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Hay dos sistemas a través de los que se hacen estudios del delito. Sistema unitario o
totalizador; para esta corriente el delito es una unidad total, monolítica, que ni siquiera
con fines didácticos es susceptible de división. Y el Sistema atomizador o analítico; sin
que exista uniformidad sobre el numero o cualidades de los elementos que lo integran,
señalan que el delito debe estudiarse analizando cada uno de sus elementos
constitutivos. A este último sistema atomizador de análisis estratificado es que se une
nuestra doctrina en general.
El delito debe ser toda aquella conducta que no puede ser analizada por otro campo del
derecho. Que toda medida de los delitos es el daño a la sociedad.
Definiendo Definido el delito como ente jurídico, queda fijado según Carrara, el
perfecto límite de la prohibición, pues sólo serán consideradas delictuosas las acciones
que ofenden el derecho ajeno. Esta ofensa supone, de modo necesario, una voluntad
libre e inteligente. El delito, pues, reconoce dos fuerzas especiales: una voluntad
inteligente y libre, y un hecho exterior, lesivo del derecho, peligroso para el mismo.
Todo esto lo que brinda son certezas jurídicas, si no fuera así no habría principio de
legalidad.
La conducta se debe
reprochar jurídicamente
de la ley.
Ahora bien la dogmática jurídica, como componente central de la ciencia del derecho
penal aparece vinculada a la aportación del positivismo jurídico o científico no es que
antes no se hubiera examinado el delito en su dimensión jurídica existen antecedentes
como se verá al estudiar el tema de las escuelas penales pero la situación actual de la
teoría del delito se vincula superándola con la aportación que realizaron autores como
Franz Von Liszt y Ernest Von Beling.
A mediados del siglo XIX la teoría del delito distinguía entre imputación objetiva e
imputación subjetiva. Consecuentemente se establecía una clara distinción entre el
aspecto material y el aspecto moral de los hechos analizados: el primero, objetivo,
material o externo, estaba basado en la acción externa del hombre y el segundo, lo
subjetivo o anímico, se fundamentaba en la relación psicológica existente entre el hecho
y la persona. Se trataba en el fondo de una distinción entre injusto-objetivo y
culpabilidad-subjetiva.