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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO

DE HIDALGO
ESCUELA SUPERIOR DE HUEJUTLA

LICENCIATURA EN DERECHO

ASIGNATURA: DERECHO CONSTITUCIONAL


ANTOLOGÍA
DOCENTE: MTRO. MARCO ANTONIO ARGÜELLES

GUTIERREZ

CICLO ESCOLAR: JULIO - DICIEMBRE 2022

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Contenido
UNIDAD 1: TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN ...........................................................................4
1.1 Soberanía y Estado ................................................................................................................4
1.2 Concepto, características y finalidades del Derecho Constitucional ........................7
1.3 Concepto y tipos de Constitución ......................................................................................8
1.4 Poder constituyente y poderes constituidos .................................................................11
1.5 Supremacía, inviolabilidad y reformabilidad constitucional ......................................14
UNIDAD 2: ANTECEDENTES HISTÓRICOS ...........................................................................22
2.1 Antecedentes en el derecho comparado ........................................................................22
2.2 Antecedentes en el derecho mexicano ...........................................................................44
UNIDAD 3: EL ESTADO CONSTITUCIONAL........................................................................133
3.1 Formas de Estado y de Gobierno ...................................................................................133
3.2 Elementos del Estado ........................................................................................................136
3.2.1 Población...........................................................................................................................136
3.2.2 Territorio ............................................................................................................................137
3.2.3 Gobierno ............................................................................................................................138
3.3 Poder público y división de poderes .............................................................................138
3.3.1 Distribución de competencias .....................................................................................139
3.4 Municipio ..............................................................................................................................140
3.5 Entidades federativas y Distrito Federal .......................................................................141
3.6 Federación ............................................................................................................................142
3.6.1 Poder Legislativo.............................................................................................................143
3.6.2 Poder Ejecutivo ................................................................................................................143
3.6.3 Poder Judicial ..................................................................................................................144
UNIDAD 4: RÉGIMEN DE RESPONSABILIDADES DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS
.......................................................................................................................................................146
4.1 Consideraciones generales..............................................................................................146
4.2 Juicio político ......................................................................................................................147
4.3 Declaración de procedencia ............................................................................................148
UNIDAD 5: CONTROL CONSTITUCIONAL ...........................................................................151
5.1 Control concentrado ..........................................................................................................152
5.2 Control difuso ......................................................................................................................153

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Derecho Constitucional
Objetivo General

Precisar las instituciones políticas y jurídicas del Estado a través del estudio de la
doctrina y el marco jurídico constitucional, para reconocer la estructura jurídica
estatal y los límites a las ministraciones del poder público.

Competencias Genéricas

• Uso de Tecnología
• Formación
• Pensamiento Crítico
• Ciudadanía

Competencias Específicas

• Comprensión Jurídica
• Análisis Jurídico
• Interpretación Jurídica
• Aplicación Jurídica

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UNIDAD 1: TEORÍA DE LA CONSTITUCIÓN
Objetivo de la Unidad de Trabajo: Identificar la importancia de la Constitución
mediante el análisis de la doctrina para distinguir su carácter de norma jurídica
fundamental en la organización del Estado.

1.1 Soberanía y Estado

Objetivo Temático: Identificar los conceptos de Soberanía y Estado mediante el


estudio de la doctrina para entender su origen.

Etimológicamente, la palabra soberanía proviene de la voz latina “super


Omnia”, que significa "sobre todo" o "poder supremo", que también tiene como
sinónimo a la palabra latina "principatus", que proviene de la voz latina "primus inter
pares", que significa "primero entre pares" o "principal".

Según la clásica definición de Jean Bodin recogida en su obra de 1576 Los


seis libros de la República, soberanía es el «poder absoluto y perpetuo de una
República»; y soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar las leyes sin
recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes escritas, pero sí a la ley
divina o natural.

Se refiere al ejercicio de la autoridad en un cierto territorio. Esta autoridad


recae en el pueblo, aunque las personas no realizan un ejercicio directo de la misma
sino que delega dicho poder en sus representantes. La Soberanía significa
independencia, es decir, un poder con competencia total. Este principio señala que
la Constitución es el fundamento o la base principal del ordenamiento jurídico, por
lo que no puede existir norma que esté por encima de esta.

Artículo: 39 Constitucional. La soberanía nacional reside esencial y


originalmente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye
para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de
alterar o modificar la forma de su gobierno.

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A comienzos del siglo XVll la tesis de la soberanía popular se sostiene por el
alemán Althusius en su obra denominada, política Methodice Digesta, aparecida en
1603. A diferencia de la opinión de Bodino, quien se inclina por la soberanía del
príncipe (monarca, dicho pensador la atribuye el pueblo, considerando a la
comunidad política, producto de la unión voluntaria de los hombres, como titular del
mencionado poder. Con estas ideas asevera Mario de la Cueva, el autor de la
política arrebató a los reyes la idea de la soberanía absoluta de Bodino y la entregó
al pueblo. En la misma centuria se destaca en el pensamiento político la teoría de
Hobbes que ya expusimos anteriormente, y según la cual, la soberanía reside en
ese ente necesario, llamado Estado, personificado en un individuo, el soberano que
dispone como el leviathan mitológico, es toda la fuerza conveniente para asegurar
la paz y defensa común , sería imperdonable, por otra parte, que no recordáramos
la tesis del famoso ginebrino juan Jacobo Rousseau, a la que también hicimos
somera referencia con antelación, y según la cual la soberanía es la voluntad
general, cuya idea también hemos explicado.

La ambigüedad del término soberanía ha hecho exclamar a don Felipe Tena


Ramírez que su concepto ha sido desde el siglo xv hasta nuestros días un de los
temas más debatidos del derecho público, añadiendo que con el tiempo, y a lo largo
de tan empeñadas discusiones, la palabra soberanía ha llegado a comprender
dentro de su ámbito los más disímiles y contradictorios significados, se podría
elaborar una obra de alcances enciclopédicos con la sola exposición de las múltiples
y divergentes teorías y opiniones que se han sustentado por los doctrinarios de
todos los tiempos acerca del concepto y de la radicación del poder soberano, cuya
idea se sigue debatiendo en el derecho político. No resistimos la tentación de
reseñar, muy someramente por respecto de la difícil asequible concepción de la
soberanía a partir del pensamiento de Juan Bodino expuesto en su célebre tratado.

La república dividido como se sabe, en seis libros y que apareció a la luz


pública en el año de 1577. Para él, la república es decir el Estado, implica el
establecimiento de un poder soberano, que no puede existir sino en ella. Este
poder, como casi dos siglos más tarde lo reputara Rousseau, es indivisible, perpetuo

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y absoluto en la concepción de Bodino, quien distingue, por otra parte la soberanía,
del poder público que transitoriamente se encomienda a diferentes formas de
gobierno, como la dictadura en Roma, o a gobernantes designados por un lapso
determinado, toda vez que éstos no son sino guardianes y depositarios del poder
soberano pero no sus titulares.

Para dicho pensador los derechos esenciales de la soberanía pertenecen al


soberano, llámese rey, pueblo o cuerpo de nobles, la incongruencia en que incurre
Bodino, quizá para justificar la monarquía absoluta.

Estado

Describe a la máxima organización política que se presenta en Europa a


partir del siglo XIII, la cual centraliza el ámbito de las relaciones políticas en un
territorio, con un mando político dominado por una estructura burocrática que
ostenta el monopolio legítimo de la coacción y coerción.

Estructura que da vida al conjunto de instituciones políticas modernas y de


las que se desprenden el Sistema Político, Régimen, Gobierno y Administración
Pública. Herman Heller lo define como la “estructura económica, jurídica y política
de dominación, independiente en lo exterior e interior, con medios de poder propios,
que organiza la cooperación social territorial con base en un orden legítimo”. Para
Max Weber, el Estado es una organización que cuenta con el monopolio de la
violencia legítima.

El Estado tiene cuatro elementos básicos y generales: 1) posee gobierno


(poder político), 2) tiene un pueblo (como nación); 3) ostenta territorio; y, 4) está
regulado con base en un estado de derecho que lo legitima y que basa su
organización en la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Es importante señalar que el politólogo Norberto Bobbio considera que la


complejidad para estudiar el concepto radica en que éste puede ser analizado desde
la historia de las instituciones políticas o desde la historia de las doctrinas que
diversos estudiosos del tema han hecho.

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Asimismo, considera que existen argumentos para considerar que el Estado
surgió desde la antigüedad, con la disolución de la comunidad primitiva basada en
vínculos de parentesco y la aparición de la civilización y sus diversas formas de
dominación política; y otro punto de vista considera que es únicamente producto de
la modernidad y del estado particular de organización política que se derivó del
declive de las organizaciones políticas medievales, dónde al principio se establecen
monarquías absolutas y después se dio paso a organizaciones delimitadas por el
derecho y la división de poderes.

También se considera que el concepto está ligado al tema de límites al poder.


Al interior, se considera que el derecho y la división de poderes establecen su
demarcación; hacia afuera, el tope es la soberanía de los estados en la comunidad
internacional. Algunos observadores contemporáneos han destacado que la
globalización y la aparición de las organizaciones internacionales, después de la
segunda guerra mundial, han puesto entredicho las características básicas del
Estado; por otra parte, al interior las crisis de gobernabilidad en las sociedades
contemporáneas suelen ser descritas como parte de la crisis del Estado al interior.

1.2 Concepto, características y finalidades del Derecho Constitucional


Objetivo Temático: Identificar al Derecho Constitucional a través de las teorías
doctrinales para ubicarlo en el campo jurídico.

Concepto de derecho constitucional

El derecho constitucional es la rama del derecho público, en el cual el ordenamiento


jurídico regula las relaciones entre las personas y entidades privadas con los
órganos que muestra el poder público.

El derecho constitucional corresponde al derecho público el cual se afirma a la


constitución de un texto jurídico político que fundamenta el ordenamiento de un
poder político, la constitución de la norma superior de un país, lo que predomina
cualquier otro reglamento o ley.

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Características del derecho constitucional

• Establece la forma de estado y de gobierno


• Crea y estructura los órganos primarios del estado
• Establece la función de la constitución en los principios rectores políticos,
económicos y sociales
• Proclama los principios políticos y socioeconómicos
• Establece adecuadamente la ubicación de la constitución en relación con el
estado
• Establece la función de la constitución en relacion con el gobierno.

1.3 Concepto y tipos de Constitución


Objetivo Temático: Identificar el concepto de Constitución y distinguir su
clasificación por medio de la doctrina para entenderla como una Ley fundamental.

Concepto de constitución

Del latín constitutione, de constituere, éste de con y situere, establecer,


fundar. Del contexto de la constitución se desprende que, se trata de un complejo
normativo de naturaleza positiva, que tiene el carácter de ser suprema, de jerarquía
superior, que fue emitida totalmente en un solo momento, que prevé la existencia
de órganos de autoridad, sus facultades y limitaciones, que establece derechos a
favor de los individuos y vías para hacerlos efectivos, principios y objetivos de la
nación y que de ella emana todo orden normativo, que por esencia es secundario,
sea federal o local.

A la constitución se le denomina, también, carta magna, carta fundamental,


pacto federal, o ley fundamental.

Tipos de Constitución

Constitución en sentido material: Ha dicho -Kelsen- está constituida por


los preceptos que regulan la creación de normas jurídicas generales y,
especialmente, la creación de leyes. Por más adelante el autor citado reconoce que
el concepto de constitución, tal como lo entiendo la teoría del derecho, no es

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enteramente igual al correspondiente concepto de la teoría política. El primero es lo
que previamente hemos llamado constitución en el sentido material del término que
abarca las normas que regula el proceso de la legislación. Tal como se usa en la
teoría política, el concepto ha sido forjado con la mira de abarcar también aquellas
normas que regulan la creación y la competencia de los órganos ejecutivos y
judiciales supremos.

Constitución en sentido formal: La constitución en sentido formal –dice


Kelsen- es cierto documento solemne, un conjunto de normas jurídicas que solo
pueden ser modificadas mediante la observancia de prescripciones especiales,
cuyo objeto es dificultar la modificación de tales normas.

La constitución en sentido formal, el documento solemne que lleva este


nombre, a menudo encierra también otras normas que no forman parte de la
constitución en sentido material. Tales preceptos, que por su propia índole debían
estar en las leyes ordinarias, se inscriben en la constitución para darles un rango
superior al de las leyes comunes y excluirlos en lo posible opinión mudable del
parlamento, dificultando du reforma mediante el procedimiento escrito que suele
acompañar a las enmiendas constitucionales.

Constitución escrita: Son todas aquellas que se encuentran plasmadas


escritas en algún texto o documento como leyes en la constitución ya que son de
mayor importancia como ley suprema.

Constitución no escrita: Son todas aquellas que se fundamentan en el


derecho consuetudinario también conocidas como disposiciones dispersas.

Constitución rígida: Es aquella que establece un procedimiento más


agravado que el procedimiento legislativo ordinario. Asegura la supremacía, aunque
no permite adaptarla a los cambios, creando con estas tentaciones sociales u
jurídicas.

Constitución flexible: Esta constitución consiste en el que se puede


modificar de igual forma o el mismo procedimiento como las leyes ordinarias.

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Constitución consuetudinaria: Es una mezcla de usos y costumbres sobre
la manera de gobernarse, fruto de la idiosincrasia de un pueblo concreto, suelen
estar acompañadas de algún texto escrito de carácter parcial por lo que se pude
decir que son fuentes normativas.

Constitución originaria: Son aquellas que contienen principios originales.


Es una Constitución en cuanto establece sistemas de organización y principios
filosóficos que nunca se avía establecido en algún documento constitucional. Esta
Tiene por objeto el establecimiento de una constitución y comporta un ejercicio
pleno del poder político y sus actos son fundamentales ya que desde ellos se
establece el orden jurídico

Constitución derivada: Esta siguen los patrones establecidos por otras


constituciones y simplemente se adaptan a sus necesidades. Se basta en otra
constitución y por lo tanto toman una realidad ajena.

Constitución programática: Las constituciones programáticas son aquellas


en las que el aspecto ideológico o filosófico se marca en su estructura y contienen
un programa ideológico con una muy definida proyección.

Constitución utilitaria: Las constituciones utilitarias son aquellas que son


neutrales ya que estas simplemente hacen énfasis en la organización y
reglamentación del poder del estado.

Constitución normativa: Es que la que realmente es cumplida por sus


destinarios. “Se cumple en la realidad” son las que regulan nacionalmente los
procesos del poder y estos se cumplen conforme están previstos en la constitución.

Constitución nominal: La constitución nominal es aquella que establece


todas las constituciones actuales.

Constitución semántica: Cuando no es completamente cumplida por sus


destinarios debido a razones políticas, sociales o culturales.

Son aquellas que se promulgan para engañar sobre el desarrollo de los


procesos del poder que se desenvuelvan en la práctica, son extramuros de la

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constitución. Todos los países necesitan una constitución para presentarse ante la
comunidad internacional pero no existe intención de cumplirlas.

1.4 Poder constituyente y poderes constituidos


Objetivo Temático: Distinguir la diferencia del Poder Constituyente y de los
poderes constituidos mediante los criterios doctrinales para comprender la función
de cada uno de ellos.

Poder constituyente

Cuando definimos al Poder Constituyente aludimos a una potencia que


establece un nuevo orden constitucional. El objeto de ese poder es crear la
constitución, que, como ordenamiento fundamental, estructure normativamente a
un pueblo bajo la tónica de diferentes y variables ideologías de carácter político,
económico o social. Poder constituyente implica la fuerza en virtud de la cual se
incide en la creación o modificación de la estructura jurídica de un Estado.

El concepto del poder Constituyente se encuentra fuertemente vinculado al


concepto de soberanía, porque para poder estructurar políticamente a un Estado se
requiere del poder supremo en el Estado. Sin ese poder no se estaría en aptitud de
estructurar al Estad. De ahí que sea entendible que el poder constituyente sea un
poder soberano en sí mismo que requiere de la soberanía para exigir como tal, al
punto que diversos autores sostienen que el poder constituyente es la soberanía
misma.

El poder constituyente debe ser un poder supremo que sea efectivo, que por
si mismo pueda actuar y hacer valer sus resoluciones, que pueda imponer y, al
mismo tiempo, tener fuerza respecto de los otros poderes políticos; por lo tanto, es
un poder coercitivo que puede hacer valer sus resoluciones.

Evidentemente es un poder que no puede atender a una voluntad ajena a la


soberanía, no puede tener otra fuerza ajena a la que le otorgó su propia fuerza; es
decir, aquellas fuerzas que componen la soberanía nacional, no pueden atender a
otras fuerzas que no sean las del pueblo o de la nación. El poder Constituyente, nos

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enseña Burgoa, tiene tres características: es un poder supremo, coercitivo e
independiente. La importancia del Poder Constituyente incide en la legitimidad de
los documentos constitucionales.

Estamos hablando de un poder supremo, independiente, coercitivo que


confiere legitimidad al régimen jurídico de que se trate. Es tan importante la
vinculación que existe entre la soberanía y el Poder Constituyente, que sostenemos
que la soberanía es el sustento e, incluso, la legitimidad misma del Poder
Constituyente. Dicho de otra manera, la legitimidad del Poder Constituyente se
sustenta en el poder soberano.

Además, el Poder Constituyente es ilimitado, indivisible e inalienable. Pero,


desde luego, no puede quedarse en algo etéreo, si no que requiere para efectos
prácticos una organización, ya sea asamblea o un congreso representativo.

Poder constituido

El Poder Constituido tienen límites y éstos están en la propia Constitución.


En el caso del Poder Constituyente, explicamos que una característica es que es
ilimitado. El Poder Constituyente lo puede todo en materia constitucional. De
ninguna manera está sometido, porque en el Poder Constituyente la nación es la
que ejerce el poder.

El Poder Constituyente es de origen; es un poder que se encuentra en sí. En


cambio, los poderes Constituidos derivan de la Constitución. Esto se observa si nos
percatamos que el Poder Constituyente es un orden creador de todo el orden
jurídico y los poderes constituidos son creados por el Poder Constituyente. De ahí
que no puedan actuar más que en su propia competencia.

Además, el Poder Constituyente, solamente existe para una solución en


cuestión, para un solo asunto, para una sola función que es crear la Constitución,
mientras que los Poderes Constituidos tienen diversas funciones; es decir, cada
órgano según su competencia tiene diversas funciones, las que determino el Poder

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Constituyente. No obstante, debe quedar claro que el Poder Constituyente no
gobierna, en cambio los poderes constituidos fueron creados precisamente para
gobernar. La supremacía de la Constitución presupone dos condiciones.

a) Que el Poder Constituyente es distinto a los poderes constituidos por que


el autor de la constitución debe ser distinto a estar por encima de las demás
voluntades particulares; es decir, es indispensable, hay una necesidad de que haya
un poder más alto que mande a los demás poderes constituidos; y,

b) Hay otra diferencia de orden cronológico, en el que el Poder Constituyente


precede a los poderes constituidos por que es el autor de la obra constitucional. El
poder Constituyente es un poder originario, soberano e ilimitado; que únicamente
será por tiempo determinado, es un poder transitorio, pero, además, en el sentido
de que únicamente será por tiempo determinado, es un poder anterior a los poderes
constituidos, debido a que es u poder supremo y los poderes constituidos son
derivados de la Constitución. Son creados por el constituyente y están
completamente limitados, ya que a diferencia del Poder Constituyente fueron
creados precisamente para gobernar.

La Asamblea Constituyente y órgano que se crea por el Poder Constituyente,


ya que a través de dicha Asamblea opera el propio poder Constituyente. La
asamblea Constituyente es un órgano en virtud del cual se hace valer la soberanía
popular.

Cuando actúa la Asamblea Constituyente lo hace para crear la Constitución,


la cual debe prever la existencia de los poderes constituidos. Uno de los poderes
constituidos que va a ser objeto, contenido, descripción y limitación de la
Constitución, va a ser el órgano legislativo ordinario. Desde otro ángulo, la
Asamblea Constituyente al crear la Constitución, también prevé la existencia de un
órgano que actualice la ley y, es precisamente, uno de los poderes constituidos que
es el poder legislativo o asamblea legislativa ordinaria.

De ahí podemos afirmar que la asamblea constituyente tiene un mandato; se


trata de un mandato amplio y no específicamente determinado, en cuanto a los

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elementos mínimos de su actuación o creación; es decir el Poder Constituyente
delega en la Asamblea Constituyente las atribuciones para crear una Constitución
y única limitación consiste en no faltar al mandato popular, pero no a diseñar cada
Poder Constituido. En cambio, el órgano legislativo ordinario tiene un mandato
específico, acotado y determinado por la Constitución y conforme a ese mandato se
debe organizar. En el mismo sentido, mientas que la Asamblea Constituyente tiene
funciones concretas: crear una constitución, el órgano legislativo ordinario tiene
diversas funciones y materias, que son aquellas funciones que la propia
Constitución le ha señalado.

Así mismo, mientras que la Asamblea Constituyente no tiene un fundamento


jurídico, si no se fundamenta en cuestiones que están en el espíritu de la sociedad,
el sentir del pueblo y la soberanía popular, por su parte, el mandato y el fundamento
en el que actúa el órgano legislativo ordinario es un mandato de carácter jurídico,
plasmado en un documento jurídico como es la Constitución, el cual determina la
organización y operación del órgano legislativo ordinario.

En tanto que la Asamblea Constituyente, por razones de naturaleza e incluso


de tiempo, está por encima del orden jurídico, el órgano legislativo ordinario deviene
del propio orden jurídico, debido a que es resultado y parte del propio orden jurídico.

Con motivo de ello, el formato en virtud de que la Asamblea Constituyente es


un formato amplio para realizar su función de crear la Constitución, mientras que el
formato del órgano legislativo ordinario es un formato regulado, es un formato
acotado por la propia Constitución, de un documento jurídico, mientras que el
órgano legislativo ordinario procede del documento jurídico fundamental.

1.5 Supremacía, inviolabilidad y reformabilidad constitucional


Objetivo Temático: Identificar los atributos de la Constitución a través de la doctrina
y del marco jurídico para ubicarla como una ley suprema.

Supremacía constitucional

Hace referencia a un sistema jurídico, la supremacía constitucional da un


significado claro y preciso esto se refiere a que la constitución es la norma que

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denominamos fundamenta, todas las leyes tienen su punto de partida en la
constitución también encuentran su fundamento en esta.

Según Kelsen la constitución encuentra su lugar en la cúspide de toda ley o


norma. la constitución es un documento de carácter legal, que es conocida con una
gran variedad de nombres: la ley suprema o carta magna, por mencionar algunos,
está compuesta por 136 artículos y se divide en dos partes una dogmática y una
orgánica.

La constitución es conocida como el primer elemento de referencia en todo


ordenamiento jurídico del estado, es el primer punto de partida de referencia en todo
ordenamiento existente o la fuente de creación de todo sistema jurídico. Según
Kelsen la constitución significaba la fuente de validez formal de todas las normas,
también Kelsen creía que todo ordenamiento jurídico se encuentra condicionado por
esta ley fundamental. Ninguna autoridad tendrá más poderes que los que reconozca
la constitución. Queda muy en claro que la constitución es fundamental en tanto de
ella deviene el orden jurídico, es suprema en tanto que las disposiciones jurídicas
del estado dependen, justa y precisamente, de su congruencia con la propia
constitución.

Burgoa hace mención de que estas dos cualidades de fundamentalidad y


supremacía son cualidades muy concurrentes en toda constitución existente, ahora
tenemos en claro de que nuestra constitución es el índice de valides formal de
todas las leyes u ordenamientos del sistema jurídico. La supremacía constitucional
es tan importante están importante que prácticamente es un aspecto en el que no
hay disparidad en cuanto su aceptación en el mundo de la doctrina jurídica. Un
punto de gran importancia acerca de la supremacía constitucional es la pirámide
Kelseniana.

El profesor Hans Kelsen creía que no había ley o norma por encima de la
constitución, tenía la idea de que la constitución se ubicaba en primer lugar ya que
de ella emanaban la reglas leyes y normas, el profesor Hans Kelsen elaboro una
tesis en la que plasmaba una pirámide que actualmente conocemos como la famosa
pirámide Kelseniana y como anteriormente había mencionado en la cúspide del

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sistema jurídico se localizaba la constitución, seguida por las leyes ordinarias,
después cuando es el caso las disposiciones reglamentarias y como último se ubica
los actos jurídicos concretos, cuando Kelsen hablaba de la constitución aludía dos
sentidos (material y formal).

El sentido material determina las normas que a su vez determinan los


órganos y el proceso de legislación y el sentido formal eran aquellas normas que
tienen un proceso de creación especial y complejo, son las normas fundamentales
o constitucionales y también se entiende como un precepto cuy modificación es más
difícil, la constitución en un sentido material puede determinar no solamente los
órganos de proceso legislativo sino también el contenido de las leyes futuras.

En la pirámide Kelseniana se puede observar que en la cúspide del sistema


jurídico se localiza la constitución como ley suprema de donde emanan todas las
demás, seguidas por las leyes ordinarias, después cuando es el caso las
disposiciones reglamentarias y como último se ubica los actos jurídicos concretos.
Cuando Kelsen desarrolla su tesis dejo muy en claro que la supremacía

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constitucional está por encima de las leyes y normas ya que todas estas encuentran
su fundamento en la propia constitución.

Inviolabilidad constitucional

Se afirma que toda constitución provee autodefensa es decir prever sistemas


de control para que se respete el régimen constitucional. En tal sentido debe contar
con una serie de instrumentos jurídicos para que sea respetado el mandato
constitucional de tal manera que la constitución tenga respetabilidad ya que permite
la existencia adecuada del estado de derecho.

Todo régimen constitucional debe impedir que otro poder ya sea interno
externo quebrante esa organización del poder que es la constitución. Toda
constitución implica la existencia de un sistema de control que impide el
quebrantamiento del propio orden constitucional, según Enrique Quiroz Acosta: no
existe la posibilidad jurídica de que la constitución sea quebrantada, cambiada,
destruida y desconocida por fuerzas distintas al propio pueblo o poder constituyente
y eso es lo que significa inviolabilidad es más como un pequeño concepto que el
doctor Ignacio Burgoa redacto en uno de sus tantos libros.

El principio de la inviolabilidad constitucional no está reñido con el que


proclama el derecho de revolución que corresponde al pueblo como potestad natural
de su misma aplicación dinámica. En el artículo 136 nos dice que no es válido que
por métodos de fuerza se elimine a los poderes constituidos y se pongan otros. Los
términos que utiliza la constitución es aludir este tipo de movimiento el articulo
plasmado obedece a una necesidad y a una técnica constitucional, también posee
un importante aspecto ideológico, es decir “cuando el pueblo recobre su libertad”
nos lleva a recordar que esta constitución es fruto de una asamblea constituyente,
que a su vez recibió un mandato de poder constituyente soberano, al que el pueblo
otorgo su voluntad y por lo tanto el único que puede llegar a desconocer ese
mandato es el pueblo ya que fue el quien lo forjo. Pero con esto no debe
mencionarse el término revolución, existe una gran discusión acerca de este tema,
por ejemplo.

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El Dr. Ignacio Burgoa no reconoce que una revolución implique un cambio
total en las estructuras económicas, políticas y sociales para Burgoa bastaba cuatro
elementos:

a) tendencia a romper o sustituir un estado de cojas jurídicas o factico


imperante,

b) tendencia de manifieste en el designio fundamental de lograr el


mejoramiento de las mayorías populares de los aspectos sociales, políticos,
cultuales o económicos, las ideas o designios sustente en una norma jurídica
fundamental (constitución).

El doctor Burgoa opina que no debe confundirse una revolución con la


transformación social y económica que opera en un país sin alterar el orden
constitucional. Existen diversas opiniones acerca de la inviolabilidad constitucional
e incluso algunas llegan a contradecirse, como es el caso de la opinión plasmada
del Dr. Jorge Carpizo, el opina que para que haya un movimiento revolucionario se
requiere un cambio en estructuras económicas y sociales en otras palabras la
modificación de un sistema de vida, para Dr. Carpizo una revolución es tajante y
clásica a los movimientos según su finalidad, el movimiento puede ser un índole
política o social.

El movimiento político puede perseguir un cambio en una persona puede


perseguir la destitución de un gobernante constitucional, un gobierno de facto, un
usurpador, y un dictador, el cambio de principio que pueden perseguir la adicción o
supresión de ciertas normas fundamentales:

a) si se refiere a una norma fundamental del orden jurídico,

b) las normas primaria si a norma es de índole constitucional,

c) si es una norma constitucional, el cambio de sistema es la renovación de


la forma de gobierno la cual determina una modificación profunda en el orden
jurídico, como sucede en el paso de la monarquía una república o del sistema
unitario federal.

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El movimiento de finalidad social persigue que el hombre pueda vivir mejor
de una manera más apropiada, acabando con las injusticias sociales. Desde el
punto de vista de quien realice el movimiento, este puede ser efectuado por el
pueblo, una clase social, uno o más poderes públicos, el ejército o parte de el en
una minoría ágil. Con todo lo que es admisible es que una constitución prevea su
aniquilamiento por vía de los hechos y si el movimiento destruye el orden jurídico
imperante se establecerá otro distinto y con fundamentos también distintos al actual.

Reformabilidad constitucional

El poder de reformar es decir mediante el cual se puede adecuar la


constitución, entonces el poder reformador es una institución juridico-politico que se
traduce en un mecanismo de virtud del cual se reforma y se adiciona la constitución.
Si es un atributo de la soberanía entones el poder reformador el un poder inherente
al pueblo, aun cuando es un poder diferente al constituyente. También es un poder
que está por encima de los poderes de estado, es un poder supraestatal
precisamente para poder modificar la constitución, también se destaca que el
creador de poder revisor es el poder constituyente, ya que el poder reformador
ocupa un lugar en la constitución.

El poder reformador cuenta con una serie características; es un poder


supraestatal, es decir está por encima de los poderes constituidos otra de sus
características es que es un poder que posee una sola función que consiste en
adicionar y modificar la constitución, también es un poder de revisión de todas
aquellas reformas y adiciones que contenga la constitución, además no es un poder
permanente porque únicamente opera cuando va a realizar su función reformadora.
Pero a pesar de lo dicho anteriormente existen muchas diferencias entre el poder
reformador y el poder constituido, el poder reformador es un poder supraestatal y el
poder constituido por poderes estatales. Según la reformabilidad las constituciones
se clasifican en rígidas y flexibles.

La constitución rígida es aquella que se requiere de un procedimiento


especial y complejo para su reformabilidad, es decir, los procedimientos para la
creación, reforma o adicción de las leyes constitucionales es distinto y más complejo

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que los procedimientos de las leyes ordinarias. En la constitución política de los
estados unidos mexicanos señala en su artículo 135 un procedimiento más
complejo que el procedimiento ordinario de creación o deformabilidad legal.

Para el debido análisis se debe observar lo dispuesto en los artículos 71 y 72


de la constitución, respecto a las leyes ordinarias y comparar el mecanismo que se
dispone con lo relativo a las reformas constitucionales. Para las cuales habrá que
adoptar el artículo 135, en el cual se establece un procedimiento más complicado
que el del artículo 72.

Una constitución rígida implica que haya gran dificultad para su


reformabilidad. Bryce señala que según el origen las constituciones pueden ser
otorgadas, impuestas, pactadas o por voluntad de la soberanía popular. Las
constituciones otorgadas son aquellas en las cuales el monarca en su carácter de
titular soberano las otorga al pueblo, se trataba de una constitución en la cual se
reconocían los derechos de los súbditos.

Las constituciones impuestas; son aquellas en las que el parlamento la


impone al monarca, aludimos a la representación de las fuerzas políticas de la
sociedad de la sociedad de un estado que se configuran en un órgano denominado
parlamento. Constituciones pactadas; nadie las otorga en forma unilateral, ni
tampoco las impone debido a que si son impuestas y no se pactan carecerían de un
marco de legitimidad, estas constituciones son multilaterales ya que todo lo que se
pacte implica la voluntad de dos o más agentes por lo tanto son contractuales y se
dice que parten de la teoría del pacto social, y la voluntad soberanía popular es la
cual por lo general se manifiesta atreves de una asamblea.

La constitución es documento legal de gran importancia ya que de ella


emanan y se fundamentan las leyes según Kelsen ocupaba la cúspide y estaba por
encima toda norma o ley.

La inviolabilidad, se afirma que toda constitución provee autodefensa es decir


prever sistemas de control para que se respete el régimen constitucional, y en la
reformabilidad comprendimos que el poder de reformar es decir mediante el cual se

20
puede adecuar la constitución, entonces el poder reformador es una institución
juridico-politico que se traduce en un mecanismo de virtud del cual se reforma y se
adiciona la constitución.

Actividad de aprendizaje 1: Supremacía y Rigidez Constitucional

Realice la lectura de Burgoa Orihuela, Ignacio Capitulo cuarto “Teoría de la


Constitución” En Derecho Constitucional Mexicano, Pp. 357, 358 y elabore un mapa
conceptual en el que exprese la supremacía y rigidez constitucional.

Actividad de aprendizaje 2: Partes de la Constitución


Lleve a cabo la lectura de la bibliografía básica de FixZamudio, Héctor. Valencia
Carmona, Salvador “Derecho Constitucional Mexicano y Comparado”. Pp. 60-63 y
elabore un cuadro sinóptico donde explique las partes de la Constitución.

21
UNIDAD 2: ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Objetivo de la Unidad de Trabajo: Identificar los antecedentes históricos del
Derecho Constitucional a través de la revisión de documentos normativos para
comprender las instituciones político-jurídicas actuales.

2.1 Antecedentes en el derecho comparado


Objetivo Temático: Identificar los antecedentes del Derecho Constitucional a
través de los distintos sistemas jurídicos para comprender las instituciones actuales.

La idea de constitución

La idea de Constitución, como documento escrito, de valor superior y


permanente, conteniendo las normas fundamentales de organización del Estado y
la de Declaración de los Derechos de los Ciudadanos, con el carácter de ley
suprema ubicada por encima de los poderes del Estado y de los ciudadanos, y no
modificable por el Legislador ordinario fue, sin duda, como hemos dicho, el aporte
fundamental de la Revolución Americana al constitucionalismo moderno, plasmado
en 1776, al declararse independientes las Antiguas Colonias Inglesas en
Norteamérica.

Esta concepción también se adoptó en Francia desde el mismo momento de


la Revolución, sin duda, bajo la influencia americana, pero con aproximaciones
propias y una concepción formal de la Constitución en su expresión y extensión,
más en la tradición latina del derecho escrito, que fue la que influyó en América
Latina.

En efecto, al contrario de la Constitución norteamericana de 1787 que en un


conjunto de 7 artículos sólo reguló la parte orgánica y, al contrario de las
Constituciones de las antiguas Colonias, no contuvo inicialmente una de-claración
de derechos; el primer acto constitucional de la Asamblea Nacional revolucionaria
francesa en 1789, fue adoptar la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano, la cual estaba precedida de unos artículos de la Constitución, en los
cuales se recogieron los principios fundamentales de organización del Estado con
base en el principio de la separación de poderes (El Poder Legislativo reside en la

22
Asamblea Nacional (artículo 8); El Poder Ejecutivo supremo reside exclusivamente
en el Rey (artículo 6); y El Poder Judicial no podrá en ningún caso ser ejercido por
el Rey ni por el cuerpo Legislativo (artículo 17)).

Posteriormente, en 1791, la Asamblea dictó la primera Constitución francesa,


formalmente hablando, que fue la segunda en la historia constitucional del mundo
moderno, regulando extensamente una Monarquía Constitucional en cerca de 210
artículos, e incorporando al texto la Declaración de Derechos (17 artículos). El
mismo esquema se siguió en las Constituciones Republicanas de 1793 (124
artículos) y 1795 (377 artículos).

La Constitución de 1791, concibió al Rey como un delegado de la Nación,


sujeto a la soberanía de la Ley como expresión de la voluntad general. A partir de
ese texto, el Estado dejó de ser el Rey, como Monarca Absoluto, y comenzó a ser
el pueblo organizado en Nación sujeto a una Constitución.

El aporte fundamental del constitucionalismo francés en cuanto a la idea de


Constitución, por tanto, fue que no sólo los Textos revolucionarios de 1791, 1793 y
1795 se configuraron como Constituciones no sólo orgánicas sino dogmáticas,
precedidas todas de una Declaración de Derechos que no contenía la Constitución
norteamericana de 1787, y que sólo se incorporaron a la misma, precisamente en
1789 y 1791, al sancionarse las primeras diez Enmiendas. La Declaración de
Derechos de rango constitucional es, por tanto, el gran aporte a la idea de
Constitución de la Revolución Francesa.

El principio de la soberanía nacional, el republicanismo y el gobierno


representativo

El segundo principio que surge del constitucionalismo revolucionario francés,


fue el de la soberanía nacional que contrasta con el régimen del absolutismo basado
en la soberanía era el Monarca, quien ejercía todos los poderes e, incluso, otorgaba
la Constitución del Estado. Con la Revolución, el Rey fue despojado de su
soberanía; deja de ser Rey de Francia y comenzó a ser Rey de los franceses,
trasladándose la soberanía al pueblo. La noción de Nación surgió entonces, para

23
lograr privar al Rey de su soberanía; pero como la soberanía existía sólo en la
persona que la podía ejercer, era necesario crear la noción de Nación, como
personificación del pueblo, para reemplazar al Rey en su ejercicio. Para usar las
palabras de Berthélemy: “Había una persona soberana que era el Rey. Otra persona
debía ser encontrada para oponérsele. Los hombres de la Revolución encontraron
esa persona soberana en una persona moral: la Nación. Le quitaron la Corona al
Rey y la pusieron en cabeza de la Nación”.

Esa Nación en la teoría revolucionaria, se identificada con lo que Sieyès


estudió como el Tercer Estado de los Estados Generales, que comparado con los
otros estamentos (nobleza y clero), era el estamento bajo, es decir, la Nación
globalmente considerada. Qu’est-ce que le Tiers-Etat? fue la pregunta que se
planteó Sieyès en su libro, y la respuesta que dio fue “todo, toda la Nación”.7 Las
clases privilegiadas, así, fueron excluidas del concepto de Nación, en la cual tenía
sin embargo cabida la burguesía.

La burguesía como lo señaló Sieyès, tenía “la modesta intención de tener en


los Estados Generales o Asambleas una influencia igual a la de los privilegiados”;
pero la situación real, particularmente por su poder económico y por la reacción
contra los privilegios, llevó a la burguesía a acaparar el poder, por la Revolución,
con apoyo popular.8 El pueblo, en realidad, apoyó al Tercer Estado, es decir, a la
burguesía, pues no tenía otra alternativa, en el sentido de que no podía apoyar ni a
la nobleza ni al clero, que representaban los privilegios. Por ello, la Revolución
Francesa ha sido considerada como la revolución de la burguesía, para la burguesía
y por la burguesía9, configurándose como un instrumento contra los privilegios y
discriminaciones, buscando, al contrario, la igualdad de todos los hombres en el
goce de sus derechos. De allí que, incluso, la Declaración de Derechos del Hombre
y del Ciudadano haya sido calificada como “la expresión ideológica del triunfo de la
burguesía”.

De allí el principio de la soberanía atribuida a la Nación y no al Rey o a los


gobernantes, que se recogió en el texto de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano: “El principio de toda soberanía reside esencialmente en

24
la Nación. Ningún cuerpo, ningún individuo puede ejercer autoridad alguna que no
emane de ella expresamente” (artículo 3).

La Declaración de Derechos que precedió la Constitución de 1793, señalaba:


“La soberanía reside en el pueblo. Ella es una e indivisible, imprescriptible e
inalienable” (artículo 25).

Y la Declaración que precedió la Constitución de 1795, señaló: "La soberanía


reside esencialmente en la universalidad de los ciudadanos. Ningún individuo,
ninguna reunión parcial de ciudadanos puede atribuirse la soberanía” (artículo 17).

Estos principios fueron recogidos en la Declaración venezolana de Derechos


del Pueblo de 181111, cuyos primeros dos artículos de la sección “Soberanía del
Pueblo” establecieron: “La soberanía reside en el pueblo; y el ejercicio de ella en los
ciudadanos con derechos a sufragio, por medio de sus apoderados legalmente
constituidos” (artículo 1); “La soberanía, es por su naturaleza y esencia,
imprescriptible, inajenable e indivisible” (artículo 2).

La Constitución de 1811, además, definió la soberanía popular conforme a la


misma orientación, indicando que: “Una sociedad de hombres reunidos bajo unas
mismas leyes, costumbres y gobiernos forma una soberanía” (artículo 143). “La
soberanía de un país, o supremo poder de reglar o dirigir equitativamente los
intereses de la comunidad, reside, pues esencial y originalmente en la masa general
de sus habitantes y se ejercita por medio de apoderados o representantes de éstos,
nombrados y establecidos conforme a la Constitución” (artículo 144).

La idea del pueblo soberano, por tanto, que no sólo proviene de la Revolución
Francesa sino antes, de la Revolución Americana, se arraiga en el
constitucionalismo venezolano desde 1811, contra la idea de la soberanía
monárquica que aún imperaba en España en ese momento.

Debe destacarse, además, que, a pesar de su carácter monárquico, la


Constitución francesa de 1791 fue representativa, desde el momento en que la
Nación ejercía su poder a través de representantes. En todo caso, fue precisamente
por el sistema que se estableció para la participación, que la Revolución tuvo una

25
especial significación social vinculada a la burguesía, ya que conforme al sistema
de sufragio que se estableció, un gran número de ciudadanos fue excluido de la
actividad electoral.

En todo caso, después de la Monarquía y ejecutado Luis XVI, la Constitución


de 1793 estableció la República, en sustitución de la Monarquía, como única e
indivisible (artículo 1). En consecuencia, el pueblo soberano, constituido por la
universalidad de los ciudadanos franceses, nombraba sus representantes en los
cuales le delegaba el ejercicio de los poderes públicos (artículos 7 a 10). Esta idea
de la representatividad, sin embargo, en Francia se impuso desde el momento
mismo de la Revolución, en 1789, a pesar de que al inicio la forma del gobierno
siguió siendo monárquica. Así, en la Constitución de 1791 se estableció que: “La
Nación de la cual emanan todos los poderes, no los puede ejercer sino por
delegación. La Constitución fran¬cesa es representativa: los representantes son el
cuerpo legislativo y el Rey” (artículo 2, título III).

Por tanto, incluso el Rey se convirtió con la Revolución en representante de


la Nación, hasta que fue decapitado, y con ello la Monarquía convertida en
República, fue completamente representativa.

Esta idea de representatividad republicana, por supuesto, también provino


inicialmente de la Revolución Americana, y se recogió en la Constitución
Venezolana de 1811, en la cual, como señalamos, se establece que la soberanía
se ejercita sólo “por medio de apoderados o representantes de éstos, nombrados y
establecidos conforme a la Constitución” (artículo 144). Por ello, agrega la
Constitución de 1811: «Ningún individuo, ninguna familia, ninguna porción o reunión
de ciudadanos, ninguna corporación particular, ningún pueblo, ciudad o partido,
puede atribuirse la soberanía de la sociedad que es imprescindible, inajenable e
indivisible, en su esencia y origen, ni persona alguna podrá ejercer cualquier función
pública del gobierno si no la ha obtenido por la Constitución” (artículo 146).

En definitiva, siendo el sistema de gobierno netamente republicano y re-


presentativo, conforme a la más exacta expresión francesa de la Declaración de
1789 (artículo 6), la Constitución de 1811 estableció que: «La Ley es la expresión

26
libre de la voluntad general de la mayoría de los ciudadanos, indicada por el órgano
de sus representantes legalmente constituidos” (artículo 149).

El principio de la separación de poderes

La idea de la separación de poderes, debido a la formulación teórica de Locke


y Montesquieu, fue expresada constitucionalmente, por primera vez, en las
Constituciones de las Colonias Americanas de 1776, y luego imbuida en el texto de
la Constitución Norteamericana de 1787, que como se dijo fue una Constitución
básicamente de carácter orgánico.

El principio de la separación de poderes, sin embargo, en Francia, fue


materialmente el motivo fundamental de la Revolución, al punto de que en la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 se incluyó, en el
artículo XVI, la famosa proposición de que: «Toda sociedad en la cual la garantía
de los derechos no esté asegurada, ni la separación de poderes determinada, no
tiene Constitución”.

Por lo tanto, en los artículos de la Constitución que siguieron a la Declaración


de 1789, como primer acto constitucional revolucionario, se establecieron
expresamente las consecuencias del principio, al establecer que “el Poder
Legislativo reside en la Asamblea Nacional” (artículo 8); que "el Poder Ejecutivo
supremo reside exclusivamente en el Rey” (artículo 16), no pudiendo este poder
“hacer ninguna ley” (artículo 17); y que “el Poder Judicial no podrá en ningún caso,
ser ejercido por el Rey, ni por el cuerpo legislativo” (artículo 17).

Este principio de la separación de poderes, de la esencia del proceso


revolucionario francés, fue incorporado en forma expresa en la Constitución de 1791
en la cual se precisó (Título III): “3. El Poder Legislativo es delegado a una Asamblea
Nacional, compuesta de representantes temporales, libremente elegidos por el
pueblo, para ser ejercido por ella, con la sanción del Rey, de la manera que se
determina en esta Constitución. 4. El gobierno es monárquico: el Poder Ejecutivo
es delegado en el Rey, para ser ejercido bajo su autoridad, por los ministros y otros

27
agentes responsables, de la manera que se determina en esta Constitución. 5. El
Poder Judicial es delegado a los jueces electos temporalmente por el pueblo”.

En particular, surgió así la idea misma del Poder Judicial y su papel, pues la
justicia dejaría de administrarla el Monarca y comenzaría a ser impartida por
funcionarios independientes, en nombre de la Nación.

Sin embargo, en el sistema francés de separación de poderes que se


consagró en la Constitución de 1791, se estableció un claro predominio del Poder
Legislativo, de manera que el Rey no podía ni convocar, ni suspender ni disolver la
Asamblea; sólo tenía un poder de veto, de suspensión, pero no tenía iniciativa, aun
cuando podía sugerir a la Asamblea tomar en consideración ciertos asuntos. La
Asamblea, por su parte, no tenía control sobre el Ejecutivo, ya que la persona del
Rey era sagrada e inviolable hasta que fue juzgado y ejecutado. En principio, sólo
los Ministros eran responsables penalmente. En todo caso, la Asamblea tenía
importantes atribuciones ejecutivas, como el nombramiento de algunos
funcionarios, la vigilancia de la administración, la declaración de la guerra y la
ratificación de los Tratados.

La consecuencia del principio de la separación de poderes, en un esquema


en el cual el Legislador tenía la supremacía, fue la prohibición impuesta a los
Poderes Ejecutivo y al Judicial de inmiscuirse en los asuntos de los otros Poderes.
Así, al regular las funciones de los administradores de Departamento, la
Constitución de 1791 precisó que "no podrán, ni inmiscuirse en el ejercicio del Poder
Legislativo, o suspender la ejecución de las leyes, ni actuar en el orden judicial, ni
sobre las disposiciones u operaciones militares” (artículo 3, Capítulo IV, Título IV).
En cuanto al Poder Judicial, se estableció, que este "en ningún caso podría ser
ejercido por el Cuerpo Legislativo ni por el Rey” (artículo 1, Capítulo V, Título DI),
pero se expresaba además que "los Tribunales no pueden, ni inmiscuirse en el
ejercicio del Poder Legislativo, o suspender la ejecución de las leyes, ni actuar en
relación a los funcionarios administrativos, ni citar ante ellos a los administradores
en razón de sus funciones” (artículo 3, Capítulo V, Título III).

28
En materia judicial, esta concepción extrema de la separación de poderes
tenía una razón histórica: los Parlamentos, que eran los Tribunales del Antiguo
Régimen, habían tenido un papel activo como instrumentos de la aristocracia, para
oponerse a las reformas impositivas. La Revolución había surgido, entonces,
signada por una reticencia tal respecto del Poder Judicial, que la separación de
poderes llegó allí al extremo de impedir no sólo que los jueces pudiesen interpretar
las leyes (por supuesto, jamás la posibilidad de anular leyes), sino la injerencia de
los Tribunales respecto de la Administración, lo que fue incluso consagrado
expresamente en la Ley 16 - 24 de agosto de 1790 sobre la reorganización del
Poder Judicial, en la cual además de abolir la venalidad de las funciones judiciales
y establecer la gratuidad de la justicia (Título II, artículo 2), se estableció que: “Las
funciones judiciales son distintas y permanecerán siempre separadas de las
funciones administrativas. Los jueces no podrán, so pena de prevaricación,
perturbar, de la manera que sea, las operaciones de los cuerpos administrativos, ni
citar ante ellos a los administra-dores en razón de sus funciones” (Título II, artículo
13).

Fue este principio externo, el que llevó, casi 100 años después, a la
consolidación de la jurisdicción contencioso administrativa a cargo del Consejo de
Estado para juzgar la Administración y para anular los actos administrativos
(jurisdicción contencioso - administrativa) pero, por supuesto, en forma separada
respecto del Poder Judicial. Es decir, la jurisdicción contencioso-administrativa en
Francia, en definitiva, tuvo su origen en el acto revolucionario de expresión extrema
de la separación de poderes, que prohibía a los jueces ordinarios juzgar a la
Administración, lo que sigue teniendo vigor.

En materia de control de la legislación, la situación de abstención de los


jueces era similar. Conforme a las enseñanzas de Montesquieu13 los jueces sólo
podían ser “la boca que pronuncia las palabras de la ley” por lo que incluso, como
se señaló, la interpretación de la Ley les era prohibida inicialmente, y mediante el
procedimiento llamado del referé legislatif, los jueces estaban obligados a consultar
a la Asamblea Nacional cuando tuviesen dudas sobre la interpretación de las leyes.

29
En este esquema, los jueces no podían controlar la constitucionalidad de las leyes,
lo que incluso condujo a que, a partir de la Constitución de 1958 en Francia, se
hubiese creado un Consejo Constitucional, también separado del Poder Judicial,
para juzgar dicha constitucionalidad, pero sólo respecto de las leyes sancionada por
la Asamblea, pero aún no promulgadas.

El principio de la separación de poderes, por supuesto, también influyó en el


constitucionalismo de nuestros países, pero no conforme a la interpretación extrema
francesa, sino conforme a la modalidad adoptada en los Estados Unidos, y que se
expresó en las Constituciones de las Colonias de 1776, de las cuales proviene la
siguiente expresión del Preámbulo de la Constitución: “El ejercicio de la autoridad
confiada a la Confederación no podrá jamás hallarse reunido en sus diversas
funciones. El Poder Supremo debe estar dividido en Legislativo, Ejecutivo y Judicial,
y confiado a distintos cuerpos independientes entre sí y en sus respectivas
facultades”.

Sin embargo, el principio de la separación de poderes no se concibió como


el establecimiento de compartimientos estancos, sino conforme a un sistema de
pesos, contrapesos, e interferencias constitucionales radicalmente distintas al
sistema francés. En particular, entre ellas, resulta necesario destacar el papel del
Poder Judicial en el control de los otros poderes respecto de su adecuación a la
Constitución, y a la vigencia de la garantía objetiva de la Constitución, conforme a
la influencia recibida del constitucionalismo americano.

De acuerdo a ello, en México, desde el siglo XIX el Poder Judicial (la Corte
Suprema) ejerce la jurisdicción contencioso-administrativa (control de la legalidad y
constitucionalidad de las actividades administrativas) y la jurisdicción constitucional
(control de la constitucionalidad de las leyes), y ello no puede considerarse ni nunca
se ha considerado como una ruptura o violación del principio de la separación de
poderes, sino como una consecuencia esencial del mismo.

En efecto, la Constitución, estableció expresamente el principio de la


supremacía constitucional, con la consecuencia expresa de que: “Las leyes que se

30
expidan contra el tenor de ella no tendrán ningún valor sino cuando hubieren llenado
las condiciones requeridas para una justa y legítima revisión y sanción”

En el mismo sentido, luego de la enumeración de los derechos


fundamentales, la Constitución de 1811 precisó que dichos derechos: “Están
exentos y fuera del alcance del poder general ordinario del gobierno y que,
conteniendo o apoyándose sobre los indestructibles y sagrados principios de la
naturaleza, toda ley contraria a ellos que se expida por la legislatura federal o por
las provincias será absolutamente nula y de ningún valor”

En estos principios, sin duda, debe situarse el origen de la concepción


venezolana del poder atribuido a la Corte Suprema de Justicia para declarar la
nulidad de las leyes inconstitucional, tan característico de nuestra tradición
constitucional, e inexistente en Francia, salvo a partir de 1958 por lo que se refiere
al control preventivo de la constitucionalidad de las leyes no promulgadas, y más
recientemente en 2009, por lo que refiere al control a posteriori de la
constitucionalidad de las leyes.

En los principios establecidos en la Constitución venezolana de 1811,


además, también debe situarse el origen del poder atribuido a todos los jueces para
desaplicar las leyes que consideren inconstitucionales en los casos concretos que
decidan, plasmado en el Código de Procedimiento Civil desde 1897, adoptado, sin
duda, bajo la influencia del constitucionalismo norteamericano.

El principio de la supremacía de la ley, del que deriva el principio de la


legalidad

La Revolución Francesa estuvo signada por el principio de la supremacía del


legislador, que representaba a la Nación, de manera que al haber estado la
Asamblea Nacional en 1789 controlada por el Tercer Estado, la misma se convirtió
en representante todopoderosa de la Nación. De allí que de acuerdo al postulado
definido por Rousseau de que la “ley es expresión de la voluntad general”, y la
Asamblea haber asumido el carácter de poder constituyente al momento de la
Revolución, en la Constitución de 1791 se estableció que: “No hay en Francia una

31
autoridad superior a la de la ley. El Rey no reina sino por ella, y es en nombre de la
Ley que él puede exigir obediencia” (artículo 3, Cap. II, Título III).

La ley, entonces, como “expresión de la voluntad general” según lo indicó la


Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (artículo 6), adquirió en el
constitucionalismo francés un rango superior, consecuencia de la primacía del
propio Poder Legislativo.

Además, desde el punto de vista sustantivo, el principio de la supremacía de


la Ley se fundó sobre el de su generalidad, lo que a la vez fue garantía de la
igualdad, uno de los postulados básicos de la Revolución. Las leyes de libertad, que
tenían por objeto hacer posible el libre desenvolvimiento de los miembros del grupo
social, fueron el instrumento de la Asamblea contra los privilegios que fueron
abolidos.

En todo caso, siendo la ley expresión de la voluntad general, se consagró el


derecho de todos los ciudadanos de “concurrir personalmente o por sus
representantes” a la formación de la ley (artículo 6), estableciéndose en los artículos
de la Constitución que siguieron a la Declaración los siguientes principios :“Ningún
acto de los Cuerpos Legislativos podrá ser considerado como ley, si no ha sido
hecho por los representantes de la Nación libremente elegidos y si no ha sido
sancionado por el Monarca” (artículo 9); “El Poder Ejecutivo no puede hacer ley
alguna, incluso prioritaria, sino proclamar, conforme a las leyes, para ordenar o
recordar su observación” (artículo 16); “El Poder Judicial será administrado por
tribunales establecidos por la ley, según los principios de la Constitución y según
las normas determinadas por la ley” (artículo 19).

Por su parte, la Ley de 16-24 de agosto de 1790, agregó que: “Los Tribunales
no podrán tomar directa o indirectamente, parte alguna en el ejercicio del poder
legislativo, ni suspender o impedir la ejecución de los decretos del Cuerpo
Legislativo, sancionados por el Rey, so pena de prevaricación” (artículo 10).

Por otra parte, a la base de la concepción de la ley como expresión de la


voluntad general, está la idea que emergió de la Revolución de que no sólo no había

32
autoridad superior a la de la ley, sino que era a través de ella como se podía
gobernar y exigir obediencia. Así, frente al poder absoluto del Monarca en el Antiguo
Régimen, emergió el principio de la legalidad, base del Estado de Derecho: sólo se
puede gobernar en virtud y con sujeción de las leyes.

La concepción de la ley como expresión de la voluntad general, fue recogida


expresamente en la Declaración venezolana de Derechos del Pueblo de 1811, al
establecer que: “La ley se forma por la expresión libre y solemne de la voluntad
general, y ésta se expresa por los apoderados que el pueblo elige para que
representen sus derechos” (artículo 3, Segunda Sección).

Asimismo, en el texto de la Constitución de 1811 se estableció: "La ley es la


expresión libre de la voluntad general o de la mayoría de los ciudadanos, indicadas
por el órgano de sus representantes legalmente constituidos. Ella se funda sobre la
justicia y la utilidad común y ha de proteger la libertad pública e individual contra
toda opresión o violencia” (artículo 149).

La Constitución de 1811, sin embargo, no siguió el postulado tan radical de


la supremacía de la ley, y en cambio, formuló el principio de la supremacía
constitucional al declarar como “absolutamente nulas y sin ningún valor” las leyes
contrarias a los derechos fundamentales (artículo 199); y en general, al considerar
sin “ningún valor” las leyes contrarias a la Constitución, la cual se declaró como la
“Ley Suprema del Estado” (artículo 227).

La declaración de derechos

Conforme a la más clásica concepción liberal, y a las enseñanzas de Locke,


Montesquieu y Rousseau, la declaración de Derechos Fundamentales es una pieza
clave del constitucionalismo francés y de la Revolución.

En efecto, la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, el


producto más importante del inicio de la Revolución, sancionada por la Asamblea
Nacional el 26 de agosto de 1789, contiene en 17 artículos los derechos
fundamentales del hombre. En su redacción, sin duda, a pesar de la multiplicidad
de fuentes que la originaron, tuvieron gran influencia los Bill of Rights de las

33
Colonias americanas particularmente en cuanto al principio mismo de la necesidad
de una formal declaración de derechos. Una larga polémica se ha originado en
cuanto a esa influencia americana desde comienzos del siglo XX14, la cual puede
decirse que incluso, fue mutua entre los pensadores europeos y americanos. Los
filósofos franceses, comenzando por Montesquieu y Rousseau, eran estudiados en
Norteamérica; la participación de Francia en la Guerra de Independencia
norteamericana fue importantísima; Lafayette fue miembro de la Comisión redactora
de la Asamblea Nacional que produjo la Declaración de 1789, y sometió a
consideración su propio proyecto basado en la Declaración de Independencia
Americana y en la Declaración de Derechos de Virginia; el rapporteur de la Comisión
Constitucional de la Asamblea propuso “trasplantar a Francia la noble idea
concebida en Norte América”; y Jefferson estaba presente en París en 1789,
habiendo sucedido a Benjamín Franklin como Ministro americano en Francia.15 En
todo caso, el objetivo central de ambas declaraciones fue el mismo: proteger a los
ciudadanos contra el poder arbitrario y establecer el principio de la primacía de la
Ley.

Por supuesto, la Declaración de 1789 fue influenciada directamente por el


pensamiento de Rousseau y Montesquieu: sus redactores tomaron de Rousseau
los principios que consideraban el rol de la sociedad como vinculado a la libertad
natural del hombre, y la idea de que la Ley, como expresión de la voluntad general
adoptada por los representantes de la Nación, no podría ser instrumento de
opresión. De Montesquieu derivó su desconfianza fundamental respecto del poder
y consecuencialmente, el principio de la separación de poderes para que el poder
frene al poder.

Por supuesto, los derechos proclamados en la Declaración eran los derechos


naturales del hombre, en consecuencia, inalienables y universales. No se trataba
de derechos que la sociedad política otorgaba, sino derechos que pertenecían a la
naturaleza inherente del ser humano. La Declaración, por tanto, se configura como
una formal adhesión a los principios de la Ley natural y a los derechos naturales con
los que nace el hombre, por lo que la ley sólo los reconoce y declara, pero en

34
realidad no los establece. Por ello, la Declaración tiene un carácter universal. No fue
una declaración de los derechos de los franceses, sino el reconocimiento por la
Asamblea Nacional, de la existencia de derechos fundamentales del hombre, para
todos los tiempos y para todos los Estados. Por ello, de Tocqueville comparó la
revolución política de 1789 con una revolución religiosa, señalando que, a la manera
de las grandes religiones, la Revolución estableció principios y reglas generales, y
adoptó un mensaje que se propagó más allá de las fronteras de Francia. Ello derivó
del hecho de que los derechos declarados eran derechos naturales del hombre.

Esta concepción es clara en el texto de la Declaración adoptada por los


representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional:
“Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del
hombre son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los
gobiernos”.

La Declaración fue, entonces, un recuerdo perpetuo de los “derechos


naturales, inalienables y sagrados del hombre” (Preámbulo).

Así, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano comenzó


por proclamar que “el fin de toda asociación política es la conservación de los
derechos naturales e imprescriptibles del hombre”, que se enumeraron como “la
libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión” (artículo 2).
Además, la Declaración postuló como derecho fundamental, la igualdad, al inscribir
en su primer artículo que “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en sus
derechos” y proclamar en su artículo 6 la igualdad ante la Ley, así: “Ella debe ser la
misma para todos, sea que proteja o que castigue. Todos los ciudadanos siendo
iguales ante sus ojos, son igualmente admisibles a todas las dignidades, cargos y
empleos públicos, según su capacidad, y sin otra distinción que la de sus virtudes y
talentos”.

Esta Declaración de 1789, además de referir a los derechos naturales de


todos los hombres, puede caracterizarse por otros aspectos: Primero, sin duda, por
la influencia de Rousseau: se basa en la concepción de la bondad natural del
hombre, lo que implícitamente es un rechazo a la idea del pecado original; por ello

35
se señala que ha sido “la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del
hombre las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los
gobiernos”.

En segundo lugar, y esto es fundamental, desde el punto de vista legal y


político, los poderes del Estado son limitados hasta el punto de que sólo puede
actuar dentro de los límites impuestos por los derechos declarados y
consecuencialmente, sometido a la soberanía de la Ley, principio recogido en la
Constitución de 1791.

Debe decirse, en todo caso, que entre la Declaración Francesa de 1789 y las
Declaraciones Americanas de 1776 se destaca una diferencia fundamental, en
contenido y sentido. La Declaración de 1789 no tenía por objeto establecer un nuevo
Estado, sino que se adoptó como acto revolucionario, dentro del estado nacional y
monárquico que ya existía. En las Declaraciones Americanas, en cambio, se trataba
de manifestaciones para construir nuevos Estados, y por tanto, nuevos ciudadanos.
En la Declaración de 1789, como se proclama en el Preámbulo, se buscaba recordar
solemnemente a todos los miembros de la comunidad política sus derechos, por los
que el nuevo principio de la libertad individual aparecía sólo como una importante
modificación en el contexto de una unidad política existente. En cambio, en las
Declaraciones Americanas, la vigencia de los derechos era un importante factor en
un proceso de independencia, y en consecuencia, en la construcción de nuevos
Estados sobre nuevas bases, particularmente sobre el principio de la soberanía del
pueblo con todo su contenido democrático y antimonárquico.

En todo caso, la Declaración de 1789 marcó el hito de la transformación


constitucional de Francia en los años subsiguientes, y así, fue recogida en el texto
de la Constitución del 13 de septiembre de 1791; en el de la Constitución de 1793;
y en la Constitución del año III (promulgada el 1er Vendémiaire del año IV, es decir,
el 23 de septiembre de 1795).

Este aporte fundamental de la Revolución de la proclamación de derechos


naturales del hombre (no sólo de los franceses), tuvo sus repercusiones, adoptó la
Declaración de Derechos del Pueblo. Se trata de la primera declaración de derechos

36
fundamentales con rango constitucional, adoptado luego de la Declaración
Francesa, en la historia del constitucionalismo moderno, con lo cual se inició una
tradición constitucional que ha permanecido invariable..

En el Puerto de La Guaira, en 1797, Picornell entró en contacto con los


criollos Gual y España, y en la conspiración que llevaba el nombre de ambos, de
ese año, también debelada, circuló la traducción de los Derechos del Hombre.

Ese texto fue el que, catorce años después, sirvió para la Declaración de
Derechos del Pueblo de 1811 y luego para el capítulo respectivo de la Constitución
de 1811. En ese texto, sin embargo, se incorporó una novedosa norma que no
encuentra antecedentes ni en los textos constitucionales norteamericanos ni
franceses, y es la que contiene la “garantía objetiva” de los derechos, y que declara
“nulas y de ningún valor” las leyes que contrariaran la declaración de derechos, de
acuerdo a los principios que ya se habían establecido en la célebre sentencia
Marbury contra Madison (Corte Suprema de los Estados Unidos, 1803).

Los principios de la organización territorial del estado

El séptimo de los aportes al constitucionalismo revolucionario francés


concierne a la organización territorial y, particularmente a la autonomía local, que
tuvo una influencia directa en el mundo americano. En efecto, el Antiguo Régimen
fue un régimen político altamente centralizado, en el cual no había poderes locales.
Los Intendentes eran la fuente única de poder en las Provincias, y las autoridades
locales que podía haber, eran delegados del Intendente, sometidos a su control. No
existía, por tanto, un poder municipal ni nada que se le pareciera.

Con motivo de las propuestas de reforma impositiva, en 1775, el Ministro


Turgot había planteado establecer Municipalidades, pero ello no llegó a prosperar.
En cambio, la Revolución cambió la faz territorial de Francia, y por los Decretos de
14 y 22 de diciembre de 1789 eliminó los antiguos reinos y las antiguas e históricas
circunscripciones territoriales, estableciendo una uniformización territorial general,
al dividir el país en Departamentos, éstos en Distritos, los Distritos en Cantones y
éstos en Comunas, que eran las municipalidades, creándose así el Poder Municipal.

37
En cada villa, burgo o parroquia, entonces, se constituyó una municipalidad o una
comuna, generalizándose la institución municipal.

En efecto, la creación de Municipios uniformes en todo el territorio de Francia,


por tanto, condujo a la sustitución definitiva de las cartas, fueros y privilegios locales,
de manera que como lo observó De Tocqueville, producto de la Revolución: “Las
instituciones deben ser las mismas para todas las partes del territorio y para todos
los hombres que los habitan”.

Debe insistirse en que las reformas del régimen municipal en Francia


precedieron la Revolución, con la creación antes de 1787, a iniciativa de los
Ministros de Luis XVI, de las asambleas provinciales junto al Intendente, y en cada
pueblo, de un cuerpo municipal electivo que sustituiría a las antiguas asambleas
parroquiales, y en la mayoría de los casos, al síndico. Contrario a las costumbres
que existían, todos los poderes que se pretendieron crear fueron colectivos, y el
intendente fue disminuido en su poder. Todo ello condujo a la parálisis de la
administración, y, como lo apuntó De Tocqueville, “las asambleas, queriendo
mejorarlo todo, acabaron por enredarlo todo”, produciéndose entonces “una de las
mayores perturbaciones que haya registrado jamás la historia de un gran pueblo”,
en la cual “cada francés había experimentado una confusión particular. Nadie sabía
ya ni a quien obedecer, ni a quién dirigirse”; y terminaba señalando De Tocqueville,
que “perdido el equilibrio de las partes que componían la Nación, un último golpe
bastó para hacerla oscilar y producir el más vasto trastorno y la más espantosa
confusión que hayan tenido lugar jamás”.

La Revolución quiso poner fin a esta situación, y en el mismo año de 1789,


la Asamblea Nacional Constituyente definió un nuevo orden municipal uniforme,
fragmentado, generalizado y de carácter electivo; el cual, en definitiva, si bien
complicó aún más la situación de la Administración, puso las bases para el régimen
municipal del constitucionalismo moderno. Comenzó el 4 de agosto de 1789, con
un Decreto que declaró irrevocablemente abolidos “todos los privilegios particulares
de provincias, principados, cantones, ciudades y comunidades de habitantes, sean
pecuniarios o de cualquier otra naturaleza”19; y al mismo lo siguieron los Decretos

38
de 14 y 22 de diciembre del mismo año 1789. En el primero se dispuso la supresión
y abolición que “las Municipalidades existentes en cada villa, burgo, parroquia o
comunidad”, con las denominaciones que tuvieren, y se agregó que serían
sustituidas por “colectividades locales del reino” tanto en las ciudades como en el
campo, con la misma naturaleza y situadas en el mismo plano constitucional, con el
nombre común de municipalidad, que tenían en su cabeza al alcalde.

En el segundo Decreto se dividió el territorio francés de manera uniforme en


departamentos, distritos y cantones, suprimiéndose los intendentes, y además se
dispuso que “en cada villa, burgo, parroquia y comunidad del campo habrá una
municipalidad”.20 Este principio se consagró luego, expresamente, en la
Constitución de 1791, al regular en su título “La división del Reino”, que: “El Reino
es uno e indivisible: su territorio se distribuye en 83 Departamentos, cada
Departamento en Distritos, cada Distrito en Cantones”.

De ello resultó que en 1791 en la Francia revolucionaria había 43.915


municipios, que comenzaron a llamarse comunas. Estas entidades municipales,
además de las funciones propias de la Administración general que les podían ser
delegadas, ejercían el poder municipal, concepto que venía de los escritos de
Benjamín Constant y de las propuestas de reforma del ministro Turgot (1775)21, y
que luego se arraigaría en el constitucionalismo iberoamericano.

Con esta división territorial, como lo percibió Edmund Burke en tiempos de la


Revolución: “Es la primera vez que se ve a los hombres hacer pedazos su patria de
una manera tan bárbara”; pero De Tocqueville acotaría años después, que en
realidad, si bien “parecía, en efecto que se desagarraban cuerpos vivos, (…) lo único
que se hacía era despedazar cuerpos muertos”.22 Sin embargo, lo cierto es que el
sistema produjo la disolución del Estado al haber estallado Francia en cuarenta mil
pedazos, cada uno con una especie de república soberana y anárquica que no
tenían nexo alguno con el poder central en construcción.

Por ello, esta reforma sólo duró cinco años, porque al tratar la Revolución de
desmontar un sistema tan centralizado como el de la Monarquía Absoluta, en un
sistema de división territorial donde se crearon más de 40.000 comunas o

39
municipios, con poderes locales propios, lo que hizo fue desquiciar el Estado, por lo
que fue la propia Asamblea Nacional, la que luego tuvo que retroceder en la
creación del Poder Municipal.

Por ello, de tal anarquía vinieron las reformas para tratar de controlar la
acción municipal desde el poder central, como por ejemplo, al atribuírsele en la
Constitución de 1791 poderes anulatorios al Rey, respecto de los actos municipales;
al crearse en la Ley del 14 de frimario del año II (4 de diciembre de 1793) unos
agentes nacionales directamente conectados al centro (Paris) para ejercer la
vigilancia sobre los municipios; y además, al pretender reducir el número de
comunas en la Constitución del año III (5 fructuoso, 22 de agosto de 1795),
reagrupándoselas en entidades locales, y estableciendo la subordinación de las
comunas a las Administraciones departamentales, y estas a los ministros.

Pero el torbellino revolucionario que no había cesado, comenzó a producir su


propia transformación con el golpe de Estado del 18 de brumario del año VIII (9 de
noviembre de 1799), a raíz del cual Napoleón reimplantará la centralización que se
había establecido en el Antiguo Régimen y que había quedado destrozada con la
Revolución. Sin eliminarse las 40.000 comunas, se estableció un esquema de
control centralizado sobre las mismas, creándose un sistema escalonado y
jerarquizado de control sobre ellas, donde serían esenciales las figuras del prefecto
y subprefecto dependientes del poder central y controlando a los alcaldes,
establecidos en la Ley de 28 pluvioso del año VIII (17 de febrero de 1800).

La centralización administrativa por el establecimiento de esa rígida cadena


institucional que unía: ministro, Prefecto, Subprefecto y alcalde, y que dio origen al
llamado control de tutela, sin duda, fue uno de los aportes más importantes a la
Administración municipal y local, y a la propia construcción del Estado centralizado.
Como lo diría el Presidente François Mitterrand, casi doscientos años después, al
proponer la reforma descentralizadora de 1981: “Francia tuvo que acudir a un poder
fuerte y centralizado para hacerse. Hoy necesita un poder descentralizado para no
deshacerse”.24 Esta, entre tantas, fue precisamente una de las motivaciones de la
sanción de la conocida Ley francesa de Libertad de las Comunas de 1982.

40
Tres principios configuraron el régimen municipal napoleónico: primero, el
principio de la creación de un municipio por cada colectividad local –aún de
dimensiones mínimas- abarcando desde el pequeño pueblo rural hasta el gran
centro urbano; segundo, el principio de la uniformidad e igualdad formal del régimen
de los municipios a pesar de la diversidad territorial, geográfica y demográfica de
los mismos a lo largo y ancho de los territorios estatales; y tercero, las reglas
generales de funcionamiento de la tutela, como instrumento de control sobre las
entidades locales. Todo ello configuró un modelo de régimen municipal, sin duda
que se extendió por toda Europa.

Hacia América, sin embargo, sólo hicieron la travesía del Atlántico algunos
aspectos del régimen de municipalización uniforme, pero ni el primero ni el último
de los principios, es decir, el de la generalización de colectividades locales en el
territorio y el del control de tutela, llegaron a nuestras costas; y al contrario, desde
el inicio del siglo XIX, no sólo el municipio se ubicó en niveles territoriales muy
alejados de los pueblos sino que además, se implan¬tó el principio de la autonomía
municipal.

En todo caso, como se dijo, la idea del Poder Municipal penetró en América
Latina, y en 1811, México recogió sus influencias, al igual que las de la Revolución
Americana, siendo como estaba el nuevo estado constituido por provincias aisladas,
descentralizadas y con gran autonomía, que venían del esquema colonial español.
La forma de unir políticamente aquellas Provincias en un solo Estado, realmente era
el esquema federal, por lo que Latinoamérica lo tomó del federalismo de los Estados
Unidos para estructurar el nuevo Estado, en Provincias soberanas (equivalentes a
los Estados miembros de la Federación).

Pero además, para organizar internamente a las Provincias, los


constituyentes venezolanos tomaron el esquema territorial francés, pero no en el
texto de la Constitución de 1811 que organizaba una Confederación, sino en el de
las Constituciones provinciales. No se olvide que, conforme a la Constitución de
1811, las Provincias eran Estados Soberanos, correspondiéndoles a ellos, en sus
respectivas Constituciones, disponer la organización territorial interna. Por tanto,

41
una vez dictada la Constitución de 21 de diciembre de 1811, las Provincias
comenzaron a dictar sus Constituciones regulándose en ellas, la organización
territorial del país.

Todos los antes mencionados aportes del constitucionalismo francés fueron


fundamentales para el desarrollo del derecho constitucional posterior del mundo
moderno, por supuesto, con vicisitudes en el propio país que los ori¬ginó, pues
después de la Revolución, y del caos institucional que surgió de la misma, vino la
dictadura napoleónica y la restauración de la Monarquía a partir de 1815, por lo que
Francia continuó siendo un país con régimen monárquico durante buena parte del
siglo XIX, hasta 1870. Sus frutos se dieron en estas tierras, cuando ya Francia no
era una República, y los derechos del hombre, había sido eliminado del texto de las
Constituciones.

Sin embargo, los aportes al constitucionalismo moderno de la Revolución


fueron, a tiempo, recogidos por otros países y sin la menor duda, en particular, por
los países de América Latina. En estos, en particular, los principios de
constitucionalismo tanto de la Revolución Americana como de la Revolución
Francesa, encontraron de inmediato campo de cultivo en nuestros países, ha-
viéndose desarrollado conforme a moldes propios, lo que significó un avance
sustancial del derecho constitucional republicano durante el siglo XIX e inicios del
siglo XX, cuando todavía la mayoría de los países europeos estaban regidos por
monarquías.

La realidad de este proceso, en todo caso, fue que algunas antiguas colonias
españolas en Hispanoamérica, no recibieron influencia alguna para la Constitución
de sus Estados independientes en 1811, del régimen político - constitucional
español, que en ese momento era el propio del Antiguo Régimen, por lo demás, en
crisis general por la in¬vasión napoleónica. España, durante el siglo XIX, siguió
siendo además una Monarquía, en la cual ni siquiera una Declaración de Derechos
se dictó, por lo que sólo fue con la Constitución de 1978 cuando España entró,
definitivamente, en los moldes del constitucionalismo moderno (declaración de
derechos, control de la constitucionalidad de las leyes, Constitución como norma).

42
En consecuencia, fueron las transformaciones constitucionales originadas
por la Revolución Americana y de la Revolución Francesa las que tuvieron mayor
influencia directa en la construcción inicial del sistema constitucional hispano
americano, razón por la cual nunca llegaremos a entender, adecuadamente,
nuestras propias instituciones sin, en definitiva, tener claros los aportes recibidos
tanto de la Revolución Francesa como de la Revolución Americana, y que he
intentado resumir someramente.

La independencia de las Trece Colonias

Fue el primer movimiento de independencia en América para liberarse de


Gran Bretaña considerada la potencia económica más importante. El movimiento
estuvo inspirado en las ideas de la Ilustración. Los colonos norteamericanos
lucharon por la defensa de los Derechos naturales del hombre y la democracia,
proponiendo una nueva forma de organización política: la República. Las causas de
la guerra de independencia fueron las continuas restricciones que impuso el
gobierno inglés al comercio de los colonos como las leyes de Navegación (1651),
de la Lana (1699), de la Melaza (1733) y del timbre (1765), aumentando los
impuestos a los colonos.

En 1773 el gobierno aumentó el precio de las mercancías inglesas como el


papel, el té, el vidrio y los tintes. Los colonos respondieron tirando al mar un
cargamento de té, e instalando, en 1774 el Primer Congreso Continental con la
representación de cada una de las Colonias. El Congreso asumió la organización
política de las Colonias. El Segundo Congreso Continental (1775) con George
Washington como comandante en jefe, solicitó al Rey eliminar los impuestos y las
restricciones comerciales, la respuesta del gobierno fue el bloque marítimo a las
colonias, iniciando la guerra en 1776. El Congreso aprobó la Declaración de
Independencia el 4 de julio de 1776, aunque la guerra continúo 6 años más, el 14
de enero de 1748 se firmó el tratado conocido como la Paz de París.

43
La revolución francesa

Es considerada la revolución más radical e importante por la ejecución del


rey Luis XVI y la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, documento
que proclamó que los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos y
consagró como derechos naturales e imprescindibles la libertad, la propiedad, la
seguridad y la resistencia a la opresión. Frente a la grave crisis económica y los
gastos exorbitantes de la monarquía absolutista de Luis XVI, era necesaria la
reunión de los Estados Generales conformada por los representantes del clero, la
nobleza y el tercer Estado o Estado llano (burguesía y pueblo en general). Ya
reunidos los diferentes intereses provocaron desorden y confusión; , frente a la
imposibilidad de la unidad el tercer Estado impuso el principio de la soberanía de la
nación, simbolizada con la toma de la Bastilla, dando inicio a la revolución (1789-
1799) y poniendo fin al absolutismo en Francia.

La invasión francesa a España

La revolución francesa (1789-1799) provocó gran inestabilidad en las


monarquías europeas, como respuesta España, Austria e Inglaterra se unieron para
combatir al ejército francés. En 1799 Napoleón Bonaparte, mediante un golpe de
estado, llegó al poder en Francia manteniéndose por 15 años, durante los cuales
expandió su poderío por casi toda Europa. El rey de España Carlos IV estableció
una alianza con Bonaparte cediendo a Francia su colonia de Santo Domingo. Ante
esta alianza, Inglaterra declara la guerra a España, venciendo a su flotilla de buques
de guerra llamada la “Armada invencible”. A pesar del sometimiento de la monarquía
española a las exigencias económicas de Napoleón, el ejército francés invadió
España en 1808. Napoleón impuso la abdicación de Carlos IV y de su hijo Fernando
VII como monarcas españoles, otorgándole la Corona española a su hermano José
Bonaparte. Generando un vació de poder en las colonias americanas.

2.2 Antecedentes en el derecho mexicano


Objetivo Temático: Identificar los antecedentes constitucionales en el derecho
mexicano mediante el estudio de los textos normativos para comprender su
evolución histórica.
44
Virreinato

El Virreinato de la Nueva España (1535-1821) fue una entidad territorial


integrante del imperio español, que se desarrolló durante los siglos XVI al XIX, fue
creado después de la conquista y abarcó territorios de Norteamérica (parte de
Estados Unidos y México) de Centroamérica, Asia y Oceanía. Durante los tres siglos
de colonización española gobernaron el imperio dos familias reales: la de los
Habsburgo y la de los Borbón y a la Nueva España 63 virreyes todos provenientes
de la alta nobleza castellana.
El gobierno de la Nueva España fue una organización amplia y compleja,
formada por diversos organismos que llegaban hasta las más pequeñas localidades
novohispanas. Durante la etapa colonial, el Rey de España fue la principal
autoridad, con un poder absoluto, su voluntad no tenía límites legales y constituía
una ley suprema. Los reyes gobernaron México, desde España, basándose en los
informes que recibían y delegaron su autoridad en instituciones que actuaban en su
nombre.

La institución que le seguía al Rey en el gobierno de las colonias americanas,


fue el Real y Supremo Consejo de Indias, integrado por un grupo de ministros
nombrados por el rey, sus funciones abarcaban toda clase de asuntos,
administrativos, financieros y eclesiásticos, sus decisiones, sentencias, leyes y
acuerdos, representaban la voluntad real. El Consejo creó la estructura legal y
jurídica de la Nueva España sustentada en cedulas y ordenes decretadas por los
reyes españoles para sus colonias, con el nombre de Leyes de Indias (1542).

Al momento de la caída de Tenochtitlan, el gobierno lo ejerció Hernán Cortés,


pero en 1528 salió con rumbo a Honduras y dejó al mando a los oficiales reales,
quienes cometieron una serie de abusos. Por ello, el rey estableció un organismo
de gobierno superior, llamado la Real Audiencia de México. La primera Audiencia
estuvo a cargo de Nuño Beltrán de Guzmán quién cometió muchas injusticias,
fraudes y desmanes contra los indígenas, que fueron denunciados por Fray Juan
de Zumárraga, primer Obispo de México. Para terminar con los excesos de la
Audiencia el rey decidió establecer un virreinato, pero mientras llegaba el primer

45
virrey, nombró una segunda Audiencia cuyo presidente Sebastián Ramírez de
Fuenleal, se distinguió por su empeño en hacer justica a los indios, formó parte de
ella vasco de Quiroga que después fue obispo de Michoacán y un gran benefactor
de los indígenas de esa región.

El primer virrey Don Antonio de Mendoza llegó a la Nueva España en 1535,


ostentando los cargos de Gobernador General, Capitán General, Presidente de la
Real Audiencia, Superintendente de la Real Hacienda y Vice patrono de la Iglesia.
A partir de entonces, la máxima autoridad fue el Virrey quien dirigía la política,
cuidaba que se hiciera justicia y administraba la economía, era el jefe militar y debía
preservar a la Iglesia católica. En una palabra, el virrey fue la autoridad suprema.
Además del virrey, existían dos Audiencias o tribunales superiores que se
encargaban de hacer justicia, cerciorarse de que las leyes se cumplieran y de recibir
las quejas de los pobladores, una se encontraba en la ciudad de México y la otra en
Guadalajara y fue un órgano auxiliar del virrey, quien era su presidente.

Instituciones del virreinato de la Nueva España

En el virreinato existieron varias instituciones que regulaba la vida política,


jurídica, social, económica y cultural de los súbditos novohispanos.

Con el establecimiento de 1535 se mantuvo como una institución importante


la Real Audiencia, que era un cuerpo colegiado de magistrados (un presidente y 4
oidores) que controlaba las decisiones de los gobernantes novohispanos para evitar
abusos. También era la institución que asumía las funciones de gobierno entra la
salida y la llegada de un nuevo virrey.

Los visitadores fueron funcionarios con gran autoridad enviados por el Rey o
por el Consejo de Indias, cuando ocurrían alborotos graves que alteraban la
tranquilidad y el orden público, había sospecha de malos manejos financieros, o
cuando estaba en peligro la fidelidad de la colonia al rey. Su labor fue inspeccionar
la conducta de las autoridades, incluido el virrey, imponer suspensiones y penas.

La Iglesia administraba todos los asuntos religiosos, tenía en sus manos la


educación y sostenía las instituciones de beneficencia. Se dividía en clero secular

46
regido por los arzobispos y obispos y el clero regular cuyas órdenes tenían sus
propias autoridades, contaba, a partir de 1571, con el Tribunal del Santo Oficio o
Inquisición, destinado a evitar la propagación de las ideas contrarias a la religión
católica, perseguía a los acusados de practicar los credos prohibidos: judío,
protestante y musulmán, así como la vigilancia de que los libros prohibidos por la
Iglesia no circularan ni se leyeran. Los indígenas quedaban excluidos de su
autoridad por ser nuevos cristianos.

A nivel regional y local la jurisdicción estaba en manos de instituciones con


diferentes nombres. Las autoridades más importantes en las ciudades o repúblicas
de españoles fueron los cabildos o ayuntamientos (consejos municipales)
constituidos por alcaldes y regidores electos, les correspondió resolver, reglamentar
y ejecutar todo lo concerniente a la vida de la ciudad o del municipio. Como el
ayuntamiento fue una autoridad que no provenía directamente del rey, sino que era
representativa de los colonos, se convirtió en órgano defensa de los intereses de
los novohispanos.

Las alcaldías mayores o corregimientos (también señoríos), cuyos


representantes (tenientes o delegados) fueron designados directamente por la
Corona (en contraste con el ayuntamiento) también controlaban a las ciudades y la
zona rural en torno de éstas.

Los conquistadores impusieron a la mayoría de los indígenas vivir en sus


comunidades, con rango de pueblos o repúblicas de indios, construidos de acuerdo
a la traza española con una plaza central, la iglesia y las calles en cuadrícula,
gobernados por caciques locales llamados alcaldes, vigilados y controlados por los
encomenderos, frailes y funcionarios menores.

Independencia de México

La revolución de Independencia de México fue producto de un largo y


complejo proceso histórico, cuyos antecedentes inmediatos los ubicamos en la
segunda mitad del siglo XVIII. Los acontecimientos o factores externos como la
Ilustración y la Revolución francesa, tuvieron un papel destacado en este proceso

47
histórico, sin embargo, fueron las condiciones internas de desigualdad, explotación
y miseria en la mayoría de la población, las que detonaron una guerra violenta y
prolongada. La lucha armada se alargó durante 10 años, de 1810 a 1821, en los
cuales podemos distinguir cuatro fases o etapas.

La Independencia de México no fue un hecho aislado, fue producto de una


serie de factores tanto internos, acontecimientos que se desarrollan en la Nueva
España, como externos lo sucedido en otras regiones o lugares pero que tiene
repercusión en la Nueva España. Entre los factores externos y los factores internos
destacan.

Las Reformas Borbónicas

Con la llegada de la familia de los Borbón a la corona española en 1700, con Felipe
V, se implementaron una serie de reformas de carácter económico, político-
administrativo, militar y cultural, con el objetivo de fortalecer el Estado y obtener más
ingresos. Carlos III (1756 a 1788) nieto de Felipe V, fue quien impulsó de manera
decidida estas reformas.

Las reformas impuestas tuvieron las siguientes consecuencias en la Nueva España:


• La llegada de españoles de la península que ocuparon altos cargos en el
ejército y en la burocracia, desplazando a muchos criollos.
• La disminución del poder del Virrey frente a los intendentes.
• Privilegiaron a una minoría de ricos mineros y comerciantes.
• El aumento de los impuestos y la creación de nuevos impuestos que
empobreciendo aún más al pueblo y generaron descontento en los criollos.
• Gran inconformidad de los criollos por la expulsión de los Jesuitas en 1767.
• Empobrecimiento de hacendados y mineros endeudados con la Iglesia
Católica por la promulgación de la Real Cédula de Consolidación de Vales
Reales 1804, la cual obligaba a la Iglesia a “recoger el dinero a sus deudores
para prestarlo a la Real Hacienda” (Jáuregui, 2004:131).
• La expansión de la cultura, las artes y el pensamiento ilustrado que influyeron
en las ideas de independencia de los criollos ilustrados.

48
El criollismo

Desde el siglo XVII se gestó entre los criollos americanos un sentimiento de


nacionalidad, de pertenencia a la tierra en la que habían nacido, de arraigo al suelo
mexicano que desde el siglo XVII ya llamaban “patria”, con un claro deseo de
distinguirse de los nacidos en España. El criollismo debe entenderse como un
movimiento sociocultural que consiste en la toma de conciencia de los españoles
nacidos en América sobre su propia identidad. Para afianzar ese sentimiento
rescataron las huellas de un pasado glorioso y la devoción hacia la virgen de
Guadalupe.

La explotación y miseria del pueblo

Para inicio del siglo XIX en la Nueva España, igual que en las otras colonias
americanas, existían importantes diferencias socio-económicas y culturales. El
poder económico y político estaba en manos de una minoría de españoles
peninsulares y criollos que representaban aproximadamente el 17% de la población.
El resto estaba conformado por mestizos, indígenas, castas y negros quienes eran
explotados en las minas, haciendas y obrajes o como sirvientes y jornaleros, sin
derechos y con todas las obligaciones. Situación que se hacía más grave en
periodos de hambrunas por las sequias y malas cosechas como las padecidas en
1785-1787 y 1808-1810.

El impacto de la crisis política de España (1808)

Ante la noticia de la abdicación de Fernando VII al trono de España (recibida


el 6 de julio de 1808), el cabildo de la Ciudad de México con mayoría criolla pidió al
virrey, José de Iturrigaray, asumir el control directo del gobierno, de esta manera se
pedía reconocer la soberanía de la nación. Un grupo de españoles encabezados
por Gabriel de Yermo, impidieron esta acción y destituyeron del cargo a Iturrigaray,
encarcelando a los principales instigadores: José Primo de Verdad, Juan Francisco
Azcárate, Melchor de Talamantes y Jacobo de Villaurrutia, entre otros.

49
La Revolución industrial

Considerada una revolución tecnológica-científica se inició en Inglaterra en


el siglo XVIII con el invento de la máquina de vapor y nuevas máquinas para hilar
algodón y telares mecánicos, aumentando sustancialmente la producción. Pronto,
los países europeos compitieron para producir mercancías y por encontrar
mercados para vender su producción. Con la Revolución Industrial, los países más
desarrollados pasaron a una etapa en la cual la industria desempeñaba el papel
más importante para su crecimiento y expansión.

La Ilustración

Es un movimiento intelectual que se funda en la razón del hombre,


desarrollado principalmente en Inglaterra y Francia en el siglo XVIII, cuestionó el
“derecho divino de los reyes”, señalando que “todos los hombres son iguales a la
luz de la razón y por tanto tienen los mismos derechos”. Los principales
representantes de la Ilustración fueron el inglés John Locke y los franceses:
François Marie Arouet, más conocido como Voltaire; Charles Louis de Secondat,
Señor de la Brède y Barón de Montesquieu; y Juan Jacobo Rousseau.

Tanto la Revolución Industrial (en el campo económico) como la Ilustración


(en el terreno de las ideas) cuestionaron la autoridad y fortaleza de la monarquía,
contribuyendo a la consolidación de la burguesía como grupo social dominante.

Etapas del proceso de Independencia de México

Después del intento fallido de lograr una independencia pacífica, las


conspiraciones continuaron, siendo importantes las de Valladolid (Morelia), San
Miguel el Grande y Querétaro. La conspiración de Valladolid en 1809 estuvo
encabezada por Fray Vicente de Santa María, Manuel Ruiz de Chávez, José María
Michelena y José García Obeso, los cuales fueron delatados, detenidos y,
posteriormente, puestos en libertad.

En la madrugada del 16 de septiembre de 1810 estalló en la ciudad de


Querétaro la guerra de independencia, la cual se prolongó por diez años

50
enfrentándose dos ejércitos que representaban dos formas diferentes de
organización política:

La revolución fue importante por su carácter de lucha de clases de mestizos,


indígenas y castas quienes luchaban por sus derechos reclamando libertad y
autonomía en contra de los blancos tanto españoles como criollos. La lucha armada
se desarrolló de manera desigual en las diferentes regiones de la Nueva España y
con diferentes ritmos a lo largo de los diez años que duró, observando, al menos,
cuatro etapas o fases:

Primera etapa: Inicio

Del “grito de Dolores” el 16 de septiembre de 1810 hasta la muerte de Don


Miguel Hidalgo y Costilla el 30 de julio de 1811.

En esta etapa destaca la participación de los criollos: el padre Don Miguel


Hidalgo y Costilla, los militares Ignacio Allende y Juan Aldama y los corregidores
Don Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez como iniciadores
del movimiento armado. La participación de miles de personas (100,000) de los
estratos sociales más bajos fue decisiva en el desarrollo de la guerra.

Miguel Hidalgo le imprimió un carácter social a la guerra a través de los


decretos promulgados en la ciudad de Guadalajara en diciembre de 1810 y su
periódico.

Al principio, el ejército insurgente controló importantes regiones como San


Miguel el Grande, Celaya, Salamanca y Guanajuato (después de tomar la Alhóndiga
de Granaditas). Los miles de seguidores no tenían ninguna preparación militar ni
armas de guerra, por lo que cayeron muertos o heridos o desertaron frente al
Ejército realista comandado por Félix María Callejas.

En las diferentes campañas militares: del Monte de las cruces, de Aculco, o


de Puente de Calderón, el ejército insurgente fue perdiendo hombres y fuerzas y los
dirigentes fueron apresados y asesinados; las cabezas de Miguel Hidalgo, Ignacio
Allende, Juan Aldama y Jiménez fueron trasladadas de Chihuahua a Guanajuato y
colocadas en las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas como escarmiento.
51
Segunda etapa: organización

De la muerte de Miguel Hidalgo, hasta el fusilamiento de José María Morelos


y Pavón el 22 de diciembre de 1815

A la muerte de los principales caudillos, la dirección del movimiento quedó a


cargo del sacerdote José María Morelos y Pavón, quien, junto con otros caudillos,
formó un ejército disciplinado militarmente e imprimió el carácter político al
movimiento a partir de la organización de un Congreso Constituyente y la
promulgación de la Constitución de Apatzingán (1814) en la que se consignó la
soberanía de la nación, la división de poderes, la abolición de las castas y el reparto
de la riqueza, entre otras cosas.

A pesar de la insistencia de Ignacio López Rayón que señalaba que la


soberanía residía en el rey Fernando VII, el Congreso se reunió con dos diputados
elegidos popularmente y seis nombrados, entre ellos Ignacio López Rayón. El
Congreso de Anáhuac se inauguró el 14 de septiembre de 1813 en la ciudad de
Querétaro, allí José María Morelos, presentó el discurso "Sentimientos de la Nación"
en el que plasmó su ideario político. El 6 de noviembre, el Congreso suscribió la
Declaración de Independencia redactada por Carlos María de Bustamante, donde
se asentaba que la América Septentrional rompe y disuelve la dependencia del trono
español.

En octubre de 1814 se promulgó el "Decreto Constitucional para la libertad


de la América Mexicana", primera Constitución de México, que tuvo gran influencia
del ideario político de Morelos, a pesar de ello, las diferencias entre el Congreso y
José María Morelos fueron permanentes.

En esta etapa el ejército insurgente estuvo conformado por hombres leales y


valientes como los hermanos Galeana: Pablo, José Juan y Hermenegildo; los Bravo:
Miguel, Víctor, Maximiliano, Leonardo y Nicolás, además de Vicente Guerrero, José
Mariano Herrera y Mariano Matamoros. Dicho ejército obtuvo importantes victorias
militares, poniendo en peligro la estabilidad del gobierno Novohispano.

52
Tercera etapa: Resistencia

Del fusilamiento de José María Morelos y Pavón, hasta inicios de 1821.

Después del fusilamiento de Morelos muchos insurgentes se dispersaron


generando guerrillas aisladas que no representaron peligro para el gobierno
novohispano. Mientras tanto en España, el rey regresó al poder tras la derrota de
Napoleón en 1815, y se inició una política de “reconquista” de las colonias
americanas. Al mismo tiempo, Juan Ruiz de Apodaca, nuevo virrey en 1816,
implementó una doble política: por un lado, declaró la amnistía indulto para los
insurgentes que quisieran dejar la guerra; por otro lado, inició una campaña militar
persiguiendo ferozmente a los insurgentes.

A pesar de ello, la lucha revolucionaria no se acabó, en algunas partes del


territorio se mantuvieron brotes guerrilleros, principalmente las comandadas por
Vicente Guerrero en las montañas del Sur, por Guadalupe Victoria en Veracruz y
por Francisco Javier Mina en el Bajío.

Después de estas acciones militares, los insurgentes que no pidieron el


indulto fueron cayendo poco a poco, para 1819 solo quedan algunos brotes
guerrilleros como los de Pedro Ascencio y Vicente Guerrero.

Cuarta etapa: Consumación

Desde la promulgación del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 hasta la


entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.

Hacia 1820, después de 10 años de guerra, la Nueva España se encontraba


en crisis económica y la población estaba cansada. Mientras tanto en España, los
liberales lograban el restablecimiento de la Constitución liberal de Cádiz, obligando
al rey Fernando VII a jurarla, con lo cual el gobierno recayó en la Junta que convocó
a las Cortes, incluyendo a los representantes de las colonias americanas. En 1820,
la Junta proclamó una serie de decretos en contra del poder de la iglesia:

• La supresión del fuero eclesiástico


• La reducción de los diezmos

53
• La abolición de las órdenes monásticas
• La abrogación de la Inquisición

En la Nueva España, el virrey Apodaca y la real Audiencia fueron obligados


a jurar la Constitución liberal de Cádiz y aplicar las medidas expresadas, situación
que afectaba los intereses y privilegios de los grupos de poder como la Iglesia, los
grandes comerciantes, los altos jefes del ejército y los terratenientes. Estas élites
conservadoras decidieron acabar con el dominio español para seguir conservando
su poder, para ello designaron al criollo Agustín de Iturbide como jefe militar para
unir sus intereses con los de los principales caudillos insurgentes.

La desarticulación de la lucha insurgente después de la muerte de Morelos y


el cansancio de los guerrilleros fueron los elementos consideradas por Vicente
Guerrero para aceptar la unión con Agustín de Iturbide como único camino para
lograr la independencia. Guerrero aceptó que Iturbide asumiera el mando de las
tropas unidas bajo el nombre de Ejército Trigarante, portando una bandera con los
colores verde, blanco y rojo, que representaban unidad, religión e independencia.
Iturbide proclamó el Plan de la américa Septentrional, mejor conocido como el “Plan
de Iguala” donde quedaron plasmados los intereses de los diferentes grupos: la
igualdad e independencia defendida por los insurgentes, la religión católica como
única y la monarquía como forma de gobierno.

Poco a poco el Plan fue ganando adeptos, tanto del lado de los criollos como
de los españoles, el virrey Juan O´Donojú formalizó la Independencia del Imperio
Mexicano (como se llamó en ese momento) mediante la firma de los Tratados de
Córdoba con Iturbide. Los tratados señalaban que se ofrecería la Corona a
Fernando VII “o al que las Cortes del imperio designen”, mientras tanto gobernaría
una junta provisional. O´Donojú hizo la entrega formal de la Ciudad de México el 27
de septiembre de 1821 a las tropas del Ejército Trigarante al mando de Iturbide.

Estado-Nación Mexicano

Con la consumación de la independencia, después de 10 largos años de


lucha, la situación del país fue de crisis generalizada tanto económica como política.

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Los nuevos dirigentes se enfrentaron a la difícil tarea de la reconstrucción
económica y la construcción de un Estado nacional y sus órganos de gobierno que
permitieran la estabilidad del país, en medio del feroz acoso de las potencias
capitalistas: Estados Unidos, Francia e Inglaterra; quienes ensayaron, en nuestro
país, todas las formas posibles de intervención extranjera.

Los gobernantes carecían de experiencia en la administración pública, tenían


influencia limitada a una región o grupo y desconocían la realidad social del país.
Querían la consolidación de una nación moderna y soberana con un Estado fuerte
e instituciones legítimas, pero no se ponían de acuerdo sobre la forma de
organización política más adecuada a la realidad. Esto y la ambición de poder y
riqueza de muchos de ellos los llevó a enfrentarse violentamente y a ensayar
diferentes formas de gobierno, provocando una situación de guerra constante en el
país y dificultando la consolidación del Estado nacional que respondiera a las
necesidades del país y de su población.

La constitución de un Estado nacional mexicano fue una tarea difícil que se


realizó a lo largo del siglo XIX y principios del XX, concretamente hasta después de
la Revolución de 1910. Durante la primera mitad del siglo XIX fueron los años más
intensos y violentos.

De manera inmediata, la independencia de México sólo existió en el papel.


Hacia 1821 no estaban las instituciones virreinales, con excepción de la Iglesia y el
ejército que se mantuvieron como instituciones dominantes. La independencia no
modificó las características de la sociedad colonial, cuya población siguió dividida
en estratos sociales, incomunicada y aislada en diversas regiones a lo largo de un
extenso territorio.

Pasaron varias décadas para que los grupos políticos que se disputaban el
poder crearan las instituciones y el gobierno capaz de conjuntar (que no integrar) o
imponerse a las diferentes tradiciones de grupos étnicos, a las diferentes regiones
geográficas, y a los diferentes intereses.

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La construcción del Estado nacional mexicano podemos distinguir las
siguientes etapas

Primera

De la consumación de Independencia al movimiento de Reforma (1821-1853)

Periodo de fuertes pugnas entre dos grupos que se disputan el poder político:
centralistas y federalistas, en medio de la crisis permanente de las finanzas públicas
y de la economía en su conjunto, la pérdida del territorio norte, las invasiones
extranjeras y los graves problemas sociales. El Estado no existe más que
formalmente.

Segunda

De la guerra de Reforma y la intervención francesa a la caída del Imperio de


Maximiliano de Habsburgo (1854-1867)

Etapa de guerra civil entre dos grupos que representan dos proyectos de
nación: liberales y conservadores, y la invasión e imposición de un gobierno
extranjero. Este periodo culmina con el triunfo de los liberales.

Tercera

De la República restaurada al porfiriato (1867-1910)

En esta etapa se adoptó el desarrollo capitalista en el país y la república


federal como forma de gobierno.

Monarquía o Republica

En febrero de 1821 se consumó la Independencia del país con la


proclamación del Plan de Iguala, el cual fue reconocido por Juan O´Donojú, último
virrey de la Nueva España. A los problemas y carencias de antaño se sumaron
nuevos conflictos, dificultando la constitución de un Estado nacional y la creación
de instituciones que gobernaran un extenso territorio (cuatro y medio millones de
kilómetros cuadrados) con poca población (siete millones de habitantes)

56
concentrada en el centro del territorio y con escasos medios de transporte y
comunicación.

El nuevo grupo gobernante debía organizar el gobierno, cobrar impuestos


para pagar a sus empleados, hacer frente a la crisis económica y lograr el
reconocimiento exterior. Los diferentes intereses y disputas entre ellos, hacía
todavía más difícil la constitución del Estado Nacional, ensayando diferentes formas
de gobierno como la monarquía, la república central y la república federal.

De acuerdo con el Plan de Iguala (ratificado por los Tratados de Córdoba),


Iturbide organizó la formación de la Junta Provisional Gubernativa, la cual designó
a los personajes que formarían la Regencia como una forma de gobierno
provisional, el cual quedó constituido por dos órganos de gobierno:

La Junta Provisional Gubernativa, con funciones legislativas integrada por 38


miembros designados por Iturbide, entre ellos el ex Virrey O’Donojú, varios
miembros de la Audiencia, la diputación y el Ayuntamiento.

La Regencia, con funciones ejecutivas, fue presidida por Iturbide, O’Donojú,


varios funcionarios del antiguo régimen y clérigos de alta jerarquía. Cabe señalar
que en estos órganos no estuvieron representados los insurgentes.

La Junta convocó a elecciones para diputados al Congreso Constituyente


que representaría a los diferentes grupos sociales: terratenientes, militares,
eclesiásticos, letrados y profesionales. El 24 de febrero de 1822 se instaló el
Congreso en el antiguo templo de San Pedro y San Pablo (Cd. de México). Desde
las primeras sesiones los diputados se agruparon en tres tendencias políticas:

Los borbonistas, quienes postulaban la venida de Fernando VII, o de un


príncipe de la casa real de España, para gobernar el país.

Los republicanos, que sostenían el derecho de aprobar un gobierno


republicano para la nación.

Los iturbidistas, que querían que su caudillo Agustín de Iturbide se convirtiera


en emperador.

57
En 1822 Iturbide se coronó como Agustín I Emperador de México, en medio
del desorden político del país y el desconocimiento de España de la independencia
de México. Su gobierno se caracterizó por el despilfarro de los pocos recursos
económicos que se obtuvieron por la vía de préstamos, lo que provocó
inconformidad en el Congreso. Frente a esta situación Iturbide ordenó la disolución
del Congreso.

Hecho que sirvió al General Antonio López de Santa Anna para levantarse
en armas a favor de la República y la elección de un nuevo Congreso con el Plan
de Casa Mata. Para calmar los ánimos, Iturbide restableció el Congreso en 1822.
La mayoría de los diputados del Congreso estuvieron a favor de la declaración de
inconstitucionalidad del imperio, poniendo fin al Primer Imperio Mexicano, Iturbide
salió del país con su familia rumbo a Europa.

El Congreso nombró un nuevo gobierno provisional bajo la forma de


triunvirato, formado por Pedro Celestino Negrete, Guadalupe Victoria y Nicolás
Bravo, Miguel Domínguez y Vicente Guerrero como suplentes. Situación que no
calmó ni los ánimos ni mejoró la situación, al contrario, la negativa de los
congresistas a nombrar un nuevo congreso, propició que algunas provincias se
declararan Estados libres y soberanos y la separación de las provincias
centroamericanas, con excepción de Chiapas.

Ante la posible desintegración del país, el Congreso convocó a nuevas


elecciones para diputados, se acordó que el número de diputados estaría en
proporción con el número de habitantes y no por grupos sociales, como se había
realizado. El nuevo Congreso suprimió la monarquía como forma de gobierno,
adoptando la República.

Federalismo y Centralismo

Desaparecido el Primer Imperio, los diputados del Congreso optaron por la


República como la forma de gobierno idónea, sin embargo, pronto surgió la disputa
entre los partidarios de la República federal (federalismo) y la República central
(centralismo).

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El grupo conservador compuesto por el alto clero, los militares, los
terratenientes y los comerciantes, optaron por el centralismo como sistema de
gobierno porque garantizó la conservación de sus fortunas y privilegios. Los
federalistas, de mentalidad liberal, representaron las aspiraciones de un nuevo
grupo de clase media conformado por: pequeños propietarios y comerciantes,
profesionistas, intelectuales y burócratas.

Los caudillos y políticos se agruparon en torno a dos agrupaciones políticas


llamados logias masónicas: la Yorquina de influencia estadounidense y la escocesa
de influencia inglesa. Los primeros señalaban la necesidad de establecer una
República Federal como los Estados Unidos y Francia, mientras que los segundos
querían establecer una República Central, perfilándose dos proyectos de nación: el
conservador y el liberal.

En 1824, los diputados del Congreso, mayoritariamente federalistas, firmaron


el Acta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos y juraron la primera
Constitución del país, la cual tenía influencias de la Constitución de Cádiz (1812) y
la Carta de Derechos de los Estados Unidos (1791).

La Constitución de 1824 estableció:

• La República federal y representativa conformada por 19 estados


libres y soberanos, 4 territorios, un Distrito Federal.
• La división de poderes:
• El ejecutivo representado por un presidente y un vicepresidente
electos por cuatro años.
• El legislativo con dos cámaras: la de Diputados con representación
proporcional de la población y el Senado formado por dos miembros
por cada estado.
• El judicial conformado por la Suprema Corte de Justicia y los
tribunales.
• El gobierno federal será defendido por un contingente pagado por los
estados y con los impuestos cobrados en las aduanas.

59
• Se respeta la soberanía de los estados en sus asuntos internos.
• Religión Católica como única.
• Libertad de palabra e imprenta.

De acuerdo con la Constitución de 1824 el gobierno federal sería sostenido


por un ejército y una burocracia pagados por los estados. A su vez, los estados
mantenían su soberanía en los asuntos internos con leyes y autoridades propias.
Sin embargo, la falta de recursos y los diferentes intereses del grupo gobernante
agravaron la crisis política.

En 1833 Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías fueron


electos presidente y vicepresidente respectivamente. Santa Anna pidió un permiso
al Congreso para ausentarse de la presidencia y se fue a vivir a una hacienda que
tenía en Veracruz.

El objetivo de las reformas fue la separación de las funciones de la Iglesia y


del Estado, y subordinar la primera a la segunda con medidas como: eliminación del
cobro del diezmo, la secularización de los bienes de las misiones de California, y la
desamortización de los bienes del clero.

Con relación al ejército se ordenó la disolución de todos los cuerpos armados


que se hubieran sublevado contra el gobierno, se redujo el número de jefes y
oficiales del ejército, así como el de regimientos y se formaron las milicias o guardias
nacionales con elementos del pueblo.

Las reformas afectaban los intereses políticos y económicos de la Iglesia y el


Ejército, generando su descontento y exigiendo el regreso de Santa Anna a la
presidencia y la suspensión de las reformas. Santa Anna expulsó del país a Gómez
Farías y a varios liberales más y convocó a un nuevo Congreso dominado por los
conservadores.

60
República Centralista

El Congreso suprimió la Constitución de 1824 y promulgó una nueva en


diciembre de 1835 llamada Las Siete Leyes Centralistas, con ello se implementó la
primera República Centralista. El documento señala:

• La República Central como forma de gobierno.

• Los estados se transforman en departamentos con facultades limitadas.

• La religión oficial es la católica.

• El poder quedó dividido en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

• Se creó el cuarto poder: Supremo Poder Conservador, formado por cinco


personas con poderes absolutos, con facultades para declarar nulas las leyes o
decretos, declarar incapacitados al presidente para gobernar o suspender a la
Suprema Corte de Justicia y las sesiones del Congreso hasta por dos meses, entre
otras.

• El presidente duraría 8 años en su cargo.

• Se restringen las libertades ciudadanas.

Las disputas entre los federalistas y los centralistas continuaron,


alternándose el gobierno. En 1843 un nuevo Congreso Constituyente, al que se
denominó Junta Nacional Legislativa, elaboró una nueva legislación: Bases
Orgánicas, estableciendo la Segunda República Centralista y favoreciendo Los
puntos más sobresalientes fueron:

• Se anuló el Supremo Poder Conservador.

• Se otorgaron mayores poderes al Ejecutivo, dotándolo de un poder casi


dictatorial.

• El poder legislativo se compuso de una cámara de diputados y una de


senadores designados por los poderes públicos y las asambleas de los
departamentos, pero sólo podrían decidir los integrantes de ciertos grupos
privilegiados (militares, clero, terratenientes).

61
• El poder Judicial pasó a manos de la Suprema Corte de Justicia y los
tribunales al clero y al ejército.

Economía Mexicana 1821-1854

Una vez consumada la Independencia de México, la nación se encontraba


en una profunda crisis económica y fuertemente endeudado.

Nuestro país experimentó además diferentes desacuerdos y proyectos


políticos en sus primeros 30 años de vida independiente; se instauró un imperio
monárquico y varios modelos de república regidos por 5 constituciones diferentes.

La nueva nación ya liberada de España, se enfrentaba el peligro de invasión


de las potencias extranjeras; por otra parte, la tarea más urgente era dar respuesta
a las expectativas políticas, sociales y económicas que los sectores populares
suponían debía traer la Independencia. Es decir, urgía construir un Estado nacional
sólido y acabar con las contradicciones sociales, así como consolidar la soberanía
en materia agrícola, comercial, industrial y financiera

En el México recién independizado, las actividades económicas


predominantes seguían siendo la agricultura y la minería; la primera dependía
mayoritariamente de las haciendas, mientras que la minería fue reactivada por
inversionistas ingleses principalmente. En contraposición, otras actividades como el
comercio y la manufactura enfrentaron profundas trabas tanto por parte de los
nuevos gobiernos como por una inexistente infraestructura que facilitara su
desarrollo. A todo esto se sumó la enorme deuda externa que heredamos de la
Colonia, así como la inexistencia de fondos públicos para resolver los gastos más
básicos del gobierno, es decir, las finanzas públicas.

La independencia de México se logró a un costo muy elevado. Después de


haber sido la colonia más rica de España, hacia 1821 el país se encontraba en la
ruina económica, reflejada en el abandono de las minas, la reducción de la
producción agrícola-ganadera, la interrupción del comercio interno, la salida de los
capitales españoles y la bancarrota del erario público.

62
La actividad agrícola fue la de mayor dimensión y con ella se vinculaba la
mayor parte de la población, principalmente a través de la explotación de unidades
productivas como haciendas, ranchos y tierras comunales. Dichas unidades
productivas se mantuvieron intactas en su esencia productiva; es decir, se mantuvo
el rezagado nivel técnico por los siguientes 50 años sin mayores variantes. Por lo
anterior, no surgieron, al menos de manera inmediata, otras formas de producir los
bienes que los habitantes, en su mayoría población rural, necesitaban para vivir. En
contraste, la actividad minera sí intentó aplicar algunas técnicas nuevas en las
explotaciones más avanzadas ahora con capitales británicos.

El reto para la nueva clase gobernante era no sólo lograr la estabilidad


política, sino también el crecimiento económico. Incluso se intentó recolonizar el
territorio, atrayendo principalmente a extranjeros que quisieran poblar el norte de
nuestro país.

El propósito era fomentar el desarrollo de la industria y en 1828 se dictó una


ley para la naturalización de los extranjeros. México necesitaba del reconocimiento
internacional, mismo que aprovechó Inglaterra para imponer sus condiciones
comerciales, así como en los empréstitos y quedándose al frente de las minas más
rentables.

Agricultura y Ganadería

La agricultura y la ganadería continuaron siendo las actividades económicas


más importantes por ser el sustento alimenticio de toda la población mexicana. Sin
embargo, la situación de la agricultura fue precaria y difícil. Prácticamente toda la
agricultura y la ganadería de esos años se realizaba en las haciendas casi igual que
en la época colonial. Factor que determinaba la concentración de la tierra en pocas
manos y la escasa innovación tecnológica en el campo.

Las regiones agrícolas más importantes, donde se cultivaban maíz y trigo, se


localizaban en el Bajío, Guadalajara, Michoacán y Puebla; el azúcar se producía
principalmente en Morelos; el pulque en los valles de Toluca y Chalco; el tabaco,
algodón y café en la región de Veracruz. En el sureste se cultivaban los colorantes

63
como el palo de tinte, añil y grana cochinilla, mientras que, en los estados norteños,
por su vegetación y clima, se criaban ganados.

El predominio de una economía agrícola durante los primeros años del


México independiente implicaba que más del 50% de la fuerza de trabajo se
refugiara en este sector. Se pensó que si se impulsaba este sector se llegaría a
producir de tal manera que se obtendrían los recursos necesarios para pagar los
efectos procedentes del exterior. Sin embargo, había otros obstáculos al desarrollo
agrícola; por una parte, estaban las condiciones del país y por otra, la carencia de
medios para el transporte de los frutos de la tierra. A lo anterior, se sumaba el atraso
de las técnicas agrícolas. Que continuaban siendo los mismos que se
implementaron desde el régimen colonial. La cría de animales y el aprovechamiento
de sus productos eran prácticamente nulos.

Aunque se dictaron leyes para fomentar el desarrollo agrícola del país, no fue
suficiente. En 1823 se concedió exención de alcabala, diezmos, primicias y
cualquier otro derecho a los nuevos plantíos de café, cacao, viñas, olivos y a la
seda. Algunos otros productos como el algodón y la lana no quedaban del todo libres
de impuestos. Sin embargo, la semilla extranjera que mejorara la calidad del
algodón que aquí se cultivara sí quedaba libre de alcabala, diezmo y todos los
derechos; al igual que el ganado que mejorara las especies que se criaban en
México y éste produjera lana de más calidad.

Sólo hasta que se establecieron las nuevas fábricas de hilados y tejidos,


como la fábrica de Cocola pan en Orizaba Estado de Veracruz y la fábrica de paños
de Celaya Estado de Guanajuato, la producción de algodón se elevó.

En el mismo año de 1823 se expidió un decreto creando la provincia del Istmo


(de Tehuantepec) con el objetivo de fomentar el desarrollo agrícola de sus terrenos
baldíos a favor de militares en premio de servicios y se dieron concesiones a colonos
extranjeros y adjudicaciones a favor de los pueblos indios. En 1822 Esteban Austin,
recibió la autorización de introducir 300 familias en el territorio de Texas y en 1828
se dictó una ley para naturalización de extranjeros; dos años más tarde se “expidió
otra ley sobre colonización en la que se ordenaba el reparto de tierras baldías entre

64
familias extranjeras y mexicanas dispuestas a colonizar los lugares despoblados del
territorio, proporcionándose a las familias fondos para el viaje, manutención por un
año y útiles de labranza. Esta disposición significó una pesada carga económica
para el erario, pues, aunque la ley señaló para este objeto la cantidad de 50.000
pesos, para el año económico 1833-1834 tuvo que calcularse la cantidad de
200.000 pesos en un presupuesto total de egresos de un poco más de nueve
millones de pesos”.

La reforma liberal

A mediados del siglo XIX, México no había logrado consolidar su Estado


Nación. Eran tareas pendientes la reactivación económica, la reorganización
administrativa y financiera, así como la estabilidad política. La última presidencia de
Santa Anna, centralista y autoritaria, agudizó la confrontación de los proyectos de
Nación que defendían dos grupos políticos antagónicos: los liberales y los
conservadores.

Tras el triunfo de la Revolución de Ayutla, cuyo plan contenía ideas generales


en torno al liberalismo como la construcción de la Nación bajo la forma de República
representativa popular, se promulgaron leyes que conformaron lo que se conoce
como la Reforma Liberal. Esta se desarrolló en una situación de pugnas políticas y
de enfrentamientos armados entre liberales y conservadores debido a que estos
grupos tenían ideas diferentes sobre la construcción y el progreso del país.

Los liberales se preocuparon por impulsar cambios que permitieran la


integración nacional en todos sus aspectos y que sentaran las bases para la
formación del capitalismo, tal era el propósito de la “Ley Juárez”, la “Ley Lerdo”, la
nueva Constitución de 1857 y las “Leyes de Reforma de 1859”. Los conservadores
también se planteaban la modernización del país, aunque poniendo énfasis en el
fomento de la economía por parte del Estado sin afectar significativamente los
intereses económicos y sociales de las corporaciones tradicionales como la Iglesia
y los militares. Ambos grupos políticos, en su práctica política, económica y social,
aplicaron sus preceptos adecuándolos a las situaciones coyunturales del país.

65
Revolución de Ayutla

Durante muchos años, los liberales y los conservadores se venían


enfrentando entre sí para instrumentar su propio proyecto de nación. Fue la
revolución de Ayutla (1854-55) la que dio inicio al predominio del proyecto liberal.

Recordemos que, en 1853, tanto los conservadores como los liberales


estuvieron de acuerdo en que era necesario un gobierno fuerte para superar la crisis
política que imperaba en esos momentos. Los conservadores, quienes en ese
entonces predominaron en la mayor parte de los estados, llamaron a Santa Anna,
exiliado en Colombia, para ocupar la presidencia.

Los antecedentes inmediatos de la Revolución de Ayutla se circunscriben en


la situación política conflictiva del último periodo de gobierno de Santa Anna. En
marzo de 1854 los liberales se levantaron en armas en Ayutla, Guerrero, mediante
el Plan del mismo nombre (reformado poco después en Acapulco), dirigido por
Florencio Villareal, Juan Álvarez e Ignacio Comonfort, entre otros. El Plan de Ayutla
se pronunció por el desconocimiento del gobierno de Santa Anna; la elección de un
congreso constituyente, y en contra de la venta de la Mesilla (región al norte de los
actuales estados de Sonora y Chihuahua). Este fue un evento muy importante
porque significó un ajuste con respecto a la frontera norte establecida en el tratado
Guadalupe-Hidalgo de 1848

Liberales y conservadores

Características del proyecto liberal

• Construcción de una República federal, representativa popular.

• Impulso del libre comercio con los demás países.

• Reforma a la estructura agraria clerical y comunal, para desarrollar la


propiedad privada y el mercado interno.

• Desarrollo de las condiciones políticas y económicas que permitan la


formación del capitalismo.

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• Impulso individual a las actividades agroexportadoras.

Características del proyecto conservador

• Creación de un Estado central fuerte (centralismo político).

• Impulso al proteccionismo económico.

• Apoyo al crecimiento agrícola, pero sin transformar la estructura agraria


propiedad de la Iglesia.

• Creación de un sector industrial moderno, incorporando capitales y


tecnología avanzada (sobre todo ingleses).

• Intervención gubernamental para el fomento del crecimiento económico.

Santa Anna envió diferentes divisiones militares con el propósito de tomar


Acapulco, Costa Chica y Tierra caliente, pero no lo logró. Las ideas de la revolución
de Ayutla se expandieron a otras regiones del país. Comonfort partió de Acapulco y
siguió el itinerario de su campaña para dar el golpe final a la dictadura, pasó por
Zihuatanejo, el Balsas, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Querétaro y finalmente
entró triunfante a la capital el 16 de septiembre de 1855; Santa Anna huyó de la
ciudad de México el 17 de agosto.

El significado del triunfo de la Revolución de Ayutla consiste en que, al tomar


el poder político, los liberales definieron su predominio sobre el grupo de los
conservadores y pudieron llevar a cabo su proyecto de nación.

Reforma liberal

Con el triunfo de la revolución de Ayutla y el consecuente derrocamiento de


Santa Anna, se dio paso a la organización del gobierno liberal. En octubre de 1855,
una junta de representantes estatales eligió a Juan Álvarez como presidente
provisional, quien constituyó un gabinete de liberales puros. Enseguida dio inicio la
Reforma, con la promulgación de la ley que suprime los fueros militar y eclesiástico
conocida como “Ley Juárez”.

67
Ignacio Comonfort, quien a finales de 1855 sustituyó a Juan Álvarez en la
presidencia, continuó con la expedición de leyes reformistas: en junio de 1856 la
“Ley Lerdo”, en abril de 1857 la “Ley Iglesias”.

El grupo conservador y el arzobispado de México consideraron estos


decretos como un ataque a la Iglesia católica y a la propiedad privada.

En febrero de 1856 se reunieron los diputados en un Congreso Constituyente


para elaborar la Constitución. En los debates, algunos liberales moderados
plantearon que sólo se reformara la Carta Magna de 1824, pero esta propuesta no
prosperó. El resultado fue una nueva Constitución, que fue firmada por los diputados
del Congreso el 5 de febrero de 1857.

La Constitución causó descontentos en el grupo conservador


pronunciándose en su contra al grito de “religión y fueros” con el Plan de Tacubaya
(diciembre de 1857), en el que se declaró:

• Desconocer la Constitución de 1857

• Convocar un Congreso Constituyente para elaborar una nueva Constitución

• Dar continuidad de la presidencia de Comonfort, otorgándole amplias


facultades para gobernar.

Comonfort, convencido de que no era viable gobernar con la Constitución, se


adhirió al plan; pero los propios conservadores lo desconocieron en enero de 1858,
y partió a Estados Unidos. Benito Juárez, presidente de la Suprema Corte de
Justicia, asumió la presidencia del país.

Poco después, Zuloaga, quien había promulgado el plan de Tacubaya, ocupó


la capital y fue nombrado presidente por una junta de representantes de los
departamentos, mientras que Juárez estableció su gobierno constitucional en
Guanajuato. En el transcurso de la Guerra de Reforma (1858-1860), Juárez dictó
las llamadas “Leyes de Reforma”, en Veracruz en 1859.

68
Leyes de reforma

Ley Juárez

Supresión de los fueros militar y eclesiástico para los individuos de estas


corporaciones que sean juzgados por delitos del orden civil, lo que permitiría la
igualdad civil ante la ley.

Ley Lerdo

Desamortización de fincas rústicas y urbanas propiedad de las corporaciones


civiles y religiosas.

Ley Iglesias

Prohibición del cobro de bautismos, amonestaciones, casamientos y


entierros a los pobres (considerados así a los que no ganaban más de lo
indispensable para vivir).

Constitución de 1857

Libertad de educación y de trabajo; inviolabilidad de la propiedad; no se


prohíbe el ejercicio de culto alguno; abolición de la pena de muerte; libertad de
expresión; igualdad ante la ley; soberanía popular; república representativa,
democrática y federal, etc.

Leyes de Reforma de 1859

Nacionalización de los bienes del clero. Ahora el matrimonio se considera un


contrato civil que debe celebrarse ante las autoridades gubernamentales;
secularización de cementerios; prohibición de Claustros o Conventos; libertad de
cultos y separación de Estado e Iglesia.

Sin embargo, las leyes liberales se aplicaron sólo a medida que el gobierno
liberal se fue consolidando, sobre todo a partir de la caída del Segundo Imperio. Las
“Leyes de Reforma” fueron incorporadas a la Constitución durante la presidencia de
Sebastián Lerdo de Tejada, en 1873, consolidándose así la separación entre la
Iglesia y el Estado.

69
Guerra de reforma

Los acontecimientos del Plan de Tacubaya tuvieron como consecuencia la


salida del presidente Juárez de la capital y la ocupación de ésta por el conservador
Félix María Zuloaga. El 19 de enero de 1858, en Guanajuato, Juárez publicó un
manifiesto en el que declaró restablecido el gobierno constitucional de la República,
iniciándose así la Guerra de Reforma, también conocida como Guerra de los Tres
Años, ya que duró hasta el 1º de enero de 1861. Por lo que el país tuvo dos
presidentes: uno por los conservadores y otro por los liberales. Poco después el
gobierno de Juárez se trasladó a Guadalajara; posteriormente se fue a Colima y
desde allí se dirigió a Veracruz, pasando por Manzanillo y Panamá.

Tanto los liberales como los conservadores buscaron apoyo para su causa
en el extranjero. Los primeros consideraron que el gobierno republicano de los E.U.
podía apoyar su proyecto, mientras que los segundos buscaron apoyo de los
gobiernos monárquicos de Europa.

En ese contexto se establecieron algunos acuerdos internacionales como el


Tratado McRae-Ocampo y el Tratado Mon-Almonte. Da clic en el siguiente esquema
para ver el contenido de cada tratado y su contexto.

Las tropas liberales estuvieron dirigidas generalmente por oficiales


improvisados y no tenían municiones y pertrechos abundantes, a diferencia de las
tropas conservadoras que contaban con un ejército profesional y con mejores
materiales de guerra. Durante 1858 los generales Miguel Miramón y Leonardo
Márquez obtuvieron brillantes victorias sobre las fuerzas liberales, pero esta
situación cambió en 1859.

Contexto mundial 1854-1900

El triunfo de los liberales en la Guerra de Reforma (1858-1861) no trajo


consigo la pacificación y prosperidad del país; el gobierno de Benito Juárez enfrentó
la desestabilización militar promovida por los conservadores, así como los
problemas financieros del Estado y la desunión del pueblo mexicano.
Paralelamente, durante la segunda mitad del siglo XIX, el desarrollo del Estado

70
estuvo fuertemente vinculado con las políticas imperiales de Francia, Inglaterra y
los Estados Unidos de América.

La debilidad del Estado nacional y la suspensión del pago de la deuda


externa fueron el pretexto para que el gobierno francés, en alianza con España,
Inglaterra y los conservadores mexicanos, llevara a cabo la ocupación militar del
país o “Segunda Intervención Francesa” en 1862. Las fuerzas conservadoras
europeas y mexicanas impusieron el año siguiente el Segundo Imperio Mexicano
(1863-1867) liderado por Maximiliano de Habsburgo.

Sin embargo, los republicanos resistieron y dentro de un contexto


internacional favorable lograron derrocar al Segundo Imperio en 1867. A partir de
entonces, los liberales fortalecieron su proyecto de desarrollo nacional. Este periodo
se divide tradicionalmente en dos etapas: el de la República Restaurada (1867-
1876) y el del Porfiriato (1876-1911) que, a pesar de tener claras diferencias, se
caracteriza por la implementación de una estructura capitalista de Estado, basado
en la inversión de capital extranjero en el campo, el comercio, la industria, el
transporte y las comunicaciones y la reapertura de México como puente entre Asia,
Europa y América.

Intervención francesa

Una vez que los liberales triunfaron en la Guerra de Reforma, se comenzó


por la formación del gobierno y la asamblea legislativa declaró presidente
constitucional a Juárez en junio de 1861.

En este contexto la reconstrucción económica fue prioritaria en dos aspectos:

1-. La creación de una infraestructura económica sólida

2-. El saneamiento de las finanzas públicas

El erario carecía de recursos por tener que solventar los gastos del crecido
ejército (25 mil soldados), y a esto se aunaban la falta de un sistema hacendario y
el pago de la deuda externa. La venta de los bienes de la Iglesia nacionalizados y

71
la reducción de los salarios de los burócratas (2 mil empleados) tampoco
contribuyeron suficientemente a la reconstrucción.

Ante la necesidad de disponer de recursos financieros, el Congreso decretó


el 17 de junio de 1861 la suspensión del pago de la deuda pública por dos años.
Esta medida provocó la fehaciente protesta de los representantes en México de los
acreedores internacionales y en consecuencia el Estado decidió reanudar el pago
del mismo en noviembre de 1861.

La deuda más grande era con Inglaterra. Por ello, Inglaterra, Francia y
España -“la Alianza Tripartita”- se reunieron en la Convención de Londres el 31 de
octubre de 1861 para definir las medidas a tomar en México. En este lugar
acordaron que actuarían juntos para cobrar los adeudos (Inglaterra reclamaba 70
millones de pesos, Francia 27 y España 10) sin invadir o intervenir directamente en
México, además de controlar las aduanas de Veracruz y Tampico para asegurar el
cobro de las cantidades que se les adeudaban.

En diciembre de 1861 y en los primeros días de 1862 los tres aliados


desembarcaron en Veracruz, y enseguida sus representantes acordaron los
Tratados Preliminares de La Soledad (19 de febrero de 1862) en los que se
comprometían, entre otras cosas, a no atentar contra la independencia, soberanía
e integridad del territorio mexicano.

Sin embargo, ante la reiteración del gobierno mexicano a su decisión de


reanudar el pago de la deuda, las fuerzas españolas liderados por el general juan
Prim e inglesas se reembarcaron a sus respectivos países, mientras que las fuerzas
francesas al mando del general Lorencez, siguiendo órdenes del emperador
Napoleón III, avanzaron de Córdoba a Orizaba en abril de 1862 iniciándose así el
conflicto armado entre México y Francia.

Los franceses marcharon desde abril sobre el centro del país, pese a que el
5 de mayo de 1862 en Puebla de los Ángeles se derrotó a uno de los ejércitos más
equipados y prestigiados de la época. Los franceses, reforzados con tropas al final

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del mismo año, lograron tomar Puebla el 17 de mayo de 1863 y la capital mexicana
el 10 de junio de 1863.

La caída de México en manos de Francia debe comprenderse en el contexto


del imperialismo capitalista y el objetivo de Napoleón III de establecer su dominio
sobre América, mientras que los Estados Unidos de América se vieron envueltos en
la Guerra de Secesión entre los habitantes del Norte y Sur (1861-1865). Asimismo,
la Doctrina Monroe de “América para los Americanos” no podía aplicarse. Las tropas
francesas contaban además con el apoyo de la mayoría de los conservadores y
algunos liberales que veían inútil la resistencia.

Segundo Imperio Mexicano

Ante el conflicto entre México y los países acreedores europeos, los


conservadores vieron la oportunidad de reactivar su viejo proyecto de instaurar una
monarquía en México con un noble europeo, que ahora les permitiera recuperar el
poder y eliminar las leyes reformistas liberales.

Benito Juárez salió de la capital a fines de mayo de 1863 (un poco antes de
que las fuerzas francesas ocuparan esta ciudad), se estableció consecutivamente
en las ciudades de San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey, Chihuahua y Paso del Norte
(hoy Ciudad Juárez). La resistencia ante la invasión francesa era por la defensa del
sistema republicano, la Constitución de 1857 y las leyes de Reforma, así como la
soberanía nacional. Las fuerzas republicanas estaban conformadas por los ejércitos
regionales; además las guerrillas jugaron un papel importante al hostilizar
constantemente a las fuerzas enemigas.

En 1863 el mando invasor francés trató de organizar un nuevo Congreso pero


debido a la posición pública formaron nuevos órganos gobierno: la asamblea de
notables y la Regencia integrado por los conservadores Juan Nepomuceno
Almonte, José Mariana de Salas y el arzobispo de Puebla, Pelagio Antonio de
Labastida. La Regencia preparó el camino para establecer un imperio. Napoleón III
y los comisionados mexicanos propusieron como candidato para ocupar la
monarquía mexicana al archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo. Así

73
Francia veía la posibilidad de entablar mejores relaciones con Austria y Francisco
José, hermano mayor de Maximiliano y emperador de Austria, aprobó la oferta con
tal que su hermano menor renunciara a los derechos de sucesión al trono austriaco.

Maximiliano declaró que solamente aceptaría el trono por invitación del


pueblo mexicano, asimismo la Regencia organizó elecciones con el resultado
definido de antemano.

En octubre de 1863 envió una diputación a Miramar y el archiduque de


Habsburgo aceptó el “Trono de Moctezuma” el 10 de abril de 1864. En el Tratado
de Miramar, firmado ese mismo año por los representantes de Maximiliano y
Napoleón III, se estableció el apoyo militar y la inversión de capital francés en
México.

Maximiliano y su esposa Amalia Carlota de Bélgica llegaron a la Ciudad de


México en junio de 1864. El emperador pronto desilusionó a los conservadores pues
puso en práctica ideas progresistas liberales, por ejemplo, incorporó en su gabinete
a varios liberales moderados, se negó a anular las leyes de Reforma y rompió
relaciones con el representante del Papa. Desde su proclamación como emperador
intentó dotar al país de un Congreso y una nueva Constitución pero solamente se
elaboró el Estatuto provisional del Imperio Mexicano en abril de 1865, que ratificaba
en lo esencial los principios de la Reforma, la separación entre Estado y la Iglesia,
la nacionalización de los bienes de ésta y la libertad de opinión y de cultos, en el
marco de una monarquía católica

El imperio se basó únicamente en dos fuerzas: los ocupantes franceses y los


liberales moderados. Estos fundamentos indelebles, la resistencia del gobierno
juarista, las circunstancias desfavorables en Estados Unidos y Francia hicieron
colapsar el Segundo Imperio Mexicano entre los años 1865-1867.

En Estados Unidos, el gobierno de Abraham Lincoln se declaró en un


principio neutral en el conflicto mexicano, y aunque nunca desconoció a Benito
Juárez, le impidieron adquirir pertrechos y armas. Cuando Juárez se estableció en
Paso del Norte (Ciudad Juárez) el bando antiesclavista (Los “camisas azules” del

74
norte de los Estados Unidos) cambió de política y se opusieron a cualquier
presencia francesa en las zonas fronterizas con los Estados Unidos. Una vez
derrotado el bando confederado, el presidente Andrew Jackson otorgó un préstamo
al gobierno juarista, le vendió armas y exigió el retiro de las tropas europeas. Con
ello, aplicaba la Doctrina Monroe.

Al mismo tiempo Francia se enfrentaba a Prusia, el Estado que buscaba


lograr la unificación alemana y en consecuencia retiró su ejército de tierras
mexicanas.

Las tropas liberales reconquistaron el país en 1866. Con poco apoyo


Maximiliano emprendió una campaña militar al interior del país y fue derrotado entre
febrero y mayo de 1867 en Querétaro. En esa misma ciudad, Maximiliano, Miramón
y Mejía fueron fusilados el 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. Porfirio
Díaz obtuvo la rendición de la capital y Juárez entró en ella el 15 de julio, la república
liberal había triunfado.

Proyecto liberal-capitalista en México

Después de la derrota del Imperio de Maximiliano, los liberales comenzaron


a reorganizar el gobierno. De 1867 a 1876, algunos historiadores sitúan el periodo
de la “República Restaurada”. Si bien los diferentes grupos de liberales coincidían
en un proyecto general acorde con la Constitución de 1857 y con las leyes de
Reforma, no siempre se pusieron de acuerdo en su implementación, debido a la
pugna de intereses entre ellos mismos o bien por las condiciones de desarrollo del
país y su relación externa.

Pugnan en este momento por el poder: los lerdistas, porfiristas y juaristas


(todos ellos liberales y los últimos en el gobierno) cada grupo trataba de imponer su
programa.

Lerdistas

En la convocatoria para las elecciones emitida en agosto de 1867, Juárez


incluyó un plebiscito para reformar la Constitución con el fin de ampliar el poder del

75
presidente, y aunque su propuesta no prosperó le ocasionó fuertes críticas de
porfiristas y lerdistas.

Porfiristas

El grupo de militares, seguidores de Porfirio Díaz, había desempeñado el


principal papel en la derrota de la invasión francesa y del segundo Imperio, por lo
que aspiraban a la hegemonía del poder político.

Juaristas

Juárez conformó su gabinete con civiles constitucionalistas: el grupo de


liberales que en su mayoría fueron seguidores de Juárez. Se distinguieron porque
combinaron su alto grado de cultura con la política, entre ellos había médicos,
abogados, periodistas, novelistas, poetas, etc. Los civiles constitucionalistas se
diferencian del grupo de militares seguidores de Porfirio Díaz.

La reelección de Juárez en 1871 provocó una división en el Partido Liberal,


aunque las verdaderas diferencias se ubican en el proyecto de desarrollo capitalista
que defiende cada corriente. Si bien Juárez y Lerdo representan un esquema que
pretendía el crecimiento capitalista del país sin una importante intervención
extranjera, respetando las formas federales del gobierno. A diferencia, los adeptos
a Díaz buscaba consolidar la paz social mediante la represión al pueblo y la
consolidación con los conservadores, en particular el clero, impulsando el desarrollo
con la apertura de México al capital extranjero y constituyendo un gobierno fuerte y
centralizado.

Durante los gobiernos de Juárez y Lerdo se inició con la instalación de líneas


telegráficas y se restauraron y abrieron caminos: en 1873 se inauguró el primer
ferrocarril con trayecto México-Veracruz. Sin embargo, la inversión extranjera para
la construcción de ferrocarriles y para el comercio fue muy reducida.

Fue durante el gobierno de Porfirio Díaz (1876-1911) que se consolidó un


Estado liberal-capitalista de carácter oligárquico durante la etapa que comúnmente
se ha llamado Porfiriato. El proyecto porfirista se estructuró básicamente en torno a
la idea de progreso en el que destacaba el crecimiento económico y la estabilidad
76
política. Pero dada la insuficiencia del capital nacional para invertir en ferrocarriles
(que impulsaran un mercado nacional) y crear industrias modernas, Díaz consideró
que era necesaria la apertura a los capitales extranjeros. Los propósitos de ir en
pos del progreso se combinaron con la situación del contexto mundial que desde
las últimas décadas del siglo XIX presentó una nueva configuración del desarrollo
del capitalismo -“el imperialismo capitalista” con base en procesos como la Segunda
Revolución Industrial, el predominio de los monopolios y el surgimiento de nuevas
potencias (como Estados Unidos y Alemania).

Sistema Político Porfirista

Porfirio Díaz creó un sistema político para implementar la estabilidad y control


político en el país. Algunos antecedentes de ese sistema se encuentran en los
gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada, quienes tuvieron que
fortalecer el poder ejecutivo más allá de lo que les permitía la Constitución de 1857,
en una situación de lucha entre los propios liberales, divididos en facciones
(lerdistas, porfiristas, juaristas e iglesistas).

Juárez había iniciado la negociación con algunos actores políticos, sin


embargo, ni él ni Lerdo lograron crear un sistema político. Lo que caracteriza a
Porfirio Díaz es la profundización y ampliación del procedimiento iniciado por
Juárez: la negociación y la conciliación.

Los elementos del sistema político porfirista son los siguientes:

• La centralización del poder;

• El autoritarismo

• La conciliación con los grupos políticos y regionales;

• La represión en las situaciones de sedición y revuelta;

• El control sobre los medios y el sistema electoral.

77
Todo ello encaminado a lograr la estabilidad política, condición indispensable
de lo que para Díaz era el objetivo fundamental de su programa de gobierno: el
progreso económico.

El sistema porfirista permitió el funcionamiento de las relaciones entre el


ejecutivo y el legislativo, así como entre el gobierno federal, los estados y los
diferentes actores políticos, lográndose con ello la estabilidad suficiente para el
impulso del crecimiento económico. Sin embargo, la república democrática
establecida en la Constitución (las libertades políticas y la representación popular)
estuvo ausente durante el Porfiriato, siempre pospuesto y supeditado al logro del
desarrollo económico.

Conciliación política Porfirista

Una idea rectora del programa de Díaz fue el progreso material del país,
objetivo que implicaba a su vez la paz y la estabilidad como condiciones para el
fomento de la economía y la inversión extranjera. Por lo que estuvo dispuesto a
ceder privilegios y establecer alianzas con los grupos políticos que había enfrentado
en otros tiempos.

En la construcción de este proyecto, Díaz utilizó diversos medios: sus


relaciones familiares; el otorgamiento de beneficios económicos como subsidios,
puestos públicos; así como reformas políticas (sin transformar la Constitución) y el
uso de la fuerza. Sin embargo, nunca dejaron de existir la oposición de grupos
políticos, de la prensa y de ciertos sectores del clero mexicano.

A través de la conciliación o negociación, Díaz logró el propósito de mantener


cohesionados a los diferentes grupos liberales: los que lo apoyaron en la revuelta
de Tuxtepec, así como a los propios lerdistas juaristas e iglesistas. Su matrimonio
con Carmen Romero, hija del lerdista Manuel Romero Rubio le permitió la adhesión
de este grupo político. Además, también atrajo a una parte de los conservadores,
sobre todo a miembros de la iglesia católica.

El trato conciliador de Díaz con la Iglesia católica, le redituó la pasividad


política y la colaboración de los conservadores católicos, sobre todo de sus

78
miembros más destacados; a cambio la Iglesia aprovechó la tolerancia del gobierno
e inició su reestructuración institucional:

Fue en este contexto internacional en el que México impulsó su crecimiento


económico, apoyándose en la apertura externa:

• Entre 1876 y 1895 quedaron restablecidas las órdenes religiosas y se crearon


otras nuevas.

• Se restableció la “Compañía de Jesús” de los jesuitas que había sido abolida


por las Reformas Borbónicas en 1767.

• Se incrementó el número de escuelas y centros de enseñanza religiosa.

• Se crearon obispados en varios estados de la República.

• Se Aumentó el número de templos católicos de 4.893 en 1878 a 9.580 en


1895.

• Se permitió que las festividades religiosas se celebraran fuera de los templos,


a veces con gran esplendor, como la coronación de la virgen de Guadalupe en 1892.

El entendimiento entre Díaz y la vieja generación de conservadores católicos


tuvo el aval y la colaboración del arzobispo Pelagio Antonio de Labastida.

Sin embargo, una nueva generación de católicos criticó la pasividad del clero,
así como su abandono de la militancia política. Utilizaron el periódico El Tiempo
para su expresión ideológica. La promulgación en 1891 de la encíclica Rerum
Novarum (“De las cosas nuevas”) del papa León XIII, que planteaba la apertura de
la Iglesia a la cuestión social, significó para la nueva generación de católicos
mexicanos una llamada al activismo político que finalmente tuvo como resultado la
creación del Partido Católico en 1911

El sistema porfirista permitió el funcionamiento de las relaciones entre el


ejecutivo y el legislativo, así como entre el gobierno federal, los estados y los
diferentes actores políticos, lográndose con ello la estabilidad suficiente para el
impulso del crecimiento económico.

79
Sin embargo, la república democrática establecida en la Constitución (las
libertades políticas y la representación popular) estuvo ausente durante el Porfiriato,
siempre pospuesto y supeditado al logro del desarrollo económico.

Centralización y Autoritarismo

Centralización del poder

Uno de los elementos principales del sistema político de Díaz lo constituyó la


centralización del poder político, que en el ámbito nacional hizo depender los
gobiernos estatales y municipales del poder federal central.

La centralización se expresó en el sistema electoral de la siguiente manera:


los gobernadores tenían que elegir una representación federal de diputados y
senadores al Congreso para apoyar la reelección de Díaz y en compensación ellos
podían ejercer pleno dominio político en su territorio local.

Esta práctica se implementó en la distribución de las cuotas de poder a partir


de los procesos electorales: los candidatos propietarios a diputados federales y a
senadores, en su gran mayoría los imponía Porfirio Díaz a cambio otorgaba a los
gobernadores la plena libertad de hacer las listas de candidatos a diputados para
los congresos de sus estados y para el tribunal superior de justicia local. Los
gobernadores tenían la tarea de garantizar la paz y la estabilidad en sus estados,
en la solución de los conflictos de sedición y revuelta prevaleció la intervención
federal.

El hecho de que los gobernadores ejercieran un fuerte dominio en su ámbito


territorial significó un mayor control sobre la diversidad de los grupos políticos
regionales, lo que se fue haciendo cada vez más notorio a partir de 1884, el inicio
de la primera reelección de Díaz. En este fortalecimiento del poder local de los
gobernadores jugaron un papel importante los jefes políticos, que eran
intermediarios de los gobernadores con los municipios, y algunos dependían
directamente del mando de Díaz para manipular a los alcaldes en los procesos
electorales.

80
Autoritarismo

Díaz justificó la represión cuando consideró que los actores políticos o


sociales habían optado por la sedición o la rebelión, es decir, cuando ya no era
posible recurrir a la conciliación o negociación; el otro aspecto de la justificación
radicaba en que el objetivo del progreso económico exigía anteponer la paz y la
estabilidad a cualquier discordia política o social. Todo podía ser tolerado y
negociado excepto la sedición y la revuelta.

La decisión de hacer respetar este elemento del sistema político se demostró


en varios momentos del Porfiriato, por ejemplo el fusilamiento de nueve oficiales
lerdistas en 1879 por órdenes del gobernador de Veracruz quien a su vez recibió de
Díaz la instrucción de “Mátelos en caliente” para castigar la sublevación militar; la
represión de rebeliones en el Valle del Yaqui y en Tomóchic, o de las huelgas de
los trabajadores de las minas de Cananea, Sonora y los obreros textiles de Río
Blanco, Veracruz.

Como en los otros elementos del sistema político de Díaz, también el trato
político hacia una parte de la prensa se estructuró en función de asegurar las
reelecciones y de evitar rebeliones. Este fue el propósito de la política de subsidios;
se ejerció de una forma centralizada desde la Secretaría de Gobernación, los
gobernadores recibían los subsidios para periódicos acordes con el gobierno de
Díaz.

Ya desde la primera reelección de Díaz fue notorio el apoyo que recibió de


periódicos oficialistas como La Libertad, La Reforma, La Prensa. Algunos, al inicio
apoyaron a Díaz, pero después se volvieron críticos, como El Ahuizote. Otros
periódicos que también favorecieron al gobierno de Díaz fueron los de las colonias
extranjeras residentes en nuestro país, que a la vez eran voceros de los
inversionistas extranjeros y les interesaba la continuidad del gobierno porfirista.

En los años de 1892 y 1893, como parte de la censura a las posiciones anti
reeleccionistas de la prensa, en la capital son clausurados los periódicos El
Demócrata, El 93 y La Oposición. A partir de 1900 destaca el periódico

81
Regeneración dirigido por los hermanos Flores Magón. La persecución se
intensifica, ejemplo de ello son las aprehensiones de los redactores de El Hijo del
Ahuizote y El Alacrán.

Positivismo

La base ideológica más importante del porfirismo fue el positivismo, corriente


filosófica, sociológica e histórica que surge en el siglo XIX, en Francia con August
Comte y Emile Durkheim, en Inglaterra con Herbert Spencer, entre otros.

El positivismo es una ideología conservadora que tiene como fin el


establecimiento de un “orden” en la sociedad. “El francés Comte opuso a la
ideología revolucionaria de libertad sin límite, la idea de una libertad ordenada, de
una libertad que sirviera al orden. A la idea de igualdad opuso la idea de jerarquía
social. Ningún hombre es igual a otro; todos los hombres tienen un determinado
puesto social. Este lugar social estaba determinado por el trabajo y las capacidades
de cada uno. Comte considera que es necesario que haya en la sociedad hombres
que dirijan y trabajadores que obedezcan.

La sociedad tiene que estar por encima de los intereses de los individuos. En
ellas los filósofos y los sabios bien preparados deberán dirigirla dentro del orden
más estricto, conduciéndola hacia el progreso más alto. Este ideal de orden social
fue traído a México como una política nacional. Una cultura elitista, afrancesada y
profundamente avergonzada de nuestra tradición indígena, fue la cultura de la elite,
que se recreaba en una pretendida modernidad de la cual habían sido excluidos la
mayoría de los mexicanos.

El positivismo fue introducido en México por Gabino Barreda, Porfirio Parra,


Pablo Macedo, Justo Sierra, Joaquín D. Casasús, José Yves Limantour, Emilio
Rabasa, entre otros. Los positivistas mexicanos o “científicos” ejercieron una gran
influencia en la orientación política y administrativa del gobierno porfirista, ello se
debe a que muchos de ellos ascendieron a los más altos niveles de la burocracia y
de la escala social y se convirtieron en importantes asesores de Porfirio Díaz.

82
Señala María Eugenia Martínez Lira: “Los intelectuales porfiristas herederos
de Gabino Barreda, hicieron numerosas interpretaciones del porfiriato, que
disfrazadas de “ciencia” positiva tendían a justificar el sistema, no solo en el sentido
de probar la necesidad histórica de una dictadura ilustrada en un país de
analfabetos; sino considerando indispensable que la clase que, conociendo la
ciencia positiva del buen gobierno, fuera la única autorizada para hacerlo: “los
científicos”.

Al decir del filósofo Leopoldo Zea, la adopción del positivismo significó un


rechazo al liberalismo inicial de la burguesía en la medida en que este podía
justificar la exigencia de libertades y derechos que se contraponía al orden deseado.
La burguesía no necesitaba más una filosofía de combate contra las clases
conservadoras, requería de una que legitimara y ayudara al desarrollo del progreso
con orden.

Según los positivistas mexicanos, los antecedentes inmediatos de la historia


de la sociedad mexicana se clasifican en dos procesos o periodos:

• El primero va de la guerra de Independencia al término de la República


Restaurada, y representa el periodo de la anarquía o de la lucha violenta.

• El segundo es el periodo del porfiriato, y significa la transformación a través


del orden, la evolución y la paz u “Orden y Progreso”.

Para los positivistas el orden social y progreso en México no era posible


alcanzarla con un gobierno democrático y protector de las libertades individuales,
más bien había que hacerlo por la vía de un gobierno fuerte y autoritario, lo que en
realidad sería la dictadura.

Sus argumentos fueron los siguientes:

Prevalecía una situación de violencia en el país

• La violencia y anarquía prevalecía aun cuando las causas del desorden


habían sido erradicadas con la derrota de los conservadores (el clero y la casta
militar) a partir del triunfo de la República Restaurada; no obstante, continuó una

83
lucha interna, ahora entre las facciones liberales, a lo que Díaz debía poner fin a
partir del triunfo del Plan de Tuxtepec, por la vía del autoritarismo.

El desarrollo económico no era posible sin antes imponer la paz

• El desarrollo económico no era posible sin antes imponer la paz, Esto sólo
sería posible por el gobierno de un jefe supremo que se convirtiera en el motor del
progreso material de la sociedad. Sólo después de lograr este objetivo surgiría la
posibilidad de avanzar en la transformación del gobierno autoritario hacia la libertad
política o la democracia.

La forma de gobierno que estableció la Constitución de 1857 es irrealizable

Según ellos porque instituyó la supremacía del legislativo respecto del


ejecutivo, lo que eran inaplicable en una realidad social que se debatía en la
anarquía. Sus autores no comprendieron que se necesitaba de la institución del
ejecutivo fuerte.

Con esta la ideología se justificó una dictadura sustentada en una oligarquía


o sociedad privilegios que estuvieron conformada por los latifundistas, sector social
que dio el mayor apoyo al porfirismo, seguidos por el sector de empresarios
industriales, comerciantes y banqueros. La política económica de Díaz estaba
encaminada a fortalecer a estos sectores, lo que le dio el carácter de una política
de privilegios, que a su vez permitió consolidar la dictadura.

Antecedentes de la revolución mexicana

La Revolución Mexicana fue un movimiento obrero y campesino de enormes


proporciones históricas sociales y políticas que determinaron la vida nacional
durante todo el siglo XX. Entre los antecedentes del estallido revolucionario de 1910
s0bresale el significado simbólico que entre los trabajadores mexicanos, como en
otros países, cobró la fecha del 1 de mayo en memoria de los mártires de Chicago
(1866).

84
La movilización social a finales del Porfiriato tuvo una influencia definitiva en
el ámbito político conforme las elecciones federales de 1910 se aproximaban. En
un clima de agitación sin precedentes en el Porfiriato, Francisco I. Madero publicó
su obra: “La sucesión presidencial en 1910”, en la que sostenía la defensa del voto
popular como un derecho usurpado por la práctica reeleccionista del Porfiriato, así
como la necesidad de integrar un partido político no afiliado al dictador.

La Revolución Mexicana fue un complejo proceso de transformación política


y social que provocó la caída de la dictadura porfirista, representante de un Estado
oligárquico y colonialista subordinado a los intereses estadounidenses. Es por ello
que alcanzó proporciones imprevistas, más allá de las aspiraciones de los líderes
políticos del Partido Antirreeleccionista como Camilo Arriaga y del Caudillismo
protagónico del propio Madero.

Madero redactó el Plan de San Luis el 05 de octubre de 1910 en Texas, EUA;


en el que establecía la no reelección del presidente, vicepresidente, de los
gobernantes de los estados y de los presidentes municipales e invitaba al pueblo a
rebelarse contra el gobierno el día 20 de noviembre de 1910, como protesta por la
violación a la voluntad ciudadana en las elecciones presidenciales, fue minimizado
por la opinión pública ya que apenas hubo unos cuantos brotes aislados.

En la ciudad de Puebla el movimiento revolucionario estaba integrado, en


gran parte por obreros de la industria textil. Su líder fue Aquiles Serdán, dueño de
una zapatería.

No estalló la Revolución el 20 de noviembre como estaba previsto, sin


embargo, en muchos lugares de la República Mexicana se dieron muchos
levantamientos. En Chihuahua se alzaron en armas Abraham González, Pascual
Orozco y Francisco Villa.

La defensa del voto popular y el reparto agrario que Madero proponía en


dicho programa complementan los objetivos formales del Plan de San Luis. Y
quienes respondieron a su llamado fueron sectores rurales y trabajadores que, de
por sí, ya estaban predispuestos a iniciar una rebelión social. En cambio, los

85
seguidores de Madero, que el Partido Antireeleccionista había atraído antes de las
elecciones del 26 de junio, comenzaron a guardar distancia frente al estallido
revolucionario que se suscitó. Caudillos populares con más experiencia que
Madero, como Zapata, Orozco y Villa, imprimieron al maderismo la verdadera fuerza
para lograr la pronta caída de la dictadura.

Mes a mes aumentaban los levantamientos, principalmente en los estados


del norte del país. Muchos de los rebeldes eran trabajadores del campo, de los
bosques y de las minas, que sin preparación militar previa descontrolaron al ejército
federal poniendo en evidencia la falta de motivación de una tropa reclutada por el
sistema de leva.

Los rebeldes amagaron y las tropas federales se defendieron hasta caer


derrotadas, y con ello forzaron al gobierno a negociar su capitulación.

A principios de 1911 Porfirio Díaz proclamó la restauración del principio


constitucional antireeleccionista, para apaciguar lo que parecía la demanda principal
del maderismo: “Sufragio efectivo, No reelección”. El lema antirreeleccionista fue la
bandera de lucha del Plan de Tuxtepec que en 1876 había dado el triunfo al general
Díaz, y fue el móvil de Madero para derrocarlo. La batalla de Ciudad Juárez fue
decisiva para el triunfo de Madero, pues las tropas federales se habían debilitado
por la escisión que dejó la disidencia del general Bernardo Reyes. Pero sobre todo,
el triunfo militar se debió a caudillos leales a Madero, Francisco Villa y Pascual
Orozco.

En el Estado de Morelos, se levantó en armas Emiliano Zapata y en el Estado


de Guerrero, Ambrosio y Rómulo Figueroa.

Porfirio Díaz renunció a la presidencia y se expatrió de manera voluntaria, a


la vez que se formó un gobierno de transición compuesto por revolucionarios y
representantes del régimen depuesto.

En mayo de 1911 se firmó el Tratado de Ciudad Juárez, cuyos acuerdos


esenciales fueron la renuncia de Porfirio Díaz a la presidencia y de Ramón Corral
como vicepresidente. Su lugar fue ocupado por Francisco León de la Barra, quien

86
sería presidente interino hasta noviembre, mientras Madero y otros candidatos
buscaban el voto popular. León de la Barra, fue secretario de Relaciones Exteriores
de Porfirio Díaz. Otros acuerdos fueron que Madero desistiera de la lucha y que el
presidente interino, León de la Barra, iniciara el difícil trabajo de desarmar a los
grupos revolucionarios para convocar elecciones extraordinarias. Hubo resistencia
de Emiliano Zapata, al frente del movimiento agrarista, para dejar las armas; la
causa que este caudillo defendía al sur de México no era electoral sino una
demanda social de profundas raíces campesinas por la tenencia de la tierra. El lema
agrarista era: “La tierra es de quien la trabaja”. Así, mientras el poder quedaba en
manos de un porfirista y era previsible el triunfo de Madero en las elecciones
extraordinarias, los grupos armados en pie de lucha se proponían continuarla.

El 31 de mayo de 1911, el General Díaz se embarcó en Veracruz rumbo a Europa


para establecerse en París.

Gobierno de Madero y los conflictos internos

Madero marchó en ferrocarril a la ciudad de México a la que llegó el 6 de


junio, haciendo su entrada triunfal.

Al llegar Madero a la presidencia enfrentó a adversarios políticos de arraigo


porfirista como el congreso y el ejército federal, por un lado, y a grupos y caudillos
revolucionarios en pie de lucha que le exigían cumplir con las demandas sociales
de obreros y campesinos, por otra parte. La misma coyuntura que lo había
favorecido para ascender a la presidencia ahora lo empezaba a tambalear en la
cima de un proceso histórico que apenas comenzaba a convulsionarse.

El llamado de Madero fue atendido por una gran variedad de grupos sociales.
Desde hacendados, profesionistas, obreros, profesores y empleados respondieron
positivamente a su plan.

Madero asumió la presidencia constitucional el 6 de noviembre de 1911 en


medio de fuertes presiones reaccionarias que se oponían desde el congreso a toda
modificación que afectara los intereses de banqueros, industriales, grandes
caciques y terratenientes. Por otro lado, para el 28 de noviembre estalló el Plan de

87
Ayala, mediante el cual Zapata desconocía a Madero por no realizar la reforma
agraria. El nuevo lema del movimiento zapatista era: “Tierra y Libertad”. Las
organizaciones sindicales aglutinadas en la Casa del Obrero Mundial demandaban
reformas laborales a través de huelas y acciones armadas para presionar a Madero.

Plan de Ayala

Promulgado el 25 de noviembre de 1911, abarcó un movimiento


independiente promovido por el acaudillado Emiliano Zapata en el Estado de
Morelos.

Su lucha estaba basada fundamentalmente en la restitución de las tierras


comunales que les habían sido despojadas a los campesinos por el abuso de la Ley
de Terrenos Baldíos y que habían destruido las comunidades.

Zapata proclamó éste plan, pues acusaba a Madero de ambición por el poder
desconociéndolo como jefe de la Revolución y autorizaba a los campesinos a
recuperar las tierras que les habían sido usurpadas por los hacendados.

Al ver que Madero no respondía con rapidez a las demandas, intensificó la


lucha agrarista.

Los trabajadores industriales y de servicios se organizaron en la Casa del


Obrero Mundial, que seguía los lineamientos sindicalistas de corte internacional, los
cuales procuraban la regulación de la situación laboral.

• Los profesionales de clase media se organizaron en partidos


Antirreeleccionistas:
• El Liberal
• El Constitucional Progresista
• El Católico Nacional
• El Evolucionista

Ellos canalizarían su lucha hacia la obtención de la representación nacional


en las Cámaras de Diputados y Senadores.

88
Asesinato de Madero y dictadura de Huerta

El candidato y después presidente Madero, generó mucha oposición, tanto


en el terreno legal, propio del juego democrático, como en el militar. En cuanto al
primer tipo de oposición, esta se manifestó en la prensa, que después de decenios
volvía a tener la garantía de su libertad, así como en la obtención de escaños en la
XXVI legislatura de la Cámara de Diputados, tras unas elecciones libres, lo que
tampoco se había visto en el antiguo régimen.

En relación con la oposición militar, los movimientos armados contra Madero


fueron varios y de distinta consideración. Primero, un grupo de anarquistas,
seguidores del precursor Ricardo Flores Magón, invadió el Distrito norte de Baja
California en lo que se conoce como “expedición filibustera”, la cual fue derrotada
relativamente rápido.

Bernardo Reyes, también tuvo la misma intención, restaurar el régimen


caído.

Pascual Orozco se puso al frente del que sin duda fue el más difícil conjunto
enemigo del gobierno maderista, después de varios meses fue derrotado Victoriano
Huerta, entonces fiel a Madero.

Por último, el general Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, organizó su propia
rebelión en el estado de Veracruz, donde fue combatido, hecho prisionero y, al igual
que el General Reyes, trasladado a la Ciudad de México.

Otro frente adverso al presidente Madero fue el internacional, especialmente


el tocante a las relaciones con Estado Unidos. Gravar con un módico impuesto la
explotación petrolera provocó una protesta enconada de parte del embajador Henry
Lane Wilson, quien no cedió en sus presiones contra el gobierno.

Al suscitarse en febrero de 1913 el alzamiento armado de Félix Díaz, Manuel


Mondragón, Bernardo Reyes y otros militares contra el gobierno maderista, las
circunstancias favorecieron que el general Victoriano Huerta terminara por usurpar
el poder. Los intereses económicos de Estados Unidos se involucraron también con
el golpe de estado organizado contra Francisco I. Madero, pues la cuartelada se
89
fraguó en la residencia del embajador norteamericano, Henry Lane Wilson (Pacto
de la Embajada).

Así, Victoriano Huerta aprehendió sorpresivamente al presidente Francisco I.


Madero y al vicepresidente José María Pino Suárez, y los obligó a firmar su
renuncia. El congreso – dominado en su mayoría por porfiristas – nombró a Pedro
Lascurain como presidente interino, quien declinó antes de una hora a favor de su
usurpador, Victoriano Huerta. El 22 de febrero, Madero y Pino Suárez fueron
ultimados en Lecumberri a manos de Huerta. Tan trágicos acontecimientos pasaron
a la historia con el nombre de “cuartelada” a “decena trágica”.

Del 9 de febrero de 1913 al 18 del mismo mes, se da el movimiento armado


conocido como la Decena Trágica, pues el General Manuel Mondragón y otros
generales liberaron de la cárcel a Félix Díaz y a Bernardo Reyes quienes se
pusieron al frente de los insurrectos, con la finalidad de derrocar a Francisco I.
Madero de la Presidencia de México

El General Bernardo Reyes murió en el intento. Los rebeldes se hicieron


fuertes en la Ciudadela; al caer herido el general Lauro Villar, defendiendo el Palacio
Nacional, Madero nombró en su lugar a Victoriano Huerta.

Madero y Pino Suarez fueron hechos prisioneros. Huerta comunicó a los


gobernadores de los estados vía telefónica, que asumía la presidencia de acuerdo
con la constitución, pues siendo Secretario de Gobernación le correspondía el poder
una vez renunciara el presidente, pues había renunciado Pedro Lascurain, quien
fuera titular del Poder ejecutivo durante 45 minutos.

El Gobierno de Huerta, utilizó crueles métodos represivos; asesinó a


diputados y senadores partidarios de Madero, como a Serapio Rendón y Belisario
Domínguez. Huerta disolvió el congreso el 10 de octubre de 1913 y convoca a
elecciones en las cuales resulta vencedor.

90
Revolución constitucionalista. La división de los caudillos

El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza se levantó en armas contra


Huerta, al proclamar el Plan de Guadalupe el 26 de marzo de 1913, pues consideró
su acceso al poder totalmente anticonstitucionalista. Lo desconocía como
presidente y él mismo asumía el mando del ejército que llamó constitucionalista.

El propósito formal del Plan de Guadalupe fue la causa constitucional, la


restauración del Poder Ejecutivo mediante la vía electoral, una vez derrocada la
usurpación.

En el Plan de Guadalupe:

• Se desconocía el gobierno de Huerta.


• Carranza asumía las funciones de primer jefe del Ejército Constitucionalista
• Se proclamaba un régimen constitucionalista

Las tropas constitucionalistas contaron con Francisco Villa (Centauro del


Norte) al frente de la División del Norte. Sin integrarse al ejército de Carranza,
Zapata (quien comandaba al ejército del Sur en Morelos y a quien se le conoció
como el Caudillo del Sur) lo apoyó y se sostuvo como líder de los agraristas, pero
con la intención de vencer a Huerta. Los generales de Sonora, Álvaro Obregón (al
mando del ejército de Occidente) y Plutarco Elías Calles, respondieron también al
llamado de Carranza.

La organización carrancista fue fortalecida en los estados del norte. Con esto
fue desarrollada la fase más violenta de lo que entonces ya se identificaba como
“Revolución”.

Durante 1914, Carranza envió tropas a lugares lejanos, como Yucatán y


Oaxaca, para extender su movimiento. La situación no podía esperar más.

Huerta, se enfrentó al problema de que a los pocos días de tomar el poder


hubo cambio de gobierno de Estados Unidos. El nuevo presidente, Woodrow
Wilson, no aprobó la manera mediante la cual Huerta había llegado al poder y no le
otorgó reconocimiento diplomático, por lo que Huerta rompe relaciones diplomáticas

91
con Carranza, Villa y Estados Unidos, cuando estaba al mando del país Woodrow
Wilson. Este conflicto fue resuelto en la Conferencia de Niagara Falls, Canadá, en
la cual actuaron como mediadores los representantes de Argentina, Brasil y Chile.

En tales circunstancias, Estados Unidos decidió desembarcar en las costas


de Veracruz para intervenir en el curso de la Revolución Mexicana. El presidente
estadounidense Thomas Woodrow Wilson ordenó la invasión a México para
garantizar que los capitales petroleros y de otras industrias norteamericanas no se
afectaran por causa de la lucha revolucionaria. Por lo demás, la alianza entre
caudillos revolucionarios permitió un triunfo relativamente fácil sobre Victoriano
Huerta en julio de 1914. Al disolverse el ejército federal en agosto de ese año, se
estableció un acuerdo en Teoloyucan, Estado de México y Carranza obtuvo el
reconocimiento como primer jefe constitucionalista al frente de la nación.

Tras las derrotas en Zacatecas, ante la División del Norte, comandada por
Villa y de Orendain, ante la División del Noroeste, comandada por Obregón, que
culminó con la toma de Guadalajara, Huerta huyó del país, y Carbajal, general de
Huerta optó por la rendición. El ejército entró en la ciudad y Carranza ocupó la
presidencia en calidad de interino. Zapata y Villa se negaron a aceptar el dominio
de Carranza y se rebelaron.

Dentro del gobierno de Carranza, fue establecido un sistema bancario de


emisión y de respaldo a la industria para protegerla del excesivo control
norteamericano.

El régimen de Carranza fue como una transición entre la lucha armada y el


inicio de la reconstrucción del país. La Revolución comenzó a fraccionarse a partir
del reparto de tierras llevado a cabo en Las Palomas (Tamaulipas) por el General
Francisco J. Múgica, que molestó a Carranza por acelerar la cuestión social antes
de dar por concluidos los objetivos políticos de su movimiento, consistentes en
acabar con el gobierno de Huerta.

Los generales revolucionarios convocaron a una convención que tendría por


objeto formular el plan de reformas sociales y políticas del movimiento; por otra,

92
Carranza creía peligroso llevar a cabo tal programa antes de consolidar lo ganado
hasta el momento.

El conflicto caudillista entre los tres líderes revolucionarios tuvo que ver con
ideales e intereses políticos y sociales, es decir, con distintos proyectos de nación,
pero también con actitudes personalistas en la lucha por el poder. En octubre de
1914 se integró una Convención Tripartita en la Ciudad de México con el propósito
de entablar acuerdos de unidad revolucionaria que permitieran disolver las
rivalidades caudillistas y consolidar un mismo rumbo para la nación.

Los villistas no se presentaron a la Convención y fue necesario trasladarla a


Aguascalientes para que los tres grupos en pugna se reunieran. Con un carácter
pluralista y la asistencia de otros delegados populares, la Convención de
Aguascalientes pugnó por ratificar las demandas agraristas y por elevarse al frente
de la soberanía nacional que Carranza pretendía encabezar. Los jefes
revolucionarios pactaron retirarse de la lucha y que se nombrara como presidente
provisional a Eulalio Gutiérrez.

Villa y Zapata se encontraron en Xochimilco y marcharon a la Ciudad de


México con el gobierno de Gutiérrez, quien trató de quitarse de encima el peso del
General Villa. Los convencionistas nombraron presidente a Roque González Garza.

El general Obregón apoyaba a Carranza y se organizaba para combatir a los


villistas.

En octubre de 1915 Carranza obtuvo el reconocimiento del gobierno


estadounidense, con lo cual cesó la amenaza de una eventual invasión, y le permitió
controlar militarmente el territorio nacional.

A principios de 1915, a través de ofertas legislativas beneficiosas para el


conjunto social, como la ley del 6 de enero, Carranza decretó en Veracruz la
restitución y dotación de ejidos, la supresión del sistema de raya, una ley sobre
educación para trabajadores y el municipio libre.

Otras medidas significativas se realizaron en Yucatán, donde fue necesario


someter los intentos separatistas de poderosos hacendados reacios a la reforma
93
agraria; consistente en el fraccionamiento de los latifundios y el reparto tanto en
pequeña propiedad como en ejidos. En materia laboral, instituyó el derecho de
huelga y de asociación sindical, jornada de trabajo de ocho horas, salario mínimo e
indemnizaciones, protección a los accidentados y prohibía el trabajo infantil. La
estrategia carrancista consistía en legislar como un jefe de Estado plenamente
establecido y fortalecer sus alianzas con la Casa del Obrero Nacional y con el sector
campesino, aun sin haber pacificado todavía al país. Carranza, no toleró la
organización de obreros independientes fuera de los lineamientos personales del
control presidencial, recurriendo a la violencia y a la represión en caso de estarlo.
Fue creada la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) que junto con su
líder, Luis N. Morones, estaban dispuestos a trabajar conjunto con el gobierno. Por
lo que la Casa del Obrero Mundial ofreció su apoyo a los carrancistas y formaron
los batallones rojos, que se sumaron a la lucha contra los villistas. Durante el mes
de abril fueron desarrolladas las batallas de Celaya y Trinidad; salió triunfante
Obregón a pesar de haber perdido un brazo, pero derrotó a Villa. Villistas y
Zapatistas seguían en pie de lucha, en la región del golfo, Félix Díaz había vuelto a
las armas, a la vez que en la huasteca Manuel Peláez protegía los campos
petroleros para evitar que la producción bajara, pues el petróleo lo requerían las
potencias enfrascadas en la entonces llamada Gran Guerra Europea; Oaxaca era
escenario de un movimiento soberanista que desconocía al gobierno federal; en
Chiapas había contingentes rebeldes; en suma, no había unidad nacional. Entre
1915 y 1917 el país sufrió hambrunas debido a la escasez de alimentos, y se vivía
un caos provocado por el hecho de que cada uno de los bandos revolucionarios
emitía moneda, que no todos los comerciantes aceptaban. Los ferrocarriles eran
asaltados constantemente y voladas las vías férreas, lo que impedía la circulación
de mercancías. Los esfuerzos principales del gobierno constitucionalista se dirigían
a conseguir la pacificación, tarea difícil, ya que había territorios sobre los que no
tenían ningún dominio, como el Estado de Morelos. El zapatismo se hizo cargo de
la defensa de lo que quedaba de la convención. Los delegados formaron en
Cuernavaca un Programa de Reformas Político-Sociales de la Revolución. En éste
fueron comprendidos:

94
• El establecimiento de un régimen parlamentario hasta la destrucción de los
latifundios

• La creación de escuelas agrarias

• La independencia de los municipios

• La educación laica

Éstos y más puntos fueron tratados en el programa, al hacer una


remembranza de lo manifestado en 1906 por el Plan y Programa del Partido Liberal,
de Flores Magón.

La inseguridad del campo hacía que las ciudades recibieran más población
de la que sus servicios podían atender, y ello propició insalubridad, por lo que
cundían las epidemias. Para hacer más llevadero el estado de las cosas, el teatro
del llamado “género chico”, esto es, sainetes cómicos y satíricos alusivos a la
situación, y revistas musicales con cantantes conocidas como tiples, aminoraban
los pesares que acongojaban a la gente. La vida seguía su curso normal hasta
donde fuera posible.

La convención de Aguascalientes

En febrero de 1916 Carranza instaló su gobierno en Querétaro y convocó a


un Congreso Constituyente, que proponía pactar con diversos sectores sociales,
políticos y militares una ley fundamental; también buscaba sobresalir como jefe
constitucional con reconocimiento nacional. Pero, de manera semejante a una Torre
de Babel, los intereses diversos y las rivalidades afloraron entre los bandos de
legisladores en torno a proyectos de nación contrapuestos.

El 19 de septiembre se publicó la convocatoria para la elección de diputados


para el Congreso Constituyente que iniciaría sus sesiones en la ciudad de Querétaro
del 10 de diciembre de 1916 hasta el 31 de enero de 1917. Fueron elegidos 210
diputados y el resultado fue la nueva Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.

95
La constitución de 1917: sus principios y artículos fundamentales

La nueva constitución, firmada el 5 de febrero de 1917, entró en vigor en abril


de ese mismo año. En mayo, fueron realizadas las elecciones para renovar los
poderes, según la nueva constitución. La legislatura, reciente declaró presidente
constitucional a Venustiano Carranza, en contraposición a Obregón y Pablo
González que eran también aspirantes a la misma. El periodo presidencial sería
extendido hasta el año 1920.

De manera que en febrero de 1917 se consolidó formalmente el Estado de


derecho con estructura tripartita y republicana, federalista, democrática y
representativa. El modelo político de un México moderno, heredero de un
movimiento social legítimo, se incorporó a la fase superior de toda revolución: el
acto de legislar en pro de la reconstrucción civil y política que cosecha los frutos y
beneficios de la lucha.

Articulo Contenido

3 Prohibía a las congregaciones


religiosas dedicarse a la enseñanza,
asentando que la educación debería
impartirla el Estado en forma obligatoria
y gratuita, y ejerciendo vigilancia sobre
las escuelas privadas. El derecho para
ejercer la profesión y devengar la
remuneración

5 El derecho para ejercer y devengar la


remuneración de los servicios
prestados y no ser obligado a prestarlos
por la fuerza.

6y7 Libertad de expresión.

24 Libertad de culto.

96
27 Fueron puestas las bases para realizar
la reforma agraria ya que la propiedad
de la tierra correspondía a la nación
que, a través del Estado, crearía la
propiedad privada que luego
transmitiría a los particulares.
Se reservaba el subsuelo, con
minerales e hidrocarburos, y asumía la
facultad de modificar la tenencia de la
tierra con el fin de fraccionar los
latifundios.
Se establecía que la propiedad residía
originariamente en la nación, la cual
otorgaba la propiedad privada a los
ciudadanos, pero se reservaba el
subsuelo, con minerales e
hidrocarburos, y asumía la facultad de
modificar la tenencia de la tierra con el
fin de fraccionar los latifundios.

28 Versa sobre el carácter antimonopólico,


es decir quedan prohibidos los
monopolios.

80, 89 La innovación fue la figura del


presidencial. El presidencialismo como
régimen político, al establecer el
privilegio del titular del Poder Ejecutivo
de ser jefe de Estado y de Gobierno y
de nombrar y remover libremente a sus
colaboradores, y no como en los

97
sistemas parlamentarios, en los que el
congreso es el en cargado de hacerlo.
La idea fue fortalecer la unidad de
acción a través de la política.

123 Se pensó en equilibrar las relaciones


obrero-patronales y establecer la
jornada de trabajo de ocho horas, el
salario mínimo de acuerdo con cada
región, el derecho a la participación de
utilidades de las empresas, a organizar
huelgas y paros, y a formar sindicatos.

130 Marcaba no sólo la separación entre


Iglesia y Estado, sino que le otorgaba al
Estado la supremacía sobre la Iglesia e
implantaba una serie de restricciones a
los ministros religiosos y de culto.
No hubo ataques a la religión católica,
pero si a la Iglesia como institución,
pues se trataba de reducir su influencia
en los asuntos civiles e impedir su
acción política.

Carranza fue el primer presidente que ejerció la Constitución de 1917, u a él


correspondió experimentar sus límites y alcances, sus aciertos y contradicciones.
Había grandes retos y dificultades que tocó enfrentar como la tarea de interpretar y
poner en vigor las normas constitucionales y encarrilar así el rumbo de la nación.
Otro reto que debió enfrentar estaba en disciplinar y mantener en orden a los jefes
militares que reclamaban recompensas económicas y políticas, pero que no siempre
estaban dispuestos a respetar la ley recién fundada. También era necesario ofrecer

98
alternativas posrevolucionarias al grueso de las tropas y someter levantamientos
que aún no cesaban, como la lucha zapatista y villista.

Carranza al ser presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos


declaró la guerra a Alemania y los llamados Imperios Centrales, con lo cual el
conflicto originariamente europeo adquirió dimensiones mundiales. Esto colocó a
México como importante productor de petróleo, en el eje de los intereses tanto de
Alemania como de los Estados Unidos y sus aliados, en especial Inglaterra.

Carranza mantuvo una posición de neutralidad, que muchos interpretaron


como inclinación favorable a Alemania. El gobierno mexicano aprovechó las
circunstancias para establecer reformas acordes con la nueva Constitución y obligar
a las compañías petroleras a solicitar permisos de perforación.

El senado estadounidense ejerció presiones sobre el presidente Wilson para


que invadiera México, pero dicha invasión no se llevó a cabo.

Las tensiones entre los dos países se acentuaron, en especial en 1919,


cuando ya Estados Unidos había ganado la guerra.

Muerte de Zapata

El único enemigo que el gobierno pudo derrotar fue Zapata, quien muere
gracias a una emboscada preparada por Jesús Guajardo subordinado de Pablo
González.

El hecho ocurre el día 10 de abril de 1919 en la Hacienda de Chinameca,


Ayala, Morelos.

Con esto, el control territorial en los aledaños de la capital le dio mayor


estabilidad al gobierno, de manera que pudo desarrollar una actividad política cada
vez regular, hasta que fue próximo el periodo presidencial.

99
Aparición del caudillismo

En 1919, el general Álvaro Obregón, había permanecido al margen del


gobierno, pero dos años antes había lanzado un manifiesto en el cual se
autoproclamaba candidato a la presidencia de la República.

El Partido Liberal Constitucionalista apoyó a Obregón, y después lo harían el


Cooperativista y el Nacional Agrario.

Desde el ámbito oficial el candidato resultó ser el embajador de México en


Washington, ingeniero Ignacio Bonillas, quien era desconocido por la mayoría de la
población.

La rebelión de Agua Prieta

En 1920 se agudizó la rivalidad político-militar entre caudillos. La disputa por


la sucesión presidencial entre Carranza y los generales sonorenses, con los que
anteriormente había sostenido fuertes alianzas, se suscitó cuando Álvaro Obregón
se levantó en armas, apoyado por Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta, en un
pasaje que se conoce, en la historia del gobierno de Carranza, como Plan de Agua
Prieta, el cual tuvo un desenlace funesto y sangriento.

El 7 de marzo de 1920 el presidente Carranza decidió abandonar la capital


para organizar la resistencia contra los rebeldes desde Veracruz, como lo había
hecho en 1915.

El gobernador de Sonora, Adolfo de la Huerta, junto con el apoyo del general


Plutarco Elías Calles, proclamó el Plan de Agua Prieta, el 23 de abril de 1920,
desconociendo al gobierno de Carranza. Junto con Obregón y Plutarco Elías Calles,
formaron una alianza que se conoce como el Grupo Sonorense.

El 21 de mayo en el poblado de Tlaxcalaltongo, en la sierra de Puebla, le fue


tendida una emboscada a Carranza, donde perdió la vida mientras dormía.

Con la muerte del presidente, Pablo González ocupó la plaza de la Ciudad


de México, mientras los jefes de la rebelión de Agua Prieta se trasladaron a ella
secundados por prácticamente todo el ejército nacional.

100
Con el Plan de Agua Prieta, que derrocó a Carranza, se alzaron los jefes
sonorenses y Álvaro Obregón tomó el poder como presidente electo (1920-1924).
Tras un breve interinato de Adolfo de la Huerta, Obregón demostró su capacidad
político-militar al impulsar la rebelión de Agua Prieta, primero, y al pacificar al país
ya como caudillo desde el Poder Ejecutivo.

El congreso eligió como presidente interino a Adolfo de la Huerta, para


completar el periodo presidencial del 1 de junio al 30 de noviembre.

Adolfo de la Huerta procuró dejar arreglado el mayor número de pendientes


que implicaba la transición entre el gobierno de Carranza y el siguiente. Por lo que
Huerta, después de ocupar el Ejecutivo, convocó a elecciones.

En el ámbito internacional, la estrategia de Obregón funcionó de manera


semejante, ya que ante las presiones estadounidenses para que no se afectaran
sus capitales, supo negociar el reconocimiento de su gobierno ante Estados Unidos
con la firma del Tratado de Bucareli en 1923. A pesar de que este tratado no alcanzó
un carácter oficial, pues no quedó sujeto al dictamen del Congreso, ni en México ni
en Estados Unidos, en esencia dicho acuerdo permitió a empresas petroleras
norteamericanas conservar el petróleo de México en sus manos. Ahora las dos
naciones presumían su amistad, que posteriormente se refrendó con el Tratado De
la Huerta-Lamont, acuerdo en el que Adolfo de la Huerta, como secretario de
Hacienda, reconoció la deuda externa que ascendía a 400 millones de pesos.

El problema principal era la pacificación del país. De la Huerta aprovechó las


alianzas con grupos anticarrancistas, como los zapatistas, establecidas por
Obregón durante su campaña electoral. En menos de los seis meses que estuvo a
cargo del Ejecutivo, logró que depusieran las armas los soberanistas oaxaqueños,
Manuel Peláez, en la Huasteca, y Félix Díaz y Alberto Pineda, en Chiapas, y derrotó
a Esteban Cantú en Baja California.

Fue nombrado en este periodo a José Vasconcelos como rector de la


Universidad Nacional Autónoma de México. De ahí, pasaría a organizar campañas

101
de alfabetización para poner, como él dijo, “a la Universidad al servicio de la
Revolución”.

La revolución se consolida en el obregonismo y callismo

Álvaro Obregón

Una vez concluido el periodo de interinado de Adolfo de la Huerta, el 1 de


diciembre tomaría posesión el general Álvaro Obregón.

La pacificación del país había comenzado. Francisco Villa se había sometido


al gobierno que le entregó, a cambio, la hacienda de Canutillo y una escolta de
cincuenta hombres.

El Censo General de Población de 1921, no fue lo primero, pero si algo muy


importante de lo hecho por el nuevo gobierno.

Tres millones y medio de la población del país, se dedicaban a actividades


ligadas a la tierra, lo que explica que la mitad de la población viviera en municipios
de menos de cinco mil habitantes. La ciudad más poblada apenas rebasaba los
100,000 (cien mil).

Algunas actividades económicas se vieron quebrantadas durante los años de


la Revolución, como las mineras y muchas de las agrícolas, pero otras, como la
petrolera, cobraron auge al colocar a México como tercer productor mundial de
hidrocarburo.

Además, Obregón comenzó a repartir ejidos, se preocupó por la educación y


nombró a José Vasconcelos, como Ministro de Instrucción Pública; trató de
conseguir el reconocimiento del Gobierno de Estados Unidos al mismo tiempo que
facilitaba la entrada del capital extranjero.

Pronto se daría marcha a la construcción de carreteras, como la México-


Laredo y la México Acapulco. En las ciudades el transporte de tiro se fue
sustituyendo por el automotor, que ya se hacía notar desde los últimos años del
Porfiriato.

102
Después de dos años Estados Unidos comenzaba a celebrar tratados de
amistad y de comercio con México, pues México aceptó pagar una indemnización
por las expropiaciones de tierras y a no afectar los intereses de las compañías
petroleras, por las reclamaciones hechas por ciudadanos estadounidenses.

Pese a la buena imagen conseguida, los gobiernos de Estados Unidos y Gran


Bretaña no procedieron a otorgar su reconocimiento al nuevo gobierno.

Educación y cultura

Otro aspecto del régimen obregonista fue la fundación de la Secretaría de


Educación Pública bajo la rectoría de José Vasconcelos. Además, el Estado impulsó
una política cultural nacionalista cuya huella más evidente fue el muralismo que
Vasconcelos patrocinó en grandes edificios públicos. Las obras de Diego Rivera3,
David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco inmortalizaron la época
revolucionaria, los temas sociales y populares y las raíces indígenas de la nación.
Vasconcelos complementó su misión educativa con la gran campaña de
alfabetización y con la construcción de escuelas y bibliotecas.

Se dieron grandes avances al establecerse la Secretaría de Educación


Pública a partir de la acción desarrollada por la Universidad Nacional.

La política educativa de Obregón fue muy destacada ya que deseaba que la


instrucción pública llegara a los sectores populares, incluyendo el área rural.

Esta empresa fue encomendada a José Vasconcelos quien emprendió una


campaña de alfabetización e higiene y organizó las famosas Misiones Culturales
inspiradas en las de los primeros frailes que evangelizaron la Nueva España.

Se doto de bibliotecas municipales, fueron impresas ediciones de clásicos de


la literatura universal a precios accesibles, la implementación de programas de
educación física y artística.

Fue reforzada la educación escolar con buenas condiciones salariales para


los maestros y acciones de educación extraescolar para beneficio de la población.
Entre 1920 y 1924 se vivió un renacimiento cultural sin precedentes. Se

103
multiplicaron las escuelas elementales y se dividió la Enseñanza Media en
Secundaria y en Preparatoria.

Al finalizar el periodo de Álvaro Obregón reapareció el estigma de la rivalidad


caudillista, cuando Adolfo de la Huerta fue desplazado como sucesor por Plutarco
Elías Calles. La rebelión Huertista estalló en diciembre de 1923 y provocó otra vez
la inestabilidad electoral, aun cuando fracasó rotundamente en su intento por tomar
el poder. Obregón sofocó la rebelión y cedió el mando presidencial al Secretario de
Gobierno, Plutarco Elías Calles, para el periodo 1924 a 1928.

Las figuras más atractivas que se proyectaban para suceder a Obregón eran
el anterior presidente interino, De la Huerta, así como el Secretario de Gobernación,
Plutarco Elías Calles, quien a la postre resultó el señalado por el propio Obregón.
De la Huerta fue presionado tanto por sus partidarios por los enemigos del
presidente para que, con el apoyo de la mayoría del ejército acaudillara una
rebelión, que finalmente estalló al finalizar el año, para prolongarse durante los
primeros meses de 1924.

Calles heredó un gobierno estable con el respaldo del ejército, de los


organismos populares y muy buenas relaciones con Estados Unidos. Se trató de
una etapa de incipiente institucionalización de la Revolución y afanes civilistas.
Estableció varias comisiones para imponer un orden político-económico que le diera
certidumbre a la inversión. Entre otras destaca la Comisión Nacional Bancaria, la
Agraria y la de Caminos. La fundación del Banco de México o Banco Central4 el
Banco de Crédito Agrícola permitieron un mejor aprovechamiento de los recursos
financieros bajo la rectoría del Estado. De esta forma, Calles logró que se articularan
dentro de un orden institucional los beneficios otorgados a la iniciativa privada (la
irrigación, el financiamiento y la inversión en tecnología).

El Banco de México llenó un hueco muy importante, ya que no existía una


banca central que regulara y monopolizara la emisión monetaria.

Los sectores campesinos apoyaban al presidente y a su candidato en


agradecimiento por los repartos de tierras llevados a cabo por el gobierno. Los

104
obreros, seguidores del partido laborista, hacían lo mismo. El gobierno realizó un
notable trabajo de espionaje telegráfico, lo que le permitió mover a sus elementos
de manera favorable. La rebelión fue derrotada en mayo de 1924, con la siguiente
muerte de sus principales jefes militares y la expatriación del propio De la Huerta y
de sus colaboradores cercanos. Esto le despejó el camino al General Calles. Así,
después de haber unificado a la mayoría de los distintos grupos, Obregón propició
la consolidación del nuevo Estado surgido de la Revolución. Finalmente, al dividirse
las opiniones en dos grandes sectores, procedió a derrotar al contrario y a mantener
la unidad.

En contraposición al orden institucional que el estado revolucionario


empezaba a consolidar, la posición del gobierno callista sostuvo una rivalidad álgida
entre su autoridad presidencial y la Iglesia Católica. Su política anticlerical, en parte
resultado de la práctica de preceptos constitucionales y en parte como una actitud
radicalizada del propio Calles, devino en un levantamiento armado que el clero
impulsó a partir de 1926, al sentir amenazados sus intereses.

Movimiento cristero

La Revolución Cristera se extendió por Jalisco, Colima, Michoacán,


Guanajuato, Zacatecas, Querétaro, Aguascalientes, principalmente, y tuvo un
impacto nacional con severas consecuencias para la estabilidad y para el modelo
corporativista que había empezado a establecerse como estrategia del Estado
revolucionario. Amplios sectores campesinos tomaron partido por la Iglesia al grito
de “Viva Cristo Rey”, y dejaron de responder a los llamados del gobierno por
integrarse a los beneficios de la reforma agraria y de la Revolución Mexicana.

La actividad de los católicos se desarrolló de manera independiente y


paralela a la Revolución, se organizó una Confederación Nacional Católica del
Trabajo, la cual reunió 25 000 integrantes. Los sectores de origen anarquista y
después comunista crearon la Confederación General de Trabajadores (CGT).

La CROM, agrupaba al mayor número de trabajadores, pero no era


hegemónica. Durante el gobierno de Obregón no se aplicó el artículo 130, de modo

105
que hubo una cierta tolerancia religiosa, que se rompió con un atentado en la
Basílica de Guadalupe, primero, y después con la expulsión del nuncio apostólico,
monseñor Filipi, por asistir a la ceremonia de colocación de la primera piedra del
monumento a Cristo Rey en el Cerro del Cubilete en Guanajuato. Los integrantes
del episcopado habían manifestado su desaprobación a la Constitución, pero
mantenían una actitud de respeto frente al Estado.

El anticlericalismo de Calles se volvió intransigente, al querer controlar a los


ministros de culto. El gobierno ordenó la clausura de más de cuarenta templos lo
cual originó protestas de los obispos. El episcopado decidió cerrar los templos, en
los Estados de Jalisco, Michoacán, Colima, Zacatecas y Guanajuato. En 1925 fue
creada la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, conformada por agrupaciones de
católicos, los cuales exigían la derogación de los artículos de la constitución que
eran la causa del conflicto; por lo que fue desatada una insurgencia espontánea que
levantó en armas a muchos voluntarios, conocidos como los cristeros.

Esta situación fue rota en 1926, cuando el gobierno decidió poner en práctica
una reglamentación drástica de la legislación en materia religiosa, consistente,
sobre todo en limitar el número de sacerdotes por habitante, la restricción a
ministros extranjeros y la no tolerancia a forma alguna de culto externo. Al fracasar
en su intento, los obispos decretaron la suspensión del culto en el territorio nacional.
En enero de 1927, la Liga de la Defensa, reunió un comité de guerra que organizó
un movimiento armado de características regionales, el cual duró 3 años.

A principios de 1928, se puso al frente de la Rebelión Cristera o también


conocida como Cristiada, el General Enrique Gorostieta, militar que había
combatido en el Ejército Federal en tiempo de Huerta. El Secretario de Guerra,
Joaquín Amaro, coordinó las acciones para enfrentar a esos grupos y organizó una
columna al mando del general Saturnino Cedillo. Los cristeros, por su parte,
contrataron al general Enrique Gorostieta para que encabezara sus tropas, aunque
ya demasiado tarde. En junio de 1929 se terminó la guerra debido a los arreglos
entre el gobierno interino de Emilio Portes Gil y el Arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores.
Los cultos serían reanudados con las iglesias abiertas nuevamente y de parte de

106
los católicos habría discreción en sus celebraciones y los sacerdotes se abstendrían
de participar en la política, conforme establecía el artículo130 constitucional, el cual
sería respetado a cambio de que el Estado no cometiera excesos en su aplicación.

El Episcopado tuvo que aceptar el dominio del Estado sobre la Iglesia La


situación se agravó en 1928, pues la sucesión presidencial sobrevino a un clima de
conflicto y guerra entre los poderes estatal y clerical.

Aspectos del gobierno de Calles

Calles inició una Reforma Fiscal, adoptó la regulación de impuestos por


niveles de ingreso.

Calles prosiguió con las obras de infraestructura considerando dos aspectos


fundamentales: la ampliación de la red carretera y la construcción de presas y
distritos de riego para el fomento de la agricultura.

El regreso del general Obregón a la presidencia de la República, comenzó a


plantearse desde 1926, cuando un grupo de diputados presentó la iniciativa de
reforma constitucional que permitiera la reelección del presidente, no de manera
inmediata, pero sí después de un periodo fuera de la titularidad del Poder Ejecutivo.
El lema maderista “Sufragio efectivo, no reelección” se veía amenazado y de hecho
fue relegado cuando la reforma constitucional quedó aprobada.

Al finalizar el periodo de Calles hubo dos candidatos que se opusieron a la


reelección: los Generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano; por lo que
resultaba desconcertante su oposición a la reelección de su antiguo jefe. El disgusto
de Obregón, del presidente Calles y del secretario de Guerra Joaquín Amaro, se
hizo evidente, pero en junio de 1928 Álvaro Obregón, que era presidente electo, sin
embargo, sus días estaban contados. Ya electo presidente, el 17 de julio de 1928
se le ofreció un banquete en el Restaurante La Bombilla, en San Ángel, donde
llegaba la Avenida de Insurgentes, ampliada durante su periodo presidencial. Ahí,
un dibujante que se le acercó para hacerle una caricatura le disparó con su revólver.

Se adujo que el propio presidente Calles y el Secretario de Industria, Luis N.


Morones, tenían que ver en el asesinato, pues salían beneficiados. Asimismo,
107
circuló la versión de que Obregón había recibido más disparos que los cinco que
había detonado el revolver de José de León Toral. El país se vio repentinamente
sumido en una especie de orfandad al faltar el presidente designado para el periodo
de 1928 a 1932, y bajo el estigma de la rebelión cristera aún sin resolver. Tras el
asesinato de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles afirmó, al finalizar su gobierno,
que no intentaría la reelección y que en México había concluido el caudillismo para
dar inicio a la era de las instituciones. Éstas fueron las circunstancias en las cuales
el general Calles tuvo que sostener un fuerte liderazgo político y militar y actuar de
forma velada detrás de la presidencia interna, asignada al licenciado Emilio Portes
Gil. A dicho control callista sobre el Poder Ejecutivo durante los siguientes años, se
le conoce como la era del Maximato. El Congreso decidió al Lic. Emilio Portes Gil,
ex gobernador de Tamaulipas, como presidente interino mientras se organizaban
los partidos políticos para postular a algún candidato. Emilio Portes Gil ocupó la
presidencia en 1929 de manera provisional mientras se convocaba a elecciones. La
rivalidad entre callistas y obregonistas era notable y consistía el primer obstáculo a
vencer por el presidente interino.

El Partido Nacional Revolucionario

El 30 de noviembre de 1928, Calles entregó la presidencia y el 4 de marzo


de 1929 lanzó la convocatoria para la convención nacional que se llevaría a cabo
en Querétaro a fin de fundar un partido político: El Partido Nacional Revolucionario
(PNR), que agruparían a los revolucionarios del país en torno a la unificación de
voluntades.

El PNR, surge como una confederación de caudillos posrevolucionarios con


el fin de establecer las reglas del juego para el relevo presidencial.

Se integró en ese año el Partido Nacional Revolucionario (PNR), expresión


de un pacto entre los grupos de poder político y militar para fortalecer el nexo entre
la presidencia y las masas corporativistas. Si se analizan los logros de portes Gil
entre diciembre de 1928 y febrero de 1930, resulta evidente que la creación del PNR
fue la clave para impulsar un diálogo con los representantes de la Iglesia católica y
poner fin a la revolución cristera, consolidar la autonomía universitaria, pacificar al

108
país y convocar elecciones extraordinarias que facilitaran la sucesión sin crisis. El
modelo político posrevolucionario recobraba el rumbo. La fundación del PNR fue un
importante paso en la historia contemporánea de México y debe atribuirse al jefe
máximo.

Pascual Ortiz Rubio, que después de unos meses como Secretario de


Comunicaciones y Obra Públicas de Obregón, marchó a Brasil como embajador; se
le enfrentaría con el apoyo de la ciudadanía y del Partido Antirreeleccionista y el
licenciado José Vasconcelos, antiguo Secretario de Educación en tiempo de
Obregón y rector de la Universidad, quien regresaba de un exilio autoimpuesto,
despertó el entusiasmo de muchos seguidores pues ambos aspiraban a la
presidencia de la república.

El presidente Portes Gil entró en contacto con los obispos y arzobispos para
concertar el acuerdo mencionado. Los cultos serían reanudados con las iglesias
abiertas nuevamente y de parte de los católicos habría discreción en sus
celebraciones y los sacerdotes se abstendrían de participar en política, conforme
establecía el artículo 130 constitucional que sería respetado a cambio de que el
Estado no cometiera excesos en su aplicación.

Llegando el momento de las elecciones, éstas favorecieron al candidato


oficial el Ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien ocupó la presidencia el 5 de febrero
de 1930 en ceremonia llevada a cabo en el Estadio Nacional, construido a iniciativa
de Vasconcelos cuando se desempeñó como Secretario de Educación.

Bajo la presidencia de Pascual Ortiz Rubio se estableció el Código Federal


del Trabajo y se adoptó la Doctrina Estrada que definió a la política internacional de
México a favor de la libre autodeterminación de los pueblos. Con estas medidas, el
Estado expresaba su capacidad de dirección, que otra vez comenzaba a ejercer,
aunque la institución presidencial todavía no alcanzaba toda la fuerza del
presidencialismo, típico del sistema político mexicano en las décadas siguientes. Se
sabe que la presidencia de la nación se hallaba manipulada por el jefe máximo, lo
cual resultó evidente en 1932, cuando Pascual Ortiz Rubio se vio orillado a renunciar
a su cargo, ya que el general Calles nunca lo dejo actuar por cuenta propia.

109
En protesta por unos exámenes impuestos por el director de la Escuela
Nacional de Jurisprudencia, los estudiantes se fueron a la huelga, la cual fue
respaldada por las otras escuelas y facultades de la Universidad Nacional de
México, la huelga paralizó las actividades de la institución y convocó a
manifestaciones callejeras en la capital. El gobierno entró en pláticas con los líderes
estudiantiles y logró que las cosas volvieran a la normalidad cuando decretó la
autonomía de la Universidad de México en el mes de julio de ese año.

Con lo que dio inicio al largo periodo del partido oficial, que desplegó una
gran eficiencia en la movilización de sus sectores de apoyo: obreros, campesinos y
militares.

El Maximato

Es denominado con este nombre al periodo de la historia mexicana del siglo


XX en el cual el hombre fuerte del país fue el General Plutarco Elías Calles

Inicia en 1928, al ser nombrado como presidente el licenciado Portes Gil, y


debe su nombre a que un grupo de simpatizantes exclamó, al morir Obregón, Calles
era “el jefe máximo de la Revolución.”

Portes Gil entregó la presidencia a Pascual Ortiz Rubio el 5 de febrero de


1930. Calles, comenzó a ser conocido como jefe nato del PNR y como Jefe Máximo
de la Revolución, debido a la promoción que le hizo el periódico “El Nacional”,
órgano del partido. Todo eso significaba que cualquier decisión que afectara al
gobierno, tenía que pasar primero por Calles y luego turnarse al presidente de la
República.

Hubo algunos logros durante su gestión como:

- La abolición de la pena de muerte

Aceptación de la propuesta del secretario de relaciones Exteriores Genaro


Estrada, en septiembre de 1930, respecto a la postura de reconocimiento de México
ante los nuevos gobiernos de las naciones. Conocida como Doctrina Estrada y se
basa en que el Estado mexicano no reconoce ni desconoce gobiernos, sino que:

110
“se limita a mantener o retirar, cuando lo crea conveniente a sus agentes
diplomáticos.”

Fue designado como Secretario de Educación el Licenciado Narciso Bassols,


quien implantó un programa de educación sexual que fue rechazado por los
sectores conservadores.

El 1° de septiembre de 1932, Ortiz Rubio presentó su renuncia y entró como


presidente provisional el General Abelardo Rodríguez.

Durante la administración de Abelardo Rodríguez fue destacado: La


construcción del casino de Tijuana, que se convirtió en una atracción turística para
los estadounidenses ávidos de librarse de la prohibición de consumo en su país.

El Plan Sexenal

La atención a los problemas del campo y de tipo laboral.

En abril de 1933 el congreso anuló la enmienda reeleccionista de Obregón y


reforzó en términos categóricos la “no reelección”.

El PNR se dio entonces a la tarea de establecer las políticas que debía llevar
a cabo el gobierno emanado de él y formuló un plan sexenal que contemplaba
políticas económicas y sociales de acuerdo con las necesidades nacionales.

Periodo sexenal, porque se llevó a cabo una reforma constitucional


consistente en aumentar dos años el periodo presidencial, de los gobernadores y
de los senadores, y uno al de los diputados y presidentes municipales.

El plan sexenal fue la expresión de las aspiraciones con que los grupos en el
poder trataron de reivindicar el carácter revolucionario de los gobiernos emanados
del PNR.

El ambiente político estuvo lleno de enfrentamientos ideológicos, el más


notable de los cuales se dio entre el socialista Vicente Lombardo Toledano y el
idealista Antonio Caso entorno a la orientación ideológica de la Universidad
Nacional. Caso defendió la libertad de cátedra, como esencia de la universidad

111
frente a los argumentos de Lombardo, que pretendían imponer una directriz
ideológica excluyente.

La renuncia de Ortiz Rubio fue un nuevo descalabro para la estabilidad


política, pero no tuvo grandes repercusiones. El congreso nombró al general
Abelardo Rodríguez como sustituto de Ortiz Rubio, mientras el Partido Nacional
Revolucionario (PNR) cerraba filas al pactar un Plan Sexenal que tenía como
objetivo fortalecer en definitiva a la presidencia. Se acordó ampliar de cuatro a seis
años el mandato del ejecutivo a partir de 1934 y revestir a dicha institución con la
misión de realizar las tareas revolucionarias pendientes. Por lo pronto, a Abelardo
Rodríguez, le tocaron tareas propedéuticas como la fundación de Nacional
Financiera, la expedición de la Ley del Salario Mínimo y la fundación del
Departamento Agrario. El interinato de Abelardo Rodríguez significó un enfoque
previo a la nueva estrategia política presidencialista que el Plan Sexenal instituyó,
al asumir el mando el general Lázaro Cárdenas. Origen y fundamento de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Carranza convocó a un Congreso para elaborar una nueva Constitución; éste


quedó instalado el 1 de diciembre de 1916, exclusivamente con diputados
carrancistas. Pronto en el Congreso se formaron dos grupos: el renovador, que se
apoyaba en los postulados del grupo maderista; y el radical o jacobino, influido por
el ideario anarcosindicalista de los Flores Magón y de la Casa del Obrero Mundial.
El presidente envió un proyecto de constitución bastante moderado. En el Congreso
hubo discusiones, a veces violentas y apasionadas, entre los dos grupos. Se
estaban tratando temas fundamentales como la educación, la situación agraria y las
condiciones de trabajo y previsión social.

El texto constitucional confirmó el modelo de organización política


establecido desde 1857: el sistema federal, conformado por estados libres y
soberanos en cuanto a su régimen interior y mantuvo la separación de poderes.
También dio continuidad a la idea de reconocer la soberanía popular como base en
el sistema democrático. Sin embargo, fue en los temas relacionados con las

112
garantías individuales y sociales donde surgió una clara distinción con el texto
constitucional de 1857.

En la discusión del artículo 3, relativo a la educación, Carranza originalmente


había propuesto que se estableciera la plena libertad de enseñanza, señalando que
sería laica la educación impartida en las escuelas oficiales y gratuitas la enseñanza
primaria. La propuesta carrancista no prosperó y fue cambiada por el ala radical,
quedando aprobada de la siguiente manera: Artículo 3°. La enseñanza es libre, pero
será laica la que se dé en los establecimientos oficiales de educación, lo mismo que
la enseñanza primaria, elemental y superior en los establecimientos particulares.
Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir
escuelas de instrucción primaria (Serrano, 2013). En cuanto al artículo 5,
relacionado con el tema del trabajo, se creó un apartado nuevo para tratarlo (el
artículo 123). Sin dejar de mencionarse el tema laboral en el artículo 5, en el artículo
123 quedaron plasmadas varias reivindicaciones sociales de los trabajadores como:
la duración de las jornadas de trabajo (8 horas), regular el trabajo de las mujeres
durante el embarazo, se incluyó el salario mínimo, el descanso semanal obligatorio
y se estableció la responsabilidad de los patrones por los accidentes de trabajo. Se
establecía el derecho de huelga y los paros laborales. En resumen, se establecieron
criterios que defendían el derecho individual y colectivo del trabajo, como un gran
logro de los impulsores de los derechos de los trabajadores. El artículo 27 fue uno
de los cambios importantes, señalaba que la Nación era la única propietaria de
todas las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional,
y era la única con el derecho de transmitir el dominio de los particulares
constituyendo la propiedad privada. Las expropiaciones solamente podrían hacerse
por causa de utilidad pública y mediante indemnización. Este nuevo documento
reafirmaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Los cambios constitucionales
generaron molestias entre varios sectores de la población, lo que derivó en una
lucha iniciada inmediatamente después de promulgada la Constitución y que llegó
a su crisis más grave con la Guerra Cristera.

113
Cardenismo

Después de 24 años de violencia casi ininterrumpida, entre 1934 y 1940


ocurre el último capítulo de la etapa revolucionaria, con la revolución pacífica
realizada por el presidente Lázaro Cárdenas, el primero en durar seis años en el
poder.

El general Lázaro Cárdenas del Río gozó de un apoyo multisectorial que le


permitió sentar las bases del presidencialismo en México; apoyado por el ejército y
por corporaciones obreras y campesinas, también se posicionó como líder del
partido y como el dirigente de la nación dispuesto a cumplir con las grandes
demandas de la Revolución. Le resultó fácil expulsar a Plutarco Elías Calles cuando
el jefe máximo pretendió manipularlo y movilizar las bases obreras en su contra. Un
recuento breve de las principales medidas implementadas por el presidente
Cárdenas, refleja de manera ejemplar la fuerza que como mandatario ejerció
durante los seis años de su gobierno y su estilo radical de corte socialista para
gobernar. Al inicio de su sexenio, promovió una reforma constitucional que hizo
obligatoria la educación “socialista” en México.

A Cárdenas se debe la forma constitucional del artículo 3º, que favoreció la


educación socialista desde el inicio de su mandato, además de la fundación, en
1937, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que desde sus inicios busca
consolidar una educación laica y tecnológica de orientación socialista y la creación
del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Cárdenas se basó en el
desarrollo de la producción industrial destinada al mercado interno, fortaleciendo la
capacidad adquisitiva de los campesinos y la población en general.

El problema de los campesinos sin tierra fue el que más preocupó a


Cárdenas. Para resolverlo impulsó una reforma mediante la cual las tierras que
pertenecían al Estado y a los grandes propietarios fueron entregadas a los
campesinos en forma de ejidos. Las tierras ejidales pertenecían a una comunidad
de campesinos y ésta la distribuía entre las familias, que podían trabajarlas para
beneficiarse con ellas, pero no venderlas. Puso en práctica el mayor reparto agrario
de la historia y estableció al ejido colectivo como patrimonio campesino, lo que

114
afectó a grandes latifundios: la Comarca Lagunera, el Valle del Yaqui, la zona
henequenera de Yucatán, Mexicali y Michoacán. El país entró en una fase de
recuperación económica, dotando a la población de oportunidades de desarrollo y
proporcionando a los campesinos ejidos y derechos para su restablecimiento, lo que
benefició a un millón de ejidatarios, proporcionándoles seguridad y medios de
trabajo, así como sentido de la organización.

En el ámbito internacional, el gobierno cardenista respaldó a los españoles


exiliados por el golpe falangista de Franco contra la República en 1936. Además,
rechazó el nazismo alemán y el fascismo italiano. México tiene en su subsuelo una
riqueza petrolera de importancia mundial. Ese recurso, esencial para la industria,
los transportes y la producción de electricidad, porque sirve como fuente de energía
y como materia prima para gran cantidad de productos, había sido explotado desde
sus inicios por compañías extranjeras. En 1935 se reunieron representantes de 19
sindicatos petroleros constituyendo el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la
República Mexicana (STPRM), el nuevo sindicato emplazó a huelga a las empresas
petroleras para firmar el contrato colectivo solicitando un aumento salarial.

Sexenios desde 1940-2018

Entre 1940 y 1970 México experimentó un crecimiento económico


sobresaliente a lo largo de dos etapas: la sustitución de importaciones (1940 a 1958)
y el desarrollo estabilizador (1958 a 1970). Ambas se vinculan tanto por los factores
macroeconómicos que las motivaron, como por la prosperidad espectacular que
generaron en el país. Además, la hegemonía del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) es otro elemento que permitió la continuidad económica,
administrativa y política. En este contexto destacan el desempeño del Estado como
promotor de la vida económica y de un régimen presidencialista con enorme
estabilidad y capacidad para dirigir el país. El modelo económico industrial
subordinó los recursos del campo para solventar el crecimiento urbano con una
población que, entre 1940 y 1970, se triplicó.

115
Gobierno de Manuel Ávila Camacho (1940-1946)

Con la presidencia de Ávila Camacho se inicia el proceso de modernización


económica de México, una vez pacificado el país y asentada la vida institucional.

Entre los principales objetivos del gobierno de Ávila Camacho se pueden


mencionar: la consolidación de la unidad nacional, la atención al asunto agrario,
fortalecer el trabajo educativo y mejorar las relaciones entre patrones y obreros.

En 1943, como un símbolo de acuerdo y unidad nacional, se creó la


Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), en la cual se
integraron los sectores obrero y campesino del entonces Partido de la Revolución
Mexicana.

Ávila Camacho sacó al sector militar del Partido de la Revolución Mexicana,


partido que después cambiaría de nombre por el de Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Ese mismo año (1943) se promovió una nueva Ley Federal del
Trabajo. Producto de ésta se creó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y
nació una de las instituciones más nobles en materia de seguridad social para la
clase trabajadora del país: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). En
materia política, en 1945 se expidió la Ley Federal Electoral, cuyo propósito
fundamental era regular la existencia de los partidos políticos, que empezaban a
surgir en el país.

También en 1945, el presidente Ávila Camacho promovió formalmente la


impartición de enseñanza en escuelas privadas debiendo contar con la autorización
del Estado.

Durante el mandato de Manuel Ávila Camacho, México vivió en un ambiente


de estabilidad política y crecimiento económico. Entre 1940 y 1945, el producto
interno bruto creció a un ritmo de 7.3%, nunca antes visto en la etapa
postrevolucionaria. El 27 de marzo de 1945 México entró formalmente a la Segunda
Guerra Mundial, enviando al Escuadrón 201, escuadrón aéreo integrado por 300
hombres que combatió a las fuerzas japonesas en Filipinas.

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Gobierno de Miguel Alemán Valdés (1946-1952)

Dio continuidad a la política industrial iniciada por Ávila Camacho, lo que


mantuvo el fuerte crecimiento de la economía. Durante su gestión el producto
interno bruto (PIB) creció a un ritmo de 5.7% anual, se dio un gran impulso al sector
energético y petrolero, a la industria manufacturera y de la construcción. Se
concretaron grandes obras de infraestructura como el auditorio nacional y el
aeropuerto internacional de la ciudad de México. Se construyó Ciudad Universitaria,
sede de la UNAM, y el Instituto Politécnico Nacional, la Escuela Nacional de
Maestros, la Escuela Naval en Veracruz y la Escuela de Aviación Militar en Jalisco.

Para responder a las crecientes demandas de vivienda, se comenzaron a


construir grandes conjuntos habitacionales y edificios multifamiliares, sobre todo en
la ciudad de México.

También se impulsó la construcción de caminos, escuelas y obras portuarias.


Hablando de esto último, el presidente alemán dio un fuerte impulso al turismo y
consolidó al puerto de Acapulco como el principal atractivo turístico del país.
Fortaleció la infraestructura para la cultura y las artes. Durante su administración se
crearon el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Instituto Nacional Indigenista. En
un acto de eminente justicia, alemán impulsó una reforma al artículo 115
constitucional para reconocer el derecho del voto a la mujer, aunque sólo aplicó
para elecciones municipales. Sin embargo, se había dado un paso muy importante
en el reconocimiento de este derecho fundamental al sector social de mayor
crecimiento en el país, las mujeres. Finalmente, durante su sexenio se concretó la
constitución del Estado de Baja California Norte, para integrarlo al mapa político y
territorial del país.

Gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958)

Siendo ésta una etapa de estabilidad, impulsando una política de austeridad


y de ética en el servicio público.

A partir de mayo de 1954 inicia la década conocida como “desarrollo


estabilizador”.

117
En términos generales, este modelo buscó mantener indicadores manejables
en cuanto a la inflación, el déficit en la balanza comercial, posibles devaluaciones y
un seguimiento estricto a otras variables.

Para estabilizar el nivel de la balanza comercial, en 1954 tomó la decisión de


devaluar el peso frente al dólar, pasando de $8.65 a $12.50 pesos por dólar, paridad
que se mantuvo durante 22 años.

Por otra parte, se ampliaron los créditos al sector privado, se otorgaron


mayores facilidades para atraer capitales extranjeros y se dio un mayor impulso a
la producción de bienes y servicios, con la finalidad de generar más empleos. En
materia energética se propuso mejorar la eficiencia en la explotación del petróleo y
producir algunos derivados del petróleo que anteriormente se importaban. Para
esto, impulsó la instalación de las refinerías de Azcapotzalco y Ciudad Pemex, se
construyeron plantas auxiliares y se tendieron redes de almacenamiento y
distribución para el consumo doméstico. Con estas acciones, se aumentó casi 50%
la producción petrolera al final del sexenio.

Por primera vez después de varios años, se adoptó una política de control de
precios a productos de la canasta básica, en beneficio de los sectores más
vulnerables.

Completando lo iniciado por el presidente alemán, Ruiz Cortines concretó


una de las acciones de gobierno de mayor trascendencia para la vida democrática
del país, al reformar el artículo 34 de la Constitución, reconociendo finalmente a las
mujeres, en 1953, su derecho al voto.

También dio continuidad a las políticas de construcción de desarrollos


habitacionales, por lo que constituyó el Instituto Nacional de la Vivienda. En el
ámbito internacional, Ruiz Cortines manejó una postura de neutralidad frente a la
denominada Guerra Fría, que fue la pugna política, ideológica, comercial y militar
que encabezaron la Unión Soviética y Estados Unidos concluida la Segunda Guerra
Mundial, básicamente para imponer su hegemonía en el planeta.

118
Gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964)

El presidente López Mateos se propuso alcanzar dos objetivos concretos en


su gobierno: eliminar cualquier intento de desestabilización social y continuar con la
política de desarrollo estabilizador, que estaba sujeta a la primera condición.

La sociedad mexicana evolucionó más rápido que el régimen y el modelo


económico creó una clase media que no encontró representación política en el
sistema corporativo de la Revolución.

Las jornadas de ferrocarrileros, de los médicos y maestros de 1958-1959,


fueron producto de un sistema político que no ofrecía respuestas plenas a las
demandas sociales.

En materia política, promulgó en 1963 una reforma a la Constitución en sus


artículos 54 y 63 para garantizar al menos cinco espacios en la Cámara de
Diputados a los partidos de oposición que obtuvieran más de 2.5% de la votación
total. De esta manera apareció por primera vez en la ley electoral la figura de la
“representación proporcional” o los denominados diputados de partido. En 1960
nacionalizó la industria eléctrica, adquiriendo el Estado mexicano la mayoría de las
acciones de las empresas generadoras de energía, que anteriormente estaban
administradas por empresas extranjeras.

Después de amplias negociaciones con varios presidentes norteamericanos,


el Presidente López Mateos logró la reintegración al territorio nacional de la franja
fronteriza conocida como El Chamizal por parte de Estados Unidos, territorio que se
había perdido por un cambio en el curso del río Bravo.

En materia de política internacional, López Mateos actuó pragmáticamente,


generando acercamientos y acuerdos con Estados Unidos para obtener ciertos
beneficios como la reintegración de El Chamizal al territorio nacional, pero por otro
lado se negó a votar en contra de aplicar sanciones a Cuba como lo pedían los
Estados Unidos y más aún, se negó a excluir a Cuba de organismos internacionales
como la OEA (Organización de Estados Americanos). Esto le permitió al país

119
adquirir una posición de nación comprometida con la paz mundial y reafirmar la tesis
de la libre autodeterminación de los pueblos.

Como parte de las políticas conciliadoras, creó en 1959 el Instituto de


Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), como
instrumento para brindar atención médica, seguimiento a pensiones y jubilaciones
y otros servicios en beneficio de la burocracia del país. Continuando con políticas
de acercamiento a las clases trabajadoras, estableció mediante reformas
constitucionales la figura del reparto de utilidades y el aguinaldo, como prestaciones
sociales fundamentales. En el aspecto educativo, creó la Comisión nacional de
libros de texto gratuitos (Conaliteg), herramienta de igualdad educativa que
distribuyó millones de ejemplares para abastecer la demanda nacional y
homogeneizar los criterios de enseñanza.

Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970)

La presidencia de Gustavo Díaz Ordaz marcó el fin de la etapa de crecimiento


y desarrollo del país, pero también ha quedado marcado por la utilización de la
fuerza del Estado ante distintas manifestaciones sociales.

A finales de la década de 1970, las generaciones jóvenes, formadas en


instituciones de educación superior como la UNAM, el Politécnico y otras
universidades públicas, comenzaron a demandar mejores condiciones de vida
teniendo mayores libertades sociales y políticas; demandas que el régimen de Díaz
Ordaz no supo o no pudo canalizar adecuadamente, lo que provocó el inicio del fin
de una etapa.

Por otra parte, en este gobierno, se inició la construcción del Sistema de


Transporte Colectivo (Metro) de la ciudad de México que hoy desplaza diariamente
a millones de mexicanos.

También promulgó la Ley Federal del Trabajo, el 1 de mayo de 1970, dando


continuidad a las reformas iniciadas por Adolfo López Mateos para incluir criterios y
prestaciones sociales como indemnizaciones y despidos, riesgos en el trabajo,
salarios justos, etc.

120
En materia de política internacional, firmó el Tratado de Tlatelolco,
documento en el que México se sumaba al rechazo por el uso de armas nucleares
en América Latina.

Impulsó una reforma que hasta nuestros días sigue vigente, al establecer
constitucionalmente la edad de 18 años para adquirir la mayoría de edad y con ella
derechos y obligaciones, principalmente el derecho al voto. Pese a la creciente
inconformidad social y el agotamiento del modelo estabilizador, el país fue sede los
Juegos Olímpicos, en 1968, y el Campeonato Mundial de fútbol en 1970. Para
subsidiar los juegos olímpicos se creó un impuesto a la tenencia vehicular, que
después de casi 40 años, afortunadamente ha dejado de aplicarse en varios estados
del país. Las mayores críticas e inconformidades hacia el régimen de Díaz Ordaz
provinieron de la clase media, que a lo largo de esta etapa se fue fortaleciendo.
Fueron los jóvenes quienes protagonizarían movimientos de protesta y levantarían
la voz para opinar sobre diversos asuntos del país. A pesar de algunos avances, la
gestión de Díaz Ordaz es recordada por los acontecimientos del movimiento
estudiantil de 1968, en el que cientos de jóvenes perdieron la vida en la Plaza de
las Tres Culturas de Tlatelolco. Este suceso no sólo marcaría el fin de la etapa de
crecimiento y desarrollo del país sino también el principio del desgaste de un
régimen político que institucionalizó al país con base en un régimen corporativo. No
obstante, el régimen no abrió espacios políticos ni de representación de la clase
media que se creó como resultado de la industrialización del país. La sociedad
avanzó más que el régimen de gobierno.

Gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976)

Cuando Luis Echeverría llego al poder en 1970, el ambiente y social político


era muy tenso. Su gobierno recibió desde un principio fuertes críticas como
consecuencia de los trágicos acontecimientos del 2 de octubre de 1968, ya que
ocupaba el cargo de secretario de Gobernación en el sexenio de Díaz Ordaz. A
partir de 1968, el régimen comenzó a manifestar debilidades y fallas. El sistema
entró en crisis, perdiendo rápidamente la legitimidad y estabilidad económica
alcanzada en los años anteriores.

121
Para enfrentar ese escenario, Luis Echeverría se propuso tener un
acercamiento con los sectores sociales más afectados. Empleó el lema “arriba y
adelante”, para mostrar su disposición a cambiar las cosas, reconociendo la difícil
situación política y económica en que se encontraba el país e invitando a los
mexicanos a redoblar esfuerzos.

Para demostrar que su actitud reconciliadora era cierta, incrementó durante


su gobierno en más de 1500% el presupuesto de la UNAM, aumentó los puestos en
el gobierno (burocracia) pasando de 600 mil trabajadores en 1972 a más de 2.2
millones de trabajadores del Estado en 1976.

Echó a andar una política populista interna y en el exterior aumentó su


presencia y activismo en foros internacionales, amplió las relaciones con otros
países, mostró pluralidad ideológica y lideró a los países denominados del Tercer
Mundo. En 1973 promulgó una reforma electoral donde se oficializaba el uso de la
credencial de elector y se alentaba la formación de nuevos partidos políticos,
predominando los de ideología de izquierda.

A pesar de las buenas intenciones en el discurso, el 10 de junio de 1971 hubo


otra manifestación estudiantil en la ciudad de México que fue reprimida.

Echeverría negó cualquier nexo con ese grupo y exigió la renuncia al regente
de la ciudad de México, Alfonso Martínez Domínguez, y al director de la policía,
Rogelio Flores. Al final no hubo castigo para los responsables.

En materia de política económica, hubo un exceso en el gasto público sin


contrapartida en un aumento en los ingresos para financiarla, lo que provocó un
importante incremento de la inflación. Al final de la administración había fuertes
inconformidades tanto en el sector obrero como en el sector empresarial. A partir de
1973 el incremento en la deuda externa —que pasó de 6 mil millones de dólares en
el gobierno de Díaz Ordaz a 20 mil millones de dólares— y la disminución de la
inversión privada se tradujeron en un incremento importante del déficit público. La
suma de todos estos factores provocó una grave crisis económica en 1976, que se

122
reflejó en una fuerte devaluación del peso frente al dólar de más de 50%. A partir
de 1976 se hicieron recurrentes las crisis económicas y al finalizar cada sexenio.

Gobierno de José López Portillo (1976 - 1982)

La presidencia de José López Portillo estuvo llena de contrastes, por un lado,


se anunció a la nación que se iba a “administrar la abundancia” y por otro, el
presidente terminó pidiendo perdón al pueblo de México por la peor crisis económica
vivida hasta ese momento.

Después de la crisis heredada por Luis Echeverría, López Portillo centró sus
esfuerzos en la explotación de hidrocarburos, solicitando préstamos a la banca
mundial para explorar nuevos yacimientos y mejorar la infraestructura de Petróleos
Mexicanos.

Gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado (1982 - 1988)

El presidente Miguel de la Madrid asumió el poder en uno de los peores


momentos del país, ya que éste se encontraba sumido en una profunda crisis
económica. Para resolver esta difícil situación, incorporó a su gabinete a una nueva
generación de funcionarios públicos, La llegada al poder de este grupo provocaría
fuertes movimientos al interior del grupo gobernante y comenzaría a generar una
nueva visión del proyecto revolucionario.

Destacan en este periodo, la creación de un sistema de planeación


democrática del desarrollo, un fuerte impulso a la apertura comercial, la
desregulación, la descentralización y la privatización de algunas empresas
estatales, en contraste con lo realizado por los gobiernos anteriores, que habían
provocado que el Estado absorbiera demasiadas atribuciones, haciéndolo obeso. A
lo largo de su sexenio se redujo de 1155 a 413 el número de empresas
paraestatales, es decir, administradas y pagadas por el Estado. Puso en marcha
una política de responsabilidad compartida, conocida como los Pactos de
Crecimiento Económico, que consistían en suscribir acuerdos entre el gobierno
federal y los sectores sociales y productivos del país para comprometerse
públicamente a no aumentar los precios de los productos de la canasta básica,

123
mientras el gobierno subsidiaba buena parte de los costos. Esto trajo como
consecuencia cierta estabilidad, pues hubo productos que de la noche a la mañana
cambiaban de precio de acuerdo con la inflación, que llegó a cifras de 4,000%.
Rompiendo los paradigmas de una economía cerrada, que prevaleció en México
durante muchos años, en enero de 1986, nuestro país suscribió el Acuerdo General
sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), antecedente de la
creación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Además, renegoció
la deuda externa y aplicó en su gobierno una política de austeridad en el gasto
público. Conjuntamente, echó a andar en el país una campaña conocida como “la
renovación moral de la sociedad”, para diferenciarse de los gobiernos anteriores y
demostrar que iba en serio su lucha contra la corrupción. Encarceló a algunos
funcionarios identificados con la impunidad y corrupción durante el sexenio de José
López Portillo.

El aparente éxito en las políticas económicas de Miguel de la Madrid


contrastó con la lentitud para atender al desastre causado por el terremoto que
afectó severamente varias regiones del país y la Ciudad de México el 19 de
septiembre de 1985. Esta desgracia despertó la solidaridad de los mexicanos.
Algunos autores sostienen que este terremoto contribuyó al surgimiento de una
nueva sociedad organizada para participar en la resolución de asuntos de orden
público. La sociedad dejó de esperar respuestas del gobierno y construyó sus
propias soluciones. Para finales del sexenio, la economía entró nuevamente en
crisis, el peso sufrió una nueva devaluación, ahora de 55% y la inflación alcanzaba
tasas de 160%, afectando gravemente la economía familiar.

Gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988 - 1994)

El agotamiento de un modelo de crecimiento, su impacto en las condiciones


de vida de la población y la creciente inconformidad social propiciaron el surgimiento
de una oposición política nunca antes vista en el país. Para las elecciones de 1988
contendieron tres grandes fuerzas políticas: el partido gobernante (PRI) que postuló
como candidato a Carlos Salinas de Gortari, el Frente Democrático Nacional (FDN),
una suma de partidos de izquierda junto con una corriente crítica al interior del PRI,

124
que postuló a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el PAN, que contendió con
Manuel J. Clouthier.

Después de la “caída” del sistema de cómputo electoral se anunció el triunfo


de Carlos Salinas de Gortari con 50.4% de los votos. Este resultado fue
cuestionado, por lo que Salinas asumió el poder en un ambiente de poca legitimidad.

Adicionalmente, instrumentó importantes reformas a la Constitución en varios


frentes. A nivel constitucional a los artículos 3, 5, 27 y 130 con un impacto en la
educación secundaria porque a partir de este momento se hizo obligatoria; se abrió
la posibilidad de privatizar los ejidos y capitalizar el campo mexicano, así como
restablecer, después de muchos años, las relaciones con las iglesias.

En materia económica, Salinas actuó en dos frentes: en 1987 promovió al


interior del país un Pacto de Solidaridad Económica (PSE) a la manera de su
antecesor Miguel de la Madrid, donde involucró a las principales fuerzas
económicas. En el ámbito externo, renegoció la deuda abriendo espacios para un
mayor crecimiento económico e impulsó fuertemente la apertura comercial.

Para 1991 ya negociaba la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con


los Estados Unidos y Canadá. En 1992, el TLC fue firmado por los presidentes de
México, Estados Unidos y el primer ministro de Canadá, entrando en vigor en estos
países el 1 de enero de 1994.

El presidente Salinas impulsó “El Liberalismo Social”, promoviendo el


adelgazamiento de la estructura del Estado, la privatización de empresas estatales
y la propia banca comercial, que López Portillo había nacionalizado en 1982.

Así, el gobierno se deshizo de aerolíneas, tiendas populares, compañías


mineras y siderúrgicas, de Teléfonos de México y la televisión abierta, dejándolos
en manos del capital privado.

125
Gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994 - 2000)

Luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo asumió la


candidatura del PRI a la presidencia de la República y se convirtió en el último
Presidente de México del siglo XX emanado del partido oficial. En el año 2000
entregó la banda presidencial a un político emanado de la oposición: Vicente Fox
Quesada.

Recién llegado a la presidencia, Zedillo tuvo que enfrentar una nueva crisis
financiera, de enormes magnitudes. Entre las consecuencias más

Significativas estuvo la devaluación del peso en un 40% y se llevó a cabo un


rescate multimillonario a los bancos, mejor conocido como Fobaproa (Fondo
Bancario de Protección al Ahorro).

Como parte del rescate, el gobierno adquirió la deuda bancaria, consistente


en ese momento en 552 mil millones de dólares, lo que representaba 40% del PIB
del año 1997, casi dos terceras partes del presupuesto a ejercerse en 1998 y el
doble de la deuda pública interna del país. Esta situación afectó a miles de
empresas y familias que vieron afectado su patrimonio de la noche a la mañana.

Gracias al respaldo de instituciones financieras internacionales y el gobierno


de Estados Unidos, y a la aplicación estricta de medidas financieras, Zedillo pudo
iniciar la recuperación de la economía del país. Al finalizar su sexenio, los altos
precios del petróleo aceleraron dicha recuperación, aumentaron los empleos y la
economía creció a niveles más elevados.

El gobierno de Zedillo no estuvo exento de hechos violentos. En 1995,


policías estatales de Guerrero asesinaron a 17 campesinos pertenecientes a la
comunidad de Aguas Blancas, del municipio de Coyuca de Benítez y en 1997, se
vivió una masacre en la comunidad de Acteal, perteneciente a la región de los Altos
de Chiapas, donde murieron 45 personas.

En materia política, Zedillo continuó la etapa de apertura y democratización


del país. En 1997, la primera vez que los capitalinos eligieron su gobierno, reconoció

126
el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas, quien se convirtió en el primer jefe de Gobierno
del Distrito Federal, proveniente de las filas del PRD.

En ese mismo año el PRI perdió por primera vez la mayoría en la Cámara de
Diputados, lo que significó un avance en el equilibrio de poderes. La oposición en
voz del PAN contestó, por primera vez en la historia, un informe presidencial.

Gobierno de Vicente Fox Quesada (2000 - 2006)

Vicente Fox era un empresario que a finales de la década de 1980 se


incorporó a la actividad política. Fue diputado federal por el estado de Guanajuato
en 1988 y gobernador de ese mismo estado en 1995.

Inició su campaña presidencial con un año de anticipación y fue postulado


por la coalición PANPVEM en la denominada Alianza por el Cambio, venciendo en
las urnas - con 42.5% de los votos.

Por primera vez en cuatro sexenios, no hubo devaluación ni crisis económica


con el cambio de gobierno.

Fox integró a su gabinete a personajes cercanos a la sociedad, aunque la


falta de experiencia en el servicio público tuvo impacto en el desempeño del
gobierno

En su gobierno se manejaron adecuadamente los indicadores económicos


pero los efectos causados por los atentados terroristas a las Torres Gemelas de
Nueva York, el 11 de septiembre de 2001 afectaron la agenda México-Estados
Unidos y la economía nacional. Estos atentados también postergaron las
negociaciones para una posible reforma migratoria que hasta la fecha no ha
sucedido.

A pesar de haber llegado al poder con una gran popularidad y aceptación,


Vicente Fox no contó a lo largo de su sexenio con la mayoría legislativa necesaria
para aprobar los cambios que el país demandaba.

127
La falta de acuerdo entre los partidos políticos, impidió aprobar reformas
estructurales como la energética, laboral y fiscal, frustrando en parte las altas
expectativas de cambio generadas por la alternancia en el poder.

Durante esta administración, se fortaleció la división de poderes y el libre


ejercicio de la crítica a través de los medios de comunicación.

Se creó el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI). En 2001 se


transformó la Policía Judicial Federal en la Agencia Federal de Investigación (AFI),
como una instancia especializada en combatir el secuestro, el crimen organizado y
el narcotráfico.

En cuanto a la política social, se modificaron las reglas de operación y se


ampliaron los recursos para Programas como Oportunidades, programas de apoyo
a adultos mayores, becas escolares y se arrancó el Seguro Popular, para brindar
acceso gratuito a los servicios de salud a todos los mexicanos que no cuentan con
seguridad social.

Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006 - 2012)

Felipe Calderón llegó al poder con una diferencia de 0.58% de los votos respecto a
su opositor más cercano, quien organizó manifestaciones y cierre de calles durante
semanas, argumentando un fraude electoral.

Aunque su campaña se enfocó en el aspecto económico y se propuso a los


electores como el “presidente del empleo”, aunque esta meta no fue alcanzada.

Una de sus primeras acciones de gobierno se centró en el combate al crimen


organizado, siendo Michoacán el lugar de inicio de esa estrategia.

De acuerdo con cifras proporcionadas por la Procuraduría General de la República,


hasta enero de 2012 habían muerto más de 47 mil personas vinculadas a hechos
violentos en el país. Esta estrategia fue muy cuestionada y recibió críticas.

Mantuvo un buen manejo de los indicadores económicos, aunque no pudo cumplir


con las expectativas de crecimiento y generación de empleos, en alguna medida
debido a factores económicos externos como la crisis inmobiliaria en Estados

128
Unidos y la recesión económica mundial que en 2009 golpeó fuertemente al país.
Se vivió una contingencia sanitaria producto de la influenza AH1N1.

Aunque no se cumplió con la meta del empleo, la economía creció a una tasa anual
promedio de 2.5% a lo largo de los seis años de gobierno, con una inflación
controlada, reservas internacionales elevadas y un reducido endeudamiento
público.

Enrique Peña Nieto (2012- 2018)

La firma del Pacto por México se dio el 2 de diciembre de 2012, un día


después de la toma de protesta de Peña Nieto como presidente, resultado de las
negociaciones del equipo de transición del mandatario con el objetivo de lograr
acuerdos con base en cinco grandes ejes: 1. Sociedad de Derechos y Libertades.
2. Crecimiento Económico, Empleo y Competitividad. 3. Seguridad y Justicia. 4.
Transparencia, Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción. 5. Gobernabilidad
Democrática

Gracias al Pacto por México, el gobierno federal de Enrique Peña Nieto pudo
impulsar una serie de reformas estructurales que servirían de base para la
transformación de México. La Reforma Educativa fue la primera en ser propuesta
en diciembre de 2012, y con ella se instauró un cambio en el modelo educativo de
México que ocasionó la revuelta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de
la Educación (CNTE).

De igual forma, se encuentra la Reforma en Telecomunicaciones con la que


se buscó la creación de dos canales de televisión abierta, ley con la cual
actualmente está en operación Imagen Televisión en la señal 3.1. Con la Reforma
Político-Electoral, se aprobaron distintas propuestas como la creación del Instituto
Nacional Electoral (INE) para sustituir al Instituto Federal Electoral (IFE) y la
aprobación de reelección de legisladores federales, diputados locales y alcaldes, la
cual entrará en vigor en el 2018.

Una de las iniciativas más polémicas de la administración Peña Nieto es la


Reforma Energética, con la cual las paraestatales Petróleos Mexicanos (Pemex) y

129
la Comisión Federal de Electricidad (CFE) podrán asignaciones a empresas
particulares contratos para la exploración y explotación de los hidrocarburos. Con
esta reforma se permite por primera vez desde 1936 la intervención extranjera para
la industria energética en el país, razón por la que diversos sectores políticos y
sociales se han manifestado contra la Reforma Energética.

En materia de seguridad, Enrique Peña Nieto impulsó la creación de la


Gendarmería Nacional, un cuerpo policiaco militarizado para poder devolver los
militares a los cuarteles. Igualmente se desapareció la Secretaría de Seguridad
Pública, cuyas funciones se sumaron al Consejo Nacional de Seguridad Pública
dentro de la Secretaría de Gobernación (SEGOB).

Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el narcotraficante Joaquín


Guzmán Loera, alias El Chapo, fue capturado el 22 de febrero de 2014 tras más de
12 años de estar prófugo de la justicia. No obstante, el 11 de julio de 2015, El Chapo
Guzmán se fugaría una vez más para ser atrapado otra vez el 8 de enero de 2016.
El Gobierno Federal aceptó extraditarlo a Estados Unidos, cuyo traslado se llevó a
cabo el 19 de enero de 2017.

Como en cualquier gobierno, Enrique Peña Nieto como Presidente de la


República se ha tenido que enfrentar a problemas que han puesto en duda su
credibilidad como mandatario. La controversia más sonada de su administración es
el Caso Iguala por la desaparición de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa la
noche del 26 de septiembre de 2014. A la fecha, el paradero de los 43 estudiantes
es desconocido, aunque al menos se han podido identificar los restos de dos
alumnos a lo largo de la investigación.

Recientemente, el presidente Enrique Peña Nieto ha tenido roces con el


actual mandatario estadounidense, Donald Trump, debido a la política migratoria
del vecino del norte y su intención de la construcción de un muro fronterizo que
divida a las naciones, además de la intención del empresario para renegociar el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el cual data del 1 de enero de
1994.

130
Actividad de aprendizaje 1: El régimen constitucional de E.U.A.

Lleve a cabo las lecturas sugerida para esta actividad y elabore un cuadro sinóptico
donde exponga los temas y sub temas relacionados con el régimen
constitucional de Estados Unidos de América expresados a continuación:

• Sistema Político.

• Régimen Constitucional.

• Antecedentes.

Bibliografía básica

Soto Flores, Armando. “Sistema Constitucional y Político de los Estados Unidos


de América.” En Sistemas Constitucionales y políticos Contemporáneos. México
Porrúa. 2009. Pp.1--49.

Actividad de aprendizaje 2: El régimen constitucional de Inglaterra

Realice la lectura sugerida para esta actividad y elabore un cuadro sinóptico


donde exponga los temas y sub temas relacionados con el régimen
constitucional de Inglaterra expresado a continuación:

• Sistema Político.
• Régimen Constitucional.
• Antecedentes.

Bibliografía básica

Soto Flores, Armando. “Sistema constitucional y político de Gran Bretaña e


Irlanda del Norte”. En Sistemas Constitucionales y políticos Contemporáneos.
México: Porrúa. 2009. Pp. 153--215.

Actividad de aprendizaje 3: La relación Estado--Iglesia

Realice las lecturas sugeridas para esta actividad y elabore un resumen, donde
explique la relación Estado-Iglesia. Se sugiere que la extensión mínima del resumen
sea de cuatro cuartillas y la máxima de seis.

131
Bibliografía básica

Burgoa Orihuela, Ignacio. Capitulo décimo primero “El Estado y la Iglesia”. En


Derecho Constitucional Mexicano. México: Porrúa. 20ª ed. 2010. Pp. 969-
-1040.

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2016, artículos 24


27 fracciones I y II, y 130.

Actividad de aprendizaje 4: Antecedentes del Derecho Mexicano

Elabore una línea del tiempo en donde aporte todos los antecedentes con relación
al derecho constitucional iniciando desde el periodo de la revolución mexicana,
Deberá puntualizar; la fecha, el lugar y el año de cada aportación, finalizando hasta
el presente sexenio.

132
UNIDAD 3: EL ESTADO CONSTITUCIONAL

Objetivo de la Unidad de Trabajo: Identificar la conformación del Estado mediante


el análisis de doctrina, marco jurídico constitucional y jurisprudencia para precisar
la estructura político-jurídica del Estado mexicano.

3.1 Formas de Estado y de Gobierno

Objetivo Temático: Identificar las formas de Estado y Gobierno a través del estudio
doctrinal para distinguirlos.

Formas de Estado

En las formas de Estado simple un sólo Estado ejercita la soberanía sin la


intromisión de otros poderes ajenos. En la forma de Estado compuesto existe la
participación de otros estados más pequeños (normalmente llamados entidades
federativas) por lo que puede decirse que se trata de un Estado de estados.

En la forma del Estado compuesto, el Estado unitario está denominado por


una soberanía genérica y por órganos de proyección nacional; y es aquel que
corresponde a la forma centralizada tanto en lo político como en lo administrativo.
En esta forma, las partes carecen de soberanía, pero tienen autonomía.

Existen dos formas de Estado complejas: la confederación y la federación.

La confederación se forma o integra con una serie determinada de estados


soberanos que no pierden tal cualidad al incorporarse a la forma de entidad superior
a la que sólo delegan ciertas y limitadas facultades.

El Estado federal se caracteriza por una forma descentralizada especial y de


grado más elevado que el de la confederación. Se integra por otros estados o
entidades federativas que tienen autonomía constitucional y forman parte de la
integración de la voluntad nacional.

El Estado es federal cuando concurren un organismo general denominado


federación y varios organismos más pequeños llamados entidades federativas o

133
estados, los cuales asumen esferas parciales de competencia y tienen además su
propia organización política.

El Estado mexicano ofrece los rasgos generales de un Estado Federal cuyas


características principales son las siguientes:

• Un orden jurídico integral que regula, al mismo tiempo, a la federación y a los


estados miembros.
• La subordinación a un pacto general que define las atribuciones de los
órganos federales y la posición jurídico-constitucional de los estados
miembros, que para su régimen interior adoptan la forma republicana,
democrática y popular. Ésta tiene como fundamento de su división territorial
al municipio libre, subordinado a las bases que señala el artículo 115
Constitucional.

Formas de Gobierno

La forma de gobierno es la configuración del ejercicio y la organización del


poder político según una interpretación ideológica en su estructura social

Tradicionalmente y de acuerdo con Aristóteles, las formas de gobierno se


clasifican en puras e impuras, estas últimas se presentan cuando las primeras
degeneran o se corrompen:

Forma Pura Forma Impura


Monarquía Tiranía
Democracia Demagogia
Aristocracia Oligarquía

El punto de partida para hacer esta clasificación es el número de personas


que ejercen el poder. En la monarquía se trata de una sola persona, en la
aristocracia es un grupo selecto y reducido de personas quienes lo hacen, mientras
que en la democracia es el pueblo quien ejerce el poder.

134
No es ésta la única clasificación, algunos autores señalan las formas mixtas
de gobierno, de las cuales Polibio es el creador. Un ejemplo lo constituye el modelo
romano en el que el poder se dividía entre el pueblo y el monarca o bien entre una
aristocracia y el pueblo, en un proceso de cambios políticos en el que se pasaba de
la monarquía a la tiranía o de la tiranía a la democracia y después a la monarquía.
Estas formas mixtas estaban representadas por el consulado, el senado y los
comicios.

Montesquieu introduce ciertas reformas a la clasificación aristotélica y


distingue tres formas de gobierno: la monarquía, el despotismo y la república. Afirma
que el gobierno republicano es aquel en el que el pueblo, en cuerpo o sólo parte de
él, ejerce la potestad. El gobierno monárquico es aquel en que una sola persona
ejercita el poder, pero con arreglo a las leyes fijas y establecidas. Por último, en el
gobierno despótico una sola persona sin ley ni regla lo dirige todo a su voluntad y
capricho. De las formas anteriores han perdurado las dos primeras que revisten
modalidades diversas de acuerdo con los diferentes procesos políticos o las propias
tradiciones.

La monarquía presenta, como característica principal, la de ser hereditaria,


tradicional y conservadora de clases privilegiadas; en algunos casos se apoya en la
divinidad para justificar su ejercicio y asegurar su estabilidad o permanencia.
Existen monarquías absolutas y monarquías constitucionales. Las primeras se
caracterizan porque en ellas una sola persona ejerce el poder: el monarca es el
titular de la soberanía y la ejerce en nombre propio. Por lo que hace a las
monarquías constitucionales son el resultado de las luchas populares a través de
las cuales se ha buscado –y en un buen número de casos se ha logrado–
subordinar la acción del monarca a un orden jurídico determinado (monarquía
parlamentaria como en el caso de Inglaterra). El monarca únicamente desempeña
el papel de símbolo de unidad nacional pero sin el ejercicio efectivo del poder.
El primer ministro es quien gobierna y se elige mediante votaciones en las Cámaras.

Por lo que toca a la república, es una forma de gobierno popular, cuyo titular
o el jefe del ejecutivo es elegido por el pueblo. Los orígenes más remotos de la

135
república se encuentran en Roma y prosiguen a las ciudades italianas en la Edad
Media. Esta forma de gobierno es de origen electivo y popular; el ejercicio del
poder es limitado y mantiene un régimen de responsabilidades políticas de las
que con frecuencia hay exclusiones. De acuerdo con diversos puntos de
vista, la República puede ser aristocrática, cuando el gobierno es ejercido por
un grupo reducido y selecto de personas y en su propio beneficio; esta figura
es similar a la oligarquía.

La República es presidencial cuando existe la división de poderes y los


órganos públicos ejercen sus facultades con independencia y moderada
colaboración pero con preeminencia del Ejecutivo. Finalmente es
parlamentaria cuando el órgano ejecutivo hace las veces de moderador,
dependiendo de la acción política o gubernamental del parlamento que es
quien tiene la dirección política del Estado.

Conforme a la Constitución mexicana, la forma de gobierno es la


República del tipo federal y democrática porque el pueblo es el titular de la
soberanía, también es representativa porque se elige a los gobernantes a través del
sufragio universal. Desde 1814, con la constitución de Apatzingán, sólo en dos
ocasiones se ha cambiado en México esta forma de gobierno; concretamente
durante los gobiernos de Iturbide y Maximiliano, empero, a partir de 1824 se instaura
la República Federal.

3.2 Elementos del Estado

Objetivo Temático: Distinguir los elementos estatales mediante las aportaciones


doctrinales para caracterizarlos.

3.2.1 Población

La población o elemento humano del Estado puede ser definida como: "el
conjunto de seres humanos que habitan en un territorio" o igualmente "el pueblo del
estado son los individuos cuya conducta se encuentra regulada por el orden jurídico
nacional: Trátese del ámbito personal de validez de dicho orden" El elemento
humano del Estado Mexicano se encuentra integrado por nacionales (personas
136
físicas y morales), extranjeros (personas físicas y morales) y ciudadanos. La
nacionalidad mexicana es el vínculo jurídico y político que une a un mexicano con
el Estado Mexicano.

Otro concepto nos menciona que, la población es un grupo humano que


reside en un cierto espacio físico, guardando con éste una relación también de
carácter físico. Es, en otras palabras, un conjunto de habitantes que se asienta
sobre un territorio determinado, vinculados por hechos de convivencia. La población
adquiere la calidad de comunidad cuando están presentes elementos comunes de
carácter histórico, religioso económico. El pueblo es la sustancia humana del
Estado.

3.2.2 Territorio

El territorio es el segundo de los elementos que integran el Estado mexicano.


EL territorio como elemento geográfico del Estado es el espacio terrestre, aéreo y
marítimo sobre el cual el ente estatal ejerce su poder. La teoría jurídica considera al
territorio, en su categoría de elemento del Estado, como el ámbito espacial de la
validez del orden jurídico.

El territorio comprende, jurídicamente, un espacio tridimensional incluyendo


el espacio situado arriba y abajo del plano terrestre, además de éste. Hacia abajo,
se supone que el ámbito territorial espacial adopta la forma de un cono cuyo vértice
se encuentra en el centro de la tierra. Hacia arriba se ha reconocido la soberanía de
cada Estado sobre el espacio aéreo correspondiente a su superficie terrestre; la
penetración de la estratosfera empieza a proponer serios problemas respecto del
dominio de los Estados más allá de la atmosfera, especialmente más allá de la
región de la atracción de la tierra.

La Constitución describe al territorio nacional del modo siguiente (artículo 42):

I. El de las partes integrantes de la Federación;


II. El de las islas, incluyendo los arrecifes y cayos en los mares
adyacentes;

137
III. El de las islas de Guadalupe y las de Revillagigedo situadas en el
Océano Pacífico;
IV. La plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas, cayos
y arrecifes;
V. Las aguas de los mares territoriales en la extensión y términos que fija
el Derecho Internacional y las marítimas interiores;
VI. El espacio situado sobre el territorio nacional, con la extensión y
modalidades que establezca el propio Derecho Internacional.

3.2.3 Gobierno

El gobierno, por último, es la organización a la que ha sido conferida, por la


nación, la facultad de representar y manifestar a la voluntad que le dirija. En el caso
de México el gobierno, por su actividad se divide en tres órganos principales, a decir,
el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El gobierno mexicano se encuentra regulado,
en principio, por la parte orgánica de la carta magna; en concreto se estatuye se
conforman los poderes en los artículos 50, 80 y 94 de la ley fundamental.

El gobierno como elemento del estado, se traduce en términos genéricos, en


la forma del ejercicio y renovación del poder político. Su idea, hace referencia a una
distribución funcional de competencias que descansa para su praxis en diversos
órganos, en virtud de que la constitución adopta la tricotomía división gubernamental
en ejecutiva, legislativa y judicial, todas ellas actividades, que tiene como finalidad
la consecución del público temporal o bien común.

3.3 Poder público y división de poderes

Objetivo Temático: Identificar la conformación del poder púbico y su organización


en el Estado a través de la doctrina y de las disposiciones constitucionales para
comprender su funcionamiento y competencia.

138
3.3.1 Distribución de competencias

La división de poderes, no es solamente un principio doctrinario, logrado de


una sola vez y perpetuado inmóvil, es también considerado como una institución
política, que posee fuentes históricas.

Locke y Mostesquieu formularon la teoría moderna de la división de poderes,


estos dos últimos doctrinarios adoptaron el método de sus antecesores, mediante
este paradigma dedujeron una nueva doctrina general de las realidades
observadas, dando como resultado en su teoría un elemento nuevo, hasta entonces
la diversidad de órganos y la clasificación de funciones parecían obedecer
únicamente a la necesidad de especializar las actividades, es decir, solamente a
la división del trabajo.

A partir de Locke, este motivo para fraccionar el poder público, a partir de


esto surge como razón superior de dividir el poder, la necesidad de limitarlo, es
decir, atribuir competencias a fin de impedir un abuso de poder, según Locke: para
la fragilidad humana la tentación de abusar del poder sería muy grande, si las
mismas personas que tienen el poder de hacer las leyes tuvieran también el poder
de ejecutarlas podrían dispersarse entonces de obedecer las leyes que formulaban
y acomodar la ley a su interés privado, haciéndola y ejecutándola a la vez, y, en
consecuencia, llegar a tener un interés distinto del resto de la comunidad , contrario
al fin de la sociedad y el Estado. Mientras que Mostesquieu dice: para que no pueda
abusarse del poder, es preciso que, por disposición misma de las cosas, el poder
detenga al poder.

Ambos doctrinarios son específicos y objetivos en cada una de las teorías,


es necesario establecer una división de los poderes con el fin de llevar a cabo una
mejor estructura y organización del estado juntos con sus elementos, no se pueden
concentrar dos poderes en la misma persona o ente, porque como lo expresa Locke
no habría libertad, es decir, no existiría un buen funcionamiento, quizá solo se
tomarían como prioridades los intereses privados, perturbando al estado. Pero no
solo es necesario establecer poderes públicos, sino también darle las atribuciones
o facultades de competencias que a cada poder le pertenecen, con la finalidad de

139
distribuir a cada poder lo que le compete realizar dentro del estado, además el
trabajo en conjunto es un buen método para las soluciones de los problemas que
el estado presente.

México es una República Federal Representativa y Democrática. El principio


de división de poderes es el eje rector de nuestro sistema, en donde tanto el
gobierno federal, como los gobiernos de las entidades que la integran, están
organizados, pero la soberanía originaria del Estado reside en el pueblo, siendo que
el límite siempre está en la ley.

En nuestro país se encuentran presentes los tres poderes públicos:

1. Legislativo
2. Ejecutivo
3. Judicial

Cada uno tiene esta distribuido por competencia, dichos poderes determinan
el orden del estado, actuando de manera conjunta

3.4 Municipio

Objetivo Temático: Identificar la naturaleza jurídica del Municipio conforme a la


doctrina y a la Constitución para ubicarlo como institución jurídica.

Unidad territorial administrativa formada por los siguientes elementos:


población, cierta extensión territorial, órganos de autoridad y vecindad. El estado
mexicano adopta al municipio libre como base de su división territorial, la que a su
vez constituye la forma de descentralización regional más pequeña que existe en
nuestro país, esto en razón de que aparece como la plataforma de la organización
política y administrativa de los estados. Aunque debemos precisar, que la citada
afirmación no debe concebirse en su exacta dimensión, pues en realidad las
entidades federativas encuentran su auténtica división geográfica en su
fraccionamiento por distritos, y cuya determinación se hace en atención a
necesidades específicas de carácter fiscal y electoral.

140
El Ayuntamiento

Su titular, poseerá facultades para expedir acuerdos con las bases


normativas que deberán establecer las legislaciones de los estados, son
consideradas como cuerpos colegiados que tienen como finalidad proveer la
administración pública correcta en los municipios.

Su concepto

Es un cuerpo colegiado de elección popular directa, de acuerdo con lo que


dispone el Artículo 115 Constitucional, facultado para formular, aprobar y
administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal; participar en la
creación y administración de sus reservas territoriales; controlar y vigilar la
utilización del suelo en sus jurisdicciones territoriales; intervenir en la regulación de
la tenencia de la tierra urbana; otorgar licencias y permisos para construcciones, y
participar en la creación y administración de zonas.

Provine de la palabra junguere, junctum, que significa juntar, unir; es la unión


de dos o más individuos para formar un grupo.

3.5 Entidades federativas y Distrito Federal

Objetivo Temático: Identificar la naturaleza de la entidad federativa y del Distrito


Federal, de acuerdo a la Constitución para distinguirlos como un ámbito local de
gobierno.

Unidad delimitada territorialmente que en unión de otras entidades


conforman a una nación. En los sistemas federales las entidades pueden participar
en las actividades gubernamentales nacionales y actuar unilateralmente, con un alto
grado de autonomía, en las esferas autorizadas en la Constitución, incluso en
relación con cuestiones decisivas y, en cierta medida, en oposición a la política
nacional, ya que sus poderes son efectivamente irrevocables.

En México, se denomina entidad federativa a cada uno de los 32 estados


miembros del Estado federal. Para algunos doctrinarios la autonomía de que gozan
las entidades federativas es su característica esencial. Dicha autonomía se hace

141
patente cuando se observa que cada entidad puede elaborar su propia Constitución
y los procedimientos para su reforma. No obstante, la Constitución federal señala
los lineamientos centrales a los que debe sujetarse la entidad federativa para su
organización, la división del poder público para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo
y Judicial y su integración. Cabe recordar que la Carta Magna indica que en lo
concerniente a su régimen interior, nuestra República es representativa,
democrática y federal, compuesta por estados libres y soberanos pero unidos en
una federación.

3.6 Federación

Objetivo Temático: Identificar los poderes federales, a través del análisis de la


Constitución para distinguir sus funciones.

Una federación (del latín foedus, “pacto”) es un estado compuesto por


regiones que se autogobiernan (a las cuales también se llega a dar con frecuencia
el nombre de “estados”) unidas bajo un gobierno central (“federal”). En una
federación el estatus de autogobierno de las regiones que lo componen está
sancionado por su constitución y no puede alterarse unilateralmente por decisión
del gobierno central.

En los Estados Unidos Mexicanos, la Constitución Federal establece dod


órdenes subordinados a ella: la Federación y los Estados. Entre ellos no existe
subordinación, ya que cada uno es instancia decisoria suprema dentro de su
competencia. Los Estados se dan libremente su propis Constitución, en la que
establecen su estructura de gobierno, pero sin contravenir el pacto federal inscrito
en la Carta Magna.

En nuestro sistema jurídico existen leyes federales, leyes locales y


ordenamientos municipales. Las primeras son expedidas por el Congreso de la
Unión, las segundas son expedidas por las Legislaturas Locales. Las leyes
federales son válidas en todo el país, las locales lo son únicamente en las entidades
y los ordenamientos municipales sólo en los Municipios.

142
3.6.1 Poder Legislativo

El Poder Legislativo Federal se deposita en un Congreso de la Unión, dividido


en dos Cámaras, una de Diputados y otra de Senadores. Este poder tiene la facultad
de reformar, con la aprobación de la mayoría de las Legislaturas de los Estados, la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos para adecuarla a la
cambiante realidad social de nuestro país; además, es el encargado de elaborar y
modificar las leyes que tienen aplicación en él. Estas funciones están
encomendadas a los diputados y senadores, los cuales son electos mediante el voto
de los ciudadanos mexicanos y por el principio de representación proporcional.

En México contamos con 500 diputados y 128 senadores. Las Cámaras en


las cuales se reúnen éstos funcionan durante dos periodos de sesiones al año. En
los periodos intermedios, denominados de receso, funciona un órgano denominado
Comisión Permanente, integrado por 19 diputados y 18 senadores. Los legisladores
elaboran proyectos que les envía el presidente de la República, los que les hacen
llegar las legislaturas de los Estados, o bien, hasta los propios ciudadanos. Una vez
discutidos, y en su caso aprobados por las dos Cámaras, estos proyectos se remiten
al Ejecutivo, quien si no tuviere observaciones que hacer, los debe publicar
inmediatamente.

3.6.2 Poder Ejecutivo

El Poder Ejecutivo Federal lo ejerce el presidente de la República, quien es


elegido mediante el voto popular y se encarga, entre otras cuestiones, de promulgar
y hacer cumplir las yeyés expedidas por el Congreso de la Unión, de disponer de la
Fuerza Armada para la seguridad interior y defensa exterior de la Federación, de
dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales con la aprobación del
Senado. El presidente de la República puede nombrar secretarios para que lo
apoyen en la ejecución de las distintas leyes, en cualquiera de los campos de la
administración pública. Además, para ejecutar las disposiciones relacionadas con
la procuración de justicia, puede también, con la ratificación del Senado, nombrar al
Procurador General de la República.

143
3.6.3 Poder Judicial

Es el Poder que cuenta con las atribuciones necesarias para impartir justicia
de manera cumplida y para mantener el equilibrio entre los demás Poderes. Los
integrantes de este poder son, entre otros, los Ministros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, los Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la
Federación, los Magistrados de los Tribunales de Circuito-Colegiados y Unitarios- y
los Jueces de Distrito. Ellos son responsables, entre otras cuestiones, de interpretar
las leyes; resolver las controversias que surjan entre particulares, cuando s etrate
de asuntos de competencia federal; intervenir en las controversias que se susciten
cuando una ley o acto de autoridad viole garantías individuales, y resolver conflictos
entre autoridad. Además forma parte de este Poder el Consejo de la Judicatura
Federal que cumple con importantes funciones de carácter administrativo, de
disciplina y vigilancia y tiene bajo su responsabilidad al Instituto de la Judicatura
Federal que se preocupa de la formación de Magistrados, Jueces, Secretarios y
Actuarios.

Una de las funciones más importantes del Poder Judicial de la Federación es


proteger el orden constitucional. Para ello se vale de diversos medios, entre ellos,
el juicio de amparo, ñas controversias constitucionales, las acciones de
inconstitucionalidad y la facultad de investigación.

Actividad de aprendizaje 1: Las funciones de los tres poderes de la Federación

Lleve a cabo la lectura señalada y elabore un resumen, cuyo contenido verse sobre
las tres actividades del poder: ejecutiva, legislativa y judicial. Se sugiere que la
extensión mínima del resumen sea de tres cuartillas y la máxima de cinco.

Bibliografía básica

Arteaga Nava, Elizur, Libro Primero “La división de poderes.” En Derecho


Constitucional. México: Oxford. 3ª ed. 2012. Pp. 32--40. Fernández Ruiz, Jorge.
Primera parte capítulo tercero “Estructura y definición del poder político”. En Poder
Legislativo. México: Porrúa -UNAM. 2ª ed. 2004, Pp. 57--80.

144
Actividad de aprendizaje 2: Principios constitucionales de integración y renovación
de los poderes legislativo y ejecutivo.

Realice las lecturas sugeridas para esta actividad y elabore un mapa conceptual
cuyo contenido desarrolle los principios constitucionales para la integración y
renovación de quienes integran la función legislativa federal en México, así como
de quien ocupa el cargo de ejecutivo federal.

Bibliografía básica: Arteaga Nava, Elizur Libro primero “La división de poderes” En
Derecho Constitucional. México: Oxford. 3ª ed. 2012. Pp. 321--353.Fernández Ruiz,
Jorge Quinta parte, capítulo décimo “Elección de los miembros del poder legislativo”.
En Poder Legislativo. México: Porrúa--UNAM. 2ª ed.2004, Pp. 349--355.

145
UNIDAD 4: RÉGIMEN DE RESPONSABILIDADES DE LOS
SERVIDORES PÚBLICOS

Objetivo de la Unidad de Trabajo: Identificar el marco jurídico aplicable a las


conductas ilícitas de los servidores públicos para definir el régimen constitucional al
que están subordinados.

4.1 Consideraciones generales

Objetivo Temático: Identificar las disposiciones constitucionales para conocer el


régimen de responsabilidad de los servidores públicos.

El artículo 134 constitucional en su último párrafo establece que: los


servidores públicos serán responsables del cumplimiento de las bases, (concepto
y/o principios) que conforman dicho precepto de acuerdo con los términos que se
establecen en su título cuarto.

En este sentido, Delgadillo y Manuel Lucero Espinosa, en su Compendio de


Derecho Administrativo señalan que: del análisis del texto constitucional se
desprende que con el término servidor público se identifica a toda persona que
tenga una relación de trabajo con el Estado, sin distinción del tipo de órgano en que
se desempeñe, o del ordenamiento laboral que lo regule, toda vez que las elaciones
y las responsabilidades a que se refieren son ajenas a las del derecho laboral.

Lo dispuesto por la Constitución desde el artículo 108 al 114 indica que el


sistema de responsabilidades de los servidores públicos se conforma por cuatro
vertientes.

1. La responsabilidad política para ciertas categorías de servidores públicos de


alto rango, por la comisión de actos u omisiones, que redunden en perjuicio
de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho.

2. La responsabilidad penal para los servidores públicos que incurran en delito.

3. La responsabilidad administrativa para los que falten a la legalidad,


honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia en la función pública.

146
4. La responsabilidad civil para los servidores públicos que con su actuación
ilícita causen daños patrimoniales.

4.2 Juicio político

Objetivo Temático: Identificar al juicio político, a través del estudio de las


disposiciones constitucionales, como el medio para determinar la responsabilidad
oficial.

Procedimiento de orden constitucional que realizan las cámaras del


Congreso -la Cámara de Diputados como órgano de acusación y la Cámara de
Senadores como órgano de sentencia-, cuando los actos u omisiones de los
servidores públicos señalados por el artículo 110 de la Constitución redunden en
perjuicio de los intereses públicos fundamentales por violaciones graves a la
Constitución, a las Leyes Federales que de ella emanen, así como por el manejo
indebido de fondos y recursos federales.

La Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos especifica


como motivos de juicio: i) el ataque a las instituciones democráticas; ii) el ataque a
la forma de gobierno republicano, representativo, federal; iii) las violaciones a los
derechos humanos; iv) el ataque a la libertad de sufragio; v) la usurpación de
atribuciones; vi) cualquier infracción a la Constitución o a las leyes federales cuando
cause perjuicios graves a la Federación, a uno o varios Estados de la misma o de
la sociedad, o motive algún trastorno en el funcionamiento normal de las
instituciones; vii) las omisiones de carácter grave, en los términos de la fracción
anterior; y, viii) las violaciones sistemáticas o graves a los planes, programas y
presupuestos de la Administración Pública Federal.

Es importante señalar que cualquier ciudadano podrá formular por escrito


una denuncia contra un servidor público ante la Cámara de Diputados por las
conductas antes señaladas. El juicio político sólo podrá iniciarse durante el tiempo
en que el servidor público desempeñe su empleo, cargo o comisión, y dentro de un
año después de la conclusión de sus funciones. Las sanciones se aplicarán en un
plazo no mayor de un año, a partir de iniciado el procedimiento.

147
Si la resolución que se dicte en el juicio político es condenatoria, se
sancionará al servidor público con destitución. Podrá también imponerse
inhabilitación para el ejercicio de empleos, cargos o comisiones en el servicio
público desde un año hasta veinte años.

Podrán ser sujetos de juicio político los senadores y diputados al Congreso


de la Unión, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los
consejeros de la Judicatura Federal, los secretarios de Despacho, el Fiscal General
de la República, los magistrados de Circuito y jueces de Distrito, el consejero
Presidente, los consejeros electorales y el secretario ejecutivo del Instituto Nacional
Electoral, los magistrados del Tribunal Electoral, los integrantes de los órganos
constitucionales autónomos, los directores generales y sus equivalentes de los
organismos descentralizados, empresas de participación estatal mayoritaria,
sociedades y asociaciones asimiladas a éstas y fideicomisos públicos.

Asimismo, pueden ser sujetos los ejecutivos de las entidades federativas,


Diputados locales, Magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia Locales, en
su caso, los miembros de los Consejos de las Judicaturas Locales, así como los
miembros de los organismos a los que las Constituciones Locales les otorgue
autonomía, sólo podrán ser sujetos de juicio político por violaciones graves a la
Constitución y a las leyes federales que de ella emanen, así como por el manejo
indebido de fondos y recursos federales, pero en este caso la resolución será
únicamente declarativa y se comunicará a las Legislaturas Locales para que, en
ejercicio de sus atribuciones, procedan como corresponda.

4.3 Declaración de procedencia

Objetivo Temático: Identificar a la declaración de procedencia, mediante el estudio


de las disposiciones constitucionales, como el medio para garantizar la inmunidad
constitucional en materia penal.

Acto legislativo exclusivo de la Cámara de Diputados que tiene por objeto


remover la inmunidad procesal (fuero) de los servidores públicos que señala el
Artículo 111 de la Constitución para ponerlos a disposición de una autoridad judicial

148
a fin de que ésta los juzgue por posibles delitos cometidos durante el desempeño
de su encargo, a petición de los ciudadanos, los particulares con derecho o el
Ministerio Público. La Cámara, como órgano acusador, emite la declaración de
procedencia, pero no juzga, sólo elimina el fuero constitucional para que
posteriormente el servidor público pueda ser juzgado, en caso de que se considere
que existen elementos para suponer su probable responsabilidad.

La Ley Federal de Responsabilidades los Servidores Públicos establece que


cuando se presente denuncia o querella por particulares o requerimiento del
Ministerio Público, cumplidos los requisitos procedimentales respectivos para el
ejercicio de la acción penal, se actuará en lo pertinente de acuerdo con el
procedimiento en materia de juicio político ante la Cámara de Diputados. Para tales
efectos la Comisión Jurisdiccional, a través de la Sección Instructora, deberá rendir
su dictamen en un plazo de 70 días hábiles, salvo que fuese necesario disponer de
más tiempo, a criterio de la Sección. En este caso, se observarán las normas acerca
de ampliación de plazos para la recepción de pruebas en el procedimiento referente
al Juicio Político. Esto es, si al concluir el plazo señalado no hubiese sido posible
rendir dictamen podrá ampliarse en la medida que resulte estrictamente necesario.

La Sección Instructora practicará todas las diligencias conducentes a


establecer la existencia del delito y la probable responsabilidad del imputado, así
como la subsistencia del fuero constitucional cuya remoción se solicita. Concluida
esta averiguación, la sección dictaminará si ha lugar a proceder penalmente en
contra del inculpado. Si a juicio de la sección, la imputación fuese notoriamente
improcedente, lo hará saber de inmediato a la Cámara para que resuelva si se
continúa o desecha, sin perjuicio de reanudar el procedimiento si posteriormente
aparecen motivos que lo justifiquen. Dada cuenta del dictamen correspondiente, el
presidente de la Cámara anunciará que debe erigirse en Jurado de Procedencia al
día siguiente a la fecha en que se hubiese depositado el dictamen, haciéndolo saber
al inculpado y a su defensor, así como al denunciante, al querellante o al Ministerio
Público, en su caso. Si la Cámara declara que ha lugar a proceder contra el

149
inculpado, éste quedará inmediatamente separado de su empleo, cargo o comisión
y sujeto a la jurisdicción de los tribunales competentes.

Cabe señalar que la Declaración de Procedencia sólo se da durante el cargo


del servidor público, si concluye su periodo laboral ya no procedería.

Actividad de aprendizaje 1: La responsabilidad de los servidores públicos

Realice las lecturas sugeridas para esta actividad y elabore un resumen sobre el
procedimiento en contra de servidores públicos de los cuales se tenga conocimiento de
haber incurrido en la realización de una conducta delictiva, y, por lo tanto, ser sujetos a
proceso en la Cámara de Diputados, previa declaratoria de procedencia en materia penal.
Se sugiere que la extensión mínima del resumen sea de cinco cuartillas y la máxima de
siete.

Bibliografía básica

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículos, 108,109,


110, 111, 112, 113, 114.

Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, artículos 25-


-29, 30-- 45.

Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, 2016,
artículo 11.

Pedroza Llave Susana Thalía de. “La responsabilidad penal de los servidores
públicos. Breves notas sobre el procedimiento de declaración de procedencia”.

150
UNIDAD 5: CONTROL CONSTITUCIONAL

Objetivo de la Unidad de Trabajo: Identificar los medios de control mediante el


análisis de la Ley Fundamental para garantizar la supremacía constitucional.

La constitucionalidad de un ordenamiento jurídico equivale a la integridad y


honorabilidad de una persona. En ambos debe haber congruencia en los principios
y valores, en lo que se dice y se hace.

La congruencia del orden jurídico se basa en que debe prevalecer el principio


de Supremacía constitucional en la legislación nacional, que en nuestro caso
involucra a la legislación federal y estatal.

La supremacía constitucional igual debe ser tomada en cuenta en la emisión


de las leyes por el Poder Legislativo y cuando el Poder Ejecutivo aplica las normas
al caso concreto.

Sin embargo, hasta el día de hoy, el único poder que lleva a cabo el control
de la constitucionalidad es el Poder Judicial de la Federación, cuando resuelve y
emite resoluciones de los amparos interpuestos contra normas consideradas
inconstitucionales, sobre controversias inconstitucionales y las acciones de
inconstitucionalidad previstas en los artículos 103, 105 y 107 de la Constitución.

Con la reforma al artículo 1° constitucional llevada a cabo en el año 2011, en


que se transforman a las garantías individuales en derechos humanos, y se
establece la obligación para todos los jueces y magistrados judiciales y
administrativos de tomar en cuenta por encima de la legislación nacional, lo que
dicen los tratados internacionales en esta materia, de acuerdo a principios
específicos de interpretación. Se establece además por parte de la Corte la
obligación de aplicar este control convencional ex oficio al mismo tiempo de dejar
de aplicar aquellas normas que se consideren inconstitucionales.

Esto quiere decir que el control difuso de la constitucionalidad adquiere otra


dimensión, al extenderse esta obligación a todos los juzgadores, cuestión que antes
sólo era materia del Poder Judicial Federal.

151
Cabe señalar que la supremacía constitucional prevalece de todas formas,
pues la Constitución se sigue conservando en primer lugar. Al efecto se explica el
concepto a continuación.

5.1 Control concentrado

Objetivo Temático: Identificar el control concentrado a través del estudio de la


doctrina y de la Constitución como medio para garantizar la supremacía.

Este sistema de control también se denomina europeo o kelseniano por que


fue inspirado por Hans Kelsen. En la configuración más pura del sistema el control
es confiado a un solo órgano jurisdiccional especializado. Puede estar confiada a
una corte, tribunal o consejo constitucional.

Referente a los artículos 1o. y 133 de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, deriva de que el control concentrado de constitucionalidad y
convencionalidad respecto de normas generales por vía de acción está depositado
exclusivamente en los órganos del Poder Judicial de la Federación, quienes deciden
en forma terminal y definitiva, por medio del análisis exhaustivo de los argumentos
que los quejosos propongan en su demanda o en los casos en que proceda la
suplencia de la queja, si una disposición es contraria o no a la Constitución Federal
y a los tratados internacionales sobre derechos humanos de los que el Estado
Mexicano sea parte.

Nuestros Tribunales Colegiados de Circuito, han considerado que


“tratándose del control concentrado que reside en los órganos del Poder Judicial de
la Federación con las vías directas de control sobre acciones de
inconstitucionalidad, controversias constitucionales y amparo directo e indirecto, la
pretensión elevada ante sus juzgadores es eminentemente constitucional, pues la
finalidad de dichos procedimientos estriba en dilucidar si conforme al planteamiento
jurídico que le es propuesto, la actuación de una autoridad o el contenido de un
precepto se ajusta o no con las disposiciones que consagra la Carta Magna, en aras
de la preservación del principio de supremacía constitucional.”

152
5.2 Control difuso

Objetivo Temático: Identificar al control difuso, a través de la doctrina y la


Constitución, como un medio de los jueces locales para garantizar la supremacía
constitucional.

El control difuso que realizan las autoridades del país, en el ámbito de su


competencia, se ejerce de manera oficiosa, sólo si, encuentran sustento para ello,
respaldándose en el imperio del cual están investidas para juzgar conforme a la
Constitución. Por tanto, el control ordinario que ejercen estas autoridades en su
labor cotidiana, es decir, en su competencia específica, se constriñe a establecer la
legalidad del asunto sometido a su consideración con base en los hechos,
argumentaciones jurídicas, pruebas y alegatos propuestos por las partes, dando
cumplimiento a los derechos fundamentales de audiencia, legalidad, debido proceso
y acceso a la justicia. Es aquí donde el juzgador ordinario, al aplicar la norma, puede
contrastar, de oficio, entre su contenido y los derechos humanos que reconoce el
orden jurídico nacional (esto es, realizar el control difuso) en ejercicio de una
competencia genérica, sin que la reflexión que realiza el juez común, forme parte
de la disputa entre actor y demandado.

El control difuso de la constitucionalidad consiste en la posibilidad de que los


jueces de simple legalidad decidan, de acuerdo con el principio de supremacía
constitucional, aplicar un dispositivo constitucional en lugar de una ley secundaria
o, en otras palabras, decidir sobre la constitucionalidad de leyes secundarias, para
la resolución de casos concretos de su competencia

Actividad de aprendizaje 1: Control Constitucional

De acuerdo a la lectura elabore un cuadro comparativo en donde exponga las


principales características de control concentrado y control difuso.

153
Bibliografía

Burgoa Orihuela, Ignacio, capitulo segundo, “Elementos del Estado” Derecho


Constitucional Mexicano. México, Porrua 20 ed. 2010

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano

Palavicini, Félix Capítulo “Trabajo y Previsión Social”. En Historia de la Constitución


de 1917. México: s.e. Tomo primero. 1992. Pp. 285-345.

Fix-Zamudio, Héctor. Valencia Carmona, Salvador Capítulo segundo. En Derecho


Constitucional Mexicano y Comparado. México: UNAM-Porrúa. 2ª ed. 2001. Pp. 60-
63

Arteaga Nava, Elizur. Libro Primero “La división de poderes”. En Derecho


Constitucional. México: Oxford. 3ª ed. 2012. Pp. 32-40.

Arteaga Nava, Elizur. Libro Primero “La división de poderes”. En Derecho


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Fernández Ruiz, Jorge Quinta parte, capítulo décimo “Elección de los miembros del
poder legislativo”. En Poder Legislativo. México: Porrúa-UNAM. 2ª ed

Salazar Ugarte Pedro. “Estado de Excepción Suspensión de Derecho y


Jurisdicción”. UNAM. IIJ. Disponible en: https://archivos.juridic
as.unam.mx/www/bjv/ libros/8/3567/13.pdf [Consultado el 25 de julio de 2017].

154

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