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IGUALITARISMO
Una discusión necesaria
Javier Gallego S.
Thomas Bullemore L.
Editores
Nota preliminar 9
Prólogo 13
Introducción 15
I. Igualitarismo democrático
¿Cuál es el punto de la igualdad? Elizabeth Anderson 45
Igualdad democrática: La teoría de justicia de Anderson Daniel Brieba 105
V. Igualdad global
Extendiendo las fronteras de la justicia: El debate igualitarista sobre
la justicia global Juan Francisco Lobo 449
Inmigración y el derecho de gentes de Rawls Daniel Loewe 477
Las circunstancias de la desigualdad Hugo Seleme 509
Introducción
i. ¿qué es el igualitarismo?
1
Williams, B. “The Idea of Equality”, en Problems of the Self (Cambridge: Cambridge
University Press, 1973).
16 igualitarismo: una discusión necesaria
2
Idem., pp. 234 y ss. Williams, suspicaz frente a la tradición kantiana, considera que
esta conclusión es insuficiente.
3
Véase Aristotle. Nicomachean Ethics, R. C. Bartlett y S. D. Collins (eds. y trads.) (Uni-
ted States: The University of Chicago Press, 2011), p. 1102b. [paginación correspondiente a
la sistema de numeración Bekker, que será el que usaremos en esta introducción].
4
Véase id., p. 1105b25-6.
5
Id., p. 1106a26-b28.
Introducción 17
6
Véase id., p. 1106a36-b7.
7
Véase Aquinas, T. Commentary on the Nicomachean Ethics, I, C. I. Litzinger, O. P.
(trad.) (Chicago: Henry Regnery Company, 1964), p. 384.
8
Véase Aquinas, T. Summa Theologiae, II-II, T. Gilby (trad.) (Cambridge: Cambridge
University Press, 1975), §58-2.
9
Véase Plato. Republic, A. Bloom (trad.) (New York: Basic Books, 1968), p. 343c [con
Platón usamos el sistema de paginación Stephanus]; idea que se repite en p. 392b. Cf. Aris-
totle. Nicomachean Ethics p. 1130a3; p. 1134b5.
10
El término correlación [correlativity] tiene una función crucial en la interesante lec-
tura que hace Ernst Weinrib de la justicia aristotélica. Véase “Correlativity” en su The Idea of
Private Law (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1995), cap. 5.
11
La palabra que usa Aristóteles, el griego to ison, significa tanto equidad como igual-
dad. En el concepto aristotélico, la equidad como una norma es inseparable de la igualdad
como una operación matemática. Véase Nicomachean Ethics, pp. 1131a10-1131a14.
18 igualitarismo: una discusión necesaria
idea de que hay justicia distributiva ahí donde coexisten seres humanos separa-
dos, colaborando en un esquema común, en condiciones de escasez moderadas.
Esta concepción clásica de la justicia distributiva consiste en la afirmación de
que la vida en sociedad es una condición constitutiva de la posibilidad de toda
agencia moral, y por tanto, las cuestiones sobre distribución se derivan de la
comprensión constitutiva que los miembros tienen sobre la naturaleza de dicha
membresía y el tipo de bienes perseguidos en conjunto. De este modo, la visión
clásica reconoce una cierta estructura social como una condición esencial para
el desarrollo de la potencialidad humana.
Esta visión recibe su formulación más emblemática en la obra de Aristó-
teles, que concibe al hombre como un animal social [zwon politikon], con una
propensión a orientar su vida en la búsqueda de determinados bienes, y cuya
conducta, como hemos visto, es capaz de exhibir un orden virtuoso cardinal. El
canon justificatorio de la primera hipótesis, la visión socialmente constitutiva
del hombre, comienza, en Aristóteles, con la noción de autosuficiencia [autar-
keia]. El ser humano es social porque no es autosuficiente fuera de la polis. Y esa
insuficiencia individual en la autarquía tiene un trasunto moral: no es posible
aspirar al bien al margen de una comunidad discursiva donde ese concepto
detente un sentido normativo compartido. De esta premisa se deriva el valor
constitutivo y preeminente del contexto social sobre la racionalidad individual.
La filosofía aristotélica comienza con la idea seminal según la cual los seres
humanos “tienen un fin, una forma de vida en que sus potencialidades humanas
se realizan”.12 Desde esta perspectiva, los principios distributivos se justifican al
punto en que promueven virtudes que permitan al hombre realizar plenamente
el ideal del buen vivir [la eudaimonia aristotélica]. Hacer de una sociedad más
distributivamente justa, implica una tentativa por hacerla conformarse al en-
tendimiento constitutivo compartido en su membresía.
De este modo, la idea de comunidad no es simplemente una agregación de
individuos, sino más bien la constitución del individuo, su autocomprensión
personal surge del intercambio intersubjetivo que el contexto social dispensa.
Un ser humano en la soledad es una imposibilidad de jure, pensaba Aristóteles
en la Política, puesto que el hombre a la deriva “es una bestia o un dios”.13 En
el proyecto ético de Aristóteles la naturaleza humana y el ideal de la buena
vida están supeditados a esta condición constitutiva. La sociedad no es un ins-
trumento sino la posibilidad misma de ser un agente moral en búsqueda del
bien. En los términos aristotélicos, es una condición para el florecimiento de la
personalidad humana.14 De modo que cierta estructura social es esencial para
12
Gordley, J. “Contract Law in the Aristotelian Tradition”, en P. Benson (ed.) The
Theory of Contract Law: New Essays (New York: Cambridge University Press, 2001), p. 333.
13
Aristotle. Politics, H. Rackham (trad.) (Cambridge, Mass.: Harvard University Press,
1944), p. 1253a9-10.
14
Véase Radin, M. J. “Market-Inalienability”, en 100 Harvard Law Review (1987), p.
1870.
Introducción 19
15
Esto es lo que Charles Taylor ha llamado “individualismo” en The Malaise of Moder-
nity (Toronto: Anansi, 1991), pp. 30-31.
16
Véase Rawls, J. “Distributive justice”, en P. Laslett y W. G. Runciman (eds.) Philoso-
phy, Politics, and Society (3ª serie) (Oxford: Blackwell, 1972), pp. 371-386.
17
Véase Taylor, C. The Malaise of Modernity, pp. 12-14; y Radin, M. J. Contested Com-
modities (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1996), pp. 54 y ss.
18
En el caso de Locke estos instrumentos se limitan a proveer “una cómoda, segura y
pacífica vida en común, gozando cada cual su propiedad sin peligros.” (Locke, J. Two Trea-
tises of Government. P. Laslett (ed.) (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), §95).
19
El más fundamental de los cuales pareciera ser el derecho de propiedad: “El mayor
y principal fin […] por el que los hombres se asocian en comunidades [commonwealths]
y se someten a gobiernos, es la preservación de su propiedad.” (Locke, J. Two Treatises of
Government, §124).
20 igualitarismo: una discusión necesaria
social, lo que implica, a la inversa, una negación del mismo estatus deóntico a
cualquier otro principio que instituya una obligación o un deber de pertenencia
similarmente incondicional como sustento del vínculo colectivo. De modo que
la obligación de obedecer la ley y la autoridad del Estado únicamente puede
fundarse en el hecho de que va en beneficio del individuo hacerlo. Y ello im-
plica, en primera persona, una convicción de que la vida que ofrece el Estado es
cualitativamente mejor que la vida “solitaria, pobre, desagradable, bruta y breve”
del estado de naturaleza.20 El Estado, en consecuencia, es un instrumento para
proteger estos derechos pretéritos.
No habiendo justicia distributiva en el estado de naturaleza, porque aquello
sobre lo que esta recae —la propiedad de jure— es un concepto eminentemente
institucional, lo que hay, entonces, es posesión de facto —que es, en el argumen-
to de Locke, el resultado de interacción entre tierra y trabajo—.21 Siendo esto
así, la visión moderna deriva por implicación la tesis de que aquello sobre lo
cual tenemos derechos bajo estas reglas naturales no puede ser abrogado en el
estado civil, puesto que el propósito del contrato social no puede ser hacerlo
peligrar, sino protegerlo.22 De lo que se deriva, en último término, un derecho
absoluto e incondicional a la propiedad, y restringe cualquier demanda sobre la
distribución original de la propiedad después del contrato social.
¿Cuál es la función redistributiva que el Estado bajo esta concepción puede
legítimamente asumir? La cuestión del alcance de los principios distributivos
bajo la visión moderna es una implicancia de la concepción mayor sobre el
contrato social. Los individuos ceden libertad a cambio de obtener protección,
de modo que la forma en que el soberano cumple el contrato se deriva de
los intereses que consentidamente los individuos ubicaron bajo su tutela.23 En
Locke, esto es básicamente protección de la propiedad privada, y en Hobbes,
obediencia por protección.24
En esta tradición, los principios de justicia reconocen una relación de igual-
dad en los siguientes términos. Como nadie entra en sociedad sacrificándose
por otro, sino que para asegurar su interés individual, dado el propósito que
empuja a los hombres a organizarse colectivamente, todos deben recibir una
proporción proporcional a lo que aportaron al asociarse. Exigir a un miembro
un sacrificio, es decir entregar más de lo que recibe, implica un contexto espe-
cial de deberes naturales que no dicen relación con estructuras fundamentales
de justicia. En este esquema, el deber del Estado es asegurar a cada miembro la
20
Hobbes, T. Leviathan: Or the Matter, Forme, and Power of a Common-Wealth Eccle-
siasticall and Civil, I. Shapiro (ed.) (New Haven and London: Yale University Press, 2010),
§13.9.
21
Véase Locke, J. Two Treatises of Government, §6.
22
Véase id., §138.
23
Id., §134.
24
“El fin de la obediencia es la protección.” (Hobbes, T. Leviathan, §21.21).
Introducción 21
25
Rawls, J. A Theory of Justice (Cambridge, Mass.: The Belknap Press of Harvard Uni-
versity Press, 1999 [1971]).
22 igualitarismo: una discusión necesaria
26
Id., p. 53.
27
Así Arneson, R. “Against Rawlsian Equality of Opportunity”, en 93 Philosophical
Studies (1999).
Introducción 23
28
Id., p. 77.
29
Se ha criticado que en la teoría la igualdad de oportunidades tenga prioridad frente al
principio de diferencia, pues se sugiere que esto implica que destinar recursos a mejorar las
oportunidades de la clase media o alta es más importante que ayudar a los desaventajados.
Véase id., pp. 81-82. Otros, en cambio, interpretan A Theory of Justice como una propuesta
cuya idea de igualdad se desempeña como un valor social robusto, que espera permear las
interacciones sociales de agentes que comparten una comunidad. De modo célebre Scheffler,
S. “What Is Egalitarianism?”, en 31 Philosophy & Public Affairs (2003).
30
Dworkin, R. “What is Equality? Part 1: Equality of Welfare”, en 10 Philosophy and
Public Affairs (1981); y “What is Equality? Part 2: Equality of Resources”, en 10 Philosophy
and Public Affairs (1981), reimpresos como capítulos 1 y 2, respectivamente, en Dworkin, R.
Sovereign Virtue (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 2000).
31
Wolff, J. “Equality: The recent History of an Idea”, en 4 Journal of Moral Philosophy
(2007).
24 igualitarismo: una discusión necesaria
32
Nozick, R. Anarchy, State, and Utopia (New York: Basic Books, 1974).
Introducción 25
33
Dworkin, R. “What is Equality? Part 1: Equality of Welfare”.
34
Wolff, J. “Equality: The recent History of an Idea”.
26 igualitarismo: una discusión necesaria
35
Dworkin, R. “What is Equality? Part 2: Equality of Resources”. En su obra tardía
Dworkin dirá que la proyección institucional de su teoría es una “regulación que perfeccione
la libertad o eficiencia del mercado”. Dworkin, R. Justice for Hedgehogs (Cambridge, Mass.:
Belknap Press, 2011), p. 357.
36
Sen, A. “Equality of What?”, en 1 Tanner Lectures on Human Values (1980).
Introducción 27
37
Id., pp. 217-219.
38
Sen, A. Inequality Reexamined (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1992),
p. 28.
Id., pp. 39-40.
39
que no es posible establecer una distinción nítida entre el estado de cosas que se genera por
la satisfacción de una preferencia (motivada por la búsqueda de bienestar), por un lado, y el
que se genera por la disposición de un set determinado de recursos, por el otro lado. Ello
atenta contra la estrategia de diferenciar bienestarismo y recursismo.
28 igualitarismo: una discusión necesaria
que los beneficiados satisfagan o realicen sus preferencias, de modo que la ope-
ración distributiva depende de la justificabilidad previa de las preferencias in-
dividuales, lo que resulta problemático en varios casos, paradigmáticamente en
el cultivo de una religión. El recursismo pretende ser neutral a la pregunta por
la satisfacción de preferencias individuales, sin perjuicio de que algunos han
sostenido que ello es imposible.41 Sea como sea, no se puede negar que hay una
intuición moral fuerte favorable a la satisfacción de preferencias individuales
como métrica para la igualdad. Lo que esta propuesta sugiere es combinar la
métrica del bienestar con el igualitarismo de oportunidades, para así evitar ha-
cer del bienestarismo un criterio de resultado. Lo que le interesa a esta doctrina
(al igual que al recursismo) es identificar elecciones racionales y deliberadas por
parte de los agentes (es decir, hacer de la responsabilidad un criterio crucial)
de modo de permitirle al gestor de políticas públicas implementar mecanismos
distributivos asumiendo que todo agente racional sabe cuáles son sus preferen-
cias y por qué las persigue.
¿Qué es lo que debe ser igualado entonces? Las oportunidades para satisfa-
cer esas preferencias. Para ello las oportunidades se representan como opciones
que pueden ser adoptadas o bien negociadas con otros. Un esquema distributivo
será igualitario en este sentido si consigue: (i) que las opciones de los distintos
agentes sean equivalentes y a la vez todos se encuentren en las mismas condi-
ciones para negociar estas opciones; o (ii) que la desigualdad en las habilidades
negociadoras de los agentes se compense con una distribución no equivalente
de opciones; o (iii) que las opciones de los distintos agentes sean equivalentes y
que cualquier desigualdad en las habilidades negociadoras de los agentes se deba
exclusivamente a causas por las que pueden ser hechos responsables.
Una oportunidad para satisfacer una preferencia suena muy parecido a una
capacidad para desarrollar una funcionalidad. En efecto, esta métrica se pre-
senta, en principio, como una especie del género “igualdad de capacidades”, la
que se presenta a su vez como parte de la familia más amplia de igualitarismos
de oportunidades. El problema es que dicha métrica no provee de un índice o
canasta básica que identifique cuáles son las capacidades que es necesario igua-
lar. Por esto es razonable reemplazar la entidad en cuestión (ya sea la capacidad,
o el bien primario, o cualquier otra) por la preferencia individual por esa enti-
dad x. El igualitarismo de oportunidades siempre es neutral, nunca perfeccio-
nista, frente a la pregunta por lo bueno o útil. Esta métrica, entonces, conserva
esa neutralidad a la vez que pretende capturar la intuición moral favorable a la
preocupación por el bienestar individual.42
41
Véase Roemer, J. “Equality of Resources Implies Equality of Welfare”, en 101 The
Quarterly Journal of Economics (1986).
42
Arneson, R. “Equality and Equal Opportunity for Welfare”, en 56 Philosophical
Studies (1989).
Introducción 29
43
Cohen, G. A. “Equality of What? on Welfare, Goods, and Capabilities”, en M.
Nussbaum, A. Sen (eds.) The Quality of Life (Oxford: Clarendon Press, 1993), p. 28.
44
Cohen, G. A. “On the Currency of Egalitarian Justice”, en 99 Ethics (1989).
45
Tanto en “On the Currency of Egalitarian Justice”, la primera formulación, como en
“Equality of What?…”, el punto de partida es una crítica a ciertos aspectos y presupuestos
de la teoría de Rawls. En otras contribuciones más sustantivas, como por ejemplo en su
célebre Why Not Socialism? (Princeton: Princeton University Press, 2009), la crítica a Rawls
se concentrará en otros déficits, por ejemplo en la falta de un genuino ethos igualitario.
Véase sobre estas dos dimensiones de la crítica Reyes, A. “La crítica igualitarista de Cohen
a Rawls: Justicia como igualdad y comunidad”, en este volumen. Véase también Scanlon, T.
M. “Justice, Responsibility, and the Demands of Equality”, en C. Sypnowich (ed.) The Egali-
tarian Conscience: Essays in honour of G. A. Cohen (Oxford: Oxford University Press, 2006).
30 igualitarismo: una discusión necesaria
46
van Parijs, P. “Basic Income: A Simple and Powerful Idea for the 21st Century”, en
E. Wright (ed.) Redesigning Distribution: basic income and stakeholder grants as alternative
cornerstones for a more egalitarian capitalism (Real Utopias Project. Volume V: Verso, 2003),
pp. 19-20. Su formulación más acabada es van Parijs, P. Real Freedom for All (Oxford: Cla-
rendon Press, 1995).
47
Anderson, E. “What Is the Point of Equality?”, en 109 Ethics (1999). [Véase la
versión en castellano en este volumen. Para un comentario explicativo y proyecciones del
argumento, véase la contribución de Brieba, D. “Igualdad democrática: la teoría de justicia
de Anderson”, en este volumen].
Introducción 31
48
Scheffler, S. “The Practice of Equality”, en C. Fourie, F. Schuppert, I. Wallimann-
Helmer (eds.) Social Equality. On What it Means to be Equals (Oxford: Oxford University
Press, 2015), p. 21.
49
Sobre esto véase Carter, I. “El Respeto y la base de la Igualdad”, en este volumen.
32 igualitarismo: una discusión necesaria
50
Scheffler, S. “The Practice of Equality”, p. 22.
51
Id., pp. 32-33. Véase además Anderson, E. “The Fundamental Disagreement
between Luck Egalitarians and Relational Egalitarians”, en 40 Canadian Journal of
Philosophy (2010).
Introducción 33
52
Parfit, D. “Equality or Priority?” en M. Clayton y A. Williams (eds.) The Ideal of
Equality (London: Macmillan, 2000).
53
La concepción criticada se encuentra en Nagel, T. Mortal Questions (Cambridge:
Cambridge University Press, 1979). Su formulación definitiva es Nagel, T. Equality and
Partiality (New York: Oxford University Press, 1991).
54
Parfit, D. “Equality or Priority?”, p. 208.
34 igualitarismo: una discusión necesaria
55
Temkin, L. “Egalitarianism Defended”, en 113 Ethics (2003), p. 768.
Introducción 35
deseables. Hay allí una distinción implícita, por cierto, entre origen y resultado,
que exige al igualitarista definir dónde radica lo malo de la desigualdad.
Si bien se ha sugerido mirar la distinción télico/deóntico a la luz de es-
tas otras clasificaciones, ello no ha contribuido a esclarecer las posibilidades: el
igualitarismo télico está preocupado por el resultado, y pareciera ser que valora
la igualdad por razones intrínsecas. Pero respecto de la versión deóntica la cues-
tión es menos clara. Se ha sugerido que este concepto de Parfit corresponde
plenamente con lo que aquí se ha llamado igualitarismo no intrínseco, pues
“valorar la igualdad por otras razones”, como por ejemplo la justicia, es precisa-
mente tratar la igualación de modo instrumental, es decir, funcional a otro fin.56
Si volvemos a la crítica de la concepción relacional comprenderemos por
qué la distinción de Parfit, y las otras distinciones que surgieron, fueron tan
importante en el debate. En lo sustantivo, se le está exigiendo al igualitarismo
mostrar por qué la desigualdad distributiva es un problema, y la distinción
intrínseco/no intrínseco es decisiva. Muchos defensores del igualitarismo, que
asumieron el desafío, implícitamente consideraron que apelar a la justicia o
algún otro valor moral abstracto era simplemente una estrategia evasiva, que
reproducía el problema en otro nivel. Esto dio origen a formas de justificación
del igualitarismo que no eran instrumentales pero al mismo tiempo no eran
intrínsecas, es decir, postulaban valores a los que la igualación era funcional,
pero los identificaban como valores propiamente igualitarios. Una de las más
célebres contribuciones en esta línea identifica como razones para objetar la
desigualdad económica: (i) la estructura de castas a la que puede dar origen;
(ii) el poder de control que puede otorgar a los que están mejor situados y la
posición de sometimiento en la que pueden quedar los peor situados; y (iii) el
riesgo de afectar la justicia procedimental de ciertas instituciones, tanto socia-
les como políticas.57
Prioritarismo
La función que cumple la distinción entre igualitarismo télico y deóntico en la
contribución de Parfit es mostrar lo contraintuitivo del razonamiento igualita-
rista, una vez que se intenta abandonar la versión télica (radical) enfrentando
56
Moss, J. “Egalitarianism and the Value of Equality”, en Journal of Ethics & Social
Philosophy. Discussion Note (2009), pp. 1-3.
57
Scanlon, T. M. “When Does Equality Matter?” (manuscrito inédito, disponible
en: http://web.law. columbia.edu/sites/default/files/microsites/law-theory-workshop/files/
scanlonpaper.pdf ). El desarrollo más célebre de estos fundamentos en el ejercicio de una
defensa no intrínseca y a la vez no instrumental de igualitarismo se encuentra en O’Neill,
M. “What Should Egalitarians Believe?”, en 36 Philosophy and Public Affairs (2008). Véase
la versión en castellano en este volumen.
36 igualitarismo: una discusión necesaria
Suficientarismo
Mucho antes de la objeción de Parfit, el igualitarismo distributivo había ya
estado bajo ataque desde otra perspectiva, cuyo resultado fue otro principio
alternativo, que en ciertos aspectos es similar al prioritarismo. El autor de esta
crítica es Harry Frankfurt; su primera formulación data de 1987,58 es decir,
cuando ya varias versiones del debate sobre la métrica de la igualdad circu-
laban en el foro académico. La tesis de esta primera contribución es simple:
58
Frankfurt, H. “Equality as a Moral Ideal”, en 98 Ethics (1987).
Introducción 37
59
Id., p. 23.
60
Id., p. 32.
61
Frankfurt, H. “Equality and Respect”, en 64 Social Research (1997), p. 3. Ambos tra-
bajos han sido reimpresos en On Inequality (New Jersey: Princeton University Press, 2015).
38 igualitarismo: una discusión necesaria
62
Véase Crisp, R. “Equality, Priority, and Compassion”, en 113 Ethics (2003), sin per-
juicio de que, en rigor, es una propuesta que combina el estándar de prioridad con el de su-
ficiencia. Sobre esto véase Casal, P. “Why Sufficiency Is Not Enough”, en 117 Ethics (2007).
63
Frankfurt, H. “The Moral Irrelevance of Equality”, en 14 Public Affairs Quarterly
(2000).
64
El concepto es usado en Casal, P. “Why Sufficiency Is Not Enough”. Véase la versión
en castellano en este volumen.
65
Tan, C-K. Justice, Institutions, and Luck (Oxford: Oxford University Press, 2012),
p.6.
66
Id., p. 11.
Introducción 39
67
Id., pp. 8 y ss.
68
Id., p. 1.
69
La distinción es de Murphy, L. “Institutions and the Demands of Justice”, en 27
Philosophy and Public Affairs (1999).
70
Véase la sección quinta de este volumen, sobre igualdad global.
40 igualitarismo: una discusión necesaria
Bibliografía