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Una poderosa posibilidad que abre esta perspectiva es que podremos ver
al contenido como una manifestación de un contexto que lo sostiene. Sólo
puede existir un contenido si el contexto lo permite. Este contexto puede ser
difícil de percibir, pero el contenido denuncia al contexto. De esta manera
podemos tener acceso a observar el contexto, a través de la observación del
contenido. Las acciones derivan de un observador determinado, siendo las
acciones el contenido del contexto “observador”. Tal vez nos sea invisible o
no tan evidente percibir el lugar desde donde surge la acción, pero la acción
en sí evidencia un espacio que lo sostiene, denunciando así al contexto. Por
ejemplo, al encontrarnos con una predisposición al castigo, (contenido) el
contexto que sostiene al castigo es generalmente el resentimiento (contexto).
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distintos a ésos. Sólo podemos hacer pequeñas modificaciones, pero no
transformar el sistema; en cambio cuanto más profunda sea nuestra
intervención, al tiempo que las acciones se vuelven menos obvias, adquirimos
más poder de palanca para lograr un contenido extraordinario, para transformar
el sistema. En todos los dominios existen sistemas con distintos niveles de
manifestación y, consecuentemente de apalancamiento. El nivel de la superficie
es el nivel de lo que vemos; es donde se manifiestan los resultados. Un objetivo
puede ser la rentabilidad de una empresa o transformar el estado actual de una
relación o la satisfacción de un cliente, dejar de fumar, o cualquier cosa que le
importe lograr a una persona o que se proponga como meta y que sea
observable; a eso lo voy a llamar un objetivo. Resultado es tanto haber logrado
el objetivo como no haberlo hecho.
Con una observación sistémica es posible notar que por debajo de cada
resultado hay un proceso que se esconde. El proceso queda oculto detrás del
producto y hace que no lo veamos. Vemos el producto, pero no la línea de
montaje de la que salió, ni vemos la fábrica que lo hizo; no vemos a la gente
que compró los materiales para producirlo. Vemos sólo el contenido pero no
vemos el contexto. De hecho, si miramos cualquier cosa profundamente
podemos descubrir todo el universo. Si por ejemplo pensamos en un producto
que fue hecho por personas que operaban máquinas, esas máquinas también
son productos hechos por alguien que necesitó que otra persona comprara,
por ejemplo, metal. Este metal fue extraído de una mina, para que de esta
mina se extrajera el metal hubo gente que descubrió la mina etcétera. Así al
observar cualquier producto de hecho podemos ver a los antepasados de la
persona que descubrió la mina de la que se extrajo el metal con el que se hizo
la máquina que produjo un determinado objeto.
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Contenido: exteriorización del contexto
Puede resultar común que las explicaciones acerca de por qué funciona o
no funcionan muchas relaciones tienen que ver con el otro. Descansen en la
culpa o el mérito que tienen la otra persona, con la persona que se interactúa
en la relación. Pero desde esta perspectiva las relaciones tienen que ver con
el contexto desde dónde cada persona está operando sobre relaciones. La
relación no es entre el otro y yo; la relación es el contexto desde el que yo
vengo para las relaciones. Las únicas relaciones que puedo tener son las que
tengo y las únicas relaciones que cada persona puede tener son las que tiene;
las que sean, no importa cuáles. Las relaciones existen dentro de mí, dentro
de cada persona, no afuera. Eso es lo que significo cuando hablo de contexto;
contexto es desde dónde vengo, desde dónde opero, desde dónde me
presento.
Ver lo invisible
Las creencias son contenido; el contexto abarca las creencias. El contexto
crea el contenido. La única manera de tener un quiebre es interviniendo en el
contexto, y podemos cambiar el contexto solamente si somos conscientes de
él. Para tener una relación que no tenemos, es necesario transformar el lugar
desde el cual estamos operando en relaciones. Desde donde yo estoy
operando acerca de las relaciones es a dónde yo voy a ir. De alguna manera ya
creamos la relación antes de que exista. El contexto crea el contenido,
entonces el contenido de nuestra vida está generado por el contexto. Lo que
propone el coaching es vivenciar el contenido de nuestra vida, y lo que sucede
cuando hacemos eso es que empezamos a descubrir cuál es nuestro contexto.
Para empezar necesitamos ser conscientes para descubrir cuál es el contexto
de nuestra vida. La cuestión es que el contexto no se ve, sólo podemos ver el
contenido y nos confundimos pensando que el contenido es realmente nuestra
vida en lugar de asumir que hay un contexto del cual el contenido es el
emergente. Cuando el contexto cambia, puede ser que los contenidos
cambien y nuestra percepción de los contenidos cambie. Cuando cambia el
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contexto puedo percibir el mismo contenido de una manera totalmente
distinta.
Sea cual fuese la experiencia que tiene una persona, eso es de poca
importancia. Lo fundamental es que estemos despiertos a la experiencia que
estamos teniendo. Si estamos viviendo como si nuestro cuerpo, nuestras
emociones o nuestros pensamientos fueran lo que somos, como si eso fuera
nuestro ser, estaríamos enfocados en tener razón, en cómo nos vemos. La
relación que yo tengo conmigo mismo cambia cuando yo paso a tener
experiencias en lugar de ser mi experiencia: mi cuerpo, mis pensamientos y
mis emociones.
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tenemos que lidiar en nuestra vida ¿De dónde vienen? ¿Qué es lo que está
generando esto?
Lo que vamos a ver es lo que genera todas las cosas con las que estuvimos
lidiando hasta ahora. Y estoy seguro que esto no lo queremos, no hay duda de
que no queremos que suceda lo que sucede; la mayoría no quiere tener
relaciones que no funcionan. No queremos que las cosas salgan mal, no
queremos sentirnos rechazados, no queremos ninguna de estas cosas. No
obstante es mucho de lo que estamos vivenciando en diferentes momentos de
nuestras vidas; y si no queremos eso, ¿por qué sigue sucediendo? Eso es lo que
vamos a ver ahora. Es lo que yo llamo la condición humana.
Contexto de supervivencia
Tenemos que tener razón, y pensemos cuánto tiempo de nuestra vida nos
pasamos queriendo tener razón en cuanto lo que creemos y sabemos. La
mitad de las veces ni siquiera sabemos respecto de qué queremos tener razón;
y ahí estamos con nuestra pelea teniendo razón y no tenemos idea de lo que
estamos hablando. Me pasa con mi mujer. Cuando yo estoy peleando con ella
y quiero tener razón, de repente me olvido de por qué estoy peleando, y no
tengo ni idea del motivo de la pelea. Pero ¿yo iba a parar? No, tenía que tener
razón, mi supervivencia estaba en juego. Esta es la condición humana. Esto
puede sonar muy mal, pero nacimos en esto, como si fuéramos víctimas. Lo
somos, nacimos dentro de este contexto; desde el día en que nacimos éste
fue el contexto. Esto está rodeando cada célula de nuestro cuerpo; todo lo
que aprendimos mientras crecíamos está basado en la supervivencia, es desde
donde estamos operando. Este es el contexto desde el que estamos operando;
un contexto de supervivencia. Lo que quiero que veamos son algunos de los
nudos de este contexto. Yo los llamo las condiciones de la supervivencia.
Quiero advertir que la mente va a querer pelearlo, porque en nuestra mente
todo se trata de sobrevivir.
¿Cuáles son las condiciones de supervivencia? Las condiciones son como las
cuatro paredes, el techo y el suelo. Es lo más parecido al contexto que
podemos ver, pero recordemos que la sala no es realmente el contexto.
Entonces miremos cuáles son las condiciones básicas desde donde operamos.
Escasez
Los seres humanos no necesariamente creemos que las cosas sean escasas.
Simplemente pensamos en términos de escasez. Por ejemplo, aunque nosotros
nunca hayamos pensado que el amor sea escaso, es obvio que operamos desde
la escasez con respecto al amor. Si no lo creyéramos así, ¿por qué nos
guardamos el amor y lo reservamos para determinadas personas? ¿Por qué hay
tanta separación? ¿Por qué la gente se termina separando? ¿Por qué hay tantos
divorcios en nuestra sociedad? Creo que lo que pasa es que estamos operando
desde un contexto de escasez. Es como si fuéramos un recipiente, y yo decidí
que en lugar de ser completo me falta la otra mitad y salgo a buscarla para
completarme a mí. ¿Por qué? Porque yo creo que soy escaso en lo que tengo,
estoy convencido de que no soy todo, de que me falta algo; entonces
automáticamente salgo a buscar lo que me falta. Entonces nos unimos, no por
lo que tenemos para contribuir al otro, o no porque realmente queremos
compartir con el otro, sino porque nos necesitamos. Y establecemos
relaciones en las que no confiamos uno en el otro; estamos siempre a la
defensiva porque tenemos terror y temor y profundo miedo a que nos vayan a
quitar la otra mitad que conseguimos y creamos relaciones que no funcionan.
Inevitabilidad
Tomar posiciones
Separación