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PEQUEÑAS COMUNIDADES CRISTIANAS, PODEROSA SIMIENTES DE ESPERANZA

El hombre no es un vegetal, en nómada, es un caminante, un buscador.

Anqué ni biológicamente puede abastarse exclusivamente por su entrono siempre necesita ir mas
allá y después más allá de más allá o sea está en búsqueda a esa actitud del hombre le llamamos
esperanza. Ya que todo el trajín del hombre termina en la esperanza que es el motos del desear el
bien y de los bienes de la felicidad desmigajada.

TRATAREMOS DE DESTACAR ALGUNOS DE LOS SINTOMAS MAS CARACTERISTICOS Y MAS


COMUNES QUE OFRECEN DENTRO DE LA LINEA DE LA ESPERANZA

ESCUELA DE HUMANIDAD.

No se puede contemplar que la comunidad cristiana sea un grupo de terapia ni un grupo


solamente educativo, pero es indudablemente un espacio de relación respetuosa, desinteresada,
afectuosa, cordial, donde cada uno vale por sí mismo, donde nadie instrumentaliza a nadie, donde
se es aceptado y querido como es, con sus límites y valores, con sus virtudes y defectos.

Nuestras comunidades pueden ser una luz y un estímulo de esperanza en el nivel humanista, como
escuela de humanidad, como espacio preventivo de tantas enfermedades profundas del corazón
humano que necesita ser acogido y comprendido.

NUCLEO DE SOLIDARIDAD

Es un hecho constante la gran solidaridad afectiva y efectiva que suele reinar entre los miembros
de las comunidades de base, en un primer lugar al interior del grupo donde no faltan casos pero
que se tiene una intercomunicación hasta en la parte económica de manera organizada y
reglamentada, todo pasa a un fondo común.

Pero en el fondo aunque está organizada no se han realizado normas en el sentido del fondo
común ya que siempre que aparezca un problema tanto laboral, familia, accidente se es asumido
por los demás como si fuera propio tratando de solucionarlo lo más pronto posible.

El valor de esperanza que representa este hecho casi milagroso de que el pequeño grupo
convierta los individualismos en comunión, los egoísmos en solidaridad, los competidores en
defensores. El cristiano sabe pues que este milagro es fruto de la promesa de Jesús, quien
prometiendo una promesa especial para aquellos que se reúnen en su nombre.
EJERCICIO DE CORRESPONSABILIDAD.

El Concilio Vaticano II, nos ha recordado la corresponsabilidad propia de un pueblo de hermanos


iguales, ciudadanos del Reino, sacerdotes y profetas, portadores y portavoces del mismo Espíritu
de Dios, donde se suscitan carismas para ejercer el bien común.

La pequeña comunidad de base es la célula de la iglesia, donde el cristiano puede ejercer su


responsabilidad, vivida en corresponsabilidad con toso los demás miembros de la misma.

En ese ambiente fraternal y sencillo a la medida del hombre es más fácil que desaparezcan los
miedos y complejos que pudieran bloquear las propias capacidades y el propio carisma que
enriquece a los demás donde normalmente todo se prepara, se celebra y se revisa en común.

De este modo constituyen núcleos donde el hombre moderno, que sueña con una sociedad
autogestionaria per que la siente como una utopía demasiado lejana, puede ensayar y vivir,
ejercer y constatar que ese sueño no es imposible, porque hay semilla y oasis que la hacen
presentir y hasta saborear, como operativo exquisito, anunciador de un gran banquete.

UN CRISTIANO DINAMICO Y CREATIVO.

La pastoral masificada y ritualista fomentan en la iglesia la pasividad, la rutina, el inmovilismo.

En cambio un cristiano vivido en corresponsabilidad es un cristiano en creatividad constante,


naturalmente dentro de nuestras coordenadas de nuestra fe y siempre en la misma corriente de
savia eclesial. Las pequeñas comunidades releen el evangelio eterno desde su situación concreta y
así van balbuceando una nueva hermenéutica, nueva catequesis, una nueva liturgia y una nueva
espiritualidad. Nueva, pero no novedosa. Nueva, pero no diferente. Nueva, pero no renovada,
actualizada, encarnada. Porque el Espíritu hace nuevas todas las cosas.

Las pequeñas comunidades pueden ser una fuente de renovación eclesial, de vitalidad cristiana,
de entusiasmo misionero, de testimonio significante ante el mundo no creyente, ante el mundo
ateo, o ante el mundo simplemente indiferente.

IGLESIA NÓMADA.

El hombre vive fluctuante entre la libertad y el confort, entre la variedad y la seguridad, entre las
noches estrelladas y el techo protector.

Pues la iglesia no se escapa de esa realidad ya que en la historia evidentemente ha sufrido siempre
esa tentación y sucumbido en ella muchas veces.

La parte material en servicio de la pastoral han dado mucho beneficios a la Iglesia pero está
también la ha condicionado mucho en su forma de testimoniar y planificar, es importante en lo
material tener el espíritu de Jesús, libre, nómada, providencialista, donde relativizaba todo para
absolutizar el Reino.

Escogiendo lo más frágil para que destaque mejor el poder de Dios y para dejar nuestro corazón
más libre para Él y para sus caminos imprevisibles.

Aunque es imposible cuadrar este círculo, las pequeñas comunidades cristianas han demostrado
que el Espíritu Santo tiene caminos que no son como los nuestros.
Una comunidad de base no tiene edificios especiales, ni inversiones, ni fondos de reserva, ni
exenciones fiscales. Normalmente, su vida se desarrolla en un piso cualquiera de uno de los
miembros del grupo. Queda pues claro que para cuando una comunidad o varias quieran celebrar
alguna vez al año las principales fiestas Cristianas como la Pascua. Pentecostés o algún evento
piden prestado una iglesia o se alquila una nave o una sala de fiestas por horas y se acabó.

Damos por hecho que también hacen falta edificios y locales propios de la comunidad local. Pero
solamente queremos recordar aquí la aportación impagable de estas comunidades al espíritu
peregrinante que debe tener la iglesia. Donde nos recuerda.

- Lo uno necesario, y nos interpelan para que nos desprendamos de todo lo inútil,
relativicemos lo útil aunque sea indispensable, y nunca codiciemos lo superfluo, lo lujoso,
lo grandilocuente y aparatoso.

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