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lo, pero es difícil encontrar además su punto central, del mismo enfermos o tenemos un aspecto descuidado nadie nos reprueba?
i i«7a modo es fácil encolerizarse, y también lo contrario a esto, pero Pero esto no es verdad: reprobamos también a tales hombres
quedarse en el justo medio es difícil. Y en general, en cada una cuando los consideramos responsables de enfermar o de tener en
de las pasiones se puede ver que lo que rodea al punto medio es mal estado su cuerpo, en la idea de que aquí hay un acto volunta­
fácil, pero el punto medio, que es por el que se nos felicita, es rio. Así pues, parece que la voluntariedad se da en el ser virtuo­
difícil. Por ello, el ser hombre de bien es raro. so y en el ser vicioso.
Como ya se ha hablado sobre la virtud (***)2\ lo siguiente Pero todavía se puede ver de forma más clara por lo que si- 10
que hay que examinar es si se puede adquirir, o si —como Só­ gue: toda naturaleza, en efecto, es capaz de generar un ser tal
crates afirmaba— no depende de nosotros el ser hombres de cual es ella, como ocurre con las plantas y los animales, ya que
bien o malvados. Pues —arguye éste— si a alguien se le pre­ ambos son capaces de procrear. Ahora bien, los seres son pro­
guntase qué preferiría, si ser justo o injusto, nadie escogería la creadores partiendo de sus primeros principios: por ejemplo, el
injusticia. Y lo mismo cabe decir de la valentía y la cobardía y árbol de la semilla, ya que ésta es una suerte de principio. Lo
de las restantes virtudes. Luego está claro que si algunos son que sigue a los principios se comporta así: según sean los prin­
malos no lo serán voluntariamente, de manera que está claro cipios, así también será lo que surge de ellos. Esto se puede
que tampoco los virtuosos lo serán por voluntad propia. Sin entender más claramente con ejemplos tomados de la geome­
embargo, este argumento no es válido. Pues ¿por qué el legisla­ tría. Pues también aquí, cuando se asumen algunos principios,
dor no permite hacer cosas malas y en cambio prescribe las nobles según sean los principios, así también será lo que se derive de
y virtuosas, e impone una multa si se cometen malas acciones o ellos. Por ejemplo, si los tres ángulos del triángulo son iguales
si no se llevan a cabo las buenas? Ciertamente sería absurdo que a dos ángulos rectos, los cuatro del cuadrilátero serán iguales a
legislase sobre asuntos que no está en nuestras manos llevar a cuatro, y según se modifique el triángulo, así también se modi- i ix7h
cabo. Sin embargo, tal como parece, sí que está en nuestras ficará el cuadrilátero (pues hay reciprocidad); y si el cuadriláte­
manos el ser hombres de bien o malvados. Y además dan fe de ro no tiene los ángulos iguales a cuatro ángulos rectos, tampoco
ello los elogios y las reprobaciones que se hacen. Efectivamen­ el triángulo tendrá sus ángulos iguales a dos ángulos rectos.
te, el elogio se refiere a la virtud, mientras que la reprobación Así pues, parecidamente a estos casos sucede con el hom- 11
corresponde al vicio. Ahora bien, elogio y reprobación no se bre. Puesto que el hombre es capaz de generar otro ser, será
refieren a actos que no sean voluntarios. De manera que es evi­ también, a partir de ciertos principios, generador de las accio­
dente que está en nuestras manos tanto llevar a cabo acciones nes que realiza. ¿Cómo podría ser de otro modo? De hecho, de
virtuosas como viciosas. ningún ser inanimado decimos que realice acciones, ni tampoco
Proponían también la siguiente comparación para demostrar de ninguno de los otros seres animados, excepto del hombre.
que no son voluntarias. ¿Por qué —decían— cuando estamos Así pues, es evidente que el hombre es generador de sus accio­
nes. Y puesto que vemos que las acciones cambian, que nunca
La mayor parte de los editores creen que hay aquí una laguna. Dirlmeier hacemos las mismas y que las acciones son generadas por cier­
discrepa de este parecer. tos principios, es evidente que, ya que las acciones cambian,

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