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EXTRA 2: AUN ASÍ, SON...

Mongryong agarró una pala y comenzó a recoger estiércol de vaca. Era una pésima
idea palear mientras sentía ese horrible olor a mierda en pleno verano, pero el señor
Kim no se cansaba de regañarlo con las muletas a un lado.

—Oye, ni siquiera limpiaste. ¡No, allí no, al lado!

Mientras juraba, Mongryong recogió el estiércol con la pala y lo amontonó en el


carro. Tuvo una semana de vacaciones de verano, pero terminó quedándose solo
porque Seok Jeha se fue a Japón. Doosan y Magang lo acompañaron, así que
pensó que lo llevarían también, pero nunca le pidieron que fuera con ellos.

De alguna manera se sintió triste, pero luego le informaron a través de Ho, que no
lo había llevado porque estaba preocupado por su seguridad. En ese lugar había
personas que estaban tras la vida de Jeha, y era posible que provocara un altercado
entre bandos, solo por estar allí sin ninguna razón.

Entonces, decidió visitar un día a Namwon y al día siguiente pasó por la casa del
señor Kim. Cuando lo llamó para saludarlo, no pudo pasar de largo, al escuchar al
señor Kim murmurar que una vaca le había dado una patada en el lomo y eso había
causado que se rompiera una pierna, así que le faltaban manos para que lo
ayudaran en la granja.

—Y ahora me está regañando, por favor, ah, demonios. Tengo mierda en los globos
oculares. ¡Oh, Dios mío!

Mongryong dejó la pala que sostenía atascada en una pila de estiércol, se quitó los
guantes y se limpió el ojo con el dorso de la mano. Después de algunos
frotamientos, puso su nariz en el dorso de su mano y olió, su cara se distorsionó.
Por un tiempo, no podría deshacerse del olor a caca de su cuerpo, y pensó que le
encantaría que Seok Jeha lo oliera cuando regresara y tuviera sexo con él.

—Mira, hazlo así. La mierda te salpica porque no lo haces bien.

—¿Le doy una patada a la vaca?

—¡¿Qué?! ¡Bastardo!

Entonces le dijo que limpiara el estiércol rápidamente, pero Mongryong simplemente


pateó el carro.

—No lo haré, puedes contratar a otros o hacerlo tú mismo. Traté de ayudarle de


buen corazón, pero no deja de tratarme como un perro.

—¿Y crees que el dinero es gratis, amigo?


—¿Dinero? ¿Qué dinero?

—Vaya, veo que olvidaste que te di una indemnización por despido. ¡Eso fue más
que suficiente!

Mongryong recordó que pasó por su casa el año pasado justo antes de huir al campo
después de vengarse del presidente Seok. En ese momento, Kim le dio un sobre
grueso, diciendo que era una indemnización por despido y se lo metió en el bolsillo.
Después de recibirlo, se emocionó tanto que lloró.

—Oh, Dios mío, entonces es eso.

—Vaya, eso es realmente muy desagradable. ¿Quién te lo pidió?

—De todos modos, lo recibiste, amigo.

—Oh, eres tan tacaño. Te lo devolveré.

—¿Qué demonios acabas de decir? No hagas eso. Solo límpialo rápido. No puedo
limpiarlo yo mismo porque me duelen las piernas.

Kim agarró sus muletas y caminó hacia la casa a trompicones. Mongryong miró
hacia atrás. Aunque quería irse de inmediato, se sintió incómodo al ver al señor Kim
cojeando. Además, la persona que solía trabajar allí, estaría de vacaciones hasta
mañana.

Cuando le preguntó por qué le había dado vacaciones, le dijo que si discriminaba a
los extranjeros, no podría contratarlos. Mongryong refunfuñó:

—No sé por qué una persona que valora tanto a la gente me hace esto solo a mí.

Con un profundo suspiro, volvió a coger los guantes, sacó la pala que había
quedado atascada en el montón de estiércol y empezó a recoger la mierda del suelo.
La vaca de un lado bramó, y cuando empacó una pila de estiércol, Mongryong dijo
algo sin darse cuenta:

—¡Ah, mierda! ¡Que sucio y despreciable es ese viejo!

✤✤✤✤✤✤

Mongryong entró a la casa después de bañarse afuera y descubrió que había mucha
comida sobre la mesa. La esposa del señor Kim, que se fue temprano en la mañana
para ir a la casa de sus padres, al enterarse de que Mongryong había llegado, se
apresuró a ir de compras y regresó a casa incluso antes del atardecer.
Cuando vio a Mongryong trabajando, se sorprendió y le preguntó al señor Kim si la
persona que había contratado, no había venido. Cuando Mongryong le preguntó a
qué se refería, ella le dijo que habían decidido contratar a un jornalero por unos
días, porque el empleado estaba de vacaciones. El señor Kim, que estaba
escuchando, se sintió avergonzado.

—Bueno, llámalo. Si está aquí. Podemos invitarlo a comer.

—¡Vaya! —Mongryong miró a Kim con una expresión de desconcierto en su rostro—


. Entonces ¿tenías a alguien aquí para trabajar, pero aun así me obligaste a
hacerlo?

El señor Kim le respondió que no sabía de qué diablos estaba hablando, y


Mongryong lo miró a la cara, pero él evitó sus ojos.

—Oye, realmente no debiste hacer eso.

—Te di dinero, hombre.

—¡Eso no es una excusa!

Entonces le dijo que lo olvidara y que mejor comiera. Después de que los labios de
Mongryong se torcieron, colgó la toalla que había usado para secarse el cabello en
el tendedero, y volvió a la normalidad. Su boca estaba muy abierta cuando llegó vio
el banquete por sí mismo. Comenzando con un Samgyetang con abulón, en la mesa
había costillas estofadas, japchae, entre muchas otras cosas.

—Vaya, ¿qué estamos conmemorando hoy?

—Este bastardo cree que si hay mucha comida, definitivamente es un ritual.

—Es porque en los rituales suele haber mucha comida.

—Si no tienes padres, como sabes de rituales. ¿Has estado alguna vez en uno,
hombre?

—Maldición, no. Pero estoy seguro de que lo estaré…

Kim puso el vino de arroz boca abajo, lo mezcló y giró el abridor. Tomó un cuenco
y le dio uno a Mongryong y le habla como si se lo hubiera arrojado.

—Entonces, si muero después, podrás celebrar un servicio conmemorativo.

—¿Estás loco? No me interesa hacer eso. ¿Por qué habría de hacerlo? ¡Ni siquiera
somos familia!
—De todos modos, no está mal hablar de eso. ¿Quién te dijo que tenías que ser
familia para hacerlo? A veces la gente visita las tumbas y beben alcohol o lo rocían
sobre ellas.

—Está bien, ya sé que no existe una ley para hacerlo, además tampoco sabemos
quién va a morir primero.

Al decir esas palabras, el rostro del señor Kim se oscureció.

—Sí, tienes razón.

Y luego intentó verter alcohol en su vaso. Cuando vio esa expresión, Mongryong
sintió un pinchazo en su corazón. Tomó la botella de licor y llenó el vaso del señor
Kim, pensando que había hablado de más, enfrente de una persona que había
perdido a su hijo.

—Lo siento. Lo que acabo de decir estuvo mal.

El señor Kim arrugó la frente.

—¿Cómo puede este bastardo no tener un término medio? Después de fastidiar a


la gente se disculpa.

—Está bien, aunque no soy un monje, te serviré un trago en tu tumba. Eso servirá
para que te libres de las malas energías.

—Oh, incluso si me convierto en un fantasma, creo que mi presión arterial explotará


por tu culpa.

Los dos, que hablaron al mismo tiempo, estallaron en carcajadas. El señor Kim le
dijo que dejara de beber alcohol, pero al mismo tiempo le sirvió un trago. Y
Mongryong le dijo que no podía beber porque tenía que irse. Pero luego de pensarlo
un rato, decidió aceptar porque Jeha no estaba. Así que no importaba si se bebía
unos tragos.

La esposa del señor Kim, que había ido a la cocina, regresó cuando Mongryong
estaba bebiendo de su vaso. Al verla, Mongryong se levantó, se puso los zapatos y
recibió la bandeja que ella sostenía. Mientras se sentaba, ella le entregó un cuenco
a Mongryong y al señor Kim, y les dijo que el arroz estaba retrasado.

Luego, con un cucharón, le sirvió la sopa y el abulón en un tazón grande, cortó las
patas de pollo y se las dio primero a Mongryong. Al ver la escena, el señor Kim
chasqueó la lengua y dijo: “Sírveme la comida”. Y tan pronto como terminó de
hablar, Mongryong avergonzado, tomó su pata de pollo y la colocó en el cuenco de
arroz del señor Kim.

Los ojos del señor Kim se abrieron cuando lo vio.


—¿Qué estás haciendo?

—Come primero. Para que tus piernas sanen rápidamente.

—Debe estar loco. Estás haciendo lo que nunca has hecho antes.

Kim volvió a poner la pata de pollo en el cuenco de Mongryong. Entonces, le pidió


que se la comiera porque era muy saludable ya que era un pollo local alimentado
con azufre. Mongryong quería devolvérsela, pero la esposa del señor Kim sonrió y
le dijo que se la comiera rápido.

—Gracias por la comida.

Mongryong inclinó la cabeza, levantó la pierna de pollo y sus ojos se abrieron


ligeramente. Fue porque notó que el ginseng en el cuenco estaba muy diluido. El
ginseng era algo muy especial.

—¿Por qué soy el único que tiene ginseng?

—Oh, lo notaste.

—Es ginseng silvestre, bastardo.

—Oh, ginseng silvestre. Silvestre... ¿Qué?

Cuando Mongryong la miró con una expresión de incredulidad, el señor Kim se


quejó diciendo que debía ponerle una campañilla a su esposa. Luego le preguntó:

—¿Sabes cómo distinguir el ginseng normal del ginseng silvestre?

La esposa de Kim sonrió y le respondió:

—Un amigo tuyo me dio esta raíz de ginseng. Dijo que la encontró en las montañas.
Es ginseng totalmente natural.

Mongryong miró alternativamente las caras de la señora Kim y el señor Kim con una
expresión de asombro.

—¿No es caro si es silvestre?

—Dámelo si no te lo vas a comer, amigo. Me lo comeré yo mismo.

Cuando fingió quitárselo con los palillos, Mongryong rápidamente lo levantó con la
mano y se lo llevó a la boca.

—Gracias por la comida.


El señor Kim se rio al verlo.

—Lo hiciste de todas maneras. Maldito seas.

—Bebe la sopa también. Tienes que comer bien para soportar el calor del verano.

—Si.

Mongryong se rio y mordió la pata de pollo. Como era un pollo local, la carne se
arrancaba suavemente, a pesar de haber estado mucho tiempo en la sopa. Al señor
Kim también le sirvieron un cuenco de sopa y comenzó a beberlo.

—Oh, Dios.

—¿Qué te parece? ¿Es delicioso? —preguntó la esposa del señor Kim.

Mongryong sonrió y levantó sus dos pulgares. Entonces, ella sonrió alegremente, y
le dio a Mongryong el resto de su abulón.

—Oye, deberías ocuparte de tu marido.

—A ti no te gusta el abulón.

—¿Quieres el mío?

—No gracias, hombre. Come todo lo que quieras.

—Eres un quisquilloso.

Cuando Mongryong sonrió, el señor Kim frunció los labios con una cara de
desaprobación. En ese momento, Mongryong se levantó de la mesa como si hubiera
recordado algo y se puso los zapatos. Cuando el señor Kim le preguntó a dónde
iba, él le dijo que esperara un momento y corrió hacia su auto.

—Oye, estás loco. Puedes hacer eso después de comer…

Cuando el señor Kim chasqueó la lengua al ver a Mongryong corriendo hacia su


auto, su esposa lo tocó para que se dtuviera.

—¿Por qué eres tan malo? Si sigues tratándolo mal, después no va a querer volver.

—Si dice que no quiere venir, no me importa, ¿eh? ¿Crees que me voy a arrepentir
por eso?

La esposa del señor Kim abrió mucho los ojos ante su comentario.
—Entonces ¿para qué le dijiste que viniera?

Como el señor Kim no tuvo nada que decir, se quedó mirando las montañas
distantes. Mongryong, que regresaba del auto en ese momento, corrió con algo en
la mano. Era una bolsa de compras, pero cuando Kim la vio, tuvo un terrible
presentimiento.

Mongryong, que se comportaba como de costumbre, se quitó los zapatos, se acercó


y le entregó la bolsa a la esposa del señor Kim.

—Tome.

La esposa del señor Kim aceptó la bolsa con una mirada perpleja y miró lo que
había adentro. Su rostro pronto se iluminó como una flor mientras sacaba el
contenido. Era una camiseta rosa. El rostro de Kim se distorsionó ligeramente
cuando la vio.

—Oh, Dios mío. Mira esto, cariño. El color es tan hermoso.

—…

La esposa de Kim sonrió y abrió la camiseta. A ella originalmente no le gustaba


mucho el color rosa, pero en los últimos tiempos, sus gustos habían cambiado.
Probablemente fue desde el invierno pasado, cuando Mongryong le regaló por
primera vez ropa de color rosa.

—Es tan bonita, ¿verdad?

El señor Kim no respondió y se limitó a mirarla con el ceño fruncido. Mongryong


miró al señor Kim y le preguntó sin pensar:

—¿No te gusta?

—Bastardo. Lo haces a propósito. Siempre compras ropa del mismo color de tu


cabeza. ¿Cómo puedes siempre…?

—Escuché que tendrían una reunión de pareja la semana que viene. Sería bueno
que la usaran juntos entonces.

—¡Me lo pondría si fuera como tú, hombre!

La esposa del señor Kim intervino al escuchar su comentario.

—Tú, deberías ser sincero. Desde el año pasado hasta esta primavera, usaste la
ropa que él te regaló todo el tiempo hasta que le salieron agujeros…

Con cara de vergüenza, el señor Kim se enojó y dijo:


—¿Cuándo hice eso?

—Bueno, entonces no deberías decir nada… Durante los primeros días la guardaste
en el armario sin usarla y después que la sacaste, te la pusiste todos los días.
Entonces ¿por qué te quejas de la ropa?

Y al parecer, cuando le salieron agujeros, prefirió doblarla y guardarla en el armario


en lugar de botarla. Era la primera vez que Mongryong escuchaba esa historia. Lo
había visto usarla varias veces, pero no sabía cuánto tiempo lo había hecho. Sonrió
deliberadamente porque eso lo hizo sentir muy emocionado.

—No te rías, hombre.

—No, es que eres increíble, eres muy gracioso. ¿Por qué eres tan gruñón? ¿Eres
tsundere o qué?

—¿Qué, qué?

—Esa palabra existe.

—Eso es una maldición, ¿verdad?

—No, no lo es. De todos modos, usen la ropa en pareja el fin de semana.

— Siempre estoy muy ocupado, ¿por qué voy a salir a una cita?

— Si estás realmente ocupado, deberías trabajar.

—Oh, está bien. Prefiero dejar que el empleado lo haga.

—Ve a comer algo delicioso y ten una cita. Honestamente, si mi esposa luciera tan
bien como la tuya, la habría llevado a pasear para presumir en el vecindario. No
solo la mantendría oliendo estiércol de vaca.

Ante eso, la esposa del señor Kim se rio y le dio las gracias. El señor Kim los miró
cortésmente y comenzaron a reírse juntos. Notó que, desde hace un tiempo, su
esposa sonreía cada vez más. Se preguntaba si era gracias a la influencia de
Mongryong. Lo mismo le estaba sucediendo a él.

Después de comer, el señor Kim le pidió a Mongryong que no se fuera porque ya


era muy tarde. Y aunque el señor Kim estuvo tentado a dejarlo ir, siguió
persuadiéndolo hasta que por fin Mongryong aceptó quedarse.

Y cuando el señor Kim se emborrachó, interpretó canciones desconocidas y


Mongryong batió las cucharas a su ritmo. La esposa del señor Kim les tomó fotos
con su celular, y se quedaron celebrando hasta muy tarde.
Mongryong ayudó en la granja durante dos días y luego, regresó a casa. Todo su
cuerpo estaba adolorido, pero extrañamente se sentía feliz. Cuando estaba a punto
de marcharse, el señor Kim le entregó un sobre, diciéndole que él era parte de su
equipo, y cuando Mongryong revisó el contenido, se dio cuenta que en el interior
había mucho dinero.

Justo antes de irse, tiró el sobre en secreto al lado del sofá, y de camino a casa,
recibió una llamada telefónica del señor Kim, quien estaba furioso y le pedía que
volviera. Mongryong ni siquiera fingió escucharlo, pero cuando el señor Kim le
preguntó cuando regresaría a visitarlo de nuevo, se sintió extraño. No estaba
familiarizado con ese sentimiento, pero no le parecía mal, que otra persona esperara
por su regreso además de su hermana.

Después de lavarse todo su cuerpo, en el baño adjunto a la sala de estar, se secó


el cabello con una toalla y caminó hacia la cocina. Con una toalla grande envuelta
en la cintura, abrió el refrigerador y sacó una botella agua mineral.

Con la botella en la mano, se acercó al sofá, estiró las piernas hasta la mesa, abrió
la tapa de la botella y se la llevó a la boca. Miró a su alrededor para encontrar el
control remoto del televisor, pero en ese momento, su teléfono celular sonó
brevemente.

Al revisarlo, vio que era Seunghyun. Le había enviado un video, y cuando revisó el
contenido, descubrió que era porno gay.

—Bastardo. Por qué me envías algo como esto… Oh, Gracias.

Como Seok Jeha estaba ocupado, no había podido tener sexo durante más de una
semana y sentía que su semen se estaba acumulando y pudriéndose por dentro.
Como de todos modos, no iba a poder verlo por unos días, decidió ocuparse de eso,
mientras miraba el video.

Cuando presionó el botón de reproducción, observó a dos hombres jadeando sobre


una cama. El pasivo gemía, pidiendo un empujón más profundo, y el hombre grande
a sus espaldas le agarró la cintura y empujó tan fuerte hasta el punto de hacerlo
doblar su cuerpo por la mitad. Mongryong comenzó a excitarse lentamente, aunque
solo estaba mirando.

Entonces, se quitó la toalla, sostuvo su pene y lo frotó de arriba abajo para que
empezara a excitarse. Cuando subió el volumen de su teléfono celular, los gemidos
resonaron en la habitación. De todos modos, toda la gente estaba en el primer piso
de la casa, y casi no tenían tiempo de subir al segundo, así que pensó que no tenía
nada de qué preocuparse. Cuando su pene se endureció un poco, se preguntó si
debía exprimir un poco de gel y aplicarlo en sus manos, pero en ese momento su
teléfono sonó.

Dios, ¿quién estará llamando en este momento tan crucial?


Cuando revisó quien lo llamaba, notó que era el número de teléfono de Seok Jeha,
quien había partido para Japón hace unos días. Sin pensarlo mucho, apretó el botón
de recepción y se llevó el teléfono al oído.

—Oh, eres tú hyung.

—Deja de fanfarronear...

Mongryong resopló y se rio mientras sostenía su pene. Jeha no lo contactaba en


absoluto durante el día, pero siempre lo llamaba a esa misma hora.

—¿Qué estás haciendo?

Mongryong se quedó sin habla por un momento. No podía decirle la verdad porque
lo había amenazado con romperle los dedos si se masturbaba una vez más. ¿Por
qué harías eso si tienes confianza?

—Yo... Umm... estaba viendo la televisión.

—Parece que estás desocupado.

Mongryong se centró en la voz de Jeha en el teléfono. Se lamió el labio inferior al


escuchar que su voz sonaba más suave y húmeda de lo habitual.

—¿Bebiste?

—Un poco.

—De alguna manera tu voz suena un poco diferente.

—¿Eso crees?

—Sí, suena diferente.

Trató de decirle que su voz era su favorita, pero se contuvo. Hace unos días que no
lo veía y lo extrañaba mucho. Al pensar en él, un líquido claro empezó a salir de su
pene. Movió las manos un poco más rápido y su cintura se sacudió. Mantuvo la
boca cerrada y se contuvo, cuando estuvo a punto de gemir. Jeha, que estaba
escuchando desde el otro lado, le preguntó por qué estaba tan callado.

—Ja. No, no es nada. Di cualquier cosa.

—¿Qué?

—No te detengas, di algo, más... Por favor.


—¿Por qué?

—Es que...

Mongryong cerró los ojos con fuerza y exhaló un breve suspiro. Estiró la lengua y
giró el cuerpo mientras se chupaba los labios y abría las piernas en el sofá. Un
gemido bajo emanó hacia el auricular en su oído.

—Rápido... Jeha... ¿Sí?

—Bastardo…

—…Ahhh…

—Si no quieres morir, quítate las manos de encima.

—Sí, si no quieres morir... ¿Eh?

Mongryong abrió los ojos y miró hacia el techo. Lo había notado desde antes, pero
en ese momento pudo sentir la voz de Jeha desde algún lugar cercano. De repente
sintió un escalofrío a sus espaldas. Casi gritó cuando saltó de su asiento. Porque
en ese momento, Jeha estaba saliendo del dormitorio.

—¡Ahhh! ¡¿Qué haces?! ¿Por qué sales de allí?

Había una expresión de desaprobación en el rostro de Jeha. Se sintió mal por no


haber comprobado si había alguien en la casa, pero lo que más le molestó fue…

—No pudiste soportarlo. Parece que estás muy impaciente.

—Oh, me sorprendiste.

—Solo pasé a verte por un minuto porque mi horario se retrasó, y lo que te encuentro
haciendo es...

—Jajaja...

—Un espectáculo...

—Oh, no. Maldición.

Mongryong se sintió resentido con Ho, quien estaba en el primer piso. Obviamente
él sabía que Seok Jeha había regresado, pero no le había dicho ni una palabra de
eso. Si le hubiera dicho algo, no habría tenido que enfrentar una situación tan
vergonzosa. Al ver la expresión fría de Jeha, levantó la barbilla con firmeza y le hizo
una pregunta.
—Oye, no estaba con otro chico, estaba hablando contigo por teléfono, entonces
¡¿cuál es el problema?! ¡¿Por qué te molestas?!

—Si hubieras hablado con otro en mi lugar, tal vez hubieras hecho lo mismo con
esa persona.

—¿Por qué llegas a esos extremos?

—Porque así es como lo veo.

Mongryong recogió la toalla que había tirado a un lado y se la volvió a poner


alrededor de la cintura. Jeha, que estaba mirando su figura, comenzó a desatar su
corbata. Mientras movía sus dedos y comenzaba a desabrochar los botones de su
camisa, Mongryong que estaba tratando de cambiarse de ropa, lo miró fijamente.

—¿Qué haces?

—¿Acaso no quieres hacerlo?

Mongryong sonrió con la toalla envuelta alrededor de su cintura. Cuando Jeha lo


llamó con el dedo, se acercó y se arrodilló frente a él y puso su mano en sus
pantalones. Entonces, movió sus manos afanosamente, desabrochó su cinturón, le
bajó la cremallera y los calzoncillos con la mano.

Y antes de que se diera cuenta, los genitales hinchados de Jeha se desbordaron.


Desde que salió de la habitación y vio a Lee Mongryong jadeando por sus propias
manos, Jeha ya estaba en el cielo. Mongryong le acarició el pene suavemente con
la mano y lamió la base con la lengua.

Y como no pudo metérselo en la boca, Jeha le agarró la barbilla y se lo acomodó él


mismo. Mongryong abrió los ojos y lo fulminó con la mirada, pero a él no le importó,
y siguió moviendo la cintura hacia adelante y hacia atrás mientras excavaba la
membrana mucosa de su boca.

Y cuando Jeha se impulsó hasta el fondo de su garganta, Mongryong intentó


apartarse empujando sus muslos. Pero en lugar de detenerse, Jeha siguió
empujando su miembro hasta la parte más profunda de su garganta, haciendo que
Mongryong sintiera náuseas. Al verlo, Jeha le soltó la cabeza y comenzó a mover
la cintura sin piedad.

Los ojos de Mongryong se enrojecieron. Como no podía tragar su saliva


correctamente esta se deslizaba de su boca. Pensó en arrancarle el pene de un
mordisco, pero como lo tenía atascado en su interior, no podía mover la mandíbula.

Jeha apretó los dientes y sacó su pene de improviso, mientras Mongryong


comenzaba a toser. Entonces, Mongryong se limpió la saliva con el dorso de la
mano, levantó la cabeza, miró el pene e intentó morderlo. Al notar sus intenciones,
Jeha levantó las comisuras de su boca y sonrió ferozmente.

—Eso es para que sepas lo que te pasará si vuelves a masturbarte cuando yo no


esté.

Mongryong cerró la boca mientras trataba de preguntarle la razón por la cual no


podía masturbarse. Pero en su lugar, cerró los ojos y sonrió alegremente diciendo
que se portaría bien, mientras abría la boca y le mostraba la lengua.

—Ahora te lo chuparé bien. Vuelve a ponerlo en mi boca.

Sus ojos brillaban. Sus colmillos también. Jeha supo de inmediato que su psicópata
rosa, que había estado tranquilo por un tiempo, estaba a punto de salir a la
superficie. Se dio cuenta que tenía intenciones de morderlo, así que cuando levantó
las manos a la altura de los hombros en señal de rendición, Mongryong hizo un
puchero y se puso de pie.

Como había renunciado con facilidad, al parecer ya no sentía ganas de pelear.


Mientras Mongryong movía su mandíbula hormigueante, Jeha se sentó en el sofá,
extendió la mano y le pidió que se acercara. Atendiendo su llamado, Mongryong
caminó hacia él y se sentó con las piernas abiertas sobre sus muslos.

—Solo te estoy pidiendo que te sientes a mi lado.

—Me gusta más aquí. Puedo ver tu cara con claridad.

—¿Por qué? ¿Vas a morderme los labios?

—Quien sabe. Tal vez te corte la lengua.

Al ver sus dientes castañeando, Jeha enarcó suavemente una ceja.

Mongryong barrió el flequillo desordenado de Jeha con las manos, sosteniéndole


ambas mejillas y cubriéndole los labios. Jeha abrió tanto la boca que metió la lengua
en la boca de Mongryong. Como si quisiera comérselo. Entonces, extendió las
manos hacia su espalda y sostuvo firmemente sus nalgas. Un gemido se filtró a
través de los labios entrelazados.

En esa posición, se bajó los pantalones y los calzoncillos y sacó su pene firmemente
erecto. Mongryong, que estaba lamiéndole la barbilla y las orejas, levantó el trasero,
y Jeha agarró su pene tratando de insertarlo firmemente contra la entrada. El
miembro, que estaba entrando poco a poco, de repente desapareció en su interior
hasta sus raíces, entonces Mongryong se mordió el labio inferior y miró a Jeha
gentilmente.

—Ah, joder. Qué lindo es hacerlo después de mucho tiempo, maldita sea.
Jeha tocó el pezón de Mongryong con la lengua y lo frotó. Mongryong se movió,
frotando las caderas de un lado a otro con un gemido superficial.

—Umm. ¿A qué horas te vas a ir mañana?

—Ah. A las 7:00 am.

—Ugh. ¿Cuándo regresarás?

—Ahhh, en una semana.

Mierda. Este viaje será más largo. ¿Soy una viuda o qué?

Mongryong frunció el ceño inconscientemente. Mientras movía su espalda y


mantenía una conversación rutinaria al mismo tiempo que era penetrado, el pene
se frotó contra su pared interior y comenzó a sentir mucho placer.

Entonces, apoyó la frente en su hombro y movió la cintura, pero Jeha agarró su


trasero con fuerza y lo levantó. Y mientras sacaba el glande para penetrarlo de
nuevo, Mongryong se estremeció y gimió.

—Oh. Ahhh.

—Ah, Lee Mongryong, mírame a la cara.

Mongryong apartó la frente de su hombro y miró a Jeha. Sus ojos negros eran tan
profundos y ardientes como si lo estuvieran succionando. Jeha besó sus labios
profundamente.

Sus lenguas se enredaron entre sus labios abiertos. La habitación se llenó con el
sonido de la carne de dos personas chocando entre sí y gemidos lujuriosos.

✤✤✤✤✤✤

Mientras Mongryong giraba su cuerpo, frunció el ceño ante la incomodidad que


sentía en sus manos y pies. Entonces, abrió lentamente los ojos cerrados y miró
hacia el techo.

—Qué diablos. ¿Estoy teniendo una pesadilla?

Trató de levantarse, pero sus brazos y piernas no se movían correctamente.

El sonido del hierro hizo que sus delgados ojos se abrieran de par en par. Cuando
miró hacia abajo, descubrió que solo había una tela delgada cubriendo su parte
inferior y no había nadie más en la habitación. No podía decir que alguien lo había
secuestrado durante la noche, porque se encontraba en la habitación de Seok Jeha,
donde dormía todas las noches.

Tiró de sus brazos esposados a ambos lados de la cama para hacer ruido, pero
estos no se movieron. Trató de averiguar qué estaba pasando, pero en ese
momento, Jeha entró cuando se abrió la puerta. Al mirar su rostro sonriente, se dio
cuenta quién era el culpable de lo que le estaba sucediendo.

—¡Oye, Seok Jeha! ¿Qué es esto?

Jeha caminó lentamente hacia la cama, apreciando la escena. Pero Jeha no estaba
solo. Una mujer de aspecto horriblemente frío, vestida con un traje negro y de unos
40 años, lo seguía.

¿Qué demonios? ¿Es el ángel de la muerte? ¿Acaso Seok Jeha, tiene la intención
de castrarme?

Pudo sentir que un escalofrío le recorría la espalda cuando Jeha sacó algo de su
bolsillo. Era un artículo de plástico del tamaño de un dedo, pero Mongryong supo
de inmediato lo que era.

Era un pequeño vibrador utilizado como dispositivo de masturbación. Jeha lo sacó


y miró a su alrededor. La ominosa premonición que tuvo Mongryong no estaba
errada. Cuando Jeha lo encendió, sacó gel de algún lado, lo aplicó en el dispositivo
y apartó la tela que cubría las piernas de Mongryong.

—¡Mierda! ¿Qué estás haciendo? ¡Oye! ¿Qué estás haciendo?

Mientras Jeha empujaba el vibrador entre sus piernas sin responder, Mongryong
gimió. Su ano lo aceptó fácilmente, después de haber soportado una noche llena de
sexo. Pero a pesar de que trató de resistirse, no pudo mover sus extremidades. A
medida que el vibrador se movía en el ano y lo estimulaba, el pene de Mongryong
comenzó a estremecerse y a tener una erección.

Jeha lo observó con una expresión de desaprobación.

—Mírate. Eres travieso.

—¿Estás loco? Estás loco, ¿verdad? ¿Estás loco? ¿No es así?

—Estoy cuerdo y muy bien.

Dicho eso, le dijo unas palabras a la mujer que estaba junto a la cama.

—Adelante. Pero no toques su parte inferior.


Entonces, la mujer bajó la cabeza con un rostro que parecía que no le cabía ni una
gota de sangre.

—Sí señor.

La mujer abrió una caja pequeña. Se puso una especie de guantes quirúrgicos, sacó
algo parecido al vibrador que Mongryong tenía incrustado en el trasero y encendió
el interruptor con la cara inexpresiva. Al escuchar un Jiing, el rostro de Mongryong
se distorsionó.

—¡Ajumma! Espere un minuto, ¿qué está haciendo?

Cuando la mujer puso el vibrador alrededor del pezón de Mongryong y lo estimuló,


Mongryong sacudió la cintura. Un líquido transparente fluyó del pene, que de
repente se levantó debido al estímulo que estaba sintiendo arriba y abajo.
Mongryong miró a la mujer y le rogó que se detuviera, pero ella, llevó a cabo su
trabajo en silencio, con la cara más fría del mundo.

La mirada poco realista de la mujer era más aterradora que el hecho de que lo
estuviera excitando.

Mierda, tal vez sea un robot.

Mongryong miró a Jeha quien estaba parado frente a sus pies.

—Joder. ¡Seok Jeha! ¡Uf, realmente vas a hacer esto! ¿Es porque no confías en
mí?

—No, ahora confío en ti.

—Oh, ¿y entonces?

—Pero no puedo confiar en tu trasero. Es por eso que te estoy impidiendo pensar
en otra cosa mientras estoy lejos.

—Hijo de puta, si haces esto… ¡Me las pagarás!

Jeha fingió no escucharlo, y le dijo a la mujer que lo excitara hasta que estuviera
seco, para que no pudiera pensar en nada más.

¿Eso significa que no terminará con una sola vez?

Mongryong comenzó a maldecirlo, llamándolo bastardo, loco y psicópata, pero Jeha


se acercó a la cama y lo besó ligeramente en los labios.

Mongryong trató de morderlo después de revelar sus dientes, pero no pudo


atraparlo. Jeha se cepilló el cabello suavemente y salió de la habitación, diciendo:
—Te llamaré por la noche.

Y cuando Mongryong le gritó a la mujer que se detuviera, ella intensificó la vibración


sin darse cuenta. Y de repente, en lugar de un líquido transparente comenzó a salir
semen. Sorprendido, gritó y maldijo hacia la puerta por donde había desaparecido
Jeha, pero este no regresó.

Ese día fue semi forzado a eyacular diez veces y, como dijo Jeha, tuvo cuidado de
no masturbarse hasta que él regresara, hasta el punto de que ni si quiera se atrevía
a tocar su pene mientras orinaba.

Jeha parecía muy satisfecho por lo que había hecho después de su regreso, pero
Mongryong rechinó los dientes con la determinación de hacerlo pagar por esa
humillación algún día.

—Fin del Extra 2—


Traducido por: yourdreaman
Edición | Corrección: BLPages
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