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MÓDULO DOS
Por consiguiente, Este TALIT era el manto usado por Samuel (1 Sm 15:27), y el manto que Elías echó
sobre Eliseo (1 R 19:19). También era el manto utilizado por Yeshúa, cuyos tzitzit fueron tocados por
la mujer que tenía el flujo de sangre.
En Zacarías 8:23 está escrito: “Así dice HaShem Tsevaot: “En aquellos días diez hombres de todas las
lenguas de las naciones asirán la esquina del vestido de un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque
hemos oído que el Eterno está con vosotros.”
En la esquina del vestido de un judío está la TZITZIT. Los diez hombres son los descendientes de las
diez tribus perdidas que ahora están volviendo a casa y desean aprender de los judíos cómo cumplir los
mandamientos de la Torá de Moshé como el Mesías Yeshúa lo hizo. Ahora estamos viviendo en esos
tiempos.
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MÓDULO DOS
Todos los que tocaron el fleco del manto del Mesías quedaron sanados de sus enfermedades. Los que
se aferraban a los mandamientos de la Torá transmitidas por el Mesías recibieron sanidad.
Hay sanidad de todas las enfermedades cuando obedecemos todos los mandamientos, como está escrito
en Shemot (Éxodo) 15:26: “Y dijo: Si escuchas atentamente la voz de HaShem tu Di-s, y haces lo que
es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré
ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, HaShem, soy tu sanador.”
“Él extendió la mano, le tocó y dijo: “Quiero, queda limpio.” Y al instante quedó limpio de su
lepra” (Mateo 8:3)
“Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las
plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron
salvados” (Marcos 6:56)
El Mashíaj habló contra la práctica de hacer las borlas largas: “Todas sus obras las hacen para ser vistos
por los hombres; ensanchan las filacterias y alargan las orlas del manto” (Mateo 23:5).
Para fines del período del segundo templo (70 a.C. - 135 d.C.), los flecos se habían convertido en un
símbolo de “estatus” social. Mientras más adinerado era uno, más grandiosos eran los flecos. Esta
actitud siempre ha sido parte de nuestra naturaleza humana, ya que somos dados a querer exhibirnos
públicamente; por ejemplo, nos gusta lucir el tipo de vehículo que poseemos, la casa en que vivimos, o
las prendas que vestimos.
Es sabido que, durante el tiempo de Yeshúa, los flecos de algunos fariseos eran tan largos y elaborados
que arrastraban el piso. Era este orgullo y ostentación lo que Yeshúa repudiaba cuando dijo, “...
extienden los flecos de sus mantos...” (23:5).
Cuando hablamos de los fariseos, es importante notar que no todos eran hipócritas. Nicodemo era un
fariseo (Juan 3). Ellos eran los líderes religiosos conservadores de esa época. De hecho, Yeshúa
dijo, “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y fariseos. Así que, todo lo que os digan que
guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no
hacen” (Mateo 23:2-3). Al igual que en nuestra época, existían entonces algunos líderes religiosos
buenos y temerosos de Dios; pero otros eran charlatanes.
Debido a las referencias hechas con respecto a su piedad externa y muerte interna, los cristianos
equivocadamente los visualizan como personas despreciables. Teológicamente, Yeshúa se parecía más
a los fariseos que a los saduceos.
La lección de este pasaje, para todos nosotros, es que es más importante conducirnos según los
mandamientos de Di-s por convicción interna y en humildad, que simplemente llevar una
apariencia externa de prácticas religiosas excesivas. “...el hombre mira lo que está delante de sus
ojos, pero Yahvéh mira el corazón” (1 Samuel 16:7b).
Otro texto que refleja que Yeshúa usaba Talit: “Se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando
una toalla, se la ciñó.” (Juan 13:4)
De manera que, seguimos el ejemplo perfecto de nuestro Mashíaj que observó y obedeció toda
Escritura. “Pues para esto habéis sido llamados, ya que también Cristo sufrió por vosotros, dejándoos
un modelo para que sigáis sus huellas” (1Pedro 2:21).
“Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn
13,15).
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MÓDULO DOS
Probablemente la mujer que padecía flujo de sangre, había oído mencionar que Yeshúa era el Mesías.
Quizás recordó la promesa mesiánica del rollo de Malaquías y pensó que, si habría de ser sanada,
debería ser por medio de Sus alas... ¡SUS TZI-TZIOT! Por fe, estrechó su mano y tocó los flecos de
Jesús, y fue sanada de su enfermedad.
Es interesante notar que, a través de todo el Antiguo Testamento, cuando se habla de “alas” en
referencia a Di-s, se utiliza la palabra hebrea kanaf. Ciertamente, el lugar de nuestro refugio es bajo
el kanaf del Señor, ¡o bajo Su palabra y Su autoridad!.
En la segunda carta a Timoteo en 4:13, el Apóstol Rabino Shaúl HaQodesh (Pablo) dice lo siguiente:
“El capote que dejé en Tróade con Carpo, cuando vengas, trae, y los rollos, especialmente los
pergaminos”.
Es importante aclarar que el capote que manda buscar Pablo es un manto que hoy día lo llamamos talit.
Era una prenda de vestir cuadrada con sus flecos o borlas en cada esquina. Todos los judíos de esa
época usaban esta prenda de vestir y lo llamaban manto. El nombre talit fue posterior. El pasaje de 2Ti
4:13 usa el termino griego Felónes manto que se muestra fuera (por encima) de los demás ropajes.
Manto, sobretodo, abrigo, capote.
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MÓDULO DOS
Se puede notar que hay cuatro títulos mencionados en este pasaje, un título por cada uno de los tzi-tziot:
1. “un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo” - ¡el inefable nombre de Di-s! (v. 12)
2. “El Verbo de Di-s” (v. 13)
3. “Rey de Reyes” (v. 16)
4. “Señor de Señores” (v. 16).
De manera que en las Escrituras, tanto el 1er como en el 2do pacto nos habla del uso de este Manto,
es decir que el fundamento escritural directo para el uso del talit es Números 15:37-41. El Señor
está diciendo que se hagan franjas o tzitzit en los bordes. Para el occidental la palabra “bordes” da la
idea de algo redondo pero en el oriente el borde es el extremo de la vestidura. En otras palabras el
Señor les dá el mandamiento a los hijos de Israel de hacerse tzitzit sobre los extremos de sus vestiduras
y pongan en cada tzitzit de las esquinas un cordón (en hebreo petil) o trenza.