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UNIVERSIDAD NACIONAL DE UCAYALI

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

MONOGRAFÌA

DESARROLLO HISTÓRICO DEL PROCESO JUDICIAL

CURSO: SEMINARIO DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

DOCENTE: DR. HUGO FLORES VERGARAY

CICLO: XI

GRUPO: “B”

RESPONSABLES: AMIAS RUIZ, Pedro


PINEDO SCHUNKE, Wilmer
PARIONA LA TORRE, Edward Steven
BENVINO FLORINDEZ, Meri Yumitza
RENGIFO BENBINO, Frezzia Grisel

PUCALLPA-Perú

2017

1
DEDICATORIA
Al Dr. Hugo Flores Vergaray, por
su valioso interés de guiar a los
estudiantes de la Universidad
Nacional de Ucayali en el
conocimiento del proceso de
Administración de Justicia.

2
AGRADECIMIENTO
A DIOS todo poderoso, por la
vida, la salud, por las múltiples
bendiciones y las tantas
oportunidades que recibimos
diariamente, ¡gracias por su
misericordia¡

3
RESUMEN

DESARROLLO HISTÓRICO DEL PROCESO JUDICIAL

Cuando las comunidades se organizaron surgió la necesidad que los


conflictos individuales se sometieran a la intervención de un tercero para
su solución: llámese, pater familia, jefe de tribu, jefe militar, jefe
religioso, señor feudal, rey, emperador. Ellos como terceros distintos de
las partes, imparciales, arbitraban soluciones que imponían como
sentencias. Lo interesante de estos grupos es que el gobierno y la facultad
de juzgar eran atributos que le correspondía a una solo persona.

Con la consolidación del Estado moderno, la administración de justicia


pasa a ser una función pública, que suplanta a la justicia privada en la
medida que se afianza la autoridad del Estado, incorporándola a su
estructura como una organización especializada. Se pasa de la justicia
retenida por los individuos a la justicia delegada como función estatal.

La diferenciación de las funciones del Estado obedece a razones técnicas y


a un principio económico, como es la división del trabajo, por ello, lo que
se proclama en la época contemporánea como división de poderes sólo
responde a un principio político orientado a garantizar las libertades.

En el Perú el desarrollo del proceso judicial ha tenido altibajos y


desaciertos, en sus antecedentes históricos registra la participación de las
autoridades municipales.

Los procesos judiciales buscan la consolidación de la paz social.

PALABRAS CLAVES
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 ADMINISTRACIÓN: Su palabra proviene del latín ad–ministrare, que
significa “estar bajo el mando del otro, prestar un servicio”. Es el
conjunto de funciones cuya finalidad es administrar, es considerada
la técnica que busca obtener resultados de máxima eficiencia, por
medio de la coordinación de las personas, cosas y sistemas que
forman una organización o entidad.

 AUTOTUTELA: es la designación de un tutor para uno mismo. En


términos jurídicos, se define como una figura legal que permite que
una persona con capacidad de obrar suficiente, en previsión de que
fuera incapacitada judicialmente, deje por escrito cómo desea que
se organicen y administren los asuntos relativos a su persona y
bienes, incluida la designación de tutor.

 CONSTITUCIOLISMO: Sistema de gobierno regulado por una


constitución escrita.

 DEMOCRACIA: Sistema político en el que el poder reside en los


ciudadanos que pueden elegir sus representantes políticos.

 DESARROLLO: La palabra desarrollo es visto como sinónimo de


evolución y se refiere al proceso de cambio y crecimiento
relacionado con una situación, individuo u objeto determinado. Al
hablar de desarrollo podemos referirnos a diferentes aspectos: al
desarrollo humano, desarrollo económico, o desarrollo sostenible.

 INTENDENCIA: Sustantivo femenino. Este vocabulario hace


referencia a la dirección, cuidado, orientación, jefatura, directiva,
gobierno, administración o mando de algo. Distrito o comarca a que
se extiende la demarcación del intendente. Cargo, empleo o
dignidad del intendente. Despacho, oficina o agencia donde se
desempeña el intendente.
5
 JUSTICIA: La palabra Justicia proviene del latín justicia que significa
justo. La justicia es un concepto que se empezó a emplear años
antes de Cristo, para manifestar la equidad ante un juzgado y un
verdugo que dictaba condena, justa o injustamente, así pues, fueron
creándose los cimientos de un concepto que se ha elaborado y
diseñado para cada cultura de una manera diferente. De forma
concreta, podemos asegurar que la justicia es una constante y
perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde.

 PROCESO: causa, juicio, litigio, Un conjunto de acciones integradas


y dirigidas hacia un fin. Es a la vez continua de cambios o tareas
que ocurren de manera definida.

 PROVISIONAL: es un adjetivo que refiere a aquello que se realiza o


se posee de manera temporal (es decir, no permanente). El término
se emplea como sinónimo de provisorio. Por ejemplo: “Hice un
arreglo provisional para que la gotera no cause molestias, pero
tenemos que llamar a un especialista para la reparación”, “El
intendente anunció que, de forma provisional, Francisco Palarroni
ocupará la secretaría de Obras Públicas”, “Esta prohibición es
apenas una medida provisional que, seguramente, en unos meses
será levantada”.

 RÉGIMEN: procede del latín régimen y permite hacer referencia al


sistema político y social que rige un determinado territorio. Por
extensión, el término nombra al conjunto de normas que rigen una
actividad o una cosa.

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 REAL AUDIENCIA: fue un órgano judicial creado por la Corona de
Castilla. Formalmente, la primera audiencia fue establecida en
Valladolid el año 1371. Isabel la Católica divide en 1494 dicha
audiencia en dos: la Audiencia de Valladolid, con competencia al
norte del río Tajo; y la de Ciudad Real, con competencia al sur del
mismo río. En 1500 se decidió trasladar esta última a Granada, lo
que se verificó en 1505.

INDICE

Pag.
Dedicatoria……………………………………………………………………………… 2

7
Agradecimiento……………………………………………………………….……… 3
Resumen.………………………………………………………………….…………….. 4
Palabras claves…………………………….………………………….…………….. 5
Indice o contenido………………………………………….………………………. 8
Introducción……………………………………………………………………………. 9
Capítulo I
DESARROLLO HISTÓRICO DEL PROCESO JUDICIAL
1.1. Generalidades de su evolución………………………………. 10

1.2. Desarrollo histórico del proceso judicial en el Perú. 13

1.3. Características históricas del proceso judicial……..


18

CONCLUSIONES……………………………………………………………………
23
RECOMENDACIONES…………………………………………………………….
24
BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………..
25

INTRODUCCIÓN

La Justicia constituye uno de los sentimientos que permanentemente ha


acompañado al ser humano. Los mecanismos que utiliza para su logro

8
vienen a ser la expresión del desarrollo social al que ha arribado el
hombre moderno. Decimos ello porque las primeras manifestaciones de
justicia han sido hoy superadas por respuestas racionales.

Tal es así que la historia nos enseña que desde el amanecer de la


humanidad se dio la coexistencia de un pretendiente y un resistente y con
ello, la existencia del conflicto. En un principio se recurría exclusivamente
a la fuerza para dar solución a los desencuentros. En algún momento, que
nadie ha determinado con precisión, se optó por el debate, lo que
determinó que “la fuerza de la razón sustituyera a la razón de la fuerza,
reemplazando el brazo armado por la palabra, que ostenta -como medio
de discusión- la innegable ventaja de igualar a los contendientes”.

En ese contexto, el desarrollo histórico del proceso judicial esta


predeterminado por una serie de acontecimientos importantes que han
permitido y perfeccionándose a través de los tiempos.

Es donde la presente Monografía pretende responder a dichas inquietudes


de cómo ha sido el desarrollo histórico del proceso judicial en sus
diferentes acontecimientos tanto a nivel general como nacional.

CAPÍTULO I

DESARROLLO HISTÓRICO DEL PROCESO JUDICIAL

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1.1. GENERALIDADES DE SU EVOLUCIÓN
Es conocido que las comunidades primitivas optaban por la
venganza como patrón de justicia, para lo cual, sus miembros
empleaban su propia fuerza ante una ofensa, pues así, estimaban
su Derecho.
Este comportamiento, caracterizado por la auto-tutela, constituye
la expresión de la defensa privada que civilizaciones posteriores
no sólo van a mantener, sino que incluso van a tarifar, como el
caso de la Ley de Talión: un ojo vale un ojo, un diente vale un
diente. En esa época la justicia se ejercía en nombre propio,
como auto-justicia, la misma que todavía se mantiene en el
derecho moderno, de manera excepcional, a través del ejercicio
de la legítima defensa y el estado de necesidad.

Cuando las comunidades se organizaron surgió la necesidad que


los conflictos individuales se sometieran a la intervención de un
tercero para su solución: llámese, pater familia, jefe de tribu, jefe
militar, jefe religioso, señor feudal, rey, emperador. Ellos como
terceros distintos de las partes, imparciales, arbitraban
soluciones que imponían como sentencias. Lo interesante de
estos grupos es que el gobierno y la facultad de juzgar eran
atributos que le correspondía a una solo persona.

Con la consolidación del Estado moderno, la administración de


justicia pasa a ser una función pública, que suplanta a la justicia
privada en la medida que se afianza la autoridad del Estado,
incorporándola a su estructura como una organización
especializada. Se pasa de la justicia retenida por los individuos a
la justicia delegada como función estatal. Mario Alzamora
describe que este desarrollo señalando que “en épocas pasadas,
el gobernante que reunía en sus manos todo el poder, cuando la

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multitud y variedad de los asuntos lo exigieron, delegó las
funciones judiciales en determinadas personas. El principio
inspirador fue la división del trabajo, que en el caso de la justicia
exigía desde el comienzo especiales conocimientos. Esta misma
necesidad tuvo como inmediata y progresiva delimitación
funcional y como consecuencia mediata, el nacimiento del órgano
adecuado”.
En los orígenes del Estado moderno se confundió la
administración de justicia con el poder político: llámese ejecutivo
o legislativo. La separación positiva de estos conceptos ha sido
una conquista posterior de la cultura. Se enarbola la
independencia judicial como principio político. La diferenciación
de las funciones del Estado obedece a razones técnicas y a un
principio económico, como es la división del trabajo, por ello, lo
que se proclama en la época contemporánea como división de
poderes sólo responde a un principio político orientado a
garantizar las libertades.

Con la conquista de América, los españoles trasladaron la justicia


que existía en el Estado hispano. En las Partidas se expresaba
que la justicia debía estar presente en todos los actos del poder
público, por ello, su administración no estaba encomendada a
funcionarios especiales sino que, en mayor o menor medida, la
ejercían todas las autoridades del gobierno. Se dictaron normas
jurídicas especiales agrupadas bajo el nombre de Derecho
Indiano. Cuando existían situaciones no previstas en él se acudía,
supletoriamente al Derecho Castellano, sin embargo, esto no fue
suficiente.
Como la realidad en las Indias era diferente a la península, la
Corona se vio obligada a dictar nuevas normas par a la resolución
de conflictos. Ello llevó a la necesidad de elaborar un

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ordenamiento legislativo, denominado Recopilación de Leyes de
los Reinos de Indias, donde se declaraba que “la buena
administración de justicia es el medio en que conviven la
seguridad, quietud y sosiego de todos los Estados”. La Justicia se
reducía a dirimir conflictos de los particulares entre sí y de éstos
con el Estado, pero siempre en nombre del Rey. En ese mismo
sentido se orienta Beatriz Quintero, cuando señala que “en la
organización de las colonias hispanoamericanas, en las cuales no
sólo se impartía justicia en nombre del Rey sino que por una
serie de infinitas graduaciones jurisdiccionales se podía llegar
hasta el rey par que dictara el fallo definitorio del conflicto”.
En la Colonia existían cuatro clases de jueces: Capitulares,
Reales, Eclesiásticos y los que integraban la Audiencia. Los
Jueces Capitulares pertenecían al Cabildo y eran nombrados por
él; los Jueces Reales, eran designados por el Monarca para
atender temas de gobierno, militares y de hacienda; los Jueces
Eclesiásticos se ocupaban del cumplimiento de las normas
canónicas e intervenían en situaciones donde la Iglesia fuera
parte. La Audiencia, era un organismo colegiado que actuaba en
nombre del Monarca, con jerarquía igual o mayor a la del Virrey.
Era el superior tribunal de las Indias con competencia originaria o
por vía de apelación, según los casos sometidos a su
conocimiento. Aunque los juicios terminaban en las Indias,
estaba previsto un último recurso ante el Rey, a través del
Consejo de Indias.
1.2. DESARROLLO HISTÓRICO DEL PROCESO JUDICIAL EN EL
PERÚ.
Historiadores que se han interesado por el régimen judicial
implantando en América consideran que éste no estuvo exento
de cuestionamientos por la parcialidad y morosidad, y aún, el
cohecho en que incurrían algunos de los administradores de
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Justicia. Ello justificaría que mediante Real Cédula del 06 de
febrero de 1770 se reforme la organización de justicia,
disponiendo que en las Indias como en España se observe lo
ordenado para la rápida y recta administración de justicia,
disponiendo que se proceda a terminar las causas con la mayor
brevedad sin permitir dilaciones maliciosas o voluntarias de las
partes; sin embargo, estas recomendaciones no fueron
suficientes. El atraso judicial, del que no nos liberamos hasta
hoy, es también, sin duda herencia española. Como refiere
Roberto Dromi “el problema que viene desde entonces y de la
misma época, son los reproches y las tentativas de solución”.

Otra trascendental novedad de esa época fue la implantación de


las Intendencias en reemplazo de los antiguos corregimientos,
que fueron abolidos. Esta situación significó según Jorge Basadre
el cambio de la demarcación política y el sistema administrativo
tanto desde el punto de vista del gobierno mismo, como de la
burocracia dedicada a la Hacienda Pública, los Tribunales de
Justicia y el régimen local.

En el Perú, fueron establecidas las Intendencias de Trujillo,


Tarma, Huancavelica, Huamanga, Cuzco, Arequipa y Lima,
incorporándose además al Virreinato, en 1796 la de Puno. Las
Intendencias se subdividieron en partidos y subdelegaciones y
pasaron a llamarse departamentos cuando se estableció la
República.

En 1812 se promulgó la Constitución de Cádiz como resultado de


la crisis que produjo al Derecho público español, la prisión de
Fernando VII por Napoleón. Esta Constitución tuvo una vida
relativamente corta por las guerras de la Independencia en

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América y por la implantación de la monarquía absoluta en
España, sin embargo Jorge Basadre destaca la influencia
intelectual de esta Constitución para el Perú, por la imitación que
fueron objeto algunos de sus artículos en las Constituciones de
nuestra vida republicana, como veremos a continuación.

En el Perú, señala Ugarte del Pino, la justicia a manos de los


hombres y no de la divinidad se inicia con la llegada de los
castellanos a partir del Siglo XVI, quienes introdujeron la llamada
justicia municipal, elegida por el pueblo, por el cual los propios
alcaldes impartían justicia directamente, si eran abogados y a
través de in Tribunal conformado por dos miembros del
regimiento, o sea regidores que fueran letrados, quienes
determinaba si el fallo del juez-alcalde quedaba firme o podía ser
apelado ante la Real Audiencia. Esta justicia municipal perduró
hasta los inicios de la Independencia y recibió la influencia de la
Constitución de Cádiz de 1812.

El Proceso Judicial ha estado orientada preferentemente al


avenimiento. Como ya se ha señalado, dicha actividad era
ejercida por el alcalde de cada pueblo y constituía un acto
obligatorio previo a una demanda. La Constitución de Cádiz así lo
regulaba de tal forma que quien tenía que demandar por
negocios civiles o injurias debería presentarse ante el alcalde,
para la conciliación.

Con la independencia se promulgó en 1822 el reglamento


Provisional para los Tribunales de Justicia, en los departamentos
libres, ínterin se establecía el Código Permanente del Estado. En
este reglamento no se consideró la actividad conciliatoria del
alcalde, como si lo hacía la Constitución de Cádiz, pues, los

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gobernadores, tenientes y alcaldes de los pueblos ejercían
jurisdicción en sus respectivos distritos, en tanto se nombren los
jueces de derecho.

Posteriormente, la Constitución de 1823 reafirmó la tesis que el


alcalde ejercía las funciones de juez de paz en su respectiva
población; inclusive se llegó a atribuir ese oficio a los regidores
en poblaciones numerosas.

La Constitución de 1826, por primera vez, ubica al juez de paz


dentro del capítulo destinado a la administración de justicia, a
diferencia de la de 1823 que lo situó en el asignado al Poder
Municipal. Se reafirma la existencia de los jueces de paz – en
cada pueblo- para las conciliaciones; y, la no admisión de
demanda alguna si haber agotado el requisito previo de la
conciliación. En similar sentido se orientó la Constitución de
1828.

La regulación de la actividad conciliatoria del Juez de paz en las


Constituciones pasadas se aleja en las Constituciones de 1836 y
1938. Sólo se refieren a ella para asignarle competencia en
procesos de menor cuantía, obviando toda referencia a la
actividad conciliatoria; esta última fue recogida, in extenso, en
los Reglamentos de Jueces de paz de 1834, 1938 y 1954.

La separación de funciones del alcalde con la del juez de paz no


se desterró por completo, a pesar que habían dejado de existir
las Juntas Municipales, a las cuales antes pertenecían dichos
jueces de paz. Esto por la Ley Orgánica de Municipalidades de
1834 consideraba como jueces de paz en las capitales de

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departamentos y de provincia, a sus respectivos alcaldes, sin
perjuicio que igualmente sean los regidores y notables.

Esta separación continuó siendo motivo de reivindicación por la


judicatura. Tanto el reglamento de Jueces de Paz de 1839 como
el de 1854 coincidieron en señalar que éstos eran independientes
a los subprefectos y gobernadores, y que sólo dependían de los
jueces de primera instancia. Posteriormente, la justicia de paz ha
sufrido reformas como la que consagró la Ley de 1900. Tanto, la
Ley Orgánica de 1911, 1963 y 1993 se han ocupado de regular la
actividad de los jueces de paz, en igual forma como lo viene
haciendo el reglamento de Jueces de Paz de 1854. Actualmente,
mantiene un marco normativo constitucional en lo referente a la
elección de jueces y a la coordinación con las autoridades de las
Comunidades Campesinas y Nativas.

Dejando de lado aquellos antecedentes nacionales sobre los


juzgados de paz, debemos señalar que ésta es una figura que
surge en los acuerdos de la Asamblea Constituyente francesa de
1789, al amparo de la ideología revolucionaria, que se inspiró en
los jueces de cantón (provincia) de la organización judicial
holandesa. Ella enarbola dos objetivos: crear una justicia
independiente del poder ejecutivo y permitir la participación del
pueblo en la administración de justicia.

El desarrollo de la justicia en nuestro país se apuntala a la


consolidación de la justicia letrada, situación que no se aprecia en
la justicia lega; todo lo contrario, señala Puentes, se ha
impulsado la tecnificación o profesionalización de ella y la
inserción de estos órganos en una estructura judicial que

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responda a un juez profesional en derecho, perteneciente a la
carrera judicial y al que accede por oposición.

Frente a este criterio el trabajo de Hans-Jürgen Brandt considera


que la justicia de paz se ha consolidado numéricamente frente a
la letrada, con un gran nivel de aceptación por la confianza que
genera en los usuarios de ella. Es una justicia que se ha
mantenido y sobrevivido en el tiempo, y que hoy se confronta
como un modelo de legitimidad y confianza en la administración
de justicia.

El desarrollo histórico normativo de la justicia de paz nos lleva a


resaltar dos ideas fundamentales: la justicia de paz, pese al
tiempo transcurrido, no ha desaparecido ni se ha debilitado, todo
lo contrario, es una institución con plena vigencia y con una gran
proyección a crecer y fortalecerse, como esperamos demostrar al
final del trabajo. La justicia de paz ha sobrevivido con sus propios
matices, en su peculiar espacio, que dista con la justicia letrada,
sin que ésta haya logrado avasallarla o aniquilarla. Coincidimos
con Silvia Loli, cuando señala que “la supervivencia de la
institución fue posible porque la justicia de paz había sido
considerada integrante de los municipios y del Poder Judicial a la
vez. La poca claridad sobre su ubicación en el nuevo orden de
cosas que se venía gestando permitió que, desaparecido uno de
los espacios de referencia, el otro sirviera como soporte”. El
mimetismo de esta justicia para su sobrevivencia no podemos
atribuirlo a acuerdo formales sobre su ubicación y consolidación
como medio de solución de conflictos, todo lo contrario, es fruto
del tiempo y sus circunstancias, las que ha tenido que asumir y
enfrentar como su mejor aliado para poder emerger, como la
justicia de acceso inmediato y de rápidos resultados.

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1.3. CARACTERÍSTICAS HISTÓRICAS DEL PROCESO JUDICIAL

El proceso judicial constituye uno de los estamentos de la


organización judicial orientada a resolver los conflictos mediante
la jurisdicción. Entendemos por jurisdicción a la función pública
que tiene por objeto resolver las controversias jurídicas que se
plantan entre dos partes contrapuestas frente a un órgano del
Estado, el cual decide dichas controversias de manera imperativa
e imparcial.

Entre las principales características que convergen las siguientes:

1.3.1. Justicia consuetudinaria


Uno de los referentes que se maneja en la justicia de
paz para solucionar los conflictos es la costumbre. Ella
constituye una norma de derecho cuyo valor jurídico
reposa en la tradición y en su cumplimiento constante y
uniforme a través del tiempo, con la misma fuerza de la
Ley. La costumbre constituye fuente del derecho, como
también lo es la Ley. No es de uso exclusivo de la
justicia de paz, todo lo contrario, es de extensión para
otras manifestaciones como la actividad comercial. La
Constitución del Estado ha regulado la costumbre como
referente para la justicia comunal nativa y campesina,
siempre y cuando, no atente contra los derechos
fundamentales de la persona (entiéndase el derecho a la
vida, a la libertad, por citar). Como la costumbre se
asienta en un derecho no escrito, es necesario destacar
ciertos parámetros que permitan descifrar cuando
estamos ante ella. La constancia del comportamiento, la

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convicción de su obligatoriedad y la no alteración de los
principios fundamentales del ordenamiento jurídico, de
donde emerge, son elementos constitutivos de ella.

La costumbre es el referente, de preferencia, sobre la


que descansan las soluciones logradas en la justicia de
paz. La escasa preparación jurídica del juez conlleva al
desconocimiento de la ley, lo que hace que se incline por
soluciones basadas en usos y costumbres de su entorno,
contribuyendo con ello a construir un auténtico derecho
consuetudinario nacional. En esta misma lógica se
orienta la actual Ley Orgánica del Poder Judicial (19)
cuando señala que “los jueces de paz, preservan los
valores que la Constitución consagra, respetan la cultura
y las costumbres del lugar”.

1.3.2. Justicia Legal


El proceso judicial es ejercida por personas que no
requieren de una preparación jurídica, todo lo contrario,
basta haber cursado –cuando menos- instrucción
primaria completa para estar en plenitud de ejercer la
judicatura. Ello es atendible porque la solución que van a
dar a los conflictos, no necesariamente va a tener como
referente a la Ley sino que pueden invocar los usos y
costumbres del lugar. Es más, la Ley Orgánica del Poder
Judicial permite que los jueces de paz pronuncien
sentencia según “su leal saber y entender”, no siendo
obligatoria su fundamentación jurídica.

La condición de juez no letrado se contrapone a los


jueces técnico-jurídicos que operan también en la

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administración de justicia. En el Perú coexiste un
sistema dual de judicatura, la letrada y la lega. Ello no
es un fenómeno propio de nuestro país sino una
expresión del mundo de hoy. La confrontación entre la
justicia técnica y la justicia popular hace que los jueces
que se ubican en esta última modalidad, olviden que el
buen desempeño del oficio judicial exige de una parte
delicadas condiciones de formación jurídica, sociológica y
sobre todo de independencia frente a los grupos que lo
proponen o eligen; sin embargo, diversos estudios de
campo realizados en nuestro país disienten de ello, pues,
sitúan a la justicia de paz dentro de un margen de gran
aceptación por brindar soluciones rápidas, satisfactorias
y confiables; aceptación que no es extensiva para los
jueces letrados a pesar que según Castán “la función
judicial requiera juicio objetivo e imparcial sin
consideración a personas, clara visión de los hechos,
conocimiento seguro de los hombres, entereza respecto
del superior, benevolencia para con el inferior (…) en
definitiva, de la colectividad o aun de la misma
humanidad eliminando toda influencia partidista”.
Actualmente, hay la tendencia en países europeos hacia
la profesionalización de la justicia de paz, situación que
se contrapone con nuestra realidad nacional, donde
cerca del 80% de jueces no son profesionales, sin
embargo, en el caso de Lima, esa preponderancia
numérica de los jueces legos presenta un
comportamiento distante porque sólo el 2% de los
magistrados de la Corte de Lima son jueces de paz y a
nivel nacional, Lima solamente alberga el 0.2% de
jueces legos.
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1.3.3. Justicia Popular

Calificamos a la justicia de paz como popular por


diversas circunstancia que convergen de manera
especial en ella; por citar; la naturaleza de los conflictos
que se ventilan, el acceso inmediato de los pobladores a
ésta y los resultados que se obtienen de ella.
Efectivamente, los conflictos que concurren a esta
justicia se destacan por un elemento común, la escasa
significancia social de estos. En ese sentido también lo
ha comprendido el derecho, al asignar competencia para
el tratamiento de estos conflictos a la justicia de paz.
Véase el caso de las faltas contra las personas y el
patrimonio, que el valor monetario es reducido y la
naturaleza de estos no revista mayor gravedad para la
sociedad, como si lo sería la comisión de ilícitos penales
de mayor envergadura; motivo por el cual ha derivado
su tratamiento a la justicia local.
Por otro lado, contribuyen al carácter popular el fácil
acceso a ella, pues, el juez de paz se ubica
geográficamente dentro del entorno de la población; en
la mayoría de los casos es un poblador conocedor de su
localidad, de su entorno, ello permite que la interrelación
con las partes enfrentadas en el conflicto sea de mayor
confianza y familiaridad. La reunión en un mismo
espacio socio-cultural de los pobladores y el juez va a
permitir que los criterios de solución que se manejen, se
ajusten a lo consuetudinarios del entorno, lo que va a
generar una mayor satisfacción con el resultado que se
logre. También se advierte en la justicia de paz que las

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partes encuentran soluciones rápidas a sus problemas,
inclusive en la mayoría de los casos son protagonistas de
esas soluciones porque se atiende a privilegiar los
acuerdos, como mecanismos de solución.
El carácter popular de esta justicia se refuerza con la
marcada frecuencia a recurrir a este tipo de justicia. Hay
varios indicadores que pueden justificar esta tendencia
como el fácil acceso a ella por la cercanía geográfica, el
ánimo concertador que se impulsa en este tipo de
justicia, el bajo costo que implica ingresas a ella y el
logro de soluciones rápidas; todo ello va generando un
clima de confianza a este tipo de justicia que la torna
popular.

CONCLUSIONES

 El proceso judicial a lo largo de la historia ha evolucionado tanto en


el sentido conceptual como práctico, logrando consolidar un proceso
en busca de la justicia de paz social.

 El proceso judicial desde sus inicios, tiene el fin de solucionar


conflictos en la coyuntura social.

 El proceso judicial en su desarrollo histórico implico la participación


de las autoridades municipales, en la actualidad aún se evidencia
rezagos del mismo, por ejemplo la solución de algunos asuntos
contenciosos por los municipios locales.

22
 El proceso judicial es el resultado del sistema tripartito de los
poderes del estado, donde los procesos judiciales las asumen el
Poder judicial

 En el Perú, el desarrollo del proceso judicial, en sus inicios mostro


dificultades e ineficiencias, evidenciando que el mismo no se
adecuaba a la realidad peruana asimismo en la actualidad a pesar
de los grandes avances aún se observa las disconformidad de la
población de los proceso judiciales que muchas veces se encuentran
embargados de corrupción e injusticia.

RECOMENDACIONES

1. El proceso judicial debe adecuarse a la realidad peruana logrando


la efectividad de la justicia de paz social.

2. los proceso judiciales deben ser transparentes, públicos, justos


sin discriminación alguna, velando el derecho de ambas partes.

3. los procesos judiciales, basándonos en sus antecedentes


históricos, no deben repetir los errores del pasado es decir deben
buscar una justicia viva y eficaz.

4. Los jueces encargados del proceso judicial no deben estar sujetos


una presión política o mediática, para lograr evitar decisiones
arbitrarias e injustas.

5. Los encargados, de la elección jueces del proceso judicial, deben


ser diligentes e imparciales en su elección logrando consignar

23
jueces justos, imparciales, incorruptibles y humanos que busquen
la plenitud de la justicia.

6. Los operadores jurídicos deben actuar con eficiencia y eficacia,


sin retrasos inútiles, ya que en un proceso judicial los más
desgastados son las partes ante la latitud del mismo.

7. En la historia del proceso judicial, existió una activa presencia de


la institución de la conciliación, es por ello que aun en la
actualidad la conciliación cuenta un rol activo en los procesos
civiles laborales y otros, mediante la conciliación, en muchas
oportunidades se logra evitar un proceso judicial engorroso.

8. El estado debería invertir ,para que la justicia mediante los


procesos judiciales llegue a todo el Perú logrando preservar los
derechos de los ciudadanos.

9. Los procesos judiciales no deben ser extremadamente latos, lo


ideal sería que este terminen en tiempo favorable para las partes
evitando que se ultrajen los derechos fundamentales de las
personas.

10. A todos los estudiantes de derecho reconsiderar el estudio


permanente sobre temas ejes del proceso judicial, profundizando
en el conocimiento de la doctrina.

BIBLIOGRAFÍA

 GUITON HUAMAN, Yanira Mery- “El secreto bancario en el


Perú”. yanimg75@hotmail.com

 FALCONI PICARDO, Mario Tulio – “El Secreto Bancario: Mitos Y


Realidades”- Arequipa-Perú-2004.

 CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ - 1993

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