como este, y el ama participa de la eternidad, la contempla y se vuelve similar a ella, a lo divino, sin pasado ni futuro. El tiempo eónico es la única y verdadera realidad; pero Plotino no separa otros distintos conceptos de tiempo como el comisco, el cronológico, o el fenomenológico que es efecto de una proyección de la vida del alma individual al alma cósmica. Plotino defiende la tesis de que el movimiento está en el tiempo, pero el tiempo no es el movimiento, pues el movimiento está en el tiempo. El tiempo es sensible y no se identifica con el tiempo; Plotino distingue entre el tiempo en sí mismo, y su medida física, anticipándose a la distinción de Barrow y Newton sobre el tiempo absoluto y el tiempo relativo. El movimiento mide el tiempo que es lo que se manifiesta. El tiempo es anterior a todo movimiento, y todas las cosas devienen en tiempo. El movimiento es propio del mundo sensible; el tiempo se encuentra como eternidad en el espíritu, el tiempo es una imagen, imitación o reflejo de la eternidad, que para Plotino es la vida del espíritu, el nous, o el intelecto, la cosa misma, que permanece, actividad de vida, ser eternidad, es el alma universal de naturaleza activa, se pone en movimiento junto con el tiempo. El alma universal produce el mundo sensible, que hace un movimiento semejante al primero, el alma universal comienza a volverse temporal, engendra el tiempo en vez de la eternidad, sometiendo al mundo sensible al tiempo, la existencia y todas las revoluciones del mundo están contenidas en el tiempo. El movimiento primerio de la inteligencia, da origen por emanación al tiempo, lo hace durar; del alma universal han emanado lo anterior y lo posterior. El tiempo es una imagen que imita la eternidad, y carece de existencia fuera del alma universal. El tiempo es la magnitud del alma universal, y su curso debe ser único y homogéneo, continuidad pura, perpetuo y circular pues no es perfecto como la eternidad. El tiempo nace con el universo, es la acción del alma universal. Damascio de Damasco fue la última cabeza de la escuela ateniense, cuando en 529 fue cerrada por Justiniano. Damascio concebía un tiempo que va en primer lugar, una primicia, esencia del tiempo, un prototiempo. Intermedio a la eternidad, pues llena el vacío entre esta y el tiempo además del movimiento siempre cambiantes; el tiempo mide los movimientos que están fuera del alma universal, y el prototiempo mide aquellos que están dentro del alma universal, como habla de medidas, están contenidas en el concepto cronológico del tiempo. El tiempo es un flujo continuo, el prototiempo es una permanencia esencial. Por último Damascio sostiene que si consideramos el tiempo como una idea, se alude al tiempo sustancial, y no está bajo la voluntad del futuro ni del flujo. Es la separación posteriormente consagrada por newton entre el tiempo absoluto y el relativo, consecuntes lógicos de la eternida. Concepto eonico en el pensamiento religioso Platón es la primera palabra, los platónicos han urdido una matriz pretemporal del tiempo y las religiones han incorporado a su doctrina la existencia de un prototiempo que es el origen del tiempo, o un escatotiempo. Para el cristianismo primitivo el término αἰὼν, es el tiempo en su extensión total, ilimitada en las dos direcciones, intuida como un tiempo infinito, como un flujo infinito del tiempo, entonces hay un αἰὼν presente, limitado en las dos direcciones, el marco es la creación y el fin del mundo. Los tiempos pueden ser ilimitados hacia un lado y limitados hacia otro, uno es ilimitado infinito, remontado hacia el pasado (el tiempo anterior a la creación) y sólo en esta acepción es eterno, el otro empieza con el fin del mundo, entonces tiene un punto de partida pero carece de límite hacia el porvenir, y solo es eterno en esa acepción. Para los cristianos primitivos, la eternidad es un tiempo infinito, el tiempo es una fracción de la eternidad, entonces el término αἰὼν expresa tanto la eternidad como el tiempo limitado. Las ideas neoplatónicas y protocristianas son recogidas por san Agustín. Concepto cósmico o cosmológico: el tiempo es un misterio sin realidad propia y omnipotente, es una condición del mundo fenomenal, un movimiento mezclado unido a la existencia de los cuerpos en el espacio y a su movimiento. El tiempo es activo produce, el cambio, el ahora no es el entonces, el aquí no es el allí. El movimiento por el cual se mide el tiempo es circular y se cierra sobre sí mismo. El reposo y el cambio son el reposo y la inmovilidad, el entonces se repite sin cesar en el ahora, y el allá se repite en el aquí, se cree que el tiempo y el espacio son eternos e infinitos, y esto es una representación. La lógica es una prematemática, dando como resultado todo lo finito y todo lo limitado, es posible una sucesión en lo eterno, es la orden de poner encima en lo finito. Lo eterno y lo infinito se tienen que relacionar con la distancia el movimiento, y cambio. Solo queda la presencia de los cuerpos limitados en el universo. El concepto cósmico o cosmológico supone la referencia del término tiempo a un primer movimiento sujeto del mismo ubicado en el mundo supralunar, es el tiempo de las esferas, son las revoluciones de los cuerpos celestes, puede ser el tiempo o un patrón de medida. , Aristóteles considera el tiempo como una propiedad del móvil, una realidad por tanto cualitativa, lo que le ayudará a buscar un sustrato del mismo, un primer movimiento que sea sujeto del tiempo al cual situará en el mundo supralunar. En la antigüedad grecorromana concebían el tiempo del universo como cíclico, la vista evidenciaba que todo cuerpo celeste giraba, recorriendo periódicamente la misma trayectoria. Además de arcaicas creencias religiosas, que vinculaban el tiempo al cielo. Según Platón el tiempo nació con el universo. Además que la divinidad creó el tiempo, el sol, la luna, los planetas, para que dividieran y guardaran las magnitudes temporales. Esos números del tiempo son la noche, el día, el mes, el año. El ciclo de tiempo es la unidad de revolución más racional. El mes se produce cuando la luna después de recorrer toda su órbita, supera al sol; el año cuando el sol completa su revolución. Por medio de la observación se hacen mediciones relativas, entonces esos caminos errantes de una magnitud enorme y variadas son tiempo. Platón afirma que cuando las velocidades relativas de las ocho órbitas, medidas por el círculo en progresión uniforme, se completan simultáneamente y alcanzan el punto inicial, entonces el número perfecto de tiempo culmina el año perfecto. De esta manera y por este motivo fueron engendrados los cuerpos celestes que en sus marchas por el cielo alcanzan un punto de retorno, para que el universo sea lo más semejante posible al ser vivo perfecto e inteligible en imitación a la naturaleza eterna. El tiempo platónico crouz es la imagen móvil de la eternidad αἰὼν o el tiempo eónico, un desarrollo del es a través del era y el será. El mundo visible, como trasunto del mundo de las ideas, que se mantiene en un equilibro perfectamente regulado, poseyendo movimientos regulares de perfección matemática. La estructura del tiempo es el ahora, calculado en una serie de números. La eternidad, prototiempo o pretiempo del que el tiempo es imagen, es una idea que tiene una copia inmediata: el perpetuo movimiento circular de las esferas celestes. Gadamer comenta sobre la cuestión platónica, en el Timeo de Platón se elimina cualquier duda sobre la realidad del tiempo, pero este no es lo más importante de la creación, es una interpretación metafórica. Platón no aborda el enigma del tiempo como objeto explicito, sino como correlato de su reflexión sobre el αἰὼν. También en otro pasaje Platón afirma que el tiempo ha sido creado a la vez que el universo. El Timeo es el primer análisis filosófico sobre el tiempo, siguiendo esta tradición Aristóteles habla sobre el tiempo en su Física. Pero Platón dice muy poca cosa sobre el tiempo comparado con Aristóteles, quien repiensa la descripción mítica de la constitución del tiempo. Aristóteles da perfiles precisos por medio de una operación analítica. Platón había afirmado que las variadas revoluciones de cada astro son tiempo, de tal modo que solo por comodidad medimos tales tiempos por los patrones del sol y de la luna. En sus análisis Aristóteles comienza oponiendo algunas objeciones a la identificación platónica del tiempo con las revoluciones de los cuerpos celestes, si el movimiento circular es igual al tiempo, una parte del movimiento sigue siendo tiempo sin ser movimiento circular. Aristóteles le reprueba a Platón que se haya limitado a contar el tiempo según los días, los meses y los años, en vez de decir “lo que es”. Constituido por partes que ya o todavía no son, y por instantes inextensos que son una auténtica aporía porque no pueden ser diferentes ni reducirse a uno solo, parece no ser algo que ser algo, que por tanto parece no poder existir. Solo que existe. Aristóteles parte siempre del lenguaje, como primera aproximación, para decir que hay tiempo. Para Aristóteles el tiempo es una realidad eminentemente cosmológica, una propiedad de ser móvil, objeto de la cosmología. El pensamiento de Aristóteles fue una radical novedad frente a las doctrinas antagónicas del inmovilismo del ser de Parménides y del fluyente devenir de Heráclito. Aristóteles es su cosmología hace uso de su teoría del acto y la potencia, que le sirve para superar las concepciones arcaicas y conjugar la noción del ser con la de devenir. Puede así hacer uso del concepto de movimiento para entrar en relación con la noción de tiempo, de manera que las nociones de tiempo y movimiento quedan tan indisolublemente unidas, que sin la segunda no podríamos definir la primera. Según Lucrecio el tiempo tampoco existe por sí, sino que de las cosas mismas, se deriva el sentido de lo que se cumplió en el pasado de lo que ahora es presente y de lo que ha de seguir. Nadie percibe el tiempo en sí mismo, abstraído del movimiento o de la placida quietud de las cosas. Esta necesidad de percibir el tiempo mediante el movimiento no significa que el tiempo sea movimiento. Con dos razones Aristóteles prueba que el tiempo no puede ser él mismo movimiento: el movimiento está en un sujeto móvil, y el tiempo está en todos; y por otra parte, el movimiento puede ser más o menos veloz, mientras que el tiempo transcurre igual para todos. Como el tiempo no se da sin el movimiento, se deduce que debe ser algo del movimiento. Aristóteles concluye que el tiempo es o un movimiento o algo perteneciente al movimiento. Pero puesto que no es un movimiento, tendrá que ser algo perteneciente al movimiento. Cuando no cambiamos en nuestro pensamiento no advertimos que estamos cambiando. No nos parece que el tiempo haya transcurrido, y puesto que cuando lo percibimos y distinguimos, decimos que el tiempo ha transcurrido, es evidente que no hay tiempo sin movimiento ni cambio. Luego es evidente que el tiempo no es movimiento ni existe sin el movimiento. Aristóteles examina la relación entre la sucesión según un antes y un después, se recorre una magnitud continua, como el movimiento y el tiempo. Se vincula el tiempo al movimiento según el antes y el después; percibimos el ahora como una unidad, y cuando hablamos de un antes y un después hablamos de tiempo. El tiempo es el número del movimiento según el antes y después. El tiempo sigue al movimiento, pero difiere de él en su razón formal, al movimiento le compete ser acto de lo que está en potencia, la razón formal del tiempo es la del numerus que mide al movimiento, porque el tiempo es un número. El tiempo expresa la numerabilidad del antes y del después. El tiempo para Aristóteles es un continuo hecho de instantes, comparables geométricamente a puntos en una línea, o en el movimiento. Los “ahoras” son el tiempo, como el antes y el ahora, pues aquello en lo cual los ahoras existen es aquello en lo cual existe la distancia entre los ahoras. El instante es un límite que une, separa, divide, y garantiza la continuidad entre el pasado y el futuro, constituyéndose un máximo de realidad, a la par que un mínimo absoluto de duración. El tiempo es un continuo y su existencia es la existencia de su indivisible, el instante.
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