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Liderazgo

Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo

Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo


Sin un propósito claro es imposible realizar el ejercicio del liderazgo, ya que no nos involucramos con el sentido
de por qué hacemos lo que hacemos.

¿Qué queremos en la vida? ¿Qué sentido tiene para nosotros levantarnos en la mañana? ¿Cuál es mi mayor
motivación?
Todas las preguntas de este estilo tendemos a evadirlas, pues son poco prácticas en el día a día, engorrosas y
pocas veces tenemos respuestas satisfactorias y podríamos dejarlas a los filósofos de la Grecia clásica, quienes
tenían el tiempo para cuestionarse este tipo de cosas. Además, muchas veces hacer el ejercicio puede resultar
frustrante, ya que nuestras expectativas, aspiraciones o motivaciones no se condicen con la realidad y es normal
que nos resignemos a pensarlo como una ilusión. Sin embargo, este es un curso de liderazgo y este aspecto es
fundamental cuando nosotros queremos buscar oportunidades o darle solución atingente a las problemáticas que
nos afectan.
El ejercicio del liderazgo implica el desarrollo del autoconocimiento y saber cuál es el propósito, el leitmotiv que
mueve a la acción y permite mantener la persistencia. Remarquemos que el propósito no es lo mismo que la tarea
que debemos ejecutar, de hecho, como veremos, existen múltiples formas para que nosotros podamos desarrollar
nuestro propósito: alguien que quiere estar al cuidado de los demás perfectamente puede dedicarse a la
enfermería o a la pedagogía, por ejemplo.
Aunque aquello que nos mueve y sea la razón por la cual queremos hacer las cosas, entremedio de la rutina
difícilmente podremos detenernos a reflexionar. Nuestro entorno vive en permanente cambio —y más aún en el
contexto de la Cuarta Revolución Industrial—, por lo tanto, la forma en que acostumbramos a abordar y concebirlo
debe ajustarse, por lo que este tipo de preguntas resultan fundamentales para nuestro desarrollo.

El ejercicio del liderazgo implica el desarrollo del autoconocimiento y saber cuál es el propósito, el
leitmotiv que mueve a la acción y permite mantener la persistencia.

Repetimos entonces: ¿Cuál es la razón fundamental por la que te levantas en la mañana?


Es una pregunta con respuesta iterativa, es decir, que va evolucionando en el tiempo. Si a lo largo de la lectura no
has logrado dar una respuesta certera —lo cual sería lo esperable para cada uno de nosotros— es porque esto
supone sinceridad, escucharnos y darle un sentido a los hitos de nuestra vida.
Pero, ¿por qué de pronto un curso de liderazgo se volvió un módulo de autoayuda?
Sin buscar subir el ánimo y la moral (aunque si lo hacemos bienvenido sea) el liderazgo y el propósito guardan
una estrecha relación y, por esta razón, lo ponemos de manifiesto. Si nosotros realizamos aquello que nos motiva
adquirimos un elemento central para el ejercicio del liderazgo, que es el involucramiento con las temáticas que
ocurren en nuestro entorno y nos da el empuje necesario para afrontar un desafío que, como ya sabemos, es
incierto. Involucrarnos permite preliminarmente dos cosas fundamentales:

 Hacer un proceso reflexivo más exhaustivo de las situaciones, que conecte además con nuestro plano
afectivo-emocional, lo cual mueve a la acción inmediata y otorga urgencia a la solución de un problema u
oportunidad. En otras palabras, nos inquieta.
 Y, por otra parte, nos permite mostrar la congruencia necesaria hacia los otros, mejorándose de manera
importante la influencia y asegurando que nuestra intención e impacto tiendan a ser positivos.

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Liderazgo
Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo

Encontrar lo que nos involucre será la primera tarea de nuestro curso y en la herramienta que podrán descargar
en esta unidad (Plan de Acción) pueden tener acceso a preguntas atingentes que ojalá lleven a resolver la
inquietud.

Involucrarnos nos permite hacer un proceso reflexivo que conecte con nuestro plano
afectivo-emocional, lo que nos inquieta y lleva a la acción, y también nos permite
generar un impacto positivo hacia los otros.

La respuesta de esta reflexión larga es nuestro Propósito, el cual es iterativo y se hace estrictamente necesario
para lograr impactar en otros y lo definimos como la razón superior de nuestro quehacer. Ahora, ¿cómo puedo
construir mi reflexión hacia mi propio propósito?
La construcción de un propósito pensado en el ejercicio del liderazgo se basa en dos ejes o preguntas
fundamentales:
1. El eje de la motivación: debemos preguntarnos sobre las razones que nos mueven a hacer lo que hacemos,
más bien a qué tipo de nuestras necesidades responden, lo cual podemos clasificar entre:

a Intrínseco: si aquello que moviliza es propio de la vocación y responde al sentido de los hitos que tiene

nuestra historia de vida.

b Extrínseco: si la pretensión viene del poder, dinero o estatus.

Obviamente, para dirigirnos hacia un propósito, éste debe incluir una motivación intrínseca para que tenga un
carácter trascendente, como podemos verlo en el ejemplo de una profesora que busque por experiencias
personales —su padre era profesor o su abuela siempre estuvo al servicio de niños— un sentido vocacional que
la haya llevado a querer formar personas.
¿De dónde proviene tu propia motivación? ¿Esa es la razón por la que trabajas actualmente en tu organización?
2. El eje del sentido del bien: la pregunta que se hace en este aspecto se define según la orientación o sentido
sobre a quiénes puede impactar, diferenciándose entre:

a Individual: beneficia a nuestro entorno inmediato como familia o amigos.

b Social: busca generar beneficios a una comunidad más allá de quienes nosotros conozcamos. Se
adquiere un sentido que va más allá de nuestra individualidad.
Liderazgo
Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo
Liderazgo
Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo

Veamos cómo enmarcamos el propósito de John Antioco cuando fue CEO de Blockbuster y no quiso integrar a
Netflix. Pongámonos en su lugar en ese momento crucial de la historia de la empresa. ¿En quién habrá pensado
para tomar la decisión? Vale preguntarse también cuál era su propia motivación. Sin hacer justicia, podríamos
declarar que el CEO se enfocaba en obtener más ganancias (motivación extrínseca) a partir de lo que hacía para
impactar en el crecimiento propio de su empresa (sentido de bien individual). Ahora bien, si lo pensamos
detenidamente puede que su propósito haya sido crear espacios para unir a las familias (sentido de bien común),
porque buscaba que las personas se sintieran acogidas (motivación intrínseca).
En ambos casos se puede explicar que el error de Blockbuster fue no haber reconsiderado el carácter dinámico
del propósito, éste permanentemente tiene que ser reflexionado y replanteado ante decisiones relevantes que
debemos tomar. En muchas ocasiones, el éxito alcanzado en una compañía de la envergadura de Blockbuster
hace que pierda de vista su propósito inicial, lo cual nos pasa continuamente en la rutina, en la frustración o el
éxito.
Sin un propósito claro es imposible realizar el ejercicio del liderazgo, ya que no nos involucramos con el sentido
de por qué hacemos lo que hacemos. Si tenemos un propósito claro, ciertamente se permite el ejercicio del
liderazgo, teniendo efectos como:

Mayor posibilidad de tener éxito.

Mayor compromiso e involucramiento.


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Un propósito que movilice, pero primero a ti mismo

Mejora en el clima laboral.

Relaciones colaborativas.

Mejora en la calidad de vida.

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