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Era un tick inconsciente y uno que Saiki sólo hacía cuando estaba muy,
MUY mal.
antes de que el puesto fuese oficialmente suyo. Pero dado que el trabajo
Saiki simplemente sabía que iba a fastidiarlo de algún modo, sin tener
Era uno de los más bonitos que tenía, un traje tipo marinero que le regaló
detenía y tenía que esperar a que la gente entrase y saliese. Las paradas
fueron cada vez menos frecuentes cuanto más alto ascendía. Finalmente,
una inclinación de cabeza. Saiki supo que debía ser alguien importante.
gigante.
estaba justo por encima de a dónde se dirigía Saiki, y luego bajó la vista
hacia el chico rubio. Sus ojos se encontraron y Saiki sintió como si alguien
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lo hubiera abofeteado en la cara.
El calor que circuló entre ellos fue abrasador. Casi como electricidad,
palpable.
levantó los hombros avergonzado. Bajó la vista hacia sus pies. Sólo podía
reacción.
lleno a él. Sonrió con suficiencia y abrió la boca para decir algo, pero de
brusca parada.
total. El ascensor parecía mecerse bajo sus pies como si pudiera caer de
objeto más cercano que pudo encontrar, apretando los dedos por el
miedo. Ocurrió que era uno de los enormes brazos del hombre. Podía
—¡Lo siento! 8
El hombre se giró y acercó más su cuerpo a Saiki que tuvo que
enorme mano del otro hombre cayó pesada sobre sus esbeltos hombros.
Saiki no sabía cómo podía ver en esta oscuridad. Era oscuridad absoluta.
miedo, Saiki saltó hacia los brazos del hombre. Se estremecía como un
hacia atrás para hablar, pero de repente los labios del hombre estaban
difícil encontrar otro hombre gay en la rigurosa Tokio, y el pobre Saiki era
cuello de Saiki, trazando la suave piel con sus ásperas palmas. Se rió
y cerrada con firmeza del rubio, hasta que finalmente un pulgar calloso
Saiki era inexperto, pero aun así podía sentir la pasión creciendo con el
beso. Primero una chispa, luego unas brillantes ascuas, y ahora era una
Saiki empujó el pecho del otro hombre y apartó sus labios ligeramente
del beso para recuperar el aliento. El otro hombre gruñó casi petulante,
pequeña del joven entre ella y la dureza de su mucho más grande cuerpo.
bajándola por sus hombros y brazos, y dejándola caer detrás de ellos. Esos
labios hambrientos nunca, ni una sola vez, liberaron la boca del joven
los arrancó por la frustración, exponiendo el pecho de Saiki al aire frío del
mangas de los esbeltos brazos de Saiki hasta que la camisa cayó al suelo
también. Sólo entonces, una vez que su pecho estuvo expuesto, la boca del
labios del otro hombre descubrieron sus pequeños y duros pezones. Podía
labios y dientes mientras jugaba con la otra con su enorme y cálida mano
con intensidad. Saiki no podía recordar haber estado así de duro, así de
Los dedos del hombre misterioso sujetaban sus caderas como tornillos.
última cosa que alguna vez hubiera esperado era que lo tocara allí, lo
tocara ALLÍ.
Una lengua abrasadora golpeó su ano.
hacia delante para apartarse, pero las manos del hombre eran demasiado 13
rápidas para él, moviéndose hacia delante para agarrar su polla y sus
bolas con una mano grande y cálida. Saiki se quedó quieto de nuevo,
El joven nunca había sido tocado allí antes y cada toque se sentía como
volviendo loco.
apretado nudo del joven, pero luego su fuerte lengua presionó justo
propia chaqueta.
—¿Estás bien?
lejos.
—¿Estás limpio?
Qué pregunta tan extraña. Saiki asintió con la cabeza. Por supuesto que
silenciosa.
ensalivado con algo medio suave, no tan resbaladizo como uno podía
dolor. Era más grande que cualquier cosa que hubiera imaginado alguna
vez.
de que pudiera tomar algo tan largo, pero no iba a detenerlo, por nada del
mundo. No había nada que Saiki quisiera más que ser sometido por este
le caía sobre la frente, estaba a años luz del estiloso engominado hacia
atrás que Saiki le había visto llevar antes de que las luces se fueran.
miraban el rostro de Saiki por guía. Parecía más como un niño travieso
que había sido pillado con la mano en el frasco de las galletas; culpable,
A la vista del buen humor de Saiki, el rostro del otro hombre se iluminó
tomar a Saiki desde atrás. Sacó la punta de su polla con un ‘pop’ y tiró al
hombre más pequeño para enfrentarlo a él. Saiki estaba casi desnudo, con
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los pantalones alrededor de sus tobillos, mientras el otro hombre estaba
Saiki estaba sin aliento mientras alzaba la vista hacia los ojos del extraño
que se cernía sobre él. Los ojos dorados le devolvieron la mirada fija e
aire entre ellos. El otro hombre era tan increíblemente viril y atractivo.
También era muy fuerte. Alzó a Saiki del suelo, pisoteando los
tobillos y tirando así de ellos el resto del camino mientras alzaba los pies
paredes, y lo sostuvo allí con sus dos grandes manos bajo sus muslos. Sus
Los labios del hombre cubrieron los suyos de nuevo y esta vez, los abrió
petróleo.
—Yo tampoco.
golpeando contra el punto dentro de pobre Saiki que lo hizo gritar de puro
pensara que podía haberle hecho daño por la manera en la que había
sostenían sin esfuerzo, haciendo que abriera aún más sus rodillas,
favor!
entrañas.
—¡Ohhhhhh… OHHHHHHHHHH!
El hombre lo sostuvo aun así y simplemente dejó que Saiki se hiciese
brazos alrededor de grueso cuello del hombre, apretando con todo lo que
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tenía. Su orgasmo parecía seguir y seguir, como olas batiendo una tras
otra hasta que al final estaba agotado y colapsó desfallecido hacia delante
en los brazos del otro hombre. Su pene todavía estaba empuñado dentro
del crispado ano de Saiki. Saiki nunca se había sentido tan lleno en su
hombre.
Saiki levantó la vista hacia él con los ojos velados y medio abiertos y los
sonrió con suficiencia, luego lo miró directamente a los ojos con una
Embestía dentro del joven como un pistón, golpeando con fuerza con
aferraba por su querida vida mientras era follado hasta casi romperse.
Clavó sus uñas en las gigantescas protuberancias que era esos hombros
otro clímax intenso y lloroso. Se vino por segunda vez chillando de dolor
y placer. El hombre mantuvo contacto visual hasta que los ojos azules de
hubieran corrido un maratón, hasta que el hombre más alto sacó su polla
de ello sobre él. Cubría su culo y piernas; incluso se había deslizado hasta
blancas en su cabello.
Levantó la vista los ojos bien abiertos por el pánico hacia el otro hombre
hasta que la alegría superó sus facciones serias y adustas. Era, como ver
vergüenza.
iba a tener que llevarlo a la tintorería en este momento, sin excusa. Su piel
sobre el asunto, a menos que saliera del ascensor desnudo a buscar el baño
botones. No era nada comparado con la maraña que era su ropa interior.
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Unos ojos dorados le hicieron un guiño como si dijeran; ‘Nuestro
pequeño secreto.’
ocultar el lío que era su propia camisa. Se pasó los dedos por su oscuro
nuevo. Saiki deseó que su propio cabello fuese tan fácil de controlar.
una tarjeta de negocios. Arqueó una ceja hacia Saiki mientras continuaba
escribiendo.
—¿Estás bien?
enorme se movía para ponerse enfrente de él, como una torre sobre él. Se
había estado escribiendo en uno de los bolsillos del traje de Saiki y le dio
Echó un vistazo por encima del hombro. Los ojos dorados estuvieron
Ella frunció los labios y el entrecejo sobre las gafas de gruesa montura.
inclinó respetuosamente;
—Oh, sí, han estado trabajando en ello, ¿no se habrá quedado atrapado?
ascensores. Subiría por las escaleras si no fueran cincuenta pisos. Deja que
culpa.
Saiki asintió con la cabeza, agradecido y miró alrededor de la recepción.
Era muy, muy agradable. Tenía un techo tremendamente alto y una vista
recepción.
eventos del ascensor. Todavía no podía creerse que hubiera HECHO eso.
Era tan diferente a como era él, ser tan impetuoso, tan irresponsable. ¿Qué
le había sucedido?
sonrió;
hacia las puertas dobles que ella le señalaba. Con una mano en la manilla
Bishi Industries.’
pobre chico podría haber metido el rabo entre las piernas y correr; pero,
era una buena semilla, pero estaba tostada. Un pequeño desliz de algo así
agradable a la vista, semejante pequeña cosa con esos brillantes ojos y esa
que se hubiera dejado alguna vez distraer por una cara bonita. En todos
los años que ella había trabajado para él, el CEO era una máquina según
lo que ella podía decir. Él era completamente inmune a los encantos tanto
demandante y ella tenía una lista tan larga como su brazo que completar
el sonido más extraño que ella alguna vez hubiera escuchado salir de la
oficina de su jefe.
vez, uno que ella estaba segura de no haber escuchado NUNCA salir de
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allí antes. Ella dejó lo que estaba haciendo para escuchar atentamente.
FIN
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