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FACULTAD DE MEDICINA
WENDY BUITRAGO ÀNGEL COD. 5113112
DRA. MAYE BERNAL
EXAMEN CORPOLÒGICO
El examen copròlogico es un examen completo de la materia fecal el cual debe incluir análisis de
las propiedades físicas y químicas del excremento, asì como también la microscopia de los
elementos contenidos en el.
Este análisis es de gran utilidad cuando se trata de demostrar problemas de mala digestión y mala
absorción cualitativamente, debiendo ser confirmadas estas con base en las pruebas de absorción.
Este examen debe incluir por lo tanto observación macroscópica y microscópica y a estos deberán
hacerse las tinciones apropiadas.
El examen de heces tiene su máxima indicación clínica en las diferentes diarreas crónicas, y en
general interesada en aquellos procesos que cursan con insuficiencia digestiva o en los que busca
el germen o parasito de la enfermedad.
I. CARACTERES MACROSCÓPICOS
Por término medio, y con una alimentación corriente, se eliminan normalmente entre 150 y 250 g
por día de heces. Con un régimen vegetariano se llega a 370 g., más, mientras que con un
régimen cárneo se excretan sólo unos 60 g. diarios. En estado patológico pueden alcanzar las
deposiciones un peso superior al kilogramo diario, y si se trata de diarreas agudas graves, pueden
eliminarse varios litros diarios.
b) Son especialmente voluminosas las heces en los enfermos con esteatorrea de cualquier
origen: pancreática, disabsortiva, etc.
c) En la aceleración del tránsito intestinal: fístulas gastrocólicas, hiperquínesias, etc., así como
en los defectos de absorción y en los síndromes de hipersecreción, todo lo cual es a su vez causa
de diarrea, es decir, fluidificación de las heces, por lo que este apartado prácticamente se confunde
con ella.
En realidad, no sólo se produce un todas ellas menor cantidad, sino -lo que tiene más valor clínico
-disminución del número de deposiciones (estreñimiento propiamente dicho).
2) Consistencia: Normalmente, la deposición debe ser sólida y "formada", es decir, cilíndrica y
consistente para mantener esta forma después de excretada. El régimen de prueba sin celulosa
puede dar lugar a unas heces algo más blandas, pero normales.
Los estreñidos eliminan deposiciones pequeñas, duras, y a menudo "en bolas" o "caprinas". Las
falsas diarreas de los constipados se caracterizan por la deposición mixta, compacta la primera
parte y pastosa el final.
Son fluidas, pastosas o líquidas las heces en las diarreas. En el cólera se han comparado con la
"sopa de arroz", y en la tifoidea con el "puré de guisantes", pero esta última es inconstante en su
presentación. Parece una "papilla" la deposición de los enfermos con insuficiencia gástrica
descompensada. Es cremosa y pegajosa, como "mantequilla", en las esteatorreas de origen biliar,
pancreático o entérico (esprue y diarreas esprueiformes en el adulto, celiaquía del niño). Pegajosa
y oscuras, como alquitrán, son generalmente las heces de las melenas. Pastosa y esponjada,
espumosa, es la deposición en la llamada dispepsia de fermentación. Son apreciables los restos
groseros de alimentos en la "lienteria" por tránsito rápido, especialmente en la insuficiencia
gástrica.
Deposiciones acintadas, en lápiz, aparecen en las estenosis del colon distal o recto.
3) Color: Normalmente y con dieta mixta, la deposición es de color pardo o marrón más o menos
oscuro en el adulto, oscureciéndose a medida que pasa el tiempo expuesta al aire. Con dieta
láctea y en los lactantes es amarillo canario. Con dieta cárnea se hace marrón oscuro. Una
alimentación rica en verduras (espinacas especialmente) tiñe las heces de un color verdoso,
mientras que si preponderan las patatas y el pan, las heces se aclaran hacia un marrón
amarillento. El régimen de prueba antedicho tiende a producir heces de color ocre, normales. Un
exceso de café oscurece la deposición.
En general, las heces duras de los estreñidos son más oscuras que normalmente, y las
deposiciones diarreicas suelen ser más claras, aunque en esto último hay numerosas excepciones.
Blanco-grisáceas, de color ceniza, son las heces en la acolia de las ictericias obstructivas y de la
fase aguda de las hepáticas, con lo que su aspecto se ha comparado con la masilla. La ingestión
de papilla de bario puede producir el mismo efecto.
Amarillentas, con diferentes matices, son las heces en las "diarreas de fermentación" y en las
esteatorreas del esprue, insuficiencia pancreática, etc. Los demás caracteres físicos distinguen
unas y otras. El ruibarbo, sen, santonina y otros medicamentos tiñen de amarillo las deposiciones.
Como yema de huevo son las heces procedentes de un tránsito acelerado a partir de las partes
más altas del intestino delgado.
De color verde, por la biliverdina, aparecen otras veces las deposiciones por paso rápido global en
las diarreas duodenales ("diarrea yeyunal" de Nothnagel). Ya hemos dicho que un exceso de
vegetales clorofílicos dan un tono verdoso a las heces, y los mismo sucede si el sujeto toma
calomelanos. En los lactantes son frecuentes las diarreas verdes, pero es normal que en los niños
criados al pecho las deposiciones se tornen verdes al contacto del aire.
Rojizas, irregularmente, son las deposiciones que contienen sangre no transformada, de origen
bajo (hemorroides, tumores de colon distal, etc.). La hematina puede dar un color pardo-rojizo a
las heces.
De color pardo suelen ser las diarreas gastrógenos. Pardo oscuras son las heces de putrefacción
que aparecen en distintos procesos (colitis, cáncer, uremia, etc.), o las debidas a pleiocromia por
exceso de bilis, en la ictericia hemolítica.
Negruzcas y pastosas, pegadizas, como pez o alquitrán, son típicamente las heces en las
"melenas" -de ahí su nombre-, es decir, en las hemorragias digestivas altas. De color negro son
también las deposiciones después de la ingestión de morcilla o sangre, moras, mosto de uva, vino
tinto, etc., o de tomar preparados de carbón, hierro, bismuto, sales de plata, etc.
No hace falta recurrir al laboratorio cuando la sangre inalterada es reconocible a simple vista
embadurnando la deposición (sangre de origen bajo: hemorroides, etc.), ni tampoco en los casos
de hemorragias altas abundantes con heces negras y pegajosas, como alquitrán.
4) Olor: El olor fecal, característico, se hace fétido en todos los procesos que cursan con
petrufacción de las proteínas ingeridas o endógenas (lo cual puede ocurrir, aunque no
obligadamente, en pacientes con insuficiencia gástrica, biliar o pancreática, colitis, cáncer, etc.), y
sobre todo en las melenas, en el cáncer de colon y en el absceso abierto en el intestino grueso. En
la acolia es desagradable, pero no hediondo (SCHMIDT, EPPINGER).
De olor rancio, agrio, son las "diarreas de fermentación" con tránsito rápido a partir del ciego.
Inodoras se vuelven las deposiciones durante las curas con antibióticos intestinales. De olor
amoniacal son las diarreas urémicas y en las fístulas rectovesicales.
1) Reacción: Corrientemente se examina con el simple papel tornasol o con el papel indicador
Merck que señala el pH aproximado. Las heces normales son neutras o ligeramente alcalinas,
pero la reacción depende de múltiplos factores, dietéticos y endógenos, por lo que sus variaciones,
tanto en la salud como en la enfermedad, son irregulares y de escaso valor clínico (HARRISON).
Presentan reacción ácida las heces de los enfermos con "dispepsia de fermentación", mientras que
son alcalinas en las diarreas de petrufacción. También suelen ser alcalinas las deposiciones en la
insuficiencia gástrica descompensada ("diarreas gastrógenas"). En el esprue son, por lo general,
de reacción ácida.
3) Albúmina disuelta: Los restos albuminoideos pueden proceder de los alimentos o de exudados
intestinales. La llamada "albúmina soluble o disuelta", precipitable en la emulsión de heces
mediante el sublimado -con lo que el líquido que sobrenada queda claro y transparente, en la
prueba de Schmidt-Triboulet-, es siempre patológica y corresponde a proteínas desintegradas y de
origen mural más o menos profundo, por lo que su hallazgo en el examen coprológico tiene un gran
valor clínico, significando la existencia de un proceso inflamatorio o destructivo en la pared
intestinal -enteritis, colitis, úlceras, neoplasias, etc.-, y la presencia de exudado, sangre o pus:
signo de "organicidad". El resultado negativo de la reacción de la albúmina disuelta no excluye la
patogenia inflamatoria del cuadro.
4) Sangre oculta: El examen químico del pigmento hemático en las deposiciones (método de
Weber, con la tintura de guayaco, de Adler, con la bendicina, o de Meyer, con la fenolftaleina),
tiene interés en todos los casos en que se sospecha la existencia de hemorragias digestivas
subclínicas, es decir, sin que se acusen visiblemente en forma de melena (1).
Las mismas causas capaces de dar lugar a melena pueden irrigar hemorragias ocultas, pero en
especial las siguientes:
a) Tumores del tracto digestivo, sobre todo cáncer gástrico o de colon. (El derecto suele dar
hemorragias aparentes).
b) Enteritis y colitis.
c) Ciertas diátesis hemorrágicas: púrpura de Henoch, hemofilia, escorbuto, etc.
d) Algunas parasitosis intestinales (anquilostoma, teniasis, etc).
e) En ocasiones, las cirrosis hepáticos.
f) Epistaxis posteriores, hemoptisis o hemorragias gingivales deglutidas.
Para practicar un examen de sangre oculta en heces es preciso previamente tener el enfermo
durante tres días a dieta libre de carne, morcilla y otros productos que puedan contener
hemoglobina, o un exceso de clorofila (vegetal verdes), así como suprimir toda medicación férrica,
con nitritos, bismuto o cobre. Conviene repetir la prueba varias veces en días distintos, tanto para
cerciorarse de la negatividad como para comprobar, en su caso, el carácter crónico, iterativo de la
hemorragia (típico del cáncer frente al ulcus).
(1) Por su simplicidad y rapidez, las técnicas de reconocimiento de sangre oculta en heces pueden
ser practicadas directamente por el clínico o un auxiliar sanitario.
Prueba de la bencidina. Sobre un papel de filtro manchado con heces se derraman unas gotas de
solución de bencidina (al 1% en ácido acético diluido al 50%, solución que se conserva durante
quince días), y en seguida se añaden unas gotas de agua oxigenada "a 10 volúmenes". Si existe
sangre se formará un halo verde-azulado en el papel mojado en torno a la mancha de heces.
Prueba del piramidón. Se procede igualmente, utilizando una solución de piramidón al 5%, en lugar
de la bencidina; luego se añade también el agua oxigenada. Cuando es positiva aparece una
coloración azul violeta, o rojiza si es escasa la sangre existente en las heces.
La prueba de la bencidina es mucho más sensible que la del piramidón. Para tener idea de la
magnitud de la hemorragia conviene practicar las dos reacciones: unas heces "bencidina-
positivas", pero "piramidón-negativas", contienen muy poca sangre.
Normalmente las heces contienen estercobilina y estercobilinógeno, que le dan su color normal.
En el examen coprológico de un sujeto sano no debe encontrarse biblirrubina ni biliverdina.
c) Sublimado blanco: Acolia. No hay pigmentos biliares en la luz intestinal, es decir, ictericia
obstructiva (en las parenquimatosas es fácil que durante un breve periodo exista acolia, pero no es
persistente y raramente total).
Podemos investigar también la bilirrubina (reacción de Grigaut). Si se halla elevada (lo normal es
que no exista) estamos ante una ictericia hemolítica. El aumento discreto puede deberse también
a tránsito acelerado.
Sin embargo, es excepcional la falta absoluta de éste u otros fermentos, por lo que su
determinación tiene escaso valor clínico y apenas se practica actualmente.
En la colitis ulcerosa se registra una proporción muy elevada de lisozima en las heces
(ABDERHALDEN, MEYER).
Una digestión deficiente en algunos de los tramos del tubo gastrointestinal, se acusa en el examen
coprológico por la aparición de restos de alimentos ingeridos, siempre que el defecto no haya sido
compensado en tramos inferiores. Prácticamente sin embargo señala trastorno "anterior" al colon:
gástrico, pancreático, de intestino delgado o linfomesenterial.
En general, una aceleración global del tránsito gastrointestinal determina la presencia de restos
groseros de los alimentos en las heces -lienteria- y la aparición en el examen microscópico de
esteatorrea, creatorrea y amilorrea, aunque no exista un déficit enzimático primitivo.
La grasa se reconoce a veces ya macroscópicamente y en la emulsión de las heces por las gotas
que flotan. En la preparación microscópica, por la tinción con el Sudán III, el rojo escarlata o el
ácido ósmico. Los ácidos grasos aparecen generalmente en forma de agujas finas y alargadas.
Empleando el método de dosificación húmedo, los valores normales son los siguientes:
a) Diarrea grave, por acelerado tránsito intestinal, con la consiguiente defectuosa absorción.
b) En la fístula gastrocólica, por igual causa.
c) En el esprue, tanto en su forma tropical como en la idiopática o esprue "nostras". Es en los
adultos, junto con la insuficiencia pancreática y biliar, la causa más frecuente de esteatorrea.
d) En la enfermedad celíaca. Esta es, en cambio, la más corriente en niños.
En estas dos últimas formas la esteatorrea es muy considerable, predominando en las heces los
ácidos grasos y jabones (grasas desdobladas).
e) En afecciones pancreáticas que cursan con una baja en la secreción de lipasa (pancreatitis
crónicas, tumores de páncreas, obstrucciones del conducto de Wirsung).
En estos casos, la esteatorrea, que también es muy copiosa, es casi exclusivamente de grasas
neutras, a diferencia con el esprue.
f) En obstrucciones del conducto biliar (colédoco, hepático o de los conductillos intrahepáticos)
existe también esteatorrea, con predominio de ácidos grasos libres y combinados, pero por
aumentada secreción endógena de grasas, predominan a veces las grasas neutras.
g) En la lipodistrofia intestinal o enfermedad de Whipple, en la tabes mesaraica (tuberculosis de
ganglios linfáticos intestinales), y en general en todos los procesos que cursan con obstrucción
linfática intestinal: linfosarcoma, Hodgkin, leucemia, etc.
h) En la esteatorrea idiopática, posiblemente ligada a una hipersecreción intestinal de grasa.
En resumen, pues, podemos decir que una "esteatorrea de grasa neutra" habla en favor, sobre
todo, de insuficiencia pancreática, mientras que la "esteatorrea de ácidos grasos" (aunque exista
también cierta proporción de grasa neutra), excluida la insuficiencia biliar (acolia), corresponde,
probablemente, a un trastorno de absorción esprueiforme. Sin embargo, en las pancreopatías
puede aparecer desdoblada la grasa gracias a las lipasas bacterianas del colon (FAHRLAENDER).
Existe creatorrea, es decir, restos de carne o de fibras musculares, sin atacar, en los siguientes
casos:
a) En la insuficiencia gástrica con aquilia. En este síndrome las fibras musculares que aparecen en
las heces están todavía agrupadas en manojos y se observan típicamente abundantes restos de
tejido conectivo intacto en forma e fieltros o fibras arborescentes.
La flora normal constituye un tercio del peso de las heces secas. Predomina en el adulto el
colibacilo, y en menor proporción el subtilis, clostridium butyricum, proteus, etc., destacando
también la llamada "flora proteolígica", constituida sobre todo por los anaerobios putrificus y
aerogenes capsulatus (bacilo de Welchii o de Fränkel de la gangrena gaseosa); en general, la flora
dominante es "Gram negativa". En el lactante, en cambio, es preferentemente "Gram positiva",
descollando por su abundancia el Lactobacillus acidophilus y el biffidus.
En la recogida de muestras de heces debe evitarse la mezcla de orina, y una vez introducidas en
recipientes limpios y estériles, enviarlas inmediatamente al laboratorio.
El examen bacteriológico puede hacerse por microscopia directa de la extensión teñida o bien
por cultivo de heces, insustituible en general cuando se trata de aislar un germen específico. Se
utiliza ventajosamente un grumo de moco opaco por su mayor riqueza en gérmenes.
En las disbacteriosis ocurre una exagerada desproporción entre la flora "sacarolítica" iodófila -la del
lactante- y la proteolítica, a favor de una u otra. Sin embargo, hoy tiende a interpretarse este
hallazgo más como efecto que como causa del proceso, y la verdadera disbacteriosis estribaria en
la "degeneración del colíbacilo" con aparición de formas atípicas. p-colibacilos, incapaces de inhibir
los anaerobios y, en cierto grado, la flora patógena en general. Para comprabar el estado de los
colibacilos se recomienda el método del "índice coli" del NISSLE, o sea la observación de la
actividad inhibente que posean los colibacilos de las heces sobre el desarrollo de las colonias
Eberth en cultivos mixtos.
En cuanto a gérmenes específicos, puede interesar especialmente la búsqueda del bacilo de Koch
en las supuestas localizaciones intestinales de la enfermedad, pero téngase en cuenta la
posibilidad de autocontaminación por bacilos deglutidos con los esputos en los tuberculosos
pulmonares, por lo que sólo tiene valor su hallazgo si ha podido descartarse aquel origen y si
coincide con signos clínicos y locales manifiestos.
El vibrión colérico y otros gérmenes pueden reconocerse a veces directamente, pero en general, y
sobre todo en las salmonelosis, deberá recurrirse sistemáticamente al cultivo de medios
apropiados (Endo, etc.). La comprobación de un gran número de bacilos de Boas-Oppler es
frecuente en los casos de cáncer gástrico, lo que tiene un cierto interés diagnóstico.
2) Entre los protozoos destacan, por su relativa frecuencia de observación en heces humanas, las
amebas, los flagelados del tipo de las lamblias, Trichomonas y Chilomastix, y los ciliados, como el
Balantidium coli. Pueden aparecer las formas activas o sus quistes, que no deben confundirse con
las levaduras existentes normalmente en toda deposición. Es discutible la capacidad patógena de
cualquiera de los protozoos señalados, y antes de admitir la importancia etiológica de tal hallazgo
en las heces deben excluirse otras causas del cuadro, y sólo serán inculpados aquellos si además
su presencia es abundante.
La ameba patógena -Entamoeba histolytica- se distingue de las saprofitas por su gran motilidad
con seudópodos visibles, los hematíes fagocitados y los cuatro núcleos de sus quistes. Es mejor,
en los casos sospechosos de disentería amebiana, buscarla en el frotis de la mucosa rectal.
Las tenias pueden reconocerse por la aparición macrosópica de sus anillos -proglotis- o mediante
el examen microscópico de sus huevos. La cabeza o escólex tiene, además de cuatro ventosas,
una corona de ganchos en la especie solium, a diferencia de la saginata, que sólo posee las
ventosas. Los huevos de ambas son redondos, de color pardo, y recubiertos por una cáscara
radiada.
Los huevos de áscaris son ovalados, también de color pardo, y están incluidos en un caparazón
rugoso como una nuez y doble membrana.
Las larvas de triquina rara vez son demostrables en las heces, excepto en la fase de enteritis y tras
administrar un purgante salino. Es mejor recurrir a la biopsia muscular o incluso a la comprobación
de los embriones en la sangre.
El anquilostoma presenta unos huevos ovales y transparentes que dejan ver al embrión enrollado.
En la esquistosomiasis mansoni, se observan huevos ovalados con espina lateral y embrión
apreciable en su interior; se recogen mejor por biopsia de la mucosa rectal que en las heces.
5) En cuanto a los hongos, existen casos de moniliasis intestinal (Candida albicans, del muguet),
en especial en enfermos tratados largamente con antibióticos, que pueden reconocerse por la
presencia de este hongo en las deposiciones. Sin embargo, hay que ser muy exigente antes de
admitir la relación etiológica entre el cuadro clínico y el hallazgo de la monilia.
7) Heces de putrefacción (etiología diversa). Color oscuro, aspecto líquido o pastoso, olor fétido y
reacción alcalina.
EXAMEN COPROSCOPICO
muestra, por esto es importante procesar la materia fecal recién evacuada. El coproscópico
incluye además del examen coprológico los siguientes parámetros :
pH : Se emplea una tira de papel indicador universal, sobre el cual se aplica una pequeña
cantidad de materia fecal, se espera unos minutos y se compara con la escala de colores.
* Azúcares Reductores : Se realiza con las pastillas Clinitest, las cuales reaccionan con
una cantidad suficiente de cualquier sustancia reductora de las heces como glucosa,
lactosa, sacarosa, maltosa, etc.
COPROCULTIVO
El examen bacteriológico de las heces sirve para identificar gérmenes patógenos normalmente
ausentes en el tubo digestivo y que pueden provocar diarreas e infecciones digestivas en el
individuo como por ejemplo:
Salmonelas.
Shigella.
Campylobacter.
Ciertos Escherichia coli.
Vibrio cholerae.
Los resultados son normales cuando se comprueba una flora saprófita normal, es decir que no
presenta peligro del organismo.
Los resultados deben ser los siguientes:
50 al 70 % de bacterias Gram negativas.
30 al 50 % de bacterias Gram positivas.
Ningún glóbulo blanco (leucocitos) o glóbulo rojo (hematíes).
Ninguna bacteria patógena.
Se necesita una muestra de materia fecal. Hay muchas formas de recolectar las muestras. Una
forma es recoger las heces en un envoltorio plástico que se coloca suelto sobre la taza del inodoro
y se sostiene en su lugar con el asiento. Luego, se coloca la muestra en un recipiente limpio. Un
equipo para recolección de la muestra trae una gasa especial que se usa para recogerla. Luego, se
coloca la muestra en un recipiente limpio.
Para bebés y niños pequeños en pañales, cubra el pañal con un envoltorio plástico. Trate de
colocar dicho envoltorio de tal forma que separe las heces de la orina, de manera que pueda
obtener una mejor muestra.
En el laboratorio, un técnico coloca una muestra del espécimen en un plato especial lleno de un gel
que estimula el crecimiento de cualquier microorganismo presente. Se vigila el cultivo para verificar
el crecimiento y, si éste se presenta, se identifican los microorganismos. El técnico del laboratorio
también puede realizar más exámenes para determinar el mejor tratamiento.
Este examen se realiza cuando el paciente tiene malestar gastrointestinal y el médico sospecha
que la causa es una infección. Asimismo, se puede llevar a cabo si paciente presenta diarrea
severa, persistente (que no desaparece) o recurrente (que sigue reapareciendo) sin una causa
conocida.
Consideraciones especiales
Además del coprocultivo, a menudo se hacen otros exámenes de las heces tales como:
Los síntomas de infecciones bacterianas se demoran debido a que las bacterias necesitan tiempo
para multiplicarse, por lo que no aparecen hasta pasadas unas 12-72 horas o más desde la ingesta
de comida contaminada.
• Bacillus cereus
• Listeria monocytogenes.
• Brucella spp.
• Campylobacter jejuni, que puede provocar síndrome de Guillain-Barré secundario
• Corynebacterium ulcerans
• Coxiella burnetii o fiebre Q
• Escherichia coli O157:H7 enterohemorrágico (EHEC) que provoca síndrome hemolítico urémico
• Escherichia coli enteroinvasiva (EIEC)
• Escherichia coli enteropatógena (EPEC)
• Escherichia coli enterotoxigénica (ETEC)
• Escherichia coli enterohemorrágica (EHEC)
• Escherichia coli enteroagregativa (EAEC o EAgEC)
• Listeria monocytogenes
• Plesiomonas shigelloides
• Salmonella spp.
• Shigella spp.
• Streptococcus
• Vibrio cholerae, incluyendo O1 y no-O1
• Vibrio parahaemolyticus
• Vibrio vulnificus
• Yersinia enterocolitica y Yersinia pseudotuberculosis
Exotoxinas
Además de las intoxicaciones provocadas por infección bacteriana directa, algunas intoxicaciones
alimentarias se deben a exotoxinas que son excretadas por las propias bacterias en crecimiento.
Las exotoxinas pueden provocar enfermedades incluso cuando los microbios que las produjeron
han sido eliminados. Los síntomas aparecen típicamente tras 1-6 horas según la cantidad de toxina
ingerida.
• Clostridium botulinum
• Clostridium perfringens
• Staphylococcus aureus
• Bacillus cereus