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atención a cómo y a partir de qué se produce. No sólo debemos, transformar las virtudes en ciencias elimina la parte irracional
pues, investigar para saber qué es, sino también indagar a partir del alma y al hacerlo elimina la pasión y el carácter. Por ello no
de qué surge. En efecto, queremos conocerla y ser al tiempo acertó en su tratamiento de las virtudes. Tras esto Platón atinó
nosotros mismos virtuosos, pero esto no lo lograremos si no al dividir el alma en una parte racional y otra irracional y resti­
sabemos cómo surge y a partir de qué. tuirle a cada una las virtudes correspondientes. Hasta ahí, bien,
Por consiguiente, es preciso saber qué es la virtud (pues sin pero a partir de ahí se equivocó, pues mezcló y asoció la virtud
conocer qué es, no será fácil saber a partir de qué y cómo se al estudio del bien, sin razón, ya que no hacía al caso: efectiva­
origina, como tampoco lo es en las ciencias productivas3), pero mente, si se habla sobre el ser y la verdad no se puede reflexio­
no hay que pasar por alto la opinión de los que anteriormente se nar sobre la virtud, ya que nada tienen en común una cosa y la
han referido a estos asuntos. El primero que acometió el trata­ otra5.
miento de la virtud fue Pitágoras, aunque no con acierto, ya que Éste fue el modo como estos autores trataron el asunto. Tras
al relacionar las virtudes con los números elaboró una teoría ello es preciso examinar qué tenemos nosotros que decir sobre
que no era pertinente a las virtudes. Y es que la justicia no es un estas cuestiones. En primer lugar hay que saber que toda cien­
número elevado al cuadrado4. A él le sucedió Sócrates, que cia productiva y toda facultad tiene un fin, y que éste es bueno.
abordó estas cuestiones mejor y más extensamente, aunque Pues no existe ninguna ciencia productiva ni facultad que per­
tampoco él acertó. En efecto, lo que hacía era convertir las vir­ siga un fin malo. Así, si en todas las facultades el fin es bueno,
tudes en ciencias, pero es imposible que sea así, ya que todas es evidente que la facultad mejor tendrá un fin mejor. Siendo, ns 2 b
las ciencias participan de la razón, y la razón reside en la parte por tanto, la política la facultad mejor, su fin será el bien supre­
intelectual del alma. De este modo, según él todas las virtudes mo6. Así pues, parece que habremos de referirnos al bien, pero
se generan en la parte racional del alma, y así resulta que al no al bien en general, sino al nuestro en particular. Pues no se
trata del bien de los dioses, siendo, en lo referente a éste último,
' El término epistémé se emplea a menudo en este tratado para designar, no otro el modo de razonar y diferente también la indagación. Por
las ciencias en general, sino aquellos saberes que tienen un fin externo a ellos tanto, debemos referirnos al bien político.
mismos, como la medicina la salud o la arquitectura la casa. Epistémé quiere Pero de nuevo tenemos que hacer otra precisión. ¿En qué
decir aquí, por tanto, lo mismo que poiétilcé epistémé en Ética endemia 1216b
sentido hablaremos del bien? Porque no es un término unívo­
15; de ahí nuestra traducción. El sentido del pasaje es, por lo demás, claro: sólo
quien sabe qué es la salud, sabrá como producirla en el enfermo. co7. Pues «bien» significa o bien lo mejor en cada uno de los
4 Según A ristóteles (cf. Metafísica 985b 23-986a 3; 1078b 17-25) la es­
cuela pitagórica sostenía que en la base de todas las cosas había relaciones 5 Las expresiones «estudio del Bien» y «estudio del ser y la verdad» son
numéricas. En el tratado aristotélico perdido Sobre los pitagóricos (Fragm. equivalentes y se refieren a la metafísica platónica, la cual será criticada en
203 R ose), al que todavía tuvo acceso A lejandro de A frodisias (Comentario a seguida por Aristóteles. La primera expresión remite a La república VI-VII (a
la Metafísica 38, 13), se explicaba que, siendo la reciprocidad y la igualdad lo partir de 505a); la segunda puede ser un eco de Fedón 99e 6.
más característico de la justicia, los pitagóricos dieron en pensar que la justicia 6 Seguimos aquí el texto propuesto por Bonitz (tó aristón) agathón, en
consistía en «lo mismo por lo mismo», es decir, en un número multiplicado por lugar de tagathón. Susemihl se limita a señalar la existencia de una laguna.
sí mismo. 7 Como se comprobará en seguida, Aristóteles no se refiere aquí a la equi-

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