Está en la página 1de 24

• � s 'wY',· Q/\ -k, �t\.. t.

O

-ne
• c.,? "1 ..li:.

• CAPÍTULO 3


• El choque de la conquista

• 24 copias


• Cuando veíamos el país a través de nllfStra visión interior;

• a¡>,nril Ueno de gmndes tinieblas.

• sumergido en la ronjusión de !as tmnsgrcriones


y en un desorden absoluto.

MOlOUNIA. Memoriales




• Los mestizajes desencadenados por la conquism del Nuevo Mundo'"


parecen inseparables de otros dos fenómenos mayores en la América

del siglo xvi; por una parte. lo que se suele llamar el «hoque de la con­

• quista>; y, por otra. Jo que denomino occidentalización, una empresa

• multiforme que conduce a Europa ocddentala seguir los pasos de

• �a y__g¡nquismr las almas. los cuerpos y los territorios del Nuevo

Mundo."" El hecho de que los mestizajes se inscriban en una fase de

' ex�ión europea y en un contexto de colonización impide q�e

' pÜedan reducir a un fenóm.!:!'o cultural. Si queremos comprenderlos,

' no podemos hacer abstracción de sus vínculos con la conquista y la

• occidentalización a las que acompañan. Nos queda precisar la natura­

leza de estos vínculos.

'
'
• 106. Hemos esbozado su historia en Carmen Bemand y Serge Gruzinski, Histolrt

• du Nou�au Monck, L 11, Ll!S métiSSdges, Parls, Fayard,

del N�vo Mundo, Mléxico, FCE, l qqqJ_


¡qq3 (trad. casL: Historia

• 107. Serge Gruzinski, La coloniSiJtion de l'imaginai�. Sociétk indi�Ms et occi­

dentafisation dans fe Mexiq� �gnol, xvr-xvur sik/e, París, Gallimard, 1988

La colonización de fo imaginario, Mixico, FCE, 1qq1); -Las repe-cu­


(trad. cast.:

siones de la conquista: la experiencia novohispana .., en �ubrimi�nto, conquist.1 y

• colonización� Amiric.a a qufnientos oifos, bajo la dirección de C. B,ma.nd, México,

FCE, 1qq4, pags. 148-171.


••
«
Mundos atropellados''" La segunda p�ga llevó a los combatientes indígenas a la muerte. 41

«El agua cenosa de la laguna de México en lugar de peces d i ó ranas. en

bb Los mestizajes de los tiempos modernos aparecen de ordinario sobre la cual andaban los muertos hinchados. sobreaguados, a manera de

b7 •

fondos turbios, en cauces d�n_tidades rotas. .Ji no todos los mestiza­ ranas tienen los ojos salidos del casco, sin cejas ni cobertura, mirando

jes nacen forzosamente de una conquista, los que la expansión occi­ a un parre y a otra, denotando en esto que los pecadores son disolutos

dental d�encadenó e�!f¡i principian invariablemente en los sin guarda del corazón,» �,veres atestan_ las aguas de los lagos

escombros de una� como el pescado podrido. envenenando el� los alimentos._Los tes­

1 1
timonios indígenas corroboran esta visión espantosa: cEn los caminos

En 1521, «este triste y espantoso año1, '-" México cae en manos de los

conq�ores españoles y de sus aliados indígenas Debemos la mejor yacían huesos rotos. cabellos revueltos. los techos de las casas están •
1
descripción de este período a un monje franciscano al que los indios descubiertos, las viviendas están coloradas lde sangrel, abundaban los �

1

apodaban Motolinía, «el pobres, Un capíruio de su crónica describe las gusanos en las calles. Los muros están manchados de sesos; el agua era

m
.
1

� ¡ repercusiones deÍacaída de Mexico a principios de la década de 1520. como rojiza. como agua teñida. Así la bebimos. Hasta que bebimos �
N
.
«Hirió Dios esta tierra con diez plagas muy crueles por la dureza e agua salobre 1...1 y tuvimos un sólo precio: éste fue el precio general � .

�+ obstinación de sus moradores. y por tener cautivas las hijas de Sión,

esto es. sus propias ánimas so el yugo de Faraón

cuales fue que LI en uno de sus navíos vino un negro herido d�­
Ll, La primera de las
para un joven. para

niño.o.'"
un sacerdote, para una muchacha, para un

El hambre sucede a la hecatombe: ,La hambre que aflige cruel­




mente. punge y da retorájones en el estómago y tripas hasta la muer­
� la cual enfermedad nunca en esca tierra se había vísto.s'" La epide­

� se propagó con tal virulencia entre los indios que regían��� te LI. Oeste esta gran hambre murieron muchos de los pobres y que

poco pueder».= Hambre, guerra y epidemia. los tres caballeros del



perdieron la mitad de sus habitantes. Muchos murieroñ de hambre:

;-Porque como todos enfermaron degolpe no podían curar unos de A.RQgjiRsis_se esfuerzan por que los indios desaparezcan de la tierra

otros ni había quien les hiciese pan». En muchos lugares, familias ente­
en que vivían,'" •
ras quedaron aniquiladas, •y para remediar el hedor. que no los po­ A la desorganización de la producción. provocada por las destruc­

dían enterrar, echaron las casas encima de los muertos, ansí que su casa ciones y el abandono de los trabajos agrícolas. se añaden los estragos

fue sepul�ra,. Se llamó a esta enfermedad la ,gran lepras, «porque del nuevo sistema de explotación y la sangría de los tributos. Algunos

capataces y esclavos negros-tiranizan-a ·tos-incliOS como a ;opresores



desde los pies hasta la cabeza se hincharon de viruelas que pareáan

leprososs, Como había ocurrido en Egipto, donde las aguas, las fuentes egipcianos que afligían al pueblo de Israeb. ,Todo lo enconan y •
y los torrentes se habían transformado en un mar de sangre, eesta tie­ corrompen; hediondos como carne dañada de moscas por sus malos •
ejemplos., _[nvasores que no eran más que campesinos en España se
rra se convirtió en sangre de muertos. La viruela segó la vida de niños y

adultos, Dios castigaba así las atrocidades� es decir. la práctica toman por señores y se ponen a dar órdenes a los�� cn;ruralesµi;

del sacrificio humano: ,En esta tierra había mucha crueldad y derra­ �.;¡�o:� algunos negrc;s;; h;en �ir y temer más que �i fuesen

mamiento desangre ofrecida al demonio ángel de Satanás». señores naturales> .' H La descomposición de las jerarquías sociales

----.:: - . - ------

í

,
,

108. Tomo la exprnión de Dtnys Dtl.1gt C Le pays renvrr.;¡_ Amérindiens et Europé­ lll. En el relate de Tlatelolco, publicado en Anales� T/a1elolco. Unos anales his·

! eas tn Amériq� du Nord-Est, 1600-1664, Quebec, Bon!al, ¡qq11. d Nación Mexicana y Códice de Tlalelolco,
tdricosde I traducción de Heinrich Berlin, •
109. Toribio de Benavente, llamado Motolinia, MemtJriaf� o libro ck fas cosas dt Mlxico, Parrüa, rseo, págs. 70·71.

,1 N�va Esp.it1ct yde


/ los fldturales � ella, edición de E. O'Gorman Mexico UNAM
112. Mo1ofin1a 1 1 q 1 1 , pag. 2Sl.

1c-,11, pag. zq4_ ' ' ' 113. pag. zq4_

ltndem,

110. lbidem, pcig. 2 1 . 114. lbidem, pág. 2ó.


4
acompaña a otros fenómenos igualmente incontrolables. La fiebre del tacrísís atinó igualmentq a los rangos de los vencedores. Las riva­

• 68
oro precipita a los españoles ,en lazos y cadenas del demonio de las

cuales no se escapan sin llagas crueles».


�ades que oponían a los conquistadores diero"1u�r a disturbios:

«íisensiones y bandos, mndujeron al país al borde de la guerra ovil .

• La ciudad de México, la antigua capital mexica. que se ha con­ ��¡


� � de México fueron peores que l��pto: duraron

vertido en la «rabeza de la Nueva España», está en el ojo del hura­ más tiempo, produjeron más muertos y fueron un resultado de la

cán. La reconstrucción de la ciudad es una tarea gigantesca «en la crueldad y la codicia de los "hombres, antes que una manifesÍáción d
-;,

la ira de Díosv' - - ---.


cual los primeros años andaba más gente que en la edificación del

templo dejerusalém en tiempo de Salornóns. Movilizó a un regi·

miento de hombres extenuados por las cargas que se les imponía:

;En las obras, a unos tomaban las vigas, y otros caían de alto, sobre Imágenes de catástrofes y claves milenaristas

otros caían los edificios que deshacían en una parte para hacer en

otras» Como en el Apocalipsis, en un huracán de truenos y rayos. El monje encuentra sus imágenes y Sl!5 int�retaciones en eJ !:xq¡!Qy __

la ciudad se dividió eo tres y se entregó ca la codicia de la carne. a la en el Apocalipsis. Su retórica de la ca_tástrofe y del castigo se dedica

codicia de los ojos. a la soberbia de la vidas, La pluma de Motolinía primero a �os a.sgntecimientos 9e la s_c,nguist;! en una��­

'denuncia así la vanidad de los vencedores impacientes que se hacen tiva metafisica y providencialista. El recuerdo de las plagas de Egipto y

construir mansiones gigantescas que sus linajes no habían conoci­ la evocación del segundo, el sexto y el séptimo ángel del Apocalipsis

do nunca. confieren a su relato un alcance universal y subrayan la singularidad

Muchos indios son reducidos a esclavos. Algunos padres venden a del acontecimiento. Aguas putrefactas. rí.;-de sangre, espíritus

sus hiÍos para poder pagar el tributo. Se atormenta a los indigenas para inmundos que surge-;; de la boca del dragón y de la bestia. rayos y

arrebatarles sus bienes; se les encierra en jau las de las que sólo salen truenos, paralelismos históricos de la caída de Jerusalén y de su des­

para morir. ,porque los trataban bestialmente. y los tenían en menos trucción por parre de Tito: todos los medios valen para traducir la con­

estima que a sus bestias y caballos,.'" Procedentes de todas partes, fusión de los tiempos, pintar los estragos de la enfermedad y de la

gi__gantescos rebaños humanos convergén hacia la ciudad de México. guerra. y describir la perversión de las relaciones sociales y el reinado

donde se les marca ron ltierro candente. Es la octava plaga. y no la exclusivo del oro y de la plata.

menor. La novena es aún peor. Es el trabajo forzado en las minas. La Desde la Edad Media. los textos y las imágenes de la tradición�

descripción del monje no necesita comentarios: ,De los esclavos que


== ofrecen maneras de concebir el desorden el'. de visualizar sus

en las minas murieron. fúe tanto el hedor que causó pestilencia. en pavorosas repercusiones. Los muros de la Capella Nuova de la cate­

especial en las minas de Huaxyacac en las cuales media legua alrede­ dral de Orvieto lo atestiguan. Aquí. en los últimos años del siglo "!.V,

dor y mucha parre del camino apenas pisaban sobre muertos y sobre Luca Signorelli representó el reino del Anticristo, largamente comen- _L

huesos. e eran tantas las auras y cuervos que verúan a comer los cuer­ tado por los historiadores del arte.'" Los frescos de Orvieto o el texto

pos muertos, e andaban cebados en aquella cruel carnicería. que ha­ de Motolinía son una forma cristiana de describir y de explicar el

dan gran sombra al sot..'• Mientras tanto, las aldeas se despoblaban y

.lfil_indios se � en las montañas. 6ta fue la época de las


- -
trastorno del mundo. Para Motolinía.-i; crisis del México de la con-

etínieblas muy espantosas y escuras>.


117. lbidem, p.ags. 30-31.

118. Luca Signo�m conoció las inquietudes apocallplicas que venian de la lejana

Castilla y que, algún tiempo más tarde, lraidas por los misioneros franciscanos se

115. lbidem, pag.. ZCJ•


extenderian por rl Nuevo Mundo <véase Jonalhan Ri�s, � Renaiss.Jtu Antich;;st.
llb. lb1dem, ob. ciL LUCd Signorelli's Orvieto ,�� Pnnceton, Pnnceton Univttsity Press, 19<15).



..

4

e
quista, víctima de mutaciones espectaculares y de calamidades inau­
a la invasión. militares o epidémicos, de las perturbaciones endógenas 4
ditas, sólo se puede expresar en las formas extremas del relato apoca·
causadas por el establecimiento de los españoles. Esta inestabilidad
4
70 líptico.!"
crónica domina el paisaje social de las primeras d¡;:.,das de la coloñi­ 71

Lo gue nos intere$él en este caso no es la inflexión milenarista, sino


4
zación.

e . cómo Motolirúa in�Jeta una situaciQ!lirnp__revisible.•-'J Las referen­ t


Por último, en lugar de atenerse�una explicación providencialis­

--das al !\pocalipsis Y. al A_¡ltiguo �_!ll_ente le p_f9QQ.<:CÍQnanJ.1Il mode­


ta -Dios castiga a losindios-. el monje vuelve a introducir la respon­

lo de las catástrofes generadas por la conquista, aunque reconozca su
sabihdad de los hombres en el engranaje de los desastres que 4
�cter ªproximado: «Bien mi�as, dife;n� hay y grandes de esas
pro.;��- y l� hombres de que se trata son l!illto. los españoles como

plagas a las de Egipto» El monje trata de relacionar la serie de aconte­


los indios. Si la epidemia. como la guerra. aparece como un castigo •
cimientos que ha seleccionado. Lejos de ser arbitraria, la sucesión de
divino dirigido contra las diferentes capas de la población indígena. •
plagas que azota México forma un repertorio detallado de los factores
otros males aplastan a vencidos inocentes, impotentes y aterroriza­

de aisis: epidemia. estragos de la guerra, hambre, tiranía de los ínter­
dos. A partir de la tercera plaga, el monje apunta hacia otro lado.

mediarías, extorsiones de todo tipo, búsqueda furiosa de oro, recons­
Compara a los conquistadores es¡,añoles con dos opreso
� de �pro

trucción asesina de México, reducción a la esclavitud, servicio en las •


q,;; afligían al puebla" de Israeb, con verdugos q1:_e r:atan a los indíge­

minas y división de los vencedores. A las repercusiones inmediaras de


nas como bestias, con adoradores del Vellocino de oro caídos en las

la conquista, que se identifican con las tres primeras plagas. se añaden
redes del demonio. Ya sólo se trata de las •tribulaciones y trabajos que •
ios efectos desestabiliz.adores producidos PQrJ¡¡ dorrumci.ó.o.españcla..
cayeron sobre los indios». La ,visi!'>.!t\!� los vencidoss sustituye a la de

La �ción de los recién ll�QS PllllLQQLlllli!.Precariedac!.general:
los vencedores,

las exacciones y la edificación de la infraestructura colonial agotan la
P�ro- en �
1.1 conclusión, Motolinía también pone en duda es� per­

mano de obra indígena La sumisión a esclavitud de una gran parte de •


ce�Íó�-d�· � c�sas. Et capítulo se cierra con la atestiguación del

los vencidos dilata las viejas estratificaciones sociales. mientras que los
�aos social: divididos y dispuestos a matarse entre sí-los españoles

enfrentamientos entre conquistadores conducen al pais al borde del
están rodeados de indios que, a su vez. están dispuestos a abalanzarse •
abismo: ,Quedó tan destruida la tierra de las revueltas y plagas ya
sobre sus vencedores,"- Apartando las interpretaciones dualistcls o •
dichas que quedaron muchas casas yermas del todo, y en ninguna
maniqueas, el monje restituye la iI�dad y las [>t!rfurbaciones _

hubo adonde no cupiese del dolor y llanto, lo cual duró muchos
de un mundo que había podido observar durante la década de 1520. 1
- 121
anoss.
A diferencia de las versiones hispanófilas o indianófilas de la con­
1
---¡;;;.; Morolinia. la desintegración se caracteriza por su ritmo acele­
quista, tan reductoras unas como ocras. � ���onio invita a perci·
1
rado y sus arrebatos: .!fue tanta la priesa que en los primeros años die­
bir el pasado en su desorden y su complejiclad, pero sin que el monje

rciñ a ¡;;;cer esdavos U. por la priesa que daban a los indíoss, El monje
abdique ni por un instante de sus convicciones profundas�ta

se preocupa por distinguir los choques exógenos directamente ligados


representación del pasado -que no hay que confundir con la reali­

dad que designa-, retendremos que un monje del Renacimiento no

�ba.peoc.equipado.que..noSfil[!&Rara describir el ch ue de la

� Este recurso no es privativo de los monjes de arnañc. La cercanía del tercer



conquista
milenio parece desencadenar formulaciones análnqas, aunque ya no se basen en el

conocimiento de tos textos sagrados COmar Calabrese, Mi/le di questi anni, Bari,

Sagittari Latt:rza, ¡qq2, págs. 5CJ·7CJI.



120. Sobre el milenarismo en Nueva Espar'la, véase John L. Phelan, El reino mile·
122. -Eataban apercebidos de guerra y tenían hechas casas de armas L.. l. En
nario de los franciscanos en el N°"° Mundo, México, UNAM, lCJ72.
Mexico estaban espe,-ando que tos unos desbaratasen a los otros para acabar los que •
121. Motolin1a (lCJ71, pág. Jl).
quedasen», ibidffll, págs. 29-30.


.,



buían a prolongar la vida de los dioses. que se alimentaban con la san­
El desorden de las cosas

gre que los sacrificios humanos hacían brotar generosamente.

• 72 En 1530, al mirar la ciudad.ru, México desde lo alto de las ruinas aún


La irrupción de los españoles y la abolición de las grandes fiestas 73

-prohibidas como se na6ía protíibído el sacrificiO humaño. o en lo


magnificas de la pirámide del Templo Mayor. habríamos descubierto

sucesivo irrealizables por falta de hombres, de recursos y de libertad


una especie de monstruo urbano, una arquitectura mixta hecha de

de accíón-jumergieron a las masas indígenas en un creciente vacío.


vestigios derrumbados y de edificios en construcción. La guerra y

En pocos años se viero-;;--¡;;:¡vad;;; de I�edios de marcar el paso del


luego las obras de una ·udad a la española rompieron )as lineas@'·

tiempo y de ejercer sobre él cualquier influenaaEffiempo -o más


lares de la ciu�ad prehispánica. Pero esta no se convirtió en un lugar

exáctamente lo que le correspoñdÍa en el lado indígena- se desmo·


de Castilla. cuyas raíces habrían penetrado en el corazón de los pala­
ronaba. - -- -- -- - -
cios en ruinas. 8 horizonte urbano reúne o yuxtapone y, más a rnenu­

No obstante, el tiempo de los cristianos no podía sustituir de inme­


do, superpone un revoltijo irregular de restos abandonados. edificios

diato a los tiem_pos indígenas.v' Se instauró un extraño periodo, trasto-­


indios rehal,ilit,ados o destruidos. y casas fortificadas dotadas de torres

cado por las apariciones de los antiguos dioses y por las del nuevo
y de murallas almenadas a la castellana. ¡-iispano-india y medieval·_

demonio. Si resulta dificil analizar la extrañeza de esta situación in ter·


renacentista, la aucva (!_uclad se desarrolla en el intervalo indefinible

media. aún cuesta más imaginarse el malestar que produjo.


que separa la aglomeración vencida. el altepetl prehispánico, los mode­

Aceptemos el riesgo del anacronismo y volvamos a Europa. de


los imaginarios de los conquistadores. las ambiciones urbanas de los ;,<
Lars von Trier. A nadie se le ocurriría aproximar la derrota de la Ale-
nuevos linajes y las capacidades efectivas de reconstrucción. La corn­

mania hitleriana a la caída del México indígena. Pero en la manera


posición de su población es igualmente sorprendente: nobles indios,

de filmar de Lars von 1her descubrimos voluntad muy evidente de


�vos y criados indig.:;:;-as. conquistadores venidos de toda España y la

evocar en imágenes el choque apocalíptico eje dos universos que.se


neg,:_os africanos se codean en las calles. en las residencias y en los edi­

enfrentan. Una secuencia alucinante ilustra el choque de las memo-


licios públicos. mezclando sus cuerpos. sus olores y sus voces.

rias y de los tiempos. A bordo de un tren lanzado en la noche alema-


_!, la con�ión � los espacios se añade el desajuste delas referen­

na a través de los escombros de un país vencido, surgen siluetas


cias temporales. nacida de las distintas temporalidades enfrentadas.

hurtadas al universo de los campos de concentración. imágenes


En estos años de conquista. las temporalidades a�n co
m _c, lo q� _

monstruosamente familiares de esqueletos en manadas de deporta·


son. construcciones propias de cada universo. representaciones del

dos. apilados en catres. La inmediata posguerra y el pasado nazi se


paso del tiempo, expresadas a través de instituciones, ritosy técnicas

enganchan una a otro como los vagones del tren Europa. instaurando
�edición. La sociedad prebisp.ínic:a daba la mayor importancia ila
inconcebibles continuidades.
«cuenta de1os tiempos>, que ocupaba un lugar esencial en la cosmolo­

_!:ri Majco, la confusión cl_e la vida urbana y_la_interferencia de los


gía. Elaborados calendarios median su transcurrir para indicar la suce­

tiempos acentúan el desorden político y social A lo largo de la década


sión ininterrumpida de las fiestas que acompasaban el año indio. Estas

de-1520-;·el fracaso de las soluciones tomada.s..par-el 011evo poder


celebraciones daban a los sacerdotes nahua la posibilidad de actuar

aumenta el trastorno general Impotentes o indiferentes ante la nema-


sobre los cidos del tiempo, aumentando o disminuyendo su velocidad

según las circunstancias. Las carreras desenfrenadas que organizaban

• entre las ciudades del valle precipitaban su ritmo, y las lentitudes cal·


123- Suponiendo qlH! pudieSffl ser intercambiables. La difusión del tiempo crisliano
culadas de la víctima que ascendía los peldaños de la pirámide antes
exigia una larga preparación: los misioneros escaactes tuvieron que explicar .J los


de sucumbir bajo el cuchillo de obsidiana diferían temporalmente el indios tos ritos y el calendario de la nueva fe, y establecer el man::o material de las

celebraciones católicas .
instante de la muerte. Los derroches de ofrendas y de víctimas contri·
11
..
4


t

rragia demográfica que diezmaba a la población indígena. los diri e!'· 4


colonial, es inadecuado para calificarlas,.p�pane un cierto estado

tes españoles tuvieron que improvisar una sociedad para la que .Etº
de �cabarniento y una estabilidad relativa que solamente se _::lcanzarán 4

74 disponían de ningún precedente, a menos gue consideraran la coloní­


!� una o varias déca� sin contar con la desaparición de millones de 75 1
zación de las.A;;°tillas y lacacistrofe que la sucedió como una anticipa·
seres humanos. En lugar de ello, distinguimos la aparición de ,congio·
t
ción de la ocupación de México. ¿��r a México..deldestilw
merados», tan indefinibles como incierto es su porvenir. Motolinia

de las aldeas de l�ti.U¡ls. que se fundaron tan rápidamente como se


-;:.,-;,·ñraq;;;los indios habrian podido barrer la presencia española en

desertaron y que se convirtieron a veces en guaridas de fantasmas que 4


cualquier momento si Dios no les hubiese mantenido en un «stado de

aterrorizaban a los visitantes de paso?


ceguera, y de milagrosa pasividad Es cierto que las relaciones de fuer· 1

za fueron durante mucho tiempo reversibles, aunque la ilusión retros­


1

peéñvaae·la fatalidad según la expresión de Raymond Aron. nos haga �


ffl

t
«Zonas extrañas»: conquista e inestabilidad crónica •

percibir la conquista como un hecho irremediable. Estos conglomera­ ffl



dos pasan por fases de rurbulencias más o me.nos acenruad� y más o
§
En México. como en todos los frentes del Nuevo Mundo, la irrupción z

� os largas. Estas últimas se intensifican a veces hasta provocar ca�­ �

de los europeos fue rime.ro sm!Íill!Do..d.e..desordeo y de caos. Engen­
trofes humanas -los tres millones de muertos de las Antillas entre 1494

dró zo�as de altas turbulencias, tanto en el Caribe (1493-1520), como


y 1508-"' -� guerras continuas (en Perú), o bien desembocan en una

en los Andes (1532-15.55) o en el Brasil de los portugueses. No se puede


�ili2!lci_ór1 progresí va. como en M.;;;:;,_ -· ---

comprender ni la_ evolución de la cplo_ajzación ni las mezdas_Cj!!l:.llIQ­


Estos conglomerados corresponden a la yuxtaposición brutal y

�ocó laconquista española si seolvidan estos datos de.parrida,


luego a la imbricación forzosa de sociedades y de grupos que la con­

,Áalgunos de los que a estaS partes vienen luego el ayre de la tierra


quista ha arrojado a una inestabilidad crónica. La precariedad y la

los despierta para novedades y discordias>, anota el cronista Femández


impotencia alcanzan también a los invasores. Al llegar a las Antillas,

de Oviedo?' Sacudidas por disensiones, revuel� <:, guerras civiles. agi­


rrue.ntras que los primeros colonos. hurañamente atados a su estatuto

tadas por una revisión radical de los aparatos políticos y de las jerar­
de ehidalgoss, rechazan ponerse manos a la obra. la enfermedad debí­

quías ancestrales estas ezonas extrañas». por retomar la expresión de


lita y desorganiza el medio profesional en el que se basa la construc­

�n Trie.r. se convierten en pocos años e.n el escenario de una frac­


ción de los nuevos asentamientos: en cuanto a los artesanos, dos más

rura de las �edades locales y de _ll!l'1 m�_mfQSis aceleradadelruer­


estaban enfermos. y nacos y hambrientos y podían poco por faltarles

po social Gis atravi,,..;tod-;; tipo de fluctuaciones y de perturbaciones,


las fuerzass.':? En México. los invasores europeos constituyen_una

y la mayoria de ellas se escapa de la influencia de los hombres. como,


pequeña cohorte aislada de sus bases insula¡es -Cuba, La Hispaniola...­

por ejemplo. los estragos de la muerte y la enferm�d e.n unas pobla­


y sep,;:;;:i;,_de,;;; raíZes-ibéticas -Extrernadura, Andalucía, País vasco;

ciones autóctonas carentes de las defensas inmunitarias necesarias para


<i.Cómo puede ser que haya habido sobrevivientes entre todos los

afrontar las patologías europeas. Las epidemias c¡ue introdujeron los


que acudieron a establecerse en tierras tan alejadas de sus patrias,

europeos segaron generaciones memorias más eficazmente que las


abandonando tras ellos todos los enca.ntos a los que estaban acostum·

espadas d
-;, acero o los cañones ensordecedores de olor nauseabundo.
brados desde su infancia. exiliándose lejos de sus padres y de sus ami·

En la estela de la conquista �ero�..'zon_as <!X[!<illas> en las islas


gos...?, (Oviedo). Un día tras otro, se sumergen en lo desconocido y lo

de las �tillas. e.n México. y luego en Perúy Brasil El !irmino <SOciajad


125. Bartolome de Las Casas, Historia de /as Indias, L 1, Mtxico, FCE, 1qab, pág.
124. Citado en Bernand y Gruzinski ( 1 9 9 1 , t. 1, pclg. 2b) l (trad. cast.: Mtxico,
254.
FCE, 19qq¡_
126. SegUn Las Casas, op. cu., pag. 376.

i
imprevisible. Lo irnprevisible del descubrimiento: los invasores otros de linajes oscuros y baxoss.'" Cantidad de delincuentes y de desa­

desembarcan en abril de 1519 en la costa tropical de Veracruz y. en rraigados aíluyen a las Indias españolas: otros formarán el grueso de la

7b noviembre, se encuentran en un paisaje de montañas nevadas frente a población portuguesa que puebla Brasil"' Las disparidades regionales se 77

una monstruosa aglomeración que en aquel entonces constituye pro­ añaden a las diferencias sociales: castellanos. vascos y extremeños se

bablemente la mayor ciudad del mundo, México-Tenochtitlán. Lo detestan cordialmente y les cuesta mucho entenderse.

imprevisible de la conquista: de hecho. tas disensiones en el seno del La di versid.ad de los protagonistas indígenas y europeos -religiosa.

campo español pusieron sin duda en peligro tanto a Cortés y a sus par­ lingüística, fisica, sociaL-y las tensiones que les oponen introducen

tidarios como las reacciones de los indígenas. una heterogeneidad que la conmoción de la derrota y las deficiencias

Atacadas, aterradas y deshechas. las sociedades indígenas son polí­ del marco político acentúan aún más. Los poderes locales tradiciona-

s ticamente mutiladas. socialmente dislocadas, y diezmadas por ta gue­ les. deshechos militarmente y privados de su aura ancestral, padecen
¡¡
w
rra y las epidemias. Los mexicas y sus aliados pierden la hegemonía una crisis de legitimidad, mientras que las nuevas autoridades hispá- \

:? nicas sufren por definirse e imponerse. La conquista erosiona cual- l
z
que¡,retendían ejercer sobre la mayor parte del México central Pero
w

i los colaboradores indígenas de los españoles. apenas más favorecidos. g_uier autoridad La influencia del nuevo poder soberano. encarnado

z por el emperador Carlos Quinto, que reina desde España o los Países
w toman conciencia rápidamente de la precariedad de su situación y de


w la incertidumbre que les acecha. Bajos. es limitada. por no decir inexistente. Las distancias oceánicas y

/ Las relaciones entre vencedores. vencidos y colaboradores -todos continentales retrasan la transmisión deoroenes y de informaciones.

surgidos de universos con trayectorias muy dispares- y las consecuen­ Para Motolinía, el alejamiento hace que México se vuelva resuelta­

cias que acarrean son de una complejidad sin precedente, porque las mente ingobernable: ,una tierra tan grande y tan remota no se puede

hibridaciones de la Iberia medieval son procesos distintos d�es­ bien gobernar de tan lejos: ni una cosa tan divisa de Castilla ni tan apar­

iízajes de la conquista. Si la historia de la península ibérica se había tad.a no puede perseverar sin padecer gran desolación e ir cada día de

�nstruido durante mucho tiempo a partir de intercambios y de con: caíd.a en caíd.a por no tener consigo a su rey y cabeza que la gobíerne.=

flictos. de mezclas y de coexistencias entre tres mundos. el cristiano, el La corrupción se generaliza. Las costumbres se relajan. la Inquisición

};;;to y el musulmán, estos contactos se habían extendido en el tíern­ española tiene poca autoridad y los más fuertes hacen lo que les da la

�los habitantes de España se ,frecuentaban, desde hacia siglos- y se ganaui La guerra civil amenaza a cada instante con estallar entre los

habían desarrollado sobre un fondo común: el paganismo anti�y conquistadores. que se dividen en digas y munipodi.;;:-_.bandos,, epar­

el monoteísmo� -- - - - - --
tidoss, <parcialidades,, epasioness, ,tiranías,, y forman;upos de presión
-· ------
J;!l América, el choque es tan brutal como imprevisto. No se reduce a a los que se acusa de querer imitar a los comuneros de Castillam

una cuestión de mero desfase. ni a una colisión de dos sistemas estables Los imaginarios también son perturbados. Los mexicas tienen

en la que uno de ellos seria repentinamente peOJtcbada par la im1'2Qón muchas dificultades para situar a sus invasores y solamente más tarde,

del atto. El medio de los conquistadores no se parece en nada a un blo­

que monolítico. Los invasores se perq


ben socialmente como un aglome­
128. lb,dem.

rado de <direrentes maneras de gentes,;"' si creemos a sus cronistas. son 129. Antonello G�bi, Le! naturaleza de las Indias nuevc1s. Ot Crist6bal Coldn a

Gonzalo Ftrn�ndez dt Ov,er:Ja, Mexico, FCE, ICJ78, pág. 3qo); Laura de Mello e
casi siempre individuos poco recomendables: ,En aquellos principios si Sooza, ln�mo at/Jntico. Demonologia e colanir��o. Skulos svt-xvnt, S.kl Paulo,

Companh1a das Letras, 1qq3, pAgs. 89-90.


passava un hombre noble y de clara sangre. venían diez descomedidos y
130. Motolinla <1971, �. 222).

131. •Carta de Diego die Dc.aña• Ul-v11·1526J, en Colecc,dn dt documtntos pdra

la h1sror1t1 dt Mixlco, Mtxico, Pol'Ttla, t. 1, 1CJ71, p.ig. 534.

127. Femández de üvrede. citado en Bernand y Gruzinski (l'J'Jl, l. 1, pág 2&21 132. Jb1dt-m, 'J Bffltand 'J Gruzinsti {1991, L 1, p.igs.. 353-356) (trad. cest.: MéJU•

llrad.casL: Mtxic.o, FCE, ¡qqq¡_ co, FCE, 1<19<11.

L _
tras un paciente trabajo de relecrura, de maquillaje y de selección de tadores no siempre trataron de frenar sus excesos. Las indias constitu­

los hechos. asimilaran la llegada de Cortés al retomo del dios Quetzal­ yeron una presa fácil pa� los invasores, que ruarnuviernn con estas

78 cóatl.!" En ruanto a los conquistadores. no tardaron en darse ruenta mujeres relaciones a menudo violentas y efímeras. sin apenas preocu­
79

de que los vencidos no eranj11díos ni musulmanes, y de que la reali­ parse por los jóvenes seres que dejaban tras de sí. Violaciones. concubi­

dad que descubrían era más desconcertante de lo que habían imagi­ natos y muy po<:os mar · rnoníos engendraron una población de un

nado. Si. muy al principio. las imágenes sacadas de los libros de tipo nuevo y de estatuto impreciso -los n1estizos- de los que no se

caballería les habían servido para interpretar lo que ellos solos no sabía si integrar]?S en el universo español o en las comunidades indí­

podían explicarse. no les proporcionaron mucha ayuda cuando g�nas. En principio. estos entreverados no tenían lugar en una socie:

hubieron de emprender el gobierno de esta tierra extraña y diabólica dad jurídicamente dividida en una ,república de los indios, y una

Durante algún tiempo soñaron con las sierras de la Dama de la Plata y •fepÜbiÍca de los españoles>. Afortiori, si se trataba de mulatos nacidos

con su palacio de metal precioso antes de dejarse mecer por las noti­ de negras y de españoles. o de negros yde indias,":

cias fabulosas que llegaban de Perú o que describían. en el lejano Por todas estas razones. indios, negros y españoles tuvieron que

norte. las Siete Ciudades de Cibola. una versión norteamericana del inventar a diario modos de coexistencia o. sobre todolos primeros,

El.dorado arnazónico.?' soluciones para sobrevivir. En todos los dominios, la improvisación

dominó a la norma y a la costumbre. En esre marco perturbado se ini­

cia el proceso de occidenralización. De ahí los incesantes epatinazoss y

Mestizajes las aceleraciones asesinas que Las Casas denuncia en su Historia de las

Indias. Otra gran figura de estos tiempos. el dominico Betanzos, no

Las relaciones entre vencedores y vencidos también adoptaron la tiene palabras lo bastante violentas para incriminar las epruebas y

fonna de mestizajes que enturbiaron los limites que las nuevas autori­ experiencias y mudanzas y novedades» que estuvieron a punto de

dades trataban de mantener entre las dos poblaciones. Desde el princi­ poner fin a la cuestión india,?: La rapacidad de los invasores. combina­

pio, el mestizaje biológico, es decir. la mezcla de los cuerpos -a da con una fulta absoluta de delicadeza colonial. provocó lo irrepara­

menudo completado con el mestizaje de las prácticas y de las creen­ ble, La fiebre del oro. la impericia. el desbarajuste y los objetivos a

das-, inrrodujo un nuevo elemento perrµrbadoc corto plazo, mezclados con una buena dosis de indiferencia y de des­

Los primeros emigrantes europeos eran varones en una mayoría precio. precipitaron la explor;i_ción des!nfrenada de una mano de

aplastante: soldados, clérigos. comerciantes y aventureros de todo tipo. obra india a la que nadie se le ocurría alimentar. Se siguió de ello un

Solteros o separados de sus mujeres (que permanecían en Castilla o en genocidio «sin premeditación» [.
- que los paliativos dispuestos a toda

las islas de las Antillas), estos europeos se arrogaron los derechos de prisa no hicieron más que inrensificar. y que desencadenó la importa­

todos los vencedores. Se comportaron tanto más libremente cuanto ción masiva de esclavos africanos..

que se encontraban en tierra pagana. prácticamente fuera del control

de la Iglesia. El dérigo europeo se redujo durante mucho tiempo a una


135. Dos futrzas contribuyeron a albluar estos efectos desestabilizadores. En ncm­

b� del sacramente del matrimonio, la Iglesia habla de regularizar las unionrs mix­
mínima expresión. y los pocos curas que acompañaban� los co11quis-
tas. El linaje iberico, esa familia ampliada y tentacular, podla integrar concubinas,

huerfanos y bastardos indigenas en el gn.tpo de los vencedore-., aunque fuera en posi·

ceoes subaltemas. Pero esre tora insuficiente frente a un fenómeno que, a medida que

133. Susan D. Gillespie 11989), rhe Aztec Kinr;s. The Construceion of Rulership i
n se generalizaba, se escapaoa tanto de ros españoles como de los indios.

Mexica History, Tucson, The Unlversity of Arizona Press, 1989, ptigs. 228-230. 136 . .. Qpinión del padre Betanzos•, en Cofecci6n de documentos para fa historia de

134. •Carta de Alonso Zuazo• {14-lu-1521 l, en ColecciOl'I de docu�ntos para f


a
M¡xico, op. cit., t. 11, pág. rse.

historia de Mixico, op. en., ptlg. 3ó3. Bemand y Gruzinski (lCM3, L 11, l)ags. 338- 137. Jacques Ruffré, citado en Bemand y Gruzinski c19q1, t. 1, pclg. 25ó) (trad. •
)42) !trad. cast.: México, FCE, ¡9qqJ. cest.: Mexico, FCE, ¡qq9).
lCorrería México la misma suerte? Una fórmula lapidaria expresa Andes provocó un choque social, político y religioso. Pero dos asesina­

el desorden reínarue en el México de la década de 1520: •L.., tierra esta tos acentuaron la inestabilidad política y la incertidumbre sobre el

80 perdidas, •ya todo está perdido e de cada día se perderá rnáss,' ;¡. La porvenir del pais: Diego de Almagro murió decapitado en 1538 y. tres 81

expresión se aplica tanto a los enfrentamientos armados que oponen años más tarde. Francisco Piza.rro fue asesinado. Una serie de subleva­

a los conquistadores entre sí como a la mala conducta de las esposas ciones mantuvieron un dima de guerra civil que fomentó la partid·

de oficiales reales, como al impudor de las prostirutas o a la suerte de pación de tas facciones incas divididas entre partidarios y adversarios

los españoles acribillados de deudas. encerrados en prisión o condena­ de los españoles. Estos acontecimientos contribuyeron a retardar la

dos a errar de isla en isla. Las consecuencias de esta •perdición• son i�tauración de un �er colonial fuerte y �tado. Así. Perú parece

igual de desastrosas en las nuevas generaciones indígenas: el.os mozos haber materializado todos los temores que infundía la experiencia

de diez y ocho y de a veinte años (sonl tan perdidos y tan desvergonza­ mexicana sobre un fundo de crisis de las noblezas autóctonas. de mor­

dos, tan borrachos, tan ladrones. cargados de mancebas, matadores, talidad de las poblaciones indias, de desarraigo y de autodestrucción
- --
facinerosos, desobedientes. malcriados, atrevidos, glotones,».": de los invasores.

lCómo describir estas perturbaciones en cadena? La dificultad de Hubo que esperar hasta_ mediados del siglo xvi para 9ue la sírua­

comprenderlas no se debe únicamente al número de variables que ción empezara a estabilizarse. y hasta la llegada del virrey Toledo para

implican, a la imprevisión de las trayectorias que se cruzan o a la dispa­ que la Corona impusiera definitivamente sus reglas a todos los parti­

ridad de las herencias que tropiezan entre si. Proviene también de la dos. Las secuelas del desconcierto y de la conquista no dejan por ello

�terminación de los conjuntos que se enfren� <4ónde empiex.a el de pesar de una manera irreversible. A principios del siglo xvn, el cro­

mundo indígena y dónde termina el de los conquistadores? Sus confi­ nista indio Felipe Guamán Poma de Ayala ofrece una visión espantosa

-¡;. se encuentran hasta tal punto imbricados qu;ya �parables.


n de la ciudad de Lima presa de la confusión de grupos y de signos dis­

En efecto. resulta imposible describir, en términos simples o unívocos, tintivos: ,Vido lía ciudad] atestado de yndios ausentes y cimarrones

situaciones tan diversas como los intercambios de un español con su hechos yanaconas. oficiales ciendo mitayos, yndios vajos y tributarios

medio indígena, las relaciones entre las dos comunidades en el seno de se ponían cuello y se bestia como español y se ponía espada, y otros se

la ciudad de México o las que anudan a las dos poblaciones a escala del tresquilava por no pagar tributo ni servir en las minas. ves aquí el

país entero. El mismo nivel de indeterminación, de precariedad y de mundo al reves 1-1. Asi mism o vido el autor muy muchas indias putas

improvisación caracteriza a estas diferentes situaciones, que no se pue­ cargadas de mestici.llos y de mulatos todos con faldellines y butines,

den anaJiz.ar meramente en términos de aculruración y desculruración. escofietas; aunque son casadas. andan con españoles y negros. Y anci

otros no se quieren casarse con yndios ni quieren salir de dicha ciudad

por no dejar la putiria y estan llenos de yndios en la dichas raneherias

Del Perú de las revueltas al Brasil de los mamelucos de la ciudad y no ay rernedio.o.r" Esta larga serie de turbulencias, mul­

tiplicada por resistencias claramente más pronunciadas del lado de las

En Perú, el desorden fue más profundo. más espectarular y más dura­ poblaciones indígenas. confiere a los mestizajes peruanos unas carac­

dero. Como en otros lugares. la irrupción de los conquistadores en los terísticas distintas de las que encontramos en MéxÍa> -

--
La c:olo�ción de Brasil resenta otro caso de figura que soslaya
- - - - - - . -
tanto las guerras civiles peruanas como el choque de los imperios. Si

138. -certa del contador Rodrigo de Albomoz al emperador•, en Cofeccion de

documf!ntospara la historia de Mexico, op. cit, L 1, pág. soq.

139. Diego Duran, Historia ck las Indias de Nueva Espaifa e Islas de la Tierra 140. Felipe Guamán Poma de Ayala, El primer nut"va crónica y buen gobierno,

Fi�. !,,iéx1co, Porrua, 19b7, L 1, pág. 188. México, Siglo XXI, L 1 1 1 , isso, (ll28J, pag. l.025.
l

1
las vacilaciones de la política colonial y el exterminio de los indios
México. un Perú, o un Brasil aún más desconcertantes que las metró­

en tas gue� parecen emparentar ta s�u�ción brasileña �on la de los


polis ibéricas, son igualmente evidentes.
,...---..... -· ���-
Andes y México, la debilidad de la presenáa portuguesa impone rit­
82 Pero.el desarraigo afecta también a los conquistadores que han BJ

mos más lentos, al tiempo que deja un margen de man106"ra más


ro;;o<lo lazo directo-;:�� la tierrad�Sl!Sjlutepasado_s, con la «asa

amplio a los grupos de intereses y a los in<!ivíd.uos que residen en esta


solariegas, la villa. el cido de las fiestas locales y los protectores sobre­

tierra nueva. Una parte de estos últimos son degredados, es decir,


naturales a los que rendían culto las cofradías ibéricas. Un sentimiento

delincuentes portugueses condenados al exilio ultraatlántico. y otra


de alejamiento asedia a estos españoles etan apartados de Castilla sin

parte aventureros europeos. De ahí los comportamientos que a la tie­


tener socorro ni ayuda alguna salvo la gran misericordia de Dioss."­

rra de la Santa Cruz le valdrán una reputación sulfurosa y una proli­


Tanto las estaciones y los alimentos americanos como Ja frecuenta·

feración de los mestizajes que atestiguará una población lo bastante


ción cotidiana de los indios y las indias trastornan los hábicos y exigen

numerosa para recibir un nombre: los mamelucos. Más que en los


esfuerzos constantes de adaptación y de interpretació!l- <Se siembra y

Andes y que en México. las fronteras entre las poblaciones -europeos,


se recoge en todo momento», anota el franciscano Pedro de Gante, que

mesfüos, 1nd1os conversos. indios de la selva- son móviles y vagas.


no olvida los inviernos rigurosos de su Flandes natal. La lenta evolu­

Pero la no imposición de un marco �ólid(? r arte de la Corona ción de las formas de vida y de las tradiciones, que pasaba casi desa­

otorga también y durante mucho tiempo acentos salva�y brutales percibida en Europa, es reemplazada por una aceleración repentina

; esta OCUQilció¿,. en particular cuando implica la sumisión a esclavi­ de los aprendizajes y las experiencias nuevas. Negros y europeos

�d d� las poblaciones autóctonas. y luego la importación masiva de afrontan contextos desconocidos que transforman irrernediablernen­

negros africanos." te el sentido de las cosas y de las relaciones entre los hombres.

- -ParatcictoS:--i� para los indios, un fenómen-;,-d-;: distancia­

miento, fisico y psíquico jugó en todos los sentidos deltérm.iño. Cadá

La pérdida de referencias cual, por la fuerza de las cosas. tuvo que ,retrocedeiicon respécto 'a su

medio de origen, ya se tratara de la campiña andaluza. de las costas de

La era perturbada que inaugura la conquista influyó durablemente


África o del México anterior a la conquista. Otros fenómenos análogos

en los modos de vida de las sociedades de la América ibérica. Los


tuvieron efecros igualmente perturbadores Muchos elemencos de los

adversarios'abandonan por la fuerza de las cosas o pierden, a cense­


universos tradicionales o de la Europa occidental perdieron el senrido_

cuencia de su derroca. �na parte de sus referencias. El desmorona· que se les atribuía originalmente. Los objetos que transitaban de un

miento o la debilitación de las dinastías indígenas, los estragos de las


�o; otro terminaban por escindirse de la memo¡j;¡_gue íransQO_L­

epidemias. la interrupción de los sistemas de enseñanza tradicionales, !Tuan: su ciro.ilación entre los grupos los separaba de la tradición y a

la prohibición de formas públicas de idolatría, la explotación sin


veces del poder que encerraban, Lo mismo ocurrió con todo tipo de

freno de la que son objeto, prov�an la desorientación y el hundí­


prácticas y de creencias. ¿�m_o podían interpr_!etar los indíg�nas las.
1
miento�_las poblaciones indias. Las ansias d
� los esclavos negros.
�en��das gue venían de una Europa de la que no

l �ncados de su tierra africana y exportados forzosamente a un


tenían la menor idea? ¿De qué.claves díspo_nian_par.u:aptar su conte­

nido, analizar sus formas. �prend_!er_lo _gue los europeos entendían

por imagen y representación?

141. Nadie ha cescruc y analizado mejor los mestizajes eresuencs que el historia�
----------
dor Sérgio Buarque de Holanda. Su obra Cdminhos e fronteiras, Ria de Janeiro, Jase

Olympio, ¡q57, recrea escrupulosamente las caracteristicas de uea vida cotidi.lna


142. Bemal Oiaz de! Castillo, Historia vtrdadera de la conquisto de /,1 Nlll!va Espa·

transformada a prueba de los espacios gigant�os del te1Titorio portuquM.


ila, Méllico, Po1TIJa, ¡qt,S, t. 1, p.1g. 40.
La cdcscontextualización• afectaba asimismo a las prácticas V las minante. En este sentido, la conquista � añola «secularizaba• la /

información,": 1
creencias locales. A veces adoptaba la forma extrema del desengaño,

-que acam,aba-;;ña pérdida de sentido y a la vez una pérdida de legiti­ En otros dominios. WS investigaciones emprendidas �r los misio­ 85
84

midad. Los seres y las cosas quedaban privados de su aura o de su fuer­ neros, los administradores y los médicos españoles proyectaban sobre

za, puesto que los lazos que les unían a una concepción global. el medio indígena claves de interpretación que lo reduóan a las pñ;­

metafísica por así decirlo, de la vida y del cosmos se desvanecían. � porciones de una «naturaleza• desencantada y de una «fauna. o una

derrota y la humillación de las aristocraáas indígenas pusieron en ,flora, expurgadasdetodapresenciapaga-;;a de origen amerindio.

Ouda las concepaones que les atnbman casi orgánicamente parcelas Salvo raras excepaones, ias dtmens1ones cmetafisicas:t que los indios

-ilecliviñiaad-''' La destrucáónilelosíaofostuvo un alcance todavía atribuían al mundo que les rodeaba eran censuradas. desoídas o des­

más inmediato: la aniquilaáón material del objeto no dejaba más que preciadas por los eui:opeos_ Preocupados por desviar la curiosidad

cenizas y restos mutilados. y la fundición hacia desaparecer para invasora de sus poderosos interlocutores. los informadores indígenas.

siempre preciosas formas metálicas. Al hacer añicos los ídolos y por su parte, adoptaron la costumbre de silenciarlas o minimizarlas"'

demoler las pirámides. los invasores evidenciaban la radical impoten­ Pero la obligación de tener que dar respuestas ajustadas a 1as exigen­

á� de los antiguos di�. Aunque el ges


� bastara para demostrar cias expresadas por los doctos europeos constituía un ejercicio descon­

su inexistencia, el choque resultaba penoso. No era más que el inicio certante y a menudo acrobático. Y este ejercicio se repitió cuando los

brutal de una desacralización de lo� y las cosas. pero precipitó pintores indígenas fueron obligados por los vencedores a realizar cen­

tanto más la desorientación de ��cuanto que suponía la inte­ tenares de mapas de pueblos indios. De nuevo, los especialistas locales

rrupción definitiva de los grandes cidos ceremoniales. fueron conminados a procurarles a sus nuevos amos una información

A estas agresiones espectaculares se añadía la dificultad de com­ le¡¡¡@einventanéiouna cartografía y un espacio adaptados parcial­

prender las nuevas realidades coloniales y los desafíos lanzados por la mente a la mirada europea,":

confrontación con otros saberes y otras técnicas. Si la adopción ferro­ Los estragos de las grandes epidemias. por sus proporciones inédi­

sa del cristianismo ponía en entredicho muchos comportamientos y tas, trastocaron igualmente las mentes de las poblaciones y �esarma­

creencias. los cambios se extendían a muchos otros dominios. Una ron a los «curanderos, mexicanos_ Al no poder seguir explicándolas

innovación técnica romo la sustitución de los antiguos códices por la por medio de la intervenáón de las divinidades indigeñas;-las victi­

escntura alf'�bénca. el manuscrito y el libro introdujo una nueva rela­ mas a las que interrogaban las autoridades españolas _termin�r

ción con la informaáón o con lo que cumplía esta función entre los asociarlas con causas sociales y políticas. Los ef
ectos de la enfermedad

indios. La adopción de un soporte material de una sorprendente efi­ y la imposición de nuevos marcos de vida llevaron a los informadores

• cacia competía con las disposiciones de glifos y de colores de múlti­ indígenas a esbozar razonamientos sociológicos avant la lettre y a

• ples connotaciones. El uso de la escritura alfabética modificó inventar explicaáones materialistas. Estas dedaraciones podían ser o

• también la selección y el montaje d


e los datos. impüniendo el ritmo

de una narración lineal. Mientras que las ,pinturas• de los indios


no un reflejo del sentir profundo de los indios. pero revelan la presión

• hacían presentes y casi palpables las fuerzas divinas, las técnicas

• importadas por los europeos se limitaban a representar realidades 144. Sobre la difusión de ta ese-no-e alfabetica 'J del libro, véase Gruzinski (l<JSSl

• situadas en otro tiempo o en otros lugares. lo cual era aún más deter-
y Mlqnolo (lqq5¡_

145. véeose. por ejemplo, las cin::unstancias de la inv�tigadón de Hemández, el

• �dico de Felipe 11, en F

iseo.
. Hemández, Obras completas, Mixico, UNAM, L I y L V I I ,

• 143. Alf�o Lépez Austin,

antiguos nahuas,
Cittrpo humano e ideologia.

Mt-xico, UNAM, t. 1,
Las concepciones d

lC/80, p¡\gs. 447-4&1.


t! los 14&. Ouccio Sachi, MIIPIH! MI Nuavo Mondo. Cartografie tocet! e definizione rkl

territorio in Nuovd Sp.1gna (Seco/o xv,-xv11J, Milán, Franco Angeli, lC/C/7 .



constante que ejercían los nuevos tiempos sobre las representaciones Las incertidumbres de la comunicación


de las poblaciones vencidas. El desengaño podía por tanto tomar

Bb caminos -el saber médico, la cartografía, la escritura- aparentemente El choque de la conquista no consigue secularizar la manera de ver
87

menos dolorosos e infinitamente más sutiles que la demolición de los el mundo. Pero es suficiente para convulsionar hábitos ;ndados en el "
santuarios. tiempo y sembrar la duda, la ambigüedad y la indecisión. La pérdi�a
..
"
Pero la presión colonial se expresó también. de manera más brutal y

gen�cll"la"integrnaon !omisa de la mano de obra india


de refe_renci_�t de sentido modificaron las condiciones y el contenido

de la comunicación entre individuos y grupos súbitamence-e�renta­


..
en el mercado, la mina o el taller. imponiéndole unos ritmos y unas dos. Estas pérdidas se saldaron con un déficit constante en los inter­
...
--- - -
relaciones de producción, pero igualmente una concepción del trabajo. cambios que se podía establece� o se trata de un encuentro de ..
s
- ---
sin lazo ninguno con las tradiciones loc:ales y las cosmologías antiguas. ·�!turas,. sino de fragmentos de Europa, de América y de África. �
m ..
:;;
w


e
Sin embargo, no solamente los indios y los negros padecían el dis­ Fragmentos y astillas que. al contactar unos con otros, duraban muy

poco tiempo intactos.



,:


..
tanciamiento, la descontextualización. el desengaño y la pérdida de §
z
w

s
<

sentido. Los vfficedores también los experimentaban. aunque de un
---- -
Al multiplicar los fenómenos de desorientación y de dístorsíón= la
z



..
z modo infinitamente menos dramático y a menudo menos consciente. conquista imprimió una tonalidad, una dinámica y unas obligaciones
w

.: Los españoles, que se habían habituado a consumir maíz, distaban bastante singulares a la comunicación entre los seres. Ésta es fundamen­

mucho de conocer la carga cósmica que entrañaba el cereal divino _talmente •caótica., en el sentido en que todos los intercambios que per­ ..
para los indígenas. Si hubiesen querido conocerla. habrían tenido que mite poseen un carácter fragmentado, irregular e intermitente:"? los
..
penetrar en el dominio de las creencias con reputación de idólatras de

los indios. Hubieran aproximado entonces el maíz indigena al trigo de


interlocutores aparecen y desaparecen, y los arreglos del dia anterior ya

no valen al dia siguiente. Todas las etapas de la comunicación, desde la


..
Castilla, dándose cuenta de que, por una astucia del diablo. ambos ce­ �misión hasta la recepción. son constant.;-�ente penurbadas. Las inter­


reales cumplian una función central en los cultos y las representacio­ pretaciones se desarrollan al azar de las siruaciones y, frecuentemente,

nes. El c.arao y el tabaco tuvieron un destino similar. Se vaciaron fu


era del� no'::'!as_x los marcos fijados por las distintas tradici�es.-kí,

igualmente de las presencias divinas que los impregnaban. Su consu­ la manera en que los españoles representaban para sí mismos su con­ •
..
mo, un privilegio reservado para la nobleza indígena antes de la con­ quista, la Nueva España. no dejó de cambiar en función del origen de

quista española, ofrecía a los hombres el medio de mantener sus informadores y del tipo de información que lograban entender.

..
intercambios con el mundo divino. En la época colonial, transforma­ La indeterminación y la confusión predorninabanjnás a menudo

dos en meras mercancías, los mismos productos terminaron por con­ que lo que reflejan nuestras fuentes,'?' El cronista Femández de;;.,. ..
vertirse en el núdeo de una sociabilidad profana y a veces femenina ..
por lo que hace al chocolate. S." el12P"zaron a consumir imaginando
..
�rituales> refinados que habían perdido toda dimensión religiosa �

no ser más que signos de riqueza y de pertenencia social El placer de


148. George Kubler describe la fragmentación y la desc.ontextualización que pade·

cen las manifestaciones artísticas indígenas (Studies in Ancient American and Euro· ..
- - - -
los sentidos y el lujo de los objetos -se crearon servicios de chocolate y
-· pean Art.

Reese,
The Coflected Essays of George Kubler, edición a cargo de

New HaVM y Londres, Yale University Press, 1i:;as, poig. 71 l.


Thomas E.

..
149. Retomo aqui la sugerencia de Omar Calabrese, ta eta neobarocca, Bari,

de tabaro- suplantaron toda búsqueda de un más allá sobrehumano!" Sagittari Laterza,

150.
¡qi:;7, pAg.

Los coloquios de
132.

1 5 2 q -primeros y sin duda Ultimas intercambios formales



..
entre los monjes esceactes y los -sece-ccres idóla1raS• de Mtxico- fueron reelabora­

147. Sobre la aculturación de los españoles, véase Solange Alb«!rro, Les Espagnofs
dos y sentados por escríto

supuestamente dan cuenta.


varias

véase
decadas despues de los encuentros de

Bernardino de Sahagllf'I.. Coloquios y doctrino


los que
..
dans Ir Mexique cofoniaf.

ttrad. cast.: Mtxico, FCE,


Histoire d'une acculturation,

¡qqq¡,
París, A11'1'1dnd Colin, ¡qq2 cristiana, edición a cargo de

Investigaciones Sociales A.C.,


Miguel

1i:;ati.
león-Portilla, Mtxico, UNAM, Fundación de
..
,.
-
do relata un episodio que opone, sobre la cuestión de las imágenes, a lo mismo: «Diciendo Maria o Santa Maria pensaban que nombraban a

un juez español, el «licenciado» Zuazo, y a unos indios de México. Resi­ Dios y a todas las imágenes que veían llamaban Santa. Marias, En otros

dente en la ciudad en 1524, mientras Corlés estaba en campaña en lugares como Michoacán. las cruces eran las que pasaban por ser Dios as
88

.. Honduras. el juez reci b i ó a un grupo de notables indios. «uatro hom­ Esta confusión entre la Virgen, las representaciones cristianas y la divi­

.. bres de los más autorizados y sabios de ellos de aquellas provinciass . rúdad tergiversó en gran medida la recepción de las imágenes cristianas

en tierras indias. Si el resumen de las conversaciones entre Zuazo y los


que acudían a quejarse de la destrucción de sus ídolos. No sin razón,
fít
éstos replicaron que los españoles también practicaban la idolatría: indios no nos revela toda la extensión de los equívocos que existian

ít «Los christianos assimismos tenían aquellos mismos ídolos e írnáge­ entre el español y sus interlocutores -sus argumentos se traducen e

nes>.º' La afirmación incomodó a Zuazo, que les explicó la posición de interpretan en términos occidentales-. conserva la huella de las dificul­

" s los aistianos a través de intérpretes: ,Nosotros no adoramos las imáge­ tades que suscitaba la menor discusión. aunque ésta fuese «rvilizadax'"

E: nes por lo que son. sino a los que representan en el cielo de los que allá .Las incertidumbres de la comunicación dependían de la barrera
w

o estan y de quien nos viene la vida y la muerte y el bien con todo lo de las lenguas y de la imposibilidad de hacer coincidir palabra por

;:;
demás quea nuestro propósito es en este mundos. Al mismo tiempo palabra unos universos conceptuales y unas memorias qm,todo sepa·
i
<
� raba Mediremos la amplitud del obstáculo enumerando los esfuerzos
z que pronunciaba estas palabras. tomó una imagen de san Sebastián
w
e,


que estaba colgada sobre su cama y la rompió delante de los indios, lingü1Sticos desplegados por las poblaciones de lengua náhuatl para
,:

ehízo lo pedazos ante ellos con otras muchas razones a este propósito designar los nuevos conceptos y objetos que introducían los invaso­

• para los desengañar y apartar de su infidelidad y díxoles que no creye­ res.•• En Brasil la perplejidad y las explicaciones confusas suscitadas

• sen que nosotros adoramos aquellas ymagines según ellos». La reac­ por la santidade de Jaguaripe. un movimiento mesiánico de origen

• dónde los indios no se hizo esperar: «Como vieron esto. sonrióse el indigena nacido en la región de Salvador de Bahía. así como la mane­


íí
uno de ellos hazia la lengua y díxole que no creyan que el licenciado

los tenía por tan necios. que ellos sabían que aquellas ymagines las
ra somera en que los adeptos de la secta interpretaban el aistianismo.

manifiestan equívocos del mismo orden.:" Esto no quiere decir que

hazían los amanreeas -que quiere decir maestros- y assí también ha· los escollos de la comunicación fuesen únicamente de orden concep­

• zían las suyas y que nos las adoravan ellos en quanto ymagines salvo aospor labrutalidad y el desprecio de los europeos.
tualifúéfoñ áinpha


fl
-como nosotros- por el sol y por la luna y por aquellas lumbres e

influencias que avía en el cielo y de donde venia la vidas, La réplica.


?fue se dª1cabañ más3 menudo a re[1:y;,.r .a sus interloclltores incJ!g_e­

nas que a valorar su patrimonio intelectual .

• aparentemente. era inapelable El <licenciado, Zuazo ,quedó algo con·

fuso y entre sí rogó a Dios le diesse lengua para defender su causas, El

• aprieto del juez no fue sin duda un caso excepcional. Le conduce a ges· Supervivencia, adaptación y mestizajes

• tos iconoclastas que habrían podido inquietar a una Iglesia siempre al

• acecho de los destructores de imágenes. Estas deficiencias de la comunícacíén. que constituyeron un fenóme­

• Al acabar su discusión con el juez. los indios reclamaron una irna­

gen de la Virgen. ,porque a Dios y a su imagen no lo comprendían


no duradero, son inseparables de los mestizajes. Si revelan la persisten-

• biem. Zuazo les satisfizo sin figurarse los equívocos que este regalo

• podia generar. Muchos indios se imaginaban que Dios y la Virgen eran


152. Motolinia nq11, pag. 37>.


153. James Lockh.art, TM Nohuas after the Conq�c. A Social and Cultur.il His·

tory of IM lndians of C�tr.il Mt1<ico. Sixtttnth thraugh Eightttnth c�wrr. Stan·

ford, Stanford University Press, \qq2.

• 151. Gonzalo Fm,.,\ndu de Ovitdo, Crónica rk las Indias. La h,s1or1a ��ral <k las 154. Ronaldo Vainfas, A Mrfi1a dos Indios: catolicismo e �tH!ldi.J no Brasil colo·

• fndfas, Salamanca., Juan die la Junta, 1547, r• ctxiou -». met, S.\o Paulo, Companhia das Letras, 1qq5_


••
'
t!

inventar rituales indios sin sacrificio humano -puesto que en lo sucesi­ 411
cia de la onda de choque de la conquista, prefiguran igualmente nues­

vo están prohibidos-, del mismo modo que casar la carne de cerdo, una
tras maneras de abordar las realidades plurales de las que se compone �

90 hoy en día nuestro universo. El esfuerzo que realizamos por reunir los
novedad europea, con lao salsas y los condimentos indígenas. Desde la
91
,.
cima de las pirámides hasta el fondo de las cocinas, se suceden ajustes,
fragmentos que nos llegan sin interrupción de todos los rincones del
flf
globo se ha convertido en un ejercicio planetario que, de hecho, inten­
compromisos y virajes. Lo impensable se volvió práctica corriente y
,,
tolerada cuando, al principio de la conquista, por razones tácticas. algu­
sifica unas prácticas inauguradas en el México del Renacimiento. No
,,
nos españoles aceptaron la práctica de la antropofagia de sus aliados
obstante, en la América del siglo XVI esta especie de zapping se instaura

indígenas. antes de prohibirla, en cuanto tuvieron la posibilidad.


,.
en un contexto CleconqÚista, de chcx¡ue y de violencia fisica que

nÜncañem1i,óeperoer aeruta Para los negros. como para una gran


Deducir, inventar, aprender; Si en la exploración de los laberintos ,.
parte de las poblaciones indígenas. orientarse es una cuestión de
._____,,____ - .
sólo se dispone de una visión parcial de la situación global, la necesi­
,,
dad de avanzar obliga a multiplicar lasproezas de astucia y habilidad.
supervivencia. cuando no de vida o muerte. Pero incluso para los

Se hace necesaria una movilización constante de las capacidades inte­


..
españoles la facultad de adaptación al nuevo medio americano repre­

lectuales y creadoras. Los individuos y los grupos deben feJerañalo="


,.
senta una baza decisiva, a veces vital: la incapacidad de enraizarse en

un México apenas conquistado invitó a muchos de ellos a reempren­


gías más o menos profiÍnd,;s, o má; o menos superficiales, entre las ..
p�·¡c;s fra,,�erulli y las astillas que consiguen recoges-Cada cual se
der el camino hacia otras tierras que imaginaban más acogedoras y

más ricas.
ve obligado a construir su palimpsesto ·¡;;;rsonal a partir de las impre­ "
..
El imperativo de la supervivencia o de la adaptación explica que
siones, las imágenes y las nociones que ha captado, dándoles sentidos
,.
y valores nuevos. A falta de poder descifrar de una manera lineal las
los grupos más directamente implicados en la conquista aprendieran

a no contar más que con unos saberes locales y parciales. Los que ha­
informaciones que llegan de todas partes, se obtienen saberes o prácti­ ..
cas que. a fuerza de yuxtaponer de manera ocasional y aleatoria los
bían vencido a los mexicas habían tomado el poder en un país del que

lo ignoraban todo. El Imperio español era igualmente enigmático


datos y las impresiones así recogidos., forman ·conjuntos que nunca� "
..
encierran en sí mismos.
para unos indios que se habían vuelto tributarios de un poder miste­

Esto explica que, aun multiplicando los errores, las incomprensio­


..
rioso que emanaba de una parre del universo que, al decir de los anti­

nes y las aproximaciones, la situación impuesta por la conquista no


..
guos, sólo ocupaba el agua primordial La totalidad del contexto se les
'
escapaba a los dos campos. lQuién podría decir cuántos españoles. en
��a enteramente estéril y destructiva. Estimula las capacidades de ..
los primeros tiempos, una vez satisfechas sus exigencias materiales y
invención y de improvisación que exige la supervivencia en un con-
---- -----
..
religiosas. trataron de adquirir una familiaridad real con los mundos
texto extremadamente perturbado, compuesto (indo-afro-europeo) y
..
sin precedente. Esta presión (oi::!!1�º los sobrevivientes. una �ti­
indígenas?
..
vidad particular, una flexibilidad en la práctica.social, una movilidad
Corno prisioneros de un laberinto, los actores amerindios y - -
. -- .

de la mirada y de la perce¡x:ión, y una aptitud para combinar los frag-


..
euro� avanzan_�g�resolviendo progresivamente las difi-

Cltltades y las opciones que se les ofrecen La complejidad. el enmaraña­


mentos más dispersos.L!/. ..
miento y la imprevisión de las situaciones hacen que la supervivencia

"
de unos y la adaptación de otros se vuelvan un ejercicio de miope."' Se
lSó. Stuart Schwartz recuerda que •el proceso de contacto cultural era a menudo
..
han de resolver las cuestiones más vitales y las más triviales: saber
"oesordenado" e indirecto, cambiaba con el tiempo y era interactivo, puenc que las
..
percepciones y las acciones inflt.uan unas en otras en ambas direcciones de la ecua­

ción de un encuentro cultural•, en lmplic,t Understandings, Ob�rving, Reporting

and Reflecting on lhe Encounters Beiween Europeans and Other Peoples in rht
..
155. catebeese 11987, pag. 140l.
Eilrly Modtrn Era, Cambridgt, Cambridgt Univtrsity sress. 1994, pag. &.
..
fil
• De este modo comprcndcn1os mejor el acento puesto en el perío­

• do inicial por antropólogos como G. M. F'?�r. Las primeras décadas


CAPITULO 4
fueron tiempos de decisiones rápidas y de elecciones inmediatas. indi­
sz
vidu�es y c�l�vas. conscientes o inconscientes. sobre innumerables
• Occidentalización

• cuestiones,"

El choque de la conquista obligó a los grupos presentes a adaptarse

• a uiuversos tragmentallos y mrcrutadóS. a vivir_ situaciones precari<is:

• íñestables e imprevisibles. y a contentarse con intercambios a rnenu­

• do rudimentarios. Estos rasgos marcaron con fuerza las condiciones


L'uni\lt'f"S te baptist,

• o en las que se desarrollaron los mestizajes de la América española. al


N

er lbn se dé¡>lyse.
:;; crear. en todos los sentidos del término, un medio caótico, sensible a la


w
Le moden sympathise

o menor perturbación. No obstante, otro proceso desempeñó un papel

• z
w

i
igual de apreciable. l,o. .'.JC (
ctlwp.rrwu�t

ee hop, l'Ckcidcnt

• •

z
w
Gu1ro-1 PATn. l.a nuirquisc·



"
w


• Si los conquistadores de la América española se dedicaron primero a

• anexionar por las armas unos tenitorios que se extendían desde Florida

• •
a la Tierra del Fuego, desde las Pequeñas Antillas a las orillas del Pacifi-

co. las autoridades civiles y eclesiásticas trabajaron luego obstinada·

• mente para implantar los marcos y los modos de vida que Europa

• occidental había elaborado a lo largo de siglos. Quisieron incluso trans·

• formar en cristianos a los «naturales> que habitaban este nuevo mundo .

• La occidentalización encubre el conjunto de los medios de domi­


nación introducidos en América por la Europa del Renacimiento:Jg

religión 9tólica, los mecanismos del mercado. el <añón, el libro o la

• imagen.Adopta formas diversas. a menudo contradictorias y a veces

• incluso abiertamente opuestas. puesto que fue a un tiempo material,

• política. religiosa -,,n el caso de cla conquista espiritual•- y artística.

• Movilizó instituciones y grupos -rnonjes.juristas, conquisradoresc-,

pero también familias. linajes e individuos. Una vez en América. unos

• y_otros persiguieron obstinadamente edificar réplicas de la sociedad

• �tras elloSa En su versión castellana, la occidentaliza·


• 157. George M. Fosll!r, Cultura y conquista. La he�ncfa �pañof,1 dr Aminca,
• El universo te bautiza,/ y uno se desorienta. / El mundo simpatiza I y hop, movi­

• Jalapa, Univenkiad 'ttracruzana, ¡qt,2 .


miento I y hop, occident�.



ción efectuó, mediante oleadas sucesivas. del siglo xv1 al siglo xrx, la
Parecía que nada pudiera atajarla. ni siquiera el inmenso océano Pacifi­

transferencia ultraatlántica de los imaginarios y las instituciones del


co, puesto que los españoles descubrieron y conquistaron el archipiéla­

94 \Íiejcuvlundo. La empresa fue colosal. Bajo otras apariencias y con


go de Filipinas, esforzándose por transformar Manila en una ciudad 95

o� contenidos. otros objetivos y otros ritmos, la ocddentalización se castellana de Asía antes de interesarse por Nagasak.í, como un preludio

ha prolongado hasta nuestros días y se ha construido progresivamen­


a la conquista -que de hecho nunca se inició-de Japón y de China.

te con el conjunto del globo.'" Esca extensión irresistible se acompañó de una política de unifor­

rníza o ó n de la lengua y de la ley. De Florida a Chile, el castellano fue la

herramienta de la administración, la lengua de los vencedores. de los

La réplica del Viejo Mundo


mestizos, de los negros y de los mulatos. e igualmente la de los nota·

'
bles indios. En la introducción a su Política indiana, el jurista Solórzano

A lo largo del siglo x111. la occidentalización instaura por tanto muchas '
Pe.re.ira exalta este «ilnperio que abrazó en sí tantos reyes y tan varias.

referencias materiales. políticas. institucionales y religiosas destinadas


ricas y poderosas Provincias, o por mejor decir, una Monarquía la más
'
a dominar las perturbaciones inducidas por la conquista Esta cons­
extendida y dilatada que se ha visto en el mundo». pues contiene ver·

trucción sistemática del territorio y de la sociedad colonial se realiza daderarnente otro mundo.':" Los decretos que se destinaban a una

en el modo de la duplicación. Conviene considerar desde este ángulo


región de América eran aplicables al resto del imperio. Las famosas

la reconstrucción o la transferencia de los linajes ibéricos a América, <leyes de las Indiass, compiladas a parcir del siglo xvu, fueron el fruto

cada vez que unas familias de conquistadores y sus clientelas se lanzan del trasplante de las leyes de Castilla a un continente y dos hemisfe­

a la conquista del Nuevo Mundo. Hay que analizar igualmente en este


rios. Desde las Californias hasta Buenos Aires. el derecho castellano --0

sentido la aparición de una infraestructura de tipo europeo, la edifica­ mejor. el «derecho indianos- regentaba la vida cotidiana, definía las

ción de las ciudades. los puercos. las carreteras. las fortalezas y los arse­ relaciones del individuo y del grupo con el Estado, imponía la noción

nales; la creación de las universidades; y las gigantescas campañas de de propieclad privada y legitimaba el beneficio. El jesuita José de Acos­

construcción que cubrieron de iglesias. de catedrales, de dauscros, de ca resumía esca uniforrnización del derecho de la siguience manera:

capillas y de hospitales una parce del continente americano. Asi nacie­


el.a multitud de los indios y de los españoles forma una sola y misma

ron Nueva España (es decir. México), Nueva Calicia, Nueva Castilla y
comunidad política, y no dos entidades distintas una de otra, pues

cantos otros reinos de nombre can familiar, dobles evocadores de las todos tienen un mismo rey y están sometidos a unas mismas leyes. un

provincias de la península ibérica solo tribunal les juzga. y no hay un derecho diferente para unos y para

La reproducción de las instituciones europeas tejió redes que se 11"


otros. sino el mismo para todOS>.

extendieron rápidamente al conjunto de las posesiones españolas. La América española era una réplica de la Castilla real o ideal y de

Como en la lejana Castilla las ciudades fueron dotadas de poderosas


la Europa imperial y romana, como recuerda el titulo de César que

municipalidades o «abildoss, Obispados y arzobispados se multiplica­ recibía Carlos V en las correspondencias del Nuevo Mundo. A decir

ron al ritmo del auge de la joven aistiandad. l..a expansión de las insti­
verdad, esta América innovaba. pues no había de tener en cuenta.

tuciones hispánicas se hizo a medida de la inmensidad americana. como en Europa. los obstáculos heredados del pasado medieval, y se

159. En Juan Solórzano pe-etra, Politica indiana, Imprenta Real de la Gazeta, f


158. Esbozamos por primera vez estas reüeccoes en nuestra contribución a la Sto­
Madrid, l 77b, n• 20.
ria d'fu;opa. L 'eta moderna. Secoli xvt-xvnt, l. IV, ba10 la dirección de Maurice
160. •Uni�rsa porro fndorum atq� Hispanorum multitudo una eademque respu·

Aymard, Turin, Einaudi, 1995, titulada •le strade dell'acculturazione: occidentali2-


blica h�nda iam est ... •, en Jost de Acosta, De procuriJnda indorum s.alure (15881,
zazione e mt:ticciaggi rsecef xv1-xv11l•, p.igs. 83·122.
Madrid, CSIC, 1984-1987, p.ig. s r e .
..
" adaptaba libremente a lo que subsistía de los sustratos indígenas. Tra­ Otra cristiandad

zaba ciudades cuadriculadas. cuyo más bello fue la ciudad impe­


l
ogro

rial de Méx.ico-Tenochtitlán. Atravesadas por arterias regulares que se


«Los naturales eran el motor y el fin de cualquier proyecto emprendido


l[I
cruzaban en ángulo recto, las ciudades y los pueblos ofrecían el molde por los rnendicantes.s'" Trabajadores. esclavos de derecho o de hecho,

criados, consumidores o colaboradores. los indios no sólo tuvieron su


de un orden perfecto en el que la sociedad colonial no tenía más que


ti
introducirse. En todos los centros de las ciudades se erigían los símbo­

los de la supremacía de los vencedores: la iglesia. la sede de la munici­


lugar en los reinos del Nuevo Mundo. sino que también suscitaron el

interés apasionado y prioritario del medio mejor preparado intelec­

palidad y del representante del rey, y la fuente en la plaza mayor. tualmente entre los recién llegados: la Iglesia de los misioneros. La inte­


ti
Enteramente nuevas. ciudades como Puebla. en México, o Lima pre­ gración de los indígenas en la sociedad colonial se sometía a una

figuraron las fundaciones más recientes del continente americano: condición imperativa: los vencidos tenían que abjurar de sus creencias

• fueron las Brasilia del Renacimiento. Esta política urbanística materia­ A todos se les tenia por ,idólatras>, ya fuesen víctimas del diablo u olvi­

dados por la Revelación. Todos. por consiguiente, fueron obligados a

• lizaba la voluntad imperial de inscribir el triunfo de un poder y de

convenirse como lo habían sido los moros de Granada

• una fe en el paisaje americano.

lSc contenta ria con levantar un decorado curopciz.ado, destinado La cristianiz...a ci ó n de los indios de América repetía la de los morís­

• a reproducir en América una Castilla medieval y renacentista. buro­ cos= Pero también trataba de reproducir la cristiandad primitiva. al

• crática y conquistadora? La réplica del Viejo Mundo no excluía a las tiempo que se presentaba como una nueva versión del Antiguo Testa­

• poblaciones amerindias. O mejor. no podía prescindir de ellas Jurídi­ mento. en su lucha contra la idolatría. o de la Tebaida egipcia en su

búsqueda de ascetas y de nuevos desiertos. Un funcionario de la Coro­

• camente. los vencidos constituían uno de los dos cuerpos y uno de los

dos pilares de la sociedad colonial: la ,república de los indíoss frente a na española. gran lector de Luciano y del humanista Tomás Moro y

• la de los españoles. Institucionalmente. formaban comunidades inspi­ futuro obispo de Michoacán. afirmó que veía «en esta primitiva.

• radas en el modelo castellano. nueva y renaciente Iglesia desee Nuevo Mundo, una sombra y dibujo

• La Corona española separaba y al mismo tiem¡,o unía: cristalizaba de aquella primitiva Iglesia de nuestro conocido mundo del tiempo

• a las sociedades vencidas en una posición de alteridad. pero ésta estaba de los sanctos apóstoless,"!

lPero la conversión no era más que un asunto de salvación? Para

• calcada del universo hispánico. Eo todas partes las elites indias sirvie­

ron de intermediarias obligadas -y a menudo interesadas- entre el europeo del Renacimiento. religión y política se mezclaban jnex­

• europeos y masas amerindias Estas proporcionaron los contingentes tricablemente. La integración política de los pueblos indios exigía su

• de mano de obra necesarios ·para las innumerables canteras que se cristianización. pues 1a f
e proporcionaba el único denominador

• abrieron en América central. en los Andes y en México. Ellas produje­ común de los sujetos de Carlos V. que eran tanto flamencos de Gante

• ron los víveres que reclamaban los vencedores. fabricaron enteramen­ o moriscos de Granada como vascos de Bilbao. Además, el cristianis-

te su nuevo marco de vida y arrancaron el oro y la plata de las

• entrañas de la tierra. Atraídas por la ganancia o la novedad. pero más

• a menudo obligadas y engañadas las poblaciones autóctonas afronta­ 161. Javier Gómez Marlinez, Fortalezas �ndicantes. Clallf!S y proc�os en los con­


venios no110h1spdnos ckl siglo xvt, Mé:iuco, Uni�rs1dad tberoam,ricana, l qq1, pág.

ron otras maneras de trabajar. al mismo tiempo que eran proyectadas 100. Sobre este capitulo, eease Gruzinslci {lq88) y c1qqo¡ y las bibliografias reunidas

• hacia una nueva economía mercantil que ligaba su suerte a la econo­


en Bemand y Gruzinslci, L

162.
1 11qqll y L 11 (1qq3) (trad. cast.: México, FCE, 1qqq1.

Antonio Garrido Aranda, Organización rk la Iglesia en ,1 remo ck Granada y

• mía europea. su proyttci6n tn Indias, Stvilla,

dad de Córdoba, 1sao.


Escuela ee Estudios Hispanoamericanos, Universi­

• 163. Vasco de Quiroga, De t:kbellandis ,ndis, edición a cargo de Reré Acuña, M�x•­

co, UNAM, 1qaa, pág. 57 .



mo del Renacimiento era un modo de existencia antes que un con· el territorio americano con nuevos puntos de referencia que los indi­

junto bien definido de creencias y de rituales: englobaba la educa­ gcnas tienen continuamente ante sus ojos.

98 ción. la moral. el arte, la sexualidad, las prácticas alimenticias y las Pero este decorado y esta réplica estilizada de un modelo europeo sólo qq

relaciones de alianza, y acompasaba el transcurrir del tiempo y cobrarían todo su sentido si las poblaciones recibían una formación cris­

los momentos esenciales de la vida. Por todas estas razones, la cristia­ tiana que arrancara las raíces de la idolatría. La llegada de_los primeros

nización constituyó un eslabón esencial de la occidentalización del franciscanos a México fue el punto de partida de una empresa de educa­

Nuevo Mundo. ción fuertemente inspirada en el humanismo de la primera mitad del

Los instrumenros de esta conversión revelan la diversidad de las siglo XVL Las escuelas de los monasterios se multiplicaron: los hijos de la

estrategias que los monjes desarrollaron para someter a los vencidos a nobleza indígena aprendieron a leer y a escribir. los mejores tuvieron el

su ley y hacer de ellos cristianos. Si el urbanismo a la europea ya signi­ privilegio de formarse en México. en el colegio de Santa Cruz de Tlatelol­

ficaba una ruptura física y una sustitución legibles por las poblaciones co. donde se familiarizaron con el latín, la tipografia y los grandes clásicos

indígenas, la Iglesia materializaba este programa por si sola. Esta de la Antigüedad. Un humanismo de filiación erasmista y que se alimen­

nueva construcción visualizaba una supremacía espiritual y a la vez raba de las ideas de Tomás Moro inspiró la formación de una intelligentsia

técnica que participaba de las formas de la arquitectura europea. En indígena que estuvo a punto de ser admitida en el sacerdocio y que ayudó

los Andes y más aún en México. la bóveda, difundida mediante cente­ eficazmente al rescate de una parte de los saberes prehispánicos. Esta occi­

nares de ejemplares, tenía con qué pasmar y fascinar a los indios, que dentalización de alto vuelo. calcada de un modelo del Renacimiento, des­

ignoraban totalmente este procec:timiento de construcción. Esta técni­ pertó también la inquietud de los laicos españoles. disgustados al ver que

ca. audaz contribuyó a manifestar el advenimiento de un nuevo impe­ los notables indios dominaban la escritura tan bien o mejor que ellos.

rio simbolizando de forma espectacular el orden terrestre y celeste del A esta conquista de las mentes se añadió una conquista de los

que se reclamaba la Iglesia": La proliferación de conventos fortifica­ cuerpos, destinada a someter a la familia. el matrimonio y las costum­

dos con muros almenados dio un aspecto francamente militar a esta bres más íntimas a las normas universales de la Iglesia. A finales de la

presencia. sin que sepamos hoy con certeza de qué enemigo -cindios década de 1520. la difusión masiva del matrimonio cristiano pareció

o españoles?- trataban de protegerse los franciscanos,'?' el modo más eficaz de obtener una cristianización profunda y rápida

«Concha protectora de la nave y el claustro, prodigio de la bóveda, de las poblaciones indígenas. Durante las décadas siguientes a la con­

majestad del porche. cuadricula de calles que se cruzan en una plaza quista y sin esperar al concilio de Trente. los religiosos definieron y

dominada por la casa de Dios (o teocallil de los cristianoss": adrrunis­ adaptaron el sistema de valores. de rilas y de conductas que debía

eran y promueven la conquista espiritual jalonando obstinadamente regir el matrimonio y la vida conyugal de los vencidos. La monoga­
4

rnia cristiana. un código único y uniforme. válido en todas panes, fue­


t
sen cuales fuesen los grupos originarios y su estatuto social, fundada

t
164. Éste es igualmente el caso del arco del pórtico bajo el que pasaban los neófit� en una tradición y un derecho escritos. participaba, en todos los senti­

y que la tradicion clasica yinculaba con el arco de triunfo de los romanos y con la ser·
dos del término. de la réplica de las formas de vida occidentales. Por
vidumbre de los vencidos. vease vatene Fraser, The Archirecture of Conquest: Buil· •

\ ding in the Viceroyalty of Peru, l5J5·16JS, Cambridge, Cambridge University último, el control de las almas también pasaba por el de la carne y los
Press, 1 qqo. •
placeres más secretos. como lo revelan los manuales de confesión
165. Gómez Martinez ( l qq1>. El •atrio· destinado a acoger a las grandes crece­

sienes era, por su parte, una rtplica del claustro espar'\ol, tenia so misma funcion y, a
redactados en lengua índígcna.v

menudo, el plano del pueblo con sus capillas reproducia la disposición det •atrio pro·

�ional•: .De este modo, todo el pueblo de indios enfatizaba el amplio carácter con­ •
ventual• (Gómez Martinez. 1qq1. p.ig. 122l.

lbb. Serqe Gruz1nsld, L 'digle et /J Sibylfe. Frcsques i11dic,111e<:. des couvents du


• •
Mexique, París, \mprimerie Nationale, ¡qq4, p.ig. 20. 167. Serge Gruz1nsk1, ·Confes1on, alianza y sexualidad entre 1.�� indios de Nueva
• •

' •
1

• la copia india: producción y reproducción dcscornposidón rneticulosa de las etapas de la fabricación y su memori­

zación. e induso el uso de un escrito ilegible, todo vale para descubrir el

" Reproducir Occidente también era reproducir sus técnicas.' Este pro­ secreto de los españoles.'

.,
-
100

yecto acompañó inmediatamente a los progresos de la evangelización. El uso del oficio de tejer de Castilla se impuso de un modo igual de
lOt

pues la cristianización concebida en los términos del Renacimiento fulminante. Los indios copiaban atuendos. muebles e incluso instru­

• pasaba por la importación de un modo de vida al estilo occidental Las meneos de música, que fabricaban luego en serie: •Vihuelas y arpas [-1.

• exigencias del dero y las necesidades de los conquistadores implicaban Hacen flautas bien entonadas, de todas voces según se requiere para

• por tanto una transferencia de técnicas al seno de las poblaciones indi­ oficiar y cantar con ellas canto de órgano. También han hecho chiri­

genas. Las condiciones de esta transferencia y de este aprendizaje se dis­ mías. y han fundido sacabuches buenoss," Bartolomé de las Casas

' o
N

;:
tinguen por la parte creciente de la inicia ti va indígena y por la calidad queda asombrado por la calidad de los instrumentos musicales que se


w de la copia india?" deben a manos indígenas.•'4

"
� El ritmo de esta adaptación sorprende tanto como sus aspectos Con lodo. existían muchos obstáculos. La fabricación de los primeros
z
w

i voluntarios, puesto que los artesanos indígenas más expuestos a las pre­ órganos, un instrumento sin equivalen te en la sociedad indíge,na y para


• !

siones de los invasores se apropiaron de las técnicas europeas cada

que tuvieron la posibiLidad de hacerlo, superando a menudo con su


VC!l. el que los indios habían creado un complicado neologismo en náhuatl.'"

suscitó más de una dificultad. Aquí. la copia se vio precedida por la


.:
habilidad a los maestros españoles. ! .os indios no sólo trataron de repro­ invención de sustitutos: «En lugar de órganos tienen música de flautas

ducir extensamente las artes del Viejo Mundo, sino que lo hicieron muy concertadas. que parecen propiamente órganos de palo porque son

• deprisa Por ejemplo, el aprendizaje del batido del oro. En lugar de cur­ muchas flautass,'" En otros casos. los indios practicaron el bricolaje y la

• sar ocho años de aprendizaje -ése era el tiempo estimado como ne­ reutili7.ación: ,Un sacabuche hacen de un candeleros." La construcción

cesario por un maestro español-, unos indios emiraron todas las de instrumentos musicales y la rápida difusión de la música occidental

..
" particularidades del oficio, y contaron los golpes que daba con el marti­ -da música está en la tierras- dieron lugar a una evaluación global de las

llo. y adónde heria. y cómo volvia y revolvía el molde. e antes que pasase capacidades miméticas de los indígenas: •Esta gente son como monas:
ti
el año sacaron oro batido. e para esto tomaron al maestro un librillo pres­ que lo que unos hacen, luego lo contrahacen los otros>. En la retórica


ft
tado. que no lo vi ó x':" B espionaje de los movimientos más ínfimos, !• la. medieval. la figura del mono designa la facultad de imitación

.. 172. La copia exacta se practicó en los más diversos dom1n,os: por ejemplo, en la

de
19 Espai'la. Introducción al estudio dt los ccnteacnancs en lenguas indlgenas•, en fundición de campanas, segun los modelos espaftoles (ya se trate medidas, de pro­

as M�tal,dadd.
Semmario de H1sloria de l El placer de fM!(dr y ,1 dfdn rk normar, porciones o de la altacrón de metales), e incluso en el curtido del cuero y la fabrica­

lit Mt!xico, Joaquin Mort1z, lqa7, �gs. 1 &q-21 s ción de •fuelles•. El monje franciscano enumera con satisfacción los artlculós de

1&8. vease las �iones de L�z Medef citadas en Amos Megged, Expor­ cutro que los indígenas reproductn sin ninguna dificultad: .zapatos, servillas, borct­

tmq tM Catholic Reformation. Local rrlfg,on m Early·Colonial Mexico, Leiden, guies, alcorques, chapines•.

Nueva York, Colonia. E. J. Brill, 1qeJ6, p.ig. 85 173. Jbldem, pAgs. 242 - 243 . La 1m1t.ación 1ncluia tanto la observación minuciosa

• Conocemos et lugar que ocupa Ptdro de Gante en el pruner contmgente ee


l&q. como la f1!:Producción de las herramientas: • Desde que la lana se lava hasta que sale

evangelizadores franciscanos. El mcrue flamenco se hab1a formado en una Europa labrada y trjida en el telar, y cuando los otros ndlos maestros iban a comer y en las

• del norte cuya espiritualidad estaba man:ada por las realizaciones de tos Hermanos

de la Vida común. Oesam>lló ensrilanzas técnicas destinadas a los jovenes 1ndigenas.


fiestas, los dos tomaban

de peines, tomos, urdidera, como del


las medidas de todos los

telar, peines
instrumentos

y todo
y herramimtas,

lo eemas, que hasta sacar


ansf

el

170. Motolinia (1 q11, p.\g. 240). pallo son muchos ofiCJOS•.

171. Ibídem, pag. 243: •el oficio qut prunero hurta.ron ... -, con respecto a la con­ 174. Bartoloml! de Las Casas, Apol*ticah,storia sumaria, México, UNAM, ICJ67,

fección de ropa. Para ,l()rttlder e 1m1t.ar el traba¡o del cuero dorado y plateado -los t. 1, pág ]27

•giJadameclles• o tametes-, los artesanos tndigenas hurtaron muestras de materia­ 175. Ehuatlapitzalh�huttl, es decir, •tambor-mstrumenlo con vientre de piel•

• les y preguntaron a un monje por su procedenc,a: .¿Adónde venden esto?

nosotros lo habemos. por mis que el espahol se ese.onda, nosotros haremos guada­
Que s1 (Loc:khart,

176.
¡qq2, pág. 28U.

Motolima (lq11, pal). 2371.

• mecrles y les daremos e.olor de dorado y plateado como los maestros de Castilla• 1n. Las casas c1q61, L 1, p.ag. l27J.



-

t.�Gb.c:. Celé: margen para s.cJ·:�G\lé:.rd.ar U!.S creencias y len gtS"'15

Los indios demostraron el mismo talento reproductor en materia

de construcción y de arquitectura: ,Después que los canteros de España <·-nc.guer.:? La multiplicadón de las copias tenía lugar en un maco des­

el
vinieron. labran los indios todas cuantas cosas han visto labrar a los rirualizado. que había perdido el sentido que la tradición autóctona l C, 3
102

asignaba al trabajo de los hombree El espado creciente que ocupaba la


canteros nuestros, ansí arcos redondos. escarzanos y terciados. como
"
portadas y ventanas de mucha obra, y cuantos romanos y bestiones máquina europea también ex pli c a este desengaño. Si los tejidos de

han visto, todo lo hacen y muy gentiles iglesias y casas a los españoles. tipo español eran conformes a los modelos hispánicos era porque se

Una anécdota divertida ilustra el tamaño e induso los excesos del producían con oficios de origen peninsular y según una organización

mimetismo indígena Un artesano indio encontró a un español vesti­ protocapitalista de la producción. La reproducción acelerada, a escala
'
do con un escapulario puntiagudo, el esarnberuu», propio de los peni­ y en cantidades preindustriales era el fruto de una intervención de la "
..
máquina europea. Esto era aún más cierto para los libros y grabados
tentes de la Inquisición. Intrigado por lo que tomó por una vestimenta

que salían de las prensas de las imprentas, Mercado, máquina y mime-­


..
propia de cuaresma, se puso rápidamente a fabricar esambenitoss y a

venderlos por las calles gritando «lTicohuaznequi Benito?, (,¿Quieres cismo andaban por tanto unidas.

comprar un Benito?,). La historia hizo reír a los habitantes de la ciudad


-..
e inspiró también un dicho. Esta copia frenética podía apoderarse de

los productores indios y, a veces. conducirles a fabricar cualquier cosa= Mimetismo y comunicación "..
La anécdota plantea otra cuestión, la de la relación de los indios

con el mercado colonial Su extraordinaria capacidad mimética era Mediante el teatro y la ritualización dran1árica la reproducción �l •
algo más que una demostración de virtuosismo gratuito o de inagota­ in1aginario occidental generó una nueva dilnensión del proceso

ble ingenio.?' La fabricación de objetos a la europea respondía a la miméti�''"' Los misioneros utilizaron el teatro para explicar y difun­

demanda de una clientela. india y española, ávida de estos productos dir el contenido de la te cristiana, Obras edificantes erepresentarons, es

decir. presentaron los episodios de la historia santa, las grandes figuras



y de obtenerlos a un precio más bajo. La copia indígena repercutió de

inmediato en la competencia a la que se libraban los artesanos espa­ del panteón cristiano y la geografía sagrada de Occidente. Una vez •
más. algunos indios participaron activamente en ello. El argumento
ñoles e indios. Permitió que los narurales rompieran el monopolio de
'
del espectáculo se debía a los monjes pero lo realizaban los indios."!
los artesa�os españoles ofreciendo mercancías de calidad a los consu­

midores de la ciudad y del campo. Aquí. el mimetismo y el acceso al


Estos últimos fabricaban y montaban los decorados, animaban la -
mercado parecen ir a la par.
parte musical y cantada, e interpretaban todos los personajes y, a '
El mimetismo ruvo ef
ectos ambivalentes. Precipitaba la inserción
menudo. sus propios papeles. La calidad y la fidelidad de la representa­
'
ción indígena sorprendieron a los observadores españoles. Los térmi­
de los indios en un universo económico y técnico de origen occiden­
'
nos «contrahacer» limitar) y ,al natural» se repiten en sus escritos para
tal Sin embargo, al tiempo que establecía lazos de dependencia -de
'
los copistas con respecto al modelo. del México indio con respecto a la expresar la perfección de unas realizaciones que se aproximaban

tanto al modelo propuesto que terminaban por confundirse con él.
península ibérica-. abria un campo para los trabajadores indígenas.

Los indios mejor cualificados obtenían un margen de maniobra y de


'

invención y lo aprovechaban intensamente.



180. Othón Arróniz, Teatro de evange/1'/aciOn en Nueva España, M!1lco, UNAM,

1979. '
181. Los monjes de Nueva España decidieron llegar al püblico indlgen.a montando

escecraccres. Los mas espectaculares tuvieron lugar durante la d!cada de 1530 en
178. Mololinia tl�71, pags. 243-244>.

Tla1cala y Mexico. véase Fernando Horcasitas, El teatro ndhut1tl. Époc,1s novohis·


179. -ccsen con una pluma o con una para. o con una ptia de metal• (Motolinia,

p,a11,1 y modern.J, Mextco, UNAM, 1974, y Arróoiz (¡97q).


'
1q11. pags. 241, 242 y 2441.
4
.

• 1
,
,,.,
i
ti Para el dominico Bartolomé de Las Casas. «cierto parece o que son dimensiones obedecía a los mismos principios de orden que la com­
i

ángeles o que son monstruos entre hombrcss.'" Esta vez. la habilidad


posición escrita o la distribución de los sonidos en el seno de una

•. 104 mimética deja de evocar la imagen caricaturesca del mono y de su armonía hispano-flamenca. w. 105

animalidad para convocar el ejemplo de criaturas cuyas capacidades

• sobrepasan las del ser humano. ángeles o monstruos .

• 8 mimetismo intervino igualmente en el dominio del culto cató­ Copiar o interpretar

• lico. Motolirúa habla de la admiración y del entretenimiento que per­

cibe durante una visita a una aldea. Antes de su llegada. unos indios


La implicación directa de los indios en las representaciones teatrales

habían llamado a los fieles a misa. recitado el catecismo y dicho las explica la eficacia del espectáculo y la impresión que produce en el


. 2
:;;
oraciones: incluso habían hecho sonar las campanas como si se tratara público, que también es invitado a participar en la acción. Perola

. w


;
del momento de la ofrenda y de la consagración. ,y esto se hace ya

más de seis años». El hecho de que este celo de los nuevos conversos
intervención india marca igualmente los limites y las ambigüedades

del mimetismo escénico. Aunque los religiosos no tuviesen concien­

III i1 hubiera podido jugar una mala pasada a la Iglesia no parece enfriar en cia de ello, la representación indígena tendía a desviarse del modelo

z absoluto el entusiasmo del franciscano.": Esta disposición sorpren­ hispánico original, pues era tributaria de una aproximación india a
w
e,

� dente se explica por la formación que estos indios habían recibido en


w la interpretación y la escena. Actor y personaje se confundian en la

los conventos franciscanos. A la lectura y a la escritura se habían aña­ mente de los indios, que. durante siglos, habían designado del mismo

dido la música. el dibujo. la caligrafía y la pintura. Los jóvenes indíge­ modo -ixiptln- a la víctima del sacrificio, al dios que ésta encarnaba o

nas habían aprendido a reproducir la imagen europea al mismo al sacerdote que recibía su nombre. El mimetismo impuesto por Occí­

tiempo que penetraban en otro universo de comunicación gráfica y dente se prestaba así a desviaciones que prosperaban tras las aparien­

sonora. IJH cias engañosas de la copia exacta; un resultado paradójico. pero propio

No es indiferente que el aprendizaje de la escritura. de la música y de muchas de las situaciones que confrontaban la occidentalización

del dibujo tuviera lugar simultáneamente. «Hay muchos niños de con las reacciones indígenas.

hasta once o doce años que saben leer y escribir, cantar canto llano y En realidad, en los primeros tiempos la noción de copia se mues­

canto de órgano, y aun apuntar para si algunos cantos» Los tres modos tra muy elástica. y varia desde la reproducción o copia exacta hasta

occidentales de expresión se basan efectivamente en el mismo princi­ la interpretación inventiva. En el plano técnico. el aprendizaje de la

pio: signos alfabéticos. notas e ,imágenes• se encargan de reproducir escritura se inicia con la realización de copias tan perf
ectas que no se

la palabra. el sonido o la visión. En todos los casos. los alumnos indíge­ aprecia una diferencia entre el original y su réplica. Es significativ_o

nas se vieron confrontados con concepciones y técnicas inéditas para que el primer ejercicio de escritura consistiera en hacer que un indio

ellos."' La coherencia del sistema europeo facilitó probablemente la de Texcoco copiara una bula pontifical. El resultado fue de un realis­

tarea de los monjes maestros. Sus discípulos mexicanos podían darse mo pasmoso: esacóla tan al naturab. Los discípulos indígenas sobresa­

cuenta de que la disposición de las figuras en un espacio de tres lieron igualmente en la caligrafía: •Luego las sacan tan contrahechas

que no hay quien juzgue haber diferencia entre la muestra y en

las que de nuevo sacar», Las Casas cuenta que un monje franciscano le

182. las Casas <1'1b7, L 1, pág. 328).

183. Motolinia nq11, �- '12). En muchas comunidadl!!S, algunos indios se acos­

tumbraron a sustituir al dero espallol.

184. ·El arte M dirigido, planificado iconogr.ificamenll!! y finalizado para conse­ 18ó. Motolinía se exrasre con la habilidad de un indio intérprl!!ll!! de rabel: • Toma
guir las metas precisas., l!!fl Sartor (lqq2, pag. 207). con l!!I ra� entre las flautas tiplt, y discantaba entre las flautas o sobl"I!! las flautas a

185. Salvo tal Yl!!Z en mate'ia de notación musical. (Motolinia, 1971, págs. 237-2381.

41

mostró un libro escrito por un indio y que, por un momento, creyó No nos imaginemos, sin embargo. la copia antigua a partir de •
que se trataba de una obra impresa, pues la calidad de la tipografía nuestro uso de la fotografía. el escáner o la fotocopiadora -estarnos
"
ti!
106 aproximaba este trabajo manuscrito a una obra salida de ]as prensas demasiado acostumbrados a la exactitud de la reproducción mecá­
107

occidentales= Las Casas cita igualmente el ejemplo de una carta que nica-. En el siglo xvr, el único dominio, en principio, en que la copia

le enviaron los indios de México y que presentó al Consejo de Indias. podía ser técnicamente perfecta. el único registro donde era casi el

El documento dejó perplejos a los consejeros, que fueron incapaces de puro producto de la intervención de la máquina, era el del grabado y *
determinar si se trataba de un texto impreso o escrito a mano. Los la impresión gráfica. En los restantes casos. a excepción del dogma, la •
indios se habían convertido en maestros calígrafos, y rivalizaban con concepción europea de la reproducción dejaba un campo considera­
'
el trabajo de la máquina, en este caso la prensa de imprenta. El mime­ ble a la interpretación, especialmente en el registro artístico. Aun­ f

tismo rara vez habrá sido tan perfecto. que el modelo europeo seguía siendo en esencia la manifestación de

En materia de pintura, la crónica tampoco admite matizaciones. la superioridad de los vencedores, a los indios se les reconocía el m

" '

Desde la década de 1540, los pintores tlacuiws se convirtieron en exce­ derecho a la invención en la copia. Las Casas se refiere a ella explíci­ "

lentes copistas seguidores de las normas europeas. •Después que los tamente cuando alaba «las maneras tan exquisitas y nuevas que z: •
aistianos vinieron han salido grandes pintores. después que vinieron inventan- y al añadir que «y de cuántas y cuáles cosas sacan y toman " •
las muestras e imágenes de Flandes e de Italia que los españoles han materia de adornar y cornplir e perficionar los actos que pretenden

represenr.ar__._ ..11 '


traído 1-1 no hay retablo ni imagen lporl prima que sea que no saquen

y contrahagan, en especial los pintores de México. porque allí va a La pintura europea procuraba ante todo evocar un tema con la '
ayuda de una gama restringida de elementos estrictamente indis­
parar todo lo bueno que de Castilla viene.,'"' Bartolomé de Las Casas,
'
inspirándose probablemente en Motolinia, se muestra también elo­ pensables. siempre extraídos de un repertorio conocido por la gran
'
gioso. Los eprogresoss son especialmente notorios en materia de repre­ mayoría.!" Este margen que se dejaba al artista coincidió con la

sentación humana y animal.?" En su rhistoria verdadera» de la falta de preparación de los pintores mexicanos. Éstos no poseían

conquista de México, Berna! Díaz del Castillo -que habitualmente no ninguna noción de historia de la pintura europea ni de la evolu­

es blando con los indios- tampoco escatima elogios sobre el talento de ción de los estilos, y las formas que reproducían aplicadamerite

1
los pintores mexicanos,'?' eran demasiado nuevas para imponerse de un modo interiorrnen­
1
te aprernianre. Este desconocimiento y esta distancia constituye­

ron a la vez un inconveniente técnico y la fuente de l!-.1:1-ª relativa


187. Las Casas ll<J&7, l. 1, pag. 3271.

188. Motolinia Cl<J71, pág. 2401. libertad.": '


189. lbldern. Bartolomé de Las Casas, por su parte, no vecne en aproximar �I arte

de los artistas indígenas al de Flandes: • De los oficiales que emre ellos habia y hoy
'
hay, pintores dt pincel y el primor con que las cosas pintadas que quieren hacen, es ya

nombrado, natural de Burgos C ... J, el cual tiene gran fama como Apeles, no harán
'
t.at1 manifiesto y claro que sera scoe-uue decillo por novedad, mayormente despue5

que se dieron a pinlar nuestras imágenes, las cuales hacen tan perfectas y con tanta con sus muy sutiles pinceles las obras ce los esmeriles ni relicarios que hacen los tres •
gracia cuanto los mas primos oficiales de Flandes y otras cuaresqu.era naciooes las indios maestros de aquel oficio, m�xicanos, que se dicen Andm de Aquino y Juan de �
la Cn,.ll y �I Crespillo• l lbidem, t. 11, pag. Jb2l.
pueden sacar perfeccionadas, y pintores ha habido entre eucs tan señalados que
191. L a s C a sa s ( I q b 7 , t . l , p .i g . J 2 8 ) .
sobre muchos de los señataoos donde quiera que se hallasen se pueden sei'ialar•

nq&J, t. 1, pags. 322-32Jl. 192. Michael Baxandall, P,1intin9 ,1nd E1tperience in Fifteench·Century lt.tly, •
190. <tres indios hay ahOra en la ciudad ee México tan primisimos en su oficio de Oxford, Oxford Univers,ty Pr�ss, 1'18&, pags. 4S·Só. 4
entalladores y pintorM, que: se dicen Marcos� Aquino y Juan de la Cruz y �I Crespi­ 193. Aun cuando la distancia con Europa se reduzca muy rápidamente. En cuanto

llo, que si fueran en et tiempo de aquel antiguo o aiamado Apeles, o de Micael Ánqel, los pintores del viejo ccmmesue se .:icostumbraron a buscar en los grabados de los 4
o Berruguete que son de nuestros tiempos, t.ambi!n IH pusi�an en ef numero de libros antes que en la lenta evolución eslilistica de la tradición local, los artistas�

eues- CDiaz d�t Castillo, 1qt>e, L 1, pág. 27Sl. •Se me significaba a mi juicio que ambos mundos empezaron a compartir unas condiciones ee trabajo bastante análo­ 4
aqu�t tan nombrado pintor como fué �1 muy antiguo Apel�s y de nuestros tiempos gas: la disponibilidad del modelo grabado hizo que éste predominara sobre otras

herencias.
que se decían Berrugu�te y Miguel Ángel, ni de otro moderno ahora nueya1nente muy
:¡ •

'

• Caos, occidentalización y mestizajes Mundo, de reproducción de las cosas de Occidente y de representa­

ción de los in1aginario�.!�ro�. Pcí9, a cITFererlaa de la experiencia

• 108 En los Andes se desarrollaron procesos parecidos, aunque con desfases �nglesa, holandesa e incluso francesa. la ,Conquista, española convier­ !OS

• debidos a las guerras civiles y con variaciones ligadas a las particulari­ te al indígena en uno de los protagonistas de la reproduccion. Para lo l

• dades de las órdenes religiosas y las poblaciones sometidas.'?' En el ;;,ejor y parsilo peor: ,¿Quié� ha edificado tantas iglesias y monaste­

• hemisferio norte, como en el hemisferio sur. la cristalización de la rios como los religiosos tienen en Nueva España, sino los indios con

sus manos y proprio sudor?,.'� Esta diferencia fundamental, -fuera de )

• situación colonial tiene lugar en el marco de una vasta empresa de

reproducción. la occidentalización. que. primero, tiene la forma de un la América castellana el indio terrruna ineluctablemente por ser mar­

• injerto brutal de los marcos y modos de vida europeos y, posterior­ ginado, excluido o exterminado- explica que el mimetismo se pueda '

• mente, se renueva al hilo de los tiempos. ya que las transformaciones ,52nvenir autom�ticamente� una �nte de invendones y � - mesti­


� �
sucesivas de la misma Europa occidental repercuten y se introducen

en la América española.
zajes. Dado que la versión indígena de la reproducción inco�

siempre una interpretación, desenca�ena u� �da de combinacio­

i /: dinámicas miméticas de la occidentalización nes. yuxtaposiciones. amalgamas y encuentros donde tiene lugar el


Las r,, que se desple-

� garon en medios perturbados. imprevisibles e inciertos. canalizaron fuego cruzado del mimetismo y los.mestizajes.


li9
ü! progresivan1ente los desórdenes de la conquista. Favorecieron conver­ Ciertamente. la occidentalización tropezó con resistencias qu_e

gencias. equilibrios e inercias que, a su vez. produjeron nuevas formas adoptaban formas diversas. desde la rebelión abierta a todo tipo de

de vida y de expresión. Rasgos de diversa procedencia -institucional. hostilidades larvadas. Los ,idólatras, rechazaban el cristianismo,'?' Los

religiosa, artistica.juridica o económica- se aglutinaron para formar indios que huían de las «ongregacíoness, esas reuniones forzosas de

polos estabilizadores como, por ejemplo, el culto de las imágenes las poblaciones. los que se ocultaban en las selvas del Petérr?' o los que

mariales..encabezado por la virgen de Cuadalupe.> que ocupo un simplemente saboteaban el trabajo en las minas manifestaban la

lugar destacado en la sociedad colonial." - --- repulsa de los modos de vida que la Corona y la Iglesia pretendían

� imponerles. No obstante. estas actitudes no ponen nunca verdadera­


Del mismo modo que en Nueva Francia. Nueva Holanda o Nueva

•\ Inglaterra. en el GISO de la América española la occidentalización apa­ mente en cuestión la dominación española salvo en las fronteras. Y

• rece como una empresa de duplicación de las instituciones del Viejo sobre todo. coexisten siempre con otras formas de reacción, directa·

mente inducidas por la occidentalización. que aprovechan cualquier

• margen de maniobra, por pequeño que sea. que la cristianización o la


19<1. 84!:mand y Gruzinski, H11to1rf! du Nou�au Monde (¡qq¡ y l<J<Jll (trad. cest.:

M!xico�E.1qqq1; Wachtel ( l <J 7 1 l (trad.cast: Madr,d Alianza 1 9 7 ': l incroducción de las técnicas europeas permitan a las poblaciones ven­


1q5_ Dinatnicas, y no ·lógicas•, pues estas ultimas supondr1an un automatismo,
cidas
una racionalidad e incluso una inehxtabtlidad gut las fuentes desmienten. ¡

• 196.
¡q7_
Gruzinski (19'10, págs. 180·221) !trad. eest.: México, FCE, ¡qqq).

Podemos considerar la colonrzac1ón del Nuevo Mundo a partir de la copia, de


Por lo tanto, conviene abordar los mestizajes de la América hispa­

!!ica en este conCeXto global: caos de la América invadida tras laCOn-


[11
la imitación, del doble, de la reproducción o de la representación. Desde este punto

de vista al menos, la reladón entre Amérka y Europa se emparenta con la que

observamos entre una copia y su original. Pero una relación de este tipo es cualquier

cosa menos simple. Implica una dependencia que se puede modificar con et tiempo y

desde la sumisión más la invtr1ión de la cuando no


198. Jerónimo de Mtndieta, Historra �lesiJstica mdiilllil (lSq&], México, Porrua,
� cambiar, ewecne hasta �ación,

1q11, pág. 422; y GórMz Martmez nq11, pág. 100>.


a la ruptura irttttrsibte. En cuanto al duplicado del original, puede adoptar las for­

!!' mas más di\'i!:r-sas: creación de dobles, elaboración de copias exactas o de réplicas
1qq. Véase el caso de los bcmbres-droses a lo la1"90 de la época calamar en Gruzins­

degradadas, apresuradas, inacabadas, desviación o neutralización de la referencia, k, ll<J85l.

ti captura t invttSión en los casos más.exlremos. Estas observaciones valen sin duda
200. Nancy M. Farris, Maya Soc1ety I.Xldtr Colonial Rule. r� Coll«tive Enterpri­

para otros ejl!mplos de occidentalización; et caso de la Rusia zarista viene de inme­


se of survival, Pnnceton, Princtton Univer1ity P�, 1 <J84; y Grant D. Jones, Maya

ll!t diato a la rreete, aunque ros ntmos, las formas y las etapas difieran, por supuesto, de
Resisl.ilnct to Spamsh Rule. Time and History on a Colonial Fron11�r. AlbuQutrQue,

U11 contexto al otro Univtrsity of New Mex1co Press, l<JSq.

"'

@

1
quista. occidentaliz.ación impuesta a escala conrinerual >. rnírnetisrno
0

En el triple contexto de la-,Co n·


_:jercido por los propios inCfígenas.

,
110 quistas, de la occidentalízación 'del nlin1etisn10. los mesüzajes apare­ SEGUNDA PARTE

cen primero corno una reacción de supervivencia ante una situación

inesiabie."llnprevista y_�l!amente ,m re�ñ-esi:e sentido. res­



pond�n �t
� e;s_t<Ido de fragmentación. Pero estos bricolajes constitu­ •
..)len igyalment un efecto de la occidentalización cuando provienen

de la copia y de�propiación de el�men_��s r,m_�

indígenas.

-¡:¡¡;;os de co�iderar, por tanto. los mestizajes ame��os �orno, Los m e s t i z a j e s de la imaqen


un esfuerzo de recomposición de un universo pulverizado y. a la vez,

como una adecuación local a los nuevos marcos impuestos por los

'*-· --
conquis_cado� Estos dos movimientos son inseparables Ninguno de

los dos se escapa del medio profundamente perturbado que hemos

descrito.

También podría gustarte