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A GRA D EC I M I ENTOS Pero , a veces e n la noche sile nciosa.

, la m ano que escrib e se d etien e, y e n ef


presente nítido y c asi in cr eíble. m e resufta d ifícil sab er si esa vida h a te nido
Esb s páginas s on el fru to de mi 3ctivid ad doce nte en París, e n el seno de m i semina ñ o de la Es•
r ealm e nte lugar, lle n a de contine ntes, de m ares, d e pla n etas y d e hordas
co ela de Estudios Superio res e n Cie ncias Soci3les y e n el m arco d el Museo d el Q u ai 8ra nfy, que
huma nas, o s i h a s ido, e n el instante que acab .:1 de tra n scurrir, una vis ión
m e acoge gen e rosam e nte d esd e hace casi 10 a ñ os. Mi grafüud a Stéph a.n e Martin y a todo su
cau sa.da m e n os p o r la exaltación c¡i:e p o r 13 somno le ncia.
equipo.
JUAN Jo si sA , R, El tni.:nado
En ríq1.1ecie ron esta obu mis convetsacione-s co n m is co legas, los a p o rtes de m is est-.1dian tes
d e Princeton y Belé m, lo s contactos m ante nidos e n Milán. Nápofes, Madrid, Sevilla, Ambe res,
Santiago y Jinan.
Tengo una deuda de gratitud con Ro berto Valdovinos Alba po r haberm e puesto sobre la
pista de juan José Sa.er.
Gracias a los c uidado s de Agnes F"onhin e y Sophie Oe bo uve rie, el m anuscrifo o riginal e n
fra ncés tomó su form a delin itiva y se tra nsformó e n un libro al que la casa Fayard tuvo ur.a vez
m ás l.:1 b en e vole ncia de a brirle s u s colecciones.
Q ue todos y todas recib ar. aquí m i cálido agrad ecimie nto.
,
PRO LOCO existen y q ue q uizá n o ha n existido m ás que e n m i imaginación de his':o riador: indios de México,
e uropeo s d esembarcados d e una Península ibé rica y de una cristiandad im perial, y con ellos
Después de sesen h a ñ os esos ind ios ocYpar,, inve ncibfes, m i m emoria [...)
todos los seres nacid os d e s us cho9 11es y de su s m ezclas. En el s iglo XVI , toda s u erte de mur.-
Q u e rfa n q u e d e s u pasaje p or ese espejis m o m aterial q L:ed;ise un testigo y
dos chocan ent re s í: mundo m o de rno contra Edad Media, lutera nis m o contn, catoficis mo, cris-
un sobre vivie nte qt1e fi.:ese, an te el m~ndo. su narrador. (...] Conmigo, los
tia ndad contra islam, mundos a ntigu os con tra mundos nuevos. Por un la.do, su rge una cris •
ind ios n o se equivocaron; yo no ten go, ap3rte d e ese ce ntelleo conf~s o, n in-
tiar.dad latina. acorazada con '3s certezas de la fe, p ero sacud ida p or las incertidumbres del
g una otra cosa que contar.
tiempo . Por otro, socied ades am e ñ ndias que no pod e m os conoce, sino a través d e s us reac•
JUAN JOSÉ SAER. E( t nUnado
ciones cont ra el invasor e uropeo, a partir de los fragm e ntos que d ejaro n el Desct.ibrim ie nto y la

Hace 20 a ños, L,;. Demie.r d~s m on des de Christoph Rans m a yr m e h a bía la n zado tras las huelhs Conquista.

del poe:a Ovidio exilado en To mis , ~ la orilla d el Mar Negro. Yo ,quería comprender cómo se El te rre no es un hormig u e ro d e o bstáculos. Acere-~ de la época ante rior a la irrupción d e lo s

convie r::er, lo s m itos e n m í quinas d e mHtizu el tiempo. Hoy, otro libro m aestro de 13: d écada e uropeo s , la arqueología pro p o rcio na sobre todo vestigios m ateriales y, e n el m ejor d e los

d e 19.80 , El M i..cnado, d el escri:or argent ino Jua n José Saer, se crvza e n m i :ra yedo ria de histo- casos, exhuma m igajas de p e n sam iento que h an sido d ffícifes d e m a n::e r.e r juntas. En c u anto a

riador. la actitud distanire con <¡ue miramos a los españoles del s iglo XVI, especialm e nte a los m isio-

"Después de sesenta años esos indios oct.:pa n, inve ncibles, m i m e m oria." Esta frase h a n e ros , y c¡i:e se toma por ~na m irad a cie ntífica , muy a m e nudo es e m pobreced ora y sim pli-
n"cadora. La p olifo nía de los a r-d,ivos :ermina h acie ndo que se o lvid e que m a nejam os solam e m e
resonado m ás de una vez. e n m i cab eza. El h é roe d e Sa.er, el entenado, vivió, antes d e regresar a
Esp a ña, 10 a ños pris io ne ro d e un g r,:..1po d e indios , estab lecidos 3 orilhs d el Río de 13 Pla b . Al ve rsiones fijadas po r la escritura, m o r.tajes confeccio n ados según reglas inva ria bles y p ara

~nal de su vida. decide escrib ir para capta r lo c¡ue pasó entre él y la población ind ígen a que lo d ete rminados cfrculo s de o ye ntes y lectores: m is io ne ros a p rendices, funcio narios d e la Corte,

capturó. Este eje rcicio lo vuelve a s ume rgir e n los e p isodios que lo m arcaron irreve rs ible m e nte. élites a p asionad as de lo exótico o hasta sab ios e:i busc3 de a n écd otas ed ifica ntes, como Mich ef

" Eso s m o m e ntos [... J, sostiene n fa. m ano que e m p uña cada noch e la pluma, h aciéndola k azar, d e Mo nh ign e.

en no mbre de fos c¡ue >'ª • defin itiva m e n te, se perd ieron, estos sigr,o s que buscan, ir.ciertos, s t.:
perduración."! Desd e e nton ces el entenado n o cesa d e remontar el tiempo . Transc~rrirá el resto
d e s u existe ncia trahndo de co mpre nde r la experien cia que vivió.
Igu al c¡11e él, yo también m e o bstino e n pon e r de nt.ie vo e n el bastido r fas m is m as fo-e ntes,
los m is mos ind ios, los m is m os s iglos, el m is m o p aís : ¿por qué tratar d e llegar a lo que, por la
dista n cia, la ép oca, los lugares, e-s radicalme nte distinto del mundo e n el q u e m ,cí? Hace ya
m ás d e 40 años q ue topo con estas p reguntas, tratando de reconstituir unive rsos q u e ya n o
H t.S PEJO O CCIDENTAL m aterial quedase i.:n testigo y un sobreviviente q t:e ft: ese, an te el mt:ndo, su narrador.,:

Ento nces, ¿por qué querer atravesar el espejo, pues:o que la tarea es en g ran medid a ilt:soria y el En el México qoe yo exploté, las élites ir.dias n o escogían s v espejo. Fueron obligad as a mi•
objetivo está fu e r:. del alcance de la ma no ? Se pi:ede aducir toda clase de motivo s acad émicos , rarse en el espejo qoe Íos invasore·s les pusie,on delante. Sus padres, s us ancestros y sus muer-
argume n:os profesio nales e in telectuales. Si éstos ji:s tifica n el modo de proceder, rio explican la tos , s us paisajes, s us d ioses, in clus o s vs ptácticas que se vo lvieron " inno mbrables" - el sacri•
energía ni el resorte secreto q ue lo mt.ieve . Y al a.Iba de lo s tiempos modernos , ¿qi.:é buscaban ficio humano , el canibalismo o la so domía- se refiej aro n en un espejo venido de o tra parte y
los españoles. los fran ciscanos Motolinía, O lmos y Sahagún, o también el dominico l as Casas, que mo d i6có irrem ediablemente el equilibrio del mundo ind ígena. l os indios ce·s aton para
que dedicaro n toda su vid a a investigar a los ir.d ios efe México ? ¿Cuáles fu eron lo s móviles p ro• siemp re de ser el cer.tro del mundo. " l o externo, con so sola p resencia di:dosa, les quitaba rea-
f.Jndos qt:e lo s im p ulsaron décadas enteras a reto mar, completar, corregir, reestructurar lo s lidad."
materiales que a rr3ncaron a los indio s o que éstos, de b uen a o m a13 gan a, acep taron entre• ¿En qué m edid a alteró la intrus ión d e un mundo exterior fa concepción q ue tenían los indí-
garles? ¿Qi.:é lazos, confesa bles o in confesables, los ataban a los na!ivo s con los q ue se m ez• genas de lo real? la respuesta permanece confusa. ¿Cómo im aginar aquello en qoe consis tía
d aban, a quienes form aban, pero a me nudo también esci:chaban? El .emusiasmo de la misión esto real antes d e la irrupción e uropea? la única certeza es que no es lo real de los conquis-
apostó lica, fa espera d el fi nal de fo s tie mpo s o b. extirpación d e las idohtrías efe los n ativos n o tadores y menos a(Jn fo real d el his!o riadot co r,temporá neo aferrado a so s distinciones, al pare•
lo explican to do. cer tan evidentes, e nfre visible e invis ible, mito e his toña, autén tico e im aginario, pasado, pre•
¿Por q t:é esforzarse en co mprender t;na sociedad del pasado, que adem ás es una sociedad sente y fuh.iro. Esta cuestión rest:r5 irí cua ndo tengamos en cuenh fas reaccio r.es de los ir.d (.
GUe n o pertenece a n uestro mundo o ccidental? Una respuesta se encuentra en la no vela d e J1!.1an gen:.s de México ante la irrt:pción del libro y de la H isto ria.

José Saer. los indios escogieron al ~nttnodo para que les sirviera d e testigo, y entonces, si es♦ El M ttnodo d e Saer encunó el espejo que eli_g ieron fo s ir.d ios, a ntes de- devo lverlo a los
cribe, es p recisa.mente para asumir el papel qt:e le ft:e c,onfi-a do. suyos, para que un d ía d iera testimo nio de s'!J e.'Cisten cia. A s u vez, el franciscano Moto linía, a
l o s ind ios d e Saer imprimieron d eliberad am ente sus huellas e n 1-3 mirad,3 del cntmodo, que quien seguirem os en estas páginas, también se convirtió en espejo. Pero un espejo entrometido,
los o bserva y esco cha como un espejo cautivo. sobre el que los ind ios te nían poca inAuencia, y del que no podían d eshacerse porque n o ten ían
los medios para hacerlo. To dos esto s d ife rentes espejo s ';ermina,i por conseguir s u objetivo:
El mundo, lo e-xterior era s u p rincipal p roblema . No lograban. como hubiesen querido, verse
p roducir "estos signos que buscan, inciertos , s t1 perdura ció n", dar testimonio d e on mundo
desde 3fu era. [...) De mi esperaban que duplicara, como el agua, la imagen qve daba n d e s í
d es3patecido, de o tro co s mos, d e otra realidad bajo fa fo rma conde nsada y cómoda, pero irte•
mismos. Q oe , epitiera s us gestos y palab ras, que los representara en s u ai:sencia y c¡oe fuese
mediabfem eme s implifrc3dora, de un li~ro. Así, en teoría al m enos, los indio s van a poder mi•
c3paz, cua ndo me d evo lvieran a mis semejan tes, d e hacer co mo el espía o el adelan tado q ue,
rarse d esde el erle·rio r, pero ¿a qt:é precio? "[El deJ pasar a ser o bjeto d e experiencia, para arrum-
por haber sido testigo d e 3lgo que 1~ t ribu todavía n o h abía visto , pudiese vo lver s obre sus
ba rse po r completo en lo ex:erior. para igualarse, perd iendo , ealidad, con lo inerte y co n lo
paso s para contárselo en d etalle a todos. Querían que de su pasaje po r ese espejis mo
indistin to, para empastarse en el a masijo blando d e las cosas apuen-tes."!
Para r.os otros, un-a sociedad indígen a es un todo inasible. tan d ifícil d e cerner como el h oyo
r,egro que constituye la intn,sión europea p ara los indios: "Cu-a nd o, d esd e el g r3n río, los s ol-
dados, con s us a rmas de foego, avan zaban, no era la muerte lo q ue traían s ino !o inno minado".
En México, a miles d e legu3s de los indios de S aer, fun cionarios reales y gentes de Iglesia intro-

dujero n "la co sa sin nombre" (lo innominodo), n o sólo la monstruosidad d e los fus iles y caño-
nes ni la de lo s cazadores de esclavos, sino el espectro d e ot,o mundo, que pretend ía ser
o mnisciente y reducía el d e los indios a la cond ición d e espacio t<ibutario, periférico y exótico,
en el mejo r d e los caso s bueno para pensarse }' cons ig n arse en un lib ro. Los intrusos no d eja n
d e imponer s u p resencia op3ca y brutal, y mís aún co ntam ina n:e en el sentido de que infunde
una maneu d iferente de percibir lo real que obstin adam ente roe. fragmenta y mina fo que h-a
existido par3 los indígenas: " Dispersos, los ir.d ios ya n o podían estar del lado nítido del mundo
[...] Es, sin dL1da alguna, mil vec,e s p refe rible que· sea un mund o y no el mundo lo que v acila".
Fue el de los ind ígenas el que se vin o abajo. Los ind ios de México fu ero n víctim as d e grupos e
individuos er, los que, a su ve:z, no tenían ninguna influer.cia, s ino seres em anado s d e Llna admi•
nis=tración q ue prosperaba e n una he,erotopía in con cebible, lo innominado, mucho m ás allá de
los límites d e lo c¡L1e h abía s ido s u mundo: Anáhuac.

Hace mochos años q ue persigo este innom inado, esta co sa sin nombte q ue yo llamo "occi-
d entalizació n" o "g lob31ización", con la convicción de q t:e no se reduce a 13 conq uista religio sa,
a la colo nización o a la exp!otació n de las riquezas m ateriales. Trata r de tevelar s u con½enido es
in terrogarse sobre fa m an era en que llegamos a ser o cciden tales y sobre las resistencias que
d esencad ena una hegemonía q i:e la mund ialización vo lvió pla:ieb ria.
,
LA MAQUINA OH Tl[M ?O La escena co ntemporánea parece cuestionar la posición h egemónica d e la. historia. y r,o
so lamente por razon es tecnológicas. El Occidente ha lleg3do a imponer al resfo d el mundo s u
Es:e libro vuelve a. tocu otu dimens ión de fo innominado, nuestra manera propiamente eoro p ea
manera de con struir el pasado y d e escrib ir la histoñ .:1. As í, la historicización del gfobo p arece
d e remo ntar el tiempo y construir el p 3sado. Este inno minado es tan invisible como las b ade•
que ha llegado a s u término y éste sería, p aradójicamente, el precio de s v éxfto.
ria.s disem inad as por fa invasión ei:ro p ea. Y, sir, embargo, su irrupció n en fos fi.:rgones de fa
¿Va a conducir esta saturación a lo que el historiador Fran s:ois Hartog llama un nuevo régi-
Conquista cons tituyó un instrumento mayor de la colo nización occidental.
men de historicidad, o bien asistimos, sin darnos ct.:enta, a una caída del telón? ¿Estamos frente
Est.e innominado tiene un aire inofens ivo: tan evidente nos parece fa idea d e la historia y del
a la coronación de cinco s iglos d e historiciz3ció n cfel mundo o frente al estancamiento de un
tiempo, tan universalmen te com partida e im p i:esta d esde siempre. Durante mucho tiempo vivi-
proceso iniciado 3 p artir de Europ a occidental, im pu esto por s us m isioneros y s us imperios
mos con la intuició n, e incluso con la convicción, d e que la comprensión de l3s sociedades pa.•
coloniales, y luego o rquestado por s us pensadores y s us sabios?
sab a por el con ocimiemo de s u p asado y d e su s orígen es. l a Histoñ a era la vía regia p ara esht•
Para medir el fenó meno que se d esplieg-.:1 ante nuestros ojos, es necesario remonbrnos a su
diar las act(vid a.des y tealizaciones humanas. Se s u ponía ,que daba cu en:: d e todas l:u produ c•
p onfo d e arra nque e interrogarnos sobre la génesis de este proceso en la época moderna, y
cio n es d el e-s pírit~: la cier,óa, el arte o la n"losoffa, como tamb ién de los procesos y de las fo er•
regresar por tanto a esos mundos americanos -que visita el entenado de Sae,.~
zas que están en el origen de fas sociedades. En el siglo XIX incluso se llegó a pen s at que ya n o
la g lobalización de fa Histori.:1 a rrar.ca en el sig lo XVI desde las cost as de la Europa ibérica.,
era el espfri!u human o el que orientab a la histo ria, fo rja ndo pens:.mientos y valores, s ino el con•
antes de invadir y contamina r progresivamente el resto d el mundo. Al contra rio d e l.:1 tesis h abi-
texto h istórico el que los d e:erminaba. Fue el advenimiento d e! historicis mo , la expresión d e una
ti:al que fed ,a la difo s ió n p lanetaria d e la h istoria europea en el s iglo XIX y la ins cribe en la estela
vis ió n d el mur,d o , a la v ez moderna y occid ental.!_ Historicizar todo era, a la vez, fabricar tiem po
efe la Ilustración, nuestro modo d e proc.eder privilegia la escen a de los o rígenes, la del Nuevo
his:órico e im ponerlo a las otras sociedades del globo como una noción universal.
Mundo en los albores de los t iem pos modernos, con la idea de explora, las condiciones d e es~e
¿Estamos viviendo todavía basados en estas verdades, h eredadas d el sigfo XIX e incluso
sah o h acia adelante. De aquí la h ip ótesis según la cual es e n el s iglo XVI, y mís precisamente en
d esd e tiempos más antig uos? Presentismo, memorias corhs, tiranía d el instante y del tiemp o
la América de los ib éricos, que s urge !o que ltegarí a ser el trampolín d e la conciencia histórica
real, reino d e la ir.med iatez, min an la relaciór, con el tiem po y el p asado que h-;.;r, construido
europea.!
nuestros predece-sores, mientras que el libro, nuestro soporte p redilecto y fund amento de nues•
la aclimatación d e la. histo,ia. en s us ve :s io n es modern-a s y etuopns. con todo lo que irr,.
tro human ismo , padece de lleno y d e fre nte la co mpeten cia d e los soportes d igitales, retroced e
p lica d e d escalificación, a d iestr.:1miento y manipulación, pero también de salva mento de las
frente a la hcción h istórica entreg-a da en miniseries (Rom e:, Th~ Tudors, Gom t of Throne:s...) y
memorias locales, se lfevó a cabo en el laboratorio d el Nuevo Mundo. Esta ameñcanización f..Je
afron ta la invenciór, prolíf.c: d e pasados a la carta vía lo s ju egos d e vid eos. M~d,os ya su eñ an
la señal de .:1rranque d e s u universalización. Adoptando unas tras otras la historia a la euro pea,
incluso con una his:oria global y numérica qt:e se enfrenbría p orque sí al libro im preso, al tra•
las g randes )' las pequ eñas sociedades d el mundo e:itraro n, a la buen a o a h: mala, en nuestro
bajo solitañ o d el investigador y a todo lo qt.:e constituye la s ingula ridad y la foerza d e l.:1 p e ricia
tiempo, es d ecir, en un espesor tempo r:.I con cebido a partir de marcos d e interpretació n que no
hisi:ó rica.
han cesado de ser adua liza.dos y ren ovado s en esta regió n d el globo desde la Antig üed ad. los imaginarios. A partir del instante en que no importa qvé punto del g!obo terrestre se enc'!.len-
¿Po r qué regresar a la aurora. d e fos tiem po s mod ernos? Dos t, a.r.s fo rm acio nes d ecisivas tra a la m ano d e cualquier inici3tiva venid3 d e Europ a occidental. n a.d3 impide que cua lquier
ma cean el adven imiento de esh nueva época. Una, d escrita po r Martin Heidegger y cecupe rada sociedad pued a ser his::.orizada, es d ecir, d o t3da d e un pasado que se pued e relacionar co n una
por Pe!er Sloirerdijk, co rrH ponde a "la co nquista del mundo como imagen concebida".! P-ortu• his!o ri3 d el mundo concebid a y escrita desde la ni:estra.
gueses y españoles son los p rimecos eutop.eos que se apropiar. el mundo trans formándolo en
relatos, en m apas, en imágen es, en cifr3s y mvy pro nto en estadís ticas. Gfo bos tecráqueo s y
map amundis se co nvierten en instrumentos d e penetració n en las tierras lejanas: pe rmiten con-
trola., h s tt..1:as eco nómicas y los espacios im periales. prev er las ofensivas quec se h an d e la nzar y
las ganan cias qt:e se ha n de obtener. Unos después de otros, los pueblos de la Tietta sec encuen-
tran co nfro ntados con la rep resentación d el mundo ela.'bo rada po r las élites letradas de la cris-
tiandad o ccider.tal. la homogeneización d el espacio es una de las mayores h erencias que deja•
roo los imperios españo l y po rti:g ués. t"sta opera evid entemente en términos europeos, es d ecir,
en funció n d e marco s conceptuafes, de intereses y objetivos d efinidos desde la cris tiandad la-
tina: sie mp re es una operación d e "reducción", como lo recuerda u r,a d e las p alabras d a.ve de fa

colo nización ibérica: rt.ducir.!


la otra transform ación -o s i se pre fi e:e, la otra reducción- to ca Ía idea mis ma de tiempo.
l a conquista d el mund o po r obra de 1-a h istoria europea es el complem ento d e la conquista d el
mundo por "la imagen concebid3". Poco a poco, e n todo el plan eta, la reclación con el pasa.do se
homogeneiza a su vez. O , m ás bien, el tiem po de l3s éli½e-s europeas se presenta como el tiem po
d el g lobo ':erráque-o , un tiempo unive rsal orientado h acia todas pari:es y dividido e n pasado,
p resecnte y porvenir. Con el paso d e los sig los , cua nd o los europeos embisten fís ica.m ente los
espacio s planetarios y los reducen a s v visión d el muRdo, arrem eten contra las m em o rias de las
so ciedad es ~ue invad en o co ntamina n. Y esto s países, confrontados co n un pasado, un pre-
sente y un futuro concebidos a la europea o s implemente seducidos po r la modecnidad que-pro •
yed a esta maneu d e pensar, reciben (o adoptan) una h istoria que interiorizan a m edida que
avan za la occide ntaliz-ación d el mundo y que la mundialización eu ropea remod ela los espíritus y
PRI MERA PART E

LA CAPT URA DE LA S M EMOR I A S

Como era .en los p rimeros años, y co mo las p alabras sig nificab an p a ra ellos
hntas cosas a la vez, n o esto)' segu ro de q u e lo q ue el indio d ijo haya s ido
exactam en!e eso, y todo lo q ue creo sab er de ello s m e viene d e ind icios incier•
tos.
JUAN Josi SAE:R, El t n~ nado
l . LA LARG A MARCHA D E LA HI STORI A EUROPEA

NAV EGA Z tONt, dilafa fOo, n avegaciones, expans1o n: las palabras d e los contem po rán eos son
exptícit3s para evocar los g randes d escubrimiento s y la expansión m :u ítima. Los eu ropeos d el
sig lo XVI dejarl d e eshr confi n1dos d entro d e s us paisajes t ra d icionales en los que vivieron du-
rante siglos. Van a dirigirse a tod as las o tras putes del mundo y es: 1s otras partes serán tanto el
África d e los esd avos , la China de los M ing , la India de Vijayan agar, las Molucas d e las espe-cies,
l3s Américas de México y d el Cu zco.
Movilidad en to dos los u imuts: " Hoy día lo s h o mbres pasan el mar Océan o de -c:ualquiera

parte a cuafc¡uiera o ,ra c¡ue se les antoj a".! Poco a poco los territorios lejanos d ej an ver <¡ue
alberg-1 r civilizacio n es que dejan atónitos a los visitantes. En adel3n te p ueden pasearse en las
calles d e Pekín, en las d e México -Teno d , titlan o en Vijayan agar en la India meñ d io n al, según lee•
mos en lo s relatos d e Tomé Pires, Herná n Cortés o Fema.o Nones. Estas cetcan ías desco n•
cie rtan a los eu ropeos, que se interrogan acerca d e los medio s pau llevar 3 cabo s u penetració n
come rcial o su em pt es1 co lo ni1! y religiosa. en es¿¡s regiones co n se-gu ridad. Las p rimeras res•
p u-estas a parecen e n los tela.tos que d escriben la. llegad a d'e los p recursores y las nuevas coma r-
cas c¡ue d escu b ren: cartas, d iarios d e viaje y relacio n es q ue se d estinan a un p6blico eu ropeo
reúr.en toda s uerte de inform aciones so b re la geo·g uffa, la fa u r,a y la Aora, así como so~re las
poblacio nes y los tecurso s que se esperan o biene r d e ellas.
LA I-I ISTO RIA D ESE M BA RCA EN AM ÉRICA íorm a signiRcativa s u aplicación. Permar.ece en pie, s in embargo , q ue para escribir u na h isto ria
sería n necesarios m ateria.les que las is las d iezmadas ya n o están en facultad de p roporcionar.
En las is las del Cañ be las memorias se extin g'!.len en poco tiem po. tan d iezmadas est fr. las
A partir de 1517, la. irru pción en las costas mexicar.as, y lvego la penetración en el in terio r d el
so ciedad es indígen as por las enfe, med'ades, las m .;isa.cres y la explotación caótica que desen•
alt.ip1onc, cambian radicalm ente las cartas. l os españ oles to pan con poblaciones n umerosas,
cadena esta p rim era co!onizaciór.. Hay <¡ue tener el b uen o jo d el cro nista españo l Go nzalo F"er•
es~ablecidas en ciudades, que evo lucionan en medio de a rquitec~u us grandiosas <¡ue les recver•
r,ández de O vied o para lo calizar l.;is fue ntes indígen as q ue ayuden a , emo n~ar el tiem po. l as
d an las mezquitas d e España. Estas sociedad es p ractic.in tanto la guerra como el co mercio de
d anzas ritvales todavía maracan el co mpís de la existencia. de las po blacio nes. lntñ gan al ero•
larga distancia. celeb, an cultos im presionantes y reclutan ejércitos. Abunda n las co mparaciones:
nisil:a d e In dias. Éste se d a cuenb d e q ue es el instrume nto pred ilecto <¡t:e m oviliza la m emori.;i
México y Ver.ecia. Tlaxcala y Pisa.. l os p rimeros vis itan tes castellano s. c¡ve a t.:n no se !ian v1.1eh o
indíger.a para co n h r el tiempo d e a ntes de la Co nq uist a:
conquistadores, to m an concien cia de la d iferencia mayor q ue separa al continente de las islas
d el Caribe . La p resa será m ás d ifícil de atrapar, pero ya es p resagio de riquezas inauditas.
Tenían eshs gentes t.m a buen a é gen til ma r.era d e memorar las cosas passadas é a n'.:iguas; y
esto era en s us c3nta, es é b.;iyles, que ellos llaman ar~yío, que es lo mis mo que nosotros lla- Antes incluso de q ue la Con q uista se po nga en marcha, Hernán Co rtés es quien plan tea la

mamos baylar can ta ndo. ¡... ] En s u cantar d i~en s vs memorias é his torias passa.das, y en cuest ión del p asado a merind io. Seg-6n la. ve rsió n q ue d a d e s u p rimera entrevista co n Mo d e•

estos o ntares relatan de fa m an era q ue m urie, on lo s o;iques p3ss3dos, )' q uár,to s )' q uáles zt.:m a. el p ríncipe <¡ue lo aco ge le hab ría hech o u n relato de los odger.es q ue legitim aba s u p re-

fue ro n, é otras co sas q ue ellos q u ieren q ue no se o lviden.! sencia y la cesió n a Carlos V de fas t ie:ra.s mexicanas.! l o s esp añoles n o hacÍ3n así otra cosa
que volver a to mar posesión d e u n rein o aban d o nado por a ncestros lej anos. la carta de relación
l o s c ant os fu nciona n como lib,o s que ins criben en la m emo ria ind ígen a 13s genea!ogfa.s de que Co rtés d irige al em pe:ador co loca claram ente Ía primera pied ra d e una h isto ria pteh ispán ica
caciques y príncipes, s us p roezas y to d o lo q ue era d ese3ble transm itir a la pos te, idad. Au n cap t 3d a desde 13 persped iva de la inv.;isió n et:ro pea. La m ác¡vina d el tiem po ha sido pues~a en
cuan do fuer.;i tachado a men udo de racis mo respecto de fo s indios, Oviedo es uno de los raro s mov imiento: " En cor.secuencia, pues, fa his fo ri,a mexican3 es la q ue otorga el dominio, la sobe-
euro peo s que re,co n oce q ue tenían un-a m emo ri3 histó rica qve n o estaba an clada en la. p ráctica.
ranÍ3, al rey de España sob re el territo rio mexica".!
d e la escritura . El cron is ta deconsfruye incluso el cor.traste que- hace del Nvevo M1:ndo u na !ie-
rra de arcaís mo comparado co n la cristiandad: cierto número d e costumb res so n análo gas en
una. )' otra parte del océano. Si las cosas d e las h, d ias parecen tan nuevas, es po rque son muy
an tig vas y han caído en el o lv ido en tre n osotros. No se trata de rechazar sistem ática.men te al n o
euro peo po r i.:na d iferencia n egativa, co n de nándolo a recu perar fo s atraso s a.cu mulados. la id ea
según la cual los inve ntos - las bebidas fermenta.das, los espejos, las mtu alta.s- han aparecido
er. el Nuevo Mu n do , sin tener r.ing t.:n n exo con s i.: co ntra.parte eu ropea, contrib uye ig ualmente a
an ular el postulado de la anteñ oñdad histó rica del Viejo Mundo o. al menos , a mo d ular d e
LA CAPTU RA O E. LAS ME.MORI A S hallase, se pudiese notar, co mo se r.ot3n y tienen en memoria muchas cosas de otros gen tiles".!
l a m-íc¡oina d el tiempo está lista para a rrar.car con s us dos pal3bras maestras: conserva r y sele-c•
Diez años más tarde, la adminis':ración españ ola mide la inmensidad d e la tarea con L~ que se ve
c1onar.
confronta da. la conquista ya es':3 consum-3da y el caos acomp3ñ a el n acimiento d if(cil d e una
(Qué busca saber 13 administración castellana? la cutiosid ad aptemiante que tiene la Co -
so ciedad d e un género nuevo. e n donde están condenados a vivir juntos clanes d e colonos
rona at añe tanto a los tributos tradicio nales y derechos de 13: nobfen ind (gena como a la natu-
ávidos, élites indígenas que no han sido reclasificad as y masas destin adas al trabajo forzado
raleza d e la esclavitud. la información recogida e-s de-naturaleza econó mica y s oc.iofó glc3, y. por
cuando sobreviven a las epidemias. ¿Có mo conocer estas comarcas que ah ora se encue ntran en
tanto , necesariam ente h istórica.! Porque ¿cómo legislar sin conocer los p recedentes fo-cales y
las mano s d e la Co rona de Castill-a.? A los ojos d el Consejo efe Indias - la instancia s uprema q t.:e
sin abrevar en las memorias ind ígenas? En realidad, las demandas d e informació n no son nue-
admin istra los nuevos territorios- , la vi3bilidad de la dominación española lleva cor,sigo la
vas. las p rim etas se remontan a 1523, Se reiteran en 1530, en 1533, en 1s36. A me-d iados d el siglo ,
impleme ntación d e t.m poder eRcaz. ¿Có mo convertir lo que aún s ubsiste de las so ciedades in-
en 1553, la Corona no se d ará todavía por satisfecha.
dias en el fund amento de una domin ación por el mo men to muy precuia aún? Dicho d e otra ma•
Pata conocer los mecanismos d el tributo indígena, es co nveniente saber quién paga qi:é,
nen, ¿cómo pasa, del mur.do prehispánico al mundo colo nial, cuando nadie p ued e im aginar
cómo, a quién y a q ué plazo. De 3c¡uí provienen fas prim ecas en ct.iestas d e campo. las autori-
los o bstículos que h ay que s uperar ni los m edios que h ay que movilizar?
d ades españo l:is re-curren a los archivos. en este caso a los "lib ros de pintur:S-" que conservan
Hacia 1530 las autoñ dades coloniales improvisan. Raros son lo s españ o les <¡ue tien en id eas
los indígenas, movilizan a los notables cap aces d e interpretarlos, convocan a los cespor,sables
precisas sobre lo que será la Nueva España. A excepció n quid del p uñado d e aHos funcio natios
d e la recaudaciór, d el tributo. Es neces:ario emenderse con los escribanos (tiacui/os) q ue han
y jueces enviados po r Carlos V y d e alg unos francis canos que se ocu pan d e la evangelización d el
re-J actado los registro s. Quiérase o no, se establecen contactos, y a veces complicidades, entre
país . A ellos roca pali3r fo m ís pronto posible la carencia de información y h acer una evaluació n
élites lo cales, funcio na rios esp3ñoles y co lo11os empre ndedores.
d e esta nueva tierra. La decisión parte- de Ma drid el 12 de- julio d e 1530: "Otrosí qve vean la orden
Para explotar más eficazmen te la m3no de obra indígena, es m ejor conocer también cuí les
y m ar.e ra de biuir <¡,Je-en los manten imientos y polici:. t ienen los naturales ind ios [...J y que entre
eran el estatus y el origen d e- los esd avos. ¿Y cómo id entifi car .colaboradotes d ignos d e- crédito
tanto se giuarde sus ~uer.os vso s y costumbres que en los m :.ntenimie ntos y policía tienen los
sin informarse de las reglas y modos de funcio namiento d e lo s señ o ríos indígenas, los
r,aturales yr.d ios en lo que no fueten contra nues':ra relig ión christi3n a".! En 1533, Carlos V quiere
cacicazgos? No se sabría cómo co nflrmar "los privilegios , preeminenci3s, señoríos y libertades"
saber todavía. más: "Q i:eremos tener un conocimiento completo d e las cosas d e esh tien 3 [...J,
sin hacer una bceve investigació n his tóñ ca dirigida, po r ejemplo, a "la forma y el órden que
d e las po blacion es que se en ci:entran en ellas con sus ritos y s us cost '!.lmbres'\! Todavía en
'hasta aquí' ha auido en essa prouincia y en otras subjefas á essa audie ncia, en la eleccion é
l S33, el francis cano Andrés de O lmos, "el mejor conocedor de la leng ua mexicana que entonces
nombra miento d e los caciq'.les que en ell as ha auido é ay, asi antes que se p us iesen d ebaxo d e
había en es,;:a tiecra. y hombre d octo y d isc, eto", fue encargado de escribir un libro s obre las
nuestro )"'Jgo y señorío real".!
antig üedad es de estos indios, "en especial de México, y Tez.cuco, y Tla.xcala, para qtie de ello hu-
A fue rza d e preoc'!.lparse d e lo <¡ue ha existido "hasta ah ora" o d e lo que se practicab3 "a ntes
biese algiuna m emoria, y lo malo y fiuera de tino se pudiese mejo r refut ar, y si algo bueno se
d e"' fa Conquista, 3 fu erza d e mt.tlt iplicar las preguntas, de cecoger cespuestas siem p re fragme n•
tarias, 3 veces conto,dictorias, se va p e"1fando vna e.'<igencia más ambiciosa: cono cer el p 3sado
d e los indios d e la Nueva Esp aña . los ju e-ces d e México y fo s m isio n eros que sigu iero n s u s
pasos ig norab an qt.te-estab an d esencad enando sobre el -continente americano tina de las fo rmas
más ins idio sas. si no es c¡ue una de l:as más aca~3d as, d e h: expans ión o ccidental: la captu ra de
las m emo rias .
O E MADRI D A C AlCUTA All á. como en México, la escrit ura d1: la his toria. d im3na de las e."<igencias de la adminis-
tración colo nial. la tarea 110 se impone s ir.o con posterioridad, cv a.ndo -arn r.can lo s p royectos
l os aco nte<imient os de México ib3n a repetirse e n o tras partes del glo bo. Todas las 3dminis-
que n o se limrtan m ás a co ns ig nar la hisfori-::. d e las leng,uas d e la Ind ia . Esta bifurcación es con-
traCfones colo n iales se esm era ó ao en la.n z:.r hs redes d e la his toria eu ropea sob:e las s ocie•
tempo ránea d e la apertura de los co legios de Madrás y Calcuta, GUe tie nen po r misión forma r a
d ades loca!es que pretendía.o controla r. Modernización e his to ria a fa eu ropn termin3rín iden•
los a dminisu adores europeos y acoger a 1-as élites ind ígen3s. En esto s cent ros, q ue moy pronto
tifrc.ándose hasta el pi:nto d e que los países que escatimó la domin ación occid enb l entrarían en
se han convertido en centros d e estudio d e las len guas d e h India, se elaboran e imprim en dic-
el campo de aq1.1ellos que ya la p adecían inventándose un pasado, un p resen:e e incluso un fu -
cio narios y gramáticas. Dos s iglos antes, éste y:. habfa sido el caso en México: al fund-: r ji:n:o
turo fo rmados en nuestra tradició n. Hasta que la sombra d el modelo viniera a cubrir el conjunto
con el virrey el co le-gio de Santa Cn.i;:: de Tlatefo lco (1536), los fran ciscanos se habían p rocu rado
d el planeta.
los m ed ios pu3 in icia r 3 los retoños de [3 n o bleza indígena en los saberes europeos y tener una.
Se acostumbra relacio nar la ofens iva mundial d e la Historia con la Ilustración. Mis mas cat:•
reserva d e informantes dóciles q ue fes ayudaran a escribir la historia d el país.;!
sas, m ismos efec'.:os, o ca.si: a medida que las potencias europns amplían s u d o m inio y co nt,ol
l o s colegios d e M adris y Calcota no tardarán nada en p roducir "un modelo inéd ito e ines•
d el mondo, se esfu erzan en cor,ocer m ejor las socied3d es q ue se d ispon en a explota.,. Co mo en
petad o para escribir la historia de la lndi3 en conexión con la his toria d el mundo".15 En C3fcuta,
México en la d écad a d e 1530, lo s rep resen h ntes de Gran Bretaña en la. lr.dia se h acen preg'!.lnhs
d esd e 1786, Willi3m Jooes lan za la idea según la cual hindúes y britán ico s co mparten las raíces
acerca del p3sado d el s ubcootinente.10 Para esfos ho mbres d el sig lo XV III, la his toria y la his•
indoeu ropeas. Treinta años mís ta rde, esta teoría se en riquece con Fran cis Whyte Ellis, q uien
toñ og ra f(a n o p ued en m is q i:e estar al servicio de la adminis:ración im peñ al.!!,
sostiene la existená:;.; d e otra fa milia ling üís tica: al g rupo indoeuropeo se ag, egaría el grupo
A dos siglos de dist ancia, los escen arios no son idénticos, pero a m enudo se puede n s u per-
dravídico. Ellis no es un pio nero 3islado. Lleva a cabo s us investigacio nes ro d eado de un equipo
poner. Entre ellos fto ta un a ire de parentesco que co n firma que n os en contra mos fre n te a una
compuesto d e europeos e ind ígen3s, i:n a co laboración cuya experien cia mexicana proporcion3
rnn1.1d3ción d e la operación iniciada e n Nueva Españ a. Aquí también los jueces con~rolan el
numerosos prec&d entes. Y s u equipo te rmina sacando un modelo histórico que vin cula estas
juego. En este caso, Wiltia.m Jo n es (1746-179 4). Chíi'fJustic~ de la Sup rema Co rte de Bengafa,
teorfas lingüísticas con el concep to d e rua s uperior: lo s pueblos d e leng,ua sánscrita, inv-a sores
cuyas mo tivacio nes hab rían podido ser las d e lo s mie mbros d e la Aud i.encia. de México.12 Cierta•
d e piel clara, serían los civilizadores d e la Ind ia fr ente -3 los d ravídicos, bárbaros de tez osci:ra.
mente. en esta época, la Coron a bri!án ica aún n o se h3 ins ta lado fo rmalm en:e en el s ubcon-
El choc¡1.1e de estos d os mundos habría dado a lvz el sistema d e c3stas.l6 l os b rf!án icos n o te-
tinen:e y 1-3 Compañ ía d e las Indias es la <¡ue encarna la colonizació n inglesa.. Es ta compañía co-
n ían que sentir vergüen za d e s us p rimos a rios , aun c~ando fa. lndi3 p3deciese la presencia de
mie nn por emprender el inventario de las tierras y d e h:s renhs que éstas pro d ucen. Se in teresa
sociedad es coosid erad3s inferio res.
en las leyes, las lenguas, la religió n)', po r tanto , en la h is~o,ia. para comprender los e ngra najes
A m ediados del s iglo XIX ya se-instaló el marco en el cual se edificará el p asado de 13 lndia .11
d e este s ubcontin ente inmenso y desc1.1brir po r cuál cabo to marlo. Se recopila n los m ateriales.
Asimis mo , ya est án en et país las heu amientas para difundirlo. Es cons ide rable la deuda q1.1e tie-
se reúnen las Íuentes13 y se esboza un3 primera historia de fa Ind ia del Sur. Sk.~ech.:s ofa Histcry
nen lo s eu rope-o s con lo s S3~ios ind ígenas. Oe común acuerdo, británicos e hind6es elaboraron
ofSouih fndia (18 10 -181 7) .
estas teorías , co njugando tradicio nes que están fejo s de co nfund irse s iempre con la ciencia mo •
d erna .
Uno se puede sorp re nd er d e encontrar en la India referencias al pasad o bíblico d e las qve n o
habrían re negado los francis canos d e México. Por eje mplo , para. explicar el p rimad o d ef sáns•
crito. se co njo gan dos interp retaciones: la idea bíblica de un o rig en único d e las leng vas, el len•
guaje a.d ámico , y la tradición de la lin güística brah m í nic a - el Vyabrana- , que pier.sa los c3m•
bio s e n términos d e d ecad encia y co rropción.1! Ellis mis mo vin ct.ila a lo s dravíd ico s co n los
d escendier.tes de Sem, h ijo d e Noé; Jones ha bía asocia.do antes d e él las leng'.las ind oeuropeas
a Cam, y otros sabios ir.clt.1so a J,afet.19 M isi.oneros como Robert Caldwell, en una o b ra que sig ve
sie nd o fa mosa. A Comparative Grammar of th~ Drovidían or South.Jndian Family of Languagt-s
{1856),20 son quienes d iscutían estas teo d as.
los evangelizado res d e la América ibé rica llevaban amplia ventaja: d esd e h acfa más de tres
sig los la co lo nización de las Indias occid entales ins pira ba lectu ras co n tn d ictorias d e la Biblia. en
aauello s qve querían explica.r el o cigen d e las po blaciones amerindias, eso s g randes o lvidado s
d e la cris tia nización d el mundo.
.
LA 1-!I STO RIAA LA E. URO P E.A: !-!ASTA C l-tl NA Y JA PON G_'!.le es tJn: astJnfo d e his to ri3do res invitados. As í. Ludwig Riess {1861-19 28), tJn alumno de leo •
p old vo n Ranke (179 5.1886), es r eclutado a la ed ad de 26 añ os po r el gobierno Meiji en 1887. E11
l a Histo ria se im po n e en el globo co n tan to mayo r vigor siempre q ue no llegu e en los equipajes
13 univers id ad imperial es dor,de difun de lo s mé':o dos y los enfo ques de s u m aestro ~fe m:fo.21
d e los colo nizadores y los adminis tradores. tste fue el caso en Japó n y Ch in a. Si en h, h, dia y
Mientras los ingleses y los franceses explicaban cómo escrib ir la h isto ria de la civilización, lo s
Gran B,etaii:3 algim os se permitían sostener qve la India no habfa conocido j:?más una tradición
aleman es exp ortab an s u méto do cie nH6co que d escan sab 3 en el culto d e la objetivid ad y en 13
histórica, la afirmación era insosten ib le tr!ltí ndose de Ch ir,a o Jap ó n. En estos dos p aíses, la h is-
nt:eva figu ra d el univers itario de p res!igio .22
toñ a a la euro p ea no pen e!fó con el paso veloz de los invasores ni con la estela d e las n aves
En China, la visión y los méto d o s euro peo s se difund en p rimero a través de lo s his to•
caño neras, puesto q u e lo s his to ria do res lo cales m ismos la ado ptaron por p 1-opia in icia.ti.va.
riado res jap o neses. co mo Ft.1kuzawa Yukichi (1835.1901) y s u h isto ria de la civilizació n.23 Enton•
Jap ó n es el c¡t:e estrena 1~ casa. En el fr enesí d e mo d ernizació n q ue sacu de al archip iélago
ces es "cu and o se p ud o aban d on ar co mpleta ment e la co s mo logización d e la h isto ria, p rofu r,•
bajo el régimen Meiji, la His tori-a, del m ismo mo d o que las ottas ciencias europeas, resulta ser
d 3mente ar,d ada en la idea china d e la tem p oralidad".!! l a ad opció n de la his:oria 3 la o cci-
t.m a adc¡tJisició n in d ispensable para q~e ten gan éxito las am biciones imperiales. Al -occiáen •
d en ~al se impo ne como uno d e los m edios p ar3 co ns tru ir una n ació n china moderna . En 19 20,
ta lizarse, Jap ó n descu,bre el positivis mo. l ee la teoría d e 13 evolución d e in sp iración dar-win ian a
cuan do lan za la nueva his torio g , afía, lia ng Q uich ao {1873.1929 ) está conve ncido d e que el as•
3 la 1oz d e la co m peten cia en carniza.d a q u e libran ent re s í los gra ndes p aíses o c-cid entafes. l os
cen so d e los nacion alis mos euro peo s y el au ge d e esta p arte del m undo están ligados al estu d io
letrados se sumergen en la. Histcfr~ giniro/c. d~ la civi/i:sation en Europ~ {1828-1830 ) d e Fr3n~o is
d e la his toria., p ero de una h istoria que n o debe n ada a la tr adición china (z hJng:lzi). El presente
Guizot, en LM Origines d e la France (1876) d e Hippofyte Taine o en 13 HisU>ry ofCivilizatfon in En•
d eja de p ercibirse com o el equivalente del pasado, la in vesti_g ación h istó r ica no es más un sim•
gland (18s7) d e Tho mas Bu ckle. El tra ductor d e Adam Sm ith y d e Herbert Spencer, Tago-ch i Uki•
p le comentario a las fu entes, redocido a t.ma crítica d e tipo lilológico. Sin embargo , las id eas
d , i. redacta los seis vo lúmen es de A BricfHistory ofjapanese: Civiliz otfon. en los q ue se aña nz3 la
occiden ta les cho-c an e n este p unto co n una tra dición fo rmidabf-e, sin dud a 1-3 más contin ua en la
id ea de un d esarro llo p rogresivo.
h is':o ria d el mundo , p arad a sobre lo s hombro s de p er,sadores d e la ta lla d e Sima Qian (145-86 a .
Jap ó n deja entonces de pensarse exclusiva mente e n compuació n co n Ch in 3, "la referencia.
C.} )' Sima Gu ang (1019-1086) y d ift:n d ida po r una literatura pletórica {cerca d e 140 000
obligada", pa ra mirarse en el espejo d e O ccident e. Un espejo c¡ue .se vo lvió ineludible porc¡i.:e 13
vo lúmen es) .25
d ifusión de la his toria 3 fa euro pea va 3 la p ar del ascenso d el n acionalismo mo d erno y d e la re•
Como Japón, Ch in 3 d eb e p en sarse en el espacio-mundo. Este red imen sio namiento p la ne•
form a d el sis tema universitario. En 18 88 se abre un cu rso de h isto ria de Japó n, luego d e "his•
tario im plica u n a constante n ecesidad de o p oner lo mod erno a lo ar,tig,uo , id entifrcá nd ose lo
toñ a nacional" al a ño sig~ien te, y, fin almen te, d e h istoria oriental (Eamrn HisU>ry) en 1904. Se
moderno co n la aport3ción eu ropea y lo antig t.:c co n la tradición 3siática. Tales preocupacio n es
p rocede así a desm3ntelar el s istema tradicional d e estud io s , el bungaku, en cuyo seno, d e
ya afloran b ajo la. pluma d e lo s h istoriado res de la Nueva Esp añ a y Perú, q uienes, lo va mos a
3cu erdo co n la tradición ch in a, las l etras abso rbían la Historia. En adelante, la. His toria, e n s tJ
ver, traslad an- al esp acio atlántico la estratifi cación del tiempo q u e lo s italian os del Rer,acimiento
formulación o ccid enh l. acMa p o r su coenta.
int rod ujeron en el p asad o europeo.
Esta d isciplina no es importad3 p o r lo s admin isb'adores impuesfos d esde el exterio r, s ino
En Japón. l.a Ind ia o Ch ina. la h istoria a la europea y el his':oricis mo acomp3ñan la .3 parición la h istoria del mund o s ig ue siendo la historia de la modernizació n: al ritmo d el capihlismo.
d e los nacionalismos locales. Allí, y en fodas partes fo era d e Eu ropa, el his toricismo no se li- esiia discipli,-,a e uropea se ha mt.md ializado.
mita a in c'!.llcar o tras maneras d e considerar el tie mpo y construir el pasado focal. Su imp ronta
impo ne la idea de un tiempo único y uniformem ente lineal, estipt:fando que una so ciedad, s in
imporhr dónde se encuentre. n o puede pensarse sino a partir de s u inscripción en la h istoria y
re.cortach en una serie d e categorías p rees,:ab!ecidas. En esfa perspecfü•a. lo social. lo político, lo
religioso, lo et.altura! 3parecen como d eterminados h istóricamente., :!
Al adoptar los métodos y las perspectiv3s de Occiden te, las élites locales tienen a s u vez la
intención de construir una n-3ciór, d otándol3 d e un pasado repla nteado y h aciendo que tome s us
distancias 1esped o de Occidente. Sin embargo, aunq ue esta his to cia n acional trata d e pin tar s u
raya crílicam en-te o de recoper.: rse de un s upues:o retraso, n o hace s ino confirmar la pene•
tración d el occidenta lismo. tst~ se:á igualmente el caso de la h istoria m aocista en China21 y en
alg unos histo riadores d e la India.
En Ch in3 esta orientación comienza a ser objeto de d ebate en la d écada d e 198o, bajo la in-
ffu encia d e la historia-mundo, pero el a rraigo del modelo {y de la esco lístic.a) marxista - por
razones más políticas que intelectuales- impide la ru ptu ra con el e1.1rocentris mo. Como lo esti-
p ula el d iscu rso oficial en r,ombte d e la gcan saga de fo s modos de pro ducción. el motor del
d esarrollo his tórico sig t1e siendo el monopolio y el legado de la Eu ro pa moderna. Aun cuando la
hisfori a mundial public ad a e r; 1994 haga a u n lado la luch a d e clases, la historia m oderna se
sig ue co ncibiendo como la d e los Grandes Descubrimientos, la de la emergencia y expansión
d el capit alismo. ¿Su tesis? En el s ig lo Xf X y a putir de la Europa o ccidental es que se realiza
plena mente 1-a his toria-mundo. o cupando Europa y Estados Un id os cerca de las cuatro q uim as
partes del texto. Paradójic;imente, la rev.aluación de la parte d e Ch in a en la his:o ria medieval y
moderna se debe por otro lad o mucho más a in icia.trias p rovenientes de Estados Unidos c¡t:e a
propuestas chinas. pues ace,car marxismo y eu1ocentris mo o am inorar el atraso de una Ch ina
imperial corre el riesgo de pon er en enfre-dich o la legitimidad de la revolución comunista.
" PRO VI N CIA LI ZA R A [ U RO PA" las so ciedades t radicio nales de África y As ia al universo d e la. Revolució n industrial? Tres siglo s
an tes, fas po blaciones so b revivientes del Nuevo Mundo habfan sido invitadas a sumarse a la
El de-spliegue de lo s m odelos histó ricos europeos, y d el histo ricis mo <¡ue ésto s vehicula n o bli-
h istoria del cristian ismo. de Castilla y de Portugal, a abandonat la ed ad del Neo lítico para abra-
ga a cuestionarse la le.; itimidad, la i.:niversalid3d y fos límit es d e 13 disciplin-:. q ue lla mamos his-
zar la edad de Hierro. Como fu eron forzadas s iglos más tarde a abrazar la vulgata marxis ta o a
toña. Es lo que expuso m3gistralmente el h isto riador Oipesh Ch akrab u ty en su libro Provin•
so m eterse :. los did ad os d el liberalismo.29
cializing Eurcpe..].! l os cri½erios <¡ue d efi r.e n la his toria para r.o s o1;:ros son exclusivamen te ei.:ro •
Tod a transición arranca con una rupttu a.: la Co nquista, la co lo nizació n, la cristianización, la
cén trico s. l o cu31 implica q ue las so ciedades loe.a.les se m id en d e acuerd o con s u-s capacidades
m undiafización son h nto s a ños cero q11e m arcan la entrada en la Historia, al me nos en una h is-
para replicar el mocfeto europeo; d id ,o de otra man era, para repetir t.in3 his toria q ue ya s uced ió
toria europea y o ccidental. En el 2000, caso extremo d e amnesia. Brasil festejó, s in parpadear, o
en otras partes. A riesgo d e ser tach i.das de ig no rantes o de gvs to exce·s ivo po r el pasado , estas
casi, s us cinco s ig lo s de existencia, mientras q t:e eí hombre está p resen te sobre la faz d e esta
so ciedad es se ven co nstreiiidas en 3d elante a m irarse en el espejo o ccidental. Explícitamente o
tierra d esd e hace más de 15 e c o años. Pero no siem p re se puede escatimar el pasado: si en
no, la h istoria de Euro pa se afirma co m o la referen cia obligada , au n cu3nd o s iga sirviendo de
Per6, Mé:xico y otros países d e Am érica la escri:tu ra d e la h istoria pasa s istemáticamente po r la
repelen te. En este juego, todas las otras h is to rias se reducer, a imentos más o menos log r:..dos
int rod ucció n d e pasados no eu ropeo s, la h istoriografía o ccid en tal s ig ue tr3Zando la línea d ivi-
d e alca nZ3r a l pelotó n de p unta q t:e cons':ituye el O ccidente . Se miden los ret rasos, se d etectan
so ria: esos tiempos serán p reco lo mbino s , preh i-spí nicos, p reco rtesian os: no son más qi:e
lo s obst áct.ilos, se evalúarl lo s fri.casos: el tiem po his tórico sirve para med ir la d is t-anci-a cuh o ral
"preh isto rias"'... As í, fa His toñ-a se im pone co m o "el te n eno en et que uno se b:.te po r tom ar
que s up ueshmen te separa -a Occiden te del resto d el planeta.
posesió n en ,io mbre de lo modern o (t.ina Eu ro pa hiperreal) de los otro s lu gares en d o nde se
En el siglo XIX, el Estado nacional, la ciudadanía, los valores b urg i.:eses, la separación d e lo
asien ta la memo ria".,!!
p úblico y fo privado y el capitalismo d efin en la modern id ad que lo s europeos p ro po n en co mo
ejemplo al resto del mundo. Tres s iglos an tes, los valo res d el cris tianismo, ~as ambicio n es d el
hi.:ma nis mo, fas l e-yes de In d ias y las d el capitalis mo m ercantil son lo s p rin cipales resortes de la
mod ernidad ibérica. En esta época, lo mod e, no to davía tiende a co nfundirse con lo s valo res d e
la cris tiandad latina . Pero la parte del m•.mdo <¡ue iba a llegar a ser la Europa o ccid enfal se pre•
sen ta de ah o ra en ad elante como "la cu na o ñgin aria de la m o dernid ad" y las otras n acio n es, co •
Io nizad as o no, deben inspira rse en ella .
Para esto s países, el tiempo de la h istoria se plantea ento n ces no só lo e n términos de d is•
ta ncia y recuperació n, s ino también d e transición de lo s m i:ndos arcaicos al mundo mo d erno.
¿Cómo s uperu los obstácu los ':ecn o ló g(cos, institucion-a !es, pol,! ico s, q ue po nen trabas a esta
" ne-cesa.ria" e "in eluctable" marcha hacia ad ela nte? En co ncreto , .¿có mo pasar, en el siglo XIX, de
11 , TO MAR LO V I EJO PARA H A CER ALGO N UEV O e-scritu ra.

LA LARG A m u d u de la h istoricización inicia en México. A lo largo de ~odo el s ig lo XVI, espa•


ñoíes, m estizo s e ind ígen as se la n zan a u n a experie n cia q u e no tiene precedente. Ésta no se con -
fund e co n el his toñ cism o clásico del s iglo XI X, peto ya co mparte alg unas de su s ori.e n tacio r.es.
Para em pezar. la idea d e que la h istoria d e la salvación es la d a.ve c¡ue explica el d estino d el ser
huma no )' d e fa socied.a d, y que esta his toria es "el ú nico medio d e adc¡uiñr el conocim iento em -
pírico. y por t a.n to bien só lid o, d e lo que es auténticam en:e h1.1mano , del ser hum ano en ta r.to
ser humano en s u 5 r3ndeza y s u m iseria"-! l a co m p rens ió n d e los seres y aco ni!ecimiento s im-
plica la adq u isición d e u na conciencia histó rica, y ést-3 pasa por la co nversión y el recono-
cimiento del lugu reservad o a cada u n o segú n h histon·a salutis; és':e es el m ensaje q ue fo s
misionero s d e S-an Fra ncisco d irigen a fe s <¡ue quieren su ma r a la fe cristian a.
la p rim era o la de evangelización fran ciscana favo tece, inclus o s uscita, tales emp re-sa.s. Aun-
que And rés de Olmos figu re co mo pio n ero en la m ateria, la o b ra d e fray To ribio de Ser.avente,
llamado Mo tolinÍ3, po rq ue est á m ucho m ejor conservada, es la que guiad nuest ,o s pasos. l os
m anuscritos q ue nos ha dejado, una Histoá a de !os indios y los M.:morialcs o libro de las cosas dt
la Nu eva España y dt Íos naturalt.s d~ ello , ilumin an los inicios de u n pro ceso de histo ticizació n
en América que tetmin ará inundan do al testo del mun do.!,
¿Có mo trabajó Motolin ía? Svs man uscritos n o so n el tegis tro más o menos fi el, m ás o
menos sesgad o. d e uno o mt.:ftiples d is cu rs os indígenas. Movillzar. registro s e ins trumen to s a
menudo d escu idado s po r un a etno h istoria d em asiad o enfocada en l.:1 vertiente indígen a del pa-
sa.do y po co preocu pada. de la educació n m edieval q ue los teligio s os portaban consigo. Sin ser
h isto riado res d e form ación, estos reli-gio sos no desembarcan co n la caben en blanco: están lle-
nos de ideas y presu p uestos q ue n o siem pre es fícil d es.enred ar. Así se inicia una experiencia
inédita: es la primera vez q ue lo s eu ropeo s se consagran a la escritura de una h istoria no eu ro •
pea sobre el co ntin ente americano, y sus in fo rm an':es in d ígenas, ta mbién por v ez primera, se
encargan de p roporcio nar una h istoria en sentido eu topeo pa,ticip.:1r.do en su elaboración y
, ,
LA MI SI O N DE" MOTOLI NIA ob,as h uma nas ha n d e-ser de g ra n admiración y p orque los tra':o más que nadie y los comu-

n ico en !odas m ate rias [... j y lo afltm o p or ve rd ad.~


En 1524 Moto linía d esembarca e n las cost as d e México. El fra nciscano se muev e e ntre los p ri•
m e ros conve ntos esta blecidos e n el centro d eí p a<s; reside e n México , Te.xcoco y Tlaxcala; vis ita la m isió n con6ada a Motolinía se in scrib e e n l:a línea de la poUtica ohcial. Cuando el prim e ,
e n nume rosas ocasiones la feja n a Gu atem ala. Ocu pa cargos impo rta n:es .en la p rovincia frar.• virrey, Anto nio d e Me nd o za, reitera la urgencia de estas e n cu esfas, el 6 de e n e ro de este mismo
cisca.na, entre ellos el de provincial. Este mis ionero , ,que conoce bien la Nueva España y s us año d e 1536 se -: bre el Colegio d e S an h Crvz e n S:antiago Tlate!oko. Es t : in stitución, lo d ijimos,
p oblacio n es, a provecha todo el p o de r de s t: orden p ,u a inte rve nir e n la vida pública: d esd e su está d estin ad3 a la fo rmació n d e las élites ind ígenas. l o s adolesce ntes d e bue n : fam ilia, que se
llegad a apoya al p artido efe Co rtés contra los co lo r.os que le son hostiles. H-a s:a s u muerte, ocu• p re p ara n :a a prende r la'.:ín - la gramática- y a a dquirir las he rra m ie ntas int eledu :ales in tro-
rrida e n 1568, no d ej ará d e defe nder ante la Corona la acción de las ó rde n es reg•...alares y de com• ducid,:1s p or los ve ncedores, d eb e n :e n e r tambié n un p asado decente, un a "antigü ed ad" a la 31•
batir a los espírit us fue rtes que, a s u s ojos, e m p:.ña b a n su esple ndor, como Bartolo m é de las tura de la d el Viejo Mundo. Por o : ra p arte, no d:a lo mis mo que este c-ofegio franciscano h :aya
Casas. sido fvnd:ado e n el s itio d e uno de los p rincip ales cofm ccoc de antes d e 13 Conquista, uno de
Desd e el final de la d écad a de 1520 . Mo tolinía esp iga informacione-s e ntre los indígenas esos esta blecimiento s e n do.nde e r-a n educados los vásh gos de la nobleza. Tamo las a utori-
notables con lo s que se co dea y en 1536 el cap ítulo d e su o rde n le co nfía ohcialme nte la t3re-3 d e d ades co loniales co m o los m isione ros resien ten e n tonces 13 necesidad de consolid :ar h : pre-
realizar una investigació n s obre fas s ocied ades indígenas.! Tres años antes, ante la falta de senci:1 española rel:acio n á ndol:1 co n la época ante riot.
in fo rmación sobre las sociedad es :au tó ctonas y fren te a las acusaciones d e fas q~e e ra n o~jeto tste es el conirexto e n el que Mofolinía acep h escrib ir "acerca d e nume rosas cosas adm i•
los ind ígen as, el p residente de la A1.1d ie ncia, el ob ispo Ramírez de Fue nleal, ya le ha bía e n car• ra bies de estos n aturales", a un cuando, lo coniiesa él m is mo, sem ejante tar ea jam ás le h ay,:. p a•
gado a otro franciscano. Andrés de O lmos, <¡ue pasab,a por ser el m ej o r esp ecialish: d e la le ng ua sado p or l:a ca b eza.! Nada p rep ara b: a Moto linía p u a h acer este !rab ajo d e escrituu sin p rece•
r,í huatl, <¡ue r edactara, a p artir d e s us invest igacio nes, una o bra s obre las "antigü edades" d e la dente. To da s u vida se sentid descuartizado e nitre el a posto lado m isio n e ro y s us investi-
regió n .! Rete n gam os el término~ porque b aliza la r11ta que to m a rán los historiadores de los in • gaciones d el te rre no, entt e el his toriador escrupuloso y el con str-J cto r prosélito , que h a bita e n
dios d e México. los cente n ares de páginas que n os lle-garon. Una cifra, que no h a de tomarse al p ie d i: la letra,
Entonces, las a utoridades coloniale-s ve n con o ptimismo el p orve n ir de las p oblaciones ir.d í- para d3r un : idea de s i.: trepid ante activid ad: dura n':e fo d a su vid:1 MotolinÍ3 h a bda b a uti.z:ado
gen as. El o bispo Ra m frez d e !=u e n leal es partidario de a b rir un "centro d e est-Jdios p ara los 400 000 ind ios, "sin contar lo s que se fe podrfa n o lvid:ar".! A lo que se a ñ ade n s u s co mpro-
r,at'l.lrales",! )' este h uma n ista n o tie n e pala bras fo basta nte ale ntadoras para c alihcar a los indí- m isos e n la are n-: políl:ica, a fo s que d edica u n :a considera b le en ergía.
genas: Aunque pase una te m porad a e n Tlaxcala o vaya de conve nto e n co nve nto , Motolinía no d eja
d e re unir a los nobles indígenas, ten iendo co m o p rioridad a los d e m ayor edad. l as mis m as
Y s i p or las o bras este rio res se- ha d e juzgar el e n~e ndim ien to , excede11 a los esp añoles, y
escenas se re pite n : el monje los inte rroga, cruz~ su s d ichos , afin a s u s preguntas, acumula las
conservándose h asta que nos e ntie nda n o los e nte ndamos <¡ue será muy p resfo, s~ religión y
r,oeas antes de o rganizarlas pua conformar lo s c:pítulos que nutrirán 13 Historio y los
Mt moriaf~s. En esa épo ca, los in fo rma ntes q ue tien en m ás d e 30 años h an sido formados a ntes sie mp re :ienen sen tido , los info rmantes llegan -a la p tesen.cia d el fra nciscano sin p repHarse, sin
d e 13 Conc¡t:is t.a. En cuanto a lo s q ue frisan lo s 60 :tños, pasaro n lo eser.ci3I de s u existencia en tener resp uestas hechas - lo qtie m ás ~ard e será el c aso- sobre temas q ue jamás habían consi•
el mundo ar.terio r a 15-20, u n mt:ndo preservado de to d-a influ encia europea y q ue no estaba d erado tod avía. Mo tolinía ha de explicat a fo s ind(genas fo q ue él trata ba d e sabe r; a s us interfo -
incesan':emente constreñ id o a pensarse fren te 3 u n m undo e:d raño, impo sible d e d iscer:nir. Tan• cu':o res les tocaba imagina r lo q ue pod ía s atisfacer Ía cu riosidad del m onje e ingeniárselas para
tas o tras razones p3ra pregu ntarse en q ué sentid o pod íar. interpreh r las preguntas, pero tam• corresponder {o r,o) 3 sus expectativas.
bié n '3s intencio n es d e- este franciscan o que lo s in terrogaba obstinada ment e sob re lo que lo s
int rusos destru ían o p roh ibían: los íd olo s, los templos. las ceremo nias, las creencias, las pos •
turas adop':3das d e -a r.tema no ...
¿Es necesario d is tir.g uir ah ora e ntre los info rmantes del monje y los ind ios much o más jóve•
nes q t:e lo 3sis tirían en su h rea d e recopilar e investigar? No , porq ue el colegio d e Sant3 Cruz de
Tlat elo lco ac3ba de abrirse.! En el inicio, Mo~olin ía, desprovis to de '3s valio sas he rramientas
c¡ue serfa n las g ramá~icas y lo s d iccion3á os, d ifícilmen te puede cor.tar con peq ueñas man os q t:e
verifiq uen en lo s códices las -a flrm acio n es d e los infor mantes. Es igualmente d em3siad o pro nto
para q ue pued a ten er a su d is posició n l3s pinturas "mixtas", que- aportatÍan t.111a selección de
tem as y de pictog raffa s provistos de comenh rios esctito s, o también trabajar co n los fJocui!os y3
form ados e n la p ráctica insólita d e ten er que reducir a palabras y frases escritas l3s cosas pin-
tadas en los có dices. Un a operación h nto más aberran te cu3nto q ue el ejercicio de interpre-
tació n o traducción debe llevarse a cabo fue,a d e todo co n½e>..1o "habitual", sea ritval, festivo, so •
cial o político .

En Epfsfola pro~miaf, la carta q ue le siive d e p rólo go, Motolin ía expo ne s us int en cio nes y
jus½i'1:ca s u p royecto. Pero ¿có mo legit im :t ante lo s indígen as lo qi:e se parece tan to :. una. suerte
d e etnognffa avani la l~w ~ como a u n voyerismo inquisidor?~ Esta necesidad ap3sio n adam eme
loca, es: a c•.1riosidacl ir.erlin gu ibfe, da.n •!.ma imagen ambigua del mo nje: ¿po r qué no d eja de
interrog:.rlos s ob re aq uello q t:e los h an o bligado a co ns id erar como la a bo minación abso luta? Y
sus ir,t ecloc11tores ind ígenas tie" en todavía o tras razones pa r.a es~ar turbados. Eo co n tríndose e n
13 posició n incómod a y d esconcer~ante d e tener que responder pregonhs que e'1 su opinión no
EL BAG AJE EU RO PEO religiosas y con ~odos los hombres d e Iglesia d el s iglo XVI.
( Pero c¡ué se entiende por h istoria eclesiástica? Sv fur,dadot sería Eusebio d e Cesarea. 1l El
¿C!.:ál es la id ea de la h istoria que anima a Mo tolinía? Cu-ando el fra nciscano emprende la tarea
obispo de Cesare;¡ es un pionero, como Mo tolinfa fo va a ser a su m anera en México, quien aflr•
de hojear el pasado d e h, tierra que evangeliza, palie a la ve-z de nada y de alg unos mod elos
m a. que era ef "p timero en in iciac la em p tesa, como los viajeros por algún camino desolado y
heredados de la Antig üedad y reelaborados e n los mon3sterios de la Ed ad Media. Del lado
nunca ho llado".1~ La h isto ria ed esiástic-a es½á llamada a dominar la producción histórica dura nte
americano parl:e de cero: es uno d e los p rime ros que se miden co r, terreno desconocido; n ir.•
va rios siglos, hasta el pur,to q ue uno p uede p reguntarse "(c]qué otro h istoriado, ha podido tener
guna fu ente eu ropea, n in guna referencia cristia na m edieval antig~a, n in guna his toñ a redactada
t.m impacto semej3nte al s uyo en las ;eneracior.es que lo han s ucedido[?]".}! Escrita en griego
por un predecesor p róximo o lejano; en una palabra, ningtina auctoritas en la cual apoyarse,
entre 305 y 324, la Historia d!c!~síástic:a cubre los inicios de la h istoria del cristianis mo en 10 li-
situación s in p reced ente para Lrn europeo d el s iglo XVI ..!.!, A lo más d ispone de borradores y fi.
b tos. Presentándose como hisioric.a narra!ic, una narración his:órica, tiene como objetivo resal•
chas p reparadas por s u hermano de o rden Andtés de O lmos o por algún otto mo nje curioso d e
ta r el valo r d e los hechos y gestas (rt.s 5;is-.o-t) de las p rimeras grandes fig uras d el cristianis mo
las cosas locales. No es q ue carezca de testigos y m ateriales ind ígenas: los testimonios son una
p:ua la ed iti'ca.ción d el lector. Pretende instruir, no ~rahr m ás q ue d e cosas de 1:: fe y s igue un
plétora y la. materia - las m emo ri3S amerindias- gigantesca, rar, desmesurada como la em •
m étod o rigu roso: Eusebio critica s is temáticam ente s us fo entes, p rivilegia. los testimo nios direc•
presa m isionera. Pe-ro hasta enfonces lo s historiadores eu ropeos jamás habían tenido que ver
tos, evita intro ducir discursos de s u invención y trufa s u relato con document os flelmente t epro •
con sociedades m esoamericanas. Moto linía debe po ner to-do en s v p unto: los calenda rios, las
ducidos. Él po nía u n ejem plo que seguir a todo el qtie quisier:. asumir a su vez la tarea en o'::ra
crono logías , las petiodizacio n es, las genealogías , los fundamenfos de una his toria d inástica,
parte del mund o. Esta his to tia mili, an te, que tiene como eje la lucha con:ra la herejía,16 gui-arí en
pofítica y religiosa, s in o lvidar la d escripció n y la exégesis d e los cito s y creencias ... Sin saberlo ,
efecto los trabajos de Moto fin ía.
está a punto de transformatse en auc:iorMs, y se volverá la referencia in prescindible que s igue
la o bra del franciscano se conecta c-on una Ed ad Media que lefa a Eusebio en la traducción
s ie nd o a ún hoy.
latina de Ru6 no.17 Se inscribe en una tradición c¡ve había re3hrmado en el s ig lo IV "'el mo d elo
Mo t-olinía salta e n el vacío. Peto n o sin paracaídas. Los franciscanos se inshlan en México
evidente d e la intervenció n d ivina e n la his ~o ria",!! dár.dole la espalda a la historiografía pagana,
con 1.ma cier:a idea d e la histo ria. Ésta saca s us m ateriales y sus esquem :As explicativos. s obre
p redominantemente po lítica, diplomítica y militar. La histori-:: cris ti~na de los sig los ,v y v res•
todo, d e las Sagradas Escritt.iras y de la trad ición de la Ig lesia. P-ar3 los mo njes, la ledura de la
pondía, pues, a los objetivos que tenía n lo s fra ncisca.nos en México. " Era necesario hacer c¡ue
Biblia n.o es sólo un soporte espiritual y litó rgico, sino tambié n una fu ente inagotable de ejem-
los paganos entraran en la versión judía de la histo ria (... J. El co nvertido , al aband onar el p-aga•
plos y modos de contar, incluso d e d escifr3r el pas3do. San Agustín es q uien, dividiendo la h is•
nismo, estaba obligado a ampliar s u ho rizonte h istó rico, e ra susceptible por vez p rimera de pen•
toñ:: huma na en d os esfer-as, la Cii.:dad d e Dios y 8 -abifo ni a. habfa reco rdad o el sentido o culto
sat en términos de h istoria oniversal."19 Se comprende-fo q ue p ued en espigar los mis io neros d e
que tiene 13 h istoria bíblicc3 pata toda la. h uman ida d.~ Desd e la Ant ig üedad tatd fa, la historia
las Indias en la vieja tradición historiog ráli'ca cristiana, que atribuía tanh importan cia. a la reco•
ed esiásil:ica brinda a los m o njes modelos n arrativos y exegéticos que segur:.mente les son fa mi•
lecció-n de fu entes nuevas y a la e.xpansió n d e la fe.10
liares. Los discípulos d e san Fra ncisco compa,ten este patrimonio con las o tras ó rdenes
Medimos la deuda que Mo':olinfa tiene con Eusebio 31 reco rrer uno d e los c3pÍtulo-s más li.lig rana .
d esgarradores d e s us M i!lm oria! .:i, aquel que revive el hund im iento de la socied ad m exica . Moto- La m ar.era en q ue Moi!olinía se 1r,sp1ra en l!is famosa s plag!ls de E_.gip to para describir fas
linía ha debido leer, , esumido en s u-s grandes ras.; os po r Eusebio, el relato de la destrucción de d esgracias que p ro voc,a la co n quista d e México evoca ig ualmente las píginas q ue les ded icó un
Jerusalén, esctito por el his'to, iador Flavio Josefo {37.100). La tom a d e la. ciudad por Tito e n el h is:oriado r del siglo V, Paulo Oro sio {t418), uno d e lo s continuado res d'e Eusebio. O rosio trans•
añ o 70 había imp actado violen umente el espíritu d e fos cristianos y de lo s judíos que sobrevf. form ;; la historia ed esiástica en un arma d e combate co n tra fo s paganos.24 Cuando h-a ce la. lista
vie ro n. Eusebio s e sirvió de la caída de Je rusalén como de im episodio emblemático d el castigo d e las cala midad es q ue golpea, o n a la Tierra después d el Diluvio, se detier.e en las que ago-
d ivin o c¡ue e·s peraba a los enemigos d e los cristian os en todo el Imperio. Más de mil años des- bia ro n a Egipto, tal como las consigna el lib ro d el Éxod o.~ En su opinión, eshs plagas prefi.
pi:és, Motolinía exten día el alcance lusta abarca r los confines d el mund o, sacand o de fa.1 sebio gu ran las persecuciones 91:e se abatirán so:lre la Iglesia primitiva y anuncian el aplast am iento d e
acen to s trígicos y m etafísicos. los enemigos de Cris to en el día d el J~icio. Motolinía hace suyas estas ideas cuar.do se interroga
La visió n h istórica de Eusebio es "u na teo~ogía de la his:oria".!,!. La d e Mooolir.ía también, sobre el sentido q ue se ha de dar a la Conq uista y a sus consecuencias desastros!IS., :! En Oro-
p i.:esto c¡ue en cada even to id en!i~ca el sello del desig nio d ivino. A sem eja r.za de Eusebio , nues- s io , el curso de la h isforia sigue el ritmo d el .;w ge y li:ego la caída d e las cuatro g rar.des monar•
tro fra nciscano escribe u na his ½o ria que hace s uyo el ritmo de la p rogre·s ión de la Iglesia, .a sí c¡ue quías: Babilonia, Pers i!I, C:.rtago y fln almen te Roma, confo rmemente a los d esignios de Dios.
está p rofu n dame:ite orientada. Pe,o en Eusebio, contemporáneo d el e mperador Constantino, l o que confiere a. s u historia universal un trasfo ndo po lítico que se d etecta igualmente en Moto-
esta te•o logfa sig i:e exenta d e tensión escatológica o milena,ista.22 Esto no impid e que Eusebio y linfa. La llegad a d e la Iglesia al Nuevo Mundo se· inscribía en la continuid ad de 1~ t ransferencia
sus con tini.:a.do, es escriban la h istoria de la cristiandad p timifiva, y ah í está p tecisamer;t e el mo• d el po d er hacia el o este iniciada por la sucesió n d e las cuatro mona rq uías.
d elo q ue lo-s fra nciscano s tienen la in tención d e seguir para mo ldear a la sociedad indi.:. de des• La ob,a de Motolinía. y muchos d e- sus s ucesores está en perfec:o desfase respecto de la d e
p ués d e fa Conq uista. sus contemporáneos flo centinos, Maquiavelo o Gtúccia ,d in i. Si se acepta la perio d izació·n es•
Otro p unto que tienen en co mún Motolin ía y Eusebio: sus escritos están al servi-cio d e su G,'!.IEmatizacla q ue Anialdo Momiglian o esbozó en sus grandes rasgos, en el mun do o ccid ental la
com pro m iso. Si Eusebio d e Cesuea concibió y escribió una "historia m ediática",:! (Mt día His- escritu ra d e la historia habría pasado por tres g ra ndes etapas: el siglo V :;i.C., el s iglo IV)' el XVI, y
t.ory), a la m ;;:,era d e un peñ odista que reaccion a a la actualidad q ue selecciona pero tam bién a por tres grandes cer.tros: los h istoriadores griegos {Heródoto, Tucíd ides). los h istoriad o res cris•
la sitt:ación d e los lectores a los q ue se d irige, Mo to linía n o est á. lefo s de esto. Nues~ro fran- tianos d el impe, io tardío y los h istoriadores del Renacimien to .21 Es, p ues, la segunda etapa, la
cisca/lo también q uiere d a , a conocer por tod as partes la evangelizació n del Nuevo Mundo, d e la h istoria eclesiástica, con la que se conecta la o b ra d e Motolinía, mientras q ue los histo•
consciente de que s~ relato fo rma ig l.l'a Ímente parte d e s u actividad mis io r.e ,a . riado, es hi.:ma nis!as del Renacimien':o, itaJianos o españoles, prefleren buscar s us mo d e'os d e
En este sen::id o, Mo tofinfa vuelve a la nzar ur.a h istoria ed esiística. q ue había ten dido , en el h isfo ria política y milibr en tre los paganos {Heródoto, Tudd ides. Tito Livio, Tácito). La d iver•
cu rso d e la Edad Medi!i, a conformarse con q u e s u campo d e interés fuera un mo nasterio, un gencia ent re his toria ptoían3 (h is;orio g.:nt.ium):!, e historia sagrada es entonces fu n dam ental si
obispado o la crónica local, aun cuando el horizonte d e la Ig lesia universal seguía presente en se q uiere a.p, e.ciar la singularid ad de la co n~ribi:ción francisc.ana a fa historiografía en pleno siglo
,
EVAN GELI ZAC I O N Y S:INAL o, LOS TI EMPOS informaciones traídas de las misiones no -son dato s b rutos. Estos textos tie nen un o bje~ivo reli-
gioso. l as preguntas que las estructura n - ¿quién, q i.:é, dónde, po r cuí les m ed ios, por q ué,
l a histo ñ a d e Motolinía destaca sobre la d e Eusebio n o sólo porque desborda 13 órbita d e la
cómo, cuándo?- se elaboran sig uiendo una lógicc3 aristotélica. y fo -s p rocedimientos d e la cn'tica
c1isí:iandad med iterrá nea o del Imperio romano. Su p royecció n universal se d ebe a la d oble
esco fá.stica que enmarcan la experiencia d e los misio nero s,:,! cuyos , elatos -alimentarán a s u vez
experie ncia q ue- marca al siglo x 111. el prime r s iglo Ítanciscano. Ante todo, la del fundado r, Fra n -
3 los historiadores ei.:ro peos d e ese tiempo.
cisco d e As ís, -que pattió a predicar el cristianismo en tierras del isla m. l uego, la de las m isiones
Como fo harán más tard e los materiales llegados d e-1 Nuevo Mundo. las informaciones traÍ•
su s citadas p or las conq uistas d e Gengis Kan y s us s ucesores. Para orquestar la cris tian ización
d-:.s d e las m isiones fopan con fa autoridad d e la t radición clásica (Ptolo meo, Plinio, Cayo Julio
en inmen sos esp acios en el seno de p oblaciones ig notas, la ord en d e san Francisco )' el pap ado
Solin o, san Jerónimo} y con lo s pcejuicios d e los led ores q ue son a pasionados aman tes d e
afin an los instrumen':os de penetració n, los m étodos y las es~rategias d e- acercamienfo. Bajo
monstruos y p rod ig ios exóticos. Los reportes de los misio neros cambian por completo la geo-
pena d e fracasar, ten ían n ecesid ad d e forja rse una idea de estas nuevas po blacione-s e im aginar
grafía, en particular la idea que se han hecho de las d imensior;es d el mundo y de la exte nsión
d e qué manera lo5rarían convertirlo s en cristianos st.imi-sos a la San ta Sede . Se toma con ciencia
d ef ccis~ian ismo. A d iferencia d e las c,ónicas del -siglo XVI ibérico , ta les ceportes se inscriben en
d e qoe la cris tiandad latina es cap u d e exportarse al resto d el globo, aun ci:ando las invasiones
un con':exto político hos!il a fa cristiandad latina, pero sus h orizontes ya se extiend en hasta los
mongolas amen acen s u exis tencia.. En cuanto 3 la orden fra nciscana, ésta aprende a tradi.:cir en
conhnes d el mi.:ndo co no cido: \Jna nueva escala. est-Í en funcio nes y, con ella, el e mbrió n de una
actos s us ambicior.es plane-taria-s d esau oUa nd o dos ejes mayores: h, m issfo y la nmovotio e.cdc•
concien cia del mundo.
sfa~. Saber pensarse a la rgo pfazo y proyectarse en el espacio d el pla neta: ~os fra nciscanos de
Pese a to do s u sentido critico, los misioneros no escapan a l3s fobias de s u t iempo. Gui-
México ha rán s uya la lecció n.29
llermo d e Rubrouck y Rogefio Bacon creen en 13 existencia d e los p i.:eblos de Gog y Magog y en
Fren te a estos d esafíos geográficos y religiosos, se 3fi rma un es~ado de e-spíritt.i an imado por
esa mi.:ralla. que habcía e difi cado Aleja ndro para. con':enerlos y d e la q ue no qued arían m ás q ue
una particu lar concepción d e! ~iempo.~ Choque sin precedent e par3 toda la cris tiandad m ed ie•
ruinas. El camino estaba abie-rto al Anticris':o.
val, las invasiones mo ngofas reavivaron una visió n escato lógica. d el porver,ir trayend o a 1:,
En el espíritu d e lo s fran ciscanos d e- España, estas preocu pacio nes p ud ieron -agregarse a
memoria aterradoras a menazas olvid adas - Gog y Magog- , sus citando g randes esperanns
otras. En México, las expectativas de los misioneros se nutrirán d e una corriente d e pensa•
- "¡Gracias 3 Dios, los m o r.go les no eran mus ulm an es!"- e imprimiendo una d im ensión
m ie nto muy infl uyente en la Península ibérica. Remo ntánd ose a Joaquín d e Fio,e ( l l)C·1202) y a
apocalíptica -3I ts unami asiático. Asimismo, inspir~ron un-a abundante literatura misionera, lo
todos s us contini.:adores, esta corriente profeoiza que está próximo el advenimier.to d e la edad
que impid e cons iáera.r la o la de escritos "'americanos" co mo una p rimicia absoluta p3ra la lgfe•
d el Espíritu y d e un milenio de felicidad en el que reinará la caridad p ura . (na ugurada por un
sia romana. Juan de Plano Carpini, Benito de Polo n ia, Guillerm o d e Rubro uck y O dorico d e
nuevo Cristo, ~n el que alg unos habían creído reconocer a san Fi ar.cisco, el tiempo d el Espíritu
Pordenone relataron sus m isiones d iplomáticas, p roporcionando can tid ad d e informaciones
Sa.nfo será el d e la Iglesia d e lo s mo njes y mo njas. En las franjas d e: la o rtodoxia, ur.a fracció n d e
sobre la. o rgan ización milita r y social d e los mongoles, q ue a su vez retoma n otros fran cis•
l.:1 o rde n, los "'Espiritvale-s ", a-si.:men estas expectativ3s m ile-n-acishs a nte-s de que los
ca.nos como Sa.limben e y Rogelio Bacon, o el domin ico Vicente de Beau vais ..!,l Estas
"observa ntes" tomen el rele,•o en el s iglo XV.!_! ope-ca Motolin(a en tre los mis ioneros fran ciscanos d e- México y los Doce Apóstoles co ns tituye
A fi nales del siglo ':S ct.iando la order, es reform ad a en Gra nad a po r un o bservan te, Juan d e u na referencia. a lo s p rim':'ro s ~iem pos de la Iglesia y un sello de p restig io para la expedició n,
Gvadalupe. Se reafi"rm a co n F,,.1erza el id eal de pob reza y a us terid ad. y en 1519 la erección de la pero no es sólo u n reto rno a las fo en tes: los mo njes la viven an te todo como u na m archa hacia.
p rovin cia frar.ciscam. de San G abriel co ns-~gra esh corriente, cuya extrema vib lid-~d es contem• ad elan te y la realización de un proyecto.
po rá nea d e las p rimeras expedicio n es enviad as hacia el Nuevo Mund o. los d escu b rimien tos l o s doce fran ciscanos se p resentan de e ntrad a como los agentes d e un p roceso his tórico
relanzan en el mo men to preciso las esperanzas mifen aristas y las expectativas apo calípticas. inscrito triplemente en la tradició n cristiana: a la vez en las Sag rad as Escrituras, en el pasad o
Como el avance de lo s m o ngo les en s u tiempo, el Ni.:evo Mu ndo , eactiva estos im 3gin:arios. misior:ero de la O rd e n y en el imaginario escato lógico d e fa Eu ro pa cristiana . En esta triple
Só lo qued aba escog er a los obreros pan; h:acer q11e estas tierras lejan as s irvieran de trampo lín perspectiva co nsid eran su empresa, asig nán d ole h o rizo n tes u nivecsales. Plenitud de los p i.:eblos
hacia el lin-31 d e lo s tiem pos: serían 12 fra nciscano s. La d ilafación del esp3cio cristiano hasta lo s y plenit-ud d e los tiempos, Plenitudo gcn iíu m, plemiiudo t'i!m porum, fa conversión m is ma llevada ,¡;,
confi"nes d el g lobo. interpret ad ~ -a través de !os escritos de Jo3quín d e Fio re y s us d is cípulos, lo s su términ o d e los pueblos d e la Tierra se co nfunde co n el cumplim iento de los tiempo s. El p ro •
com pro m etía a participar en este ú ltimo capítulo de la histo ria del mundo. Q ue el futuro jefe-de yed o fra nciscano co njuga din-í m jc.a espacial y d in í mica te mpo ral en u na g loó alid ad sober•
la misión fra nciscana en México, Martín de Valen cia. h aya estado a la c abeza d e la prov incia d e- bia mente fo rmulada . El descubrimiento del Nuevo Mundo, el advenimiento del em perador, la
San Gabriel no es algo so rpren d en te:,!! lo atorm enhn la co nversió n de los infi eles y las p rofe- :aparició n de las poblaciones ame rindias s on h ntos sign o s q ue d espierta n to da s uerte d e espe•
cías apocalípticas. En ci.:an to al ho mSre q ue envía la "mis ión de los Doce'\ el gen eral de la ran zas en el seno de una o rd en religiosa h istó ricamente po rta.dora d e un a m isión universal.
o rden Fran cisco d e Qu iñones, est á co nvencido d e que el fln al de lo s tiempos está próximo y de l o s primeros mis io neros q ue desembarcaro n en México están co n ven cidos d e q ue su ac•
c¡ue los: re!ig iosos enviado s al otro lado d el océano lleva rá n a buen tét min o la tarea d e la evange• ció n eva ngelizado ra se in tegra p rovidencialme nte en una his toria que se confi.mde co n la húioria
lizació n d el mundo come nzada por los co mpañero s de Cris to. El a dven imiento de Carlo s V salutis. Es un h istoricis mo a pocalíptico co n miras u n iversales: no descans:a sob re la saccafi.
añade i.:na expectativa y 1.111 sig no más: reaviva la espenn za de ver q ve el mundo se u nifi ca bajo zación de u na dinastía o d e u n territorio y le da la espalda a la emergencia d e lo s Es tados co n•
un so lo P3sto r y el reinad o d e un pApa angélico. El jov en Carlos, ¿n o serfa, el Pastor d estinado a tempo ráneos del advenimiento de la p rimera m od ern id ad.
reunir e! mu n do er.te ro bajo su cetro? ¿Cómo estar segu ros de q i.:e la conve rsión d e estas poblacio nes, desconocicfas hasta er.ton•
En mayo de 1524, lo s 12 religioso s -entre les cuales se en co n:t c3ba el que iba a to mar el ces, an uncia d e manera ind udable la llegada de lo s Últimos Oías? No bast a investigar s us o rí•
n om bre de Mo to lin ía- a bo rda n México co n la co nvicción de q ue ellos s.on les acto ces de u na genes. H ay q i.:e d efinir su lugar en la h istoria d e la huma nidad, es decir, interp rehr su papel en
h is':o ria a nunciad a. No só lo poseen una idea cl3ra de lo ~ue signifi ca la h istoria -es la his toria el cu m plim iento de lo s tiempos.
d e la salvación, la historía solu~is- , s ino c¡ue también reivin d ican la parte q ue les co rresponde
d ired:ame nte en el cumplimien to de esta his toria. much o ant es de tener el p royed o de escri-
birla. " El pe nsamiento apocalíptico estimuló la observació n h is tórica." lS la comparació n que
U N A RSE NAL M EDI EVAL eq uivo cadam ente to ma por san Ansefmo {1033-1109). la explicación p robable es que el monje
tenía. en s us m anos u na edició r, de las obras d el san to d e Canterbury en la ,que f. gur.aba el texi o
l as herramientas intelectuales <¡ue m oviliza M otolinía im pactar. po r s u hechura med iev3I, po r
d e o:ro sabio, Ho no rius A1.1g 1.1s tod u nens is (1080-11 54) , auto r d e esta lrnage.n ád mundo.+O El
no decir o bsoleta o caduc.a en esfa p rimera m itad d el siglo XVI. As í, para explicar q i:e está. a
vo fu men estaba incompleto: ¿había s ido a rn r.cada la página que llevaba el n o mbre d e Ho n o-
pi:mo de h3cer u na h istoria del mu ndo , se apoy3 e n o n pila r de lo s estud ios medievales: las
rius? El c 1so es que recurcir a Hon o rius t raduce la vitalidad del bagaje m edieval y el impacto d e
Etimologías de Is ido ro ele Sevilla (560 / 570-636). Red1ctad a en la co rte d e lo s reyes v isigodos,
lo que podrfa pasar ho y co mo algo de "gama baja" intelectual en la percepción de la realidad
esta en cicloped ia tier.e la. intens ión de ren dir cuenta del saber a ntig'!.lo a fo erza de citas y e:<plica-
americana : obras an teriores al siglo XI U, como las Etimolog(as de fsidoro o l a imagrm dtl mundo
ciones de o rden etimológico. Aborda todos los tem as posibles, distribuido s en una veinten3 de
de Hono rius, ejercen tod avía ona infl uencias.ob re el pensamien to en pleno sig lo XVI. Est as vul-
libro s y m ás de cva~rocien tos c3pÍtulos. Se la consultaba. en fodas partes de Euro pa: en las
garizaciones d e los saberes antig uo s y medievafes, cómo d as, co ncis3s , escritas en un latín
escv elas y en los conven tos, co mo el de San Fu ncisco de Salam anca.~ Vio una d ecena d e edi-
pobre pero d aro. fu ng ían como ac~ualment e lo hacen las mejo res rú bricas de Wikipedia . Conte-•
cio nes entre 1470 y 1530, aun cuar.do los huma nis tas h u biera n tom a.d o s u-dishncia respecto de
nía n fo qve s upuestam ente d ebía saber todo el q ue se hubiera ro zad o co n la cult~ra escrita y cle-
una lexico grafía, a. menudo, d e las más fa ntasiosas.E_ Go n zafo Ferná:ndez d e Ovie-do y Bar•
rical.
tofomé de las Casas se s irvie, o n ab und :.;ntem en!e d e ellas er. s us escritos sobre fas lr.d ias.l&
¿Qué cuent a La im agtn d~! mundo? Es u na mezcla d e h istoria u niversal, cos mo logía y g eo -
Motolinía p ro cede como Is idoro: 3r,3n ca s u p rime r capfi'ulo to mando co mo punto de par•
grafía ,que se apoya en el esti:dio d el dima y d el movimiento d e los astros.,!! Tr-3ducida rápida-
tida una pala bra. y un a idea. Pa rte d el voc1bfo n áht.i atl Ami huac para considerar la idea que ~os in-
men te a numerosas leng vas, esta encid o pedia experime nta u na larga circu lación a lo largo d e
d ios se hacen del mund o. El m étodo es cl3ro , a falta de ser co n vine.ente h oy. ¿Cómo lle.g1r a 13s
toda la Edad Med ia: inspir,a a Pierre O'Ailly u na p u te de su p ropia /mogo m undi, d e la ,que a s u
co sas a partir del n o mbre c¡i.:e llevan? Es el an álisis d e la palabra el q ue d ebe in fo rma mo s sobre
vez sacará n p ro vech o Ma rtín Beh3im y Cristóbal Coló n. En el s i_glo xv ya se la le ía junto co n los
el o bjeto q ue desig n a. Pe ro el trabajo d e Is ido ro d e Sevilla trataba d el latín, inclus o del g riego .
relatos de Marco Po lo y Jean d e Mandeville. Es efe La frnag~n del m undo d e 13 q ue el fra nciscar.o
En México, la lengu3 náhi:atl y la "geo grafía" a merind ia son las fu en tes d o nd e abreva Motolinfa,
toma sus id eas s obre el tiempo en to d as s us form as, d e fa lloción d e etern idad {s ir. co mien zo n i
ro mpien do co n lo s hábitos de un m un do fe'lrado que escribía en latfo, en griego , en h ebreo o en
fl n) a la noción de aevum (que comien za. pero no se cierra j amás) a la id ea d e tiempo q ue tiene
catdeo.
t.m principio y u n fi n. Tambié n en La imagen d~I m undo es donde encuentra series de genea-
Is ido ro era también una foente inagofable de inform acio r.es sobre la ge,o grafía de la Tietr3.
log ías <jUe establecen vín ct.1los e ntre el n o mbre d e lo s héro es fund adores, el nombre de las
En ella en cuent, a uno, por ejem plo, fas s ig'Llientes ideas: la masa terrestre está ro deada de agua
regio nes y l3s etno nim ias . Esta gu(a le servirá cuando aborde la his toria de l,a s dinastías mexi-
- com o el Anáh uac de los m esoamericanos-, todos lo s continentes fvero n poblados por los
canas.
d escendientes de No é y la h uman id ad se compone de un co nj1.m to ú nico d e 73 nacio nes.l9 {Se
Motofinfa lee co n frecuen.ci3 ta mbién lo s escritos d el fran ciscano Barto lomé el lngMs qoe en•
tenía. algu na idea de la exist':'n cia de América an tes d e Co lón? la resp uesh es afi rm3tiva: Moto•
seña en Oxfo rd , París (1220 ) y Magd eb urgo {1230). l o s 19 libros de su De prcprie~ tibus ruum
linía la deduce de una o bra cuyo títu lo está predestin3d o, De. imagint m undi, y de un autor que
s ig uen siendo de n at,uraleza en ciclopédica, pero la obra perten ece a la o la s iguiente, la d el sig lo
XIII , que ilustran los trabajo s d e Vicente de Beauvais ( Spec:ufum moius) y d e Tomás de
Cantimpré .42 Una 3te nción más foerte p uesta a las cosas de la naturaleza, u n pensamie nto m ás
d isciplinado -el aristo telism o pasó po r ah í- y un em piris mo acrecentad o inspiran el De pro-
prietatibus ruum, c¡LJe d ebe mi:ch o a l n atu:-afismo d e la escuela fra nciscana d e Oxford. (Qué tie-
nen en co món las o b ras d e Isidoro de Sevilla, d e Hon o rio de Regens burg y de Bartolo m é el In-
glés? l as t res pertenecen a una tradición cuyas fue ntes se remonh n d irecbmente a la. Anti-
güedad y a la Hút.orio natural de Plinio.43
,
LOS CUADROS CRONOLOG ICO S DEL Tl t MPO CRI STIANO cu atro g tandes imp e-rios que h abían mateado la historia de la huma nidad. l as dos peñ odi-
nciones expresaban los designios d e Dio s y d aban ciuenta de la historia univers31. Anton ino Pie-
Con struir t:n pasado es cons truir ~ambién t.ma cronología . No h ay que 3sombrarse de enco ntrar
rozzi C!:bre la historia d el mundo , de la creación h asta el F.nal del sig lo XIV.
en fas fue ntes d e Motolinía al fun &1dor d e la cronología c1istiana, Julio el African o - Sextus Ju •
En 1483 el Supl~mcnto de: las crónícas (SupplcmMtum Cluonic!uurr:) d el agu s tino Jacopo Fifj.
lius Afri canus (160-240) - , am igo d e Orígenes y servid o r del emperador Septimio Severo . Se fe
ppo F"oresti toma a s u vez la antorch a.: numerosas ediciones d e esb obr3 van a salir d e las im•
atribuye una historia del mundo <¡ue sig ue -3 s us Chroncgrophiat=, primera cronología cruzada del
prentas d e Ven ecia. Este gén ero co nsagtado, que exp erim enta un-a en o rme d if...1s ión en Europa,
p1.1eblo jud ío y el p t:eblo g riego, correspondien':e al periodo que va del año 5500 a.C. al empe•
d-.:1 c1.:en b de la actu alidad internacional: la edición d e 1486 relah el viaje de Gentile Bellini a
rador romano Heliogáb:a:lo {203-222). Po r vez p rimera-== un cristiano se inspiraba en fuentes
Con stantinopla. la de 1503 men cio n a el paso p or Génova de una embajada etíope camino a Es•
roman3s, g riegas y judías para cons truir una historia unjversal. Julio e' Africano tiene el m érito paña y el d escubrim iento d el Nuevo Mundo; es la ptimera vez q ue un europeo atribuye una
d e hab er intetrelacio nado el cristianis mo n aciente co n el mundo con ocido d e la época y to mado
imp o rtancia tal al viaje d e Cris tóbal Colón.
como p onto de p artida la creación del mondo, sitvada unos 5500 años antes de la encarn ación
Al Suplcm ent.o lo exp lota sobr3Óam ente - lo que constituye uno de lo s go!pes editoriales
d e Cris to. Moisés se vuelve un contemporáneo d e O giges, fundado, d e Teb as:~ la existencia del
más esp ed acu lares d e ese tiempo- el Ubro d t. las crónfoas (übu chronfoarum) de Hartmann
primero av3Jab a la existen cia d el segundo, y vicevers3. Julio el Africano le abría el camino a
Schedel {1493), a m p lia mente distribuido en AJemania, lt:ego en tod a Eu ropa. Suntuosam ente
M oto linía d esplegand o un cuadro cro nológico univeru, al servicio d e la cristianizació n del
ilustrada, la obra reúne los 1809 grab ados e n m adera que- retornan fa vieja idea de una his~oria
mundo, capaz de integrar diferentes m aneras d e con':ar el tiempo.
humana repartida en seis ed ades. Da tes':imonio d el vigor con el que este gén ero ve nerable saca
l:. h isto ñ a francis can a, se h a d icho, h ace de la salvación el mo tot d e la histo,ia. En la ho ta
p rovech o del auge de la imprenta pat-a darse el lujo d e vna nueva juventiud.!! La mod ernidad d e
en c¡11e Motolinía llega a las costas d e la Nuev a España, esta id ea d omina to davía a través d e la
la em presa (po r los medios técnicos utilizado s) n o debe disimula , el carácter b astante conven•
trad ició n d e las crónicas universales. Cor,duce a una periodizaciór, d el p asado.
cional d el texto que mezcla la h istoria de la Ig lesia, la h istoria de los príncip es, la. Antig ü edad clá-
En una d e esas cró nicas, acab ada en 1459, la Summa historia /is, el dominico An:o nino Pie•
sica, y franjas d e his toria medieval entrecortadas p o r fábulas y leye ndas. los grandes personajes
rozzi -san An':o nino d e Florencia- continúa fundando su periodización en la id ea de !:os 6
- 1eyes, sacerdotes, RJósofos y p ensadores- ocopan un luga.t p rivilegiado en lo que es un3 his•
ed ades del mundo y la sticesión de las cu at,o monarquías. dos man eras de pensar la conti•
toña ilustrada del mundo ante rior a los Descubrimientos. As í se p ueden imagin ar las expec•
no-idacl h istórica.+6 la se.x!a edad se s upo nía que iba de Cristo a l fin al d el sig lo xv. y según j erÓ•
tativas d e un p úblico europeo, no s iempre el más adelanta do d el huma nis mo naciente.
nimo y Ag us tÍrl ef Imperio romano era la cu arta monarqt:ía.~ l a period ización p or edad es distin•
En o ttas p artes, fa h istoria universal evo luciona. En s u historia del mundo , escrita en 92 fj.
guía el pe ñ odo d e la primera infa ncia, de Adán a Noé; la in fancia, de Noé a Abrah a.m; la ado les-
bros, Enno,adt.s sivt Rhapsodia histcriorum (1498-1504), el humanista italiano Marcanto nio Coccio
cencia, de Abrah am a David ; la juventud, de David a la cautividad de Babilonia.; la entrada en la
llamado Sabetlicu s (1436-1506) red,aza el princip io de las cuatro monarqu ías y abandona to da
v ejez, de la cautividad al n acimiento d e Cristo; y, f.n alm enire, l.:1 vejez, que doraría. h asta el fln al
inte:ptetación t eo lógica. En 1516, las imprentas de Tubinga p t:blican la Cr6niv.. de tedas las
d e los tiempos. Esta !eorfa d ecidida mente cristocéntrica se combinaba con la st.icesió n de los
t.dadts y ch todos lot pu~b!os memorobl.:s de Jean Nauderus .!! Esta obra se ciñe ':odavía a fa pe•
riod ización de las seis edades d el mundo, pero también regis!ra, al la.do de h construcción de la
Torre de Babel y de la Guerra de Troy3, algunos g ra ndes eventos cor.temporáneos, como la
ejecución de Savo narola (1498) y los descubrimientos portugueses.
lejos del Viejo Mur.do, Motolinía no a.plica, en sentido estricto, ningúr, método histórico,
peto tier.e en m ente modelos que saca de las fu entes bíblic3s, de la his toria eclesiástica o de la
tradició n francisc3na, con toda la infl1.1encia joac¡uinista que tal tradición lleva consigo a Es p:1ña .
111. LA H I STOR IA DE LOS HU MA N ISTAS

CON TODO, otras form as d e histo ria. a.pueciero n en el siglo xv: a.q 1.1ella.s q ue la his !o riog r3f(a d el
Renacimiento privilegió y q Lie cons titvyen u n3 de 13s exp resiones m ás acaba.d3s d el huma nis mo
et:ro peo. Es, os historiado res d irigen s u mira da h a.ci1 la Antig üedad, p-ero no 13 de ~os Padres de
la lg!esia, porque s us in':erlo cu tores so n s vs p red ecesores paganos, los h is~o riad ores ro manos y
griego s. l a cacería d e m anus critos latino s, la muftiplicacióll de las vers iones im p resas, fa difu-
sió n de las prim eras ediciones erud itas re-d efin en las relacio nes co n la Antigüedad. El descubri-
mienfo de m:evos manuscritos griego s es contemporán eo de la ago nta del Imperio bizantino y
d e la explo ración d e las costas d el África subsaha ria na po r o bra d e los po rtug ueses. Ensanch a. el
ho rizont e de los med ios letrado s. El apetito es a veces ta n g rande- q ue alg unos no hesitan en lle-
va rse 3 la. boca textos inventado s de cabo a ubo.! Poco a poco lo s h u man istas se fa brican un
pasad o a su med ida., q ue en riquecen con st1s trab3jo s, s us d eb3tes y sus espe-c'!.llaciones. En
esta c arrera :. los o rígen es, son d e v alo r infin ito las info rmacio nes c¡ue p ropo rcio r,a n la n3cien te
arqueolo g ía y lo s texto s e-xhumado s d e las bibliote;c as d e lo s mo nasterios. De España. a. Ale-
ma nia., pasand o po r Francia. e lng laterr~, cad a quien se empeñ:. en relacio n ar s u n ación co n
ancestro s d e prestig io.
U NA N U EVA PERIODI ZAC IÓN on PASADO d e una Antigüedad qoe parece compatib!e co n la fe cristiana, lo que demostraba To más d e Aqui-
no a base de s íntesis m agistrales d el aristotelis mo y 13 tradición d e la Iglesia romana.
Nuestra im agen d el Renacimiento está asocia.da de ord inario a una renovación d e la c1en c1a
Petrarca ir.trodoce una ruptura e n esta concepción del pas3do: a la Roma pagana (antiqua)
his':órica, ir.cluso a ~a aparición de s u forma modern a.~ El a uge d e nuevas form as del poder polí-
opone la er-a cristi3no-bárb3r3 (nov!l), pero desliza las tinieblas d el pagan ismo por el mur.do q ue
tico y. significativa mente, la consolidación de una burguesfa urban a y culta van acom pañad as de
nace d e 135 roinas del imperio. Por este motivo n o habla de u ansferencia d el imperio: nadie re-
una manera d ifere nte de escribir la h is toria y d e t:tilin r el pasado. Los historiadores son juristas,
cibió la herencia de Ro ma, y só lo s u his toria mere-ce h 3tención de los histori,a dores. L3 Anti-
hombres de r.ego cios , d iplo máticos o liguras po líticas implicadas en los -a suntos de su ciudad .
güedad se tra nsforma prog,esiva mente en un h orizonte lejano d el q1.1e ahou uno se en ct.ientra
Escrutan d e cerca el papel de lo s individ uos y la vida de los Estados porq1:e la política se nutre
separado por on periodo intermedio , que acab3rá recibien d o el nombre d e Edad Media como
ávidamen:e d el conocimiento d el pasado y a su vez lo informa, acomodándose la investigación
nombre d e pila.
d e la verdad a un arte extremado de manipulación de los ':extos.
Co n Petrarca se impone la idea de que el pasado es un tiempo radicalme nte diferente; por
Est.e esfu erzo pasa por el ':rato frect:ente con los escritore-s antig uos que s upuestamente
consig uiente, tin perio do dotado d e- una identidad propia.! Luego, con Lorenzo Valla, uno se da
d etenta n fas llaves d el d iscurso históñco. El historia do r Leon ardo Bn.:ni (1370-1444) es 1.m re pre-
cuenta d e que una lengua --el latín- tiene su propia hisfori3, q1.1e un documento antig1.10 perte-
sen tante de este estado d e espíritu. t i habría sido el p rimero en escribir la his toria oflcial de un
nece -a un contexto particular que es necesario tener en cuenta. Flavio Biondo será el p rim er
Estado moderno: Florencia. La agudeza d e s us -a nálisis po líticos, la técn ica que despliega en el
his!ori3dor medieval. en una obra pioneu, Historiarum ob inc:Jination-t Romonorum imperii O-tea•
montaje de los documentos, la atención que presta a la crítica d e las foentes le h an valido ser
dae: jDkadas de hhtoria d-tsde. la caída d-tl imperio d-t los romanos], en hacer d e la fecha 410 el año
considerado el padre de la historiografía moderna. Bn.mi es el primer his to riad or it-aliano que
d el saqueo d e Roma po r los visigodos, el umbral qt:e cierra ~a historia 3ntig ua.!
posee un cor,ocimie mo íntimo de Tucídid es y Polibio. l es abre el camino a los Mac¡1.1iavelo y
Esta nueva perio d ización esconde una innovaciór, de talla importame. Con Bruni, la histori3
Guic-ciardin i d el sigto siguiente c¡ue le deben ese g us':o por una historia 3nte todo política y mili-
se d e6ne co mo un proceso de consbucción. Es la ruin3 del Imperio roman o el o rigen lejano d el
t.a.r, decapad a d e s us d imensiones sobrenaturales. p resta a destacar las causas, las intenciones y
auge d el movimiento coMunaL l a decadencia no es etema, p t:esto que la ed osión d e las comu•
los efectos. Es la virf.i} d e los hombres m agn os, y no más la m a no d e Dios, la que es s u prim er
nas italianas cambió el curso d e fo s acontecimienfos. St.is luchas por su independencia y cor.tra
moto r. Esta h istoria. "patriótica" se interesa en la conduct3 d el ser h umano y d:. cuenta d el ct:rso
el poder imperial hicieron de la libertad política el moto/ d e fa h istoria qt:e Bruni y stis s uceso res
d e lo s acontecimientos .!_ Aten h a los contextos y ,3 las circuns!a.r,cias, d a a cor,o cer 1-a s glorias
comien zan a escribir. El presente q ue se ha de legitimar d ebe distinguirse, cueste !o que cueste,
d e la ciudad o d el país nabl, tanto c-uanto se co nsidere qoe ha d e d ar leccio nes de cor.d uda
d el pasado todav ía cercano.
polft:ic3, proporcionar ,xtmplo a plicables en la s ociedad del -sig lo XVI.
Es la tarea que en la d icada de 1530 espera a Motolinía e n México . t i también d eberá des-
Esta constn:cción d el pasado d escansa en g ran parte sobre la noción de-Antigüedad. No se
prenderse de on pasado todavía presente, pero este pasado n o es la Edad Me-dia, sino el tie mpo
trata, propiamente hablando, de un reto rno 3 lo 3ntig uo, puesto que la Edad Medi3 j3más cesó
3nterior a la cristianización, el de fa idolatría. Y, diflcultad s vplemen hria, este- pasado ir.dígen3
d e vivir impregnad a d e los recverdos del mundo romano.! Los letrados continúan nutriéndose
d ebe encontrar s us pun to s d e partida en u n a his fo Ú3 uni-versal importada por lo s invasores.
Ahora bier,, ~ med ida q oe fa nueva periodización se im po n e en Italia, la hisfo ria hum3nis ta
ro mpe con l3s his torias ed esiás':icas escritas bajo lo s ojos de la eternidad y o rgan izadas en
torno de u na Ig lesia y efe un imperio u niversales. las periodizacio nes fradicionales que tienen
como eje u na d ivis ión d el pasado. d e o rigen meta.fí-sico , en seis edad es o en cuatro monarquías
{Dan iel 2: 40), co mien zan a caer en desuso y dejan espacio para t.:na aproximación que nos es
más fam iliar, haciendo que se s ucedan époc as caracteñ zadas por la n aturaleza d e lo s even tos
que ell:;s conocieron. como la Ed ad Med ia y la Antig üedad.
En las his~o rias eclesiásticas, el capítulo d e la Antigüed ad no está cerrado d el to d o. Se s u-
pone que el Imperio ro man o, la última monarquía, se p ro lo n_;a hast a el rein ado del Anticristo.
Es lo q ue so stiene san Ag ustín y todavía cree Moto lin ía. Desde entonces I=: co ntinuid ad es la q ue
p revalece. El Dan te del libro De mon arch!a (1313 / 1318) h ará del pueblo romano el he redero del
imperio; o tros invocarán un relevo: es, d id ,o en latín, una t.ro nslat:io impuii ad Francos o ad
Te:utonicos, una transferencia del imperio a lo s fran cos o a Íos teutones.! Es la tesis que en gene•

ral d efienden los teó logos <¡u.e ct:en tan co n 1-3 unidad de la rt-s publica cluistiana y su carider
universal.!
Un abism o separa también er, es:ro los modelos que M oto lin ía tiene en men te d e fas in no va •
cio nes de la Italia del siglo x v.
REAN UDAR CON LAAN T IGUEOA D
.. fv entes a ntigu as, inclus o d e sus tituirlas p o r o tras equivalentes o d e introd ucir Í'!.lentes fa lsas: se
vive tan maJ la pérd ida de textos juzgados esenci3les que ~ v eces se s iente la tentación d e inven•
l os huma nist-3:s b us can acercarse a este universo antigu o que se volvió tan leja no desde el mo•
tar his to rias con que llenar los V3CÍOs de una he 1e náa maltratada p oc los siglos. la , elació n de
mento .en q u e las tin ieblas medievales los separaron de él. Quieren ct ear una :-elación m ás in-
los franciscanos con fas fuentes mexican as n o es la de los expertos ita lianos en historia antigu 3
tensa y exigente con la Anfig üed1d, tejiendo co n ella lazos imelec:u a!es, estético s y h :Asta p olí-
con s us fu entes latin as. Reg1esa1emos sobre este punto: la p reocupación misionera y p o lfiica
ticos. De esfo procede fa lectu ra que Mac¡uiavelo h ace d e las D.f.cadai d e Tito Livio, quien se
sie m p re es lo primero en ellos. El p aganis mo que co ntamin a las "pinturas" mexican as sigu e
imaginab a q ue tod3vÍa se p o día vivir a l.a s omb ra de los romanos, sobre todo de-fos d e la Repú-
vivo en to das partes y h ay que echa rles mano a esfo s soportes cu 3nto a n:es p ara t en er éxito en
blica. Esb rela ció n se vuelve más crítica e info rmad a a med ida que se in cte menta el corpt.:s d e
la evangelización.! l o que se p repara en México no es una variante d e lo s trabajos llevado s a
los te-xtos conocidos. El historiador Ao rentino Gu icciardini p retenderá, en con tra d e M:Ac¡uiavelo ,
cab o en las bibliot ecas eu ropeas.
que es im p osible <¡uerer imih r -3 los ro manos. El pas.ado p asó iu e med iablemente: ahora se pt e•
sen ta distante, a una distan cia qve lo const ituye como un objeto ap u te y faci lita s u e-s tudio.
O bserva ndo a los a rtistas del s iglo XV, se capta mejor la m ar.era en q u e co mien z~ 3 o perar 13
máquin a d el tie m po. Estos p ir,to res ob'.:ier.e n. en virtud d e st1s o bservaciones, t.m agudo sentido
d e la su cesión de los estilos, que ro m pe con 13 id ea d e un pasado hasta entonces percibido
como unifo rme y sin rupturas. Al mismo tiempo, como los his toñ a.dores, los artistas se empe•
ñ an en encontrar un enlac.e con la Antigü ed ad, imagina ndo cad enas ininterrumpidas de k as•
misión de imágen es y o bjetos que hab rían a.travesa.do los s iglos. lo imp-o rb me es con servar el
conh cto, aunq u e se d eb an invenh t los eslabon es fal+.antes. incluso el pro totip o . Un ejemplo de
1520: a requerimiento d e la ciuda d toscana de Montepulcia no, el escultor Andrea Sans ovino
c1ea una imagen d el rey etrt:sco Porsen a. En el s ig lo XVI 1, esta o isra parecerá tan cercana a un
o tigin al arcaizante que 13 est atva. se vuelve la p rueba his tórica del o ñ gen etrus co d e Mo nte•
p ulciano. Esta obra su s tituye así un p rototipo q u e ja más h a existido.
En s u elo a merican o , p o r el contrario , fa relació n d el p tesen te con el p asa.do se p resenta bajo
una fo rma tot.alment.e d istinta. Allá ningún co nocimiento, ni siquiera n ebuloso, d e una Anti•
gü ed ad cu alquiera, sea cual sea. En un sentido , a los ojos de los que llegan, todo es contem-
p orá ne;o y, para -a lg unos, todo es di3bó lico.
En Flo rencia., Ro ma o Ven ecia, los historiadores se preocu pan de recopilar, de p reserva r las
,
LA E:UROPA DE LOS GH!MANOS Y D E MARTI N L UHRO m ejor la p osición s in~ular de los s úbdito s del em perador ,que, e n la Nueva Esp a.iia, emprenden
l.:1 tarea de escribir e-1 pasado d el N LJevo Mundo: los d esafío s a los que se ven confro ntados no
En Europa, donde pros peran e! comercio, las m inas y las im p ren':as, las r.o':icias que llegar. del
tienen a bs olu tamente tiad a c¡1.1e v i:r con las o bsesio n es germánic3s, aunque el castellan o Moto•
Nuevo Mundo tiene n una resonancü excep cio n al. l a im p resió n de la carta de Amer igo Vespucci
linfa sea contempo ráneo d el b áv a.to Joh ann Tu rma ir.
d esd e 150 5, la publicación en latín y en N úremberg d e la segunda carh de Hernán Cortés, p ro•
visb d e un plan o de la ciudad de México -Tenochfr:lan (1S24). o tambié n la d e la IV Di-cada del
histo riador milanés Pedro Mártir de Anglería (O~ rt:bus t t ins1Jlis novit.u rcpertis, 1524), revelM
tanto el interés d e los im presot es locales como las expectat iv3S de un p úblico tod avía muy -a le-
jado d e los mares cálidos. El Sacro Imperio vive to davía un clima d e efervescencia cai:sado p or
la reb elión de Lutero, co mo también por las expectativas escato lógicas ligadas a la elección
imperial de 1519. El m esianismo imperial -el em perador de los Úh imos Oías , einará sobre tod a
la cristiandad y sobre el pla neta en tero- dicta una m anera d e pen sar el ml.l'ndo y de co ncebir el
p orvenir como el destino d e l.l'l"la humanidad r eunida bajo el cay3do de t.m solo y m is mo prÍn•
cipe. A dl.l'ras pen as permite el co n te~ o alemán desarrollar una h isto ria secular a la. italiana; aquí
la he re ncia imperial empuja hacia la hisfori a universal.
Sin embargo , ( cómo imagina n los afema nes m is mos s t: pasado ? Constrnyendo un3 h istoria
d e los pueblos german os p a.rale-la a la d e los roma nos y s ituándose en continuidad con el im pe•
rio de Ro ma, garantizada p o r la tran sferencia del p oder imperial a lo s tevto nes. Se ah"rma e.nto n•
ces un p a.rticu!.uismo del qve se h a po d ido escrib ir c¡ue e:a m enos p o lítico c¡ue cul':ural.lC El
autor d e Arma /es d es duc.s d e Bavi~r~ {Anales d e los duqu:!s de 8!:ivi~ra}, Joh ann Tormair (1477-1534)
- el Aventinus- , bos queja una histo ti3 universal edificada en torno de Tuitsch en, uno de los
hijos de Noé, el a ncestro d e los germanos. No hesita en inventar una d inastía d e reyes teutó -
nicos ,que se re mo ntaría h asta el Diluvio y cuyos miembros h ab rían rein ado sobre Germ ania. )'
los territorios vecinos. Nada. que ver, pues, con el pa.s3do a d os velo cidades q ll'e cons truyen Fla.
v(o Bio ndo y M aquiavefo: en lugar de ser u ro jada a las mazmo rras de la His toria, la Ed a.d Media
sa.?e magnifi cad a d e ello. l a h isto ria fluye in in tem:mp ida mente de las tribus bárb:=ras al Imperio
Roman o Germánico en una aleación de patriotismo pa.n germán ico y vieja escolástica. S e capta
LO·s M Ú LTIPLES PASA DO S D E LA PEN f N SU LA ISÉRICA d e Esp.aña . Tub3i, hijo d e Jafet y n ieto d e Noé, se encventra de nuevo sentado en el pedestal: no
so l3mente habría co lo nizado la regió n sino h mbién habría s ido e-1 prim ero de una serie- de 24
¿A cuál pasado pertenecer? La cuestión se plantea igualm ente e n L~ Peníns ula. ibérica. ¿Hay que
reyes, entre los q ue se en c'!.lentra Hércules, el fund ador d e Barcelo na . Como e n el resto d e Eu-
remo ntar a la España del Imperio romano, a h, d e los godo-s q ue s u p uestam ente establecieron
ropa. fo que está en juego en la. cuestión del pasado es un asunto eminentemente político, y e n
t.m reir.o flor eciente y cristia no s obre 13S ruinas del p rimero o incluso a la ed ad de o ro d e una
p rime r fuga, un asumo local.
p-:nfns ula p rerro ma na?
A pa rtir de 1527, el cro n ista Flo riano de Ocampo to ma el relevo al hacer 13 lista d e los inva-
Se pl3ntea desde el siglo XIU:,!! el arzobispo Rod rigo Jim énez d e Rad 3 {1170-12.47) no se co n-
sores d e España, comenzando d esd e la. noche d e los t iempos. Una generación lo sep3ra de
tenta con llevu la crun d a contra los almo h ades y exaltar l.:a épo ca d e los godos. Él concibe un
Moto lin ía. y mochas otras co sas m ás: un3 fo rmación en Alcalá de H enares, estud ios de fís ica,
pasa.do ejemplar que conecb el g r3n perio do d e los visigodos con los o rígen es bíblico s y hace
filosofía y teología, y el titulo de cro n ista o ficial d e C3rlo-s V, obtenido en 1539. La p rimera edi-
d e Tubal, quinto hijo de Jafet y n ieto de Noé, el autor del po blamiento d e España .!! Es con él
ción d e s u: Crónica gMc.ra l d e Es¡;año se remo nta a 1553, pero Floriano la comienza a esctibit e n
con ~uien Hércules, llegado d e Libia, entra en la h isto ria d e Españ a, c¡ve recibe su n o mb re d e s u
1 s27; es entonces contemporá nea del momento en que nuestros fran cisc.a nos se sirven d e !-as
hijo H is pa no. Es asl mis mo cor. él con quien el tema de la invasió n se vuelve un leitmotiv de l:a
fu en tes ind ígenas. El ctonista hoju el pa.s:.do de lo s o rígenes y hace c¡ue Tubal sea el p rime r
hisforia pen ins ular. Esfa interpretación se ve en apuros en los sig los XIV y XV y no resLJtgirá sino
español, como lo había .afirm ado Jim énez de Rada tres s ig lo s a ntes, teniendo s ucesivamente en
hash eí 6nal del siglo XV I co n la Histoáa dec los r.:y.:s godos d e Juliá n d el Castillo. En el curso d el
el papel de im•3-so res .a los c eltas, los fen icio s. los c-u tagir.eses, )' lvego los romanos.
sig lo XV los humanistas, a su vez, d esarro lla n fa imagen de una España rom:.na, brillan te reflejo
Su -sucesor, Ambro sio de Morales, puja e n la vena ind igenist a y victimaria: "Nos han hecho
d e 13 Ro ma imperial, a -sem eja nn de Rodcigo Sánch ez de At év31o, o bispo de Palencia, o d ef car-
la g':Jerra para volve rnos sus vasallos y recaudar s us tributo s-''. Una perio d ización t riple se ge•
d enal de Gero n3. Jo an Margarit. Pero Esp3ñ a no es Rom:. ni Flo rencia ..!!
nera: los tiempos p rerro manos de 13 inocencia, el duro aprend izaje de l:a civilizació n bajo .el
Al inicio d el sig lo XVI. el d ebate \•er-sa sobre los Hispani páu i, esas poblaciones indígenas
d edo pulgar d e Rom :a, y finalm ente la "m3durez gótica", a ntes d e la irresis tible d egradación ,que
c¡ue tuvieron que afrontar o lead as casi ininterrumpidas d e invasio nes fe nicias, romanas, visi-
conduce d irec!amen:e a 13 o cupación m1.1-sulman3. Durante todo el sig lo XVI, el indígena - pero
godas y, fi nalmente, árabes. Un it:aliano, el dominico Annio de Viterbo, es quien d a una consis-
j3más el d.e las Indias- cam pea en el cotazón d e la co nstrucción d el pasado español: sirve par3
t.encia inesperada a este pasado lejano. En la década d e 1520 s u libro De primis t.emporibus
justifi car tanto el im perialis mo de la mo na rc¡uía c.ató lica como la. anexión de Portugal. Es , afi rm a
(1498) en cuentra bnto más suceso en España cuanto qt:e to do es bueno en la o pinión para
el histo ñador Ambrosio d e M o ,a!es, a lo s eternos invadidos a q uienes in cumbe la tarea d e vol-
poner en ~ela de ju icio lo que vien e de Roma, en. este caso la legitimid ad d el nt:evo emperador,
ve rse invasores. ¿Qt:é retener d e este pasado corta.do a !-a m edida? Su carícter d efensivo , el pri-
Carlo s V, titular de la herencia de los romar,os. L3 conmoción p rovocad a po r la revuelta de l.as
mado dado a los p rimeros pobladores. el lazo confi rmado con la epopeya bíblica, el mit-o f':.ln•
comunidades contra el soberano fla men co es en esos años infinita men te más fu erte <¡ue el eco
d ador d e Tubal. sobre q uien se preg':.lnt3 con pasión si hablaba l3tfn, caldeo o vasco. Y este es-
d e la conquista d e México. ¿Qué a.porta Annio ? Le 3tribuye a Seroso, el h istoriador d e Babilonia,
fu erzo ir.can-sable por en con tnr o rígenes de p tes':igio, aun a riesgo de atribuir 13 fundación de
inform aciones q ue no tien en p reced en te - pero inven tadas de ca~o a rabo- s obre los o rígenes
To led o a los jud íos co rrido s d e Bab ilo n ia . mensaje inquieta nte q t:e Bartolo mé d e l3s Casas se esforzará en comt.:nicar.
Motolinfa, muy evidentement e, no habla de los m is mos ind ígenas. M ienitras so s co m pa•
triotas q ue perm anecieron en fa per.íns ufa s t:fre n de un "s índ ro m e de invadidos",H en América
se invierten lo s papeles, puesto que el mo nje perten ece al campo de Íos invasores. La d íferencia
que separa al Nv evo Mun do del Antiguo es en este p unto mís desconcerta nte ~od avía: po r espa•
ñoles que sean los cro nis tas d e España y los fra nciscan o s d e Mé..'<ico, los pasados q ue tienen
que p rod ucir patecen remitir a planetas d iferentes.
Hasta aq u í n o h emos habl-a do de los ausentes. Motofinía desembarca p roceden te d e t:na Es-
par.a cuya his~o ria se cons truye a co s ta d e lo s judíos y los mo to s, excluid o s u nos y o tros del pa•
sad o , echados d el tetritoñ o o a punto de serfo. Vie:.jo es en tonces un califi cativo d e vaio r d ado a
los cris tiano s de "cepa". N11ilvo1 en ca mbio, d esig11a a lo s co nvertidos, siempre sospech o so s de
permanecer ñeles a la ley de Mo isés. Esh d ivisión "a ntiguo -m oderno", que domina a la soc ie-
d ad española, no tien e, ind udablemente, nada que ve r co n la d ivisión co n la q ue juegan los
humanis tas italia no s y euro peo s. Mientras el fran ciscano se ingen ia para h acer entra r a 1-a s
masas d e ind ios en el sen o d e la Iglesia, al lado de los crist ia no s viejos, y po r tanto a co nec•
ta rlo s co n un pasad o t..:niversal co mú n, en España el único esfue rzo verdadero d e este género
p roven drá d e los eruditos an daluces, fa lsarios a s u v ez, q ue trahrán de inventar un s incretism o
árabe-cris tiano, h3ciendo d e lo s árabes llegado s ,3 la pen íns ula los p rimeros convertidos a la fe
c, istiana por el apó sto l Santiago. Se evocará más fugazmen te tod3vfa la. inshlación d e lo s jt:díos
echado s po r Nab ucodo r.o so r en el sig lo VI 11 a.C.,.!,! por h nto much o an tes del s uplicio d e Cris •
to. Pero n i esta cro no logía larga• .ni las elucu btaciones de fo s en:d itos andali.:ces en h isto ria ar,ti-
gua, ni los accesos d e mo :-o ñ li-a c-ambiarán el destin o d e los jud íos y d e fo s mvs ulman es d e Es•
p:.;ña.
Co n todo , un lt itmotiv de la his to ria metropo litana qoe ha rá foro r en América, pero no bajo
la pluma de Mo tofinía, es el de la "d estrucció n d e E.sp:tñ-a". Esta catás~ro fe pasada - la invasió n
í rabe.- corte el riesgo d e tepetirse, si el país r.o p urga s os pecad o s :tmeric;inos :16 tal es el
DHCRI SI R LOS G RANDES O ESCUSRI M IENTO S Oiogo d o Cou to; d el lado castellan o se s ucede n el Sumario de la historja n atural de las Indias d e
Go nzalo Fernánd ez d e Oviedo. l'.=s h istorias genera.tes d e las Indias del mis mo Ovied o (153 5) y
Ur.o de los m ás espectaculares d esaffo s q ue encuentra la escrittira de la h istoria en Europa o cci•
de López d e Gó ma, a (1552), y la Historia de fas Indias de l-as Casas (quedó ir.acabada po r la
d enb l deriva d e la irrupció n de tie rn.s nuevas en el h o rizon te d e los letrados europeos. l os d es•
muerte d el domin ico , o currida en 1566}.
co b rimiem os alimen tar. las cu riosidades del p úb lico y agu-zan las expectativas de lo s med ios
Desd e tiem pos inmemo riales, Asia íorm a parte de los ho rizontes med iterráneos. Pero {qué
polfüco s , fin ancie ro s y religio so s. En Eu ropa. y fueu d e ella. s uscitan toda s uerte d e escritos q ue
es el Nuevo Mun do? Segú n Ló pez d e Gó mara:
se aproved ,an de los medios de difü s ió n sin p recedente que o frece la n a.ciente impren h . Eshs
h isforias son a nte todo his to rias del tiempo p resente: relaciones d e las expediciones m arítimas y Muy soberan o señ o r: la mayor cosa d espués d e la creación del m undo, sacan do fa er.car•
d e sus respectivo s p reparativos , análisis d e lo q ue está en juego pol1i:ica y estra~égic-a mente, rela- nación y muerte d el q ue lo crió , es el d esc1,,1 brimien to de Indias; y así, las llaman Mun do
tos d e los d escu brimiento s y co nqu ist as, descripciones d e los territo rios en lo s que er.tra ro n y Ni: evo . Y no h nto le d icen nuevo po r ser nuevam ente hallado. ciJ an to po r ser gtand ísimo, y
d e sus habitan tes. Sus auto res p ueden ser testigo s c¡i:e to ma ,o n parte en las exped icio nes, pero casi ta n g rand e como el viejo , q ue co n tie ne a Eu ro pa. África y Asia. También se puede llama r
otro s jamás d ejaro r, las riberas d e la cristia ndad latin a.!!, nuevo po r ser tod as sus co sas d iferent ísimas de las d el n uestro. l os a nimales en general,
¿Cómo d esctibir una tierra q ue jam ás se vio ~ Marco Polo h abía sido la ñgura pio r.e ra cuando aunque son pocos en especie, son de otra manera; lo s peces d el agua. las aves del '.=ire, lo s
red actó s u Libro dit los maro vm as. En el sig lo xv, los españo les, y to d avía más lo s po rtug ueses, árbo les, fri:tas, h ie rbas ¡... J.2º
so n lo s q1:e se lanzan a lo descono cid o o a lo m al conocido. En 1403, la misión d iplo mática efe
(Cuál es el punto d e partida d e esb s his torias~ Po rtug ueses y españo les no están en la
Ruy González d e Clavijo , en viada po r el rey de Castilla a la corte de Tam erlán, es la primera de h,
mis ma frecuencia. l a his to ria de los d escubrimientos d e- Ova rte G alvio, Oits«>bám <!.nios antigos
lista: re-c orte el Med io O rien te y llega a Samarcanda. l os enviados castellar,o s n o se en cuen tran
t m odu n os, publicada en Lisboa e n l 563, juega co n la co n tinuid ad co mo lo p ro clama s u títu lo.
com pletamen te en terren o desco nocido, puesto que lo s eu ro peo s y los viajeros árabes los han
Est a obt a p retende c1.1brir h nto las empresas españo las como las po rtuguesas que él conecta
p reced ido en tod as partes. Las co sas s t:ced en d e manera dife re nte con lo s po rt1.1g 1.1eses. q i:e
con las expedicio nes d e la An tigüed ad y d e la Edad Medi-3. En genera l, lo s auto res port•..1gueses
naveg an a lo largo d e las co s tas d e África y se e ncuen tran frente a clima s, poblaciones y c~ltos
se inscriben en las hll'ellas de Alejand ro: el O rien te e n el q ue e nfran, y d el q ue se q uieren apro -
de los q ue n o saben nada y lo ig no ran izo do. l as riberas a frican as so n las escuelas en d onde ibe-
piar, form a parte del patrim o nio o ccid ent.31 d escle la Antig üedad. A lo s portugueses no fes qued a
ros e italianos ap renden a fa miliañ zarse con lo ign oto y a d escribirlo. Piénsese e n lo s escrito s
sino igualar o st.ipera r al co nquistador macedo nio.
d el ver.ecia.no Alvfse Cada.mosto y. much o a ntes de él, e n los d e Ear.es d e Zurara, e n particular
Las crónicas españ olas impo nen una nueva period ización d e la h isto ria del mun do. la dis•
en su Crónica dd descu brimiento y conq uista dt Guin~o (1453) ., !!
continuidad es radical: " l 3 m ayo r cosa d espués de la creación del m u-ndo, sacando la encar•
A o bjeto nuevo, a nálisis nuevo. Portugueses y españo les escriben h isto rias a escala cont i•
nació n y muerte del que lo crió, es el d escu b rimien to de Indias; y así, las Ha mar. Mun do
nen':al: As ia. y las lndi.is d e Occid en:e entran en s 1.1 h o rizonte y en el :ítulo d e s us cró n icas. Del
Nuevo".1! Esta añ rmació n es de López d e Gó mara, ct.1ya Historia gMuo l pro m et e "to d o el
lado portu gués están las Dicadas d e Asia, comenzadas po r Jo3o de Barrosl! y co n tin uadas po r
d escubrim ie nto y todas las cos3s n otables sucedid as cfespvés del a ño desde que nos h emos digresiones más o menos e nriquecid as. Dicho de otra ma ne ra, los po rtug ueses no en tran jamás
apoder3do d e fas lndi3s hasta 1551". Aquí, nada de p recedente ilustre en la A-n tigtiedad, aunque en el m acizo de las fu entes 3siátic-a s para someterl:..s a la criba de la histo ria euro pea. Extraen
el au-tor se interrogue s obre la eventualidad de incu rsiones o d e lazos muy antig uos. Hacia el algunos elemento s q ue se esfu erzan en reo rganizar más o m enos con m ayor o menor stierte.
Oeste, la acción d ocumentad a d el ho mbre eu ropeo se remonta a la proeza de Cristóbal Coló-n, )' Los interc;imbios se limitan a conversacio nes con embajadores, merc;ide res e intérpretes, a tt a•
es el punto de partida d e tod a h is to ria d e la región. ducciones más o m enos 6eles d e documentos, a la recolección d e recuerdos y testimo nios o ra•
l o s d escubrimientos c¡ue se co ncatena n confrontan a los europeo s con pa1sa1es fís icos y les e ntre los co lo nos.
huma nos q ue se renuevan s in cesar. De to do h a de h acerse inventario , lo que explica q i.:e estas ¿So n d ife rentes las co s3s p ara los españo les? En s u Hisk>ria, Ló pez d e Gómara, qve ja más
hisforias rara vez se a:engan a lo s s uceso s po líticos y militares. Piénsese e-n las lír.eas q i;e el vis itó el Nuevo Mundo, se interesa esencialm ente en la gesta cortesiana, aunque ab-orde las gue•
conquistador H erná n Cortés d edica a las ciudades mexicanas y en particular a s v d escripción de rras civiles del Perú. Su objetivo n o es escribir el p asado indígena. Si por casualid ad jncursiom,
M éxico•Tenochtitlan. Del lado portugués, las Dice das de Barros incluyen p-í ginas fuertes sobre en dich o pasado, siempre es co n el p ropósito de aclarar el p rogreso d e los conquistadores y
Ch in a. A m eni:do, t.ma ~istoria es t ambién una }listo ria natura l, y es el caso d e los escrito s d e comprender el p roceso d e la Co nq uisb. Cuando s us curios idades sobtepasan el horizonte de
O-.,iedo. Esta d ase de h istoria le d a igualm ente mayor im portancia a la geografía en lópez d e los europeos, no es la m atu ia indiano fo q ue explora, s ino el M ed iterrá ne-o de los berberis cos y
Gómara o en Las Casas, pero también d el lado portt:g vés en E-an es d e Zurara o en el veneciano el lmperio oto mano.E_
Cadamosto. Oviedo, por el con~rario , es un ho mbre del terren o que conoce bien s ius Indias y un o bset•
Frente a 1-:.. necesidad d e ten er que explicar un conte,xto ign oto, a fuerza de in trod ucir co m• vador curioso de las cosas d e América. Sus capítulos sobre las co s tumbres ind ígenas, s vs
paracio nes o de adopta, incli.:so un cuadro enciclopédico , el h istoriador se aleja de los marcos numerosos dibujos sobre la fauna y la flo ra d el Nuevo Mur.do lo muestra n en con':acto d irecto
d e la historia h uman ista. Mezd a el an31isis poli' :ico y militar con la descripción d e las s ocie• con las realidades a las que ha po d ido acercarse. Oviedo se in:erroga sobre la relació n de lo s in•
d:..des y lo s cu lto s, t rufa ndo s u texto con visiones gen erales sobre fas leng'!.las, l3s constl"JC· dios con el pasado, reco nociendo 3 los nativos la p reocupación de memo rizar y trans mitir, apo•
ciones y las poblaciones de una man era q ue h oy no nos sorprende en abs oluto, pero que d em a• yándose en tú nicas como el canto, la d anza y fa música. Pero la aportació n del cro nista se de-
siado p ronto se califi ca de e-tnog ,á lica. tiene en la o bservación)' el regis tro de las p rád icas ind ígenas . La destrucció n d e las sociedad es
En la m -3yorfa de est as ctónic:..s, las pobl-acio n es h alladas perman ecen exteriores a la escri• insulares le impid e ir más adelan t.e. A partir d e aho ra y3 es demasi3do tarde para hacer en cues-
tura de la historia, incluso totalm ente extranjeras. Y n o s ólo porque sean poblaciones vencidas, tas sistem átic as entre 13S élites lo cales.!!
d espreciadas o diezm adas como las del Nuevo Mundo. l o s po rtug ueses se encuentran en Asia
¿Q t:é retener de .este reco rrido s umario~ Está fo era d e d uda q ue la empresa fu ncis can3 que d a
frente a sociedade-s co mo la India, Persia, China, J3pÓn, que poseen ricas tradiciones h istorio•
inicio en México e n la. d écada d e 1530 se sitúa en un clima de efervescencia de la producción
gráficas y no han esperado a que llegaran los ew opeo s para escribir su his to ,i3. Pero las his to-
histórica que, po r otr:.. parte, no es exdusiva d e la Eu r-opa cristiana. Por toda Europa se cfescu•
rias portug uesas son a n':e todo c rónicas d e la expansió n, no reserva n a los indígen as más que
b ren y red escubren fu en tes, se critican lo s m anus critos. se multiplican las traducciones y las
ed icior.es de calidad. la Rlo logía y la crono log ía p rogresan. Al mis mo t iempo, los h istoriad ores
europeo s de la p rimera m itad del siglo XVI se cons truyen pasados en u n d eso1den admirable: las
periodizaci.o nes, los a ncestros reivind icados, fas ed ades d e o ro varÍ3n según los países, fos in te•
reses po líticos y las postoras reli.giosas. Mientras que los h u man istas de la peníns ufa i-ta li3m, y

sus discípulos en fo s países vecino s explo ran lo que será co nsiderad o a postu iori como la vfa
real de t3 modernid ad his torio g d iica, los nuevos horiz-or.tes lejanos s us citan otros debates:
¿có m o d ar cuenta d e la fabu losa d iversidad d e las tierc:s descu biertas? ¿Có mo captura r las
memorias indígenas y servirse d e ellas para escribir la his toria?
I V. ESCRI BIR LA HISTOR IA DE LOS INDI OS

M ÉXICO presentaba condicio nes to ta lmente diferentes a las de las is las d el Caribe: élites indí-
genas numerosas aún. gen eracio n es parc.i31mente ya cris tia n izadas. una sólid a tradición picto•
gráfica y mo numental, una Ig lesia y una a dmin istración colo nia l resuelta a desarro llar a Cti 3 I•

quier p recio s u conocimiento de los homb res y del terreno.


En fa vieja cristiandad latina., el historiad or tiene much o de dónde-esco ger, trátese de mod e-
los, fue ntes o m étodos . Na.da seme;an te se da en el lejano Méxfco; Mo to linfa se dispone a escri-
bir la historia de las sociedad es de las q ue tan.to él como los s uyos ign o ran p ráct icamente to do ,
sob re las cuales no se d is po rie n inguna. cró n ica. El presente está a punto de emerger d el caos de
la d écada d e 1520 ante los ojos y, en parte, entre las mar.os de los fra nciscanos, que se esÍtier-
n n por edif.car una nuev3, cristiandad. El pasad o ind ígen a, por n o existir a ún e n fo rma de relato
a la europea. plantea otras cuestiones.
LO S IN Dí O S T"N EN LIBROS O E klSTO RIA de las Ind ias britán icas. En el siglo XIX, muchos europeos piensan que lo s hind úes no se inte•
resan en la his~o ria, ql.l'e no tienen n in gún sentido d el pasado , que son incap aces de una mirada
El fra nciscano y s us semejantes est í n conven cidos d e que en México existe una tradición h istÓ•
crítica o también que los brahmanes ja más se ha n preocupado po r tra ns mitir fo s t extos sagra-
rica au:ócto na en el sentid o de que lo s ind ígen3s compartitían -n uestra noción de his toria,
dos. fnduso las cró nicas persas y mo ngola.s no encuentran g racia a los ojos d e los his toriadores
poseecían libtos de histo ria y conh tÍan con historiadores entre s u-s fil as.! O más exad ame n:e
in gleses, porqve les parecen desprovistas de to da reflexión válid a sobre el curs o de la his toria.
biblís:as. Al darles este r.ombre, el franciscan o quiere decir que estos ind ígenas fe parecen verda-
En México, por el contrario , los religiosos ctienh n con la existen cia d e fu-e ntes his tó ricas, de
d eros exégetas, cap3ces de interpretar los textos ttans mitidos por la m emo ria india con la
archivo s y d e una cronologfa fundada en los calenda rios. la joven Eu ropa moderna n o ha cano•
mis ma seried ad co n que los c!é ñgos españoles se po n en a estudiar la Biblia.! Desde Orígenes.
nizado tod avía la expresió n escrih y continúa creyendo qve imagen y escrito son equiva lentes y
la fglesia sometía las Sagradas Escritunts a cuatro niveles de !ec~ur3: literal, alusivo. aleg-órico,
es!án íntimame nte ligados "po r caracteres que s on fi gu r3s para u nos y letr.u para o tros".~
m ís tico. Es muy probable <¡ue Motolinía observara que las pinturas d e los indios , sin SH te>..ios
Desd e ento nces, la refere ncia a las pintilrM se vuelve un reflejo obligado para todo histo -
sagrados según su parecer, en,n objeto d e u n a h ermer.éutica, po d ía n s us citar co men tario s
riado r d e México. Estas foentes r.o se agot;in -con la Co nquis ta. A los códices preh ispán ico s que
contr3d ictorios y p3recían trufados d e s ímbo los que d escifrar.! Según la tradición intelectual
esc~paron a la d estrucción se agregan ptogresivam ente piezas n uevas bajo 1:, fo rma de recopi-
francisc3na, que establecía un fu erte lazo ent ,e exégesis lit eral }' escrihua d e la h istoria.,~ él es•
laciones, que conjt:g:an pictografía y escritura latina en una gama de d esco ncertante divers idad,
eruta el sello d e lo d ivino en l~s accio n es de los hombres y no deja d e recurrir al texto b1'blico
que va d e la copia fi el }' glosad a d el documento indio al manuscrito a la euro pea, en n í huatl o en
para comprender e! sentido íteológico d el paso del t iempo. A s us o jo s, la Biblia es tina fü ente ini-
español, a veces ricamente ilustrado.
gu3lable para abo rd ar pasado, presente y futuro desde la creació n hasta el Oía del Juicio: saber
(Có mo expficu que Motolinía. hable de "libro" sin n ir,; una hesitación cua ndo cons ulta los
his:órico y saber bíblico parecen indiso ciable-s .
códices ind ígenas? Una d e las respuestas nos viene del uso medieval d e las a rte-s de la m emo-
Menos de 20 años m is t a., de, el franciscano Bema rdino d e Saha gún recono-cerá a su vez ql.l'e
ria, que permitían que los clérigo s d ispus ieran de libros en los que las imágenes ten ían un p apel
"to d as la.s 3ntig uaHas suyas y libros que tenían de ellas, estaba n pintados con lÍgiuras é im3•
impo rtante al la do del t exto, pero im3ger.es que era n ~na co sa totalm ente- difet ente a fas
genes d e t al ma.n era, qve sabían y ten íar. memorias de las co sas que s us antepasados habían
ilus':raciones.~ Segú n un c an ó nigo de Ru3n, Richa td de Fourniv3I (1201-1260 ), tanto la "pintu ra"
hecho".~ Pero po ndrá los punto s sobre las íes: "Es tas gentes no tenían letr3s ni caracteres algu-
como la "palabra" co ns tit11yen, en efed o , medios para acceder al saber y a la m emo ria, tan en-
nos , n i sabían leer, ni escribir, comunicábanse por imágenes y pinturas".
ea.ces una co mo otra y d e n ingun.a. manera antinómicas.
Est~ afirma ció n d esagradará a aquellos qve juzgan c¡ue las so ciedades mesoamericar,as esta-
La painture -este término francés d el sig lo Xtll desig nará los códices mexicanos en las cró-
ba n d otad as también de escritura, pero ésta d ebe entenderse en el sentido comúr, y corriente
nicas esp añ olas del s ig lo XVI- no se aplica solamente a lo c¡ue está pintado sobre el ma nus-
que asocia lo escrito y las d iferentes form as d e alfabeto. La verdad es que tanto la actitud de
ccito; remite también a las im ágenes m entales que despierta en nos otros . Tiene el poder d e vo l-
M oto lin ía como la de Sah3gún cortan con el desprecio o la ind iferencia que m ás ta rde m anifes •
ver p resentes, inmediatas, las co sas del pasado. "Uno las ve", escribe Richard d e Fournival a
tarán los his toñ adores eu ro peos po r las form as d e his to ri-~ no occiden ta.les: lo vimos en el caso
propósrto de lo s s 11cesos de la g uerra d e Tro ya. El texto escñto y la !ectur-:. (e n alta vo z) pued en
hacer ig o-alm ente q ue nazcan imágenes e n la mente d el lector. Ahora bien, entonces se co nsi•
d er~ que por imágen es m entales es como se asimila el saber. l a e-s critura no le da la esp alda a l,3
o ra lidad: al conttario, "cuand o se lee en vo z alta, la escritura se ir:ins form a e n palab ra". l a fó r•
mula de Richard de Fou rnival también pued e aplicarse al comentario o ral c¡ue los tlac.vi!os indí-
genas hacían de s us pinturas. Su in terpcetación d emi:estra q ue también ellos se fundaba n e :i

fti entes q~e se asemej aban a escrituras.


El estudio de las u tes d e la memoña cevela en los letrados europeos una sens ibilidad al
poder de las imígen es q 1.1e Mo tolinía co m parte seguramente: m itat imáge.nes equivale a leer o
escuchar palab ras. En esta época t odavía se leen imágenes co mo se leen libros. Así, pues, las

imáge.nes forma n parte del texto tanto como las palab ras;! pued en trans mitir conceptos, incluso
asociaciones de con ceptos, que se pued en identiflcar en el trazo d e las flguras y en la d ispo-
s ición d e lo s d ibujo s ; en fin , se pueden me motizar más có mod a mente.
LOS IN DIOS SA BEN CONTAR LOS TI EMPOS Y LAS ,oAOES lejos de cor.stituif u n túnel oscuro, el pasado indígena parece ordenarse de acuerdo a eras,
a la manera en c¡ue los cristianos d ivid en el tiempo en d iferentes edades ..!,! " Estamos. pues, en la
Cu ando Mo tolinía se e-sfoerza e n comprender el cómp~to indígena. no trata de 3tr3par idólatus.
se.x~a e-dad", escribe el fran ciscano, mientras q ue los indios p tetend en pertenecer :al quinto Sol.H
La.s fuen'::es indígerus Íe proporcion an la prueba de que los ind ios poseen una h istori.i conser•
Vamos a d eja r que o tros discutan que Mo tofi nía no d etectó bien fas sing ularidades de los cóm-
vada sobre soportes y enmarcada en crono logias. Están, p uu, en g rado de proporcionarle fe.
p utos indígenas, para retener la holgura cor. la cual multiplica las comp-a racio nes que le parecen
chas e incluso perio dizaciones. No fa•t a. -sin o descubrir cómo funciona este cómputo y. en
hacer viable su em p resa.
consecue ncia, tomarlo en serio. "Diversas n aciones d iversos modos to-vieron en repartir el tie m-

po. y come nzaron el año, y a ns í f._,e en esta de Anáhuoc; muy de otr3 ma nera que las o tras nacio-
nes de Asia, Europ3, Africa."! El fra nciscano a~o rda fa cue-s:ión d el tiempo poniendo en juego
un relativismo que lo pone a la escudu d e las explicacio nes aportadH po r los indígenas. Pero
este refativismo tiene un líml!e: parte del p rin cipio de que exi-s:e una idea del tiempo bnto
intemporal como universal, puesto que la perspectiva cris tia na 3btaza expfícihmente las cu3tro
partes d el mundo.
Q uedan to d avía por registur las informaciones. dad3s por los indios , confro ntándo las con
las C3tego rias u tilizad3s por la Iglesia o legad as po r las s ociedades an~igu3S. Duración del -a ño
indígena, duración d e los meses y no mbre de cada uno d e ellos , d u ración de la seman a y no m -
b re de cad3 dí3, Motolinía -se fam ilia.riza y fam iliarin a su lector con una termin o logía. n11eva sin
exagerar las d iferencias: " l os años contaban de cvatro en cuatro a ños, al cual número podíamos
nombra r olimpos". Un periodo d e 13 3ños se compone de .,tres vueltas, que son tres o lim-
piad as": el fr:..r.cisc3no lo compa ra co n lo qi;e los romanos llam aban "índi~ io" . .:y ele estas cu-a-
tro indicciones a ttece a ños. hacen una h.:l,d6mada d e cincuent3 y dos a ños." Cada 52 años, "el
primero día [... J comenzaba nuevo año ¡...] e nueva o limpia de ni;e•,a ir.dicción e nueva
hebdóma da".10 As í mis mo, "cíclus toviero n esto s naturales".!.!_ ,cQué es un ciclo ? Es "un espacio
d e alg unos años. que ansi mesmo van volvie ndo o dando vuelta"._!: Motolinía está persvadido
d e d etectar en el cómp t.1to de los indios ciclos d e 13 y d e 52 años. El religioso se e ncuer,tra tam-
bién entre los prim eros eu ropeos que- cor.signan la sucesión d e las cinco creaciones y de lo s
cinco soles.
,
LA VOZ Dt. LA S ELIH'S prepara, e n el curso d e interminables horas d e largas discu siones , la ve rs ión q'!.le se reserv;i al
monje y c¡t.:e s u p uestam e nte éste toma por plata contante y sonante. los m iembros d e un clan o
¿A cuáles indios tie ne Motoliní3 e n meme c uando h abla d e los bibliseas? Ciertamente n o a las
de una fa m ilia. no operan solos. Cuentan con la. a yud3 d e !os " p intores" que leen los viejos códi-
masas d e indios , <¡uie r.es muy a su pesar descubre n las virtudes d el ctisiian is m o de m asa al
ces }' saben el arte de fab ricar ottos más recientes, p ero "a la antigu a". Ellos ta mbié n depende n
m ismo tie m po que p ad ecen los efedos d eletéreos d e la exp lo':ación colonial. Pie ns-a sobre todo
esu ech am e n::.e de los que están e r;c,1rgados, d espués d e los torm emos d e la Conqu ista, de con•
e n las élites locales que, quieran o no, ha n tom ado p artido por la ocu pación española y cola-
servar discretam e nte e ntre ellos los testim o nios del p asado.
boran con los nuevos p o de res.
la situación se re pitió en Perú y, much o m ás fard e, e n las Indias bri!ánicas. Los pandít hin-
En los hech os, los fra nciscanos d e p e nden de la bue na vo luntad de eshs élites qoe, e n toda
diíes, los mawla1vi y los kazi musulma nes o c upaban el li.:gar d e nuestros expe rtos m exicanos.
circu r,sfancia, se pon en entre ellos y el g rueso de las poblaciones. Se piensa que estos infor.
La c u estió n d e la confiabilidad de los informantes eta central. l os misionetos p rotestantes esta-
mantes p ñvilegiados r e nunciaron a las idolatrías, p e ro nada los p uede o bliga:- a ev ocar s u pa•
ban prestos a acu sar al hind uis m o y s u s d ioses - m e ntirosos y ladrones- de prop agar la m e n•
sado. les es fácil p o ne r d e p retexto la ig norancia, una m emoria que faHa o la in com p re ns ión.
tira. Esta sih.1ación d e dependencia y 13 opacidad d el mundo a u,óctono mante nfan un clima de
Muchos tuvie ron que u sar el mutismo. ct.iidíndose de no e ntra r e n esta form 3 de colab oración.
ansied ad, incluso de p á nico intelectual. que parece h aber cundido por la administración britá-
A c ambio de ello, es excepcional que los espíritu s fu ertes p roclamen e n voz 3lta. y clara s i, n eg;i-
nica desde final es del s iglo xv111.~
tiva radical a tra b aja, con el nue vo p o de r y s u preocupación p or m ante n erse al margen d el
¿Era n m ás co nfiables los indígen as mexicanos ? las dudas acumuladas p o r el fr a ncisc3no
mundo de los religio s os y d e los jueces.
Sa~agún al atardecer de s u vida perm ite n plantearse la c u estión. Todavía ha y c¡ue sab er e ncon•
Al inicio de la. décad a de 1540, la s iti.:-ación qt.1e afronta Motolinfa se vuelve problemática: " E
trar e ntre esto s n otables a los c¡u e efectivamente p oseen la info rma ción bvscada )', más tod avía,
agou ya se va ~odo o lvida ndo, que a p e n as h a}' quie n sepa d ~darallo sino a pedazos y otros de
conve nce rlos d e que la tra n smitan correctarneme a un o ído europeo. ¿Basta esto para g.arantizar
oídas, qi.:e con o ír a unos y a otros se h-:.: 31can zado 3 saber y co nco rdar mt.ichas co sas que pa.re-
G_'!.le h aya intercambios satisfactorios? Porque ciertam e nte se trata de in':e-r cambios, pt.1esto que,
cia n contradecirse y va.ñ ar".~ Pero tambié n es indiscutible que individ uos y g rupos sale n ga.•
para obtener la info rmación y ;intes de extraerla, el monje debe. e n p cimer lugar, d-a rse a e nte n•
nar.do al abrir sus memorias. Te n er a los m o njes e n su bo~s illo fre nte a los d a n es rivales, a las
d e r. A las d ifi cu ltad es d e naturaleza. inteledu al se añade n las interfe rencias constantes d el m edio
presiones de la administración españo l~ y a las co nstantes injerencias de los colonos no es u n a
colonial. lnelt.:ctable m e nte, la demanda d e información parece que fo rmara p arte de las exigen•
ve ntaja d esd e ñable . Podem os estimar que las ve rsio nes que ellos producen e nto nces adopten
cias de los ve ncedores, tanto com o la e ntrega d el ttibuto o la conve rsión al catolicism o. lasco•
su p unto d e vista y s u s pretensio n es. Hay fiuertes prob abilidades d e que lo s cla n es se e nten •
rrelaciones d e foe rza e r.tre el conve nfo franciscan o y la comunidad indí§ena, e ntre los caciques
die ra n con el ~n d e imponer 13 versión d e su elección, y que los miembros d e un m ismo gru po
y los españoles del lugar, ent1e estos m ismos caciq'!.les y su s súbd itos jamás so.n estables, com o
se relevaran p ara responder con t.:na m is m a voz a los fra nciscanos. Es m e nos seguro que un
tampoco las relaciones que Motolinía. puede estab!ece-r con s us informa ntes.
ind ividuo ~omara fa r esponsab ilidad d e monhr y desen rollar toda u na historia. En las reuniones
No m in imicemos. sin embargo, la cerca.nía que el tiempo termin a establecie ndo e ntre cie rtos
d e fam ilia., e n lo s círc u los compuestos de notables y miembros de los lin ajes p rincipesco s , se
mie mb1os de las élites indígenas y los , elig iosos. A fuerza de m antener relaciones cotidia nas
con elfo s, d e haberlo s co nocido ctu ndo eran niños y luego adolescentes, tos mo njes se han
acerc1do -3 esto s n o bles cuy-as a mbiciones y expectativas conocen. Al fi!o d e los meses y los
años , la geopo lítica loc1I se precisa, los conflictos latentes o las rivalidad es que dividen a las
famili as -a. veces d esd e h ace más de un siglo- regtesan a la s upefflci e o se vuelven más legi•
bles. Los religiosos comprenden mejor a quiénes tien en enfre nte y, eventualmente, quién fes es
hostil. Una vez identHicada la fuente más conJi3bfe, to do qved3 todavfa por h acer.
H A RTE Dt. LA PREGUNTA o tÍgenes, d el pasado, d e las ocupacio nes, de la situación fa milia r del acusado. Cruzan s u testi-
monio con el de los testigos, y las conf1:sio nes q ue obtie nen inspiran a s u vez nuevas p regu ntas
l as p resio nes d e la evange1ización o, más gravem ente, de la Inquisició n, s on susceptibles d i:
que ayudan al tribunal a hacer q ue salga n otro s d elitos y a darse cuenta d e la gtavedad del as un•
altera, el juego en todo m om er.to. la somb ra de la Inquisició n ibérica planea sob,e todas las ir,.
to en curso. Finalmi:n t.e, el juez no adÚ3 solo: una cvadrilla d e ,iobtios e intérpre~es lo 3com-
vestigacio nes llevadas ~ cabo entre lo s indio s d e la Nui:va España. ¿Y cómo h abrfa. pod ido ser
paña en su "búsqueda de 1~ verdad".
d e otra manera? Hacer hablar a las gentes, a fortiori las ven cid as, n o se imp rovisa. Y parece muy
Otra ptáctica, men o s b rutal pero igualmen te insidiosa., ha preparado lo s en cuentros co,i los
tenue la. d ifere ncia. q ue hay ent.re h acer h abla , y h acer confesar. Es revelador que 1:n el mo mi:nto
informantes indígenas. l os franciscanos están formad os e :, el rito d e la confesión. Se les ha
en c¡ue Mo tolinfa comienza -a explicar los calenda rio s ind ígenas emplee la palabra inq uisició n
inculcado el arte d e h.icer preguntas, d e acosar lo n o dicho, de haci:r q t.:e tropiece el penitente.
p:.:ra evocar s 1J investigación -.!!
Notemos que la co nfesión tii:ne el mis mo objetivo q ue fa Inquisición y o btie ne de ella u na
las técnicas y los p roced imientos , im plem entad os desde h acía vatios siglos po r los o Rciales
misma legitimidad: salva r el alma d el pecador o d e la pecadora.
d el Sanfo Oficio , era n fam ilia res a todos los clérigo s de la Pen íns tJla. El m anual de Tomás de
A p rim er-i vista, la indagación h istórica parece m is neu tra!: en México, lo s investigadores no
Torc¡i:emada, lnstruu iones del santo Oficio de lo Sant~ fnqulsición, circula d esd e 1484 en fo rma de
tratan s ino de tecopila r hech o s independie ntemente de la salvación de sus in!erlocutores. Pero
libto impreso y a parece en to das las bibliotecas de lo s co nventos . l os fra n ciscano s no tienen
el fln último d e la investigació n s iempre es la salvación d e lo s indios , a q uienes se q u iere ayud ar
más c¡ue ins pirarse en m ito-dos que algunos d e ellos, especialmente los d e origen judío - como
a d eshacerse d e las creencias absu rdas o d emon iacas <¡ue pululan er. s us mem orias. ¿Cómo
quizá lo es Bernard ir.o de Sah a.g6n- , n o po drían ign o , ar. l o q ue es m ás, a lg uno s religiosos tie•
d istin guir entce la co nfesión personal y l:;t d escripción inform 3d a de una práctica idólatra? El
nen a veces entre s us alle.ga.d os, cerca.nos o leja no-s, a víctimas d e la lnq u i-sición.
informante ideal d ebe si:r i:n indio sinceramen te co nvertido, capaz de tomar s u d istancia , es•
l i -s bruja-s del norte de Españ a, a ntes d e lo s indios d e México, fue to n u na p resa apreciada
pedo d e los ritos y creencias pro h ibidos a partir d e ahora. Su p i.:estamente se ac1.1erda de los he-
por los inq uisidores. Antes de ser obispo de México, el fu nciscano Juan de Zumátraga y su her•
chos y de las co sas que los otro s co nvertidos deben artancar a todo precio d e s u memoria.
mano di: orden Andrés d e Olm os se entregaron a la cacería de brujas en el país vasco, hrea. a fa
" Entonces lo s n.iturales n o lo osaban d ecir ni bie n d eclarar.".!! Se ad ivina el e mbarazo c¡ue sien•
que lo s p redispo nía su cono cimiento d e la lengua. Llegados a México, saben q ue el d o minio d e
ter. a quellos que se ponen 3 describir bn 6elm ente las prácticas " antig t.:as" o q ue se esmera n
l3s lenguas indígen as es indispensable par-a e:<tirpar las idob!ría.s. El p rim er investigado, de hs
con tal con vicción, con tal respeto, induso co n tal pasión q ue corten el riesgo d e ganarse las
co sas de México, el franciscano And rés de O!mos, es a 1-a v i:z uno d e los primeros conocedores
sospechas de fo s investigadores franciscanos aci:rca del eshdo de su alma pers o nal.
d el n á.huatl y u n experto en las prácticas in G.uis ito riales. ¿En q ué consisten éstas? El inq uisidor
¿Cómo d is ting1:ir la inform ació n de la confesió n? El eje rcicio no es fácil: el ir.fo , man te ind í-
d ebe poseer 1:I arte d e escoger las preguntas y saberlas formula r, el arte de arran ca, confes ione-s
gena d ebi: o bligarse a echar sobte las ido latrías el velo d emo n iaco -que im po rte s t: nui:va fe s in
y po ner en ma,cha las delaciones, el arte de ejerce:- toda s ui:rte de p tesió n {sobre los testigos) y
por ello redt.:cir lo "a ntiguo'' a u na caricatu ra o a un mo ntón de absu rdos . S\J información d e~e
el arte, s iempre crucial, de d esconcertar al acusado.18 En Espa ña fos investigadores n os.e inte-
tener sentido y s u- in terp retación d ebe ofrecer un mínimo de coh i:ren cia al o ído d el franciscano
resan só!o en la naturaleza d el delito cometido con'::ra la fe, sir.o q ue también se inform an de los
que la escucha. La declaració n del pasado, este s u ministro en prin cipio meno s com prometed o r,
pone de hech o los mism os obstácu los c¡oe la cor.fesió n. los religioso s tien er. la convicción d e
que se puede separ3r el trigo bueno de la cizaña, pero la tarea n o es bn simple: "Ha habido
m!.lcha d ificultad y trabajo p3ra sacar las flo res dentre las mo ch as espinas d e fáb ulas y flcciones
y di3bólicas cerimon i3s y abus iones y hech icerías".20 (Cómo extraer la h isto ri3 an tigu3 de esfo s
h om bres - "lo an tiguo" - del fá rrago d e fábulas y desvtaciones d iabólicas q ue la obstruyen?
Para un monje eu ropeo, el Mal se opon e al Bien como el Diablo a Dio s y la n och e al día . la
fro n tera, en prin cipio, es ciar-a, t an rad ical como el pasar de u n campo a otro. Pero la lír.ea que
separa las aguas, si bien parece casi evidente en el espíritu d e los clérigos. se vuelve aho ra más
nebulos3 en la cabeza de los fi eles españoles q ue mezcla n c.reencia.s tolerad as, -ortodoxia, prác-
ticas heterodoxas y s upersticio nes. ¡Y q ué d ecir de l:i d e lo s neón'tos mexicanos! Para lo s fra ncis-
canos. el p asado local no espera sino ser descontam inado de fo s errores q t:e lo d eforman
monstruosam ente. Para los ind io s es un ve-r dadero q uebud ero de cabez3: ( por dónde pasa esta
fro n ter:i entre lo aceptable y lo in acep table, e n':re- creen cias y gesto s juzgados de inspiración
d iabólica )' el resto de las prádicas e ideas cotid ianas? Po rque estas otras prácticas , en principio
neutrales, Óe n ingu n a man era se p ueden id entifi car con el cristianis mo d e los v en cedot es; po r
ta nto, n o se p i.:eden h om ologa, at:to máticamente al cam po del bien. ( De aci:erdo a cuáles crite•
rios hacer la "lim piez3" en los campos, los dominios y los registros q ue, a ment.:do, los fra ncis-
canos ni siq uie ra p ued en im3gin ar? la respo nsabilidad que pesa sobre las espaldas d e lo s infor-
man':es es consid enbfe, como también s u marge n de man iob, a .
LOS I NTi RCAM BIO S periodizació n q ue ésta implica, la d irección q ue la o rienta, la id ea eu ro pea de aconte,cimiento y
Íecha, el p rincipio d e ona catisalid ad h istó rica, una preocupación por el sentido d e 1~ historia,
l os enc11en tros se desarro ll3n p rin cipalm ente er, el claustro d e lo s co nventos en donde los
todo es inéd ito en s uelo mexicano. Estos p resu p i.:estos s o n incomp rensibles para s us anfi-
monjes deciden re-s id ir. Andrés de Olmo s , Mo to fin Í3 y o tros s in dud3 aco san a lo s indio s co n
triones. A no so tros mismos hoy nos cuesta much o aprehender el bagaje intelectual d el Íran-
s us pregu ntas. los in':erro ga~orios se dan er, o tros lugares, co mo lo s tribU"n ales esp3ñoles, la
ciscano , ta nto po ne él en m ovimiento saberes que han desaparecido d e nuestros h o rizo n tes
residencia del alcaldt: mayor,. las c asas de lo s conq uis tado res o el Colegio de Tfatelo lco , cuyos
intefectuales.
cursos in ician lu cia 1536. l a enseñ anza del l3tfo , q ue co mer,zó co n algú n tiempo de-an terio ridad
La simple d istin ció n de u n antes y u n después su po ne q L1e franciscanos e info rm antes estén
en la escuela de San José d e los Natt.arales, parece el m ejor m ed io d e fa miliarizar a lo s retoños
d e acue rd o e n el p rin cipio de una d iscontinuidad entre lo c¡i.:e llegará a ser la época preh is pán ica
d e las élites ir.d ígena.s con las man eras d e pensar d e s us m aestros espirituafes.ll Tlaiielolco , -3
y fo q u e se denom ina rá épo ca colon ial. Nad a in dica, po r ejem plo , q ue los in terlo cutores d el reli-
las p i.:ertas de México , se vuelve ento nces u n excepcional centro de info rm aciones para los reli-
gioso viva n el choqi.:e d e la Conquista co m o un g iro m eta fís ico hacia la h isto ria d e la salvación.
gioso s, sin que po r ello d esatienda n otras ciudaá es de impo rtancia: Texco co , Tlaxcala o Hi.:ejo•
¿A partir de q ué p ret ende el franciscano arrastrarlos a la co ns trucción de un pasado virtual,
tzingo.
considerad o en i.:n marco cñ s':iano y co lo nial, válido en todo el país y o btenid o a partir d e una
¿Cómo se desarrollan estos int erro gatorios? ¿Có mo ruccionan d esde un p rincipio lo s in-
l,ftració n efe info rmacio nes locales y necesaria.m en te fragm entarias? Este pasado debe se: pa-
d ios al ejercicio al qve son invitados, el cual s i.:po n e q ue la historia, h l cual la practica Moto lin ía
sa.do. estar cerrado herméticamen te en el sentido de que n o d ebe contaminar el p resen te. A d ife.
- con s us reglas y pñ ncipios - . está hecha de ev id encias lu minosas que ellos comparte n co n
ren cia d el pasad o bíblico , n o co n tier.e un cu mplimiento en el fut uro. Pero , a espaldas de fo s
los m isioneros? De ma nera sorprendent e, el franciscano at ñ b uye gen erosa y explícit amente a
franciscano s , lo s informant es q uizá hicieran de s u "antig uo" d om inio el lugar po r exce?en cia. en
los ind ios u n saber eq uiparable a la. his toria euro pea y fo entes e-quiva lemes a las cró n icas ibé-
el que se co r.seriaba lo qu e 3 partir de entor,ces les estah3 p rohibido p ractic ar o im aginar. como
ricas. ¿Estaría tratan d o de g aran tizar la factib ilidad de s u tarea? Como O lmos, él parte en prin-
los ri.:sos q ue, en la época soviética. se co mplacían en ver revivir en las gran des óperas del s iglo
cipio de la h ipótesis d e q i.:e los indios escribían la histo ria y de que so s libros comen ían dato s
XIX u n mo d o de vida d esterrado po r el co munis mo.
indudables relativos a s'!J pasad o ~ l!.l e no estaban esperando s in o la escucha atenta d el inqui-
¿Hasta qué pur.to este pasado - tan cercano q ue aflo ra !od a.vía co ns ta ntemen te en el pre-
sidor para transfo rm arse en relato his tórico.
sente- pued e aparecer realme nte como un tiempo pasado? Mu-y temp rano , los francis canos se
Aho ra. bie n, esta k ansparencia n o es sin o u n señuelo. No tiene sen:id o u na visió n reduc-
esm er-a n en introducir empalmes. reseñando d imens iones de ayer reciclables en el p resent e. A
cio n ista que n o dej ara a los in terlocutores ind ígenas o tra elecció n q i.:e la. co labo ració n o la resis-
(e de lo ct.:al, en lugar d e estar desco nectado d el preser.te, el pasado de lo s ind ios se vuelve a su
tencia. Antes inclus o d e est ar en .g rado d e sesgar o ma nip ular a su interlocutor, los informa n:es
vez la p refiguración de la cristianización.
d eben llegar a descifra r las inten cio nes y las expectativas d el francis can o. Sus ir,te nciones son
¿Comp renden lo s informant..cs lo q ue s e les pide ? Es cier':o q ue lo s m onjes n o tienen fos me-
explícifas: Motolin ía desea co no cer e-1 estado de las co sas anterior a la Co nquista . Sus expec-
d ios de- p rescind ir de ello s, puesto q rue todo lo <¡ue q uie re r, restituir d e los tiempo s antig i.:cs
ta tivas son m eno s claras: el mo nje llega lleno d e a prioá. La mis ma r,oció n de tie mpo. la
d epende de los etem entos que lo s indígen:..s quieran comunicules. l a escritura d e la histo ria
que se esboza er, Meso améric3 es una escrihH3 po lifóni ca, que requiere ajustes e in cesantes
d ecodi6caciones, a la vez de los europeos respecto de los ind ígenas y d e los ind ígenas respecto
d e los europeo s. Así, p ues, no h ay nada de asombroso en q ue abunden los malentendidos , y3
que cad a uno se im agin3 h aber comprendido lo que el o tro tiene en la cabeza, pero ta mbién
existen acercamientos que favorecen los lazo s de amistad, incluso los ins tantes de fran ca com-
plicidad, cuan d o los ir.tereses bien comp rendidos de lo s indios coinciden co n los d e los misio -
neros o d e los conquistadores.22
JOÁS Y ACAMAPICMTLI 6g ura pintada era la mis ma, sólo -se modi6 caba. el glifo que la identiflcaba. la verticalidad pre\.'a.•
Ieee -sobre u na horizontalidad q t.:e se preocuparía. d e precisar hs relacio nes d e paren tesco entre
E-scribir la historia ind ia a la fra ncisc1na es un pro ceso q ue pasa por numerosas etapas. Perio-
los s ucesivos ocupan tes del trono. As! que, para escribir el pasad o mexica., el linaje d e los seño-
d izar el tiempo preh ispán ico es una de ellas : com parando fas ed ades d e la cristiandad latina con
re-s d e Tenochtitlan ofrece un med io có m odo de remo ntar el tiempo a condición d e que Íos
los Soles del mundo mesoamericano, d is tinguier.do entte un pasado cro.no lógicam ente detec•
informantes indios q uieran com partir s us saberes. Aho ra bien. s u intervención s u peré con
table y u na p reh istoria neb ulosa, establecier.do d iversas fases de poblamien to. Recons tituir una
mucho la sim pfe entrega d e inform aciones, demostrando que todavfa estaban fejos de haber
h i-sforia d inástica ofrece otro medio d e estructurar este pasado en torno d e líneas políticas y
perdido el co ntro l s obre el pasad o que lo s franciscanos se esmeraban en constru ir.
fu erzas o tro ra domin antes en la regió n. las dos partes se e ncuentran en un terre no fa miliar po r-
¿Y có mo p roced en los inform antes? Su exposició n sigo e un p rincipio que nuestro monJe
c¡ue los interlocu tores d e Motolin ía cultivan desde h ace mucho tiempo una memo ria genea-
toma equivo cadam ente com o una regla local: los indio s o rganizan la s ucesión d e s us soberanos
lógica cuyo p recio tohl pond era n en t.:na era de d isturbio s y recomposición de los poderes.
sig uiendo un p ñ ncipio d e alterru n cia: tres hermanos se pasan la Corona a ntes d e dejírsela al
¿Qué m edio m is se-g u ro, en efecto, para remontar el tiempo q ve reco nstituir ~as genealogías
h ijo d el hermano mayor. tste tiene 1.ma hija q u e en gendra tres he rmanos q ue a s u vez. reina n
d e <e}•es y reu nir alred edor d e ellas los hech os -que h an esmaltad o la vid a d e esos prír,cipes y sus
u no d espués d el otro , luego de nuevo el hijo d el herman o m ayo r s ube al trono q ue s upues•
entornos familiares? En s u-s co nventos de España, nuest ros relig iosos apre ndieron la-s genea•
ta mente trans mite a t ravés de su h ija. Al term inar un cid o, una. muj er t ransmite el pod er a una
log ía-s bíblicas; a fortiori ab rieron 13-s múltiples crón icas reales q ue pre-s ent1ban a los reyes d e
nueva generación compuest3 d e !les hermanos. l a posició n en el seno d e cad a. tria da co ntrola: el
Castilla como los herederos de los reyes visigodos. l a genealogía es ento nces uno de los fun da-
d esarrollo d e cada reinado que, segú n el rango que ocupa, pued e resultar afort-Jnado o d esafor-
men tos d e la legitimidad po líl:ica, y el conocimien to in e futable de estos lazos de parentesco es
tt.:nado: el primer y el tercer -sobera:no siem p:e son conquistadores, el segu n do un cobHd e .
un arma c-a da vez <¡ue esfallan conflictos entre diversos preten die ntes.H Desde la Antigüed ad fas
Cad3 tríada se refleja, p11es, en la s ig uiente com o e n u r, espejo. A ~o que se añade 13 intervención
cro n o logías se apoyan en las listas de re}'e s y n o es una casualidad que Motolin ía cite a Julio el
regular d e las mujeres q t::e efectl:an el empalme ent r e lo-s cid os y las trfa d a-s d e m anera q t::e se
Africano. Para. , econstitoir u na gen ealogía aún es necesario delin ir las relaciones d e parentesco
perpetúe la d inastía pasando la an torcha a la siguiente g ene ración. Esta id ea d e <:ido explica las
que unen a los s ucesivos titulares de la Coro n a. Motolinía leía a Hono rius Aug'!J-stodunensis.
semejam::as sing ulares entre la esposa del f;,Jncl ado r Acamapichtli. la h ija de Modezt:m3 1, Ato z•
l as genealogías d e La imogM -del m undo, aunque -su marias, le mostraban cómo p resen tar el
tli, y la de Modezuma 11, bautizada pot lo s cristianos con el :no mb re d e Isabel. En las fuentes las
o rden de sucesión. los lazos d e parentesco, las duraciones d e s us rein ad os: n o ten ía más que
tres p rincesas act6an como d iscre-tos correos d e transmisió n d e e-s os bienes inapreciables que
seguir lo q ue Honorius escri~ía a propósito d e lo s -so beranos asirios, los reyes d e Judá, los
re-presentan el po der y la fegitimidad.lf
fa raones de Egipto o la de-scend en.cia -de Noé. la h istoria -del mundo, antig uo o a mericano , era
A pes:Ar de eshs sim etrfa!s. estos efectos d e e-s pejo y pa:alelismos. el pasado indígena no es
un asunto d e d inastías .
un eterno empezar d e nuevo. Por u na parte, porque la máquina india p t::ede fre n u-se en cada
los in d ios no d esconocen la.s genealogías. las éli"tes ind ias co nservaban listas d e soberano s
Rnal d e ciclo y d esembocar en el caos. Pero, por otra, porque lo s cid os n o son idé:nticos en
que seguían u n mod elo de s ucesión vertical. sie-nd o cada re y el s vcesor de s u p redecesor. La
to dos fo s aspectos y también po rque al in terior d e t.:n cid o las cosas n o se repiten. Enfo nces, ma rc 3ba el final d e ur. ciclo , Ce Ácad Topiltzin Q uetzalcó atl, asociado 3 fa c aída de lo s to ltecas,
por extrañ o q ue esfo no s parezca, t.:n aco n tecim iento p uede ser a la vez único y recu rrent e. se revestía de go lpe de u na importancia inusitad a, sin que lo s indios hubieran ten id o todavía
las élites ind ígenas co nciben pro bablemente el pasado d inástico co mo u n fl•.1jo q ue obed ece que esco ger en tre una esfe, a h u mana y una esfera d tVina, en tre 1-3 fá b ula y la h istoria según lo s
a ritmos regulares -aq u í ternarios-, sus cep tibles d e entorpecerse petiódicament e. As í que fr anciscano s. Al f.nal, to do mund o eshba s;itisfech o, tanto lo s info rman tes com o Mo to linía :
p ropo rcio nar, una genealogía, pero ésta se organi:?3 según reglas ind ígenas. l as ideas q ue se uno s han p rod ucido u n pasado que a sus ojos tiene sentido y el o tro recoge u na ve,sió n q ue se
hacen de la fragilid ad d e los ciclos, d el o rigen d el pod er y d e la legitimid ad, del papel de las parece-a lo q ue él espera d e u na h is to ria d inástic a.
m ujeres y d e la perennidad de una institución mo ná rq uica esencialme nte m asct:lina son con• Eso po r lo que se reRere al m on taje g!obal. Quedan po r afin ar los d etalle-s . Aqu í, bajo la
form e a tin orden q ue tes es p ropio y ~ue sacan de s us memo rias y d e lo s folio s d e los có d ices. plum;i de Motolinía, el Antig~o Testamento se ent recruza co n la memoria ir,dia y Jo ás se en•
Las élites privilegian, po r ta nto, lo q t:e t ie ne sentido en su pers pectiva, en detrime nto d e tod o cuen t, a co n Acamapichtli, el p rimer soberano mexica . Cuando se en tera d e la h isto ria d e este
aqu.ello q ue escape a este esquema o q ue fo inva lide . Detrás d e estos m ecan ismo s co mplejos se monarca, el monje ve en él un segundo Joís, ese h ijo d e Oco zías que rein ó sobre el rein o d e
adivina una m anera de co ncebir el m ovim iento d el mundo q ue no tiene m ucho q ue ve r con j udá al 6nal del sig lo IX a .C. El parecido co n Jo ás se debe an te tod o a una semeja nza d el d estino.
n t:esiro tiem po y nuestro espacio. El Joás d e 1:, Biblia es casi una de las víctimas d e ona trágica h isto ria fam iliar. Su ab uela, la reina
Ad emás, hay que notar h irresis tible influencia d ef p resente en la fabricación del pasado: Ata.lía, in mo rb lizada por Racine, "extermin ó a toda la estirpe real de 1:, casa d.e Judá".;; So lo
Moctezu ma 11, víctima d e los españoles, h abía rein ado desp ués de que se extir.g uieta una tríad a Jo ás, s u nieto. escapa 3 esta m asacre memorable, salvado po r su tía Josaba, q ue lo escond e en
constituid a por su padre Axayácatl y sus tíos Tizoc y Ahuitzotl. En cuanto a su h ija Isabel, pod ía el tem plo de Salo món. La sang uinaria Ata.lía terminará siendo ejecutada y el jove n Jo ás s ubirá al
parecer como la c¡ue relan za:-ía y regeneraría la d inastfa casínd o se co n un co nquistad o r desp ués trono.~
d e habers.e casado - pero en vano- co n Ct:auhté moc, el s ucesor d e Moctezuma, a quien Co r• Del lado m exicano, Acam apid , tli, que reina de 1376 :. 1395, e.s co ns iderado el p rimer t fatconi
tés ma nd ó matar. la ruptu,a introducid a po t la Conquista se ½radt:cía en el espechct.1lar hun d i- (soberano} m exica. Tam bién él escapó de un arreglo efe cuentas en el sen o de u r,a fam ilia rei-
miento de la triple Aliann , que forma ban México , Texcoco y Ta.cuba, peto debía proyed arse na nte. Después d el asesinato d e s u padre, su madre (o s v no d riza) 'º s ustrae de una muerte se•
sobre el pasad o. Entonces era n ecesario inscribir aq uí , ecurrencias, an alogfa s ent te los sobe- gu ra, esco nd iéndolo en u na barca q ue lo cond uce d e noche a un lugar segu ro. lo qtJe glosa
ranos ( Mod ezuma I vo lv iénd o se el refl ejo d e Moctezuma 11) o entre las mu jeres, s us h ijas res• M otolinía: "Cvando la cruel Ataifa, po r reinar, mató a tod o s lo s q ue eran d e sang re- ru l, es-
pectivas, po niendo é nfa sis en el papel d ecisivo q ue s u p uestam ente tenían que d esempeñar. Pro - condió Uosaba] a Joás, hered ero e hijo del rey d esaparecido".!! Como la de Jo ás, la h is, o ria d el
yectar el p resen te sobre el pasad o , o rdenar las co sas d e ante-s co n respect o a la adualidad al p ríncipe t ermina bien, el joven recupera st.1 tro no y tein a. sobre Tenoch tit lan, s in q ue un dios
rojo vivo y n o ÍOrzosam e.me sacar d e las m emo rias un pasado prefab ricado q ue se hubiera enfu recid o lleg ue a p rovoca, s u lí"n.
transm itido de gen eración en gen eración: tal es la tarea d e la q ue se encargan lo s interloci:to res Difícilmente pued e pasar desape ccibida es':a a nalogía. Confirma la p resencia co nstan te del
d e lo s fra nciscanos, m ás o menos cor,scientemen te. Y si, en esta perspectiva, Moctezu ma 11 Antiguo Testam ento en Mo tofi:iía . Co mparar al p rimero d e lo s sobe,a no s mexic as co n u n rey
judío eq uivale a elevar el pasado indio al mis mo ra ngo q ue el pasado bíblico. Es garantizarle a la
mem o ña ind ia un esta tus h istórico jugand o al mis m o tiem po con el destino a mbivalente d el rey
d e Judá, puesto qve Jo í s permitió q ue ren aciera el culto a los ído los en la segunda parte de su
reinado, lo q ue también fo h ace sem eja nte al mexica id ólatra . Jo ás tien e ot ras resona ncias: en la
Peníns ula ibérica la d evo ció n po p ular aso á;.ba a Joás co n Cris to. ta mbién salva do m ilagro -
samente d u r-a nte la m ata nza de lo s lt1o cen tes. lo q ue es más. en Portugal - pero , igualme nte,
sin d uda algu na, en el resto de la peníns ula - la figu ra de Joís se impo n e co mo el primer "rey
esco nd ido",2& p roto tipo del sobera no de los últimos Días .
As í, pues, la p ráctica d e la an afogfa y del paralelismo entra m ucho en la escritura de u n pa•
sado indígena, q ue se interp reta t end iendo p uem es h acia el pasado bíblico. Asemejar, s in em-
bargo, no es empalma r, porque M oto lin ía se nieg-a a asimilar a lo s indios d el Nu evo Mur.d o a
las trib us perd id as d e lsrael.29 Si lo s informantes trabaja n a s u m anera la d ema nd ~ franciscana,
Motolin ía, -a su vez, pued e com pro meterlos a h ojear un pasado q ue despierb en él rem in is-
cen cias bíblicas. La interacció n es co ns tant e. Un eco d espierta otro eco. El juego d e p regu-niras y
respuestas anima los ires y ven ires que nos otro s no po d em os s in o imaginar. Ni d iálogo d e s o r-
d os n i m enos a ún inierro gatorio po liciaco, los inter-cambio s entte mis ion eros e info rman tes
indígenas van a p rolongarse duran te muchas gen eraciones. Estos in tercambios están en el cora•
zó n d e la máq uin a d el tie mpo. puesta a p unto por lo s invasores.
SINCRONI ZA R EL AN T IGUO Y Et N UEVO MUNDO ri1ma una his toria del mundo que arranca con la h istoria bíblica y se p rolonga en la historia
ed esiística.36 Subs iste la idea de que s on pos ibles o tras crono logías y se pued en insertar en lo
l a coincid encia de Joás y Acama.pid ,tli es un ejem plo del g igan tesco tr-abajo d e inclusión al que
que constituye la tram a d el patrimonio o ccid ental. Motolinía va a sacar partido d e esb noción,
se entrega Mo tolinfa. ¿Cóm o sincro nizar tradiciones y civilizacio n es diferen tes para compararlas
lo vamos a ver, para cons truir s us cronologías m exicanas putie nd o de las me morias ind ígenas.
en la mis ma ese.ala d e tiempo?
d e los calendarios y de los cód ices que le quienr. mos:rar.
la cuestió n que se plantea en Noe-va España ya se había suscit ado. y en parte resuelto. d esd e
la acción d el franciscano no se limitó a la escritura libresca d e la his:ocia. En Tiaxcala tuvo
la Antigüed ad. En Grecia. la cronología se vo lvió t:n género a carta cabal d esd e el fina l del siglo
Motolinía también la ocasión d e confrontar a las masas ind ígenas con uno de los resortes
V a .C.'30 Ame todo consis tió en fech ar eventos y petson ajes .aún no insertos en una crono log ía
ma)'ores d e la h istoria medieval d e Occider.te: la cruzada. No lo hizo redactando un relato. s ino
absoluta.ll Los antiguos se concentraban en los intervalos de tiempo. en las distancias que
recordando la Conquisto dt- }t>,"UsaUn, un espec':áco lo c¡ue sigue s iendo uno de los testimonios
separaban !os acontecimientos: cada uno d e ellos se posicio na ba en fon ción de otro s d atos.
más d esconcertar.tes del tea':ro de evan gelización: un escenario que opo ne las tropas cris tianas
tales como una difere ncia de año o una brecha d e generación. Al establecer sincronías e n~re
a las tropas musulma nas, un escenario tan vasto como cl.l'a ':ro c.impos d e futbol, d ecenas de
s ucesos y personas, no sólo deducían relaciones entre ellos , sin o también po dían poner en co•
milla res d e personajes. decoraciones d e figuri llas en cartón para representar la Ciudad Santa y
rrespondencia d iferen tes s istemas de datación. La di,a cro n ía estaba d ada por las genealogfa s y
st1s murallas.
las listas de magistrados o d e venced ores en los Juegos O límpico s.
El m o niraje sorprende por su cascada de anacronis mos: el empera dor Carlos V es el q ue l!ev!I
A pactir d el s iglo 111 a.c .• los g riegos se esforzaron- en determina r on p unto de partida
al Cercano Oriente una cruzada que jamás co nd ujo tenieRdo a s u lado a Hernán Con és y al vi-
común. La cronología se apoya en los aiios de las olimpiadas aprovech ando la. lis ta de vence•
rrey Antonio d e Mendoza. y se observa a ad ores indígenas encarnando las dos fig uras mayores
do res p roporcionada por Hipias de Elis. w ia lista controvertida. pue-s to q ue es necesario esperar
de la Nueva España . Ahora bien. s i Cortés acompañó un día a s u soberano a la ":ierra del isla m,
muchos sig los y a Eo se:tio d e Cesa.rea para d isponer de una lista lo más co mpieta pos ible ., !! Un
f.:.ie dura nte la exped ición a Argelia en 1)4\ . El etiemigo pt,tes:o en escena es el "s ultán d e Babi-
mismo origen y on mismo fi n: e,.,1e nd iendo estos dos criterios a to dos los pueblos del mundo.-n
lo nia" y no el seiior d e Estambul q ue teina entonces sobre los Santos lugares. En efecto. des•
los a 11tores crisil:ianos h acen que se correspo ndan la his toria de las otras n aciones con la de lo s
p ués de 151¡, en el Cairo -Babilo nia para el franciscano- cayó el poder m ameluco -3 nte el
heb reos y lijan 1:na fec ha par3 la creación. As í, las s incro nfas d e Eusebio establecen puentes
poderío o to mano. ¿Qué pensar d e esta conquista virtval qtJe simula u n-3 cru zada medieval, que
h orizontales entre ~o que n osotros llam amos civilizaciones d is tintas.34 A Moisés correspo nde
pertenece al presente sin pertenecerle y simultineamente se p royecta en el porven ir? ¿Qué nos
Cécrope, Abraham es contemporáneo de N ino, rey de Asiria, y así sucesivam ente. Los paralelos
cuenta Motolinía, 3 no ser que ,un d ía - que él espera cercano- el emperador reconquistará
cesan en el mo mento en qve se detie nen las líneas dinásticas. El tiempo d e referencia es eviden•
Jett:salén con la ayuda de sus tfopas a merindias? Y que los turcos se convertirán tan pa.cífi.
temente el tiempo b1'blico , pvesto que los at1fo res cristia nos se apropia n de un so lo golpe d el
camente como los indios de México. L3 re-conquista d e los Santos l i:gares es ur,a vieja obse-
pasa.do de Israel.
sión de los cris tianos. Es lo que Cristó bal Cofón hizo b rillar m ás d e 40 años antes, prometiendo
En el siglo XVI se impuso en la cfi si:iandad occidenta l el p rincipio de un tiempo universal:.!,!
a los Reyes Católicos el oro de las Ind ias, pero sin im plicar una colaboració n militar "am eri-

cana". Una vez reconquis tados los Santos l o gares, Carlos V, convertido en el emperad or d e los

Último s Oí:ts, sellará la co ns u mación d e los tiempos, la pJ<t:nitudo tt.mporum, <¡U-e fos frar.cis•
canos esperan co n fervor.
Pas ado, pres.eme, futuro se sobreponen en fa escenificación d e Tlaxc1la. (Cóm o explicarlo, 3,

no se:- 1estitvye ndo a la con ciencia h istót ica de Motolin ía la etern id ad, esta otra dimensión q ue
no pertenece sino 3 Dios , y le permite abarcar d e una s.ofa. m irad a. los tres ó rden es d el tiempo?

l a Conquisto dt Ju usolén escenifi ca y , een cam a el p 1sado en el preser,te. Bajo este á ngulo, el
pensamien to d el francis can o está h oy indudabfemen te h n alejado d el nuest :o como lo eshba
en el siglo XVI del de los indios, a quienes ten ía inten ció n d e co nve rtir. Mis cerca d e nosotros
está. la convicció n d e que las m asas indígenas, y n o so lamen te sus élites, pueden compartir una
d e las o bsesiones de los cristian os, la lucha contra el is lam, y deben p repararse a p articipar en el
combate, por tanto a cons ttuir el po rven ir d e la Iglesia universal y del imperio que pretend e ser•
virh. Siglos m ás tarde, mochos mexic1nos caídos en eJ Med io O tiente al servicio d e la bar.dera
d e las barras y las estrellas lo a prenderá n a sus propias costas. Por el mo men to, fo s españoles
d e México juzgan que la inicia.tlva fnnciscan a es totalmente excesiva: los religiosos hablaban

d emasiado, los ir.d ios r.o ten Í3n que estar al cortienie d e las dHic~ltad es (t.robojos) y d e las g ue-
rras q ue lib raba el em perado, cor,tra el rey d e Fra ncia y fos turcos. Brevemente, re-specto de es':e
capítulo. los vencidos no tenían q ue s alir d e s u mundo: d emasiada conciencia. histórica d aiia
sie mpre a l pod er en funciones.37
EL O RI GEN D E LOS INDIOS dispo ne de fu entes que se remo nten más allá de 8oo años: ni piedra esculpida, ni escritura, n i
pictografía. Con todo, mis allá de esta fe d,a. había, según s vs informantes. gentes }' mondo. En
¿Cómo incorporar fís icam ente la h istoria de los ind ios en fa d e la huma nidad, por tanto en el re•
efecto, los nahvas consideraban que se habían s ucedido muchos mundos antes de llegar al
bito q ue e ntrega la Biblia, s in perder de vista la idea. d e q ue la conversión d e los judíos y sus d es•
nuestro. el quinto: los cuatro precedentes se habían hund ido en cataclis mos que implicaro n por
cendientes debe anunciar el Mnal d e los tiempos? ¿Eran lo s indios judíos erra.n':es en esh parte
ti:rno el agua, el aire, el fu ego }' la tierra. Los relato s indígenas que e ncad enan las creaciones y
d el mundo? El fra n ciscano Andrés de O lmos h abfa formulado fres h ipótesis : fa dispersión que
las d estn:cciones }' hablan d e soles no cuadran entonces del to do co n lo que enseña el Génesis.
había segu ido a la d estrucció n d e la forre d e Babel, el éxodo d e los h abitantes de Siq11em ct:a n-
Seg6n fa Hystcirc du M f.chiq ue, los indios ct.ientan cuatro soles. Cin co s i se sig t:e a Mo tolinía:
do Jacob d ivid ió Canaán o , fin almente, la exp uls ión d e los can an eos , a.mo rreos y jebuseos des•
"Se les pued e Uam ar cinco edades con el de ahora pero estas gen tes les d an el n o mbre d e
p ués de la entuda d e Is rael en ~a tie rra pro metida.._!! Moto linía, po r s u parte, exclufa una genea•
soíes". Los so les d e los indio s tienen un perfume demoniaco, puesto que es lo q ue el d iablo les
logí3 judía.39
meti.ó e n el espírit u. Mo tolinía, sin embargo, no a bandona esh pista. Una solución consiste en
Co n todo, hay una nimidad en un primer p unto. El Nuevo Mundo tiene una p rehisto ria, y
asem eja r esta divis ió n en cinco tiempos al ct:adro vene rable de las seis edades d el mundo o d e
esta p reh istoria está po blada de g igan tes. El fra ncise3no And rés de O lmos evoca en s u S uma la
las cuatro m o narqufas , ona periodiz~ció n que los h istoriadores d el sig lo XVI esirán lejos d e haber
existencia de seres g igantesco s y '3 mis ma información circula en los textos que d erivan de s us
abandon ado: incluso lo s herejes Lutero, Melanchton o Sfeidan sig ue n todavía es':e esquema .
trabajos, la Hfrt.oria de: les m~canos por sus pinturas (1533-1 547) y la Hystoirt- du Mlchiqu~
¿Pod ri3 la d es~parición. de- los so les mexicanos tener co mo fund am ento c atástrofes na.tu•
{1547)~ En Europa, la existen cia d e gigantes no está a d iscusión: la Biblia y los avtores clásicos
rales -diluvios, tempestades, s is mos- cuyos efed os devasta dores habrían dado la. impresión
con fi rman que seres gigantesco s poblaron la Ti e rra. en tiempos , emotos:n Su p resencia seña-
d e que un mundo se acababa y otro comenzaba? Co mo el fr ancisc3no to ma los relatos que le
lada. en el N\levo Mundo aport1 una p rueba s u plem entaria . Según fas informacio n es que recoge
hacen po r i:na mezcla d e "'his torias y fi cciones"~ la "naturalización" d e un e!em ento motor d e
M oto lin ía. los g igan tes m exicanos son creatt.aras que aparecieron,!! en una era baut izad3 na hin
la co s mo lo g ía ind ia se explica fácilmente. Sa.lv:. la parte de verdad extirpa ndo lo que calihca
oce/utl, segundo So l. Estos "h o mbres mt.1}' grandes y muy ahos" habrían vivido 676 a ños y s t:s
como me ntiras. (Có mo las toma? Comien za señalando las semejan zas entre el calendario cris-
huesos yacen esco nd idos bajo ~ierra y e n las p rofund idad es d e l:as minas. Como d e ordinario,
tiano y el cafe ndario indio: la creació n d el quinto Sol marc3 el punto de partida de una nueva
Isidoro d e Sevilla. hace su apo rt-ació n: en s us Etimologfas,~ el o~ispo andaluz recverda, después
cuenta d el tiem po como lo hizo para nosotros la encar-t1ación de Jes6s. M otolinía d educe que
d e ligar la c'l.lestión d e los restos fó s iles con el Diluvio universal, que las ciudades de Hebrón y
antes del quinto So l lo s indio s seguían ya s u calendario, pero q ue estos perio dos anterio res s on
Ta.n is habían s ido fundadas po r gigantes.
extremamente nebulosos a c1usa de de~ciencias técn icas, co mo la ausencia d e escritura alfa.
O tras interp retaciones indígenas pasan m ás dificilm e n:e, sobre todo las que concierne n 1
bética (lcscrituro d e letras), la faha de in terés en el pasado y los estragos del o lvido. Al me nos esto
los orígenes y la. edad d el mundo. Sobre est a última cvestión el fra ncis can o se conier,ta con
sirve para po ner las bases efe una. crono log ía. Para el fr~nciscano q!.ie escribe sus píginas en
recordar q ue los cristian os viv ell en la sexh Edad, que va de la venida d e Cris to h asta el Rnal del
1542, el cua rto Sol se habría acabado ell el año de g racia 694; hay, pues, 8 48 años d e d ife rencia.
mundo. En lo que concierne a !o s indígenas, las cosas le parecen m ás confusas porque n o
Desde entonces vivimos en el quinto Sol, que inici6 d espués d e 2 5 a ños de t inieblas, fo que el
religi.oso relacio na con el Gér.esis (1: 2): "Quia !,m cbra.: uant super fach:m abyssi", "porque bis
tinieblas habitaban la faz del abis mo". la creación d el hombre y la muje r h abría tenido lugar,
según los ind ios, 15 añ os después d e la desaparición d el cuarto Sol, que ~ajo la pluma del fran•
ciscano se convierte en una cuarta Edad.
A fu erza de jalar los relato s indígH,as h acia semeJan zas y precedentes bfblicos, el fran•
cisca.no his toriza h n a:in adam ente la cosmología mesoam ericana que ésh ~ermina po r propo,-
cionar tm embri6n de crono log ía p rehisp-ínic1. De nuevo, •os viejos esqt:em :;s - el Génesis, 13s
seis edad es- son destinado s a contrib uir a mo ntar el cuadro en el cuaf el francis can o y s us
sticesores e mp renderán la tarea de escribir el pasado p róximo y remo to de los ind ios de México.
Ya n o nos servimos de estos instrumen':os de anfaño, p ero la idea eu ropea d e c;;le nd.ario, cha -
pad a en el c6mputo indígena d el tiempo, cont inúa condicionando la man era en que nos otros
conside-ramos a las so ciedades a merindias. la t ra ducci6 n d e 1.1n universo a otro exige to da suer-
te d e nego ciaciones in~eledu-ales, incl1.1so una suerte d e empatfa, q ue a fu er:.:-a d e reducir las dis-
ta ncias entre fo s mundos corre en todo momer.to el riesgo d e borrar su s ing ula ridad. Mo tolinía
no tiene estos esc11:pulos, tan pers uad ido está de qt.1e se libra un combat e esencial enhe las ver•
d ades universales de las que es portador y fas impos turas sembrad as po r el demonio. Noso;:ros
hemos tomado hoy una d is t 1ncia saludable respecto de las verdad es reveladas; pero ¿sabemos
mit-: .r nuestra idea de tiempo y nues':ra mane ra d e escribir la historia con la. mis ma d istancia y el
m ismo ojo cr(tico ?
GUERRA Y POSG U ERRA una Tierra imagin a.da como una is la rod eada d e agua .,!;_ No sorprer.de c¡Ll'e Motolinía se apoye en
una tradición tan antig ua: fos letrados de h Edad Media s iempre b uscaro n en otro lado claves
Moto linía t ambién d ebe tener er, ci.:en t-3 un presente caótico y una sociedad at.!n embrionaria,
d e interpretació n. en otros espacios o en otros tiem pos: entre los grie-g os, los hebreo s , los cal-
c¡ue to davfa no es s ino la prefig uració n Óe una s ociedad co lo nial. E.n lugar d e relatar la conquisfa
d eos, y d e una m anera general en los antiguos. Pero fa innovación no está en la idea: procede
d e México. el monje analiza las devastadoras consecuencias de la victoria eu ropea sobre las
d e la .elección de una leng t:a y de un concepto c¡ue jamás pertenecieron a lo s re pedorios d el
poblacio nes am erir.d ias en un momento en el que todavía no está d ecidido nada. Estas s ocie•
mundo conocido.
d a.des urba nizadas conservan para ellas el peso d el número, y tam bién se ap rovechan de que
Poner en exergo la palabra Anákuac para introducir a México es también to mar s i.: distan cia
son extrem adamente mal co nocid as por los misioneros, a los q t:e n ad a. h abía p redis puesto a la
re-s pecto de la administració n co lonial y de la tradición cortesiana c¡i.:e impusieron el n o mbre de
investigació n d e campo ni al aprendizaje de len guas.
Nueva España a la.s fierras co nquistadas. Motolinfa p royec~!I sobre México una m etafís ic!I y una
¿Cuándo comienza el p resente para !os cronistas españ oles? Es'::á.n d e acuerdo en fechar el
his::.oria cristianas, pero que por el mo mer.to :odavía tienen en cuenta la "visión de los ven-
primer viaje d.e Colón en los comien zo s de su histo ria d e las Indias. Y la historia occid enh l y
cidos". La gesh mis ionen no es s ofam en!e 1.ma réplica d e la gesta q ue d io a luz a fa Ig lesia
mundial se a linea hoy con esta f.ech a. T3mbién se pod ría h acer de la caída de Mé.xico-
p rimitiva: también se p resenta como una co nsumació n, una e.x;.ens ió n h-a sta los conti"nes del
Tenochtitlan el pu nto d e inflexión que separa al México p rehispánico d el México colo nial. Es ex•
glo bo de la em p resa nacid a poco después d e la. resu rrecCló n d e Cris':o. Entonces el e-scenario
traño q ue Moto linía proponga otra (echa . Una elección c¡ue le parece tan imporhnte q ue le con•
apostó lico se repite efectivamen te en el p resente m exicano, pero para p repar3t el fin d e los tie m•
sagra una larga secció n en el prim er capítulo de sus M~moriafes.
pos. No se o lvidará q ue, s i la const rucción d el pasa.do ind(gena e-s tá condicionad a po r un pre•
Todo comien za, dice, en 1524 , con la llegad a de Íos primeros fra nciscanos. Pero p ara que
sente colon iaf, lo q Ll'e no sorprend e, también s.e opera en la petsped iva. totalmente trazada d e un
es::.e a ño n o se3 iun sim ple episodio de la h istoria d e una orden cefigiosa, es necesario atribuirle
porvenir conocido, previsto, y d esde ha ce- much o tiempo esperado, plM iíudo gMt.ium, plenitudo
un aura metafísica. Mo tolin(a se encarga de mostn,rlo vinculando la fech a d e 1524 a la historía
temporum.
salutis. Prime ro recuerda los lazo s que relacionan la misión de los 12 fran cisonos d e México
Las píginas que Mo tolinfa dedica al mundo de 1:, posguetra son impresionan tes. Porque
con la d e los 12 apóstoles de Cristo. El s imbolis mo de los números no h a perdido s u fuerza
poco s testimonios, fuera del s uyo, lo g ran acla rar d e una m anera tan cruda esos años caóticos.
todavía. El prov incial Martín d e Vaten cia. deja Españ a. el 25 de enero de 1524, día de-la convers ió n
Su objetivo es, ante todo, encontrar claves q ue fo ayuden a dar un -sentido a los cambios radi-
d e San P3bfo. El Espíritu Santo gu ía la m isión mexicana como había guiado la de los apósto les
ca.fes y ro':undos por los que atraviesa la sociedad. Dispo niendo apenas de -algunos años d e dis•
dura nte fa fi esta de Pentecos:és. El aco ntecimiento tiene un alcance univers31 porque concierne
tancia, abreva en s u memoria ~íbfica, q ue le p ropo rciona un p recedent e para interp retar lo que
al porvenir de la. lg lesi3 un(versa.1. pero también porq ue s.e aplica a u na tierra q ue po r s í mism a
ve y lo que fe cont:ron: el relato de las plagas q t:e golpearon a Egipto c,uando el Dios de Israel
represent3 un mundo en el espíritt: de los indios: Anáhuac. Mofo linfa analiza el término que en
d ecidió hace.r salir d e ese p:ís a su pueblo e!egido (Éxodo 7: 12). A partir d e lo cual y s in cor,ten-
la fen gu3 n í ht:a~I signifi ca "inme nso teuitorio en cettado y rodeado d e agua". Coincid encia, esta
tarse ;a más co n pro)'ectar el pasado sobre el presente colonial. Motolinía trat3 d e com prender el
noció n ind ia remite exactam en':e a la concepción c¡Ll'e domina tod-a la Edad Media europea: la de
México de la d écada de 1520 . Pero asemeja también las tribulaciones d e los ind ios a la s i:erte de Jerusalén y destn.ryó las murall:.:s d e la ciudad. Pero la segunda destrucción es la q t:e persig'!.le y
Jen:salén cuando, sometid :.: a las tribulaciones del sitio d el año 70, 1-:.: ciudad cae en manos de atormenta 31 espíritu del frar.ciscano: la carnicería pro vocada en el año 70 por la guerra de
los romanos. El religioso, una vez m ás, lle_ga a insertar lo inéd ito en lo antiguo: de lo antiguo reconquista que cond ucen Tito y Vespasiano para aniquilar la Civdad Santa.SO
GUe extrae d el lib ro d el Éxodo, del h istoriador judío Flavio Josefo, d e Ei:-sebio de Cesarea, in- la a n a.Íogía tomada de la Antigüed ad es poderosa: da cuenta tanto d e Ía grandeza como d e la
clus o q uizá de P-a ulo O ros io. caída d e fa ciudad, propo ne una interpreu,ción meufísica, incluso escatológica. Pero en este
L::.s plagas de Egipto son una referencia obligada en la historia edesiástica.46 Para Orosio , p un~o Mo!olinía no innov--a en abso lu to: el impresor de la Tucuo carta d e Hernán Cortés 1--a
autor d e Histerias contra los paganos, hs plagas prefigw an las persect.1ciones c¡ue golpearán a la había 3compañado de un comentario que ya iba en este sentido. Gonzalo Fernár.dez de Oviedo
Iglesia en los p rim eros siglos: " Estas cosas s ucedieron para c¡i.:e nos sirvieran de ejem plo". A y Bernal Díaz d el Cas:illo emplean la misma comparación.Sl
buen e ntendedor. poc3S pala bras : los enemigos de Cris to terminarán tan mal como los egip- En cambio, las concordancias que introduce Motolinfa son el cebo de una reflexión extra•
cios. El homb re c¡t.:e peca contra Dio s atenta contra 1.a Creación entera. Incurre en el castigo di- o rdina riam er.te crítica sobre lo s cambios radicales y drásticos que entrañó la conquista espa•
vin o que tomará fas form as de las ma}•ores y peores calamidades: guerras , inundaciones, s is• ñola . Su análisis lúcido, su agrudo sentido del d e!alle y s v cor.ciencia p rofund a de la tragedia q ue
mos, erupciones vofd n icas, esterilid ad de la. tierra .~ Si se pued en comentar las persecucio nes golpea al país son iodo me nos un relato estereotip3do que aplastaría los m emoriales con con-
romanas a la li.:-z del p recedente bíblico,!! ¿por qué n o extrapo lar este esquema en el espacio y el sideraciones ed ifi cantes: "Vis ta la tierra y contemplad a con los ojos interiores, era llena de g ran•
tiempo. a condición de qi.:-e corrobore la id ea de que la jus ticia d e Dios es univ ersal y cas tiga :.: d es tinieblas y confusión d e pecados, sin ord en nin guna, y vieron y conociero n morar en ella ho-
los pecadores de to do el mundo? l o que Motolinía se a pura a h acer. Utiliza el término rror espantoso".S2
.concordancia~ - qve vamos a traducir por concordancia / consonancia- par-a califi car la seme• Dar un rodeo po r la Biblia tie ne efectos paradójicos: las catástrofes qi.:-e se abaten sobre Mé-
janza que él opera entre las plagas de Egipto y las de México, aún er; pleno caos a la h ora de s u xico jamás son réplicas d e las plagas de Egipto. los desfases y diferencias , eclaman explica•
llegada en 1524. ciones q ue a s u vez d esencad enan interpre:3ciones CU-}'a clarividencia asombra. A la primera
La ciudad de México conoce un d estino par-3?efo al de Jerusalén. la ciudad preh ispán ica fu e- plaga de Egipto corresponde en México la epidemia - hu~y zahuatl. la "g rall erupción"- c¡ue
tomada por el en emigo como lo fuera la Ciudad Sanfa, sucediendo las huestes castella nas a las diezm a -a las poblacio nes indias: " Con esto mo rían co mo ch ind,es".S3 El o rigen de la enfer•
huestes romanas. El primer sobera no mexica, Acamapichtíi, se convietfa, bajo la pluma fra n- medad se d enuncia de la manera más precisa: a l tiempo q ue el capitán Pánhlo d e Narváez
ciscana, en el igual de Joás, rey d e Judá, jefe d e Jerusalén. los p rod ig ios que a nunciuoo la con- d esembarcó en suelo m e.:<icar.o, on negro que venía en uno d e sus navíos propagó 1--a viruela de
quista y la caída de México le s vg ieren otra semejanza con la ciudad del periodo h elenís tico: " En la que estaba he rido: ja más se había visto enfermedad parecida en México. la evaluación de los
el tiempo de Antfo-co, antes d e fa destrucció n de Jerusalén y del Templo, d u rante cuarenta días estragos de la. epidemia es conmovedo ra: " En algunas provincias morían la mitad de la gente, y
seguidos se vieron pasar por el cielo caballos y gentes armadas d e la nz3s y escuadrones d e sol- en otras poco menos". ¿Cómo explicar esta catástrofe? los indios n o con ocían n in gún medio
d ados"'. En el a ño 168 a.C., el soberan o seléucida Ar;tioco Epifanes sometió a pillaje el templo de para li:char contra 1:.: enfermed3 d, a no ser to mando baños que resultaron ineficaces. l a difosión
d el mal desorg3ni2aba a las poblaciones, incapaces de ayudarse- mut,uamente y sobre todo d e príncipes y nobles, "q ue son gente d e g'!.lerra". Son s u soberbia y sus vicios los q ue los ase•
alimentarse: "Ni h abía quien le-s h iciera pan", entié ndase- cocer el m afa. Una im agen fi: erte, que mejan a hs ran;.s con que infesta la segunda plaga el territorio d e Egipto. Pero helos aquí tam-
MotolinÍ-3 ,io p udo sacar d el libro d el Éxodo , reproduce la vio lencia d el choque : a fa lta d e poder bié n - vía una nueva d esviación por el Apocalipsis d e Jua n- asociados a lo s espíritus inmun-
enterta r a s us muertos, los indios se v en forza dos a ed ur las casas sobre los cadáve tes d e las dos que vomita Ía gargan ta de la Bestia cua ndo el sexto ángel vierte el contenido de s u copa en
victimas. El a ño de 1s20 quedará, por otra parte, iijado en la. m em oria india como "el año de la el Éufrates. Bajo la pluma de Moro linía su rge emo nces una visión mís aterradora todavía que ya
gran lepra". Peto la epidemia es fambién pro fética - el misionero toma entonces el puesto d el no permite d istin guir culpables castigados ;ustamente o víctimas miserables: en medio d el agua
obsecvador asustado- : anuncia "s ignilicarles las tribulaciones y plagas qL1e por todo y e n toda cenagosa. de la laguna, los muertos hincha dos, por d ecenas d e m illares, en p utrefacción, apes•
parte se habían d e segu ir".S.f Dos citas del libro d el Apocalipsis se insertan en esta p rimera plaga t-ando como pescados podridos, estár. tan monstruosam en':e d eform ados con s us o jo s exorbi-
mexicana . porque también h abía que relacionar el episodio m exicano con una h istoria sobre• tados que se parecen a las u nas d e la Biblia .
nat,J ral en la q ue pasado, presente y futuro se reúne,i en la mirada de Dios. Como en la époc3 d e Otras víctimas se agregan a esto s cadáveres. Los indios han abandonado el trabajo d e los
Juan de Patmos, los francis canos de México considerar. inmin ente el Rn de los tiempos. campos y el hambre ataca a los más d espro~egidos como los enjambres de mos quitos que s.e
A decir ve,dad, fa p rimera plaga d e Egipto no es una epidemia. Tod a el agua d e Egipto se elevan del pofvo d e 1:., tierra. Lu-ego el cuadro tom a un giro más inesperado. l o s indígenas se
convierte e n san gre, los peces d el Nilo mueren, el Nilo apesh. El mo nje retien e la idea de la d eslizan d an. y direc~ame nte al campo d e las víctimas y c3da vez menos aparecen como cu lpa-
pestiler.cia - un recuerdo todavía vivo en la m emoria d e s us interfoct.itores- y la imagen de la bles exp uesto s al castigo del ci<:lo. Tom ándosela con todos aquello s que en nombre de fos
sangt e qu.e se vuelve el emblema siniestro y el castigo d e una tierra consagrada d em 3siado tiem- españoles explo tan a los ind io s , "los eshncieros y riegtos", el fr3 nciscan o pone la mica en lo s
po ;.I sacrificio humano: "Y éstos que d erra maban y ofrecía n al d emonio sar.g re de muertos fue• agentes d i, ecto s de la explotación colonial. La Conquista h;. trastornado el orde n antiguo , lo s
roo en esta tribulación p uestos".5SA fa muerte por epidemia sucede la defunción en los campos estancieros indios o calpixqucs " se hacen servir y temer más que s i fu esen señores nah1ta!es".
d e b;.talla de la Con q uish, co nfund iéndose ambos bandos: " l a gran much edumbre que d e- una Pacecidos a las moscas de la quinta plaga. los hombres, de ma no de los conquistadores, se han
parte y d e la ott-a muriero n". la seg•J nda plaga mexic:ma introduce una págin a d e historia que vuelto los "opresores egipcianos que 3fligfan 31 p ueblo de ls r3el".~ los indios han cambiado d e
fu e ampliam enire glosada por los h isto riadores cristiano s d e la Antigüeihd t ardía y a la cual ya campo: d e egipcios idólatras castigados por s us vicios y s vs pecados, heto s aquí elevados al
hemos reg, esado. l a destrucción de México remite a su doble: la destrucción d e Jerusalén por rango d e h ijos de Israel.
Tito y Vespasiano. Pero la analogía que establece Motolinía co n este e pisodio h istórico se carga ¿En qué consist e es':1 nueva plaga? Designa la explotación "bestial" que pad ecen los ven-
ensegu id a d e resonancias apocalípticas: el Egipto castigado por Dio s desaparece a nte la Ciud3d cidos. Expoliados de s us bienes, forzados a deshacerse d e sus ':ierras, deben vender a s vs h ijos
Santa, entregada a la a niq uilación por no haberse arrepentido de la mue rte-del Salva dor. cuando no expitan bajo los golpes d e s us opreso res. la serla plaga to ma a su vez p restado del
La interpre':ación mo~o lin ia na de la segunda plaga d e Egipto p uede parecer aún más jalada siniestro caHlogo del sometimier.to co lo nial: a d em ás de los tributos inmod erados y los servicios,
d e los cabello s. las muertes m exicanas de la g uerr3 de conquish serían ante il:odo 13s d e los se implanb el trabajo forzado en las min as de oro. l a estampid a hacia el m etal precioso
precipita la pé,d ida de: los españ oles tan certer3men te co mo la se:da plag:1 causó la d e- los egip-
cios. porque-fas riquezas "p ungen y h ieren y llag:1n el á nim a". "Po , q ue los que q uiete n se, ricos
caen en lazos y cad enas del demonio, d e las cuales no se escapan sin llagas crueles."'
l:. m irad:. s.e dirige ensegu id a. a las ruinas d e la ciudad d e México. las mas:.s d e ind ios q ue
trabajan en su , econstrucción reviven otra rem iniscencia bíbiic1: la co nstrucción del Templo d e
Jen.rsalén: " En los p rime-ros a ño s andaba m ás gente q ue en la ed ihcació n d el Tem plo de Jeru-
salén". las condiciones d e t,abajo s o n espan::osas. l a descripció n tiene el tono de las cosas vis-
tas: "Y es s u co s tumbre q ue acarreando los materiales, como van ml.lch o s, va n can tando y
da ndo ¡voces); y estas voces apenas cesaban de n och e n i de día".S7 Co n el sonid o , la imagen. El
monje lan za u na mirad a pasm osa: lo s ed ihcios de la cii:dad orgullosa t reparon tan al:o en el
c1efo c¡ue terminaron oscureciéndo lo. De ese ó elo se abaten tom ados de pied ra y gran izo sobre
los ediRcadores in dígenas. Se piensa en fa séptim a plaga de Egipto, cuando Moisés d irigió su
bastón al cielo. rayo s y truenos retumbaron y relámpagos y una tempestad de fue~o golp uron la
tiern del faraón. >& Esb vez ya no se sabe si los indígen:1s son víctimas o culpables; proba-
bfem er.te son las d os cosas a la vez, culpables de un pasado idólatra y víctimas de los conquis•
t.adores.
Pieza magistral, el an ális is del fn nciscano d a fa h ora d e la entrada apocalíptica d el mun do
mexicano en la h is':oria del mundo según lo s cristianos. Es uno de los textos mayores de la h is•
toñ ografía occiden tal. men os a ca.usa de la a mplitud d el acontecimiento que por la in teligencia
d esplegada. para d esenredar la madeja d e las causas naturales, f(sicas, so-cia.les, poli';¡icas y
económicas c¡ue explican el d estino Óe las poblaciones indígenas en el sin iestro teatro d e la h is-
to ria p ro videncial.
SEGU N DA PARTE

LA RESISTENC IA DE LAS M EM ORIAS IN DIAS

Du siehst, m ein So hn.


Zum Raum wird hier die Zeit.!
RICHARD WAGN ER, Parsifal, :.do 1
V, (QU IÉN ES ERAIS ANT ES DE LA CO NQU ISTA?

¡CON TADNOS· q uiér.es euis a ntes de q ue os con c¡oi stár-3 m os! j Explicadnos vuest ras creen.ci3s
y vu estros ritos para q ue lo s extirpemo s para siempre! ¡Rendid n os cu enta -co n la distancia
q t:e se im pone a partir d e ah ora- de todo lo q u e eu v uestn r3z:Ón de ser! Haced del mundo
q ve fu e el vuestro un objeto de descripció n , una cosa mi.:e rta, •J n cad áver que se d iseca, p ara
desh acero s m e jor. No salvagu ardéis sino lo estrictlme nte n ecesaño , a condición d e Cjll.l E sea
com patible con las reglas p olíticas, morales y religiosas - fe, le!y, reine, ciudad- que os esta•
mos in cu lcando.!

Hasta en las man os expertas de los fra nciscar.o s tien e aire de ~p lan adora la máquina d el
tiempo q u e desembarcaro n los con qu istadores. Con todo , n o era la primera vez que la lgle-s ia
forzaba las conciencias . Mís de mil años a ntes "hab ía que p tesentar a los p agan os la versión
judía. de la h istoria [. ..]. El converso , al abandon a, el paganis mo, se veía o bligado a ampliar s u
h orizor.te histórico: es pro bable q a:e por prime ra vez pen sara d esd e la perspectiva d e 13 h istoria
ur.iversai"'.~ Asf que la tarea a I=: que se h abía consagra.do la Ig lesia b ajo el Imperio roman o se
repetía, tra nspo esta. al s u elo d e México y en un ma rco colo nial.
Por santas q u e fo eran las in tenciones de los religiosos, "fos indios ya no po d ía n eshr del
lado nñ:id o d el rnt.m do". no s explica Juan José Saer en El ente.nado. Un mundo inmemo rial es•
taba a p1.1nto d e d esh acerse. Pero (a q ué precio para las éfites indíg en as q u e fu eron las p rimeras
en padecer los efed os de esta o tfa conquista?
,
LOS TRt.S C OOICES las in fo rm aciones, la. p ráctica de la a utocens ura, el e ncar;o d e m anus crito s al s e rvicio d e los
intereses d e las d in astías y lu ego de los linajes, S LJ p o sesión, su p reservación y su tra n sm isió n,
l os in dio s de la nobleza que, lo vim os, s irv en d e info rm a ntes 3 los m is io n e ros son m ás n t:me•
su oc ultam iento c alcrulado o s u e ventual pubfic3ción, co m o t am bié n lo s múltip les u so s q i.:e se
rosos de lo <¡ue uno se im agin a y d e lo que noestras fu e ntes nos lo , eveh n. Por s í so lo, el pa•
h ace n de ellos. volt ns nof~ns, in icia n a los círc•.ilo s -aristócratas y su s asociado s e n la p rácttc.a de
sado d e Texcoco, la segunda capib l d e la Tripfe Aiia.nn , ho y una. ciudad de la periferia de Mé-
la h istoria e u ro pea. los indio s ya r.o están solos en el mund o; 3 p artir de ah o ra les es impos ible
xico , in spir3 una pléi:ora de vocaciones: monjes fra n ciscanos, caciqu es indígenas, notables m es•
a b straerse d e la p rese-n cia espa ñ ola, se m a n ifi este bajo la form a d e 13 obligació n tributar ia o d e
tizo s se forn a n pa.ra inte rpretar fo s o rígenes d e este seño río . Con struye n ve rsiones que tien e n e n
13 in trodu cció n d e la escritvra 3lfabética. En la segund a m itad del s iglo XVI, los d escend ie ntes
cu e nta las cons fricciones d e la eva ngelización y la cond e na d e la ido latría. A m e nud o e n fatiZ3n
m estizo s se m ezd an y d esd e e ntonces ya n o se t rata s ólo d e defe n d er on3 id e ntid ad n ob iliaria
las p rete nsio nes d e las gra n d es fa milias locales, hasta id ealizan o reha b ilitan las reglas de-vida
adq u irid a d esd e un tie m p o "in m e m o rial", s in o tamb ié n d e co nsolid ar po s iciones s o ciales q u e
v igentes 3r,t es d e la Conq uis ta.! To dos a p rovech a n p o r ig u al las fu e m es ir.d ígen3s o rale-s , p in-
se vo lviero n frágiles. En adela n te lo s indios exhibe n una m em oá 3 indíg:e n 3 <¡u e confo rt-a s u s
tadas o can tadas. Estas ve rsior;es aca b ará n creando una im agen canónica d el p asado p reco r•
int e, eses y se co n eci'ian co n u n p asado q u e elig ieron, t.m p asado con la a ureo l3 d el recu e rd o de
tesia n o, q u e e n Texcoco e n carna la pr estigiosa fig ura de Netzah ua lcóyotl, a ún b n p o te nte e n el
la er3 glo rio sa de los p rim e ro s co nq uistad ores y de los p rim e ro s señores d e la r~gión.
s ig lo XX <¡ue est e sob era n o e m ble m ático d io s u n o m bre a una de las salas d e co n cier':o m ís b e-
A m ed iado s d e la d éc 3d a. de 154 0 , 3 solicitud d e los señores d e Texco co , los p in tores tlo-
llas de México y Am é rica l atin a.
cuilos h acen tres có d ices que ha n sobre vivido a la p rueo3 d e lo s s iglos y hoy descansan e n París,
En el m arco in esta ble y caótico d e 13 jove r. socied ad co lo n ial, atravesad a en tonces por to da
e n el departam e nto d e m a n u scritos de fa Sibliotec3 Nacion al d e Fra ncia. Estos cód ices - el Xó-
s ue rte d e co nflicto s , el pasado p reh ispán ico que estí a p unto d e cristalizar se tra n sform a e n ins •
lotJ, el Tlohtzin y el Quinatzin- d eclir,a n el n acimie nto , el a u ge y el a pogeo del señ o río de Tex•
trume n to p o lítico, a 13 vez. s im bólico y jurídico , e n las m 3nos d e aq uellos q ue sab en fo rjarlo p 3r3
co co . Tod os recu rre n exclusiva m e nte a la tradició n p icto g ráfica e n 1:t1a socied3d e n que la escri-
p oder utilizarlo . los r etoños de las 3ristoc1acias locales y S l.l'S resp edivos aliados , españoles o
tura a!fa bé:ica impo rtada p or los co nquistadores n o cesa, s in embargo , d e ga n u te rre no._!
m estizo s, se sirve n d e dich a h e rramie nta co m o d e un arm a, p ero esta arma p ro nl:o se co nvie rte
¿Có m o llegaro n estos p intores, después d e m ás de 20 a ñ os d e co lonización. a conciliar las
e n o bjeto de refl exió n , ta n':o q ue e\ reto rno al tiempo a nte, ior a fa Con quista, las estrategias c¡i.:e
expedativas d e la aristocracia indíg e na y las d e las a u toridad es espa ñ olas? ¿Qu é se hizo d e la
mov iliza, y las nost algias q u e est3 ép oc a desp ierta ir.fa ltable m e n te term in a n producie ndo re m i•
trad ició n at.1tócton a s om etida a lo s asalto s co m binado s d e la cristia nizació n y d el po der
n iscencias de sab o r agrid ulce.
co lo nial?!
Esta co n stru cción de ~as co sas del pasado evolu ciona a m ed ida q ue el e n':o rno cofoni3I se
es:ruch .1 ra y vuelve co m plejo , <¡u e el u niv erso p re hispá nico s e 3leja. y d iluye e n las m e m o rias. l a
Conqu ista provo có un cho que m e ntal, e m otivo y físico q u e p oco a p oco se sed im e nta e n d is -
tancia p síqu ica resp ed o d el m undo a n~erior, on3 distan cia q u e n o ha rá m ás q u e crecer al fi lo d e
los años , h asta vo lverse irreve rsible~ Tod avía no es éste el ca.so e n el sig lo XVI. l a selecció n d e
,
D E FLOREN CIA A M EXI CO human ista, la <¡ue escriben los Guiccia rd inl o los López d e Gómara. No pud iero n expo ne rse
más que a la. h istoria mesiánica y eclesiástica. d e Mo tolinfa, que reside en Texcoco en 1S39 , luego
Pa ra m edir la sin gul arid ad d i: estas e m pres3s in telecruales conve ndría alejarse del m arco m exi-
d e 1541 a lS43, cad3 vez como herm ano custodio del cor.vento.12 En cua nto a Bartolo mé d e las
cano y escrutar un p anoram a m á-s vasto. La his to ria no es el co to p rivado d e c a.za de la cr is-
Casas, las élites d e Texcoco quizás fo encontraran en México en 1539, luego en 1546, ct:ando
tiandad latina.! la historia p rospera entonces bajo o tros cielos y bajo o tras fo rmas, del Imperio
asis te a la "junta d e p relados y religiosos" q ve reúne Fra ncisco Telto de Sandoval en la. capital
otoma no a Persia, de la India del Gra n Mo ngol a la China de la d inastía Ming y hasta el África
me."<icana . Permanecerá ahí hasta p rincipios d el año 154 7. Su estadía causa d em asiado ruido
subsahariana. En esta época, fos h orizontes d e los h istoriadores de Estambul no se confinan :.
como para pasar d esapercibida a los ojos d e la n o bleza indígena . El domin ico se b a.te en:o nc.es
las front eras d el imperio: en fa pers pec~iva d e una hisforia t.miversal, hered ada d e L~ tradició n
con tra la esd avitt.ic:f de lo s ind ios y ch oca vio len tamer.te con el virrey Antonio de Mendoza. ( Se
islá mica, algunos se interesan en los reinos cristia nos, hash en el Nuevo Mundo.! la coexis-
aprovecharon d e ello los n o bles d e Texcoco para. establecer lazos personales con el dominico o
tencia d e diversos cómputos d el tiempo no es una especialid ad am erican a. Mientras Motolinía
tu-vieron OC3sió n d e escuc'1ar en México s t.rs ideas s obre las aptitudes d e los indios? l o cierto es
trat-a: de establecer equiva!en cias entre el nuevo calendario cris tiano y los cómp utos del tiempo
q_'!.le en s u Apolcgifico historia sumaáa, comp uesta en la d écada d e 1550, Las Casas no oculta que
mexfcanos, en Persia los cronistas acostumb ran usar varios cómp utos. comen zando po r el de la
sacó d e f..1entes mexicanas - y en particula r, texcocanas- hechos y argumemos para. apoyar su
Hégira.! En Ch ina, a l m argen de los an ajes impetia.les, los h istoriadotes locales alimentan ir.-
alegato e n favo r de las socied ades indi:;s. En todo caso, se sabe que s u Br.ivfsima r.i!oción circu-
numerables gacet3s que registran los cambios y tos infortunio s del t ie mpo.! La proliferación de
laba por l3s m anos d e las élites indígenas, qui.enes m ed ia nte ona carta dirig ida a Felipe 11 en
relato s narra!ivos indios y m estizo s en el México de después d e la Conc¡uist a hace pensar en
1 SS6 solicitan q ue el dominico sea no mbrado p rotector d e los indios.
esta p roducción china q ue. es s u punto fo erte. se beneflcia d eí soporte d e la imp renta.
Ser(a anacró nico imagina r u,; planeoa >'ª domina.do po r la histoñog ra f(a e uropea.. Pero con
los eu ropeos y los cristianos es co n quienes los pintores de México tienen que ve r ento nce·s , y el
mundo eu ropeo es el mundo co n el q ue s u existen cia se relaciona a.ctvafm ente.
¿Qué lugar ocupan m.1estros pintores e n la refl exión h istórica d e la d úada de 1540? Mientras
que el fl o rentin o Gu icciardini reaccio n a en s v S~ria d'ltalio a los cambios radica?es y d rásticos
que entraña fa invasión fra ncesa, los pinto tes d e Texcoco se esfu erzan po r adaptarse a las
consecven cias d e 1.ma invasió n de o~ro tipo. El choque d e la conquista españo la los constriñe a
modihcar s u r·ela.ción con las cosas pasadas y a explo rarlas de o tra m an era.~ Resulta bn deter-
minante en la escritura d e h historia como las guerras de Ita lia o el saqueo d e Ro ma, "una cala-
m idad tan impo sible de relatar como de imaginar".!.!,_
Es pro bable q ue estos tíacuilos n o ~uvieran Oajo s us ojos testimo nios de la nueva historia
, ,
LA CA CE RIA DE IDOLATRI AS un-a ídola.tría q u e persigu en los misioneros d esde h ace u n:. q u incen 3 d e años, p ero que, a m e-
n udo d iscretame n!e replegad3 en la esfera doméstic3, escapa. 3 13 m irad3 de los esp 3ñ oles e:<a•
O riginalmente, 13 reco lección de piezas an tiguas y la confección d e los códices texcoc3nos res•
geradamente cvriosos y de los tefig iosos q ue están alertas.
ponden probablemente a circ unshnci3s loc-i.les q t:e se vo lvie ro n dr3máticas. En 1S39 don Carlos
tstos terminan tam bién tom ando concier.cia de la am plitud de lo q ue se empeñan e n extir-
Ometochtzin, pretendiente 31 cacicazgo de Texcoco, es arrestado, in terrogado, y luego q u emado
par. l as creencias d e los indio s, co m o la d e los campesin os europeos de la misma época, es:á.n
vivo en la gran plaza de M~xico. Muchas acusaciones lo h an enviado a la hogu er3.!! La Inq ui-
:arraigadas profundamente en el paisaje y la tierra q u e habitan desde h ace siglo s . En el curso del
sición le reproch ab a que practicara ritos id ólatras, p oseyera "pin turas so spechosas" y engañara
proceso de don Carlos, las d enuncias h an revelad o la existen cia d e prácticas p ro h ib idas reali-
a so esposa. Más g rave aún, testigos fe h abían atrib uido prop ósitos tem era rios, dirigidos explíci-
zadas en el mo nte Tláloc, t.:na mo r.taña cercana a la ciudad d e Texcoco, cuya cima se e ncven tra
tamente contra la au toridad del obis po Ju-an de Zumáu a.ga, jefe de l.:1 lg lesia m exicana, y la del vi-
a más de 4 0 0 0 m etros d e altitud. las fuma to fas c¡ue se elevan en el cielo por en cima de Ía cima
rrey Anto nio de M endoza., señor del país y rep resentante del emp er3d or Carlos V.
d e los árboles d elatan actividad es q ue no son exdusivam er.te agrícolas. los religiosos h an reci-
la h oguera del ind io su r:e el efecto de ~na llamad a de aten ció n, tanto más cu anto que, asi•
bido 1-a conf.rmación d e q ue la d ivinid ad -qu e habita en el m o nite Tláloc atrae, toda.vía en 1539, a
mismo en 1539, o tras acusaciones conciernen 3 1.m juez indígen a y 3 u n antig vo sacerdote de los
6 eles d e todo el valle d e México y h as~a de la vecina región de Pu ebla, pa.rticula ,mente d e las
ídolos. l os miem bro s d e las aristocracias indígenas co m pren den qve n o corresp o n de- a su inte-
ciudad es de Huejotzingo y Tlaxc3la. l a cima abriga un sar,Wario, el Tetzacu alco, donde se ve•
ré-s ser sorprendidos en p osesió n de p in turas q ue exhiben sig no s demasiad o m anifi estos de
ne:a u-na estatua d e Tláloc, divinid3d de la tierra, el relám pago y fa llu via. Tláloc no es sólo el dis•
"idolatría", sean escen 3s d e sacrili'cios o im ágenes de la div inidad, co sas todas q ve d e!eda c-a da
pensador de todas las riquezas y d e la p ro speridad de los camp os. El sitio, q ue se remon hrÍ3 a
v ez mejor el ojo in qu isidor d e lo-s m isioneros, cada dfa m ás al tanto d e las cre-e ncias )' ritos de
la época toltec3, también !endóa una d imensió n p o lítica: s u posesión s.e, ía concomi-t3nte de la
los ven cidos. Es igu almen te evidente q u e la.s élites ind ias r.o se hisp an izan tan pronto n i ta n
h egemo n ía. eje rcida s obre el va lle entero. Todo ind ica q t.:e en el m o men to de fa Co nq uis t 3 los
profundame nte como lo h abria deseado fa Coro n a: d el lado esp añol, cada vez se tem e m ás un
mexicas e ra n los señ o res de los lvg-:u es, y ésfa es la razón por la cu al el Matoani Ahuitzotl habría
fr acaso d e la cristia nizació n, mientta.s que del la.do au tócton o s.e mid en mejo r los obstáculos
mandado restau rar por p ropia iniciativa la estatua d el dios. Desde el pur.to d e vista material, el
con los q ue se top an la integración po lítica y la asimilación s oci3I en e1 nuevo s istema.
santuario form a una s u erte de estrvctura rectang~lar a la que se accedía s ubiendo c1:est.a arrib a
¿Qué entienden los mo njes por "idolatd a" y s ob re fo do q u é comprenden lo s indígen as de
una ramp a, todavía impresion 3nte el dÍ3 de h oy, y q u e se despliega en el a lin eam iento de los
los amenazad ores sermones q u e les d irigen los monjes? los interrogatorios leva ntad os d u rante
templos de Tenayt.:ca y Tenoch titlar. (lad o o este) y de los del va.lle d e Po ebla. (lado este) ..!,! En
el pro ceso d el ca.ciq ve de Texcoco nos enseñan bastante p a.ra q t.:e n os demos. u na id ea de ello
esta montaña, co nsiderada como la p ar~e visibfe d el Tla!ocan, el para íso d e Tláfoc, es dor.de
en los albores de la déca.d3 d e 1540. La Iglesia tach a d e ido la:d a las rep resen h cio nes de los. d io-
convergían los cam inos q ue recib ían un cu id adoso servicio y m anten imie ni:o, a me nudo jalo•
ses, pintado s o esculpidos, así como tam bién los objetos s uscep tib!es de acompañar los ritu a•
n ados p o r a.lt3res mal camufl3 cfos por cru ces.
les, IH ofrendas y, especialmen te, '"los libros de los ind ios". Por co n s igu iente, tod a una parte
As{, pues, 1-3 idolatría d e la década de l 530 no se redvce a focos d e prácticas ais lad as o a
integrar.te d e la. realid ad indígena. está co ndenada a la an i~uila.ció n. Tantos sopor:es visibles de
d esviacior.es individ u3!es. Las complicid ades fun cionan a escala regional: pueblos y ciudades e-s brutal. y hasta traum-:.ttzan te. Además, los p riva d e lo s receptáculos de una parte de s u-s
indígenas se turn an para limpiar las VÍ3s d e 3cceso al santuario y los vende,d ores qoe las fre . memoñas. A<¡uí se nos plu ;tu una pregunta.. (Y si las "pintur-:.s" fo eran m ás qi.:e co mpil3cio nes
cuentan divulgan no ticias recabad as en los muchos m ercados d iseminados por los valles d e d e saberes, colecciones de rec'!.lerdos e s uerte-s d e luga, es qve recordar? ¿Si las pinturas se
México y Puebla. Estas redes h acen circular la información religiosa y polft:ica, come también 13-s abrieran a los tiempos anteriores a la Conquista confiriéndoles una m aterialidad y una presencia
noticias come rciales o agrícolas. El paisaje, y n e sola mente el m om e Tlí loc, s ig ue eshndc tru- inmediata en 1-a s que lo s no bles abrevaun y recobraran sus fue rz as, su peder y también s us
fado de presencias divinas, tanto q ue en numerosos s it ios , fuer.tes y bos quecillos, cimas y cru- e-sper3n zas? Nos enco ntra mos frente a obras que sin d uda alg una son pro ducto del arte de la
ceros. barrancos, estanques y lagos los indios h an enterrado lo que no querÍ3n ver q ue re-dujera memoñ a., pero c¡ue n o se reducen a un crucigrama d e iconografía y o ralid ad codi6cada, ope•
a cen izas el cefo iconoclasta de los m isioneros. randc paralela.mente pau sacar a Acte las cosas del pasado.16 Es la cuestió n mis ma de 1-a rela-
las po blaciones ind ias continú3n viviendo en ósmosis co n su m edie ambiente.15 l a tlerra es ción con le real c¡ue tienen las socied ades amerindias la que se plantea sin que pued a s upe rar el
quien la-s nt:tre, la lluvia es la que fecl.l'nda s os milpas y el -sel el que d ifunde s v caler benéfico. A estadio m ovedizo de las h ipótesis e intuiciones.
su vez tienen que nutrir la-s fu erzas de la-s que d epende s u existencia cotid ian a. l o c¡ve n e es una
pala-bra va na. Si en el -sig lo XXI el mon!e Tl:áloc contimh alberg3ndo un a p resencia d ivin-a, es
porque no ha d ejado de ser desde tiempos inmemo riales la c3beza de , edes d e irrigació n d e la-s
c¡ue se benefician les p ueblos d e los alrededores. Y aue man tien e lazo s estrechos con las o tras
mo ntañas d e la región que siguen siendo entidades q ve bullen de vida.
Al in;ci3r la décad a de 1540 , los españo les ya se dan c1:en ta de ello. Esta cercanía fes es ins-
tintivamente fa miliar po rqve ellos ta mbién vivieron en s u España nat al en ó s mosis con su te•
rruño, con los s3ntos y les espíritus que lo h abitan. l a ce,canía se d etien e ahí. Para saber más
sobre las creencias ind ígenas h a s ido necesario d edicar añ os a l estudie de fes cuftos autÓc•
tonos y a interrogar a lo s indio s c¡ue a ceptaran h ablar. Motolinía. o Andrés de O lmos h an log rado
acumular sabetes p recioso s , pero raros son to d avía aquellos de s v entorno que tie nen con-
cie náa de la extensión y d e la n at,J raleza inasible del fenómeno: la "idolatrfa" está fig3d a a una
concepció n y a una experiencia del mundo que no se reducen a monto nes de ído los, a restes d e
sacrificios dejados en el tecodc d e un sendero, ni s iquiera a una geografía. sagrada.
¿Qué co nducta o bservar -a nte las persecuciones de los cris tianos ? ¿Q vé h acer con les a nti•
guos códices? ¿Destruirlos sim ple y lla namente? Para los medios aristocráticos , es!3 vía r3dical
LO S PATROCINADORES Pon gámosles n o mbre a esto s patrocinadores. Probablem ente son p tfn.cipes de la po sgue rra.
es decir, después de la conquista españo la. Al info rtunado don C arlos lo s uced e Antonio Pimen•
¿Q vi se sabe de los pin tores y los patrocinadores d e los cód ices d e Texco co? Es muy p robable
tel Tlah uiloltzin (1S40-1545). Último hijo de Netzahualpilli y tliefo de Netzahttalcóyotl, el nuevo
c¡ue alg unos d e ellos n o fu eran ajenos a las d enuncias que mandaro n a la hogo era a s u pariente
cacique d e Texco co tenía al menos seis años a la caída d e Mi xico. Antonio lteva un nombre d e
don Carlos. l a victima era un personaje incómod o tanto por s u libertad d e palabra cuanto por
p res~igio en Cas, illa, Antonio Alfo nso de Pime mel, sexto conde de Benavente, en h o menaje a
su absoluta carer.cia del tacto y tino n ecesario s para sortear esos ~iempos d ifíciles: un cacique
e-se lejano pero infl uyente señor español qve se daba el caso que era también el protecto r del
d ebía s3ber nego ciar con los nuevos poderes sin perd er la cara, era necesario que cultivata bue•
francisca.no Moto linía. La elección de este patrocinio .no era nueva . Otro Pimentel había p tece•
nas relaciones de vecindad con lo s religioso s y los jueces del virrein ato sin romper con 13 tradi-
dido a Antonio en los favore-s d e los francis canos: en 1526, Texcoco celebra co n gra n po mpa las
ción famili3r, lo que Carlos h abía defin ido explícitam ente como el "legado d e s u padre y de su
bodas de Hema ndo Pimentel.!,! herman o de Cacama y Coanaco chtzin, respectiva mente sexto y
abuelo", los soberanos Netzahualcóyotl y Net:zahualpilli. Ahora bien, buena vecindad n o s ig ni•
séptimo sobera nos de Texco co.l! M1:y conct.1trid a por los nuevos medios d irigentes, la cete •
6caba s umis ió n pasiva . Era imperativo no ofender 3 los españo les s i se quería preserv-a r un mar-
monia dio la señal d e arranque d el ma':rimo nio cristia no. El mensaje, se figu ra 1.rno , se dirig ía
gen de m aniobra y una relatfVa au tono mía en todos los ámbito s 91.:e el po der co lo nial n o est aba
p rioritariamente a las añsfocracias vencid!!s y vehementemente intim adas a co laborar. Pe ro al
en capacidad d e co ntrolar. espe-ciafmente e! control de la humilde població n de los mae:.:hualli.
mis mo t iempo recordaba a lo s españ oles que les era indispensable contar co n las i lites locales
As í q ve era m ejo r 3bs tenerse d e todo p ropósito que enfa dar-a y de todo co mpo rta miento público
para explotar el país. l a ce, emo n i.a fu e también la ocasión de a nuda, alian zas entte conquis •
so spechoso o s us ceptible de perjudicar el orden nuevo. las calaveradas extra co ny-.1gafes d e
tadores y p rincesas indias. los españo les p udieron imroducirse entonces en la mejo r sociedad
don Carlos, abiertamente reivindicadas co mo un p rivilegio li.gado a s u ra ngo, eran s uficiente
indígena: j•.1an de Cuélfar se C3SÓ con un-a hija de Netzahualpilli, doña Ana, )' Antonio Poma , co n
mo tivo para escandalizar a los religiosos e irritar a los imeresados: la mujer y la coñ3d a del
doña María, hermana y m edia herma:u d e los caciques de Texco co.
inculpado fig u raban en el número de los testigos de cargo. Indudableme nte. todo esto no m ete•
A Antonio le s'!.lcedió su s obrino, otro Pime ntel. H emando (1545-1564) . hijo de Coan-aco-
cía la hog,uera, pe:o h acía ru ido, y los nuevos caciques se p reocu paron d e restablecer una. im a•
ch':zin, a su vez h ijo d e Netzahualpilli.~ En 1)45 3ccede al poder una nueva generación, pero
gen sin ma ncha n i tacha y d e llevar una exis tencia fü era d e tod a sospech a. So n ellos pro bable-
m enos marcada po r el mundo d e a ntes. l o s do s Pim entel, el tfo y el sobrino , pasan en tonces
men te lo s que están d etrás d e los códice-s .
por ser interlocutotes d e to da co n-fianza en un mo mento en que fas autorid-~ des o cupantes n o
Muchos de los pintores y caciques son tod'avfa ar.tig uos canf'o3les, en p rincipio convertidos
tienen más el d erecho a cometer errores. l-a elecció n de H erna ndo puede intrigar -en 1525 s u
a la fe cristia na, en la que h an sido parcial o totalmen te e,foca.dos. Habla mos d e "caníbales"'
padre Coanaco ch tzin fu e muerto po r los españo les po r o rden d e Cortés- , pero el hijo no pa•
para que se comp re nda la distan cia, si no el abismo, q ue separaba los dos mundos a los que a
rece haberles g uard ado ren cor, sobre todo porq ue las rivalid3d'es fa milia.tes pesaron ig uafmen te
partir de entonces estas é~ites pertenecían. ¿Qué sentido había tenido para ellos esta p ráctica ya
en esta t raged ia .
p roscrita? Los ind ios d e El e:nUnado s ugieren c¡ue esta " experiencia antig ua, in ctus t-ad a. más aHá
Antonio y H ern ando concenttan en sus manos los po d eres hereditarios de cacique y las
d e la memoria, {les permitía j ha cerse la ilusión de ser ¡... Jlos ho mbres verdad eros"..!,!
fun ciones de gobernador. Son lo bastan te alleg3dos a h: Ig lesia y a la administnció n española Un det-3lle revela el grad o de inserción po lítica d e Hernando Pim e:itel. El s obrino no se lt-
como para d esemper.a.r el pap.el d e intermediarios entre las nuevas autoridades y la població n. mita a po ner sus ta.len tos d e cortesan o al servicio d e lo s intereses de s u dinastía. Probablemente
Son intermediarios h n irreprochables como inevitables, puesto que man tienen 1-a zos con las es él quien ha co ncebido y ha log ra do la validación del blasón q ue la Coron a. d e Castilla oto rga
otras aris tocracias del valle. También saben v elar por sus inteteses: en la década d e 1550 Tex- al señorío en 1551. Este p rivilegio p t:ede sorp render, pero n o es un caso aislado: en esta época,
co-c o luchará pot recuperar sus satélites, Coatlinch a.n y Huejuda, contra las otras ciudades d e la m ás y m ás n obles ind ígenas se preocupan por conseguir esta. cédula d e legit imidad.23
antig va Acolhuacan. El blasón c¡U"e se ha conservado en una. copia d el sig lo XVIII, ¿es el c¡ue obtie ne Hernando
la cercanía que tenían estos a ris tócratas con los religioso s y la capital no es sólo táctica. Su- Pimentel en 15s1. como lo pro clam a la leyenda que lo a.compaña.?.:,! {O es u r,a cteació n poste•
pone una. fa miliaridad perso nal con el modo d e vida españo l y, er. pa.rticufar, co n h.s p rácticas rioc, que remontaría <¡uizá a la época del h isto riador m estizo don Ferna ndo d e Alva lxtlilxóch itl?
d e la m aquinaria cofo nial. Antonio y más to davía, Hern ando ya es':án suficientemente h is pa• En él se d ef¡ectan e n todo caso nume rosos elem en':os d e o rigen p reh ispán ico. Conjuga con ele-
n iza.dos para dominar los arca.nos d e la admin istración espa ñola . Herna.ndo Pim entel r,o hesita gancia. las reglas d el lenguaje heráldico de los conquistadores y los repertorios piclográRcos m e•
en apela r al em perador y al futuro Felipe 11 para recupera , una pute d e los d o minios d e la fa mi- soame ric!lnos , hasta el p unto d e hacerlo ec¡uivaler a un p-equeño cód ice q ue requie, e una lectura.
lia, invocando la ayuda c¡ue elfos aportaron a la conc¡uista d el paJs.21 l a ejecución d e d o n C3:los ta n aten ta como las pinturas a ntiguas. l os elementos autó ctonos predo minan indiscutiblemente
había s ido acompañada d e una conflscació n parcial de s u patrimonio. Sin embugo, tres años en él: el g lifo de Te.xco co - un brazo que sostiene un arco co n una montaña co mo fon do-, los
más tarde, en 1542, una cédu l3 real d a mo tivos para pensar que e l Consejo d e Indias no perma - palacios reales, el agua c¡ue se m ezcla con el cinturón d e fuego, hay indt.1so un coyote d e triste
neció sordo a las p ro:esta.s d e los poderosos d e Texcoco, po rque éstos recu pera n bienes confls. flg ura c¡ue. armado d e una la nza y un escJ do, sostiene el blasón. Sin d uda lo escogie,on en
cados d el infortunado príncipe. Desde e ntone.es, al parecer, los seño res del lug.a r tien en acceso memoria d el :ey Netz:a.hualcóyotl, "Coyote q t:e ayuna" o "Coyo te ha mbri.ento". S'e detectan ig t.1al-
a la cor~e d e Castilla . mente los atributos d e la ruleza antig u3: el m anto d e plumas {t hu!:ltl}, la espada (macuahuí'tl),
Hernando no pierde tiempo en aprovechu la s it vación: ceclama el estatu to d e ciudad para el esct:do (yaochima/11) y el tambo r de guerra (úanpanh1,u:Jn,~ílJ. Esfos eleme nf¡os pictográfi co s
su pueblo y pcopo ne inclus o atravesar el Atlántico a h n d e ir a defender personalm ente ante la se inspita ,ían en los atavíos milita, es d e NeUahualcóyotl q t:e entonces tod avfa se consetvaban
corte lo s intereses d e s u señ o río. Esta ir.iciativa rec¡uería d ispon er de apoyos no s ólo en México en Texcoco.25 ¿Es una m anera de remitir a piezas d e exposición o se trata de una teu tilización
- al linal de s 11 vida es allegado d el virrey l uis d e Vela.seo - , sin o ta mbién en la Peníns ula , ad e- d eliberad a d e pictografías antigu as? El encuentro del 3gua y d el fu ego c¡ue compo nen las arra•
más d e los m ed ios s uficie ntes para permitirse la travesía. del Atlántico y s ubsis tir en Castilla cadas dispuest as a cada lado del escudo d e arm as es una inno vació n en la herí!d ica ibérica.

meses, indus o años.22 Así, p ues, lo s Pimentel protegie ron dura nte t1n cuarto de sig lo {1 540 - ¿ Podria. verse en él ~a idea -que los a ntig uos mexicanos se hacían de la guerra sagrada
1 s64) los intereses del señorío. El tío y el sobrino pertene-c en a esas aristoc, acias indias q ue han - atl-tlachinolli- )', más allí, la evocació n de la d iná mica. d el cosmos, conceb id.a como la ac•
ma nten ido un pie en su mundo antiguo y otro en el "nuevo", el d e la Nueva Españ:. y el d e Es• ción d e d os p rincipios contcarios qve se regeneran sin cesar a causa d el juego mis mo de s us en•
paña. fren'i:!lmientos? El fu ego de la g i:e:ra y de la victotia produce cautivos ct.1ya san gre tegenera el
co s mos. Este brulote idólatra, sin emba rgo, no parece haber s u-sc¡tado en absolu-to o bjecio nes
en tie ua esp3ñol3. l a administr3ción metropolitana lo validó s in que estas innovaciones me-xi•
ca nas hubieun p:u ecido s ubvertir las conve nciones, ríg idas d e ordinario, del len.g uaje he ráldico
y me nos to davía 13 ortodoxia C3tófica.
,
LA I RRU PCION D E O TRO M U NDO par:. los p ir.tore-s, co mo ta mbién pua s u s p a':rocinado,es, no med ir s u mt:nd o viejo, el s u-yo,

con ef rasero de este innomin aa'o d el q u e h abla el escritor argen tino Juan José Sae,. n ebulo sa de
l a fa milia reinan te d e Texco co es depo sitaria. d e un sab er a cerca del m u nd o q ue está lejos de
h áb itos, pro h ibiciones, creencias imp o rtadas, reglas y objetos inventados e n alg una otra p arte
h ab er desaparecido , a,un cu ando no su más ese Anáhuac q u e n os explica Motolinfa.26 Anáh uac,
que el h isfo ri3do r reúr.e, a falta de mejor o p ció n , b ajo la etiq ueta, vaga en Ía med ida d e lo posi-
re-co érdese, "quiere d ecir tierra gra nde cerc ad a. y rodead a d e agu a; y en m ís particular y esp ecial
bfe, de Occiden te.
in terp retació n q uie re decir mund o". Mo tofinfa precisa: "A to do el m undo Háma.nlo en est a: len•
Para e-vitar que este viejo m undo h aga im plo sió n, ¿es n eces3rio segu ir las exh o rtaciones d e
gu a c ~m anauoc y Anavac ¡... J. como si d ijisemos 'to do ji.:n':o Aní huac', 'todo lo criado d eb ajo
d on Carlo s, m an tener cu e-s te lo q u e cu es½e. las d istancias, encerrarse e ntre cu atro paredes cada
d el cielo"'. Ni An áhuac ni C.cm anahuac, un univers o a bso lu tamen te d esco no cido, distinto d e
uno en S'!J esfera, dejar qrue los españ o les se o ci:pen d e s u s asuntos y a.te nerse. estr ictame nte a la
"todo lo criado debajo d el cielo ", irru m p ió co r, lo s cor.c¡uishd ores: ''(Quiéne-s son es-a.s gen tes
h erencia d e los p ad res y de lo s ab uelos? ¿Pero todavía se p 1.1ede p on er en práct ica la distancia
que n os destruyen y n os perturb an y vive n a n u estras exp en sas, qve tenemo s s obre la esp alda y
que p ro pu s o el info rtunad o caciqve? ¿Cómo darle la esp alda a la actualidad colonial qve rodea a
que n o s s 11byug3n ?"V
las élites po r todos lado s ? ¿Y a q ué p recio ? Lo s Pimen tel p refleren cons truir u n pasado q u e sea
l3 colonización trastornó rad icalmen te el ento rno m ilen:n io y la vid a cotid iana d e las socie•
comp atible co n la sociedad en la. q ue viven ah o ra, que respo nda a las presio nes de la d omi-
d ~des indígenas. Reveló a los Pimen tef, co m o -3 los otro s h ab itan tes de América, que e."<iste otto
n ació n co lo nial sa.fv3n do en 1~ medida de lo pos ible los muebles de la trad ició n.
m undo e in clu so m u ch os o tros mundos - la tierra d e los co nq uis tad o res, peto tambié n aq u ella
leio s de huir de este " nu evo m undo" que vir.o a derrib ar su p u erta o de d arle la esp-~lda, don
d e d o nde salen eso s seres de p iel n egra q ue les s irven- , u n conjunto de co marcas lej3n as d el
H erna ndo Pimentel so licita la auto rización de ~acerse preset1te, de po n e, las p lant as en la tie rra
qu e h as:a en to n ces n o tenían la m eno r idea. El An áhuac en .el ,que naciero n y se fo rma ro n , )' cuy3
d e Castilla . En una carta d e noviembte d e 15S4 d irigida a la "m ajestad sagrad a y católica d el
p resencia in mem o rial p retenden preservar manda ndo pintar cód ices, n o es m ís que un m•J ndo
em p erado r invicto y rey nues;:ro señ o r en su s reino s d e Esp a.iia", el c aciq u e. Hern ando, o rgullo so
entre much os otro s. El d esvelam iento - p rimero bru~al, lu ego co ntinuo y acu m ulativo- d el
d e la grandeza y d e la an tigüed ad de s u linaje, lleva.da p ara esta o-casión -a "noveó e ntos añ os" d e
universo d e los conqu istadores no impo n e so lame nte n u evos h oñ zontes. Esta ircupció n t eas-
existencia, exp tesa su d eseo d e ven ir a b esar "lo s p ies y las ma nos" del soberan o : " He te nid o y
toma radicalmente la ap rehe ns ión an cestral d e lo conocid o q 11e lo s ind ios deben co nceb ir a la
teng o iun deseo ta n g ran de q u e esto solo h abría. b astado p ara h acerme p artir, in clu so si yo n o
lu z de los nuevos d atos. El ch oq u e los co nfro n ta d ía tras d ía "a la sobreabu n dancia inago table-
hub iera ten id o razo n es tan im porbntes para hacerlo". Es o tra vez d o n He:na nd o quien fi rm a
d e lo q t:e aú n esizá p or llegar, p or ser d.:svelado".28
alguno s año s más tarde una. petición, junto co n lo s otro s p ríncip es d el valle de M~xico , para q i:e
la realidad que los pintores h acen que s u rja to d avía en los cód ices d e la d écada d e 1540 n o
el ilu s':re Battoto mé de Las Casas sea d esignado p rotecto r d e los ind ios a nte la corte.29 Ja más irá
es m ás q u e un3 d imen sió n aislada de un conjunto Ct:)'OS co ntornos en expans ión co ntinua s i-
3 España - reitera su d eseo en 1562- , p ero !Odo co nfirma q ue perten ece a t.1n medio so ci: I en
gu en s iendo desco nocidos e inco nceb ib les para ellos. Una p arte que se vo lvió frágil, q ue fv e
sinto n ía co n un mund o contem p orín eo q ue en ton ces se identihca co n la mo nuqu ía ibéric 3.
p u esta d ramáticamen te en cu estió n p o r las persecu cio n es reli-giosas, lo s efectos de la co!o ni-
En 13 décad a de 1540, el o tro lugar lej an o se materialin ta mbié n en los libro s euro peo s,
zaciór. esp añola y las primeras re percusiones de la mt:ndialización ibérica. (m p osib le, p ues,
ma nuscritos o imp resos. O mn ip resen te, bajo la fo rma de tutos sagra dos, de co rrespo n• d ifu n d ir en cadena las verd ades q ue d esc'!.lbren e n tales lib ros.
d encias, d el papeleo adm inis trativo o de los regis ttos de co n tabilidad , el escrito llegado de Eu-
ropa co ns ig na saberes d e una m ;;nera co m pletamen te d iferen~e a la de las "pintu ras". No es
só lo u m, ct:estión d e apañ enci-a, de s opo rte y Óe factura. m a.terlafes, po rq ue los sig no s de los
conqu istadores d ibujado s con tinta s obre el p-a pel remiten a pal-a bras, pro nu nci3d-as en o tro s
lugares, q ue a s u vez vehiculan id eas. Lo in material - ideas, afect os- se pierde en un-a materi3-
lid ad vis ible, ta d e t.1na escritura q t:e s.e casa ín::irna mente con la palab ra. la pintura india, po r s u
parte, r.o parece d is ociar el sig nifican te de lo s ignili'cado. Puede fijar u n nom bre de persona o d e
lugar, pero n o t iene como o bjetivo repro d t:cir la palabra, sino otra co sa m ás: capta y h a.ce pal-
pable una po rció n del Ser, co ntand o con la co n tigüid ad en!re la materia del s oporte, lo s co lo res
d eposita.dos so b re la h oja de maguey, el reco,rid o del pin cel }' to do lo q ue el 3fie d el pintor h3ce
surg ir an te n ue-s tto s ojos: el p3isaje, los ho mb res y los acontecimientos, el co s mos. El cód ice
tiende, m ás q ue rep resenta, un p uente h acia el m undo an.ces':ral.
En tonces, la pin tura indígena es ajena a u n a práctica que se h ab ría dado los med io s p ua
cons ig na r la palabra po r escrito. la pintura se desplie-g a en una esfera totalmente o tra, al m enos
hasta la irru pció n y la instalació n d e los conq uistado res. A p utir de en to nces, los pin to, es tfa-
cuilos deben ap rend er a co existir con lo s mod os de exp resió n y el soporte, a través d e los cuales
se expresa y se ejerce el dominio co lo nial en sus fo rmas más d esco ncertant es. co menZ3n do po r
ese o bjeto extrañ o que vin o a ins ta larse- en su campo visual y en s u co tidianeidad: el lib ro o el
escrito eu ropeo.30 Ni uno ni otto jamás son receptáculo s de u na p resencia, au n que irrad ien un
aura in negable cuando trans miten la p3fab ra revelada d eí nuevo d ios. ¿Est a cercan ía m uda es >'ª
la q ue a'<plica q v e materialm ente el Codcx Xolotl se p resen te e n redo-verso bajo la forma d e un
libro , m ientns q l.l'e el s opo rte - co ri:eza d e am ate- sig ue s iendo el tn d icio nal?
¿Vecinos m udos? En verd3d, n o. Desde a ntes de 1545, fo s indios leen po r su p ro pia cuen ta
lib ro s d e Espar<a y, lo q ue es mejo r. lib ros de h is':o ria.!!, l o s co m p render., incluso has':a el p t.m to
d e reco rdarles a los españoles su pasa.do d e paganos y v encidos (po r los , o m ano s) e in d oso d e
VI , EL C RAN DEBATE

LOS TLA C LJILOS de Texcoco pintaron el poblamiento del valle y la ft.:n daciór, de Texcoco. ¿Son
por ello historiadores? Si uno se a.tien e a una interp retación s umaria, nuest,os tres códices esta•
bfecen la a.ntig ü-edad de la fa.mili 3 reinante, los o rígenes de su p resencia en la regió r., s u aseen•
sión po lítica y s us combates contra otro s g rupos d el valle de México. Ciert;imente se trata d e
linajes. dinastías y gue n as, a lo qu-e se añad en "desarrollos" sobre el po d e, y la jus tiáa. Pero
d efinirlos como una mezcla de historia y geografí::1 sería. o lvidar que se frah: d e d os conceptos

d e geometría variabl.oe que son emin entem ente europeos.!


As ímismo serÍ3 algo expeditivo habla r de cartografía. o d e paisaje: el C.odtx Xolotl impone un
p u-nto d.e v ish, en g ran parte cenitat, sobre las acciones huma.nas ~ue no tiene nada que ver co n
cu alquier objetivación del esp3cio que impliqoe las complejas técnicas de medir desarroltad3s
por los cartógrafos de Flandes e Italia. T3mpoco abusemos d el técmin o " pais3je" : en Eu ropa,
como en China. éste procede d e un punto d e vista horizont;il y la dif..is ión de la perspectiva en la
Ei.:ropa d el s igfo XVI reforzó este primado de 13 horizontalidad.! De t1uestro lado del A':lántico,
los a rtistas com ien zan :. mirar el mundo desde ef cielo, pero contemplar la vida de los ho mbres
sig ue siendo el privilegio del Eterno. En h: antig ua Améric3 de Texcoco tod avía n o h a.y ut1 "Padre
nuestro que estás en los ciefos ".
t L GRA N O E3AH aflr mando q t::e lo s in d io s son seres humanos a carta cabal y está n lla mado s a ser tratados co mo
tales. la b ula no d eja. indifere ntes a las élites indígenas d e Má.--.:ico -Teno chi:itlan. El go berr,a dor
¿Cómo m ed ir lo que separa la empresa de los pinto res indígenas de las h istorias escritas po r los
indio d e la ciudad d e México, don Diego Huanitzin, se apresura a man da r confecciona r un mo 4

eu ropeo s de lo s s iglos XV I o XX I~ Respecto de los tres cód ices, los t./oc.1Jilo: dan fa impresión d e
saico extraordinario d e plumas, dedic-ado al Sum o Po.ntínce, sobre el tema d e la misa de san
d edicarse a mostra r la u ansición de un mundo "salvaje" a u n m undo "civilizad o", ¡pero u na
Gregorio. Mejo r q ue cualq uier ded aración y cuafc¡uier sú plica, el virh :osismo de los a rtis~a.s d e
transjció n que ig nora absolvtam ente la conq uista espsño la! Elfo s expo nen, en. seni;:ido literal, lo
la plumuia - q ue se pued e ad mirar en el museo de Auch de Gascu ña- muestra el afto g rado
c¡ue las élites indígenas entienden por "esfado primitivo" y "estado po litico", po r nomadis mo y
d e civilizació n d e los ind ios y su talento s in gular para , e-producir a 1:, vez la imagen divina d e
sedentarización, m os trar.do cuán do u n m ig, a ni:e, t.m nó mada, un c3Zador, d eja de ser un "bár•
Cris:o y el mifag, o q ue co mo _g racia recibió el p apa Gregorio.
baro".
ls cuestiór, es de una actualidad s ir.g uiar: lo s t facuilos de Texco co pin ta n lo q ue correspo nde
3 un p,o ceso de civilizació n en el momen to en que los indio s del Nuevo Mund o se encue n~ran
en el corazón d e u n gran d ebate euro peo. Un d ebate crucial q t.te tien e como o bjetivo dehn ir el
estatus del in d io y, po r co ns ig u iente, establecer lo s d erechos sobre lo s ind ios y otro s pueblo s
c¡ue lo s europeos tienen intenció n d e o torgarse. Para los c, istianos se trab tanfo del d erecho a
in tervenir en las po blaciones co nsideradas bárbaras como de on derecho p uro y sim ple d e co n•
GUis ta . A la cuestió n d e la legitimidad d e la expans ión eu ropea se añ ad e entonces o tra: (se
p t.tede trans fo rm ar 3 los bárbaro s en cristia nos?
la m emo ria eu ro pea co ntabs co n ilus tres p rece-d.entes: psra el homa nish Flavio Bio ndo, los

go do s que habían invadido lh lia ¿no se h abían vuelfo to dos italianos ?! Pero el N':.levo Mun do
no es Euro pa. Desde 1;26, Carlo s V h abía q uerido q t.:e lo info rma ra n sob re "la calidad y la habi•
lid ad d e los indios". Si~te a ños más tarde, el cus:o dio de los fra nciscano s. Jacobo de Testera, fe
respo n de con un vibrante elogio de las poblacio nes de los indios q ue él considera " perfe c•

ta mente ap tos para ser fo rm ado s para la vid a m oral, po lítica y e-conómica".! En esa mis ma dé•
cada de 1530, el d o minico Fnr,cis co de Vitoria apo rta resp uestas fun da?d as en fas Escritu ras y la
razó n. Y, co n él, la Escuela d e Sala manca se d edica a acotar el espírit u d e co nquista y la exi•

gen ó a de convers ió n.!


Est.e d ebate moviliza hasta al papado. En 1537, Pablo III p ro mulga la b ula Sublimis o~ws,
LA CONTROV HSIA D E: VALLADOLI D d el sacrif.cio humano y d e fa. sodomía los de-grada al estado "de gente bárba ra e inhumana",! de
lo que concluye q ue est i n ta n d istan:es de los españo les como los simios de los seres huma•
Tales in tercambios e ntre México y Rom a., interpuestos, en este caso, po r franciscanos , revela n
nos. En 1544, y por ta nto en la época mis m a en c¡i.:e trabajan nuesh'os pin tores, ef ht.tmanis ta es
c¡ue fas a ó stocraci3S ind ígenas no ten ía n la intenció n d e q uedarse fuera d el debate. No es una
categórico: "En p ri.:dencia, virtud y hi.:manidad los ir.d ios son: tan inferiores á los españoles
cas,.u lidad la importancia q ue las élites locales y los pin':ores de Texco co atribuyen a estas cves•
como los n iños á los adultos y las mujeres á los varones". l:sta es la razón po r fa. que deben ser
tio nes. ¿Por q i.:é asombrarse d e q ue es':os me-dios h ayan pensado aportar s v piedra a un a. d isc-u-
considerados como bí,baros, como h omunculi, " en los ct:afes :ipenas en conb'arís vestigio s de
sión que les con cernía a ellos antes q ue a nadie? Poniendo toda la. atención a fa famosa contro•
humanidad".,:.2
versia q ue opuso a Barto lomé de las Cas3s y a Ginés de Sepúlveda, lo s investigado res o lvidan a
¿Y qué de s u relación con el pasado ? la co nstatació n ~l!.le presenta Sepúlved a n o tiene mati-
veces q ue las élites indias iten fa n también una palabra que d ecir sobre su relació n con la barbañe
ces: "No sólo no poseen ciencia 1.lg una, sino q ue n i siquiera co nocen las letras ni conservan
y h civilización, como también sobre el pasado d e s us ni.:evos señ ores. Ellas juzgaban co n co-
ning ún mo numento d e su h istoria, sin o cterta obscura y vaga rem iniscencia d e algunas co sas
nocimiento de causa: según las h istorias d e la Españ a a ntigua, los a ncestros d e los conquis-
co nsig nad3s en ciertas pin turas". No es nada asombroso que tampoco ten gan una fey escrita.,!!
tadores habfan s ido ve ncidos por los ro manos . l os españoles, pues, n o eran bienvenidos para
¿Có mo educar a estas gentes "crueles e inhi.:manas", "contaminadu con to rpezas nefand3s
que les d ieran lecciones d e cris tianismo. Es más, antes de v erse o bligados a co nvertirse, ellos
y con el impío culto de fo s dioses"?.!:, Según el p rincipio aristotélico q ue some':e fo impetfe;c to a
t.a.mbién habían s ido bárbaros. Sin d uda es la prime ra vez en la época mod erna que en alga!in
lo perfecto, los indios son bárbaros, destinados 3 aceptar la at.itoridad de aqueltos que les s on
lugar d el mundo la h istoria mo d erna a la ev ropea es d evuelta al remiten:e. El t.ncom .tndero Jeró-
superiores, como lo habían hecho las naciones otrora s umisas a los rom anos. De donde se des•
nimo l ópez, q ue bombarde.aba. a los ind ios con cartas de la administración imperi-al, se dio
p rende que el derech o d e con q uista d e los españoles es in ci.:estionabfe y :. la vez qtJe el cristian o
cuenta de que era peli,g roso que los indios adquirieran 1uia con ciencia histórica.: "Han ven ido a
tiene el deber de "aparar a los paganos de los crímenes e inhuma nas torpez-~s. y de la idolatría y
saber tod o el p rincipio d e nuestra vida por los lib ros que leen, e de dónde p rocedemos, e cómo
d e tod a impied ad,)' traerlos a las bt:enas y hum anas costumbres y a la verdadera relig ió n",!!
f..Jimos sojusg-a.dos de los , o m anos e convertidos -a 13 fe, de gentiles".!
El human ista con.cede que el contado de los españo les. y la conversión pueden me jo rar a los
En 1544, un año antes, el human ista español Juan Gin és de Sepúlveda a caba s t.t Deim ocrat:is
indios haciéndo los pasar a un régimen m enos d espótico. Para q ue adopten "costumbres pro bas
a ftt-r sivt- de just.is bdli causis apud Indos [Dcm ócratt-s al!u o de: las cauias d~ la g uu ra jusía c:ont.ra
y humar,as",H cve n:a con ~a interve nción de los "huma nos que son buenos ". A é-s tos les toca
fot Indios). En s u esctito cues':iona las o bserva cio n es de Cor;:és sobre el espler,dor d e México:
human izar a los bá rbaros, que son. "tales q ue a penas m erecían el nombre de seres humanos". El
" Porque el tener ciudad es y algún m odo , acional d e vivir y alg una especie d e comercio , es cosa
p rO)'Ecto es a !.a vez human ista y cristia no, puesto -que postula que cada ser huma no sob re la
a q ue la misma n ecesid ad n ah.ir3I ind uce, y sólo s irve pua probar que no s on osos ni m o nos y
Tierra es respo nsabfe- d e los otros seres humanos y su p i.:estam ente d ebe salva r a s u p rójimo._!!
que no carecen totalmen te de razón".! Sep61veda abo rda d e nuevo igualmente los comentarios
El sometimiento se muda en operación caritativa, incluso en imperativo moral, p uesto que per•
d el d o minico Francisco d e Vitoria., quien, unos añ os antes, admitía que los ir.d ios "ha bct pro suo
mite s us traer a tos ino-c en tes de i.:n3 muerte segu ra {el sacrifi cio h1Jmar.o ) y de la co ndenació n
modo u sum ra t.ionis !tienen a s u m anera el uso de la razón)".! Pero la práctica de la antro pofagia,
eterna: " Defender, p t:es, de tan grandes injurias á tantos hombres inocentes, ¿q ué h o mbre pia •
d oso ha de neg3r q t:e es obligació n de 1.m p ríncipe excelente y relig ioso?" En ot, os términos: hay
que evitarle al pecador la o casió n de pecar. Si Sepúlveda no es el mo ns truo que tod o mundo se
compfació en d enunciar, es ciertamente uno de !os prime ros portadores d e las ambigüed ad es y
ambivafencias d el huma nis mo europeo que se impo ndrá en la época mo d ema .16 Se percatad a
sus pto pias co stas de q ue s us ideH están lejos d e crea, unanimidad en España y allende el
océ3r.o.
,
O TRA ID EA D E: LAS 'SO C I EDADES INOIGE: NAS p or civilización. Esto s constn:ctores de casas y templos te rminaro n e ntrando e n relación co n
los chich im ecas y e nlazándose-con ellos m ed ia nte alía n .n s m atrimoniales. pero solam e n te des-
En México, Motolinfa se fo rmó t:na idea d e las sociedades indígen3s totalme-n!e difere n':e. En el
p vés de un largo periodo de coexiste ncia, e n el c u tso de la c u al cad a. uno p arece h ab e rse pla n•
corso d e s u s intercambios con l.1s élites indias, tuvo !Odo el tiempo d el mundo p 3r3 darse c u e n-
tad c e n s us p osiciones. Son los c ulhuas los q u e crean Texco co y Cu lhuacán a ntes de que lle-
ta del lo gar excepcio n al que o c upa el " proceso de civilización" e n las m e m o rias indígenas, a un•
gara n los m exicas, que se establece n e r. México-Ter.ochti-t!a n .
que dé una versión esque m ática. Según lo que retie ne del Libro dit lo cuenta de {o: a ños que fos
¿Qué se h a de , ete n e r de esta. división e n : res tiempos, que d isting ue nítidam e nte la ola ch i-
indios le exp licaron p acie nte m e nte, tres g rupo s h a brfan po bfado su cesiva m e nte la regió n cen•
d , im ec.a d e las que le s ucede n? Ind udab le m e nte, Moto linía com parte las p reocupaciones de s u
tu l: "A los unos dicen chichimecas, que fu e ro n p rim e ros e n est a tie rra; los segund os los de
tiempo . Su compre n sión de los g ru pos ch ichimecas. está sesgJ.da a ca u sa. de lo s relatos que le
Cu!hua y los te rceros los mtxicanos".
h icieron españo les com e C ab eza d e Vaca y s rus compa ñe ros después d e s u in':e rmina ble e rra n•
l o s ch ichim ecas, p rime ros de la serie, no h a brían deja do ning ún vestigio .,escrito". No tie-
cia de Flo rid a a Nue vo México; n o , egresan a México sino h as!a l s36.:! bs ob servacione-s que
n e n libros, "po r ser gente muy bárbara y co m o salvajes". Fo r .el co ntrario, los sigu ientes, "los de
re hrie ron describe n p oblaciones burdas y modos de vida p recario s, -que Moto linía r.o puede
Cu lhua ¡... ) com e n zaror, a escribir e h acer m e m o riales".,!! El m o nje retoma a su vez e n este
d eja r de asociar a los p rim e ros h a bitantes d e Mesoam érica, con la idea de que lo que est á lejos
p t.:nfo el viejo -n ioma se-g ún el cu al la civilización está ligada al dom inio de la escritura y e n
e n el esp acio esd a , ece fo que está lejos e n el tie m p o. He nos aquí e n el corazón d e una h isto ri•
particular al d e la h istoria..
cización que m ide las d iferencias e ntre b árb aros y civilizados. e n términos de d ist ancia esp acial
l o s chich im ecas, pues, son n óm ad as. Ignora n la a_gric ultt1ra, vive n d e la caza, con sume n
o temporal. En un mundo que comie nza a volve, se g lobal, d is tancia. e n el tiempo y d ista n cia e n
ca, nes crudas o secadas al sol, tecogen raíces, h ierbas )' frutos salvajes, h a bita n e n las cavern as
el esp acio se equiv~fe n, sirvie r.do t.ma para .explica, la otra: en el sig lo XVI los prim itivos contem •
y las m o ntañ as. En el núme ro de su s p art ic ularidades están fa m o nogamia, la a u sencia. de íd olos
p orá neos re m ite n a los ho mbres de la p reh istoria. ta nto com o ésto s se en carna n en los salvajes
y d e sacrificio sang riento y el culto al sol, al que ofrece n serpientes y m arip osas. A los ojos d.e
e ncontrados e n el curs o d1: las expedicio n es e n tie rras: leja n as.
los ew opeos, los p rimitivos sig,.:e n s ie nd o se, es e n s ituació n de care ncia y su m odo de vida n o
Un a actrualidad cercana y a pre m ia n te pesa. ig uafm e nte e n fa m irada del fra nciscano. En la d é-
p u eden s ino resent irla: "Cared a n d e muchas cosas, e vivía n brutalme nte". l a
cada de 1540 gru po s nóma das caliñ c.ados de ch ichim ecas multiplica n los ataques contra la fron •
En cambio, si le creem os: ~ Moto lin ía, los pue blos civilizados que les s ucedieron - los
te ra n orte de la Nu-e va Espa.iia . Por m ás que esb s p oblaciones esté n co mpuestas d e "gen!es
cu lhua.s y los m exicas- "bie n a.n si e n s u m a ne ra los (... J traje ro n muchas cosas que antes no las
d esnudas, a b ando n ad as a ellas m ism as", son c a.paces de co m eter "gra ndes crueldades y crí-
h ab ía, )' e ntiquecie ron esta tie rra con s u industria. y d iligencia, desm o ntíronla y c ultfváro nla".
m e n es graves" ; se muestran e n el combate ta n valie ntes como ta n diestros los turco s ;~ incluso
Entre estas a p ortaciones el monje cita lo s traj es y el calzado, el m aíz y la. agric ultura, alg unas
hubo que e nro lar a a uxiliares. tfaxcaltecas, texco ca n os y m exicanos p ara conte ner s u s ahc¡ues. A
aves dom éstic 3s, la a rtesanía y la a rquit ectura en p iedra y ad o b es.]! los c ulhu:;s son 91,;ie-nes
oj os de Motolinía esto s chichim ecas d el s iglo XVI en carna n a t.tn grupo p asa.Ole m e n te re pug•
in trod uje ron la civilización, ya que fu e ron "gente de m ás h a bilidad y de m ás cap acidad". Ha bi-
n-s nte y de 1:n salvajis mo asesino . Lo que no h ace m ás que p rosegu ir un~ m a n era muy e uropu
lid ad y "cap acidad" rem ite n , según los esp añoles letrados, a lo que h oy nosotros e nte ndemos
,
V II . UN REN ACI M I E N TO I NO ICE NA

iN n pensamiento de Motolin ía es d ara la línea que sep ara a los bárbaro s chich im ecas d e lo s
civilizados.! Pero ¿qué h ay de n uestro s p ir.torH in d io s y d e los señores cuyas posicio nes exp re •
san? St.i visión aparece much o m is co mplej:1. Aunq ue r.o fu era sino porque, al evoc ar a los d , i-.
d , im ecas, nos h ablan de s us an cestros y están s ing ula rmente o rg ullo so s de ello s. El b árba ro d e
los in d io s n.o es el d e los religios o s. l a relació n que fo s primeros establecen entre "barbari.e" y
"civilización" tam p oco se confunde co n la c¡ve los cris tianos establecen entre eshs p alabras.
H DESCUBRIM IE NTO O H VALU DE M EXICO
. éstos ya se vo lviero n ai.:tócto nos y h acen ap aciblement e su fa ena alrededo r d e la gruh en d onde
se abriga una pareja . h, d e los progen ito1es d e Q u inatzin .!
El Cod~ Xoloíl h 3ce q ue d esc1.tb ramos a lo s ch ich imecas, co nd ucido s po r uno de e llo s , Xó!otl,
Só lo el Cod,:,x Xolctl se detiene en la fa se d e reco no cim ien to y toma de p osesión del valle de
en el mom er,to p reciso en que, llegados al valle de México, poco a p o co dejan de set n ó mad as,
México , mostrando a los ch ich imecas y a s u jefe Xólot l en el m om ento cru cial en el que entran
saltando a!egremente todos los episodios precedentes (véanse las Fig uras 11-111). En las tres pin•
en co n tacto co n los toltecas. Estos últ imos viver. una his tor ia d iferen te, m ucho meno s gloriosa:
turas, los tlacuilos d e Texco co están d e acu erdo en elim inar la salida d e Chicomóztoc, "el lu gar
an dan errantes en la 1egiór. d espués de abandonar Tula, la arruinad a capital de Qu etzafcóatl
de las Siete Cavernas". d icho de o tra ma nera, fa gruh m ítica de los o rígenes p ara los p1.1e-b los d e
(véase. la Figu ra 11) .
leng ua náhuatl, y tambié n en gt,1arda r s ilen cio sobre las d iferentes e!apas d e la m ig ració n q tJe
As í, pves, n ada d elata en los tces có d ic.es el m er.o r d esp recio p or las prácticas d el m t.in do
aparecen en otros có dices. Más adelante regresaremos a es:e silen cio .
"salvaje''. al p u nto q u e uno hesita e n em p lear este término q u e sirve d e comod ín. Al co ntrario ,
El Codc.x Tiohtzin, el nom b re d el nieto de Xólod , se rem o m a u n p oco más lejos en el tiem p o,
los pin to res p o rien cu id ado en p on er en el mismo p lano a los invaso res ch ich im ecas, co nd u -
p uesto q ue po n e e n escen a 13 seci.:encia fi n 3I d e fa m igración: avan zando p ro g resivamente del
cidos p oi Xólotl, y a las poblaciones lo-c a!es ya u rba.ni.zadas. l 3s cavernas so n lo s m ojo n es q ue
noro e·s te al sureste, los ch ich imecas d e Xólo tl s igu en llevand o to d avía un m odo de vida rud i-
señ alan los d esplazam ien tos de lo s chichimecas, ligand o a lo s exp loradores e invasores a las
men tario en un marco geográfico indefl nido. El Tlohu:in inicia con un paisaje d e nai¡ura!eza n o
ent ra ñas de la tierra; sobreviven a la co nqu ista española.. Al inicio del sig lo XVII co ntin úan reci-
cu ltivada, po blada d e conejo s, venado s y serp ientes, d onde crecen cact,us y frutos safv3jes, en el
bie ndo m anten im ienfo: ''Y ho y en d ía estár. las cu evas m u y curio s-:..men te labradas y encaladas
que b rota una foen te. l as cavernas s e sigu en: d an abrigo a las p arej as fu r.dado ras y encu adra n
con much a casería y palacios , bosques y jardines".! l a piel de a nima l, que s irve de cap a al jefe
los esta do s s 11cesivo s p o r lo s q 11e p asan los m ig ra r.tes h ast a llegar a su d estino . la so ciedad
ch ichimeca, señala tan to s u o rigen como una ide ntid ad vo luntariamen te co n se.r\•a d a en un en.-
chichimeca d ejó el re-cu erdo de q ue se tran sfo rmó e n el curso del tiem po. l as cavernas se repi•
tomo que h a a do ptado vestidos de algo d ón .!
ten como un J,útm oiiv, son "lugares d e m emoria" q ue ponen, 3 s u ma nera, el acento en la cu es•
Otra sorp resa.: no son los civilizados - los to ltecas en d esb an dada- q uie nes ':o man la. ini-
tió n de los orígene·s , declinados s u cesivam ente como lo s d el g rupo , lo s d e s v s d iferentes linajes
ciativa de tran sformar a lo s mig ran tes. l as p int'!.lras despliegan otro escen ario que insiste en las
y luego to s d e las ciudad es en don de se instalan s u s descend ientes.
virtudes d el contacto y deja la iniciativa -:..1 cam p o chich imeca: Xólotl se civ iliza o freciendo refu-
El cu ad ro q ue pinta .el Codr.x Quim:it.zin - por el n o m bre d el h ijo de Tloh:Zin y p or tanto bis -
gio a fos toltecas nec.esitad os d e p ro tecció n. Ya no es ento nces un n ó mad a en bú sq u eda de resi-
nieto d e Xólo tl- co nRrma estos rasgos: nada d e agricultura, una existen cia caverníco l3, activi-
d encia, ya se instaló en Te nayuca (véan se las Figu ras IV y V}. Para él la. m igración p ertenece al
d ades de cazadores y reco lectores, pero ya invent aro n fa co cción: una m ujer asa una serpiente.
pasad o. No es el caso de esto s n u evos m ig rar.tes: lo s to ltecas que se presenfa n a él so n em p u•
Aquí, estos ch ich imecas se comunican p o r gestos más q ue por p alabras; de su b o ca n o salen
jado s a vivir errantes d espués d e d ejar tras d e s í s u ciudad de Tu la, p resa d e u n a cf*s is. iu ever-
las aco s tumbradas vo lu tas de p alab ras: aquí tenemos m en os la señal d e u n mutismo que la d e
sib le. l a imagen de la me:!rópolis en ruin a - un a pirám ide en g ran p arte d errumb ada:- m a.te•
su ign ora ncia, en esta época, de la len gu a q u e do m ina rá el a l#p/ano, el n áhuatl.! Este có d ice
rializa el hun dim iento d el m und o to lt eca . l a tor.alidad la da la p intu ra de fa m ilias e.r, duelo, e n
guard a silencio sobre la m ig ración e inclu so sobre la llegada d e los ch ichimecas; parece q ue
d onde el padre derram a lágrimas y lleva so ma no 3 la frente en señal de q ue lo deplora .! El
lamenta ble espectículo c¡ve ofrece 1~ franja m erid io nal del valle co n sus aires de ,refugio
(Culhua:cá.n, Q uecho llan) co ntrasta co n la serenidad conquistado r-a de Xólotl y sus allegados.
H ,sPECTÁCULO D E LAS RU INAS por 13 maleza. la mirada es ante todo la de Xó lotl y los s uyos d u rante s u irPJpción en el valle efe
México. Sin duda es asimis mo la d e los pintores y pa~rocinadores de la déca.d,a de 1540 que tie-
Tula. no es el único s itio destr-uido <¡u e pinta el prim er fo lio d el Xo!otl. Otros restos m ortales re-ci-
nen a nte s us ojos los mo ntones d e ruinas causadas por la Conquista y a la vez la gigan tesca
ben la visita d e lo s invasores, lo que conduce a interrogarse sobre la idea de ruin a: la id ea n o
obra d e constn:cción d e la sociedad coloni31. La mirada que se h,nza sobre fas tuinas se repite
sería extraña 31 mundo n3hu a., cu3ndo apenas comien za a imponerse en Europ3 tenier.do como
en otros lugares: un ojo desde la Caverna del Murciélago (Tzin ac!:mozfoc} se hunde en las ruinas
telón d e fondo las referencias romanas.! Es en 1558 <¡ue el poe:a Joachim Du Bellay co ntempla,
d e un santuario tolteca acomodado en un n icho <¡ue form an dos fagos del valle.U El h ijo de Xó-
en Antiquifis de Romc, los vestigio s de la "rom an a grandeza":
lotl, Nopaltzin, pasa por Teotihuacan, d om inada e ntonces por las pirámídes d e 1:, l una y el Sol,

l e Tibre seul, <¡ui vers la m e, s 'enfoit, q'!.le tienen toda la apariencia de q ue aún se les d a m antenimieni¡o. Si.: padre se dirig irí al em•

Reste de Ro me. O mondaine in constance! plazamieoto de Cahuac, otea ciud3d muerta de o rigen tolteca (véase Ía Fig ura 111). Metó di-

Ce c¡ui es f erm e, est p ar fe ;:emps d étrui':., ca.mente. los chichimecas t ecorren los si~ios abandonados, que observa n con los o jos bien

Et ce q ui fuit. au temps fait césistance. abiertos . Pero ¿qué es un ojo indígena?l2


"Todos los seres h umanos sienten una secreta atracción pot fas ruinas",!!, escribirá Chateau-
(El T(ber s olo , qr¡,¡e al ma r huye, b tiar.d. En la época de nuestros pinfores, la Europa del Renacimiento se d edica a cultivar el
Q ued3 de Roma. ¡Oh, inconstancia mundan3! gusto por los vestig ios , q ue se desarrolla s ig uiendo los pasos d e Petcarca y s us reflexio r.es
l o n",me, el tiempo lo d estruye; sobre la caída de Ro ma. l os europeos se imaginan el estupor d e lo s bárbaros ante los escom•
Y el tiempo lo fog-u fo aguanh.] b to s de una grandeza perd id3 y se dar. prisa en la Roma d e fos papas a admirar los g ra ndiosos
restos d el esplendor a ntiguo: "Si los fragme ntos d e la santa a ntigüed ad, si las rtJir.as y los
¿Có mo "pin br" roin3S cuando uno sale de los talle-res de Texcoco y no de los de Florencia o
escomb,os. in cluso cas i el polvo efe és~a m e causan contento y 3dmiración, ¿qué será lo que me
Roma (véase la Figura 111) ? ¿Qué tra ducen los dos ojos pintados cerca d e un edi6cio en ruinas y
causatían si estuvieran en teros?".;! Como los pin totes de Texcoco , Polifi lo , en el Su.iño q ue lleva
c¡ue corresponderían, según otras fuentes, a 13 m irad a d e Xólotl q ue d escu bre los escombros de
so nombre, d escribe la mafeza <¡ue crece enfre los escombros : " De e ntre esfos fragm entos ha-
Tula : " Llegó 6nalmente a la ciudad de Tollán, la q ue halló derrumbad a. y destruida, llen a d e hiet•
bía n salido mt.ich a.s pla ntu s ilvestres. h ierbas y arbustos d e much:1s clases, co mo mirtos, len•
bas s us calles y s in habitador alguno"'?! ¿Es 1-a mirada fij a sobre una ciudad fa.m3sma o sobre un
tiscos, o livastros".!,! Au ra del mito, cu ñ osid ad a, q ueológica, dem:n ci: d el tiempo destructor,
ñnal de la civilización? Cinco círculos indican c¡ue el abandono s.e habría d.esa.rro ll3do cinco
nostalgia d e un pasado irremediablem er.te petd ido, meditación sobre la muerte y fa fin itud ...
años 3ntes de la llegada de Xólotl. los p3sos que s ig uen !res direcciones d ifere ntes evocan la
Con toda seg'.lrida.d nada de esfo penetró del otro lado d el Atlántico.
dispersión de los toltecas mismos. que p ueden iden tiflcarse por el m anojo d e ji:nco s q'!.le s obre-
¿Qu é pasa en la. caben de los ch ichimecas de Xólotl y m ás tod3vía en el co razón de los iÍo•
pasan la parte inferior d el rostro: las p rim er3s s ílabas d e t.-o//í (junco) + tenili (~oca) dan to/-t.in,
cuilos testigos d e la conquista española? ¿Petcibían los invasores de antaño las ruinas como
tolteca.! 2 l a vegetación y los restos estilizados s '!.lgiecen !.l'n amasijo d e escombros invadidos
heridas c¡11e insc ribían brutalmente en el paisaje el lin de una era d esaparecida o esfas ruin-as res
vo ~1ían a traer a la m emo ria un ejemplo c¡oe perpett.1ar1 una invitación a apropiarse de 13 fu erza
que a t'.:n pod ían irradiar esfo s vestigios? l o s pintores de la décad a de 1540, ¿co mparan lo s res•
tos toltecas con lo s re-cientes escombro s que d ejó la invasión espaiio l3 como un p resagio fún e•
bre? Pero el espectáculo d e la d eso lación presente pued e p reflg,urar también la esperan za en on
renacimiento, como el c¡ue lo s chichimecas to lteq uizad os a porta ron al valle de México. ¿Soñaba
Xó lotl, ig ual c¡1.1e Du Bellay, co n "reed ificar (... J una g randeza tal"? ¿O será n lo s patrocinadores de
Te.xco co <¡uienes cuen tan co n h acer de s u ciL:dad-Eshdo (altlpt:ti) empequeñ ecid a una ciudad
respetable d e la Nueva Españ3?
Un enviado d e Xólot l encuentra en Chapultepec a un pa r de s obre-vivientes tolt ecas. Decenas
d e a ños m ás tarde, el cronis ta fran ciscano Torquemad3 evoca este en cuentro :

Fue m ucho el con½er,to c¡ue Acatomatl mos ttó en ver el tultec3 y co n d eseo d e-saber la c ausa
de s u so fedad y la que- fo era de h3berse d espoSlado 3que!la tierra, se lo p regu-n!ó po r señas
(porque en len gu3 n o se e ntend ían por ser diversas las de s us naciones). A lo ci.:al satislizo
el tolteca diciend o: que la causa d e s u soled ad era haberse qued ado escondido , cuando los
otros morad o res d e 3quellos lugares lo s d esamp3uro n, te miendo ir con e!los.16

Sus co mpañeros d esaparecieron, muertos o Íl:g itivos. víctimas de años d e sequía, epide-
mias, hambrunas y g uerras que se h abfan abatido sobre la co marca.
, ,
LOS 1-lASITOS o, LA CI V I LIZACION los j t.mcos ".! ! Ho mbres chichimecas se enlazan con mujeres toltecas, y ésfas les abre-n el ac•
ceso a su modo de vida. Ellos detentan la fo er2a d el g ueu ero victorioso; s vs esposas les con•
Después d e evoc ar el fin de tJ03 sociedad qt.ie los c hichimecc3S no p i.:eden sino co ntem plar con
n"eren un bien 3simismo precioso: la legitimidad política.
"s us p ropios ojos", los pintores del Codroc Xoloil d escriben el adven imiento de un "mundo mo-
los pintores pintan con d eblle los progresos d e esta aculturación. Ef joven Q uinatzin. que
d erno", nacido de la fu sión d e dos gru pos étnico s cor, experie náas antagón icas y con b3gajes
ado p ta la sandalia, se po ne a hablar n í huatl, deja d e sentarse a ras del s uelo para sentarse s obre
com plem entarios. "M odern o" re mitiría aquí al estado d e las poblacio nes del valle en el mo-
una. estera y hace gala d e un nombre.l! No se n iegan los orígenes ni tampoco se borran mutt:a•
me nto de la Conquista, por oposición a l tiem po de las migracion es y las fundaciones.
mente los gru pos que se c ruzan: los nuevos toltecas son los antiguos nómadas to mando lo s
los pintores se a plican a detallar l3s etap ~s d e este cambio. los d el Codtx Tiohtzin muestran
hábitos de la civilización. Para ejerce, su on"cio de sobera no a tiempo completo, es mejo r d es•
a un guía tolieca <¡ue acompañ a al héroe epónimo y a su mujer en s v m arch a h acia la "civili-
cender del chichimeca Xólotl y d el !o!tec-:. Topiltzin. Es la v(a que t, azan incansabfem er.te las
zación", imp3rtiéndoles un curso de gastrono mía: el arte d e prepara r el conejo y la serpiente. d e
alianzas m attimo niafes: esta v ía elevará a los que poseen este doble pedigrí. los señores de Mé•
tomar el atole y come-r el m aíz cocido sobre la quemante piedra d el coma/. El episodio ilustra el
xico y de Texco co , por er.cim a d e los otros ser.ores d el Valle.
tránsti.:o d e lo crudo a fo cocido y nos ofrece, para rematar, una in iciación a 1-a s maneras de la
Con todo, el 3dvenimiento d el modo d e vida urbanind a. d e las élites no s ig r,ifi ca el términ o
mesa. Pero en esta escena n ad a se pare-c e a 1.1na relación m ~estro•alumno: el tolteca co n aspecto
d e los enfrenta mientos. y los co nflictos se reanuda n bajo otra form a: rivalidad es y guerras esta•
d e sacerdote o cortesan o tiene un bmaño muy inferior al de so s dos discípulos ch ichimecas; es
llan entre las nuevas cit:dades. El contraste inicial entre chich im ecas y tol':ecas deja el lugar a la
ante todo un p receptor, t.m p rofesor de buenas mane ras m ás que un g t.da au torit ario. Este
división d el valle de México en dos conj1.1ntos rivales: una zona oriental. dominad a por Texcoco,
"mediador cult1nal", que interviene en nume rosas ocasiones entre chich imecas y !oltec-i s , da
d ebe afro ntar una zona occid en tal, sometida a Azcapotzalco. hasta que el aplas':a.miento de esta
tes~imonio de la reflexión que s uscitó la "toltequización" y d e los vestigios que esb experiencia
ciudad rival redistribuya o tra vez las carl!as. Es entonces que se sella la Triple Alianza que
d ejó en la memoria india . Por s upuesto tina m emoria libre d e idealizar un pasa.do para siem p re
contraen México. Texcoco y Tia.copan, la coalición que controla la región a la llegad-a d e los
ido. De esta d in ámica de aculturación co nsentida y asumida, hecha d e in':ercambio s p rogre•
espa ñoles.
sivos, saldrá fa edad de oro de las ciudades n ahuas que prosperó h a.sb que sonaron las horas
la conquista. española es o tra transición, pero no está más que esbozad a. Sólo el Cadcx Tloh•
sombrías d e la conc¡t..ista espar',ola.
t.zin la trata. s uperficialmente cuando expone la. genealogía d e los señores de Texcoco. Oespi:és
¿Cuál es el proceso qt:e d esemboca, al término de una let1ta trans ició n y un m estizaje ininte•
d e Cacama {1483.1520). el único sobe, ano que cot1oció la Conquis':a, los señores que se suce♦
rrumpido, en el estado d e "civilizado"? Este estado se en cama p rogresiva mente en las ciudad es
d en bajo ~a domin:ación esp:añola absndor.an los atributos -G,Ue h a.blaba.n de s u doble o rigen
do:adas de o rganización po líl:ica, nvtridas por la agricultura y el ~ribvto, pobladas d e hombres y
tolte-ca-ch ich im eca. Su peinado se-modif.ca. Ya no hacer. ;:ala d e sus aretes d e origen tolteca..!! y
mujeres vestidos de tejidos d e algodón, dirigidas por n o bfes y sa.cerdo:es cuyos atuendos de
hasta renuncian a la panoplia ch ichimeca.. el a rco y la fle cha, qoe los asociaba con s us :ancestros
gala y accesorios o stentan s u p reeminer,cia . l os mayas de- p rincipios d e la e ra clásica h ablaban
nómadas y p roclamaba la g ,a r.deza d e s u ética guerrera .20 Sabia p rudencia: el uso d e aretes y Ías
d e Puh, o "Árboles co rta.d os en form a de cono"; los n ahvas del posd ásico. de iollan, "el sitio d e
materias de que están hechos pued en evo car creen cias y prácticas q ue ahora son sospechosas.
Hay que guarda r l~s apariencias, incluso cu-a ndo el sentido d el o rn ato escape a los españo les y a
sus religiosos. las perforaciones rit uales, así como las d eformaciones del ló bulo d e la oreja,
son demasiado visibles, mie ntras q ue el jad e y el o ro excitan siempre la codicia y avaricia d e los
invasores.
Para los pintores de los códices. la cons umación de fa civilizació n culmina er. el ahi pctl por
excelencia q ue cons tituye la cit:dad d e Texcoco. Veinte añ os después de la Conquisfa, todavía no
se trah: de una civilización d es~parecida, aur.que reunie nd o en fo rr.o d e Netza}iualcóyotl {140 2-
1472) a un grupo d e siete artistas, en cvyo número se cuentan t:n pintor, un escultor en jade, un
azt.ilejero, un o rfeb re, u r, plumaje ro y un eban ista, el au:tor del Tfohtzin tier.e toda la intenció n d e
celebrar el esplendor alca nzado a mediados del s iglo p re<edente.11 Est e " Ren acimiento", en
donde fes señores d e Texcoco se p resen b n com o herederos direc:os en la d écada de 1540, se
dis tin gue del respla nd or mucho más lejano que ema naba de la l ula de fos toltE'cas. Texco co n o
es to davía un astro e-xtinto. lo que q uie re d ecir q ue los pinto res juegan al men os con d os perio-
dos y dos modelos de civilización: uno, tolteca, que p reced ería la llegad a d e fos ch ichim ecas d e
Xó lotl, y o tro , tod avía vivo y activo, que resultaría d e la fusión de los ant iguos toltecas con los
re.cié n llegados . As í, pues, este esquem a no tien e n ad a de pasadista n i tam po co n ada d e renun•
eta, inclus o podría h3cer eco a la actua lidad co lonial. Como o!rora la h erencia d e Tula se trans•
mitió a l~s gen tes de Xólo tl. el ol!ipetl ind ígena está en- esta época 3 ponto de redefinirse en la.
ciud3d española. er. la c¡t:e p retende convertirse. Herna ndo Pime ntel está tan convencido de ello
GU E- re-d a m3 y o b:ien e de lo-s recién llega.dos - la Co ro na de España- el titulo d e ciudad para
Te.xco co. ¡Como s i un nuevo renacimiento esfovi ese al alcan ce de una cédula real! Por más que
los pintores p rescinda n de una escritura en el sentido en q ue la entendem os en O cciáen te,
saben reprod t:cir m auvillo samen:te la complejidad d e las transform acio nes.
MODERNI DAD DE" TEXCO CO reino. l a imagen del palacio, co mo el palacio mis mo, s uperaría la a:p resión d e t.:n o rden po lí-
tico s uperior o d e una armo nía có s mica. La estilización d el m o delo no s ustituye con una ve ts ió n
l a civilizaciór. "moderm1" co rrespo nde a los rein a.dos de Netzaho-alcóyotl y Netn hualpilli. El
abreviad a y reducida a lo real, sino que h a.ría. s urg ir fuerzas p ñ mo rdiafes en la s uperficie· del có 4

a.d¡etivo s ubraya fo <¡ue tien e de acrual y valio s o el patrimo nio q t:e deflen den lo s pinto res. Para
d ice.
los pir.to res d el Codro< Quinatzin, este lo gro d el pasado se encarn a e n Texcoco bajo tres fomus
El pla no es en este p unto una parte d el todo más qve una traducción simbólica. Es indu-
s'l.lcesivas: e n la materialidad de un topó nimo qi.:e marca el paso d e la gruta al oltipct/, en la pre-
d able c¡a:e se ha de regresar a.l concepto d e ixiptlo: este voc ablo náhuatl que los religioso s tradu-
sen tación d e los g rupos human os qi.:e cons tit uirá n s us d ife1entes barrios y luego en la mo nv-
cía n como "imagen" designaba. tanto a los ídolo s como a. las víctimas d e los sacrificios, a las
mentalidad del palacio de d onde eman a el pod.er d e s us dos s oberanos más grandes.22
que se id en:iñcaba co n los d ioses. Ahora bien, el ixiptlo n o pertenece al orden d e la: represen-
Para rep roducir fon éticamente la palabra Te-.xcc-co, el topónimo d e ~a ciudad asocia la piedr-a
tació n y el s ímbolo. Em ar.a d e una poter.cia totalmente dis!in b: el ixiptla conecta literalmente la
(t~.JJ y el j arro (comit.l). El tallado excepcio n al del glifo tu dvce la g rar.dez-a y el esplendor reivin•
superh'cie del có dice co n otras dimens iones de (o real. <¡ue, según lo s ind ios, le son contigu u .
dicado s po r s us señores. En el Codtx Quinaizin, el líder epó nimo acoge a bandas de toltecas,
l a relación es más metonímica que s imSólica.~
qoe por su aparie ncia. >' sus bag.ijes se design an como refu giados p rocedentes d e 1u1 mundo
La sala del tro no, por su parte. o cupa la zona o rienh l d el palacio. Tiene el perfil de las ca.ver•
óvilin do.2l De fa u n ión d e estos d iferentes g rupos r.acerá la ciudad d e Texcoco, como lo mi:es•
nas que se suceden en lo s o tros cód ices y hace que se piense en la g ruta p rimordial, Chico •
tra el pintor identifi cando fa p roven ier.cia étnica de cada u-no d e e11os.
mózto c. ¿Sim ple "analogfa visual".!! metifora pura? (O hay que tira r el hilo de un c:oniínuum en
A esu puesta en escen a sucede una nveva im agen d el alti p~tí, es d ecir, el palacio con sus
el q ue se ensamblarían el Chicomóztoc ar<¡t:etípico, las g rutas a ncestrales - la del ancestro
salas: sala d el tro no, sala de los co nsejeros, salón d e mús ica. l a arq uitectura p ro clama los vie•
Quinatzin- y la sala d el tro no, como s i todos estos elemen tos encasttado-s unos en otros decfi.
jos p rir,cipios co s mogónicos ju gando con las cuatro d irec-ciones d el mundo; mient ras h nto, la
naran. fas sucesivas y d iversas facetas de una m is ma entid ad ? Al parecer, los pintores n o a.p ro•
parte s uperior del palacio - en donde t ie nen s u trono los tlatoani Netnhua.lcóyo tl y N etza.h\.u l-
vecha n sólo el resorte simbólico 23 n i juegan a las escondidas con la idol=tría remitiendo cfiscre•
pilli- es i.:na réplica del ant ro bien aventurado d e la. caverna en donde .nacieron los a ncestros del
ta mente -pero seguramente- a otro lugar, a un más allá o a: una trascendencia en d o nde se
grupo. Alred edor d el palacio se orden ar. las ciudad es vasallas y satélit es d e Texcoco.
d esarrolla ría la acción velada de los d ioses. Esta explicación contir.óa siendo to d avía d em asiado
¿Nos enco n tramos an te un plan arquitectó nico o una visión estilizada? ¿No es el palacio
occidenta l para ser reafmente satisfac:o ria. ¿No nos encontramos m-Í s bien enfre nte de declina-
sin o el s ímb-o lo d el pod er sobera no, como en O ccidente?H " El plano de Cha mbord , cuyo inven-
ciones s ucesiv.is d e una realidad que se revela encarnándose en los personajes, lo s g rupos, los
tor podría. ser Leonardo, está organ izado alreá edor de un espacio central en cruz y se desarrolla
acontecimientos y el desplazamiento de lo s paisajes <¡ue colm an .el m•J ndo acolhua? Una rea•
a partir d el nl)mero cuatro." l a ::rquitectura del cas:illo exalt-a la g rar,de~a de los Valois: refle-
lid ad cada vez más -amenazada por fa realidad que los invasores se esfu erz:an en introducir.
jando el co s mos, d ifur.de una simbología im peria.l.l.S Es la im ager. de un "mundo elemental
Un saló n de música d a a la corte del palacio: de u n tambor hu~huet! se eleva u r, g lifo e n
celestial e inteligible". El palacio pintado en el Codex Quinatzin parece tener i.:na fun ció n tota l-
íorma de· voluta <¡oe deja. ver lo invisible: ei s onido y la s ustancia mis ma de la música. A ono y
mente diferente. l os tlccui!os po nd rían al observador en co n tacto con fo erzas qt:e crearon el
otro de sus lad os se yergl!.le un d anzante s t.tntuosamen te engalan ado. quizá Xochiquétzal. hijo de d aros, simples y contundentes a la g loria de los príncipes justos por antonomasia que reinaron
N e!Zahualcóyotl, q ue regulaba a los mús icos y las d anns.1S- Es la asociación d e la mús ica. lo s en Texcoco. c¡ue se puede p resentar como un espejo en el c¡ue Carlos V y s u h ijo el p ríncipe Fe-
cantos. los p asos y los gestos la que permite acced er -al otro mundo y, en particular. a su n ivel lipe - Neb:a.hualcóyotl y Netzahualpilli d e ultramar- no habrían deja do de reconocerse. tste es
celeste. fgual q ue los braseros q ue calientan la corte e inscriben en la pintura la p resencia lumi• el testimo n io que quiere rendir el QuinaUin, no con simples ilustraciones sino con la foe rza in•
nosa y ardiente del dios del fu ego,lO las interpretaciones musicales y fas represen tacio nes coreo• fu sa d e las pic:ograffas, que valen tanto como todos fo s disc!.:rsos. Porque. por pintores y prín-
grá6 cas nos acercan ,3 la realidad ú ltima. En l:1 antigu:1 Ch im.• " el cu rso meto dioso de los soni• cipes que se-a n en la d écada de 1540, nuestros ir.dios no sólo tie nen ante sus o jos una nueva
dos, el ord en armonioso de- los gestos y posiciones son o tros h r.tos p rocesos particula res que justicia, nuevos tribunales y nuevos jueces. todos impuestos desde el exterior. s ino c:¡1.1e la jus-
coinciden co n el gran proceso d el mur.do y lo vuelven más presente a h conciencia") l ticia tndicional. cuyos logros y méritos recuerdan. está en p roceso de convertirse en un vestigio
No hay "civilización" sin ejercicio de la justicia. El tercer folio del Ccdroc Quinotzin distin gue d el pasado. en el íegado de un tiempo ido. con un resorte cada vez más limitado a los asuntos
la justicia <¡ue se h ace a los nobles de la justicia que se h ace a los plebeyos. la pintura es un car• locales y a los delitos m enores. De ahora en ad elante la Corona española y s us rep resentantes
tel que hace público s todo s los aspectos del fegafis mo.n Cuatro columnas detalla n crímenes y son quier.es eje rcen el d erecho d e vida y muerte: el virte}' y la Audiencia son quier.es fijan la
castigos: el robo con violencia. el adulterio, la revuelta , la corru pció n d e la justicia. y las san- norma y las co nd icione-s d e la aplicación de la ley.
ciones que les corresponden. El ejercicio de la jus ticia y la t epresentación d e los lugares en las
c¡ue se e¡erce (el m ercado. la corte del t1ibur,a l, la jaula de m adera que sirve como p risión) aña•
d en el toque que fa ltaba para perfeccionar el retrato d e una ciudad realizada y. por tar;to, de una
so ciedad po lítica que n o tiene nada que envidiar al mundo español. El adult erio y la ins ubor•
dinación son d esviacio nes q ue me-recen la pen a de mi:erte. lo que n os h ace recordar q ue la sen•
ten.cia capital dictada contra don Carlos O metochtzin h abría muy bien pod ido ser d ictada por s u
abuelo Netzahualcóyotl. hasta por s u padre Netzahvalpilli. Y la evocación que el Codi'.x Quina•
t.zin hace d el hijo pró digo y d el hijo p recavido tenfa con que inculcar en la mente de los indios.
GUe lo tenían entre sus manos. los destinos contrastad os de d o n Carlos y de d on Antonio , h ijo-s
ambos de Net:zahualpilli.
la rep resen tación extremadamente estilizada del eJerc,cto d e la jus ticia p udo h aber s ido
considerada como una recons trucción bastante- elemental. No obstante, esta lámin a no es i:na
simple herra mienta ped agógica.;! Estos documentos Í!.:ero n co ncebidos en el contexto parti-
cular del debate acerca de la racionalidad d e los indios. Ah ora bien. un d eb:.te exige argumentos
H PODER EVOCA DOR DE. LOS GLll='O.S ot ros to pónimos. Más tarde, la posició n hegemó nica de Texcoco con respecto a s us ve-cino s y a
sus sú bditos está fueta de toda duda. Azcapotzalco a S !J vez alC3r.za su auge y esplendor pofí•
¿Pot cu ál med io abordan los pir.tores tod:as est:as cuestiones? Pin':ando g lifos y excluyen do tod a
tico y s u topónimo se impo ne mientras que la estrella d e Tena)'\JC-3 comienza a ap:agarse: como
intervenció n "escrita.... El v31le d e México no está vacío a la llegada d e los ch ichim ecas. Xólotl y
una piel d e zapa, s u g lifo comien za a en cogerse antes d e d esaparecer del códice., !! Son, pues, la
s u gente surgen en u n paisaje donde )'ª se levantan construcciones en fo rma d e pirá mide. El
aparició n de topó nimos, s u cru zam iento, s u reducción, incluso su escamoteo., los q ue, al ñtm o
glifo q ue d esigna la pirá mid e materi:aliza la :apuició n d e la ciudad o r_gan izada y de los cent/os
d e los folios del XoJotl, ilus!ran la evolució n polfiica de la región. Al mismo tlem po, y por tanto
cerem o nia!es. El glifo puede evo lt:cionar y el monumento colapsar: la idea d e crisis de la civ ili-
en el m ism o pfa no. otros glifos registr;in el desplazamiento de la. caza a la. agricuftu ra y a la vida
zación la rep roduce el d ibujo de la pirámide q ue se d ett'Jmba y d esmorona. La figu ra d e un
u rbana. En el segundo folio del Xo!otl los líderes chichimecas o frecen tod avía presas d e caza.
:adulto en lágrimas, rep roducida varias veces en el p rimer fo lio d el Xólotí, agrega u na dimensión
co mo tributo a s u jefe todopo d eroso. En ef fo lio siguiente :aparecen los prime:os campos d e
emotiva a l revelar la consternación q ue provoca la ruin-a d e Tula y el éxo do q ue desencade na.
maíz vigila do s por los g uatd ias ch ich imecas, a las ó rdenes d e Q uinatzin. Más lejos tod avía, un
Pero .el éxodo n o es el final d e la civilización: los tefugi:ados lleva n cor.sigo a otras partes l:as
azadór. ind ic.a que los seño res y las aldeas d e la regió n d e Texcoco viven ahora del cuhivo de los
artes d e la g ran ciudad d es:aparecida . Las pin turas d el cód ice h acen visible con precisión una
campos .36 Ya no se conten ta uno con su petvis:ar los cultivos d e los territorios inv:ad idos. Se ha
"transferencia de civilizació n".
entrado e n la civilización agrícola y u rbana. Así. e n lugar d e entreg:arnos u na instantáne3 de los
As í, p ues, los glifos s on capaces de mostra r el acceso a la "civili:nción". l o s pintores pro •
lug:ares y una sola, los " mapas" d el valle d e México ponen en im ágenes, o si se prefi ere en g lifos
ceden por toques progresivos; el paso d e la co nd ición d e n ómadas a la co nd ición sedentaria lo
y en espacios. los s ucesivos estados por los q ue pasa la comarca en !os siglos q ue preceden a l:a
ilus'!ra en p rim e, lugar fa instalación de las fam ili3s en la conch a p rotecto ra que es la caverna . Es
Con<¡uista.
un paisaje d e grutas en donde los cazadores-reco lecto res del Tlohtzin se inician en 13
agricultura.,!! la mutació n progresiva d e 1-a caverna en la ciudad la traduce la evolución d e lo s
glifos d e lo s topónimos: de un folio al otro, Tenayuca parece a nte todo u n ab rigo de cavet•
n ícolas alred edor d el cual se reúne una primera corte :antes de transformar-se en ur.a ciudad ro•
d ead:a por un a m ur:all~ q oe la protege (vé:ase 1-~ Figu r:a 111}. Esta transformació n sig U"e la evo•
lució n del modo de vid:a. Los pintores no d isimulan que lo s chichimecas recién llegados d eben
a los inmigra ntes toltecas los bie nes q ue son la vid a urban a, como también la legitim idad polí-
tica materializada en el tro n o icpa!li sobre el cv al estí sem3do s u je fe d esd e el segiundo fo lio d el
Codt-.x Xólotl (véase la Figu r:a lV).
El topón imo Ten ayuca n o es s ólo u n indicador d e civilizació n. El tamaño del glifo se agranda
con el -:aumento de poder, s ubrayando al mismo tiempo el ra ngo c¡ue ocup-3 en relación con
VII I. (OTRO ORDEN DEL T I E M PO?

¿CÓMO explicar el esC3moteo de Chicomóztoc., la g ruta o riginal o el s ilencio sobre las etap 3s d e
la mig ración? l a actitud es especialmente intrigan te porque otras pinturas reafiZ3d as en la.

m isma ép oca, com o el Mopa 2 de Cuauht.inchan o la Historia tolte:ca chich im eca, mues':ran es½a
fas e ó el p asado. En estas dos p iens, el p e riodo d e la migración está muca.do p o r interve n-
ciones d ivinas, comer,zando por el episodio d e la partida, 1:, salida de la caverna d e Ch ico-
mózto c., el antro primord ial d e donde pretenden h aber salido todos lo s gru pos d e len g,ua n í h1;a-
tl. l a "fáb ula" satura el relato d e la partida y ritma los desplazam ientos de los p ueblos c uyo pa•
sado se esca.lona e n estos d ocume ntos. En el valle d e Pt.:eb la, los avtorH d el Mapa 2 de Cuauh-
tinchan - q ue rehta la salid3 d e Ch icomóztoc y la m igración d e fos n ahuas h acia Cholula- no
h esih:n er, h acer q ue apar ezcan d ivin id ades y sacrifi cios hum3n.o s e n una p intura fech ada a ntes
d e 1544, q ue atestig va 1-a legitim idad de su s derechos. As í, esta obra es contemporár.ea de nues-
tros códices. Rev ela que, e n una región vecina , grupos indígen as, al ccntruio de fes tlactiilo! de
Texcoco, prefi e re n desarrollar la ir.tegralidad d e s v p asado, sin o m itir nada de s u "preh istor i3",

p or m a nch 3da que esh:vien, d e idol3trÍ3 a los ojos de los religiosos.!


(UNA HCULARf ZACI Ó N DE LA M EM ORIA? ancestrales, como se d ice de un agua que· está de-sm inera1izada.
Para habla r d e ''secula rización" serfa necesario c¡i:e la línea divisoria entre p rofano y sagrado.
l os pintores de Texcoco debieron pradica, la autocens ura, er. parte por convicción - e n caso
que nos parece tan evider.te, hubiera tenido semejante consistencia p ara los letrados indígen.is y
d e sine.eta adhesión al cristian ism o-, en parte por cálculo po lítico. Eliminar lo <¡ue era "idó-
los letrados españ oles del sig lo XV I, s uponiendo, evidentement e, que estos dos registtos exis•
latra" no s igniflcaba h acer tabulo rasa d el pasado, sir.o desh acerse de tod o lo <¡ue los esp:.ñoles
tierar. como tales en uno y otro lado d el Atlíntico. Tod avía h o}' r,os percata mos de q ue la d is tin-
consideraban ':al. Así qrue los tlacuilos vacfan el pasado <¡ue pintan d e tod a intervención div ina
ción entre sagrado y p rofan o n o es unive rsal. l a idea d e que pued e existir u n ámbito , efig io-
explícita. No sólo en su fase m igratoria. Bash comparar el Xolotl con una pintu-ra cor,feccio nada
samente neiñro s upone que una religión co nstitu:ye un corpus d e rituales y creencias que se
antes d e la Co nquista por los mixtecos, el CodM Zouch :!-Nuitall, para constatar la d esaparición
p u.e de d esprender del entorno en el <¡ue se ha desarrollado. Para los frar.ciscanos la idea cae por
de los dioses: al parecer, fo s epis odios q i.:e se s ucede n prescinden d e ':oda injerencia sobre-
s~ propio peso: basta arrancar de los espíritus indígenas tod o lo que es del ámbito d e la "vieja
natural. ¿Estarían ya muertas en est a d éc1d a d e 1540 las d ivinid ades de los indios ?~
ley'' paca injertar en -su fugar la fe cris tiana, p1.:esto que están convencidos de encontrarse frente
Un o se queda impactado po r o!ra ausencia en las pinturas, y ésa de gran importancia. El
a un objeto d e la m ism a especie que el cris tianismo y el is lam, y, por tanto , en p rincipio sepa•
monte Tlá loc, lo h emos dicho , alcanza s u p unto mis alto a m ás d e 4 000 metros de a ltora
rabie y asimismo s us tituible. Pero (se en cuentra n verdaderamente enfrente d e una "tefigión" de
sobre el nivel del mar. P-a , ece ?aradójico q i.:e se guard ara silencio sob re la intervención de la
contornos defin idos ? Según los frailes. lo sagrado cristian o debe tomar el fugar de lo d emo•
montaña en el poblamien to de la región y el a1.:ge d e Texcoco , mien tras c¡ue se pone toda la aten•
ni~co ind ígena, sin q i.:e haya necesidad de tocar las costombres q ue parecen anodinas e indem•
ción a los instantes en q ue se establecen los migrantes y a la geografía del conjunto d e la región.
nes al veneno de la idolatría (el fran ciscano Bernardino de Sahagún será uno d e los únicos en
Este im p tesio n-anie relieve, lo h emos reitera.do, lleva todavía en su cima los vestigios de un san•
proclamar, con prueb3s a la mano, qi.:e el universo d e los indios está atravesad o de principio 3
tva rio dedic1do a Tláloc, d ios d el agu a y d e la agricultura . la monb ña 6 gura en el itir.e ,a rio de
fin - el , eligioso habría escri-to "co n b minad o"'- por la ido latría).
Nop!!ltzin, h ijo de Xólotl, cuando reconoce el territorio d el valle d e M~xico. Pero permanece
¿A c¡i:é pued e correspo nder este no man's lan d arreligioso de contornos tan ~o rrosos? ( Tien e.
hundida en el a no nimato. Est a vez n i hablar de cor.tar con la ig n o rancia de fo s españ oles como
alguna existencia cu3fquiera par-a los ind ígenas? De maner3 general. del lado españo l n o se· hace
er. el caso de la g ruta d e Ch icomóztoc: el proceso d el cacique don Carlos en l 539 foe la ocasión
uno d em asiad as p, egunfras y se mece en la il1.:sión d e q ue lo cotid iano d e los indios se d ivid iría
para exam inar e n p úblico los co itos que contir.uaba abrigando y s 1.:scitando el monte Tláfo-c ,
entre actividades pro fa nas, po r tan:o inocentes y lio lerables, y ritos con tachas d e impied ad y a
examinar a los testigos y los in culpados, incau tar las ofrendas, reco.; er evidencias p robatorias.
fort.iori condenables. Esta m 3nera de ver 1-a s co sas satisface indudablem ente tanto a los .e1:ro •
l a discreción d e nuestro s pintores tiene. más bien el carácter d e no commt ni.._!
peos como a los indios . Excluye la idea d e i:na erlirpació n radical, por fo demás impractica':i!e, y
Silencio s obre los o rfgenes, discreció n sobre el monte Tl31oc... ( O,ih e habla rse de "secula .
d eja que lo s indígenas recupecen todo tipo de creencias y de hábitos ancestrales.
ri.n ción" d e fa memoria ind ia?! Bajo la infli.:encia d el cristianismo de lo s ve ncedores, los pin-
En Te-xco co los pintores ap rovechan esta ilusión. To mando nota de las p ro h ibicio r.es cris-
tores habrían vaciado s i: pasado d e co n r,otaciones y resonan cias religio sas. Una h istoria sin
ti3o as, cuen tan con la ceguera europea. Eliminan, o simplem ente atenl:an co n un velo d e
intervención d ivina, tm pasado s in matriz primord ial, i;n paisaje depurado d e s~s p resencias
d iscreció n, todo lo qve en la s upem'cie p ued e de-jar ató nitos y con mocionados a lo s recién lle - (El mundo es vn teatro y los ho m bres acto res f...J
gados: en la p rimera lám ina del Xofotl, encim a del .glifo d e Cho lula., una serpiente m inús cula l o s cielos y los destinos son s us espectadores.)
asociada a la fech a. 1-Cañ a (C~ Aca ú), en marcada po r d o s sacerdo tes q ue se pued en re,co n ocer
Pero Texco co no es Chambord n i el •,alfe de México el valle d e la l oira.,! Ev itemos atribu ir a
por su larga c abelfera, bien pod ría registrar la p:esenóa d el d ios Q t:e':zalcóatl. Al mismo tiem po ,
las élites indígenas una ma nera d e ver las cosas q ue seria ante todo más la n ues;:ra <¡ue la suya.
los pinto res d escañ an toda concepción cristiana d e lo sagrado y p reserva n co n lo s medios a s u
En su relació n co n el mt.indo, parece que !os indígenas p riv ileg ian la relación co n creta, la cer-
alcance aquello a lo que se adhieren, y es':os m ed ios , lo vamos a ve:, todavía est án muy lejos de
canía ín tima . Co mo si fa p arte hablara po r el tod o, s in c¡L1e hubiera solución de co ntinuidad e ntre
ser d esd eñables.
lo que para no so tros es lo visible y Ío invisible, n i d istancia insalvable entre lo q ue llamamos
Más q ue seculariza: los tiem pos ido s, los tfacuilos saben escoger el lad o meno s mo leste y
inmanente y lo inasible. l a materialidad d e la pintura, la fr agilid ad d e la h oja de .a gave, las capas
d irigirlo hacia el ojo inexperto d e i.:n event ual o bservador e uro peo. ( Cómo explicar este tri.:co d e
d e pigm entos. los "retoques" y el juego de las fo cmas, la. p ro liferació n d e los seres y los gestos
p restidigitació n? Potq ue aprovechan los s opo rtes y !os leng i;ajes e.xd L1sivam ente indígenas
en las páginas de lo s códices tienden un puente hacia las co s.3 s de 3n!año tal co m o los indios
(cód ices, g lifos, cro matis mo , despliegue bidim ens ional...) q ue co n he re n a S LIS p ro d uccio nes un
las memo ri.aaron y las s iguen co mp rend iendo en la d écada de 1540. Un mundo en cuyo ser,o fo s
aura de a ntigüedad y un toque d e exo tis mo apropiados para d esviar la aten ció n d e lo s inq ui-
seres, las co sas y los d ioses est:f o ligad os u nos a ot:o s. "As í, p ues, vis ibfe e invis ible se pre•
s idores. Esta toma. d e posició n, pa rece jugar ig ualm ente co n una. relació n co n lo real q ue d iverge
sen tan ante to d o en una relació n d e va y viene permanente: Lino s irve 3 lo ot ro ~ uno se convierte
f.Jnd amentalm ente de la d e- los jueces y clérigo s esp añoles.
en lo o tro sin pérd ida n i ruptL1ra"'.!
Se ha fo rmulado la h ipótesis de que el s ilencio "forzado" de los pintores respecto d e la "fá.
En su análisis del confucio nism o, Fran~ois Jullie n n os recuerd a q lle n uestras ma neras de
b ula" - los o rígenes pro d igio sos y mítico s, la intervención d e lo s d ioses- se compensaba con
pensar n o son L1t1iversa!es ni evidentes po r sí m ismas. l 3 sing i.:lañdad d e Ch ina p ued e poner•
una batería d e m etáforas~ que inyectaría en un mensaje relig iosamen te aseptiza do referencias
no s en la pista de !.a singo laridad d e México . El mur.do indígena se escalo naría, an':e n uestros
incesantes a ins ta ncias de o cden metafísico: fo s sobera no s ocu parían el lugar d e los dioses, el
oj os , p resente, zumband o d e vida. en cada fo lio d e los cód ices. l a g ruta pintad a, en el sentido
tíndem rul Netzahuafcó yotl / Netzahualpi!li rem itiría al tíndem d ivin o Tláfo-c / Huitzilopo cht li,
fu erte d e ixipila, po r ta<1to de presencia viviente, se impone en el fo lio. la fragosid ad en la ro ca
los accid entes del relieve albecgarían lo s l1Jgues p rimo rdiales, las cavernas d e lo s ch id ,imecas
pintad3 en fo rma d e g ru-ta qt.:e ab re de par e n pu el pais aje monta ñoso h a.ce q ue su rja o tt~ C 3·
serian o'!:ros tantos g uiño s al antro o riginal. Chicomózfoc, el p-31acio d e Texcoco o frecería, como
verna, lejana y p rimo rdia l. pero al m ismo tiempo ':an cercana . As í, fe s có d ices y lo s pintores no
C'1ambo rd, t.:na s untuo sa image,i del cosm o s ... As( q ue lo s có d ices fu ncio narían co mo teatros
tier.en q ue o poner un visible, que no sería más q ue un a apariencia gro s et-amente pintada, a un
simbólico s en d ond e fa gesta d e lo s humar.o s sería sistem áticamen te la transposición de la
invis ible agazapado en otro lugar inaccesible en do nde vib raría la s t.:prem a realidad d e las co sas.
gesta d e los dioses.! To d o esto es o bvio cuando se cree co n Ronsatd q ue
l o s m undos in:erad úan sin q ue n in guno se a ísle en una esfera inaccesible.! Dicho efe otra m a•
le· monde est un th éi tte et le·s hommes act.eurs (...) ne:a, en este estadio lo s ind ios no tienen necesid ad d e jo gar a las esco nd id as. m eno s aún d e
l es cieux et les des:ins en sont les spectateurs . crear "un s t.:btexto d is im ulado parcialmen te" para o cultar genealogías m íticas, ni d e d istin gu ir
ent re pas3do s " sagrado" y "pro fa no". No es s ino con el pasar d e l3s generaciones que lo s sabe-
res se va n a d iluir. Se va n a fragmentar y se escindirá n entre reminiscen cias, c ad3 vez m ás elíp•
ticas, entidades pro h ibidas y c, eencias s uceptibles de ser admitid as po r los españ o les, q ue m ez•
d ará n ir.e.:<tricabfem ente lo maravilloso cristiano. los an tiguos , it uales d e las d emarcacio nes y
los recuerdos del p rime r sigfo d e la Co nq uisb.
.
LA CONTIG U I OA D DE LOS SERES Y DE: LAS COSA S tolte-ca o a las gu erras que libran los fun dadores d e Texcoco contra s us rivales. l os seres y las
cosas cobra n vida er, un continuo ir )' venir d e en ergfas opuestas. A fu erza de confro ntaciones,
l a co ntig i:iidad de los seres y d e las cosas se ins crib e en un o rd en d el tiempo, suponier.d o que
intercam~ios y fus io nes, los ciclos se concatena n. las pa.reias de ele mentos a ntagónicos se
se trate aquí d e tiempo. Las palabras no s h acen tropezu a mem:do: ¿cómo evitar ha blar del
su ceden .!! Co-a nd o lo s prim ero s folio s del Cod~ Xoloil reúnen a toltec3s y chichimecas, cu ando
tiempo co mo s i fu era una id ea universal y atribuir a los ind ios concepciones q ue s on sobre to do
confronta n a los sedenta rios con los n ó madas o a los agricultores co n los cazadores-
las nuestras ? L3 id ea d e tiem po no tiene n ada de algo invariante. Nvestro tiempo no es el d e los
re-co lectores, es indudable que registran la di:alidad p rimord ial inscrita en uno d e ~os princip ios
religiosos españ oles, aun cu-ando éstos perten ezcan a nuestro p asado. l as ma n eras div e,gentes
reguladores d el cosmos: la pareja o rig inal Ome!ecohtli / Om edhuatL!!,
en las q ue n osotros , r,uest ros predeceso res franciscanos y las élites indias d e la Conquisb n os
El inicio d el códice muestra a los recién Hegados frente a los exilados que est án en estado d e
sito amos fre nte a las cosas p asadas est.:f o generalmente im p lícitas y raram ente se percib en en
rupt,ura de civilización; la continuación p o ne en escen a dos g rupos tan p rofundam ente d ivid idos
su singularidad y s u inco nmens urabilidacl.
como insep arables, acolhuas y tepanecas. De leng u a náhua tl, los dos campos h a.cen ala cde de
Comencemos por lo más s imple. l a rem emoració n colonial invirtió las prioridades. Antes d e
ser los h erederos d e Xólotl yde las ciudades toltecas. A s v vez, la ludia entre Texcoco y Azcapo•
13 cris tianización, los pintores indígen as se inte resaban por encim a d e tod o en fos o rígen es d el
t:zafco es la que im p rime-s u dinámica y c1da cam po r eparte s us fu erzas en tres ciudades: las del
mundo, y las etap as p rimord iales eran los momentos q t.:e convenía p reserva r y h'a.ns m itir.10 En
Este (Texcoco, Huejutla, Coatlinchanj se enfrentan a las del Oeste {Azcapotzafco, Tenochtitlan,
el siglo XVI , bajo la pr esión de los refigio s os y d e la colo nización, los t!acuilos se concentta n en
Cu fhuacán)._!! Una vez vencid a Azcap otzalco, y elimin ad a d el juego , se ins taura otra fase d e ten-
los p eriodos más recientes, aunq u e tengan que esc1motear los tiempos m ás lejanos.
sión: el p oderío ascendente ele México-Ten o chtitla n se ye rg i:e fre nte a la cap it al acolhua. Este
En los códices d e Texcoco la s upe rficie pintad a actlva la evo cació n o provoca la irru pción. de
par d e cii:dad es domin ará la escena p o lítica h ash la itrupció n de los españoles y durante
una. ed ad ida . El presente ind ígena está en sin':o nía entonces co n los ep is odios que d escu b te 13
mucho tiempo d espués.
p intora . l os indios no concib en un fl ujo irreversible que cava rfa un ab ismo infranqueable enitre
el presente y las ép ocas q u e h an desap uecido p ara sie m pre. No es una flech a d irig ida., la nzada
d esd e la creació n del mundo en la. p erspectiva d el Juicio Final, acelerada, d ado el caso, por las
asp iraciones m iler,a ristas.

Nuestra idea com ún y co rriente de tiempo r.o ':ien e relació n a l.; una con lo q ue fo s t!ocuiloi
p intaron. ¿Se d eb e consid erar. p or t 1nto, que la d imensión esp acial ele los acontecim ientos ten •
d ría ven b ja sobre s u d imen sió n temporal, como si el trabajo de los p in tores debiera obfigato•
riam en½e m edirse en términos d e espacio o, bien, d e tie m po? Se tien e la sensación d e que el p a-
sa.do obedece aquí a un ju ego complejo de in':eracciones, ritm ado po r los afrontam ientos de
E.ierza:. contrarias que se e ncama n, al hilo d e los s iglos, er, la o la chich imeca frente a la resaca
LA L IG A DURA Dí LO S A NOS- id e ntifi car p ara descifrar un destin o, un acontecimie nto , un a uge o u n co la p so.

Tonalpohualli y ;,d uhpohua//; coincid e n cada 52 años. Esta co njur,ció n. el xiuhmolpilli, m a rca Ía
¿Cómo señ ala r la su cesión d e estos co nflictos ? En el Cod~ Quinat.zin, la yuxta p osición d e fo s
,.ligadura de los años ". Al te rm inar un ciclo d e 52 -a ños, lo s m ism os nombres de lo s años surge,i
glifo s p uede co t<espond et a un o rden cro n oló g}co d e llegada: es el c aso de los g ru pos <¡u e va n a
d e n ve vo y se re p roducen las m is m as co m binaciones d e f;.Jerzas. Dura nte •J n a ñ o 1-Pt dun a/ s v•
constrt:uir los d ife re ntes barrics d e fa ciudad de Texcoco~H Yuxt apos ició n a un cu ando la m is m a
cede que Q uina':zin funda Texcoco. y es e n o tro a ñ o 1-PitdernaJ c¡u e s u bis nieto Netzahualcóyotl,
escena se inserte e ntre un c u adro d e la "vida salvaje" y fa p intu ra de u n alti petí, la ciudad de
d e vuelta d el exilio, regresa al p oder e:, esta ciudad . Lo q ue e ntonces su cede reprodu ce t.:-fl esce•
Culhuacán, e n fa p arte in fe rio r del fo lio y a la d erecha .
na rio q u e ya ha b ía o currid o e n el tie m po de Q u in atzin a un c u a n do n ada tra nscurra de m a:ie ra
l o s pintores d is po ne n igu alm e nte de h erra m ientas m ás precisas. No so n las "fechas" en el
id é n':ica en lo s detalles. Un a "fe ch :1" s irv e para d efinir, o circu n scribir, una co njunció n partic ula r
sen tid o e n q u e nosotros las e n te ndemos . l o s aco nt ecim ie n tos q u e retie n e n lo s pintor es so n
su s ceptible d e reprodu cirse bajo d ive rsas m a n ifes½a.Cfo n es y e n co n te:dos distintos: la m is m a
"calili"cados" segú-n el '"cale ndario" m esoam e ricano p o r m edio de una gam a de 52 n o mbres de
"fe ch :1" de 1-P.idunal correspo nde así a d os aco n:ecimie ntos m a yores d el pasa.do d el valle d e
años cuyo conjunto fo rm a un cid o . Estos n o mbres se com p o ne n á e u n a cifra y un s us tantivo.
México: la p1rtida d e los m exicas de la ciuda d de Aztlá n p ara lle v:1r a. cabo su g ra n m ig ración y la
De o rd in ario se fo s asem eja 3 fas fechas d e nuHtro c ale ndario establecie ndo correspon d encias:
toma d el pod e r p o r obr:1 d el p ñ m er sob e r:1no m exica Ac:1m a p ichtli e n 1376. La creació n d e fa Tri-
p or eje m plo, nuestro año 2 0 l 7 sería el ec¡uiva!e n te del año 5-C1sa . Ahora bie n, esb s d e no m i-
p le Ali:1n za (1429) se p ro d u ce e n un :1ño 2-Ca:a y e n un a ñ o 2-Ca sa tie ne lu gar ta mbié n fa. fu nda-
n acio nes no son pu ros m arcadores cro r,ofógicos, sino m ás b ier, act6a n como cajas de ,reso-
ción d e Ten ochtitla.n (1325), dos ciclos de S2 a ntes. El re!orr.o de Netzahuak óyo tl a Texc.o co
n a ncia c¡u e r elacio na n íntim am e n te lo s e p iso dios qu e m a,rcaron el p asado. As í se tie ne el ser.ti-
oc u rre e n un a ñ o 4-Caña, 3ño co ns.agud o po r l:1 coro n ació n de los príncipes n :1h u as.lS
m ie nto de q ue d o s m ecan ism os produce n los ar.o s : u no, el iona fpoh ualli, pon e e n j uego 260
Ca fif{car un :1contecimie nto es m ás im p ortan te q ue s ituarlo e n vn periodo de larga duración.
p osiciones o d ías, }' el otro, el xiuhpohua lfí, moviliza 365. Xiuhpohualli y ton alpchua/li seria n
Ésta es la rH Ón p o r la c u1l los có dices no p recisan la p osició n d e un ciclo resp ecto de aqvellos
moto res y no cale ndarios d e ast,ró lo go, com o lo im agina b a n lo s observadores e u rop eos.1,l
que lo ha n pceced ido o su cedid o . Para los p into res in d ígenas. esta m :1n e ra de hacer l:1s cosas
Dich o de ot, ~ m a ne ra, kln alpohua/li y xiuhpohuaflj ope rarían regu la ndo l1s m ezd as incesantes
p on e e n evidencia las reson :1ncias del aco ntecim ie nto ._!! El lector o ccide n t-a l se esforzad co n el
d e la. e ne rg ía. q u e libera el co s m os e n s u d e ve nir. La ru lid ad del cosm os s e teje ría co n ,o s rit•
~n d e d escifra r el e nigm a e ncor.tra ndo ind icios q u e le p ermita n est ab lecer t.in de,curso crono•
mos del íonalpoh ua fli y d el xiuhpohua!li. Si el m u n do fo era un o rga n ism o , estos m o tores se
lógico satis factorio , p e ro el éxito n o s ie m pre coro n a la bú s qu ed a .2-0
asem eja ría n a d os giga n tesco s relojes bioló gico s alojados e n s u co r.u ó n.16 Nada q u e ve r, e nton•
Enton ces, el movim ie nto d el mundo y su s moto res e,s lo q u e accio n a todo lo c¡u e se desa•
ces, co n u na flec.h a del tie m p o e n la q u e int ervin ie ra el d ed o de u n a p rovidencia d ivin a.!_! El ca m •
rro lla sobre la faz de la Tie rra. La idea d e una d:1tación lin eal, c¡u e p a r~iera d e la creació n d el
bio no está ligado 3 u ascenden cia algu n a y, s i pto vie ne d e fo s humanos. e m a na m ás bie n d e
m undo o del n a.cimie n to de Cris to, s igu e siendo u na idea extra ña a los pin:ores d e Te.xco co .
comb in aciones producid as p e riód icam e nte po r el tonalpohualli y co rresp o nden a las cargas d e
Cie rtam e nte·, ha y fases de creació n : ya los cu atro s oles se su cedie ro n y p e reciero n antes de q u e
e ne rg ía d e 11 que cada ser es p o rtador. Cada ir.s ta nte· del d ía y d e 11 no che co rresponde así a t.lf1a
inicie 1~ e ra d el q uin to Sol. Pe ro el movimien to p rimord ial es a n':e rior a es'.:as creacio r.es: "Nada
m iríad a de influ e ncias cru zad as. Son estas influe n cias las c¡u e lo s sacerdotes se esfo rzarían e n
lo ha cre:?do n i form ado".:,! Se actvaliza en la pareja original Ometecuhtli / O meccíhU"-atl. Uníó n sobre el escenario espacial <¡ue es el valle de México; la segund a se asemej a más a una s i.:erte de
d e p rir.cipios co n truios, el movimiento se 31.l't ogeneraría. SerÍ3 d evenir in cesante, tra nsfor- cró n ica..
mación continua, a la v ez d estn:cóón y c.rn ció n, orden y d esorden.22 Unas tras otras, las pare• A los g lifos de año pueden añadirse indicaciones d e d u ración. Así, la rt.:'ta. d e los toltecas que
jas tecibirían su au ge y esplendor. completándose y entrechocando en u na interdependenci3 huyen de Tula está jalo nada por medio de signos que marcan la ltega.da d e los refugiados y por
absofot3. l 1 g uetra, es d ecir, el ch oque del agva y el fuego, la tensión entre h o mbre y mujer, la l3s d u racio nes vivid-a s en cad a e,apa. Pero los 78 años indicados bajo el g lifo d e Ch o lufa, en la
confrontació n entre chich im ec3S y toltec3S, el 3fro n tamiento de los a.colhuas y los ½epa.ne.e.as primera lámina d el Xotlotl, tienen al parecer otro sentido: s eñalaría n la antigüed ad de la fund a-
encunarían en múltiples o casiones y e n múlt iples lugares "'el proceso )' el devenir d el ción d el santuario re-s pecto de la llegada de los refu giados de Tula. Glifo s ind ígenas y dura-
co s mos".23 ciones sitúan unos episodios e n ~Jnción d e los o tros y siempre en relación con espacios
Para lo s indios el tiempo n o existe en s í, n o es en ma nera alg una un marco d e refete ncia d eterminados.23 Alg unas indicacio nes, es verdad, dan la distan cia que separa los hechos des•
abstracto q ue se pudiera aislar y tratat po r sepatad o. El tiempo n o se ap reh ende m ás que cuan- e.ritos de la fech-a de realización d e la pintora, pero es ve,osímil que a hora se trate de un re fl ejo
do se ritvaliza. Es el p roducto d e la convetgencia de cargas de e nergía vifal d istintas q i.:e llaman colo nial.
t.cnalli.24 No hay tie mpo si n o pasa n-ad a . No hay existencia más que en un espacio dad o, aquel L:. cron o logía que se intenta es:3bfecec h oy, con el fin de 01de n a.r los acontecimienfos d e
en el que fu imos, en el que somos , o en el que estaremos a punto d e h acer algo.:;! De ahí pro- ac'!.lerdo con nuestra escala, s t:po nd rfa una flecha del tiempo, pero Ésta está ao sente d e las pin-
cede esta noció n de espacios-tiempos (en plural) que tenemos dif.cultad en d iscernir porqi.:e ti.:-ras. El Cod~ Tlohtzin se limita así a yu:<taponer epis odios en el espacio )' se apoya exclusi-
es':amos h-:?bituado s a disociar el espacio y el tiem po. El espacio, escribía Merleai.:-Pont¡, es "un va mente en la s ucesión de las g ene, aciones.29
ser todo positivo , más allá de to do p unto d e vis ta , de toda laten cia, d e toda pro fundid ad, sin
ning 6n verd adero espesor",26 pero esta visión occid ental no es la d e los indios.
Entonces, los ritmos d el pasado p ued en variar como lo enseña el Cod~x Xo!oil. Sus cinco p ri•
meras láminas tela.tan 1-a lleg-a d a de los chich im ecas y el em etger de los Estados n ahuas d el
valfe: después de estos acontecimienfos qi.:e se escalo n an a lo largo de muchos centena res de
años es cuar.do los m igra ntes se convie rten en toltecas. A este cid o largo s ucede un ciclo corto,
p i.:esto que las láminas sigu ientes cubren so lamen te los añ os de 1409 a 1427. Estas láminas se
concen tran en los incidentes que cond ucen a la ejecución d el so':ierano de Texcoco lxtlilxóchitl
Ome Tochtli y a la huida d e s u hijo Netzahualcóyotl. En el primer peñ odo, las coorden ad as d e
tiempo son relativam ente imprecis;os; ~n el segundo, po r el co ntrario, se s igue d e cerca la actua-
lid ad d el in icio d el s iglo XV .27 Ot ra diferen cia : la p rime ra fas e se despliega en tod o s sentidos
que se reconozca la hegemonía de un:. ciudad co mo Texcoco, aunq ue sea menos a ntigua q ue
los asentamientos vecinos d e Coatlinchan y Hi:e.xotla.lS Una. regfa jamás infringida : fas líneas
l as gene31ogías a b ur,d an igua lmente en el C.od,x Xoloil. Presen ta n otros med io s de vis!.l'alin :r la
g:enea!ógicas legítimas siem p re terminan preva leciendo; lejos d e ser el fru to d el azar de los tiem-
mem oria, p royectando en un esp3cio de d o s d imensio nes el decu rso d el tiempo q ue encarna la
pos y de h, biología, son la ft:e nte activa d el po d er hegem ó nico q ue condiciona el d evenir d e una
concatenación de las g en enciones. Parece q ue los pintores ya disponían de un repertorio de
casa y con d uce a fa s upremacía. Es de s u legítim idad incues!ionable de d o nde los príncipes de
convenciones q ue ind iC3n las líneas de s ucesió n, a falta de escalo nar las relaciones de p uen-
Texco co y México-Teno chtitla n sacan s u fo erza, mientras q i.:e la d erro ta de Azcapotzafco es la.
tesco o con flgiurar los á rboles genealógico s q ve no s s on fam ilia res.JOEsta vez los observ3dores
sanción de un linaje d efectuoso.
et.:ro peo s tienen L~ impresión de q t:e se en co ent!a r. en un terren o conocid o. La idea española d e
Es más difícil identilicar los lazos q t:e hay e ntre las cad enas d e d escendencia y los territorio s
lfn~a rec-ia po drfa co rrespond er a las man eras indígenas d e marcar la tta nsm isión d el pod er.!!,
en le s cuales echa n raíces. El fl uir del tiem po s iem p re se actualiza en un espacio d eterm inado.
l as genealogías med ievales prepararon 3 los jueces españoles y a lo s religiosos para mirar las
No obstante, es necesaria una mirad a experta para captar a qué ritm o se borra n las genecacio nes
dinastías q ue les presen:aban lo s pinto res ind ios. En el Codex Xolotl las secue ncias genu lóg icas
d e tipo chichimeca en favor de linajes d e perfil tolteca q ue se ali"rman más a medida que los d es-
so n m ás d e una sesenten a y ce únen a 319 personajes.,!! El lin aje principal. q ue se remonta a Xó-
cendientes d e !o s recién llegados se acultura n y arraig3n. l as cavernas d elimihn so b re el nuevo
lotl y a su mujer Tomiyauh. cuer.ta él solo 18s individuos repartido s en od io generaciones.l3
territorio esos espacios que asocian sedentarizació.n y acuftu ració n. Las mujeres prefi eren a ho ra
Es!i-3 multitud de personajes teje una red exiremad amente d ensa d e rel-a ciones q ue evo locior.a al
las p ren d as d e algodó n a las pieles de an im al, el cuidad oso arreglo d e s us peinados d elaii.a sus
Mio d el códice. Así, las genealogías ay,..1dan a visualizar la evolución d e las -alianzas y de las co•
o rígenes toltecas al mis mo tiempo q ue recuerda el papel "civilizado r" de l3s esposas q ue se
rrelaciones d e fue rza. Y las lagu nas ja más son invo luntarias . Al , educir a lo m ás es.:ncial y fuego
intro d ujeron en el gru po chichimeca.!,! La multiplicación d e las secuenci3s q ue ilus tran estas
al intertumpir las genn log ías de Coatlinchan y H t.1exotfa, el pintor d el T/ohtzin encuent ra un
alianzas revela la intensiiicación d el mestizaje al lilo d e las generaciones. En todo el valle, la s e•
medio para ratiflcar la su premacía y el do minio de Texcoco so:lre estas ciudad es herman-as.!!
d entarización y lo s matrimon ios terminan acabando con la oposición entre cazadores-
l a sucesió n de las g eneraciones permite q L1e se pued a n leer las transfo rmaciones po líticas, 1-as
recolectores ch ich imecas y agricultores toftec-3s.!,!
relaciones diplomáticas y los cambios d el mod o d e vida como, po r ejem pfo, la adopción p rogre-
siva po r el homb re chichimeca de los v estido s y el corte d e cabello a la tol:eca.
La import,a ncia polñ:ica d e las familias se mid e po r su cercanía res pecto d el fu n dador Xólctl y
su can tidad de sang re tolteca. Una l,liación masc•.ilina prevalece so b re una liliació n fe men ina .
Tomem os una si~ua ció n id eal, la del h ijo de Q uinatzin, Tech otlalat-zin (t1 409). ts:e d esciende
ele Xófotl (del lado ch ichimeca) y d e Topiltzin {del lado tolteca) por '3s líneas paterna y materna,
mienfiras q ue s u esposa Tozq uentzin reivindica la mism a 3scendencia por la línea d e las muje-
res. Un linaje tan prestigiado - el cod el ch ich imeca.tolteca- es un facto r determin ante para
LA CADENA O E LOS EPISODI OS memorables.~ Una vez m ís. Chin3 nos s ugiere que caminemos en esta d irección cuando pos•
tufa que "la cavs3lid a.d h istórica se confunde con el d in amis mo del tiempo mismo. que no es
¿Cómo se encad enan los acontecimientos ? ¿Lo ~ucen según las relacio nes d e causa a efedo
otto que el d inamismo cósmico d el Dao".~ En el CodAf Xolo!I y el C6dcx Tlohiz in, las lfo eas
c¡ue- vendrían a moldearse en una d uració n concebid3 como la esencia del tiempo ? ¿ Nos en-
genealó gicas legíl:imas C-3 nafizan y vuelven espacio el movim ie nto d el mundo, co mo si fueran
contumos ante una c aus-3lid ad clásica q ue se er,carnaría. en los múltiples protagon istas convo -
los rieles d e un dever,ir ine.xor3ble convergente en la grandeza de Te.xco co y culminando con
cados por los pinto res? A primera vist a. parece q ue los tfacui!os Cj!.l'ieren d estac3r el papel de los
ella. Creación. fundaciones y ruinas se concater,an y alternan.
individ uoslS- ct.iando no es el d e los g~..ipos aso ciad os al topó n imo de su ciudad d e o rigen.~
Jugando en dos d im ensiones, la pintura es capaz de p resentar secuencias múltiples de even-
Aún habría qi:e precisar lo q ue los espíritus del Renacimien to entendían por individ uo y
tos q ue se d esarrollar, en el mis mo mo mento y en fa mis ma región. En un , elato escrito a la
actor hist ó rico: la n oción d e "carácter" qoe se- er.cuentra en Maqi:iavelo o G,..iicciardini no tiene
et.nopn , estos acontecimientos se s uced en al fifo d e los c3pítulos, y el texto est á. acom pañado
nad a q ue ver co n nues:ra visión mod ern a d e la autono mía del ind ividuo:~O En eltos, el h om b re
d e recordatorio s y , e-tornos al pasado. Los pintores to man o tro camino que ilustra d e manera
se d efine según criterios aristo:élicos, sig uiendo una escala d e valo,es morales q ue determina
sinóptica los de-s plazamientos d e los prot3go nist as y condicio na ~a extensió n d e la s u perficie
direcumente s us acciones. l a con cepción del yo se fun da a 13 vez sob re rasgos físicos y co n-
pintada 3 la importancia del acontecimiento. As í, en el primer fo lio d el Cod,;x Xolotl se ve 3 la vez
ductt:ales, much o más que en fa idea d e una vida interior y de una sing-..ilaridad abs oluta . Está
el reco no cimiento del tertitorio por Nopaltzin y el éxodo d e los toltecas que han venido a r eÍV•
excluido per,sar q ve nuestros pinto res ya hubieran asimil3do e-s ta figu ra d e actor histórico.
gia rse en el valle d e México. l os ávilin dos "sin ciudad" circula n hacia el sur y hacia el este.
Sería co nveniente preguntarse ta mbién si las so cied ades mesoam ericanas com partían nues-
lue,g o avanz3n hasta Ch o lula. en el vecino vatfe d e Puebla. sembrando a su paso enjam~res de
tra concepción d e la concatenación d e los hecho s . ¡Como s i de nuevo fu er3 eviden:e q ue todos
nuevos embtiones de civilización. Los ch ich imecas, por s u parte, o rgan izan reco rridos de re-
los p ueblos d e la Tierra escribie-s en s u h istoria siguiendo fa mod3 europea, con s u botiquír, de
conocimie mo y dema rc ación que rodean el espacio mid iendo el s u r, el este, el n o rte y fin3 I.
conceptos correspondientes!!!. Los tlacuilos d el Q uinatzin nos muestra n gru pos q ue se re!Ínen y
mente el oes te.➔S Todos, ch ichimecas y to ltec~s. se reúnen en Tenayuca . La convergencia d e lo s
forman el embrió n d e la ciudad de Te.xcoco. En el có dice le.emos espontánea.m ente on3 relación
d os movimie ntos , eúne los fermentos d e la génesis étn ica y po lítica d e la era "mod e rna" que
d e causa. a efecto: un acontecimie nto d esencaden a.ría o tro. ¿No existiría es!i:I relación m ás q ue
culmina rá con la fo rmación de la Triple Alianza. Los pintores co ncre!an fa emerg encia d e un
en m:estra m en~e? Yuxtapo niendo ":s!os gru pos en el espacio u o rdenándo los al hlo de las
"proceso d e civilización" en S I> movilidad y complejid3d. Lejo s de reducirse a esh fórm ul3 abs-
genealo g ías, parece que lo s pinto res más bien p resentan la. secuencia d e los acontecimientos y
tracta. es::-e p roces o se ma'.:erializa en el fo lio por la localización precisa d e lo s lugares )' grupos,
d e lo s seres p reocupándose esenci3lmente de los conjuntos que ellos com po r.en. Ellos pinta n
por la señalización de to-dos los desplazamientos y la iluminación co n una vista cenital d el !ea•
acciones y flg t:ras que se siguen. No se po n en a pro fund izar lo s o rfgenes o las intenciones.!,:
tro d e este-pasado, el v3lle d e México. No nos enco ntra mos, pues. ni frente-a un paisaje ni fren•
Esta visión tien e s u explicación en el inte-rior d e un mundo entregado a la interacción d e las
te -a 1.111 m apa geog,áñco.
d os fverzas p rimordi3les. La d in ámica q ue resultaria d e ell-a no cesaría d e engend rar un d ilatado
Otro recu rso qi.:e o frece la espacialiZ3ción: es en el mis mo sitio donde No pah zin recibe d e
conjunto de espacio-tie mpo e n cuyo sen o s urg irían- los seres y los acontecimientos
su padre Xólotl la orden de partir a h acer un , econocimiento del valle d e México y al qve retorna
para d -u le ct.ientas de s u misión. As í, pi:es, el punto d e partid-a d e las exped icio r.es de Nopaltzin
es también el p ur.to de lle-g ada, como si el pin:zo r fur. diera dos insbntánus y jugara con la con•
d ensación d e! tiempo, el alfa uniéndose a. la o mega o , en los té,minos de Merleau-Ponfy, "-como
si este afrontamiento d e inco mpo nibles pt.idien y pudiera por sí s oto h acer ma nar¡ ...) en la. tela
la transición y la duración":~6 Mismo pcocedimie nfo cuando Ca.cama, el último soberano de Tex.•
-coco entro nizado a ntes d e la llegada de Cortés, es el eco del primero del linaje, Xólotf, el fun•
d ador, y d e s u esposa, Am a.cui. O también cuar.do u-n mismo folio {núm. 9) reúne la huida d e
N e!Zahualcóyotl y su regreso al trono. El tratamie nto indígen a d el pasad o no tien e, p ues, n-ad a
d e lineal.
El espacio v a.ria con los acontecimie ntos ,que se d esarrolla n en él. Puede encogerse o va.•
-cia rse cuando no pasa n ada en él, o experimenht toda s 11erte de d istorsio n es para set el afma de
las evolucio nes y las tra nsicio nes. l as mo ntañas se alargan cuando s u marco es ind ispensable
para la ac-ción, pero también p ueden d esapa:ecer.+7 En lugar d e ofrecer una representación está-
tica del centro de México. 1-a "geografía" de los pintores está sometida al episodio. al m ensaje o
a la demostración q ue tratan de trans mi+.ir los t!ocuifos. Es:a movilidad nos parece tanto más
notable cvanto qu-e los pinto res eran capaces de dibujar los contornos del relieve con una g ran
precis ión.43
LOS GRANOE.S AC ONH-CI MI E. N TO S l:a constitociót1 d e la Tñ ple Aliann , puesta en relieve po r fo s pintores del Cod~ Qu ín a~in, es
oteo. Por el contrario , la conquista espario la no es invocada sin o irtd ir.ectamente en fas genea-
¿Q ué es u r, episodio memorable en l:a cabeza d e nuestros pintores?!! los autotes d el Cod ~
log ías d el Tfo htzin. Tampoco hay t.:na imagen de la ejecución reciente d e don Carlos, el caciqt.:e
Quinat.zin parecen esta r de 3cuerdo en h acer de la constitución de la Triple Alianza. entre México ,
d e Texcoco enviado :a Ía hoguera en 1539, algo:.Jnos aiios antes de la realización d e nuestro có-
Te.xco co y Tlacop a.n u r,o de los pivo tes d e fa co·nstn:c-ción d el pasa.do. Comien zan po t pim:ar a
dice. Uno se asombraría hoy d e estos s ilencios o de esb d iscteción- potque d isponemos d e in-
los miembros que componen la con fed etación tepa.neca bajo la tutel3 de Azcapotzalco, luego
form 3cio r.es extem as a los có dice·s - el ptoceso inquisitorial hecho al cacique d e Texcoco- -o
d etallan fas maquinaciones del to do poderoso señ o t de esos lugares, Tezozómoc. Bien cest:elto
porque cons ideramos que un go lpe d e la magn ih:d de la conquist a española d ebe hacer época.
a to mar el contro l d el valle d e México , éste at:aca a Texco co, depon e a s,u serior, 1:«lilxó chitl Om e
A cambio de ello, po r todo lo qt.:e p recede a la Conquish, nuestta mirad a es absolutamente
To c~tli, y lo m anda matar. El hijo de lxtlilxóchitl, el joven. Netzahvalcóyo tl, pie rde su tro no y se
tributaria de la selección o perada por los pinto res ind ígenas. Dicho de otra m anera, po r lo q ue
va al exilio. Tezozómoc dirige entonces s us ataques contra México-Tenochtitlan. Después de s u
se reliere a todos estos perio dos, es extremadamente difícil evaluar 1-~ parte de s ilencio y de m a-
muerte, s u hijo M :axila co ntinúa las hostilidades, pero n-o sabe cómo proceder: es aplasta do por
nip ulación, y, más generalme n':e, los criterio s que o rien taron las elecciones d e los indios, a
una co alición co mpuesta po r Netzahualcóyo:d y s u tfo lxcóa.d d e México al término de 1-a guerra
menos c¡L1e dispo ngamos de oteas ÍLle ntes de info rmación. Al menos se ha v is to que los acon-
tepaneca {1427.1428). A partir de entonces México-Tenochtit lan y Texco co no tienen m ás c¡ue
tecimientos de tipo "religioso", "mítico" o sagrado -de hecho, todo fo que para los españ o les
repartirse el po der sobre el valle y nada cambia d en éste· h asta la irrupció n d e los
pertenecía al á mbito d e l:a fóbulo- son o bjefo de una censu ra o , más ex-ad amente, de un esca•
conquistadores.~ Es el advenimiento d e la Ttipfe Alian za. El Cadcx Quina f-Zin p roporciona toda
moteo sist em ítico.
una serie d e indicaciones crono lógicas (c¡ue para nosotros co rresponden a los años 14 27, 14 28,
O tra diRcultad para entender ~a sin gularid ad de las "gra ndes fech:as" : los Üacuilos no parecen
1429, 1430) , insertas e mre los dos aliados de Texcoco, México y Tlacopan, y que marcan el ritmo
opo ne, lo genérico o lo t.1nive rsal a lo partfcula,. l o s chich imecas d e los fre·s códices sig t:en
d e las peripecias de esta luch a. Un pinlio r añ ade una cifra, ns, para indicar el número d e años sie nd o los ch ichimecas de Xólotl y no los chich imecas ger.éric-o s, an ó nimos, de Motolinía. De l:a
c¡ue separan esfo s episodios de la realización del códice (1542 o lS45).
mis m a manera, la exposición d el modo de gobierno. el cuadro d e lo político , la d esc,ipción d el
Parece que las me mo rias ind ias tienden a desple-guse y a cristalizar en to rno de núme ros en
ap:u ato judicial, el teatro de la ley. dan la imp resió n d e no concernir s ino a la esfera texc-oc3na.>1
resonancia cor, los p rincipios cósmicos. Cielo, tie rr~ y mundo s ubterrán eo, ¿no fo rm an u r,-a de
El Cod~ Q uinatzin se sirve de ,una s ituació n particular p u .a en tre.gar un re-st.imen sintético d e lo
esas tría.das o rig inales? As í. pues, la Ttiple Alianza se relacionaría con la tradició n d e un mo d elo
que nosotros comprendemos por " pode," y ..ley". l-a idea de ciudad.Esta do , el término intta•
có s mico cuya avt-a recaería en los miembros d e dicha Alianza. Habria sido Lm aconiecimiento
ducible olii pct.J, s iempre es ind iso ci:able de un e-spacio -tie mpo dado, de un lugar pre-ciso y de un
{en el espíritu de ~os ir,dio s) menos po rque cons tituyera t.:n mo men to ónico que po rque s uper•
tiempo d eterminado. No es que est as élites ig norasen el pensamiento abstracto , pero n o parece
ñl triparti~o se elevaría al rango de los fiJn damentos amerind ios.~
que este pensamiento abstucto se d eclinara, como en fa.1rop:: occidental. sobre la base· d e un.a
No cabe dt.:da d e c:¡1:e, a los ojos d e los indios, episodios m ayores han señ alizado co n- bali-
bipo l:arid ad o d e Lln a o po sición entre lo s ir.g ula, y lo general. Al confrario, to d o lo que se invoca
zas el pasado del va lle d e Texco co. la ins talació n d e Xólotl y sus d escendientes es uno d e ellos ;
individuafmente patece ser al mismo tiempo percibido de una man era g lobal. un poco co mo si
nosotros no h iciéramos d istin ción algu m, entre la Revo lución y la Revolución francesa.Sl
Una misma intención ideológica recorte el conjunto d e los códices, condiciona sistemá•
ticam ente la selecció n de los acontecim ie ntos y también se despliega en el espacio: la o cupa•

óón del t erritorio proda ma la centralidad d el pod edo acolhua. Por m ás que los fo lios d el Xó!oiJ
eng loben fís icamente el valle de México, un a parte del valle de Puebla, h. región de Tulancingo y
la provincia d e Meztitlá n, la pintu ra señala obstinadamente la s upremacía acolhua, mant~niendo
a Te.xco co y a sus súbditos en el corazón d el fo lio. Si esi:a ir,tención es fácilmente id entifi cable y
m!.!cho m á-s legible que el uso q1:e h acen lo s pintores de los espacios-tiempos, es porqt:e co•
rresponde a u n contexto colonial d el que están obligados a tomar n ota en ad ela nte los antig uos
jefes de Texcoco, incluso a aprovech arse de él, contando con el declive de la capital vecina, Mé-
xico-Te-nochtlan. Se p uede q ~e rer pinur a "la antig u3" y mantener puesto un ojos.obre el nuevo
estado de co sas.
I X. A COMODOS Y RESISTE N C IAS

¿S, I N SPI RA N nues.ros pin to res en las fo rmas d e h is~oria q ue co nquis:3d ores y mis ioneros tra•
jero n consigo en s t.:s bagajes? ¿Son los s ob revivientes de u n mu n do " p remodern o", destinad o :,
d es3parecer o a n o s obrevivir, a no ser en fo rma de v es tigio , o reacciona n a la mod ernidad co lo-
nial que esitá a ponto d e h u nd irlos? ¿Son "no moderno s" o p remodernos? ¿Vienen más bien a
d efender otro mun do irrecuperable para O ccid ente,! induso otra m odernidad. la del Texco co del
sig lo xv? L~ cons trucción cfet pasado q ue pro ponen n o obedece a ning una d e las g r~ndes esci-
sio nes que se impo nen en 1~ Euro pa d e 1~ épo ca: mo d erno / m edie-val o m oderno / antig uo.
Esta cons tn 1cción también d ifie re d e lo que se observa en el p ro ceso d e his to ricizació n cada vez
q ue- el p resente o ccidental y colonial se da co m o un ho rizonte o bligado.
PRIM E.RA S I N FLU E: N C IAS COlONIALE.S francisc;inos les hahrían explicado? Es la misma d ispo s ición en cru z, el mis mo "santo de lo s
san':os" en la parte s uperior de-1 diagra ma, ab rigando la presencia d ivina -aquí b3jo la fo rma d e
Ya hem os p uesto de reliev e el recurso exclusivo a sistemas de expresión trad icio nales, c¡t:e en
los sobera nos d e Texco co {ixip:la d e los d ioses) y 3llí b3jo la fo rma d el arca de la Alianza- , el
p rincipio se articulan con to dos los recurs o s de una me mo ria o t3.I mientras exis ta n depositarios.
mismo patio en el templo y el palacio. To d avía mejo r, las humared as del aftar del h o locaus to
Sin emba rgo, tradición no quiere decir in movilidad. l o s pintores de nuest ros có dices no inten-
están en sim etría con las que se elevan d e lo s d os braceros del patio del palacio. l as numerosas
taron acomodar los gfifos a la escritura de los ven cedores, pero es posible que los g lifo s ya
genealo gfas c¡ue ~dom an, el texto de Núremberg , ¿no habtÍan atraído a s t1 vez fa mirada de los
hubieran come nzado a modincarse al con tad o con la escritura europea, po r ejemplo ''formando
p ríncipes d e Texcoco )' s tis pintores?!, Es d ifícil respo nder, pero sin d uda se tiende demasia do a
stiertes de fuses comp uestas de jeroglíncos".~ A d iferencia d e los có d ices p rehispánicos, las
m inimizar la imp ro nta cristiana y la capacidad de aprendizaje y asimilación d e las aristoc, acias
lí minas del Xoloú n o deben o rientarse en diferentes sentidos: pued e verse t ;imbién en ello una
mexicanas, tanto por ig nora nci3. d e los mundos del Renacimiento como por el cu idado en escri-
in fl uencia co lo nial preco z .
bir lo po líticamente correcto.
Lo s pintores soh aro n evid entemente el lastre sobre el fondo , borra ndo toda d imensión
Al parecer, los pintores jugaron con las diferentes m ar.e ras e n c¡ue los religio so s esp añoles y
abiertam ente idólatra y entu ndo en e l tema d el deb a.te - la civilización de los ind ios- c¡ue se
las élites indígenas concebían las relacio nes entre fo explíc¡to y lo implícito, lo invisible y fo visi-
les imponía d esd e fuera. lg i:alm er.te los relaciona con el mundo co lo nial la vo luntad, aflrm ad-a
ble . En un mundo co lonial no son sólo los grupos los que se enfren:an s ino asimis mo las per•
en to dos los to nos , de es:ablecer la legitimidad y el primado d e la d inastía texco cana y la invio l:..-
cepcio nes del mundo. l a parte inmersa, po r tanto oct.:h:a, cambia. de sentido y d e naturaleza
bilidad d e s u patrimonio en el contexto d e una domin ación extranjera . Gen eraro n un idioma
seg6n c¡ue uno la sitúe e n la vertiente amerind ia o en la vertiente de los teó logos cris tianos. En el
común con sus invasotes, h abla ndo d e un extrem o a o tro de los có d ices la len gua d e la po lítica
mundo d e los conventos y escuelas, una apariencia remitirá a realidades que esil:án fue ra del al-
y d el poder.
cance, d isimuladas y s u perio res por ser trascend entes, mient ras c¡ue en el de los a merindios una
En eJ Cod~.x Xofoti los acontecimientos se desarrollan sobre un fondo que se h a po dido cali-
presencia palpable y mensu rable operará co mo la pro lo n gación física, la actuali.nción d e una
6c:..r d e "pro topaisaje". Combinad a una representación en fo rma d e diagram a. con una visión
fu erza o de una p resencia latente, s 1.1sceptibfe de ma nifeshrse bajo las form as m ás d iversas.
panorámica d e la región; la p rimera serÍ3 evid entemente de origer. indígena, y la segunda intro•
l o s indios no tienen la m isma percepción d e lo rul que tienen los intrusos. No se adh ieren,
ducid a por los invasores. l a rep resenhción d e los fago s d e! valle de México h ace pensar en la
a las explicaciones o a las conminacio nes de lo s mo njes, los jueces y los europeos con quienes
imagen g rabada d e la ciudad d e México. publicad a en 1524 en Núremberg , que p robablem ente
tienen un !rato habitl!Jal. Para ellos las mo nta ñas sig uen siendo seres mascu linos o fe men inos,
inspiró una pintu,a ind ígena . As í, pues, este códice sería, bajo este án gulo. 1.:11 objeto mestizo.!
que interactúan recíprocam ente. Y son seres c¡ue, cada uno de ellos, están dotados d e identidad,
¿Hay que lo caliz:..r en el plano d el palacio d e Texco co contenido en el Quinafzin la infl uencia
y s on depos itarios de me mo tias mucho más antig!.la.s c¡ue lo s pueblos q'.le las h a.bitan-, d-a ndo
d el tem plo de Salo món, que popularizó fa Crónica dtl crónicas, esta h istoria universal p ublicada
alma a un :o do o rg ánico, pero en donde nuest tos ojos n o ven más c¡ue paisaje y valles.! Mfen•
en latín en Núremberg en 14 93? (Relacio n aron los pintores la p ro yecció n có s miC3 de la morad~
tr3S que los recién llegados tochvía no har. trasplantado s us mitos cristianos al m edio ambiente
d e lo s reyes d e Texco co co n las especulaciones, que inspiró la a rquitectura d el templo y lo s
mexicano , la Tierra sigue siendo un ser que vive, creada en los d ofore-s y el d esgarramiento d el
parto , y ni.:-tre a los seres humanos de los que recibe o fre ndas. Ella está perfo rada co n cavid ades
que albergaro n a las pa.rejas fundadora.s y contin6-an a briendo p;;isos entre la s uperficie terrestre
y el reino acuático d el dios Tlá loc.
Cuando eshs g rvtas se transform an en pirámides y en ciudades y los campos remplann a
los matorrales no cultivados, expe rime nta una metamorfosis el territorio co lo nizado por las
parejas que compon er,: las genealo gfas . Pero los pintores d e Texcoco no son historiadores a la
ma nera de Moto linfa o de los cro nistas españoles d el s iglo XVI. Si po r histo ria se entiende un re•
bito del pasado concebido en •..ina p rog resió n lineal, poniendo en juego nexos de causalid ad y
adoptando ~a fo rma de un texto, 3poyado en fech as, entonces aún n o se ha n pasado del lado d e
la histo ria a la europea, humanish o m ision era.
, ,
UNAVER SION C ANON I CA es d ecir. al tie m p o di: la colo nia y d el c ristianism o.!, Después d e esta r.otable partida. s'!Js s u ce-
sores p roseguirín. el salvamento del pasado a.colhua, pero ced ie ndo cad a vi:z más terre no a la
Todo indica, 3 cambio d e ello, 9 11e los tlac.uilos ha n com e nnron a cons:ruir un p asado de refe-
histori.1 a l.1 e1.1co p ea.~
rencia con los pas:.je-s -obligados, los o lvidos vo luntarios y los sile ncios im p uestos.! Es a!i(
do nde c¡i.:izá se p1;ed3 m ed ir m ejor el imp acto d e las tra nsform aciones a p o rtadas p or la co fo ni-
z,3 ción. Son los m isio ne ros los que introd u cen la idea d e cano n, ligad o -a la existe ncia d e un
texto escrito y fij o . la Biblia o frece el m ejor ejemplo de un corpus inalterable d e textos d e re fe-
rencia. El g ra no im portado se siembra e n una tie rra favo r-able: ya la exp resió n n áhuatl in tlillo in
tfapalfo (lo n egro J lo ro;o ) traduce a la vez fa idea de escritura / pintura, d e sab iduría y m e mo•
ria, y 13: m e moria se confiaba al tlapouh-quj.t,analpouhqui, "el que se acu erd a (tlan amiqcúni) , el
que p osee libros y escr ituras".! los p intores sab e n que a Texcoco le h ace fa lta i.:n docume nto
fündador, c¡i:e sirva d e avtorid ad al interior y al exterior, q u e p ued a ser presen:ado a m e ~os tribu-
n ales españoles o expedido a la Coro na. P3ra resis tir el presente es forzoso establecer la ve rsión
d el pasado. Una versión única, exp urgada y canó nica. Te.xco co debe p arecer diíe,e nte d e los
otros señorfos co mo Coatlincha n. Hu ejutfa, Coatepec, Azcapotzalco, a unque n o fue ra más q u e
por el lazo p rivilegia.do q ue prete nde mantener con s rus p restig i-3d os a ncestros Xólotl y Topiltzin
Quetzafcóa.tl. e ncarn ación de las r.1íces chich im ecas y toltecas. Texcoco h a sido y d e b e segv1r
s ie nd o un ale€p~tl e jemplar.
En Eu ropa, la .1lin ación de t:n canon está. a co mp.1ñ ada d e ord inario d e una dime n s ión ética.
¿No acentoó la co nd ición colonial la tonalidad m oral de estas pin':uras? El p rin cipio de legiti-
m idad que domina de prin cip io a 6n el cll'rso de las cosas sigu e s ie ndo un crit erio domin ar,te y
prehispánico. pero el ace nto que in siste e n la fig u ra eje mplar de los reyes y el ejercicio de la jus-
ticia p o dría muy bien ser el efecto que h rvo la edu cación cristiana en los patrocin adores y s u s
p intores. Por lo d e m ás, este r.3550 no aparece s ino en el Cad cx Quinatzin.
En la década efe 1540, lo s pintores todavía están h acie ndo s us p rimeros in tentos y ahora se
compre nde m ejor p or q ué los tres códices s igu en vías distin!as, a unc¡t:e permar.ezcan paralelas.
Estos a ñ os s on un tiempo de expeñ m e ntació n q i;e to d avía se r.esiste am pliamente al p resente,
,
LO S TALLERES D E M EXICO la obra se co mpo ne d e ½res partes: la p rimera da la lista cronológica (1325-1520) d e las ciu-
d ades conquist adas por México-Tenochtidan, de Acamapichtli a Moctezuma, ignora nd o las
En esta mis ma décad3 efe 1540. lo s talteres d e México trab ajan en ot ,o s ptoyecto s que conflrmao
d errotas . l a segunda e numera los p rodu ctos manufacturados y las materias prim3s que cada ol-
la efervescencia d el p erio do. Algunos son p aralelos a las realizacio n es d e Texcoco; otros d ifieren
t.fp~tl - 371 en to!al- -a porh b a. como tributo a la capih l d e la Triple Ali3n za. Es a. la. vez una
d e ellas. Pero la m ayorfa d e esto s proyectos tien en en común la preoco pació n d e ceñirse a las
ge-o.g raffa e-conó mica de la domin ació n m exica y un muHtreo vis i:al de las riquezas d e Tenoch -
cosas del pasado sin abordar el presente colo nial. Los tlocvNos pint-:a:n lo prehisp:foico y jam ás lo
titlan. l a tercera p resenta una de-scripció n de 13 s ocied ad mexic-:1,!! y da cuen ta d e las instit-u -
contem p orá neo. l os p intores de Texcoco y los d e México -Tenod , titlan exaftan la g randeza de s u
ciones, las activid ades de cad a g ri:po social, los ciclos de vid3, la edi;c3ció n de lo s n iñ os, la
1:./~ p~tl como fo hacen los his toriadores de i=lorencia, Ven ecia, Hungrfa: o Escocia. Una m isma
íorm.ició n de los adolescentes, las pen as que se -ap lic3n a los delincue ntes, sin o lvidar a las
p reoct:pación p or el p asado "nacional" o " p rofonacion al" corre d e Flo ren cia a Te.xcoco , de Lis•
mujeres ni a los ancianos - fas t ecom pens3s asigna das -.i lo s a ncianos- (véase la Figura VI 1) .
boa a México. Lucio Marineo Sícu lo escrib e 1-a histo ria de España, Polidoro Virgilio la de lng la -
Esta tercera p arte rec1:erda las h ojas que el Cod~ Q uinatún ded ica al p alacio de Texco co y al
t.erra y A.ngelo Polizia.n o la d e Portugal. Con todo, la preocupació n no es nueva: la h istoria. nacio-
ejercicio d e la justicia, s in que se pt.:ed3 d ete rmin ar "q1:é ocurrió p rim ero".
n al es una invención de la hisforiograíía ,oman a., precisa.mente un legado de Ti-to Livio ~
Esta descrip ción tan detallada d el p3sado mexica o rienh rá h asta nues':ros. d í3S nuestra p er•
Pintado h acia 1541 o 1542 en el b arrio d e San Jua n Moyotla> fruto de la. co laboración de un
cep ción de la so ciedad p rehispánica. El CodM MMdoza adolece, s in emba rgo, d e ,un3 enorme la-
religi.oso que perman ece en el an o nim ato y d e un pinto r, Frar,cisco Gualp1,1•o hoa.lcal, el Cod~
guna: n o n os muestra nad3 de· fo s gra ndes. ri':uales, de las prácticas religio sas, d e los sactihcios
Me.ndoza h ab ría s ido un encargo d el virrey Anton io d e Mendoz:.:.!!, Aquí estamos en el corazón
y d e fes cultos a los d io ses. Igu al que las p inturas d e Texcoco, escamotea el episod io d e la
d e la cap ita l d eí reino , en la corte del virrey y en lo que subsiste de la. alta s ocied ad indígena . Pin-
mig ración. Este jm passt - com pen sado po r una o b ertura esp ectacular sobre la fon d-:1ció n d e
tado para Carfo s V, p ero sin llega, ja más a s u de·s t inahrio, el códice tu vo ur.a juventud llena d e
México-Tenochtitla n- o la d iscreción que rod ea lo s cu ltos antigu os, ¿se explican, como en Tex•
aventuras que lo ~rrastra.ron p o r las agu as d el Atlántico, p o r las rutas d el , eino de Francia, luego
co co, por el d irr.a d e reserva y de p rudencia que p revalece en los p rime ros 3ños de la décad a d e
a París - ·e ntre las ma nos d el co s mógrafo André Thevet- , a Lo nd res, y fin alm ente a Oxfo rd,
1540? ¡Los ilacuilos d e las dos princip 3les ciudad es se h abrían p uesto de 3cu erdo! Es mejo r
donde hoy d escans.a en p a.z.
d esh acerse de on3 preh isto ria. emb3ra-zo sa, d ifícil de purgar de sus d im et1s io nes pro digiosas y
A d iferencia d e los códices de Texcoco , se trata de una realización concebida de principio a
"demoniacas" y que s upuesbmente no podría interesar a lo s vencedores. Aunque, como tam-
fln pani la mirada y b ajo la vigilancia d e los esp añoles. Lo que explica la presencia d e glosas en
p oco en Texco co, no se pod,ía h ab lar d e una "seculariza ció n" del pasado. En México, los p in-
castellano , el u so de papel euro peo y, lo que es más, el ~,atamiento de ~a información. Con todo,
tores p rivilegia n l3s. informacio nes que reclamab a el p eder colo n ial y todas aquellas q ue refoer•
no es el fru to d e una co laboración id eal: el a.1.n o r españo l de las glosas se q veja d e que no tuvo
z:.:n diredam ente 1-as p osiciones de la a ristocracia mexica frente al virrey y el resto d el p aís. Era
el tiempo s u6ciente - n o más de 10 d ías- para acab ar s u trab ajo y s ofrió las discrepan cias qoe
bueno reco,da.r a las auto ridades co lo nia les que los mexicas estab an en su p ro pia cas3 en Mé-
h abía en tre los inform antes. Este có d ice, exp resión del ex-p oderío h egemó nico, concent ra 13
xico , puesto que h ab ían sido s us fundadores. As í, era n los primeros y legfi:imos ocupantes. d e·
inform ación acerca de México •Ten ochtttla.n, qoe ocupa el p roscen io d e p rincipio a fin.
esos lugares. lo contra rio habría vue!to más frígil todavía e! stc~u quo político qt.:e d ej aba en convierten a s u vez en el í rbol có s mico que sostiene el cielo.
manos de las élites locales el gobierr.o de la <epública d e lo s ir.d ios, es d ecir, una parte consi- Esta vez to do está listo para atraer la a!er.ción sobre el episodio maravilloso, s in escamotear
d er3ble d e la ciudad. la p rád ica co nstante de la guerra ni la d el sactihcio hum an o: a la d erecha del águila, un tzom•
la se-gunda parte d el codit.X responde a las exigen cias inmediatas d e la administración colo- pantli, o muro d e las calaveras, reci:e rda ~a importan cia d el rito y so nexo con las co nquistas. En
nial: ¿ci.:-áles s on los tributos que e l m:evo pod er p uede esperar d e la zon a de in fl uencia mexica? el ~riángulo su perior fig ura un templo , el p rimero ql.l'e se edihcó en Tenochfülan. ¿Por q ué m os•
¿ Bajo qué modalid ad y en qvé cantidad ? l o s informantes ind ígenas pro movieron s u versión de trar tanto? l os orígenes "pro d igiosos" d e 13 ciudad ¿eran fan conocido s que hubie ra s ido in con•
la expans ión m exica., y el carácter oflcial d el cod<M validaba esta versión. Todo mundo salía g:.• cebible no men cio narlos ? Después de todo, en la mis ma época una. cantid ad d e ciudades eu ro•
nar.do. As í, pues, las élites mexic 3s impo n en s u interp ret ación y s us pretensiones. m ien'!ras qt.:e peas se jactaban de descender de d ivinidades o semid i.oses que n o ten ían nada d e cris':iano,
la administración españo la halaga s in que le cueste n ad a la fi ereza de los gta ndes vencid o s. come nzando po r l is boa, que se remo r.tafn a Ulises, y Sevilla, a Hércules. ¿Supo nía esto que en
la primera y la tercera p alie sugieren estrategias m is complejas. La sección pro piam ente México como en Europa la genealogía "mítica" era bastante aséptica para n o turbar las co ncien-
histórica, en el ser.tid o de una historia política y militar, comien za h ablando direc':3mente de la cias d e los neófito s o que, s imple y llanamente, estaba en vías de ser asumida po r el nuevo
fund-ación d e la ciudad. "O lvidando" la larga ma rcha guiada po r el d ios Huitzilopochtli, los pin. poder~ El bl-asón que Carlos V oto rgó en 1523 ya llevaba una referencia a la planta sob re la cval el
toces muestran a s t.:s an cestros a ponto d e lfegar al v:.lle. La fon dación se d espliega s obre la prf- águila se había. posado, y que dispo nía de "d iez pencas de nopal".
mera página d el códice. la más imp resio n an~e d el volumen, e ig ualmente la mis trabajada l o s pinfo tes ejecutaron este có dice en ~na situaciór. s in precedentes. Se s upo nía que el cÓ•
(véase la !=igu ra VI). Co mo s i quis ier-:.n co mpensar el espacio en blan co que p recede, le jo s d e dice proporciona ría una pintura para "uso externo", desco nectada de toda práctica ritual, d e
buscar "redl.l'cir" la impo rta ncia d el acontecimiento , los pinto res concentraron en él todos s us todo ma nejo ceremonial, de toda resonan cia cósmica. Ento nces, las co sas pintadas n o tenían ya
re-corsos. Además de los to fundadores, entre los cuales se encuenfra Ten och (que d a s u nom• que inscribirse en una cad ena d e nexos que las 1elacionaran co n el co s mos; intercambiab ~n s u
brea Tenochtitlan), no hesitaron en re presentar el águila p rodigio sa: posad a sobre el nopal en el poder metonímico por una pura carga s imbólica e informativa 3ccesible a pattocinadores ewo•
centro de un qvincunce, que sem eja. el lago de Texcoco y el s itio d e la fundación. l o s cuatro peo s. l as "cosas pintadas" se convertían en imágenes, en s ímbolos.
cuadran tes corresponden a los cuatro barrios ind ígenas que estableció Huitzi!opochtli, pero asi• Sin embargo , no nos en contcamos ante l.l'na crono logía a fa occid enfal, m enos aún a nte un
mismo, d e l.l'n a man era menos d iscreta, las cuatro d irecciones d e un cosmos dispuestas aire• te:i.1o ilust rado o una foente cuant itativa, económica y geogríhca. l os g lifos .emplea.dos para
d edor d e un eje único. Es un an uncio en que se ha ce público que México es el centro del vaf!e, id entificar a los actores y desig nar los acontecimientos -.el templo que arde para sig nili"car la
m a.n':en iendo a la vez - p ua un ojo inform ado d e las certezas ind ígenas- que sigo e siendo el toma d e Lma ciudad- . la ubicació n p reh is pánica d e los s ucesos co n lo que supo ne de distancia
centro del mundo y el centro d el cosmos. Este mis mo ojo pued e Ieee ig i:almente en él el re• respecto d el cómputo cristiano, tevela n la pasta de que están hechos los pintores indios, así
cuerdo de la form ación d e la Tierra. q1.1e emerge de las aguas primordiales para ser descuar• como la o rientación ideológica d e los episod io s, todo en p rovech o y a la gloria d e México•
tizada en cu3tro regiones po r dos fi: erzas d ivinas, Q uetzalcóatl y Tezc3tlipo ca, los cuales se Tenochtitlan.
,
LA Pl NTURA Dt. LOS O RIGt.N ES alej,aron los huracanes contra la idolatría y se comienza a m irar esos tfempos leja nos con una
m iri.da m ís d istar.te. l ;¡ d istinció n entte la época p ñmo rdi3I, y mítica., y el "pe riodo h istórico"
Si los pintores de Texcoco, igt,1a.l que los de México, decidieron o mitir 1-:a migración, e n la misma
parece poco a poco im pon erse e n los espíritus .20
época otro s talleres toman la d ecisión -opuesta. El Cod~ Boturini, o Tira di' lo pui-grinac:i6n, rel-:.ta
En el curso d e los at1os las pictog, afías p ie rde n s u com ple jidad . Retrocedie ndo ante el espa•
una. parte de la migración, d eten iéndose 3otes de la fundación de Tenochtitlan. Pintada entre
cio acordado a la escritura a!fabétic3, te rmina n p or convertirse en s im p les viñ.eras d el ~exto es•
1530 }' 1541 , segt.:n Donald Robertson, la Tira es p robablemente o riginaria d e México. Consi•
crito. El pintor d el CodM Aubin ya r.o es cap az d e identifi car a todos los personajes que dibuja;
d era.da un.a d e las fuentes más antigvas sobre la historia mexica2,! v.afora el origen ch ichimeca
no re tom:. s ino una parte d e los g lifos a riesgo de com f:te r contrasentidos y sinsentidos. los
d e los fundadores de México -Tenochtitla n, s in escam otear el tema de la dobfe -a scen dencia., chi-
e pisod io s se vacían d e sig nificad o: mie ntras que la Ti ..a muestra. tres personajes exte ndidos
d,im eca y tol':eca.1! As í, pues, los m exicas se jacta.o aquí de descender de gu erre ro s y cazadores
sobre cacto s antes de su sacrificio, el Coditx Aub!n se conte nta. cor. d ibujar un m ezquite pla ntado
excepcio n ales como fo hacían los p intores d e Texcoco.
sobre el c u erp o d e una de las víctimas. En otras p inturas ya n o queda m ás que la re presentación
la Tira n os inform a sobre las prácticas pre hisp ánicas d e "red acción"; los p intores d e México
d e los personajes que fue ron sacrificados.
prob able m e nte introduje ron a su s a n cestros m~'tin e n el interior de un relato sagrado p reexis•
las tradiciones de origen chichimeca, aje n as a la saga dominante a Rn ales del siglo XVI, pero
ter.te e n c uyo seno un d ios tutelar re m p laza a otro: el águ ila, en realidad Huitzilopoch tli, toma e-1
presentes e n las p ictografías, te,min 3n perdié ndose y vo lvié ndose "ilegibles" p ara el escrib a q ue
lugar del dios Mixcóatf.lS los tiacuilos, p are<:e, te nía n la costumbre de adoptar e integrar e n s u
supuestam e nte las d e b e pone r por esc, ito. Compa rando la Tira con el Ccd~ Aubin,21 se m ide fo
códice piezas e nteras de o tras pin'!uras. lo que no quiere d ecir que plagiaran a su s pr edecesor es
que h a ,e presentado el paso a lo escrito. Quizá el e-s crib 3 to d avía es cap az de re p roducir fo m ás
com o lo h acían alegrem e nte los cronistas e uropeo s d el Renacimie nto.
6elm ente posible lo q u e ve d ibujado, pero s us conocimie ntos a m e nudo no va n m ás all-í de lo
la Tira forma parte de una serie d e pinturas que al p arecer proceden de un m o d elo único.16
que !iene a n':e s us ojos. El nuevo form ato e ntra ñó una nueva clas iiícación de la información e
Toch s asocia n escritura alfabética y glifos, ilu s trando las transformaciones d e las prícticas ind í-
impuso el sentido d e lectura e n 1.1so e n Eu ropa o ccidental: d e arriba abajo, }' no más de ab;¡jo
ge n as e n el c urso d el sigfo XVI. El Codex Aubin, que lle va la fecha de- 1576, fo rm a parte de- ella.
haci3 arriba; d e- izquie rda a d erecha y no m ás d e d e rech a :. izquierda. l a fa lta d e esp acio im pon e
Nació de la interpr etación parcial, y a m e nudo d esigu al, d e la Tira m is m a, o de una pintura que
a su vez una conce ntración de los glifos y de las glo sas er. n áhuatl, cu ando no la su presión d e
se le p arecía bas tante. Se tie ne la impresión d e que el t!acuilo con servaba e n s u cabeza t.ina parte
los glifos. Esto será un h ech o e n el siglo sigtiie nte, e ntre 1630 y 1650.
d e la información sin tratar de tra ns m itirla d e una m anera exha us tiva ..!! En la segunda mita d d el
s ig lo X VI , los p intores d el Ccdcx AzcatitfanlS se h abría n inspirado ig ualm e nte e n la Tiro . Et có d ice
m is mo se presenta tambié n como un libro . Se despliega la m igración s obre nume rosos folios,
pe,o esta v ez, e n Aztlán, la b ase d e la partida mítica de los m exicas, se eleva el te mplo de Hui-
tzilopochtli, y n o sólo el d e M ixcó3tl-AmímitL Dicho d e otra m a n era, la ve rsión can ó nica del p a-
sado m exica h a cristalizado.!! Ya no se o culta m ás, s ino que se d espliega. Pri.::e ba de que se
TE RCE RA PA RTE

UN A HI STOR I A G LOBA L DEL N U EV O M U N DO

Cu-ando. dHd e el gran río. los soldad os, co n su s a rmas d e fo ego . ava n za.b ::.r.,
n o era la mue rte lo ,qu e traían, sino lo in no m inad o . Una vez dis persos , los in-
d ios ya no p odÍ3n estar d el lad o n ítido d el mundo. [...] No ct eo que mt:cho s
ha ya n escap ado . n i siq uie ra q u e h ay,a n ten id o fa inte n ción d i: h a.cerio; a los q11e,
s olitarios, hubiesen logrado s ob re-vivir tien a ad en tro, ning ún mundo les hu-
biese qued ado.
JUAN JO SÉ SAER, E{ ~n~ nado
X. LAS CASAS H ISTORIADOR

LOS PA SA DOS indígem.s que se elabora n en la década d e 1540 ocu pará n siglos en aflor3r a la
st.ipem"cie en forma de libro s: los Mo,m orio!o,: d e Motolin ía serán p ublicados po r vez primera a
fln ales del s ig!o XI X y el Code.x Xofo il tend rá que esperar h a.sh 1951 para salir en una versión
facsimilar. -a compañ ada d e u n estudio de Charles Oibble. Pero eshs piezas circvfaro n de man o
en m ano much o tiem po an'::e-s . Primer-o cayero n en las de t.1na de las grandes hguras del Nuevo
Mundo, el dominico Bartolomé d e las Casas. La imagen de "defensor d e los indios" q ue va ta•
h:ada er, su memoria n os impid e- ver que él foe u r,o de los his toria.dores m ás ~\ldaces d el Re•
nacim iento, menos por lo s breves ~rata.dos qve redactó y publicó en vida q ue por su Historia de
{os Indias! y su Apologitica hisioria sumaria.!
Com o Motolinía, su contem poráneo, l as Casas emprende la escritura de la his toria d el
Nuevo Mundo y d e los indios. Igual qoe a él. su experiencia del terreno lo h ace testigo d e un
mundo en vÍ3s de desapa rece,, un testigo ávid o de reunir todos los testimo n ios d el cataclis mo
que p resencia y d escribe en las c é!eb res págim.s d e s v Bro,v(simo relación de la dcstrucci6n de las
Indias.
LA SOMSRA DE: H AVIO JOSHO Historia de: las Indias invoca una. hg u n : d e los inicios d e nuestra era, el histo riador Flavio Josefo
(37-100). Flavio Jose-fo , hijo d e Matatías el Sacerd o te, dedicó s u existenci~ a d efender a los ven•
Con él la histo ricización de lo s mi.:nd o s a merindio s ':o ma un nuevo ri.:mbo. Bartolomé d e las
c(dos ji.:d íos, explid ndoles s u pasado y s u civilización a sus vencedo res, en es':e caso los roma•
Casas no es Mo tolinía . No es cuestión de vivir a la sombra d e una orden religio sa q1:e lo hab rfa
nos. Con él es co n <¡uien se identifi ca l as Casas co ando asume a s u vez los argumentos des•
comisio nado, ni d e parapetarse tras ona misión colectiva o u n clan polít ico particiular como los
arrollados por s u le ja no prede-c esor:
t./ac.uilo! de Texcoco. las Casas s igue otro ca mino. Escribe para gan arse el apoyo de la Co tona y
d e los consejeros reales, convencer a los juristas y a lo s teólogos y, más aHá d e ello, hacer sen• Algunos se dedican a esta rama de-fa ciencia p:;ta exhibir su h abilidad en el a rte d e las letras
sible a.l público letrado a la situación d e las Indias . C1:anto m ás nueva es la materia, tanto más y para lograr reputación d e- elocuentes;[... ) o tros, en fin, escriben la histo ria por im perio de
tiene q ue mostrar que a breva en t exfos clásicos y sabe utilizar todos lo s rec:urso s d is po nibles. las circunsiran cias, po r<¡ue ello s mismos est án invo lucrados en los s ucesos y r,o pueden

Cicerón, q ue ha.ce de la his to ria "el testig o de !o s tiem pos, maestra d e fa vid a".! le proporciona abstenetse d e reh t a.rfo s a la posteridad, Y no son po co s fos que se ven in cit ados a sacar los
un panorama critico sobre los deberes d el h istoriador y lo s errores que d e'be ev(h r. Cita lo s hechos a la luz del d ía, expo niéndolos al interés p úblico, debido a. la gran im portancia de los
grandes r.o mbres de la histo riografía griega - Heródo to, Tucídides, Polibio , Ph:tarco, Paus• acon:ecimientos. Oe las diversas razones que- mueven a los h istoriadores a escribir sus li-
anias, Oionis io d e Halicarnaso- , de la his toriografía ro man a -Plinio , Ti':o l ivio, Cicerón, Aulo b ros, debo d ecla ra r que las mías son las dos men cionad as en último t érmino. Como yo es•
Gelio, Macrobio, Sueto r.io, César-, a ge-ó grafo s -Ptolo meo, Estrabón-, lilósofo s -Platón, tuve mezclado persona lmen te en la g u etra que scst~vieron los jud íos con los romanos, y
Aristót eles-, poetas - Ho mero, Virgilio , Horacio- }', para ceu ar con bro che de oro, a los Pa- con o cí s us alternativas y su pe- en q ué terminó, m e- he set1tido obligado a relatar s u h istoria
dres de la Iglesia -Eusebio, Rufln o, Agustín, Jeró nimo-. Ag us½fn, c¡i:e está p resente 3. través d e cuando vi c¡i.:e otros escritores c¡ue lo habfan hecho a ntes habia.n fa lsific ado la verd ad.!
toda 1-a o bra d el d ominico, le inspira una. ~io sofía y una teo~ogía d e la Historia. Es asimismo s u
Hallamos el mis mo d eber de- d ecir !-a verdad, el mis mo combate contra fa ig no rancia d e los
guía más seguro en el conocimiento d e los pagan ismos antiguos.
contemporá neos. el mismo h o rror ante una catástrofe humana en el dominico, demudado po r
Su biblio teca no se detiene en los auto res de fa An tigüedad. Incluye a los en ciclopedistas de
el estado d eplo rable de las Indias. Como si el "ch o que d e civiliz3ciones" marcara el ritmo d el
la Edad Media como Isidoro d e Sevilla, a exégetas como el teólogo españo l Alo ns o To stado
curso de la his to ria humana, la ruina d el Templo d e Jerusalén {en el a ño 70) m arca para la et:;
(1400-1455) o t ambién al fra nciscano Nicolás de l ira (1270-1~9).
cristiana el inicie d e una histo ria de d estruccio nes que co nd uce a la. destrucción de España po r
Para. po ner en pe rspectiva la información reco g ida. acerca d e las Indias, las Casas rec~rte a
los mus ulmanes y culmina en el siglo XVI en la d estrucción de las Indias.
colecciones d e te~ios . As í, pues, la mayo ría de s us info rmaciones sen de segunda ma no , n o ha•
Portavoz d e un patrimo nio y un pasad o a sus o jos iojl.lstamente desp re-ciados -<¡ue d e-
cie nd o más c¡ue imltar a la m ayoría. d e sus con tempora ne-os. Ganar t iem po, hacer econ om ías de
fiende- en s u Guerra d~ /osjudfos~y s os Antigücdad~sjudfas!- . Flavio Josefo se }'e rg t:e fre nte a las
todo géne ro, corriendo los riesgo s in evitab!es d e la aproximación o de los resbalo nes que p re-
autoridades im periales y afron ta los m edies pag-a nos <¡ue ign o t-a n o dest1atur-a lizat1 las trad i-
sen tan estos vad~m icum d el Ren acimiento.~
ciones judías.! Su fogo sid ad d e polemist a y a po loge-ta sedujo a las Casas. Otro punto los hace
l3 o rig inalidad de las Casas está en o tro lado. Desde s i.:s prim er:;s palabras, el p refacio a s u
sem ejantes : la pos ición fre nte 3¡ poder. Este detr3d o r d e la mentira es un servidor d e fo s Flavios reprod ujera en el cu rs o d e la Ed ad Med ia en nume ro s os manuscritos y fu era impresa en Au~s-
y d el Imperio ro man o; Las Casas, por S t,1 parte, n o cesará de d efender a S O' señor Ca rlo s V y el burgo desde 1470.
h on o r de la Co ron a imperial.
Si eí domin ico se interesa en el histo riad o r judío , es también po r razor;es de método. ¿Cómo
d is:in gu ir la h istoria polític 1 d e la exposició n de ct eencias y leye-s ? Par-a resolver esta cuestió n,
los pintores d el Codtx Quinotzin alternan lo s registros: la p resentación d el gobierno y d e la jus•
ticia se injerta en episod io s m ayores d el pasado d e Texco co . Flavio Josefo, po r s u parte, tier.e
cuidado en separar la d escripción de las a ntigüed ades j udías d e la crón ica d e 13 teco nc¡uis ta ro •
ma na. Las Casas terminará d is ting uiend o igualmente el relato d e lo s even tos d e la colo n izació n,
qoe cons!r.:uye la u am a d e la Historia d~ las (n dios, d e la d escripció n d e las s o cied ades a merin•
d ias c¡11e en cierra s u Apo/ogi tica hfrt.oria sumaria. Pero h ay más. Lo s d o s h o mbres h acen alu d e
d e h aber sid o t estigos o culares de lo s h e-chos c¡ue relat.an, lo que n o p11ede s ino reforzar la vera•
cidad de s us rela':os. Mis mo s -argumentos o casi: en Flav io Josefo, la expos ición de las leyes y
co s tumbres se fun da en la antig üedad d el mondo jud ío, e n s u carácter ejemplar y su a!cance
universal. Un p ro cedimien to c¡u e Las Casas tend rá en mente cuand o d efienda las An tig ü?.d ades
amerind ias. Finalment e, Fh vio Josefo co ns tn;ye p ue n':es entre lo s mundos. Establece paralelos
entre la h istoria rom3n a y la h isto ria jud ía, sitúa la h°gura d e Abrah am en el co ntexto d e Egipto y
d e G recia, relaciona a Moisés co n 13 g ra n t radición de fos filósofos que en gen dra n y co nducen a
sus pueblos. l a id ea d e evitar consid erar el mund o judío como un universo aparte o una cu rio •
sidad exó tica reaparece en Las Casas e n s u p reo cupació n obsesiva po r establecer paralelos entt.e
el Nuevo Mund o y el Med iterrán eo a ntiguo.!
¿Por cuál cam ino tuvo acceso Las Casas a Flavio Josefo ? Su o b r~ jamás perdió el favo r de
los h is toriad o res cris tiano s , espe-cialment e porque se co ns ide raba q ve co nten ía un ':H timo nio
excepcio nal, bau tizado te.seimonium Jlavianum, c¡u e d a~3 Íe de 13 existen cia de Ctisto y, pot tanto,
3portaba una p rueba h istó rica - la únic1, -quizá, f.:.iera de los evan gelios- al testimonio d e las
Escrituras . Este in':erés bastan te raro en un autor d e origen judío le valió q ue s u obra se
.,
OTRA 1-! ISTORI A DE lAANTr GUEOAO bárbaros y s us culto s, mientras qoe la verdad era religiosidad se encontraba ent.re los caldeos,
los egipcios y, mi:y evidenteme nte, entre los antig'-'l os hebreos.H Italia no les debe .nad a a los
Ffavio Jo sefo reprochaba a los g riegos y r-o m ar.o s que d escon ocieran y m e nosp re<ura n el
griegos y sus orígen es prerromá.nicos lo demostrab an, exp lica Annio , que se precia de co no cer
m undo jud ío. Les oponía los h istoriadores de Egipto, Tiro o Babilo nia, que hablaron de ls tael.
el etrusco y las leng u as orien tales. Sueña incluso con escribir una his toñ a colosal del mundo
aunqve violen:aran los h ech os. Fu e él quien salvó p arcialmente del o lvido a estos au tores q oe
d espués d el Diluvio cvyo s actores princip ales h abría n s ido los etruscos, p romovidos a lega•
ve nían a apuntala r s~ em presa a po logética.}2. A IÍnales d el sig lo XV, esta empresa de salvamento
tarios de un saber de origen d ivin o .
tomó un nuevo sentido. Estos h istoriado res eran m ás q u e los marginad os de la historiografía
El h ech o d e que Annlo hubiera tratado de con struir una historia universal cuyos ado re·s p rin-
griega. También aparecían como los portavoces d e las n aciones vencidas y sometid3s al yugo
cip ales ya n o fu eran los griegos tenía con ~u e reforzar a las Casas e-n sus proyectos
grecouoma no. ¿Quién seda el can tor d e esta nueva h isto ria? l a idea de atacar fa vu!gata g reco-
americanos. U Este d escentra.mie nto va acompañado de una desconfianza declarada respecto de
rromat1a movilizó la energ ía y la imaginación d e u n d o minico it alian o, Giova nni N anni, a.lia.s
los h istoria.dores griego s y del mundo h elénico e n general. Para empezar, a los ojos de F'lavio Jo•
Annio d e Viterbo {1432-1502). Pretendía haber h echo t:n descubrimiento sensaciona l que revofu.
sefo, "los griegos no eran flded ig no s ".16 Para Annio, ya no tienen ning una razón para arrogarse
cionuÍ3 el conocimiento del mundo a ntigt.lo metiendo m ano en los frag mentos falt ant.es de mu-
el monopo lio d e la. memoria h istórica. Dad as las circunstancias. su práctica. de la. h istoria. y d e la.
chos de es'!Os h isto riadores.,!!
e-scritura es mucho más reciente que las prácticas de s us vecinos orientales. En s u ded icatoria
Su "nueva h istoria" alcan zó el éxito en Europa. Y con razór.. Annfo fab ricó genu logías c¡oe
d e las Ant.igüc.dodes a los Reyes Católicos, Annio d enuncia severamen te la Gratúa m e.ndax,11 la
id entifi can lo s dioses y los h éroes de la Antigüed ad co n los patria rcas de la Bib lia. De paso, en-
"Grecia que miente". Las Casas comp ar~e con Annio y much os o;:ros_!! esta verdad era re pug•
contró los eslabon es falhntes, permitiendo relacionar las d inastías eu ropeas con Eneas y Dár-
n ancia y retoma la acusación en el pró logo de la Hisíorio de. !os lndi-os.
d ano , el fvndador d e Troya, y, )'endo más allí d e ellos, con Noé. Para satisfacer los patriotis mos
Pero las Casas, quien s iem pre trae a las Indias en la cabe.u, tiene la in tención d e s uperar
d e campan ario, Ann io convierte toda m ad er-a en dardos. Como en señ ar a los españoles q t.1e
e-ste debate de los humanistas italian os. Su obietivo es p o ner en tela d e juicio otra historiografía
Tobal, prim er U:)' y señor de España, era n ieto d e Noé y el quinto h ijo de Jafet.:_! Su mác¡uir.a d el
d omin-a n:e, la del Nuevo Mun do, y h acer que salgan a escen a las p ob laciones amerindias como
tiempo sitúa la creación de la m o na rq uía española 143 años d espu és del Diluv io, ¡casi contem-
otras t antas n acio n es o p rimidas, en lu gar y en vez de los "bárbaros" d e la Antigü ed ad. las Casas
p orá nea d e la fundación de Babilonia ! Un préstamo por una d evolu ción, puesto que los Reyes
d esplaza el d eb ate d el m undo antiguo al mundo contemporán eo. Y d el Med iterráneo al Nuevo
Católicos fina nciHon gen erosamen:e la publicación d e la colección de las Ant.iquitatvm.13 l a
Mundo: lo a utódono, lo ve rnácufo, lo local, ex31tados y reivindicados en Etruria, en España, o
erudición de Annio sirve tanto a los papas como a los mecenas coro nados que h abrfan sido ino 4

en Francia contra la h istoria griega (o s us segu ido res romanos), dejan lugar al indígena 3m e-
portunos al poner en duda los desci.:brim iemos del dominico de Viterbo.
rindio frente a fa mir3da ibérica. Neg-a, se a con struir el p3sado s.obre bases esen ciafmen-te gñ e•
Ann io , cuya "ni.:e;.•a cron o logía" no h esita en rectifi car los etro tes cometidos p o r Eusebio d e
gas y romanas es negarse a co n liar en los cron istas reconocido s de las In dias, a quienes las
Cesarea, sobre todo q uiere restablecer la verd ad histórica frente a los error~s d e los histo•
Cas~s. casi no aprecia.
riadores griegos y d e los human istas que los s 1g u e-n . l os griegos h abían rid iculizado a los
Mo vilizar a los h is ':oriado re-s d e la Antigüedad q ue h abfan defendido a lo s pueblos ig no • an tig t:as o p resenta.das co mo tales.!!,
rad os , d espreciados o m alt ratados por la histo ria es lo mis mo q ue lar,zarse a presentar u n afe-
ga~o pro dom o: s o n h s sociedades indias las q ue se perñlan detrás d e lo s babilo n ios d e Seroso,
los egipcios de M :.r.etó n, los judío s de !=la.vio Josefo. lo s primeros cristiano s de Paulo O ro s io o
au n los etrusco s d e An r,io de Viterbo. En su ma)•o ría, estos h istoriado res er-a n sacerdotes ig ual
que las Casas: esto era , a sus ojo s, prenda d e rigor y veracidad, aun cuando su d ios no fu era el
d e los cristian os. Al redactar en g riego s u h istoñ a de- Egip to, Ma netó n co ntrapo nía una res•
p t:est.a egipcia a las h isto rias d e Heró d oto <¡ue d ictaban hast a en to n ces cuál deb ía. ser la visión
d e esb ~ierra . En cua nto a Sero s o, sac.etdote d e Babjlo n ia, h abía salvado del olvido el pasad o de
Etn 1ña.
Seroso !ambién h abfa escrito s obre el Diluv io apoyá nd ose en fas t radiciones
meso potámicas. 1g Pero el falso Seroso, a q uier, "milag, o samente" en co n tró Annio, y p ublicó en
latín en 1498, hacía un relato considerablemen te "en riquecido" q ue tela.taba la h istoria del
mundo, d el Diluvio h asta Dárdar.o . Después de safir del arca, Noé se h ab ria d irigido a Italia a la
cabeza d e un g ru po d e g igantes, sus nietos. Ah í to ma el nomb re d e Ja no , s v m ujer el d e Vesta y
su hijo Cam se convierte en Satu rn o. As í comienza la civilizació n d e los noíjidas, íos fu h uo s
etn,sco s , d ig nos ém ulos d e la civilizació n h ebrea . Los lazo s en tre el arameo y el etn:sco, las
sem ejanzas en los modos d e vid3, tod o parecía co n fi rm ar la cercanía <¡ue p roponía An nio d e Vi•
terbo. Ahora bien, es p recisamente esta etapa etrusca "au tentificad3" po r Annio fa q ue l as Cas as

ha retenido en s u Apologl tica histeria sume.ria. Es en ella en doRde to ma una b uena p~rte d e stis
m a.terlafes y d e s us ideas sobre el mund o primitivo q ue fe permit en co m para r las po blacio nes de
las lndi-3 s co n los antiguos h abitantes de Europa.
las Casas, a d ecir verdad, ign o t-a que s u giro his torio gráfico se apoya parcialm ente en fa lsos
fab ricados po r Annio de Viterbo. En la épo c:. en la q ue él empren de la red acción de s us escrito s
h is':ó rico s, t odavía están tejos de- establecerse las fafsi6caciones, au nque ya hu-biera gato ence-
rrado. Peto el dominico no posee n i las co mpeten cias ni el tiempo pa ra verif.car las fuentes
LA MI RADA O E LOS ANTI CUA RIOS autores griegos y latinos, s u obrA aborda to da s uerte de tem!ls, d e las cos'!:umbres y ñtos a las
creenci.a.s, de la. geogr3fí3 a l~s corrientes filo sóflcas. Mo r.taigne. después d e las Casas, sacará
El in'::erés en Annio enlaza una parte de la o bra lascasian a con la trad ición de los anticuarios d e
provech o d e ella.
la An '::igü e-d ad y de s us continuado res e n la época del Ren acimiento.11 Al ma rgen d e la gran h is-
Otros no mbres )' otros lib:os s urgen al fi lo d e las páginas. El de i=lavio Biondo (1392-1463), a
toña política y milib r, percibida a m enudo como s u parie nte pobre porque toca ':o do , la investi-
quien y:. nos hemos enco ntrado, uno d e los mejores conocedores en el sig lo XV de 1:, Anti-
gación de los anticuarios del s iglo XVI recu pera lo <¡ue el historiador ht1manista d ej a d e lado: los
güedad y d e la arq ueología rom!lna..26 El de Rafael de Volterra (1451-1522), CI.I)'ª en ciclopedia. se
usos, las costumb res, las c, eencias, las instituciones relig iosas, fos rituales. Esto es preci-
presenta como un popurrí de geograffa, biograffas y filo logía.~ l a en cidopedia d e Polidoro Vir-
samente aq~ello q ue las Casas aprovecha para establecer "en q ué g rado d e entender colocó la
gilio (1470-1ss5), O;; r,;rum inv,;.ntoribus Jibri Vllt (1499), tvvo su hora d e g lo ria. Saludada por
r,aturaleza los entendimientos d e estas indianas gentes".!!
numerosas re-ediciones y traducciones en toda Europa, co sech A masivamente en fas fu entes
Estas curiosidades se remontan a Marco Terencio Va rrón (11 6 a.C.-27 a .C.), q uien exploró lo
:antig uas, cubre los domin ios más d iverso s: la astrología, la música, la gastro nomÍ!I, la adivi-
que h oy llamaríamos la etn ografía religio sa y cultural del mundo antig uo. Y es a partir de Varrón
nación, y se interesa incl1.1so en los orígenes d el cristian is mo )' d e sus ceremonias.2S Po lidoro
qoe los Padres d e la Iglesia, espe-ciafmente Ag ustín, analizaron la relig ión romana, h aciendo p ro-
Virg ilio, Rafa el d e Vofterra o también An,i(o de Vit erbo forma n parte de los let, a dos que gravíbn
pia ta distinción primo rdial entre las cosas divinas (n:s divinai&) y las cosas huma nas (res huma•
en la órbita d e la Santa Sede. In cluso es posible que leyendo a Polidoro Virgilio , el cual concede
nai&), es decir. entre lo espiritt.u l )' lo temporal. Historla huma nista e h istoria escrita por a nti-
t.m lugar p rimo rdi: I a l.:1 3rquitectu ra er, la evo lución d e la human id ad, las Cas.:is midiera la
cuarios pueden, r,o o bstante, entenderse bien, como lo muestra la Historia -de. las Indias, dond e
importancia de los gra ndes monumentos d e Máico y Pen.J.29
alternan Íos dos m étodos.
En esta época la d escripción d e las religio nes, usos y co stumbres pod ía apoyarse tambié n en
las Casas abrevó en Heródoto y leyó a Pa1.1s.an ias.2l " Pausanias es el ig ual de un filólogo o
l!is comparaciones con materiales más recientes.JO Uno piensa en el humanista Aeneas Sylvius
d e un arq ueólogo aferr.í n d e la 5 r3n época p ara describir los m o nume ntos y , eiatar la h istoria de
Piccofomini, el futu ro pap a Pio 11 (1405-1464) , c¡i:e apo rta a las Casas informaciones s ucintas
l3s d ifere ntes comarc-As de G reci!l." 24 las C:.sas se interesa en auto ces mís cecc.anos a él, como
sobre la Bohemia m edieval.!! Un autor no po día faltar 3 la cita: el canónigo de la c a!ed,al de
el humanista fl orentino Angelo Polizia no (14S4-1494), po rque s us Misci!llan ,;a cefoman las No-
Ulm, Jo ha nn Boem us {1485-1 535). Publicado en 1520, reimpreso en múltiples o c.:isiones, s u Om -
du.s átfo.n d e A1.1lo Gelio, un.a com pilación escrita en el siglo II en Atenas sob re las artes, la geo-
nium g.:nt.ú,m m or;;s, lcgcs .:t ritus recoge can~id.ad de anécdo!as y d escripciones sobre los pue-
grafía, la literatoca, la filo sofía. Paca ilustra , los d efec':os del paganismo, utiliza a bundantemente
blos d e Euro pa, África y As ia. La o bra parece ineludible pua quien se p ropo nga hablar d e los
los trabajos del jtuisfa r,apolitano Alessand,o Atessandri {1461-1523), ,que se inspira no sólo en
p ueblos d el vasto mundo y l.:1 en contrarí citada tod avía al inicio d el s ig lo XVII en el Inca Garci•
las Nochts étJ'cos de Aulo Gelio, s ino también en l!is Sa fumales de Macrobio. Macrobio e·s un
laso de la Vega.. Boemus n o marca un giro hacia la emograf(a y l.:1 an tropología,U pero afirm a s u
contem porá ne·o de san Agustín y s 1.1s Saturnales tratan de las fi estas religio sas romanas . Er. s 1.1s
convicción de q ue el co nocimiento d e los pueblos d e la Tierra es indispensable p!ira los actores
Antiq ua.: !tciionc.s,2S bastante !.Jtifes a los investigadores q ~e ten gan p risa, el huma nista lom -
d el mundo polftico, idea q ue· no podía sino ganar la adhesión de nuestro domin ico~ O tr!I
bardo Ludovico Ricchieri (1469•1S25) acumula lecturas y citas e ruditas. Cru zando numerosos
dimensión del tratado en cuentca un eco en fa Apologüica historia ¡umaria: to mando mil p recau• mito po r o tro. l os histo ria.dores d e las Ind ias em paparán de ':inta neg r3 mi:cha.s páginas para
ciones. Boemus propon e en s u obra un esquem a evo lucio nista, válido para toda la humanidad, d etermina , la. naturaleza d e las rela cio r.es entre santo Tom ás. el apóstol de la India -y qoi:d por
que rastree el paso de los primeros h uman os d e fa vida salvaje a la civilización.E En s u m ente tanto de l3s Américas.-, y el hombte-clios Q uetzalcóa.tl. En Europa e indL1so en América se hace
esta interpretación modern a coexistía con la idea, más trad icio n al )' m ís o rtodoxa, d e c¡L1e la tabula raso 3 regañadien tes, se p rocu ra no desma ntelar tradicio nes sin poner r,a da en su lugar.
diversidad d e los seres huma nos era fruto de s us pecados e idolatrías, y d im anaba de la degra• El horror al vacío ins pira a menudo const rucciones q ue hoy nos parecen mi.:y estrafalarias y la
d ación de un esbdo p rimitivo d e pureza mo ral y espiritual. necesidad d e misterio e incluso de o pacid ad q ue veh icula fa fábula hace lo d em ís.34
En el s iglo XVt los a nticuarios a.bo rdan la diversidad de las costumbres, creencias, p rácticas )'
modos de v ida en todas partes d el g lobo con la idea de un referente su perio r qrue co rrespo nde a
lo c¡ve nosotros llamamos la civilización g recorro man a. Pero más allá del saber h acer que
difunden y del p unto de vista que d efienden, los a n':icL1arios plantean preguntas de fo ndo. Inte-
rrogan el umbral en tre lo civil y lo religioso, la ley d ivina y ley n atural, entre lo tolerable )' fo in•
tolerable en una s ociedad cris tia na o cristian izada . Sig L1iendo estos principios. es como el hum a-
nista Ginés de Sepúfved a aflrm a que. si ins titucionalizan el sacrificio human o y la a ntropofagia.
hast a las sociedades m is com plejas deben set consid etadas como bárbaras. los anticua ñ os
activan ig J alm eme un tale nto excepcional para decons';ruir los mitos, pero po r.en otro tanto de
ene rg ía en tecrearlos. To da la p rod1.1cció n h istoriográñca del Renacimiento rebosa de estas
empresas d e d emo licio nes e inmediatas re,constC'Jccio n es. Los mejores espíritiJ s del tiem po no
hesitan en fabricar fuentes, te-jer lazo s entre mito e historia .
¿Cuál fu e la consecuencia para la obra del dominico ? Como a sus cor.temporán eo s hi:ma-
nisil:as, a l 3s Casas le resulta difícil imaginar un pasado completamente exp u rgado d e sus
dimensio nes míl:icas: mito e h istoria pertenecen a la mis ma tram :. nurativa, ya que su pi:es•
tamente los mitos encierr3n verd ades de las q Lle no se podría prescind ir. l as fro nteras entre
3mbos domin ios son petmeables y volátiles. De donde proced e el respeto a las tradiciones anti-
guas, vengan de d o nde ve ngan, .3unque estén parcamente d oc~mentadas; d e ahí la predis•
posición a escuchar '3s "fí bulas"' de los ind ios y a tratar d e sacar elementos para ed ifi car pasa•
dos indígenas; d e ahí 1~ p reser.cia latente d e un pensamiento m ítico indinado a sustituir un
UNA V I SI Ó N PAN O RÁM I CA D E "LA OT RA MITAD on M U N DO" La ':area de la Apologético hJ·storia suma ria es titánica, porc¡ve Las Casu es el primero en p re•
tender someter la integridad d el mu n do americano a una descripción e interpretación
l as Casu es, e-n p rim er lugar, un h o mbre con sentido p rác~ico: ha vivido en las islas del Caribe,
metód icas.Ji Esta visión panorámica d e las Ind ias n o tiene eq uivalen te en el lado d el Viejo
ha adquirido experie nci:. d e México en su o bispado de Ch iapas, y co n este títufo h:. sido acto r
Mundo. A menos que se consid ere el fresco d e Ía Euro pa a ntig va q ve esboza el mismo l as
d e 13 escena pofítiC3 y testigo d e la d~strucc.ión de lo s indios. Es ig valmente iun h ombre de des-
Casas en la Apolcg.!t.ico h isteria su mario, y q ue nos lteva de- los g riegos y ro m ano s a los pl!.leblos
p:.cho cuando escribe desde España acere.a d e Eu ropa. Así c¡ue puede aprovecha r los trabajos de
d el Med itecr:foeo y a los an.ces~ros de los españoles, franceses o in glese-s . Se mide la d istancia
sus p red ecesores franciscan os O lmos y Motofinía, pero hmbién los materiales q ue producen
que separa a Las Casas del jesuita Juan Píe-z de Castro, q ve en 1555 se pcegun':a acere-a de la ma•
las au to ñ dades co lo niales= y eclesiásticas. Cuand o abriga el propósito de escribir s u Histon'a d~
nera en la q 1.1e se d ebe escribir "la h isteria de Castilla". El Mt:m oria/ de Píez de Castro, por in•
los Indio:, a hnales d e la d écada d e 1520, pro bable mente y,:. ter.fa al alcance d e la m ano el Sumo•
teresante que sea, participa de u na refl exió n circuns crita a la Peníns ula, mien tras que nuestro
rio de. la N atural H istoria de. las Indias de Ovied o (1526) o la Sumo de. g~ographfo d e Mar':ín Fer•
d o minico desbroza inmensos ho rizo n:es.! !
r,ández d e Enciso (1519). El co n hdo y los intercambios directo s con las élites indígenas desem •
Las Casas calihca el co ntinente a merican o co mo "fa otra mitad d el m u ndo": "To memo s d e
peñan u n papel men o r en sus obras . Si se distin gue d e Morolinfa por s v formació n domin ica, es
aquí ad elan te la o tra mitad d este Nuevo Mundo para contar y mosirar q ve las gentes naturales
más todavía por su método personal q ue se sep;u a del franciscano. los datos <¡ue recoge deben
d ella no son m enos pr1.1dentes y so áales cuanto a tener sus ayuntam ientos y comunidades o
servir an te todo para denuncia r lo s efectos de la conquisia españo la. El talter franciscano ya no
com pañías que llamamos pueblos, lugares, villas o ciudades".39 E insiste en la d im ensión g lo'bal
es más que ur,a base d e informacio n es . Lo s datos mexicanos n o son sometid o s a crítica más d e
de s t.t proyecto: "Trahremos en universal lo q 1.1e convin iere decir de to &~s l~s o tras naciones d e
lo q ue son lo s d el Viejo Mundo, bas ta q ue encajen en la d emostración)>
que hallamos lleno este m undo nuevo".,!! Así, pues, inserta las sociedad es amerindias a la vez
la perspectiva 911e- h a adoptado n o le permi-te obra r de o tra manera. Si no es el t,:,,ico q ue s.e
en su h o rizo n te a mericano y en un panorama mund ial. Habiéndose v1.1etto indisociable d el resto
lanza a escribir una histori3 d e la Conquista y efe la colo nización -es e! objeto d e s u Histeria Ót
d el glo bo , la historia de las Ind ias acompaña el su rgimiento d e una conciencia-mundo, fo.o dada
las Indias-, !tratu de- todas IH comunid 3de-s amerindias co n ocid3s por los españoles en una
sobre un acto de f e: "q ve [... ] los h o mb tes de cualesq uiera naciones y en cvafesquiera parte d el
perspectiva continental, interesarse en tod;as las sociedad es ind ígenas desde el n o r:e de México
m undo - tierras calle-ntes o fría s, templadas o destem pladas, y so cua lc¡uiera horizo nt e que
hast a los Andes co lo n izadas o tod avía libres, es un reto que no tien e preced erite-s . Abordar t.m
vivan- ten gan uso d e lib re alb edn'o".◄1 La id ea d e 1:. unidad de la especie human-a se afirma sin
tema absolu tamente in éd ito a la escala d e u n co ntin ente que se extiende sobre dos hem isferios
ces-a r:
ya n o tiene nada q ue v e r co n la investigación d e cam po, lenta )' sistem ática, conducid a por lo s
franciscano s . Una empresa de u na p rofundid ad co mparable h abría exigido medios, equipos, Y así parece que según la diversidad de los cuerpos prov iene la diversid ad de las á nimas y
tiempo, conocimien to de una buena cantidad d e len guas indígenas y la visita d e innumerables ser los ho m bres m ás o menos er,tendidos, naturalmer,te sabios o de poco saber; pero no
territ-o, ios. El d ominico es el primero q ue tiene conciencia de la d iversid ad in fi nita de su o bjeto y por eso se sig ue q ue haya d iferer.cia específica en las án imas, co mo todas sean d e l.lna espe•
d e fo s límites d e s us co n ocim ientos~ cie y a Ésta n o pueda diversi6c3r la dife rencia ma:erial 91:e es d e parte del cuerpo, ni el
menos o más, o m ejor en'l:ender, que es d iversidad accidental, no puede causar d iferencia en invasión mus ulmana . Pronto reaparecerá esta o bsesió n bajo o ttas pli.:mas.~ En l ima, con el
la especie".41 d ominico Francis co d e la Cruz, llegará ir.duso h -asta el p ro)'ecto d e-traslad ar la cristiand ad la.tina
a América . En 1578, la inquis ición perua r,a. reducirá a la nad a. esh esperanza en viand o a la ho-
D e donde p roced e la convicción de que to dos fo-s seres humanos s ig uen una t, ayect o ri-:.
guera al imprudente d ominico.
comtin, inclus o si estas etapas no s on s imultáneas en to dos la dos : "No debe d udarse que los
indio s han comenzado otro ra co mo los o tros pueblos".
la vis ión de Las Casas es indrudableme n:e eurocéntrica a pesar d e q ue contin!Ía pensando ,
como muchos d e s us p red ecesores, qu1: e n Asia "son todas 1-as co sas m ejores y más abun•
d antes y hermosas que e n Eu ropa"-!! ¿Y có mo no lo sería s i lo s patro n es de 11:ctur-a son euro•
peo s, si los escñ tos de l as Casas se d irigen a lo s españ o les y a los cris tianos y si la tela d e
fondo es la d ifusió r, d e fa fe cris tiar,a yde la salvació n? Al percibir las soci1:d ades ~merindias a la
luz de las so ciedad es del Viejo Mundo, a ntig uo )' medieval, elabora s us pt egumas a partir d e
saberes que circulan en la cris tiandad latina desde la Antigüedad.
Pero a fu erza d e querer devolve, les a las sociedad es indias el lugar que les corresponde, Las
Casas tiende -a o pera r un voelco en favo r d e las Américas. las so ciedad es indígenas no son fas
únicas d e s u especie y sobre todo están lejos de ser las peores, aunque n o les g us½e a los espfri.
tus ma!evolentes que las denigran para poderles sacar mejo r p ro vecho o reducirlas a la
esd avrtud.,!! En p rincipio, el mundo an~iguo o el mi.:ndo cristiano d eberían stiperar s iempre a
las socied ades ind ígem1s. las Casas se esfu erza en d emostrar lo contra ño. Mult iplica las p rue-
bas d e la s u perio ridad d e las Ind ias sobre el Viejo Mundo. El Nuevo Mur.do se vuelve incluso
una tier,a ejem pla r. Améñ ca n o aparece como proyección de Europ3 más que cua ndo se tra~a d e
las d evastaciones c¡ue le ha infligido la Conquista. De car3 a las poólaciones d e las Ind ias, la
superioridad de las civilizaciones de la Antigüed ad e n m ateria religiosa. y moral t esulh muy
discutible.
En el ir y venir entte fo s dos mundos -a los que se e ntrega el pensamiento del d ominico , el re-•
tomo a la. Eu ropa pa.g-ana e incluso cri-s tiar.a s iempre es culpa.bilizador como s i, implícitam ente
o no, se pedi lara la am enaza d e i.:n a. nueva destrucción d e Españ3. m ás terrible todavía que la
,
XI. DE L AFRI CA PORTUGUESA A LA EU ROPA PRI MITI VA

n y h: conq u ista d e México. y desp ués la invasión d e Perú, constituyero n u n


DESCU S Rl M I EN TO
giro mayo r en la historia del g lo bo y de la mundialización, p rimero en lo s im 3gin-a rio s d e los
et:ro peo s, fuego en los d e los p ueblo s q ue entraro n en contacto con ellos: lo s amerindios co mo
ta mbién los africanos, tos turcos co mo t ambién los c}¡inos o los japo neses. De 1~ visió n clásica
d e u n mun do dividid o en tres cont inen tes se pasó p rogresivamen te a la idea de un-a cu-arta tie-
rra . Co n Las Casas no se trata sólo d e añadir una pieza g igan tesca al globo terráqueo , sino bm•
bié11 de exam in ar las relacion es qu e m antien e co n fas ota s tres. Es la razón po r la cv al, al ligu l.:1
actualid ad de las índi3S co n el pasado d el Atlán tico Su r y de las co stas africanas, lleva a cabo

una obra d e pio ne ,o y prefig ura lo que será una histo ria g lob31d el Nt:evo Mundo.!
n RO D EO PO R n
.
AH IC A º' lOS PO RT UG u (SES en s u Historio d e Íot Indios, con la idea d e d esemboscar lo que le p arece ser el funda men to trí•
gico o diabólico de la expan s ión ib érica. Ibérica en ':oda la exter.sión del ':érmino, p o rque la cu es•
l a curiosidad q ue las Casas siente p o r el mundo africano tier.e algo que so tprende al led o r de
tió n concierne fa r.to a Portugal como a Cast illa . Pata log rar s u- objetivo, el dom inico utiliza. foen •
la Hjsfcria de las Indios. A partir d el capíh,lo XV d escubre ur.a serie de episod io s afri canos. Esto s
tes castellan as, cartas reales o cró nicas.! Pero, er. s u crit erio , también cuer.ta la información
capítulos aH:u1can con una pregunta pre<isa: ¿verdadera mente descr.Jbrió Coló n América?.! En
p ortugu esa.. El diálogo que inicia con los g ra ndes cronistas de lis boa - a través de las "his to-
efecto, Las Casas quiere b arrer la tesis según la cu al el N vevo Mundo h abría estado sometido a
rias p o rtug vesas"'- parece excepcional en s u tie m po y al>n sigu e s iéndolo el día. de h oy. Raros
los reinos ibéricos d espués d e ser descubierto y conquistado p o r el rey H éspero.! lejana fig u ra
son s us con':empo r:foeos castellan os q u-e lo s igu ieron po r este camino . Se-h abla de diálogo por-
~Jndadora d e las din astías espaOolas. Para las Casas es la o casión de man ifesta r st.1 virtuos is mo
G,'!.lE el dom inico n o se lim ita a. citar o copiar su s fu er.tes: n o d eja de criticar en un ton o 3cerbo la.
d e erudito y st.1 capacidad d e desh acerse d e las " fá bulas" que esto rban a la h istoria .! Pero tam-
d esenvo ltura co n Ía cual s u-s herman os de orden de l isboa jus tifle-an las inju-siici:;.s y las "cruel-
bié n de ju gar co n la op osición d e lo antigu o y ~o mo d erno p ara establecer el carácter "moderno"
d ades" p erpetradas p or los p o rtvg ueses en la tierra d e África.
d e los descubrimientos ib érico s , eíectl.l'a dos "hasta a.gora., p oco 3ntes d e nuesttos tiempos". l 3s
Para d isciu,ir las fu entes, p rimero h ay qve p rocurá rselas. l as Casas r eside en l is boa en 1547.
Ca.sas abre u-n dosier sobre África. p recisamente pa.ra po ner los punto s sobre la.s íes acerca del
El año p reced ente h a re nunciado a S'!.l obisp ado de Chiapas y el camino de regreso lo h a condu-
d escubrim ie nto d e las islas cfel Atlántico .!
cido a las Azores, luego a Lis boa, d onde permanece -3 la espera de l.l'na señ al d e la corte e:.ste•
Esta larga d igr esión resu lt a. mu-cho más seria de lo que p arece. El dom in ico anuncia "cosas
llan a. ¿En contró a o rillas del Tajo . en el cor.vento de Santo Dom ingo, a su co rreligior,a rio Bario •
antig uas y a.grada.bles" o "co s.;s agr a.dables a.l o (do", p ero la m ateria. y el tono p ron to se en car•
lomeu dos Mártires, q l.l'ien, a!g unos a ños más tarde, en 1s51. recibirá el título d e maestro en teo•
gan d e desmenfüfo. No se trata sim plem enf¡e d e discutir la h ipótesis efe un p rimer d escubri•
logía e n la Universidad d e Salamanca y será b eatift ca.do en 2001~ En todo caso, conhesa hab er
m ie nto, sino de regresar al o rigen de las calam idad es de la.s lndi3s explorando s vs raíces afri-
frecu ent3do a "pers onas de calidad y d ig nas de crédito". El añ o d e 1S47 marca una etapa impo r•
can as y atlánt icas. La apertura ge-o _g dRca correspor,d e a una nueva etapa d el debate que l as
tanteen la h istoria inte?ectu al de Portugal: ese -a ño el rey Jt.1an 111 funda el Colegio de hs Artes y
Cas3s desatroUa en toda s u o b,a 3cerca de la legitimidad de la exp ansión ibérica y s u s co nd i-
las Hum a.nidade-s de Coímbra. ¿Con oció Las Casas al cron ish Joio de Barros, que eni:onces
ciones h istóricas. A s us ojos, es la h istoria la <¡ue explica. el destino d e las p o blaciones d el
p reparab a s u Primt ra d écada, "cons-a grando su s d ías a s 11 o fi cio y p arte de las n och es a la escri-
Nu evo Mundo, peto esta h istoria inició en o tras tierras: en las costas afri can as. Par-a Las Casa.s,
tora d e s u Asia"? Sanos ocu pab a im p ortantes cargos: estab a ene.argado "de adm inistrar los
pensar Amér ica es co men zar a pen sar África..
come rcios de As ia y África", y portab a el título d e :tesorero de la Casa da India ~ Mina. De regreso
l o s lazo s ql.l'e unen a la.s Ind ias y Áfri ca. no s on relaciones d e conq u isb: los po rtug u eses que
a Sevilla, l as Casas se d etier.e en Lagos, donde pudo observar a negros descer.d ientes de ac¡t.1e•
vis ih ban África tenían en la mira; al O riente, y po r añadidura las co st.a.s de Brasil. Los cas:ell3nos
llos que h abía n sido tra nsportados allá un s ig lo antes p or los n egreros d e En,ique el
no sa.lían siquiera d e La;s Cana rias. Unos y otros observab an la línea divisoria im p uesta por el
Navegante.!
Tratado d e Tordesillas. Con to d o, un h ilo maldito relaciona los dos mundo s.
As{, pu es, Las Casas ti..ivo en su s manos d ocu-mer.tos excepcionales, com o la h istoria de
l :..s Casas se p ropo ne extraer este hito integrando el p asa.do re-c iente del Atlántico africano
Eanes d e Zurara, s u Crónico dos Jeito s da Guini .!, La cró nica d el d escu b rimient o y d e la conquista episod io la mentable: " El mis mo h istoriador en s u exclamación muestra serle a<¡uella o b ra h o rri-
d e Gt.iinea co nsti~uye una fuente fun damental sob re la sa.ga de Enriqtie el Nave gante y 13 p rimera ble, s ino que después parece· cue la enja bo na o 3fco ho la con 13 miserico rdi3 y bo nd3d de
fase de los d escu b rimientos po rtug ueses. La crónica perman eció en estado de m anus crito , y n o Oios".13 Tarnpo-co esc atima a Joio d e 8 arro s :H
circuló m ás q ue en fo rma d e co pi-3. El gran cro nista po rtug ués Jo3o d e Sartos se inspiró en ella
Aquí he rmosea y co lo ra Ju an de Barro s, h isto riado r de Po rtug3I, en la d écad a ¡i y lib. 1, cap.
para escribir s v Pr/m t;ra dicodo de Asia, c¡ue se p ublica en Lis bo a en 1552. Las Casas p i.:d o co r.-
12, que el infa r.te se mov ía po r servicio y loo r de Dio s y celo d e baptizar lo s morad o res d e
s,ufbr, de Barros, al m eno s la Primu a y la Segunda d icoda.! Probable mente sig uiendo s u eje m•
aq uellas islas y safvarles las ánimas. Gentil mane ra de b uscar la honr3 y seNicio de Dio s y de
plo y el de Tito Livio es que im po ne un ritmo d ecena! a su H istoria d e lrn Indias. Su curio sid3d
b3ptizar y salvar las án imas, hacien do tan g rand es o fensas, fo u no, en q verer us u rpar el
por la h isto ria po rtiug,uesa lo incita a leer lo s trabajos d e otro s d o s h isto riadores de ren o mbre: la
señorío s o'berano d e los reyes de C3stilla c¡ue pre!end fan tener en aquellos m ares y islas o
Crónica del r-t-y Juan JI di: Portuga l de García de Resen de {1470-1536), pubfic3da en 1545, y la His-
tierras que en ellas habfa; lo otro , quebra ntando po r ello la a mistad y paz eshbfecida y jurada
f..orio dd dMcubrimicn io y d e la conqu ista d e la India por los portug,.u :scs de Fernlo l o pes d e
de los reino s de Cast illa y Po rtugal; lo otro, in íam3ndo la ley sin m ácula, p3cíhca y jus ta y
Castanhed a..10 Las Casas, evid enteme nte, leía la lengua de Cam oi ns .
s uave de j esucñ sto, y echar,do in fl nifas -í nimas 31 inhern o, haciendo guerras cn: eles y
El d o minico no sólo es, p ues, un v eh emen te polemist a, au to r d e tratados bt eves e incisivo s,
matanzas, sin C3t.tS3 n i razón alg una q i.:e fuese justa, en las gen tes p3cífi cas, c¡ue no le h:.:•
o un d iscípulo de lo s an ticu3fios; es también un .a sombroso co no cedor de la bibliog rafía portu-
bfa n o fend id o, d e aq uellas islas.U
guesa.: Z,urara, Barros, Resende, Lopes d e c ~stan heda, a los q ue se añ ade Atvise Cadamosto, el
navegante ita liano cuyas prim eras pubfic3ciones eu ropeas sobre los viajes po ttugiue·s es contri- la lectura d e l~s fuentes portuguesas lo ir.cih a condena , sin apehció n las exped iciones lan•
buyero n ampliamente a d ifu ndir la imagen d el príncipe EnriG,tJe el Naveg3nte.l ! :ndas po r el Infa nte Enrique: "Y po r una í r.ima q ue recibiese la fe a s u p arecer, c¡ue quid y aór.
No sorp rende en 3bsofuto si pensamos en los lazo s in teledvales q ue unen 3 Po rt'llg al co n sin quizá. n o recibía el baptismo sino d e m ied o y po r ma nera fo rn d a, echa ban a los inhernos
Castilla en los s ig los XV y XVI , 3ntes in d uso d e la époc a d e la unión de las d os coro n as {1 580- ante todas cosas muchas ánimas: y q ue él tuviese culpa y fuese teo de tod o ello, está cla ro". De
1640). La influenci3 de la h isto riografía po rtoguesa en la de la hisfori3 de las Indias forma p~rte paso. el domin ico enfatiza la responsabilidad d e u na opinió n pública engatusada por fas n uevas
d e estos in tercambios. Po rtugal es el p rimer rein o et:ro peo c¡ue se abre al Áfric3 y al Extremo ric¡i:ezas y pronta a incens3f a s u p tÍr.cipe n3vegan!e: "Ya comen zaban lo s p ueblo s a lo ar y ben•
O riente,12 el p rim ee país d e la cris ti3ndad latin a en 3frontar mundos desco no cidos y en in iciarse d ecir las ob ras del inf.a n:e, d iciendo c¡ue él habfa abierto los c aminos d el Océano".16 Compo rta-
en el d ifícil a rte de inventati-.ir el mundo p ro ducie nd o descripciones e imágenes cartog ráfi cas. mien tos que el d om inico no había dej3do d e o bservar en las islas del Caribe y entre los co lo n i-
En coan to h is toriador, castella no y h o mbre d e Iglesia, el dom inico d is cu':e pie co n pie y codo zadores que habían regresado a Castilla .
a codo l3s po siciones de los a utores portugue·s es. Oespt:és d e cita, largo y tendido al h isto -
riadot Eanes de Zu rara respect o de hs crueldad es de los portugueses, le rep ro ch a " ser más
insensible 3Ún <¡ue el infan te En ric¡t:e el N3vegan':e". En o tro pasaje. se interroga so~re un
UNA M I RA DA G LO ; A L sería el corazón, por duro q ue p ud ie-se set, que n o fu ese tocado de piados o sen tim ie nto, viendo
así aq uella com pañía?"l{) l as Casas critica de paso las o bservaciones del cronista po rh.tgo és,
l a m irada de las Casas es p rimero glo bal. Mien tras q ue Eanes de Zu rara consid eraba la to ma. d e
d enuncia la actitud del infante y el a rg umento según el cu-al "la salvación d e a quellas án im as,
Ceu ta co mo un acontecimiento d ecisivo d el reino de Juan 1, esta conGoista, vista retrospec•
que antes erafl perd idas", habría justihcado el estado m iserable al q ~e est !lba n reducido s lo s
tivam ente u n siglo d espués, le parece a nues.ro d om inico el p unto de pattid a de la expansión
cau tivo s . .. No advirtien do que la b uena in tensión d el Infa nte, n i los bienes que después suce-
africana y asiática.,!! l o q ue co ncuerd a co n la visió n que de ese acontecimien to dan sus co n tem•
d ían, no excusaban los pec 1d os d e vio lencia ."
porá neos lo s po rtugueses Barro s y l opes d e Castanheda, co mo también con la de los ca.ste-
En 1445, un episo d io de naturaleza co m plebmen te d istinta se desarrolla en la isla de Ar•
llano s q ue tomaro n a s~ vez la w ta d el océano. Un a diferen cia de t alla: los comentarios d e s us
guím, a lo larg o d e Maurit~nia . Africanos atacan y masacran a t:n grupo d e portug ueses q ue tra-
co legas po rtugueses hacen suyo s de buen a gan a los acentos de un triunfa lis mo expansio n ista
ta ban d e d esembarcar. las Casas n o tarda en rend ir un vib ran te h o men-aje a este acto de t esis•
con tufo de cru zada; las Casas d en u ncia que en estas empresas está el o rigen de un desastre
tencia indígena: "Y és tos fu ero n los p rimeros q ue m a.hron justam ente d e lo s porto gueses, por
humano C V)'O S piatos , otos termina ron pagando lo s indios d e América.
cuantos los po rtog ueses habían muerto y captivado co n la injus ticia qt:e arriba a parece".21 Aun
Para desarmar este t riunfalis mo, las Casas ext,ae de lo s testimo nio s po rtugueses u n a serie
cuan do no ignore la respo nsabilidad de los castella nos en la o cupación de las islas del océan o,
d e episod io s y ejemplos q ue dan a su texto u n to no particulatmente trágico . la co lonización de
d eja q ue explo~e s u p rofund a an tipatía por los vecinos po rtug ueses q ue "robaban ~odo lo q ue
l as C:;,;n a.rias (1402) es la q ue abre esta h istoria: suena "la hora. d el crimen", el inicio d e la p ro•
pod ían co mo si fuera n tu rco s o m o ro s ".22 Bajo la pluma d e l as Casas, Gt.Je d etesta a los Beles
gresió n d estructo ra de lo s euro peos, para. o s-: u fa exp resión d e Pete, Sloterdijk ..!,! El descu b ri-
d e1 is lam, no podría habe r ona co ndena m ís severa.
mie nto y la conqu ista d e estas islas del Atlán tico n o son otra cosa q ue u n-a ag resión p ura y sim -
Esta h istoria atlá ntica a nt.: litt.eram no es só lo un prelud io a fa h istoria de las Indias d.e Cas•
ple toea.lmen te injus tif.cad a. co nt ra "gen tes q ve están q uietas en s us casas y n o hiciero n mal a
till-a . Es un pasa.do que plan ta los fu nda mentos "diabólico s " d el fu turo que se p repara. Desde el
r,a die". El e pis odio p resenta el ejem plo perfecto d e actos co n trarios a la fe cristian a,
sig lo x v se plan tea, en el Atlánt ico sur, la cuestión del d erech o de co nquista y de la guerra justa:

no co nsiderand o que s on hombres y tien en án imas racio nales y q ue los cielos y la Tierra y
¿Q ué causa legítima o q ué justicia tuv ie ro n esto s Bet-3 ncor d e ir a ir.q uietar, guerrear. m atar y
to do lo que d e lo s cielos descien de, co mo las influencias y lo que en la Tierra y elemen tos
h3cer e-s d avo s a aquello s canarios, est ando en s us tierr3s segu-ro s y pacífico s, s in ir a Fran•
h ay, son benehcios co munes que Dios 3 todos !o s ho m b r,es s in d iferencia. co nced ió , y los
cia. n i venir a Castilla. n i a otra parte a molestar ni hacer inju ria, viole ncia ni dar.o afg ur.o a vi-
h izo señores natu rales de ':o do ello.19
vient e persona del mundo? (...J Que fo hiciesen (fra nceses o po rtog':..leses o castella nos), y la

Hoy, todo métod o global e n h istoria e-xige un estudio ad entrado en 13 situación local. la des• buena inúnció n q ue tiuviesen de decir q ue lo hacían para lo s traer a la fe no lo s excusa.b 3;
cuando más q ue Dios, q i:e vía s us ir,te nciones, sabía q u e iban to das llenas d e cudicia y
cripción de-1 m ercado de esclavo s d e lago s a m ediados del sig lo X V se inspira d irecii.amen te en la.
cró n ica d e Eanes de Zura ra . Es e! teatro de escenas d r:;;máticas. l o s n egros so n tratados de m a• diabólica. ambició n por señorear tierras y gen tes íibres, señoras d es{ m is mas.H

nera inhumana, los niño s s on a partad os de s us padres, las esposas d e sus m aridos ... "¿Coáf
Des d e 1445, el affaire d e Arguím probó d i: ma ni:ra ir.cuestionable "!.1:ner aquellas gentes los procesos históricos que d esembocaron en el aniq uila miento d e fo s mundos am erind ios. El
tod3S co ntra los por!ogueses guerra jusiz.ísima". As í q ue es en este m arco y n o sólo en el d e 13s enfoque deja poco espacio a las ir.tervenciones d ivin 3s o diabólicas. Por el contr-u io, pone cons•
Ind ias d e Castilla q t.:e co nviene debatir "de las tres posibles causas d e una guerra justa co ntra t-an-tem en':e en evid encia los resorti:s bajamente materiales de la expansión portu guesa.. Y da
los infieles"'. to do su peso al cho que d e Occiden te con las sociedades :..frican-as y amerin d ias. l a ambiv:.•
Para las Casas, la natuu leza de los con tac~os q t.:e se ha n establecido en tre los pueblos de lenci:.. d el histoñcis mo, que Oipesh Chab-abarty analizó d eten id a y d etalladam ente en Provin•
África y lo s po rtug ueses h a determir,ado el curso de lo s acon tecim ientos d el Nuevo Mundo. Es cializ ing Eurcpe, alcanza aquí s,u paroxis mo: es el Occidente el q ue d icta el pasado d e est3 región
el origen d el víncu lo q ue relaciona de manera ini:xtricab!e la h istoria. del Nuevo Mund o co n la d el glo bo, pero es él igualmente el que hace posible el anális is y la denuncia del expansion ismo
d el África atlá r.tica. A difere ncia de las enciclopedias o de las h istorias universales q t:e yuxta• ibérico.
ponen a los continen tes, la historia lasc3Sia na p ropon e u n m étodo d in ámico d e acercamien to
que sond.ea lo s reso rtes in tercontinen tales d eJ "imperialismo ibérico". Este m étodo explica por
qué en los episodios africanos y ad ánticos se habrían esbozado la "destrucció n d e las Indias" :
"las o b ras tan perjudiciales que a aquellas gentes h acían los portogueses, q ue no eran otra cosa
sino g uerras cn;-ele-s, matanzas, c:.ptiberios, totales d estruiciones y a nichilaciones de muchos
p i.:eblos d e gentes segr..iras en sus casas y padficas". los mismos términ os describirán las ca•
lamidad es de 1-as Indias.
lncans-ablemen te, el d om in ico regre-s a una y otra vez a la m isma cuestión:

¿Pues con q vé razón o justicia pod rí justificar n i excusar tantos males y agravios, t antas
muertes y captiberios, tan tos escán da!os y perdición d e tan tas á nimas, como en aquell:..s po•
b re-s gentes, au nque ft.:esen mo ros, hicieron los portogueses? ¿No más de porque eran infie.
les? ¡Gran ign or3r.cia i d:..m n able ceguedad, ciertamente foe esta!

Del mismo m odo que fos nativos del Nvi:vo Mundo, las gentes de las Canarias y de las cos•
tas de Áfric3 jamás atacaron a los cris tianos ni a los an cestros de ios cristiano s, "pues tan to d is•
tante vivían d e los mo ros q ue por 3cá nos íatiga-n. porque conñnes son d e EtiopÍ3, y d e aquellas
tierras 110 h3y escritura n i m emoria q ve Ías gentes que las poseen l3s us urparon a 1:. Ig lesia".!!,
Clave de la destrucció r. d e fas Ind ias. la h istoria del África portug uesa esclarece la génesis de
LA DOM ESTIC ACIÓN DE LO S SERE'S 1-!U MANOS a u n order. mejo r", "traer de vueh a a! b uen e.amin o"; "p repara r" es en español opor~ja r, es decir,
"disponer lo s espfritvs ''i pero ig ualm en!e "a parejar" q uie re d ecir "po ner el arnés s ob re un ani-
l a Historia d~ las Indias se vuelve algo m ás c¡i:e u n a sim ple crón ica d e la conquista y la co lo ni-
mal, en particula r una be-s tia de c-arga para mo nbrla, cargarla o trabaja r con ella")O En un en•
zación cuan do se o cupa de la s ue rte de fas so ciedad es am erind ias bajo la do m in ación españo la.
sayo fa mo so en s u tiem po, el fiióso fo ale mán Peter Sfoterd ijk record ó lo s fundamen ':os a mbiva•
En plena mit ad del siglo XVt , el humanis ta Cervan tes d e Sala.zar se extasía co n los pro g ,esos d e
lentes d el huma nis mo euro peo: el huma nista es aq uel que p re-re-r,de mejorar al ser hum ano d o -
la ciudad de México, "otro ra inculta. y bárbara" y que, d espués d e fa inaugu ración de la univer-
mesticándo lo cueste lo 91:e cueste.!! En p rincipio, el ejemplo y la educación debería n bashr
sidad, se ab re a todos lo s saberes: "Q ue si la N uev-a España ~a s ido céleb re h asta a hora entre
para sacu al otro d e la barbarie y hace, d e él un ser s ocial, y que se p ued a integrar en una socie-
l3s demás nacio n es po r la abu n d an cia d e plata, lo sea en lo s ucesivo po r fa multitt.id d e
d ad de policía.
sabios".!! A esta vis ión triunfalista, l as Casas o po n e un a nálisis co mpletam ente d ife rente: al
En el siglo XVI, la empresa d e domesticación no es só lo u n asunto euro peo o un ejerc icio de
d enunciar los ho rro res de fa. co lo n ización (Historio de las India s), h ace d e los t iempos q ue la
letrado , sino q ue se desarro lla en tod a s u bn.i-talidad y todos s us excesos en el otro lad o d el
p reced iero n el criso l de las óvilizacior.es amerind ias (Apofogitica hJ·storia w maría) . Co n él la h is-
Atlánt ico. As í que las po blaciones indias no pod rían escapa:- a tal domesticació n, p rime ro po r•
toria global se involucra en la descripción d e un p roceso de tra ns fo rm ació n 3 escala
que m erecen "que las traigamos a Cristo y a virtuosa mane ra d e v ivir por la o rden y cam ino q ue
cont inen tal,26 pero d e u n p roceso que n o debe nada al Viejo Mun do, s ea pagano o cris tiano.
a nosotro s n o s trujero n".!,: Para un cristiano español d el siglo XVI , n o to d o s lo s camin os s o n
Este método d e acercamiento se parece d e nuevo a una h isto ria g lobal en el hech o d e q ue
eq uivalentes.ll "[l a religió n cristiana j po rq ue esta s ola es la q ue apu ra y alim pia todas las heces
parte, lo sabemo s , d e un p rincipio universal: fa unidad del gén ero hum ano. Com o "todos h o m•
y barbaried ad d e 1-a s incultas nacio nes."H Si se pueden co ns id era r :an diversas form as de civili-
b res d el mundo [est án j unidos y ligados entre s í co n una cierta herma nd ad y paren tesco d e
zación, una d e ellas aven taja a to das las demás: " la policía razo nable y cristiana".;! To d os los
naturaleza", los h isto riado res están en capacidad d e abordar .,las h azaihs acaecidas en tod o el
seres humano s s in excepció n, "po r bárbaros y brutales q ue sean". pueden ser cond ucidos a 13
m undo como si fü eran d e una sola ciudad".~ Esta u nidad sirve d e m 3rco a otro p rin cipio uni-
"civilización (... J enseñándolo s y dod rin í ndo los por la ma nera q ue requiere la nat,ural condición
versal q ue las Casas ab, eva en san Ag us tín: la idea d e q'-'e la predestin ación y la salvación so n
d e lo s homb res, mayo rme n':e con 13 do ctrin a. de la fe", que s igue siend o la vía real.!!
los mofores de la his':o ria huma na .
Enunciado este pñ ncipio - {y cóm o hab rf-3 sldo d e otra m anera en ur,a socied ad vigilada por
En este marco es donde se- d esurolla lo que d esd e el s iglo xv11 1 llam amo s la "civilizació r,", y
la Inq uisició n y -sometid a al peso d ef d og ma ?- , esta t'3ns form ación tam bién puede efectuarse
que co rresponde a lo que Las Casas defln e como "to da virtud política y tod a human id ad de
fu era d el cris tianismo. Para record-3 rlo, l as C3sas retoma el pró logo de De jm ,,m fjonc rhctcrico .!,?.
doméstico s, po líticos y razo n ables h o mb res".2S Exis te una ap titL1d universal para la óvilinción:
En esta ob ra de juvent ud c¡ve explo ra las reglas del arte d e ta o ra, o ri3, Ciceró n analiza ~a parte
todos lo s hombres son transfo rmables y perfectibles, todos pueden acced e:- a un o rden d e
que desempeii3 la efo c...sencia en el o rigen d e las sociedad es. Las s ociedades p rimitiv-a.s vivían
policí:a.29 Rest a organizar esh trans iciór, opera ndo po r "reducción y atracció n razonable". Las
como las bestias, apro vechaban la fuerza corporal e n lugar de los recu rso s de la razó n. no se
Casas insis te en la impo rtancia de fa petsu3sió n y d e la pre paración: hay que-atraer a los in tere•
p reocupaban de venerar a los dio ses, ig no raban s us deberes hacia la hum an id ad. descono cfa n
sados pa r-3 "po nerlo s en condición d e ser reducido s". "Reducir", en español, es "~raer d e vuelta
los lazos del matrimonio como también !os ben efi cios d e las leyes. Es entonces que surge un
ser p ro vid en cial, "ur. ho m':,re m agno y sabio", que comprende el potenci3! que gu3rd a el espíritu
hll'm3r.o y lo q ue se pued e sacar de él s i se acomete 13 tal"ea de educarlo y mejorarlo. Sin d ejar
d e apoyarse en la teoría tomista d e la universalidad de la ley n3tural, la A polog;tico historia suma•
n'a retoma el mensaje de Cicerón insis tiendo en los solos po d eres de la .razón.la Así c¡ue este
evan gelio de la domesticación por la razón - que consis':e e n t rans form ar a los b rutos en seres
"d ulces e inofensivos"- puede p rescindir del cristianis mo , 3\mque la Gracia, que no destruye a
13 n-a toraleza sin o que la lleva a s u perfecció n, p roporciona una mejo ría in ig ualable.
LA EUROPA PRIMITIVA En l as Cas3s el p roceso d e civilizació n pasa po r la u rbanización d e las po blacio nes m 11cho
más q i:e por la inven ción de la escritura . Como buen alumno d e los griegos q ue es, la ciudad le
Anlres efe p royed 3r es':a interpretación sobre Amé rica, Las C3s3s la aplica al pasado del Vie jo
parece un m ar-co de referencia y una co munidad d e vida, la base de la estructu ra s ocial y d e la
Mundo, haciendo s u-yas cons ideraciones que eran co rrientes desde Ía Antigüed ad. La vida sal-
convivencia, el fun damento d e lo po lítico. l a ere-a ció n de hs ciudades. 13 inven ció n d e las mura-
vaje no es un e·s tado abstracto. Lo recuerda esbozando 1.:ti a preh istoria d e 1-a Anti.g üed ad q ue re•
llas y torres, el a uge de 13 arquitec~ura son ind is cutibles señales de -civilización. Esto s a ctos ci•
toma la evocación d e una Italia primitiva, "g rosera y b ro-tal". los italianos p rimitivos aparecen
vifizatorios remiten h nto ai mundo a rcaico como a la Biblia, a Cécrope ent re fos griegos como
como una variedad de aborígenes "p tádicamente s in origen", por tanto s in pasado. Es bmbién
al Caín d el Antiguo Testamento. Al inven tar la p rimera ciud-a d d e todas, c¡ue hab ría baut izado
una m aner3 sudstica d e reco rd3r q ue la lh lia a n'!igua y ren aciente partió d e la nad a y d e tomar
Eno-c, por el nombre d e s v h ijo En oc, Caín asocia ba d e manera paradójica el gesfo civiliza.torio
sti distancia respecto d e esta penínsul3 a rrogante· y de- to do s los q ue se form aron en ella, en
por excelen cia al primer crimen com etido po r la humanidad.!:_ Pero la ciudad no es tan s ófo un
particular su advers ario Gin és de Sepúlv eda: "A esh gente, p ues, italia na que agora tan polPiica
invento d el Vie jo Mundo. Cant idad de ejemplos americanos lo demuestran. Desde los p rimeros
es, y entonces tan incu lt 3, silvestre y tan bí rbara. vino Saturno".39 Pero la Euro pa p rimitiva re•
contactos co n M~xico, la ciudad de Cempos!a deslumbró a los co nc¡uisbdores con s us 30 ooo
bas3 13s fro nteras d e la peníns ula. Comenzando po r lo s atenienses, "q ue fue ro n 31 p rir,cipio
habit.an tes y s us murallas resplandecienlres al so l, hash el grado d e que se creyó que "aq~ella
rudísimos y barb3rís imos y tenidos como otras nacion es po r besti3s".~ Por lo qi:e se refiere a
ciudad tenía el s uelo tod o chapado d e o ro y de plata".!:, ¿Y qué decir de Tlaxcala, de Cholula, de
los p rim eros españ oles, antes de ser conquistado s po r los ro m anos, casi no valfa n más y fo,.
la impresionante ciudad d e México e incluso d e la ciudad de Texcoco, ct.iyo palacio real estaba
m aban un "pueblo bárbaro y feroz". Los galos y los german os de Tácito no tien en más q ue inte•
compuesto de 1.m sinfín d e aposentos comparables al laberimo de CrH1~ 6 Perú o fr ecerá 3 s t:
grarse a fos rangos de los italianos. ¿Pero no es este es':3do primitiv o un pasado común a toda
VE:Z s v lo te d e g randes ciudades y sunt 11osos edificios, llevándose Cuzco la tajad a. del león.
la humanidad?~
Aplicar 3 América el criterio de la urban ización es b mbién interro g.arse acerc3 de las fo rmas
Q uien d ice vida p rimit iva dice h ~roe civilizador: es el papel atribuido en la An tigüedad a Júpi•
y las razones del hábitat d isperso que se e ncuen tra en etla . ¿Se· debe ver en eHo una señal d e b:u-
ter, "lo mis mos.e h a.Ha y lee d el rey Rhad aman to s , rey d e l ycia, y del rey Minos, rey de Creta, los
ba ñe? ¿Y po r tanto una c3rencia q~e podría vo lverse contra cantid ad de poblacio nes del Cañ be y
cuales dieron orden y pusiero n en policía y d ebajo de leyes a aquellos reinos". Ponu ,m po/icfo,
d el continen te? En absolu-to, replica: L3s Casas; solo hay que ver a lo s germanos de Tácito: si no
es decir, óviliz3r, n o es vna experiencia limitada al mundo an tiguo. La Eu ropa med iev-a l o frece
est aba n u rbanizado s, es que tenían buenas razones para no estarlo, que ten Í3n que vE:r con la o r•
ejemplos más recientes " para los que no vuela n :an alto, sino que h an menester c3seros m ila-
gan ización social o la geografía.
gros para creer":41 la Historio d t. Boh emio d el papa Pio II explica cómo el d uque Zechius Croa•
tint:s redujo a poblacio n es "de h o mbres casi bestiales y fero ces a una vid3 politica y
razonabfe":+3 Ni:estro d ominico aprovecha cada ocasió n para desarroHar su tesis del desarrollo
guiado y perfeccio n ar un esqvem a de evolució n so-cial, política )' cultu ral que se pued a extra•
polar allende el Atlántico.
"
LA ANT IG Ut.OAO Rt.C O N :SI O ERA DA víctima con un tizó n ardier.do 3ntes d e en tregarlos a "a los muchachos que lo q u em3sen".!!,
las Casas d a la espalda 3 la im3gen de 13 Antigüed ad q u e d ifu nder, los human istas i~ali3nos.
El panorama h istó rico q u e d espliega 13 A poJogitica h is..oria sumad a es desconcertan te a menudo .
En las antípo d as del d ominico, Maqu iave!o p ro p o nía o tro u so d e la Roma clásica, en la que él
La An tigü ed ad q ue exp lora las Casas no p osee lím ites cronológicos n i espaciales. Tam poco está
veía el mod elo 3 im itar: " Había c¡ue to mar s u e jem plo e inspirarse en aquellos c¡u e h abían sido
o rden ad a s igu iendo i.:na progresión tem poral o co ns ideraciones geogdficas. Griegos, romanos
los a mos del m undo".SO Ef 3utor d e- El Prfncip~ evalú a al mun do modern o a la luz de la Rom a de
y egipcios -ocu p an una pute p red omina nte del texto, p ero d ,-.Jidas galos y sacerdotes germanos
Tito l ivio. la l~zion~ de los antigu os sirve para g uiar la ~spuiMz a de:11~ cos~ m odemei propor-
no están avsentes d e este c u a.dro.47 El hilo q u e sig ue el d om inico capítulo tras capítulo o bedece-
cio n 3ndo "la med id a q u e permitirá eva luar la d ecaden cia d e lo s mo d erno s y el m edio d e pon erle
incan sablemente a s u objetivo : prob ar q ue los indios rect.1rren a su razón en los í mbitos m ás
remedio".~ Es que no só lo los a r.tig i.:os le p arecen estar m ás cerc3 d e la n atu rafeza que los
d iversos y sobre todo q u e a m en udo h acen de ella t:n mejor ~so q u e los antig uo s. los argr..i•
mod erno s , sino que h, cor,frontació n d e las refigio n es e!eva 13 de los primeros, ef p aganis mo,
men tos, en su conjunto, atraviesan por 'J n enredo d e referencias y citas que tienen co n que
por encima de la de los segundos, el cristian ismo. Como si "'la admiración por la Roma ar.tig i.:-a.
h acer q ue se pierda el ledor con tem porá neo , d ivorciado d el mundo ar.tig~o y s vs autores.
[fu era] fa 6 nica b ase públicamen te d efendible a p artir de 13 cu al pudie ra atacar la religió n d e la
Esta Antigüed ad enteramen te co rtad3 a la med ida d e las n ecesidad es de la demosu ación no
8 ibli3"'.S2 No hay nada de aso m broso en q u e la defensa de u n a religió n de 13 co m pasió n (las
tiene men os u na característica comú n. Su im agen e-s co nstantemen te denig rada . Todo lo q Lle
Casa:s) vaya en todo punto d irechmen te en co n tra d e la exaltación de 1:na religión romar,a que
p u ed3 p erjudicar el recu erdo de las socied ades antigJUas para esclarecer bajo una luz favorable ~
glo riflca la ÍuerZ3 y lo s h ech os de armas (Maquiavelo) . S3
l3s socied3d es indígenas es s ometido a la apt.eciación del lector. Lo s g riegos prim itivo s so n víc-
El punto de vista de l as Casas es a la vez infl nit:amen te más ortodoxo e infln itamen te más
timas d e esa rech ifla, "en tre- quienes se pretende que hubo t !lnta sabid u ría huma na y en do nde
d escen trad o. A su s o jo s , la entrada en escena del Nuevo Mundo no se lim ita a las rep ercu siones
hab ía resplande-cid o de tal manera la práctica d e las utes". Pero los romanos n o salen mejor
mor~íferas de 1-a conqu ista españ ola.. Los h orizontes en lo s q u e pie nsa a la naciente Eu ro p a n o
libr ad os: "'Se p ued e ver b ien cuán tos ro man os era n engañados y eshban p oseídos por los
só lo son d espla23dos, sin o h m bién inmen samente agrandados. La cris tia ndad ya no está en ce•
d emo nio s p o r no tener el verdad ero conocimien to de un dios [... )". Se ve bie n la arrogancia y 1:,
rrad3 e n un cara a cara y en solilo quio co n el mun do u ,tig t:o - o más bien con lo que imagina
cegu era d e un3 Rom a que pretendía d o m inar el m undo y darle s us leyes cu ando en re-alidad ell3
ella que es la An tigü ed ad- , s ino q ue un tercer actor irrumpe en la co nfro nhció n: los mundos
no p oseía la estatu ra m oral p ara h acerlo. El 3taqu e se vale d e todo arg u mento: aquí son los exce-
3merind ios, e incluso un cu arto: el Áfr ica portugu esa. Un teatro puramen te eu ropeo h ace esp a•
so s en la mesa d e los clérigos pagano s, ♦S 3113 135 prácticas ritua les de conno:ación sexual, co mo
cio a un teatro plan etario. Esta ap ertura a l mundo relativiza el escenario hum:inish trad icional,
los ritos obscenos a los q ue se en tregaban los s3cerdotes galo s en h o nor d e Berecinti3. ¿Ig no ra
cu estión que- más brde Mo n taign e repasará. las Casas comparte co n Ma9uiavelo una visión trá-
el dominico q ue jugando en este terrer,o esc3bro s o m efo ra s us prob~bilid3des d e cautiva r a s u
gica de s u tiempo, pe ro la c-3 tástrofe- p ro vocad a p or la cofonización de las Indias tiene un peso
ledor? Ve mos de todo: castración vo luntaria, travestismo, y tam bién s odomía, tan indebi-
humano totalm ente diferen te a la d ecaden cia y el tu telaje d e las ciudad es it alianas.
d amente h on rad.a por los an tigu os ci..13ndo el Nu evo Mundo reservaba a los sod omitas lo s cas-
Henos a9uí bas tante lejo s de- la visión h edonista e idealizad a del p agan ismo antig'l..lo que
tigos más d espiadad os. Es el caso de los mi:><es en México q u e infligían quemaduras a st.1
cultiva n fos círculos d e human istas italiano s , y p r-óximos a la crítica y la apo logét ica que desarro•
llaron lo s Padres d e la. Iglesia y los po lemistas cristianos al in icio d e nuestra era. l as C asss com•
p rend ió q ue era .-ru:cho más fícil d efender a las sociedades ind ígenas en el terre no i tico que en
el d e Ía idola.trfa . As{, pues, el mundo a ntiguo en s u versión antigua le s irve d e cincel moral. A
todo p recio debe h acer que fa balan za se indine a favo r de las soó edad es ind ígenas. l a Anti-
güed ad paga.ns y el cristianis mo sig uen s iendo para él referencias obligadas - {y cómo habría
podid o ser d e-otra m anera?-, pero vuelve a barajar las cartas a expensas del Viejo Mund o: las
fr.d ias no podrían ser una perife ,ia, ni siquie ra on don d e la Pen ínsula ibé rica.
,
XI I, LA A M E RICA I NDIA

CU A NDO Las Casas redacta su Historio de las In dios, .el descubrimiento_. la co n q uista y la colo n i•
zación son lo que él tiene in tención de con tar y escrutar. En su s trahd os, e n particulu e n la
Brevísim a relación dit la dt.struccj6n dt las Indias y e n s u A¡;ofogltica historio sumada, las socie-
d ades ind ígenas están en el corazón d e s u reAe-.xió n. Después d e Oviedo, q ue se haOía inte•
resado sob re todo en los indios d e las islas. y d e Mo!o!in ía, q~e había explora.do el México cen•
tral, l as Casas se preocu pa d e to dos los habitantes del Nue vo Mur.do. Esta n 11ev:1 perspectiva
lleva más lejos !Oda.vía el pro yecto d e h istorización de las socied ades indígenas, p uesto que las
aborda e n bloqu e e n todo el espacio american o conocid o p o r los esp añoles y los p ortu g,ueses.!
LA CU ESTIÓ N D E LA ESCRITU RA to d os los p ueblos d e este universo in d io están dotados de sabid u ría y viven de manera c1v1•
lizad a en repiíblicas que se bastan a s í mis mas y q ue está n bien o rdenadas".!
El fra nciscar.o, recordam os , h abía partido d e la idea d e que las sociedad es mexicanas poseÍ!!n
¿Falta d e experiencia en el terteno ? El dominico no habría tenido co n tacto, a d iferencia de
no sólo una memoria, sino igo alme n':e libros de h istoria e his to ri3dores.! Las Casas p rácti-
n uestros fra nciscanos, co n poblaciones e inform antes indígenas q ue continuamen te m anejaban
camente escamotea. la cuestión. Cu:a.ndo m enciona a escribanos indios,! es simplemente para e!o -
pinturas. <falta de t iempo? ¿Fuera d e tem a? Estas excusas paree.e n m uy m eno res fre nte a un
giar su habilidad manual para imitar l3s escrito ras españolas: n:a.da q ue p resu po n ga la id ea de
G inés d e Sepúlveda . Co ncluyen do q ue hay ausencia de escritura entre fo s ind ios, el humanista
un domin io an terior de la escritora, n i sic¡uier-3 u n :ap rendizaje efec~ivo de fa de lo s vencedo res.
saca las co nsecuencias de ello: nada de escritura ni de- monu mentos e n m emo tia d e las accio -
Cu an do retoma al humanist:a. P:a.u l Jove s obre este tem a, es sobre todo para evocar la entrada de
nes pasadas -salvo la memoria os cu ra de ciertos hechos co nñ.:,do s a im ágenes- y. po t consi-
lo s e-s cribano s ind ios e n e-1 mundo de la escritu ra. Ah ora bien, el his tori-ador it aliano h abía n o •
guiente, nad a de leyes escritas ... y po r tan to de costumbres e insfüuciones bárbaras. las Casas
tado q i.:e lo s indio s no h abían partido d e cero, p t:esto q ue poseían escritu ra y anales reales, aun•
conoce tan bien este argumento c¡i.:e fo enunáa en s u clasiiícación d e los n iveles d e b u barie .!
q ue después se hubien,n o lvidado del uso de s t:s "jero g lífico s ". l3s Casas no p resenta ta mpoco
Pero es ind udable: qve prefiere n o establecer una je, a rc¡uía e n las sociedades ind ígenas, po rque
lo s calmt cac com o lu gares en d ond e se a prendía a pinta r y leer lib ros,! Los adolescentes, d ice,
reconocer la. existencia de la escritura en unas habría sig nificado negarla en otras, y po r tanto
estud iaban en ellos "las ceremonias del culto d ivin o y las leyes civiles de- los p ueblos". Hasta las
abstenerse d e po ner a tod os esfos pueblos en pie d e ig ualdad fre nte a las s ocied ades a ntiguas.
referencias a los calendario s so n b reves y super'1ciales,! mien tras q ue Mo tolinfa y s us h ermanos
d e o rden había n q ue, ido co m p re nder el sis tem a in dígena de computar los años. No d ice nad a
d el s opo rte en el cual se conservaron esto s cálculos ni de los s ig nos q ue los exp resan n i d e las
reglas q ue s e s iguen para presen::arlos y tra ns mitirlos. La man er:a. :aproxim ativa en q ue d ata los
grandes rituales corro bora so falta d e fa miliaridad co r. lo s cale ndarios indígenas.! A cambio d e
ello, el an ticuario que es desc ribe lo s ritos en s us menores detalles.
Sin embargo , fa exis tencia de t.ma escritura ind ia le h abría brind ado un a rgumen to inapelable
er, el alegato c¡ue d esarroll3 a lo largo d e h s págin3s y h ab ría d o tado d e otra profundidad 3 su
h isto ria de los ind ios: ¡qué h ay de más civilizado que la p táclica de la esc.ritur~! Su silencio in-
triga, puesto q ue 3hí ten ía una g ran ventaja para d efender las capacidad es int.electvales d e los
in d ígenas. Nuestro domin ico , po r otra parte, es el p rimero en re-co n ocerlo: " No es un arg v•
me nto m eno r para la d iscus ió n". Pero, no obs~ante ser bn p ro línco sobre el arte de lo s artishs
d e 13 plumaria y S Ll' S extraordin arios mosaico s de plum3s, pre~ere d espach ar expeditament e el
tema para no tener q ue escribir una h isil:oria interm in able y se centra en "lo q ue demue-sil:ra q rue
,
LA CONSTRUCCl ON OH PASADO IN D IO reform atea a s u a nfojo todo lo que remo n ta hacia él procedente del mundo indígena . El ejem p lo
d el sacrificio human o es edifi cante; en lugar d e rech azar esta práctica como algo perteneciente
l as Casas con struye d e una man era d ifere r.te el pasado ind ígen a para po d er defender juríd i-
al ra.n~o d e los crímen es co ntr a. la n atu raleza, como lo h ad a s u, adversario Gin és d e Sepúlved3.
camente la racion alid3d de fas socied ades ame rir,dias. Mientras c¡ue Mo tolinía se esforzab a p or
él veía en elh, un gesto de piedad e jemplar, p o r excesiv:. c¡i.:e nos parezca esta p ied ad: ofre-cer a
remontar el tiempo estableciendo fechas y d u racio n es, las Casas se p reoct.ipa poco d e periodi-
la divinidad la más p reciosa de las cre-3toras. Por ,un mo m aje retó rico q ue elab ora, filtra, des-
zación y cronofogfa en la Apologitica historia suma ria. En la Españo la, cierta mente p udo contar
co ntextu aliza. y a ment:do escamotea la rnlid ad americu;a, s ubord ina a s u argumen tación toda
entre s u s interlo cutores d e confian za por lo menos a cinco reyes e "innumerables señores".!_ Por
la información q u e p roviene de las sociedades. Con esta mism a m irad a es como hace el retrato
el contrario, fu era de h.s is las, la mayor p arte d el t iem po ~ien e a.ce.eso a las memorias indias cor,•
d e la Eu ropa p rimitiva y la Antigü edad clásica. Por lo que se refiere a América, lo s efed os sor.
s ultando a misioneros. Se tien e la sensación d e q ue nuestro d efensor de los indios ced e muy
ambivalentes: por una p arte, fe abre al lector el acceso a innumerables datos y le acerca a las
p oco la p alabra a los indígenas.
sociedad es a merindias; p or o tra, lo h ace caer en una vis ió n id ealizad a. in clus o enteramente
Reconocemos -que l 3s Casas apro vech a c3da v ez q u e pued e informacio n es y term ino logías
fab ricada a p artir de su s p ropios valores y to mas de p osición.
locales. En las págim.s c¡ue con sagra a los sacerdotes d el Nuevo Mundo, em:mera ~os d iferemes
La. con stru cció n del pasado indígena se apoya en un constame juego de esp ejos, p ero éste
nombres c¡i:e llevaron los sacerdotes m exican os: f;topi.xi, huey teiopixc¡uj, Mamacau:at~otl, t!ilan•
no fun cio n a. más ent re Euro p a (G , ecia) y Asia, como se p ue-de ob servar e n Hip ócrates, Heró-
c.alcotJ, etc.10 Pero, d e o rdina rio, el dom in ico s igu e d ep end iendo de los esfu etzos d e los h isto•
d oto o Aristóteles. Frente al Nuevo Mundo, l as Casa.s sienta a la Antig üedad en el ban cu illo , h a-
riadores castellanos q ue intervin ieron an tes de él, co mo Moio linía par-a México o Cieza de león
ciend o p ropia una idea d el cro nis ta Fernández d e Oviedo p ara explicar que, si fos españo les
par:. Perú. En realid ad, esta d istancia le impo rta p oco d esd e el momento en q u e m antiene s u
conocieran más a los a ntigu os, se sorp rendería n men os d e lo q ue- observan entre los indios.
línea a rgumen tativa.
Confro ntando sin cesar dos conjtJntos de experien cias h istó ricas, sistem áticame me va en con':ra
las Casas con sider3 el pasado d e los ind ios s igu iendo un esc¡v e m -a evo lutivo, en d os etap as,
d e una ide:ilización d el pasado d e la Antig üedad par3 v3lora , todo lo que p erten ece a los indios
construido en torn o del p aso d e la vida prim itiva a la civilización. El cambio h istórico p asa siem •
antes de la Conquista . Su fu erte e m pa.tía con lo s mundo s ind ígen as s.e nutre d e la antip atfa aún
pre por la in':ervención d e líderes p olíticos o caris máticos. Este esquema 6nico, aplicable 3 tod o
mayor c¡ue le inspiran el p agan ismo y la.s sociedad es antigu as, esp ecialm ente p orque el paga•
el continente, le evita entra r en innumerab les detal!es que h abrían d ifomir.ado su p ropó sito. Est a
nismo de los antigu os parece m ás p erverso y diabólico p or el hecho d e que el p agan ismo ind í-
id ea p reconcebida n os p riva d e p rofundida d focal, salvo cu ando aborda regiones que s us h er•
gena resulta em pedrado d e b uen as inten ciones. l as confro nhciones pululan de un extremo a
m anos estudia ron en d etalle, como el centro d e México, Perú o las islas d el Caribe, qi.:e conoce
otro d e s u Apo/ogf.tica hjstoria sumaria, constituyen inclus o el esqi:eleto p rin cipal e irwaria•
person almente.
bfem ente term inan vo lviéndose una ventaja para lo s indios.!!_ Pero la comp ar-a ción pued e esta•
bs Casas tien e la intención de demostrar p or todos los medios posibles la racionalid ad de
blecerse también entre p aganismo indio ycris ~i:anis mo, incluso ju daís mo : en México, l as Casas
las sociedades ind ias. De d o nd e proced e el carác~er implacab le y redundante de- su escrit~ra . El
cobre d e elogios a los sacerdo tes ':oton acas: " Éstos eran castísim os y d e vid a irrepreh er,sible y
dominico no recoge la iníorm ació n- por ella m isma; p ara s i.:ster.tar s v tesis interp ret a y
loable entre ellos, y -3 un ent, e no so tros fo f...ieran, sacad a la ir.iid efidad".,!! felices, bienaventurados".,;! ¡Un pasado u tópico a ft:erza de ser idea.lindo! Pero ¿n o p ro cede Mi-
Es inútil d ecir q ve las b ue nas inten ciones d e las C:;sas d is minuyen la o lidad de s 1.1 ir.fo r• chel d e Mo ntaig ne de 1~ mism a ma nera co n los satvajes b rasileños a ,quienes tra.:ns form a en
mación, si n o es <¡ue la d esn aturalizan. l a u rgencia es m enos la d e info rmar q 1.1e la d e rehabi- d echados de v irtud ?
libr: hay <¡ue hacer sabe, qt:e los m exicanos celebraban s rus tiestas en la d ign idad, qt1e se entre• En tod o el m undo, la p ráctica de la ju-sticia es la pied ra d e toque de u n buen gobiern o. En el
gaban a penit encias admira ble-s y q ue su religiosidad eu la más s incera del m undo, po rque este espíritu d e ~os anticuuios, pero teniendo s iem p re cuid ado de ba~irse en favo r de las s ocied ades
p t.:eblo "se fo rmó mejo r y más no ble concepto y estimación de las excelencias y pe:fecciones de in d ígenas, el dominico explo ra los sis temas judiciales, los ritos d el po d er. de la s ucesión y
Oios".1,! Y como el diagnóstico moral m 1.1estra que es m ás fácil d e defen d er q ue el d iagn óstico entron ización~ las form as d e go bernan za, las modalidades d e la educación, las jerarquías
religioso , el dominico n o se cansa. de h ablar de la c astidad,H el respeto del matrimo nio , la rep re• so áa!es,20 lo s ritos de paso (nacimiento, matrimo nio , fon erale-s ). Esta atención q ue ptesta a
s ió n del adulterio. M 1.1y lejo s d e la h istoria m ilibr o d iplo mática d e los italia nos del Rena ci- todos los aspedos d e la vida ind ígen-3 d-3 3 esas socied ades u na consistencia y profu n didad que
mie n':o, estas explo racio nes lo con d ucen a extraer u n co njt.in~o im po nente d e p tádicas q ue otot • jamás habían ten ido en la m irad a d e !os euro peo s y q ue mu-y rara vez volverán a en cont rar en el
gan a los p ueblos del Nuevo Mundo su certifi cado d e mor-3lidad. curso d e los siglos. Acu m ulando los d atos, las Casas crea una presencia efectiva al m ismo
las C asas se en trega tam bién a la b re3 de d estac3r las virtudes polític:;s d e es!as tiempo q ue respe':a la d ive rsidad d e fas form as d e o rganizació n y d e go bierno. Un eq u ilib rio d ifí.
so ciedad es,,!! q ue -3 socia a la presencia d e las cit:dad es indígen-as y. po r izan to , a fa experiencia de cil d e ma ntener entre la multiplicidad de los pueblos y la idea d e- un patrimo nio comú n a las
una exis tencia urban iz-3da . Pero s u p reocu pación po r presen tar a todas las s ociedades a merin- d iversas s ociedades d e las Ind ias o ccidentale-s .
d ias co mo cuerpo s -organizados y jerarq uizados j am ás desem boca en la escritu ra d e una h isto ria El d ominio religioso s igue siendo otra pieza de p rim er-a. c alidad e n s u argu mentació n, p uesto
p ro piam ente po lítica y d e lo s aco n tecim ientos fi vi n~m o,ntfolle]. l a o rguiización ir.terna d e estos qtie "la q uinta parte de la b uen-3 rep ú blica y p rimera {según Aris tó':eles) en d ig nidad, co n viene a
p ueblos, las c aracterísticas d e u n Estad o o rdena.do y de una sociedad perfecta es lo q ue le ir.te• saber, son el sacerd ocio y el sacrifi cio".21 En es~e punto, l as Cas-a.s tie ne la inte nción d e acercar
resa. los mundos a merin d io s satisfacen l:;s exigencias p uestas po r Aristóteles.16 las ciudades. el mund o antig uo a l mu ndo ind (gena reto mando p rincipio s q ue sus contemporáneos po d ían
ta nto como la agñ cu lt ura y el artesan ado q ue pca.ctican y como fo s guerreros y los sacerdotes compartir. l a relig ión, "fa lsa o verd-a.dera", es tin hecho universal como lo son el co nocimiento
que ma ntienen, son confo rmes a !a n ecesid ad de una vida en po licía. d e la existencia de Dios y la in clinación del h o mb re a la relig ió n. Q uedan po r explicar las d erivas
A Í>Jerza d e ser h o mo logada de es':3 ma nera, la América ind ígen a termina desaparecie nd o de- que co nstit1.1ye n la id o l!ittÍa y, sob re to d o, s us o rígenes, da nd o u n ro deo po r el mtindo antig uo.
trás de u na co rtina d e elogios y d itiram bo s . Era el , eino d el paternalismo , de la d ulzu ra de lo s l as práctic as y las creencias o bservadas en las Ind ias no son más aberrantes q 1.1e las d e la Anti-
señ o res, d e la "fanta human idad c¡ue lo s seiio res usaban co n sus vasallos y s ú bditos indios", güed ad; la ign ora ncia explic a q ue en tod o el mund o se p ued a caer e n la id o latría.22 sin contar
d el respeto al o tro y a la. p ro piedad: "No se sabía qué co sa fuese hurto, n i adulteñ o, n i f v erza ofro s facto res. co mo la multiplicación d e las leng uas, s iemp re asemej ada a una c3l-amid-3d y al
que homb re hiciese a mujer -afgvna, ni otra vilez:i".,!! Era u n mundo d e felicid ad co mpartid3: "Y efecto d e "fa malicia y astucia de los demon ios".:! Se t rata, en cierta m anera, de ban3lizar la
así, to do s , señ o res y sú bd itos, eran d ota.dos de bon dad n!lt'l.lral, y po r co ns iguiente, to dos eran imagen de h s id olatrías 3mericanas. l a idolatría es un p roce-so de d egradación y co rn.ipció n
r,at'l.lrales, impulsado y atizado por la malicia y h indus tria d emo niaca d e los h ombres caídos en Ind ias al lecho de Procusto d e las catego rías m edievales y antiguas para d efenderlas mejor d e
las tinieblas d espués d e la caíd a d e Adán y Eva.2.f las agresio nes d e la colon ización europea.
De entrada, las sociedades ind(genas son vin culad as as( a una trayecto ria religiosa que
emparenta co n una genealogía mu ndial d e la idolatría. tsta se d esarrolla en u n h orizonte común
a toda la h umanid ad. en un mundo posdiluvian o q ue es tambié n el tiem po d e la dispersión d e
los hombres por foda la Tierta . Retomando a Oiódoro de Sicilia. el cristiano l actancio (Divjnas
insiitucíon.:s) nos recverda el papel d e "Cam y d e sus hijos". que poblaron Egipto. l a ido latrÍ3 se
remontarf-a al culto de lsis y Osiñs. la bestialidad d e los egipcios, fa multiplicació n d e fos d ioses
casi ::.1 inñnito, el auge d e las artes d e la magia, la creen cia, presente e n todas partes, en fos
aug urios y !os presagios d an una visión poco am ena del paganis mo antig uo cuya razón de ser
es relativizar de-sing ula rizando todo lo que se sabe del paganismo a merindio. Vista en el espejo
antig uo , se atemh una. g ran parte de s us h t-a s y monstruosidad es. Qued aba po, racionalizar fas
creen cias in dias retoma nd o la tesis, ya difundida en el mtuido a ntiguo , de que los dioses no son
a menudo m ás que seres humanos d ivin izados.is El evemeris mo permite h istoricizar el hecho
religioso. tanto en América como en la Antigüed ad, vin culando circunstancias histó ricas y creen•
cias. Al ñ lo d e un número impresionante d e capítulos, el dominico nos entrega. un balance d e
las c re-encias y cultos am erir.d ios totalme nte. a fa vor d e s u religiosidad.M; El paganis mo indígena
no tiene, p ues. nada de un há.ndicap redh ibitorio: los indios son tan capaces como los otros
p1.1eblos d e ta. Tierra de recibir el Evange li o➔

Constr!.l'}'e nd o el pasado indíger;a, las Casas proyect¿ sobre el mundo am erindio marcos de
los que han salido d irectam ente m.:estras categorías d e lo social, lo po lítico y lo religioso. Por
familiar que nos parezcca su método, no h ace sino a rrojar s obre América. las re.de-s de una con•
cepción d e- mundo muy a nterior a los descubrimientos. Y. sin embargo , observar las socie•
d a.des indígenas en el espejo aristotélico y tomista, lejos de fosifizarlas, s uscita un e fecto bru-tal
d e retorno bajo la doble form a de una d espiadada crítica al mundo antiguo y a la España coloni•
za.dora. Ahí es donde reside toda la ambivale ncia d e la historicización lasca.siana: somete a las
,
UN PRE"SE NTE'. A POCALI PT ICO las Casas enfat iza s u vis ió n siniestra d el p resente americano p o niendo en ju ego an alog ías
que identifica n a los con q uistado res co n fos turcos y con los meros p or s us c3pacidad es d es•
l a Apo/05itica historia sumaria r,o habla más que de-fo s indios de a ntes d e la Conquista. la His-
tructo ras. Así, p ues, Esp añ a corre d e niuevo el riesgo de ser castigad a p o r los erro res que ha
teria di: indias cons idera la h istoria colo nial bajo el .áng':.llo de la co lo nización y ~ajo la form a de
cometido en las Indias: " Españ a se encue ntra en gran pelig ro d e perd erse y de d estruirse, de ser
t.m pasado reciente . Inacab ado, el manuscrito se d etien e en e l año 1520. El presente d e las
espoliada, o prim id-a y d esolada por otras nacio nes extranjeras"'.25: Como fo hizo in':egrando el
Casas no es el d e Mo!o lin ía : el fu n cis can o observaba: u r,a so ciedad en la que coexis tían tribula-
pasado africano en 13 Historiad~ /a-s Indias al precio de u n p rodigioso agrar.dam iento d e los h o ri•
ciones y esp eranzas. Su d escripción d e las consecue ncias cala mitosas d e fa Conq uis ta y de la
zontes, con el /citmct.ív d e la d estrucción el dom in ico despliega su interpretació n de la h is toria a
colo nización está atravesad a por imágen es tan co nmo cio na ntes como las c¡t:e recorren las pági•
largo plazo. la irrupción de los cris tianos en las Indias se salda con un form idable fracaso hu-
r,as de la Br,t;vf:sima rtilación.Y. Pero en el franciscan o tal descripción tenía como contrapeso lo s
ma no , que anuncia o tras ruin as. De ahí las cifra s aterradoras -cua ce nta millon es d e
log ros de la evangelización. porque lo s ben ehcios espirit-Jales su peraban las pérdidas humar,as.
muer.os- ,!e el cortejo d e escenas d e p esad illa: m asacres, raptos, vio lacio n es, s u plicios, mutila-
Nada d e esto se encu entra en l as Casas.
cio n es, niños desct.l'a rtizados, cu erp os mu,ilados o desgarrados por los p erros de los conquis-
Para éste, el presente se conftmde co n la p a13bra destrucció n. Una d estn.:cción d ebida 3 "la
tadores.
co dicia insaciable y a la ambición de los españoles ". Son la sed de oro y el deseo de enriqu e-
Quizá es hoy la lectura d e W infried G. Sebald , S obre la historia natural d e fa dcstrucci6n,,!! la
cim iento ráp ido los q ue h an diezm ado a fas p oblacio n es. El pen samiento de la d es~rucción ator•
que m e¡o r 3yuda a comprender la orig inalidad d e la escritu r-a d e l as Casas. El escri-for alemán se
men ta fa h istoria de Esp añ a desde los tiempos medievales. la idea viuelve a resurgir co n una
p reguntó , a p ropósito d e los bombard eos masivos sobre Alem ania al fln al de la g uerra : ¿có mo
ÍuerZ3 jam ás alc~nzad a bajo Ía pluma de l as Casas. Evocar la d estrucción de las Indias es h acer
exp resar una calamidad q ~e desafía el er.tendim iento y la descrip ción? ¿Cómo comp artir la e:<p e•
que las memorias ibéricas recl.l'erden la d estrucción por excelencia, 1-a d e Esp añ a en 711 bajo el
riencia .en su gigantismo ind ecible? las Casas afronh una catástrofe huma na, sin d uda la p ri•
golpe d e la ir.vasió n mus ulmana. Es también agitar una a mer.an: la sihn,Cfó n cat astrófica de ~as
mera d e una serie efe crímenes p erpetrados p o r los europeos en la época moderna. ¿Cómo
lnd ias p odrfa muy bien terminar poc leerse en la perspectiva d e la historia de la peníns ula, si
represer,ta, un acontecimiento que s up era tod a cap acidad d e representación, e n qué leng ua
Dios, cuya "cólera es llev ada a su m áximo"~ d ecidiera una segunda d estrucción. Hay ahí u n a
mos trar o gv a rdar un vestigio d el h o rror, como s i la objetividad ft.:era una obligación ab so lu-
ob sesión que ren ace co rrie ntemente en el cu rso del sig lo XVI. Agita lo s rangos d e las co muni-
tamente impos ible d e cumplir? Seb a?d enuncia la hipótesis d e que eí leng uaje h uma no capitula
d ades y germanías q u e se subleva n co n tra Carlos V, se p ropaga entre los q ue temen un d esem•
cu ando el aniqu ilam iento es tal que el hombre reg resa a s v estado n atu ral y h a p erdido s u lu gar
barco b erberisco acompañado de una revuelta de los moriscos - los musulma nes convertidos
en el seno d e la Creación: "Todo se e ncuentra ahí en d esbarajuste y cu 3ndo ur.o hunde s u m i-
a la fu ern -. no escatim3 siquiera a los moriscos qiue tratan d e explicar la s uerte mis erable a la
rad a en él, de uno se apodera el ho rror y el vér~igo".32 l o que sugiñó Mo tolinía cu an do evoca las
que se ven a rrinco nados, y d e ju stiiicar p o r ello s u resistencia o su d errota. Esta o bsesión llega
tinieblas que ro d ean a la d estrucción d e México: "Vista la tietra y cor.templada con los ojos inte•
h ast a invertir las profecías de la é poca q ue- h i.cen d e los Reyes Católicos monarcas t.111iversales
rio res, et a llen a d e gnndes tinieblas y confu sió n d e pendos, sin ord en ninguna, y vieron y
d estina.dos a r einar sobre el m t:nd o.
conocieror. morar en efta h orror espantos o".,!! cuern os: ¿mutis mo, repliegue sobre s í o, más simplemente, cálculo de las élites indígenas com-
lH Casas no ces.3 de hacer reson ar bajo su plum a la idea d e deslrrucción y se explica e n so prometidas en la colabo ración con el pod er co lo nial?36
Historia de Indias. Cuar,do por vez prime ra, d espués de s u entrada en la orde n de los domin icos,
llega a Ía Corte para informar al emperador d e Ía sitvaóón d ramá tica de las islas, s u relato pr-o-
vo o on pro fundo sobrecogimiento en sus o yentes, '\ .ina suerte de éxtasis y s us pensió n de los
espíritus". Entonces se le pide que cuanto antes pon ga por escrito ona parte d e lo que h a dicho.
Así, pues, l:1s Casas se po ne 3 trabajar, y est3 v ez es breve. como lo indica el titulo Br-tvfsíma
rdación. El len guaje es percotiente, las imágenes insoportables y repetitivas. El siglo XVI e-tiropeo
rebosa n o obstante de crueldad es y escenas de horror, de modo que uno piensa en las guerras
d e , efig ión en el s uelo francés o en los excesos d e las g uerras de Italia denunciados po r el flo -
rentino Guicciardini)4 Pero la có lera de las Casas se d espliega en una escala d iferente, d ent.m•
cia las responsabilidades de-los cristianos respecto de otns partes del mundo.
El texto es eficaz y continú-a siéndolo. la m ayoría d e las veces llevada más por las alas d e la
leyenda negra que po r un interés real en l3s poblaciones d e América, la imagen que Las Casas
dio d el p resente co lo nial se prop3gó en Euro pa y en el resto clel mundo. La visión del dominico
es tan':o más im p resion an te por cuanto se enfoca en el proceso y las consecuencias letales d e la
d estrucción, mientras que Moto linía, m ás allá de las ruinas, c.o ns ideraria la reconstrncción y la
creación d e una nueva socied ad. El anuncio de un renacimiento h ace pasar fo inde.:::ible. la res•
ta uración, el regreso al o rden, la "reconstrucció n" bajo la égida d e la Ig lesia. y d e España hacen
que se o!vid en las páginas d e pesadilla. En este caso, como lo escribe Sebald efe 13 posguerra
ale mana, "la d estrucción total no aparece ¡... ] como el d esenlace aterrador d e una aberración
colectiva, sino como la p rim era etapa d e la reco nstrucción bien lograda".,!!
En México prev-a leció el s ilencio d e los actores. Esp-a ñoles e indio s, por razones opuestas,
con algunas excepciones. p rivilegiaron el m~~is mo. Del lado d e las fo entes indígenas y m estizas
hay que esperar hasta mediados del sig lo {los info rmantes ind ígenas de Sah a.; ún} o hasta el ini-
cio d el s iglo XVII para que las vio lencias y los ho rrores d e la Conquista se a,g arren por los
LO S COMSATES DEL S IG LO X VI EUROPEO p ro movida por los hi.:m3nis;:a.s que hace qi.:e se s uceda n la Antig üedad, la Edad Media y los
tiempos m o dernos. El ritmo ternario d ebe leerse co mo el paso d e la prim era Iglesia a la corrup•
l a h istoria según Las Casas n o tiene n ad a d e museo d i: cosas pasa.das. Está enteram enti: \•o f-
ción m edieval, luego d e las tin ieblas de la ig noran cia a l advenimiento d e la Reforma . Cuando re•
cada a la 3cción )' lo contem porán eo. Por una parte, 1:I d ominico desi:m peñ a un papel no desde-
toma clásicamente la period ización en seis ed ades s'!.lcesiva.s, es pata hacer d e la quinta el ad-
ñable en la escen a po lfüca d e l-3S Indias, en el mundo universit ario d e los teólogos y en el d e los
ven imiento de t.:n tiempo nuevo , d e un reto mo 3 la lgle-s ia de lo s o rígenes. Du ran te mil a ños la
misioneros. Por cierto , su nombre perman ece asocia.do m is a esto s co mbates que a s u trabajo
cristiandad occidenta l se hundió en la ign orancia y la su pers'.:ición, pero, a los ojos d e los lute•
d i: his toñador. Po r o tra parte, la. esc,it i:ta d e fa h istoria. - la construcció n d el , elato y la se!ec•
ranos , ya se d io v11elb a la página.
ción y clasificación de los testimo nios- responde en él a las cuestio n es del p resen te. La clenun•
En Europa, la asociación d e hisforia y palabra d ivina, el p rovider.cialismo mezcl3do con los
cia d e la destrucció n d el Nuevo Mond o irriga fa demostr3ció n histórica h3sta en s us me nores
intereses político s , religiosos y p rot:Onacionalisbs, in fl uren. p rofundam ente en la mar.era de
d etalles. Las Casas, histo riador improvisado de los clesc':.lbrimientos po rtugueses, n os d a un
concebir el pasado y el presente d el co n ti~ente. En 1531 , Séba.stien Frank explica que s u cró n ica
ejemplo asombroso d e éstos. la o rigina lidad de s u o b ra aparece con un ri:lieve to davía mayor si
universal es una bibli-a histó rica .Ji Un año ar,tes, el histori3dor suabo p rofetiza. la aparición de
se la reubic3 en el campo de una historia 91.1e goza de una ren ovación sin p recedente e n el sig lo
una cuarta lgfesi3 que reunirá a to dos los reformad os por encima de s us d ivergen cia.s.¼S
XVI, a saber, la his toria eclesiástica.
l o s histo ria dores refo rmados se po nen a l servicio de s u co nfesió n y a menudo t ambién de
lH transformaciones de la his torio g rafía eu ropea no se , educen a. las innovaciones italianas
su n-a ció r.. Reaccior,a n al choc¡1:e d el p resente. de la g t.:erra y del exilio. los ef1:ctos calamitosos
o al rípido avance d e las historias n acionales. A partir de 1517, la crisis d i: las letras qt:e d enur,•
d e las G1:erra.s de 1elig ió n sig uen en b reve tiempo a las consecuencias d esastrosas de la co lo ni-
cia n los humanistas iblianos desemboca en una crisis euro pea de la fe . El cis ma de Lutero teas•
zación d el N i:evo Mundo e inAuyen d e m anera d ecisiva en la inspiración d e los his to riadores. l a
toma a su vez la relació n con el pasa.do y la ~radició n. l a historia universal, concebida como la
int.ecpre,ación de las m asacres d esempeña en elhs i.:n papel ca.da vez mayo r. No es 1.1n ~zar que
his::o ria de una Iglesia 6nica y unid a, experimenta un auge sin preced ente bajo el imp ulso d e las
13 Francogalfia de Frans:o is Hotm an salga po co d espués d e las masacres d e la Sain t-Ba.rthélemy:
diferentes co nfesiones p rotesta ntes que nace n a lo largo d el s ig lo. El pluralis mo s t.icede a l cen-
si esta ob ra p redica el retorno a un esta.do d e pureza anterio r, a t.1na fo rm a p rimera d e gobierno
tralis mo roma no, y la h is fori a relig iosa es fa. prime ra a.Íectada . Cantid ad d e hisforiadores se lan•
- "fra.nco gafa"- , es inminen te ta hora d el cas':igo d ivino qt:e caerá sobre la monarquía fran•
zan a reinterpretar los p rimeros siglos de la Iglesia y los tiem po s med ievales. l os en em igos de
cesa. No estamos lejos de la d estrucción que am enaza a España. La. histori3 p rotestante s.e nt.1tr1:
Ro ma se dedican a la b rea de const v.1ir un pasado cuyo hilo condt.1ctor d ejaría 31 desnudo la
d e un m ilenaris mo d irigido cor.tra un papa asemeja do al Anticris to. Agitando la a.mena.za de la.
impos!'..1ra de los papas y restitu irfa el itin erario oculto de la verdad que l t:tero h izo salir a la
d estrucción, se vuelve invo l1.1n~ariamente eco d e las imprecacio nes la.sca.sian-: s. tstas co in ciden
plena lu z d el d ía. l a idea d e que la his toña d e la Iglesia posee un sentido secreto y d ebe ser , eve•
con las d e fo s p rotesta ntes e n o tro p unto. El martirologio protesta.n:e se inscribe en el renaci-
lado evoca la manera en que Las Cas3s pretende develar al mi.:.ndo la his toria de las Indias.
mie nto de la histo ria eclesiástica.. El relato, mil veces , epetido y amplificado, d e- las sevicias de
En la h o r3 d e fa Refo rma~ fa periodización del pasado europeo da un giro deliberadamen te
los católicos co ntra los reforma.dos evoca fas crueld ades cometidas por lo s conq 1.1ishdo res con
antirro mano. Alguier. cercano a l l.l!ero como Melanchthon reinterpreta l.lna periodiz3ción
l3s poblacio nes ir.d ígenas . Hasta el g rad o de q ue la Brt vísimo r-docion d r. la d cstruycion de: las In• Cesarea, experimenta. una recu peració n sin p reced ente. Lu tero la practica.,!!. Mathias Flavius l!ly-
dias se leed como una descripción p remo nitoria d e la suerte que espera a Íos p ro testantes de ricus se inspira en ella para lan zat u na h is toria universal de la lglesi3. l o s 13 volúmenes in folio
Flan d es si España triu nfa. Su éxito fue in me ns o entre los rebeldes de los Países Bajo s, como lo d e CMturit:s de M ag dcbour6 (1559-1574) se volverín la punta de lan za de la lucha co ntt a Roma.
atestiguan sus 33 reimp resio n es entte 1578 y 1648.!! Esta histo ria d e n uevo tipo tiene co mo objetivo mostra r el verdadero ros tro de la Ig lesia p rimi-

As í, p ues, fa o b ra d e l as Casas, esencialmente la Brevísima re!acion, v:. a d esem peñar un tiva; d ivid ida en sigfo s o centurias, po ne el acento en la continuidad de las enseñanzas d e la
papel id eoló gico en el ar.tagonis mo q ue o pone lo s países nórd ico s a lo s pa íses c atólicos d el s ur Iglesia co mo tam bién en s us etrotes y s u-s de·s viacio nes d espués del s iglo v.42 Pa ra alime ntar
d e Eu ropa. A los p rim eros les brinda argu men tos para p rodama t y-defender s u independencia; a esta impresionante máquina de pro p:;ganda anticatólica hubo q ue movilizar un equipo de in-
los se-gundos, a España en particu lar, fes plan tea 1-a cuestión de las respo nsabilidad es de los vestigadores q ue rastrearo n fas fu entes p rim arias en to do s los rinco nes d e Eu ro pa : en Alemania,
castella nos respecto d el Nuevo Mu n do , d e los porh.1g,:.,e--ses cesped o de África . Es pensar los en, Austria, en Baviera, er. Esco cia y h asta en Dinama rca. L3s Centurios reafi rman el sentid o
do s países co n respecto al m undo n o eu ropeo e interro garse sob re la legitim id ad po lí'tica d e s u p rovidencial d el cutso d e la h isto ria que co nverge en la Reform a, co ns truyendo un pasado q ue
do minació n. Pero las imp recaciones d e l as Casas n o fu ero n el em'brfó n d e u na ide ntidad nacio- le.; itima la exis:encia d e las n uevas Iglesias al mis mo tiem po q ue a nu ncia las vict o úas d el
nal, que hab:-ía d ehnido los d eberes de-los castellan o s respecto d e los indios y de la m isión u n i- porvenir:O l a lg le·ú a ro man a. no pod ía perm anecer indife rente. A fin ales del siglo, replica co n
ve rsal que les había conflado el papado. Servirín sobre todo pa ra alim entar la leyenda r.egra los Anaf.e.s .tcfosióst.icos d e Cesare Baronio (1588-1593). los trabajo s d e a mbos cam pos ejercerán
d ibujando , hast3 llegar a la carica':t.H3, t.m a im agen de España q ue, vista desd e el exterior, se una inflt:e ncia cons id erabfe s ob re la escritura d e la h istorla en Euro p-a o ccidental.~
red ucirá a s us monstruosas errancias. En es:a d oble perspectfva es q ue se ha de s ituar la o bra d e las Casas, s i se quiere co m•
LH investigaciones d el d o m inico cru zan, invo lunt-ariam ente, los cam inos de una h is torio • p render h-a sta qué p unto el comba':e por los ind ios del Nuevo Mundo lo sust rae en parte al
grafía protestante inclinada a desemboscar las s i.ipersticio nes y las id olatrías de la Iglesia ro- ma rco e uropeo c¡ue caracteriza la pro ducció n h is tó rica del Viejo Mi.indo. Pero también cuánto se
ma na. En s u investig3ÓÓn d e los pagan is mos antig'!.los, l as Casss señala, en n umerosas o ca• vincula co n la práctica de u na h istoria militant e, empeñada en defender d esafíos que son fun d a.-
sienes, la manera en c¡ue los rito s de la lg!esia ro m ana ech an mano d e ritos antig uos , pero a la mentales para la Europa d e ese t iempo.
vez se inq uiet a d e que sobrevivan en fa Europa m odern a prácticas y creen cias q ue jam ás fuero n To do invo lucra miento topa u n d ía u otro con un muro. Al fin al d e 1SS9, l as Casas decide
extirpadas. Y sus observaciones no se limita n a la Boh emia m ed ieval o a la Roma de los papas conñar los manuscritos de la H,·storia de Indios y la Apologitic.1:, historia sumada -a ~a custod ia d el
que el joven M«im en dcro:2 p ud o visi':.ir en lo s a lbo res -del sig lo XVI. No sabía c¡i:e es:aba lle- co legio de San Grego rio de Valladolid , co n la ir.terd icció n d e p ublicarfo s an tes de q ue pasen 40
va ndo ~gua a lo s molino s d e la p ropaganda refo rmada, poseíd o co mo estaba d e la idea de años. Q uien había d enunciad o a voz en cuello las d esgracias d e l3s Ind ias en su Brevísima rdo-
po ner el m u nd o de los indio s po r encim a d el mundo d e lo s antiguos, pero también d e o poner la cion y cuya voz había resonado en ':oda Europa elige el silen cio. Consciet1te d el end u recimiento
religiosidad amerind ia a lo s legad o s d e la cris tiand ad mo de ma. d e la política real y de la impos ibilidad de pu blicar estos d o s textos , y acercánd ose al término de
Co n la expfo s ión d e fa Refo r ma, la his toria eclesi3stica, cuyo mo d elo imp uso Eusebio de su vid3, el ho mb re ha perd ido s u fogo s idad d e an taño )' se mece en la ilusió n de q ue, co n el
p3so de los años, el prime, cer,tenario del descubrimiento de Cristóbal Coló n ayuda rá a. hacer
c¡ue salga a la luz la verdad sobre la suerte de los ir.dios.4S
He aquílas máq uinas d el tiempo co nstr,uidas para decir la verdad sobre la dest rucció n de las
lr.dias y de los ir.dios y bloqueadas durante muchos siglos. Sin embargo, Las Casas había pues•
to las bases d e una historia glo bal del Nuevo Mundo al ofrecer ur.a vis ión par,o rámica <¡u.e se
despleg-:.ba en el espacio y en el tiem po y q ue se esforzaba por articula, e integrar en un solo
co njunto los pasados de Europa, Áfri ca y América.
CUARTA PARTE

EL N A C I M I ENTO DE LA H ISTOR IA LOCA L

l os ind ios pues por de fuera n o muestran ning ún g énero de alegría n i co n•


ter.to , }' tienen razón, po rq ue realmente lo s trat::n muy pe,o r q ue s i fo eran esd a-
vo s.
JUAN SA UTI STA O '- POM AR, Rdac.ión de Texcocc
XII I. E l PAS ADO EN PREG U NTAS Te.xco co y Tula "bibliotecas" de códices e ind io s "historiado res y sabios en estas co sas".! En hn,
m:evos protagonistas ent,a n en escena: 1~ administración p rovincial española y los m estizo s de
LA MISTORICI ZAC I ÓN del Nuevo Mundo inició con Motoliní3 y s us informa.mes. Las Casas ma rcó
la Nu eva España.
t.ma nueva et:pa en la captación de las m emorias indígenas.! En la segunda mihd del sig lo ya
pasó el ~iempo d e 13 págin a bl3r,c3 {Moto linía) y del cód ice a la antigua. T3mbién el tiempo de
los g randes combates. la historicización d e las memorias locales se lleva a cabo sig':.liendo
otras exigenci3s que correspo nden a m:evas generaciones y ambiciones d e la máquin a coloni3L
l a escritura alfabética y s us reglas, el requisito d e petiodinción, fa investig3ción d e l3s cat.is-3 s,
13 tacio nalización, todo ese 3rsenal d e origen eu ropeo choca ahon m enos con hábitos y nocio-
nes a u!ódonas q i;e con reinterpretaciones locales y estrategias d ictadas por el juego politico en
el seno d e 13 sociedad colo n ial. ( Remiten estas ap ropiacior.es a una n1.1ev3 fo tma á e concien ci=.
his!órica o son el ,odeo q ue tom a el trasplante de un3 histo ria a la europea? la cuestión se plan•
tea en p rim er lugar en México. Más t3rde se planteará en la India, Japón o Ch ir,a.
Semej an te efervescencia muestra qv e en la capital de la Nueva España y en el valle d e Mé•
xico había ur.a vida inteledual y po lítica en la que intervenían los m iembros de la -u istocracia
náhuatl y fos letrados indígenas -del co legio de Tlatetolco. Con el tiempo , esta eferve scencia no
h izo m ás que crecer. En el cu rso de fa segunda mitad d el s iglo XVI , las investigaciones francis•
canas toman una a mplitud sin p re,c eden-te . Lfegan a s u apogeo bajo la d irección d e Bemard in o

d e Sa!ugún y desem bocan en t.lf1a s uma excepcio nal: el Codcx Florentino. Algunos domin icos s i•
guen, este ejemplo co n Diego Du rán, algi.mos jesuitas co n Ji.:-an de Tovar. Alg unos humanistas
que d esemba ,ca.ron en México t3mbién. m~ten fa mano en 1-a m asa, como Cervante:s de S'alaza,.
Alg unos expertos indígen as participan en los trabajos de lo s religiosos, adquiriendo un d ominio
asombroso d e la escritura, el español y el latín. l os códices pictográficos traducen ahou las
rnlidades d e la s ocied ad colo n ial y se transform an integrs ndo e indianiza.ndo elem entos d e o r-i•
gen europeo. Algunos pintores indígenas se vuelven ve,daderos e nciclopedistas d e un mundo
GUe irresistibfem ent:e se aíe ja. d e ellos. De ello dan testimonio o bras como el Codcx M Mdoza , el
Magliabuchiano o el Telluiano•R.:m.msis. En la d écada d e 1570 uno encuentra en México,
U NA EM PRS:SA I N U RCONTI N ENTAL movilizados igualmente los c1ciq ues, los no:1bles ind ígenas y los m estizo s impottantes, tod o s
supuestamente al corriente del asunto)' capaces de com p render 13 import3ncia del cuestio nario.
En la segunda mitad del s iglo XV I, la. domin3ción colonial y el pod er imperi3I tom an un nuevo
rumbo. Al fi nal de la d écada de 1560 , la 3dmin istración de Felipe II y s us élites letn d a.s se per•
catan de que el conocimiento o , si se preflere, fa. cien cia., es u r,o d e lo s pilares de un Esud o m o•
d erno. Por vez p rim er-a en fa historia europea se lleva n a cabo p royectos q i.:e se propo ne n por
igual hacer el inventario más completo posible d e las posesiones ibéricas. Esta colo sal empresa.

d e "m a.temati.zació n d el espacio"! terminó recabando las Relacion-ts g-tográficas,! una de las
man ifestaciones m ás espectacul3res d e la capacidad d e innovación, por n o d ecir de moder•
nidad, de la Corona castell3na .!
la id ea de recabar in fo rmacio n es acerca d e los territo rios espa.iio les y o~tener "la descrip•
ció n y la. historia d e lo s p uebtos"! nació en 13 pen íns ula, en donde p rimero fue 3plica.d 3 antes d e
ser expo rtada y reformulad a para prob3rla en las Indias d e Castill3. Desd e la d écad a de 1530, la
Corona no cesó d e requerir informacio nes sobre so s d omin ios lejan os. En 1533 le pide af gober-
nado r de la prov incia de Guatemala "inform arse s obre la ex.tensió n d e esta pro vincia, s vs lími•
tes, las puticu íaridades de cada pueblo, los rito s y las co s tumbres de los naturales"; la o rden
vafe p ua todos los fu ncio n arios d e las Ind ias.
En 1546 el cos mógrafo Alo nso de Sa.nb Cru z insiste a nte el p residen te d el Consejo de Ind ias
en el intetis q t:e reptesentarían fas investigacio nes que se llev3n a cabo ace,ca de la fa1:na, la
Rora, la g eografía y 13s poblaciones d e las Ind ias. Desea , ealizarlas 3 partir de cuestiona rios lle-

r,a dos in situ por los oficiales de la Corona.! d ebiendo perm itir las respi.:estas q ue se confec•
cio n e un in menso atlas d el Nt:evo Mundo. Pero n o se h ace n ada. Unos 20 años más tard e,
pre.ocupada por conocer m ejor el estado d e s us domin ios y recursos, la adm inistració n d e Fe-
lipe II vu efv e a lan z:.r la ide:. de un cuestionario c¡t:e d istrib uiría. e n tod as s us posesiones.!, En
1577 se aflna por ñn ur,a lista d e So preguntas; se imprim e y e nvía a las Indias occid entales, con
el en cargo 3 hs p ro vincias y 3dministra.cior.es locales de redactar y remitir las respuestas. Es

cosa hecha e mre 1579 y 1582,! gracias a lo s cvadros de fa a dmin istración co lo nial. Pero son
LAS PRE:G UNTA S SO SRE: H PA.SAOO d eja a los ind ígenas: (cómo apreciar lo que es "sano". y có mo establecer un nexo efe causa a
efecto entre el estado san it3rio actual d e las po blaciones y las tru ;sform aciones a las qi:e fu eron
l os histo riadores estudiaron lo s fn.:tos cartográficos de esta gigantesca encuesta y sacaron d e
som etidas? (Cuáles cambios y, s obre to do. cuáles criterios tomar en cuenta? El médico de Fe•
ella una inmensa cantidad d e inform acio n es econó micas, soci3.les, etnográ6cas y lir.g i:fsticas.
lipe 11, Francisco Hernández, había pasado muchos años en México estud iar.do las plantas del
Se interesaro n menos en s u dimens ión h istorizante .10 Sin embargo. mud,as p regur.ta.s s olicitan
país y específ.camente s us virtudes curativas. Est a vez ya n o se tu.ta simpleme me d e d escribir el
explícit amen te las m emorias indígenas.!! Cond icionan la man era en q ue es.tas m emo rias se va n
uso m edicinal d e las planhs locales, s ino a nte to do de hacer un balance d el estado fís ico del
a expresar, tal p rego r,h pid iendo tal o cual respue·s ta. El margen d e maniobra de los inform antes
conjunto d e las poblacio nes.
es limiiado: ha n de dar tespuestas que la administración pueda co mprender. En México el cues•
Esta pregi.:nfa debió dejar perplejo s a los ind ios. Toda explicación "metafísic-a" habría. sido
tio nario d e 1577 s i:s cita d ivers o s tipos de reacciones, q ue v a,ía n en función de los luga, es y las
embarazosa, incluso pelig rosa. Poner el cataclis mo d emográRco en la partida d el abandono de
circuns':.ancias, p rime ro de la calidad y la prolijidad de los info:mantes y de la aplicación d el juez
los antiguos dioses hab ría s ido t an comp rometedor como implicar a l.as nuevas po,encias so-
español. l as respuesf as se reducen a veces a un s í o a on n o, pero excepcior,a lmente corres-
b renaturales. Difícilmente podía n admitir lo s indio s q ue el d ios d e los cristia nos los estaba
ponden a la extens ión de uno o varios capítulos d e u r, libro. Es el caso d e Texco co , el v alfe de
castigando por s us pecados. aunque un g ran número de españo les compartieran este modo de
México y, un poco m ís lejos, de Tlaxcala. el valle· d e Puebla..
ver. l as preguntas 23, 24 y 25 invitan a pro lo ngar la comparación e ntre el :antes y el d espués, dis•
la p regunta décimo tercera versa sobre el n o mbre del pueblo, s u s ignificad o en la leng ua
tinguiendo entre 1-:iS plan tas y los cereales que cultivaban trad icio nalmente lo s indígenas y los
local y la identidad d e ésb . la pregunta sig uiente introd uce explícitam ente la refe re ncia a la
cultivo s importados d e España, entre los cuales se e ncuen tran la vid y el gusano de seda. Para
época del paganis mo , po r ~anto al pasado: ¿quiénes eran sus señores, qué tributo pagaban. cuá•
los ind ios. las transformacio nes ag.d co las cons tit'l.lyen in co estio nab!em ente una nueva etapa del
les eran sus "adoraciones. rito s , buen as o m al.as costumbres" ? l a décimo q uin:a p regunta am•
cambio de régim en po lítico , e-c on ó mico y relig ioso que p.s de-c en. Er, efecto, la fa un a mis ma se
plía el interrog.a torio: el modo de gobierno, la m an era d e hacer la guerra, la ropa y las subsis-
había modihcado , al menos los animales d oméstico s , y estos cambio s (p regunta 27) se obser•
tencias. Vestim enta y recurs o s loca.fes se conjugarl en pasado y p resente. Tod o para llegar a una
va n tanto en lo s paisajes devastados por los reba ños de o vejas y cab ras llegadas de Castilla
p re_g unta que exige i:na respuesta clara: "{Llevaron ant.iguam,nte una vida. más san a o m enos
como en las g ranjas y los corrales .
sana?" AntiguamMt~ remite ac¡uí .a l tiem po d el pagan ismo e introduce una equivalencia er.tre
De1/en.; ámo nos en las preguntas 13, 14 y 15. Deben conducir a los indios a asimilar i:na pe•
antig uo y pagano t ranspuesta del mundo eu ropeo.
rio d ización colonial, edin'cad a seg6n lo s criterios eu ropeos y s obre un régimen esencialmente
l o s indios deben razonar su respuesta. los info rm ar.tes indígenas e·s tán invitados a Uazar
dicotómico. Una parte de estos criterios, se d ijo, ya fu ero n aplicado s en España. En 1572, Felipe
una. líne3 entre el presente y el pasado cor.fro n tan do muchas d im ens io ne·s d e s u exis:rer.cia: lo
11 envía al histo riador Ambrosio de Mo , afes a hacer un viaje d e esti:d io en una parte de la penín-
pol(tlco, lo relig ioso. lo militar, a fo que se añ ade. de man era más sorprendente. la calidad d el
sula. tst e regresa con la idea d e pro move r un cuestionario sobre la his toria y la topografía d e los
modo d e vida. Y con razón: er.tre 1576 )' 1581. las po~lacio n es ind ígenas fu ero n d iezmadas d e
p ueblos de España . Sacará ocho vo lúmenes de , elaciones, cargadas de inform aciones
m:evo por las epid emias. La pregunta es tan impreó sa como el ma rgen efe ir.terpre!aclón que se
arqueoló gicas. h istó ricas, ed esiásticas .l ;. El ht:m3nis!a explica su método )' justiiica s u divisió n in cluidos los efect os presentes del régimen colonial. aunque nad ie pon;a en duda s u legiti•
en rúbricas. Las noticias c¡i:e se in teresan en lo s n o mbres d el fugar d an una etimo logía d e 4stos, midad. El m ejo ramiento del mo do d e vida d e los indios y de su salud sig U"e s iend o materia d e
abordan la c1.1estión de la lengua local y, como en México, opo nen el o trora al "'3ho ra". En c'!.lan- d ebate. Confro ntada con la desaparición de la mano d e o b ra ind ígena y co n las d enuncias d e
to al presente, éste se iefi ere ta mbién a lo s recursos agrícolas d e fa localidad, a las élites locales, l as C asas, la Coro na española interroga a s us s 6b-dito s sob re la "causa de su extinció n", para
los fu gares de culto , según las circunstancias a los santuarios más ven erados.U Pero e n España intentar al m er,os en tender el fen ó meno a falh de poder contene rlo. To do mundo es cons ultado
lo "antig uo" d esign a d ásicam ente los tiempos lejan os de la Antig üedad y remit e al paganismo acerca d e este capítulo: en primer lugar lo s méd icos, peco también los especialistas d e fas co sas
antig uo y a la mitología transmitida por los "poefas antig uos". Las no ticias españ o las se apoyan d e Má."Xico , "las gen.tes co ncern id as", sin o lvidar a los primeros interesado s, los indios.!!_
en historiadores, geógrafos y to da s uerte d e vestig ios arqt:eológ icos, ent re fo s cuales se encuen•
tran las monedas y m edallas que colecciona Ambros io de Morales.H La Antigüedad y la colee•
ción de " sus vestigios " s on las q t:e interesan a Morales, mientras q t:e el presente colo n ial está

en el co razón d e las Rd acioni!s ge.cgráficas.~ Las curiosidad es de un "tucismo"' in teligent e no tie•


nen g tan cosa que v er con los impecativos de fa colo n ización. Co mo las re-s puestas m exicanas
están acompañadas frecuen temen te efe m apas modernos, pin tados por los Uacuílos indígenas,,!!
así también el texto de Morales se con cenfra en la reprod ucción de documentos epigráficos.
En tod ~ la extens ió n d e la N1.1eva Españ a, fes informante-s cleben aten erse a un fo rmulario
único {s í / no / por q ué). las élites focales no están d escub riendo su país. Unos se acuerdan de
los Codcx Tlohtzin y Q uinotzin, q ue muestran el p aso progresivo del n om adismo a la vida se-den•
tari3, d e 13 can y la recolecció n a la cultura del mafa:, de 13 gruta al oft.ép~tl y, po r t3n to , a una
existen cia u rbanizad a. La idea de un cambio de mo do de vida, su descripció n d etallad a y la de
S'!J S co nsec•.1encias no s on, pues, extrañas a las élites in d ígenas; la d if."cultad no resid e ahí. Re•
side más bie n en la insistencia. en la ruptura tempo ral que m anifiesta un-a administración colo-
nial para la q ue el t iem po pasado n o p uede sino ser un tiempo irrem ediablem ente ido, h nto po r
razone-s polftic-as co mo relig iosas. Sig los m ás tarde se po drá enco r.-trar esta mis ma idea de frac•
tura e n ot, o s co ntex::.os colo niales, como la Ind ia brit ínic,a o las co lonias fran cesas. la fractura
ya va -a compañada de la idea d e p rog reso, pero éste n o se afi rma todavía d e una m ar.e ta irrecu-
sable m ás que en el domin io sacrosanto de lo religioso. Todo el resto es p roblemático,
H ISTORIADO RES M ESTI ZOS,!! compor,e u n texto de circi:nstancia: la descripción de la recepción so lemne que la civdad de
n axcala reservó al o bispo Diego Roma no.21 Su plu ma y la fa miíia.ridad que ma ntiene con la aris -
Al Rlo d e los interro gatorios, indígenas no':abfes aceptan pon er su saber }' s t: m emoria a. d is po •
tocracia. ind ígena lo desig nan para q ue íedacte fa relació n q ue solicita la adm inis tració n co lo nial,
sición d el alto funcio na rio. el alcalde m ayor, q uien redacta la relación. Más d iscrefos, muchos
luego lo in citan a que fe d é cuerpo y, co nsagración su p rema, a q t:e er.trego e de su propia ma no
ot ro s se limitan a respo nder con un s í o con 1.u 1 no. Un os m estizos toman m uy en serio las pre-
a Felipe 11 los frutos d e s us :zrabajos.
gu n tas planteadas y se ad efa nb n a las curiosid a.des d e la administr-a ció n red ad ;indo verdaderos
Tla.xcala o cupa un lugar sin gular en el rein o d e la Nueva España . la ciudad ind ia es aliad a ele
tratados s obre fa ciudad y la. regió n d e la que p rovien en. Distorsionan el cuestion ario, ir.fla n las
los españo les: en las h o ras críticas, sa!va a Hernán Cortés de la d errota, p recipitand o la con-
respuestas y terminan escribiendo his torias. los in terc;imbios en tre todos estos interlocu':o res
quista españ ola de México. A los o jos d e los q ue d efer.d ían los d erechos d e los conq i:ishdores,
incitan a habla., d e una escriit,ra mestiza d e la histo ria en el sentido d e q ue las respuestas e nt re•
el llamado hech o a lo s tlaxcalteca.s para que ayudaran a los españ oles quedó co m o uno de b s
l3Zan los p untos d e vista. Com o en tod o m estizaje, el resultado d epende d e una relación d e
argu me ntos más só lid os para legitimar la dominación hispánica. En cu a.n':o a la. aristocracia. de
fu e-rza: aquí e-1 alca/d~ m ayor, encarnación del poder colo niaf lo cal, se reserva la s íntesis , m ien-
Tlaxcala, ésta co nserva el o rg u llo que h izo posible la victoria d e los invaso res. Por o tro lado , o b-
tras q ue en la juris dicció n v ecin a se deja en las manos de un mestizo d e s t: cfrculo de allegados.
tuvo p rivilegios que n o deja d e invo car y d efender a n!e fa Corona . tsta fue la razó n de la e mba-
Muchos mestizos d eja ro n un n o mbre e n la h istoriog rafía de la América españo la.19 y dos
jad a. en la q ue participó Diego Muñoz Cama rgo. Sin d uda es en Madrid donde puso, entte 1584 y
pe:manecen asocia.dos a la red acció n de las Relaciones g~ográficas: Diego Muñ oz Camargo por
1585, punto fin al a s u relació n.22
Tla.xca.la y Jva n Bautista d e Po mar po r Texcoco ~ Los dos se man ifi estan al términ o d e u n medio
Muñoz Cam argo , igual q ue Po mar. encuna la respuesta q ue d ~ un me.dio local - que hun de
sig lo d e experime ntacio n es q ue h an pasado po r la recolección de las fu entes, las primeras en•
s~s raíces en la ro ca preh ispán ica pero está pro fun da.mente restructu rad o en el contexto co lo-
cuestas admin isttativas y religiosas, la eclosión de n i:evas memo rias indígen as y el ensayo de
n ial- a solicitudes pro venie ntes del otro lado d el Atl:f otico. la visión glo bal d el mundo que
nuevo s mod os d e exp resión - r.eopidografías, escrituras en náhuatl o en españ ol, combina-
d esarrollan los letrados ele Felipe II y s us consejo s exp resa t.:na necesidad de info rmación en
ciones múltiple-s de d iversas trad icio n es- . En el umbral de la década d e 158o, el fotm ato que
to dos lo s azimuts aco plad a. con fa vo luntad sistemática de po ner ord en en los domin ios de la
impo ne el c~estio na cio d e las Rd ocion cs gcog,áfica s favo rece una estandarizació n d e los pasa.dos
monarquía. Del enci.:e ntro de esta esfera g lo bal, q ue s ube en poderío, y d e las reacciones foca-
que am plifi ca el proceso iniciado desde la d écad a. de 1530 y se ben eficia d e esta farg-a fase de
les, la d e Tlaxca.la. y, lo veremos aho ra, la d e Texcoco, es de donde emerge una esctit>..1ra mestiza.
sedime ntació n d e las me mo ri-a s.
de la his to ria: m eno s del ch oque de las cultiuras presentes q ue d e los efecto s de un p ro ceso d e
Tlaxcala, a más d e un centen ar d e kiló metto s d e Te-xco co, s t:scita una. vocació n de h is:o-
m undiafización q ue implica. adaptaciones incesantes y ajustes más q ue inco m p rens iones y
riado r. En el er,cabezado de su relación, Diego Muñoz Camargo (1S29·1S99} se presenta co m o
resistencias. l o que tiene de "local" esta histo ria se entiende en relació n co n la esfera gio bal en
un vt cino y natural de la ciudad de Tlaxcala. Es h ijo d e ur, co n quistado,; Es lo que h oy se lla-
la q ue se ve forzad a a inscribirse y fu e ra de la cual no tend ría. razó n ele ser. l a his to tia de Tfax•
ma rla un h o mb re de negocios. Su madre-serfa un a in d ia d e baja ex:i:racció n, pero s u esposa lo
ca.fa se escribe an!e el espejo de la mo narq uía cató lica y la monarquía. Mt.iñoz C ama rgo tiene
en laza con la n o blez-a tlaxcal~eca. Antes de ver que le co nfían la escrit ura d e la relación,
p lena conciencia d e ello, está impl3n tada en las ct:a':ro partes del mundo. En Texco co se co m -
parte esta nueva man .en d e ver.
X IV, U NA ESCRITU RA M EST IZ A DE LA H ISTOR IA

n A U TOR de la Relación de. Tr,zcoco es m es!izo. Amo nio, el padre de Jva n Bautista de Pomar, es
esp3ñof y s u madre, M:uí3 lxtlilxóchitl, i.:n a ind(gena que el rey Netz3hualpilli habrí3 tenido con
una. esclava . Ju3n Bavtista habrí3 nacido hacia 1527, tres años después d e la llegada de
Motolinía.! Ademá.s d e la Rdaci6n ¿., T.:zcoco, redactada en 1582,! se le atrib11yó, algo q ue está er.
disc1:sióo, una compilació n de cantos ind íge11as reunidos bajo el tfü.110 Rom anc"s dt- los s.:ñor.:s
de la Nu.:va España (1585).! La personalidad de Pom ar - (que se debate entre los mundos?- y
sus cualidades de his:oriador h an sido obfe!o de discusio r.es.! Nada se sabe de s u educaciór.,
pero la escritw a de la relació n denota un saber impresio nante, abierto a la historia, la medicina y
el de recho.
LO S A SUNTO S o, FAM ILIA vo cabulario de las isfas! para explicar una particularidad de las prácticas a merindias. El mundo
meso american o no pare-ce ser el s t:yo , a la hora d e defi nir lo q ue lo s ir.d ios enten dían cu-ando
Descartemos de er.trad3 el an ~cro nis mo <¡ue ,a,ch aca m ecán icam ente a cad a mestizo un co nflicto
hablaba n d el mundo.! Al parecer, el "nosotros" - nut.stra lt ngua, nu-tsu a- m anera (cuando h abla
d e id entid3d o d eplo ra fa pérd ida de s ll's raíce-s - siemp re se s u pone q ue- son indígenas- ~ para
d el uso d e la sa.ng rfa o d el cultivo de las lechugas)- remite al íado d e s u padre, mien tras que la
reco rdar las redes d e contacto e inform3ción y las 3rmas de c¡i:e d ispon e nuestro h istoriado r.
exp resión ellos - esa gen te- d enota a lo s ind ios d e los tiem pos prehispán icos.10 Sin embargo,
l os Po mar t ienen !rato con '3 aris tocraú a local desde h3ce m is de 40 añ o s: el padre de Juan
la d istan cia parece m ás bien fo rmal: hablar.d o er. nomb re del alcalde m ayor, Pomar debe ado ptar
Bau tista in::erviene-en el p roceso del caciq ue d o n C arlos (1539). Si s us o.ríg en es m aternos le faci-
t.m p u nto de vista esp añ ol. Pe:ro cuando co mpara a lo s nobles d e Texco co con los "hid~lgos d e
lih o el acceso a L~ fa milia real de Texcoco , la sang re paterna fo vincula co n la v ertien te euro pea
España. de casa y solar co n ocido s ".!! no ig nora q ue el p restigio asocia.do a esta observa ció n
d e la sociedad co lo nial, y es bastante conocid o d e 13 adm inistración p ro vincial para que le co n•
recae en s u fa milia m aterna; po r el co n trario, jamás se habla de la fam ilia de su padre español.
f(en la red3cción de la relació n.
Al mismo tiempo se erige como intérp rete exclusivo del pasado indígen a., co mo s i reiv indicara
Pom ar evo lucio na en este doble med io como pez en el agua. Una b uen a h erencia fe permite
un papel de pane.ur privilegiado ent re h s memo rias loca.les y la fi; vra del p ríncipe. Por lo q t.te se
trahr d e ig¡;af a ig i.:al con la a ristocracia lo cal, algunos d e cuyos miemb ros lo tratan co m o si
re Rere a fa so-ciedad indígen a., no deja pasar nin gu n a. ocasión para disting uir en tre "'p rincipales"
~.lera uno d e los s uyos ,! y s u temperam ento d e empresario lo ayuda a p ro cu ra rse t.m imp re-
y plebe, los descend ien tes de los reyes y lo s "po bres", la "gente m iserable", co mo si hubiera dos
sio n ante p atrimon io in mo bjfiario act va ndo en lo s do s mondos a los q ue perten ece. Se invo lucra
clases d e indios , las élites, co n las c1.u les flirtea co nstan.teme n:e, y los de ab a.jo, que comer,, se
er. los co nflictos y eo las fa cciones que divid en a la fa milia p rincipesca. Ésta, q ue n o h a d ejado
visten, se alojan, se cura n y mue re n de manera d iferente.
d e desgarrarse an':es y duran te la Conq uish, no h a perdido n ada d e sus viejos hábitos:! lo s
afro n tamiento s p rosigo er, en la segu n da mih d d el siglo pero, pasado 1539, al parecer s in ningún
ho m bre muerto. En 1576 d os bisn ietos d e Netzahualpilli entra n en la arena : doña Fr-a ncisca, es-
posa d e un españ ol, Juan G t3nde, nieta d e Hern an do Cortés lxtlilxó ch itl, y d o n Fran cis co Pim en•
tel. Fran cisco y Po mar, s u p rimo mestizo , se baten para d efe r.der los ing resos d el cacicazgo ,
amenazado d e co r.ñsc ació n a call'sa de fuertes adeudos at rasados. En 15-8.8 lo d o s p rim os so n
llevados a s t.t vez ante la justiáa por otro miembro d e la. fa milia .
¿No sed a Poma r s ino u n arribista q ue utilizaría. s u pluma y s u ~fiación espúio la p ua des•
pojar a los legítimos h erederos? ¿Un adven edizo que aprovecha rfa s u o rigen p rincipesco para
meter m ano en la gobt rnación d e Texcoco {fracasa rá, pero co nsig t.te-, se-gú n el cro nista Juan d e
To rq ll'em ada, "la tercera pa rte d e las casas del rey")?
El mestizo escribe en español, pero en un españo l de las Ind ias q u-e n o titubea e n adoptar el
N O TODA M EM O RIA 1-!A DE TO MARSE EN C UE NTA to mar p re-caució n o ig no rando delibe-radamente que los cantos y las danzas d3b a.n lu gar a actua-
cio nes q ue po d í3n e-xp res3r una re13ció n con el mund o y co n los mue,to s 3 las 3nt ípod as del ca•
An tes d e, respo nder las p reguntas de la Coro n a, Pomar se- ro dea efe tod3S las p recauciones habi-
tolicismo d e los mis ioneros.16
tu-ales. No aho rró esfuerzos: "Y ta nto más se h a trabajado de buscar y escud riñar fo q ue se ha
Pomar está consciente igua lmente de q ue ne ha d e to marse en cuenta tod a memoria in d i3.
hecho". Explica que re-curtió a n umerosos tipos de foentes: "a lo s ind ios viejos y antig uos". ~iue
La edad d e los informan tes no afecta n3cfa el 3su nto. "'No se ha po d ido saber más. po rque aun
sa.':>Í3n de lo ~l!.le hablaban, a lo s cantares- antiq uís im o s "de donde se co ligió y tomó lo m ás q ue
cuand o h3y in d io s viejos de á más d e o chen ta años d e edad. no saben generalmente de todas
se ha hecho y escrito". También se plant eó la cuestión d e lo s archivos principesco s que co nser•
s us antig üedad es, sin o unos uno y o tros otro." l os in-fo rman tes p rivilegia.d os , q ue pertenecían a
vaban "los palacios reales". Esfos archivos estaban puesfos en "un a gran sala [...] en donde se
la 3ristocracia y al mund o sacerdotal. "los q i.:e- sabían las cosas m ís impo rta ntes. q ue era n los
encont raban pin-ta.das todas las cosas an tiguas", cuyos descendientes deplo ran h oy ama r,ga•
sacerd otes d e los íd olo s. y los hijos de Nezahua lpiltzintli. rey que fué desta ciudad y su p ro -
men te haberlas perdido, "po r h abe r q uedad o. dicen. como á escu ras sin n oticia ni m emoria d e
vincia", ya n o existen.~ la g raved ad d e su desaparición se a ñade a la pérd id a. d e 13s pintu ras
los hechos d e sus ar;t epasados".12 ¡Sin suerte, e-fectivam e-nte! Los "palacios" en c•.1estión des-
"históricas". Hoy nos parece que va d e s uyo esta ctítica de las fuentes al in icio de la relación.
apareciero n bajo las llamas en el curso d e la Conquista. A lo q ve se agregan las destruccio nes
So rpren d e hallarla en este m estizo de p rovincia que parece domin u los aspectos fun d3menh !es
vo luntarias realiZ3da.s alrededo r de 1539 para evitar la acusación de idolatd a en el clima d e in-
d el o ficio d e h isto riador. ¿De quién recibe es':e dominio ?
q uietud q i.:e desen cadenó la eje-ctición del info rtunado don Carlos.
Estas c arencias d e !a memo ria. a utó cto na no se d eben l:nicamente- a las pérd idas provocad as
por la ; uetra y los e-rierminios. El recuerdo del contenido d e- las pinturas se- disipó con la m i.:e-rte
d e los qve sabían leerlas: "l as pintu ras no son mvy capaces para re-!ene r en ellas la mem oria d e
las cosas ~tJe se pintan". no se ha podid o tra ns mitir nada. " Porq v e c3Si en mu rien do el q ue m ás
al cabo lfegaba, mo rÍ3 con él s u ciencia.".!,! Po mar v alo ra la ':radición o ral que veh iculan los can•
taus:

En los cantos y bailes p úblico s lo que se car.taba eran d e hechos notables q ue hiciero n h o m•
b res pasa.d os ó presentes. ó cosas ~ ue- lo s b uen os era n o bligados á h acer; y e--s to se cantaba
con tales palab ras y composti.:ra. qo e m ovía los ánimos de ellos á hacer lo mismo , y po nello
po r o bra en o freciéndose o casión.H

El m es':izo h abla e n pasado. como si esta fuente se h u bie ra secado. También reduce s u al-
cance a ,.m acto d e memoria d estinado a "eternizar [... ) la m emo ria y la fama d e las cosas",.!! sin
UN O:PtRTO O t. PA SO Fra ncisco Herná ndez n o es sólo u n na:u ralista . Tie ne igualment e ojo )' o lfato de anticuario.
Se interesa en el pasa.do d e México: en uno d e los palacios d e Netzah ualcóyotl redacta, hacia
Pomar p i.:do ins pirarse en los trabajos d el dominico Diego Durán, q ue en 15&1 termin a s u Hf!.
1574, sus A ntigü .:dades de fa Nu eva España,!! a petició n del p residente d el Consejo d e Indias. En
tcria de los Indias d~ fo N u~vo Espoña.13 El d o m in ico co nsagró a la h isto ria de la Nueva España
so obra pulula. un ho rm iguero d e info rmaciones p reciosas s o~re Texcoco, s us palacios , s us rt.ii-
u n a. o bra co m parable a 13 del francisnno SahagCm, aunque h ay3 reten id o m enos la aten ció n d e
nas, sus laberin tos y sus jard ines. Igua l q ue s us predecesores. Herr.a ndez es on am ame de an ti•
los investigadores. Hab ría n acido h acia. 1S37 y fu e educad o e n Texcoco , en d oná e -a prendió 13
güed ades q ue se d edica "a preservar los vestigios de un pasado d emasiado fragm entario co mo
leng ua náhuatl co n s i:s pequeños comp3ñ ero s de juego s . Es imposible saber s i est ableció rela•
para ser objeto d e •.Jna histo ria p ro piam ente d icha".!;!
cio nes con o n Po ma r 10 a ños m ayo r q ue él, pero u n o se puede imaginar que las fam ilias d e
En esta épo ca, fos his toriadores a ntic':Jario s p ro s pera n en España .'2S Con Flo riín d e Oca.mpo.
estos n iños ten Í3n un trato frecuente. Menos de 40 años m ís ! arde, redad a s u Libro de los a'ioic-s
que habría reunido más de 250 inscripciones antiguas, co n Alva r Gó mez d e Castro, poeta y epi-
y d,~ Íos á f.os (en tre 1574 y 1576) , luego term in a su Calendario antjguo en 1579 y s u Histor;a dos
grafista - !e d ebemos las Antigüildade.s d~ la nobl~za dil Tofo do- , sir. o lvidar a Jeró n imo Zt.irita,
años más tude, cuar,do es vicario en Ho eyapan. ¿Q uizá lo en co ntró Po ma r en la p3:rro quia.
autor d e los Anal~s d~ la Coron a d e Arogón (1512-1580). En páginas an teriores no s cruzam os con
do m inica de Ch imalhuacán Ateneo, en las tr.a nc:¡uilas riberas d el lago d e Texcoco ?
el historiador de Córdoba Ambro s io d e Mo rales (15-13-159 1), continuad o r d e la crónica de Florián
O tro ,utlvo d e Texcoco, hijo d e u n co nquistador y u na mestiza, Juan d e To v-ar (hacia 154¡.
d e O campo.,:! An tes de partir para México, el m édico Hernár.dez y el erudito de Córd oba man te-
1626), se in teresa en el pasado indígen a. Es ta vez es un jesuita q ue, desde 1576, estud ia las anti•
nían relacio nes d e a.m istad. Se- habían en co n tn do e n la Un iversid ad d e Alc alá de Henares,
güed ades de lo s ir.d ios po r o rden d el virrey Martín Enríq uez, ~rabsjando en "so s biblio,e-c as".!,!
d o nde se habían topado co n uno de lo s intelectuales má s d otados de s v generación, Ben ito
Colabo ró con s u primo Ourá n antes d e ayudar a otro m iembro d e la Compañía de Jesús, Jo s é d e
Añas Mon tano , artíftce de la fam osa Biblia políg lota editada en Amberes entre 1568 y 1572. Her-
Acosta , a redactar la parte mex icana d e s u H,·st.oria na tura l y m oral d e. las Indias {1590) . Tovar tec•
nández cono cía lo s intereses d el a migo Mo rale-s : recoger los "s ig nos y los ves, igio s d e ant i•
mina S U' s ~gunda rt laci6n h acia 1583, u n año después d e Pom ar.~
güed ad" y las "piedras a ntiguas", hacer u n repertorio d e "los n o mbres pasado s y p resentes de
En fa d écada d e 1570 o tra hgu ra, igualmente muy n obbfe, está p resente en la comarca: el
los lugares", interesarse en "tipos de co nstruccio nes" y co nsultar lo calmen te a lo s perso najes "a
d octo r Fran cisco Hernán dez. Traducto r d e Plinto , especialista er, bo tán ica y fa rmaco pea, este
quienes se debe dar crédito"...27 Cons ignas to das q ue el m édico aplicará en el estudio d el pa•
médico españo l reside en México de 1571 a 1577, dond e realiza i.:n a a mplia reco pih,ció n d e in•
sado d e la Nu-eva España .
form acio nes sobre las plantas y los a nim ales. De ella resultará una obra mayo r de la época de
Nota.bles de Texco co co la boraro n p rob3blem en½e en la investigació n del médico de Felipe 11.
Felipe 11: la Hiseorfo natu ral de. la M.1~vo fapa ña.'21 Es in d'l.,ldable q ue Pomar ap rovechó el paso d el
Pomar - q ue evo ca por s u n o mbre .al "docto r Hernández" - 28 pudo imp regnarse d e las reglas
do cto r Hernández po r Texco co en 1574 para aden trars.e en el ofi cio de his toriador y an ticuario,
d e la investigació n h is tórica ta l co m o se p racticaba en la Castilla d e Felipe 11. ( Dó nd e enco ntrar
incluso de botá nico, porq ue se aplic a a d escribir los efectos cu rativos d e '3s plan tas, las fo rmas
en Nueva España 1.1n m aestro mejo r? las An tigü~dade.s de Hem ández. estaban ili.:stradas (las
d e cons umo, y al menos en d os o c-~siones cita los trabajo s del sabio español sobre las plantas
láminas d esaparecieron en 167 1). Preocupado po r " mostrar las co sas del pasado" a sus
mexicanas, co m o si hubiera tenido s us man uscritos an te lo s ojo s.~
contemporá neos y gt.1ardar u n registro de ellas, He rnández mandó pin br las arm3S y los ves•
tidos reales co nservad os en Texcoco com o lo }u b rían hecho con los restos arc¡i:eológ icos d e la
España ro ma na. lg vafmente. m and ó h acer copi:.s de los retrato s de los reyes Netzahi:alcóyo tl y
N etzahualpilli, entre los q ue se encuentra un retrato d e pie, conservado co n "el más g ,a nde res•
peto", con los atavíos y los trajes de guecra de-fo s s oberanos.'29 Estos retratos no figu ran en las
láminas q ue aco mpaña n la relación de Texcoco, pero fu eron retomado s en oteo ma nuscri-to, el
Cod~ lxtlilxochítl, pro~ablem ente realizado a partir d e modelo s c¡i:e q ued aro n en manos de la
aristocra cia de Texcoco.30
Pomar pudo o ~servar entonces a un an ticuario con manos a la obra, co m o también tuvo la
o po rtunidad de inspira rse en la man era en q ue el d o minico Du rán llevaba a c abo sus investi-
gaciones. l a visita d el m édico nos informa ta mbién sob re los vestig ios de los que el mestizo
pod ía saca, p rovech o: fos p~lacios pin tados de frescos {o fo q ue q~ed aba de eltos) q ue co m po•
n fa n ga!erfas d e ancestro s ilus tres, los parq ues re~les, los jard in es y s vs sis temas de irrigació n,
las ruinas del Tem plo Mayor, la c asa de los c anto s - cuic!:!calli- , tristemente convertida e n p ri-
sió n co lo nial. Sin -ofv idu las piezas del tesoro real. los instru m en tos de música, las armas d e
prestigio , lo s atavíos de los p ríncipes, lo s vestid os de gala para los desfiles, todos "preservados
con un g r:.n respeto d e n3tur-afeza religiosa". De s us inve-s tig-aciones, el mé-d ico d e Felipe 11 re-•
tiene especialm ente la ligura de un Netza hualcóyotl, sobera no ideal, héroe justo }' perfecto,
apo rtando s v pied r~ :. la cano n ización del personaje y a la idealización de su reino.!,! Pomar lo
hará todavía m ejor.
,
H TI EMPO DE LOS IOOLOS Pero también se apega -lo qi.:e n o se le pedía- 3 atenu3r la fa ra idólatra . En 13 histo ri3 religio sa
que él e-s boza. entot1ces, ciert3s ptácticas d es3grad3bles se vuelven " innovaciones" perversH. Es
Menos de 10 años después del paso de Francisco Hernár.du-, Poma r se pone, pues. a trabajar
el notable -caso d el s3c-tihcio huma no: .. El sacrificio d e ho mbres á estos ídolos [... J fué invenció n
reconociendo los límites d e s 1.1: investigación, d ebidos al silen cio d e las fu entes o s impfeme nte
d e los m exicanos ". El sig lo anterio r, lo s mexin nos GU E se habían establecido entre los "seño res
al deseo d e ser breve. Se co ncentra en la religió n, la arquitectura, los modos de vida . Info rma
ch ichimecas d e Azcapotzalco" termin3ro n rebelár,dose cont ra sus 3n fltriones y sometiéndolos
sobre p rícticas d esaparecid~s. co mo la guerr!I, o to davía vivas, como lo s h ábitos aliment icios,
por h s armas. Ento nces inao gu raco n 13 práctic3 d el sacriflcio humano inmolando a s us d io ses a
sin po r ello d escuid ar fa o rgan ización social y po lítica. lo cual, en s uma, respo nde al espíritu y
los p ris io neros d e g uen a.; así fes agradecía n s u victoña, ª po r mejo r obtener s us m ercedes",
al o rden d el c11estionario. En m ateria relig iosa, Pomar toma a contraco rrien te las pint,uras tan
"parecié nd oles c¡ue n ing6n sacrifi cio les sería m ás apacible q ue el de aquellas cos3s que de m ás
discretas del XólotJ, pero h ace pensar en el diagrama d el Quinatzín cuando se lanza a describir el
valor y estimación tuviesen". Explicació n: nad3 tiene más vaío r que el ser h uman o, sobre todo si
palacio de Netzahi;alcóyotl)Z
ha sido capturado corriendo fo s riesgo s y pruebas que hace co rrer la g oe rta. l os sacrifi cio s
Esh v ez ya n o es co H tió n de pasar po r al':o la idolatría. Ya h an pasado unos 40 años desde
come nzaron con un ritmo m oderado, luego se inten-sifi caton con el 3t.l'mento del podetÍo de Mé-
el proceso de d o r. Carlos y n a.d3 d ebe escapar a s u curiosid3d de antic1:añ o. Su p rimera obser•
xico, "hasta venir á tanta ceguedad y error como en el que estaban 31 tiempo que los p rimeros
vación n o es e n absoluto ab rumadora: "Pero la opin ión qve m ás cerca de la verdad h a llegado ,
conquistadores viniero n á esta tierra". ¡Ah!, si los españ oles se h ubie ra.ti p reser,tado antes, s us•
es que tenían muchos (dolo s, y tantos, qi.:e casi para una cosa tenían uno, á los cuales a doraban
pira Pomar, ''qi.:e pluguiera á Nuestro Señor fuera o chen ta a ños antes, porque en aquel tiempo
y hacían sacriñcios; y p ua entender cuáles y qué tales eran, se id declara ndo lo mejor y más
3Ún no había me mo ria d e esta d iabólic3 invenció n".3"
concertada mente que sea posibfe". No p t:ede ser tan exhaustivo como lo hubiera querido, "y si
En la interp reta ció n d el sacrin'cio humano fá cilm ente se identifi can rem1n1scenc13s !ase.a•
en el discurso no se d esm et1uza y especific3 fo que s ig nificaban algunas cosas d e s us dioses y
sianas, sin duda inspiradas. más e n la Apofogit!c:a h ist.oria w maria 35 que e n fa versión imp resa,
ídolos y cerimonias, 3nt1g í:-ed3des y co s tumbres, n o se atribuya a descuido y t1egligen cia ¡... ]". "Y
en patte expurgad3, c¡t.:e circulaba bajo la pluma de Jeró nimo Ro mán.36 Pero hay más todavía. l a
no se trab rá d e todos, po rque sería d ar en un inflnito, sino de sólo tres, que eran los que ellos
cuest ión d el sacrificio h umano o pone el registro d e la tn d ición, s iemp re t espetab!e, a seme-
ten ían por m ás p rincipales }' po r el mís s u p temo á Tetzcatlip uca y li.:ego á Huitzilopocht!i y
jan za d el paganismo antig uo, 31 d e la histo ria recier.te, la novedad, la innovactón.37 Una inno •
luego Tláloc.".!,! (Véase la Fig ura VII I.) Haciendo una selección que hoy s igue siendo del todo
vaciót1 co ncebida 0 3jo el 3specto má-s repugn3nte: "inve nción d iabólica", "sacriRcios espan-
acepta ble, Pomar se pliega a las oblig3cio nes d el cuestionario , pero podemos im agina r q ue el
tosos", "tan h o rroro sos". Pomar hace suyo el vocabulario de los religiosos, que se volvió el len•
t.ema seguía s iendo para él más d elicado de lo que fu e pat-~ el médico He rnández. ¿Reserva o , e n
guaje o ficial de los fun cion3rios de la Co rona y al ,que no pued e m ás que adherirse un h ijo d e
ocasio nes, d esco nocimiento? Un d et alle revela. a veces, s u lejanfa d e las cosas a ntig uas: s us ex•
esp-añol al servicio de Felipe 11. Existe er.tonces una prehis toria (mexicaj del sacrifi"cio huma no
plicaciones del c alendario ind ígena s on lacó nicas y ap roximafü•as, cuando tod avía h abría po•
3nterior a la d ifu sión d e esta práctica en el centro d e México: -co ntam inó a las otras d os capitales
dido inform arse fácilm ente consu l~ando 3 la gente que ten ía a s u- alreded o r.
de fa Triple Alianza como t:tmbiér. 3 las d e los enemigos tradicion:iles: Tiaxca.1:i, Ch3!co y
Pomar aborda los cu ltos preh ispánicos -con la precisión rela tiv3 que le permitía el contexto.
Hue-jotzingo. Esta explicación p resh un servicio a mucha gente y revive un viejo a ntagonismo
entre México-Tenochtitlan y el res~o d e la región porque. en un momen':o u otto, Tfaxcala, Chal-
co o Huejotzin go t11vieron que enfrentarse con los mexic3s.
So bre todo , la reflexión acetca del o rigen d el sacrificio condt:ce a la periodización d el pasado
p rehispánico. Con Poma r, la m áquina d el tiem po se afin a, las idolatrfas se perciben como una
construcció n local sometid a a lo s azares d e las presio nes exteriores y ya n o sólo como un a
he, encia diabólica. Se trasluce una vez m ís fa inffuencia de fo s anticuarios d e la Españ a antig L:-a.
cuando d escriben 1-:a introducción de nuevos d ioses y nuevos cultos, o la irrupción d e fos celti-
beros en cie rtas coma rcas d e España ..38 La h istoria fo.cal d e Texcoco se esc,ibe a !:a lt.l'z de los
n uevo s saberes eu ropeos.
X V. E l PASADO RECO M PU ESTO

CU ANDO se preg1.mh por los o rígenes de Texco-c o, Pomar juega 13 carta de la etimología como
Moto linfa lo había hech o antes de él respecto d el té,min o "Anáh uac" y Ambros io d e Morales de
ciud3d es y pobl3do s d e Españ a. El nombre de Texcoco vendría de T,'!tz~oil, u n término d e

fen gu3 ch ich im eca d e una generación d e indios bárbaro s, como alá,abes de Afric:1, c¡ue p ti-
mero holl:iron y poblaron esta tierra, venidos d e h acia los Zacat ecas, de donde son agor3 las
minas m ás fam osas d esta Nueva Españ a por s u riqueza y aun po r la vafentí3 d e los ir.dios
dellas. q ue á opinió n de hombres príd lco s d e r,a.ciones extra njeras son los mayo res fle-
che ros d el mundo.

Pero t.tt z~ j} se borró ante Texcoco: "los colhl),a.c¡11e, gen eración mexicana, poblando d o nde
está agora esta ciudad, y corro m piendo el vo o blo T::zca:I llam aron a la ciudad T;:zcoco". De
ni:evo. el pasado c¡ue imagin a Po mar no tiene n ad a. d e est ático: es un teatro d e inAuencias ej er•
cidas por diferentes po blaciones en momentos dados d e su histo ria.
LOS ORÍGEN ES Cl-tlCI-I I MECAS ciudad y s v p ro vincia Aculhuacán, en m emo ria de lo s ch ich imecas s us primeros po blado , es".
Los in d io s de 1~ p rimera o la, los ch ich imecas, si no habían desaparecido, se hab rían fusionado
l a etimofogía d e T~Uco:J b rinda así la oc asión d e saber m .ís sobre ~os ch ichimecas, o m ás bien
con lo s de 1-a segun.da o la, los co lh uas, u na "generación de- leng ua mexicana",! que fu nd a ro n la
d e descu b rir la man era en q ue Poma r lo s h istoriza:
ciudad d e Texcoco. La len gua náhuatl rem plaza en tonces a la leng ua ch ichim eca. Po mar h:.:ce

No só lo se h an 3cabad o , pero no h ay m emoria de s u len gua n i <¡uien sepa interpreta r los suya la tesis de la aculti:ración sin a lcan za, la precisión de los có d ices de la d écada d e 1540.

no mbres de-m uch as co s~s q ue hasta ago ra en aq uella leng ua se n o mbran; y s i dellos se trata Evoca también el pasado tolteca, pero d e una m ane ra bastante confosa, como el pasa.do de u n

en a,g i.:nas pin turas y c ancteres, es para sol3mente lo s linajes y 3bolo rios d e los señores grupo "c¡ue hubo 3n tig ua ment e en e-s t a tierra",! y que hab ría p recedido la invasión ch ichimeca

natuntles d esb tierra, c¡i.:e-se jad an y p recian de proceder delfo s . 3n tes de d esaparecer fís icam ente, n o s in legar el culto del dios Tláloc. El h o rizo nte tolt eca
perm anece vago según lo deseado , mientras que el pasa.do chich imeca pesa todavía en la
De acuerdo al ju ió o d e Po m-a r, el pasado ch ich im eca se retrotrae a i:n a ten eb ro s-:. fejanía, memoria local a causa d el va lo r preservado "de la sang te y estirpe , eal de los ch ich im ecas". El
pero las m emorias aristocráticas, 3 su v ez, se- acuerd3n y m antie nen, al parecer, en las posi- nom b re mis mo de la p rovincia, Aculhuadn, re ndiría h o menaje al físico d e estos p rimeros habi-
cio n es d e la d écada de 1540, p reservadas po r los có d ices <¡ue h emos an alizado. Pomar tiene ta ntes: " Po rque era gente más d ispuesl..3 y 3ft a d e los homb,o s arriba c¡ue los culhuaque, po tque
concien cia d el abismo <¡ue las separa de las memorias pop ulues. So bre el tema de- los a nees•
aco/ q uiere d ecir 'ho mbro', de m ane ra <¡ue po r aculhu aqu ~ se interpreta 'ho m brudos ', y 3SÍ nom•
tros, to m a nota de la ausen cia de mon umen to s antiguos, pero describe las num ero sas g rutas b, aro n á esta provincia Acolhuacán, <¡i:e es tan to co mo d ecir tierra y p rovincia d e los h o mb, es
GU E se enci:en tran cerc:. de Texcoco y que podían ab rigar mi:ch os cen tena tes d e personas. En hombrod o s". ( Hay q ue ver en esta estatur-a alta el infl ujo de los relatos acerca de los gigan½es, a
c ~auhyac.ac se visitan to cfavía las <¡ue servían como há bitat p rin cipal a los "señ o res ch ic~i- quienes en ambos mu n do s se asocia s iemp re a una p rim era población?
mecas", d e los c¡i:e h abrían salido lo s reyes d e Texcoco. Estas g rutas, de l3s q i:e ya n o se hace l o s chichimecas caen entonces del lado de la tradició n q ve tod o experto en fa Ar.tig í:edad
u-so, continúan sien d o ven eradas por los miembro s d e la aris tocracia en conmem oració n d e los tier.e el d eber d e cespe~ar. El sacri6cio huma no co mpete, a s u vez, al regis':ro d e la invenció n y
ancestro s q ue las h abfan ocu pado y que s iguiero n s iendo fa moso s .! Segú n la co n cepción d e d e la novedad, como si d iabólico, recie n½e y extraño al mu ndo texcocano Íl:eran s inón imos . Con
Pomar, (se trata en adelante de un simple lugar d e memoria o h ay c¡ue- detectar en él el nstro Pom ar, la máq uina del tiempo da !ambién u r, salto al pasado: "l a ciudad de Tez-co co , co n todas
material de u na relación co n el espacio y el pasado todavía p róximo a aq uel que se e.xpresaib3 en sus tierras, pueblos y pto vincias, fo é de lo s reyes d eUa casi d e mil años á esta parte".! l a cifra de
los có dices d e la década de 1540? mil a ños es ya en s( m isma p restigio sa. l o es tar.to más q ue presta a Texco co una antig üedad
Com o Motolinía, Pomar ins is:e en la. llegada a la tegión de muchas o las s ucesivas d e inva• comparable:. la de la. Hispanio ctistian a., si la cuenta parte d e 1:. co nversió n al cato licis mo del rey
so tes, p rimero lo s ch ich imecas, que son bárbaro s, luego los c'!.llh11a.s. Como Motolinfa ig ual- vis igod o Recaredo (559-60 1) y d e la nobleza. d el reir.o de To led o en 587. La historizacion p to •
me nte, pero de una man era co nfusa, retiene la transfo rmació n d e los ch id , im ecas en culhuas y gtesa, desplegando u n:. pe, iodizació n m ás fina y más compleja y tetrotrayéndose h a.sh u na
S'!J adopción d e la leng ua náhuatl: "Así q ue acabados ó co nvertido s en culh11aq ll'e usaro n su len- época cada vez más re mota. Mofo linfa no oto rgab:.: m ás que 800 año s d e p rofu nd idad hi:s':ó rica
gua, q i.:e es la mis ma mexican a, y después an d ando el t i.empo, llamaron á la co marca d e la
a los ch ichimecas y 770 a los co lhuas llegados d espL1és d e ellos.!
"los TI EM POS S I ENAVEN TU RAOOS" paganismo, tal grandeza se extendía de o céano a océano. d el m ar d el Norte (el Atlántico) a las
co stas del m ar d el Sor {el Pacínco}, o cupando hacia el su r to d o el país h:asta l!eg-u al puerto de
A d iferencia d e los tlacuUos de la décad a d e 1540. Pomar no se interesa en e l pasado lejano , el de
Veracru z, con excepción d e las ciudad es de Tlaxcala y Huejotzingo. (Las dimensiones de la piel
los chich imecas. Se moest ra sensible a la d ecad encia d el presente indígem, comparado co n el
d e zapa? Una banda ridícula d e diez leguas por lo m ás largo y d e an ch o apenas de dos.! ¿Q ué
sig lo precedente. Su pluma r.o e.s tiern a cuando d escribe los efecto s d e la conq uista y d e la
qued a d el mundo d e a ntañ o? No g ran cosa, salvo en el m om ento de las convocacio nes gene-
dominación espar.ola: destrucció n d e uchivos, epidemias, t, abajo s forzados: "!Los españ o!esj a
rales que lann el \•irrey y reúnen a todas las com a.reas o trora vasallas de Texcoco. Esta sauáod~
los indios realm ente los tr,a tan muy peor c¡ue si fueran esclavos". El abatimiento de las pobla-
parece compartirla. el co njLlnfo d e la población c¡ue añora a s us a ntiguos d iñgemes. "Y así nunca
cio nes tiene razones <¡ue Pomar co me nta en un registro lascasiano: "'Por<¡ue ven que n ace de
acaba n de decir bien d e ellos, especialme nte cuando padecen afli cciones y t, abajos."
verse q uitar la libertad q ue Dios les dio, s in emb:ugo, de h aberlo así declarado S. M. po r s us
Frente a este p resente med iocre, Pomar juega con la elevación moral de dos figu ras d e pres-
leyes y ordenanzas rules para el buen tratamiento y gobierno de ellos ".! De u na ma nera muy
tigio, los reyes Netzahualpilli (véase la Figu ra l) y Netzaht.ralcó)•OtJ. "ho mbres muy virtuosos, y
suya, Pomar po ne el acento en su miseria psicoló gica: "No muestran .nin gún gén ero de alegría
que redujeron á s us vasallos en buenas co sh.1mbres y modo ho nesto de vivir". Encarnación
ni contento"'. Las palab ras s on impo rta ntes: habla d e "su congoja y fatiga d e s i: espíritu", expli-
ed ifica nte d e una mo narquía ejemplar, "!estos reyes] les d ieron leyes y ordenanzas con que se
cand o <¡ue "del de-scontento de s u espírit u no pod ía p revalecer con salud el cuerpo".
gobernasen y viviesen co nfo rme á razón y policía cuyos tiempos llamaron ellos bie:nave:nt.urodos,
El empeora mien to d e las condiciones de vida de las poblacio nes es la m arca d e· lo conirem•
por la mucha moderació n co n que los gobernaron, q ue d uraron o chenh y tres años, que fué el
porá ne-o y d el régimen cofo n ial. "Averig uóse una cosa dign a de admiració r,, y es que en tiem po
tiempo q ue reinaron esto s dos". El e jercicio d e este po der ilus'::rado va 1compañado siempre d e
d e so infi d elidad vivie ron sanísimos s in jam ás saber qué co sa era pestilencia."! El hech o pare·c e
"rectiti.:d y justicia, como se co lige de s us hechos y obras en paz y g ue rra, (pero estasj acciones
incuestionable. ¿Por qué perdieror, los ind ios l.a salud de q ue gozaban antes d e la Conquista?
!estánj olvid adas por fatta d e le.ras, que según sor. las cosas <¡ue de ellos cuentan, especial-
Pomar respo nde aquí por fo da la Nueva Españ a y n o sólo po r Texcoco. Se fi.:n d-a en la opin ión
m ente de Netzahvafco)•Otzin, no merecían estar sepultad as"'.! El término y fa idea de biMaYM·
domina.me, en el parecer d e los m édico s y en las explicaciones de los indios mis mos: es la
turado no s on un hallazgo de Pomar. Aparecen en la A pologftfoa historia wmaria d e· Las Casas
expfo h ción d e la que son víctimas, los malos tra'::os d ados po r los españoles son la causa d e su
para cara.cteriz.a r a fa sociedad d e antes d e la Conquista: " Eran do tado s de bondad nah.1ral, )' por
extrem a mortalid ad. La cesu ra :empo ra l impuesta por el c~estiomirio resulta del to do efectrva,
cons ig uiente, ':o dos era n felices, bienaventurados ".~ Esh monarquía ilust, ada, fundada sobre el
pero ji.:ega en descrédito de la colo n ización española. El paso de un mundo a otro se tradoce
d erecho y la ju-s ticia, es, p ues, el patrimo nio d e p ríncipes ejem plares que recompensan la virtud
por 1.ma al:eración bn;tal, física y ps icológ ica, que co r.juga los efecto s d e la invasió n d e lo s
y castig.a n: despiadadamen':e el vicio , hasta en s us p ro pios h ijos. ¿Q uién se -asombrará d e sa'ber
microbios y d e la explotación e-c on ó mica.
qoe los s úbditos d e estos re)'eS, "tan temidos y tan a mados", no ~ubieran deseado sino morir o
O tras razones, sin embargo, invitan :a o po n er el p resente co lo nial -a l pasado indígen a. y a año-
sacrificar s u vid3 por ellos?
rar el tiempo q ue ya no existe: el recuerd o d e u na g randeza perdid a. La em p resa de Texco co se
Pomar no ha inventado to do: est~ cuadro de un reino ideal f. gu ra ya bajo fo rma de pintu ra
redi.:ce a.hora a una piel de npa., mie ntras q ue en el tiempo d e "ta gentilid ad", es decir, d el
en el Quinatzin, pero 3Úr, n o h abía sido compar3do co n un modelo eu ropeo n i juzgado a la luz
d e la m o narquía d e Felipe 11. Men os aún exa?: ado bajo la rúbrica de los "'tiem pos bienaven•
turados". Aun puesta en la boca efe los indios , la expresión es fuerte, po rque transm ite efe nuevo
la conde na im plícita d el presente colo ni31, y p 3r3 justificar semejante iaudo dc se requiere la id ea•
lizació n 3 ultranza d e lo s d os g ran.des rein ados que se s ucediero n, o su 83 3ños de felicid ad
ininterrumpid a . El au tor se ir,scribe, p ues, a contracorrier,te del triunfa lismo co lonial, no sin
ma nejar un len guaje d ísico y diplomático a más no poder. El refrato de los príncipes de Tex-
coco retoma los topoi q ue circula n en la Españ a de ese tiempo, comp rend ida en ellos la idea de
c¡ue la h istoria, en s u fo rma escrita, t iene como vocación po ne r un d ique al o lv ido para p reservar
la ejemplarid.ad de las buenas acciones p3sadas, lo que sobrentiende <¡ue las virtudes que exhu•
ma Pomar n o han perdido nad a d e s u .a ctualid ad en h. hora en que él escribe .!!, El pasado p reh is •
p:f o ico d el señorío puede dar lecciones como !o h a.cía la Antig íied3d resucitada en el Viejo
Mundo. Es el co ntex::o glo bal, el de la monarquía cató lica, el q ue confiere 3 esta his toria local s v
envergadura t1ar.satlá ntic-a .
,
U N PASA DO- MON O H.ISTA Aquí se percib e el eco d e las líneas q u e l as Casas con sagra a los g rand es sacerdotes d el Mé-
xico antig uo cu an do no s exp lica q ue éstos eran en gran m an era h on estísim os )' muy castos; en
E-sen es t-a. p ersp ectiva idealizadora y occidental <¡ve Pomu aborda fa. cu estió n em'bauzo s:. de 13
vie nd o m ujeres b aj ab an fes o jo s hasta el s u efc ".12
religi.ó n de las gentes de Texcoco. ¿Cómo elogiar u n pasad o p ag a.n o ? ¿Y có mo escr ibir una h is •
l o s }u bitan tes d e Texcoco se entregab an a ayunos t igu rosos en los <¡u e, p o r s u pu esto, el
toñ 3 ,eligiosa q u e p ermita s vperar 13 d enuncia y escap ar a fo s clichés? Ademis d el voc:.bulario
p ríncip e dab a. el ejem plo: " El t ey ayt.m·ab a co n m ás abs tin en cia y aspereza tod o el tiempo -que se
co nvencion al - id ólatra, d emo niaco- retoma la d is tir.ción, fundamen ta l e n los ant ic•.:arios, de
d eten ía la gent e de gu erra h asta q t:e vo lvfa, aunqu e fu ese u n año, m and ando cesar fo s canto s,
las "cosas d ivin as" y las "co sas human as". El p atro n ato d e los p ríncipes sob re los cultos pa.; a•
ent reten im ien tos y areítos gene rales y particulares, y tod o gén ero de in strumentos y cosas de
nos se evo ca en u n to no n eutral que escamotea lo que estas prácticas tienen d e más pertu r-
alegría [.. .J". l a evocación de esta. atm ósfeta au stera y pt.aritan a tam p oco h ab ria d isgtistado a las
bador.
Casas, que n o tard a. en d ef¡en erse d escribiendo las pen itenci3s y lo s ayunos de los ind ios de la

Era bn g ran d e s u p o tencia , <¡u e se exte nd ía h asta e n aquellas co sas qve ellos ':en h n p o r Nuev a. Esp añ a.

sagradas y d ivinas, elig iend o sacerdotes p ara el servicio d e s u s ídolo s, y lo s q u ita ban cu ando Po mar, ya se vio , re-ch aza la inttod ucción del sacrifi cio humano sob re la esp ald a d e los mexi-

fes p ared a convenía., y p o nían o tros d e nuevo; y fl nalm en½e h 3cían y o rd 1:n aban tod o lo cas. El r3zo n am ien to, p or m u ch o q'!.le n os parezca jalado de los peto s , al d isculpar y lim p iar lo s

demás q ue í su cuho y religió n er3 me nester. memori3les locales, co ntrib vye p o de ro samen te a ideaiizar el pasad o t excocano. l a demo n i-
nció n sectorial de-1 s igto p reced ente, ligada a fa mala influen cia. mexica, vuelve m ás aceptab les a
El vocabu lario de lo s an ticu 3rios d el Ren acim iento ayud-a a desplazar la ido latría lo cal aí
lo s a ncestros reales y a la. so ciedad que goberr.a'ban . A d iferencia de los :laccúlos d e la d 4cad a d e
cam p o n eutral d e lo religio s o (cult.o y r~ligión) y a some, erlo al regis tro su perior d e lo p olítico . 1540. Po mar desarrolla u na interp retació n de tip o occid ental y liliación lascasiana. Pero s u mé-
Un nu evo p aralelo se im p o ne al lector d el s iglo XVI: el p atro nato de lo s soberan os de Texco co es todo obedece igu almen te a los in tereses y o bjeoiv os e strictam ente po lir!ico s y locales: la m emo-
semejante al patro n ato de Felipe II sobre la ig lesia ib érica. De go lpe, las an tigu as ins tit'!.lcion es ria d e la ar istocracia d e Texcoco con la q ue am biciona relacionarse vale bien ese trabajo d e re-
religiosas ad qu ieren un aire ed iflca nte. construcció n y alguno s t<ucos de magia..
localment e, la r eh abilitación d e lo religio s o no se d etien e ah í.U Nos devu elve a la ñgura del
Habfa en cad a. tem plo t.1no de estos ten ido p o r mayo r, á quien los d emís respet-3 b an y
rey Netzahualcóyotl y a la o p in ión de las élites locales.
obedecían co mo í seiio r ó más p rincipal, q t.:e se ll3mab a Q ueiualcóhuatl. Alguno s m o rían
viejo s en este oficio . ¡... ] l o s m ayo rafes e ran elegido s po r el rey, y d espt:és q u e h abía. h ech o l o q u e sentían alg unos p rincip ales y señor es de s u s íd olos y d io ses, es q u e s in embargo d e
gran u am en d e s v vida y b uenas costu m b res y h abilid ad es, y q u e tuviese much a no ticia d e q ue ~os ado rab an y h acían los sacrifi cio s q u e se han d ich o. todavía d udaro n d e q u e real-
s u religió n y mane ra d e criar y doctrin u á los nobles en todo g énero de b uen a criar.za y d o-c - m ente fuesen d ioses, sino que era en g año creer q u e uno s bu ltos de p alo y de p iedra, h echo s
trina (...]. No era !(cito lleg ar á estas c~sas y tem p los m ujeres n in gunas. p o r manos d e ho m bres. fu esen dioses. especialmen te Nezahu-alco yotzin, q t:e es el q u e m as
vaciló busondo d e do nde tomar lu m b re p ara certilicarse del verdadero Dios y Creador de
tod as las cosas; y como Dios nuestro Señor por s u secreto juicio no fué servido d e alum- Condici Viracocha.~ Pomar pudo esc,uch a.r que se hablaba de ello en la. adaptación que el agus•
b ralle, tomaba á lo q ue s us padres ador-a ron. tino Jerónimo Román había hecho en su R.tpúb/h:as dd mundo (1575) de la Apo/ogitica historio
sumorio.~ Además, Román tomó de l as Casas la figura d e un Q uetzalcóatl pintado como un ex-
Ya no se tnta simplemente d e atenuar los i:xcesos d e la idol3trfa insistiendo en mod elos d e
tranjero de barba -negra, con aversión a la p ráctica d el sacrificio human o. El agus':in o d efi ende
virtiud ni tampoco d e p tesenta.r bajo un asped o favorabfe al clero y a los reyes de antes de la
incluso la idea de una lejana cris tia nización d el contine nte.18 l a somb ra d el monoieís mo ori-
Conquista, s ino de buscar en Texcoco el embrión de t:n d iscurso crítico sob re el culto a lo s
ginal se ci.:ela :asim ismo e n los escritos de otro mestizo, Diego Muñoz Camargo, co ntem-
ídolos; dich o d e otta mane-ra: h allar los vestigios de un escepticismo frente al paganismo domi-
poráneo y d e algr..ina ma nera alt.-:r ~go de Pomar.
nar.te y. por q1.:é n o, el esbozo d e un m o no teísmo. Como si e ntonces se volviera factible abolir o
En Pomar la h ipótesis mono teísta adquiere una consistencia sin gular: el h istoriador rela-
atenuar la d istancia religio sa, infranq ueable o priori, que separa -al politeís mo d el mo no teísm o.
cio na la. h ipótesis con un pe-rsonaje h istó rico (que es también su bisabuelo) e invoca s us Í>.len-
¿ De dónde saca Pomar s us idus?
tes. la prueba de esta inclinación al monoteísmo le viene de los antig uos contarM:
la c i.:estión de la duda nutre entonces el escepticis mo ibérico en una época e n la que lo s
letra dos se nutren d e Cice,ón (Diálogos ocodémicos), y esta cuestión d a lugar a muchos diálogos Muchos cantos antiguos q ue h oy se saben 3 pedazos, porque en ellos hay muchos n o mbres
famosos en España, en particula r el d e Fernán Pérez de O l íva. 1 ◄ En realidad, Pom a., no tien e más y epítetos honrosos d e Dios, como es el decir que había. uno so lo y que este era ef Hacedo r
que ins pirarse en los ataques cont ra la idolatría que n o cesa.ton d e retumbar en el Má."<:ico de la del Cielo y de la Tierra, y s ustenta ba todo lo hecho y fo criado por él,)' que estaba d o nd e no
Conquista, rid iculizando a los pue~los c¡i:e adoraban a peduos d e leño y de piedra .!! Era. su-h - tenía segi:ndo, y en un fugar d espués de nueve a ndanas [celestes}, y que no se habfa visto
cie nte desplazar el deba':e d e fa posconq uish a la p reconquista. ja más en fo rma ni cuerpo human o n i e n otra figura .
¿Có mo consid era Pomar fa cuestión del monot.eísmo? l a Iglesia aceptaba el principio d e un
l3s "alm as de los virtuosos" iban a reunirse con él después d e s u muerte m ientras que 1-as
mo noteís mo primitivo. Su existencia permitía incluso pensar que los ir.dios tenían orígenes ju-
d e los malvados se iban a parar a otro lugar d e "penas y trabajos horribles". l os rio mbres no
d íos. Es la hipótesis que al parecer acarició el dominico Diego Du rín. a quien Pomar p udo fre.
engaña n:
cuenta, d urante s•.s paso por Texcoco. Pero. en Pomar, el monoteís mo se p resenta como una
safida o un intento de salir de 13 idolatría, y no como una form a p rimitíVa d e la conciencia reli-
(Y} jamás, aunque tenían muchos ídolos que representaban d ifere ntes dioses, nunca cuando
giosa. Ahí bmbién el h istoriador m estizo retom~ una idea que flota en el a ire en Texcoco y se la se ofrecía tratarlos n o mbraban á todos en genecal n i en particular á cada 11110 , sino que d e-
apropia. para d efender la imagen de la d in astía. los fra nciscanos también pasaron por ahí: An- cían en s u leng ua in Tloe¡u ~ in Nahu!Ae¡u c, q ue quiete d ecir el Señor del Ciefo y de la Tierra:
drés d e O lmos , al pare-c er, fve- el p rimero en asociar la ciudad d e Texcoco con el culto a un d io s
señal evide ntísima de que t uvieron por ciecto n o haber más d e uno.
único, si se le ha de creer a su h erman o de o rden, el cron ista Je rónimo de Mendieh.
LH Cas3s habfa detectado en fos incas t.ma actih:d d el mismo orden que estaba mu-y cerca El testimonio no sólo sería in cuestionable, s ino que su pera los círc~los de lo s sabio s hasi:a

d e la. veneración de una d ivin id ad única: un dios solar estaba al servicio de un dios creador, el p unto de haberse vuelto una convicció n popular: "Y esto no sólo los m ás prudentes y
discretos, pero aun la gente común lo decfa asf'. No q uedaba m ás que co ncluir explicando que
los in d ios creían en la jnmortalidad d el afm a.19 Así, p1.1es, los precio s os cantaa:s m etecen para
Pom ar el ran.g o de "crónica e historia", pero tam poco ig noraba que él no estaba h aciendo otra
cosa que extender a los indios d e Texcoco inclinaciones monoteís tas q ue Las Casas )' Ro mán
habían d esc,ito a p ropós ito d e los h abi1!:a ntes d e las Antillas.2-0
la id ea d e un d io s único, todopoderoso e invisible, creador d el universo, que responde al
arquetipo habitual, la concepción d e un castigo después de la muerte, l.a exis tencia de un pa•
raíso, incli:so la n o ción d e la inmortalidad del alma, esbozan un cuadro qt:e trae a la m emoria
creencias an:tigv as. ¿Llevó a cabo Pomar mismo las investigaciones q t:e evoca o trasmite las
o pinio nes que circulaban e ntre las élites locales, un medio cristian izado d esd e h acía m ás d e
medio siglo y que pot tan:o h abía ten ido tiempo par.a reflexion ar en la cuestión? Las dos h ipó•
tesis so r, vero s ímiles.
U N M ESTIZO EN LA ESCE:NA D EL MUNDO esclavos "habían de .ser d e s us amos humanamente ½ra.':ados "-:,! y hace alu d e de t:n gusto
ma nifi esto por las artes y las ciencias: los n o bfes de anta ño aprendían pintura, esct.1ltur3 en m a.•
Esta re3preciación d e lo religioso pone en primer plano otras dimensio n es d e fa. an tigu a. socie•
d era, labrado d e piedras p recio sas, carpir.terfa., el m ovimiento d e los cielos y fas estrellas.
d ad texcocana: la p ráctica d e la justicia., el au ge de las a rtes, la ética rigu rosa y h asta el compor•
Pomar no es el inventor de esta idealización d el pasado. Ni tampo co sus contempo ráneos.
ta.mien to ejem plar d e las pobl aciones c¡i:e se o bservó has!a el ?.iempo d e Poma r: " los indios son
No h a.y humo sin fu ego: los datos que concie rnen 3 la justicia y el buen gobiern o d e Texco co, in-
muy doméstico s y pacíficos unos con otros ".!! "eran li'd elísimos y constantes en toda
clus o a s u acceso a la "civil;zación" - bajo forma de "to!tequización"- , aparecen pintados en
adversidad".22
todas las h ojas de los cód ices de- la década de 1540. Estos datos "preh isp án ico s", a d ecir ver-
Bajo la pluma d e Pomar vuelve a aparecer una id ea con la c¡~e l 3S Casas nos fa milia.rizó: se
d ad, ya no lo son com ple!amente, puesto que exp resaban una reacción a la dominación colo-
pi:ede im poner un modo de vida y conducir a i.:n a. socied ad human a n zon ando y predicand o
nial. Cuarenta años má-s tarde, hay razones para pensar q ue Po m :u reco ge reflexiones q ue desde
con el ejem plo.
hace much o tiempo nutren a la aris tocracia d e Texco co y a todos los m edios ilustrados con las

Tenían de costiumbre cada o chen h d ías de ayuntarse los nobles y person..is de toda dign idad id eas de las Casas. En la d écada d e 1570, la n o blez-a lo cal estí cristian izada p rofundamente y lo

y oli'cios en aquella casa de d ig nidad que h emos dicho , y un sacerdote viejo. co n tal que s uficien temente ale-jad a de los tiempos de la idola.ría como para intentar asociar a la nueva fe

fuese muy virtuos o y h ábil, les h ad a un uzonamiento qoe durab ~ tres y cuatro horas, á m a• - y po r tanto salvar d ef olvido- todo lo que se p resta a comparaciones con el cristia nis mo. l as

nera de sermón, en que tes decfa l:.s co s:;s qt:,e eran m enester remed iar, co rregir ó e nmen• actitudes d e rechazo están s 1:per3d as d esd e h3ce m1:cho tiempo, como también la prád:ica. del

du, enseñándoles a bien y virtoosam ente vivir.23 doble d iscurso o d e la doble e-s fera. Al mis mo tiempo, 13 nostalgia d e la grandeza de antaño y s v
id ealización inclin-a n a reha bilitar t:n periodo ya le ja.n o. Más d e un sig lo de d istancia separa a
Pomar leyó a Cicerón. Una ve:z más, la elocuencia y la ed1:cación están en el co razón del p ro• Pomar d e s u ancestro el rey Netzahu alcóyotl.
ceso de "civilización", lo que Poma r t ra duce po r "el orden y la. a rmo nía" : ¿Estaba Po mar a punto de re-dacta r una his toria mestiz3, en el sentido de una co r.tra-histori-a,
o un relato alternatlvo? ( O llevaba más atrás la his to riciz3ción d el reino de an tes d e la Con-
Alg unos de estos e ra n ta n retóricos, c¡t:e con s u dod rin a y ejemplo de buen a vida. hacÍ3n
quista, p i.:esto que sabe que s i: d iscurso debe integrarse en un marco oflcial? la concepció n y la
vivir á to s h o mbres en o rden y co ncier':o, y lo s animaban y 3tra ía.n fácilmente á hacer en la
irrupción en el ho rizonte histórico ibérico d e p3sados no eu ropeos que se baten por conquistar
g i:erra cosas de valo r y esfo erzo, y en 13 p3:? co sas d e virtud y buen gobierno; y esta cos•
su lugar bajo el sol de la Península co ns titt.ryen innegablemen te una construcció n m estiza. tsta
tumbre eu una d e las cosas co n que m ás se co nservaro n en s i: modo d e vivir, en 13 form a
termina en dos resultados basta nte contrastados. Por una. parte, ind uce una. idealizació n sis te•
c¡t:e los hallaro n los conquistadores.
m ática d el pasado p rehispánico que termina por volverse contra la ideología coloni3L Por otra,
la "civilización" aparece, pues, como el fn:to de una operación que tien e como objetivo diri- moviliza. una retórica, n o rmas, c ñt erio s , razonamientos, q t:e en cierra n el discurso en una línea
gir y formar a los seres. Va acompañ ad a inclus o de ur,a dosis de h uman ismo explícito - los occidenta l. Aun el recurso d e Po mar 3 fu entes ind ígenas como los cantares no cuestio na jamás
el p roceso de historiciz3ción. Para p rogresar en p rofund idad y anclarse localme nte, este p roceso conquistador de Perú, en los muros d e s u ciudad.
aprovecha las din ámicas d el mestizaje. la escritura d el pasado local en una ó ptica cris tia n a. y ¿Cómo responder a la m et<ópo li y a lo que ésta trans mite de la Eu ropa o-ccidental? los
europea salvaguard ~ una parte de la h eren cia al p recio de su m etamorfosis. Si fa escritora d el mod.e,nis tas brasileños de la d écada d e 1920 respo nd iero n esta p regunta lan zando el concepto
pasado ya no es abso lutamente europea, es po rque se h a vuelto occidental, contribuye nd o aquí d e 3ntropofagia, que afirm a c¡ue to do lo Cj!.l'e se impo rtó d el Viejo Mundo es sometido a un p ro-
el mestizaje a relacio na r el mo ldeado d e los recuerdos d el mundo antig'l.lo cor, los valores, las fundo trabajo de maceració n y dige·s tión an tes d e ser asimilado localmente.27 En el caso d e
creen cias y los m arco s intefect'!Jales de la monarqufa católica. E.11 este sentido, Pomar es un Pomar, el modelo europeo {la h istoria), destinado a ser cepro ducido> ya pasó por múltiples
mestizo historiador al mis mo tiempo que un historiado r mestizo. A la vez es el eslabó n me·s tizo 3da ptacio nes loc3les (a las fu entes, a las form as de oralidad, a la presión colonial), y nuestro
d e una s ocied ad criolla e n gestació n y el continuador de la h istoria indígena. que construyeron historiador continúa. apropiándoselo a s u manera. Ahí está -su m argen d e maniobra y creación. A
Moto linía , las Casas, Durán, Tovar y Hernández. Si los m iembros d e la gen er3ción india de cambio d e ello , en todos los escenaño s , las herramientas intelectuales están conden3d as a se-
1540 se viero n obligados a tomar d istancia d e s u mundo, en 1580 Pomar y s us allegados orga• guir siendo europeis. Co mo ocurre con los creadores d e Sao Paulo, que cultivaron su sin go •

nizan un retorno parcial a golpes d e fu entes irrefutables (los canior.ts} y d e reconstitución h istÓ• larida d b rasileña s in d ejar de ir.seriarse en un-a corriente e uropea y occidental: el modernis mo.
Pomar elabora lo q i.:e· es una histoña local cuando é-sta se dehne y d espliega en el marco piar.e•
El caso d e Pomar pfa nte3 la cuestión d e la relación intefectt:al d e Am,ric-a con Eu ropa. tario d e la monarquía cató lica y la mundialización ibética .
Cuando escribe, como todos los que escriben d esd e México, se d irige 3 un soberan o y a u na tie-
rra que se en cuentran d el o tro lado del océano. Ya no es prisio nero d e t.m a geografía to lteca-
chichim eca. Tampoco está en cerrado en u m, confro nta ción cara a cara d e ven cedores /ven•
cidos: está en el "escen ario del mundo"'.2) Cada una de s us palabras r·e sponde a una geopolf:i ca
glo bal, en el sentido en que "g lobal"' no in':roduce un contexto a dicional s ino representa el ele-
me nto dinímíco, "que fo rma!u los objetos de estudio mie ntras, al mis mo tiempo , est:3 siendo
forma teado por ellos".26 El Texcoc-o co lo nial no es sólo un peón de un conjunto político nuevo,
la Nuev:.. España, sino t ambién una pieza en el seno d e una domin-a ció n universal, la monarquía
católica, que d esd e 1580 reúne el imperio españo l y el imperio portug ués. la historia que se es-
cribe en el Nuevo Mundo, y no únicamente la de Pomar, no tien e nada de una creación p rovin-
cial d estinada al co nsumo locat Nace d e la in corporación de las Ind ias en el mundo occiden tal.
l o que vale para México-Tenochtitlan t anto com o para Tlaxcala. Ésta es la razón por la q t::e los
pintores de Tla.xcafa, el célebre aliado d e la Conquista, n o desd eñ an represenbr a Pizarro, el
,
XVI. A T RAV ES DE LAS MALLAS DE LA RED

¿GAN Ó en todos los Ítem es fa historia. de los invasor es?


Para Po mar. para la Corona, como también para los españoles - y p ara n osotro s hoy-, 13
ruptura e n:re el tiempo a ntes d e fa Conq uis:3 y el tiem po d espués d e la. Conquista es un aconte•
cimiento indiscutible. Es el inicio de la dominació n colonial y la cris tianización, y por tan:o el
umbral CjLIE separa el antes y el d espués, el mundo a n tiguo J am e rind io / p reh ispánico d el
n1:evo mur.do moderno / colonial. En p rincip io, las socied ades ind(genas hacen s u e ntrada e n la
H is~o ria, es decir, e n nuestra historia, e n alg,{.in punto s ituado e n tre 1517, el p rimer d esemb3rco
esp añol e n las costas de México, y 1524, la llegada del co ntingem e fran cisca.no. A partir de este
mome nto se d a vuelta a la págin a d e s u p-a sado y se abre la de la co lo nización. Es nuestra m a•
nen d e ve r las cosas e n el s iglo XXI, y es 1~ ve rdad que e nseña n to dos lo s lib ro s d e h istoria.
,
Cl-!OLULA O LA FUSI O N Dt. LOS TI EM PO S tejidos e ntre es':.os dos po los: cada b urio de la ciudad ahora cris':ianizado tien e los ojos fijos e n
los ,estos de la p irámide . l a p irám ide, a s u vez, yu-xt ap o ne el r ecu e rdo de un pasad o prestigioso
Es evidente ~ l!.l e los indios percib ieron los cambios radicales q ue los afe--ctaro n de d iversas
y civilizado - los juncos (tolin) del g lifo de To lla.n, la "ciudad" por excele ncia- y la firm a d e su
m a n1:ras. Nin guno de ellos p asó de la noche a la m a ñ a na de un mundo a otro, a unque p ot todas
cristianización: un-a tro mpeh españo la que, en la cim a del cerro, r e m p laza la concha m u ina de
partes, y en to dos los tonos, el cu estionario d e las Rd aciont.s ge.og ráficas reafi rme esta cesu ra.
los a ntig uos. El santl.l'ario fra ncisca.no , e n el centro del m apa, se erige sobre los vestigios de on
Repetid3s 11ec es, fo vimos, muchas cu estio n es co nfro ntan a los in form a ntes locales con esta
te mplo de Q uetzafcóatl.
escisión y los incitan a opo n er fo moderno y lo antig uo en iod os los regis tros d e fa exis tencia;
A dife re ncia del ctiestionario que o po nía los tiempos, las sociedad es y las relig io nes, el m a p a
pero ¿s ig nifica es:a distinción s istem ítica q ue lo m o d e rno s uplantó e n to das: partes a fo a n tigu o
e ntr elaza lo a n tigu o y fo m od erno , altern a ndo las p e rsp ectivas y multiplicando los lazos entre el
com o lo d esea la administración co fo ni-a l~
a ntes y el después, hasta. el pur,to d e que 1iermina n d ando la im p resión d e q ue no es posible
En principio los info tma ntes inteñ o ñzaron esta fractura . Sus respuest as dan por cierto la
d esenredarlos y, a la vez. de que se p ued e n s i:perp o ner inRnitame nte. A fa lta de texto , es d ifíc il
impresió n d e que acep ':an esta escisión, la m a yoría se fe licita por los nuevos tiempos o , m ás
p ro nunciarse sob re la p roeza gráfi ca que cons iste e n hacer q u e fig ure n e n un mis m o plano d os
excepcio na lme nte, d eja n que se adivine s u a ñ o ra nza de lo s tiempos antig uos. Pero ¿es ése el
centralid ade-s . fa del mundo colon ial (el conve nto fra nciscano) y la del mundo p rehispán ico (la
sentim ie nto p rofondo d e las poblaciones indígenas, incluso de lo que su bsiste de las éiites -am e-
pirám ide). Sin embargo, se p uede s upo ne, que las élites ind ias de Cholula se resis te n a la idea
rindi.is?
d e un p aso inelu ctable de un mur.do a o tro y que la discrepan cia h istórica es mt.1ch o m e n os
Recordemos , para e m pezar, q ue los indios p od ía n no resp o nder n ad a a las p reguntas de la
radical e n su m e m oria de lo que a nosotros hoy nos parece e vide nte. la nostalgia d e un mundo
e nc u esta. Un sile n cio d ifícil de interprehr. Co n mt.1ch a frecue ncia las pintu ras acompaña n a las
d esaparecido, com o la resintió un. Po m a r, n o seria sino un-a d e las o p ciones d ejadas a los no
respuestas . Much as s on obra d e t!a cuilos ind ígen as que r~presentan la región o las ciuda d es en
esp añoles. Co m o e n los códices d e Texco co de la d écada d e 1540, en d o nde la Ch o lula to?teca
cu estión.! Así. e r. Cho luta., e n ta. regió n de Pu e bla. un m ap a ind ígen a d e la ciudad iltis tia la reh.-
sería el p relu dio de la Cho lula. cristia n a, el presente podría muy bien recrear el p asado, si se re•
ción red actada por el a /.c~ fde. m ayor Gab riel d e Roj as.! un represen h nte de la Co ro na qt.1e sabe
cu erda que el pro ceso d e civilización n o está n ecesariam e n te ligado a la Conquista., y que se des•
m ostra rse a la vez inteligente, c u rioso y crítico . la ciudad d e Cholula. se re m o ntab a muy lejos e n
p liega periód icam e n te e n m arco s d istintos. Bajo el pincel del tlacuilo de Cholu la., espacio y tie m •
los tiempos p reh ispán ico s - ya. existía e n el m o m e nto d e 13 irru pció n d e los chichim ecas d e Xó-
p o se e nc u e n~ran indisolvble m e nte m ezclados, como e n el Codi'.x Xolo:1 o el Codex Tlohtzin.
lot!- y h ab ía desem peñ ado i:n importante pa p el p olítico y r eligioso e n el altiplano ce-ntral.
Mie ntras q ue e n Te.xco co Pomar desarrolla un tiempo lin eal y orientado, el pintor d e Ch o lula
Ha b ía alb e rgado cantidad d e santuarios y tod a.vía. se veía ah( un a g igantesca p irá m id e que d omi•
y s u círcu lo de ind ígenas sig ue n siendo sens ibles a otras d in ám icas donde los a ntagonis m os
n a ba el hoñ zon te de la ciudad.
son constitutivos d e un m ovimie m o e n co n sfan te p rogresión. Esh inte rp ret ación desb arat.aría la
Este m a p a indio a rticula de unra m a n era comp leja ele m e ntos coloniales y p rehisp ánicos. A
distancia chapada po r la h istoricización e wope-a . Pero ¿procede , ealm e nte Pom ar de una m ::•
prim e ra vista, se opone el cen tro - co lonial, c ristian o, "actu al"...- a la periferia - la p irám ide,
ne:a d iferen te c u a ndo h ace converger hs veleidades m o noteístas de la antigua Texco-c o con el
el p aganis m o y el tie m po ido de las ruin as-. Una mirada m ás ate nta d iscie rne los fue rtes lazos
c,istianis mo co lonial?
l o s cristianos mismos a veces ponen en probfe m~s 31 tiem po lineal. En Tlaxc3fa, dos ge•

nencio nes antes, la Conquist.a d~ Juusolin h3rajaba alegre mente el pasado m edieva l d e la en.:•
zada, la presenci3 del reino d e Carfos V y la d erro ta anunciada d el is?am .,! El art(fice d e la , epre -
sen b ció n teaual h acía pos ible esta com p resión, pero ésta co nserva'b3 los tres ~iempos eu ro -
peo s, m ientras <¡ue el m apa de Cholul~ o el códice de Texco co movilizan dimens iones distintas
d e nuestra idea d el tiem po.
las Rdociones gt.ográfica s qi:e ltegaro n a n osotros casi n o permiten ji:zgar lo s p rog resos efec-
tivo s d e la his toriciZ3ció n en el sen o d e las élites indi3s, por n o h ablar del resto de las pobla-
ciones. Conclusiones válidas pau el v alle d e México, fu ertem ente hispan izado, n o vale n para la
s ie rra mixteca, much o menos acce-s ible. las fiuentes s on ra ras y en cada caso es d ifícil su peru el
enfoque individualiz3do, comp:uando al Po m3r de Texco co con el pintor d el mapa d e Cholula . A
lo m ás, estos ejemplos hace:, pensar <¡ue, sobre suelo m exicano, la batalla de la hi-storicización
está :o d a.vía lejo s de h aber sido gan-: :da en el último cuarto del sig lo XV I .!
A TRAV fS O t. LA S MALLAS Dt. LA Rt.O EU ROPEA 3rmas n i la d el cues!tio na mier.to abierto.! Expresaban 3 s o manera, el rechazo de la h istori-
cización <¡ue acompaña 3 fa dominació n co lo ni:il. Los recuerdos d e los nobles indígenas que
Estas d isonancias se pued en escuchar ~od a.vía mejor er, otras ft.1entes, de o riger, o raf: los Can •
cantan y d a nzan el tiempo de an taño n o se transform an jamás en h istoria o en crónic3 d e una
tares mexicanos y los Romances de lo! señ ores d~ la Nut va España. De acceso h nto más difícil
ed ad ida, aur.qoe a m enudo ya estín "conta minados" po r el cristianismo.
cu anto que nos confrontan con el trabajo de un pens:?miento indígena c¡oe luch3 y d ialoga con
¿Qué form a adopta esta resistencia? tsta moviliza un cietto número de m ecanismos de la
el nvevo med io ambiente colo nial, esfa.s dos precio sas colecciones reúnen una serie d e "can•
memoria, s o stenidos por soportes ind ígenas: el car.to, h. danza, l,3 música, la representación.
tos", escogidos y transcritos en n áhuatf por los religios os y s us colaboradores ind ígenas. Los
Escapand o d e las posibilidades y las cor.striccior.es que ofrece la escritura alfabética, esto s can•
can tares eran recreados ca.da vez qt:e era n interpretados, cantados y danzad os.~ No son poemas
tos poseen on3 form a y un contenido s ing ulares respecto di: las crónicas indias y m estizas de
ni canciones. La música y s us ritmos , 1~ esceno5 r3fía, las relaciones entre la improvisació n y el
las que d isponemos. Como en el m apa d e Ch o lula, la oposición entre el pres.en':e colo nial y el
esquem a, el movimiento d e plumas y co lores, el le nguaje gestual, los gritos, las tensiones y las
tiempo que lo precedió dej-a espacio para el encuent ro y la fusió n d e los pasados {cercano y más
explo s iones d e vio lencia que acompañan a las celebraciones se nos esca.pan por s iempre jam ís.
lejano) y lo s presentes {de 13 composición y de la p.:,formanc.e). Cantid3d d e cantos conjugan
Algo más profundo y más inaccesible se n os esco rre entre lo s dedos : la manera en q ue la
3contecimientos d e antes d e la Conquista, d e la. Conquista. mis ma y d e fos inicios de la. era colo-
memoña d e los indios continúa m 3nteniendo una relació n del indio con el mundo. Cuando Ber•
nia l.
nard ino d e Sa.h a.gún ataca los cantares y de nuncia la m ezcla d e h erejías e idolatrías cuyo crisol
seria n, el franciscano, siempre perspicaz, s ubraya el abis mo que separa 3 estas m anifestac io nes La ejecución operaba como un escenan o , ¡...1se trataba de d eplorar la desintegración d el
inquietantes d e la cristianda d indi3 soñ3d a. por los misioneros. mundo prehis pánico, medir hasta qué punto los s ímbolos cristianos se habían impregnado
Numerosos canfor.:s abo rda n los aconteómientos de fa Conquista y otros ponen en escena en el imaginario indígena e interpretar (en una perspectiva de pit,formonct) los cambios
episod io s d el sig lo XV y del tiempo d espués de la Con q uista. La élite d e los g,uerreros mo er~os y provocados por el encuenfro o el e.hoque entre las dos culturas.!
los nobles m ás ilustres d escienden del ciefo para vo lver a representar el pasado r·e activando
Los canwr.:s d eclinan s in cesar fe s mis mos temas d esde m6ftiples á ng ulos. Nada de progre-
prácticas, creencias y lo <¡ue se nos aparece co mo un universo simbólico salido de fos tiempos
sión lineal y crono lógica en ~eneficio d el pleonasmo )' la repetició n. El procedimier,to recuerd3
prehispínicos. La guerr3 y la ética militar estí n a menudo en el cenfro de estas representacio nes
el conjunto que compo nen a fos ojos de quienes d etentan los tres cód ices d e Texc-oco, todos
que nos confro ntan todavía hoy co n la extra ñeza del otro mundo, el c¡o e exis tÍ3 3ntes de la irrup•
diferent es en s u desarrollo, p-:ro cercanos, si n o es c¡ue idér.t icos, en s u contenido. No tienen on
ción d e los españoles yde la escritura c¡oe sirvió para flj ar estos "cantos".!
autor único , s i bien d ura nte la , go ~iempo se atribuyeron ciert3s composicio nes a p ríncipes ilus-
Q uizá haya que buscar d e nuevo d el lado d e China un3 vía que nos acerc3rÍa a lo s cantaras:
tres, como Netzahualcóyotl, proyectando sobre él la imagen romántica y posromár.tica del cre-~-
" En el ámbito d e fo visible h ay los ritos y la música, en el ámbito de lo invisible el espíritu d1: los
d or atorm entado, confro ntado con los misterios de la vida. De ordir,ario, varios c3ntores se
vivos y d e los muerto s ".! l os caniar~-= r.o se explican a través d e fos acesos y d esvíos de la
3lterna n y d ialogan b3jo fa d irección de uno de ellos .10 La mayoría de las voces qt:e se eleva n
evan gelin ció n. Elfos tambié n m anifiestar, una form 3 d e resistencia <¡ue r.o serÍ3 r.i la d e las
evo lucio na n en el sen.o de un-a geografía sagrad3, evocand o a lo s g uerreros mi:ertos y los anees• mundo real no se d ivid ía entre un aquí abajo humano y vn más s llí divino, entre ur.a esfera te•
tros, o bier. viajes en los espacios d el co s mos indígena q t:e ahora se extie nden 31 Gran Océano rrestre y ur.a esfera metafís ica . Evo lucior,aba entre la p resen cia palpable y la al.l's encia, entre la

o a la Rom3 d e los papas.~ Salvo en lo s c antos más cristian izados, estas voces resisten el in• m ateria o mnipresente y el vacío 3bsoluto. Como s i una realidad inmanente circulara en las pala-
divid ualismo d el pecador atra pado en las red es de la histoáo saÍC1tit y mantienen el co ntacto co n b, as, las imágenes, lo s colores, lo s cantos, los sonidos, los brebajes alcoh o lizados, el consumo
el viejo An3huac y todas las fu erzas que irrad ia n de él. d e alucinógenos ... Lo s "intérp retes" d e fos cant.ore.s mismos no ha cían d istinción entre texto,
La h istoricizació n pasa po r la escrihua alfabética. En el siglo XVI , élites ir.d ígenas preservan mús ica, canto y poesía, rep resen tación y representado.U
tod3vÍa un3 o ra lidad que dihere profur.dam ente de nuestras trad iciones. En el o rigen, esta o ra• Con fa affa beiizació n se disuelven estas relaciones, "los fazos del náhuatl co n toda u na apto•
lid ad se d espliega en un ho rizonte en el que la escritura 3líabética r.o exis tí3, y e ra in concebible ximación a la realidad se deshacía n s t:tilm ente".14 La su premacía de lo escrito y d el texto euro•
pua los indios.11 Esfamos 3quí en las 3otípo das del mundo o ccidental, habit,uado d esde hace peos trastorna n radicalmente el imagina rio hasta entonces p tedominante, impon iendo la hege•
sig los a r,ave;ar entre fe o ral y lo escrito. Esta oralidad ind ígena po see una existencia a utó noma monía de la representación a fa euro p n , introduciendo la d is tir.ció n entre Rg urado y literal, y
como la d e las pintur3s que h emos explorado er. Texcoco. No tiene que re ndir cue m3s a una por tanto h istoá zando lo real. Un cie rto núme ro de cantare:. parece s us traerse tod avía a esta co •
escritura d e tipo alfabético con facultad de dominarla y po nerla en p31abras, s ino que coexjs:e Io nización del imaginario. l ogran inclus o contaminar el tiem po colo n ial y cñs tiano c¡ue se les
con s opo rtes pin tado s que se s t.:po ne que no tra nscriben el registro de la voz. Los g lifos servían impo ne pro moviendo la idea d e un flujo único, lineal y orier.tado. Lo d esestabilizan por la exal-
para otra cosa, no para registrar la palabra, y, cuando lo hacían, est3 fun ció n perm3necÍ3 3cce• tación de lo efím ero , ma!erializ3do en fa fragilidad de los ad ornos rutila n!e-s )' el regreso de los
so ria . Oralidad antigua y pintura explotan ámbitos paralelos s in recurrir a un sis tema d e sig nos muertos; coned an de nuevo y fusio nan las épocas. H acen fracasar ef nvevo ord en d e los mun•
c¡ue se acopfe a la len gua hablada. dos trans fo rmando :. la Rom:. d e los papas y el océano A:lántico en espacios tan reafes y ta n
Con fa intrus ión de los eu ropeos se imponen nuevas configuracio n es, puesto que la escri• míticos como fa. Tenoch titl:.r. orig inal o 13 esfera celeste de los go erreros m ariposa.
tura solidiRc3 el letig'!.laje, transforma la palabra crishlizándofa en la forma d e libro o manus- Una de las razo nes d el hermetis mo de los cantares se debe ind udablemer.te menos al len•
crito. La transcripció n alfabética insbura una estrech a relación entre oral y escri':o. De un lado guaje cifr3d o o secreto que al ejercicio de otra semiótica, d e o tra relación con aquello que noso•
l3s cosas; d el o tro, las palabras y la escritura, con s u eshtvs privile-giado q ue la aso ci3 al poder tros llam amos la realidad. ¿Pero cómo preserva, esta o ntología en un contexto colonial d omi•
d e los "letrados". Es uno de lo s pila res d e la occidentafización y d e la revo lució n de lo s signos n-3d o po r una. h ispaniz3ción creciente e irreversible? ¿Cómo n3vegar entre dos universos d e sen-
que trastorna radicalme m:e a las Ind ias del Nuevo Mundo. tido co mo to hacen las élites indígenas d el s igfo XVI ~ Las pt.tformanccs públic3s y cristia nizadas,
La resiliencia de la viej a oralidad ind ígena n o es s ólo ur.a cues::ión de :écnica y soporte. y por tanto parcialm ente negociadas con las autoridades españolas, podían a poyarse en p rÍC•
An!es d e m aterializarse en la tunscripción alfabitica, la palabra ind ígen a mantenía una relación ticas más d iscretas y mucho menos coniro l::das. co n ocasión d e he-s tas y banquetes p riva dos
dired:a co n to do lo que la rod eaba. Car.tada o h ablada, se vivía en continuidad y simbio sis co n q._,¡e celeb raban los m er-caderes poch Y...ca al abrigo d e las pared es de s us morad as.!! Pero la d an•
el mundo ma:erial. Palabras, pinturas, seres y cosas coexis:ían en 3bsoluil:a contigüidad. El d estinida.d no tien e m ás qtie un tie mpo, y la oralidad d epende d em asiado d e los cuerpos q ue la
portan para resistir la us ura de la.s me morias y las transform aciones de todo o rden por las que
atraviesan las élites indígenas. El paso de las generaciones diezmadas po r las enfermedades, el
arraigamiento de un cristianis mo indianizado. fa contaminación de lo innom inado, esta "cosa s in
nombre" que era la realidad colo ni31, p:ecipitan la invasión de un imagina rio ctistiano y de o tra
o mología que no compensa 1-a indianización de las nuevas creencias.
Reducidos a s t.t transcripción, los cantans se vuelven fi.:entes pasibles de interpret acio nes,
de elaboración de documentos "hisió ricos" aducidos para apoyar un razona.miento. Ju-a n Bau-
tista de Pomar proporcio na fa prueba . Se funda en lo que él com prende de fos Romanus para
edi6 ca: la parte m ás audaz de s u relación. Pero toma el partido, sin du-da como otro s indígen3S-
en to rno suyo. de cris tianizar s istem áticamente la lectura . Su decisión ma rca el inicio de una
larga tradición, todavía muy viva el día de hoy, que his to riza el contenido de ciertas piezas y les
quita la fu erza s ubversiva que infundía la irrupció n de otea realidad . l a histo ricización pasa aquí
por la atribució n de m ensajes paracristiaoos y de estados de alma euro pe os a figuras histó ricas
(Netzahu-ak ó)'otl), -a l mismo tiempo q ue fij a er, la trar.scripción y la interpretación escrita una de
las fo rmas privilegiadas de la m emo:i-a indígena . l a m om ificación alfab ética salvó estas piezas
del olvido, como también alteró deh"nit ivamente s u alcance y s u singularidad expresiva.,!!
, ,
XVI I. C UANDO LA M ONARQU I A CATOLICA ESCRIBE LA H I STORIA DEL

M U N DO

O H RÁS de las grandes investigaciones lan zadas por la Corona esp año la a escala im perial se
d elin ea una de las d inámicas d e la occid enh lizació n del m undo: la. im posició n en ~odos los
p1.mt-os d el glo bo de ':.lna colonizació n de las memorias y de modelos co ncebidos en Euro pa
para construir el p asado.! La conq uista del mu-ndo por obra de la historia evrope~ es el comple-
mento de la conqu ista del mundo p or "la imagen conceb id a", c~yo carácter decisivo p ara la
eclosión de nuestra modernidad hab Í3 presentido M u tin Heid egger. P•.ies!a eo marcha p or los
p ortugueses y esp añoles, la op eración será retomada por las -otras po tencias et.:ropeas en cu an •
to a s u vez se lancen a la conquista d el glo bo. En el sig lo XX, n u estro p la ne:b termir,ará q ve-
d ando integralmen te- at rap ado en las redes tejidas, y sin cesar p uestas al dfa, por los h isto -
riadotes d el Viejo Mur.do.
LAS AM BICION ES D t i:n1 PE lt se salda descarta ndo lo s m anuscritos conhs cado s. Se moviliza a las adminis tncio nes colo -
n i-a les. Desde 1572 el virrey de México Ma rtín Enríquez recibe la o rden d e e nviar :il Co nsejo d e
En el ú ltimo co arto del siglo XVI, esh empresa de d omin ación to d3vÍa está relacion3d a esen cial-
Ind ias tod o lo q ue le caiga en la .-ru no , "cualq uier his toria, co mentario s o relaciones de ciertos
mente con la política d e Felipe 11, c~yas a mbiciones imperiales ins pit3n u n-a serie d e p royect os
d escu brimie ntos, conquistas, entt adas, guerras (...] q ue hubiera n pod ido s ob reven ir en esta p ro-
d esmesu rados y em pesas g randiosas. En Amberes, la. pu blicación de la Biblia po líg lo ta pretend e
vincia o en u na d e s us partes".~
po ner fin a las reivind icacio nes d e los herejes y al cis m3 pro teshnte impo niendo una vers ión
En 1577 el franciscan o Berna rdino de Sahagú n paga los platos rofos de esta po lítica, -alg ún
ú nica y d efinitiva d e- las Santas Escritoras. Siem p re en Amberes, e n el sen o d e los Países Bajos
tiempo después d e la co nl1scació n de la segunda parte de la. Hist.orio de Cien d e l e-ó n (1573) y
españoles, el a tlas de O rtelius, Th.:.~t.rum Orbis tu rorum {1570), educa y fo rma.tu el mod o en q ue
d e la opin ión desfavo rable <¡ue da el Consejo de Ind ias sobre la suma d e Jeró nimo Ro mán,
los eu ro peos miran el glo bo.! Este atlas ofrece a lo s militares, polftico s y co m ercian tes u n útil
Re.públicos del m undo (1575). l a ,'-íistoria universal d e Sahagú n, inobjetablemen te la in.ves'.:igació n
cómodo y tt ansportable q ue permite a preh end er los pro greso s planetarios lleva.dos a cabo po r
más a':revida j amás llevada a cabo a cerca de L;is socied ades ind ígenas d e la Nueva España, es
las flotas d el Viejo Mund o. l as reliquias aco mt.ilad-as en El Esco ri3I trans form an el palacio en u n
retirad a d e la circul-ació n cuando h3bía sido impulsada y fina nciada por la o rden d e San Fran•
verdad ero museo d e 13 his toria. d e la Ig lesia romar,a y en en cicloped ia. de la santid ad española.,!
cisco. Enviada a España. se ::iene sobre el!:. un velo y termina e n un luga1 d e retiro d orado: la Bi-
l a biblio teca y las co lecciones reales te'!.lnid a.s en la s ierra d e Guadatra ma h acen el inventario de
blio teca Lau renciana en Florencia. Se p roh íb e q ue cualquiera e-scriba so b re las "s upersticio nes"
lo s s aberes acerca d el m i.:ndo. Finalment e, sabe el rey q ue para ser un soberar,o " prudent e" ha
d e los ind ios (para evitar el co ntagio) y, más asomb ro so aú n, sobre todo lo q ue co n cierna 3 lo s
d e ser un "gran his to ñ ador ¡... f que haya v isto y leído co r, muy g r3nÓe 3tenció n y exam inado
antig uo s mo do s d e vid a, "la m ar.era de vivir q ue e ra la de lo s ind ios".
st.i!ilme nte las }listo rias 3r,tig uas y m odernas".!
De repente, la s im ple d escripción d el pasad o indígena se vvefve intole rable. Eso q ue es fac-
la centralización de los d atos a merican o s en el sen o del Co nsejo de lr.d ias participa d el
tible, e incluso se o rd ena en el m uco d e las Rd aciont.s g,;ográficas, p uede ser sancio nado co n la.
mis mo o bjetivo q ue el atlas de Ortelius . Co n la idea, en fi ligran a, d e q i.:e la his to ria debe poder
conhs cación s i la investigación se d es3tro lla fuera d e la s u pe,visión y demanda. explícita del
abarcar tod o: las tierras, los m ares, las cosas d e ta n aturaleza y d e fa huma n!dad, los tiempos
Consejo d e Ind ias. El teX'!o d e Po mar m ism o s igue siendo tributario del caráder estricto d el
mod em o s y la Antigüed ad: t an to el Viejo Mundo como el Nuevo.~ Para realizar este p ro g ra ma
m arco impuesto: fu era de las Rdacioncs ge.ogróficos, no existiría ; una v ~z red actado n o tiene, en
er.cidop-éd ico pa.re.ce necesario c3mbiar de rumbo. La cró n ica d e Fernández de Oviedo no d io
p rin cipio , o tr3 vocació n q ue la d e info rma r a los miem bro s d el Consejo de Ind ias.! Al mis mo
entera satisfacción; la de lópez d e Gó ma ra fue p ublicada de un-a m anera ino po rtuna; la deto-
tiempo, el Conseio de Indias es el q i.:e o rd ena a Jvan Go nzález de Men d o:?3 una h istoria de
nante Br-tvúima relación de. la d cstrwccié n de. le s Indias d e l as Casas se las arregló s in la auto ri-
Ch ina, q ue este agus tino p repua. en México por no haber podido emba rcarse hacia el lmp-:rio
zació n del p ríncipe. To do esto in d ispo ne a las a u~o rid-a des. En l SS3 la Historia d e lópez d e Gó -
d el Cielo._! Mien tras obliga a la Nueva Es paña 3 hurgar en la m emo ria de s us sociedad es indí-
ma ra q ued a p ro hibida.. En 1556 y 1560 se d ecide q ue en ad elante nada q ue toque a América será
genas, 1-3 mism a aclmin ist, ación cuenta co n el po rven ir y sus cita una publicació n, q i.::e gozará d e
p ublicad o s in el visto bueno del Co nseío d e Ind ias. Gran cro nis ta y gran cosm óg rafo del rey,
d ecenas de reed iciones; traducida muy pronto a las g ra.nde:s lengt.ias e1.:ro peas, inspirad d u r-a nte
Jt:an l ópez de Velasco recibe el encargo d e reco pilar todos los escritos sobre las In dias, lo ~o e
largo tiempo nuestra imagen d e Chir.a.
la vigila ncia d el Consejo d e Indias es t.il que no escatima s iquiera los textos que p roducen
los órganos de la m o narquía. Los esc6 tos d el cronis':a o ficial Gin és de Sepúlveda, especial-
mente su h istoria á e las Ind ias, o., nbus Hispanorum g.c-stis od ncvum iurarum orb-,m, confis-
cados y enviados a Madrid en 1573, perm an ecen inéditos. la Histeria d-, los incas de-Satmiento
d e Gamboa, redactada no obstante a dem:anda expresa de Toledo, virrey del Perú, tien e l:a misma
stierte.!
Así, pues, si se qi.:ie te comprender el :alcance de la relació n d e Texcoco y de las histo rias de
Las Casas har que tener en cuenta Ías dimensiones polfi:icas y m etropofitan:as d el p to c.eso d e
historización: la afirmación d e un mono polio d e- la inform~ción respecto d e- los asuntos d e las
(nd ias. Este control no d uplica l:a vieja censura d e la Inquisición que se aplica a cuestiones d e
c, eencia )' fe. Es d e o tden ideológico y d epende de consideraciones de oportunid:ad po lítica: la
Historia de lópez de Gómara es prohibida po r razones que tienen que ve r con las guerras civiles
d e Perú; la Brevísimo ,-,/ación de Las Casas lo es para sa!vagua rdar la imagen d e la cor.quista
española frente a lo s en emigos d e España; la Rcp~blicas dd mundo de Román, porque ensuciaría
la im agen d e los conq,J is tadores;.!2_ los escritos de Sahag!Jn, co n el F.n d e evitar un retorno de la
llama d el pasado idolátrico en México, men os por motivo s propia mente religiosos que por
motivos d e orden púbfico. No levantar olas, tanto como su posibfe.
H G RAN MAHTRO D EL PASA DO política d el imperio. No só lo España e-scribe la h istoria d e una parte del mondo y cue11b con
imponerla. en so s domin ios, sin o también Herrera q uisiera q ue en el seno de la mo narquía él
l a Corona es también intervencio nisil:a. En el momento er. q ue las primeras h istoñ as d e las In•
mismo fu era el cu rador q ue autorizara toda histo,ia. Pro g resiva mente se vira a una historia o fi -
dias son objeto de p rohibiciones, margin3Cfones o publicacio nes p3rciales, M 3drid pretende
cial conforme a las intencio nes de la Coro n-a y movid a por la ambición d e "promover el bien pÚ·
difundir su versión o Rci31. logtará s u objetivo bastante tarde po r medio d e las Dicadas de Anto•
blico [yde] ptiblicar las ob ras d el p ríncipe y de sus vasallos ".!:!
nio d e Hetre ra y TordesiUas (1549-16 26). To davía h ay que reubicar en un contexto más vasto
Herrera alcan za. en parte s'l.ls fines . La difusión d e stl Descripción de los Indias cccidental~s es
esta Histeria gcn.-:rc l d e Jos h.:cho! dt los Camllanos en les islas y tforra firm., dd mar ociano.11 Esta
internacional: publicad-3 en 1601, circula en alemán, latín, francés e inglés. Fr:focfort, leyden y
hisfori3 no es más q i;e la vertiente "am erican:;1" d e una empresa po livalente que visita nume-
Parí-s la. fradvcirán y editarán. Una versión latina se pi.:blica en Ámstetdam en 1622, en el tiempo
rosos pafses del mundo: Escoci3, lng l3tetra, Portugal, Francia., lt31ia, Turc¡uía, Is las C3na rias.
en q ue se rearw daron las h ostilid ades con España . Sus Dicodas son impresas en esbs mismas
c ~ando Hetrera no compila, traduce, sea la historia d e la go erra entre t urcos y persas (del i~a-
leng uas y tambi, n en ho land és, la lengua de los rebeldes que habían reclam3do s u pacte d el
liano Tomaso Minadoi da Rovigo) o los Avcrtisstm.,nts qu"odu:sscni l.:s cciholíqucs d 'Angl.,terre O
pastel co lo nial mundial. Ottas h nfas iniciativas que co ntnsbn co n el cliché d e una España en
c.eux d., France lors du siC-gc de Poris (1592). Del itali3no o el fra ncés 31 castellan o, fas lengtlas
d ecad encia, replegada en s í mism a.
euro peas jam ás s on una barre ra p3ra Hetrera. (Y por qué no se lannría a escribir una h istoria
Hertera no renueva el género his tórico, pero entre 1582 y 1624, dura nte más de 40 años,
d el mundo e n varios vo lúmenes? Esto será la La historio gen ero ! ¿.,¡ mundo cm tfompos dd rey f.,.
inaug vra la hegemonÍ3 eu ropea. en materia d e construcció n del pasa.do y d escñ pción d el pre-
(jpe fl dt 1559 harta su mue~ (Madrid , 1601 -1612, en 3 vo lúmenes), que, al capricho d e los 3COn•
sente. A través d e él, España, a r.tes que l3s ottas potencias europeas, se atrog:. el privilegio d e
tecimientos. a u as':ra aí fector de la Peníns':.lla h3cia Europa d el Norte, África, Asi3, el Pacífico y
escribir y difundir la hisforia d el mundo. las reed iciones de lss Oleadas se s uced en una tus o~ra
las Indias occid enta les. Cronista m ayor de Ind ias {1596) y cronista de Castilla. (1598). traductor
en el s iglo xvm: la p rosa de Herrera no r·e cibe el golpe de la pro hibición, como fa de lópez de
d e Giov3nni Botero (Lb Raison d'État), Herrera. se interesa tanto e n la h istoria de Argelia., a través
Gómara, n i es d ejada de lado como la. d e Gir.és de S'epúlved a, menos tod avía co nfi na da bajo
d e Diego d e Haedo (16o8). como en las mis io nes jesuitas en Ch ina y Japón t elatadas por l uís
form:. ma.nuscrih como los escritos de Moto linía, Sahagún o l as C3sas. l a su p rema.cía d el
d e Guzmán (1601).12
Viejo Mundo debía durar nume rosos sig los.
Herrera es, pues, el prim e r historiador europeo - y, con él, la mona,quÍ3 católica el p rimer
imperio- que pretende cubtir todas l3s regiones del mundo cono cido por medio d e la esctit ura
efe la h istoria y ya no bajo h forma cartográlica del atlas d e Ortelius.13 Su obra sirve a los inte-
reses d e la mo narquía cató lica, cuya imager, más h alagüeñ a no d eja de compo ner y difond ir
frente a los a.taques de que es o bjeto en toda Euro pa. Herrera razona como h istoriador de lo
con temporá neo y como histori3dor comprometido que p ñvilegia. las fu entes oÍlciales (a. las q oe
S'!J S Ít.lnciones le d an un acceso ilimihdo) y preten de d esempeña, él mismo un papel en 1-a
LA OTRA O RI LLA O H M U N DO p recioso s relevos ame ricanos y asiático s. Es así como México, ese balcón q ue d a 31 Pací6co y a
Asi3, p ublica los Suc~sos d e las Islas Filipinas de Ar.to nio d e Mo rga (160 6) y, ese mismo añ o, un
l a "his toriza.ción del mundo" n o se limita al h emisferio españo l. Pom ar , edada s u relación al
compendio de h istoria del mL1ndo <¡ue se inserta en el R.:ptrlcrio d~ los iii:mpo! de Hen rico Mar•
d fa. sig uie nte d e la invasión de Portugaf por Felipe 11. A partir de 1s&o, la unión d e las coronas d e
tínez. También es en México donde el agl.l'stino Jv a.n G-onzález de Mend-oza p reparó s u libro
Castilla y Po rtugal en el sen o d e fa mo na rquía católica coloca fa escñ tura de las cosas d e Asia
sobre Ch ina ; luego el francisc;ano Jua n de Torquem ada redacta s u Mon arquía in diana, que cubre
direc':3mente bajo el con t,ol d e tvhdrid. En 1595, u n portvg ués instalado en la India po rtuguesa,
13 historia d e tod as las Ind ias de Castilla, d el o céan o Padtlc-o )' d e las Filipinas.l!
Oiogo do Couto (1542-1616), recibe de Felipe II el cargo de co nser,ad or (guarda-mor) de los
En el o céano Índico , asimis mo , Goa h a.ce de bastión avan n do de la hisfori zación del
arch ivos d e Goa, y es a título d e cronista que ¡;;sume la s ucesión d e Jo aío de Barros (desa.pa•
mundo. El trabajo h istó rico -recopilación, crítica de las fu entes, redacción- se e fectúa. en el
recido en 1570) para contim:ar fa publicación de las o ;cadas da Asia.,!! las o ;cadas de Antonio
lu.; ar, como se p udo -observar en el México d e Moto linÍ3 y de Torquemada, como se p ued e
d e Herrera son en pan e la respuesta esp ar',o la (y tardía.) a estas prestigiosas Dicadas da Asia
const atar en Pení con Beta.nzos -o Cieza d e l eón. Couto no se co n tenta con reunir fu entes asiá-
cuya in iciativa tomó la Corona portu g-..iesa. ~ajo Jvan IU (150 2-1557).
ticas. Sin salir d e la India portvg uesa., d esd e el p uerto ó e Go-3, retom a tod a s uerte de textos
En Goa, Diogo do Couto es mocho más que on cronis t a concie nzudo. Bajo el rein ado de Fe•
pi:blicados en Europa, a les que pertenece la edición de 1~ Vida dd Gra n Tamulont., un vi3je
lipe 11 1. en to dos los primeros añ os del sig lo XVI 1, revela que también es un in fo rma nte d e p rimer
re,d actado al inicio d el sig lo XV pero p ublicado en Se,•illa en 1582; lee a Ait-on el Armen io {Hé-
o rden par-a la Coron a española, s in ak anzar jam ás la influer.cia política d e- un Anto nio de
thoum de Koryicos), cro nista medieval del Imperio mongol, que Gian Battista Ramusio había
H errenL!! ALl'nq ue Couto vive en Go a y exist an im prenbs en el 11.l'g-ar, la Cuarta dé.cada, como las
ed itado en Venecia en el seg1.mdo vo lumen d e sus Navigationi ~t Vio&g)·, cons ulta. los trabajos de
p reced entes, se edib en Po rtugal. Sale e n l isboa en 1602, un año después de la p rimera ent rega
humanistas c.om o Fl3vio Biondo (1392-1463), Paul Jove (1483-1552), Aenea.s Silvius Piccolo min i
d e Anto nio de Herrera, por razones evidentemente proto co larias. El impresor Pedro Crasbeeck
o And reas Cambñ m;s , que h a.bfa escrito sob re los bureos, sin o lvidu a l ineludi~le )' g racioso
es el m aestro d e o bras. la oficina d e este lovainés que vin o a ins ta larse en Lisboa en 1597 p u ti-
Annio d e Viterbo, co n quien )'ª nos cruz,3 mos al hablar de l as Casas.lS' l a am algama e ntre las
cipa activ3me nte en esh cobertura del mundo. Crasbeeck lan zará numero s os gra ndes textos
inform aciones <¡ue vienen directamente de India, Persia y el Extremo Oriente y la p roducció n
consag:-3dos a las Ind ias de Castilla: La Argentina y ccnqcústa de! Río d e la Plata, de Martín d el
europea, princip almente la tradició n ibérica e italiana, medieval y humanista. se opera en el sen o
Barco Centenera (1602), y fa Florida d el Inca (1605), del Inca Garcilaso. Más tarde es él <¡uie n
d e la m o narqt1ía cató lica y po r la intervenció n de Sl.l'S po rtavoces oRciales, pero es':3 vez 3 m illa.
ta mbién poblicará los Comentarios re.alcs d ef lr.C3 (1 60 9), fa relació n de Anto11io de Go uvea
re-s d e kiló metros d e Madrid y lisboa. Po co impo rta que, qL1eriend-o uniform ar SLIS m ateriales,
sobre Persia (1611) o tambié n la Pu~&dna90o de Femao Mendes Pinto (161 4) . uno de los textos
Cou to se haya q uedado a':rapad o en las t, adiciones y las o bsesiones med ievales co mo el apos•
más im p resionantes )' d ivertidos inspirado s po r el Imperio d el Medio.E De Argentin a a China,
t-ofado d e s3nto To más, la leyenda del Preste Juan o las monomanías apocalípticas. lo que cuen-
l is bo3, co mo ta mbién Madrid, ocupa un lugar esencial en el d ispos itivo ibérico y en la his tori-
ta es la confianza. con la qoe varios eu ropeo s se arrogan la escritura de l.a historia d e otras partes
zación d el mundo.
d el mundo y la vinculan con el patrimo nio a ntiguo y medieval de 1~ cris~iandad.
l o s g ra ndes cent ros de elabo ración y d ifusió r, s on, pues, pen ins ulares, pero se apoyan en
la escritura de la h isto ria d el mundo se aproved , ó, p ues, abundantemer,te d e h s adquisi•
ciones y la experiencia de los po rtu gueses. comenzando po r las primeras 5 r3r,des cró n icas eu-ro -
peas d e Áfric a. De los histo ria dores po ctug,ueses h ered-a u na a mplitud de m iras y u nas a mbi-
cio nes de las que los d efens o res de la h istoria g lobal no renegari'an hoy: cv ando António Galv3o
o cganiza s u Tratodc dos dcsccbrim enfos, alterna descubrimiento s españo les y d escubrimientos
portu gue-ses, como si quisie ra rendir cuentas, capítulo por capítulo, de fo atenazado q ue estaba
el g lobo po r los avan ces convergentes de los navíos ibérico s. la divisió n en décadas de la o b ra
d e Sacros pcobablem ente inspiró también la Histeria d~ fas Indias d e l as Casas, d ividid a en tta •
mos de 10 años, }' la o bra gigantesca d e Antonio de Hen e ra .
i N TR6: MI STORIA Y " FÁ i UlA" d eja d e reelaborar estos materi~les y d e pasados po t la criba d e las cat ego rías europeas, co me n•
n ndo por la líne.i divis o ña que separa lo h istó rico d e lo fabulos o - lo c¡ue existió y lo que no
En estas empresas con vocación contin ental y h-.is!3 mundial, Améric,a ocupa, s in embargo, tin
existe--, d e la que trata el dominico García, s in ver a m enudo en las o pinio nes indígenas o tra
lugar Óe excepció n. Es el p rimer contin ente sobre el q ue se solicihn informacio n es, observa 4

co sa c¡ue la expresión de un s ueño d esvelado.


cio nes y en cuestas s istemáticas. El m ila né-s Pedro Má rtir d e Angfería., los españo les F'emá ndez
d e Oviedo, l ópez de Gó mara, Barto lomé de las Casas, se enfren tuon a. esta ta rea. Pero h ay que
esperar hasta el fin al del s iglo XVI para c¡ue el jesuita José de Acosta co ns iga elabora r la visió n de
conjunto más acabad a y gozar de una. vis ibilid3d intemacional con s u Hiswria natural y moral de
los Indio: (1590), traducida 3 much as otras len guas. De igual extens ió n, esta vez de p rocedencia
francisc ana, la Monarquía indiana de Juar, de Torquemada (Sevill3, 1615) es otro gran hito d e
esfa historinció n d e las AmériC3s.
Un3 o b ra comemporínea d e la p reced ente d3 testimo nio a s v vez de los ho rizontes y ambi-
ciones de la e mp resa ibérica. H isto rizar los mundos ind ígenas, introd ucirlos po r tanto en la. his•
toña a la euro pea, invariable mente es d ribuirles un origen, una geneafo gfa. l a cuestió n no dejó
d e pfanteatse d urante todo el s iglo XVI. Está en el corazón de la o bra del dominico Gregorio Gar•
cía., que en 1607 p ublica en Valencia s u Orig~n d~ lo! Indio s dd Nut vo Mundo. Para inserta r los
pasados indígenas en el seno d e la tu ma o ccidental el autor p.isa revist a a lo s l~zo s que h abrían
podido atar al Nuevo Mundo co n e,Viejo. lncansab!emer.te, la m áquina del tiempo reco rre las
fu entes b1'blicas, clásicas, m edievales, busc ar.do lo s indicios más probatorio s, la vers ió n más
convincente. El dom inico, s in embargo , no d escarta las trad iciones ind ígenas; muy a l contrario ,
l3s to ma s ist em áticamente en cuenta, s obre todo porqi.:e residió en Perú y en M, xico.
Una vez m ás, los h isto riadores d el imperio de Felipe II no buscan p-asar por :alto 13: fu entes
autó ctonas. Así, pues, l:a h istoricización ibérica no rechaza las voce-s indígenas ni las arroja a las
tiniebl3s d e la ign orancia y el s insentido. l es d estina i.:n espacio a 1-as m emorias s in escriwra
que no tienen su base en la tra ns mis ión de textos, sean auténticas o fa lsifi cadas {Annio d e Vt.
terbo) . l a co lo nizació n de las memorias no se eie rce en form:a d e d esconocimiento, indiferencia
o alergia a lo que su pi:estamen:te se cap ta de las tra diciones ind ígenas. A cambio d e ello, n o se
i N EUROPA Y EN EL MUN DO Es en este espíritu que a parecen d esd e la segunda mit ad del siglo XVII obras que hacen ma-
labaris mos con lo sensacior;aJ y lo extraño para presentar las religio nes, las magias, la.s curio-
Hacia 1600 los españ oles ya r.o son los únicos qi.:e exportar. so máquina del tiem po. O tros paí-
sidades y las costumbres d el g lobo.21 El exotis mo moderno n o n a.ció en esta época. Pero s on las
ses eu ropeos, como Holanda, lr.glaterra, Fra ncia, se preparan a entrar en la caa era, aunq ue
ciudad es holandesas las que dispo ne n de medios para lan zar esta p rotoindustñ a cult ural y mo n-
est án lejos de ten er fa pretens ión d e riva lizar con las empresas h is pán ins y los s ubcontratis,as
tar redes de d ifu sión que se pondrá n a p rod ucir " ~ética" a escala europea. Es precisam ente en
ihlianos: todavía les h acen fafta las im plan tacio n es d u rad eras fue ra de Europa, las red es de
el momento en que la energía. expans ionista de Holanda se debilita que s us mercaderes se reci-
informa ntes, pilotos y cartógrafos )', sob re todo, las escuadras d e info rmantes y espías reclu-
clan e n la fab ricación y venta d e la im agen d el mundo, seleccio nando y puliendo los motivos
tados en los rango s d e lo s mis io neros destacado s en los cuatro punto s d el globo.
exótico s juzgados apropia dos al cons umo europeo. Eu rocenttismo y exotismo comienzan a
la escritura d e la h istoria del resto d el mundo exige cor,stantes intercambios co n las tierras
p rospecar d e l ondtes a Pa rís. pasando por Berlín, de las universid ades a los puestos de los
lejanas. Con el tiempo y por o las s ucesiv as, las potencias y los historiadores d el Viejo Mundo se
mercad eres y a las adminis':raciones coloniales.
d arán los medios y se turnado para colonizar las memorias en todos lo s lugares a los que arri-
¿Por q ui los mundos del isla m, que se extie nden d el Magreb a Ch ina, y la China mis m a n o
ban sus navíos . A lo largo de to do el siglo XVI 1, el d eclinar d e la hegemo n ía ibérica n o h ará más
entra ron en compe:encia di reda con lo s eu,opeo s? ¿Po rqué no se p us ieron a escribir la histo ria
que amplific ar el proceso de h istorizació n al pasar la antorch:. a Holanda, Inglaterra y Fran cia;.
de los otros mundo s ? l a ci.:estión rebasa el ma teo d e esta ob ra y equivale a interrogarse sob re la
Cada vez, la expo rtación d e la h istoria a la eu ropea o bed ece a intereses coloniales, a objetivos
fu ern y la sin gularich d d e la o ccidentalización. l 3 fulgurante expansió n del isla m a lo largo de
imperialistas o bien a exigencias espirih:-ales que varía n de país a país pero q ue, -a pesar de las ri-
toda la Edad Med ia. también estuvo acompañada d e una historiza.ció n d e b uena parte d el globo.
validad es religios:.s y n acionales, co n curre n para construir el g ra n relato d e la historia d el
En el sig lo XVI el Imperio o to man o preserva este dina mismo conquisbdor qi.:e lo co nd ucirá en
mundo.
d os ocasiones 3 las p uerlas d e Vien a.. Y la contribución m ayor d e histo ria dores como Seyñ
En la segunda mifad d el siglo XVII, las imágenes e info rmaciones q ue Europa recibe d e tie-
i;elebi o Ka tib <;etebi atestigua que el islam también co mp3rte co n el cris:ianis mo la. voluntad de
rras lejanas van a ser objeto de m anipulacio nes q ue bo rran las p:;rticularid ades y multiplican las
escribir la historia del mundo.
amalgamas. El mercado d el libro. d e lo s objetos de arte y d e las artes decorativas, susceptibles
los his toria.dore5 port1.1gueses no ignora n, s in embargo, la importan ci3 de estas trad icio nes
ante to do d e ser placenteros, está en':or.ces a. punto d e conquist ar al público e-uropeo. Nuevas
his:oriográ'1cas q t.:e no se limitan al Imperio otomano. Ct:a.ndo redacta s us Oleada s, Oiogo do
form as de cons umo trad1.1cen un nt.:evo estado de á nimo. La distancia entre Etirop-3 occidental y
Couto p retende, co n o 5in razón, inspirarse en crónica.5 petsa.s: al menos tiene conciencia, y n o
las sociedad es extraet.irop<:as se abis ma h3sta el punto de que estas últimas pro nto ya r.o ten-
lo oculta, de h: exis tencia d e u r,a prod1.1cción histórica q ue le es indisper,sable.21 Aquí estamos
d rán o tros pasados m ás que lo s que se co nstn.:yan desde Londres, París o Ámsterda m. los
lejos d e la inco nmens u rabilidad q ue separa los códices meso am ericanos de las crónicas cas:e.
venenos del exotismo y del euro centris mo va n a enturbiar la, go tiempo la relación d e Europa
llanas: las h istorias del mundo mus ulmán, y e5pe-cialmente las o bras persas, remiten al mis mo
con el testo del mundo.20 Ef otro mundo se p resenta entone.es bajo una form a ca.da vez más y
sus k :.to c¡ue l3s historias cristi3r.as: en Abul al-Fazl ib n Mubarak los mongo les p asan por ser
más estandarizada, atractiva y jam ás perturbadora .
d escendientes d e Hazrat Nuh, es decir, de Noé, el Noé que h3bía ir.spirado tanfo a Annio d e Vi-

terbo y q ue a'!raviesa la Apologitica hisioria sumaria d e Las Casas.


Sigue en pie que una pieza mayor esc3pa a los mundos d el islam: el Nuevo Mundo. l a S v-
b!ime Puerta no puede más q i.:e asistir pasiva.me nte a la colonización y cristianización d e Amé-
rica. Igual que la. preoci.:pa.ción po r escribir la histori3 d e esb cuarta par,:e d el mundo, el cronista
anónimo d e Torih-i Hind-i Gorbi (1580) expresa la frustración de no ..h acer" la hisforia. d e es'!ar
ausente y hasta radicafm ente excluido d.e ella. Se limita a animar al sultí n a. lan zar una gven a
santa qt:e entrega.ria. a los otom anos las riquezas y almas de los ind io s d el Nuevo Mundo.
Ausencia. y dependencia intelectual: el Torih-i Hind-j Garbi s igue s iendo d e p rin cipio a fi n tribu-
ta rio d e las fu entes españolas e italianas.~
la tradición histórica d e los m undos d el islam abreva en las mism as fuentes que fa de los
países cris tianos. las dos religiones comparten la obsesión de la conquista espiritual y s us hori-
zontes unive rsalistas. Estos d os resortes le fa ltan a t3 China. de los Ming, que ct:enta, s in em•
ba.rgo, en m ateri3 d e ciencia. d el pasa.do con una de las he re ncias m ás a ntigr..ias, más continuas y
más notables del mvndo. Al parecer, a las historias d e China d el d o minico portugués Gaspa.r d a.
Ctu-z (Evora, 1569) y d el agus tino español Juan Gonzáfez d e Mendo23 (Rom a, 1585) ne co rres•
ponde, d el fado chino. ningun3 historia de Eu ropa. Es que los recursos inteledua les y editoriales
no bashn: todavía fa fta pertenecer 3 una región del mundo sed ie nta d e conquistas y a u n orga•
nismo devo rado por ambiciones pla netarias, como la Comp añía de Jesús o la orden d e los agvs-
tinos, para acometer la em presa. mie ntras qoe al 1110 d e lo s siglos los h isto riadores chinos ter•
minan por ser d escalificados: "l1 o pin ión de los chinos mi.:estra su celo orgu lloso de las anti-
güedades q uiméricas ¡...) algiun3s de fas p rimeras observa.e.io n es celestes de los ch inos son tan
q uiméricas como los s l.l'puestos acontecimientos qi.:e se en ciuentnn en su historia. d e sus nveve
primeros emperi.dores".24
Conclusión REVOLUCIÓN ES ELOC U ENTE: LA RES URRECC IÓN D E U N GÉN ERO I NVENTADO

LA EXPE RI ENCI A AMERICANA EN LA ATENAS DE L S I CLO V ; LA D IVI SI ÓN C LA RA ENTRE PASADO Y PRES EN TE;
UNA PER I ODIZACI ÓN INV ENTIVA, FUNDA DA EN LA LOCALIZACIÓN DE LOS
¿POR Q UÉ CONSAGRAR UN LI BRO A ESTOS HI STORIADORES DE L NUEVO
ACONTECI MI EN TOS CA RACTERÍSTICOS DE UNA MISMA ÉPOCA; LA EXPU LSI ÓN DE
M U NDO( ¿POR Q U É CONCED ER TANTA I MPORTANCI A A ESTOS RELIG IOSOS Y A
LA T RASCEND ENC IA Y D E LO SOBRENATURAL; LA HI STORI A CONS I DERADA COMO
ESTO S M ESTI ZOS DE LA NUEVA ES PAÑA( ¿DE Q UÉ SIRV E RECORRER ESTOS CÓD I ·
CONCATENACIÓN D E A CONTEC I MI ENTOS VINCULA DOS POR LA CONTI NUIDAD
CES QU E A MENUDO S IGUEN SIE N DO H ER M ÉTICOS PARA NOSOTROS, O INTEN·
DE UNA CRONOLOG ÍA Y POR N EXOS DE CAUSALIDAD ... S I EM PRE CON LA I D EA
TAR PENETRAR EN LA NATURALEZA DE LOS CA NTARES(
DE QUE EL CONOCI MI EN TO DE LOS HO M BRES DE L PA SA DO ES SUSCEPTI BLE D E
POR T RES RAZONES . LA PR I M ERA CONCI ERNE A LA H I STOR IA DE LA HI S·
G U IA R LA CONDUCTA DE LOS HOMBRES DEL PORVENIR Y DE QUE, ASOCIADA A
TO R JA; LA SEGUNDA, A SU ENS EÑANZA HOY; LA TERC ERA ES MÁS P ERSONAL.
LA S ARMAS DE LA ELOCU ENCIA, LA H I STORIA I NCI DE EN EL ESPÍRITU DE LAS
SEGÚN EL JU I CIO DE LOS HISTORIADORES DE LA EU ROPA MODERNA, LA
PO LÍ TICAS.
REVO LUCI ÓN HISTOR I OGRÁFI CA QUE EX P ERI M ENTÓ EL S I G LO XV I SE PRODUJO
EN E L I NTERI OR DE EU ROPA, EN LA ITALIA D EL RENACIM I ENTO, LEJOS DE LAS

OTROS uCHOQ U ES" OCURRI DOS EN EL S IGLO XVI T RAN SFORMARON LA
COSTA S EXÓTICAS Q U E ACABAM OS DE EXP LORAR.~ EL INTERÉS DE LA HISTOR I O ·
ESCRI TURA DE LA HI STORIA, EL DE LOS AÑ OS OSCU ROS , POR LO QUE SE REFI ERE
GRAFÍ A OCCIDENTAL S E Q U EDÓ D I RIGIDO A LA PEN Í NSULA! Y SUS HEREDEROS,
11
A ITALIA, Q U E CORREN DE LA I N VAS I Ó N FRANCESA (1494) AL SAQ U EO DE RO M A
PU ES TO Q UE LOS H ISTOR IAOO RES EXT RANJEROS PRONTO SE P U SI ERON A
POR LOS SOLDA DOTES DE CARLOS V (1527). I NCLUSO EL CHOQU E DE LA RE·
ESCRI 8 1R CO M O LO HACÍ AN LO S H ISTO RJA OORES EN ITALIA11•
FORMA, Q U E DESARROLLÓ EL SENTIDO DE lA H ISTORI A Y, CON ÉSTE, LA CON·
l
C I ENCI A H I STÓR I CA AL I NSPI RAR LA CONST RUCCI ÓN DE PASADOS SUSCEPTIBL ES
ESTA " REVOLUC I ÓN " I TALIANA NACI Ó DE UN ENFRENTAMI ENTO I NTE·
DE LEG I T IMA R LA PRET ENS I ÓN DE LOS BANDOS ENFREN TADOS. HISTO·
L ECTUAL ENTR E LA TRADI C I ÓN CRI STIANA Y U NA CIV I LI ZACIÓN CA SI OLVI DADA
RIADORES CATÓLICOS Y PROTESTANTES SE PON EN ENTONCES AL SERVI CIO DE
PE RO TODAVÍA RI CA EN PRO M ESAS: LA ANT IGÜEDAD.
LA S CAUSAS RE LIG I OSAS .
! Es~e
EN FREN TAM I EN TO SE B ENEF I C I Ó DEl A UGE DE LA FILOLOGÍA, Q U E SI RVIÓ '-LA TRAD I CI ÓN HI STORI OGRÁFICA EU ROPEA EXPLICA QUE, UNA V EZ LAN ·
PARA REI N T ERPRETAR EN U NA FORMA MODERNA EL DESA PARECIDO MUN DO D E
ZADA ESTA NU EVA ESCR ITU RA DE LA H I STOR IA POR UNA ITALIA PION ERA,
LOS ANT I G UOS 1 Y PROPAGÓ LA IDEA DE U NA OPOS I C I ÓN EN T RE ANTIGUO Y
MODERNO - Y MÁS TARD E LA NOCI ÓN DE PROGRESO-, POSTULADO ESENCIAL
•-
EL REL EVO PA SÓ A O T ROS PAÍSES DEL CONTINENTE, A SU V EZ, EL
DE UNA PERIODIZACIÓN DEL PROCESO HISTÓRl CO .~ EL BALANCE D E ESTA
RE NACI MI EN TO FRAN CÉS SE VO LV IÓ EL TEATRO D E UNA REVOLU C I ÓN EN ESTA EXP E RI ENCIA AM ERI CANA ES LA H I STOR IA D E UNA FRON TE RA EURO ·

H I STORI A,! EN LA S EGUNDA MITAD DEL SI G LO XVI, JA CQ UES· AU G U ST E D E PEA , UNA FRONTE RA Q U E AVANZ A CA PT U RAN DO LAS M EMO RIAS LOCALES.
THOUt JEAN 800 1N Y ALG U NOS OTROS D ESARROLLAN LO Q UE S E P ERFILA TÉCN I CAMENTE 1 MARG IN A LOS MODOS DE EXP RES I ÓN I ND"ÍCENAS I MPO ·

CO MO U N V ERDAD ERO M ÉTO D O HISTÓR I CO. E L LOS D EF I NEN LAS TÉCN I CAS D E NI ENDO LA ESCRITU RA A L FABÉTI CA E I MPLANTANDO M O DE LOS RETÓ RI COS

INVESTI G ACI ÓN , CRÍ TI CA Y V E RI FI CAC IÓN D E LO S DATO S, SE APOYAN EN LA EU ROPEO S , SOCIA L E IN TE L ECTUALM E NTE, FAVOR EC E LA ASIM I LACI Ó N D E LAS
FI LOLOGÍA DEL RENAC I M I ENTO Y EN LA C I ENCIA D E LA CRON OLO G Í A A FI NADA ÉLITES AUTÓCTONAS A LA CORO NA DE CASTILLA Y A CE L ERA LA HOMOG E·

POR JO SE P H JUSTU S SCALIG ER, S E P REGUN TAN SO B RE EL ESTATUS CI EN TÍ F I CO N E I ZACI Ó N DE LA SOCI E DAD COLONIAL. CO M O TODAS LAS FRONTERAS CON ·

DE LA HISTOR IA.!2_ ENTO NCES LA I NVESTI G ACI ÓN H I STÓRI CA AMPLÍA CONSI· Q U I STADORAS, ES PORTADORA DE V I OLEN C IA S I M BÓLICA. MÁS INSI D I O ·
D ERABLE MENTE SU CAMPO D E A CC I ÓN HASTA EL P U N TO D E ALCAN ZAR "EL SAM EN TE , A L INCU LCAR LAS NOCI O NES D E ES PACI O Y T I EMPO, RE D E FI N E LO

G RADO MÁS ALT O DE CO NCI EN C IA H l STÓRI CA AN TES D E LAS LU C ES CONTI· Q U E CO NSTITUYE LA REALIDA D D EL PASADO EN SU E LO AMER I CAN O : D E UN

N E N TALES [ ... ] ESTAS AVAN Z ADAS DE LO S SAB IOS CONST ITUYEN I NN EGA· LADO, LO Q U E HA ADV EN I DO REAL Y HUMANAM ENTE, LA HISTORIA,' D EL OTRO ,
11
BLEM ENTE UNA REVOLUCI ÓN HISTÓR ICA, EN TÉRMINO S D E E NVERGADURA Y LA "FÁSU LA 1 Q U E E S INVEROS Í MI L, IMAG I NAR IA O , P EOR, DIABÓLJCA,

RA PI D EZ D E SU D I FU SIÓN , QU E PRON TO T RANS FORM Ó LA CO M P REN SI ÓN DEL LA EXP E RI ENCIA AM E RICANA PO N E E N TE LA DE JU I CI O LA DISTINCIÓN

PASADO NACI ONAL".,!! ELLAS EN CA RNAN EN LAS OBRAS QU E SE RÍAN u NOTABLE· M ED I EVAL / MOD ERNO QU E SE I MPUSO EN EL V I EJO M U NDO, D EL OTRO LADO
M ENTE MOD ERNAS Y A BARCA R"ÍAN LAS A CT IV I DA D ES HUMANAS MÁS D IV ERSASº, DEL ATL.(NTI CO, LOS PASADO S Q UE EN E L SI G LO XVI CONSTRUYERON LO S

"AL MARCE N DE lAS REVOLU C I ON ES I TALIANA Y FRAN CE SA, LA EXP ERI ENCIA
EU ROPEO S Y LO S NO EU ROPEO S CONV ERGE N EN U NA MOD E RN I DAD " COLO·

NIAL:'\ PERO NO PUEDEN CORRES POND E R NI A LA ANTIGÜ EDAD M ED ITE RRÁN EA


AM ERI CANA NO S E B E N EF IC I Ó D E ESTE ENTUS IASMO, LOS HISTOR IADORES D E NI A LA EDAD MEDIA CONT I N EN TA L, CUYA NOC I ÓN AP ENAS COMI EN Z A A

LOS MUNDO S I BÉRI COS, SIN EMBA RG O , N O ES PE RARON A LO S ERUDI TOS FRAN· P ROPAG ARS E ENTON CES, AL PUNTO D E QU E LAS CASAS EXPE RIM E N TA LA N EC E·
CE SES PARA "TOMAR CO N C I ENCIA D E LA DIVE RSIDAD D EL MUND0 11 Y FAM I LIA· SIDAD D E M O NTA R UNA V ERDAD ERA ANTIGÜEDAD AMER ICANA, M I EN T RAS Q U E

RI ZARS E CON LA CU ESTIÓN DE L RELATIV ISM O HISTÓRI CO.!_! LEJO S D E CONTEN · LOS TLACUILOS D E TEXCOCO REIVIND I CAN EXPL"ÍC ITAM ENTE UNA MOD ERN I DAD
TARSE CON TEORI Z A R, CHOCARO N FÍ SI CAM EN TE CON OTROS U N IV ERSOS, LO CAL, UNA SU ERTE D E E DAD DE ORO CU YA ENCARNAC IÓN I D EALI Z ADA S ERÍA

EX P LORARON MEMORIAS I RRE D U CTIB LES A LAS QU E LES ERAN FAM I LIA RE S Y EL REY NETZAHUALCÓYOT L. EL ES QU EMA, T OOAVfA PRED O M I NANTE HOY,
REACCIONARON P RODUC I EN D O ANÁLIS I S S I N EQU IVALEN T ES EN E L CONTI · "AN T I G ÜE DAD / E DAD M E D I A / T I EM PO S MOD ERNOS" RESULTA INAPLI CABLE EN

N E N TE EUROPEO , E L C HOQU E D E L RESTO D E L MUNDO P ESA TANTO CUANTO E L EL NUEVO MUNDO . A LO MÁSt EN EL S IGLO XV I LOS ESPAÑO LES SE ES FUE RZAN
C HOQU E D E LA AN T I GÜE DAD O EL D E LAS G UERRAS D E RELIG I ÓN . POR FA B RI CA R M E DIANTE B RI COLAJE LOS LAZOS ENTRE AMÉRI CA Y LO S
PASADO S AN T I GUO y BÍ BLICO PORq U E, CU EST E LO q u E CU EST E, H AY quE RE LA· ELLOS EN LA REFLEXIÓN FI LOSÓF I CA HASTA EL PUN TO DE qU E S E LE ATRI BU Y E
CIO NAR A LOS I ND I OS CON LA H I STORIA CRI ST I ANA DE LA H UM A N I DAD, LA ' ' U NA A PROXI MAC I ÓN HISTÓR I CA RACIONAL Y SECULAR 111 CON FI RI ÉNDOLE UNA

H I STORIA SALUT/S, MOD E RNIDAD S I N PRECEDE NTES EN El MUNDO AS I ÁTI Co , 16 EN A SI A, LA OFE N ·


LA FRONTERA AM ERI CANA ENR I QUECE El REPERTORI O DE LAS FUE NTES DEL SI VA PORTUG U ESA DEB I Ó A RR IAR LAS V ELAS. LOS PORTU GUES ES" SE CO NTE N·

H I STORIADOR L LEGADO DE EU ROPA: FUENT ES ORALES CO M O LOS CANTARES, TARON CON ESCRI S l R LA H I STORI A DE LA EXPANSI Ó N COLON I AL LIM I TÁN DOSE

FUE NTES P I NTADAS COMO LOS CÓDI C ES, LOS CORDELES DE NUDOS, LO S QU I - A LA S I N C URS IONES E N EL PA SA DO DE LOS G RAND ES I M PERI OS A PA RTIR DE

PU S DE LOS ANDES, PUEDE N SERVI R PA RA ESCRIBI R LA H I STORIA, PEORO MÁR- TESTIM ON I OS DE VA RIA BLE CALI DAD. HAB RÁ QUE ESPERA R HASTA E l SIG LO

T I R DE AN C L ERÍ A, MOTOLINÍA, FERN ÁND EZ DE OVIEDO, LAS CA SA S LO SABÍ AN XVII I , Y MÁS TO DAV f A HASTA EL SI GLO XIXJ PARA Q U E LOS ORI EN TALISTAS
BI EN AN TES DE q U E EN 1561 EL HISTORI ADOR FRAN~O I S BAUDOU I N H U B I ERA EUROPEOS SE OCU P EN DE LA H I STORIA DE ESTA REG I ÓN DEL M UNDO, AUN
1
RECONOC I DO QU E LOS H A BITANTES DE LAS I NDI AS - ' G ENTES TAN I L E- C UAN DO LOS JES U I TAS ITA LIAN OS Y PORTU GUES ES L ES PREPARARAN LA TAREA,

TRADAS n, TA M /LLI TERATI HOMINES- SE SERVfAN DE S Í MBOLOS DEL GÉ N ERO DESDE LA DÉCA DA DE 1570, EL AGUSTI NO MARTfN DE RADA SE HABÍA ESFOR·
DE LOS JEROGLÍF I COS EG I PCIOS Y DE CANTOS PA RA CONS ERVAR 1' LA H ISTORIA Z ADO E N DATAR LA ANTIG Ü EDA D CH I NA Y, POR TANTO, E N ATRAPARLA EN LAS

DE MUCHOS SIGLOS Y LA M E M OR IA DE SU PUEBLO [ . .. ] H E O Í DO DECI R quE FI NAS REDES DE LA CRO NOLOG fA B Í BLICA.

A q U E LLOS DE NOSOTROS q U E VI V EN ALLÁ DEL OTRO LADO DE L ATLÁNTI CO 17

HA N REG ISTRA DO EN SUS ESCRI TO S H I STOR IAS SACADAS DE ESOS CA NTO S TAMPOCO ÁFRI CA CONOC IÓ LA SUE RTE DE L NUEV O MUN DO. El C LIMA Y LAS

( CARM INA)" . EN FERMEDADES BLOqUEAN D U RANT E LARGO T I EM PO LA PE N ETRACIÓN P RO·

"El E N C UENTRO CARA A CA RA CO N LAS C IVI LI ZACIO NES DE A S IA NO Q U EDÓ


FU NDA DE LOS EU ROP EOS. AL CO NTI N E NTE A FR I CAN O SE L E N I EGA CUA Lq U I ER
TI PO DE H I STORI CIDAD AUN Q U E CU EN TE TAM B I ÉN CON H I STORI A S E
S I N EFECTO TA M POCO EN LOS HISTOR IA DORES DE U SBOA, P ERO EN MODO A L- HISTORI ADOR ES.~ EN E l S IG LO XVI , LA I NFORMACI Ó N H I STÓR ICA QU E C I R·
G U NO TUV O LA M I S M A IN FLU ENCI A, EN TODOS LADOS LOS PORTUGUESES SE C ULA EN EUROPA CON CIER NE ESE N C IALM ENTE A LA B ERB ERÍ A POR EVI DENTES
,
VI ERON CO N FRO N TADOS CO N O C ÉAN OS DE I NFO RMACI ONES QUE NO DO M I - RA Z ON ES MI LITAR ES Y ESTRATÉG I CAS, M I E N TRAS QU E El A FRICA NEGRA CA SI

NABAN Y CON TRAD I C I ONES H I STORI OGRÁ FI CAS qu E LOS REBASABAN, FUERAN NO PARECE INTERESARLES A SU S V I SITANTES EUROPEOS, CON EXCE PCIÓ N DE
,
PERSASJ C H I NAS O MONGO LAS. LO Q U E ES MÁS, EN EL TIEMPO DE ANTON IO LA S CA SAS Y LOS PORTU G U ESES.!? SI A FRICA EXISTE H I STÓRJCAM E N TE , ES,
DE H ERRE RA Y DE D I OGO DO CO UTO LA I ND IA MONGOLA SE PR EOCUPA, AS I · STRI CTO S EN SU, LA DE LA OC U PACI ÓN RO MANA, A LA Q U E ESTA T I ERRA " SI N

M ISM 0 1 POR CO N STR U I R UNA M EMOR IA IMPER IAL.~ H ISTORI ADOR DE LA M EM ORIA 11 DEBE El H A B I TAR UN POCO EN LA M EMO RIA EUROPEA. LA ETIOPÍ A

CORTE CO M O SUS ALTER ECO EUROPEOS, A BUL Al·FA ZL SE I N TERESÓ MÁS QU E DEL PREST E JUAN H A BfA FASCI NADO A LOS LECTORES DE LA EDAD M ED I A Y
ATRAÍ D O EM BAJADAS , PE RO EN EL C U RSO DEL SI G LO XVI PI ERD E SU ATRACTIVO , I NTELECTUA L D E LA Q UE CADA U NO ES PORTADOR. EL ES P ECTÁ CU LO DE LA
A D I FE RENCIA D E AMÉR ICA, LA H I STORI A D EL CON T IN EN TE HABRÁ D E ESPE RAR D I V ERS I DAD DE L M UNDO D ESPI ERTA EN ALG UNOS UNA M I RADA CRÍTICA SOBRE

H ASTA EL S I C LO X IX PARA Q U E LA ESCR IBAN , LAS CATEG ORÍ AS, CLAS I FICACIONES Y V E RDAD ES QU E HASTA EN TONCES TE N Í AN
11
'º POR UNIVERSA LES: ¿QUÉ SI GNI FI CA EL TÉRMINO "M UND0 PARA LOS IN DIOS Y

E N D OND EQ U I ERA QU E DES EM BARQ UE N, EN ASIA 1 Á FRI CA O AM ÉR I CA, LOS PARA LOS CRI STIANOS (MOTO LI NÍA)? ( ES C UEST I ONADA O CON FI RMADA POR
11
H I STORI ADOR ES IBÉR ICOS PASARO N LA EXP E RI ENCIA, S I EMPRE D ESESTA B I· LA FÁ B ULA" M EXI CANA D E LOS CI NCO SOLES (MOTOLIN Í A ) LA P ERIODI ZACI ÓN
LI ZADORA 1 D E L D ESCE NTRAMI ENTO. EV I D EN TE M EN T E, ESTA EXP E RI ENCIA NO DEL PASADO EN C UAT RO MONARQ U Í A S O S EIS EDAD ES? ¿N U EST RA ANTI ·
TE N ÍA EL M I SMO S EN T I D O E N MÉXI CO Q UE E N COA O CA BO V ERD E, EN AMÉ· G Ü EDAD S E RÍA M ENOS V EN ERAB LE QU E LA D E LOS I ND I O S (LAS CASAS)? (D I S I ·
RI CA, TRÁTE SE D E LA N U EVA ES PAÑA DE MOTO LI N Í A O D EL CAR I B E D E FER· MULA LA I DOLAT RÍ A UN MONOTE ÍSM O QUE NO S E ATREV E A D EC I R SU NOM B RE

NÁN D EZ D E OVI ED 0 1 LA I NM ERSI ÓN LOCAL D E LOS ES PAÑOLES NO ES CON · (PO MA R) ?

M ENSU RA BLE CON LA S DI V ERSAS S ITUAC ION ES A LAS QUE SE E N FRE N TARON MÁS A L LÁ DE LAS ID EAS Y LO S RA ZO NAM I EN T OS FI JADOS POR LA ESCR I ·
LOS PO RT U GUES ES EN Á FRI CA Y EN ASIA, EL CONTEXTO POLÍTI CO OBLI G A, EN T U RA, (CÓM O CON OCE R LAS TRAN SFORMACI O NES Í NTI MAS Y SU BJETIVAS QU E

AM ÉRI CA LA COLON I ZACI Ó N D E LAS TI ERRA S Y DE LO S HOM B RES AUTORI Z A, Y RES I NTIERON LO S I B E ROS INM ERSOS E N ESOS OTRO S MUNDO S Y ESAS OTRAS

HASTA EXIG E, UNA HI STORI ZA C I ÓN I NM ED I ATA, ES LA RA Z ÓN POR LA Q U E LOS M EM OR IAS( EN E l P RÓLOGO I NVOCAMO S AL EN TENA DO DE SA ER, EL H ÉROE
INTERCAMB I OS EN TRE EUROPEOS, M ESTI ZOS E I NOfGE NAS SE MULTI PLICAN , Q UE NO S RECU ERDA LO S LÍ MITES D E NU ESTRO SA B ER:
CO NSTRUY E NDO UN O S Y O TROS SU P ROPI A V E RS I ÓN D EL PA SADO , TALES
Pero a veces, en la no che silencio sa, la man o que escribe se d etiene, y en el p resente nftido y
INTERCAM B I OS SI G U EN S I N TE NE R EQU IVALE N TE EN EL MUNDO D E L S IGLO XVI.
c asi ir.creíble, me resulta d ifícil saber s i es a vida ha tenido reafm er.te lugar, llena d e conti•
AUN Q U E EL H I STOR IADOR S EA ESPAÑOL, PORTUGU ÉS O MESTI Z O , EL CAM ·
nentes, d e mares, d e planetas y d e ho rd as human3s, o si ha s ido, e n el instante que acaba d e
B I O D E D I STANCI A FOCAL D ES ENCAD ENA U N RETORN O SOBR E S Í Q UE U N CRO ·
trans currir, una visió n caus ada meno s por la exaltación que po r la s omno lencia.2l
NI STA EU ROPEO CONF I NAD O A LOS ASUNTOS D E EU RO PA CASI NO T I EN E EL
M ED I O PARA EF ECTUAR, LA OBRA D E MICHEL D E M O NTA I G N E DA TE STI MON I O POR EJE M PLO , ¿cóMO COMP RE NDER - O S I MPLEM ENTE CO N TAR- E l M I S·
DE LOS E FE CTO S Q UE IN D U C E N A TOMAR D I STAN C IA Y EX TE RI OR I Z AR LA MI · TE RIO D E ESAS D I FE RENCI A S Q UE T I EN E N El N O MBRE D E ANTROPOFAGIA O
RADA 1 P ERO CONSTI TU YE U NA EXCEPCI Ó N , PA RA LA MAYO R PARTE D E LOS I B É·
SACR I FI C IO HU MANO? E N EL EN T ENA DO, JUAN JOS É SA ER I MAG I NA LO Q U E
RI COS~ PA RT I R HACIA AS IA, ÁFR I CA O AM ÉRI CA I MPONE ESTA EXPERI E NCI A Q U E HABRÍA POD I DO S ER EL TE STIMON I O P ERSONAL D E UN EU ROP EO . NO SE EN ·
P RONTO DEVI EN E UNA RU T I NA TANTO FÍ SI CA Y E MOTI VA COMO I NTEL ECTUAL. C UENTRA N I NGÚN V EST I G I O D E ELLO EN M O TOLIN Í A, LAS CASAS O POMAR,
EL RETORNO SO BRE S Í ES , EN PR I MER LU G AR, UN RETORN O A LA TRADI C I ÓN C UYO S ESC RITOS T I EN EN EL LASTRE D E P LO M O D EL VOCAB ULARIO EN USO, Y
D OND E LO S T ESTIMONI O S ESTÁN ESCO NDIDO S BAJ O LOS A RGU M ENTO S D E LA ¿co RR ESPO N DE LA A PARI CI Ó N DE HISTOR I ADORE S M EST I ZO S EN LA S E·

RETÓRI CA CRI STIANA, POR MÁS Q UE Q U I ERAN D I A BO LI ZAR O VO LV ER ACE P- C UN D A MITA D DEL S I C LO XVI A U NA FORMA D E RESISTE N C IA MÁS O M ENO S
TA BLE El CAN IBA LI SM O , A L PU N TO D E Q U E S E T E RM I NA PRE FIR I E N D O El S I LE N - LA RVAD A, 1NCLU SO A LA ELABORAC IÓN DE UN CONTRA· D JSCU RSO Q U E ROM ·

C IO DE LOS Tl.ACUI LOS D E TEX CO CO . S IN E MBARC O , CU ANTO MÁS VI V E E L PERfA El LAST RE D E LA HISTOR IA A LA EU RO PEA? A U NQ UE El TO NO SEA CR Í T ICO

H I STORI ADOR LEJO S DE EU ROPA, TANTO MÁS SE ACERCA A LOS SERES CO N LOS D E LA DOM I NAC I ÓN COLONIAL, TO DA M E MORIA PASA AHORA POR EL FI LT RO DE
Q U E T RATA COTI D I ANAM E NTE: POMAR EXALTA EL PASADO DE SU S AN CE ST ROS LA ESCRI T URA Y EL S ES C O DE LA H ISTO RI ZACI ÓN. E L TRASPLANTE HA P REN D IDO
11
CANÍBA LES ( sus A B U ELOS) y MOTOLINiA VI V E RO DEADO DE CAN Í BALES (RE) · Y ESTA COLO N I Z A C IÓN DE LAS M EMORIAS NO SUSCI TÓ JAMÁS NINGUNA GU E·
CO NVERTI DOS, PA RA PE N ET RAR EN SU S ESTADOS DE A L MA O S IM PL EM E NTE RRA D E I N DEP E N DE NCIA11 • A L EXPO RTARS E A AMÉR I CA 1 LA HISTORI A A LA EU RO·
PARA IMA G INARLO S , HABRÍA Q U E A BANDONAR LA RUTA D E LA H ISTORIA Y PEA S E A DAPTA A U N N U EV O O BJETO: EL N U EVO M U N DO, Y A U N N UEVO CON ·

UNI RS E A SA ER SI CU I E N O O El CAMINO D E LA NOV ELA. TEXTO: LA CO LO N I ZA C IÓN . L EJOS DE D ESV I RT UARS E O I RS E A LA DER IVA, ESTA

LOS S I LE NCI O S CON Q UE TOPAM OS SON ELO CU EN TES: REV ELAN Q U E LOS HI STORI A A PROVECHA LA OCA S I Ó N PARA PE RFECC IONA RS E Y A FI RM A RS E.~ ES
CAM B I O S D E AMBIENTE Y LOS OBSTÁ C ULOS CON LO S Q U E S E CONFRON TAN LO S LA P RI M E RA ETAPA D E U NA E M P RESA Q UE TER M I NÓ A PODE RÁN D O SE DEL PLA ·
IBEROS NO SON BASTAN TE FUERTES COMO PA RA HACE R TE MBLAR ESTA E M - N ETA EN TE RO .

PRESA DES M ESU RADA D E H I STOR I Z A C I ÓN. LO S CU EST I ONAMI ENTO S DE UNO S Y A SÍ. PUES , A L FI LO DE LOS S I GLOS , LAS É LIT ES EU RO PEA S CO NS I G U I E RON

OT ROS NO D ESE MBOCAN JAMÁS EN UNA CR I S I S DE CONCI EN C IA NI EN U N LEVANTA R SU C IUDA DE LA EU RO C ÉN T RICA V OLV I EN DO EXÓTI CO E H I STO ·

ABAN D ONO. EL H ECHO D E D ESCE NTRARSE NO DET I E N E EL EURO CE N TRI SM O , E L RI Z AN D O E L RESTO DE L M U NDO Q U E INVADÍAN , Y LAS REACCI ON ES NACI O ·

M ÉTO DO HI STÓ RI CO DE N U EST RO S ESPAÑOLES, ANCLAD O EN LA ES COLÁSTICA NALES Q U E ESTA CO LO N I Z A C IÓN SUSCI TÓ NO HI C I ERON SIN O CONF I RMAR LA

Y LA FE CRI STIANA, T I EN E B I E N OR I ENTA DA SU PROA Y HASTA S E ENR I Q U ECE UN IV ERSALI Z A C I ÓN D EL PROCESO . HOY LA HISTOR IA G LO BA L -ESEN C IAL-

CO N HAB ILI D AD ES Y DESTREZAS I N ÉD I TAS Y N U EV O S SAB ERES: LA M U LT IPLI · M ENTE U NA GLOBAL HI STORY EN V ERS I ÓN NORTEAM ERI CANA- LLEVA A DE·
CA C IÓN D E LAS INV EST IGAC ION ES DE CAM PO , LA A FINACIÓN D E LOS C U ESTIO· LAN TE ESTA TAREA H I STOR I ZANDO LO Q UE LOS NACI ONALI SMOS Y ETN OCE N ·
NARI OS , EL A PRE NDI Z AJE S ISTE MÁTICO DE LAS LE NG UAS LOCALES, EL DESCI · TR ISMOS I GNO RARON , ABAN D ONA RON O SE NEGA RON A EM PRE N DE R,

FRAMI EN TO D E LOS CÓD I CES PI CTOG RÁFICOS, LA EXPLOTACI ÓN DE LA ORA·


¿cóMO REA CC I ONA R ANTE ESTE ÉX ITO D E LA COLONI Z ACIÓN D E LAS M E MO -
LI D A D I NDIA (LO S CANTARES), LA FABRI CACI Ó N DE CÓDI CES COLO N I ALES, LA
RIAS ? (REC HAZA RLA RADI CALM E NTE CO M O S E REC HAZARÍ A LA O CCI DE NTA·
A DAPTACI Ó N DE LA HI STORI A U N I V ERSA L A ESCALAS CON TI N ENTA LES, O TA M ·
LI ZACI Ó N y LA MUNDIALI ZA C IÓN SI N DA RSE CU E N TA DE qu e ESTÁ IN EX T RI CA-
B I ÉN LA APLI CACI ÓN A LA MATER IA IN D IA D E LOS M ÉTODOS DE LOS AN T I ·
BLE M ENTE ASOC IADA A N UESTRA MAN ERA D E V ER El M U N D O?~ N O ES PORQ U E
C UARI OS EUROPEOS .
N UESTROS VA LORES NO SEAN FORZ OSAM ENTE U N IV ERSALES NI PORQU E A
M E NUDO FU ERAN IMPUESTOS POR LA FU ERZA QU E N O PODRÍAN CON TR I BU I R A LOS INDIOS DE él E NTEN ADO: " Q U ERÍAN QU E DE SU PASAJE POR ESE ESPE·
A RRANCAR DE UN MUN DO e LOBALI ZAOO A LOS MONSTRUOS q ue LO JI SMO MATE RIAL QUEDASE UN TESTIG O Y U N SOBREVIVI ENTE Q U E FUESE, ANTE

AM E NAZAN,24 LA H I STORIA A LA EU ROPEA TO DAVfA T I ENE ALG UNAS COSAS Q U E EL MUNDO, S U NA RRAOOR",26 A ESTOS T ESTIMON I OS QU E HOY NOS AYUDAN A

DEC I R, A COND IC I ÓN DE REPLANTEARLA Y M ED I R S U S CONSTR I CC I ON ES: ESTE REPE NSA R EL TRABAJO DEL H I STOR IADOR QU I SE, A MI V EZ, AGREGAR EL M Í O.

TRABAJO PASA POR UN RETORNO CR ÍT I CO A LO S ORÍ G E N ES D E S U APOG EO ES LA T E RC ERA RAZÓN DE ESTE LIBRO, A MI PARECER POR M U CH O LA MÁS

P LAN ETARI 0 1 A SU S N EXOS CON TODAS LAS FORMAS DE COLON I ZAC I ÓN; ES LO 1M PORTANTE.

Q UE ACABAMOS DE HACE R, ESTA HISTOR I A - LAS CASAS, MOTO LIN ÍA 1 PO MAR

NOS LO HAN M OSTRADO - POS EE TAMBIÉN UN A APERTU RA Y UN PO TE NCI AL

CORROSIVO DEL Q U E T ENE MO S N ECES I DAD AHORA MÁS Q UE NUN CA,

LA HI STORI A, ,: PARA QU É? LA CU EST I ÓN REBASA AMPLIAM ENTE EL MUNDO

UN IV ERSI TAR I O.~ I MAG I NA R - Y ES LA SEG U N DA RAZÓ N DE ESTE LIBRO- LO


Q UE SER ÍA UNA HISTORIA G LO BAL QU E P UD I ERA T E N ER SENTI DO EN LOS LI ·

CE OS Y COLEG IO S EXI G E A LG O MÁS QU E UN REV OQU E DE LA FACHADA, MÁS

TAMBI ÉN QU E U NA SI M P LE AMPLIACI Ó N DE N U ESTROS HO RIZON T ES O UNA


RECO N EX I ÓN DE LAS D I FERENTES PARTES DEL MUN DO. ES N ECESARI O REVI SAR

LO QU E CONF I NA AL H I STORIADOR EU ROPEO Y A S U S L ECTORES A U N PATRI ·

MON I O D EL Q U E A M ENUDO N O TIEN EN CONC I ENCIA Y Q U E LOS V UELV E PAS I ·


VOS FRENTE A LOS ASALT OS DE UNA T EC NOCRAC IA EU ROPEA CU YA INTENCI O·

NALIOAO ES REBAJAR { EN EL S ENTI DO FUERTE, ESPAÑOL Y COLO N I AL, DE

REDUCI R) LA INV ESTIGAC I ÓN Y LA I NNOVACI Ó N A SUS PO BRES ESTÁNDARES .


LAS EM PRESAS DE MOTOLINÍA 1 LAS CASAS O PO MAR, S U S LO C ROS Y S U S

IM PASSES, CONS ERVAN HOY TODO SU SENT I DO. CADA UNO A SU MAN ERA

- MOTOLINÍA EN SU LARGO CA RA A CARA CON SU S INTE RLOCU TO RES INDÍ ·


CE NAS, LAS CASAS PREFIG U RANDO LA H I STOR IA G LOBA L DE U NA PART E DEL

M U NDO, POMA R EL M ESTI Z O I NVENTANDO LA H I STORI A LOCAL EN El MA RCO

SIN PRECEDENTES DE LA M UNO IALI ZAC IÓN I BÉR I CA- RESPOND I Ó AL DESEO DE
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de l~s ciencias ht.imar.as, un fin que se .3lcanzatÍa poniendo al día los "ritmos", los "mo tivos"
(pattuns), las "leyes" y las "tendencias gene-rales" inhe rentes a las tusform acio nes históric-a s.
! La o peración r.o es nueva . l os _griegos no sólo escribieron s u historia, sino qve escóbie ron
la de los otros o form aron nativos para que s i_guiecan s us pasos, "con mdod; grcci". Arnaldo
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FtGU RA l. El SO BERANO ACAMA P IC MTLI

Acam apichtfi reinó en México• Tenoc.1 titl~n ~ partir de 1375. Es el prime r tlai-Oani reconocido er,
fuentes históricas.
FU EN TE: Cad cx Ourón, Biblioteca N-acio nal, Madrid. VITR / 2 6 / 11

S:IG U RA 11. N HZAMUALPl LLI, SO BERANO C E nxco co


Un o d e los retratos reales que no figu ran en las lám inas q t:e 3compañan la Rdación dit Titzcoco,
pero q ue se cot1setVan en otro manusct ito, el Codex /xtJj/xccl,;tl. Reafi23do probablemen te a par-
tir d e las pinturas q ue quedaro n en m an os d e la aristocracia d e Texcoco.

FUE N TE : Cod ~ I:diilxcchitl, BnF, MS mexican o, 65 / 71, íol. 108r. Fotografía © Bn F, Oist .,
RMN-Grand Palais / image BnF

f lG URA 11 1. LAS RU INAS VI SI TADAS P O R LOS Cl·U C 1-l l MECAS

Vfa iw a las ruinas dit Cahuac


la visita d e Xólotl se señala a la izq uierd a con el rastro de pasos y la represen tació n de u n ojo.
Las piedras d eso rdenadas y la malez3 ind ican q ue fas d o s pirám ides estín en ruinas. En tre to s
dos moni:mentos y los desplo mes se en.cuen'!ra un glifo <¡ue apunta a la presencia d e los to lte-
cas .

Ruino fo/titea itnirt dos cavernas


Un templo en ruinas en med io de o tros escombros, deno minados Toliitcotzapon . A la d erecha,
Tzinocanozto:, la Caverna del Murciélago; a la iz.,quierda:, T-tpe:t!acz toc, fa. C 3verna: de la Piedra. i:IGURA IV. LA LLEGADA DE: LOS CH I CHIM ECA S AL VALLE: DE: M ÉX ICO

En el extremo izquierdo, la Caverna de Cuauhyac~c, donde se halla Nop31tzin para co ntemplar El valle de México y sus a lred edores a 1~ lleg3da d e los chichimecas de XólotL En la parte su pe•
desde las alturas 13 ruina tolteca. Encima de cada caverna se observa un ojo que señala la visita rior (este), se o bserva la caden3 mo r;tañosa; en el centro, los l3gos del valle . Xólotl se encue n-
del explo rador. tra inst:ilado en la caverna de Ten3yuca; s u glifo representa una cabez:3 de perro. l a hg ura
i:u t N H : Codcx XclotJ, BnF, M S m exicano. 1.1, fol. 1-2 {detalle) muestn una veint ena de años, en ct.iyo transcurso los chid,im ec3s y los toltecas, c azado res y
agriculto res, se fr ect:enta n sin mezd a rse.


....
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l=U ENTE : Code.x Xolo:J, Br.F, M S m exicano, 1.1, fo l. 1·2 . Fotog rafía.© BnF, Dist., RMN -Grand
Pa13is / image BnF
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·Ji:iil ¡ .:_ ; .

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FIG URA V. LA:S TRAN Si:O RMACIONE:S O t TENAYUCA

Lo o cupación dit Tcn ayuca


Xélo tl reside en una caverna a lo alto de un m o nte en Tena.yuca. A s us pies se encuentra n s u
t.
hijo Nopaltzin y sus vasallos Acafom atl y Cua.uhatlap3L Tena.yuca ya no es ón altipetl, t:na ciu-
dad-Es-hdo.
FUE N TE: Cod cx Xofof!, BnF, MS mexicano, 1.1 , fol. 1-2 {detalle)

B valle de Mec:ico
hacia 1519,
• la llegada clftoe •ptñQIM ,

....,gcr-

l.>lgode
Texooeo

FIGURA VI. LAS TRANSFORMACI ONES DE TENAYUCA

Ttnayuca, lo stdt- d.:! poder chichimo,co

• Xólo tl en so trono icpo lli e11fte n:::e de s u caverna e n Tena.yvca. Detrás de él se encuer,tra s u es-
• posa Tomiya.1.1h; a los pies de Xólotl, s us hijas Cihu-axóchitl y CuetlaxóchitL Frente a fa cabeza
de Xólotl se observa. una cifra borrada pa.rcialmen~e, q ue pod ría indicar el número de años
tra nsc•.1rridos desde 1-a llegada del jefe al v-a lle de México.
i=u ENTE: Cod cx XofotJ, BnF, MS mexicano, 1.1, fol. 3· 4 (detalle)
g ue rre ros d ,ic..!, im ecas y mujeres to ltecas.

i:u &NTE: CodilX Xo!otl, BnF, MS m exicano, 1.1, fol. 3-4. fo tograffa © SnF, Dist., RMN-G r.and
Palais / image Bn F

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i:1G U RA VII. LA SEDE N TARI ZAC IO N D E LOS Chl lC 141M ECA:S

Ha n tra n s currido m ás d e 80 años d esde la oct.:pación d el valle d e México p or los chichimecas


de Xólotl, quien rein a. e n Ten a.yuca . En la parte s uperior iz<¡u ierd a de la hoja, Xólotl se encuentra
cua a cna con s u hijo Nopaltzin, con quien delim ita una reserva d e caza {un redáng,ulo) sobre
el territorio c¡i:e se conve rtir-Í e n Texcoco. Se observa n tambié n los prim e ros m atrim o nios e nt re
- . "' Pintado h acia 1541 o 154 2 en el barrio de San Juan Moyotfa y frt.1to de la colab o ració n de 1.1n reli-

. ' ~I,
g ioso que perman ece en el a no nimato y d e un p intor, i=rancisco Gu afpuyo hualcal, el Cod~ Men•

ifi
. dozo habría sido el encargo d el virrey Antonio d e M endoza o d e s us allegados. A diferen cia de

A ,
los cód ices de Texco co, se trata de u n a realización co Rcebida de p rincipio a fin par:. y ante la
m irada d e los españoles. Esto explica la presencia d e glosas en cas:ella no . el uso de papel euro-
p eo y, más aún, el tratamiento d e la información.
<;a,.. i:utNH : Codex Mendozo, Sodleian l ibn ry, Oxford, fol. 2 t. © AKG-images

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.... ...

i: 1GURAVIII. LA FUN DACIÓ N DE M i x 1co-T,N OCI-ITITLAN
la tercera parte d e! cod .:x o fre-ce un cvadro d e la so-ciedad mexica y m1:estr3 las institvcior.es,
las actividad es de c:.,da gru po social, los cid es d e vida, 1-a e-d1:cación de los niños, 13 form ació n
de los adolescentes, los castigos imputados a los delincuentes, s in o lvidar 3 las mujeres ni a
lo s m3yores (las re,c om pensas otorgadas a lo s a nciano s). Este documento se asemeja. a las

h ojas que el Codcx Quinotzin co nsagr3 al p alacio d e Texcoco y a la ejecució n de 1:, justicia, sin
q ue se p ued3 d eterm ina , "c1:ál a nteced e al otro".
i:utNTt : Codex Mendozo, Sod feian l ibn ry, Oxford, fo l. 6o r. © AKG-im3_ges

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S:IG URA IX. LA EOU CACI O N DE. LOS JO V t.N ES M t X ICA S
"No habla remos de todos los dioses porque seda una tarea interminable, s ino solamente de
tres, que {los indios) cons idera n los más impo rt:!ntes. Primero. el m ás eminente, Tezcatlipoca;
después, Hi..iitzilopochtli, seguido por Tláfoc" (Pomar, Rdacién de Tucoco). Esta lá mina pi.:do
acompañar al tl:Xto d e Po mar.
i=u ENn : C-odtx fxt.Jilxochitl, BnF, MS mexicano, 65 / 71, fol. 11 1. Fotog, -afía © BnF, Dis t.,
RMN-Grand Palais / image BnF

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F IG URA X. H DI O S TLALOC

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