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Un Aperitivo Menage con shifter
Krishna Brooks
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Como un omega desacoplado, estoy en peligro por mí mismo. Después
de ser atacado por una manada rival, mi tío me dijo que corriera. Pero
mis piernas sólo me pueden llevar hasta donde estoy ahora. Antes de que
pudiera llegar a The Watering Hole, tierra neutral para los shifter, el alfa
de una manada de lobos me atrapa. Pero Zander no es tan malo como se
ve.
Sin manada, debo confiar en él para que me proteja. Cuando mi tío no
viene a buscarme, me temo lo peor. Estoy solo y sin pareja. Es sólo
cuestión de tiempo antes de que alguien me reclame. Pero nunca pensé
que podría ser Zander.
¿Tendrá un coyote un lugar entre los lobos?
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Capítulo uno
1
Un Té Helado 'Long Island' es un tipo de bebida alcohólica mezclada hecha típicamente con, entre
otros, tequila, vodka, ron blanco, triple seco, y ginebra. Se llama así debido a su parecido con el color y el
sabor del Té helado.
—Me imagino que debes guardar un montón de dinero por no tener
que calentar este lugar en el invierno —dijo Zander y volví mi atención a
él, temiendo que fuera a ser estrangulado. Los dragones no debían
desafiarse.
El dragón parpadeó por un momento y se echó a reír. —Bien. Y voy a
tomar esto en consideración. No puedo estar allí veinticuatro siete2, así
que la calefacción debe permanecer encendida. Aunque, creo que a los
osos polares no les importaría si estuviera un poco frío.
Cuando los dos alfas pelearon ligeramente, logré relajarme. Sólo
escuchar las palabras suaves y bien pronunciadas de Zander me
calmaba.
El dragón fijo sus ojos en mí y yo me removí bajo su caliente atención.
—Randy Littlepaw. ¿Cómo estás?
—Estoy bien. Gracias, señor —le dije. —Y gracias por hacer esto por
mí.
Sax asintió. —Me gustaría tener buenas noticias. He encontrado 9
signos de una pelea, había mucha sangre y la cabaña que has
mencionado ha sido saqueada y arrasada. Lo que no encontré fue
evidencia de tu manada. Si sobrevivieron, escaparon. Traté de contactar
con el clan invasor, pero se negaron a hablar conmigo. Y esa zona no está
bajo nuestra protección por lo que no había mucho más que pudiera
hacer.
—Les podrías haber asado y fingir que no sabes nada—Zander bromeó.
Sax se acarició la barbilla y sonrió. —Ya lo he hecho antes. Terminó
por comenzar una rebelión.
Cada palabra me golpeó como una lanza de hielo. Se hundía
profundamente en mi piel y pinchaba órganos vitales. Me las arreglé
para dar un gracias por tomarse el tiempo para buscar mi manada. Me
excusé y me refugié en el baño. Mi corazón martilleaba y pequeñas
manchas de color flotaron delante de mis ojos. Cuatro semanas y mi tío
no había venido por mí. Ahora sabía por qué. Estaba muerto junto con
el resto de mi manada. Ahora estaba solo.
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24 horas los 7 días de la semana.
Yo no sé cómo, pero me las arreglé para mantenerme en pie, sintiendo
mis huesos débiles y quebradizos. La puerta se abrió y me hubiera
gustado haberla bloqueado. Zander entró y dio la vuelta a la
cerradura. No pude verlo, no podía, porque yo estaba listo para
romperme. Mi cabeza se tensó cuando las lágrimas se reunieron y mi
garganta se cerró. Mi visión se puso borrosa y lo último que vi fue el gran
pecho de Zander cubierto de negro acercándose. Fuertes brazos me
acorralaban contra él mientras gritaba incontrolablemente. Intenté
calmarme mientras hacía un lío en su pecho, pero era inútil.
—Está bien —susurró.
Gemí en desacuerdo, pero cuando me abrazó, me relajé. Cada
respiración me llenó con su delicioso aroma alfa y cada toque aflojó mi
cuerpo. Apenas nos conocíamos pero necesitaba el apoyo de un alfa,
ahora más que nunca.
Alguien empezó a golpear la puerta. —¡Vamos! Necesito usar el baño!
—Vamos a volver a la habitación —dijo Zander y me ofreció un 10
pañuelo.
Acepté y me limpié la cara. Abrió la puerta y gruñó ante el shifter que
esperaba para hacer uso de las instalaciones. Zander me tomó por la
muñeca y me llevó hacia el bar donde estaba su segundo al mando, Uriel
estaba descansando.
—Malas noticias, estoy adivinando —dijo Uriel suavemente.
Zander asintió. —Lo llevare de nuevo a la habitación. No hagas nada
esta noche, ¿de acuerdo?
—Voy a recoger a la manada. Nos reuniremos contigo pronto.
Mis piernas estaban entumecidas cuando Zander me llevó fuera a
donde estaba su motocicleta y las SUV alineadas. A pesar de la ausencia
de sensación en la mayor parte de mi cuerpo, su toque estaba vivo en mi
piel. Yo había montado un par de veces cuando los lobos no usaban la
camioneta. Cada vez había sido emocionante. El momento fue
empañado por el hecho de que este sería el último. Él no tenía ninguna
razón para mantenerme alrededor y no tenía ningún lugar para
quedarme. ¿A dónde iría? era la pregunta. Y sin un alfa para protegerme,
¿qué haría?
El viaje de regreso a la suite del hotel que Zander había alquilado fue
corto y al momento en que estábamos en la habitación, metí la ropa que
había comprado para mí en una mochila. Espera. ¿Se me permitiría
tomarla?
—¿Qué haces? —Zander preguntó, su cara seria.
Un golpe de miedo me apuñaló. —Lo siento, yo no quise molestar. ¿Tal
vez, hay alguna manera de que pueda reembolsarle la ropa?
Sus cejas bajaron y su expresión se tensó aún más. Caminó hacia mí y 11
mi corazón volvió a patear. Me quedé mirando su pecho, decidido a
dejarle ver que no estaba interesado en desafiarlo.
—Usted ha sido tan amable conmigo... Si hay alguna manera de que
pueda... —No pude terminar, mi cerebro no entendía todo lo que había
sucedido.
Arrancó la mochila de mi agarre y la tiró contra la pared donde flotaba
como un pez moribundo. —¿Crees que te echaría a la calle desnudo? ¿Sin
comida, sin agua, sin dinero para conseguir cosas como refugio y
ropa? Olvídate de todo eso, pero ¿realmente crees que iba a dejarte ir?
No pude respirar de nuevo, su voz zumbaba en mis oídos. Había sido
muy amable conmigo, pero eso no quería decir que no esperara algo a
cambio. Todavía no entendía por qué él había salido de su camino para
ayudarme. Los dedos ásperos se apoderaron de mi barbilla y mi cabeza
se vio obligada a retroceder para que yo no pudiera hacer otra cosa que
mirar sus ojos magníficos y aterradores.
—Habría pensado que me conocías mejor ahora —dijo y pude ver que
estaba enojado. Dio un gran suspiro y me empujó en un abrazo. En el
momento en que su sólido pecho se contrajo contra mí, gemí.
—No, Randy. No iras a ninguna parte. Estoy dándote la opción de
unirte a esta manada.
—Pero soy un coyote. —Logré decir, sorprendido que un lobo como él
quisiera tener algo que ver conmigo.
—¿Hay algún punto en esa declaración? —preguntó él, con un toque
de diversión en su voz. Sus dedos se deslizaron por mi pelo y acariciaron
mi cuero cabelludo hasta que estaba listo para colapsar sobre la cama en
un estado de rendición pacífica—. Eres un omega sin aparear y sin
manada. No te dejaré en las calles donde pueden aprovecharse de ti.
Yo no sabía cómo responder a eso, no es que pudiera. Zander era
demasiado amable conmigo, su voz perfecta en mis oídos, su olor
empapándose en mí. Me guió hasta la cama donde me senté. Quería
tirarlo contra mí, pero se apoyó contra la mesa y cruzó los brazos sobre
su pecho. —Ahora eres parte de esta manada. Exactamente donde caes
depende de ti. Esa es tu elección.
Me quedé boquiabierto, incapaz de comprender nada.
Una sonrisita se marcó en sus labios. —¿Te gusta cuando te abrazo? 12
El calor se deslizó por mi cuello y miré a mis pies, sin saber cómo
abordar esa pregunta. ¿El cielo es azul?
Su risa era como un ronroneo. —Voy a tomar eso como un sí.
Yo no necesitaba ver su cara para saber que sus ojos brillaban como
zafiros cuando estaba feliz. —Yo no estaba en busca de un omega cuando
te encontré, pero estar cerca de ti, me ha abierto los ojos. Todo el mundo
está mucho más tranquilo contigo. Y me encuentro anhelando un omega
para mantenerme caliente por la noche.
Sus palabras flotaron en el aire y miré todos los muebles como si
pudieran ofrecerme una explicación. —¿Tú... quieres... acostarte
conmigo?
Él levantó su cuerpo del tocador y me puse de pie en respuesta. Tomó
mi cara en sus manos y gruñó bajo en su garganta. Yo era incapaz de
despegar mi mirada de su rostro rudo y guapo, sus ojos brillaban con
necesidad. La mirada era tan caliente que me secó la garganta. Se inclinó
lentamente, sus labios se cerraron sobre los míos y en el momento en
que me tocaron, mi cuerpo cobró vida. Se acabó el entumecimiento, mi
sistema inundado con la sensación de cosas desconocidas.
El beso era casto, nada más que una prueba.
—Tú debes aceptar y estar seguro de que soy lo que quieres —dijo
Zander contra mis labios, su aliento caliente.
Asentí. Había tenido mucha suerte. Cualquiera podría haberme
encontrado y tal vez no hubieran pedido mi permiso. No había manera
de que pudiera rechazarlo. Necesitaba la protección de una manada y un
alfa.
—No —gruñó y me agarró del cuello—. Quiero oírte decirlo.
Mis palabras no eran más que un chirrido. —Quiero aparearme
contigo.
Él me besó de nuevo su autoridad y posesión llegó alto y claro. Traté
de mantener el ritmo, su lengua gobernando la mía, sus manos
sosteniéndome cerca. Gemí en su boca cuando un nudo se formó en mi
ingle. Oí el sonido de las motocicletas en la parte posterior de mi mente,
pero todo lo que existía en este momento era Zander... mi nuevo alfa. Mi
alfa acoplado. Él finalmente me soltó y yo respiré profundo. Cuando la
realidad se cerró de golpe en mí, vi a la manada de pie en la puerta, 13
viéndome con interés.
Zander tomó mi mano. —Randy ha accedido a aparearse con la
manada.
Los gruñidos de lobo llenaron la habitación y Uriel me rodeó los
hombros con un brazo. —Bienvenido. Somos mucho más geniales que la
mayoría. Tenemos galletas, ¿sabes?
No pude evitarlo. Sonreí por lo que parecía ser la primera vez en
mucho tiempo. Los otros dos lobos -Thad y Jenk vinieron a darme la
bienvenida, sus miradas eran calientes. Miré a todos y me di cuenta de
lo que implicaba estar acoplado y los deberes que me incumbían.
—No. —Zander dijo con severidad—. No esta noche. Necesita tiempo
para llorar.
Lo miré, incapaz de expresar lo agradecido que estaba de saber lo que
necesitaba. Me besó suavemente los labios. —Cuando estés listo, estarás
totalmente marcado. De ahora en adelante, siempre dormirás conmigo.
Miré con los ojos muy abiertos mientras se desnudaba, su cuerpo se
movía maravillosamente. Sabía que dormían desnudos. Yo había robado
una vista de su maravilloso culo, pero esto era diferente. Hice todo lo
posible para mantenerme en pie mientras me desnudaba. Su expresión
era toda confianza alfa.
Me llevó a la cama y me acurrucó contra él, sorprendido por lo
agradable que era estar piel contra piel. Uriel se acercó detrás de mí y me
encerró en cientos de kilos de músculo puro. Me sentí muy seguro.
Zander me besó la frente y cerré los ojos mientras me sostenía
tiernamente.
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Capítulo tres
Me desperté pacíficamente, entre Zander y Uriel. Me levanté con
cuidado y me alivié en el baño. Tomé una ducha y me vestí para el día,
sintiéndome bien. Había sido una semana desde que acorde aparearme
con Zander, pero él no me había tomado como un alfa y no pude evitar
preguntarme si tal vez pensaba que había cometido un error. Los Alfas
tenían enormes apetitos sexuales, pero él no había iniciado la actividad
sexual.
Pedí una orden de comida para recoger al mediodía en un restaurante
local, sabiendo que pasaría un poco más de tiempo hasta que la manada
despertara. Habíamos llegado a casa a última hora de la noche, pero yo
estaba decidido a cuidar de ellos de cualquier manera posible. Quería
recoger la comida por mí mismo pero sabía que Zander se molestaría sí
salía solo. Si hay algo que rivaliza con el deseo sexual de un alfa, es su
posesión. Eso sólo significaba que todavía me quería.
Mientras los lobos roncaban, abrí el portátil que Zander me había
dado. Circuló por la oscuridad donde los shifter se ocultaban. Los 15
dragones la dirigían y busqué en los foros cualquier indicio de que mi
familia hubiera sobrevivido. Nada. Sin embargo, aprendí que el clan que
nos había atacado lo había hecho antes a otros. Al parecer, les gustaba
echar a las manadas de sus territorios y confiscar sus recursos. Eran
ladrones pero eran inteligentes, ya que sólo atacaron fuera de las
jurisdicciones controladas. Yo sabía que Sax le había dicho a Zander que
los dragones les consideran un problema, pero eran pocos en número
para hacer mucho al respecto teniendo en cuenta que el clan estaba
golpeando en territorios no impugnados.
Cerré el portátil, no queriendo romper en llanto de nuevo. Rezé para
que algunos de mis compañeros lograran huir y estuvieran a salvo.
Zander se acercó a mí y envolvió sus brazos alrededor de mis
hombros. Presionó un beso a un lado de mi cuello.
—¿Nada?
Sacudí la cabeza. Me besó de nuevo y se dirigió al baño, dejándome
ver su culo antes de que empezara la ducha. Pensé en unirme a él, pero
como un alfa, él sería el que querría iniciar el sexo. Yo no quería salir de
mi lugar. Mientras los otros despertaban, me desplomé sobre los
hombros, inseguro de cómo abordar el tema.
Zander salió del cuarto de baño, su piel húmeda, la toalla apenas
conteniendo su paquete. Los otros lobos se turnaban en el cuarto de
baño, el agua entraba y salía.
—Hice un pedido para recoger —dije. Al mediodía. Gofres y muchas
muchas salchichas y tocino.
Zander gruñó. —Me gusta mi tocino. Pero, ¿sabes qué es aún mejor
que eso?
—¿Qué?
—Tus labios endulzados por el jarabe de arce —dijo y me lanzó una
mirada ardiente.
Sonreí tímidamente y miré el portátil en mi regazo. No pude discutir
con eso. Tal vez no hubiera querido aparearse conmigo, pero nunca
vaciló en besarme. Treinta y seis minutos. Esa fue la más larga de
nuestras sesiones. Cada minuto había sido emocionante y de nuevo me
hallé arrastrando mis ojos hacia él, donde estaba tomando algo de
ropa. Tracé el contorno de su firme culo contra la toalla. Quería
arrancarla, pero era demasiado tímido. 16
Un ligero zumbido comenzó cuando el grupo charló ligeramente. Uriel
no se molestaba en cubrir sus caderas, sus activos totalmente al
descubierto ante mí. Había descubierto la semana pasada que iba a ser
difícil vivir con ellos cuando caminaban tan descaradamente. No era raro
en los shifter, pero yo estaba a punto de estar acoplado a Zander y me
compartiría sin duda con ellos. Eran todos guapos en sus maneras únicas
pero era Zander quien llamaba mi atención. La forma en que sonreía
mientras Uriel hacía una broma alcanzaba algo profundo. Eso no era
nada comparado a cuando se quitó la toalla. Cerré los ojos en su polla
gruesa, el eje largo y liso. Quería trazar la vena con mi lengua, quería
inhalarlo y... mi garganta se secó al imaginar cosas que nunca había
tenido antes. Era como si algo dentro de mí hubiera estado dormido
mucho tiempo y ahora había despertado con hambre.
Me di cuenta de que todo el mundo me estaba mirando y yo había sido
sorprendido mirándoles. Me ruboricé y miré hacia otro lado, pero un
olor grueso y delicioso me golpeó.
—Él está listo —dijo Zander. Se acercó y mi corazón saltó cuando me
levanto. Me besó lenta y apasionadamente, su lengua conduciendo la
mía. Yo estaba sufriendo una grave falta de oxígeno porque me desmayé.
—¿Estás listo para ser marcado, omega?
Di un grito ahogado, pero no podía encontrar las palabras así que
asentí. La mirada en su cara cimentó el hecho de que él todavía me quería
pero había estado esperando algo específico. ¿Por mí? No estaba del todo
seguro pero no me importaba. Yo quería esto. Quería que me hiciera
suyo. Me inclinó la cabeza hacia un lado y me besó el cuello, sus dientes
raspando mi piel. Mis pantalones se tensaron cuando grandes cuerpos
llegaron contra el mío hasta que me rodearon.
—A partir de ahora, cuando estemos en privado, no llevarás ropa a
menos que te lo permita —dijo Zander con severidad y me desabrochó el
botón de los pantalones. —¿Lo entiendes?
—Sí, alfa—murmuré mientras sus manos recorrían mi cuerpo. Mi
camisa salió de mis hombros y mis pantalones se resbalaron de mis
piernas hasta que estuve desnudo con ellos. 17
Alguien me agarró el culo y Zander bajó la cabeza para tomar mi pezón
en su boca. Me sorprendió el sonido que se escapó de mi garganta
mientras me chupaba. Se movió hacia el otro y le prestó la misma
atención hasta que estaba gimiendo y retorciéndome. Su lengua se sentía
tan bien contra el sensible pezón, que estaba seguro de que moriría de
placer cuando me tocara de otras maneras. Uriel descubrió mi polla y me
chupó con fuerza hasta que vi estrellas.
—Dime lo que quieres, Randy—Zander murmuró, su aliento
mentolado envió un escalofrío a través de mi piel.
Había tantas manos sobre mí que se sentía como si hubiese caído en
un lecho de bobinas. Cada pulgada de mí era tocada, acariciada y
besada. Forcé las palabras, entendiendo que Zander quería oírlo desde
mis propios labios. —Por favor... Quiero que me marquen y me hagan
suyo.
Los lobos gruñeron al unísono y el sonido emitió un escalofrío
emocionado a través de mí. Zander me besó profundamente y con
fuerza, un signo seguro de su autoridad. Soltó mis labios y me empujó
hasta mis rodillas de modo que cuatro pollas pesadas y goteantes me
empujaron, exigiendo atención.
Le miré como guía y él tomó la parte de atrás de la cabeza. Me empujó
más cerca y lamí su caliente y aterciopelado escroto. Besé mi camino
arriba y abajo, mojando su eje con mi saliva. Yo quería que él supiera que
lo amaba y esperaba estar haciendo las cosas bien. Levanté la mano para
tomarlo, pero él la golpeó.
—No, sólo tu boca. Pon tus manos detrás de la espalda —gruñó.
Obedecí y agarré mis muñecas. Utilicé mi mejilla para empujar su eje
para poder lamer el otro lado. Sus dedos entraron en mi pelo y su
respiración pesada era música para mí.
—Buen chico. —Retumbó Zander. —No olvides mis bolas.
Asentí mientras lamía su saco. Arremolinaba la lengua y chupaba las
suaves esferas en la boca, su aroma almizclado me absorbía. Cada vez
estaba más confiado mientras trabajaba, su aprobación me acariciaba
como un toque de seda. Zander sacudió mi cabeza hacia atrás y separé
mis labios de su polla. Él metió su pene en mi boca, el tamaño me
extendía hasta que mi mandíbula crujió. Su sabor salado explotó en mi
lengua y saboreé la evidencia de mi nuevo alfa. Moví la cabeza hacia atrás 18
y adelante, deseando complacerlo.
—¿Sabes lo que pienso? —Zander preguntó y yo podía decir por el tono
que estaba excitado. —Tu boca fue hecha para chupar mi polla. Estás
haciendo un gran trabajo.
Gemí alrededor de su pene en acuerdo. Él tomó su polla hacia atrás y
me dio una palmada en la mejilla con su pesado eje.
—Dilo. —Ordenó.
—Me hicieron para chupar tu polla —dije con voz áspera, las palabras
me emocionaron aún más.
Todo el mundo se echó a reír y la sonrisa de Zander calentó mi
núcleo. —Eso es correcto. Quiero que intentes tomar mi verga en tu
garganta. ¿Crees que puedes hacer eso?
—Sí, alfa. —Asentí y abrí mis ojos ampliamente al ver el tamaño de su
pene. No estaba seguro si podía tomarlo pero yo quería intentarlo. Me
apretó la cabeza y me empujó hacia adelante. Relajé mi mandíbula, su
polla gruesa deslizándose profundamente en mi boca.
Tuve que apretar mi agarre en mi muñeca mientras él se balanceaba
en mi boca, la gruesa polla empujando contra mi garganta. Me tensé,
queriendo resistir pero él era mi alfa ahora y como su omega acoplado,
se esperaba que obedeciera.
—No entres en pánico. —Zander suspiró. —Deslízalo. Eso es todo lo
que hay que hacer.
Hice lo que me instruyó, su polla penetrando mi garganta. Mi cuerpo
luchó contra él y tragué lo mejor que pude, deseando complacerlo. Me
ahogué y me soltó, su pene brillante con su pre-semen y mi saliva. Le
sonreí y él se echó a reír.
—Comparte el amor —dijo Zander y le indicó a los otros que estaban
ansiosamente esperando su turno.
Uriel empujó su polla en mi boca y mantuvo mi cabeza firme mientras
él bombeó dentro y fuera. Miré como el cabello rizado alrededor de su
polla y las pelotas se movían hacia adelante y hacia atrás, con la
esperanza de que algún día pudiera darles lo que querían. Me imaginé
que con un poco de práctica me gustaría y esperaba con ansias el día que 19
fácilmente los tomara por mi garganta. Alguien desató mis manos y las
puso en dos pollas necesitadas y duras. Acaricié y chupé a mi nueva
manada en sintonía, la habitación se llenó de sonidos descuidados
mientras Uriel hacía uso de mi boca. Thad tiró de mi cabello y llenó mi
boca con su polla. Rebotaba entre ellos mientras trataba de mantenerlos
complacidos. Yo estaba abrumado pero fue emocionante.
—Vamos a llevarlo a la cama —dijo Zander.
Me pusieron de pie y fui empujado sobre la cama en mis manos y
rodillas, mi peso hundido cómodamente en el colchón. Uriel se puso
delante de mí y guió mi boca hacia su pene. Gemí alrededor de su
longitud en aprobación y lo chupé lo más profundo que pude. Dos dedos
rozaron mi culo, luego probaron el rebote de mi trasero con una
palmada. Empujé hacia atrás contra Zander necesitando su atención
desesperadamente.
Él me rechazó y me besó en la espalda, su cuerpo cálido, duro y
suave. Gemí alrededor del pene de Uriel cuando Zander metió los dedos
en mi grieta. Se sentía increíble ser acariciado allí, Zander rodeando mi
agujero como si estuviera rodeando a su presa.
Golpeó mis muslos y separé mis piernas para que mi culo estuviera
expuesto para él. En el momento en que su lengua llegó contra mi
agujero, vi estrellas y oí bombas. Uriel sostuvo mi cabeza firmemente
mientras Zander me chupaba la carne sensible. El repentino estallido de
placer encendió mi sistema y balanceaba la cabeza sobre la polla de
Uriel.
Uriel siseó, sus dedos calientes contra mi cuero cabelludo. —Eso es.
Gemí en respuesta, queriendo que supieran lo agradecido que me
sentía porque me habían permitido entrar en la manada. Zander lamió y
besó mi culo, sus dedos amoratados mientras me separaba. Gemí y
empujé contra él, necesitando mucho más. Manos acariciaban mi
espalda, mi culo, mis hombros, mis muslos hasta que no pude decir
quien me estaba tocando. ¡Fue increíble! Qué suerte tenían los omegas.
Zander se retiró y gruñó ante Uriel que se alejó. Zander me volteó
sobre mi espalda y me besó por todas partes hasta que no pude hacer
nada más que estar boquiabierto y perder la cabeza. Sus dientes rozaron
mi cuello, sus labios controlaron los míos, su lengua se arremolinó
alrededor de mis pezones hasta que estaba seguro de que iba a explotar. 20
—¿Estás listo para recibir a tu alfa? —preguntó con voz ronca.
Sonreí y asentí. Abrí mis piernas y las envolví alrededor de sus
caderas. Él gruñó bajo y enganchó sus brazos detrás de mis rodillas,
extendiéndome aún más. Lo miré con los ojos muy abiertos, su rostro
una máscara de necesidad salvaje, sus ojos intensos y enfocados en
mí. Uriel alcanzó entre nuestros cuerpos y lubricó mi agujero, la
humedad, el frío y el calor me sorprendió. El pene de Zander se hinchó
aún más, el glande estaba rojo y con fugas. Lo tomé en mi mano y lo guie
contra mi agujero, la carne estaba ardiente. Gruñó, el sonido enviando
una vibración a través de mí.
—Eso es, ahora eres mi omega. —Zander dijo con voz áspera y empujó
contra mí.
Miré con los ojos muy abiertos como su polla rompió mi culo, una
lenta quemadura chamuscando mis nervios. Quería ser testigo de mi
reclamación, ver como él me penetraba por primera vez. La cabeza se
deslizó y me sacudí mientras me estiraba, la novedad fue
impactante. Zander susurró una alabanza y yo seguí el ejemplo de mi
alfa.
Cuando el eje se deslizó en mí, me quedé boquiabierto. Se sentía
mucho más grande de lo que parecía, mis músculos tensándose y
sujetándose alrededor de su circunferencia. Clavé las uñas en él mientras
me llenaba, su presencia era inmensa. Me dio un momento para
ajustarme, su caricia fue amorosa, su cara tierna. No pude evitar relajar
mi culo, sorprendido de que él estaba allí y de que yo le gustaba. Un
gemido escapó de mi garganta y él rio entre dientes.
Zander se retiró lentamente y me quedé boquiabierto cuando mis
terminaciones nerviosas se iluminaron. Se hundió de nuevo hasta que se
fue tan profundamente como pudo. Era tan grande que la sensación era
incómoda, pero al mismo tiempo, se sentía bien.
—Buen, omega. Sólo necesitamos aflojarte un poco. —Él agarró un
mechón de mi cabello y me besó el cuello mientras me empujaba una y
otra vez. Su aliento estaba caliente contra mi piel, los sonidos de sus
jadeos era como música. Encontré su culo con mis manos y me sostuve,
sabiendo que estaba a punto de llevarme a dar un paseo.
Él gruñó contra mi oído mientras me jodía lenta y profundamente, mi
culo aflojándose para aceptarlo como mi alfa acoplado. Su culo se 21
flexionó en mis palmas mientras se movía, su polla me poseía,
marcándome hasta que yo pensé que perdería mi mente. La velocidad de
sus empujes aumentó y gemí descaradamente, consciente de que todo el
mundo nos estaba mirando.
Zander apretó la mandíbula y dijo con voz ronca. —Dime que quieres
que te marque. Dime que quieres mi semilla dentro de ti para que todos
sepan a quién perteneces.
La ferocidad en sus ojos me sorprendió y me emocionó. Cerré la
mirada en la suya. —¡Por favor! Hazme tuyo.
Él gruñó como una bestia salvaje y empujó mis piernas en sus
hombros. Se inclinó, levantó mi culo del colchón y me penetró
profundamente, tan profundo que parecía como si hubiera alcanzado mi
corazón y mi alma. Golpeó algo dentro de mí con cada golpe, haciendo
que me estremeciera de placer. Yo lo observaba con interés, me gustaba
la forma en que sus músculos se tensaban y su cara desencajada de
placer. Él dejó escapar un rugido y bombeó su semilla caliente en mi culo
temblando alrededor de su pene.
—¡Sí! —grité y le agarre el culo, queriendo hasta la última gota. Él me
sonrió, sus ojos entrecerrados. —Tú todavía no has terminado.
Se retiró con cuidado, le dio un beso a mis labios y se sentó a un lado
mientras Thad me montada. Vi a Zander, con una expresión que me dijo
que estaba satisfecho. Yo quería más, quería abrazarme contra él, pero
como su omega, sabía que se esperaba sirviera a su manada. Thad me
penetró de un solo golpe y me quede sin aliento al ser llenado de nuevo,
mi culo estirándose.
—Cuidado. —Zander le gruñó. —Si le duele, yo te hare daño.
Thad prestó atención a sus empujes y el hecho de que Zander estaba
preocupado por mi bienestar me hizo sentir aún más seguro en formar
parte de su manada. Thad me cogió en un ritmo constante. Él
mordisqueó mi cuello y mis pezones, enviando un escalofrío a través de
mi cuerpo. Mantuve los ojos en Zander, la forma en que su cuerpo largo
y musculoso llenó la silla llamo mi atención. Thad gruñó y se vino dentro
de mí, los ojos de Zander brillaron por un momento, como si ellos
disfrutaran viendo como me marcaban. Mi culo fue desocupado y Jenk
se acercó, con los ojos encendidos de deseo. Él me volcó sobre mi 22
estómago y arqueó las caderas hacia arriba.
Hice una mueca mientras me penetraba, mi culo dolorido, pero tuvo
cuidado. Se deslizó hasta las bolas profundamente en mí y gemí. Uriel se
arrodilló frente a mí y guió su pene en mi boca. Ellos me cogieron al
unísono y no pude hacer nada más que rebotar entre ellos mientras
llenaron mis agujeros. Estaba plenamente consciente de que Zander
estaba viendo como su manada hacía uso de mí y la ola de aprobación
que me golpeó renovó mi determinación. Empuje contra Jenk y chupe
con vigor el pene de Uriel hasta que los dos lobos estaban jadeando y
gimiendo. Los empujes de Jenk crecieron, desesperado apreté alrededor
de su pene. Gruñó una maldición y me llenó de su semilla hasta que
pensé que iba a estallar. Uriel se retiró de mi boca y aspiró una gran
bocanada. Zander llegó a ponerse en frente de mí. Me guió encima de él,
su cuerpo duro y suave al mismo tiempo. Sólido, como si pudiera
sostenerme. Tomó mis mejillas y me besó profunda y minuciosamente
para que yo tuviera un tiempo de descansar.
—Uno más. ¿Estás listo? —murmuró y le indicó a Uriel.
Asentí. Uriel tomó su lugar detrás de mí, sus cuerpos grandes
enjaulándome.
—Muéstrame qué tanto quieres esto —dijo Zander, sus labios se
detuvieron en una sonrisa.
Agarré mi culo y lo extendí para el pene de Uriel. Tomó lo que le estaba
ofreciendo y penetró mi ano. Lloriqueé cuando mi culo se llenó una vez
más. Fue un poco incómodo, pero yo estaba casi allí y una vez que
estuviera completamente marcado por Zander y su manada, se
permitiría mi orgasmo. Zander me abrazó y me besó cuando su
compañero de manada penetró mi culo.
Su cuerpo dio una palmada contra el mío, mi polla dura y palpitante
contra el cuerpo de Zander. Se inclinó y tomó mi pene en su mano, con
la mirada siguiendo cada una de mis reacciones.
—Ya casi —susurró y me bañó mi cara de besos.
Sonreí cuando Uriel gruñó y se descargó en mí, yo le di la bienvenida
al calor. Uriel se retiró y apretó mis músculos, queriendo mantener sus
marcas dentro de mí. 23
—Buen Omega —susurró Zander.
Se levantó de la cama, me empujó sobre mis rodillas. Me mantuvo
cerca y acarició mi pene lentamente. Me inclinó la cabeza hacia un lado
y acarició duro y rápido. Mi grito rebotó en las paredes cuando él me
mordió, sus colmillos se hundieron profundamente, más allá de mi carne
y de mi alma como un omega, siempre marcado como suyo. El placer
mezclado con dolor mientras bombeaba mi pene, con su semilla y la de
su manada corriendo por mis bolas y muslos. Me vine de forma
explosiva, el orgasmo fue tan fuerte que pensé que iba a perder el
conocimiento. Pero Zander me sostuvo, sus fuertes brazos me
mantuvieron apretado contra él hasta que el placer disminuyó.
Deslizó sus colmillos de mi cuello y gemí. Él me hizo callar lamiendo
la mordedura. Los otros vinieron contra mí y me llenaron de besos. Yo
podría haber perdido mi manada, pero me gané a mi compañero.
Capítulo cuatro
Zander chocó contra mi culo mientras me llenaba de su marca, sus
gruñidos y maldiciones eran hermosos a mis oídos. Empujé de nuevo en
él, queriendo su semilla profundamente, sabiendo que un día me iba a
impregnar cuando mi calor llegara. Él me había marcado todas las
noches durante las últimas dos semanas y también los otros, yo estaba
agotado de satisfacer las necesidades de cuatro lobos. Pero disfruté cada
segundo de ello.
Zander reclamaba mi culo, pero mi boca estaba totalmente abierta
para cualquier lobo que se sentía caliente en el momento. Se rio y pasó
la mano debajo de mis caderas hacia mi polla dura. Apreté mi culo
alrededor de su pene mientras me daba placer, sus labios besando a lo
largo de mi omóplato.
—Por favor. —Lloriqueé, necesitando venirme. Él me cogió en la
mañana, pero no me había permitido venirme y yo ahora estaba
desesperado. Aprendí rápidamente que disfrutaba las burlas.
—¿Qué quieres, pequeño coyote? —Ronroneó en mi oído y ralentizó 24
sus golpes cuando el placer se reunió en mis bolas. Rodeó con el pulgar
alrededor de mi glande y me quedé sin aliento cuando el placer me
asaltó. Estaba tan cerca, pero él me conocía bien y me dio lo suficiente
para mantenerme en el borde.
—Por favor, alfa. Tengo que venirme. —Logré decir.
—Hm... Has sido muy bueno, ¿verdad? Con una mirada puedo ver por
mí mismo como aceptas con entusiasmo mi pene en tu culo. Y viendo
como chupas los penes de mi manada... Sí, mereces venirte.
El alivio me inundó y sonreí a sus alabanzas. Sin embargo, aprendí, lo
oscuramente juguetón que Zander podría ser. Me acarició hasta el borde,
se retiró y repitió el proceso varias veces hasta que estaba pidiendo y
diciendo cosas que nunca pensé que podría.
Cuando finalmente me permitió la liberación, la intensidad fue
inigualable. Su habitación estuvo llena de mis gemidos mientras
empapaba su ropa de cama con mi semen, y cuando todo había
terminado, me derrumbé contra mi propio charco.
Zander rio tiernamente y me besó con dulzura. —Descansa un
momento y luego ven a cenar con nosotros. Vamos a correr esta noche.
Di un grito ahogado de emoción. Después de marcarme en el hotel,
dejamos Chicago y regresamos al territorio de la manada. La casa que
servía como lugar de residencia era más grande de lo que hubiera
imaginado y tenía todas las comodidades que uno podría querer.
Me acomodé con facilidad, pero todavía extrañaba a mi tío y a mi
antigua manada. Zander era dulce y me consoló cuando estaba triste. Los
otros estaban preocupados igualmente por mi bienestar y yo había
comenzado a adaptarme a sus personalidades individuales.
Uriel disfrutaba de comedias de mala calidad y veíamos varias
películas juntos. A Thad y Jenk les gustaba luchar entre sí en el ajedrez.
Ellos me estaban enseñando, pero era un juego confuso. Con todo, me
sentí cómodo.
Zander me dejó y me relajé en la cama, demasiado cansado para hacer
mucho más. Cuando el sonido de voces excitadas derivó hacia mí, me
levanté de la cama y me bañé. Me uní a mi manada en la mesa, sus risas 25
penetraron en mí. Antes de que pudiera sentarme, Zander curvó el dedo
llamándome y yo obedecí. Me besó y conseguí un azote en mi trasero. Me
senté en mi lugar con un plato de estofado de ternera. Escuché su charla
con una sonrisa -Uriel habló de un nuevo trabajo de pintura para su
helicóptero, mientras que Thad y Jenk detallan un juego de ajedrez tenso
y emocionante que tenían. Se sentía como mi vieja manada y saboreé el
simple momento.
—¿Te lo vuelvo a llenar? —preguntó Uriel e indicó mi cuenco vacío.
—Lo siento, mi estómago no es tan grande como el de todo el mundo.
—Bromeé.
Uriel se rio y levantó una ceja hacia mí. —¿Me estas llamando gordo?
—No —dije.
—La grasa está en su polla. —Pinchó Thad—. Eso es lo que estás
pensando, ¿verdad?
Me sonrojé y miré hacia abajo, no se había equivocado. El sonido de
la risa de Zander fue directo a mi corazón. La manada comiendo guisado,
el murmullo de la conversación, todo me relajaba.
Me encantó la forma en que Zander sonrió, sus labios llegando a un
lado. Yo estaba muy contento de que me encontrara.
Uriel se acercó a mí y acarició la parte de atrás de mi cuello, enviando
un escalofrío a través de mí. —Ya que vamos a salir esta noche, ¿quieres
ponerte a trabajar en el postre?
El brillo salvaje en sus ojos encendió mi sangre y hundió mis rodillas
debajo de la mesa. Se desabrochó los pantalones y liberó su miembro
endurecido. Lo tomé en mi boca y chupé lenta y profundamente. Sus
dedos se deslizaron a través de mi cuero cabelludo mientras le complacía
hablaba con sus compañeros de manada. Sabía que le gustaba más
profundo, así que le tome en mi garganta. Cada vez era más fácil, mi
cuerpo se adaptó a sus necesidades. Su agarre se apretó y chupé con
fuerza mientras se acercaba.
Me acerqué a Thad y afloje sus pantalones gruñó mientras lo acaricié
en movimientos cortos y rápidos, hasta que él gimió y rebotó en su silla.
Cuando estuvo completamente satisfecho, me arrastré hasta Jenk y me
aseguré de llegar a ese lugar especial bajo el glande. El orgasmo fue
terriblemente intenso. 26
Miré hacia donde Zander estaba sentado, con las piernas cubiertas de
cuero negro. Su pene era una tienda de campaña en los pantalones, yo
lamí mis labios. Me instalé entre sus piernas y liberó su pene, la carne
caliente y pesada. Mi mandíbula dolía, pero no me importaba. Cubrí su
pene y los testículos con mi saliva, adorando todos los
rincones. Mientras lo trabajaba a fondo, me acarició el pelo, sus toques
tranquilizadores me alimentaban. Él me había elegido a mí, y yo estaba
orgulloso de servirle. Me tomé mi tiempo, determinado a darle placer de
pies a cabeza. Yo alternaba el tomarlo más profundo con mi lengua
arremolinándose en toda la cabeza. Su cuerpo se tensó, haciéndome
saber que estaba cerca. Se vino rápidamente y yo acepté cada gota salada
de mi alfa.
Zander me acarició la mejilla mientras me acomodaba la cabeza en su
regazo, su pene ablandado contra mi piel. Nunca pensé que podría
sentirme muy cómodo donde estaba. El susurro de los lobos me llenaba
y el olor de mi alfa me relajó. Me acarició con suavidad, su toque fue
reconfortante. Miró hacia abajo y sonrió, ese simple gesto me encendía.
—¿Hemos drenado toda tu energía estás listo para salir a correr? —
Zander preguntó.
Sonreí y me deslicé por su cuerpo. Me golpeé la cabeza en el proceso y
gemí. Él hizo un sonido de tristeza y frotó el chichón en la cabeza. Me
sonrojé y me besó.
—Tomaré eso como que estás listo para ir. —Bromeó.
Fin
Sobre el Autor
Dos individuos son grandes, ¡pero cuántos más, mejor! A Krishna
Brooks le gusta escribir sobre alfas dominantes y omegas sumisos. El
amor es la guinda del pastel. Alfas flexionando su dominio, los omegas
voluntariamente sometiéndose... ¡oh mi Dios!
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