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donde las personas son obligadas a establecer este vínculo por cualquier razón
que sea, cosa que pasa en ambas formas de matrimonio), llegan los novios
enamorados y con el deseo de formar una unión que les dure toda la vida. En
ese sentido, se lograría en ambos, el mismo efecto, establecer un vínculo entre
dos personas que además de amarse, quieren pasar el resto de sus vidas
juntos, construyendo un proyecto que aportará a su desarrollo y evolución.
Aunque en ambos matrimonios hay algunos elementos parecidos en su forma
ritual (como la firma de un acta, que en el matrimonio natural adquiere el
nombre de contrato de voluntades, la participación de la pareja, su deseo y
aceptación de conformar una sociedad conyugal) es cierto también que el
matrimonio por la Iglesia, imprime en la vida de quienes se acercan al
Sacramento, unas condiciones que los hace diferentes, logrando efectos que el
otro no tiene.
1. A través del matrimonio por la Iglesia, Cristo fortalece una relación de
amor que ya tenía establecida con los cónyuges por el hecho de haber
muerto y resucitado por su salvación, a lo que los novios responden de
manera positiva. Deja de ser una sociedad de dos personas, para
convertirse en una de 4 (Cristo, la Iglesia y la pareja), a las que se
sumarán luego los hijos, quienes además deberán ser educados
rectamente. Por ello, los cónyuges ya no van por la vida solos, sino que
tienen la asistencia del Señor y por supuesto, de la Iglesia (que unidos:
Cristo-Iglesia) los acompaña y asiste de manera permanente. Es
complejo en el matrimonio natural, salvo que el Estado intervenga en el
caso de ejercerse violencia entre ellos o resolver temas legales; de
resto, es lo que la pareja haga por sí misma. Resalto que la alianza entre
Dios y la pareja es clara, pero es la respuesta de los cónyuges a Dios,
una de las cosas que lo hace distinto para poder transitar la ruta
matrimonial. Respuesta traducida en entrega, amor, fidelidad,
compromiso.