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NOMBRE: HNO.

FABIAN ALEXANDER GARCÍA MONTOYA


FECHA: 9 DE ABRIL DEL 202O
MATERIA: HISTORIA DE LA IGLESIA MODERNA Y CONTEMPORANERA
INFORME DE LECTURA: ANALISIS SOBRE EL PECADO ORIGINAL Y
TRENTO
PROFESOR: PBRO. JUAN FERNANDO RENDON

En este análisis se pretende abordar la ruptura que se dio entre la doctrina de


Martin Lutero, en relación a la concupiscencia, pecado y bautismo en Lutero y la
respuesta de Trento. A continuación, los errores de Lutero, enumerados en cuatro
puntos:

1. El hombre marcado por la concupiscencia, esto quiere decir que hace parte
innata del hombre y que esta condición no es borrada por el bautismo ya
que después de este permanece.
2. La concupiscencia misma es el pecado original y este es el pecado que
está prohibido por el décimo mandamiento.
3. El bautismo no borra ni puede borrar el pecado original
4. Los niños muertos sin el Bautismo, si bien no pertenecen al reino de los
cielos no se condenan.

En relación con lo anterior hay que dejar claro que se le presenta al Concilio una
doctrina:

a. Pesimista: ya que el hombre y su condición original es concupiscencia, es


pecado (esta es su condición natural
b. Da poca relevancia al Bautismo: solo aparece como un signo de la
salvación obrada por Cristo pero no como una regeneración del hombre
c. Optimista o confiada: la misericordia de Cristo no imputara como pecado
aquello que el hombre es, concupiscencia y pecado.
d. Algo basado en la psicología: todo basado donde el hombre moderno es
pecador justo: pecador, porque él es concupiscencia y justo, porque Cristo
lo cubre con su muerte.
Todo lo anterior hay que leerlo a la luz del concilio de Trento quien da respuesta a
estos errores:

1. Por tanto La concupiscencia en Trento tiende, pues, a ser considerada


como condición natural del hombre es la lección de Trento, frente a una
visión, luterana o agustiniana, demasiado proclive a identificar pecado
original y concupiscencia.
2. la concupiscencia no sólo es el desbordamiento actual - rebelión - de las
tendencias del hombre contra la voluntad de Dios, sino que es la condición
del hombre finito, Siempre la concupiscencia es capacidad de rebelión y,
por ende, en la situación histórica de decaimiento y tendencia al mal.
3. El Bautismo como un proceso de regeneración, que empieza como
superación del pecado de origen. De suerte que este proceso es la
resultante de una tendencia a la configuración progresiva con el hombre
nuevo, Cristo Jesús. Para esto precisamente permanece en nosotros la
concupiscencia, para el combate y para la corona.
4. En los bautizados permanece la concupiscencia, la cual no es pecado ni la
Iglesia la llamó pecado. Estas afirmaciones están casi premonitoriamente
contenidas en el Sermón 80 de SAN LEÓN MAGNO.

Por tanto, Trento deja claro que hay una gran ruptura frente a la doctrina de
Lutero y deja unos puntos resueltos, por esto este análisis muestran que estos
temas serán muy difíciles de tratar para un verdadero diálogo ecuménico.

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