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Mente, Ser y Posibilidad

Esteban y Jorge Pinotti


Distinción entre Contexto y Contenido

En la escucha del coach el enfoque va mas allá de las palabras mismas de


una conversación, distinguiendo el espacio desde donde surgen las palabras.
Entendiendo que las palabras cobran sentido según el contexto que las
sostienen, es allí donde existe descansan los distintos actos lingüísticos.

¿Qué entendemos por Contexto y que entendemos por Contenido?

Podríamos entender al contexto como el espacio o como el medio; por


contexto entendemos el ambiente dentro del cual algo existe. El continente
que soporta un contenido determinado. Por contenido podríamos deducir a
todas las cosas que existen dentro del espacio o medio. Una representación
física podría ser que el contexto de una sala es el suelo, las paredes y el
techo, mientras que todo lo que está dentro es el contenido. El contexto es el
espacio y el contenido es todo lo que existe dentro del espacio. En las
competencias conversacionales podemos entender como Contenido a las
palabras de una frase, pero desde donde la persona comunica la frase sería el
contexto. Podemos decir las mismas palabras “viniendo” desde distintos
lugares, y según desde donde “vengamos”, vamos a querer decir cosas
distintas. Las palabras pueden ser las mismas y, dependiendo desde donde
están dichas o hacia donde están enfocadas, pueden significar cosas distintas.

Lo que le da sentido al contenido es el contexto.

Una poderosa posibilidad que abre esta perspectiva es que podremos ver
al contenido como una manifestación de un contexto que lo sostiene. Sólo
puede existir un contenido si el contexto lo permite. Este contexto puede ser
difícil de percibir, pero el contenido denuncia al contexto. De esta manera
podemos tener acceso a observar el contexto, a través de la observación del
contenido. Las acciones derivan de un observador determinado, siendo las
acciones el contenido del contexto “observador”. Tal vez nos sea invisible o
no tan evidente percibir el lugar desde donde surge la acción, pero la acción
en sí evidencia un espacio que lo sostiene, denunciando así al contexto. Por
ejemplo, al encontrarnos con una predisposición al castigo, (contenido) el
contexto que sostiene al castigo es generalmente el resentimiento (contexto).

Nuestro poder para lograr algo distinto de lo que sucede está en


transformar lo que produce los resultados. La capacidad de transformación es
una función inversamente proporcional a la manifestación de los resultados.
Esto quiere decir que cuanto más superficial sea el nivel de nuestras acciones
en un determinado dominio, menos poder tenemos para lograr resultados

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distintos a ésos. Sólo podemos hacer pequeñas modificaciones, pero no
transformar el sistema; en cambio cuanto más profunda sea nuestra
intervención, al tiempo que las acciones se vuelven menos obvias, adquirimos
más poder de palanca para lograr un contenido extraordinario, para transformar
el sistema. En todos los dominios existen sistemas con distintos niveles de
manifestación y, consecuentemente de apalancamiento. El nivel de la superficie
es el nivel de lo que vemos; es donde se manifiestan los resultados. Un objetivo
puede ser la rentabilidad de una empresa o transformar el estado actual de una
relación o la satisfacción de un cliente, dejar de fumar, o cualquier cosa que le
importe lograr a una persona o que se proponga como meta y que sea
observable; a eso lo voy a llamar un objetivo. Resultado es tanto haber logrado
el objetivo como no haberlo hecho.

Con una observación sistémica es posible notar que por debajo de cada
resultado hay un proceso que se esconde. El proceso queda oculto detrás del
producto y hace que no lo veamos. Vemos el producto, pero no la línea de
montaje de la que salió, ni vemos la fábrica que lo hizo; no vemos a la gente
que compró los materiales para producirlo. Vemos sólo el contenido pero no
vemos el contexto. De hecho, si miramos cualquier cosa profundamente
podemos descubrir todo el universo. Si por ejemplo pensamos en un producto
que fue hecho por personas que operaban máquinas, esas máquinas también
son productos hechos por alguien que necesitó que otra persona comprara,
por ejemplo, metal. Este metal fue extraído de una mina, para que de esta
mina se extrajera el metal hubo gente que descubrió la mina etcétera. Así al
observar cualquier producto de hecho podemos ver a los antepasados de la
persona que descubrió la mina de la que se extrajo el metal con el que se hizo
la máquina que produjo un determinado objeto.

Ante cualquier cosa, si podemos escuchar los procesos que llevaron a


constituirla, nos vamos a encontrar con todo el mundo. En la década del
cincuenta existían diferencias entre el proceso productivo de automóviles
estadounidenses y el proceso productivo japonés. Cuando los autos
estadounidenses llegaban al final de la línea de montaje eran revisados por
inspectores, y si las chapas de la carrocería no estaban bien ensambladas
usaban unas mazas de goma para ajustarlas. Esto era una práctica común en
todas las fábricas de autos estadounidenses; revisaban la calidad del auto
cuando lo terminaban y si hacía ruido por faltas de ajuste de las chapas de la
carrocería le daban un mazazo para encajarlas y que no hicieran ruido. Si los
autos salían con ese error, lo corregían con un mazazo al final de la línea.
Esto es un ejemplo de operar a nivel del resultado o del producto. Es
literalmente agarrar a martillazos el contenido.

Los japoneses no se peleaban con el resultado sino que trabajaban en otro


nivel. Deming observó esto y empezó a descubrir el proceso que estaba por
debajo del resultado y que lo condicionaba. Descubrió que el proceso tenía
ciertas variables que estaban fuera de control y descubrió las causas que
producían los contenidos distintos a los deseados. Al hacer esta distinción
apareció un lugar más profundo para apalancar, y propuso que en vez de
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trabajar a nivel del resultado se trabajara a nivel del proceso, porque el
poder de apalancamiento para corregir el resultado estaba en el proceso. Este
nivel más profundo del proceso opera como contexto y es posible desde allí
transformar el resultado. El contexto determina el contenido. El proceso
determina el resultado y cuando aparece un defecto tenemos la oportunidad
de trascender el resultado y redescubrir el proceso que lo generó. Ahora, por
debajo de este nivel de proceso hay otro nivel aún más profundo, y es el nivel
de infraestructura. Una fábrica con ciertas máquinas condiciona el espacio de
procesos productivos posibles y a su vez estos procesos productivos son los
que condicionan el espacio de resultados posibles. En este nivel la fábrica
opera como el contexto que condiciona tanto el proceso como el producto.
Trabajar en el nivel de la fábrica nos da posibilidades de generar procesos
productivos y éstos nos dan posibilidades de lograr ciertos resultados, ciertos
productos, cierto contenido.

Podemos entender como Contenido a todo lo que hay en la vida de cada


persona; los resultados, las relaciones, el cuerpo, las emociones y los
pensamientos. Es lo que tenemos en todos los dominios; es lo que hacemos en
todos los dominios. Ése es el contenido de nuestra vida. Contexto es el
espacio en el cual eso existe. Desde esta perspectiva podremos encontrar
muchos contenidos en nuestra vida. Todo el contenido de nuestra vida no
tiene significado por sí mismo, lo que le da sentido es el contexto desde el
cual sostenemos el contenido. Nosotros le damos el significado teniendo en
cuenta el lugar desde el cual estamos operando. Contexto es desde donde yo
opero y el contenido es lo que hago.

Una brecha de efectividad es una oportunidad para redescubrir y rediseñar


la parte del proceso o de la infraestructura que están desalineadas con los
objetivos y por las cuales estamos generando los contenidos no deseados. El
nivel de proceso es menos manifiesto que el de resultado, pero al operar
desde ahí tenemos más poder. En este nivel el proceso es contexto y el
producto es el contenido. Pero si las modificaciones en los procesos no
alcanzaran para lograr lo que queremos, podemos seguir bajando y llegar al
nivel más profundo de la infraestructura. De la misma forma que del resultado
podemos bajar al proceso, desde éste podemos descender a la
infraestructura. Es la infraestructura la que permite los procesos y ella es aún
menos manifiesta que el proceso. Cuanto más profundo operemos en cada uno
de estos niveles, mayor poder de transformación obtendremos. En este nivel
de base, la infraestructura es el contexto, y el proceso y el resultado son
meros contenidos. Para lograr resultados distintos de los que obtenemos
podemos rediseñar la infraestructura que no está autorizando la generación
de los procesos que están dando los contenidos actuales. Toda esta
exploración empieza con una insatisfacción, con lo que podemos llamar un
“error” o un defecto en el contenido. Llamo “error” a aquello que ocurre y es
distinto de lo que me hubiera gustado que ocurra.

Cuando el contenido de mi vida no es el que quiero, cuando descubro que


el resultado o el producto que yo estoy generando no es el que yo quiero,
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tengo la oportunidad de bajar a estos distintos niveles e ir descubriendo los
procesos que están generando esos resultados. Y si no fuera suficiente, puedo
también bucear en la infraestructura para delatar qué aspecto de ella está
condicionando los procesos que están generando esos resultados. De esa
manera accedo al contexto y puedo apalancar desde el nivel que lo requiera.
No siempre hace falta bajar hasta la infraestructura; en algunos casos
podemos conseguir lo que queremos trabajando al nivel del proceso.

¿Cuál es el proceso humano fundamental? La conversación; el proceso de


relación y comunicación. A su vez este proceso está basado en la
infraestructura, que es lo que voy a llamar la conversación de identidad.
Quien yo me digo que soy es la infraestructura sobre la cual voy a desarrollar
procesos conversacionales, sobre los cuales voy a ser capaz o no de obtener
los resultados que quiero. (Relación intra-personal)

En un contexto llamado desierto (desierto como contexto) ¿qué


esperaríamos encontrar? En el contexto llamado desierto, desierto es un
ambiente y en cualquier ambiente hay un cierto contenido, el que existe con
el ambiente; en un desierto probablemente no encontremos naranjales
porque el contexto no soporta ese contenido. Todo lo que existe está ahí
porque el contexto lo soporta; si decimos que vamos a plantar naranjales en
el desierto se van a secar. Nuestra vida tiene el contenido que tiene, está
como está, por el contexto, por el lugar desde el cual estamos viniendo, el
lugar desde el cual operamos. Todo lo que tenemos es soportado por el
contexto, todo. Podemos sentarnos ahí y decir que no nos gusta algo en
nuestra vida, pero la razón por la cual está ahí es el contexto que lo soporta,
desde donde venimos, de donde estamos operando se soporta ese contenido;
hace que eso esté ahí. Todo lo que sucede en nuestra vida sucede únicamente
por como estamos operando, por el contexto de nuestra vida. Todos los
contenidos de nuestra vida, las relaciones que tenemos, las cosas que
tenemos, las cosas que nos suceden son de la única forma que pueden ser
dado como estamos operando. Dado el lugar desde donde venimos, la vida de
cada persona es de la manera que es.

Lo que la mayoría de las personas hacemos es mirar el contenido de


nuestra vida y entonces nos gusta o no nos gusta el contenido, miramos el
contenido y queremos cambiar lo que no nos gusta, eso es como querer
cambiar a martillazos el contenido del desierto, es pelearse con la arena. No
me gusta el desierto, me gustan las flores, me gusta que haya pasto verde voy
y planto flores y pasto y nada sucede porque el contexto no lo soporta, no lo
permite. La pregunta es ¿cuál es el contexto de mi vida? ¿Desde dónde yo
estoy operando?, ¿desde dónde vengo? Porque desde donde yo estoy operando
es lo que está creando todo.

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Contenido: exteriorización del contexto
Puede resultar común que las explicaciones acerca de por qué funciona o
no funcionan muchas relaciones tienen que ver con el otro. Descansen en la
culpa o el mérito que tienen la otra persona, con la persona que se interactúa
en la relación. Pero desde esta perspectiva las relaciones tienen que ver con
el contexto desde dónde cada persona está operando sobre relaciones. La
relación no es entre el otro y yo; la relación es el contexto desde el que yo
vengo para las relaciones. Las únicas relaciones que puedo tener son las que
tengo y las únicas relaciones que cada persona puede tener son las que tiene;
las que sean, no importa cuáles. Las relaciones existen dentro de mí, dentro
de cada persona, no afuera. Eso es lo que significo cuando hablo de contexto;
contexto es desde dónde vengo, desde dónde opero, desde dónde me
presento.

Cada persona en este momento tiene un contexto para las relaciones.


Cada uno de nosotros en este momento tiene un contexto acerca del dinero.
La cantidad de dinero que tenemos en nuestra vida es lo único que podemos
tener; dado desde donde estamos operando, desde donde venimos. Podemos
hacer más dinero y tener la misma; si en un momento tenemos cierto dinero y
algo ocurre y empezamos a tener más dinero, pero aunque estemos haciendo
más dinero pareciera que no tenemos más dinero; si antes no alcanzaba,
ahora tampoco. Desde donde operamos, desde donde venimos, es hacia dónde
vamos. El contexto desde el cual estamos operando es lo que nos va a
permitir tener lo que tengamos que tener; algunas personas operan desde un
lugar desde el cual nunca van a poder tener mucho dinero, entonces no
importa el dinero; que hagan, no tienen lo suficiente y es siempre la misma
experiencia aunque ahora hagan diez veces más del dinero que hacían antes,
la vivencia que tienen es que no tienen lo suficiente; el contenido puede
cambiar pero el contexto no cambia.

Ver lo invisible
Las creencias son contenido; el contexto abarca las creencias. El contexto
crea el contenido. La única manera de tener un quiebre es interviniendo en el
contexto, y podemos cambiar el contexto solamente si somos conscientes de
él. Para tener una relación que no tenemos, es necesario transformar el lugar
desde el cual estamos operando en relaciones. Desde donde yo estoy
operando acerca de las relaciones es a dónde yo voy a ir. De alguna manera ya
creamos la relación antes de que exista. El contexto crea el contenido,
entonces el contenido de nuestra vida está generado por el contexto. Lo que
propone el coaching es vivenciar el contenido de nuestra vida, y lo que sucede
cuando hacemos eso es que empezamos a descubrir cuál es nuestro contexto.
Para empezar necesitamos ser conscientes para descubrir cuál es el contexto
de nuestra vida. La cuestión es que el contexto no se ve, sólo podemos ver el
contenido y nos confundimos pensando que el contenido es realmente nuestra
vida en lugar de asumir que hay un contexto del cual el contenido es el
emergente. Cuando el contexto cambia, puede ser que los contenidos
cambien y nuestra percepción de los contenidos cambie. Cuando cambia el

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contexto puedo percibir el mismo contenido de una manera totalmente
distinta.

Pensemos por un momento en una persona enamorada. Ahí está la persona


enamorada y ve la sonrisa lindísima que tiene la otra persona y ama todo de
esa persona; y a medida que pasa el tiempo ya no tiene una sonrisa tan
simpática, es una mueca, su voz ya no es agradable, irrita. Es la misma
persona, pero ahora es diferente porque el lugar desde donde viene, desde
donde opera, “cambió”. El contenido parece diferente; para el enamorado no
es la misma persona y entonces la desecha y busca otra que no vaya a hacer
eso. Esto es un ejemplo de lo que sucede cuando el contexto cambia y el
contenido es el mismo. Contexto es el lugar desde donde opero. Contenido es
aquello que hago desde el lugar en que opero. ¿Es posible correr un riesgo sin
operar desde el arriesgar? ¿Es posible no correr un riesgo, pero operar desde
el arriesgar?

Sea cual fuese la experiencia que tiene una persona, eso es de poca
importancia. Lo fundamental es que estemos despiertos a la experiencia que
estamos teniendo. Si estamos viviendo como si nuestro cuerpo, nuestras
emociones o nuestros pensamientos fueran lo que somos, como si eso fuera
nuestro ser, estaríamos enfocados en tener razón, en cómo nos vemos. La
relación que yo tengo conmigo mismo cambia cuando yo paso a tener
experiencias en lugar de ser mi experiencia: mi cuerpo, mis pensamientos y
mis emociones.

Contexto es el espacio o el medio. Me refiero al medio dentro del cual


algo existe. Contenido son todas las cosas que existen dentro del espacio o
medio. Una representación física podría ser que el contexto de la sala es el
piso, las paredes y el techo, mientras que todo lo que está dentro es el
contenido. En realidad, sin embargo, el contexto es el espacio dentro del cual
las cuatro paredes, el piso y el techo existen. Las cuatro paredes no son
realmente el contexto, pero sí son lo más cercano a contexto que podemos
ver, ya que no podemos ver realmente el contexto. El contexto es el espacio o
medio. El contexto permite que el contenido exista. No podemos esperar
encontrar un helecho en el desierto, pues el contexto no lo permite. El
contexto genera el contenido, y cualquiera sea el contenido, éste existe
porque el contexto lo permite.

Contexto del ser humano

No se trata de pelear en el nivel de los resultados, ya sea una emoción o


lo que fuere. Es lo más obvio y fácil de hacer, pero es lo menos efectivo. De lo
que se ocupa el Coaching es de descubrir, de escuchar cuál fue el contexto
desde el que opera una persona y que está creando todo esto. El contenido es
el enojo, el resentimiento o los sentimientos o las cosas que fueran, pero lo
que el coaching propone es descubrir qué es lo que lo genera, de dónde viene
todo esto, qué es lo que genera todas las brechas de efectividad con las que

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tenemos que lidiar en nuestra vida ¿De dónde vienen? ¿Qué es lo que está
generando esto?

Lo que vamos a ver es lo que genera todas las cosas con las que estuvimos
lidiando hasta ahora. Y estoy seguro que esto no lo queremos, no hay duda de
que no queremos que suceda lo que sucede; la mayoría no quiere tener
relaciones que no funcionan. No queremos que las cosas salgan mal, no
queremos sentirnos rechazados, no queremos ninguna de estas cosas. No
obstante es mucho de lo que estamos vivenciando en diferentes momentos de
nuestras vidas; y si no queremos eso, ¿por qué sigue sucediendo? Eso es lo que
vamos a ver ahora. Es lo que yo llamo la condición humana.

Contexto de supervivencia

Muy temprano en nuestra vida, descubrimos que no sabemos nada. Todo


es un misterio. Y nuestras mentes se revelan frente al misterio, lo rechazan.
Entonces buscamos por ahí queriendo encontrar algún tipo de certeza.
Encontramos que la manera más fácil y rápida de sentirnos seguros es tener
creencias. Creamos nuestro sistema de creencias para no tener que
enfrentarnos al hecho de que no sabemos nada. Esto es inevitable; como seres
humanos nacemos con la tendencia a inventarnos creencias. No podríamos
haberlo evitado dado el contexto de supervivencia del que somos parte. Sin
embargo, toda nuestra existencia está pendiendo de un hilo. Podríamos
morirnos en cualquier instante y no sólo físicamente. El propósito de nuestra
mente es evitar la muerte y eso es la supervivencia.

La Supervivencia existe en tres niveles


Cuerpo - muerte física.
Emociones - vergüenza, rechazo, aislamiento, pérdida del amor.
Intelecto - estar equivocado, aburrimiento.

La supervivencia siempre es un tema importante para nosotros, dado que


operamos desde allí. Sólo podemos ir hacia el lugar desde donde venimos.
Como seres humanos con mente, estamos condenados a la supervivencia. No
existe otra posibilidad para nosotros. Nuestra mente va a tratar
desesperadamente de evitar esta posibilidad. La mente no quiere enfrentarse
a este conflicto y, al evitarlo, nos comprometemos más y más a eso mismo, a
la supervivencia.

Condiciones del contexto de supervivencia

La esencia de la condición humana es que como seres humanos operamos


desde un contexto de supervivencia. Nuestra vida es acerca de sobrevivir. La
supervivencia existe en distintos niveles; físicamente queremos sobrevivir. No
queremos morir, tenemos miedo a la muerte, eso es físico; en lo emocional
tampoco nos queremos morir, no queremos que nos lastimen, no nos gusta
que nos rechacen, no queremos sentir vergüenza. Hacemos cualquier cosa
para evitar esto en nuestras relaciones, nos protegemos para que la otra
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persona no nos haga doler, no nos lastime y nos protegemos hasta tal punto
que podemos salirnos y lastimar al otro tratando de protegernos nosotros.
Suena loco, pero es algo que tiene sentido en el contexto de supervivencia.
¿Qué sentido puede tener que en este mundo haya tanta armas nucleares, que
puedan destruir el mundo? ¿Qué lo motiva? Para protegernos, tenemos esas
armas. Algunos piensan que es una locura, pero la condición humana es una
condición de supervivencia; operamos desde un contexto de superviviencia,
hacemos cualquier cosa para no morir, e intelectualmente la supervivencia es
no estar equivocado, no perder el control.

Tenemos que tener razón, y pensemos cuánto tiempo de nuestra vida nos
pasamos queriendo tener razón en cuanto lo que creemos y sabemos. La
mitad de las veces ni siquiera sabemos respecto de qué queremos tener razón;
y ahí estamos con nuestra pelea teniendo razón y no tenemos idea de lo que
estamos hablando. Me pasa con mi mujer. Cuando yo estoy peleando con ella
y quiero tener razón, de repente me olvido de por qué estoy peleando, y no
tengo ni idea del motivo de la pelea. Pero ¿yo iba a parar? No, tenía que tener
razón, mi supervivencia estaba en juego. Esta es la condición humana. Esto
puede sonar muy mal, pero nacimos en esto, como si fuéramos víctimas. Lo
somos, nacimos dentro de este contexto; desde el día en que nacimos éste
fue el contexto. Esto está rodeando cada célula de nuestro cuerpo; todo lo
que aprendimos mientras crecíamos está basado en la supervivencia, es desde
donde estamos operando. Este es el contexto desde el que estamos operando;
un contexto de supervivencia. Lo que quiero que veamos son algunos de los
nudos de este contexto. Yo los llamo las condiciones de la supervivencia.
Quiero advertir que la mente va a querer pelearlo, porque en nuestra mente
todo se trata de sobrevivir.

Esto es tan loco porque el único propósito de la mente es sobrevivir


sabiendo todo el tiempo que no vamos a terminar la vida vivos, pero desde
donde venimos tratamos de no morir. No queremos ver nuestra propia
mortalidad, física, emocional, o intelectual; no queremos enfrentar el
rechazo o estar equivocados, no queremos enfrentar la vergüenza. Aunque
sepamos intelectualmente que nos vamos a morir, mientras vivimos venimos
de un lugar de supervivencia.

¿Cuáles son las condiciones de supervivencia? Las condiciones son como las
cuatro paredes, el techo y el suelo. Es lo más parecido al contexto que
podemos ver, pero recordemos que la sala no es realmente el contexto.
Entonces miremos cuáles son las condiciones básicas desde donde operamos.

“Más”, “mejor”, “diferente”

La condición número uno es: “más”, “mejor” y “diferente” y qué quiero


decir con esto. Significa que desde donde operamos en nuestra vida, sin
importar dónde esté, siempre hay un lugar que es “más”, “mejor” y
“diferente”; y desde ese lugar operamos, desde allí venimos. No importa lo
que tenga, siempre hay algo más, no importa lo bueno que sea, puede ser
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mejor. Estoy siempre buscando algo que es “más”, “mejor” y “diferente”, ¿no
es ése el lugar desde donde operamos? Esa es la condición humana, no
importa qué. Por eso la mayoría de las relaciones no funcionan, porque nos
ponemos en una relación y no importa que siempre haya algo que es “más”,
“mejor” y “diferente”. Este es el lugar desde donde venimos; contexto es el
lugar desde el que vengo y es el lugar al que voy. Es por eso que no podemos
tener más dinero del que tenemos ahora, porque si tenemos más querremos
más. Podemos decirnos que nos gustaría un poco de eso, pero es el lugar
desde donde operamos, donde estoy no es; siempre hay un lugar mejor,
siempre hay algo más, siempre hay algo diferente. Esta es una condición en la
que vivimos. Queremos más dinero, mejores relaciones y una solución
diferente al problema del hambre en el mundo. ¿No nos hemos dado cuenta
acaso de que nunca podríamos tener más dinero? Nuestras relaciones nunca
pueden ser mejores. Nunca habrá una solución adecuada para el hambre en el
mundo. Nunca vamos a estar satisfechos y nunca vamos a poder hacer una
verdadera diferencia. Es imposible desde el lugar del cual operamos. Lo único
que podemos hacer son intentos.

El ser humano no aparece en el mundo provisto de un auténtico


compromiso con estar satisfecho y hacer diferencias. Si así fuera, ya
estaríamos satisfechos y haciendo una diferencia, pero tengo la experiencia
de que no nacemos con estas características incorporadas. En realidad sólo
nacemos comprometidos con la supervivencia. Sólo eso. Estamos condenados
a nuestro compromiso. Todo lo que podemos hacer, en ese contexto, es
desear que todo sea mejor, más o diferente. Ah..., sí. De vez en cuando
tomamos acción y hacemos cosas, pero guiados por nuestros deseos y,
entonces, dado el lugar desde donde operamos, nada de eso importa mucho.

Escasez

Busquemos otras condiciones que existan en este contexto de


supervivencia. Cuando operamos desde supervivencia no hay suficiente para
todos. La escasez es otra de las condiciones de la condición humana.
Operamos desde un lugar donde hay escasez. Estoy diciendo que para cada
persona la escasez se muestra en su vida de alguna manera, y para cada uno
puede ser un poco diferente. Para algunas personas aparece como amor, y
cuando es así nos decimos que no tenemos nunca suficiente amor. Sin
importar cuánto todavía seguimos sin sentirnos amados aunque alguien nos
ame y lo sepamos, pero todavía no lo vivenciamos. Para nosotros, de amor
nunca hay suficiente. Para otros la escasez aparece en el dinero; nunca
tenemos el dinero suficiente, no importa cuánto, nunca tenemos el dinero
suficiente. Para otros es el tiempo y no importa cuánto, nunca alcanza; nos la
pasamos corriendo como locos y nunca tenemos el tiempo suficiente y la
escasez aparece en el tiempo y nunca nadie tiene suficiente tiempo. Es el
contexto de escasez lo que hace que existan palabras como necesidad.

El punto es que no importa cuál sea el contenido, amor, dinero, tiempo,


energía, desde el lugar en el que operamos. Desde el lugar desde el que
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venimos hay escasez, y lo curioso es que si empezamos a trabajar en esto, por
ejemplo: no tengo suficiente dinero, entonces empiezo a trabajar más y a
hacer más dinero. Y después no tengo más tiempo y entonces empiezo a
invertir mejor mi tiempo y después me quedo sin energía. Es lo mismo que se
va trasladando de una cosa a la otra. La escasez es una condición que aparece
en la vida de todos los seres humanos.

Vamos a alejarlo de nosotros y verlo en el mundo. La escasez en el mundo


aparece como insuficiente comida, y vivimos en un mundo donde miles de
personas mueren por día de hambre. Ahora, ¿tenemos comida suficiente? Sí,
tenemos suficiente comida para alimentar a la población del mundo. No es
que no tengamos lo suficiente, sin embargo operamos desde la escasez; no
hay suficiente poder o voluntad o compromiso como para hacer algo al
respecto y la gente se sigue muriendo, todos los días; ése es el resultado. El
veinticinco por ciento de la población mundial vive en la pobreza, por la
condición de escasez. Hay un montón de riquezas, de dinero, de recursos, hay
un montón de energía, pero eso no importa porque ése es el contenido. Desde
donde venimos operamos desde la condición de escasez; entonces no importa
cuánto tengamos, nunca es suficiente. Este es el contexto de supervivencia en
el que vivimos. Sabemos que hay suficiente comida en el mundo para todos
los seres humanos. Pero, dado que en realidad operamos como si no fuera
suficiente, en el mundo se están muriendo veintiocho personas cada minuto.
Aunque hay suficiente amor y suficiente tiempo y suficiente comida, no
creemos que sea suficiente. Siempre falta porque operamos desde un
contexto de escasez.

Los seres humanos no necesariamente creemos que las cosas sean escasas.
Simplemente pensamos en términos de escasez. Por ejemplo, aunque nosotros
nunca hayamos pensado que el amor sea escaso, es obvio que operamos desde
la escasez con respecto al amor. Si no lo creyéramos así, ¿por qué nos
guardamos el amor y lo reservamos para determinadas personas? ¿Por qué hay
tanta separación? ¿Por qué la gente se termina separando? ¿Por qué hay tantos
divorcios en nuestra sociedad? Creo que lo que pasa es que estamos operando
desde un contexto de escasez. Es como si fuéramos un recipiente, y yo decidí
que en lugar de ser completo me falta la otra mitad y salgo a buscarla para
completarme a mí. ¿Por qué? Porque yo creo que soy escaso en lo que tengo,
estoy convencido de que no soy todo, de que me falta algo; entonces
automáticamente salgo a buscar lo que me falta. Entonces nos unimos, no por
lo que tenemos para contribuir al otro, o no porque realmente queremos
compartir con el otro, sino porque nos necesitamos. Y establecemos
relaciones en las que no confiamos uno en el otro; estamos siempre a la
defensiva porque tenemos terror y temor y profundo miedo a que nos vayan a
quitar la otra mitad que conseguimos y creamos relaciones que no funcionan.

En cambio, a lo mejor, podemos estar juntos por lo que tengamos para


contribuir el uno con el otro y no por necesidad, sino por lo que podemos
crear juntos. Es algo muy diferente sabiendo que yo soy completo en un
ciento por ciento, sabiendo que la otra persona ya es completa en un ciento
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por ciento y que no nos necesitamos. Esto abre la posibilidad de estar en una
relación no por necesidad, sino por elección. Entonces hay una diferencia
enorme en estar con una persona por elección y no por necesidad, porque
estando por elección es desde donde realmente podemos crear una relación
rica de crecimiento mutuo. Una relación de servicio, en la cual el compromiso
es con la felicidad de la otra persona; no porque nos necesitemos, sino porque
estamos siendo llamados a contribuir y lo estamos eligiendo y preferimos
servir. ¿Cuántas personas están en este momento sirviéndole a la persona con
la que están y preguntándose qué es lo que necesita de sí para que el otro
pueda ser todo lo que puede ser en su vida? ¿Qué es lo que esta persona
necesita que yo sea para seguir creciendo en su vida? ¿En qué puedo contribuir
yo?

Entonces hay un contexto, un contexto de escasez. Hay una clase de


persona que vive permanentemente en la pregunta: ¿Qué hay acá para mí?,
¿qué es lo que hay en esto para mí?, y ante cualquier situación en la vida la
primera pregunta que se hace es: ¿Qué puedo sacar de acá? Esta persona se
siente incompleta. Y hay quien ante cualquier situación de la vida dice: ¿En
qué puedo contribuir yo?, ¿qué puedo dar? Y para aquellos que se preguntan:
¿Qué hay acá para mí?, les parece una locura que exista gente que diga: ¿Qué
puedo dar acá?, ¿qué es lo que tengo yo para dar? Yo conozco gente así.

Amar es un verbo. El amor es una acción, es un arte que se practica todos


los días. Si pensamos que hay una cantidad limitada de esto en nuestra vida
vamos a querer aferrarnos a experiencias del pasado porque no queremos que
se nos pase, porque tenemos terror de que mañana se nos pase, de que
mañana nos despertemos y se haya pasado el amor. Automáticamente, lo que
estamos diciéndonos a nosotros mismos es que creemos que hay una cantidad
limitada de amor, y que logramos agarrarla, y que ahora no queremos que nos
la quiten. Eso viene de un contexto de escasez. Si pensamos que se nos va a
pasar, que hay una cantidad limitada de amor, estamos viniendo desde ese
lugar. Hay quienes creen que tienen una capacidad limitada de amor,
entonces van pidiéndole al mundo ser amados y creen tener una capacidad
limitada de amor. Así que si lo dan se van a quedar sin amor. Es una
experiencia común recibir más de lo que se da. Cuanto más damos más
recibimos; es paradójico. Mientras más nos abrimos, mientras más dimos sin
buscar recoger, porque si buscamos recompensa es porque estamos buscando
que nos den. Yo estoy hablando de una posibilidad mucho más amplia que es
la de dar por dar, dar porque estamos vivos, dar porque queremos dar, dar
porque es nuestro honor y nuestro privilegio dar. No para recoger, porque es
un placer y es un gozo. Ahora cuando dimos, cuando nos abrimos, recibimos
mucho más de lo que dimos. La fórmula para ser amado es amar.

Inevitabilidad

La muerte es inevitable, ¿no es cierto? También lo son la guerra, el


hambre y la enfermedad, ¿no es así? Si no tomamos conciencia, si no
escuchamos nuestra conversación acerca de la inevitabilidad, esto nos va a
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impedir abrirnos a todo lo que es posible. La mayoría de la gente está
resignada al hecho de que la guerra, el hambre, la enfermedad y la muerte
son inevitables.

Tomar posiciones

Cuando tomamos un posición (la muerte es inevitable, por ejemplo) vamos


a tener razón de que estamos sobreviviendo. No es importante qué posición
tomamos, sino el hecho de que tomamos una posición. El problema con tener
una posición tomada es que sin importar qué posición hayamos tomado, por el
hecho de que tenemos una, automáticamente creamos una oposición a
nuestra posición. Las posiciones sólo sobreviven en la medida en que se
opongan a otras posiciones. No podemos tener la posición: “La guerra no es
necesaria”, sin producir automáticamente la posición opuesta. Al decir: “Esto
es bueno”, indefectiblemente esto implica que lo otro es malo. Cuando
nuestra posición produce la posición opuesta, habitualmente vamos a duplicar
la energía invertida en nuestra posición. Y, obviamente, al hacer esto, ¿qué
pasa con la posición opuesta? (se duplica). Lo que se resiste, persiste.

Separación

¿Qué otras condiciones existen en el contexto de supervivencia?, ¿Qué


genera supervivencia?, ¿Qué tiene que ser fundamentalmente cierto para que
seamos egoístas, ¿Cómo tenemos que vernos a nosotros mismos? Esta
condición es muy transparente. ¿Por qué nos vemos como individuos?, ¿Qué
tiene que ser verdad para que nos veamos como individuos?, ¿Por qué nos
vemos como el centro del universo?, ¿Por qué somos individualistas?, ¿Por qué
somos enemigos?, ¿Qué debe ser cierto para que todas estas cosas pasen?,
¿Qué condición fundamental debe existir? Miremos esta condición; ésta es la
condición central: separación. Operamos desde una condición de separación,
desde nuestra vivencia y experiencia percibo que yo no soy el otro. Yo soy yo,
y nadie más, el otro es el otro, y así sucesivamente; lo que apoya esto es que
podemos mirarnos a los cuerpos y claramente decir yo no soy el otro, soy
distinto. Esto se refuerza. La condición de separación es que vemos al otro
como una cosa separada; cuando operamos desde separación creamos
experiencias. ¿Cuáles son las experiencias que existen cuando venimos de
separación? Prejuicios, juicios, competencia, guerra. ¿Por qué hay guerra?
Porque nosotros estamos acá y ellos están allá, somos enemigos, estamos
separados. Es porque estamos separados. Es que tengo miedo de que el otro
pueda matarme. Por esa condición de separación hay un montón de cosas que
se crean: celos, envidia, odio, prejuicios, miedo, guerra; todo esto está
generado por la separación.

Desde esta observación es posible proponer que la caridad no funciona


porque está basada en la separación. Lo que hace es perpetuar la separación;
si yo doy porque el otro no tiene y yo sí tengo, cuanta más caridad haya más
cantidad de gente que necesita caridad va a haber porque está basada en la
separación. Desde el lugar en el que operamos, desde esta condición
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generamos todo eso. Por ejemplo, tenemos todas esas negociaciones de paz
en el Oriente Medio desde hace un montón de tiempo, en Irlanda, estamos
tratando de tener paz en el mundo desde hace un montón de tiempo ¿Por qué
no funciona? Porque no podemos concebir la paz, porque la paz que estamos
buscando sólo existe en esta noción de separación; la paz sólo existe con la
guerra. No podemos pensar en paz sin guerra, porque van juntas; todo lo que
hablamos de paz es hacer más por la guerra porque operamos desde un lugar
de separación; si venimos de la separación vamos hacia ella.

Muchos matrimonios terminan en divorcio: ¿por qué? Porque estamos


operando que somos separados; creamos un acuerdo de que vamos a estar
juntos, pero seguimos separados; la mente no capta que no estamos
separados, no captamos que no estamos separados. Si yo dijera que la verdad
es que no estamos separados; qué sucedería si en nuestra vivencia eso
ocurriera, de que yo soy el otro y que el otro soy yo, que no estamos
separados. Ahora es un concepto; qué sucedería si en nuestra vivencia eso
fuese cierto, no como concepto. ¿Qué sucedería si yo vivencio que soy el otro?
La mente está resistiendo e instala una conversación interna del tipo: “No
puede ser”. No importa qué, lo importante es notar lo que está haciendo.
Todas las relaciones que hemos tenido o tenemos ahora han sido destruidas o
están en proceso de destrucción. Todo lo que pido es que veamos las
condiciones desde las que estamos operando como seres humanos; operamos
desde las condiciones de más, mejor y diferente; en esta relación vamos a
empezar a sentir y a actuar como que hay algo más, mejor y diferente que
esta relación y esto va a liquidar la relación. Operamos desde la escasez, y
entonces vamos a querer agarrar a la otra persona. Y ¿qué pasa en una
relación cuando queremos agarrar?, ¿cómo nos sentimos si quieren agarrarnos?
Si operamos desde el lugar de la separación, la relación puede funcionar algún
tiempo, pero eventualmente nos vamos a separar porque es ahí adonde
vamos. Está la condición humana: esto es contra lo que estamos luchando y
cuanto más luchamos más lo perpetuamos.

Todo lo anterior surge de la condición de separación. La vida se me


presenta como si yo estuviera separado de los demás. No es que esto sea
cierto. Es lo que ocurre dado el lugar desde donde operamos. La conversación
nos va a decir que es muy difícil entender que la separación es sólo una
condición de la supervivencia y el resultado de nuestro sistema de creencias,
y no un aspecto de ella. Digo que la separación es la condición y la
supervivencia una de sus consecuencias. Estamos demasiado acostumbrados a
creer que somos seres separados. ¿Qué experiencias podemos tener en la vida
si creemos que estamos separados de los demás? Envidia, competencia.
Cuanto más operemos desde vernos como alguien separado de los demás, más
perdidos nos vamos a sentir; como si no tuviéramos la menor de idea de
quiénes somos. Cuanto más operemos desde vernos como alguien separado de
los demás, menor va a ser la percepción que tengamos de nuestro propio ser.
Y si alguien piensa que es la excepción de todo esto, entonces debe creer que
está separado de los otros.
Esteban y Jorge Pinotti
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