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BERNARD AUCOUTURIER

Filed under: PARA PROFESIONALES, PEDAGOGÍAS — Deja un comentario


mayo 16, 2013
 
 
 
 
 
 
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Bernard Aucouturier es un pedagogo que nació en


1934 en un pueblo situado cerca de Tours (Francia)
Aucouturier estudia para ser profesor de educación
física se interesa muy pronto por los trabajos del
análisis del movimiento y de la psicomotricidad.
Trabaja e investiga durante 35 años en Tours, donde
crea la práctica psicomotriz a partir de la observación
de los niños y niñas
La práctica psicomotriz educativa
La práctica psicomotriz Aucouturier apunta al
desarrollo psíquico del niño por la vía corporal. Esta
práctica es una invitación a comprender lo que expresa
el niño o la niña de su mundo interno por la vía motriz,
es una invitación a dar sentido a sus acciones e

interacciones.
En esta Práctica, trabajamos en partir del placer
sensorio-motor como factor favorecedor de la unidad
corporal, el proceso de simbolización y el acceso a la
representación. La práctica apunta favorecer la
expresión de todas las potencialidades motrices,
afectivas, cognoscitivas y relacionales del niño.
La expresividad motriz, concepto creado por Bernard
Aucouturier, es la manera original con la que el niño
manifiesta sus contenidos internos inconscientes,
procedentes de las primeras interacciones con el
mundo envolvente.
Es observando como actúa el niño/a  como el
psicomotricista puede descubrir y comprender el
sentido de su expresividad motriz, su deseo de
engancharse, de separarse, de ser.
La Práctica Psicomotriz educativa Aucouturier (PPA)

es un modelo de intervención educativa, no directiva


que acompaña al niño en su crecimiento madurativo.
Parte de su expresividad motriz, su forma de ser y
estar (única en cada individuo) y se desarrolla en un
dispositivo espacio-temporal donde los niños
evolucionan desde la pulsión y la emoción hacia la
descentración y el pensamiento (Sala de
psicomotricidad).
El especialista de la práctica está preparado para
observar, acoger, acompañar, comprender la
expresividad motriz para aportar al niño o la niña
respuestas adaptadas a sus necesidades, a sus
demandas, a sus deseos más o menos conscientes.
La terapia psicomotriz
Se dirige a los niños y niñas que presentan trastornos
en la expresividad motriz, estos trastornos que afectan
su maduración tónico-motriz, psico-afectiva o
simbólica. La terapia psicomotriz está indicada cuando
los niños son invadidos por sus fantasmas arcaicos:
aquellos niños pulsionales o al contrario inhibidos, que
no se abren a la comunicación, enseñan una
inseguridad afectiva.
El psicomotricista facilita una relación tónico-
emocional para permitir al niño con dificultades
trabajar plenamente por la vía motriz y simbólica. La
observación de su manera de ser nos ayuda a
comprender la dinámica profunda del niño.
La sala de práctica psicomotriz es un espacio estudiado
para que el niño pueda vivir un itinerario de
maduración psicológica, en el transcurso del cual el
psicomotricista acoge las producciones y las emociones
del niño o la niña, contiene sus excesos y sus
dificultades, mantiene el marco ejecutivo favoreciendo
siempre la expresión y la comunicación.
Por: Marta Villegas y Beatriz Glez

CUERPO, EMOCIÓN Y AFECTO EN EL NIÑO. BERNARD


AUCOUTURIER
16:14   notas y artículos  

CONGRESO DE LA FEDERACIÓN NACIONAL DE LAS ASOCIACIONES DE


REEDUCADORES DE LA EDUCACION NACIONAL

TOURS- 08 JUNIO 2013


   Me llena de emoción encontrarme aquí en Vinci y en mi ciudad, y agradezco a
“l’AREN”1 por haberme dado la ocasión de hacerme vivir de nuevo un momento
importante en mi vida profesional.
   Es verdad que estoy siempre cerca de vosotros, sobre todo si tenemos en cuenta que
he participado en la formación de los reeducadores en Tours durante 35 años. Algunos
de entre vosotros se acordarán quizás aun de la formación personal, que era una
novedad formativa del centro de Tours.
   A lo largo de mi carrera, he ayudado a muchos niños con dificultades, más o menos
graves, a estar mejor en su piel, en el colegio, la familia. Bueno, espero que estén mejor
en su vida.
   En función del tema del congreso “Emoción, afecto, aprendizaje”, me ceñiré a
conceptos que os interesan, sobre todo cuando se trata del niño en dificultades en el
colegio, y haré referencia a otros conceptos que perduran en vuestras prácticas. Así, os
propondré la seguridad en el niño, las rabietas, los miedos habituales y los primitivos, la
angustia, los orígenes  en el génisis psico-afectivo, el afecto, el deseo, los sueños y las
ilusiones, la importancia del placer en el juego espontáneo y en el aprendizaje.
   Al final, ilustraré mis ideas del extracto del texto con una sesión de un niño de 4 años
con grandes dificultades en educación infantil.
   A lo largo de mi intervención, os propondré  breves pausas para que intercambiéis
ideas con vuestros compañeros cercanos. 

La seguridad afectiva, una verdadera necesidad como la de alimentarse, moverse, 


jugar o comunicarse.

    El regalo más bonito que pueden darle los padres a sus hijos es el afecto, la ternura y
también un contexto vital decente. Que posibilite, por lo tanto, que viva con un
sentimiento de seguridad indispensable para desarrollarse en las mejores condiciones y
progresivamente abrirse al mundo de la realidad.
   Desde el nacimiento, el bebé necesita ser protegido contra las agresiones internas y
externas. Los padres quieren a sus hijos. Les aseguran también una calidad en los
cuidados y en el acto de presencia, que se repite hasta tal punto que ocurre en un mismo
lugar, en un mismo tiempo, con un mismo ritmo asociado a las palabras, todo ello
ajustado al cuerpo y a las emociones del niño.
   La actitud atenta, las manipulaciones regulares, los contactos, las miradas, la solidez
del apoyo postural, son como las palabras de ternura que abren la vía del diálogo tónico-
emocional y de la calidad de las interacciones.
   El bebé vive, entonces, en un contexto maternal seguro que le permite memorizar las
sensaciones agradables, así como los objetos buenos, que regresan con regularidad por
la calidad de las interacciones.      Todo esto actúa como atenuante de las sensaciones
desagradables inevitables, así como aquellas sensaciones de espera de una respuesta a
una necesidad.
   Tanto la madre como el padre, pese a sus diferencias en el tono, el contacto, la mirada,
la voz, los ritmos, la protección, el habla, aseguran con una cierta permanencia los
rituales de cuidado y de presencia afectuosa.
   El niño tiene rituales que se repiten, vive protegido del interior y amado. Entonces,
acepta mejor y sin temor la autoridad de los padres.
   El niño con seguridad afectiva crea vínculos más fuertes con sus padres y se
desvinculará mejor a pesar de los riesgos que siempre existen.
   Más tarde, el niño apreciará que las rutinas diarias como el despertar, el baño, las
comidas, la hora de acostarse, el cuento antes de dormir, se desarrollan según ciertos
hábitos que conoce y que puede anticipar y por lo tanto, puede pensar la forma de
atenuar sus miedos que siempre son posibles y sobre todo aquellos de no retorno.
   A pesar de estos hábitos que dan seguridad al niño, éste demanda siempre la seguridad
dada por otro, porque a veces es invadido por el miedo a perder a sus padres. Un miedo
vivido en el cuerpo bajo la forma de tensiones inhibidoras de las funciones somáticas y
físicas.
   Cuando los padres dan al niño el afecto que tanto necesita para desarrollarse, sin
olvidarse de la autoridad (reglas para vivir con los demás y consigo mismo), es decir:
cuando los padres están ahí para decir “no”, un “no” que contiene sus pulsiones y sus
descargas emocionales excesivas, el niño encuentra la confianza en sí mismo porque
confía en que sus padres le ayudan a hacerse mayor. El niño se siente protegido, está
más seguro de sí mismo, progresa sin quejarse de la vida pese a las dificultades e,
incluso en los momentos dolorosos, no tiene miedo de distanciarse de sus padres, de ir
hacia los demás, de establecer relaciones, de encontrar otros placeres como el de
descubrir y aprender el mundo actual. Es verdad que es verdaderamente difícil vivir hoy
en día.
   Pero si los padres no dan el afecto, o dan demasiado afecto (permisividad o
autoritarismo) el niño no encontrará en su familia los apoyos seguros y tranquilizadores
necesarios en su desarrollo: entonces experimenta una regresión,  agresión, oscila entre
la inhibición y la revuelta, y sabemos todos que las manifestaciones de inseguridad
pueden tener consecuencias desastrosas en el plano social y cognitivo.
   Entonces, ¿el colegio no puede ser un antídoto para la inseguridad del niño? ¿La
seguridad afectiva del niño en el colegio no es un prerrequisito básico en lo referente a
prerrequisitos cognitivos necesarios en los aprendizajes?
   ¿El colegio no podría devolver al niño disponible a la familia? Pero, ¿estoy yendo
muy lejos en las funciones que le atribuyo al colegio?

El niño feliz en el colegio

Un niño que tiene la seguridad afectiva que le proporciona una familia que le ama,
le comprende, que le pone límites, así como la dada por la guardería y el colegio, es un
niño feliz. Esta seguridad le permite atenuar sus miedos y las angustias que limitan su
desarrollo y particularmente los aprendizajes escolares.
Un niño feliz en el colegio es un niño espontáneo, que está a gusto con su cuerpo,
que juega y que puede expresar sus emociones sin restricciones. Es un niño feliz por
vivir, que expresa sus deseos sin dudarlo, sin culpabilidad. Es también un niño que vive
el placer de dar y recibir.
Un niño feliz en el colegio es aquel que escapa de la influencia de los adultos pero
aceptando su autoridad, necesaria para su crecimiento. Es también un niño que tiene
deseos de crecer y de abrirse a la realidad del conocimiento y del saber. Es un niño que
se explica con facilidad, que se comunica con sus iguales y los adultos sin dudarlo.
En conclusión, un niño feliz en el colegio es aquel que va en búsqueda de todas las
demandas recibidas por las personas de su entorno. Tiene curiosidad por descubrir y
saberlo todo.
Esta siempre impaciente por ir al colegio y aprender, participar con sus compañeros
y encontrar el reforzamiento del docente. 
Otra necesidad, expresar sus emociones
Un niño es quien expresa sin restricciones su bienestar o malestar mediante
pulsiones tónico-emocionales.  La expresión emocional es indispensable para su
equilibro psicológico y su desarrollo equilibrado, pero si el niño no vive sus emociones,
no las verbaliza, aparece el riesgo de estar “enfermo” por vivir. Es verdad que nuestra
presencia en el mundo es crear sensaciones, emociones y acciones.
Cabe recordar que las emociones son resultado de la historia evolutiva de las
especies con el fin de hacer frente a las exigencias vitales como el miedo y la ira que
son una respuesta de autoprotección frente a un contexto amenazante o restrictivo.

La ira
La ira  es una explosión emocional tanto en la niña como en el niño, ya sabemos
cómo se manifiesta.
La ira es bastante banal. El niño es sobrepasado por lo que siente, por lo que pasa
en su interior y que no comprende. La ira le permite expresar instantáneamente su
malestar. Le permite mostrar a los demás lo que siente en su interior. Es la manera de
ser más auténtica pero también la más difícil de aceptar por su entorno.
La ira no es un estado permanente porque es breve y da la sensación de ser una
crisis interna. Un golpe de locura, una crisis interna en respuesta a una crisis externa,
una reacción a una represión o una amenaza del entorno, contención de una acción,
contención de un deseo de vivir algo con inmediatez, y quizás una crisis
insuficientemente comprendida por los padres y los educadores. Es una emoción
verdadera desencadenada por un rechazo concerniente al prójimo así como una
tendencia difícil de eliminar.
La ira se atenúa sobre los 4 o 5 años por la madurez de los lóbulos prefrontales del
sistema nervioso central, pero perdura en los niños inseguros. Se atenúa porque los
niños empiezan a dominar su lengua y encuentran en la palabra la forma de explicar sus
problemas.
¿Es la ira saludable?
Si, ya que se trata de momentos de ira breves y poco frecuentes. En efecto, una
descarga emocional está siempre acompañada de una reducción de la tensión tónica
liberadora de la musculatura de los órganos de la vida vegetativa y de la vida de los
órganos relacionales. La ira tranquiliza el cuerpo y la mente. La descarga emocional
significa una autenticidad en el niño como ser emocional, es una manera de existir, a
veces violentamente pero de existir y de sentir instantáneamente su contexto.
Entonces, deberíamos preocuparnos si el niño no manifiesta ninguna ira frente a la
frustración que le provoca el adulto: esta restricción emocional corre el riesgo de crear
graves consecuencias somáticas así como psicológicas: bloqueos en el pensamiento
imaginario, cognitivo y de razonamiento lógico, así como en la limitación de la
expresión verbal. La restricción emocional puede ser destructiva.
Mediante la ira, el niño presiona a los padres para obtener una respuesta a su
favor. Es una manera de atacar. ¿No es la ira, entonces, una manera violenta muy
particular de provocar la comunicación? ¿No sería el medio por el que el niño capta la
atención de sus padres y les dice “existo”? Esta es quizás la paradoja de la ira. Parece
separarnos del prójimo y sin embargo nos acerca. Parece cortar al niño con su ambiente
sin embargo permite una comprensión viva, al calor de un mundo externo que le tiene
en cuenta. Por lo tanto, la ira ¿no sería una llamada a la mejor escucha y a estar más
atento? ¿No es una manera de decir “os necesito”?
Parece que la ira en algunos niños es hoy más frecuente, más intensa y sobre todo
que se prolongan más allá de 5º de Educación Primaria. Lo que es nuevo, es que se
desencadenan no como consecuencia de la frustración pero si a propósito de cualquier
hecho irrisorio. “Es la gota que colma el vaso”.
Estas iras violentas repetidas frente a hechos irrisorios se encuentran
principalmente en niños frágiles, es decir inseguros por no haber vivido sus primeras
referencias estables a lo largo de su más tierna infancia. 

El miedo

Todos los niños, todos los individuos sienten miedo. Se trata de una reacción
normal que surge en presencia de un objeto o situación peligrosa, así como un
pensamiento que evoca el temor de ser atacado en su integridad corporal y psíquica. El
miedo es, por lo tanto, una respuesta vital a un evento amenazante, una emoción intensa
vivida que moviliza, tanto la ira como los recursos neurovegetativos (descarga de
adrenalina, aumento de la frecuencia cardiaca, del ritmo respiratorio, de la tensión
arterial, de la tonicidad muscular, del consumo de glucosa) y provoca una actividad
biológica intensa.
El miedo llega por sorpresa, en ese caso, inhibe la facultad de pensar o viene de
improvisto en la espera y en ese caso estimula las representaciones mentales ligadas a
ese objeto creador del miedo.
El miedo es una descarga tónico-emocional dolorosa que desestabiliza a la persona
y la vuelve niño, le hace perder su capacidad adaptativa al entorno. La reacción frente al
miedo puede hacernos escapar del peligro mediante la fuga o provocar la inmovilidad
(el miedo helador, petrificante del cuerpo y pensamiento)
El miedo moviliza por lo tanto las acciones de autoprotección y lo aleja de un
evento amenazante. En este sentido, el miedo es un aspecto saludable evidente, entonces
nos podemos preguntar si nos hemos encontrado a un niño que nunca haya tenido
miedo.
Sin miedo, ¿existiría la especie humana hoy en día?
Un niño vive los miedos que todos conocemos: el miedo a un desconocido, a la
oscuridad, a la novedad que desestabiliza su seguridad, a quedarse solo, a la medicina, a
los animales, a la agresión.  Son los miedos ordinarios para cada niño, por lo tanto los
padres atentos y sensibles a las emociones de los niños son el mejor agente para
aportarles seguridad y darles los medios de hacerles sentir bien, dando la posibilidad de
sentirse seguro consigo mismo por el descubrimiento del placer de jugar, hablar del
miedo y de ridiculizarlo.
Es verdad, que para sentirse seguro en situaciones dolorosas, el niño juega con
insistencia a lo mismo. La distancia emocional es entendida como la representación
corporal de los hechos reales.
Precozmente, el niño es capaz de transformar la realidad vivida para protegerse y
sentir seguridad por la magia del placer de jugar. La mayoría de los niños son capaces,
pero otros tardan más en encontrar el proceso de que les da seguridad, entonces perdura
la emoción del miedo sin poder sobrepasarla.

Los miedos primitivos

A lo largo de los primeros años, el niño vive momentos difíciles a causa de sus
miedos y de su inseguridad afectiva. He mencionado el miedo a la oscuridad que
despiertan imágenes fantasmagóricas, el miedo a ser abandonado que nace precozmente
a partir del momento cuando el bebe vive la pérdida del enlace a la madre, el miedo a la
novedad que desestabiliza sus referencias de seguridad, pero tanto unos como otros son
miedos ordinarios. El  bebé desde sus primeros meses se somete a miedos primitivos
que pueden tener:
  Graves consecuencias en el desarrollo futuro si no son suficientemente
reprimidas.
  Consecuencias positivas si vive envuelto por una figura maternal protectora de
calidad que le protege de las agresiones internas y externas, lo cual le permitirá
desarrollar todas sus funciones en las mejores condiciones.
En efecto, el bebé corre el riesgo de vivir unos miedos invasores y tenaces si está
insuficientemente protegido contra las agresiones internas y externas de su ambiente.
Se sentirá amenazado si tiene hambre o sed, si tiene mucho calor o frío, si debe esperar
a que sus necesidades sean satisfechas, si se ve amenazado por las manipulaciones
bruscas y repetidas, algunas veces violentas, por el contacto agresivo, los ruidos
excesivos o bien se sentirá amenazado por la ausencia de solidez y de apoyo. Entonces
corre el riesgo de sufrir miedo, caer en el vacío  y desunirse.
Si el niño vive repetidamente estos “maltratos”, todo su cuerpo está en tensión
excesiva, tensión dolorosa de todas las funciones corporales desarrolladas y en vías de
desarrollo, estas tensiones dolorosas son vividas como una agresión interna continua, un
agresor corporal no identificado. Este estado tensional permanente desde los primeros
meses está en el origen de un estado permanente de miedo, se manifiesta por los lloros,
gesticulaciones excesivas, rechazo al alimento e insomnio. Estos son los hechos que
advierten de una disfunción del principio de placer, de un sufrimiento físico que está por
llegar.
Así, a lo largo de sus primeros meses, el bebé corre el riesgo de vivir en un estado
permanente de tensión corporal que esta en el origen de una intensa angustia tensional.
La angustia tensional es un concepto que es necesario poner en evidencia
apareciendo la angustia por los peligros o la angustia por las esperanzas. 

La angustia tensional, la angustia de todos los miedos

En efecto, la intensidad de la angustia tensional está en el origen de las angustias


arcaicas de la pérdida del cuerpo, tales como las angustias por las caídas, de división,
estallidos, de licuefacción que agravan la aparición de la unidad con el cuerpo y limitan
mucho el desarrollo de las funciones instrumentales (sensación, tonicidad, motricidad,
equilibrio, lateralidad).
Además, tenemos el derecho de pensar que los problemas psicosomáticos
(problemas digestivos, respiratorios) te hacen regresar a las angustias de los primeros
meses ya pasadas. La somatización de un joven, incluso del adulto, ¿Serán entonces las
vías de resolución de las tensiones excesivas del cuerpo?
La angustia tensional que perdura, induce al fracaso de una dinámica de placer,
teniendo como consecuencia la limitación grabe de las formaciones psicológicas futuras
(afecto, deseo, sueños, ilusiones) como ya mencionaré más adelante. En este caso, es el
cuerpo agitado quien funciona.
A propósito de esto, es importante recordar el desarrollo instrumental, afectivo,
cognitivo e intelectual que depende de una vivencia narcisista en un periodo de
desarrollo del niño donde éste está aún indiferenciado y, donde se esboza su
individualidad (entre 6/8 meses) Así como, toda la perturbación en este periodo corre
el riesgo de retener al mismo tiempo los aspectos instrumentales, afectivos, cognitivos e
intelectuales y de tener consecuencias futuras graves en todos estos aspectos a la vez.
El fracaso de una vivencia narcisista de placer corre el riesgo de ser catastrófico
para el futuro de algunos niños. En este caso, los niños atípicos, en el marco escolar,
que necesitan un apoyo. Es el caso de los niños que han vivido desde el nacimiento, e
incluso antes de nacer, una carencia en las interacciones precoces a causa de un
entorno pasivo, brutal, rechazable e incluso intrusivo.
E insisto: éstas son perturbaciones en el cuerpo en relación (la carencia de las
interacciones precoces que constituyen el denominador común de todos los bloqueos
del desarrollo del niño) Es lo que conviene recordar, la relación entre los traumatismos
de un hecho vivido precozmente y el bloqueo de las funciones instrumentales, el
bloqueo de la capacidad de simbolizar el fracaso de los primeros años escolares.
Estos niños que han vivido el fracaso en su contexto, donde las interacciones son
así de pobres, dominadas por tensiones internas dolorosas, están llenas de rabia e ira y
corren el riesgo de ser violentas, sádicas y de perseguirles. Donde su odio hacia el
adulto es superior al amor, lo malo es más fuerte que lo bueno, el hecho de no
complacer es más fuerte que el de complacer.  El ambiente afectivo de estos niños es
intenso, son invadidos por la búsqueda de amor, así como pueden agarrar afectivamente,
sin retenciones a ciertas personas y a veces agredirlas, insultarlas como si deseasen
destruirlas ¿Cómo pueden, en este caso, vivir la seguridad necesaria para una
aproximación serena de la realidad, del conocimiento y del saber?
Creo que conocéis bastante bien a los niños.
El miedo primitivo permanente que les actualiza la angustia tensional, en el
presente, que perfora a estos niños, está en el origen del miedo a ser abandonado
consecuencia de la separación parental. El miedo al abandono es vivido también
corporalmente como otro estado tensional, como otro peligro, el de ser “dejado de lado
afectivamente”. No nos podemos imaginar el dolor, el sufrimiento que pueden vivir
algunos niños. Afortunadamente, siempre hay excepciones.
¿Cuál es la angustia tensional de todas las esperanzas?

La angustia tensional de todas las esperanzas

En efecto, los padres, con su actitud atenta responden lo más ajustadamente a las
necesidades del niño y a su seguridad afectiva. Además, a lo largo del periodo arcaico
de su desarrollo, estos viven experiencias primarias agradables relacionadas con sus
padres, tales como las sensaciones vegetativas agradables ligadas a la nutrición, a la
excreción también a las sensaciones propioceptivas como el balanceo, ser llevado en
brazos, quitarse la ropa o las caricias. Estas experiencias primarias liberan dopamina
que es la hormona cerebral del placer: pero el niño vive también inevitablemente
experiencias primarias desagradables debidas a la espera para ser cuidado, a sus dolores
digestivos, a posiciones dolorosas, a movimientos demasiados bruscos, ropas demasiado
ajustadas, contactos corporales muy marcados. Por lo tanto vive con un cierto grado de
angustia tensional.
A pesar de la actitud atenta de los padres, esto continúa con cierto grado de la
angustia pero se ve como necesario en el desarrollo psicológico del niño. Se trata de un
grado de angustia que crea una dinámica de búsqueda, de resolución para sobrepasar las
tensiones corporales.
En efecto, las experiencias primarias agradables y desagradables son engramas 
porque corresponden a modificaciones cerebrales neurobiológicas y hormonales. Estas
experiencias vividas cuerpo a cuerpo y compartidas con la figura maternal.
El niño para abstraerse de la angustia tensional, fuente de dolor y de sufrimiento,
imagina. Inventa a partir de sus sensaciones agradables vividas con el prójimo, el placer,
el deseo, los sueños, las esperanzas, una amplia dimensión psicoafectiva.
Así:
  El placer es una energía positiva resultante de una sensibilidad orgánica
vegetativa y propioceptiva compartida con la figura materna. Esto hace que el placer
mantenga su aspecto pulsional y relacional (la pulsión oral y motriz).
El placer reenvía a la génesis del psiquismo. Te abre al mundo, entonces el no-placer
cierra esta apertura.
  El sueño como producción metafórica es necesario para alejarse del dolor y del
sufrimiento.
  El deseo es un deseo renovado de placer. Es también un deseo por hacerse
grande (un concepto demasiado olvidado).
  Es a partir de este deseo de placer cuando el niño se constituye en escenarios 
imaginarios: sueños arcaicos.
o          Sueños resultantes de la oralidad, del contacto, tales como sueños de
incorporación, de devastación, de destrucción, de la fusión, de la omnipresencia.
o          Sueños debidos a la movilidad del cuerpo en el espacio como los de
oscilación de giro, de subida, de caída, de inmovilidad, de ritmo.

Tantos sueños que el niño reaccionara en la realidad de una manera pulsional y


repetitiva por el juego de la espontaneidad como potente proceso de garantía profunda.
El niño es entonces creador de una vasta creación originaria que formará según
ciertos psicoanalistas “el inconsciente originario no reprimido”
El niño es creador de sus pensamientos imaginarios. En los orígenes de estos
pensamientos permanentes más tarde se encontrará la forma de percibir el mundo.

  Esta fuente originaria da un lugar preponderante a la expresividad del cuerpo, al


juego creativo y espontáneo del niño, a la creación artística del adulto como el dibujo, la
pintura, la escultura, el baile, el ritmo, el canto. Esta creación del adulto es la fuente de
placer pulsional sin límite donde el movimiento, el ritmo, la voz, y todos los materiales
de la creación son la satisfacción sensual que tranquiliza la angustia. Esta expresividad
del cuerpo sobre los sueños arcaicos está en los orígenes de la representación del sí
mismo, de la simbolización de los eventos lejanos. Son medios de seguridad, de hacer
sentirse mejor, que abren la vía a otros desarrollos.
  Es posible ahora continuar diciendo que la angustia tensional es el catalizador
que facilita la transformación  para que las necesidades biológicas sean satisfechas -de
la biología humana- en placer, en deseo y en sueños. Podemos decir que la angustia
funda al ser humano. Así la angustia tensional sobrepasa, tranquiliza y abre la vía de la
energía del placer que favorece el desarrollo psicoafectivo, cognitivo e instrumental del
joven.
  Pero, la angustia tensional corre el riesgo de resurgir y de intensificarse si el
niño vive un grave choque emocional, drama, ruptura familiar, abandono afectivo
destructivo de la energía del placer y bloquea todos los aspectos del desarrollo somático
y psíquico. Esto, creo, que es lo que pasa en la mayoría de los niños a los que ayudáis.
A partir de estas declaraciones precedentes, es posible entonces concebir las pistas
que ayudan al niño que sufre con la condición de recordar: el afecto no aparece si las
representaciones del pasado, de sus orígenes, resurgen a través de la simbolización de
los sueños resultantes del cuerpo, como cuando se atormenta, la destructividad, la
persecución, la fusión, la omnipresencia y la movilidad del cuerpo en el espacio. Todos
estos símbolos permiten al niño dejar de lado sus miedos primitivos, su sufrimiento y de
liberar la energía del afecto del placer.
Pero, ¿Cómo favorecer que resurjan los orígenes?
Las resonancias tónico emocionales recíprocas existen en la relación de ayuda al
niño. Éstas deben vivir porque son la condición de la emergencia del origen, es decir de
los sueños arcaicos. Toda implicación corporal y emocional, compartida con un niño
libera el afecto del placer del periodo de los orígenes.
No hay ayuda posible para un niño que sufre, sin una vivencia emocional
compartida con el especialista. 

El juego de la espontaneidad del niño es una verdadera necesidad.

El juego espontáneo es la forma de expresión privilegiada del niño a la vez que un


poderoso proceso para hacerle sentir bien porque lo que plasma en el juego creativo y la
espontaneidad es siempre alguna cosa del pasado, de la infancia, del origen.
De ahí que, podamos decir, que el niño que juega está jugando con sus orígenes.
Jugar libremente es vital para el niño porque jugar, es vivir el placer compulsivo
de la representación de sí mismo, de la simbolización, un placer compulsivo por la
repetición. Jugar para el niño, es vivir una etapa psicológica de su desarrollo antes de
instalarse en el mundo de la realidad de los adultos.
Entonces, no hay que precipitarle en las exigencias que no le corresponden por su
madurez afectiva, porque debe agotar su omnipresencia mágica para sentirse seguro y
estar listo para elegir. Mirémosle jugar con mucha atención para tenerle en cuenta y
compartamos con él el placer que él vive cuando es el:
  Se balancea con una cuerda, rulo, retal, salta, se desliza, escala.
  Se envuelve en una tela, se esconde en un baúl.
  Cuando es jinete, conductor, guerrero, bailarín, cantante, príncipe, papá, mamá,
bebé
  Cuando es un lobo, un cocodrilo, un dragón, bruja, un héroe omnipotente de
unos dibujos animados.
  Cuando construye, destruye, dibuja, juega con las palabras.
Todos estos juegos son juegos simbólicos que aparecen espontáneamente cuando
le ayudamos.
También, concibo que la ayuda resida fundamentalmente en la búsqueda del
placer. Amalgama de las representaciones imaginarias, placer que hace tanto  hace falta
al niño y a la limitación muy precoz de una dinámica de inversión afectiva de las
producciones sensoriales, corporales e intelectuales.
Entonces, especialistas en la ayuda a los niños:
Dejemos actuar a nuestra propia sensibilidad emocional, a nuestra actitud calurosa
de acogida y acompañamiento que transforman el sufrimiento del niño porque las
personas que ayudan no son como las demás.
Dejémonos llevar por nuestro propio placer de estar ahí por el niño, por él, pero no
sin él, olvidándonos de todo lo suyo, de su historia familiar dolorosa y escolar.
Dejémonos ir a jugar sin ningún pensamiento anterior de ayuda cognitiva, pero ¿es
posible vivir esta libertad en una institución que corre el riesgo de presionar con sus
exigencias?
Ayudar a un niño que sufre requiere por parte del especialista de su libertad, sin
culpabilidad por estar lejos del aprendizaje, pero sí cerca del niño. Ayudar a un niño que
sufre requiere no buscar su carga porque cuanto menos lo buscamos, más cambios
llegarán, y el docente os dirá:
“¿qué has hecho? Se interesa, habla, es otro niño, otro alumno”.
Y para finalizar, en el congreso de Reims, hace cinco años, había ya evocado el
afecto y placer del niño como un factor que hace crecer el deseo del alumno por
aprender y que vuelve al aprendizaje más eficaz.
Hoy todavía y después de décadas recalco este principio, y hoy mi propósito no ha
cambiado. Sin embargo, no es suficiente declarar el “placer por aprender” porque si el
placer por aprender es condicional de la acción, de la experiencia, de la creación, en la
búsqueda individual y colectiva de este lado las condiciones pedagógicas, el placer por
aprender es condicional de una relación, la de que el docente te estime, de ser
reconocido con todos sus potenciales y sus competencias incluso las más reducidas. El
niño descubre el placer de aprender si el docente le aprecia, estimula lo que sabe hacer y
se abstiene de ponerle en evidencia cuando hay algo que no sabe hacer.
El placer de aprender supone entones que exista una pedagogía centrada en el niño
Con el fin de que este sea el centro del dispositivo educativo (una idea que ha
desaparecido hoy en día) apoyado por un docente, un maestro con cualidades personales
y profesionales indiscutibles.
Es una utopía centrarse en este dispositivo educativo, me diréis. No, se trata de
una elección en la formación filosófica, psicológica y pedagógica, tan simplemente una
elección humana para con futuro más armonioso de los niños en el colegio. 

1.)    AREN: Asociaciones de reeducadores de la educación nacional

Bernard Aucouturier
Traducción: Sara Serrano Agudo (Cantabria, España) para
www.revistadepsicomotricidad.com

Hoy la escuela no está para nada adaptada a lo que es la


vida actual”*
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Cuando era niño Bernard Aucouturier, hijo de maestros, era tan libre
que podía quedarse corriendo por los campos de la Touraine en
Francia en vez de ira la escuela. Eso marcó su  futura vida personal y
profesional (que incluyó también una difícil adaptación al liceo).
Estudió Educación Física pero lo decepcionó. Más tarde, en la guerra
de Argelia vio y vivió las peores atrocidades, pero la creación de dos
escuelas y un dispensario le permitieron ser útil para calmar el dolor
de la gente. Al volver de la guerra comprendió que lo suyo estaba
muy lejos de los deportes. Recibió una llamada para  formar parte de
 
un equipo que reeducaba a niños sordos y vio que su futuro debía ir
hacia esa dirección: dedicarse tiempo completo al servicio de la
Según Aucouturier,
infancia en dificultad.
aprender supone una
maduración afectiva
Aucouturier hoy tiene 78 años y es uno des grandes autores que se
y no todos los niños
estudian en los salones de la Licenciatura de Psicomotricidad en el
tienen el mismo
Hospital de Clínicas. Es uno de los creadores de esa disciplina hace
grado de maduración
40 años, y ha volcado sus estudios hacia una línea de trabajo basada
en el mismo
en la expresividad libre y espontánea del niño en dos orientaciones:
momento.
educacional y terapéutica.  A fines de abril fue invitado a dar un
seminario internacional en Montevideo sobre “la práctica psicomotriz
preventiva y educativa”. Su teoría apunta a permitir al niño
desarrollarse de una forma armoniosa, en  la que el cuerpo ocupe todo
su lugar, "un lugar importante que a mi entender es demasiado
ignorado en la escuela. Es el tema del cuerpo en movimiento, el tema
del cuerpo en emociones, el tema del cuerpo imaginario. Digamos, el
juego espontáneo del niño”, explicó este experto en entrevista con la
revista Galería.

¿Por qué creyó que era necesario crear la psicomotricidad?

  Fue desarrollándose lentamente está práctica. Al principio la


psicomotricidad tenía una orientación fundamentalmente funcional,
es
Para el especialista es instrumental, había que conducir el cuerpo, hacerlo actuar de una
importante conocer el cierta manera, y progresivamente me orienté hacia una dimensión
sufrimiento del niño. más expresiva y libre del niño. Y fueron necesarios varios años para
que pudiera encuadrar realmente esta práctica libre de la expresividad
motora del niño. Yo conozco lo que ocurre con la psicomotricidad
tanto en Francia como en otros países y a mi entender todavía es
demasiado funcional, demasiado instrumental, y no deja suficiente
libertad al niño para que pueda expresar la profundidad de sus
contenidos psíquicos y de sus emociones.

¿En qué sentido es que se traba esa expresividad del niño?

En el sentido de que hay demasiadas exigencias educativas y


pedagógicas sobre el niño, demasiado poder sobre el niño, y esto no
le permite decirse él mismo. No excluyo que el niño tiene que pasar
por una cierta cantidad de aprendizaje entre las que están estas
Dice Aucouturier que
exigencias pedagógicas, pero el desarrollo armonioso del niño pasa
la escuela tiene que
tanto por una libertad de acción y de juego como de exigencias
ser el lugar donde el
pedagógicas. Es un equilibrio que en la escuela no existe.
niño encuentre la
seguridad afectiva.
Cada vez es más común que en las escuelas se deriven, tal vez de
manera preventiva, a los niños a diferentes especialistas
Queremos
buscándoles si tienen algún problema o dificultad.
tu opinión
¿Te gustó este Sí, porque siempre se piensa que el niño nunca está a la altura de lo
artículo? que se le pide, por lo tanto se fuerza al niño y no se respeta su deseo
1 2 3 4 5 de crecer. Se obstruye su deseo de crecer, se instrumenta, no se le
permite ser para que pueda tener una cierta armonía junto con el
saber. Pero es nuestra sociedad la que lo quiere, sociedad que es
transmitida tanto por la escuela como por los padres, que presionan y
Comenta este artículo presionan al niño. Y ¿qué pasa cuando ejercemos demasiada presión?
El niño se vuelve un inadaptado a la escuela. Por eso es que cada vez
Recomienda este artículo tenemos más niños que rechazan ir a la escuela, y que se manifiestan
de forma agresiva contra los docentes y más allá, contra la escuela.
Conozco bien la escuela, he formado a docentes durante años y a
especialistas, y hoy la escuela no está para nada adaptada a lo que es
la vida actual.

¿Cómo debería ser la escuela adaptada a la vida de hoy?

Qué pregunta. Le voy a dar mi idea. Acabo de escribir un librito sobre


eso, sobre la pedagogía del niño terrible en la escuela. Hay que darle
un lugar al niño antes de darle un lugar a los maestros. El niño tiene
que estar en el centro del dispositivo educativo, y es el educador, el
docente que debe ajustarse, adaptarse en una pedagogía dialéctica, si
no, viene el rechazo.

¿Está de acuerdo con la teoría de que muchas veces no se respeta


el tiempo de cada niño en el proceso de aprendizaje?

Es siempre el mismo problema, no se pone al niño en el centro del


dispositivo. Si consideramos que tiene que estar en el centro, a mí
entender hay que llevar adelante una pedagogía cada vez más
individualizada para respetar el tiempo de cada uno.

Pero en una clase hay 15, 20 o 30 niños, ¿cómo se hace eso?

Ya sé. Esa pedagogía hay que crearla y romper con el modelo


colectivo, diría yo. Todos los alumnos no están prontos al mismo
tiempo, no es verdad. ¿Por qué? Porque aprender supone una
maduración afectiva y todos los niños no tienen el mismo grado de
maduración en el mismo momento.

¿Cómo se distingue si un niño tiene un atraso de maduración


afectiva o si tiene realmente una dificultad como un trastorno
atencional, por ejemplo?

El trastorno atencional tiene que ser reubicado en el conjunto de la


globalidad del niño. Un déficit de atención nunca está solo, siempre
está acompañado de un trastorno de comportamiento, de un retraso
del desarrollo del pensamiento, de cómo organizar el pensamiento,
tener una cierta cantidad de representaciones mentales. Es por este
motivo que la escuela tiene que ser el lugar donde el niño encuentre la
seguridad afectiva. Pero es cierto que el docente tiene que dirigirse
ciertamente al alumno pero reconociendo que es un niño, es un niño.

¿Cómo derivó de la Educación Física a la psicomotricidad?

Hice profesorado de Educación Física en 1959, pero no me gustó la


profesión porque todo estaba orientado hacía el deporte y no aprecié
esos estudios salvo la pedagogía de la Educación Física. Y me dije,
"quiero trabajar en un centro de niños difíciles, y fui nombrado en (la
ciudad francesa de) Tours, en 1962, después de haber pasado dos
años en la guerra de Argelia, el recuerdo más triste de mi vida. Fue
allí que empecé a plantearme preguntas, viendo a esos niños con
necesidad de decirse por vía del cuerpo, por lo tanto de ser
escuchados, más que enseñarles. Ese fue el punto de partida. Después
me abrí hacia los jardines de infantes, las escuelas de primer ciclo, y
progresivamente se fue creando la práctica psicomotriz educativa y
terapéutica El niño es un ser de emociones y las exprime sin
restricciones, enojo, miedo, alegría, disgusto, tristeza. Lo dice
únicamente por el cuerpo.

Y la manera de que uno pueda mantenerse sano es manifestando


sus emociones a través del cuerpo.

Completamente de acuerdo. El enojo y los miedos que no son dichos


hacen agujeros en el estómago, es lo que se llama somatizaciones.

¿De qué manera el trabajo del psicomotricista contribuye a


mejorar el trastorno psicológico del niño?

Pienso que primero es importante conocer el sufrimiento del niño. Es


decir, que si un psicomotricista no tiene ninguna sensibilidad para
recibir el sufrimiento no puede intervenir con el niño. El niño es
puesto en situación de expresar por la vía corporal, y por esta vía va a
decir sus propios sufrimientos que se manifiestan por formas de ser
en el espacio, por ejemplo, agitación motora, inhibición,
manifestaciones somáticas internas. Son niños que están en déficit de
juego, lo que quiere decir que tienen una historia de sufrimiento. La
dinámica de ayuda a estos niños es la de hacer reencontrarlos con el
placer en el juego, a través de representaciones mentales flexibles,
libres, tanto por el cuerpo como por el lenguaje verbal.

O sea que reaprendiendo a jugar el niño va a empezar a


encontrar el camino para curarse.

Absolutamente, porque el juego por definición es placer, también es


representación mental, es repetición. Es lo que les molesta a muchos
padres, y los niños necesitan repetir el juego, porque hay placer en la
repetición.

Después de tantos años de trabajo con niños, ¿ha encontrado la


llave para comprenderlos?

Creo entenderlos bastante bien, entender el fondo de lo que expresan.


Pero no es espontáneo, uno se va formando a esta comprensión, a lo
que el niño vive en el espacio. Pienso tener algunas llaves para
entender a los niños por la vía no verbal, pero seamos modestos, hay
niños que en algunos momentos no se entienden. En esos casos se
espera, uno se plantea preguntas, si es nuestra persona la que limita la
comprensión del niño. Eso también pasa, tenemos resistencias ante
ciertos niños, niños violentos, niños autistas, psicóticos, son niños que
nos llegan enormemente, nos conmueven, y al llegarnos eso limita
nuestra comprensión. Hay que entender la importancia de la
formación personal del psicomotricista.

¿Eso quiere decir que no cualquiera puede ser psicomotricista?

Hay una necesaria formación del psicomotricista que no es solo


intelectual ni incluso profesional. Para mí la base de esta formación es
la formación de la persona. Por ejemplo, una persona que queda en
una rigidez, sin evolución para mí no puede ser psicomotricista, una
persona frágil, sin identidad, no puede ser psicomotricista, a menos
que evolucione. Hay puntos de referencia, no hay que tener miedo al
niño.

¿Y les puede dar alguna de esas claves a los padres?

Sí, sí, les doy una llave: miren jugar a sus propios hijos, mírenlos
actuar libremente, mírenlos intensamente, cuanto más los miren más
van a ayudarlos a pensar. Cuanto más miro a un niño, más lo pienso
actuando, le doy todas las oportunidades de poder pensar bien.

¿Qué porción de nuestra identidad está formada por la imagen


que tenemos de nuestro cuerpo?

La identidad es el cuerpo, es en primer lugar el cuerpo, y de forma


secundaria el pensamiento, pero es el cuerpo como sensación. La
identidad está vinculada con la calidad de las sensaciones que vivo en
mi cuerpo, está vinculada a las emociones que expreso y que no tengo
miedo de expresar, y que me ponen en relación con el mundo
exterior. Y la identidad es también el placer de pensar, pero este
placer de pensar surge del placer de ser en su propio cuerpo.
Existimos porque tenemos sensaciones y emociones si no, no
existimos, si no, no tenemos identidad. 

En Uruguay

Dicen que Uruguay es un país bastante avanzado en materia de


psicomotricidad. Este año se firmó un convenio entre la
Licenciatura de Psicomotricidad y el Consejo de Educación
Inicial y Primaria para duplicar la atención a  niños en educación
inicial a nivel público. ¿Qué referencias tienen usted al respecto?

Uruguay es el primer país en las dos Américas en crear al


psicomotricista con nivel de grado, pienso que es gracias a la doctora
(María Antonieta) Rebollo. Me parece totalmente positivo ese
convenio en la medida en que se va a dar un lugar al cuerpo, a la
expresión, a la emoción en el marco de la escuela elemental, sobre
todo en la educación inicial en la que se lleva demasiado rápido al
niño a los aprendizajes intelectuales.

* Esta entrevista, realizada por la periodista Carolina Villamonte,


fue publicada en la revista Galería del semanario Búsqueda, en la
edición del 3 de mayo de 2012.

Comenta este artículo

 Agradecimiento   Milena Bonilla
Miércoles, 23 de Enero de 2013
Tambien soy recien egresada de licenciatura en edu. fisica;
pero me apasiona el tema de uno ser portador de nuevas
generaciones que tengan una verdadera identidad, me
apasiona el tema de la psicomotricidad pero en mi pais no
existe, no se le ha dado el verdadero valor. Excelente articulo,
muchas gracias..

 artículo   Lucrecia
Martes, 15 de Mayo de 2012
Excelente artículo, visto con ojos de psicopedagoga...
Felicitaciones.
 artículo    Andrea
Viernes, 11 de Mayo de 2012
Excelente artículo!.

 Hoy la escuela no está para na   Marta


Viernes, 11 de Mayo de 2012
Desde valdivia, sur austral de Chile, reciban mis
agradecimientos por tan valioso contenido, estos aprendizajes
son muy significativos, compartire a mis estudiantes estos
avances en materia de Psicomotricidad. Felicitaciones.

el rol del psicomotricista


Hola de nuevo!!
Hacía tiempo que no colgaba nada en el blog pero he encontrado este enlace que me
parece interesante compartir.
Espero que os guste.
Pilar
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jueves, mayo 06, 2010


La sesión de psicomotricidad

   Ya se ha hablado de los beneficios que la psicomotricidad conlleva en la


etapa infantil y por tanto, son muchos y variados grupos (pre-escolar, escolar,
niños con deficiencias físicas o psíquicas), a las que van a ir dirigidas.
Dependiendo del grupo y por tanto, de los objetivos marcados al principio del
curso escolar, el psicomocitrista determinará que tipo de sesiones son las más
adecuada y cómo se desarrollarán. No obstante, hay unos rituales y fases en
las sesiones que serán generales y comunes a todos y son los que
describiremos a continuación:

      1. Ritual de entrada


      2. Fase de expresividad motriz
      3. Fase de historia o cuento
      4. Fase de expresividad gráfica o plástica
      5. Ritual de salida

1. Ritual de entrada 

   Prepara a los niños y niñas para el nuevo ambiente, donde diferirán de las
actividades del aula. Al principio se establece un diálogo entre ellos o con el
psicomocitrista, compartiendo las novedades que les hayan sucedido en sus
ámbitos personales. Es el momento donde se recordarán las normas del aula
para su normal y correcto funcionamiento en cuanto al desarrollo de la sesión y
a la seguridad se refiere.

2. Fase de expresividad motriz y simbólica

   En esta fase, los niños descargan mucha cantidad de energía, tension, etc...
mediante el movimiento de todo su cuerpo, sin complejos, ni temores. Se trata
de que el niño viva sus movimientos, descubriéndose a cada momento
internamente, sintiendo el placer de los mismos y de lo que le aporta, logrando
una descarga tónica que le llevará a alcanzar la descarga emocional. A la vez
que se avanza en la motricidad, el niño irá atenuando su esfuerzo, por lo que
irá dirigiendo su atención hacia los diferentes objetos de la sala, previo al juego
simbólico. Aquí se manifestará la vivencia personal de cada uno, pues es de
esta manera cuando el niño intentará entender la realidad de su experiencia
simulándolas en el juego. 

Los juegos que se desarrollarán en la sala de psicomotricidad serán los


siguientes:

Juegos motrices: Saltos, equilibrios, balanceos, arrastre, caídas, esconderse,


reunir/separar, llenar/vaciar, rodar, puntería, etc...
Juegos simbólicos: papás y mamás, médicos, héroes y superhéroes, perro y
dueño, etc...

Foto: Ejemplo de preparación de juego con niños y cuerdas en pareja para poner en práctica en la sesión

3. Fase de historia o cuento

 Sin mucho adelanto, al niño se le avisará del fin de la actividad motriz,


preparando al niño para el cambio de escenario hacia el cuento, que él sabe
previamente que llegará. El psicomocitrista los reunirá delante de él y los
sentará para que los niños paren la actividad física y puedan pasar del placer
del movimiento al placer del pensamiento durante la narración, el niño de esta
manera vivirá las emociones sin necesidad de mover el cuerpo.
El desarrollo de la narración se dividirá en tres partes: presentación de los
personajes, desarrollo y resolución de la historia, es conveniente que el
niño viva situaciones en que el protagonista tenga dificultades para resolver el
conflicto, aunque sepa que saldrá bien de ella. El niño la vivirá con intensidad y
conseguirá asegurar sus miedos, angustias y temores. El repetir el cuento con
esta estructura en diferentes sesiones, facilita la anticipación del suceso por
parte del niño. Esto le encanta pidiendo que se le repita una y otra vez, lo cuál
le  producirá gran placer debido al hecho poder adelantarse a los sucesos. Con
él se pretende que el niño o la niña elabore las angustias representadas a
través del hilo de la historia y viva el retorno a la seguridad emocional. Durante
este proceso, los niños y niñas serán capaces de vivir una omnipotencia
mágica incluso identificarse con los personajes. El cuento, en psicomotricidad,
tiene una vertiente más terapéutica que lúdica. 

4. Fase de expresividad plástica o gráfica

   En la fase de representación llega la inmovilidad del cuerpo, es decir, se para


la emoción y el niño o la niña se adentra en un nivel superior de simbolización.
Para ello, el niño o la niña usa materiales que le permiten retomar las imágenes
mentales construidas en la actividad motora y expresarlas por medio del dibujo
o de la construcción. Así, en esta fase “el niño deja de ser actor para
convertirse en espectador de sí mismo”. Durante esta fase se estimula la
creatividad del niño o la niña, puesto que a partir del dibujo, la construcción o la
actividad plástica, parará el cuerpo y estará concentrado, inmerso en su
producción. Según la edad, se pueden abrir diferentes espacios de
representación, dejando así libertad a los niños para escoger. Aún así, se debe
procurar que todos accedan a las diferentes opciones para que no se limiten en
su desarrollo. Estas representaciones que los niños y niñas hacen irán
evolucionando con el paso de las sesiones, de manera que los pequeños
accederán autónomamente a conocimientos de lógica-matemática como son la
perspectiva, el volumen, la forma, el tamaño, la altura, etc. Es muy importante
que se ayude a los niños y niñas a hablar de su obra, sin ir más allá de
interpretarla. Poner palabras les ayudará a alcanzar la descentración. 

5. Ritual de salida 

   En este momento de fin de sesión de psicomotricidad, los niños podrán


expresar las emociones vividas, también se hace imprescindible que los niños
recojan los materiales usados y devuelvan el orden del aula o espacio donde
se desarrolló la sesión. La despedida se puede realizar mediante una canción,
lo cuál encanta a los niños. Con este ritual se intenta ayudar al niño a conseguir
el tránsito a otro espacio, el aula, diferente al que han vivido.

Al hilo de lo expuesto, recomendamos la visión del vídeo a continuación


expuesto, donde se muestra una sesión de psicomotricidad vivenciada
realizada en Mayo de 2009 en el IES Virgen de las Nieves con el alumnado del
Ciclo Formativo de Educación Infantil y el grupo de Las Palomas (5-6 años) de
la Escuela Infantil Municipal (0-6) "Arlequín". En la sala había muchas
propuestas de actividad con diferentes materiales cada una. En este vídeo se
recoge fundamentalmente la interacción con las pelotas grandes y las
construcciones de goma-espuma. Se ha escogido este vídeo en forma de
fotografías, por lo larga que sería una sesión de psicomotricidad completa (en
cuanto a tamaño y duración)  y porque éste en concreto, expone todas las
fases de una sesión desde el ritual de entrada hasta el de salida.
Quedan recogidas en las imágenes las diferentes fases expuestas, en este
caso, desde que se desplazan hacia el gimnasio y se les reune antes de entrar
para que los niños sepan que entran en un nuevo espacio hasta que se realiza
la asamblea final de sesión. Lo primero es sentarse todos en un lugar
previamente acondicionado (bancos dentro de telas para aislar del resto del
gimnasio) y poder hablar y expresar lo vivido en los días anteriores a la
sesión.También se aprovecha para explicar la actividad y marcar las normas
que la regirán. Una vez los niños han entendido lo que tendrán que hacer y se
han introducido en "su nuevo mundo" empieza el juego, físico y simbólico, que
en este caso se realiza con pelotas grandes y piezas de goma-espuma. Con
ellas los niños desarrollarán la parte motriz y su parte simbólica simulando
espacios y situaciones que han vivido o han visto en algún momento de su
vida. Conseguirán abstraerse del mundo real y descargar la carga emocional
acumulada tonificando su cuerpo y mente. Al finalizar el juego, se opta por el
descanso en el suelo tapándose para el frío. En este momento se puede
explicar un cuento, historia o relato, o simplemente introducir la música para
que el niño relaje su cuerpo y mente. Seguidamente se hace una asamblea
final donde podrán expresar sus emociones sobre lo experimentado en la
sesión y así preparar la salida de este encuentro emocional y volver a su aula. 

A modo de reflexión y partiendo del vídeo, podemos plantear si la cantidad de


niños es un factor importante para el desarrollo de las sesiones y por tanto, si
es posible el cumplimiento de los objetivos marcados, o si de lo contrario este
factor condiciona los resultados tanto individuales como colectivos. Por otra
parte, cabe destacar que los recursos materiales y de espacio son muy
grandes y quizás no en todos los centros se disponga de tanto ni de un lugar
adecuado, por consiguiente... ¿condiciona este detalle al resultado deseado?

Materiales en la sesión psicomotriz

Dentro del lugar donde se realiza la sesión de psicomotricidad encontraremos


diferentes materiales, cada uno de ellos destinado a desarrollar aspectos
concretos y diferentes en el desarrollo del niño. Podríamos diferenciarlos según
los siguientes espacios:

Espacio sensoriomotor: quitamiedos, espalderas, bloques de goma-espuma,


colchonetas, toboganes, plataformas de salto, etc...  El objetivo es favorecer el
salto, las caídas, el equilibrio, las carreras, todo lo que el niño necesita para
sentir y vivir los movimientos de su cuerpo y sus posibilidades, estimulándole
para conseguir su desarrollo.
Espacio simbólico: Bloques de goma-espuma, cuerdas, telas, aros, palos,
muñecos, pañuelos, pelotas. Se busca el simular, el imitar y representar
aquello que está en su mente e imaginación, a que juegue al "como si..." y que
invista el material.
Espacio representacional: pinturas, folios, plastilina, rotuladores y lápices de
colores, pizarras, etc... Con ellos se refuerza su parte expresiva representando
en dibujos o construyendo aquello que han vivido. También se relaciona con la
motricidad fina, pues a la vez que expresan, aprenden sus movimientos mas
precisos.
Los diferentes materiales se dividen según su composición y lo que
representan en dos tipos:

Materiales blandos: bloques de espuma, pelotas, cojines, telas, etc...


materiales que les acoge, les envuelve y les da placer, se sienten recogidos y
seguros.
Materiales duros: espalderas, maderas de construcción, palos, banquetas,
cubos de plástico, etc... Materiales que hacen que el niño se enfrente al reto, al
principio de la realidad y por tanto a la superación física, lo que le ayudará al
desarrollo motor y sensorial.

La música en la sesión de Psicomotricidad

La  psicomotricidad y la música van cogidas de la mano en todos sus aspectos,


educación, estimulación, rehabilitación, etc... Un buen desarrollo psicomotor
facilita la capacidad de ejercer la música y al revés, una buena parte de las
actividades y entrenamientos propiamente musicales, alcanzan e incluso
sobrepasan una amplia gama de situaciones psicomotoras en cuanto a los
objetivos se refiere. Por ejemplo se pueden relacionar las siguientes
habilidades psicomotoras a los instrumentos referidos:

- Habilidad digital y manual ------------- Adiestramiento en flauta y otros


instrumentos.
- Coordinación óculo-manual -----------Tocar instrumentos de láminas
- Conocimiento del propio cuerpo ---- Percusión y expresión corporal, la voz.
- Dominio de la respiración ------------- Respiración en la fonación y flauta
- Percepción espacial -------------------- Movimiento y danza libre y organizada
- Percepción temporal -------------------- Ritmo, control del tiempo

Psicomotricidad y música, como hemos citado anteriormente, van juntas, se


hace necesario que la atención a una no perjudique a la otra, es claro que el
ritmo que la música ayuda al desarrollo en los ejercicios que precisen de un
ritmo, ejercitando la parte sensoriomotor y obligando a la concentración del
niño para la coordinación de los movimientos al ritmo elegido para el ejercicio.
El control tónico, la relajación muscular, el control postural, las cualidades del
movimiento, etc..., trascienden el marco puramente psicomotriz revistiendo una
dimensión expresiva que convierte el movimiento en auténtico lenguaje
artístico, entrando en el terreno de la expresión corporal. 

Queda clara pues, la importancia que los diferentes materiales  y la música


aportan en la consecución de los diferentes objetivos marcados para el
desarrollo del niño. Todos ellos han de ser estudiados y planificados al principio
del curso escolar, para así poder llevarlos a cabo y desarrollarlos en su
plenitud, dando tiempo a que durante el propio curso se pueda modificar algún
aspecto que se considere mejorable, o introducir y eliminar aquellos que se
consideren beneficiosos o no suficientemente interesantes.

Como conclusión, se recomienda que una vez por semana como mínimo se
realicen sesiones de psicomotricidad, pues sus beneficios quedan demostrados
y contrastados en diferentes estudios realizados. Algunos centros optan por
realizar dos sesiones semanales y le dan importancia delante de otras
asignaturas no troncales y opcionales.

Ejemplo de sesiones:
http://aprendemosjugando1.iespana.es/sesiones%20de%20psicomotricidad.htm
http://www.efdeportes.com/efd124/sesion-de-psicomotricidad-para-educacion-infantil.htm 
http://www.educa.madrid.org/web/eei.eltomillar.torrelodones/psicomotricidadsesiontipo.html 
http://guindo.pntic.mec.es/~mmarroqu/psicomotricidad.html 
Video juegos en sesión psicomotriz 
Video juegos psicomotricidad 
power point descripcion diferentes juegos psicomotrices 
 
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Etiquetas: La sesión de psicomotricidad

lunes, mayo 03, 2010


Motricidad fina y gruesa

La Motricidad Fina
 
La motricidad fina comprende todas aquellas actividades del niño que
necesitan de una precisión y un elevado nivel de coordinación. Esta motricidad
se refiere a los movimientos realizados por una o varias partes del cuerpo, que
no tienen una amplitud sino que son movimientos de más concreción. Se cree
que la motricidad fina se inicia hacia el año y medio, cuando el niño, sin ningún
aprendizaje y quizás movido por su instinto, empieza a poner objetos uno
encima de otro, a hacer borrones con lápices, cambiar las cosas de sitio, etc.... 
  
Desarrollo de la  Motricidad Fina
 
EI desarrollo de la motricidad fina juega un papel central en el aumento de la
inteligencia, debido a que se experimenta y aprende sobre su entorno. Las
habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, aunque
se pueden dar grandes progresos y estancamientos o retrocesos sin
consecuencias para el desarrollo normal del niño.

0 a 12 meses: No hay control sobre las manos aunque al final del año ya se
nota el progreso. Si se toca su palma, cerrara su puño muy apretado, pero esto
es una acción de reflejo inconsciente llamado "reflejo Darwinista", y desaparece
en un plazo de dos a tres meses. Así mismo, el infante agarrara un objeto
puesto en su mano, pero sin ningún conocimiento de lo que esta haciendo. La
coordinación ojo-mano comienza a desarrollarse entre los 2 y 4 meses,
comenzando así un periodo de práctica llamado ensayo y error al ver los
objetos y tratar de tomarlos. A los cuatro o cinco meses, la mayoría de los
infantes pueden tomar un objeto que este dentro de su alcance, mirando
solamente el objeto y no sus manos. Llamado "máximo nivel de alcance”, este
logro se considera un importante cimiento en el desarrollo de la motricidad fina.
En el segundo semestre de esta etapa, comienzan a explorar y probar objetos
antes de tomarlos. Uno de los logros motrices finos mas significativos es el
tomar cosas usando los dedos como tenazas (pellizcado), lo cual aparece
típicamente entre las edades de 12 y 15 meses.

1 a 3 años: Su desarrollo y curiosidad empujan al niño a manipular objetos


cada vez de manera más compleja, incluyendo la posibilidad de empujar
palancas, girar las páginas de un libro, marcar números del teléfono, etc... Los
dibujos que realizan son garabatos, pero empezaran a realizar figuras más o
menos circulares que les servirán de patrón para otros dibujos mas complejos.
Jugarán con cubos y piezas que podrán poner una encima de otra hasta un
cierto nivel.

3 a 5 años (etapa pre-escolar): los retos en esta etapa, tales como el manejo
de los cubiertos o atarse los zapatos, representan un salto evolutivo motriz
importante. Cuando los niños tienen 3 años, el control del lápiz puede ser
grande y dibujan círculos sin que sean garabatos, animándose a dibujar figuras
humanas o animales, aunque los trazos son muy simples. A los 4 años, se
usan las tijeras, se copian formas geométricas y letras, se usan con criterio la
plastilina y se pueden abrochar botones grandes. Algunos niños, usando la
letra de palo, escriben su nombre y el de familiares o amigos cercanos.

5 años (etapa escolar): A partir de aquí, la mayoría de niños consolidan y


avanzan claramente mas allá del desarrollo logrado en la etapa pre-escolar, en
sus habilidades motoras finas, perfeccionando lo adquirido. Pueden cortar,
pegar y trazar formas con criterio. Pueden abrochar botones más pequeños y
tener control absoluto sobre aquellas tareas rutinarias, tanto en el ámbito
escolar como en el familiar.

Los aspectos de la motricidad fina que se pueden trabajar a nivel escolar


y educativo en general son:
 
1- Coordinación Viso-Manual
  La coordinación manual llevará a dominar su mano. Los elementos más
afectados, que intervienen  directamente en este proceso son la mano, la
muñeca, el brazo y el antebrazo. Es muy importante tenerlo en cuenta ya que
antes de que el niño pueda controlar sus movimientos en un espacio reducido
como es un papel, será necesario que pueda trabajar y dominar este gesto mas
ampliamente en el suelo, pizarra y con elementos de poca precisión. Las
actividades que ayudan a desarrollo la coordinación viso-manual son pintar,
punzar, enhebrar, recortar, moldear, dibujar, colorear, etc...

Foto: juego estimulante para la coordinación y desarrollo motriz de manos y dedos


 
2- Coordinación Facial
  Este es un aspecto  de suma importancia  ya que tiene  dos  componentes:
 
   2.1- El dominio muscular
   2.2- La posibilidad de comunicación y  relación que  tenemos  con la  gente
que  nos  rodea a través de nuestro cuerpo y  especialmente de nuestros
gestos voluntarios e involuntarios de la cara.
  
Es parte importante en la comunicación del niño y se debe facilitar que controle
y domine muscularmente su cara. Su importancia se debe a que permitirá
exteriorizar emociones, sentimientos y le ayudará a relacionarse, pues su cara
dirá con gestos lo que no sepa o pueda explicar con palabras.

3- Coordinación Fonética 
 Se hace necesario su seguimiento y estimulación, pues el niño deberá emitir a
lo largo de su madurez, la emisión sistemática de cualquier sonido. Hay que
estimular su desarrollo hablando, jugando e incitando al niño a relacionar
objetos, personas, animales con sonidos, nombres, etc... Con ello
ejercitaremos su parte fonética y a la vez, su memoria. La imitación es un buen
método de aprendizaje. Hacia el año y medio el niño puede tener la madurez
para iniciar un lenguaje pero no contendrá demasiadas palabras y las frases
serán simples. Estos juegos motrices tendrán que continuar sobre todo para
que el niño vaya adquiriendo un nivel de conciencia más elevado. Entre los 2-3
años el niño tiene posibilidades para sistematizar su lenguaje, para
perfeccionar la emisión de sonidos y para concienciar la estructuración de las
frases y hacerlas cada vez más complejas. Al final del tercer año quedarán
algunos sonidos para perfeccionar y unas irregularidades gramaticales y
sintácticas a consolidar. Entre los 3 y 4 años, consolidará y dominará el aparato
fonador, hablará con total consciencia y coherencia y será en la escuela donde
madurará lingüísticamente finalizando este proceso tan importante para la
comunicación.
 
4- Coordinación gestual
   Se hace necesario el conocimiento de cada uno de los dedos individualmente
y en conjunto para el dominio de las tareas, aunque no será hasta los 10 años
cuando se asegurará su dominio. Hasta esa edad, las manos se ayudan (en la
etapa pre-escolar) una a la otra en algunas tareas de precisión y será el
progreso escolar a partir de los 5 años el que le llevará a la precisión y control
individual de sus manos y dedos.   

La motricidad gruesa

Es la parte de la motricidad referente a los movimientos de los músculos que


afectan a la locomoción o del desarrollo postural como andar, correr, saltar,
etc., es decir, todo lo que tenga que ver con el desarrollo del niño que afectan a
grupos de músculos sin tener en cuenta el detalle o la precisión que requiere la
motricidad fina. A continuación detallaremos el desarrollo de la motricidad
gruesa en las diferentes fases de crecimiento. 

Fases de la motricidad gruesa.


 
En el desarrollo motor, según la edad, se observan cinco fases:

0 a 6 meses: Dependencia completa de la actividad refleja, en especial la


succión. Hacia los  tres o cuatro meses se inician los movimientos voluntarios
debido a estímulos externos.

6 meses a 1 año: Se caracteriza por la organización de las nuevas


posibilidades del movimiento. Se observa una movilidad más grande que se
integra con la elaboración del espacio y del tiempo. Esta organización sigue
estrechamente ligada con la del tono muscular y la maduración propia del
proceso de crecimiento, la cuál se enriquece continuamente debido al feedbak
propio del desarrollo cognitivo.  Cerca del año, algunos niños caminan con
ayuda.

1 a 2 años: alrededor del año y medio el niño anda solo y puede subir
escalones con ayuda. Su curiosidad le hace tocar todo y se puede sentar en
una silla, agacharse, etc..., A los 2 años el niño corre y puede saltar con los dos
pies juntos. Se pone en cuclillas, sube y baja las escaleras sintiendo el apoyo
de la pared.   
Foto: Ejercicios de motricidad gruesa en etapa pre-escolar

3 a 4 años: se consolida lo adquirido hasta el momento, se corre sin


problemas, se suben y bajan escaleras sin ayuda ni apoyos, pueden ir de
puntillas andando sobre las mismas sin problemas. Al llegar a los 4 años se
puede ir solo con un pie,  el movimiento motor a lo largo del año se irá
perfeccionando hasta poder saltar, mover, subir y bajar por todas partes.

5 a 7 años:  El equilibrio entra en la fase determinante, donde se adquiere total


autonomía en este sentido a lo largo de este período. En esta fase, se
automatizan los conocimientos adquiridos hasta el momento, que serán la base
de los nuevos conocimientos tanto internos como socio-afectivos. Las
posibilidades que se abren al niño delante de las siguientes fases de
crecimiento (adolescencia, pubertad) hasta llegar al desarrollo completo
vendrán marcadas ineludiblemente por lo adquirido y consolidado en estas
etapas.

A partir de los 7 años la maduración está prácticamente completada, por lo que


a partir de ahora y hasta los 12 años es el momento idóneo para realizar
actividades que favorezcan el equilibrio y la coordinación de movimientos.

Enlaces de interés:
http://down21.org/educ_psc/educacion/atencion_temprana/motricidad_gruesa.h
tm
http://www.educarecuador.ec/_upload/formacion.La.motricidad.fina.en.la.etapa.i
nfantil.pdf
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Etiquetas: Motricidad fina y gruesa

martes, abril 27, 2010


La Psicomotricidad vivenciada
"Movimiento al servicio de hacerse hombre entre hombres, movimiento para
sentir el amor y el rechazo, para entender el yo y el otro, para situarse como
vivo y cambiante en el tiempo, para desplazarse en un espacio y para
manipular objetos donde se discriminaran primero relaciones concretas y luego
abstractas”
 
"cualquier tipo de conocimiento construido, tiene una estrecha relación con la
inteligencia y la afectividad, estas últimas dependen íntimamente de la vivencia
corporal y motriz"

Citas de Bernard Aucouturier, (Francia 1934), podríamos decir que el


propulsor de la Psicomotricidad vivenciada. Profesor de educación física,
declinó encaminar su vida profesional hacia el campo del deporte y orientó sus
estudios y experiencia al terreno de la educación psicomotriz, trabajó con
diferentes psicólogos y psicoanalistas profundizando en el campo de la
observación del niño para su desarrollo psicomotriz. A partir de 1970,
psicomocitristas de diversos países (Alemania, Argentina, Bélgica, España,
Francia, Italia, Méjico, Portugal) y de diferentes orígenes profesionales
(psicomocitristas, psicólogos, médicos, educadores) han seguido la orientación
i las investigaciones de Bernard Aucouturier sobre el desarrollo del infante a
partir del trabajo corporal.

Foto: Bernard aucouturier

¿Qué es la psicomotricidad vivenciada?

Esta disciplina parte de un concepto diferente de la educación del niño. En la


actividad de psicomotricidad, el niño es el eje central de su propio proceso de
aprendizaje y el psicomocitrista es simplemente el mediador en este proceso
de aprender. Se parte de que el niño es un ser global y por ello en el colegio se
ha de atender a todas las dimensiones de su ser. Este tipo de psicomotricidad,
integrada dentro del horario escolar, aporta una visión amplia del desarrollo
global de cada alumno, permitiendo observar su evolución no sólo a nivel
cognitivo o intelectual, sino también a nivel emocional, afectivo y social. Los
psicomocitristas son los “vigilantes”, por así decirlo, del desarrollo de cada niño,
pudiendo detectar y prevenir dificultades e intervenir siempre que se considere
necesario, para que ese desarrollo sea lo más favorable posible.

Principios teóricos y prácticos de la psicomotriz vivenciada

La globalidad y la expresión psicomotriz son los dos parámetros


fundamentales:

La globalidad es la vinculación de las diversas estructuras que conforman al


hombre (somática, afectiva y cognitiva). El niño debe ser considerado como un
ser global y no se le deben cortar las alas a su expresividad, significando de
esta manera todos los parámetros de su entorno. Las acciones corporales del
niño son las que establecerán la relación con su "yo" interno y con el resto de
personas de su entorno, poniendo de manifiesto su expresividad psicomotriz.
Sus estructuras motrices y cognitivas se formarán a través del aprendizaje que
le proporciona la vivencia continua de experiencias propias.

 El principio práctico es el juego, no se le trata como una simple diversión,


sino como la manera que tiene el niño para mostrarse a sí mismo y a sus
congéneres, expresar sus sentimientos y emociones, descubrir su entorno y
interactuar con su cuerpo y objetos. Jugando, el niño interpretará el mundo y
consolidará sus aprendizajes en un feedback cognitivo. 

El juego se puede dividir en tres aspectos:


El juego sensoriomotriz (o de ejercicio), es el primero en aparecer (0 a 2
años) y se caracteriza por el desarrollo preverbal. Este juego lleva a la
asimilación funcional. El juego simbólico (2 a 7 años) surge junto al lenguaje y
el niño empieza a representar estructuras y formas ausentes, transforma la
realidad y le da vida a los objetos. En el juego cognitivo (7 a 12 años), se
establecen las relaciones sociales e inter-individuales.

Cuadro comparativo entre psicomotricidad clásica y vivenciada 


Psicomotricidad clásica Psicomotricidad vivenciada

Analítica Global

Se tiende a tener ideas No hay ideas preconcebidas, se deja


preconcebidas de los niños, mediante actuar al niño para reconocer las
evaluaciones necesidades mas profundas, para
hacerlas evolucionar desde el placer
sensoriomotriz

Toma el cuerpo como objeto de Pone al cuerpo al servicio del


movimiento movimiento, de la expresión corporal

La acción se dirige a mecanizar los La acción es de carácter expresivo del


gestos eficazmente movimiento, poniendo énfasis en la
creatividad

Propone programas de Propone situaciones al niño y él debe


adiestramiento que definen un sus potencialidades corporales, debe
modelo al que se debe ceñir el ser capaz de concebir nuevos gestos y
cuerpo expresar sus sentimientos y emociones

Pretende lograr un manejo de las Extiende estas nociones hacia la


emociones tempo-espaciales construcción de nociones mas
abstractas y transcendentes

Los contenidos motrices son un fin Los contenidos motrices son un medio
para lograr un desarrollo en la
comunicación, pensamiento y
creatividad

Enlaces de interés 
Concepto y posibilidades interdisciplinarias en educación física
Sesión psicomotriz vivenciada 
            
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Etiquetas: La psicomotricidad vivenciada

El/la Psicomotricista
El psicomotricista es el profesional que se ocupa de abordar a la persona, sea
cual sea su edad, a través de la expresión corporal y el movimiento, mediante
los recursos específicos derivados de su formación. Su intervención va dirigida
tanto a sujetos sanos como a quienes padecen cualquier tipo de trastorno,
limitación o discapacidad, y su trabajo puede desarrollarse individual o
grupalmente, en calidad de profesional libre o integrado en instituciones
educativas o socio-sanitarias. Sus competencias se concretan en los siguientes
ámbitos e intervención: 

   Diagnóstico: para la comprensión global de la persona mediante la


aplicación de  instrumentos específicos de valoración, como son el balance
psicomotor y la observación psicomotriz. 
   Prevención: Para detectar y prevenir los trastornos psicomotores o
emocionales en poblaciones de riesgo y durante las diversas etapas de la vida,
desde la infancia hasta la 3º edad.
   Educación: para facilitar la maduración psicomotriz en el marco curricular del
centro educativo. 
   Terapia: como forma de intervención sobre trastornos psicomotores del
desarrollo y alteraciones emocionales y de la personalidad, en función de un
proyecto terapéutico realizado sobre la base de un diagnóstico. 
   Formación, Investigación, Docencia: Cuya finalidad es la capacitación para
el desarrollo de la actividad profesional, la profundización en sus ámbitos de
competencia y la transmisión de los contenidos ligados a esta práctica.

Foto: Psicomocitrista en sesión de psicomotricidad

El psicomocitrista tiene que reunir algunos aspectos para su correcta función,  y


quiero resaltar dos que a mi entender son de gran relevancia por lo que al niño
puede transmitir:

1- El cuerpo del Psicomocitrista


 
    El cuerpo del Psicomocitrista es un verdadero organizador para el niño, tal
como lo fué el cuerpo primordial de su madre en sus primeras experiencias con
el mundo exterior. Es un objeto de identificación y un escenario sobre el cual el
niño puede proyectar sus fantasías. Désobeau (psicomocitrista francesa), dice
que el cuerpo positivo es el cuerpo revelado por el otro, de lo cual nace su
potencial de riquezas sensoriales y su potencial de acción. También señala que
"El niño vive intensamente el cuerpo del terapeuta y puede identificarse con él
a través de las actitudes que él toma y él recrea, lo que le permitirá alcanzar
algún día su propia identidad".

    El proceso de identificación con el adulto comienza a partir de un conjunto de


estímulos: la presencia, el rostro, el gesto, el desplazamiento; los que forman
complejos significativos en los cuales se proyecta el niño.

2- La actitud del psicomocitrista

"Soy mirado, luego soy", dice Winnicott, y señala que en el desarrollo


emocional, el precursor del espejo es el rostro de la madre. Si la función
materna es la adecuada, el bebé se refleja, se ve en el rostro y en la mirada de
la madre. La calidad de la mirada del otro, en nuestro caso, la mirada del
terapeuta psicomotor, legitima, da credibilidad, espacio y tiempo para
experimentar. Si nuestra mirada no humilla, no critica, no fiscaliza, no va a
significar al otro desde la impotencia. Si nuestra mirada acepta, permite,
sostiene, espera, valora y alienta, le da al otro el espacio para ser en su
cuerpo.  
  
Cuando Winnicott habla de las funciones maternizantes (a nivel metafórico) que
el terapeuta debe poder brindar a su paciente, se refiere a una actitud
terapéutica de respeto, continuidad, sostén, cuidado, sintonizada con las
necesidades del paciente. Y que no supone de ninguna manera, la simpatía, el
consejo, ni la condescendencia. Ser empático también puede significar
conectarse con las necesidades de frustración y de límites. Un aspecto
importante de esta actitud terapéutica es no ser intrusivos. Siendo empáticos
nos conectamos con la necesidad del paciente. Siendo intrusivos nos
conectamos con nuestra propia necesidad.

En una sesión de psicomotricidad, el psicomocitrista tendrá en cuenta las


siguientes cuestiones:

- Tendrá que desempeñar varios papeles durante las sesiones y tras ellas. 
- Hará de observador de todo lo que pasa en la sala durante la sesión para, de
forma sistemática y lo más objetiva posible, evaluar los alumnos, su actitud,
comportamiento, actividades, participación, conflictos, etc... e ir registrando los
aspectos mas significativos para posteriormente, ir trabajándolos. 
- Será en un primer momento, el guía de la sala hasta que los alumnos se
familiaricen con ella. 
- Hará de árbitro y tamiz, de los conflictos que vayan surgiendo, recordando las
normas, vigilando que se cumplan y amonestando al que no lo haga. Si surgen
disputas propondrá juegos de transformación para que se libere la tensión de
forma ajustada. 
- Es muy importante que el psicomocitrista y los tutores de los alumnos estén
coordinados y que trabajen en equipo.

Enlaces de interés 
http://www.terra.es/personal/psicomot/ee_pscm.html 
http://www.psicomotricidad.fmed.edu.uy/perfil.html
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Etiquetas: El/la psicomotricista

La etapa escolar
En la etapa escolar (a partir de 5-6 años), entramos en un período que algunos
denominan 2ª infancia , hasta los 9 años, y la 3ª infancia o niñez tardía, hasta
los 12 años, justo antes de la pubertad y adolescencia. El crecimiento en esta
etapa es casi constante,  la estructura ósea seguirá madurando, por lo cual
habrá que atender de manera importante la nutrición, que influirá en el
crecimiento óseo, grosor, forma y número de huesos del cuerpo, además del
desarrollo dental.

La característica a resaltar es el aumento de las habilidades en la ejecución de


todas las destrezas psicomotrices. El sentido del equilibrio bien desarrollado le
permite sentirse más confiado de sus posibilidades motrices y esto le llevará a
afianzar su confianza interno-externa.
Se animará a realizar proezas y acrobacias sin tener en cuenta los peligros; lo
cual tiene un lado negativo, pues puede sufrir un pequeño accidente, el cual se
debe evitar ya que puede retrasar lo avanzado en la evolución psicomotriz. Se
conseguirá cada vez más coordinación y destreza, como por ejemplo, definir
una trayectoria en los lanzamientos de objetos, cosa no fácil pues se requiere
equilibrio dinámico y direccionalidad, acciones encadenadas que implican
habilidades de las que el niño carece a esta edad.

El niño disfruta con actividades como moldear, construir, recortar, dibujar,


aunque no exista perfección en los movimientos de sus manos. Por lo tanto,
nos damos cuenta de lo importante que es el movimiento en sí y su evolución
en el desarrollo infantil. Por todo ello, la psicomotricidad debe de estar incluida
en el ámbito educativo, realizándose dentro del marco escolar, trabajando con
grupos en un ambiente enriquecido por elementos que le estimulen a
desarrollarse gracias a la actividad motriz y al juego.
Foto: Niños en taller de psicomotricidad

La psicomotricidad busca aumentar el desarrollo global del niño


(sensoriomotriz, afectivo y cognitivo) y su relación con los demás a través de la
actividad corporal. Su objetivo es favorecer la adaptación de la persona a su
medio a partir de su propia identidad, que  tiene fundamento y se manifiesta
gracias a las relaciones que aprende a establecer con el tiempo, el espacio, los
objetos...

La clase de psicomotricidad no es una clase de gimnasia donde lo principal es


evaluar las capacidades físicas para la consecución de tareas concretas, saltar
a la pata coja, hacer el pino, dar volteretas... sino una manera de aprender
mediante la actuación y la experimentación del propio cuerpo. Un marco
escolar adecuado para que esto sea posible, garantiza este aprendizaje. Los
objetivos y contenidos que ayudan a aprender se trabajan en la sala de
psicomotricidad, y responden perfectamente a los que en las programaciones
escolares se plantean para educación infantil. Los contenidos y los objetivos
son: 

      -Propiciar que el niño conozca su cuerpo de forma global y parcial,


experimentando sus posibilidades de   percepción, movimiento, disfrutando y
manifestándose con él. 
     -Desarrollar experiencias que favorezcan las relaciones sociales, las
relaciones con los objetos, la capacidad de orientarse en el espacio y organizar
el tiempo. 
      -Proponer experiencias que posibiliten la interacción con los demás niños y
con el medio. 
      -Trabajar específicamente la motricidad fina con el fin de obtener un buen
manejo grafomotriz, que facilite la adquisición del comienzo de la escritura.

El Psicomocitrista juega un papel fundamental en todos los procesos arriba


citados, a partir de ahí y con una actitud de apertura y escucha, establecer las
estrategias y recursos que hagan que el niño pueda evolucionar y solucionar
los problemas que se le presenten. Su formación debe ser personal
vivenciada, para que respetando las individualidades, pueda ser capaz de
observar y evaluar a través de los parámetros psicomotores. Su objetivo último
es ayudar al niño a que interiorice los mecanismos adecuados de actuación,
conocimiento de sí mismo y del mundo que está a su alrededor.

En el siguiente álbum de fotos, se pueden ver sesiones con niños de etapas


pre-escolar y escolar en diferentes espacios o salas y con diferentes tipos de
materiales. Los espacios pueden y deben ser también en el exterior,
aumentando las posibilidades que éstos permiten. Los trabajos en
psicomotricidad deben ser tanto individual  como en grupos y potenciar ambos
aspectos partiendo desde el "yo" individual.

En la etapa escolar, el niño forma parte de la comunidad escolar, ya ha


ingresado en la escuela y es uno más de sus miembros. Posee un cierto auto
control que irá desarrollando y una mayor sensibilidad para aplicarlo en sus
relaciones sociales. Está transformándose  para vivir en un grupo fuera del
ámbito familiar y se enfrenta con tareas físicas cada vez más complejas.
Resulta muy importante por tanto el conocimiento de sus condiciones físicas y
su idoneidad para dichas actividades, así como realizar un cuidadoso examen
de todo el organismo del niño para conocer su agudeza visual y auditiva, su
constitución ósea, muscular, articular, saber si es diestro o zurdo y sus hábitos
de limpieza y cuidado e higiene  personal. En este período se van a apreciar
unos importantes cambios fisiológicos  y de configuración. Las extremidades se
alargan y robustecen. La cabeza disminuye en proporción. Adquiere mayor
importancia  el recubrimiento muscular de la espalda, así como el cuello que se
hace más largo y fuerte.

Por lo general las niñas empiezan y terminan esta etapa de cambio antes que
los niños. Esto se manifiesta sobre todo en el cambio de dientes y en la
osificación de la muñeca. Pero los niños se manifiestan en conjunto más
excitados desde el punto de vista motor, o sea, por su fuerte impulso de
movimiento.

Comienza el período de la segunda dentición. También aumenta la amplitud de


los hombros y la caja torácica pierde su forma cilíndrica. Al comenzar a
desarrollarse las partes media e inferior de la cara, la frente tiende a
ensancharse.

Su actividad social hace que se relacione con numerosos coetáneos suyos y se


produzcan las relaciones grupales que le llevarán al juego y la competencia,
comienza a realizar deportes de cooperación con los de su mismo sexo. Al final
de la etapa aparecerán las rivalidades así como los juegos y modas por
temporadas que les llevarán a desarrollar su mayor actividad física. 

Es en definitiva, una etapa en la que debemos aprovecharnos de su gran


capacidad física para desarrollar las habilidades propias de cada individuo.
Enlaces de interés
http://www.um.es/univefd/tramot.pdf
http://www.educacioninfantil.com/index.php

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Etiquetas: La etapa escolar

La etapa pre-escolar
Psicomotricidad y Desarrollo

La experiencia personal, desde las primeras edades evolutivas, se abastece de


contenidos emocionales y afectivos, lo cuál permite que emerjan con mayor
facilidad las diversas funciones cognitivas y motrices claves para el desarrollo
de cada estadio evolutivo. Es decir, las experiencias que el niño va teniendo
con su cuerpo en relación a su medio permiten, como señala Piaget, elaborar
esquemas y éstos a su vez, le permiten diferenciar y continuar sus experiencias
hasta llegar a la elaboración definitiva de su "yo" corporal. Por tanto, se hace
imprescindible en las primeras etapas evolutivas, la experiencia de emplear la
totalidad del cuerpo en el juego simbólico; el comportamiento motor, la
espontaneidad, el gesto, la postura, etc... como los medios expresivos básicos
por excelencia y por encima de la palabra. Podríamos diferenciar en dos las
etapas de la evolución preescolar:

La primera etapa: hasta alrededor de los 2 años, o período maternal; es


cuando el niño comienza a enderezar y a mover la cabeza como acto reflejo,
enderezando seguidamente el tronco, estas actividades lo conducirán hacia las
primeras posturas de sedestación, la cual le facilitará a su vez la prehensión.
La individualización y el uso de sus miembros, lo llevarán progresivamente a la
reptación y gateo, lo que facilitará la segmentación de los miembros y aparición
de la fuerza muscular y del control del equilibrio, permitiéndole conseguir la
posición erecta, la bipedestación, la marcha y las primeras coordinaciones
globales asociadas a la prehensión. Estas situaciones de acción le facilitarán al
niño la posibilidad de descubrir y conocer.

La segunda etapa: de los 2 hasta los 5 años aproximadamente, es el período


global del aprendizaje y del uso de su cuerpo. Aquí, la prehensión se va
haciendo más precisa, asociándose a los gestos y a una locomoción cada vez
más coordinada, la motilidad (habilidad de moverse espontáneamente e
independientemente) y la cinestesia de manera asociada (sensación o
percepción del movimiento), permiten al niño un uso crecientemente
diferenciado y preciso de su cuerpo en su totalidad.
Foto: niños de pre-escolar en sesión de psicomotricidad

Objetivo de la Educación Psicomotriz en Preescolar

La etapa pre-escolar es efectivamente, la edad de las primeras adquisiciones,


que le permitirán salir poco a poco de la "dependencia" con la madre para
adquirir una relativa independencia de pensamiento y de acción, según la
autonomía de movimientos le vaya permitiendo. A partir de la acción el niño
pasa a la representación mental, al simbolismo, a la figuración y a la operación.
La actividad corporal y las actividades sensoriales contribuyen de manera
fundamental al desarrollo temprano de su inteligencia. El objetivo básico de la
educación psicomotriz en preescolar será por tanto, las vivencias corporales, el
descubrimiento del mundo, del propio cuerpo, la asimilación de la motricidad
para llegar a la expresión simbólica gráfica, y a la abstracción, a base de
estimular el movimiento.

Propósitos de la Educación Psicomotriz en la Educación Preescolar

Los propósitos de la educación psicomotriz en la educación preescolar deberán


de atender a los siguientes aspectos:

En relación al propio cuerpo:

   • Tomar conciencia del propio cuerpo a nivel global.


   • Descubrir las acciones que puede realizar con su cuerpo de forma
     autónoma.
   • Tomar conciencia de la actividad postural: activa y pasiva.
   • Tomar conciencia de la tensión y distensión muscular.
   • Reconocer los diferentes modos de desplazamiento.
   • Descubrir el equilibrio.
   • Favorecer la percepción del movimiento y de la inmovilidad.
   • Tomar conciencia del propio cuerpo con el espacio en que se
      encuentra.
   • Descubrir a través de todos los sentidos las características y
     cualidades de los objetos.
   • Vivenciar las sensaciones propioceptivas, interoceptivas y
     exteroceptivas.
   • Conocimiento, control y dominio de las diferentes partes del cuerpo,
     en sí mismo, en el otro y en  imagen gráfica.
   • Descubrir las acciones que pueden realizar con las diferentes partes
     del cuerpo.
   • Aplicar el movimiento motor fino por medio de la expresión plástica
     como plasmación de la vivencia corporal.

En relación a los objetos:

   • Descubrir el mundo de los objetos.


   • Conocer el objeto: observación, manipulación, etc.
   • Descubrir las posibilidades de los objetos: construcción.
   • Mejorar la habilidad manipulativa y precisa en relación con el objeto.
   • Desarrollar la imaginación por medio de los objetos.
   • Descubrir la orientación espacial. El niño como punto de referencia
     del mundo de los objetos.

En relación a la socialización:

   • Aplicar la comunicación corporal y verbal: relación niño-niño y


      relación niño-adulto.
   • Relacionarse con los compañeros: responsabilidad, juego, trabajo,
      cooperativismo, etc.
   • Descubrir la dramatización como medio de comunicación social:
      frases, sentimientos, escenas, interpretación de diferentes roles, etc.

En relación al espacio-tiempo:

   • Descubrir el suelo como un punto de apoyo.


   • Captación del plano horizontal, vertical e inclinado.
   • Captación de medida natural y espacio limitado.
   • Descubrir las nociones de: dirección, situación, sucesión, distancia,
     duración y límite.

En relación al tiempo:

   • Descubrir la secuencia temporal: pasado, presente y futuro reciente.


   • Descubrir el ritmo espontáneo.
   • Adaptación del movimiento a un ritmo dado.
   • Distinguir esquemas rítmicos.

Conclusiones

Cada etapa evolutiva del niño tiene una importancia determinada, pues cada
una de ellas aporta nuevos instrumentos para el desarrollo psico-motriz. La
etapa preescolar, ya desde que nace el niño, es la base para las siguientes.
Partiendo de este precepto, cabe deducir que no se puede pasar de una etapa
a otra sin haber cumplido los objetivos de la propia que esta viviendo el niño, es
decir, para madurar hay que tener unos conocimientos previos a todos los
niveles, ya sea motriz, de percepción, psiquicos, cognitivos, etc...  Se hace
necesario pues que los adultos dotemos a los niños de las herramientas y
entornos necesarios para que el niño evolucione por sí solo dentro de cada
etapa evolutiva que le toca vivir, y de esta manera pueda desenvolverse con
soltura consigo mismo y con su entorno social.

Enlaces de interés
http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2007/abril/nosotros131. htm
http://www.eljuegoinfantil.com/psicologia/evolutiva/motor/
http://www.cosasdelainfancia.com/biblioteca-psico03.htm

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