Está en la página 1de 2

LOS DEBERÍAS: Consiste en el hábito de mantener reglas rígidas y exigentes sobre como tienen

que suceder las cosas. Cualquier desviación de esas reglas u normas se considera intolerable o
insoportable y conlleva alteración emocional extrema. Algunos psicólogos han considerado
que esta distorsión está en la base de la mayoría de los trastornos emocionales. Ejemplos de
este caso son: Un medico se irritaba constantemente con los pacientes que no seguían sus
prescripciones y pensaba: "Deberían de hacerme caso"; eso impedía que revisara sus
actuaciones o explorara los factores que podían interferir en el seguimiento de sus
indicaciones. Un hombre estaba preocupado excesivamente por los posibles errores que
podría cometer en su trabajo ya que se decía "debería ser competente y actuar como
profesional, y no debería cometer errores”. Las palabras claves como puede deducirse son:
"debería de...", "No debería de...”, "Tengo que...”, "No tengo que...", "Tiene que...”. Albert
Ellis, uno de los terapeutas cognitivos más eminentes, llama a este habito "Creencias
Irracionales" y las contrapone a las "Creencias Racionales" caracterizadas por lo que la persona
desea o prefiere respecto a sus objetivos o metas. Afirma que los deberías producen
emociones extremas y trastornos y los deseos personales derivados de las creencias racionales
pueden producir malestar cuando no se consiguen, pero no de manera extrema como las
exigencias de los "deberías", que además nos aleja de conseguir nuestros objetivos al
marcarnos solo un camino rígido.

Alternativas: Flexibilizar la regla. Comprobar su efecto. Preguntarse: ¿Que pruebas tengo para
decir que eso debe ser así necesariamente? ¿Puedo comprobar si es tan grave si eso no ocurre
como yo digo que debería ocurrir?

Los “debería”

Sentirnos mal no nos gusta y por ello intentamos proponernos planes de qué tendríamos que
hacer para sentirnos mejor. Por ello nos decimos “debería de hacer esto o debería de hacer lo
otro” o “tengo que hacer esto.”. Este tipo de cogniciones no solo las aplicamos a nosotros,
también a los demás.

Nos creamos expectativas que muchas veces acaban haciéndonos sentir frustración, rabia,
vergüenza o culpa. Muy común en las personalidades obsesivas son formas de
“autopresionarnos” y de hacernos sentirnos peor. Además en los estados depresivos no
tenemos ni fuerza física para hacer lo que “deberíamos” por lo único que se consigue es
encontrarse peor.

Identificación y corrección

Un terapeuta cognitivo le muestra al paciente que su percepción del mundo en un


determinado momento es sólo una de las posibles formas de percibir ese mismo mundo, y
ciertamente no la más enriquecedora. Luego, el terapeuta ayuda al paciente a desarrollar
pensamientos alternativos y formas alternativas de plantearse frente a la situación que le
resulta problemática en el mundo real. El terapeuta ayuda al paciente a aprender a
cuestionarse estos modelos del mundo del paciente y le ayuda a descubrir soluciones a sus
problemas que no estaban en su modelo, y así el paciente ve que no es que «no existieran»
soluciones, sino que sólo él no las había visto.[cita requerida]

Las distorsiones cognitivas se presentan la mayor parte de las veces en forma de pensamientos
automáticos que reúnen las siguientes características:6

Son mensajes específicos y discretos.

A menudo parecen taquigrafiados, compuestos por unas pocas y esenciales palabras o una
imagen visual breve.

Los pensamientos automáticos, no importa lo irracionales que sean, casi siempre son
creídos.

Se viven como espontáneos; se introducen de golpe en la mente.

A menudo se expresan en términos de “habría de, tendría que o debería”.

Tienden a dramatizar y catastrofizar.

Son relativamente idiosincráticos; en iguales situaciones pueden generar diferentes


emociones y pensamientos.

Son difíciles de desviar.

Son aprendidos.

Enmarcado en cada marco teórico, las distorsiones cognitivas pueden entenderse como
pensamientos disfuncionales, pensamientos negativos automáticos o como creencias
irracionales.

También podría gustarte